Revista aladar nº 163

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Sábado, 20 de enero de 2018 Nº 163 @aladar_cultura

El hombre del barroco Analizamos el homenaje que supone el Año Murillo a un artista que supo plasmar el ser y el sentir del hombre barroco en cada uno de sus lienzos

Entrevista al artista sonoro Nacho Córdoba

Crónica de la obra ‘La cantante calva’


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El Correo de Andalucía Sábado, 20 de enero de 2018

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El año cultural arranca en la capital hispalense de la mejor forma posible. Tras sumar un nuevo récord en materia turística y ser elegida por la revista ‘Lonely Planet’ como destino ideal para visitar durante el año 2018,

Murillo a través de los sentidos

Antonio Puente Mayor {Hace cuatrocientos años vino al mundo, en una familia de catorce hermanos, Bartolomé Esteban Murillo. Un pintor de periferias que conoció la fama en vida y al que los clichés han perjudicado demasiado en el último siglo. Sin embargo, el que fuese considerado «artista total del Barroco» es protagonista durante 2018 de un programa tan prolijo como plurivalente. Una oferta que arrancó durante las postrimerías de 2017 y que a lo largo de doce meses nos permitirá descubrir los muchos perfiles del artista sin salir de la ciudad. Desde exposiciones temáticas a visitas guiadas por los templos donde dejó su impronta, pasando por conciertos de música clásica, recreaciones y conferencias, la oferta cuenta con iniciativas para todos los gustos. El punto de partida hay que buscarlo en la calle Santa Teresa, en pleno barrio de Santa Cruz, donde se ubica el edificio dedicado al artista que hace las veces de Centro de Interpretación. Si quieres comenzar la ruta de la mejor manera posible, lo suyo es acercarse hasta la Casa Murillo, descubrir el documental de Gómez Vidal Murillo, el último via-

je y solicitar el pasaporte oficial (bastante similar al diseñado para la Expo’92). Una vez cumplimentado este trámite, ya sólo restará coger aire, olvidarse del reloj y dejarse llevar por una experiencia tan sensorial como estimulante. ¿Te animas? La vista El primero y principal sentido con el que poder descubrir el talento de Murillo es sin duda la vista. Para ello, el programa ofrece un buen número de exposiciones que harán las delicias de los aficionados al arte y la cultura en general. La primera y más significativa tendrá lugar en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y, a modo antológico, recogerá más de 50 obras de ilustre hispalense, siendo agrupadas bajo el título Murillo IV Centenario. Su inauguración tendrá lugar el próximo mes de noviembre, prolongándose hasta marzo de 2019. Paralela a esta exposición, e inaugurada ya en 2017, destaca Murillo y los Capuchinos de Sevilla, una increíble reconstrucción del retablo creado por el artista para el convento de los Capuchinos, considerado una de sus obras maestras. Como aliciente figura la

obra El jubileo de la Porciúncula, lienzo principal del conjunto, que tras abandonar la ciudad a mediados del siglo XIX retorna a España merced a la cesión del Wallraf-Richartz Museum de Colonia. Hasta el 1 de abril podremos contemplar esta y otras piezas, como la popular ‘Virgen de la Servilleta’, recién restaurada. El convento de Santa Clara también se suma al programa con Murillo y su estela en Sevilla, reuniendo hasta 62 piezas originales como ‘La Virgen y el Niño con Santa Rosa de Viterbo’ del Museo Thyssen-Bornemisza; Santa Rosa de Lima del Museo Lázaro Galdiano o La Virgen con el Niño de la Galería Degli Uffizi de Florencia. Esta es visitable hasta el 8 de abril en la calle Becas, con entrada libre para los sevillanos. Por otro lado, Murillo en la Catedral de Sevilla. La mirada de la Santidad estará abierta durante un año entero en el Templo Metropolitano, albergando lienzos de buena factura, pero también documentos, como las actas de bautismo, matrimonio y defunción del artista. Algo que se complementa con las réplicas de las obras desaparecidas y/o robadas de lugares como Santa María la Blanca o el Hospital

Murillo y Sevilla.

de la Caridad, y que forman parte de un conjunto de itinerarios titulados Las miradas de Murillo. Y para rematar la faena, un par de propuestas a modo de homenaje y/o mirada contemporánea. Una de ellas es Murillo y la Facultad de Bellas Artes. 400 años después, e incluye 64 piezas creadas por profesores del centro como Simón Arrebola, Daniel Bilbao o Isabel Sola, entre las que no faltan dibujos, pinturas, fotografías o videocreaciones. Dicha muestra, que abarca tres salas en el espacio expositivo Santa Inés, estará abierta hasta el 28 de enero. Por último tenemos Reflejos de Murillo, que se celebra en el Patio Mayor del Ayuntamiento hasta el 26 de enero, y que recoge el trabajo de creadores ligados al arte sacro y las Fiestas Mayores de la ciudad, como Francisco Borrás, Elena Montero, Jesús Méndez Lastrucci o Fernando Vaquero.


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todas las líneas convergen en un mismo punto: homenajear al genio que supo plasmar con su pintura el ser y el sentir del hombre barroco. Casa Murillo. / Óscar Romero

Cartel del documental ‘Murillo, el último viaje’.

Portada de ‘El enigma Murillo’. / El Correo

Exposición ‘Murillo y su estela en Sevilla’. / El Correo

El tacto Una de las sugerencias imprescindibles del extenso programa es, sin ningún género de dudas, Los Neve. Mercaderes, hidalgos y mecenas en la época de Murillo, la cual nos permite tantear el contexto donde se movió nuestro protagonista de un modo tan didáctico como ilustrativo. En este caso la muestra tiene como escenario el Archivo General de Andalucía –calle Almirante Apodaca– hasta el 27 de febrero, y a través del testimonio de las fuentes escritas, podremos conocer al canónigo Justino de Neve, amigo, cliente y promotor de Murillo, a cuyos encargos se deben algunas de sus grandes realizaciones pictóricas. Y hablando de documentos, nada mejor que los pertenecientes a la Universidad de Sevilla y que bajo el título Los saberes de Murillo, atraerán a intelectuales y curiosos al Rectorado de la calle San Fernando, desde marzo hasta julio. Algo


