Aladar nº 140

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Sábado, 27 de mayo de 2017 Nº 140 @aladar_cultura

El cambio del teatro hispalense Treinta y siete años de vida de un proyecto. Veinte años apostando por «Espacios Singulares» de Sevilla. Producciones Imperdibles ha logrado cambiar el panorama teatral de Sevilla.

Conoce Vitoria de la mano de Concha García

La crónica de un Interestelar casi perfecto


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Teatro

Producciones Imperdibles cumple 20 años apostando por los «Espacios Singulares» de Sevilla. Cuando en 1980 un jovencísimo José María Roca alumbró su proyecto de compañía teatral —por entonces La Pupa— pocos podían Antonio Puente Mayor {En estos treinta y siete años de vida, el creador de Producciones Imperdibles no ha dejado de obtener reconocimientos, de realizar giras por numerosos países y, sobre todo, de educar el gusto de miles de espectadores que hemos crecido disfrutando de sus espectáculos. En su haber figuran montajes de toda índole, desde el teatro grecolatino —Amphitrion fue su apuesta para 2016— a la danza contemporánea, pasando por el drama y la comedia más clásica (Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, La venganza de don Mendo, etc.). Pero si existe una faceta en la que los Imperdibles han marcado la diferencia en las dos últimas décadas, esta ha sido sin duda su decidida apuesta por los «Espacios Singulares». En ese sentido, el punto de inflexión lo hallamos en la primavera de 1997, cuando Roca irrumpe con su compañía en los jardines del Alcázar para cambiar la historia del teatro hispalense. Ciclo de Personajes Históricos Sevillanos Ideado por el alma máter de Producciones Imperdibles, y con el apoyo del Real Alcázar, todos los aficionados al teatro pudimos disfrutar entre 1997 y 2008 de un ramillete de espectáculos diseñados ex profeso para el monumento Patrimonio de la Humanidad. El primero de ellos se tituló Yo, Pedro I, el Rey, y nos sumergía en la vida y obra de Pedro I de Castilla —al que sus detractores apodarían el Cruel— en un bellísimo periplo a través de algunas estancias del palacio. Ese carácter itinerante, novedoso hasta entonces, fue el germen de futuras actividades nocturnas en museos e instituciones de la ciudad. Tras este, los artífices de la añorada sala La Imperdible —que fuese escenario de antológicas representaciones entre 1990 y 2007— dieron un salto en el tiempo, hasta la época en que la urbe se erigía en capital del Reino de Taifa más poderoso y culto de AlAndalus. Con Almutamid. Poeta y Rey de Sevilla, el ciclo logró asentarse en las noches estivales, dando paso a proyectos cada vez más ambiciosos. El salto de calidad definitivo llegó en 1999, con la puesta en escena de El misterio Velázquez, basado en el texto de Eliacer Cansino y a quien daría vida el recordado Carlos Álvarez (Premio Goya por Solas, de Benito Zambrano, y una auténtica leyenda del teatro hispalense). Junto a él, otras referencias de la dramaturgia local como Justo Ruiz, Chema del Barco o Juanfra Juárez. Más allá de las excelentes interpretaciones y el cuidado

Educando el gusto… por el buen teatro vestuario de May Canto, la propuesta sorprendió por el uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la escena. De Carlos V a Luis Cernuda Coincidiendo con el 500 aniversario del nacimiento de Carlos, nieto de los Reyes Católicos, los Imperdibles trajeron a escena uno de los espectáculos más rotundos de su trayectoria: Carlos V. Emperador de Occidente. En

aquella ocasión, el lugar elegido fue el Cenador de la Alcoba, hermoso rincón ubicado en los jardines del Alcázar. Desde su boda con Isabel de Portugal —celebrada en esas mismas estancias un 11 de marzo de 1526— hasta sus enfrentamientos con Lutero o Solimán el Magnífico, el montaje abarcaba gran parte de la trayectoria del primero de los Austrias, genialmente interpretado por Javier Castro. A esas alturas, miles

de espectadores aguardaban cada año su cita con el teatro histórico, ansiosos por descubrir quién sería el próximo elegido. En 2001 le tocaría el turno a un personaje poco conocido pero fundamental para el desarrollo del urbanismo local: Pablo de Olavide. Con La Sevilla de la Ilustración pudimos acceder al alumbramiento del primer plano de la ciudad o a la visita de ilustres de la época, como Gaspar Melchor de Jovellanos. En la retina de muchos aún queda la lograda composición de F. M. Poika como el malogrado Asistente del Rey Carlos III. Un año más tarde, Producciones Imperdibles apostaría por el talento y la sensibilidad del artífice de Ocnos. Bajo el título Luis Cernuda. Un perfil en el aire, muchos sevillanos descubrieron el Jardín de los Poetas y se regodearon en el lirismo de la Generación del 27. Javier Paisano escri-


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imaginar lo que esta daría de sí. Treinta y siete años de buen teatro, de entretenimiento para todo tipo de público. El teatro hispalense ha cambiado con Roca. Nadie lo puede negar ojos hacia Carmen, la célebre cigarrera de Triana, tomando como escenario natural la antigua Fábrica de Tabacos. Más de 14.000 personas pudieron admirar el montaje de José María Roca y Gema López —codirectora de Producciones Imperdibles por aquel entonces— con María Martínez de Tejada como protagonista. En 2011, el lugar elegido fue la sede del ICAS, que acogió el espectáculo Santa Clara. Leyenda de Sevilla, un homenaje a las ánimas que llevan siglos pululando por el ex convento de clausura (Fernando VII, doña María Coronel, Alfonso X o don Fadrique). Esta vez con las incorporaciones de Maripaz Sayago y Eva Gallego. Por último en 2012, y como paso previo a sus montajes de La venganza de don Mendo y Amphitrión, la compañía se decidió por la versión teatral del clásico de Beaumarchais, El Barbero de Sevilla, en una curiosa vuelta de tuerca y tras 15 años de éxitos en el Ciclo de Personajes Sevillanos. El Palacio de los Marqueses de la Algaba vio resucitar esta vez a los célebres Fígaro y Almaviva en un guiño a la universal ópera. Trajano, Optimus Princeps

bió entonces para El Correo de Andalucía: «una bellísima recreación de la esencia de Cernuda, hay que aplaudir a Juan Lario de Blas, el hilvanador del texto, y toda la Compañía por conseguir este canto que ahora nos transporta al mundo de Cernuda, y al que se acompaña de la maravillosa música en directo». «Tierra de hombres y universo de mujeres» Tras más de un lustro de protagonistas masculinos, en la primavera de 2003, José María Roca y los suyos apostaron por una mujer como cabeza de cartel para sus funciones al aire libre. Y nadie mejor que Isabel la Católica para atraer a los fieles. Belén Lario, una de las actrices fetiche del director, le daría vida con prestancia y brillantez. Junto a ella, un reparto de lo más solvente, incluyendo nombres como Pepa Muriel, Carmelo García o Teresa Par-

do. De nuevo el sonido en directo y las videoproyecciones fueron uno de los mayores aciertos, conquistando a crítica y público. Tras una pausa de dos años, en 2006 los tenaces artistas retornaron al Alcázar de Pedro I —en un guiño a sus propios orígenes— con la historia de Ibn Jaldún, emisario del Rey de Granada. Titulada Un viajero en el tiempo, esta vez fueron Manuel Monteagudo y Sebastián Haro los encargados de dar vida a los protagonistas del encuentro. Las imágenes oníricas, proyectadas sobre la galería del Grutesco, pusieron la nota mágica. Pocos imaginaban entonces que ese verano la compañía diría adiós al espacio patrimonial, continuando con el ciclo en nuevos rincones de la ciudad. Con sello propio En 2007 el romance y la poesía volvieron a apoderarse de las no-

ches sevillanas con el espectáculo Don Juan, que indagaba en el mito a partir de textos de Zorrilla, Tirso de Molina y Molière. Enclavado en el patio de la antigua Casa Profesa de los Jesuitas, hoy sede de la Facultad de Bellas Artes, el montaje nos permitió rememorar algunas de las más célebres escenas del teatro universal en torno al galán irredento. Ignasi Vidal, Celia Vioque, Aníbal Soto o Antonia Zurera fueron algunos de los actores que encarnaron a los protagonistas. Dos años más tarde la compañía elegiría el mismo espacio para dar vida a Gustavo Adolfo Bécquer —con visita incluida a su tumba—. Un acertadísimo Juan Luis Corrientes supo captar la esencia del personaje en Soñando a Bécquer, dando lugar a uno de los montajes más hermosos hasta la fecha y evidenciando el sello propio del grupo. Ya en 2010 la compañía volvería sus

