Sábado, 4 de noviembre de 2017 Nº 155 @aladar_cultura
El otro Fellini. El mismo Fellini Fellini es cine pero, también, sus dibujos, sus anuncios. Fellini es todo su universo
‘Una gata sobre el tejado de zinc caliente’ en Sevilla
Recomendaciones literarias en ‘Escrito para’
34
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Cine Fellini quiso mostrar lo que pensaba de la realidad a través de distintos mecanismos narrativos. Uno de ellos fue el universo onírico con el que podía expresar todo aquello que era imposible desde un cine convencional. Esta película se salpica de paranoia, de jazz, de imágenes extraordinarias, con las que se construye un mundo único
‘JULIETA DE LOS ESPÍRITUS’
La gran excusa para poder ver caballos pastando Sonia Hirchs {En una de mis incontables crisis nerviosas, cuando yo andaba de retiro espiritual, físico y social, y mi único contacto con el mundo consistía en las diarias y emocionantes tertulias con un inefable novelista al otro lado del planeta, encontré misteriosamente a Julieta de los espíritus junto con la prensa del día en una sala de urgencias de un fatídico hospital. Podía haber encontrado La pena y la piedad, o Quo vadis, o cualquier peñazo de Spielberg. O qué se yo. Pero ese confuso estado mío de fuga mental constante, de surrealismo en estado puro y fantasías seudomísticas sólo podía atraer irresistiblemente un rompecabezas titulado Julieta de los espíritus. Toda una orgía de imágenes, de espiritistas, de colores disparatados. Así que una tarde de invierno y mermelada, yo me metí en la cama con un caniche, un lunático Fellini y una desesperada Julieta Degli con la intención de no salir en mucho tiempo de ese ascético estado mío, de ese universo misterioso, de ese elenco de locos tan característicos procedentes de Rímini, la mayoría. Me recreé especialmente en una escena onírica que vi compulsivamente durante días. En esta escena, la señora Degli, impecablemente vestida de blanco y con gafas de sol negras, disfruta de una soleada jornada de playa rodeada de unos pintorescos personajes hasta quedarse plácidamente dormida en su hamaca y sufrir un delirante sueño, que, horas más tarde, cuando yo preparaba mi habitual descafeinado con Orfidal de cada noche, me provocó un súbito estallido emocional y alucinatorio, del que todavía, casi tres meses más tarde, no me he recuperado. Créanme. Con mirada y sonrisa esquizofrénicas, Fellini me cuenta, por fin en color, las peripecias místicasoníricas de una mujer reprimida por la presión social, la iglesia y su círculo de relaciones, exactamente las mismas obsesiones del propio Fellini. Julieta Degli tiene la suerte de pasarse una película entera aluci-
nando entre sueños y sesiones espiritistas con la obsesión de descubrir la infidelidad de su promiscuo marido. Y así, tira de una interminable cuerda en la orilla y saca del fondo del mar y de su inconsciencia inagotables personajes fantasmagóricos con la esperanza de encontrar una respuesta, una señal secreta, que delate a Giorgio. Yo, que no tengo marido ni promiscuos a la vista, tuve que inventarme mil excusas para ver caballos pastando en el mar… Para tener una cuerda de la que tirar con todas mis fuerzas sin saber muy bien qué embarcación de chiflados me traería. Caprichosa, inestable y absolutamente imprevisible como los vientos de Romaña, me dejé llevar por los sueños de Julieta, por sus pelucas multicolores, sus pamelas para el sol, sus celestiales colum-
Fellini cuenta, por fin en color, las peripecias místicas de una mujer reprimida pios circenses… Tanto, tanto, tanto, que un maravilloso cortocircuito se produjo en mi apartamento arrasando con todas mis lámparas y visillos, arruinando mis juegos de copas, derritiendo mi nevera hasta fundir las únicas luces que me quedaban ya… Eran los espíritus de Julieta Degli aferrándose a mi nada… Quiero concluir diciendo que este texto ha sido escrito en la misma sala de urgencias dónde encontré a Julieta y dónde seguirá latiendo un hálito circense para siempre; que comparto con Fellini su percepción mágica del mundo; y que este tipo de espectáculo, basado en la maravilla, en la fantasía, la burla, lo absurdo, la falta de significados fríos e intelectuales, es justamente el espectáculo que me va a mí. No quiero ver nunca más Julieta de los espíritus. Cuando la olvide, me la inventaré. ~
‘Julieta de los espíritus’ es una película italianafrancoalemana de 1965 dirigida por Federico Fellini.
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Suplemento cultural
35
Cine Si existe una muestra de lo que significa la libertad al crear esa es esta película de Federico Fellini. Una verdadera obra maestra del cine que nos lleva desde el recurso del sueño personal a la realidad más mundana, del blanco al negro de la realidad, de lo hermoso a lo patético. Posiblemente, sea el trabajo peor comprendido de Fellini Nirek Sabal {La libertad del artista es endeble cuando se propone crear. Sólo algunos hacen lo que creen que tienen que hacer, sin pensar en los que tienen alrededor, sin pensar en sí mismos (aspecto importantísimo por la dimensión que puede alcanzar). Y, da la casualidad, de que para crear es necesario ser libre. Completamente libre. O, al menos, creer serlo. Este es el núcleo expositivo de 8 ½, película de Federico Fellini, al que no se le ha prestado toda la atención que hubiera sido necesaria. Es verdad que la película ataca el proceso creativo en su totalidad, pero es esa libertad al crear lo que arropa el conjunto. 8 ½ es una obra maestra. Desde luego, si el que escribe tuviera que elegir cinco títulos de entre todos los existentes, este no faltaría. Se ha tachado de inconexa, de incomprensible, de oscura, aunque me temo que el problema no se encuentra en la propia película sino en el espectador. Suele ocurrir que cuando lo onírico aparece y lo hace desde el uso del registro correcto, son muchos los que tuercen el gesto. Si a eso le añadimos la aparición del recuerdo, el gesto lo tuercen muchos más. Fellini sabía que sueño y recuerdo ocupan lugares muy próximos e incluso iguales. Al fin y al cabo es una ordenación de la realidad, más o menos consciente, que la desliza hasta lo deseado, lo odiado, lo que marca definitivamente el curso de una existencia. 8 ½ es una obra maestra narrada desde el sueño, el recuerdo y la realidad. Una película exigente. Comienza la película con un sueño. Toda una declaración de intenciones. Del mismo modo que los grandes literatos dejan claro con un primer párrafo lo que viene a continuación, Fellini pone las cartas sobre la mesa desde el primer momento. Vemos a Guido Anselmi (interpretado por un inmenso Marcello Mastroianni) atrapado en su vehículo y, a la vez, en un enorme atasco. Todos le observan. Quiere escapar y lo hace volando por encima de todo y de todos. Pero llegado a la playa se ve amarrado por una cuerda y alguien tira de él hasta que cae. Despierta. Por tanto, nuestro protagonista se ve acosado y sin libertad para hacer o deshacer a su antojo. Siempre hay algo que le hace regresar a ese lugar en el que depende de algo externo. Porque es necesario, vital, escapar para poder crear. De ahí viene esa sequía creativa de la que tanto se ha hablado. Guido bien podría ser el propio Fellini. Él lo negó a veces, otras lo dejó sin aclarar. Es lo mismo. Podría ser cualquier artista y Fellini lo era. Me parece estéril dar vueltas a este asunto. A partir de esta primera escena, se irán encadenando imágenes que presentan los recuerdos de niñez, la realidad, más sueños y todo eso que
‘8 ½’
La libertad de crear el universo
Fotogramas y cartel de la película ‘8 ½’ de Fellini.