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Nuestra propuesta invita al sevillano de a pie, pero también al viajero inquieto –de origen nacional o extranjero– a sumergirse en una época vital para la historia. arquitecturas efímeras, los visitantes conocerán la época floreciente del Corpus Christi, asistirán a acontecimientos relacionados con la familia real y celebrarán exequias, beatificaciones y canonizaciones al modo áureo. Y todo ello en diversos rincones del casco histórico durante los meses de mayo y junio. En el caso de Materialismo, charitas y populismo, el foco estará situado en los grabados, estampas publicitarias y trabajos de arte moderno y contemporáneo que se apoyan en formas y modos del tiempo de Bartolomé Esteban. Esta última podrá verse desde el 1 de julio al 30 de septiembre en varios espacios aún por concretar. El olfato

similar ocurrirá durante la Feria del Libro, que tiene lugar cada mes de mayo. Como era de esperar, nuestro artista estará presente en la Pérgola de la Plaza Nueva a través de la iniciativa Letras y Libros en la Sevilla de Murillo, dos mesas redondas que tratarán temas como el humanismo sevillano o los principales editores e imprentas en la época. A su vez, nuestros dedos podrán rozar vestigios de la vida cotidiana del XVII en Lozas barrocas. La cerámica en los tiempos de Murillo, un verdadero catálogo de piezas usadas por el maestro para sus bodegones en el que no faltan las cerámicas trianeras –desde cántaros y pucheros a jarras, alcarrazas o escudillas–. Dicha muestra abrirá sus puertas en el Centro de Cerámica de Triana durante el mes de mayo. Y continuando con el sentido del tacto, nada mejor que acariciar los ‘monumentos’ que engalanaron las festividades en la época barroca y aquellas piezas que refutan lugares comunes en torno al pintor. Con Murillo y las

‘La Virgen y el Niño con Santa Rosa de Viterbo’, pieza cedida por el Museo ThyssenBornemisza.

Aunque parezca mentira, los apasionados del Siglo de Oro también podrán conocer los aromas que inspiraron a Murillo a través de actividades divulgativas programadas a lo largo de 2018. Coordinadas por la escritora Eva Díaz Pérez, responsable de la novela El color de los ángeles, estas propuestas de inmersión histórica pretenden ir más allá de la celebración ‘académica’. Entre ellas despunta Murillo y la Sevilla americana, que nace para explicar la relación del creador con el Nuevo Mundo, pues, según sus biógrafos, en más de una ocasión Bartolomé Esteban llegó a plantearse cruzar el océano. Dicha empresa explicará, a través de dramatizaciones teatrales, cómo era el puerto y cuáles eran los principales oficios de la Carrera de Indias (cargadores, maestres de naos, aduaneros, corredores de lonja…), utilizando para ello lugares clave como la Casa de la Contratación, el barrio de la Carretería o las Atarazanas. Finalmente, al llegar al Muelle de la Sal, los espectadores podrán aspirar el olor a pólvora merced a una exhibición de luminarias, fuegos de artificio y disparos de salvas desde el montículo del Baratillo. Todo ello para evocar las salidas primaverales de la Flota de Nueva España. Esta oferta se verá complementada con los Talleres Didácticos de la Casa Murillo que se desarrollarán del 16 de enero al 17 de junio y del 9 de octubre al 9 de diciembre, de manera gratuita y previa reserva en talleresmurillo@sevilla.org. En ellos, las familias podrán conocer y participar junto a sus hijos en el proceso de restauración de un cuadro. Asimismo, la medicina y la moda también tendrán su hueco como paso previo a las celebraciones propias del siglo XVII –incluyendo danzas en la calle e incluso una fiesta de toros y cañas–. El gusto

Casa MurilloPatio. / Óscar Romero

Como no podía ser de otra forma, el apartado gastronómico tendrá un lugar relevante a través de la iniciativa privada. Y es que a la am-


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Aquella que, además de revolucionar nuestro modo de pensar y vivir, nos legó un patrimonio brillante y de valor incalculable. Pasen y ‘sientan’ el Año Murillo… musicales imperantes durante el XVII. Algunos de los colectivos invitados son Vocal Consort Berlin, Les Arts florissants o Accademia del Piacere. Otra interesante propuesta es el espectáculo multidisciplinar Gratia Plena. Ópera contemporánea, dirigido por Rafael R. Villalobos y basado en el auto de Calderón de la Barca Las Órdenes Militares (1665). El mismo aúna textos históricos y de nueva escritura con música sacra y electrónica, y se estrenará a lo largo de 2018 en la iglesia de San Luis de los Franceses. Y como no sólo de música vive el oído, la hermandad de El Museo se suma al año Murillo con una serie de conferencias gratuitas impartidas tanto en su sede de la Plaza del Museo como en el cercano Colegio de Farmacéuticos, entre los meses de enero y marzo. Los ponentes serán Ignacio Cano Rivero, Ana Isabel Gamero, Rocío García Franco, Fernando Azancot y Enrique Valdivieso. En el bloque de investigación y publicaciones brilla el congreso internacional Murillo ante su centenario. Perspectivas historiográficas y culturales, dirigido por Benito Navarrete, que del 19 al 22 de marzo ofrecerá una nueva visión del artista a través de 42 destacados expertos en su figura y su tiempo. Y como colofón sonoro a este inolvidable año, nada mejor que el Espectáculo de clausura que tendrá lugar el 8 de diciembre en el Teatro de la Maestranza.

Pasaporte Murillo. / Foto cortesía del ICASAyuntamiento de Sevilla

plia oferta de bares y restaurantes, se suman empresas como Engranajes Culturales, quienes nos proponen las sugestivas Yantar en tiempos de Murillo y Cata de vinos en tiempos de Murillo. Con ellas el público podrá degustar platos como el Bocado de Felipe IV, las Delicias de la Huerta Cartujana o el Miriñaque de fruta y carne, en diversos hoteles históricos de la ciudad, y beber caldos de la Sierra Norte –que solían viajar a las Indias–, de la corte madrileña o de la última morada del pintor en Cádiz. En esta línea también destaca Murillo y los cinco sentidos. Sabores y saberes, una ruta de tapas con el sello de Alminar Servicios Culturales que nos permitirá sumergirnos en el arte culinario del seiscientos de un modo divertido y diferente. Por otro lado, los menores también tendrán actividades diseñadas ex profeso. De este modo, Conocer Sevilla ha preparado Murillo para niños, una ruta pensada para que los más pequeños conozcan las obras básicas del artista y donde el mismo personaje intervendrá de manera teatralizada. Por último, para todos aquellos interesados en las visitas culturales, los miembros de ASET (Asociación Sevillana de Empresas Turísticas) nos sorprenden con un listado de planes para todos los gustos. Es el caso de Tolarte, empresa que ofrece una ruta diaria titulada Derribando el Murillo escondido, así como Feel the City