Producciones Imperdibles cumple 20 años apostando por los «Espacios Singulares» de Sevilla. / Fotografía cortesía de Producciones Imperdibles

Dos décadas después del estreno de Yo, Pedro I, el Rey, y coincidiendo con los 1900 años de la muerte del emperador romano nacido en Itálica, José María Roca nos propone Trajano. Optimus Princeps, que continúa la línea de trabajo emprendida en 1997 en los recintos monumentales y que tanto prestigio proporcionase a la compañía. En esta ocasión el espacio elegido es el Antiquarium de Sevilla, un rincón de lo más propicio para representar los últimos días del César. Con la producción de Pepa Muriel y el guión del propio Roca, el nuevo montaje de Producciones Imperdibles es un auténtico regalo para los sentidos, comenzando por el texto, escrito en prosa poética y con una hondura enorme, y continuando con el vestuario y las luces. Aunque el mayor mérito hay que atribuírselo a los cuatro artistas que lo sustentan: el músico David Ruiz y la cantante Clara Campos —cuya voz resulta embriagadora— y la dupla de actores Moncho Sánchez-Diezma, cuyo retrato de Trajano roza la excelencia tanto en la cuidada dicción como en la variedad de registros, y Belén Lario, quien dota de carisma y humanidad a Pompeya Plotina, la esposa del emperador. Intenso, cercano y técnicamente exquisito, Trajano. Optimus Princeps es sin duda una de las grandes propuestas del año en Sevilla (hasta el 24 de junio en el Antiquarium de las Setas). No se la pierdan. ~


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Cierto es que la expresión «Segundas partes nunca fueron buenas» ha arraigado en nuestro rico refranero nacional como una verdad insondable, pero de igual forma lo ha hecho el conocido dicho «no hay regla sin

INTERESTELAR

Balanza favorable y comunión casi perfecta Álvaro Parra {El año del estreno de Interestelar fue una mezcolanza de emociones. Con una escasa diferencia de horas, en un mismo lugar se vivieron escenas de alegría, desenfreno y diversión, y a la misma vez, paisajes completamente pesimistas y desalentadores. Primero, durante la celebración de la primera jornada, se disfrutó de una positivísima aceptación del público de la capital andaluza con unas cifras que rozaron el lleno absoluto, y unas actuaciones que acariciaron la excelencia de artistas de la talla de Iván Ferreiro o Fuel fandango. Como contrapunto, en la segunda jornada las lluvias arrebataron la ilusión de los asistentes desde el comienzo del día, obligando al festival a la cancelación del mismo. Digno de mención fue el exquisito trato que brindó el festival a su público, que, en el mismo momento de publicar el triste anuncio, aclaró que se iba a llevar a cabo la devolución del importe y la confirmación de aquellas bandas que sus fans más acérrimos se perdieron por culpa de la meteorología. Pese al frustrado comienzo de su andadura, el festival decidió repetir fórmula festejándose de nuevo a finales del mes de mayo en el bello Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), con un cartel cuyo alma y fuerza residía en aquellas bandas nacionales que generalmente coquetean con el indie-pop más masivo; a nombres como Love of lesbian, Maga o Leon Benavente, se le sumaban bandas de la talla de Los planetas, Fangoria o la leyenda que es Loquillo. Todo ello a un precio tremendamente popular (el precio de salida del abono de dos días rondaba únicamente los veinte euros), generando una sólida propuesta cultural capaz de no hacernos rememorar con añoranza el extinto Territorios festival, que tenía lugar en mismo lugar y fecha años atrás. Con tales precedentes, nos adentrábamos el pasado viernes 19 de mayo en los aledaños del Monasterio de la Cartuja para disfrutar de la jornada de apertura de la segunda edición del festival. La meteorología en esta ocasión sí acompañaba (quizás en exceso), con unas temperaturas que llegarían a superar los treinta grados. Pero

El éxito de público fue total. / Nerea Coll

para combatir las horas más cruentas de la tarde la organización tuvo a bien ofrecer la suculenta oferta de 2x1 en bebidas, oferta que sin duda tuvo una aceptación formidable, ya que desde las 15:00 horas el público más enérgico se agolpaba a las entradas del recinto. Para la apertura del mismo se programó a una de las bandas que más proyección está teniendo en el panorama nacional en el último año, Viva Suecia, cuya firmeza y seguridad en el escenario distó mucho de la presupuesta a una banda de tan poco recorrido. Dignísimo comienzo cuyo relevo, poco más tarde, iba a ser ya uno de los grandes reclamos del día. Carlos Sadness, de colorida propuesta tanto visual como musical, tuvo el honor de ser el primero en generar auténtico furor a su salida al escenario. Su sonido tropical, que nos transporta directamente a una playa virgen de agua cristalina en pleno verano, contó con un componente añadido en la banda, ya que no hubo canción que no fuera coreada de principio a fin. Hits tales como ‘Perseide’ o el nuevo single ‘Amor papaya en invierno’ fueron el súmmum de la comunión entre artista y público. Siendo la despedida ‘Hoy es el día’, en la que los asistentes al unísono contemplaban el sol de espaldas al escenario con el fin de despedirlo, en un bonito atardecer. Después de varios conciertos excelentes muchos vieron el momento idóneo para hacer un alto en el camino y visitar la zona donde artesanos y distintos puestos de alimentación estaban afincados. Establecimientos cuyas comidas iban desde la nacional, pasando por productos americanos, turcos o italianos, a unos precios no muy disparatados, hacían de la cena algo más que un mero momento de descanso. Otro punto que requiere de atención es una curiosa y útil novedad referente a los vasos, con el único objetivo de apoyar el reciclaje y la limpieza a fin de no deteriorar el precioso parque dónde tenía lugar el evento, ya que años anteriores el estado final del mismo era completamente desalentador. Por un ticket se retiraba en depósito un vaso que a la conclusión del evento podrías de-


