PERI URUGUAY

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Universidad de la República Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Departamento de Antropología Licenciatura en Ciencias Antropológicas Taller II en Antropología Social

La formación de una agrupación ecologista en Uruguay El ambientalismo como un nuevo frente de lucha política Junio de 2013

Docente: Prof. Dr. Nicolás Guigou!! Asist. Marcelo Rossal! ! ! !

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Giancarlo Albano C.I.: 4.464.270-7


Agradecimientos A mi familia, por acompañarme este tiempo A los profesores del curso, por la guía en este trabajo A César, por permitirme realizar el trabajo en su entorno

Resumen La presente aproximación etnográfica estudia la formación de una agrupación política de carácter ecologista en Uruguay, propiciada por un contexto local e internacional donde los procesos de deterioro ambiental adquieren mayor visibilidad e incluso despiertan la alarma de algunos sectores de la población. La agrupación se conforma a partir de una figura central que, principalmente a través de la comunicación radial, reúne un grupo de seguidores que desarrollan una serie de activismos por ciertas causas. La composición del carisma es uno de los aspectos centrales de este trabajo, y es considerada en varios espacios de significación. La agrupación es abordada en sí misma y en relación a las fuerzas antagónicas, estudiando así cómo se compone su identidad.

Abstract This ethnographic approach studies the formation of an ecological-political aggrupation in Uruguay, driven by a local and international context where environmental degradation processes become more visible and even raised the alarm of some sectors of the population. The group is formed from a central figure that, mainly through radio communication, gathers a group of followers to develop a series of activism by certain causes. The composition of charisma is one of the central aspects of this work, and is considered in several areas of significance. The grouping is addressed in itself and in relation to the opposing forces, and so studying how their identity is made.


Introducción

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Capitulo I Una nueva oleada de ambientalismo: “la crisis del país natural”

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De la crisis a la reconstrucción de identidades

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Antecedentes sociopolíticos y legales del ambientalismo en Uruguay

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Visiones socio-económico-ambientales contrapuestas

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Las “aristas” del conflicto

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Nuevas identidades políticas

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Capítulo II Una reunión del PERI y la primera actividad pública

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Primer Acto del PERI

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Sobre el liderazgo carismático en la formación de asociaciones

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Capítulo III Aproximación al campo

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Los integrantes de la agrupación

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La percepción del carisma

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El discurso carismático

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Trayectorias y espacios políticos

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La composición de una nueva agrupación política

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Capítulo IV De luchas simbólicas: la producción de un nuevo sistema de narración

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“No a la energía nuclear”: una demanda tradicional del ecologismo

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La oposición al “Uruguay minero”

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La oposición a los biocidas en la agricultura

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El paradigma del riesgo en el pensamiento ecologista

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Capítulo V La Chacra Mapuche: unidad doméstica y productiva

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Abordajes antropológicos y caracterización del campesinado

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La construcción histórica del campesinado

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La conformación del modo de vida campesino

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La idea del progreso y el “mito de la edad de oro”

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Del Ingeniero Agrónomo al campesino

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El campesinado como agente de transformación

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Capítulo VI La relación con la naturaleza y el funcionamiento de la unidad productiva

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Los cursos de producción de alimentos orgánicos