no se podría contar de las ningunas de las maneras porque sería motivo de ruptura con el entorno. La sexualidad que encuentra el niño, cómo su educación (los que le educan) impide que lo encuentre sin tener problemas y crear prejuicios; los amores pasados que forman un todo (todas las mujeres componen un conjunto en el que cada una ocupa su puesto. El amor o lo que lo fue es uno solo); el mundo, visto por el artista, en el que todos somos personajes (incluido él mismo), en el que todos tenemos el aspecto impuesto por la mirada ajena; la presión a la que se somete al creador que es in-
capaz de hacer nada que tenga que ver con la motivación propia para que sea algo importante; el movimiento del mundo al son de una música que lo hace distinto y que nadie podría entender. Y todo esto se presenta de forma fragmentada; no existe lo lineal. La vida tampoco lo es si tenemos en cuenta el deseo, la fantasía o lo onírico. Eso distorsiona lo cotidiano y lo va decorando de un modo u otro, lo va descolocando todo. Pues bien, nada de esto lo puede contar un artista sabiendo que forma parte de su realidad. ¿A quién puede interesar la vida privada de
otro? A eso se le llama cotilleo, pero una obra artística está muy alejada de semejante cosa. Un artista transforma esa realidad consiguiendo convertir una verdad en una gran mentira que se recibe (por parte del espectador) como una realidad compartida desde la ficción. Dicho de otro modo, el artista crea desde su propia experiencia sin que esta aparezca de forma explícita. No hay otro camino. Y es aquí donde aparece la libertad. Fellini lo sabía perfectamente. Otra cosa es que, inevitablemente, muchos se vean reflejados en la obra. Pero eso es otro problema que atañe al que mira y no al que crea. 8 ½ está plagada de escenas inolvidables. Mi preferida es la que nos enseña a todas las mujeres que el protagonista ha conocido y que han tenido alguna importancia para él. Desde Saraghina que encarna su experiencia más lejana con la sexualidad, hasta Claudia que representa su amor más puro y verdadero por percibirlo como perfecto, pasando por Luisa (su esposa atormentada por la infidelidad, pero que en esta secuencia aparece como sumisa y encantada con lo que le toca vivir) o por su propia madre (a la que besa en un sueño anterior manifestándose un claro complejo de Edipo). Durante toda la película, vamos comprobando que Guido es incapaz de amar, no sabe cómo hacerlo. Ahora sabemos que lo único que quiere es que le entiendan, que comprendan que ellas, que todos, forman parte de un relato que acabará cuando él muera. Presten, también, atención a la escena del baile en el balneario. Se asemeja mucho al de Pulp Fiction (Travolta y Thurman). Por cierto, no recuerdo una película que uniese y mostrase tanta belleza femenina. Anouk Aimée, Sandra Milo, Claudia Cardinale, o Rossella Falk son un ejemplo. La película está filmada en blanco y negro. El resultado es grandioso. La gama de matices entre ambos colores es extraordinaria. La música de Nino Rota magistral (se puede escuchar a Wagner o la partitura del propio Rota arropando cada momento de carga expresiva como si fuera un guante). El montaje es de una inteligencia maravillosa. Y el guion hace que los personajes crezcan cada vez que abren la boca, que entendamos lo que supone el proceso creativo, de ese caos que se ordena milagrosamente para mostrar un cosmos completo. Los artistas tienen una ventaja sobre el resto de las personas. Son capaces de crear un mundo en el que se pueden modificar todas aquellas cosas que no terminan de encajar. Miran y ven lo que otros son incapaces. Esa es la libertad. Crear un mundo a medida. Y si no está presente no hay nada que hacer. Grandiosa película. ~
36
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Libros El Círculo de Bellas Artes de Madrid organiza el visionado de unas piezas inéditas del director italiano Federico Fellini, acompañadas de una curiosa exposición de dibujos y fotografías. Es una buena ocasión para recordar algunos títulos inmortales del que es considerado un genio del cine
Libro de sueños Augusto F. Prieto {A lo largo de su vida, Federico Fellini trabajó sobre un diario personal, un cuaderno en el que, con dibujos y anotaciones escritas, intentaba dar forma a los sueños que tenía habitualmente. Lo hizo por sugerencia y recomendación de su psicoanalista, y decidió hacerlo con imágenes porque siempre había preferido esta manera de expresarse. Una especie de terapia que se convirtió también en un banco de ideas, porque lo tuvo muy en cuenta para varias de sus producciones cinematográficas. El libro, en sí mismo, se convierte en una especie de story-board de experiencias nocturnas, a caballo entre el descanso y la vigilia, en las cuales salen a la luz todos los fantasmas de los que nos creemos liberados durante el día. Es también un estudio inédito sobre la creatividad, sus motores y su manera de moldearse hasta quedar recogida en la obra de arte. El libro de mis sueños ha sido publicado en una edición facsímil que se puede consultar en la sala de exposiciones del Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Boceto de ‘Il déjeneur sur l’herbe’. / © Federico Fellini, Vegap, Madrid, 2017
Cuando en 1992 el Banco de Roma le encargó al director la realización de unos spots publicitarios para la promoción de la entidad, Fellini acudió a su libro, arrancó de él alguno de los bocetos, y construyó sobre ellos tres historias. En esta exposición de Madrid se proyectan los anuncios, que de la mano del genio se convierten casi en cortometrajes, y se acompañan de dibujos preparatorios, y de fotografías tomadas por Mimmo Cattarinich. Son importantes para cualquiera que esté interesado en su universo personal, así como para todos aquellos que quieran comprender la gestión y el desarrollo de una mente creadora. Las películas se titulan Il déjeneur sur l’herbe, El derrumbe del túnel, y El león del sótano. Aun se muestran algunos bocetos adicionales, de rodajes que no se llegaron a materializar. Interpretan los papeles principales el actor español Fernando Rey, junto con un cómico italiano, Paolo Villaggio, y las actrices Anna Falchi, Ellen Rossi Stuart, ambas arquetipos de la mujer soñada por el director italiano y tan presente en sus filmes. Hembras opulentas, excesivas, misteriosas, y altamente sexualizadas. Los argumentos tienen mucho que ver con la infidelidad, la culpa, y los complejos. No deja de sorprendernos la utilización de decorados artificiales y maquetas en la realización de los anuncios, algo que era propio de la época, sobre lo que Fellini trabajó toda su vida, pero que ha quedado descartado hoy en aras del naturalismo, gracias a los avances de la técnica y los retrocesos de la artesanía. Federico Fellini es considerado como uno de los grandes maestros de la Historia del cine, fue ganador de cuatro premios Óscar. Su obra se caracteriza por la composición de un universo propio, que arrancó con el neorrealismo y se deslizó, poco a poco, hacia unas creaciones personales, basadas con frecuencia en situaciones grotescas, apalancadas sobre el esperpento o el melodrama, rozando los resortes del surrealismo, siendo capaz de conectar tanto con lo popular como con lo culto. Destacan todas, y si citamos alguna lo hacemos guiados por la preferencia o el azar. Roma (1972), La Dolce Vita (1960), Satyricon (1969), Y la nave va (1983), Las noches de Cabiria (1957), o Giulietta de los espíritus (1965), estas dos últimas interpretadas por la gran actriz Giulietta Massina que fue su esposa y una de sus inspiradoras.~
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Suplemento cultural
37
Libros
Tras el despliegue de talento narrativo que supuso ‘Las efímeras’, Pilar Adón vuelve a la prosa con un libro de relatos, ‘La vida sumergida’, publicado como el anterior por Galaxia Gutenberg
PILAR ADÓN
Recomendaciones
«Escribo sobre lo cotidiano desde un punto de vista nada cotidiano» Alejandro Luque {Con Pilar Adón (Madrid, 1971) nunca se sabe qué es lo próximo. ¿Un nuevo poemario? ¿Otra traducción? ¿Será un libro de cuentos como El mes más cruel, será una novela? Esta vez han tocado cuentos. Tras el despliegue de talento narrativo de Las efímeras, la escritora vuelve con La vida sumergida, y reconoce que ambos libros están conectados, además de haber visto la luz ambos en Galaxia Gutenberg. «La vida sumergida surgió mientras escribía Las efímeras, así que hay mucha relación entre los dos libros. Ya me lo ha dicho algún lector, que se nota que los paisajes, los ambientes, hasta los personajes de Las efímeras, están presentes aquí. No es extraño porque tardé más de 10 años en escribir Las efímeras y, mientras, iba escribiendo estos cuentos». Sobre las piezas reunidas en este volumen, afirma que «están escritas muchas veces en lugares distintos, fuera de mi casa o del lugar en que escribí Las efímeras, pero mantienen el ambiente y la intención. Son cuentos cerrados, que nacieron con la intención de ser historias con principio y final, no retales». Lo que no se le puede negar a Adón es lealtad al género: «Mi primer premio literario, en RNE, lo gané a los 18 años, y fue con un relato. Desde entonces no he dejado de escribir relatos, y dos de los libros que más han gustado y que mejor acogida han tenido han sido de relatos, Viajes inocentes y El mes más cruel. Me gusta escribir relato. Me da muchísima libertad. Me lo paso muy bien. Esa definición yo también la usaría para mis novelas. Y para mis poemas». Definida a menudo como fotógrafa de estados de ánimo, Adón admite que «me gusta tanto describir ambientes, situaciones concretas, estados de ánimo, que la trama pasa muchas veces a un segundo plano muy evidente. No me parece necesario el movimiento ni el dinamismo a la hora de contar una historia. Me suele poner muy nerviosa que estén pasando cosas constantemente en un cuento o en una novela. Me gusta más la quietud». La autora siempre aborda «lo cotidiano desde un punto de vista nada cotidiano, desde un punto de vista lateral, nada frontal. Me gusta hablar de familias, de casas, de personajes que se encierran en esas casas y que leen, y que observan y piensan y planean cosas que nunca van a hacer. En este caso, además, vuelvo a incidir en la violencia. La de la naturaleza y la de los seres que han de defenderse
NOVELA
Andrea Camilleri / El cielo robado / Gatopardo Ediciones
¿Otro Camilleri? ¡Que pase!