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excepción». Y dicha excepción, generadora de una segunda parte magnánima, sin lugar a dudas se materializó durante la celebración de la segunda edición del festival Interestelar en Sevilla

volver y recuperar el dinero guardado. Sin duda una brillante idea la cual esperamos que el resto de eventos culturales nacionales adopten en sus futuras ediciones. Y con el paso de los minutos llegó el momento de continuar disfrutando del principal reclamo del festival, la música. Y qué mejores estandartes de la misma que el efusivo plano sentimental de Love of lesbian, y el descaro rockero de Loquillo. Los primeros confirmaron que, si bien es cierto que su cancionero llego a la cúspide con el disco 1999, aún son capaces de crear dos o tres auténticas joyas por álbum. Buen ejemplo de esto último fue la apertura y cierre del concierto, con las brillantes Cuando no me ves y Planeador, respectivamente. Emociones a flor de piel, sonrisas cómplices y comedidas, y muchísimas manos entrelazadas cuya presión era fiel reflejo de la empatía trasmitida por una banda que cada año superan de algún secreto modo su veracidad a la hora de transmitir sentimientos. Como contrapunto ideal, la actuación de Loquillo. Concierto de absolutos hits generacionales, canciones que podrían tatarear personas que desconozcan in-

cluso el nombre de loquillo. Varias generaciones congregadas, disfrutando de la fuerza y tenacidad de José María Sanz, auténtico sultán del escenario, que incluyó tanto canciones en solitario como con su formación anterior, junto a los Trogloditas. Sin duda el colofón final soñado de una jornada para aquellos que ya estaban exhaustos y preferían ahorrar fuerzas para el segundo día. Y llegó el mediodía del sábado con datos muy alentadores para la organización, unos quince mil espectadores habían acudido a la primera jornada, y se esperaba una cifra pareja para la segunda. Ciertamente, las imágenes se repitieron en la apertura del mismo, y no se podía esperar menos ya que la actuación que daba el pistoletazo de salida era la de los jienenses Guadalupe plata. Rock árido, sonido Arizona con tintes blues que nos hicieron mover los pies pese a un sol despiadado que arremetía a nuestra espalda. Entre actuaciones de grandes reclamos en los escenarios principales, obligada es la mención a las actuaciones que se sucedieron en el escenario patrocinado por Coolway. La organización lo habilitó con el

único fin de dar voz, conceder una oportunidad a aquellas bandas que rara vez tienen cabida en eventos tan masivos, centrándose en la escena de nuestra comunidad autónoma. Gran acierto del festival, a la que el público respondió a las mil maravillas. Asistencia extraordinaria a los brillantes conciertos de Apartamentos Acapulco, Quentin Gas & los Zíngaros y The Milkyway Express. Propuestas antagónicas pero que son un claro ejemplo de la extraordinaria escena musical local de la que tenemos el privilegio de disfrutar en la actualidad. Siguiendo la jornada, a poco de haber anochecido, llegó la que posiblemente fuese la mejor actuación de la jornada. Los Planetas, grupo de culto para muchos, capaz de crear opiniones completamente polarizadas, banda de amor-odio, sin paliativos. Ya el comienzo prometía la continuación de la senda de la transgresión, con la irreverente Islamabad, fuertemente influenciada por el rapero Yung Beef. Una actuación que centró exactamente la mitad de su repertorio en el nuevo disco, Zona temporalmente autónoma, por lo que los fans más tradicionales debieron confor-

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) recibió un cartel cuyo alma y fuerza residía en aquellas bandas nacionales que, generalmente, coquetean con el indie-pop más masivo. / Nerea Coll

marse con hits de la talla de Santos que yo te pinte o Pesadilla en el parque de atracciones. Momento mágico fue la subida al escenario de Angelina, la vocalista de Apartamentos Acapulco, para interpretar el single Espíritu Olímpico. Y de gastar la poca energía que quedaba se ocupó personalmente Alaska con su formación actual, Fangoria, de que no quedase nadie almidonado durante la hora que duró su actuación. Cambios de vestuario, coreografías imposibles y un dúo de bailarines excelsos, que rivalizaban en magnetismo con la propia artista, fue el complemento perfecto para canciones de la talla de Dramas o comedias y A quién le importa. Así pues las sensaciones recogidas a lo largo del festival inclinaron la balanza muy favorablemente pese a la mala experiencia de la primera edición. Una organización que ha demostrado carácter apostando con vigor por la cultura en Sevilla, y un público que ha estado a la altura de tal pretensión. Y esperemos, por el bien de los eventos musicales patrios, que dicha comunión entre festival y público perdure por incontables ediciones más. ~


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Viajes Vitoria se trazó en el siglo XII. Y ha llegado hasta nuestros días siendo una de las ciudades con mayor renta ‘per cápita’ de España y conservando una belleza apacible y atractiva para el visitante. Sus rincones llaman a la tranquilidad

La ciudad ‘casi perfecta’ Concha García {La ciudad de Vitoria-Gasteiz es la más escondida del país vasco –aunque en ella se encuentre la sede del Parlamento de Esuskadi– quizás porque no tiene mar, lo que la favorece para encontrar en ella varios anillos verdes que son el disfrute de caminantes urbanos. Me gusta pasear por el casco viejo, con su trazado medieval en forma de almendra y los restos de la muralla. A las once de la mañana hay muchas mujeres de mi edad. Algunas van solas, en pareja o en grupo. Te encuentras también con jóvenes musulmanas empujando el cochecito del bebé, y apenas diviso turistas, por eso en algunas calles escuchas el taconeo que se aleja. La ciudad medieval fue trazada en el s. XII, que después de ser fundada por Sancho VI, cayó en manos del rey de Castilla, Alfonso VII. No me voy a explayar en su historia, solo constato los siglos que pasaron. Me sorprende una placa de bronce donde leo que la Reina Isabel, en 1483, «juró observar y guardar los privilegios, franquezas y libertados y exenciones de la provincia». Fue la primera gobernante de la incipiente provincia que protegió la singularidad alavesa bajo juramento, respetando así las Juntas Generales. Más discreta que otras, aunque sea la tercera con más renta de España, su reserva se nota en los bares y cafeterías, en la conservación de los edificios, en la singularidad de sus monumentos. Casi es perfecta. Continúo caminando hasta la calle Correría desde la plaza de la Virgen Blanca, un hermoso espacio en cuyo horizonte unas escaleras te llevan hasta la hornacina de estilo neoclásico con mármol de Mañaria, donde la virgen está a buen recaudo. La omnipresencia de la Iglesia es obvia, como en tantas ciudades españolas –si no véase la espléndida Catedral de Santa María, Patrimonio de la Humanidad–. Al llegar a la librería La afición literaria, pequeña y selecta, me doy cuenta de que el local había pertenecido a antiguos judíos –también los echaron de la ciudad en el s. XV–. Luis Eguiluz, el joven propietario de la misma, me lo confirma. Sorprendida por su emprendimiento le pregunto si sabe cuántos lectores existen, me dice que un uno por ciento de la población es lectora, el porcentaje ha caído bastante en los últimos años y no cree que vaya a peor, tampoco a mejor. Las librerías han desaparecido de las calles del centro, invadidas por comercios clonados que te encuentras en cualquier ciudad. Algunas resisten al paso del tiempo, como la de la calle Landázuri, Jakintza, que en sus es-

Una de las antiguas entradas a la ciudad. / Concha García

Entrada de la librería ‘La afición lectora’. / Concha García

caparates muestra varios libros de poesía. Mis paseos me llevan casi siempre a dos lugares; los cafés y las librerías. Como la cultura está dando señales de ser algo casi ajeno a los políticos que gobiernan, en Vitoria se celebra un festival de poesía que dura todo el mes de mayo. Elisa Rueda, poeta, sostiene el proyecto sin apenas avales institucionales. Sigo caminando y llego hasta la Biblioteca, situada en el magnífico parque romántico de La Florida, con árboles adquiridos en el s. XIX en la Exposición Universal de París en 1855. Como vulgarmente se dice, te quitan el hipo por su belleza y tamaños. Los pájaros ofrecen un concierto de trinos mientras subo la escalera. En el vestíbulo hay un artefacto de cartón llamado «Cápsula poética». Se trata de una instalación sonora auto portátil, según leo en el cartel. En la cápsula cabe justo una persona, la vibración del cartón irradia la voz de un poeta al detectar su cuerpo, en la intimidad de la alta tecnología de sensores. Escucho fragmentos en la voz de una mujer. Miguel Fernández es su inventor, poeta nacido en Gijón en 1952. La mayoría de los poemas que suenan son de su tierra. Me imagino esta cápsula en tantos lugares que mi fantasía delira. La sala de lectura está llena de jubilados, se respira paz. El paseo termina en un pequeño bar, mientras escucho a los voluntarios rapsodas del recital «versos propios y apropiados» que organiza la poeta Ángela Serna, en otra parte de la ciudad. ~