Más Murillo (aún si cabe)

Tours, Atrium, Pancho Tours, City Sightseeing, City Expert, Past View, Teatro Bus o Sevilla Flash. Esta última se atreve con una APP gratuita repleta de contenidos multimedia. Puedes encontrar más información visitando la web: www.murilloensevilla.com El oído Tras el incontestable éxito de Jordi Savall en el Teatro de la Maestranza el pasado mes de noviembre, el programa musical dedicado al pintor barroco se divide en varios apartados. Uno de los más atracti-

vos lleva el nombre de Bajo el signo de Murillo, y consiste en un ciclo coordinado por Fahmi Alqhai que tendrá lugar en diversas capillas entre el 1 de febrero y el 1 de marzo. La lista de intérpretes incluye a A5 Vocal Emsemble, Rafael Ruibérriz & Cuarteto Goya o el Coro de Cámara del Conservatorio Superior de Música. En una línea similar se halla La Europa de Murillo, que cuenta con 17 conciertos repartidos en los meses de octubre a diciembre de 2018 en diferentes rincones de la ciudad, siempre tratando de acercar al espectador a los estilos

Exposición ‘Murillo y su estela en Sevilla’. / El Correo

Pero la oferta no acaba aquí. A este completo programa de actividades –con el que disfrutar solo o en familia–, hay que añadir otros hitos, como el premio de investigación Murillo y su época, o el simposio Murillo ante su centenario, que tendrá lugar en el espacio Santa Clara del 21 al 24 de marzo. Los más culturetas también están de enhorabuena, pues tanto el Ayuntamiento como la Junta de Andalucía han preparado un buen repertorio de publicaciones entre las que no faltan folletos, guías didácticas, libros conmemorativos y manuales de arte. Estas llegarán para complementar la oferta ya existente, donde sobresalen autores como Andrés González-Barba (El enigma Murillo), Fran Nuño (Descubriendo la Sevilla de Murillo) o Benito Navarrete (Murillo y su estela en Sevilla). El teatro también estará presente con animaciones, pasacalles y producciones monográficas que irán llenando de color los próximos meses. En resumen, al igual que ocurriera con el IV Centenario de la publicación del Quijote, el Año Don Juan y otras efemérides históricas, durante 2018 tendremos Murillo para rato. Eso sí, para saber más y estar al día de la programación es imprescindible acudir al sitio web oficial www.murilloysevilla.org. ~


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Pentación Espectáculos reúne a un brillante equipo de artistas en torno a ‘La cantante calva’, una de las obras cumbre del teatro europeo. Tocada por la varita mágica de Luis Luque y repleta de comicidad, su puesta

Antonio Puente Mayor {Eugène Ionesco vino al mundo el mismo año en que el Nobel de Literatura fue a parar por primera vez a una mujer. De niño vivió en París, y tras estallar la Primera Guerra Mundial, su madre lo envió con una familia al campo, donde permanecería varios años –quizás los más idílicos de su vida–. No obstante, jamás renegó de su pasado rumano, regresando a Bucarest en 1925 para iniciar la carrera de Letras en contra de los deseos de su padre. Según los biógrafos, su primer contacto con el mundo de la farándula tuvo lugar a los cuatro años, durante una representación de guiñol a la que acudió con su familia. Mientras estudiaba, comenzó a publicar poemas y artículos en revistas pequeñas, lo que le permitió conocer a Rodica Burileanu, que a la postre se convertiría en su esposa. De vuelta en París, casado y con un futuro prometedor por delante, comenzó a relacionarse con el mundillo intelectual, si bien las limitaciones laborales le obliga-

Muy inglés, muy absurdo, muy Ionesco El libreto se presta al trabajo de Luis Luque como un lebrel a su dueño. / Fotografía cortesía de Pentación Espectáculos

ron a trabajar como traductor y corrector de pruebas. Es en esa época cuando decide probar suerte en el teatro. Su primer título, La cantante calva, coincidió en el tiempo con su obtención de la nacionalidad francesa (1948), llegando a estrenarse dos años después en el Théâtre des Noctambules, un antiguo cabaret situado en el Barrio Latino. Pese al enorme oficio de Nicolas Bataille, uno de los maestros de la escena gala, quien, además de dirigir el texto, diseñó el decorado e interpretó al Sr. Martin, la

obra fue incomprendida y rechazada por el público. Aun así, Ionesco logró el aplauso de André Bretón y Luis Buñuel, llegando a convertirse con el tiempo en uno de los grandes dramaturgos del siglo XX… aún sin pretenderlo. Una sátira contra la burguesía Según nos cuenta él mismo en sus «Notas y contranotas. Estudios sobre el teatro» de 1965, «antes de escribir mi primera pieza: La cantante calva, no quería convertirme en un autor teatral. Ambicionaba simplemente

aprender inglés (…)». Queda claro, ya desde la propia génesis, que la obra fundacional del Teatro del Absurdo mantenía una estrecha relación con el mundo anglosajón. Tesis que se confirma en la primera de las acotaciones del libreto original: «Interior burgués inglés, con sillones ingleses. Velada inglesa. El señor Smith, inglés, en su sillón y con sus zapatillas inglesas, fuma su pipa inglesa y lee un diario inglés, junto a una chimenea inglesa. Tiene anteojos ingleses y un bigotito gris inglés. A su lado, en otro sillón inglés, la señora Smith, inglesa, remienda unos calcetines ingleses. Un largo momento de silencio inglés. El reloj de chimenea inglés hace oír diecisiete toques ingleses». O lo que es lo mismo, con su caricatura el creador rumano pretendía realizar, siempre según la crítica, una sátira contra el modelo de familia burguesa de la época. ¿Y qué arquetipo se ajustaba mejor a su propósito? Sin duda alguna el británico.


