Sábado, 19 de mayo de 2017 Nº 177 @aladar_cultura
Mitología y venganza Clitemnestra se topó con la muerte y eso le arrastró al territorio de la revancha más sangrienta. Un camino brutal en el que se aprende que la venganza genera venganza. Algo recurrente en la mitología clásica
Entrevista a la compositora Sarah Nemtsov
Recomendaciones literarias en Escrito para
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Mitología ‘La venganza llama a la venganza’ es la idea que llega con potencia cuando conocemos la historia mitológica que tiene como protagonista a Clitemnestra una mujer condenada a sufrir y a generar sufrimiento, condenada a rodearse de muerte
CLITEMNESTRA
Venganza llama a venganza Anabel Rodríguez {Imagina que estás casada y tienes una buena relación con tu marido. Imagina que has tenido un bebé al que estás amamantando. ¿Lo tienes en la mente? ¿Sí? Continúo entonces. Hay un tipo que gobierna en Micenas, llamado Agamenón, que ha decidido apropiarse de las tierras de tu esposo. Otros dicen que se ha «enamorado» de ti nada más verte, aunque nada tiene que ver el amor con lo que va a suceder. Estás en una cena con invitados distinguidos (o en cualquier otro sitio) acompañada de tu consorte y tu querido hijo. Agamenón mantiene una actitud provocativa durante toda la velada, pero lo ignoráis hasta que se levanta, ataca a tu pareja y lo mata, sin contemplaciones. Te arrebata a tu bebé de los brazos y lo parte en dos con una espada. ¿Qué cara se te queda? ¿Qué piensas de lo que se te acaba de venir encima? Cuando el miedo y el horror aún no te han abandonado, alguien sugiere que es buena idea que contraigas matrimonio con ese mastuerzo, porque es un mastuerzo muy rico y poderoso y está «loco de amor». Puede que a su manera cruel y perversa crea estarlo, pero opino que teme a los dioses y su olímpica cólera. En fin, ya sabes lo que te espera, vas a casarte con Agamenón, nena. No tienes escapatoria. Pero ¿sabes lo mejor? Al final de esta historia tú serás la mala en el dramón que se está cociendo. Sí, sí, mala y con hijos dignos de dar nombre a alguna que otra patología psiquiátrica. Ahí estás, conviviendo con un tipo monstruosamente rico y cruel en una isla paradisíaca, a todo trapo. Habéis tenido (no sé si por las buenas o por las malas) cuatro hijos: Ifigenia, Crisótemis, Electra y Orestes. Lo odias y lo temes, pero no puedes hacer nada, después de todo eres la reina, tu posición podía ser peor. Con el paso de los años te has acostumbrado a esa relación impuesta. Cuando has tenido a cada uno de tus hijos recién nacidos en brazos no has olvidado al pequeño que te robó y descuartizó. Las dos mayores son una bendición, pero Electra sólo vive para adorar a su padre, que es su héroe. En cuanto a Orestes… Aún es muy niño para casi todo. Un día llega a palacio la noticia
de que tu hermana, Helena, la mujer más hermosa de todos los tiempos se ha liado con un príncipe troyano, ha abandonado a Menelao (hermano de tu esposo) y puesto mar de por medio. Te sientes feliz por ella, que se ha librado de su tedioso marido. Comienzas a ver un brillo especial en los ojos de Agamenón, que mira el fuego por las noches y parece contagiarse de su calor mientras Menelao lloriquea como un bobo por el trofeo que ha perdido: una preciosa esposa que mostrar a los amigos. Finalmente toma una decisión: «Hay que recuperar a Helena de manos de los troyanos. Llevaremos la guerra a sus casas». A los ojos de los demás parece una misión casi divina, recuperar a una pobre mujer secuestrada (eso es lo que dirán) y devolverla a su marido. Pero tú ves más allá, la crueldad de Agamenón no tiene límite y no dudará en arrasar Troya para hacerse con sus tesoros y convertirse en un rey aún más rico y poderoso. Logra convencer a algunos y engatusar a otros, incluso el inteligente Odiseo termina por dejarse arrastrar: todos a Troya. Algo sucede. Los vientos no son propicios y las naves reunidas en Áulide no pueden zarpar. Un adivino dice que Agamenón ofendió a Artemisa al cazar una cierva cerca de allí. No podrán partir hasta que sacrifique a su hija Ifigenia. Cuando recibes la noticia quedas paralizada por el horror, no quieres creerlo. La muchacha, con una sumisión que tal vez haya heredado de ti, porque nunca le has plantado cara a ese bestia, se deja llevar al matadero. Él no sufre, no siente respeto por ella, ni por ti, ni por nadie. La acompañas porque no quieres que esté sola. La ves morir con el corazón encogido, como viste perecer años atrás al pequeño amamantabas. La leyenda dirá que la diosa Artemisa compadecida de la muchacha la salvó en el último momento, esa es la historia que llegará a Electra y a los que ven a Agamenón como un héroe, pero tú sabes que Ifigenia murió entre tus brazos, sabes del temor que sintió hasta el último momento y la esperanza de que su padre, y no una diosa, se compadeciese y la salvara. «Esta es la última vez que ese hijo de perra me hace daño», te di-
Helena, la de Hermosa Cabellera.
ces mientras la entierras y reprochas no haberla acompañado al más allá. Los pensamientos golpean tu cabeza cuando regresas a palacio. La expedición ha partido. Llegan noticias de manos de un traidor, que cree que te enfrentará a tu marido, dice los miembros de la expedición tienen relaciones sexuales unos con otros y con mujeres a las que hacen prisioneras. Te importa un comino, pero finges indignarte, porque es lo que se espera. Electra no puede creerlo porque su padre sigue siendo un héroe para ella; pobre estúpida. Das vueltas y más vueltas por la corte, cada día trazas un plan diferente que te permita acabar con él, pero no sabes concretarlo. ¡Ojalá la guerra se lo lleve por delante! Un día todo cambia, los dioses ponen en tu camino a un hombre
que odia a Agamenón casi tanto como tú: Egisto, que mató al padre de Agamenón cuando tenía siete años. Si tiene la oportunidad hará lo mismo con tu marido. Ves la solución, el instrumento que te ayudará si la guerra no acaba con él. El odio os une más que cualquier afecto podría hacerlo. Ahora sí, ahora tienes quien te ayudará a vengar a tus hijos. En la correspondencia con Agamenón finges interés por su suerte, pero en realidad quieres tener conocimiento de sus movimientos. Llega a tus oídos que se ha amancebado con una bruja troyana que ve el futuro, tienen dos bastardos. Se llama Casandra y por suerte todos la toman por loca. Egisto y tú hacéis vida marital para ofensa de tu hija Electra y Crisóstemis. ¡Qué sabrán ellas lo que has sufrido! Un día recibes el aviso:
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Mitología
y ser enterrada por cadáveres propios y ajenos. Hijos muertos, infidelidades, asesinatos brutales, guerra y nada de paz. Ni de la interior ni de la otra. Fascinante artículo que nos acerca a uno de los mitos más fabulosos William Adolphe Bouguereau (1825-1905). The Remorse of Orestes (1862).
