Revista Aladar n 176

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Sábado, 12 de mayo de 2017 Nº 176 @aladar_cultura

Spain, twelve points? El Festival de Eurovisión levanta pasiones en direcciones distintas y, muchas veces, contrapuestas. Aunque lo cierto es que familias enteras se sentarán frente al televisor para comprobar si nuestros representantes triunfan o no

Crónica del musical de ‘La familia Addams’

Ana María Cano Mallén, musa sevillana


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El Correo de Andalucía Sábado, 12 de mayo de 2018

Música Eurovisión, para muchos, no es un festival de música friki politizado y amañado, sino una pasión solo comparable con el sentimiento de algunos por una final de la Champions League de fútbol. Una pasión con la que en lugar de seguir partido a

Eurofanes en acción. / El Correo

Eurovisión: ‘All Aboard!’ Alexis Espinosa {Hace años este festival de música reunía a las familias delante del televisor para ver qué diferentes folclores había alrededor de Europa, pero hoy en día, es mucho más que eso: organizaciones oficiales, grupos en redes sociales, casas de apuestas, webs especializadas, blogs… y el alma del festival, los Eurofanes. Seguidores acérrimos que sufren cada derrota de España renovando, cada año, su ilusión por repetir esa victoria de hace, justo ahora, 50 años del La, la, la de Massiel. Cada cierto tiempo, en España vivimos, cual Rise like a Phoenix de Conchita Wurst, un efecto fan como el que vivimos con Rosa López en 2002. Este año el fenómeno se debe a la participación de Alfred y Amaia (Almaia), concursantes de Operación Triunfo 2017 que representarán a nuestro país en Lisboa, en la 63 edición del concurso musical. Y es que ya sea por el carisma de ambos o por lo real de su historia de amor nacida dentro de la academia, este año se ha convertido en todo un acontecimiento seguir el Festival. No se si fue ese Lady, Lady del grupo Bravo en el año en que nací o la israelí Dana International con su Diva en el 98, lo que me convirtió en eurofán; pero hay algo que sí sé, seguir Eurovisión me emociona, divierte y excita a partes iguales. En algún momento, viendo el festival desde casa, te imaginas ondeando una de esas famosas banderitas que

se agitan entre el público y surge una pregunta: ¿Cómo se puede ir a ver en directo este festival? Pues la respuesta es fácil: camina por tortuosos caminos, sube las tres montañas más altas, surca los siete mares, da tres vueltas al mundo a la pata coja y si todavía no se han agotado las entradas, es tan sencillo como darle al click de pagar aquí. Pero no es la única forma de conseguirlas, existen organizaciones como es el caso de OGAE, que es la organización de seguidores oficial del festival. Allí te guían para convertirte en un verdadero eurofán, y poder conseguir un pack de entradas de manera algo más fácil, aunque lamentablemente no siempre hay para todos los miembros, ya que somos muchos más de los que a simple vista parece. A partir de septiembre del año anterior a la celebración del concurso en el mes de mayo, los eurofanes empezamos a enterarnos de qué método seguirán los países para la selección de canción y artista que les representará. Comienza una carrera de fondo en la que disfrutamos y sufrimos a partes iguales, esperando como agua de mayo, dicho que viene perfecto para esta ocasión, cada información que nos llegue, ya sea la ciudad donde será finalmente la sede, el diseño del escenario, o lo más importante claro, las canciones. Este año son 43 las canciones que optan al micrófono de cristal, pero para nosotros son 43 emocio-

nes por vivir en una semana llena de sentimientos, nervios e incertidumbre. Para un eurofán, no solo importa que gane nuestro país (algo que espero vivir algún día) importa compartir ese fanatismo, esa manera de disfrutar de algo tan sano como es la música y la cultura, y darle sentido al lema que cada año propone el Festival. Este un All Aboard! (¡Todos a bordo!) que representa la diversidad, el respeto y la tolerancia, tan necesario hoy en día. La forma en la que se vive el festival actualmente es realmente diferente y es que mucho influye la accesibilidad a la información por redes sociales o webs dedicadas exclusivamente al festival, como www.vivaeurovision.com. Décadas atrás, solo escuchábamos las canciones y veíamos su interpretación una sola vez, pero actualmente el seguimiento desde las preselecciones de algunos países, algunas realmente increíbles como es cada año el Melodifestivalen sueco, la publicación de los temas a competir con meses de antelación, los ensayos, las semifinales, y la gran final, nos permite disfrutarlo de otro modo, uno más intenso y emocionante. Sobra decir que lo más importante en este concurso es la música, pero se ha convertido en algo más que en eso, ahora es un espectáculo televisivo, uno que cada año cobra mayor importancia. No esperamos solo la canción, también que puesta en escena llevará cada país o que in-

terpretación nos emocionará más, quien utilizará más fuegos artificiales o quien nos deleitara con una balada intimista como la del último ganador, Salvador Sobral y su Amar pelos dois, dejándonos a todos entre sobrecogidos y enamorados, dándole la vuelta a todo. Durante la semana de celebración del Festival, mi nombre para mis amigos y familiares no es el que me pusieron al nacer si no, Friki. Y tengo que contestar cada año a las mismas preguntas o corregir algunas afirmaciones. «Todo es política», obvio que influye, pero en su justa medida, siempre digo que influye más el gusto geográfico, y es que seguramente a un español nos gustará más un fado portugués, una balada francesa o un carismático tema italiano; y a un sueco, probablemente, un temazo novedoso de cualquiera de sus vecinos nórdicos. Por eso votamos a los vecinos. O soportar que la gente se haya quedado anclada en la actuación de Rodolfo Chikilicuatre, afirmando que solo llevamos actuaciones de ese tipo. En ese instante solo me sale pedirles su smartphone y escribir en su buscador de internet: Pastora Soler Eurovisión. Nada me divierte más que disfrutar de lo que llamamos Eurodrama, (me encantaría que la RAE lo incluyera en algún momento) y es que los eurofanes somos muy apasionados y lo vivimos todo de manera intensa y cada año se presentan situaciones que nos conducen a un esta-


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Música partido, se sigue preselección a preselección de los diferentes países que compiten. Un festival de canciones que no de cantantes que siguen millones de personas desde hace muchos años Alfred y Amaia serán los representantes españoles en esta edición del Festival de Eurovisión 2018.

Imagen casi mítica para los eurofanes españoles. / El Correo

do de catarsis eurovisiva y provoca eso mismo, un eurodrama. Ya sea que no nos gustan los zapatos del representante de Israel, que el favorito del año se quede afónico dos días antes o un presunto tongo de los buenos en la selección del representante de tu país. Solo queda prepararse, meter en la maleta la camiseta customizada, este año toca la foto de Massiel, la pintura con los colores de tu país, banderas, zapatos cómodos, mucha ropa y las entradas (aquellos que las tengan), porque no es necesario estar dentro del estadio para