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en escena supone un necesario ejercicio de autocrítica para el espectador actual, además de revelarse como un montaje lúcido en las formas e inteligente en el fondo

La incomunicación Los protagonistas de La cantante calva son una familia tradicional muy orgullosa de su apellido, pero cuya falta de comunicación es patente desde la primera escena. Una realidad propia de la sociedad del pasado siglo –pero también del presente–, que Ionesco retrata con asombrosa destreza influenciado por las lecturas de Camus, Artaud y Sartre. A estos curiosos arquetipos pronto se une un matrimonio, los Martin, cuya existencia igualmente está marcada por la desconexión. Este concepto, que a menudo provoca la hilaridad del público, se verá intensificado ante la mirada de Mary, la sirvienta de los anfitriones, que asiste atónita al sinsentido de la situación y al cruce ingenuo de los parlamentos. Para rematar el cuadro, y coincidiendo con el ecuador de la obra, surge el capitán de los bomberos, un viejo conocido de los Smith, que nos permite adentrarnos en el problema de los convencionalismos sociales. En suma, una alocada

La obra es una alocada fábula en la que el mito del eterno retorno camina de la mano de la irracionalidad. / Fotografía cortesía de Pentación Espectáculos

fábula en la que el mito del eterno retorno camina de la mano de la irracionalidad. La mirada de Luis Luque Pese a lo llamativo del título, en la versión de Natalia Menéndez no hay atisbo de cantantes, y mucho menos sin pelo. De este modo el libreto, bastante fiel al original y en la tradición de autores como Beckett, Genet o Adamov, se presta al trabajo de Luis Luque como un lebrel a su dueño, dando como resultado un producto fresco y desenfadado que sorprende desde la misma entrada del público. A ello contribuye, sin lugar a dudas, el excelente reparto, cuyo oficio les permite interpretar a Ionesco con la misma facilidad que a Eurípides, lo cual es un regalo para cualquier director. Sabedor de

Los protagonistas son una familia tradicional cuya falta de comunicación es patente

sus virtudes y de la dificultad de revivir un texto tan notable como complicado, Luque destapa su particular tarro de las esencias para alumbrar un espectáculo dinámico y repleto de gags, con la comicidad como bandera. Una opción inteligentísima que, además de servirle para reinterpretar al creador rumano, le permite explotar los mejores registros de su equipo. Así, los espectadores que decidan sumergirse en esta «comedia trágica», tal como la definió su autor, podrán descubrir la enésima faceta de Adriana Ozores, una de las mejores actrices de España, cuya presencia escénica es inconmensurable. Sólo por ella merece la pena pagar una entrada. Si a esto se une la prestancia de Joaquín Climent, una suerte de Hugh Laurie a la española, a quien el personaje del señor Smith le sienta como un guante, ya tenemos medio recorrido ganado. Pero la fiesta no acaba ahí. Si buena es la obertura de esta extravagante sátira, aún lo es más la introducción de la segunda pareja prota-

gonista, el matrimonio Martin encarnado por los televisivos Fernando Tejero y Carmen Ruiz, cuya irrupción en el escenario eleva el nivel hasta las cotas más altas. Probablemente es su escena de presentación («¡Qué curioso! ¡Qué extraño! ¡Y qué coincidencia!») la más hilarante del espectáculo, pese a la sencillez de su planteamiento. Como complemento a este inspirado cuarteto figuran Helena Lanza y Javier Pereira, quienes cumplen holgadamente con su tarea secundaria. Ellos son, sin discusión, los ejecutores del trabajo más físico, y su rico despliegue de medios pone el contrapunto perfecto a la farsa. Junto al trabajo de dirección de Luis Luque hemos de destacar la elegante escenografía de Mónica Boromello, el acertado vestuario de Almudena Rodríguez, la sugestiva vídeo escena de Felipe Ramos –quien dota de actualidad a esta inclasificable obra–, así como la música de Luis Miguel Cobo, precisa, ingeniosa y a ratos cinematográfica. ~


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Viajes

Concha García sigue narrando su viaje a México. Un viaje repleto de sensaciones y de imágenes que resultan inolvidables, ya, para la poetisa y para el lector. Puestos de limpiabotas tan decorados que llaman a lustrar el calzado, grupo de hombres que

Jerez de García Salinas Concha García {Continuando con el pasado artículo sobre la ciudad mexicana de Zacatecas, quiero dar cuenta de un hermoso libro que he tenido la ocasión de leer por segunda vez Bajo las nubes de México, de Francisco Solano. Muchos libros necesitan de varias relecturas porque cada una de ellas abre diferentes percepciones. Es una lástima que tan buenos libros queden enterrados por el tiempo y las novedades de las grandes editoriales ocupen todo el lugar. Jerez toma su topónimo de la andaluza Jerez de la Frontera, cuando los nombres arrastraban significados de otras lenguas: Xerez en árabe es el «lugar donde abundan los vegetales». A una media hora de Zacatecas, lo que primero que llama la atención es la arquitectura colonial. Es tan bello que parece que transites por un sueño. Pero no es así. En el entorno, hombres sentados fumando, y algún grupo de músicos tocando parecen estar allí para ser mirados; los puestos de limpiabotas son enormes y tan decorados que dan ganas de pedir que te lustren los zapatos. Un hombre sonríe, no parece afectarle que haya o no clientes, es mera suposición. En las paredes exteriores del teatro Hinojosa, hermosa construcción de finales del s. XIX, y en varios lugares más, había un cartel denunciando la desaparición de un joven. Pregunté y me dijeron que era adicto a la pasta de pegamento, muchos jóvenes la esnifan y con el tiempo quedan para el arrastre. Bajo la apariencia de aquella monumental población denominada «Pueblo mágico», se escondían dramas personales y colectivos relacionados con la pobreza y la corrupción. La mayoría de la población emigró a los Estados Unidos y uno de los activos económicos es el dinero que traen los emigrantes. Pude entrar en un bar con puertas batientes, casi todos eran así, y el dueño estaba solo, comiendo en un rincón de la barra, fue una manera de inmiscuirme en su intimidad y salí presurosa a mirar algunas tiendas de recuerdos, donde abundaban artesanías y dulces. Las sensaciones van a cuestas de nosotros, o nosotros somos sensaciones. Sentí que el hilo de la vida y la muerte no se quebraba en dos espacios y que los poetas que por allí andábamos no éramos tan diferentes de los grupos de turistas. A Jerez fuimos para homenajear a un poeta español, García Montero, que fue compensado con loas a su obra en la sala del Cabildo, cuyas paredes exhibían los retratos a color de políticos insignes de la pobla-