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Conclusión

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Introducción La presente aproximación etnográfica estudia la formación de una asociación política de carácter ecologista en Uruguay, en momentos donde se encuentra instalada la conciencia sobre la interdependencia de los procesos de deterioro ambiental; las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza, las amenazas ambientales para la salud humana, y las amenazas humanas hacia el entorno, constituyen preocupaciones de primer orden en todo el mundo (Milton, 1997; Castells, 1997). La agrupación que abordaremos surge en un contexto de recrudecimiento regional de un conjunto de debates complejos, que involucran a diferentes grupos sociales en función de las contradicciones sobre el uso y apropiación de los recursos. Podemos afirmar que están surgiendo nuevas identidades políticas y nuevas narrativas a partir de conflictos ambientales, que comienzan cuando “los (potencialmente) afectados inician acciones con el objeto de evitar un daño ambiental o lograr su reparación” (OLCA, 1998 en Santos 2006:65). Estas preocupaciones han adquirido últimamente mayor visibilidad en nuestro país, a la luz de una serie de nuevos problemas ambientales y la emergencia de nuevas agrupaciones que hacen de lo ambiental un bandera de lucha. Diferentes analistas consideran que está surgiendo un nuevo movimiento social en Uruguay, caracterizado por la oposición a la minería a gran escala y la conciencia de una mayor contaminación ambiental (Zibechi, 2013; Bacchetta, 2012). En este contexto se origina el Partido Ecologista Radical Intransigente, la agrupación que nos proponemos estudiar. Lo primero que hemos de notar es que ésta se conforma a partir de una figura central, un productor especializado que mediante la comunicación radial va congregando un conjunto de seguidores, produciendo una comunidad de sentido, entendida como “un conjunto de nexos vinculantes a partir de los cuales las personas construyen perspectivas de vida y de acción, un actuar reflexivo y coordinado con otros” (Duque Daza, 2001:8). Este vocero calificado es el portavoz de una nueva narrativa, que evoca un conjunto de representaciones que hacen efecto y que circulan entre los participantes (Dias, 1992). Nos proponemos descubrir este universo, identificar estas representaciones y estudiarlas, de acuerdo a las experiencias vividas “en el campo”. A principios del año 2011 fue cuando tomé contacto con un universo de sentido originado en un programa de radio, La voz de los domingos delagro1, donde un locuaz e incisivo comentarista analizaba cuestiones de actualidad con un fuerte contenido de crítica social. De acuerdo con Herbert Marcuse, el análisis crítico insiste en la necesidad de un cambio cualitativo urgente, motivado por la dicotomía entre la creciente productividad y la capacidad de destructividad alcanzada por las socie1

delagro se emite, desde hace cinco años, todos los domingos de las 10 a las 11.50 por Radio Fénix (AM 1330), “La radio popular del Uruguay”. 1


dades contemporáneas; por “la inminente amenaza de aniquilación”; por “el temor a las decisiones de los poderes existentes”; por la persistencia de la miseria frente a una riqueza sin precedentes (Marcuse, 1993). De hecho, el ambientalismo contemporáneo tiene sus raíces en diferentes tradiciones de pensamiento originadas en el siglo XIX, y es por un lado una “crítica naturalista a la destrucción de la naturaleza por la Revolución Industrial” y todos sus avances posteriores, y una “crítica social levantada contra los efectos sociales negativos de la industrialización y la colonización, impregnada por la idea de la necesidad de una profunda transformación social” (Pierri, 2005:29). Los temas que se tratan en la audición son heterogéneos: la crisis del capitalismo financiero internacional a partir del año 2008, el papel de la deuda en el sistema monetario y en la economía de los países; el llamado “capitalismo del desastre”2; la concentración de la riqueza y de los medios de comunicación; la alerta de la crisis alimentaria y la inminente escasez del petróleo; el funcionamiento de la industria alimentaria, el sistema dominante de producción agrícola; el monopolio de las semillas por grandes transnacionales3; la creciente pérdida de biodiversidad y la contaminación a causa de la extensiva aplicación de agrotóxicos; la obsolescencia programada de los productos de consumo4; el cambio climático y la percepción de modificaciones significativas en la dinámica de las estaciones, la temperatura global, la alteración de la radiación solar y los registros pluviométricos, la amplitud térmica del día a la noche, la evapotranspiración “nunca vista” del suelo; los efectos sobre la salud humana de la exposición a una multitud de radiaciones extrañas y sustancias químicas, como la contaminación electromagnética y los aditivos potencialmente nocivos en los alimentos, entre otras cuestiones. La globalidad del discurso contenía aristas que lo hacían atractivo como objeto de estudio, ya que parecían conformar inquietudes imbricadas en el espíritu de la época, el Zeitgeist de comienzos del milenio5. Cuando comencé a escuchar el programa, La voz de los domingos delagro ya llevaba cuatro años de emisión ininterrumpida, con firmes espacios publicitarios y una audiencia que parecía consolidada, a juzgar por los mensajes de oyentes y la afluencia de visitantes a su sitio web. En este blog (lavozdelagro.org), pude acceder a algunas audiciones del momento y de años anteriores. Me sor-