‘Muerte de Agamenón por su mujer Clitemnestra y su amante Egisto’. Obra de Pierre-Narcisse Guérin, 1819. Museo del Louvre. / El Correo
Troya ha caído. Agamenón regresa y pones el plan en marcha. Preparas una fiesta digna de un rey victorioso. Cuando desembarca está más viejo, seguro que tú también lo estás, unos pasos más atrás la bruja loca comienza a gritar que huele a sangre, que no quiere estar en esa tierra. No hay duda, es una vidente perspicaz a la que todos ignoran. Te muestras magnánima, abrazas a tu esposo que vuelve sucio y cansado del viaje. Finges felicidad con tanta soltura que nadie dudaría de ti, haces tender una gran alfombra y lo conduces a la casa de baños. Cuando está allí, relajado, le arrojas una malla que has tejido durante estos últimos años, no tiene aberturas para el cuello y los brazos. Lo enredas. No tiene escapatoria. Egisto surge y lo atraviesa dos veces con una espada y Aga-
‘Máscara de Agamenón’. Descubierta por Heinrich Schliemann en 1876 en Micenas. / El Correo
menón cae hacía atrás. Te acercas y dices «¿Creías que no iba a terminar contigo? Mataste a mi esposo, a dos de mis hijos y pensaste que te recibiría con amor? No sé si eres más prepotente, ingenuo o cruel». Alzas un hacha y la dejas caer sobre su cabeza, que rebota por el suelo. Te limpias la sangre en su cabello y sales a terminar con sus bastardos y su bruja. No dudas. Egisto quiere matar a Orestes, pero ya está lejos, fuera de su alcance. Sonríes. Electra llora a su padre y te maldice. Ves en sus ojos la misma llama que viste antes en Agamenón y sabes que antes o después acabará contigo. «La venganza llama a la venganza», te dices mientras, frente al espejo, acomodas tu pelo y limpias una gota de sangre que tienes en el labio. ~
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Feminismo Si se busca en internet ‘8 de marzo’ aparece: «El 8 de marzo es el 67.º día del año en el calendario gregoriano y el 68.º en los años bisiestos. Quedan 298 días para finalizar el año». Cuando se indaga un poquito más se encuentra que el 8 de marzo es el Día
Una lucha sin final María Sanz {El 8 de marzo es el día de las mujeres, para las mujeres. De las doctoras, las juezas, las arquitectas, las abogadas, las ingenieras, las artistas, las vagabundas, las estudiantes, las madres, las hijas, las abuelas, las suegras y las cuñadas, las camareras, las solteras, las casadas, las divorciadas, las ricas, las pobres, las blancas, las negras, las abortistas y las que no lo son, las barrenderas, las presidentas, las jefas, las gordas, las flacas, las anoréxicas y las obesas, las que según esta sociedad son «normales» aunque ser normal no sea tan normal, las inmigrantes, las cristianas, las judías, las ateas, las musulmanas, las agnósticas, las budistas, las enfermas, las vivas, las muertas, las luchadoras, las ignorantes, las lesbianas, las heterosexuales, las bisexuales, pansexuales, demisexuales o de género fluido, las transexuales, las paradas, las prostitutas, las monjas, las presas, las escritoras, las policías, las tatuadas, las revolucionarias, las de izquierdas, derechas, centro y arriba y abajo; qué más da. ¿Por qué todo esto? Damas y caballeros, nos están matando. Y de qué me sirve a mí tener la posibilidad o el derecho de ocupar mañana un gran puesto de poder si corro el peligro de ser asesinada por mi pareja o expareja en cualquier momento, o sencillamente de que me violen o me agredan de cualquier modo volviendo sola a mi casa de noche. Ya les respondo yo, de nada. Igual que de nada me sirve ocupar ese puesto si por la misma cantidad de horas de trabajo, el hombre de turno va a cobrar más que yo. Eso degrada a la mujer. No creo que cualquiera pueda tomarse la libertad de creerse un experto en movimientos feministas por saber que el morado es el color del feminismo y por haber gritado mucho en la manifestación del pasado 8 de marzo. Haberte pintado la cara de morado el 8 de marzo y haber gritado en la manifestación no sirve de nada si tu día a día no se basa en tratar de imponer la igualdad de derechos en todos los ámbitos y de empoderar a las mujeres. Tampoco hables de feminismo como si tuvieras un doctorado y fueras cum laude en el tema si no sabes lo que realmente es o no conoces ni la existencia de términos como disforia, anarcofeminismo, ciberfeminismo, ecofeminismo, primera, segunda y tercera ola (e incluso cuarta) del feminismo, feminismo filosófico, de la igualdad, de la diferencia, poscolonial, socialista, negro, liberal, lésbico, las Marchas de las mu-
¿Tendrá consecuencias la huelga del pasado 8 de marzo?
jeres como la de Washington, el lema «ni una menos», patriarcado, heteropatriarcado, género, paridad de género, revolución sexual, machismo, feminazi, hembrismo, misandria, misoginia, feminismo como movimiento social, sororidad, cisgénero, micromachismos, significados de iconos feministas, y una larga lista de etcéteras. Sin embargo, todas deberíamos poder hablar de feminismo (sabiendo lo mínimo es suficiente). Porque el feminismo es nuestro, es por nosotras y para nosotras y nadie debería decirnos lo
contrario. El feminismo es inclusivo porque incluye a toda aquella que se considere mujer y es exclusivo porque, a pesar de que los hombres puedan contribuir o hacer aportaciones al movimiento feminista, éste sólo nos pertenece a nosotras. Señoras y señores, el feminismo no es una reivindicación de un día. El feminismo es un movimiento, una comunidad, una lucha sin final hasta que por fin se consiga el verdadero equilibrio. Es una hermandad de mujeres de todo el mundo que sencillamente lu-
cha por reivindicar la igualdad y los derechos que les son propios, como bien dice el lema Girls just wanna have fundamental human rights. Porque si, el feminismo no exige privilegios, exige igualdad y derechos humanos básicos que en pleno siglo XXI deberían estar más que establecidos. El feminismo es, según la RAE, un «movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo (principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre)». El feminismo, es el movimiento que trata de evitar que personas con tanto poder de influencia como Karl Lagerfeld, (el mismísimo diseñador de Chanel, una marca dedicada casi exclusivamente a las mujeres) digan que si una modelo no quiere que nadie le quite las bragas, debería dimitir y meterse en un convento de clausura. (Porque tiene que quedarte claro que si eres mujer y te sientes orgullosa de tu cuerpo como para lucirlo y dedicarte al mundo de la pasarela tienes que permitir que se te cosifique y que cualquier machirulo te baje las bragas cuando le apetezca pasar un buen rato aprovechándose de tus inseguridades). El feminismo, no sólo lucha por nosotras, querido. Algunas de las causas por las que también luchamos, son que puedas llorar sin ser «un maricón», para que puedas trabajar en lo que realmente te gusta sin ser juzgado, para que no sientas vergüenza si una mujer te invita a cenar o te sientas en la obligación de pagarle la cena, para que no te sientas obligado a ser el sostén de tu familia o la persona sobre la que recaen responsabilidades como la manutención de la misma, para que puedas ponerte una camiseta del color que te dé la gana, o para que no tengas que ser un superhéroe o el principito que siempre salva a la princesa y puedas ser una persona libre de prejuicios. El feminismo, lucha por el consentimiento necesario para las relaciones sexuales. Y el consentimiento se refiere a la decisión libre, mutua y consciente para tener sexo. Sí es sí. No es no. Pero enseñar consentimiento no es suficiente, una mujer no puede decir que «no» por muchas razones: miedo a la situación o a las consecuencias, coacción, encontrarse en un estado poco consciente, anteponer el deseo masculino al propio, etc. El feminismo considera que todas, absolutamente todas las mujeres son reales en su esencia natural (gordas, flacas, altas, bajas, anoréxicas y obesas) y trata de evitar que se juzguen unas a otras;
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Feminismo
internacional de la mujer. Empezamos mal porque, en su día, era el día de la mujer trabajadora. Este día, conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona
y sobre todo que sean juzgadas por hombres. El feminismo lucha por romper la concepción de que la mujer nace para dar vida. La mujer vale para muchas más cosas que para procrear. El feminismo lucha por que una mujer también pueda, por educación, cederle el paso a un hombre al cruzar una puerta o pueda abrirle la puerta de un coche. El feminismo lucha por romper estereotipos como el de que si un hombre se maquilla, o se pinta las uñas o lleva pendientes es gay y si una mujer lleva el pelo corto es lesbiana, o que un hombre con canas es sexy pero una mujer con canas es sucia. El feminismo lucha por que tú, mujer, puedas ser emprendedora, líder y no tengas que ser «la Señora». El
feminismo no lucha por romper tradiciones, pero si por cambiar costumbres. ¿Tendrá consecuencias la huelga del pasado 8 de marzo? Tengo mis dudas. Está claro que si todas las mujeres hubieran ejercido su derecho a la huelga el mundo se habría parado, pero no era tan fácil. Además, las verdaderas consecuencias se producen cuando se despliegan efectos políticos y legislativos. Y el 8 de marzo las mujeres hicimos historia, pero no sé si la suficiente como para provocar un cambio del «paradigma machista» presente en nuestra sociedad. Esto podría responder a la pregunta de si hay que politizar el feminismo. Por una parte, el feminismo no puede considerarse un
movimiento meramente político. Las feministas no tienen por qué ser ni de derechas ni de izquierdas por mucho que suela atribuirse a estas últimas. Existen mujeres que no son/eran de izquierdas y que han sido enormemente exitosas y perfectamente feministas (Golda Meir, Margaret Thatcher, Madre Teresa de Calcuta, Ayn Rand, Hedy Lamarr, Loyola de Palacio, Benazir Buttho, Ángela Merkel, Coco Chanel, Sandra Day O’Connor, Marie Curie, Sarah Palin). Por otra parte, se puede considerar que sí hay que politizar el feminismo si se pretende conseguir un cambio en la legislación que logre paliar los efectos del machismo que gobierna nuestra sociedad. Sin embargo, nada de esto se
El feminismo considera que todas, absolutamente todas las mujeres son reales en su esencia natural.