Teatro Hinojosa. / Pasqual Borzell Iglesias

Jesús de Sampedro, Leticia Luna y López Velarde. / Concha García

ción. El regalo que le ofreció la municipalidad fue un diploma enmarcado con su nombre que daba cuenta de su excelencia poética. García Montero está sobradamente homenajeado en toda Latinoamérica y en España, lo que ahondó mi sospecha sobre las estrategias que utilizan algunos para triunfar, tan poco relacionadas con la poesía, y mucho más inclinadas a favorecer la visibilidad del poeta que se manifiesta mediante una serie de pensados y bien elaborados movimientos, lo que permite crear y afianzar toda una red. Estábamos en la ciudad donde nació el poeta Nacional Ramón López Velarde autor de Suave Patria, poema que no pudo ver editado ya

que murió con apenas 33 años de sífilis y bronconeumonía. Jerez conserva la casa natal del vate reconstruida hace unos años, preparada tecnológicamente para enterarte de los más íntimos detalles de sus primeros años de existencia: la cocina, el dormitorio, el salón, una máquina de coser con una tela bajo la aguja, como si alguien se hubiese ausentado un rato y fuese a continuar la tarea. En el museo puedes escuchar sus poemas, si así lo deseas, de manera interactiva. Casi todos nos fotografiamos junto a su estatua de bronce, junto al brocal del pozo en el patio de la casa. El mediodía se abría con un cielo azul inmenso. El olor a tortas de maíz se repetía mientras observaba el fondo de la

calle que se lo tragaba una lejanía de tierras sin árboles. Me acerqué para hablar con Carmen Nozal, corrijo el apellido que apareció en el artículo anterior, que no es Maza-. Coordinadora de prensa de la Casa del Poeta en Colonia Roma. Mixtura entre mexicana y española, su charla amena me recordó que las identidades nacionales son innecesarias y que los poetas que al morir simbolizan el espíritu de un país, casi siempre es gracias a opciones políticas. Una consecuencia histórica que salvaguardará del tiempo –en el imaginario- la memoria del territorio. ¿Hay poetas nacionales mujeres? Me pregunté. En México ninguna poeta lo es, aunque haya muchas, como Leticia Luna, Coral Bracho, Elsa Cross, María Baranda, Rocío Cerón, Rosario Castellano, Mari Cruz Patiño… Cuando entré en el autobús que nos llevaría de nuevo a la Ciudad de México, vi el diploma enmarcado sobre el primer asiento, el tamaño no era ideal para transportarlo en un avión, ignoro el destino final del mismo. Paramos en un restaurante lleno de grandes calderos donde cocinaban carne de cerdo. La carne era removida por grandes palas. Con gran habilidad trinchaban en el interior el pedazo elegido en largas mesas rectangulares. Un retrato grande de una representación de Jesucristo, rodeado de botes de salsas, me fascinó mucho más que los previsibles versos de algunos vates. Miré el cielo, no quería borrar de mi memoria nada de todo aquello. ~


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Viajes

parecen colocados con tino para que sean parte del entorno y se les pueda contemplar... Un homenaje, poesía, un trayecto, una comida y, finalmente, una mirada al cielo que ruega al olvido que no se acerque

Sobre estas líneas, retratos. A la izquierda, los puestos de limpiabotas son enormes y tan decorados que dan ganas de pedir que te lustren los zapatos. Abajo, hombres sentados fumando, y algún grupo de músicos tocando, parecen estar allí para ser mirados. / Concha García


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Atelier de músicas

Autodidacta –hasta ahora– y radicado en Dinamarca, donde amplía estudios, toca la «caja» y crea profundidades sonoras de rara y compleja catalogación

Audición

CONTEMPORÁNEA

Helmut Lachenmann / See the sound / MDI Ensemble / L’empreinte Digitale

Un documento fundamental en la fonografía ARTISTA SONORO

NACHO CÓRDOBA

«La música es la que manda siempre, nunca yo» Ismael G. Cabral SEVILLA

{¿Cómo es el viaje del punk a la música experimental? Para Nacho Córdoba el proceso, la evolución, es tan natural que hasta le cuesta ponerle palabras. «Empecé tocando la guitarra con 13 años por hacer algo, luego me curtí durante muchos años en bandas punk, estudié cine y poco a poco empezó a surgir el proyecto en solitario de Fuego, más centrado en el noise; ahora soy simplemente Nacho Córdoba. Mi formación es autodidacta», cuenta exponiendo sus credenciales. Hace unas semanas fue invitado a tocar en Sevilla por el colectivo Improvisarios. Estos días se encuentra de gira a caballo entre Holanda y Alemania; le aguardan en Polonia, y vive en Copenhague, donde estudia música en el Rhythmic Music Conservatory. Córdoba abraza la improvisación y toca actualmente parapetado tras su instrumento, al que da el misterioso y sencillo nombre de «caja» y que, avisa, se trata de un aparato que no fue concebido con intencionalidad musical. Sus sonidos evocan a los compositores electroacústicos, se piensa en Pierre Henry, Eliane Radigue, quizás hasta Jérôme Noetinger, pero él reconoce no sentirse preocupado por pertenecer a una

tradición u otra. «Cuando eres joven siempre piensas que lo que haces es rupturista, pero hoy sé que bebo de fuentes musicales que tienen décadas de tradición». También es consciente de que el punk queda en él «más como una actitud vital» que como un «resultado sonoro». «La música es la que manda siempre, nunca yo», dice lacónicamente.

«Hago esto igual que compro el pan. La personas necesitamos experiencias artísticas» «No me gusta pensar que improviso cuando toco, prefiero creer que estoy componiendo» A Nacho Córdoba no le gusta ponerle nombres a las cosas, quizás por puro pudor personal. «Cuando toco no me gusta pensar que estoy improvisando; creo que lo hago es componer en el momento», dirá, valorando también la experiencia del concierto, la idea de compartir con el público en espacios habitualmente reducidos, los del ambiente sonido underground.