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Que consistiría en la destrucción de los mecanismos institucionales de los países para ser sustituidos por economías de mercado a cargo de poderes transnacionales. Ver, en especial, Naomi Klein, La doctrina del Shock, o John Perkins, Confesiones de un sicario económico. 3 Estos agentes perciben que el modelo explota grandes superficies con poca mano de obra, deforestando amplias extensiones y erosionando la capa fértil del suelo, por tanto rechazan el cultivo biotecnológico dependiente de fertilizantes químicos e insumos. La cadena de la producción y comercialización de los alimentos estaría controlada por grandes corporaciones que hasta habrían logrado patentar la materia viva (Consultar, por ejemplo, Alimonda (2010) o Shiva, V. (2005) Manifiesto para una Democracia de la Tierra. 4 Teoría por la cual los bienes de consumo, como electrodomésticos y demás, estarían fabricados para durar menos bajo la lógica del “use y tire”, lo que reportaría mayor beneficios a las empresas a costa de una mayor producción de desechos, contaminación y despilfarro de energía. 5 Zeitgeist es un vocablo alemán que significa “el espíritu de la época”. Vale apuntar que el documental Zeitgeist: The movie (2007), un audiovisual con amplia repercusión en Internet, intentaba desmontar o deconstruir mediante datos los mecanismos del sistema monetario-financiero, además de los mitos de la tradición judeocristiana y los ritmos calendáricos que hegemónicamente se derivan de ella. En secuelas posteriores, se presentaba un modelo de futuro de “ciudades inteligentes”, más eficaces, menos aglomeradas, que en definitiva (aunque tal vez ingenuamente [ver N. Guigou (2011)] tenían que ver con la separación de las dinámicas “opresivas” de la civilización. 2


prendió encontrar allí, además, gran cantidad información y documentales6, posteadas a partir del año 2008 a buen ritmo semanal. El sitio estaba actualizado, era dinámico y sincronizado con los temas que se trataban en los programas. Contaba también con una ventana de chat en el que interactuaban varios visitantes. En la página principal se encontraba un mapa con el recorrido detallado para llegar a la Chacra Mapuche, una finca de tres hectáreas en la zona limítrofe del departamento de Montevideo. La misma fue bautizada en honor a dicha etnia sudamericana, como símbolo de resistencia y de lucha por lo que un pueblo entiende que le corresponde. La Chacra Mapuche es definida por César, su propietario, el agente especializado del que hemos venido hablando, como una “escuela experimental alternativa de producción de alimentos orgánicos”. A su vez, es su unidad doméstica y productiva (Piñeiro, 2005), y el lugar desde donde emite el programa. En cierto momento opté por acercarme a uno de los Cursos de producción de alimentos orgánicos que César dicta semanalmente en el lugar. Llegué a una zona que no conocía, en un paraje remoto de la zona costera del departamento, donde el ómnibus culmina su recorrido. Al arribar a la Chacra me presenté como un estudiante de Antropología que escuchaba el programa desde hacía algunos meses. La botánica, la jardinería y la agronomía, por otro lado, habían sido uno de mis hobbies durante varios años, por lo que la afinidad con la idea de la producción de alimentos se encontraba ya estaba instalada en mi lista de intereses. Meses después de los primeros contactos, luego de haber acudido a algunas jornadas más del Curso, fue que se dio la posibilidad de realizar un trabajo etnográfico-antropológico en ese entorno. Era evidente que la audición radial delagro, el blog, la Chacra Mapuche, los Cursos de producción de alimentos orgánicos, conformaban espacios de circulación de sentido con producciones prolíficas con numerosas unidades para el análisis. El panorama se enriqueció más adelante, cuando se comenzó a gestar un nuevo espacio etnográfico: un grupo político con aspiraciones electorales. Este Partido existe discursivamente y está en proceso de recolección de firmas7. Actualmente posee una audición radial a cargo de César, su mentor y principal representante, quien se presenta como un actual campesino, formado en la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República, comentarista de radio desde el año 1985 y 6