Massiel interpretando el tema que le haría ganar el Festival de Eurovisión. / El Correo

disfrutar Eurovisión ya que la ciudad en la que se celebre se encarga de que disfrutemos todos en diferentes recintos como el Eurovillage o el Eurocafé. Cierro los ojos y ya me imagino ataviado con las banderas de mis favoritos, disfrutando con aquellos que conocí en ediciones anteriores y esperando encontrarme con los nuevos. Este año me toca pasear por el backstage y descubrir cómo se vive desde atrás antes de disfrutar del último ensayo general en primera fila y salir corriendo para la Plaça do Comerço de la capital lusa para

coger buen sitio delante de las pantallas gigantes donde horas más tarde viviremos entre nervios y emoción la Gran Final del Festival de Eurovisión y conoceremos si es nuestro país o algunos de los favoritos el que se alce con la victoria. Siempre nos decimos unos a otros que el puesto en el que se quede no es importante y en cierto modo es verdad, pero no creo que sea el único que desee tanto saber a que sabe ganar el festival. Que, como dicen, la esperanza es lo último que se pierde, y así debe ser, confiar en nuestros representantes, apoyarles

y mandarles toda la energía positiva y desearles sobretodo que se diviertan y queden satisfechos y orgullosos por habernos representado. Y si no ganamos, lo volveremos a intentar y nos servirá de excusa para conocer algún otro maravilloso lugar donde vivir esos eurodramas, esos nervios, esas emociones, porque si hay algo positivo al acabar el festival es que ya queda menos para el del año que viene. Cierro la maleta, cojo los billetes, las entradas y la acreditación de eurofan. Toca disfrutar. ~


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Atelier de músicas

Ópera. El Teatro Real acoge, a partir del 16 de mayo, siete funciones del único teatro musical de Bernd Alois Zimmermann, composición fundamental de la vanguardia del siglo XX que sube a escena con el firme deseo de estremecernos y emocionarnos

Apisonadora ‘Die Soldaten’

Ismael G. Cabral SEVILLA

{¿Qué ópera esperar de Bernd Alois Zimmermann (1918-1970) ¿Qué ópera aguardar de quien fue obligado a alistarse en el ejército con 21 años para participar en la Segunda Guerra Mundial? ¿Qué música pudo concebir quien regreso de la contienda con los pulmones llenos de plomo y la mente trastornada? ¿Qué ópera pudo componer quien cinco años después de su estreno acabaría suicidándose? Die Soldaten (Los Soldados) es la respuesta. La ópera más importante del siglo XX después de Wozzeck llega al fin a España con siete funciones que, entre el 16 de mayo y el 3 de junio, ofrecerá el madrileño Teatro Real en una producción, firmada por Calixto Bieito, y proveniente de la Komische Oper de Berlin y la Opernhaus de Zúrich. «¿Hay razones para esperar? No, solo la muerte». Así reza el epitafio de Zimmermann. Fue su último alarido. Atrás dejó una vida marcada por el dolor y por la opresión que el compositor volcó en un conciso legado de obras de profundo pesimismo y austeridad (Ekklesiastische Aktion, Photoptosis) y con una gema de feroz radicalidad, diferente a todo lo que los más implacables vanguardistas habían compuesto hasta la fecha, el abrasivo Réquiem por un joven poeta (1969). Pero Die Soldaten es otro mundo, en el que no existe resquicio para la belleza, solo para el

dibujo sonoro de un mundo destripado por la guerra y los totalitarismos. Escrita para 16 cantantes, diez actores, bailarines, coro, una orquesta con más de 100 músicos –que incluye banda de jazz y 13 percusionistas–, además de utilizar sillas y mesas como percusión, banda magnética, sonidos de guerra y proyecciones, no es de extrañar que la Ópera de Colonia (Alemania), de donde surgió el encargo de su composición, la juzgara irrepresentable. Un mazazo. Otro más para Zimmermann. Quien había ido demasiado lejos incluso en una época de aguerridos vanguardistas. El compositor, además de sus enormes demandas, buscó aniquilar el tiempo y la narratividad, negando las tres unidades dramáticas clásicas (acción, lugar y tiempo), proponiendo una simultaneidad de situaciones. Pero su momento ha llegado. O eso parece. En Colonia, allí donde acabaría estrenándose en medio de una enorme polémica y con la partitura reducida, hace semanas vio la luz una nueva producción de Los Soldados, confiada a La Fura dels Baus y cumpliendo escrupulosamente los deseos de Zimmermann de un teatro específico (redondo) para mostrarla. En el Real, con Pablo Heras-Casado en el foso, Bieito, en la dramaturgia, hace lo que mejor sabe hacer, sacudir al espectador con una brutalidad descarnada. Solo que aquí tiene carta blanca, la que le pro-

A la izquierda, imagen de la producción de Die Soldaten firmada por Calixto Bieito que podrá verse en el Teatro Real de Madrid. A la derecha, fotografía del compositor Bernd Alois Zimmermann, autor de la ópera. / El Correo

picia el autor de Ommia tempus habent, pero también la que alberga el propio relato homónimo de Jakob Lenz (1751-1792). Nos habla acerca de la degradación de una mujer, Marie, en manos de soldados; un descenso abismal en la escala social, desde su frívola inocencia cuando es novia de Stolzius, hasta convertirse en una prostituta vejada por los militares y, finalmente, en una mendiga que ni su propio padre logrará reconocer al verla. «¿Cuáles son las exigencias de una ópera moderna? Ópera significa teatro total, ese el camino para afrontar hoy la ópera, para lo que se requiere una concentración de todos los medios dramáticos disponibles con el fin de lograr la comunicación en un espacio creado especialmente para tal fin. En otras palabras: arquitectura, escultura, pintura, teatro musical, teatro hablado, ballet, cine, micrófonos, magnetófonos y técnicas sonoras, televisión, música electrónica, música concreta, circo, el musical y todas las formas del movimiento teatral combinadas para articular el fenómeno de la ópera pluralística», así argumentó Zimmermann las razones formales para construir Die Soldaten. Y, en este afán de pluralismo, es donde el compositor va a asentar su insobornable personalidad, muy diferente de la de dogmáticos rupturistas que hicieron de la investigación la única razón de su quehacer sonoro. Como en tantos

otros creadores (Duchamp, Cage, Nono, Vostell...) el binomio arte y vida deviene en una conjugación fundamental. «El fin propuesto en esta ópera no es solamente mostrar el fin de la humanidad, entendida como piedad, la de Zimmermann es la ópera del Apocalipsis», consideró el director de orquesta Hans Zender, quien presentó la obra en Lyon en 1983. Y en su afán totalizador (no lejos, por cierto, de la Gesamtkunstwerk wagneriana, de la obra de arte total), el compositor utilizó todo lo que tenía a su alcance, desde luego que empleó la rigidez de las series dodecafónicas, pero también recurrió a corales de Bach, al jazz, al singspiel, al cabaret, a la electrónica; todo con la pulsión de aplastar a las voces –no por nada en la producción de Madrid veremos a la orquesta ubicada en un andamio sobre los intérpretes–. Los cantantes se expresan en un tono furibundamente crispado, allá donde el canto comienza a confundirse con el grito. Todo es excesivo en Die Soldaten, donde se aspira, como puede que en ninguna otra ópera, a superar los límites históricos del género; dilapidando ese burgués concepto de lo lírico como sinónimo de la belleza. En el conglomerado de Zimmermann ahogaremos nuestros oídos en un baño de realidad que nos vuelve a demostrar que la ópera es un artefacto que puede conectarnos con nuestros más terribles fantasmas. ~


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Literatura Vivir con independencia en un tiempo en el que las mujeres sufrían la mayor de las represiones era dificilísimo. Pero incluso entonces, algunas (pocas) mujeres lograron hacerse un importante hueco en un mundo que las desmerecía