El músico, improvisador y artista sonoro Nacho Córdoba, fotografiado en la herrería Fuirio de Sevilla hace unas semanas. / Manuel Gómez

Su música, electrónica, abstracta y con escasos asideros rítmicos, proviene de la caja, pero también está experimentando con loops de cinta. «La cuestión es que a mí el instrumento no me parece importante, ni yo como músico soy especialmente relevante, lo fundamental es la gente que te escucha y el momento compartido que se crea. Yo no soy músico, hago esto igual que voy a comprar el pan, de una forma natural. Las personas necesitamos de estas experiencias artísticas para vivir, y yo pongo mi granito de arena», reflexiona. Su militancia punk es notable también en su comodidad en ciertos márgenes. «No quiero convertir lo que hago en algo profesional, la música no es un bar o una oficina. Yo llevo currando toda la vida de un millón de cosas para buscarme la vida porque mis orígenes son humildes, por eso sé donde quiero que el dinero interfiera en mi vida y dónde no», explica. Mientras que el nombre de Nacho Córdoba continúa imponiéndose en el ámbito de la música experimental, para 2018 tiene previsto lanzar varias ediciones en vinilo y cassette. Recientemente el sello checo Punctum ha sacado a la luz una cinta que documenta una de sus mesmerizantes sesiones en vivo. ~

I. G. Cabral {A quien esto firma no le cabe duda de que Helmut Lachenmann (1935) es el más importante compositor vivo. Diríamos genial si la etiqueta no estuviera tan manoseada, tan arrastrada. Gigante activo de la vanguardia, el conjunto milanés MDI Ensemble, formado en 2002, propone en formato DVD See the sound, un documento fundamental en la fonografía y en el archivo documental que podamos atesorar sobre el compositor alemán. Alberga, en primer lugar, un generoso documental –de sencilla producción y modesto montaje– en el que se intercala una entrevista con Lachenmann con fragmentos musicales de las obras que este cita a cargo de los músicos del conjunto italiano. El de Stuttgart conversa en italiano y nosotros leemos los subtítulos en inglés. Aunque centrada en las cuatro piezas de cámara registradas aquí –a saber; Trio fluido, Pression, Allegro sostenuto y Toccatina–, estas obras sirven a Lachenmann para reflexionar sobre el valor del silencio en su música, el peso de la tradición y su papel transgresor, afrontando también una interesante disquisición sobre el siempre complejo momento del creador joven que se enfrenta a la tesitura de aportar algo nuevo a una tradición en la que parece estar hecho todo. Disfrutamos luego de las filmaciones de las interpretaciones de las cuatro obras citadas, en las que existe una considerable competencia discográfica, lo que redunda en el carácter de ‘clásico vivo’ de Lachenmann. Especial interés suscita el visionado y la audición del menos transitado Trio fluido, para clarinete, viola y percusión, en una formidable ejecución descarnada y contrastante. Muy bien filmada la Toccatina, que permite abismarnos al universo de sonidos leves que Lachenmann extrae de un violín mediante una plétora de técnicas instrumentales expandidas. ~


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Recuerdos del siglo XX En diversas épocas, parte de la sociedad sevillana tachó de «rojos» a personajes que luego fueron valorados por sus servicios excepcionales a la ciudad. Fueron los casos de José María Blanco White, Alberto Lista, Francisco Tarín y José María Javierre; cuatro sacerdotes que fueron figuras señeras de la Iglesia y de la cultura de su tiempo

Curas ‘rojos’, según Sevilla Nicolás Salas {En todos los tiempos, una parte de la sociedad sevillana tachó de «rojos» a personajes que luego fueron valorados por sus servicios excepcionales a la ciudad. Fueron los casos de José María Blanco White (Sevilla, 1775-Liverpool, 1841), Alberto Lista (Sevilla, 1775-1848), Francisco Tarín, (Godelleta, Valencia, 1847-Sevilla, 1910), y José María Javierre (Lanaja, Huesca, 1924Sevilla, 2009), cuatro sacerdotes que fueron figuras señeras de la Iglesia y de la cultura de su tiempo. Y todos ellos, también, unidos por el mismo vínculo sociológico sevillano de haber estado en el punto de mira de los críticos más intolerantes. Tarín y Javierre, además, no habían nacido en Sevilla. Como sucedió con el asistente Pablo de Olavide (Lima, Perú, 1725-Baeza, Jaén, 1803), el «tribunal del tiempo» (Voltaire) les dio la razón y los puso en su lugar histórico, aunque el reconocimiento público les llegó después de su muerte, salvo en el caso de Javierre, que en vida gozó de la consideración social de la mayoría de los ciudadanos. José María Blanco White, personaje que conocimos inicialmente por el profesor Antonio Garnica (Autobiografía de Blanco White, 1975) y después por el ensayo España (Alphar, 1982), traducido y anotado por Maria Teresa de Ory Arriaga, mucho antes de que Internet hiciera posible el acceso a sus obras y biografías, reúne todas las características del intelectual y pensador que no solo analiza su tiempo con valentía y lucidez excepcionales, sino que se adelanta a los hechos contemporáneos y alerta del inmediato futuro. Su marcha, mejor su huida, de la ciudad intolerante, agiganta su obra en Inglaterra y hoy lo convierte en referencia obligada para quienes buscan la libertad. Alberto Lista, contemporáneo de Blanco White, no buscó aire fuera de Sevilla, y aquí vivió su particular calvario por ser una persona avanzada que, fundamentalmente, luchó por la enseñanza y fundó el Instituto de San Isidoro, modelo de escuela liberal que recibió el rechazo de parte de la nobleza y la alta burguesía. Estas clases sociales se negaron a enviar a sus hijos varones al citado Instituto, tachado de liberal, y mantuvieron a sus hijos estudiando en sus propios domicilios con maestros particulares. Fue la familia Benjumea la primera que rompió el boicot y allí estudiaron Rafael y Joaquín Benjumea Burín, próceres sevillanos con biografías excepcionales. Lista se enfrentó al caciquismo rural que había condenado al analfabetismo a generaciones de niños y niñas de

Alberto Lista. / El Correo

Blanco White. / El Correo José María Javierre. / El Correo

Francisco Tarín. / El Correo

obreros del campo. Francisco Tarín, misionero jesuita, llegó a Sevilla de paso para Marruecos y cuando conoció la vida en el barrio de San Roque, en la calle Conde Negro, decidió quedarse aquí y dedicar su misión a los tuberculosos del barrio, principalmente a las prostitutas y delincuentes. Fue profeta que vaticinó la tragedia de los años treinta y advirtió del odio de los pobres hacia los ricos y la Iglesia, que estaban de espaldas a la dramática realidad que sufría el pueblo. Decía misa y hablaba en la iglesia parroquial de San Roque, cuando estaba en la capital, pues siempre estaba de visita pastoral por los pueblos sevillanos, y al final del acto litúrgico los feligreses, todos obreros anarquistas, le sacaban en hombros y le paseaban por la plaza de Carmen Benítez, entre aplausos. O sea, tres «rojos peligrosos» de la época que recibieron críticas feroces, descalificaciones sociales y el rechazo de una parte de la sociedad influyente.