puede lograr si las mujeres no nos apoyamos entre nosotras. Queridas, la lucha feminista no consiste en convertirse en policía de otras mujeres para ir por ahí diciendo «yo sé mucho, tú no tanto, mejor cállate». Es muy común encontrarse a policías del feminismo que dicen saber mucho y que, en vez de ayudar a otras chicas para que aprendan, señalan con el dedo acusador. Y las cosas no deberían ser así. El feminismo es una lucha de unión, de hermandad, de sororidad. Soy mujer. Me quiero. Con mis inseguridades y mis imperfecciones, pero me quiero. Y me quiero libre. A mí, y a todas. Enhorabuena hermanas, estamos haciendo historia. ~
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Teatro Tras deleitarnos en 2016 con ‘El Alcalde de Zalamea’, la directora salmantina Helena Pimenta vuelve a Sevilla con un nuevo título de Calderón de la Barca, ‘La dama duende’. Con versión de Álvaro Tato, el elenco va encabezado por Marta Poveda y Rafa Castejón junto a rostros habituales de la Compañía Nacional de Teatro Clásico Antonio Puente Mayor {La enorme demanda de comedias durante los Siglos de Oro obligó a los dramaturgos al empleo de una amplia variedad de fuentes temáticas, siendo casi cualquiera de ellas válida para hallar argumentos con los que entretener al público. De este modo los innumerables corrales repartidos a lo largo y ancho de nuestra piel de toro fueron testigos de episodios sacados de la tradición medieval, la antigüedad clásica, la Biblia o las costumbres sociales de los distintos estamentos. Aunque en la mayor parte de los casos, la anécdota original se teatralizaba para tratar temas relacionados con el amor y el honor, ingredientes imprescindibles de la escena barroca. En el caso del segundo, este poseía una extraordinaria importancia en la época, ya que lo que un hombre era dependía de lo que representaba en la sociedad. No en vano el honor vivía amenazado constantemente por los comportamientos del individuo que rompía con las leyes morales, pero también por la suspicacia de los otros, por los rumores o por las sospechas. Y es que, como nos recuerda la profesora Encarna Pérez, «perder el honor o la honra era el mayor mal que podía sufrir un ser humano. Era semejante a perder la vida. El hombre sin honor no era nada. Su reparación incluía venganza y justicia urgentes, de forma que el individuo debía arriesgar su vida o asesinar a los causantes de la ofensa».
«Confusión de confusiones»
Unos secundarios de lujo
Una joven viuda Con La dama duende, Pedro Calderón de la Barca ilustra una de las múltiples facetas de la problemática del honor: la difícil situación de una joven viuda. Ya un siglo antes, el humanista valenciano Juan Luis Vives ilustró los rígidos códigos de la época al escribir de las viudas que debían ser encerradas. El escritor y eclesiástico cántabro Antonio de Guevara incluso fue más allá, añadiendo que «se han de tapiar en sus casas, y se han de encerrar en sus cámaras», precisamente el mismo comportamiento que se exige de doña Ángela de Toledo, la protagonista de nuestra historia. A su situación, ya triste de por sí, hay que sumar el hecho de que no posee hacienda, pues su esposo falleció debiendo gran cantidad de dinero al rey. Por tanto, la suya es la desolación de una vida sin libertad («Que yo / entre dos paredes muera, / donde apenas el sol sabe / quién soy».
La dama duende es, fundamentalmente, una comedia de capa y espada en la que el enredo y la intriga son piezas consustanciales al propio drama.
El humor como filtro
/ Fotografía cortesía de CNTC
Pese a todo no debemos obviar que La dama duende es, fundamentalmente, una comedia de capa y espada en la que el enredo y la intriga son piezas consustanciales al propio drama y que a su vez nos transmite las incertidumbres del hombre de la época y las obsesiones de Calderón.
forma, brilla sobremanera en manos de Helena Pimenta, una de las mejores directoras de nuestro país, como anteriormente lo hicieran El sueño de una noche de verano o La vida es sueño. Y es que la salmantina ha sabido rodearse de un estupendo elenco cuya profesionalidad dota al discurso calderoniano –esta vez ambientado en el siglo XIX– de un aroma tan entretenido como actual. A la cabeza, Marta Poveda, quien interpreta a doña Ángela de manera ágil y vivaz, dotándola de unos registros pocas veces vistos en el personaje y que se complementan a la perfección con los de su criada Isabel, bien construida por Cecilia Solaguren. Dicho ejercicio obtiene su réplica en la figura del enamorado, don Manuel, a cargo de un Rafa Castejón brillante, que lo mismo declama los versos más dulces que reprende al sirviente con rotundidad. Ambos –Poveda y Castejón– repiten con Helena Pimenta tras El perro del hortelano, evidenciando una excelente química. Y es que su juego amoroso-fantasmal le debe mucho al ingenio de la directora. Esta terna protagonista se completa con el criado Cosme, interpretado por un sorprendente Álvaro de Juan cuya dicción cala entre el público desde la primera frase. Asimismo su aportación como «gracioso» es imprescindible para el éxito de la función.
Dicha propuesta cuenta asimismo con el humor ejerciendo de filtro «a través del cual emergen asuntos como la búsqueda de la identidad propia, el conflicto ilusión-realidad o la encrucijada entre el ser y el parecer», como bien explica la directora de la CNTC Helena Pimenta. Así, la nueva mirada del autor resta dramatismo al sentido del honor e incluso se atreve a parodiarlo, de ahí que doña Ángela se esfuerce en burlar su encierro, saliendo tapada a una función de teatro. Si bien al volver, la viuda debe servirse del galán don Manuel para evitar ser reconocida por su hermano menor, don Luis. Así comienza una trama de múltiples enredos y confusiones con un motivo recurrente en los escenarios
del seiscientos, el de la «amante invisible», trocado aquí en un ser travieso. Viaje al siglo XIX Con estos mimbres no debe sorprendernos que la Compañía Nacional de Teatro Clásico apostase por La dama duende para el pasado Festival de Almagro. Una decisión que, unida al buen trabajo de actores y técnicos, dio como resultado un producto sugerente apreciado tanto en la cita estival como en su posterior gira. Entre las razones de su éxito hay que mencionar en primer lugar la versión de Álvaro Tato, filólogo especialista en la etapa áurea, cuyo libreto rezuma frescura a la par que respeto. Un texto que, como no podía ser de otra
¿Y qué decir de los grandes Joaquín Notario y Nuria Gallardo, referentes del teatro clásico español de los últimos veinticinco años? Por ser algo original apuntaré que aún permanece en la memoria del Teatro Lope de Vega su lección magistral del año 1997 con La venganza de Tamar, si bien en aquella ocasión ambos encarnaban una pareja tan trágica como bíblica. Esta vez, y en claro contraste con el drama de Tirso, Notario y Gallardo nos regalan en don Juan y doña Beatriz a dos personajes entrañables y llenos de ingenuidad que ponen la nota divertida al espectáculo. Junto a ellos despunta el hermano menor, don Luis, sobradamente ejecutado por David Boceta, cuyo discurso de los celos es uno de los pasajes más deliciosos de esta hilarante «confusión de confusiones». Para cerrar el círculo no debemos obviar a Paco Rojas y Rosa Zaragoza en los papeles de Rodrigo y Clara, quienes, como no podía ser de otra forma, están a la altura de sus compañeros. Ya en el terreno técnico cabe destacar la práctica y elegante escenografía de Esmeralda Díaz, el hermoso vestuario decimonónico de Gabriela Salaverri así como la precisa iluminación de Juan Gómez Cornejo. Y por supuesto la vídeo escena de Álvaro Luna, que nos introduce en el Madrid de la época desde la primera proyección, ejerciendo de narrador omnisciente. ~
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Atelier de músicas Su obra orquestal ‘dropped.drowned’ inaugurará los próximos Cursos de Darmstadt. Sarah Nemtsov es una compositora cuya música ya acapara la atención de los principales festivales
Recomendaciones
COMPOSITORA
SARAH NEMTSOV
«¿Qué se supone que es la música femenina?» Ismael G. Cabral {Felizmente, aunque no con la consistencia ni con el número que sería deseable, el panorama de la música contemporánea se va llenando de nombres femeninos. La música de la alemana Sarah Nemtsov (1980) ha sido reciente objetivo monográfico de un disco en el sello Wergo, prepara una nueva ópera y está componiendo dos obras para la Orquesta Barroca de Helsinki y los Neue Vocalsolisten de Stuttgart. Su creación comienza a sobresalir con fuerza gracias un lenguaje plenamente actual engarzado con firmeza en las raíces más lúcidas del modernismo musical. –¿Qué relación tiene con los ‘géneros musicales’ del ámbito clásico? –Creo que siguen siendo válidos, pero no de una manera sentimental. Crecí escuchando y tocando mucha música barroca pero luego me vi influenciada por otros estilos y géneros. Claro que tengo mis propias preferencias, pero no me gustan per se estilos específicos si no obras específicas, al margen de su género o su formato. Puedes aprender del pasado y del presente, y a veces lo veo como un desafío el traducir una forma musical del pasado en una composición. Componer es construir algo y por lo tanto me parece inspirador perderse en la música, en el arte en general, para sentir y respirar, y posteriormente, pararme a analizar y reflexionar. –Muchos compositores de su generación se han sentido tentados por el ruido. Usted también. ¿Qué importancia le concede? –Tal vez porque no soporto el ruido haya decidido integrarlo en mi música. Ciertamente tengo algunas obras bastante ruidosas y cuando era adolescente también me gustaba el heavy metal y tocaba la batería. Hay ruido por todas partes, no puedes escapar de él. Algunos de mis recuerdos más felices tienen que ver en cambio con el silencio, el silencio que he experimentado en los desiertos de California y de Judea. Esa naturaleza vasta, amplia, seca, cruda y silente. Solo percibes tu propio aliento y la arena y las piedras bajo tus pies. Pero el ruido también puede ser terapéutico y está incluso de moda, como pasa si escuchamos muchas canciones de indie-pop, con ese sutil ruido blanco de fondo. Nos provoca nostalgia, nos hace sentirnos en casa. Es extraño. –Hablando de ruido, ¿sigue siendo alargada la sombra de Lachenmann?