ANA MARÍA CARO MALLÉN

La décima musa sevillana Anabel Rodríguez {La sevillana (o granadina según dónde se atienda) Ana María Caro Mallén y la madrileña María de Zallas fueron escritoras de éxito en el siglo XVII y su fama les sobrevivió durante cierto tiempo. En el caso de María de Zallas hasta que la Inquisición la consideró demasiado provocadora. Es posible que tuvieran razón los inquisidores, porque María defendió posturas feministas en un momento y lugar poco apropiado. Mientras que la mayor parte de las mujeres españolas eran obligadas a permanecer en sus casas iletradas, sometidas a padres, esposos, hermanos o hijos, mujeres como ellas decidieron poner de manifiesto lo injusto de esta situación. De Ana María Cano Mallén se dice que fue hija adoptiva de Gabriel Caro de Mallén y Ana María de Torres. En su partida de nacimiento indican que era esclava y es probable que sus progenitores fueran moriscos. Con este tipo de adopciones la Corona pretendía acabar con el problema social que suponían los mismos e incluirlos en la sociedad. La adopción se realizó cuando Ana tenía, al menos, diez años, pues se habla de ella como adulta y entonces la edad para ser juzgado como adulto era esa (sí, es una barbaridad como un templo). Poco se sabe de su vida, si se casó o no, si tuvo hijos… Pero parece poco probable que contrajese matrimonio pues se ganó la vida como escritora a nivel profesional, igual que María de Zayas. Y es que el matrimonio y los hijos complican la vida de cualquiera, pero de una mujer en el siglo XVII muchísimo más. En 1628 ya se tiene constancia de su actividad poética, pues participó con una Relación en las fiestas que se ofrecieron en Sevilla a los mártires de Japón. Estos fueron un grupo de jesuitas y cristianos que fueron crucificados en 1597 en Nagasaki. Esta ejecución se enmarcó dentro de la persecución del cristianismo promovida para evitar la influencia de las potencias extranjeras en ese país. En 1627 los mártires habían sido beatificados y las fiestas se sucedían con más o menos entusiasmo por toda la cristiandad. Es necesario explicar también que las relaciones eran poemas centrados en las celebraciones del momento (civiles o religiosas), una especie de crónica periodística en verso. Se pretendía narrar el esplendor de las fiestas del momento y estaban dirigidas a todos aquellos que supiesen leer (aunque no fueran muchos, estaríamos ante

Sevilla. / Litografía de Alfred Guesdon

Portada de ‘Valor, agravio y mujer’.

la literatura de masas del momento). Eran obras bien pagadas por los poderosos a los que les interesaba hacerse propaganda, pues en muchos casos eran los promotores de esas fiestas. Eran contratos muy solicitados por los escritores del momento, un excelente medio de ganarse la vida al que tenían acceso los más conocidos y cercanos al poder. ¿Cómo logró una mujer originariamente esclava y morisca hacerse que la contratasen? Supongo que con buen hacer, excelentes contactos y moviéndose entre la aristocracia y el clero con soltura. Tan buenos eran sus versos que, el propio valido del rey Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares, requirió su presencia en Madrid para que realizase una Relación sobre la inauguración del palacio del Buen Retiro, la coronación de Fernando III de Hungría como Rey de Romanos y la llegada a Madrid de la princesa de Carignano. A Ana Caro le abonaron la friolera de mil trescientos reales, una suma más que respetable en ese momento. Durante su estancia en Madrid conoció a la condesa de Paredes, que fue mecenas de mujeres literatas como Sor Juana Inés de la Cruz. También comenzó su amistad con María de Zayas, con la que se cree que convivió una temporada. Am-

bas dejaron constancia por escrito del aprecio que como escritoras se tenían. Ana María incluso llegó a componer una décima en honor a María Zayas. Al parecer la influencia de la madrileña, adalid de la lucha de la mujer por tener ciertas dosis de emancipación y autogobierno, se evidencia en la obra de Ana Caro y su obra de teatro Valor, Agravio y Mujer. En esa obra de teatro, enreda y traviste a la protagonista Leonor, que se convierte en Leonardo para salvaguardar su honor, ultrajado por

Don Juan (siempre Don Juan) que, con promesa de matrimonio por medio, yace con ella para luego abandonarla por una noble llamada Estela. Lo interesante en esta obra es que ella misma se defiende, busca la forma de defender su honra y no duda en vestirse de hombre o tratar de conquistar a la mujer por la que Don Juan la abandona y por supuesto, vengarse de este. Pero aún más, cuando se descubre el pastel, Estela (la otra enamorada) desprecia a Don Juan y ofrece a Leonor su amistad, en una muestra de inteligencia y solidaridad femenina que resulta llamativa en la época. Lamentablemente la autora buscaba el reconocimiento de las masas y optó por un final feliz en el que tanto Leonor como Estela contrajesen matrimonio. La primera lo hacía con el inconstante Don Juan y la segunda, con el hermano de Leonor (que había aparecido en la obra para salvaguardar también el honor de su hermana y convertirse en un personaje útil a la trama). Las mujeres de sus obras son inteligentes, activas y valientes. Toda una afrenta para la misoginia que campaba durante aquellos años, haciendo que la vida de muchas fuera un lugar de martirio, donde respirar con libertad resultaba misión imposible. El cabildo de la Catedral de Sevilla fue también uno de los grandes apoyos de Ana, le encargó autos y loas sacramentales que se representaban por la ciudad durante las fiestas religiosas, abonando por ellas sumas de dinero importantes. Ana Mallén gozó de reconocimiento por parte de algunos de sus colegas masculinos, como Juan de Matos Fragoso que, en su obra La Corsaria Catalana, se refiere a la pieza de teatro de la sevillana titulada El Conde Patinuplés como una de las más famosas del momento. Por su parte Luis Vélez de Guevara se refirió a ella como la «décima musa sevillana». Su obra abarca el teatro y la poesía. Sin embargo muy poca ha llegado hasta nuestros días y desde luego ha sido relegada de cualquier libro de texto (como tantas otras). Se desconoce la fecha exacta de su muerte, pero se cree que falleció durante una epidemia de peste que asoló Sevilla en 1646, su entierro fue uno de los más costosos de la época y da una idea de la fama que tenía. Todo un éxito para alguien que nació en la esclavitud y que, en principio, parecía no estar llamada a hacer grandes cosas y mucho menos a vivir de su ingenio y arte. ~


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Libros ilustrados. Más que palabras

Vivimos para las efemérides. Al ser humano parece ser que no le da tiempo de pensar en todo a la vez y se organiza por trozos. Ahora toca Murillo y mayo del 68, que no es mala combinación si uno tiene cuidado con lo que rompe. Las editoriales,

Quién se atreve a cruzar el puente Edmund Pettus César Rufino SEVILLA

{Las

revoluciones solo triunfan por escrito. Bueno, en realidad pueden hacerlo de muchas maneras: a gritos, a balazos, a golpes de estado, a manipulación pelada y mondada... y, en general, cuando exista la suficiente masa muscular para sustentar a una multitud desaprensiva. Pero en estos casos la victoria es solo una circunstancia temporal, un desvío provisional en el curso de la historia. Solo los libros, con su habilidad para hacer pensar contra uno mismo, pueden reunir el suficiente número de reservistas como para garantizar que aquellos arrebatos furibundos se disuelvan en la sabiduría de la historia, o bien que se hagan permanentes los cambios conseguidos por un mundo más justo, más pacífico, más comprensivo, menos egoísta y más gratificantemente diverso. Se cumplen cincuenta años de mayo del 68 y uno podría preguntarse qué ha quedado de aquella lucha desaforada que los franceses, esos genios de la literatura, hicieron pasar por poesía cuando ya no podían más. Qué quedó del sueño de Praga. Cuando uno mira hacia América y hace por imaginar aquellos años tremendos de la lucha de los negros por las libertades y los derechos civiles, ve las marchas con sus cánticos y se figura las antorchas nocturnas del Ku Klux Klan volando por el aire camino de algún cobertizo de Alabama. Pero sobre todo, ve palabras: «Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando». A Martin Luther King lo asesinaron en Memphis, Tennessee, el 4 de abril de 1968. Fue una de las víctimas más lloradas de aquella extravagante primavera del mundo. Hoy, su sueño es realidad. Y sus palabras alumbran el camino hacia una realidad mejor desde esa conciencia de uso común que son los libros. Así que cuando un amigo pregunta qué libro vendría bien para conmemorar 1968 y tener algo que decir cuando salga el tema en una sobremesa, la respuesta sería: cualquiera que te