Ya en el siglo XX, el testigo de la lucha contra la intolerancia y a favor de la libertad, lo recogió el sacerdote, periodista y escritor José María Javierre. El cura Javierre abandonó pronto el terruño para ejercer de vicerrector en el Pontificio Colegio Español de Roma, ocupando después el rectorado del Colegio Español de Munich. Y durante una década la Providencia le preparó para una tarea que por entonces ni soñaba. Sus experiencias fueron excepcionales, además de observador desde el exterior de las complejas realidades sociales y políticas españolas. Luego, entre el 2 de abril de 1969 y el 29 de abril de 1972, el cura Javierre fue director de El Correo de Andalucía. Y el veterano «correíllo», bajo la batuta del cura Javierre protagonizó la más significativa etapa de su historia ya entonces casi centenaria, después de la fundacional en tiempos muy difíciles para la Iglesia española. Puede afirmarse que el cura Javierre es protagonista y testigo de excep-

ción del período crítico de la Iglesia del tardofranquismo, que tuvo en el Palacio Arzobispal de Sevilla uno de los más importantes epicentros, o quizás el más insospechado y eficaz para el proyecto de transición eclesiástica. Una tarea en la que, junto a José María Bueno Monreal, tuvieron papeles estelares sus obispos auxiliares, José María Cirarda Lachiondo y Antonio Montero Moreno. Biógrafo apasionado de Spínola, sor Ángela y Tarín, que se vinculó a Sevilla por devoción y espíritu misionero. Como el padre Tarín, vino a Sevilla de paso y se quedó para siempre... Y aquí en Sevilla, en los tiempos apasionantes del tardofranquismo, protagonizó los más polémicos y trascendentes episodios, gran parte de ellos guardados con discreto silencio en su conciencia, hasta llegar a merecer el título de Hijo Adoptivo que le concedió la Corporación municipal con buen criterio, así como la rotulación de una avenida en la Carretera Amarilla. ~


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Suplemento cultural

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Escrito para...

Nada puede compararse a lo que supone el descubrimiento de la realidad dentro de un mundo de ficción. Y eso es lo que llamamos lectura. Un ensayo y una novela son nuestras recomendaciones de esta semana ...pasar un buen rato

El vagón de los huérfanos Silvia Fernández {No sé por qué extraña razón a un buen número de autores les ha dado por utilizar el narrador personaje alternativo. Esa es la forma de narrar en la que aparece el nombre del personaje que va a contar las cosas al principio de cada capítulo. Y no sé por qué extraña razón se ha convertido en una especie de plaga eso de utilizar a los muertos para narrar. De original tiene muy poco puesto que es una herramienta narrativa bastante antigua. Tan vieja como rara e ineficaz. Es más habitual acabar el relato de forma apresurada y atando cabos sin mostrar respeto alguno por el lector. Pim, pam, pum, se acabó. Prisas, remates de tercera categoría… Un desastre. El vagón de los huérfanos es una novela de Pam Jenoff que narra una intensa historia de amistad entre dos mujeres durante unos meses y durante la II Guerra Mundial. Casi toda la trama se desarrolla en un circo ambulante de la época. La descripción del mundo del circo es casi nula. La que escribe sabe algo de eso y les garantiza que la falta de descripciones del entorno llega a ser molesta. Y todo lo que va sucediendo resulta insípido o, lo que es mucho peor, increíble e irrelevante. El relato de Jenoff tiene formato de

es sí. Porque estas obras ligeras y tan bien estructuradas para gustar al lector poco exigente terminan gustando a todos aunque lo más exquisitos nunca lo terminan de confesar. Prueben. Pasarán un buen rato. Es sí, el poso será nulo.

best seller y es posible que pueda funcionar bien en las librerías. Pero su calidad es ínfima. No existe un perfil claro de los personajes; la autora tiende a llevar al lector (a empujones) hasta los territorios

más lacrimógenos por si se ablanda y se traga todo lo que se le pone delante; técnicamente el libro es muy flojo. Ahora bien, si alguien quiere saber si pasará un buen rato leyendo esta obra, la respuesta

Calificación: Regular. Tipo de lectura: Al alcance de cualquiera. Nada exigente. Tipo de lector: El que quiera pasar un buen rato y punto. Argumento: La amistad puede llevarnos a conseguir cualquier cosa. Incluso a la muerte. ¿Dónde puede leerse?: Da igual. Es un buen libro para leer en cualquier lugar.

...entender la historia del cine

The End. Los mejores finales de la historia del cine Daniel González Irala {El crítico y novelista Iván Reguera entrega un enjundioso ensayo por y para guionistas del Séptimo Arte. Trufado de anécdotas de producción y con la consulta y documentación de grandes clásicos, el autor arma un corpus poco convencional atendiendo primero a sus directores, después por décadas, pasándonos por último a contar cierres de películas que obedecen a una nefasta carpintería de guion. El autor es, además y se nota, un disfrutón de la gran pantalla y logra a través de sus reflexiones que focalicemos el estudio de la Historia del Cine sobre todo a través de John Ford, algo que ya consiguió en su día Carlos Pumares de un modo menos inspirado en la escritura, pero igualmente conseguido a través del medio radiofónico. Centauros del desierto y su personaje Ethan interpretado por John Wayne en ese principio y final crepuscular, da para construir algo más que una tesis doc-

toral sobre cómo debe ser un perdedor sin necesidad de alharacas verbales innecesarias. No es necesario hacer una distinción entre héroes y villanos para saber que a partir de este western se fundó el cine tal y como lo entendemos. Y no sólo. También ofrecieron su peculiar punto de vista genios como Billy Wilder, Hitchcock o Huston, irrepetibles a los que se les otorga un merecido y precioso espacio. Pueden existir disonancias personales, como el hecho

de que se priorice a Kazan y «La ley del silencio» sobre la obra de directores sagrados a los que se cita, pero que quizá fueron demasiado mainstream como Howard Hawks. Por décadas, los años 20 y su retrato, a través de Y el mundo marcha de King Vidor, permite apoyarnos en una lectura que se base no sólo en el entretenimiento, sino también en que no dejen de figurar los defectos de los sistemas políticos y económicos desde los que se documenta la era moderna y contemporánea. A pesar de ser un libro sobre Historia, lo es de cine, en tanto en cuanto forja un concepto propio de lo que es y no este medio. Algunas películas de las que habla han pasado a sustituir a otras que teníamos por favoritas en los 90 y este hecho influye a todo el devenir. Es preciso por ello, y también justo, no sólo hacerse eco de la sobreexposición

que tuvo en estos años Ciudadano Kane de Welles, sino añadírsela a películas en su momento pequeñas como The Dead de John Huston (homenaje que emociona tanto), Blade Runner, La Cosa, E.T. o tantos films que a pesar de estar inscritos en la época que Biskind denominó de los blockbusters, hoy recobran esencia en parte por el equivocado concepto de otras sagas que aún se perpetúan, como la de Star Wars concebida por George Lucas. Calificación: Rico. Tipo de lector: Dispuesto a dejarse llevar por este afán. Sólo por la exhaustiva recopilación documentada del final de «Cinema Paradiso», el libro merece la pena. Tipo de lectura: Junto a la cinta, DVD o copia de la película correspondiente. Argumento: Propio. Personajes: Todos. ¿Dónde leerlo?: Si se conserva la memoria, en cualquier parte.