La escritora Pilar Adón. / Luis Niño
«Me suele poner muy nerviosa que estén pasando cosas constantemente en un cuento o en una novela» «Lo que nos une a los escritores de relatos hoy es nuestra absoluta diversidad»
del ataque de los demás para poder sobrevivir. Su manera de agresión es siempre una manera de defensa». «Las casas son el refugio y la cárcel de los personajes», prosigue. «Les dan amparo y, a la vez, esa protección absoluta les hace débiles. Tan débiles, que sienten terror a salir. No es algo tan extraño como pueda parecer. Lo que nos protege nos debilita». Admiradora de Fleur Jaeggy y de Ingeborg Bachmann, trata de mantener a raya a la poeta que habita en ella: «Los ritmos y las rupturas de la poesía los dejo para la poesía, pero la precisión de la palabra, intentar buscar el término exacto y no uno parecido, sí es algo que busco siempre, en relato y también a la hora de escribir novela», dice. Y sobre su generación, cree que «lo que nos une ahora mismo a los escritores de relato es nuestra absoluta diversidad. Es cierto que las lecturas de todos nosotros son parecidas, y siempre mencionamos a Chejov como influencia primera, por ejemplo, pero las influencias segundas y terceras van marcando tonos y temas muy distintos». ~
A. Luque {Alguna vez he expresado en estas páginas la sospecha o el temor de que Andrea Camilleri, ya nonagenario y casi ciego, haya acabado saturando su propio mercado gracias a una extraordinaria facilidad para lanzar libros como si fueran buñuelos. Y libros, valga decirlo, que no están nada mal: que entretienen desde la inteligencia, que enseñan cosas, que incluso nos sacan una carcajada de vez en cuando. Nos pasamos la vida tentados de pedirle al autor de Porto Empedocle que cuelgue los guantes o al menos rebaje su ritmo estajanovista de producción entre montalbanos, escritos más o menos autobiográficos, ensayos literarios o sobre temas sicilianos, etc. Y sin embargo, siempre nos sorprende con una nueva entrega que nos reconcilia con él y con su obra. Esta vez se trata de una novela que gira en torno a una de sus aficiones, la pintura –recordemos aquel homenaje a Caravaggio titulado El color del sol–, y que arranca con una especulación afín a aquellos sucesos de historia literaria y civil del maestro Sciascia. ¿Estuvo alguna vez Renoir en Agrigento, al sur de Sicilia? La pregunta, acompañada por cierta leyenda apócrifa, se canaliza a través de un hábil intercambio epistolar, historia de amor incluida, que de forma imprevista acaba cobrando tintes de ficción negrocriminal. Lo cierto es que el autor juega a su antojo con nuestra credulidad para llevarnos adonde quiere; y suele ser un lugar de gozo para el lector. No le estropearemos al lector el placer de dejarse llevar por las habilidades de Andrea Camilleri, siempre un poco embaucador, siempre un poco genial, también. ~
38
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Escrito para...
La lectura es universal. La lectura no puede convertirse en patrimonio de unos pocos. Y, desde luego, la lectura no es un recinto al que un grupo determinado nos pueda impedir acceder. Sin embargo, no son pocos los que pelean para que la ...curiosear en nuestro idioma
Una lengua muy muy larga Antonio Puente Mayor {Según el Diccionario de la RAE, la filología es la «ciencia que estudia una cultura tal como se manifiesta en su lengua y en su literatura, principalmente a través de los textos escritos»; «técnica que se aplica a los textos para reconstruirlos, fijarlos e interpretarlos», y, en definitiva, la propia «lingüística». Tres acepciones como tres soles para definir algo que se remonta nada menos que a la Grecia clásica. Sin embargo, si buscamos en el mismo diccionario el término ‘filólogo’ únicamente hallamos lo siguiente: «persona versada en filología». Una entrada algo pobre, ¿no? Especialmente para referirse a Lola Pons, cuya capacidad trasciende ese término. Heredera de María Moliner, Joan Corominas o Rafael Lapesa, y discípula aventajada del gran Manuel Ariza, sus clases en la Universidad de Sevilla van más allá del puro academicismo. Pocos profesores poseen el don de contagiar a sus alumnos la pasión por la materia que imparten, máxime cuando esta –Historia de la Lengua Española– es una de las asignaturas ‘hueso’ de la especialidad de Hispánica; Lola Pons no solo pertenece a ese selecto grupo, sino que lo extiende más allá de las aulas. Tras pasar por las universidades de Salamanca, Tübingen y Oxford e
Portada de la obra de Lola Pons.
impartir conferencias en el Kings College de Londres o la Ca’Foscari de Venecia, su rostro ha comenzado a hacerse popular gracias a sus ‘talleres de español’ en el programa de La 2 La Aventura del Saber. Pero la cosa no queda ahí, pues a su faceta como profesora y divulgadora hay que añadir sus artículos en El País o sus colabora-
ciones en Canal Sur Radio y Radio Andalucía Información. En esta ocasión Lola nos trae la reedición de su exitoso libro de 2016 Una lengua muy larga, donde recopila más de cien historias relacionadas con el pasado y presente del español, de la forma más amena posible. Ampliado y rebautizado como Una lengua muy muy larga, los responsables de Arpa Editores han optado esta vez por la tapa dura, conscientes de su capacidad para convertirse en un clásico de nuestras bibliotecas. Entre sus páginas, que no necesariamente tienen que leerse en orden, los lectores encontrarán un sinfín de curiosidades relacionadas con nuestro idioma, pero también con la cultura y el imaginario popular. Como la enorme educadora que es, Lola Pons es capaz de comparar al Marqués de Santillana con el célebre maestro Yoda de La Guerra de las Galaxias, mientras nos pasea por la sección de muebles de IKEA y nos explica, de manera divertidísima, la curiosa etimología de sus extraños nombres. Asimismo es capaz de hablar tanto de los italianismos del español de América a través de Marco como de la vigencia del sufijo patrimonial -udo (barbudo, velludo…) poniendo como ejemplo a la eurovisiva Conchita Wurst. Su originalidad parece no tener límites, y prueba de ello es la convivencia pacífica de especímenes tales
como el pequeño Nicolás, Raffaella Carrá o Jon Kortajarena junto a Lope de Vega, Juan de Valdés o San Isidoro. Pese a su férrea voluntad y compromiso panhispánicos (esto es, abierto a los hispanohablantes de todo el mundo), Lola no deja de recordarnos su estrecha vinculación con la ciudad de Sevilla, regalándonos instructivos pasajes como el dedicado a las torrijas de Semana Santa –en el mismo no falta la receta de su madre– o a la presencia del latín en la Feria de Abril. Dicho esto, si por algo destaca Una lengua muy muy larga es por su capacidad de conectar con un amplio espectro de personas, ya que sus capítulos son, a la par que ilustrativos, breves en extensión, y permiten acceder a ellos en cualquier lugar y circunstancia. Francisco Rico, de la Real Academia Española, ha dicho de este libro: «una combinación brillante de erudición y frescura. Lola Pons pone la historia de la lengua al alcance de cualquier lector». No seré yo quién le contradiga, pues además de admirador de su autora fui alumno de sobresaliente. Calificación: Necesario. Tipo de lectura: Curiosa e instructiva. Tipo de lector: No estaría mal que todos nos acercásemos a este libro. ¿Dónde puede leerse?: Se puede llevar en la cartera y leer un par de páginas de vez en cuando.