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Recuerdos del siglo XX Ver a Francisco Franco imponiendo la más alta condecoración militar a Queipo de Llano y abrazarle, aquí en Sevilla, después de lo ocurrido en 1939 y los años de destierro del general, era síntoma de que algo muy importante había tenido que ocurrir entre bastidores

Franco-Segura, una guerra sorda… Nicolás Salas {El curso de la II Guerra Mundial modificó la situación política española. En la Primavera de 1944, para asombro de cuantos habían conspirado contra Franco desde 1942, Anthony Eden y Winston Churchill, brindaron en los Comunes por el régimen español. Poco después, al desencadenarse la famosa Operación Overlord en el canal de la Mancha, luego conocida como «el día más largo» de la guerra, Alemania tendría que enfrentarse a un segundo frente y las amenazas sobre España quedaron bloqueadas. Tiempo después, en 1949, el general Franco confirmó que había sido el mismísimo José Stalin quien libro a España de la invasión aliada, prevista para enero de 1944... En efecto, Stalin, con correcta visión estratégica y después de valorar la experiencia del desembarco norteamericano en la costa italiana, hizo modificar el proyecto británico de invadir la península Ibérica por el de Francia, tal como se realizaría en los primeros días de junio en la costa de Normandía. Aquella operación militar cambió el signo de la Segunda Guerra Mundial a favor de las fuerzas aliadas y despejaría el futuro de Franco. Casi todos los militares firmantes de escritos pidiendo a Franco la restauración monárquica, cancelaron sus anhelos en la Pascua Militar de 1944, ofreciéndole su adhesión. Y el Caudillo, para que no quedara la menor duda de su firmeza, comenzó el año enviando a Juan de Borbón, pretendiente al trono de España, el siguiente mensaje: «Tres falsedades se intentan ir grabando en vuestro ánimo: la supuesta ilegalidad de mis poderes, una calumniosa situación de España y un pobre concepto de los españoles [...] Por interés de nuestra patria intentaré aclarárosla [...]: a) La Monarquía abandonó en 1931 el poder a la República; b) Nosotros no nos levantamos contra una situación republicana; c) Nuestro Movimiento no tuvo significación monárquica, sino española y católica; d) Mola dejó claramente establecido que el Movimiento no era monárquico; e) Los combatientes de nuestra Cruzada pasaron de un millón y los monárquicos constituían entre ellos exigua minoría. Por tanto, el régimen no derrocó a la Monarquía ni estaba obligado a su restablecimiento». El domingo 8 de mayo de 1944, los sevillanos vivieron una de las jornadas patrióticas más entusiastas desde la celebración del desfile de la

Sobre estas líneas, Franco y Segura. A la derecha, homenaje a Queipo de Llano. / El Correo

Victoria, en abril de 1939. Franco vino a Sevilla a imponer la Gran Cruz Laureada de San Fernando en el pecho del general Queipo de Llano. Y fue un verdadero acontecimiento, tanto por el motivo oficial como por los entresijos. Al día siguiente, Carlos Toribio lo comentaba con Robledo: - La plaza de España estaba como nunca y muchos nos emocionamos al ver cómo el tiempo ha curado vie-

jas heridas... Aunque parece que, en el comportamiento de Franco con Queipo, hay intenciones políticas de alto calado. Ver a Franco imponiendo la más alta condecoración militar a Queipo y abrazarle, aquí en Sevilla, después de lo ocurrido en 1939 y los años de destierro del general, es síntoma de que algo muy importante ha tenido que ocurrir entre bastidores. En el Partido se afirma que Franco, después del enfrentamiento con

don Juan de Borbón y las maniobras de los monárquicos, sobre todo los sevillanos, ha querido ganarse a Queipo de Llano por lo que pueda pasar en los meses próximos, ante el curso de la guerra mundial... Robledo, preguntó: «¿Crees en la buena voluntad de los generales que pidieron el regreso de la Monarquía y después han rendido pleitesía a Franco, o podría ser una maniobra?» - Cualquiera sabe lo que está sucediendo. Hay rumores de una invasión de Portugal y España por los aliados, que coinciden con la ofensiva monárquica. El cambio de actitud de los militares podría obedecer al peligro de que los alemanes apoyaran a Muñoz Grandes frente a Franco, como sucedió hace poco más de un año, lo que supondría la vuelta al poder de Serrano Suñer, y ya sabes el antifalangismo de la mayoría de los jefes del Ejército. Por lo pronto, se ha confirmado que Franco quiso repatriar a Muñoz Grandes y quitarle el mando de la División Azul, y fue Hitler quien lo evitó. Ahora, como sabes, Franco ha situado a Muñoz Grandes como jefe de su Casa Militar, para tenerlo bien controlado... No sólo fue el encuentro FrancoQueipo de Llano el que los sevillanos observaron con atención, en la abarrotada plaza de España. Había curiosidad morbosa por ver si, por fin, asistía al acto el cardenal Segura, en lo que podría ser la primera posibilidad de encuentro con el jefe del Estado. Los fotógrafos de Prensa estaban preparados para dejar constancia gráfica del hecho. Carlos Toribio y Robledo lo comentaron: - Todos los ojos estaban puestos en el cardenal Segura, cuando Franco entró directamente en la plaza de España, procedente del Alcázar -comenzó diciendo Carlos, para continuar: «Segura, que estaba con las autoridades militares y civiles esperando al jefe del Estado, saludó con una leve inclinación de cabeza, sin cambiar la fría expresión de su rostro, y enseguida comenzó a andar ligeramente destacado del grupo de autoridades, a protocolaria distancia de Franco, que sólo prestaba atención a las calurosas aclamaciones del gentío. Nadie puede decir que vio el instante en que Franco y Segura, cruzaron sus miradas, y mucho menos, cómo fueron... Desde luego, no cambiaron palabra alguna... Ten en cuenta que Franco ya había sido cumplimentado por las autoridades en el Alcázar, donde todos escucharon misa y comulgaron, sin la presencia del cardenal arzobispo». ~


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Libros

El escritor zaragozano se sirve de la Transición española como telón de fondo de ‘Derecho natural’ (Seix Barral), su última novela, una historia familiar ambientada entre Barcelona y Madrid Recomendaciones

NOVELA

Antonio Tabucchi / El juego del revés / Anagrama

IGNACIO MARTÍNEZ DE PISÓN

«Juzgar la Transición con dureza es una injusticia» Alejandro Luque {En plena moda de novelas españolas ambientadas en la Transición, Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) irrumpe con su propia historia, Derecho natural, publicada por Seix Barral, y pone el listón alto para los que vengan detrás. «Hay un interés por parte de la sociedad actual hacia aquella etapa, aunque solo sea porque el pacto de convivencia ya no vale igual que antes», explica el autor. «La crisis ha hecho que se perciban cosas que se hicieron mal entonces, detalles que habría que haber actualizado. Es curioso que se haya desplazado el interés de la Guerra Civil, que estuvo de moda hace unos años; ahora hay una reflexión de la sociedad sobre sí misma, como si el presente buscara sus raíces en la Transición». En Derecho natural, Ángel, el protagonista, siente cómo en su interior late la imperiosa necesidad de dotar de sentido a las cosas, de encontrar un orden, dado que su familia ha sido un modelo de inestabilidad y desorden. El padre, errático actor de películas de serie B e imitador de Demis Roussos, tiene una irrefrenable tendencia a la huida. Sus apariciones y desapariciones estelares dejan huellas invisibles pero indelebles en cada uno de sus cuatro hijos. «El padre es un pícaro, un tarambana. No le quie-

ro juzgar, sino entender por qué hace mal las cosas que hace mal. El que sí lo quiere juzgar es el narrador, de ahí la vocación de estudiar Derecho», dice Martínez de Pisón. La madre, por su parte, es una mujer enamorada que, harta de creer en él, tendrá que hacer esfuerzos sobrehumanos para tomar las riendas de su propia vida en una España que aún no ha despertado del todo del fran-