La lista es muy amplia y abarca muchos temas. El siguiente es un listado no exhaustivo de los documentales audiovisuales que se ponen en circulación en el blog: (ordenados por tema) [economía y capitalismo] La corporación; Inside Job; Crash course; ¿Otro mundo es posible? Voces contra la globalización; La historia de las cosas; Comprar, tirar, comprar; Capitalismo: una historia de amor; De la servidumbre moderna; Confesiones de un gangster económico; [energía] Rob Hopkins: La transición hacia un mundo sin petróleo; Aritmética, Población y Energía; La era de la adaptación; [sistema alimentario] Food.Inc.; Codex alimentarius; Una granja para el futuro; Homegrown revolution (el huerto en casa); Semillas esclavas: transgénicos (TVE); Farmageddon: la guerra invisible contra los agricultores orgánicos de América; El futuro de la comida; Con la soja al cuello; Soja, la pesadilla del oro verde; Reverdecer; [contaminación] Fukushima: tsunami nuclear; El silencio de las abejas; Riesgo Químico; Homo toxicus. 7 En la segunda mitad del 2011, el Partido realizó al menos cinco reuniones y dos actos públicos. Durante el año 2012, efectuó una concentración en un lugar céntrico e incrementó su presencia en los medios de comunicación: el líder del partido tiene un espacio semanal en TV donde enseña la vida del campesino (bloques de 5 minutos en La noticia y su contexto, Canal 5 - TNU), ha sido el protagonista de un capítulo del programa Historias Invisibles (Canal 5 - TNU), invitado al programa Esta boca es mía (Teledoce) y ha aparecido en programas de radio en El Espectador (810AM), Radio Rural (690AM) y Radio Centenario (1250AM), entre otras. También participó en un reportaje de la revista de El País Cromo, en la cual aparecía en un artículo acerca de los productores de la zona rural de Montevideo. 3


seguidor de la izquierda hasta sentirse defraudado por los gobernantes de la fuerza política que antes lo representaba. Como hemos mencionado, este agente es el centro de la comunidad de sentido, una autoridad carismática con cierto capital simbólico que se encuentra conformando una nueva narrativa con respecto al ambientalismo en el Uruguay reciente. Luego de su temprana desilusión con los gobiernos progresistas, trabajando en un medio de prensa oficialista, comenzó a rechazar abiertamente el modelo forestal y las industrias de celulosa. Esto le produjo la separación de la fuerza política con la que se sentía identificado y con la que había militado, y la mudanza de emisora a una menos conocida, pero más independiente. La conciencia ambiental que había desarrollado contribuyó a la decisión de prescindir en su trabajo de compuestos químicos-industrializados potencialmente contaminantes; de todo esto comenzó a derivar sujeto nuevo, de rupturas con respecto al anterior.

En el capítulo I reseñamos los aspectos actuales, históricos y legales que le dan forma a una nueva oleada de ambientalismo en nuestro país, producto de una serie de conflictos que propician la aparición de movimientos y organizaciones sociales incipientes con características particulares. El segundo capítulo presenta las primeras actividades públicas de la agrupación política en formación, para de esta manera comprender el discurso carismático que los aglutina, las actividades que realizan y los activismos que promueven. El capítulo 3 define el universo de estudio, los espacios de circulación de sentido y la forma de abordarlos. Aquí conoceremos más de cerca a los integrantes de la agrupación, sus trayectorias de vida y sus trayectorias políticas, para de esta manera comprender cómo se configura la nueva identidad que están construyendo. El capítulo 4 se propone estudiar sus representaciones emblemáticas y los componentes principales del sistema de narración mediante el cual los agentes establecen las luchas simbólicas por la composición del mundo. En el capítulo 5 se presenta la descripción etnográfica de la Chacra Mapuche, unidad doméstica y productiva del líder de la agrupación. Nos enfocamos en cómo se constituye simbólicamente, qué cosmología sustenta la elección de esta forma de vida, cuáles son sus características y cómo se configura en oposición a un modelo que se considera en crisis. De esta percepción se revaloriza una figura novedosa, la del campesino, que no se encuentra presente en el imaginario de país pero que aparece influenciado por el pensamiento ecologista tradicional, elementos de la política de resistencia latinoamericanista y nociones de los nuevos movimientos sociales. El capítulo 6 trata de la relación del hombre con la naturaleza, abordada a través del funcionamiento de la unidad productiva y de los conocimientos que circulan en los Cursos de producción de alimentos orgánicos.