‘March’ LA TERNURA DEL DOLOR

«La voz del congresista John Lewis ha sido una de las más rotundas a la hora de apelar a la moral en la lucha por la igualdad durante más de cincuenta años, y me alegra que comparta sus recuerdos del movimiento por los derechos civiles con los líderes jóvenes de América. En March está haciendo que una nueva generación entera cruce con él el puente Edmund Pettus, de un pasado de puños cerrados a un futuro de manos extendidas». Esto lo dijo el que fuera presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, a colación de este libro que va desde lo mínimo hasta lo máximo, de la ternura al dolor y viceversa, del sueño al despertar... y vuelta a empezar. Virtudes y miserias humanas están representadas con soltura y a mansalva en este cómic que, además de figurar entre los títulos más vendidos de su país y de haber obtenido diferentes reconocimientos, tiene dos premios especialmente reconfortantes: uno de ellos, el haber sido seleccionado por el Reader’s Digest como una de las novelas gráficas que todo adulto debería leer; el otro, el National Book Award a la mejor obra de literatura juvenil.

Cubierta del cómic ‘March’, publicado por Norma Editorial.

haga pensar. Cualquiera que se pase por la mesa de novedades de una librería verá que a las editoriales no les ha cogido por sorpresa la fecha, y que abundan las obras alusivas a ese año; en este periódico se han comentado días atrás un par de ellas muy interesantes (Fronteras de papel, de Patricia Badenes; y Las flores y los tanques, de Luis Zaragoza, ambas en Cátedra). Pero en estas páginas dedicadas a esa inmensa familia de los libros ilustrados, hay que hacer parada en uno de Norma Editorial en el que no solo las palabras afianzan las ideas, sino también las imágenes. Es un comic de grosor enciclopédico que no se puede llamar novela gráfica; si acaso, ensayo gráfico. Porque lo que cuenta es historia. Se titula March. Comienza con un piadoso chiquillo negrito que leía la Biblia a las gallinas de su granja, esas que luego era incapaz de comerse. Y acaba con lo que cada uno de sus lectores sea capaz de hacer por acabar con la discriminación. Pasando por Obama, claro. Y por la providencial ley de 1965 que estableció el derecho al voto de la población negra. March cuenta todo este tránsito a través de la vida de John Lewis, uno de los grandes activistas del movimiento por los derechos civiles, presidente del Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC) entre 1963 y 1966, y hoy congresista por el distrito de Georgia. El propio Lewis figura entre los autores del voluminoso libro, a cargo de un guion en el que ha trabajado junto a un paisano de King, Andrew Ayden, que es su asesor político en el Congreso y su anterior director de comunicación. La estructura en forma de tebeo se la ha dado Nate Powell, un experto en estos temas natural de Little Rock, Arkansas. Los tres aparecen juntos en una foto al final del libro, posando sonrientes bajo el rótulo de un puente que a muchos no dirá nada y que a otros les pondrá la piel de gallina a la que nunca le hayan leído la Biblia: Edmund Pettus. Se cuenta en el propio libro: «El 7 de marzo de 1965, junto con Hosea

Enfrentamiento del puente Edmund Pettus, en el libro.


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que están a la que salta, no pierden ocasión de apoyar un cincuentenario o lo que sea con diez o doce libros alusivos al hecho que se conmemora. ‘March’ es uno de ellos. Porque la lucha por los derechos civiles en EEUU también es, en parte, 68 lecturas recomendadas ARTE. La vida nocturna de los árboles Bhajju Shyam, Durga Bai y Ram Singh Urveti / Kalandraka

A veces a la belleza le gusta eso de irse por las ramas C.R. {Es curioso: cuanto más firmemente apoyados tenemos los pies en la ciencia, con mayor intensidad buscamos nuestras raíces más profundas en los mitos; cuanto más confiamos en lo que sabemos, con más ansia nos consolamos en lo que creemos. Y así todo. El péndulo que nos lleva y nos trae de un extremo al otro de nuestra ignorancia nos ofrece, a veces, vistas tan hermosas del mundo como la que publica Kalandraka con las firmas de Bhajju Shyam, Durga Bai y Ram Singh Urveti. Estos son los nombres de tres pintores contemporáneos de la tribu Gond, en la India. La tradición en ellos es tan importante como los tubos de óleo. Y ahora aparecen reunidos en torno a un tema común que da título a esta obra, La vida nocturna de los árboles. Los textos han sido adaptados desde la narración oral hindú por Gita Wolf y Sirish Rao. Letras e ilustraciones repasan leyendas, costumbres, relatos; se habla de los espíritus sagrados que pueblan los árboles, de esos troncos recios que crecen tan íntimamente juntos que reciben el nombre de árbol del abrazo eterno, de la madera protectora, de la casa de los gusanos de seda, de ese ejemplar casi milagroso y curativo que tiene sus hojas como cabezas de serpiente. Intentar introducir más belleza en las páginas de un libro viene a ser como meter un tráiler en el Puente del Centenario un lunes a las ocho de la mañana. Al final se consigue, claro, pero son ganas de morir de un infarto. ~

INFANTIL. El cielo imaginado Pablo Alonso Mastro y Ana Suárez / A Buen Paso

Cosas que puede hacer la fantasía al mirar las estrellas

Williams, otro dirigente destacado del movimiento, [Lewis] condujo a más de seiscientos manifestantes pacíficos hasta el puente Edmund Pettus de Selma, Alabama. Su intención era marchar desde Selma a Montgomery para denunciar la falta de derechos electorales en el estado. La policía estatal de Alabama cargó contra los manifestantes, dando pie a una brutal confrontación que pasaría a conocerse como el Domingo Sangriento. Las retransmisiones y las fotografías que dieron fe de la absurda crueldad del Sur segregacionista contribuyeron a que se aprobara la ley de Derecho al Voto de 1965». Habría bastante cursilería en decir que todavía hay muchos puentes Edmund Pettus que cruzar en esta vida, rebosante de tareas pendientes; pues aún más melancolía

El cómic es obra de Nate Powell, entre cuyos trabajos más destacados se encuentran ‘Trágame entera’ (premios Eisner e Ignatz), ‘El silencio de nuestros amigos’ y ‘Sound of Your Name’.

habría en suponer que no todo el mundo estaría dispuesto a atravesarlos. Al menos, en los libros, los de siempre lo hacen una y otra vez, ante cada uno de los lectores que osan aunque sea asomarse a esa ventana de la historia, perpetrando así su propia revolución privada. Vuelve a ser mayo, pero hoy el mundo es más feliz que en 1968. Este libro, March, ha sido número uno en las listas de ventas de The New York Times y de The Washington Post. Hoy, John Lewis vuelve a encabezar una de sus marchas en la Revolución de las Estanterías. ~