...imaginar el crimen en Mongolia
Yeruldelgger. Tiempos salvajes Gabriel Ramírez {El personaje que ha creado Ian Manook tiene muchas posibilidades de convertirse en uno de los más populares durante los próximos años. La mezcla de trama policial y Mongolia como escenario en el que se desarrolla la acción, se recibe con agrado por su originalidad. Mucho de lo que rodea al personaje principal resulta extraño y desconocido. Tan pronto nos encontramos en un paraje inhóspito como en el centro de una capital contaminada hasta extremos inimaginables, llena de hombres y mujeres sin esperanza o delincuentes sin escrúpulos. Esta segunda entrega de la saga, protagonizada por el comisario Yeruldelgger, guarda relación con la primera. Se repiten personajes y se recuerdan algunos aspectos de la novela anterior. Queda intacto el sistema
narrativo, el ritmo del relato, los tonos y los alientos, la voz narrativa… Y esto se convierte en una ventaja y un problema al mismo tiempo. Que se parezca mucho a la anterior novela hace que, casi seguro, guste con la misma intensidad. Y la primera gustó mucho al que leyó el relato. Pero, al mismo tiempo, es tan grande esa similitud que la sensación de leer ‘más de lo mismo’ puede causar algo de rechazo. No obstante, se lee bien y, posiblemente, pueda más el deseo de conocer cómo acaba la cosa. Ian Manook arriesga en exceso cuando da por hecho que el lector sabe algunas cosas que sólo sería posible en el caso de que ese lector fuera el mismo. Es verdad, que no afectan al desarrollo de la trama, pero causa extrañeza. Y juega apostando a caballo ganador repitiendo esquema. El resultado es que Yeruldelgger. Tiempos salvajes es una de las no-
velas del noir más atractivas del panorama editorial actual. Una trama apasionante y equilibrada, unos personajes muy bien perfilados, el remate del relato bien diseñado, una mezcla de elementos espirituales con mundanos y sucios que nos lleva de un lado a otro sin empujones proporcionando al lector momentos de lectura apasionante. Un libro muy recomendable. Calificación: Bueno. ¿Tipo de lectura?: Amena, atractiva. ¿Tipo de lector?: Aficionados a la novela negra. Argumento: En Mongolia pasan las mismas cosas que en cualquier otro lugar del mundo, pero allí todo se tiñe de cultura ancestral contrapuesta a la modernidad más repugnante. ¿Dónde puede leerse?: En el metro, en el bus, en casa, en el parque… Portada.
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Suplemento cultural
39
Escrito para...
lectura, la escritura, el cine, la música o la escultura, se conviertan en clubes exclusivos a los que sólo tienen acceso los socios fundadores o los sujetos extraños. Patrañas. Lean, por favor. Sin complejos ...entender qué es vivir
...pasar un rato estupendo
Quizás me quede mañana Gabriel Ramírez {Lorenzo Marone es un autor que maneja muy bien los tiempos y los tempos narrativos. Sabe lo que quiere contar y conoce bien cómo funciona el acelerador de una trama. Por supuesto, también el freno, que no duda en utilizar cuando la acción pide un grado de reflexión por parte de los personajes que no pueden tener sin detenerse antes y sentirse ajenos a lo que sucede en su universo. Quizás me quede mañana es una novela muy accesible, un libro que puede funcionar más que bien entre cualquier tipo de lector. Si bien no se trata de un relato en el que la expresividad se imponga o el que las imágenes sean de una potencia portentosa (apenas se encuentran a lo largo de las más de 360 páginas que mide la novela), si bien en la obra de Marone lo que manda es la acción, el autor logra construir un personaje muy interesante que se acompaña por unos secundarios que van ayudando a crecer a Luce (así se llama la protagonista). Marone busca, desde un lenguaje cercano y perfectamente inteligible, reflexiones con las que Luce logra marcar los límites necesarios para que una mujer en un entorno difícil, sea capaz de sobrevivir. Se salpica el texto con ideas que serán del agrado de un lector medio, porque sin grandes filosofías, Marone logra ordenar eso que piensa cualquiera y se siente agradecido al descubrir que alguien ha logrado dejar claras esas cosas tantas veces pen-
sadas y que no han sido colocadas en el lugar exacto por el lector en su día a día. Dicho esto, hay que añadir que Quizás me quede mañana es un relato en el que los tonos y los alientos utilizados para construir a algunos de los personajes, no son los más adecuados. Por ejemplo, Kevin, el niño que nos arrastra hasta esa zona personal que Luce quiere mantener casi oculta para evitar sufrimientos inútiles y que tienen que ver con la entrega y el amor puro, ‘habla’ como un adulto, al menos como un niño bastante mayor. Marone no se acuerda de cambiar el registro cuando centra el foco en un personaje u otro. La narradora es Luce y todos parecen ‘hablar’ como ella. Este defecto no es menor. Aunque un lector medio no lo aprecie o no quiera considerarlo como problema, lo cierto es que rechina fuertemente. La única forma de hacer algo así es utilizar un narrador no identificado que tiña su propia voz con la del personaje, es decir, un narrador complejo. Y no es el caso. Por otra parte, Marone se traiciona en el tramo final de la narración. En realidad, da la espalda a su personaje principal, Luce, y todo lo que hemos ido viviendo con ella (que nos gusta porque es una mujer con carácter, con valor como para no dejarse arrasar ni por nada ni por
...conocer otras formas de vivir
El árabe del futuro 3 Gabriel Ramírez {Salamandra Graphic acaba de editar la tercera entrega de uno de los mejores cómics que se han publicado en los últimos años. Riad Sattouf sigue con el relato de lo que fue su infancia a caballo entre Siria y Francia. Lo hace con un dibujo casi caricaturesco, muy detallista, en el que el color es fundamental para entender los diferentes registros que utiliza el autor para llevarnos de lo cotidiano a lo onírico, de un país a otro, de un estado de ánimo a otro. El diseño de página es muy clásico. Casi siempre nueve viñetas homogéneas, solo a veces la página completa para remarcar la importancia de lo que se narra. El guion es sencillo respecto a su comprensión aunque no por ello se aleja de asuntos de más calado para el personaje.
nadie) se viene abajo porque es ella misma la que destruye su propio yo. Esos finales felices y almibarados deberían estar prohibidos en casos como este. En cualquier caso, Quizás me quede mañana es una novela muy agradable y a la que se puede acercar cualquier tipo de lector. Se enamorarán de Luce, de Nápoles, de una familia que se construye con materiales que sólo se pueden encontrar en el centro de un desastre convertido en una oportunidad. Se lee con agrado y, al final, existe un tipo de literatura que debe valorarse dependiendo de su capacidad para hacer pasar un buen rato a los lectores. La editora, Harper Collins Iberica, sigue construyendo un buen catálogo para el público que busca en la literatura un rato de diversión. Y eso está más que bien. Calificación: Entretenida. Tipo de lectura: Muy agradable. Ligera. Tipo de lector: El que busca diversión al leer. Argumento: La vida es tan maravillosa como seas capaz de imaginarla. Encontrar en la realidad lo imaginado es posible aunque cuesta muchas fatigas. Personajes: Entrañables. ¿Dónde puede leerse?: En los Quartieri Spagnoli de Nápoles.