–Supongo que sí. Puedes aprender sus técnicas de interpretación en las universidades, estudiar su música y profundizar en el carácter político de sus sonidos. Sigue siendo clave conocer su obra aunque el contexto de hoy ya no sea el suyo. Hoy estamos, compositivamente hablando, en una etapa de pluralismo, a la que se ha llegado también
La compositora alemana Sarah Nemtsov. / Camille Blake
«Tal vez porque no soporto el ruido haya decidido integrarlo en mi música» «Sigue siendo clave conocer la obra de Lachenmann aunque el contexto de hoy no sea el suyo»
en parte gracias a figuras como la suya. –Una de las obras más potentes de su catálogo, recogida en el disco de Wergo, es el ciclo Zimmer I-III. ¿Representa su quehacer actual? –No. La hice entre 2013 y 2015. Estaba muy interesada en formas simultáneas y capas, como una expresión de nuestra vida y del complejo mundo que vivimos, con mundos dentro de otros, globalización, digitalización, relaciones virtuales… Todo esto me fascinó. Y todavía lo hace. Podría decir que intenté explorar lugares nuevos con esta partitura y supuso un punto de inflexión en mi creación. Pero ahora las experiencias están, diríamos, más integradas en mi lenguaje musical, como creo que conseguí en mi ópera Sacrifice (2016). ¿Y ahora? Busco cosas nuevas... –Es un debate controvertido pero, ¿cuál es su opinión sobre las cuotas de música compuesta por mujeres en los festivales y temporadas de las orquestas? ¿Merece la pena establecer diferencias entre la creatividad de hombres y de mujeres? –Siento una gran rabia cuando pienso en ello. Recuerdo haber sido la única chica en varios cursos de composición a los que asistí cuando era adolescente. Sé que esto ha ido cambiando mucho, aunque lentamente. Pero todavía suceden cosas tristemente sorprendentes. Hace unos días la compositora Olga Neuwirth lamentaba en Facebook que la temporada 2018-2019 del ciclo Música Viva de Múnich estuviera copado al cien por cien por compositores hombres. A la vez tengo problemas con la idea de las cuotas, no me gustan. A veces estoy invitada a algún encuentro y soy la única mujer. Entonces pienso: ¿Me invitan como compositor o como compositora? ¿Tal vez me hubieran tratado diferente o no me hubieran invitado de no ser mujer? Las cosas están cambiando y las consciencias, avanzando. Pero sigue habiendo mucha ceguera. Por ejemplo, oigo a menudo que mi música no suena femenina. ¿Qué se supone que significa esto? Actualmente enseño composición en la Universidad de Haifa (Israel). En este curso he querido mostrar el análisis de la pieza para percusión de Iannis Xenakis, Psappha. El título se refiere a la poetisa Safo. En un texto que leí el compositor se preguntaba cuál podría ser el elemento femenino de esta obra, en la que todo suena «tan masculino»: fuerte, rítmico, arcaico, poderoso. Yo creo que todos esos atributos se ajustan perfectamente a la mujer. ~
SIGLO XX
Chansons / Obras de Debussy, Ravel, Hindemith, Poulenc.. / proyectoeLe
Un coro de hoy que también se gusta en el ayer I. G. Cabral {Hace solo unas semanas celebrábamos en esta misma página el estreno en Sevilla de Music for 18 musicians, de Steve Reich, a cargo del conjunto vocal e instrumental proyectoeLe. Sin embargo su último proyecto discográfico poco tiene que ver con el repetitivismo, con el aquí y ahora. Chansons, autoeditado por el conjunto sevillano y de distribución en su web y en sus conciertos, es un viaje por la chanson coral francesa, un género profano que debe a las célebres Trois chansons de Claude Debussy el renacer de una forma en letargo desde el Renacimiento. Todo el viaje se mueve, estrictamente, por los parámetros estéticos del primer siglo XX, también lo hacen las aportaciones contemporáneas de Eduardo A. Malachevsky y de Jean Huré en arreglo del director del grupo, Carlos Cansino. La colección de piezas nos parece increíblemente bien seleccionada, y los afectos se alternan sin agotar la audición. Basta escuchar los primeros segundos de Debussy –¡Dios qué grato es mirarla / tan agraciada, buena y bella!– para regocijarnos ante el ejemplar empaste y musicalidad con los que proyectoeLe se pasea por aquí. Como carta de presentación resulta quizás la aportación más redonda de toda la discografía del grupo. También viene a ser como cuando Miró y Tàpies enseñaban, muy jóvenes, sus primeros trabajos, figurativos, para demostrar que ellos sabían bien lo que hacían antes de ponerse a destruir y crear nuevas gramáticas. Cuando proyectoeLe paladea cada pieza de las Six chansons d’apres Rilke, de Paul Hindemith, se está empoderando para luego, en concierto, abordar el dadaísmo, penetrar en Stockhausen o levitar con el infinito de Reich. Pero, de paso, tampoco estaría mal que este repertorio –por cierto, tan bien grabado en la agradecida acústica de la iglesia de la Sagrada Mortaja de Sevilla– pudiera moverse más en concierto. Y que algún programador de fuera los viera y dijera, súbanse ahí y canten. ~
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El Correo de Andalucía Sábado, 19 de mayo de 2018
Literatura En este fin del mundo triunfan la mordacidad, el cinismo, la hipocresía. Cuando la utilizan los políticos o los comunicadores, nos repugna por lo engañoso de su señuelo, solamente los escritores tienen licencia para desnudar la realidad. Pueden
La mala leche Augusto F. Prieto Irvine Welsh. LA VIDA SEXUAL DE LAS GEMELAS SIAMESAS Ya el título nos acerca al asunto, la sociedad mediática y circense en la que vivimos, subsumidos en la extravagancia, apalancando la existencia sobre la nada, volcados en la belleza física, la juventud y el consumismo; aterrados por sus contrarios. La vida sexual de las gemelas siamesas es, por supuesto, una crítica del actual estilo de vida americano, encarnado en Miami, la Nueva Babilonia. Esa vida –retransmitida– se desarrolla en paralelo a la novela, en la que también hay dos mujeres dependientes; sexo, mucho y duro; bastante fitness; y una historia peculiar que avanza desde la mordacidad hacia el psicodrama. Algo está pasando en la ciudad de Florida para que algunos de los superventas, como Tom Wolf, e Irvine Welsh, inviertan en sus real states, quebrados como su comunidad frívola y mestiza. Welsh dinamita lo políticamente correcto, para construir un punto de vista desde el que todos los que no son como su protagonista –blanca, maciza, y deportista– pasan a ser basura: maricones, hispanos, gordas, mutilados, viejos, o europeos; de hecho no sé cómo se libran los negros, supongo que como buen escocés, el escritor sabrá que siempre hay un límite que no se debe traspasar. La novela va de enfrentamientos, envidia, necesidad de poder; de la manipulación de aquellos a los que tenemos cerca y que se dejan controlar. De toda la mierda que llevamos dentro desde la infancia. El plasma sanguíneo de todo ello es la cultura del
cuerpo y la repercusión de los media, analizados desde los límites del arte (y de la cirugía). La vida sexual de las gemelas siamesas es una caricatura, donde todo se exagera para que lo veamos deformado y nos podamos reír. El tema es, supongo, el síndrome de Estocolmo y las relaciones de dominio. Jonathan Safran Foer. AQUÍ ESTOY Es un lugar común que existe un sentido del humor particular de los judíos que se caracteriza por lo paradójico, por las crueles asociaciones, por la desinhibición en utilizar recursos que, puestos en boca de gentiles, resultarían hirientes. Humor negro, psicoanalítico, escatológico, del que este libro es una buena muestra. Aquí estoy es lo que queremos decir las mujeres, los homosexuales, los obesos, o los enanos, cuando perdemos el pudor y queremos golpear a los demás con nuestras diferencias. De la misma manera que hay novelas que crean un universo literario, esta hace todo lo contrario, reduce el mundo a un microcosmos en el que el núcleo familiar es una condensación de todos los fenómenos de la naturaleza. Su destrucción se compara con el derrumbamiento del estado de Israel, en una reflexión sobre los vínculos de los judíos del mundo con la Tierra Prometida, y de la responsabilidad de los que viven fuera de ella en su defensa a ultranza, frente a los enemigos seculares. Emergen todos los fantasmas woodyallenescos, puestos del derecho y del revés, la infidelidad,