Los crueles enfrentamientos del llamado ‘Domingo Sangriento’ aceleraron la ley de Derecho al Voto en Estados Unidos

C.R. {Todo el mundo sabe lo que son las estrellas: inmensas bolas de fuego que ya no están donde las vemos, y que revelan la desconsoladora magnitud del universo y del capital ilimitado de su soledad. Pero entre ellas y nosotros, entre lo inmenso y lo mínimo, entre lo que no tiene remedio y lo que es capaz de imaginarlo todo, se encuentra un mundo no menos extenso y mucho más confortable que es la fantasía. Quienes lean El cielo imaginado, editado por A Buen Paso, podrán disfrutar de ambos espectáculos: el de las cosas como son y el de las cosas como uno se las figura. Ambas tienen sus respectivos misterios, sus luces deslumbrantes, sus certezas, sus miedos, sus decepciones, sus mundos por descubrir y sus esperanzas infundadas. Está en él el firmamento azaroso de los mitos griegos, con su Orión, sus Pléyades y sus osas haciéndose la vida imposible unos a otros. Está el de los esquimales, con esas lucecitas que eran ventanitas en el descomunal iglú del cielo nocturno. Y anda por ahí también ese reflejo de la vida que, para los incas, mostraban los astros. Y así, pueblo tras pueblo, milenio tras milenio, resulta que las verdaderas estrellas son los ojos. «Todo depende de cómo sea tu cielo imaginado», dice el libro. A los niños y a los menos niños les conviene tenerlo muy claro. ~


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Entrevista

Los diarios de Alejandra Pizarnik son altamente envolventes. Te envuelve su obsesión por la escritura, sus observaciones casi narcisistas donde acabas fascinada por su capacidad autodestructiva y de donde sale airosa a fuerza de forzar la

Alejandra Pizarnik.

Cartografía de un paisaje mental y de la metáfora Concha García {Han transcurrido doce años desde la publicación de la obra diarística de Alejandra Pizarnik, de cuya selección se hizo cargo la escritora y

traductora Ana Becciu. La reedición de los mismos amplía sus páginas al doble (503 en la edición de 2003, 1093 en la de 2017). Ana Becciu nos habla de los pormenores que lleva-

ron a la reedición de estos diarios. Así mismo Lumen también ha reeditado la Prosa completa y la Poesía Completa de Alejandra Pizarnik en cuidadas ediciones a cargo de Ana

Becciu, en la editorial Lumen. El trabajo extenso de recopilación, lecturas, análisis de los diarios de Alejandra Pizarnik ¿han llevado a lograr un retrato más exacto de la


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Entrevista

escritura. La complejidad de la mente donde el amor por la muerte roza al yo y las otras de su escritura, una escritura unida muy de cerca con el cuerpo, por eso probablemente rezuma vida escritora con esta nueva edición ampliada? «Sí, puesto que se puede apreciar el desarrollo de su vocación, o deseo de ser una poeta desde los diecisiete años. La incorporación en forma de apéndices de las entradas reescritas por ella misma permite al lector comprender su forma de trabajar cada frase». La brevedad de tu prefacio y tus notas ¿es voluntaria? Una forma de no realizar intervenciones solo para dejar oír la voz de la poeta. «Mi prólogo a un libro de este género no debía ser extenso; su finalidad es explicar el trabajo que se ha llevado a cabo. Ten en cuenta que yo no soy una profesora ni llevo ropa de crítica literaria. Seguramente con el tiempo habrá una o varias ediciones críticas y en el medio académico no faltará quien teorice en un prólogo ad hoc». Cuando realizaste el estudio minucioso de sus diarios, ¿tuviste la sensación de que asumir el personaje podría haber cambiado tu concepción de la obra de Pizarnik? «No entiendo lo que quieres decir con «asumir el personaje». Si tomo tu expresión literalmente, yo no asumí ningún personaje, puesto que no es un personaje quien escribió estos diarios sino una persona, que fue poeta y escritora. Lo que ella escribe en esos cuadernos es una constante reflexión sobre su quehacer artístico. Si por «concepción de la obra de Pizarnik» te refieres a su significado y cualidades artísticas, diría que estos diarios permiten al lector de la poesía de Pizarnik acercarse a su mundo interior y empezar a entender un poco la génesis de su paisaje mental y sus metáforas». En sus diarios apenas hay referencia a su vida familiar, los lugares de la ciudad donde paseaba, son unos diarios más bien introspectivos, casi obsesivos. ¿Crees que ayudan a comprender mejor su poesía o sus diarios son otra parte de su obra? «Son, en efecto, parte de su obra literaria». ¿Cómo nació el proyecto de la recopilación, lo explicas en el prólogo, pero me gustaría que ampliaras tus conocimientos y amistad con Alejandra Pizarnik. «Alejandra había expresado claramente, en los últimos meses de su vida, el deseo de ver un día editados esos cuadernos. Incluso llegó a decir que Alberto Manguel y yo debíamos encargarnos de armar un libro que estuviera a la altura del trabajo que se había hecho con los diarios de Virginia Woolf. Entonces sólo se conocía la edición de Leonard Woolf. Yo no lo tomé en serio y me limité a decirle que con todo gusto Alberto y yo la ayudaríamos en la tarea, pero que debía ser ella quien lo hiciera, puesto que ya había empezado. Prueba de ello eran las publicaciones en algunas revistas de

fragmentos de sus cuadernos. Cuando murió, repentinamente y siendo tan joven, el objetivo fue que su obra publicada e inédita no cayera en el olvido. La editorial Sudamericana de entonces se comprometió en editarla. La madre de Alejandra, que era una mujer perfectamente consciente del talento de su hija, nos pidió a Olga Orozco y a mí que nos encargáramos de ordenar sus papeles. Allí surgió la idea de Olga de publicar el libro Textos de Sombra (en el que Alejandra estaba trabajando) póstumamente, además de La bucanera de Pernambuco, que ya había concluido. Había muchos poemas que nos parecieron terminados y listos para publicar, y también los incluimos. Pero se nos vino encima el golpe militar y Sudamericana no publicó el libro. Salió recién en 1982, una vez acabada la dictadura. Para entonces ya no se conse-

guían ejemplares de su obra; los estudiantes fotocopiaban lo que había. Yo llegué a Barcelona en 1976. Conversamos sobre esta cuestión con Ana María Moix. Decidió que teníamos que ir juntas a ver a Esther Tusquets, a Lumen, a proponerle la edición de los libros de Pizarnik. Pero no nos hizo caso, le pareció arriesgado apostar por una escritora que ella no conocía, que habíamos leído sólo nosotras y pocas personas más en España, y que la Argentina estaba lejos y en sombras y no estaba segura ella de poder vender. Tuvieron que pasar 23 años para que Esther se decidiera. Aurora Ber-