Sattouf nos cuenta cómo en la Siria de esos años, mientras Hafez el Asad ostentaba el poder, en las escuelas se golpeaba a los niños de manera brutal; cómo las niñas estaban condenadas a ser personas de segunda categoría; cómo el soborno era algo habitual; cómo para un europeo esa vida se llenaba de incomprensión (a través de su madre, francesa, queda claro que salir de allí era un lujo). Sattouf nos acerca una cultura lejana, nos enfrenta con lo que en occidente ha sido visto como brutal desde hace muchos años. Otras ciento cincuenta páginas que se suman a las que ya están publicadas y van configurando un cómic divertido, entrañable y más que interesante por sus aspectos técnicos y narrativos. Calificación: Muy bueno. ¿Tipo de lectura?: Divertida, fácil, apasionante. ¿Tipo de lector?: Amantes del cómic. Pero cualquiera le puede echar un vistazo y se lo pasará bomba. Argumento: Ser rubio y no estar circuncidado es un problema para algunos. ¿Dónde puede leerse?: En casa. Café, manta y libro.
Portada de ‘El árabe del futuro 3’.
Si esto es un hombre
Nirek Sabal {Primo Levi comenzaba con esta novela, Si esto es un hombre, la trilogía dedicada a los campos de exterminio alemanes. La siguen La Tregua y Los hundidos y los salvados. Ya advierto que, desde una perspectiva estrictamente literaria, no es (ninguna de las tres novelas) nada del otro mundo. Sin embargo, creo que nadie debería dejar de leer algo así. A veces la literatura debe dejar paso al testimonio, a las historias de las personas sin buscar nada que no sea eso en su esencia. Campos de exterminio, el dolor de un pueblo destrozado, la violencia humana disfrazada de ideología absurdas, fanatismo, hambre, sufrimiento vejaciones, regreso, absurdos momentos que valen una vida. En definitiva, la historia de un hombre que es todos los que le acompañan desde una vida que le inventan unos locos y vuelta a empezar cuando otros (tan locos como los primeros) les liberan. Si una lectura me ha apasionado ha sido esta. Si una lectura me dejó acurrucado en un sillón ha sido esta. Si una lectura me hizo comprender que el hombre puede renunciar a cualquier cosa menos a contarse a sí mismo ha sido esta. Si alguien se anima a leer esta trilogía le recomiendo que lo haga sin dejar espacios entre volumen y volumen. Por muy duro que sea. Calificación: Muy buena. Tipo de lector: Cualquiera que muestre cierto interés por saber de qué va esto de vivir. Tipo de lectura: Muy fácil y muy dura. Argumento: El hombre es tan terrible como maravilloso. La cosa es saber o poder estar en el momento adecuado y en el lugar correcto. Personajes: Un pueblo entero. ¿Dónde puede leerse?: Cerca de la ventana para poder detenerse a pensar mientras mira a no sé dónde.
40
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Teatro
El Teatro Lope de Vega de Sevilla se rindió ante la versión de ‘Una gata sobre el tejado de zinc caliente’ propuesta por Amelia Ochandiano. Un ejercicio emocionante y repleto de verdad donde la homosexualidad se manifiesta como uno de sus temas
El olor de la mendacidad Antonio Puente Mayor {Thomas Larnier Williams vino al mundo para demostrar que las carencias físicas y psíquicas no tienen por qué interponerse entre el anhelo del éxito y su consecución. Muy al contrario, y pese a su escasa estatura, insuficiencias cardiovasculares, claustrofobia e hipocondría —amén de su reconocida homosexualidad, alcoholismo y drogadicción— hoy su nombre figura con letras doradas en la lista de los mejores dramaturgos de todos los tiempos. El secreto de sus logros habría que buscarlos en su revolucionaria capacidad para «airear los armarios, áticos y sótanos del comportamiento humano» sin ningún tipo de cortapisas, algo que le permitió conectar con un público acostumbrado a las comedias ligeras y la candidez de los musicales. Nacido en Columbus, Misisipi, en 1911, el autor de La noche de la iguana adoptó el nombre de Tennessee tras su paso por la universidad (así le llamaban sus compañeros por su marcado acento sureño), y aunque ya poseía alguna experiencia como escritor novel, fue en esa época estudiantil cuando comenzó a interesarse por el teatro. De hecho su primera incursión data de 1935, aunque no será hasta diez años más tarde cuando su carrera comience a despegar definitivamente. El estreno en Broadway de El zoo de cristal, un retrato descarnado de su propia familia, le valió el Premio del Círculo de Críticos Teatrales de Nueva York, convirtiéndolo en uno de los autores a tener en cuenta. Dos años después alumbraría Un tranvía llamado deseo (1947), considerada como la mejor obra escrita en los Estados Unidos, y que lo elevó definitivamente al olimpo. Dicho título le permitió obtener su primer Premio Pulitzer así como acceder a la meca del cine, donde Williams confirmaría su talento con De repente, el último verano, Dulce pájaro de juventud y, muy especialmente, La gata sobre el tejado de zinc. La conexión con el público Pocos autores han sabido dar fe del fracaso del sueño americano como Tennessee Williams. Si acaso su contemporáneo Arthur Miller, con quien compartió temas y formas y junto al cual reinó en la cartelera americana de posguerra durante veinte años. Ambos eran capaces de construir personajes repletos de imperfecciones cuyos sueños rotos se evidenciaban en la profundidad de los argumentos y en la crudeza de sus diálogos, lo que sin duda los hacía especial-
Andreas Muñoz y Juan Diego. / Fotos cortesía de Zebra Producciones
mente humanos y cercanos para el público. Unas figuras a las que el pasado siempre suele perseguir y que remiten a la prosa de Faulkner y D. H. Lawrence. Porque si algo se hace patente en la vida y obra de Tennessee Williams es su rechazo a la mentira, «pese a que el mundo en el que había sido educado no tolerase otra cosa», como bien explica Antonio Álamo. Su vida, repleta de pensiones, hoteles, habitaciones alquiladas y amores fugaces fue «una perpetua lucha contra la locura y la muerte». Batalla que a sus 71 años terminaría por perder, arrojándolo a un océano de barbitúricos en forma de suicidio. Problemas con la censura A cat on a hot tin roof se estrenó como obra teatral en 1954 bajo la dirección de Elia Kazan, director de origen griego y cofundador del Actor’s Studio, del que saldrían leyendas como Marlon Brando, Montgomery Clift o Paul Newman. A pesar de la admiración que le profesaba Williams, años más tarde afirmaría que su adicción al alcohol y las drogas surgió durante su adaptación, debido a la frustración que le provocó la censura. Al ser la homosexualidad un tema tabú y algo casi desconocido para la plebe –entre la burguesía bohemia y los círculos artísticos estaba medianamente permitida, aunque con discreción–, cuando preguntaban a Williams sobre cuál era su
obra preferida, él siempre respondía: «la versión editorial de Una gata sobre el tejado de zinc caliente». Tanto fue así que una vez tuvo en sus manos el Premio de la Crítica se dio el gusto de publicar ambas versiones, la suya original y la que le obligaron a representar. No hemos de olvidar que a primeros de los cincuenta la censura era una realidad no solo en Norteamérica sino también al otro lado del charco. Como muestra hemos de decir que a la versión cinematográfica de La gata la censura española le eliminó el ‘hot’ del título original, dejando a la protagonista sobre un tejado de indeterminada temperatura. La visión de Amelia Ochandiano Sostenida sobre tres pilares fundamentales –el propio título, la vigencia de su mensaje y la presencia de Juan Diego–, la visión de Amelia Ochandiano de Una gata sobre el tejado de zinc caliente es un ajuste de cuentas con el público español del siglo XXI. Y decimos bien, ‘del siglo XXI’, porque la última gran adaptación la puso en marcha Mario Gas en 1995, con Aitana Sánchez Gijón y Carmelo Gómez como protagonistas. Dicho ajuste de cuentas tiene que ver precisamente con el asunto antes mencionado, el de las diferentes versiones, y especialmente con el referente en
nuestro país, la película homónima de 1958. A estas alturas ya nadie duda que la ‘gata’ de Williams posee el rostro de Elizabeth Taylor para la práctica totalidad de los españoles, al igual que Paul Newman es el perfecto Brick. Lo cual por un lado es positivo –los arquetipos han trascendido a la propia obra– pero también negativo, pues han sido muy pocos los interesados en explorar el libreto original. Cabe decir que, como novedad, la propuesta de Ochandiano aleja toda tentativa de comparación optando por dos intérpretes de enorme oficio, pero cuya misión es servir de vehículo al texto original, auténtico protagonista de la función. A nuestro entender, ese es uno de los grandes aciertos junto
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Suplemento cultural
41
Teatro
principales, aunque no el único. Juan Diego, Begoña Maestre, Andreas Muñoz y otros tantos actores se dieron la mano para recordarnos que Tennessee Williams es uno de los grandes retratistas de la psicología humana de la historia Begoña Maestre y Alicia Sánchez.
a la elección de Juan Diego como patriarca de la familia. Juan Diego como paradigma
Juan Diego y José Luis Patiño.