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Literatura ser malvados o manipuladores, convertirse en los niños que gritan que el rey está desnudo, contrarrestando la post-verdad y el ruido de fondo, con la sencilla e imparable ficción que nos hace ver, por fin, el mundo que nos rodea
el divorcio, la educación de los hijos, la tensión entre la religión y el laicismo, el mantenimiento de los ritos absurdos que nos singularizan, el sexo, o la casa concebida como nido. Todo queda simbolizado por un bar mitzva, el paso de la infancia a la madurez de un varón, entendido como tributo a los mayores, inútil en unas sociedades donde los niños no lo dejan de ser hasta la muerte de sus padres, y por lo tanto solapan su madurez y su emancipación, con su propio declinar. Algunos acontecimientos minúsculos articulan esta novela extensa, repitiéndose para que comprendamos su impacto, cargándose de significado, pretextando otros nuevos, y modificando en fin la realidad por otra anhelada y temida. Aquí estoy es un mirarse el ombligo. Michelle Chalfoun. MATILDA, PEÓN DE CIRCO Hay pocos lugares como el circo, donde los brillos del oropel y de las lentejuelas que encienden los sueños de los niños se extinguen con los focos, revelando lo que hay detrás: una sordidez de animales domesticados y payasos tristes. Al fin y al cabo el espectáculo viene desde los ancestrales saltimbanquis errabundos y debe continuar, como la vida, pase lo que pase. Matilda, peón de circo, construye su diario como las diferentes pistas en el interior de una carpa. En cada una se producen diferentes acciones, mientras suena esa percusión reconocible que nos deja con el aliento suspendido hasta la última evolución de los acróbatas. Lejos de tópicos nos cuenta las historias desde un lugar particular donde convierte al circo en el mundo. Son historias descarnadas y tremendas por lo reales, construidas mediante una prosa punzante, con un lenguaje conciso, directo al lector que debe
Imagen ficticia representando el Apocalipsis. / El Correo
leer sin red que le proteja, agarrándose a los trapecios de un humor negro y amargo. Solo desde la experiencia puede la escritora Michelle Chalfoun transformar encarnada en Matilda ese campamento, que es realmente el circo, en un lugar reconocible y cotidiano, atractivo e ingrato; en una pequeña familia llena de secretos oscuros. En la fábula de una superviviente heroica. Amélie Nothomb. ESTUPOR Y TEMBLORES Amélie Nothomb es una bruja. Estupor y temblores la historia de una venganza. La literatura utilizada como arma de destrucción masiva mediante el humor. El choque de civilizaciones. La confrontación entre los estrictos nipones, y los belgas recalcitrantes e irreductibles. Nothomb acusa de prejuiciosa a una sociedad de la manera que más duele, aprovechándose de su infiltración y su dominio del idioma. Abunda en ciertos tópicos, los dirige oportunamente para concitar simpatías. La novela fluye, funciona, divierte, pero poco a poco se va revelando el fondo de la cuestión, las propias y alegres conclusiones de la escritora, sus juicios de valor, su falta de compasión con los diferentes, sean adiposos, feos o japoneses, su osadía de occidental y sus limitaciones laborales. Todo lo vemos a pesar de su manipulación y quizás ese sea uno de los valores decisivos de la novela, que no nos engaña porque no puede -o porque no quiere- dejando al lector un margen para interpretar lo que pasó durante todas esas horas que no se cuentan, hasta qué cota llega la exageración en busca de la caricatura, en dónde se fundamentan las propias culpas, y cómo se esconden las ambiciones y se conducen las frustraciones. Un estudio excelente sobre la multiculturalidad que es también una novela de aprendizaje. ~
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Escrito para... La cultura es universal. La cultura no puede convertirse en patrimonio de unos pocos. Y, desde luego, la cultura no es un recinto al que un grupo determinado nos pueda impedir acceder. Sin embargo, no son pocos los que pelean para que la ...entendernos desde el cine
Sexo, mentiras y Hollywood Daniel González Irala {A principios de año la prensa empezó a mostrar el cáncer, previamente incubado, del acoso sexual y los malos tratos sexistas en el cine a través de una figura, la de Harvey Weinstein (productor, distribuidor, así como fundador junto a su hermano Bob, de Miramax) cuánto menos polémica y que en Sexo, mentiras y Hollywood el autor, Peter Biskind, desgrana para ilustrar, en cuanto a películas se refiere, el cine independiente de los 90 que a raíz y previos antecedentes del festival comandado por Robert Redford de Sundance (una especie de cajón desastre donde cabía todo), tuvo como principal detonante el film de 1989, «Sexo, mentiras y cintas de vídeo» de Steven Soderbergh, una película que hizo concebir el Séptimo Arte de una forma más falsamente democrática, pues al final business is business y en este sentido la realidad puede ser muy testaruda. Harvey y Bob eran a finales de los 80 dos directores de cine frustrados que tras el calamitoso rodaje de lo que se considera un engendro (el film «Playing for Keeps») y dado que habían acumulado riqueza por otros motivos, decidieron concebir el cine, a veces, desde el encargo de lo que querían ver (traían locos a guionistas y directores), otras desde el hecho de ofrecer un producto artístico con lo que venía siendo el acabado de la ca-
Thornton, relegado de realizador a actor en parte también por su affaire con Angelina Jolie, o Jim Jarmusch, cuya Dead man fue prácticamente defenestrada de catálogo, así como las relaciones con Redford que terminaron haciéndose invisibles cuando en Miramax entró Disney, todo ello y mucho más convierte este ensayo en un pozo de sabiduría vivido desde dentro de la industria. En un momento dado se dice que más que los actores y directores, los que peor hablaban de los Weinstein eran los propios ejecutivos, en quienes debido a sus actitudes más que a sus probadas destrezas, se cebaron particularmente. Con la crisis económica Miramax se convierte en un rastro espectral de lo que fue, quedando como esencia y producto de tanta hibridación la idea de negocio que parece que atonta por su banalidad al espectador, algo más próximo al tradicional Hollywood de lo que, sin duda, antes nadie pudiera imaginar. Peter Biskind. / Elizabeth Hess
sa, siempre ganando poco dinero el equipo creativo contratado. Soderbergh, Tarantino, Kevin Smith, Jim Sheridan, Hal Hartley, Alex Rockwell (realizador de la mítica En la sopa, desaparecido tras su participación en Four Rooms) y una larga nómina de directores de todo tipo pueblan unas páginas llenas de decisiones y poder abusivo por parte de ambos hermanos, que más voluntaria que inconscientemente creían estar re-
fundando, en parte desde el concepto de arte y ensayo, algo que ya existía desde hacía tiempo. Anécdotas y broncas como la que tuvieron con Quentin en el montaje de «Reservoir dogs», por la que finalmente Tarantino no dio su brazo a torcer en la demanda insistente de eliminar la secuencia de la oreja cortada por la que hoy su cine es lo que es, el ninguneo a figuras clave en Europa como Billy Bob
Calificación: Muy interesante. Tipo de lector: Desprejuiciado, no sólo en el sentido sexista. Tipo de lectura: Muy bien documentada. Argumento: Entresijos del otro Hollywood. Personajes: Gran cantidad de ellos. ¿Dónde leerlo?: En una de esas piscinas que Orson Welles tanto odiaba por otras razones de Beverly Hills.