Portada de ‘Diarios’. / El Correo

Cuando murió, el objetivo fue que su obra publicada e inédita no cayera en el olvido

nárdez, quien custodiaba en su casa los cuadernos de Alejandra, aceptó la idea de que ya era hora de publicar su obra en condiciones. Nos expuso, con justa razón, que la mejor forma de que un editor se atreviera a editar su poesía era ofrecerle además los diarios. Entonces, cuando habló con Esther, le ofreció los diarios, pero le exigió que primero editara su obra, poesía y prosa, puesto que, adujo Aurora, los lectores que no hubieran leído su poesía no entenderían sus diarios. Por este motivo su obra completa fue editada en España y no en Argentina. En esa época la obra de Pizarnik aún no atraía al mundo editorial argentino, el cual, por otra parte, estaba muy de capa caída, después de haber sido arrasado por la dictadura militar». ¿Consideras, en general, que los diarios son fundamentales en la obra de una poeta? ¿O es una obra menor o un compendio de sus reflexiones que nos ayudan a comprender su obra? «Son fundamentales». ¿La fragmentación de sus diarios, publicados por ella misma en algunas publicaciones, mostraban una clara intención de elaborar un diario de escritora? «Sí, por lo que te he contado antes». ¿Ha cambiado tu lectura de la poesía de Alejandra Pizarnik a partir del estudio de sus diarios? «No. Se ha profundizado». ¿Con esta edición de 2016 reeditada en 2017 de momento concluyes? Tú misma dices que hay cuestiones personales que no os parece pertinente que sean publicadas, tanto a ti como a su familia, en concreto a su hermana. «Insisto. Seguramente en el futuro se harán ediciones de carácter crítico, eruditas. En cuanto a las «cuestiones personales», en todos los cuadernos se mencionan «cuestiones personales», y la presente edición tiene, creo, unas mil páginas de cuestiones personales. Si te refieres a las intimidades de terceras personas, la cuestión para mí es clara: son esas terceras personas quienes deben autorizarlo. En cuanto a su familia, al tratarse de diarios personales, no considerados stricto sensu, obra de creación artística o ficción, la familia tiene derecho legal a oponerse a que se publique esto o aquello. Si depositaron el material en la Universidad de Princeton, reconocida por su idoneidad para la conservación de manuscritos, fue precisamente para conservarlos, que no se perdieran o dispersaran y que los investigadores pudieran ocuparse de estudiar y ampliar los conocimientos sobre su obra. Hace poco el investigador argentino Patricio Ferrari, especialista en Pessoa, detectó unos poemas escritos originalmente en francés y que revela un aspecto poco conocido de la autora. Se publicarán en breve». ~


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Teatro

Tras el incontestable éxito de ‘Dirty Dancing’, la productora Letsgo trae a Sevilla una nueva propuesta musical. Esta vez basada en la serie de televisión ‘La Familia Addams’, título muy popular en la década de los sesenta que dio el Antonio Puente Mayor {Charles Samuel Addams, nacido en Nueva Jersey un 7 de enero de 1912, fue uno de los caricaturistas más reputados de los Estados Unidos, aunque sus inicios no fueron precisamente ortodoxos. De hecho, antes de comercializar su primera historieta, el dibujante trabajó para una publicación titulada True Detective haciendo retoques fotográficos ¡de cadáveres! Más tarde, Addams contribuiría al éxito del semanario The New Yorker, cuya vocación humorística y apuesta por la calidad gráfica crearía escuela. Allí daría rienda suelta a su creatividad realizando innumerables viñetas one-liner, con un estilo macabro inconfundible. Desde 1933 a 1988, año en que falleció, el norteamericano realizó más de mil trescientas ilustraciones, además de portadas de libros, calendarios y hasta carteles de cine –el de la cinta Un cadáver a los postres lleva su firma–. Sin embargo, Charles Addams siempre será recordado por dar vida a la familia más siniestra y divertida de la televisión. Un producto que, tras ver la luz en las páginas del The New Yorker en 1938 –el célebre escritor de ciencia ficción Ray Bradbury colaboró en su creación–, inspiraría una exitosa serie en los años sesenta. Como curiosidad, La Familia Addams incorporaba detalles extraídos de la propia biografía del artista, como el aspecto de su casa, una mansión victoriana de estilo neogótico que se inspiraba en dos de sus residencias de juventud. De esta pintoresca familia, el mítico Boris Karloff, quien inmortalizara en pantalla a la criatura de Frankenstein, afirmó en su día: «Espero que nadie me acuse de inmerecida vanidad si doy las gracias públicamente al señor Addams por haberme inmortalizado en el personaje del mayordomo».

Lo contrario al miedo a Scooby-Doo. Un paso intermedio hasta dar su definitivo salto al cine a inicios de los noventa. En esta ocasión, Raúl Juliá, Angelica Huston y Christopher Lloyd se pusieron en el pellejo de los protagonistas, destacando una jovencísima Christina Ricci en el papel de Miércoles.

De la televisión al cine The Addams Family surgió en 1964 tras el acuerdo adoptado entre el productor de la cadena de televisión ABC David Levy y Charles Addams, para dar vida a unos personajes que, hasta el momento, sólo se conocían por los dibujos. De hecho la primera tarea del ilustrador de Nueva Jersey fue ponerles nombre y aportar algunas características que permitiesen desarrollar los guiones. Se da la circunstancia de que ese mismo año una cadena de la competencia, la CBS, estrenó un producto similar llamado The Munsters –La Familia Monster en España–, y de que ambos se mantuvieron en antena hasta 1966. A diferencia de la familia creada por Addams, cuyos integrantes eran seres siniestros, aunque de carne y hueso, los Monsters incorporaban personajes clásicos de la literatura de terror, como Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo.

Made in Broadway

Hasta 64 episodios de veinticinco minutos se llegaron a emitir durante esos veinticuatro meses, siendo interpretados sus personajes por actores como Carolyn Jones en el papel de Morticia –anteriormente la actriz había sido vista en films del género terrorífico como La invasión de los ultracuerpos o Museo

de cera–, John Astin como Gómez o Jackie Coogan como el Tío Fétido –este último había debutado con Chaplin en la inolvidable El Chico–. Ya en 1972, los personajes regresaron a la pequeña pantalla como dibujos animados gracias a la productora Hanna Barbera, tras acompañar en sus primeras apariciones

Las situaciones cómicas y surrealistas se suceden a buen ritmo. / Fotografía cortesía de Letsgo

Este éxito internacional motivó dos secuelas, así como la idea de poner en marcha una comedia musical de Broadway. Un proyecto que se materializó en 2010 con canciones de Andrew Lippa y libreto de Marshall Brickman y Rick Elice. Tras su estreno en el teatro neoyorquino Lunt-Fontanne, el montaje inició una gira e incluso fue nominado a dos premios Tony. Esto motivó su adaptación al español, primero en Buenos Aires en 2013, y un año más tarde en Ciudad de México, hasta desembarcar en España en 2017. En esta ocasión, la producción corre a cargo de Letsgo, responsable de espectáculos como The Hole y Dirty Dancing. Con un elenco de veinte artistas, y con la dirección de Esteve Ferrer, este brillante espectáculo nos devuelve la esencia de la mítica familia norteamericana, pero con innumerables