A algunos espectadores podría resultarles curioso que, tras anunciarlo en letras grandes en su cartel, el actor andaluz apenas intervenga en un tercio de la representación. Sin embargo, a los que amamos el teatro y conocemos la trayectoria de Juan Diego, ese tiempo resulta más que suficiente para adquirir una entrada y acudir a verlo. Y es que además de regalarnos un ingente repertorio de recursos dramáticos, su complejo Abuelo amenaza la fascinación que la pareja de Brick y Maggie han ejercido sobre los espectadores de los últimos cincuenta años, lográndolo a base de acritud, hondura y veracidad. Dicho perso-
naje cae mal, profundamente mal, ya desde su primera entrada, pero al mismo tiempo se eleva como fiscal y herramienta ineludible para extraer toda la esencia del drama. A su lado Andreas Muñoz alcanza su cota más alta como el hijo alcoholizado y acosado por los fantasmas del pasado, permitiéndole escalar al mismo podio que Begoña Maestre. Esta, cuya presencia es la traslación de la carnalidad clásica a los gustos posmodernos, obtiene su rédito en los momentos de mayor confrontación, demostrando que su Biznaga de Plata en el Festival de Málaga de 2011 no es fruto de la casualidad. Mención aparte merecen José Luis Patiño –su encarnación del hijo mayor es precisa y conmovedora–, una solvente y hasta hilarante Marta Molina y la veterana Alicia Sán-
chez, cuya trayectoria en cine, teatro y televisión la capacitan de sobra para dar la réplica a Juan Diego. En el aspecto técnico hemos de destacar la sobria pero elegante escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda, bien potenciada por la iluminación de Felipe Ramos –el uso del ciclorama es de una exquisitez asombrosa–, y el vestuario en líneas clásicas de María Luisa Engel. En suma, Una gata sobre el tejado de zinc caliente de Zebra Producciones es la adaptación definitiva para descubrir al verdadero Tennessee Williams, aquel joven tímido y enfermizo que hubo de refugiarse en el teatro para huir de la mentira que rodeaba su vida. Una mendacidad ancestral que en el montaje de Ochandiano incluso puede olerse. ~
42
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Música El pasado 29 de octubre, Ute Lemper se subió al escenario del Teatro Real de Madrid para demostrar que la música es algo asombroso, que los buenos temas no pueden pasar de moda. Ute Lemper es un lujo que debería estar entre las posibles candidatas a visitar, pronto, algún teatro andaluz
Cabaret, tango y jazz. ¿Quién da más? Gabriel Ramírez {El otoño se niega a llegar a Madrid. Las hojas de los árboles siguen verdes, el sol alumbra con el calor de un verano viejo aunque persistente, la ciudad se sigue moviendo al ritmo que imprime un final de estación que ya es eterno. En el Teatro Real de Madrid todo está preparado para recibir a una de las cantantes que mejor ocupa un escenario actualmente. Ute Lemper canta, baila, domina varios idiomas. Nos acerca a un repertorio salpicado de nombres convertidos en mito hace ya muchos años. Nombres de compositores y de temas que ponen en movimiento los píes de forma instantánea. Propone un viaje en el tiempo y por distintas ciudades del mundo en el que la música se hace protagonista. Frederick Hollaender, George Moustaki, Kurt Weill, Astor Piazzolla, Jacques Brel… Falling Love, Tango Ballade, Ne me quitte pas, Lola, Die Moritat von Mackie Messer… En fin, tango, cabaret y jazz, todo de alto voltaje. Acompañan a la señora Lemper un grupo de músicos excepcionales. Vana Gierig, al piano, mima a la cantante, la envuelve con cuidado, sin dejar nada al azar. Víctor Villena, con el bandoneón, deja clara la razón por la que acompaña a la cantante. Si está bien durante todo el concierto, cuando el tango invade el espacio,
Además de cantar, Ute Lemper se mueve con gracia sobre un escenario que llena desde el primer minuto de actuación. / Javier del Real
Villena deja bien claro que está a una altura muy difícil de alcanzar. Pero que muy clarito. Improvisando logra los momentos más atractivos, emotivos y acogedores. Romain Lecuyer, con su contrabajo, imprime un carácter necesario en todos los temas. Es el músico que menos se luce durante el concierto, pero es capaz de demostrar una calidad más que notable. El violín de Cyril Fischtel aporta una calidez acústica que va lle-
nando la platea de sonidos que terminan reposando y no parecen desaparecer; logra ir acumulando sensaciones que terminan arropando al público que, sin rechistar, se deja llevar. Ute Lemper se entrega absolutamente. Desde la primera nota del concierto. Canta, baila, explica al público qué es lo que pretende hacer con su espectáculo, incluso baja al territorio de la broma para lograr contactar. Se muestra seria, canalla, descarada, apasionada y, sin grandes aspavientos, nos lleva al territorio del amor más desesperado o desgraciado. Dependiendo del tema que interprete, es capaz de ser creíble sin que despierte dudas entre los espectadores. Al contrario, una de las fortalezas de su puesta en escena es la credibilidad. Porque apuesta por una interpretación que vaya más allá de cantar una canción con cierta gracia, porque apuesta por contar el mundo a su público, por intentar explicar a cada uno de los asistentes eso que les sucedió en una ocasión y que no han sabido superar de ninguna de las maneras posibles. Ute Lemper, además, salpica de scat muchos de los temas que interpreta. Ya saben ustedes que el scat es eso que hacía, por ejemplo, Louis Armstrong cuando utilizaba sílabas sin demasiado sentido para continuar un tema, cuando imitaba algún
instrumento con la voz. Pues bien, Ute Lemper no deja de hacerlo siempre que tiene ocasión. Les puedo asegurar que en alguna de sus improvisaciones parece que, realmente, alguien está tocando una trompeta sobre el escenario. La improvisación le gusta y se maneja más que bien en territorios que le llevan a lugares comprometidos de los que escapa con total facilidad. La señora Lemper nos lleva desde los cabarets de Berlín hasta Buenos Aires (en el tema de Astor Piazzolla Yo soy María canta una pequeña parte del tema en español y su dicción es inversamente proporcional a la que gasta en inglés, francés y alemán; una anécdota sin demasiada importancia y que se perdona sin esfuerzo, pero hace sonreír), pasamos por París y por Nueva York. Y los saltos, perfectamente medidos, agradan y gustan. Ute Lemper, seguramente, tendrá un caché importante, pero no estaría mal que alguien intentase acercar a esta mujer a los teatros andaluces. Es una pena que no sea así porque es una cantante capaz de modular la voz de forma portentosa, de llenar un escenario por completo, de conectar con el público con una facilidad pasmosa y de hacer recordar en la platea que los temas de siempre son, también, para siempre. Al acabar el concierto, tras una ovación de las auténticas, en la calle sigue instalado el aviso del otoño que está perdido en alguna parte. Los pájaros confundidos siguen revoloteando sin saber si deben huir o quedarse ya para siempre. Y los sonidos que envolvían tampoco caen. Siguen tan verdes como esas hojas de los árboles engalanados tan a destiempo. ~
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Suplemento cultural
43
Atelier de músicas
El Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) abre sus puertas al arte sonoro con la invitación cursada al compositor y artista multimedia Thomas Köner
Audición
CONTEMPORÁNEA
Laurence Crane / 6 Trios, 2 Solos & 1 Quintet / Ives Ensemble / Nimbus
Mirar al pasado para intuir el presente
COMPOSITOR
THOMAS KÖNER
«Busco más la experiencia que la sola idea de la escucha» Ismael G. Cabral {El nuevo Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A), en Córdoba, quiere distinguirse por muchas cosas, entre otras, por su apuesta por el arte intermedia y, entre él, por dar cabida a creadores ligados al arte sonoro. Una apuesta absolutamente necesaria no solo ya a nivel autonómico, también nacional, habida cuenta de la escasa difusión institucional de la que gozan estas propuestas. El alemán Thomas Köner (Bochum, 1965) ha impartido estos días atrás un taller y hoy sábado, a las 20.30 horas, ofrecerá el concierto Novaya Zemlya (en ruso, Tierra Nueva), basado en un reciente disco suyo. «Es un trabajo en progreso porque aborda la topografía sónica de una manera psicogeográfica; a través de la memoria, la imaginación y la intuición. Por lo tanto no es un concierto basado en grabaciones relacionadas con un viaje pasado y terminado; Novaya Zemlya es más un diario de viaje de mí mismo como creador sonoro. Además el viaje que acaba no es el verdadero viaje», reflexiona Köner al respecto de un trabajo excepcionalmente representativo de su quehacer compositivo. Samples irreconocibles, texturas crepitantes de una cualidad casi física, frecuencias bajas, ahogadas; la
suya es una música de connotaciones ambientales que, a menudo, resulta gélida y desapacible (Novaya Zemlya, Tiento de las nieves) y, en otras, más cálida y hasta empática con un sutil melodismo (Tiento de la luz). Viajero a lugares remotos, Köner asume que «la experiencia de espacio que he conseguido en mi música es algo que he vivido durante mis estancias en las regiones árticas».