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Capítulo 1 Una nueva oleada de ambientalismo: “la crisis del país natural” Tomamos por cierta la afirmación de Daniel Renfrew (2006:81) con respecto a que en la década del ’90 se impulsó desde el Estado “un proyecto de reorientación de la identidad nacional alrededor del eslogan ‘Uruguay Natural’, con propaganda turística refiriendo al país como un ‘refugio verde’, un ‘paraíso de agua dulce’ y un ‘milagro natural’”. Podemos sugerir que este imaginario, que gustaba tanto como para autopercibirse como para mostrar al mundo, se encuentra en tela de juicio a comienzos de la segunda década del siglo XXI. La dicotomía pareciera radicar en un “cruce de caminos” entre el “Uruguay Natural” y el “Uruguay Productivo” (GEO Uruguay, 2008). Pero ¿productivo de qué? ¿de qué tipo de producción estaríamos hablando? En torno a esta pregunta es que se configura un conjunto de debates que son el centro de los conflictos socioambientales actuales8. Una murga jugaba con estas imágenes en el concurso oficial de Carnaval en febrero de 2013: Pero nada decía la prensa de hoy del país natural / que no es tan natural un slogan que le vende al mundo lo lindo de acá ni que fuéramos todos boludos nos quieren mostrar espejitos que solo reflejan lo lindo que hay se olvidaron de Aratirí / y del puente en Laguna Garzón y de un caño que cruza el país, todo así Se olvidaron los de la Pedrera que tienen un puerto que está casi pronto pal dragado de aguas profundas que le abre las puertas a los buques yanquis si quieren venir que si quieren llevarse eucaliptus los tienen ahí es nomás una carreterita poder construir de Fray Bentos hasta La Paloma tapando las vías y toda esperanza de en tren poder ir a pasear por ahí que vivimos con la soja al cuello que están por hacer la tercer papelera que es la papelera más grande del mundo y que un record Guinness te mete de nuevo este bello país que está más cerca de ser barraca que de ser país

El cuplé del Uruguay Natural de la murga “La gran muñeca” contiene una serie de aspectos que están presentes en los conflictos socioambientales actuales en nuestro país. De hecho, el grupo fue el encargado de cerrar la 4ta. marcha En defensa del agua, la tierra y los bienes naturales en Mon-

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Un ministro en ejercicio lo postula de esta manera: “hoy lo estamos viendo, hay una contradicción flagrante entre la consigna del Uruguay Natural y del Uruguay Productivo. Flagrante en Aratirí, en los puertos de aguas profundas, en la remodelación del puerto de La Paloma” [Semanario Voces (17/06/2011) “El desarrollo es un mito, el crecimiento tal como lo mide el PBI es una estafa; entrevista a E. Fernández Huidobro” [en línea] disponible en http://www.voces.com.uy/entrevistas-1/eleuteriofernandezhuidobroeldesarrolloesunmitoelcrecimientotalcomolomideelpbiesunaestafa] [accesado 29/05/2013]. 5


tevideo, el 10 de mayo del presente año, lo que marca la representatividad de la obra en un movimiento social incipiente. La idea fundamental que se desprende de esta canción es que mientras los medios de comunicación “lo ignoran”, el Uruguay Natural se encontraría amenazado con un montón de proyectos de infraestructura, actividades industriales y económicas que habrían convertido el territorio en un enclave de materias primas. Sería éste un modelo neocolonialista: donde antes los conquistadores seducían a las poblaciones originarias con “espejitos de colores”, hoy vendrían con el discurso de “crecimiento económico” y “puestos de empleo”. La letra hace referencia a la construcción de puertos, puentes y carreteras, a la “destrucción” de las líneas ferroviarias, a una serie de actividades económicas que se consideran inconvenientes: forestación, grandes superficies de soja y la posible instalación de grandes emprendimientos de minería a cielo abierto, uno de los cuales requiere la construcción de un ducto que atraviesa zonas sensibles del territorio9. Algunos oyentes han enviado a la página delagro diferentes comentarios en este sentido:

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Los conflictos ambientales en el Uruguay actual son diversos. Podemos mencionar, entre otros: el conflicto por el Puente de la Laguna Garzón, que uniría Rocha con Maldonado; el nuevo “plan de ordenamiento territorial” del Parque Roosevelt en Canelones, que consiste en la creación de un gran complejo polideportivo; la constatación de la contaminación de las playas de Montevideo por el dragado del Puerto en el año 2011, y una situación similar en La Paloma, también en Rocha, que generó una notoria respuesta de los vecinos por la reactivación de un puerto exclusivamente maderero; la proyección (a la postre frustrada) de un mega-basurero en Cañada Grande, cerca de Empalme Olmos (Canelones); la construcción de un “relleno sanitario” departamental para tratar la basura en Castillos (la otrora “capital nacional del medio ambiente”). Estos son algunos de los focos donde emergen situaciones conflictivas que enfrentan a pobladores con las disposiciones estatales y los emprendimientos empresariales. Por otro lado, no sólo con respecto al medio ambiente se están dando estos conflictos. La posible construcción de una planta aceitera en la histórica Playa de La Agraciada, en Soriano, ha generado la oposición de vecinos y algunos actores políticos, argumentando la destrucción del patrimonio histórico nacional. 6


De la crisis a la reconstrucción de identidades Fue de hecho en el año 2010 cuando se desató el conflicto socioambiental más reciente en Uruguay. El llamado “proyecto Aratirí” (perteneciente a la empresa “de capitales indios y británicos” Zamin Ferrous), es un emprendimiento de minería de gran porte que tiene previsto afectar varios departamentos y promete modificar “la estructura productiva del país”. La actividad minera es actualmente un rubro de escaso desarrollo10, pero de aprobarse, la minería se convertirá en el rubro de mayor incidencia en la economía nacional11. Uruguay no es una república “de tradición minera”12, pero “la explotación minera” se ha convertido en “una prioridad” para Uruguay13. El rechazo a la megaminería se ha convertido en la bandera aglutinante de diferentes organizaciones en el país, y en varios departamentos se han comenzado a recolectar firmas para declarar su territorio como “zonas libres de megaminería”14. En diciembre de 2010 tuve la oportunidad de participar en la primera actividad informativa al respecto en Montevideo, que se llevó a cabo en nuestra casa de estudios, la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En aquella ocasión, los productores rurales y vecinos de la zona expusieron su situación ante un salón colmado. Destacaban la escasa visibilidad del conflicto que los aquejaba, y la poca atención que recibían de parte de políticos y legisladores. La empresa ya operaba desde hacía algún tiempo en la zona, realizando prospecciones en los campos, y en algunos casos generando tensiones con los propietarios. Las repercusiones sobre el emprendimiento partieron en un inicio de la zona de influencia directamente afectada, para luego instalarse como tópico de debate en diferentes ámbitos: académicos (durante el año 2011, por ejemplo, se realizó un “Juicio Ciudadano”, auspiciado por la Universidad de la República), medios de prensa y en varios sectores de la población. Se han comenzado a organizar jornadas informativas acerca de los problemas ambientales actuales y los grandes em10