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Teatro

salto al cine en 1991 con Raúl Juliá y Angelica Huston. Con unos estupendos Xavi Mira, Carmen Conesa y Lydia Fairén en los papeles protagonistas. En el Teatro Cartuja Center hasta el 20 de mayo El escenario se llena de buenos actores y actrices. / Fotografía cortesía de Letsgo

guiños al público español. Así, Gómez, Morticia, Fétido y el resto de integrantes del clan Addams tendrán que enfrentarse a una inesperada noticia: la pequeña Miércoles se ha hecho mayor y está enamorada de un chico ‘normal’ llamado Lucas... Un ambiente espectral A partir de esta sencilla premisa, un equilibrado reparto liderado por Xavi Mira y Carmen Conesa se encargarán de poner las cosas en su sitio, recibiendo en su mansión a la familia del susodicho y tratando de cumplir con el protocolo exigido por su hija. Como es de esperar, las situaciones cómicas y surrealistas comienzan a sucederse desde el momento en que Mal, Alice y Lucas ponen pie en la residencia de los Addams. A este respecto hay que decir que la escenografía y el vestuario cuasi cinematográficos de Felype de Lima contribuyen sobradamente al éxito del invento. Y es que este brasileño afincado en España y merecedor de un Premio MAX de las Artes Escénicas nos traslada al universo macabro de las tiras cómicas con una facilidad apabullante. No en vano, desde la propia entrada en el teatro el espectador se ve imbuido de la magia de su creación, pudiendo admirar el impresionante aparato que trasciende la caja escénica, así como las piezas creadas ex profeso para decorarlo. Esto es un ejército de es-

queletos humanos y animales que, junto a las lápidas y el ambiente propiamente espectral, hacen las delicias de niños y mayores, quienes no dudan en hacerse selfies junto a ellos. Dicha escenografía, ideada con talento, buen gusto y un enorme sentido práctico –a lo dicho hay que unir el característico suelo ajedrezado de la versión fílmica, así como cortinas y ventanales de inspiración gótica–, se complementa con la cuidada iluminación de Juanjo Llorens, otro creador multipremiado cuya labor no defrauda. Xavi y Carmen en el punto de mira Gran parte del éxito de esta nueva versión de La Familia Addams tiene que ver con la adaptación de las canciones, en este caso realizada por Silvia Montesinos, prestigiosa especialista en Teatro Musical y directora de escena, de cuyas manos surge un repertorio pegadizo y pleno de actualidad que, con dirección musical de Pedro Arriero, juega constantemente con el horizonte de expectativas del público, no faltando referencias a la política, la economía o el sexo. Es en este último apartado donde la comedia logra algunos de los mejores gags, siendo aplaudidos por gran parte del respetable adulto, e incomprendido –como es lógico– por el infantil. Como líder de este simpático vodevil figura un sensacional Xavi

Mira, actor valenciano que ha desarrollado una importante carrera a las órdenes de directores como Mario Gas, Cesc Gay o Martín Cuenca, y que hemos podido ver tanto en teatro como en cine y televisión. En él se resume a la perfección el objetivo de los productores de La Familia Addams: divertir emocionando. Y lo consigue gracias a su ramillete de recursos, su elegancia sobre el escenario, su poderosa voz y su rotundo carisma. Un compendio de virtudes ideales para interpretar al patriarca de origen latino Gómez, que se ven ampliadas ante la presencia de Carmen Conesa, su partenaire en la función. Esta actriz barcelonesa, que alcanzara el éxito en los noventa gracias a series como Las chicas de hoy en día, se revela como uno de los aciertos del musical, debido en gran parte a su presencia escénica y su vis cómica. Y aunque su inefable Morticia queda lejos de las versiones de Carolyn Jones y Angelica Huston –su rigidez y sex appeal nos recuerdan más bien a la Vampira de Maila Nurmi, inmortalizada por Tim Burton en la película Ed Wood–, no cabe duda de que su contribución representa uno de los pilares del espectáculo. No en vano, ha sido nominada a los Premios del Teatro Musical 2018, al igual que el resto de protagonistas –la propuesta de Letsgo suma 16 nominaciones–.

«El tiempo es un ladrón» Completando la labor de estos dos grandes profesionales, hemos de mencionar el aporte de Frank Capdet como un completísimo Fétido, de Malia Conde como ‘súper’ abuela, de Alejandro Mesa como entrañable Pugsley y de Javier Canales como el mayordomo Lurch –este último con sorpresa lírica–. Aunque si hay que destacar una interpretación esa es sin duda la de Lydia Fairén, actriz catalana afincada en Madrid que ya nos levantara de los asientos dando vida a Eponine en Los Miserables. Su estupenda Miércoles poco tiene que ver con la de Christina Ricci, pues destila la sobriedad del personaje original pero también el pulso feminista y verosímil que le otorga la revisión actual; junto a los hermosos soliloquios de Gómez, suyas son las escenas más emotivas del montaje, demostrando que la comedia musical, por heterodoxa que sea su génesis, puede convertirse en un vehículo infalible para narrar sentimientos y acariciar las fibras. El paso del tiempo, ese al que la abuela compara con un ladrón, ejerce de instrumento de reflexión, sobre todo en la segunda parte, logrando que los espectadores aparquen por un momento las risas y empaticen con el melodrama de los personajes. Y es que esta familia, aunque se apellide Addams, siente y sufre como cualquiera. Navarro, Etayo y Möller El solvente elenco protagonista obtiene su réplica en la familia Beineke, los inesperados visitantes de Ohio encarnados por el todoterreno Andrés Navarro –la transición de su personaje es encomiable–, el joven pamplonés Íñigo Etayo –su Lucas destila frescura e histrionismo– y la maravillosa Julia Möller, una de las mejores intérpretes de musicales de nuestro país. La antaño Christine de El Fantasma de la Ópera demuestra aquí sus dotes tragicómicas dando vida a Alice, un personaje que esconde más de lo que parece y que se revela como una de las joyas de la función. Junto a estos brillan con luz propia los componentes del coro-ballet, que en sus roles de ancestros (en la sugestiva línea del Thriller de Michael Jackson) ponen el necesario toque grisalla con cada una de las coreografías, bien diseñadas, por cierto, por Montse Colomé. No podemos olvidar tampoco la labor de peluqueros y maquilladores, quienes dotan de verdad a los personajes –a la cabeza de estos figuran Aarón Domínguez y Olaya Brandón–, así como el impecable diseño de sonido de Javier Isequilla. En suma, La Familia Addams es la enésima demostración de que los buenos musicales tienen demanda en España, sobre todo cuando tras su colorido envoltorio se esconden emociones. Y es que, como reza el final de la canción: «Lo contrario al miedo es… amor». ~


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Arte No es la leyenda que la acompaña, ni el emplazamiento singular, pero tampoco su estructura clásica, sino un ciclo de pinturas, completado cien años después de su construcción, lo que convierte esta casa de recreo en una joya. La villa Valmarana ai Nani se levanta en las colinas que abrazan Vicenza, frente al valle del Silencio

Dentro de un libro abierto Augusto F. Prieto {Cuenta la narración de un rey que tuvo una hija enana. Para evitarle lo cruel de su deformidad, la rodeó de otros humanos similares, damas y sirvientes en miniatura, y la encerró con ellos, aislándola del mundo, en una corte en fiesta permanente. Todo fue cuento de hadas hasta que un apuesto príncipe escaló los muros y se hizo presente. Entonces, la prisionera reparó en sus defectos y, desolada, se quitó la vida arrojándose desde las alturas del palacio. Petrificados para siempre por el dolor, los enanos que la acompañaban permanecen coronando los muros del dominio. Esas esculturas estuvieron en otro tiempo en los jardines, y parece que aquel que las ideó fue el mismo artista que decoró el interior de la morada. La villa Valmarana ai Nani se levanta en las colinas que abrazan Vicenza, frente al valle del Silencio, en un entorno de una belleza resplandeciente. Una de sus vecinas es quizás la villa más famosa del mundo, a la que conocemos como La Rotonda –villa Capra– célebre por ser una de las obras cumbres de la arquitectura. La que recorremos aquí está influida por aquella y se define, por sus estudiadas proporciones –y por el concepto con el que se diseñó– como palladiana. Es una morada de recreo, pero también una hacienda agrícola, un lugar ameno, alejado del lenguaje grandioso de los palacios urbanos. En sus armónicos salones, Gianbattista Tiepolo pintó un ciclo de frescos por encargo del patricio véneto Giustino Valmarana. Es un compendio de obras maestras de la literatura europea que sitúa, mirando a cada uno de los cuatro puntos cardinales, la Ilíada de Homero, la Eneida de Virgilio, Jerusalén liberada de Tasso, y el Orlando furioso de Ariosto, en lo que es una mirada retrospectiva al momento fundacional de la construcción del edificio, el Renacimiento. Esta cualidad metaliteraria diferencia la construcción de las series mitológicas, las apoteosis heráldicas, o los ciclos religiosos que acostumbraban adornar los templos familiares y las sedes dinásticas citadinas, diferenciándola, transformándola en una casa de los placeres apropiada para la tertulia, la música, la Historia, y el Arte. En un salón abierto a la naturaleza. Centro cultural, tributario de las grandes villas imperiales de la antigua Roma, y