«La experiencia de espacio que logro en mi música es algo que he vivido en las regiones árticas» «Soy un creador que utiliza todos los medios que tiene a su alcance, del sonido a la danza» «El frío que puede transmitir esta obra es un frío interno, y ese es universal», dice casi en términos metafísicos, como renuente a explicar mucho sobre su música. Desde luego su posicionamiento («busco más la experiencia que la sola idea de la escucha») conecta con ilustres colegas del ámbito de la música experimental como Francisco López, y sus
El compositor Thomas Köner es el primer artista sonoro invitado al recientemente inaugurado C3A de Córdoba.
eventos sonoros inmersivos en la oscuridad; o el padre de la drone music Phill Niblock. En el concierto que hoy dará Köner sonido y vídeo invadirán el espacio de la Caja negra del C3A buscando «frecuencias resonantes que creen una inmersión perceptiva completa». Köner tuvo por primera vez un instrumento en sus manos –un violín– con cuatro años; sin embargo pronto, en la adolescencia, sintió que su idea de la música iba a ser más totalizadora: «Soy un creador que utiliza todos los medios que tiene a su alcance: el sonido, la música, la fotografía, vídeos, películas, danza, internet, textos...» Formado en la Musikhochschule Dortmund y en el CEM Studio Arnhem, Köner combina una sólida formación académica que da lugar a trabajos como el que centra estas líneas y que se alternan con otros más dedicados a la pista de baile y que firma bajo diferentes alias y en compañía de artistas ligados al mundo del techno. Su próximo proyecto seguirá no obstante la senda del arte sonoro. El sello Denovali tiene previsto publicar próximamente la tercera y última parte de su trilogía Tiento. Tiento de la oscuridad la cerrará después de haberse editado ya Tiento de las nieves y Tiento de la luz. ~
I. G. Cabral {Laurence Crane (Oxford, 1961) no parece un vanguardista. Mucho menos, un explorador. Pero, en todo caso, seguro que no es un compositor regresivo, conservador, refractario. Podríamos decir que se inscribe en la tradición tonal de los minimalistas más académicos; pero tampoco estamos en el ámbito estético de la repetición. ¿Entonces? Tendremos que pensar en cierta tradición de la contemporaneidad musical inglesa; desde luego en el miniaturista Howard Skempton, el referente más claro. Pero Crane resulta más cálido, también hay más desarrollo en su música (o al menos en algunas de sus piezas). A veces, pensamos oyéndole en Aldo Clementi, pero poco hay de él. Bueno. Concluiremos entonces que estamos ante un músico con una voz propia. Suspensión tonal, reiteraciones no mecánicas y un marcado tono ceremonial hacen de este disco, ejemplarmente grabado, una puerta de acceso formidable para penetrar en el (no tan) sencillo universo musical de Crane. Vemos que su pluma se desenvuelve mejor en los esquejes, en piezas como el Trio for Ros an Peter (1989) o en el aforístico e intensamente decadente Air (1986). Por el contrario, su extenso Piano Quintet (2011) se vuelve en exceso discursivo, enrocándose en posiciones estéticas algo más transitadas por cierto neomodernismo. Luego volvemos a composiciones en las que el material se organiza de forma, en apariencia, sencilla, pero con efecto en la escucha (Hugo Pine, Jurgen Hip). Y, finalmente, la Pieza para piano opus 84 o 85 ‘Keith Miller Project’ nos hace culminar la audición dudando. Estamos, de nuevo, ante una pieza larga y reciente, 2016 . Una creación para piano solo en la que los acordes se yuxtaponen y la tonalidad parece jugar con nosotros, como queriéndonos decir otra cosa diferente a lo que siempre nos ha dicho. El Ives Ensemble, cuyas grabaciones dedicadas a la obra de Feldman siempre nos han fascinado, se muestra pegado estas pentagramas, defendiéndolos con maestría. ~
44
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Música Arranca el Festival Internacional de Jazz de Madrid. Dee Dee Bridgewater, Daymé Arocena, Becca Stevens, Steve Coleman, Jean Luc Ponty o Ron Carter son algunos de los artistas que pasarán por los distintos escenarios madrileños. Además de música, el cine o las conferencias, tendrán su espacio de privilegio. Queda un mes por delante de buen jazz Gabriel Ramírez {Madrid se llena de jazz. Como cada otoño desde hace algún tiempo. Es una excelente noticia que alivia las tensiones que se viven actualmente en el ámbito político. Los malos tiempos se hacen más llevaderos cuando podemos descubrir que lo esencial está a salvo de las tremendas interferencias que llegan desde distintos focos que llaman nuestra atención inevitablemente. Al llegar a las instalaciones de Conde Duque, uno de los enclaves madrileños en los que se podrán disfrutar de muchos de los conciertos programados, nos reciben con jazz en el mismo patio central. Las instalaciones son un antiguo cuartel construido en el siglo XVII que sirvió para que las Reales Guardias de Corps fueran alojadas. Por tanto, el edificio dispone de lo que era un antiguo patio de armas de dimensiones generosas. Y en ese patio suena el jazz. Dixieland (al menos el poco tiempo que podemos disfrutar de la música por las prisas de ir hasta el auditorio) que traslada a Nueva Orleans en pleno Mardi Gras. Un buen número de espectadores se reúne para escuchar y bailar. Un excelente recibimiento. El auditorio de Conde Duque, coqueto y acogedor, se llena con rapidez. Ni una butaca libre. En el escenario el piano de Shai Maestro, el contrabajo de Chris Morrissey y la batería de Mark Guiliana, aguantando el silencio como sólo puede hacer un instrumento abandonado aunque sea temporalmente. El run run se escucha con fuerza. Y cuando en Madrid suena ese murmullo es que algo importante está ocurriendo. Arranca JAZZMADRID17 con un trio del que se esperan muchas cosas. Mark Guiliana ya participó el año pasado en este festival. Llegaba como baterista en la formación de Donny McCaslin y dejaba un excelente sabor de boca. Guiliana es un músico original, a veces especialmente chispeante, un libre improvisador con grandes dotes expresivas y dueño de una capacidad más que importante para interpretar la música que rebosa modernidad por los cuatro costados. Pero, además, le acompañan dos músicos excelentes. Les puedo garantizar que desde el primer compás, el esfuerzo de cada uno de los componentes de este trio para sacar las notas de su instrumento era brutal, parecía que les iba la vida en ello. Hombros contorsionados en el caso del pianista Shai Maestro; el contabajista de puntillas y con gesto facial que nos hacía pensar en el éxtasis, el líder concentrado de un modo casi
Mark Guiliana Jazz Trio: comienza el espectáculo Mark Guiliana Jazz Trio. / Fotografía de Mark Shai Chris