...guardar como un tesoro
Museo vivo de los insectos Silvia Fernández {¿Recuerda usted aquellos álbumes enormes con ilustraciones fantásticas que tenía en casa siendo niño? ¿Ha echado de menos esos libros editados cuidadosamente que siguen siendo inolvidables? Los adultos tendemos a recordar eso que tanto nos gustó siendo niños etiquetando esos recuerdos con una frase lapidaria: Ya no se hacen las cosas tan bien como antes. Y no es cierto. Al menos se pueden encontrar cosas, hoy, que desdicen esa afirmación. Museo vivo de los insectos es un libro de 64 páginas y gran formato (25,8 x 33,8 cm.) como los que tanto echamos de menos los que peinamos canas. Es un libro exquisito, sencilla-
mente, exquisito. Las ilustraciones son magníficas y los textos claros, accesibles y completísimos. El entomólogo y escritor François Lasserre y la ilustradora Anne de Angelis, nos hablan de insectos y nos los enseñan a través de acuarelas bellísimas. Hacen una clasificación sorprendente y muy atractiva de esos insectos para presentarlos y desmitificar muchas cosas que forman parte del ideario común. Los miedos infundados resultan ser exactamente eso, infundados. Los comestibles, los armados, los okupas, los imitadores o los elegantes, se agrupan para que tengamos una idea general de lo que es un tipo de insectos u otro y para fascinarnos. Página a página el lector se adentra en un mundo desconocido y arrollador.
Una ilustración de Anne de Angelis en la edición francesa del libro. / El Correo
Hay que insistir en que las acuarelas que ilustran el libro son una maravilla. Museo vivo de los insectos es un libro para niños de 8 ó 9 años en adelante. Un libro que gustará y se convertirá en un tesoro, un libro que se querrá conservar hasta los 90 años. O más.
Calificación: Exquisito. Tipo de lectura: Apasionante. Tipo de lector: Aquel que sienta una mínima atracción por los seres vivos. ¿Dónde puede leerse?: En el campo buscando pruebas… sería lo más de lo más.
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Escrito para... escritura, el cine, la música o la escultura, se conviertan en clubes exclusivos a los que sólo tienen acceso los socios fundadores o los sujetos extraños. Para evitarlo lo mejor es leer, tener criterio ...entender lo que sucedió en los 80 y 90
...niños de 3 a 6 años
Días contados Gabriel Ramírez {Los años 80 en Madrid fueron diferentes a lo que se vendió como cierto. La capital de España, efectivamente, durante tres años (más o menos) vivió eso que se llamó la movida madrileña. Pero eso fue lo que fue (una reacción ante un exceso de política y caspa que inundaba la capital de España), los que protagonizaron esa movida fueron los que fueron (cien personas, siempre las mismas; el resto iba siguiendo la pista del grupo principal sin aportar nada, sin ni siquiera copiar lo que hacían) y la imagen que se vendió fue un producto de venta de imagen para que Madrid lograse ser, por ejemplo, capital europea de la cultura cuando era impensable que eso fuera posible aunque se hiciera realidad finalmente. Madrid era una ciudad peligrosa, gris. Las drogas hacían estragos entre los jóvenes de todas las clases sociales, el dinero público se malgastaba a espuertas, ser Europa era una necesidad obsesiva. Juan Madrid escribió Días Contados para repasar ese Madrid de mediados a finales de los 80 y principios de los 90. Esta es una novela que no pertenece al género negro. Y Juan Madrid logra un trabajo notable en algunos aspectos. La novela va de menos a más en su intensidad narrativa y la cierra de forma brillante, emotiva, sin dejar un solo centímetro de espacio a la esperanza. Algo exagerado, eso sí, en el uso de jerga callejera que busca
una credibilidad que ya se encontraba en el propio relato. El dibujo que hace Juan Madrid del espacio es certero, quirúrgico. Y el que hace de los personajes es tan cuidadoso como brutal. La voz narrativa toma distancia suficiente respecto a la acción como para lograr una consistencia vacía de emociones o sensaciones que podrían poner en peligro a ese narrador que trata de relatar de forma verosímil y si tomar demasiado partido. Antonio, el personaje principal, es fotógrafo y busca la fotografía de su vida. La perdió el día que vio cómo una mujer se lanzaba desde el viaducto de Madrid al vacío con su hijo en brazos. Ese día se bloqueó. Ahora, conoce a dos jóvenes prostitutas que, además, son yonquis. Las conoce a ellas y el mundo que las rodea incluidos sus amigos. Madrid desde la sordidez, desde la drogadicción más terrible, desde esa injusticia tan monumental a la que estamos tan acostumbrados en Occidente. Imanol Uribe, el director de cine, llevaría al cine este relato. Con libertad absoluta. Convierte, por ejemplo, al fotógrafo protagonista en fotógrafo etarra. Y deja buena parte de los diálogos de Juan Madrid casi intactos. Gran error puesto que son, lógicamente, muy literarios. A pesar del tiempo transcurrido, Días contados se puede leer más que bien. Es una novela que ha logrado envejecer bien a pesar de hacer referencia explícita a un tiempo muy concreto y a un mundo perfectamente reconocible.
...niños de 0 a 5 años
Cosquillas y a la cama Silvia Fernández {El autor alemán Jörg Mühle (Fráncfort, 1973) nos entrega a través de HarperCollins Iberica y dentro del catálogo Harperkids, un libro estupendo que hará las delicias de los niños más pequeños (0 a 5 años) y las de los padres y abuelos. Porque este es un libro que se presta a ser utilizado a diario para que la rutina de ir a la cama sea algo natural, divertido y fácil para todos. Ese es un momento crítico a ciertas edades. Las rabietas de padres y de niños se convierten en un elemento incómodo que debe desaparecer de inmediato. Cosquillas y a la cama es una herramienta más para lograr que los críos piensen en irse a la cama como algo necesario y encontrarse con un personaje muy bonito. E integra en el circuito del libro al niño desde muy pequeño. El libro, editado con gran cuidado,
Portada de ‘Cosquillas y a la cama’.
abre la posibilidad al niño de interaccionar en cada página. Si tocas el hombro del personaje logras que en la página siguiente esté de cara y no de espaldas. La
Mis dibujos después de la tormenta
Portada de ‘Días contados’. / El Correo Portada.
Calificación: Buena. Tipo de lectura: Amena aunque en algunos tramos se hace dura por lo que se cuenta. Tipo de lector: Cualquiera. Juan Madrid siempre ha hecho literatura muy accesible. Argumento: Estamos condenados. Todos. ¿Dónde puede leerse?: Ya es tiempo de leer en el parque, al aire libre.
imaginación del niño, página a página, se traduce en una certeza una vez que pasamos página. Y cada una de esas páginas sirve para que el niño vaya haciendo lo mismo que hace Conejito y termine entre las sábanas sin rechistar. El texto es sencillo, agradable. La paleta de colores invita a descansar. Todo está especialmente cuidado. El libro ha tenido un enorme éxito en Alemania y llega a España gracias a HaperCollins que ha apostado de forma rotunda por su colección infantil y juvenil. Algo muy de agradecer cuando, además, la apuesta se traduce en una edición estupenda y un catálogo que, hasta ahora, solo incluye libros de gran interés.
Calificación: Estupendo y muy útil. Tipo de lectura: Divertidísima. Tipo de lector: Padres de niños de 0 a 5 años. Llegado el momento el propio niño. ¿Dónde puede leerse?: Por supuesto en la cama o muy cerca de ella. Porque la cosa es que si Conejito va a dormir todos vamos detrás.