El escritor zaragozano Ignacio Martínez de Pisón. / José Manuel Cabello

«Por suerte, no hubo épica en aquel tiempo, la epopeya quedó relegada a la Guerra Civil » «Es imposible hablar de la España de aquellos años sin referirse a las mujeres» quismo. «Es imposible hablar de la España de aquellos años sin referirse a las mujeres, que vivieron el mayor cambio sociológico. La mujer, que durante el franquismo había vivido en la minoría de edad, inicia entonces el camino hacia la igualdad. 40 años después el debate sigue abierto, pero en pocos años avanzó más que en los 3.000 anteriores. A pesar de ello, la

madre de mi personaje no está preparada para asumir el control de su vida, que es lo que de repente se ve obligada a hacer». A través de la voz conciliadora de Ángel, que estudiará Derecho y buscará una reconciliación con el padre, nos asomamos a la Barcelona de los años setenta y al Madrid de los ochenta. «Quería contar la historia de un chico que crece en una ciudad y se va a otra a los 20 años, cuando ya está hecho», comenta el autor. «Algo así como las propias ciudades, que crecían a la par. Cuando llega a Madrid, la ciudad también está en cierto modo madura, y él la ve como si siempre hubiera sido así. El desplazamiento también tiene que ver con mi idea de que la novela es un género muy urbano. se trata de que la ciudad forme parte no solo de una escenografía, sino también del espíritu de la narración», agrega. «Por suerte, en la Transición no hubo grandes momentos épicos, la epopeya quedó relegada a la guerra», concluye Martínez de Pisón. «La sociedad española se puso de acuerdo para solucionar sus problemas hablando, por eso juzgarla con dureza es una injusticia, pues tuvo que salir adelante en medio de crisis económicas, amanazas golpistas y una gran violencia», concluye. ~

Un nuevo modo de mirar y de escribir A. Luque {El nombre de José Nieto Velázquez tal vez no les diga nada. En cambio, si les hablo de la figura que en Las meninas se halla al fondo, en el umbral, sin saber si está entrando o saliendo, es probable que todo el mundo sepa a quién me refiero. De los once personajes del célebre cuadro, ese fue el que llamó la atención de Antonio Tabucchi, quien entendió que la realidad no podía estar completa sin la perspectiva del aposentador de la reina, sin poner en práctica «el juego del revés»: el mismo que daría título a su mejor libro de relatos y marcaría un antes y un después en su obra. Así, fundando un nuevo modo de mirar, el pisano halló un nuevo modo de escribir. El primer cuento homónimo de esta colección remite al devoto lusitanista que fue Tabucchi, y arranca con la muerte en Lisboa de Maria do Carmo justo en el momento en que el narrador contempla la pintura velazqueña en El Prado. La turbadora revelación de esta historia, que impregnará el resto del libro, es que las cosas son de un modo, pero pueden ser —¡a la vez!— de otra forma. El proteico Pessoa, siempre a mano, comparece para reforzar este argumento. Escritas entre 1978 y 1986, las piezas que componen este volumen –con guiños a Conrad, Fitzgerald, Dino Campana o Lewis Carroll– están escritas en primera persona y transitan el familiar triángulo tabucchiano Italia-España-Portugal; todas, también, provocan en el lector la duda estimulante, incluso cierta placentera confusión. Tanto tiempo después de su edición definitiva, nos recuerdan que nunca ha sido más necesario contemplar lo que nos rodea sin conformarnos con un único punto de vista: ese es el juego. ~


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Atelier de músicas

Terezin fue el campo de concentración nazi en el que la música venció a la muerte. El director de orquesta y fundador del ciclo ‘Musicadhoy’, Xavier Güell, se adentra en él en su segunda novela, ‘Los prisioneros del paraíso’ (Galaxia Gutemberg)

ESCRITOR

XAVIER GÜELL

«Mi próxima novela estará escrita como una gran fuga» Ismael G. Cabral {Xavier Güell (Barcelona, 1956) es un hombre vehemente y apasionado. Un punto arrollador. Cuando ejercía como director de orquesta era abrasivo e impetuoso y al aparcar la batuta y alumbrar el ciclo más potente que en España ha habido (... y habrá) dedicado a la creación musical contemporánea (musicadhoy) puso una pica en Flandes; escribiendo un antes y un después en la historia cultural española. Ahora es escritor. Primero novelizó los amoríos y los conflictos de diván de algunos de los grandes compositores de la historia en La música de la memoria y, en su segunda novela, Los prisioneros del paraíso (Galaxia Gutemberg) encara la tragedia nazi sin perder de vista la música. –Hace un año usted prometió un libro sobre los grandes músicos contemporáneos. ¿Por qué se ha cruzado esta novela? –Sí, yo quería abordar a los más importantes compositores del siglo XX, de Arnold Schoenberg a Luigi Nono. Pero tenía claro que ese libro tenía que llevar un capítulo fundamental dedicado a los compositores que sufrieron el nacionalsocialismo. Empecé por ahí y el asunto fue tomando más cuer-

po de lo previsto hasta el punto que, junto a mi editor, Joan Tarrida, decidimos hacer un novela. Había tantas cosas que decir de músicos fascinantes como Hans Krasa o Viktor Ullmann, entre otros. Artistas que tuvieron que perder sus vidas y que se asieron a su música como única esperanza. Muchísimos creadores centroeuropeos judíos fueron encerrados y asesinados por el nazismo. Yo he querido respon-

Músicos como Krasa y Ullmann crearon obras maravillosas sin saber si al amanecer morirían Terezin fue un lugar que el nazismo utilizó para intentar lavar la cara del régimen der a una pregunta, ¿qué pasa cuando pierdes todo? –Ha citado a Krasa, un hombre de una enorme cultura y con una situación social muy estable... –Era un enamorado de la vida; tenía poco más de 40 años cuando fue de-

El director de orquesta y productor Xavier Güell ha abrazado de lleno la creación literaria.