Tiepolo busca centrarse en sentimientos. / Gianbattista Tiepolo

precedente de los caprichos barrocos. El sacrificio de Ifigenia. La ira –y la melancolía– de Aquiles. Los abandonos –de Dido o de Armida–. La liberación de Angélica. El maestro busca centrarse en sentimientos, en instantes congelados en el tiempo más que en una narrativa al uso, recreándose para ello en el retrato psicológico. Troya, Roma, Jerusalén, París. La guerra. Los bandos enfrentados de moros y cristianos, de tirios y troyanos, de ilirios y latinos. El amor, el honor, el deber, y la poesía. Los muros de la Valmarana recogen los ecos suscitados por el canon literario occidental, desarrollando sus temas e incrustándolos en el paisaje, como resumen de una herencia clásica que acudieron a visitar todos los célebres viajeros del Grand Tour, desde Goethe a la marajaní de Khapurtala, Albert Camus, Truman Capote, Salvador Dalí, Frank Sinatra, Peggy Guggenheim, o Luchino Visconti. Tiepolo pintó los ciclos de la villa después de culminar el aparato pictórico del Palacio Real de Madrid, ciudad a la que regresaría para morir en 1770. Es considerado el pintor más importante del setecientos. Porque el artista veneciano destaca por la envergadura ilusionista de su mirada, la vivacidad de su paleta cromática, la minuciosidad en los detalles, o el dramatismo con el que presenta a sus personajes, y es caso único –junto con José María Sert como su más avanzado alumno, ya en el siglo XX– en la construcción global de la puesta en escena. Es el Gran Escenógrafo. Los paramentos internos de la casa se convierten así, como por arte de magia en un teatro del mundo, un suculento telón que se superpone a la naturaleza misma –o que la supone– con personajes y acontecimientos que se concretan en una realidad artificiosa. Dentro de este ámbito encantado, los habitantes se sienten parte y centro del mundo de los emblemas literarios. Es la creación dentro de la Creación. En el anexo de la villa, conocido como foresteria, Giandomenico Tiepolo, hijo del gran muralista, se torna hacia la Ilustración y despliega un panorama de la China legendaria, trabajada sobre el exotismo –El paseo del Mandarín– así como diversas reconstrucciones historicistas más o menos afortunadas, que no llegan en ningún caso a la altura de su mentor. La Villa permanece en las manos de la misma familia desde su construcción, y ha visto pasar la guerra. ~


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Cine Llega a las pantallas de los cines sevillanos una película sobre una de las mujeres más interesante del siglo XX. Lou Andreas-Salomé mostró una talla intelectual absolutamente inusual en la época en la que vivió. Logró conocer y relacionarse con algunos de los mejores pensadores y artistas de esos momentos

Matthias Lier y Nicole Heesters. / El Correo

Julius Feldmeier y Katharina Lorenz.

LOU ANDREAS-SALOMÉ

Una mujer maravillosa Nirek Sabal {Se estrena la película Lou AndreasSalomé dirigida por Cordula KablitzPost. Y lo mejor que se puede decir de este trabajo es que nos acerca a una mujer espléndida, luchadora; siempre en busca de la verdad y la libertad desde el conocimiento, de los movimientos intelectuales clásicos y vanguardistas; desde una intimidad especialmente sorprendente. Friedrich Nietzsche dijo de ella que era una mujer «perspicaz como un águila y valiente como un león». Este biopic comienza con buen ritmo, buscando lo fundamental. Cordula Kablitz-Post es especialista en trabajos históricos documentales y su tendencia y sabiduría en ese campo se deja notar en el primer tercio de la película de forma especial. La fotografía es preciosista, algunos encuadres son eficaces. La iluminación se cuida y sirve para intensificar los estados de ánimo de los personajes. El vestuario, la peluquería y el maquillaje, muy cuidados. La puesta en escena, en general, bien. Sin embargo, la locomotora narrativa comienza a dar tirones sin sentido o frena sin venir a cuento, sin razón aparente. Es uno de los problemas de la película: es irregu-

La fotografía de la película es preciosista aunque no aporta gran cosa a la trama.

lar. Entre otras cosas porque la densidad del relato es, por momentos, imponente; y un instante después se vacía por los cuatro costados. Tan pronto se manejan conceptos filosóficos de cierta potencia como se insiste en esa zona narrativa en la que la actividad sexual de la protagonista (o la falta de ella) es más protagonista que la propia Lou, una mujer intensa y maravillosa. Esos planos eficaces se alternan con algunos que resultan especialmente horrorosos.

En cualquier caso, la película se ve con gusto. No es que descubra gran cosa sobre el personaje puesto que se queda en una zona muy superficial, pero la trama es agradable. Uno de los personajes masculinos es Friedrich Nietzsche. Con un par de frases se ventilan el pensamiento de este filósofo. Sin embargo, si es atractivo el trabajo gestual del actor que nos hace pensar en la locura de un hombre que murió completamente vacío de cordura.

Otro es Rilke, sí, el poeta. Este Rilke parece salido de una nevera industrial. Algo pasado de vueltas el actor que encarna al personaje (Julius Feldmeier).También aparece Freud. Era obligado puesto que la obra de Lou Andreas-Salomé influyó en la de Freud. Un personaje más corto, de menor importancia. El personaje de Lou lo encarnan Nicole Heesters, Katharina Lorenz y Liv Lisa Fries (anciana, madura y joven, respectivamente). Correctísimas las tres. No conseguirán un Oscar aunque no se les puede señalar por nada negativo. Lou Andreas-Salomé debió ser una mujer imponente. Fue capaz de que un poeta como Rilke, seguramente el mejor que ha dado Alemania, escribiera poemas como este que dejó en la mesilla de Lou y que incluiría más tarde en El libro de horas (Das Stunden-buch): Apágame los ojos: puedo verte; /tápame los oídos: puedo oírte, /y puedo ir hasta ti sin pies, /y hasta sin boca puedo yo jurarte. /Arráncame los brazos, te asiré /yo con mi corazón como con una mano, /retén mi corazón, latirá mi cerebro, /y si arrojas el fuego a mi cerebro, /entonces yo te llevaré en mi sangre. (Lösch mir die Augen aus: ich kann dich sehn, /wirf mir die Ohren zu: ich kann dich hören, /und ohne Füße kann ich zu dir gehn, /und ohne Mund noch kann ich dich beschwören. /Brich mir die Arme ab, ich fasse dich /mit meinem Herzen wie mit einer Hand, /halt mir das Herz zu, und mein Hirn wird schlagen, /und wirfst du in mein Hirn den Brand, /so werd ich dich auf meinem Blute tragen). ~


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