Silvia Fernández {Mis dibujos después de la tormenta es un libro, sobre todo, muy divertido. Los niños que estén aprendiendo a leer se encontrarán con unos dibujos entre locos y naif que les permitirán imaginar lo que sucede entre un conjunto de ellos (en una página) y otro enfrentado (en la página siguiente). La propuesta es ir de un estado previo a otro jugando con las palabras y viendo en los dibujos el resultado gamberro, improbable o esperado, de una acción cualquiera. El lenguaje es accesible e invita a todo tipo de juegos compartidos entre padres e hijos. Si el niño ya sabe leer el resultado es el mismo. La diferencia es que los pequeños podrán disfrutar del libro sin la necesidad de estar acompañado por un adulto. Mis dibujos después de la tormenta está firmado por Éric Veillé, un joven autor que ya es conocido en España por sus obras Secretos del cole y Mi mamá va al cole. Este es un libro estupendo que podrán leer los niños junto a los adultos o estando solos. Pasando un rato más que agradable en cualquier caso. Calificación: Bueno. Tipo de lectura: Amena, cargada de imaginación. Tipo de lector: Niños de 3 a 6 años. Argumento: Toda acción tiene un reacción y conviene aprender a ver la parte divertida de las cosas. ¿Dónde puede leerse?: Durante cualquier momento de ocio y en cualquier lugar tranquilo del mundo.
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Libros Tras darse a conocer con ‘Peregrinos de la belleza’, la escritora vasca regresa a su tierra natal con un sugestivo viaje a pie, ‘Los senderos del mar’, que ha visto la luz en el sello Acantilado Recomendaciones
CÓMIC
Rutu Modan/ La cena con la reina / Fulgencio Pimentel
MARÍA BELMONTE
«La mayor aberración educativa es separar ciencias y letras» Alejandro Luque {A María Belmonte le gusta mantener un perfil bajo: nada de redes sociales, justa exposición pública, alergia a las fotos. Sin embargo, en la distancia corta se revela como una conversadora apasionada, cercana, en consonancia con el personaje que asume su nombre en sus libros. Cuenta que tras quedarse una temporada en el paro, su pareja la invitó a viajar por el Mediterráneo y le preguntó: «¿No ves que te están regalando tiempo?» Ese tiempo lo aprovechó muy bien, primero escribiendo Peregrinos de la belleza, una galería de nueve excéntricos personajes enamorados del Mediterráneo –de Axel Munthe a Norman Lewis, pasando por Henry Miller o Patrick Leigh Fermor–, y luego volviendo a su tierra con un viaje a pie lleno de curiosidades titulado Los senderos del mar, ambos publicados por Acantilado. Lejos de su norte natal, en una Sevilla en la que empieza a desperezarse la primavera, Belmonte accedió a hablar de todos los mares de su devocionario. «Hice un viaje a pie por la costa vasca, y he utilizado un territorio tan familiar como excusa para ensayar ese género anglosajón que a mí me fascina, que es la nature writing, la escritura sobre la Naturaleza. Tengo un filtro grande en ese proyecto, y es que si te fijas no hablo de seres humanos. Hablo de pulpos, de
lapas, de agua, del musgo. Lo que he querido demostrar es que no tienes que viajar a lugares lejanos para encontrar la belleza, porque nos rodea por todas partes. Tienes que aprender a mirar. Thoreau, ahora tan de moda, decía que 30 kilómetros cuadrados bien explorados dan para toda una vida, y de hecho él nunca salió de Concord y alrededores», agrega la autora.
La escritora María Belmonte./ El Correo
«He querido demostrar que no tienes que viajar a lugares lejanos para hallar la belleza» «No solo creo que exista una identidad mediterránea, sino que la siento dentro de mí» «Soy de letras pero me encanta la ciencia», prosigue la autora, «y he tenido que leer mucha divulgación, porque tengo un nivel muy básico, no creas… Mi gran dolor es saber tan poco de química, matemáticas, biología. Debe de ser muy grave para nuestro cerebro, según los matemáticos, que sepamos tan poco. La mayor aberración educativa es la separación tan brutal que hay entre ciencias y letras. De hecho, filósofo es el
que ama la sabiduría. Y en la filosofía antigua no se distinguía entre uno y otro, era un saber. Había que conocer la geometría y las matemáticas para comprender el mundo». En cualquier caso, Belmonte profesa un amor total por el Mediterráneo. «No solo creo que exista una identidad mediterránea, sino que lo siento dentro de mí. Ayer me invitaron a hablar de filohelenismo precisamente, y tuve la ocasión de desarrollar esta idea que compartimos muchísimas personas. Es muy irracional, algo relacionado con vivencias muy especial, que la gente sensible y un poco presupuesta percibe allí y no, por ejemplo, en Vietnam. Para mí ese espíritu mediterráneo es ese legado grecolatino que nos configura como ciudadanos europeos». «Cuando vas al Mediterráneo encuentras una esencia distinta, y cuando vas al norte también, con ese mar tan bravo, con ese color. En cuanto a las personas… Quizá entre navegantes sí exista esa afinidad. Piensa en el griego Piteas, que sale de Marsella y se va nada menos que hasta la última Thule, y navegó hasta donde, dice, el mar se hizo sólido. Esos navegantes vascos que salían de Pasajes o Zarauz, y se iban guiándose por la Osa Mayor hasta la península de Labrador eran una casta muy necesitada, pasaron mucha hambre, pero es una sola casta en todo el mundo». ~
Un tebeo rabelaisiano, casi punk A. Luque {Hablar de Rutu Modan –sombreros fuera– exige retrotraerse a diez años atrás, cuando la dibujante israelí se dio a conocer con Metralla. Con sus siguientes entregas, La propiedad y Jamilti, descubrimos a una artista que, además de dibujar muy bien e indagar críticamente en el tiempo que le había tocado vivir, quería esforzarse en no parecerse demasiado a nadie, ni siquiera a ella misma. Y sigue haciéndolo en su último trabajo publicado en España. La cena con la reina no tiene nada que ver con lo que hayan leído anteriormente de Modan. Se diría a bote pronto que es un divertimento, una anécdota sencilla: la hija de la narradora –trasunto de la propia dibujante– no obedece ninguna de las instrucciones que se le dan en cuanto a su comportamiento en la mesa. No hay modo de hacerle observar una mínima etiqueta. Entonces la madre le formula una pregunta de madre: ¿Qué harías si la reina te invitara a cenar en palacio? Todo es, claro, una excusa: por un lado, para introducir al lector –infantil o adulto– en la fantasía de la corte, y por otro para permitir a la artista abandonarse a un juego rabelaisiano de abundancia y desmesura. La cena con la reina podría ser en cierto modo un anticuento, un desafío a esas historias con moraleja que siempre cierran como quieren los guardianes de la ley: en este caso, con la niña entrando en cintura y aprendiendo que no hay nada como la urbanidad para vivir en sociedad. No, Modan ha hecho un cómic casi punk, un divertido canto a la insubordinación o, cuando menos, a la insumisión ante las normas como simples limitaciones de la libertad individual. ~
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Viajes No son pocas las personas que en sus viajes hacen paradas en los distintos cementerios de las ciudades visitadas. Entre los escritores es frecuente contemplar lápidas de otros escritores. Concha García ha aprovechado su estancia en Argentina para visitar el cementerio israelita más grande de Latinoamérica, la Tablada