portado al campo de concentración de Theresienstadt. Venía de triunfar en Boston con su Sinfonía nº 1; se había movido en la sociedad más cosmopolita y rica de la Europa de entonces. Forma parte de una de las familias más notables de Praga. Lo perdió absolutamente todo de la noche a la mañana. Y en unas condiciones verdaderamente atroces él y sus compañeros fueron capaces de crear obras maravillosas, desde un desconsuelo bárbaro, sin saber si al día siguiente estarían vivos o no. Crear obras de arte en ese contexto es extraordinario. Pienso en la obra citada de Krasa, pero también en el Cuarteto nº 2 de Pavel Haas o en El emperador de la Atlántida, de Ullmann. Fueron grandes músicos que alcanzaron la categoría de héroes por el terrible final que padecieron, deportados finalmente a Auschwitz, asesinados en la cámara de gas. –Aunque su libro se crea a partir de una exhaustiva documentación, es una novela que no rehuye cierta ficción. ¿Cómo la imaginó? –Ha sido un reto formidable porque la ficción te permite decir cosas que el ensayo te prohibe. Yo lo que quería era hacer una gran novela con las vidas de todos estos grandes artistas e

intelectuales que pasaron por el campo de Terezin, un lugar que el nazismo utilizó como un intento de lavado de cara de su barbarie. Es por eso que imagino el personaje de Elisabeth von Leuenberg, una mujer de acción que representa el desengaño estremecido de los alemanes que desenmascararon el régimen de Hitler. Ella y algunos otros actores me permiten hablar de lo que quería, de cómo un ser humano puede comprometerse cuando han desaparecido las reglas y aferrarse a la esperanza de vivir, incluso cuando todas las circunstancias inducen a la muerte. –Su mujer es alemana y usted pasa casi la mitad del año allí. ¿Qué huella queda de estos compositores que el nazismo tildó de degenerados? –Son músicos muy consolidados que se interpretan de forma habitual. Durante el proceso de escritura de Los prisioneros del paraíso viajé cinco días a Terezin, que hoy es un bonito pueblo del corazón de Bohemia. Allí vivieron encerrados 50.000 presos en un espacio en el que difícilmente tenían espacio 5.000. La atmósfera aún está cargada de las vivencias tan dolorosas que allí acaecieron hace 70 años. De alguna forma, en todos los lugares manchados por el nazismo la huella es imborrable y la culpa se vive todavía interiormente. En efecto paso muchísimo tiempo en Alemania; y es importante reivindicar que no todo el mundo fue igual de culpable. E incluso muchísimos culpables, cuando vieron lo que habían hecho, se avergonzaron de sí mismos. ¿Cómo se pudo llegar a esos extremos del horror, en Alemania?, ¿cómo es posible que incluso Heidegger apoyara el régimen porque pensaba que el nacionalsocialismo era una reconstitución espiritual de un país que estaba perdiendo sus esencias? –Cuando habla de su literatura nunca pierde la ocasión de citar a su editor... –¡Sin él no sería nada! Con él, junto a él, se han gestado mis dos libros. Mantengo con Joan [Tarrida] una conexión literaria y espiritual. El primer capítulo de esta novela lo leímos en voz alta una y otra vez para conseguir que la novela tuviera puntos de contacto con el lenguaje musical. –¿Lo próximo será su acercamiento literario a la música del siglo XX? –No, más adelante abordaré esa segunda parte de La música de la memoria. Ahora quiero escribir otra novela sin contexto musical pero que será muy musical. La pienso como una gran fuga. Espero tenerla lista en algo menos de dos años. –¿Aparcó definitivamente la gestión y la práctica musical? –Escribir me absorbe. Cuando dirigía, lo hacía con pasión; luego produje con pasión. En este tercer estadio de mi vida, con 60 años, quiero escribir tres o cuatro novelas más. Solo el ser humano puede tomar nuevos caminos cada día. Hemos de lanzarnos a nuevos lugares, perder el miedo. Saber que la vida es un regalo extraordinario. ~


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Letras inventadas

Arika Okrent recoge parcialmente en su obra ‘In the land of invented languages’ (2009) una lista de lenguas artificiales que, curiosamente, no se acompañan de nombres femeninos correspondientes a la autora. Todos los nombres que

Mujeres, las grandes olvidadas en la historia de las lenguas inventadas

Leticia Gándara Fernández {Si piensan por un momento en una lengua artificial, seguramente recordarán proyectos tan extraordinarios como el Esperanto, creado por el médico oftalmólogo Ludwik L. Zamenhof para facilitar la comunicación entre naciones o el Volapük, concebido por el sacerdote alemán Johann Martin Schleyer con este mismo propósito. Si nos embarcamos en el ámbito de la ficción, posiblemente les resultarán más familiares otros como el Dothraki, ideado por Peterson para la popular Juego de Tronos, el Klingon, inventado por Marc Okrand para esos seres de aspecto un tanto desagradable que protagonizan Star Trek, o el na’vi, originado por Frommer para dotar de una lengua a esas asombrosas criaturas humanoides, de piel azul, que habitan en la luna de Pandora. Pero, si prestan toda su atención, se percatarán también de que todos estos proyectos, junto a los muchos que conforman la interminable lista de lenguas artificiales que Arika Okrent recoge parcialmente en su obra In the land of invented languages (2009), tienen un elemento en común: todos han sido construidos por hombres, en muchos casos, no

necesariamente lingüistas. Ahora bien, ¿se han preguntado alguna vez si existe alguna lengua artificial inventada por una mujer? En este artículo les desvelaremos el misterio. Las mujeres han sido siempre las grandes desconocidas y olvidadas en la historia de las lenguas artificiales, hasta el punto de que algunos de los proyectos que estas han diseñado se encuentran condenados al olvido. Si son ya poco reconocidas las aportaciones que las mujeres han realizado en disciplinas como la Lingüística, poco podemos esperar de un campo que a día de hoy pasa casi desapercibido para los estudiosos del lenguaje. Entre los que muestran algún tipo de interés por proyectos de esta índole, pocos tienen constancia de la existencia de lenguas inventadas por mujeres. Resulta paradójico, por tanto, que la primera lengua artificial documentada sea obra de una mujer. La desconocida Lingua Ignota fue creada por Hildegard von Bingen (1078-1179) en la Alemania del siglo XII. Escritora, teóloga, científica, música, pintora y visionaria, esta monja y abadesa en el Monasterio de Rupertsberg desarrolló un esbo-

zo de lengua artificial en su obra Ignota Lingua per simplicem hominem Hildegardem prolata. Su lengua se basa en un listado de aproximadamente mil palabras glosadas en latín o alemán, en la que solo es posible encontrar sustantivos y unos cuantos adjetivos. Dichas palabras no se presentan de forma aleatoria, sino que se encuentran agrupadas en categorías diferentes y en su mayoría están relacionadas con un léxico cotidiano (comidas, personas, árboles, plantas, vestidos, utensilios, partes del cuerpo, etc.). Con el fin de representar su lengua, Hildegard también desarrolló su propio alfabeto, diferente de los conocidos en la época, al que denomina Litterae ignotae: (Ver imagen) Los orígenes de la Lingua Ignota siguen siendo un auténtico misterio. Pese a que se ha especulado mucho sobre el propósito con el que Hildegard ideó su lengua, aún no conocemos a ciencia cierta la intención que inicialmente tendría esta extraordinaria mujer. Algunos abogan por el carácter científico de esta creación lingüística. Otros, en cambio, la relacionan con manifestaciones místicas como la glosolalia o las lenguas oníricas, cuestión