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Libros

El corredor de fondo de la canción de autor se revela como escritor memorioso en ‘¿Dónde están los cantautores?’, escrito en rigurosos octosílabos, que acaba de ver la luz en el sello Capitán Swing Recomendaciones

CUENTOS

Sergi Puertas / Estabulario / Impedimenta

Si algo puede salir mal, saldrá mal

LUIS PASTOR

«Un cantante tiene muchas muertes y resurrecciones» Alejandro Luque {Tras toda una vida en los escenarios, Luis Pastor (Berzocana, Cáceres, 1952) ha aparcado por una vez la guitarra para tomar papel y pluma y poner por escrito sus memorias. El autor de discos como Diario de a bordo, Soy, Pásalo o En esta esquina del tiempo lo ha hecho además en octosílabos, y el resultado tiene el mismo título que su último álbum, ¿Dónde están los cantautores? El sello Capitán Swing es el encargado de publicarlo. «En España hay un apelativo negativo que se acuña al final de la Transición, cuando cantautor vino a ser sinónimo de tío coñazo, aburrido, el barbudo con su guitarrita, y de alguna manera eso se queda», recuerda. «Y eso hace que gente en los 80 y 90 muchos renuncie al término, que se sientan señalados por el hecho de llamarse cantautores. Ya no, la cosa se ha normalizado, la poesía vuelve a ser una ventana a la sensibilidad y los oídos de mucha gente. Es verdad que ha habido años en que no había ganas de poesía ni de cantautores, por más que algunos triunfasen. Pero la de aquel colectivo de cantautores que luchó contra la dictadura, que éramos abanderados de las reivindicaciones sociales en este país y jugamos ese papel porque nos tocó jugarlo, es la historia que he querido contar, más

allá de la radiografía del franquismo, la vida en la dictadura y todo lo que cuento en mis memorias». A lo largo de todos estos años, Luis Pastor ha sabido qué es la fama y también no llegar a fin de mes. «Uno en este oficio apuesta por ese riesgo de vivir en la cuerda floja, no sabes cuándo vas a tener, y eres un manirroto cuando tienes algo. Pero también es bonito vivir esa situación. Es

El cantante Luis Pastor. / Ballesteros (Efe)

«Al final de la Transición, cantautor era sinónimo de tío coñazo, aburrido» «Creo en el trabajo como forma de ganar para vivir. Trabajo lo imprescindible» verdad que el día que no tienes, piensas ‘joder, si yo soy bueno, me tengo que poner la pila’. Y te pones la pila y vuelve a salir el trabajo. Las crisis que uno pueda vivir en tantos años no creo que tengan que ver tanto con el dinero con la creatividad, las ganas de creerte lo que haces. Uno tiene muchas muertes y resurrecciones, pero te salva la poesía, la música y el

espejo en el que tratas de reflejarte». Maestro de cantautores, ha visto a muchos jóvenes alcanzar más fama que a él mismo, algo que contempla «con mucha alegría, y mucha riqueza. No son ellos los que aprenden de mí, yo también aprendo de ellos. Eso me mantiene en la profesión con la energía, la vitalidad y las ganas todavía intactas, después de los desengaños que llevo vividos. Estamos obligados a esa generosidad, ya que tenemos la suerte de haber hecho posible el sueño de vivir de lo que nos gusta. Y me alegro del éxito de todo aquel que a través de su capacidad musical, poética y personal, ha sido capaz de trascender», asegura. El autor de ¿Dónde están los cantautores? no sabe a ciencia cierta qué habría sido si no se hubiese decantado por la canción de autor, pero se hace una idea: «Picapedrero, amo de casa, no sé… [risas] Yo sé que tengo una procedencia humilde, sé lo que es trabajar. Cuando ha habido que apechugar, siempre lo he hecho. No me asusta nada. Creo en el trabajo como forma de ganar para vivir, no como una obsesión o una dedicación. Trabajo lo imprescindible. El resto del tiempo es para ti, para quererte, mirarte, querer al otro, ver una puesta de sol… Eso es lo que hay que conseguir», apostilla. ~

A. Luque {Si fuera una película, sería una idea de olla de Álex de la Iglesia. Si fuera un cómic, una reinterpretación de Richard Corben en clave de línea chunga. Si fuera música, una mezcla de No me Pises que llevo Chanclas y Rammstein… Pero Estabulario es un libro que no se aviene fácilmente a los juegos de asociaciones. Seis piezas de desigual brevedad que mezclan un futurismo más bien pesimista con cierto casticismo, de modo que el resultado final inspira desasosiego e hilaridad a partes iguales. Su autor fue director de la última etapa de El Víbora, lo que no deja de ser una valiosa referencia a la hora de ubicar este libro. Se trata de una literatura muy visual, sostenida sobre diálogos realistas que se desarrollan en un contexto más o menos fantástico. El porvenir que describe nada tiene de utópico: la Humanidad, que puso toda su confianza y entusiasmo en la tecnología, ha sido heideggerianamente burlada por ésta. Los avances de la ciencia no solo no han proporcionado la felicidad prometida, sino que han acabado siendo instrumentos de sufrimiento, alienación y opresión. La única ley que se cumple indefectiblemente es la de Murphy: el futuro es ese momento en que, si algo puede salir mal, saldrá mal. Deliberadamente excesivo, provocador, siempre en busca de cauces originales, Puertas pone más interés en describir la estupidez del hombre actual –de la que no puede derivarse sino un destino oscuro– que en hacer alardes de imaginación visionaria. En ello residen el principal mérito y atractivo de este Estabulario. ~


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