Alejandra Pizarnik y su tumba en La Tablada Concha García {Para llegar a la Tablada, población situada en el distrito de la Matanza, al oeste de Buenos Aires, hay que tomar dos autobuses y un tren, atravesar una infinidad de barrios observados a través de la ventanilla, casi todos iguales, casas bajas, comercios, aceras resquebrajadas y arboledas, mucho más difíciles de encontrar en la ciudad de Buenos Aires. Algunas casas están muy viejas, las calzadas no se han remozado desde hace años, la vía del tren la atraviesa sin cortarla porque toda ella está hecha a retazos. Decidimos ir a la Tablada, con la poeta Bárbara Belloc, uno de los días más lluviosos de mayo. La lluvia no iba a impedir la excursión que nos llevaría a ver la tumba de la poeta Alejandra Pizarnik. El cementerio israelita de la Tablada es el más grande de Latinoamérica. Al llegar a la población, tristemente también conocida por el asalto al cuartel militar de la Tablada en 1989, con la lluvia calándonos, nos acercamos a una remisería –un coche de alquiler– para que nos llevara el cementerio. El conductor se sorprendió al proponerle el trayecto, no tenía ni idea de quién era Pizarnik, le interesaba hablar de la situación política en Argentina y comenzó a darnos datos que compartíamos. El dólar había subido el día anterior lo suficiente como para provocar una inflación que ni el Fondo Monetario Internacional iban a impedir, todo lo contrario, los ajustes que suele pedir ese Fondo son mortíferos para la población. Llovía tanto que apenas pudimos atravesar la acera sin mojarnos bajo un paraguas. Mientras recorríamos el largo paredón con inscripciones judaicas, no dejaba de asombrarme. Un empleado apellidado Meizón, nos ayudó a encontrar donde estaba la tumba de la poeta mediante un archivo virtual –hay más de 15.000 tumbas en La Tablada. En un ordenador tecleé su apellido. Había que recorrer un pasillo central y girar a la derecha y otra vez a la izquierda, pero la lluvia formaba un cortinaje tan espeso que se nos hacía difícil llegar. Alejandra Pizarnik se suicidó con 36 años en Buenos Aires. Nació el 29 de abril de 1936, provenía de una familia judía polaca que tuvo que huir hacia la Argentina como tantos otros. Admiramos su obra, su poesía se extiende desde la mente al cuerpo, es lúcida y dolorosa, te puede absorber hasta quedarte dentro, entre
sus versos y la lectura está Alejandra. Pocas escritoras han llegado a comunicar la soledad y el desamparo como ella, sin artificios, a cuerpo descubierto. Lo que atrae es precisamente esa desnudez que nos atraviesa. Bárbara me dice que la poesía de Pizarnik, en Argentina, a temporadas es más o menos leída. No se mantiene un interés lineal. De repente, irrumpe de nuevo. No depende de nada, porque es palabra viva. La impresora saca un plano a color de la ubicación de las tumbas en el cementerio. Sector azul, Manzana 21. El predio, es decir, los terrenos para construir el cementerio fueron comprados en el año 1936, pero la primera piedra se colocó en 1950. El cementerio tiene tres partes, en una están enterrados la rama asquenazí, de procedencia europea oriental y central, en otra, los sefardíes, de procedencia portuguesa y española. Recientemente se inauguró otra zona para quienes resolvieron convertirse al judaísmo, pero no lo hicieron por los ritos y conducción de rabinos ortodoxos. Ante la insistencia de la lluvia un operario llamado Marcelo llega con un carrito como los de golf y nos acompaña amablemente a la tumba de Alejandra bajo la lluvia. Estábamos solas, y el momento no carecía de cierta emoción. En la lápida una foto de ella junto a su padre, –con quien tuvo muy mala relación–. Bárbara me cuenta que los caminos de la poesía son curiosos. Una vez vio a un muchacho que leía un poemario suyo en una plaza en Villa Devoto, alguien le explicó que ese libro fue robado por otra persona que, aprovechando un descuido del lector, salió raudo para sustraerlo. Mi primer recuerdo de Alejandra es una fotografía que me enseñó el pintor Antonio Beneyto, en Barcelona y acababa de publicar –en 1975– una antología de su obra por primera vez en España la editorial Ocnos. Comenzamos a leerla poco a poco, cuando Esther Tusquets decidió editar su poesía completa, sin ese temor que tienen los editores a que alguien desconocido no sea leído y por ello nada rentable. Fue una buena sugerencia de Ana María Moix y Ana Becciu. El paisaje se extendía bajo la lluvia y las lápidas de mármol oscuras, sin apenas flores, resonancias con el nombre de la poeta que en realidad se llamaba Flora Alejandra. ~
En la lápida una foto de ella junto a su padre, con quien tuvo muy mala relación. / Concha García
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Cine y TV La desaparición en Guipúzcoa de uno de los grandes personajes españoles que se pusieron tras la cámara de cine y televisión, Antonio Mercero, ha hecho que paradójicamente le hayan salido amigos de debajo del subsuelo en gran cantidad de obituarios. Desde Aladar le recordamos en la que fue una carrera dilatada y fructífera
Antonio Mercero, un Spielberg donostiarra Daniel González Irala {Desde el pasado 12 de mayo, fecha en que el mal de Alzheimer acabó con sus días, a Mercero como a Chanquete, el viejo marinero amigo de los chavales de Verano azul encarnado por su tocayo Ferrándiz, le han salido amigos que, como donuts imaginarios, han querido formar parte de un legado que, como tal le pertenece a menos personas, siempre, de las que seguimos llorando, riendo y abrazando con nostalgia sus obras de televisión y cine. Y eso que Mercero pertenece a esa rara estirpe de los profetas en su tierra. Aprovechando además su desaparición, prolifera en change.org una petición popular por la que se pide que se reconstruya en la ciudad de Madrid esa terrorífica cabina que tanto hizo sufrir al personaje encarnado por José Luis López Vázquez. Pienso en Javier Krahe y en cómo vaticinó en forma de canción cómo no le gustaría que le dedicaran un busto o estatua que finalmente obtuvo sin permiso alguno, pero en cualquier caso no sé como le sentarían este tipo de bromas al finado que nos ocupa. Nacido en marzo de 1936 en Lasarte y tras estudiar primero Derecho, parte a Madrid para formarse como cineasta, graduándose en la Escuela Oficial de Cinematografía allá por 1962, destacando anteriormente por su cortometraje La oveja negra de 1960. Tras rodar sus dos primeras películas en celuloide (Lección de arte y Se necesita chico) consigue un empleo en televisión como lo que hoy llamaríamos showrunner de grandes series de la época, donde llevó a cabo una larga y dilatada trayectoria. Pero, ¿dónde queda «La cabina», ese clásico de terror de un realizador al que por sus últimos films podríamos emparentar sobre todo con Steven Spielberg? Pues fue una de esas producciones pensadas para televisión que tras la serie «Crónicas de un pueblo», Mercero se empeñó en producir a pesar de que José Luis Garci y Horacio Valcárcel desistieron de convertirla en idea para serie, una rara avis, que si entendemos su obra desde la óptica soñadora y melodramática del rey Midas de Hollywood, acabó convirtiéndose en clásico como le ocurrió a El diablo sobre ruedas. Lo cierto es que la mirada de Mercero no siempre fue tan entrañable a la hora de trabajar con según qué historias, de hecho en los 70 su
Antonio Mercero.
mirada de la infancia tenía rasgos de crueldad parecidos a los que practicaba Narciso Ibáñez Serrador en esa ¿Quién puede matar a un niño?; de esta época son Tobi, Las delicias de los verdes años o La guerra de papá. Si Ibáñez Serrador como Mercero fueron populares, la razón se encuentra más quizás en el Un, dos, tres y en Verano azul o Farmacia de guardia que a lo que muchos hoy consideran sus caprichos cinematográficos; este rasgo les permitió además cierta versatilidad en sus trabajos y, en concreto a Mercero hacer factible el hecho de que rodar con niños fuese menos complicado de lo que en un principio presuponía Alfred Hitchcock. Verano azul sigue reuniendo a nuevas y viejas generaciones junto al televisor en torno a esa pandilla de ciclistas que vera-
neaban en Nerja (alguno de ellos malogrado por el éxito a pesar del relumbrón que obtuvo) y jugaban cerca de la playa; por otro lado, si a alguien también le vino bien el éxito de Farmacia de guardia fue al entonces galán de teatro Carlos Larrañaga, aquí convertido en donjuán trasnochado y ligón. Es gracias a estas series con las que empezamos a ver ese lado tierno por lo que algunos le recordamos, sobre todo en cuatro películas que se cuentan entre las favoritas: Don Juan, mi querido fantasma, La hora de los valientes, Planta 4ª e ¿Y tú quién eres?. En la primera sobrevuela la sombra de ese Larrañaga del que hablábamos. La hora de los valientes, dirigida con enorme pulso dramático cuenta el empeñó por rescatar ante los nacionales gran
Escena de ‘La cabina’ y de ‘Verano azul’.
parte de las obras del Museo del Prado. Por otro lado, Planta 4ª contó en primera persona con el apoyo en guión de Albert Espinosa, a quién acabábamos de ver en la serie Abuela de verano como actor y aporta una visión más que empática sobre los hospitales oncológicos y los niños que los pueblan. Por último, ¿Y tú quién eres? podría funcionar como The Dead de Huston como triste obra profética de su situación personal, que le sobrevino al poco tiempo de dejar de rodar. De un mismo modo, nos hacemos eco de su labor escénica en teatro en dos obras: Isabel, reina de corazones en 1983 y Los verdes campos del Edén para el Teatro María Guerrero. Fue asimismo sucesor de Jesús Hermida en la presidencia de la ATV hasta el año 2000. ~