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Letras inventadas

aparecen son de hombres. Las mujeres, como en tantas otras cosas, son las grandes olvidadas en la historia de las lenguas artificiales aunque algunas de ellas fueron inventadas por ellas del todo discutible si tenemos en cuenta la sistematización que domina la lengua. Finalmente, no faltan quienes consideran este sistema como un esbozo de una lengua secreta. Sea como fuere, se trata de un asunto que merece una mayor atención de la que he recibido hasta el momento, aunque solo sea para desvelar algunos de los muchos enigmas que encierra esta lengua. Pero no solo la Lingua Ignota fue originada por una Mujer. También el láadan, cuya autora, la escritora, lingüista y feminista Suzette Haden Elgin (1936-2015), la inventó para que las mujeres pudiesen expresar sus pensamientos sin tapujos. Con el fin de dar a conocer este sistema, Elgin lo convierte en el eje vertebrador de sus novelas, una trilogía de ciencia ficción que comienza con Lengua Materna (1984) y que continuó con La Rosa de Judas (1987) y Earthsong (1994). La primera novela de la saga se localiza en el siglo XXIII y refleja un modelo de sociedad basado en el androcentrismo, en el que las mujeres habrían perdido todos sus derechos como ciudadanas debido a una reforma constitucional. La situación de desigualdad entre hombres y mujeres era tan evidente que incluso las mujeres eran recluidas en la denominada Casa Estéril cuando desobedecían a sus maridos o, como el propio nombre de la casa indica, cuando no podían ofrecerles una descendencia digna. En este contexto, en el que los lingüistas desempeñan un papel fundamental como intérpretes en las transacciones comerciales y negocios entre alienígenas y humanos, un grupo de mujeres lingüistas, pertenecientes a la Casa Estéril, aprovechando dicha realidad multilingüe, elaboran una lengua cuyo único objetivo era propiciar un cambio en la sociedad. Bajo la atenta mirada de los hombres, conscientes de la elaboración del Proyecto Codificador pero no de las consecuencias que este podría tener, las mujeres continúan con su tarea lingüística en las horas dedicadas a labores de costura. Ahora bien, el carácter revolucionario de la autora se evidencia en la forma en la que se propaga esta lengua en la novela. Las mujeres solo fueron capaces de difundir sus creaciones lingüísticas gracias a la traducción al láadan de los textos sagrados que después eran recitados en los Servicios Religiosos de los Jueves por la noche en capillas de hospitales y casas privadas. Pero Elgin no solo pretendía desarrollar su lengua en la novela, sino que su intención iba mucho más allá. Su idea de que el láadan traspasase los límites de la ficción y fuese acogido por las mujeres en el mundo real lleva a la escritora a elaborar rigurosamente su lengua antes de insertarla en la novela. En este sentido, la autora concibe sus no-

velas como una especie de «laboratorio de experimentación mental» en el que poder explorar soluciones lingüísticas a problemas sociales. Para comprobar la efectividad de su experimento, Elgin se concede un plazo de diez años, desde su primera aparición en Lengua Materna en 1984 hasta 1994, momento en el que publica la última novela de la trilogía. Su intención de que el láadan traspase los límites de la ficción se evidencia también en la publicación del Primer Diccionario y Gramática del Láadan, en el que se recogen los principales rasgos gramaticales y léxicos de la lengua. En el marco de las lenguas artificiales, el láadan se presenta como

un caso particular. Aunque su gramática no es sino una versión simplificada de los modelos de lenguas naturales, especialmente de la lengua inglesa, la autora presta toda su atención a la construcción del vocabulario. Según Elgin, la mayoría de los términos del Láadan estaban destinados a expresar conceptos, importantes para las mujeres, que no están presentes en las lenguas naturales. Muchos de ellos están relacionados con las emociones y los sentimientos. También son frecuentes los términos inventados por la escritora para describir situaciones exclusivas de mujeres que en las lenguas naturales se engloban bajo un mismo concepto.

Hildegard von Bingen (10781179). / El Correo

En suma, mientras que muchas lenguas imaginarias anteriores se esforzaron en vano para mejorar la comunicación mediante la simplificación del lenguaje, reduciéndolo a monosílabos o categorizando los términos de acuerdo a su composición, el láadan refleja un deseo de ampliar el lenguaje existente con el fin de dar cabida a las experiencias y los sentimientos de las mujeres. Así, no les resulte extraño si encuentran, por ejemplo, siete acepciones distintas para referirse a la menstruación: Ásháana (menstruar con alegría), Desháana (menstruación temprana), Elasháana (menstruar por primer vez), Husháana (menstrución dolorosa), Osháana (menstruación), Wesháana (menstruación tardía) y Zhesháana (menstruar en sincronía con otras mujeres). Sin embargo, en lo que sí coincide Elgin con los inventores de lenguas de siglos anteriores es en su afán por distanciarse de las lenguas naturales, a las que considera imprefectas y poco precisas. La autora organiza los términos referentes a un mismo concepto en campos semánticos representados por una palabra. La adición a esta primera palabra de afijos conlleva la precisión del significado de cada miembro del grupo. Cada palabra o término incorpora en sí mismo una definición explícita del concepto denotado. De esta forma, se confecciona la mayor parte del vocabulario del Láadan, a excepción de ciertas palabras creadas posteriormente para conceptos que no tienen equivalentes en otras lenguas y que establecen una correspondencia directa entre lengua y sensibilidad femenina. Un ejemplo es el término lowitheláad, que significa «sentir, como si fuera directamente, el dolor/pena/sorpresa/alegría/furia de otra persona». Quizá sea esa carga aparentemente feminista el motivo por el que este sistema ha sido objeto de innumerables críticas provenientes de diferentes sectores. Sin embargo, la intención de la autora no era crear un sistema radicalmente feminista para perjudicar a los hombres. Su propósito no pasó de idear una lengua para mujeres liberales conscientes de las desigualdades sociales de los años ochenta, momento en el que Elgin confeccionó su lengua. Por eso, no se equivoquen, no la juzguen como un arma poderosa para destruir la sociedad. Ni tan siquiera piensen que es una vía para escapar del maltrato. Entiéndase mejor como un simple instrumento capaz de originar un mundo mejor. Así, si como decía Wittgenstein, «imaginar un lenguaje significa imaginar una forma de vida», este sería también el significado que el láadan tendría para Elgin, pues ella concebía su sistema como la única forma de lograr una auténtica sociedad igualitaria. ~


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Literatura

Hemos estudiado a los desconocidos, pero también los consagrados de las letras cubanas presentaron obras que no se suelen recoger entre las principales –salvo en el caso de Gutiérrez- mas fijan como definitiva una obra eterna. En los grandes

Augusto F. Prieto Pedro Juan Gutiérrez. TRILOGÍA SUCIA DE LA HABANA La recopilación de cuentos del escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez es un jardín de las delicias en donde se encuentra todo lo malo, más las promesas de lo bueno –por venir, o para resistir– en una existencia al límite: lo grotesco, lo morboso, lo feo y lo maravilloso, hibridaciones entre la belleza y el horror contadas sin pudor ninguno. Cuentos que no lo son, sino más bien historias, trozos de vida que componen un mapa emocional, la narración de una biografía, con toda la carga de profundidad que supone la realidad cruda y descarnada. Sin embargo, a pesar de su crudeza o quizás gracias a ella, el lector entra en el pacto de una verosimilitud que pasa a ser realismo y que le lleva, como solo puede hacer la buena literatura, a vivir en realidades en las que no habita. Su mismo título explica que el lugar geográfico es La Habana, hasta donde llegan los ecos de la miseria en el Oriente de la isla. El momento es el del «periodo especial», la madre de todas las crisis que ha vivido nunca una sociedad educada; el ambiente social es una marginalidad convertida en norma, y sus personajes una procesión de buscavidas, que no son chulos, prostitutas, mendigos, ladrones, asesinos, o locos, sino que la