extravagante. Y la música saliendo como un misil directo a la línea de flotación de la platea al completo. Hay que destacar que el diálogo que se entabla entre los tres músicos es rotundo y robusto. En este sentido, la generosidad de Mark Guiliana es abundante. Aun siendo el líder, el baterista deja que sus compañeros dejen clara su forma de entender la realidad desde su instrumento. Sin límites, sin entregar limosnas. Maestro, al piano, convence al improvisar y al acompañar a sus compañeros con los que establece una relación de iguales que se agradece. Un buen pianista al que habrá que seguir con interés. Chris Morrissey es un fantástico contrabajista. Apasionado, con un swing exacto y capaz de sentir la partitura para hacerla llegar con fuerza al público. Aunque el concierto forma un conjunto muy compacto, se puede señalar un tema sobre los demás: Where are we now? compuesto por David Bowie. La intensidad que se alcanza en la zona central del tema es impresionante. Y la calidez con la que se recibe y se despide la pieza nos arrastra a territorios de contraste en los que la improvisación nos conmociona. Un arranque excelente de un festival que sobre el papel tiene muchas posibilidades de ser todo un éxito. ~
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017
Suplemento cultural
45
Recuerdos del siglo XX El 15 de mayo de 1886 se publicó el primer número de ‘Archivo Hispalense’, revista histórica, literaria y artística. Fue fundada por los tertulianos del duque de T’Serclaes. Se editó durante dos años y fue refundada en 1943 por el bibliófilo Luis Toro Buiza
La revista ‘Archivo Hispalense’ Nicolás Salas {A finales del siglo XIX y primeros lustros del siglo XX, la ciudad contaba con tertulias literarias de trascendencia cultural. En la del duque de T’Serclaes surgió la revista «Hispalense» y la expansión de bibliotecas. En 1886, hace ahora CXXXI años, no solo se fundaron la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación; el Colegio San Francisco de Paula y el Ateneo, pues también se editó el primer número de la revista «Archivo Hispalense». La tertulia de Juan Pérez de Guzmán y Boza, II Duque de T’Serclaes, la formaban, principalmente, su hermano gemelo Manuel, marqués de Jerez de los Caballeros, Francisco Collantes de Terán, Manuel Gómez Imaz, José María de Hoyos y Hurtado, José Gestoso y Pérez, José Vázquez y Ruiz, Joaquín Hazañas y la Rúa y el impresor Enrique Rasco. En esas tertulias nació la revista «Archivo Hispalense» en 1886. La casa palacio del duque de T’Serclaes estaba en la Plaza del Duque de la Victoria, número 7. Quizás fue donde estuvo el Colegio de Alfonso X el Sabio, que ahora forma parte del edificio fundacional de El Corte Inglés del Duque. El 15 de mayo de 1886, se publico el primer número de «Archivo Hispalense», revista histórica, literaria y artística. Fue fundada por los tertulianos del duque de T’Serclaes. La tertulia estaba en la casa solariega de los Pérez de Guzmán, y la Redacción en el domicilio del secretario, José de la Ossa, en la calle Lista, número 13. La aventura duró dos años (18861888) publicando dos números al mes, los días 15 y 30. Además de la revista, los fundadores se propusieron y llevaron a cabo la edición de textos anexos que hoy forman un cuerpo de doctrina histórica de enorme valor. La segunda época se inició en 1943 por iniciativa del bibliófilo Luis Toro Buiza y con el apoyo de la Diputación se mantiene hasta nuestros días. El cuerpo hemerográfico es, sin duda alguna, la más trascendente aportación hoy disponible. En 1984, las profesoras Clarines Rodríguez Waflar y Alicia Treviño Martín, firmaron el «Índice de la Revista», prologado por la bibliotecaria Antonia Heredia Herrera, entonces directora de «Archivo Hispalense». En 1962 y firmado por la profesora María de la Concepción Zancada, se publicó el primer Índice de la revista que abarcó los cien primeros números. En su segunda época y la etapa inicial, dirigieron «Archivo Hispalense» Luis Toro Buiza, Manuel Justinia-
El duque de T´Serclaes.
no Martínez y José Joaquín Real Díaz, que fue ejemplar en su dedicación y éxito editorial. Otros colaboradores eficaces en el Consejo de Redacción han sido los profesores Rogelio Reyes Cano y Manuel González Jiménez. El II Índice ofrece dos cuidados índices general y onomástico donde pueden consultarse todos los nombres de los autores de «Archivo Hispalense», personas citadas, materias y lugares. Y como es natural incluye la ficha completa de todos los números publicados, desde el primero de la primera época hasta el 200 de la segunda época. Nosotros contamos en nuestra biblioteca con los cuatro primeros números (1886) y los anexos del mismo año, gracias al celo bibliográfico del librero de antiguo Luis Rivas. La ciudad contaba a finales del siglo XIX y primeros lustros del siglo
XX con otras grandes bibliotecas por sus contenidos. Así eran valoradas las del Duque de T’Serclaes, el barón de Sabasona, José Lamarque de Novoa, el conde de Valdeinfanta, herederos de José María de Vera y Navas, Mariano Fernández Castañón, José María de Álava y Urbina y marqués de Jerez de los Caballeros, entre las más importantes. La primera observación es que durante casi todo el siglo XIX, las bibliotecas particulares eran numerosas y muy valiosas y se ofrecían a los investigadores, curiosos y turistas que visitaban la ciudad. Así puede comprobarse en la colección de guías editadas desde 1864 hasta finales de los años treinta del siglo XX, por Manuel Gómez Zarzuela y después por su hijo Vicente. Y también en otras guías comerciales del siglo XIX. La segunda observación es que a la muerte de sus creadores, esas magníficas bibliotecas se convertían en almonedas y desaparecían. El corolario de esta circunstancia adversa para la cultura sevillana, es que en ese período de disolución de bibliotecas particulares, tomaban parte los libreros anticuarios, comprando todo los libros o lotes seleccionados y luego ofreciéndolos a su clientela, y contribuyendo así a la rotación de fondos de bibliotecas antiguas a bibliotecas de nueva formación o ampliación. Pero hubo durante la segunda mitad del siglo XIX, y es posible que antes también, una tendencia negativa que por desgracia se mantuvo durante todo el siglo XX. Negativa para los libreros sevillanos que veían como eran libreros de Madrid y Barcelona, principalmente, y en algunos casos franceses e italianos, los que se llevaban lo mejor de cada biblioteca. Y esto sucedía por dos causas. La primera porque podían pagar más y al contado. Y la segunda, porque las viudas e hijos preferían vender de forma vergonzante y sin que se enteraran los sevillanos; es decir, que procuraron que los compradores se llevasen los libros lejos de Sevilla. Y así fueron desapareciendo de la ciudad muchas bibliotecas importantes, sin la participación de los libreros anticuarios locales. Un sistema que se mantuvo durante la primera mitad del siglo XX y que aún subsiste, aunque ahora ya no existen las riquezas bibliográficas de entonces en poder de particulares, salvo muy contadas ocasiones, como sucede, por ejemplo, con las magníficas bibliotecas de Eduardo Ybarra Hidalgo y el duque de Segorbe, además de la formada por la Fundación Focus-Abengoa. ~
46 /
PUBLICIDAD /
El Correo de Andalucía Sábado, 4 de noviembre de 2017