Palabras mayores realidad les ha obligado a vestirse con la ropa moral de esos personajes para poder salir adelante. El hilo conductor es el sexo, abundante, duro, variado, presente en cada detalle de la vida, el íntimo disfrute más difícil de arrebatar a un ser humano si no fuera mediante el placebo de las religiones. En una sociedad donde el fusible de los códigos ha saltado, las personas solo se guían por el instinto, se refugian en los mundos artificiales del alcohol y de la hierba, en la extraña empatía que crean suciedad y miseria compartidas, en un mundo en ausencia de mañana. Heroica, porque sus personajes están hechos del material de los superhombres; valiente, por superar todo prejuicio y todo miedo; comprometida solo con la verdad y el imperio de los sentidos; y crítica con dios, con el régimen, y hasta con los mismos turistas, ignorantes de la tragedia cotidiana, la Trilogía de La Habana es el preludio de una gran novela, El rey de La Habana; recoge la evolución de la picaresca española en el ambiente promiscuo y corrompido de los trópicos. Destaca el narrador, un confiden-

te, un amigo, que no nos intenta agredir con su discurso a sabiendas de que nos perjudicaría mucho más hurtándonos la verdad. Un libro valioso. Leonardo Padura. FIEBRE DE CABALLOS Se le celebra por la invención de Mario Conde, el detective, protagonista de toda una serie de sus novelas. Las veleidades intelectuales quieren que El hombre que amaba a los perros sea la mejor de sus obras. Se le concedió el premio Princesa de Asturias por su temperamento ético, por su independencia intelectual y –quizás– como homenaje velado a esa nación hermana que le vio nacer y le permitió crecer profesionalmente, aun con cortapisas, y le deja disentir con mesura desde el corazón mismo de Cuba; a esa sociedad que se resiste, con la herencia de la Revolución, a normalizarse, para bien y para mal, y en la que todos quieren colarse, no se sabe por qué, en cuanto se abre una mínima rendija. Así como otros se empeñan en salir. Más allá de todas estas cosas encontramos un Leonardo Padura ensayista y cronista, excelente; y al es-

critor novel de esta aventura emocional, sentida e íntima, digna de la altura del resto de su obra. Es una historia de amor. De iniciación a la vida. De adolescencia y contradicción. De engaños mutuos y desgarros, en la que –lo han hecho muy pocos novelistas– el autor abandona la idealización, se concentra en la historia resistiéndose al sentimentalismo, deja el tremendismo para la periferia de lo que cuenta, y desarrolla un relato emocionante, verdadero, auténtico, en el que todos nos podemos ver reconocidos como seres humanos en los detalles, si no en la identificación con la tortura del deseo, las trampas de ese paso forzado a la madurez; con la presión del entorno, y la desesperación de no saber cómo actuar, que hacer, como solucionar una carencia que nos estremece. La novela termina de una forma imprevisiblemente igualitaria y razonable, suficientemente abierta su supervivencia para que quede en la imaginación del lector, pero marcada por acontecimientos cruciales que harán que los protagonistas sean diferentes personas que cuando comenzaron sus vidas de ficción, después de un conflicto, de unos titubeos, escarceos y huidas. Alejo Carpentier. LA CIUDAD DE LAS COLUMNAS La Habana se convierte en La ciudad


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Literatura

literatos no hay obras menores, sino puentes que consolidan una concepción del mundo. Reseñamos algunos trabajos secundarios, no por eso menos importantes, de autores cubanos reconocidos. La protagonista de tres de ellas es una ciudad

de las columnas después de que Alejo Carpentier nos la revele. A partir de esta obra ya no podrá ser otra cosa. El libro es una colección de fotografías ágrafas –de autores sin voluntad de haberlo sido, o rescatadas de las agencias, o de la Oficina del Historiador– pero poderosas y reales, antiguas o modernas, que componen, junto a un texto del autor francocubano, la ensoñación. Carpentier ensaya un análisis de los elementos híbridos y espurios que dan a la ciudad ese carácter especial dominado por el clima, marcado por las columnas, los enrejados, las vidrieras y las mamparas; en su disertación hay glosas, deseos y recuerdos, pero sobre todo amor y admiración por la ciudad que le vio nacer. La Habana es única en la simbiosis de los estilos imposibles, su urbanismo es peculiar, un amontonamiento de sustratos diferentes atenuados por la lluvia del trópico, percibidos por el pensamiento musical y barroco de uno de los escritores más poderosos en la captura de las sensaciones del Caribe, esa pasión, ese mar, ese enamoramiento. Lo que nos regala Carpentier es el aroma, una nueva manera de ver y de mirar conformada con la aceptación de todo, sin descartar nada, con el reconocimiento de que La Habana es una amalgama en la que el tiempo y los colores actúan de una manera diferente a la que deberían hacerlo.

Un lugar que solo se explica desde la literatura, la música, o el arte. La prosa de Alejo Carpentier es hermosa por sí misma, no necesita motivo ni pretexto, utilizada sobre espacios habitados por él se convierte en un regalo para el lector, un anticipo para el expectante, y un reflejo para el viajero exiliado, ausente. Reinaldo Arenas. VIAJE A LA HABANA Los tres relatos recogidos bajo este título deben de leerse desde su aspecto psicoanalítico, en donde emergen, bajo actitudes de la vida real –que son sentimientos y sucesos en el tiempo narrativo– traumas y fantasmas del pasado. Sin duda que en Viaje a La Habana son la familia, el pasado que siempre vuelve, los hedores de esa Revolución de la que huyó el escritor, apaleado y estigmatizado; la pesadilla de un regreso, el mal sueño de la sociedad cubana, el augurio de lo que está pasando allí supuesto desde el exilio, y un cierto canibalismo darviniano con resabios de tragedia griega. Que trine Eva, primer cuento, es un ejercicio de patchwork, otro Viaje a La Habana emprendido cuando su autor aún estaba allí, indescifrable en su textura metafórica, agotador en el monotema textil que se convierte en una ensoñación y que parece un símbolo. Aunque extraño, como cuento es divertido y sugerente.

Mona se escapa del título común, como lo hace del lienzo en el que está pintada una de sus actoras. Es un trampantojo, una alucinación, un juego de espejos entre la realidad, la obra de arte que la refleja, la Historia que la eyecta, y la emoción que la provoca. En Mona están las circunstancias del expatriamiento. Es imposible no recordar a través de los relatos el humor negro y los recursos de Virgilio Piñera cuyos reflejos se ven aquí. Se articula la escritura como un tríptico vital que representa la huida de Cuba, la frialdad del exilio, y el regreso inventado, cuando ya el escritor se encontraba a las puertas de la muerte. Es el Viaje a La Habana que ya no pudo hacer, y su obra última. Virgilio Piñera. PRESIONES Y DIAMANTES Puede decirse que Virgilio Piñera inventó su propio estilo, emprendiendo un camino único e irrepetible que tiene rasgos kafkianos, en cuanto que nos introduce, sin que lo podamos impedir, en una realidad obsesiva y paralela que participa del absurdo, y bajo ese disfraz, lo que no tiene sentido adquiere una finalidad, mientras que lo cotidiano pierde su interés, devaluándose. Es también surrealista por sus asociaciones inconscientes, basculando sobre el mundo de los sueños, de las pesadillas. Todo esto lo alcanza el escritor

Portadas de los libros comentados en el texto.

cubano mediante el humor negro y una escritura convencional y cuidada, dotando a su obra narrativa de una estructura sólida, así como de todos los recursos de la excelencia; por ello nos deja más perplejos aun. El equilibrio entre realismo y absurdo transita esa cuerda floja que es -en literatura- la sorpresa, y Piñera lo mantiene magistralmente durante toda la narración. En Presiones y diamantes nos parece ver evidenciada una crítica social, al tiempo que retrata los tics y los tips de las clases elegantes, reputadas por su esnobismo. Lo que no alcanzamos a conocer es cuál es ese mundo que Piñera desvanece en lo delirante, se nos antoja el gran Buenos Aires donde vivió durante más de diez años. Piñera escribió teatro –Electra Garrigó– y poesía –La isla en peso–, cayó en desgracia durante la etapa más oscura de la cultura en Cuba, pero el régimen ha terminado por incorporarlo, reivindicándolo, sacándolo de su ostracismo, porque los muertos no molestan. Sus cuentos no dejarán indiferente a nadie. En esta hay un diamante que no se consigue subastar de ninguna manera, personas que viajan de una manera bastante peculiar para no tener nada que contar a su regreso, una conspiración para despoblar el mundo, y una afición por jugar canasta que fanatiza a las multitudes. ~


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