Hoy representa el 0,33% del PBI total [Bossi, J. et.al. (11/2011) “Minería en el Uruguay” en Sociedad Uruguaya de Geología – Comisión sobre desarrollo de la minería. [en línea] Disponible en http://www.sugeologia.org/documentos/Comision_Mineria_Documento%20SUG_2011_Final.pdf] [acc. 29/05/2013] 11 Así lo afirma, entre otros, el actual Ministro de Economía: “con las reservas probadas de hierro el país tiene capacidad ‘para generar riqueza por US$ 1.500 millones y si se suman las reservas potenciales se llega a US$ 2.500 millones, con lo que Uruguay se integraría al "club de países mineros’” [Diario El País (06/12/2012) “Destacan la relevancia de la minería” [en línea] Disponible en http://historico.elpais.com.uy/121206/pecono-680092/economia/destacan-relevanciade-la-mineria/]. Asimismo, el Ministro de Industria sostiene que “La minería va a ser posiblemente la principal exportación pero diversificada [...], quizás el 15 o 20% pueda ser en el futuro, y la carne, los granos y la informática sigan teniendo un peso importante" [Diario El País (31/12/2012) “Kreimerman: Industria crecerá en 2013” [en línea] Disponible en http://historico.elpais.com.uy/121231/pnacio-685426/nacional/kreimerman-industria-crecera-en-2013incertidumbre-con-argentina/] [accs. 29/05/2013]. Según el primero, “Las exportaciones mineras casi llegarían a representar el 10% del Producto Interno Bruto (PIB). Para tener una idea los principales rubros de exportación de Uruguay hoy como el turismo y los bienes agrícolas explican 5% del PIB cada uno”. 12 Aunque ciertos tipos de minería se desarrollan desde hace décadas. Ver, por ejemplo, L. Abbadie (s/f), La minería en Uruguay. Evolución, balance y perspectivas en el período 1880-2010. [en línea] Disponible en http://www.fcs.edu.uy/archivos/IIEVHE_Abbadie.pdf [acc. 29/05/2013] 13 En palabras un influyente asesor presidencial [LR21.com.uy (05/08/2011) “La explotación minera es una prioridad para Uruguay” [en línea] Montevideo, disponible en http://www.lr21.com.uy/politica/466152-la-explotacion-minera-esuna-prioridad-para-el-uruguay-dijo-buonomo] [acc. 29/05/2013] 14 Estos procesos se están dando en Rivera, Tacuarembó, Lavalleja y Treinta y Tres, y también ha sido anunciado por voceros de otros departamentos afectados. 7


prendimientos proyectados, charlas donde participan especialistas (técnicos, periodistas, activistas, abogados), autoridades del gobierno, representantes políticos, etc. Así es que van apareciendo en “la agenda pública” los temas a debatir, a plantearse los problemas “sobre la mesa”. Emergen organizaciones de la sociedad civil y “agrupaciones de vecinos” que advierten sobre los posibles riesgos de determinadas actividades productivas o infraestructuras - en curso o proyectadas para el futuro -, que podrían revestir diversos grados de impacto sobre la población, el territorio y el ambiente. La organización más visible es el llamado Movimiento por un Uruguay Sustentable, que ha sido clave para difundir información y presentar un análisis crítico al proyecto de megaminería, y un fuerte promotor de una serie de marchas nacionales “En defensa de la tierra y los bienes naturales”15. En la organización de estas marchas se cuentan una multiplicidad de colectivos, agrupaciones se identifican bajo el nombre de Asamblea Permanente en Defensa de los Bienes Naturales16. Raúl Zibechi (2013) ha apuntado algunas de las características distintivas de este nuevo movimiento: nace en el interior del país para luego llegar a Montevideo, al revés de lo que ha sucedido tradicionalmente; es un movimiento “de base, asambleario y horizontal, ligado a la tierra y al territorio”, inspirado en las identidades rurales y no en las tradiciones sindicales y de la izquierda, aunque ellas también están integradas pero no hegemónicamente; rechaza la institucionalización y funciona en colectivos locales que recogen firmas para propiciar referendos departamentales. Además, está compuesto por pobladores del campo, la costa y la ciudad, indigenistas, productores rurales y ambientalistas.

Antecedentes sociopolíticos y legales del ambientalismo en Uruguay Pero no es la primera vez que las preocupaciones ambientales tienen alcance nacional. En la primera mitad de la década de 1990, por ejemplo, una investigación periodística acerca de “nosotros y el medio ambiente” (Díaz et.al., 1993) observaba que un conjunto de problemáticas complejas estaban propiciando reacciones sociales “de gran intensidad”. Estos problemas eran la desecación de los bañados de Rocha, la aparición de lluvia ácida en el noreste del país a causa de una central termoeléctrica brasilera, la “posibilidad más que probable” del puente que uniría Colonia con Buenos Aires, la posible instalación de una central nuclear en Paso de los Toros... Los autores apuntaban, en aquella época, que “el problema ambiental explotó en la conciencia nacional en los últi-

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Las marchas se realizaron el 13/05/2011, 12/10/2011, 11/10/2012 y 10/05/2013 en Montevideo; 19/06/2011 en Cerro Chato y 03/12/2011 en Treinta y Tres. 16 La misma está integrada, entre otros, por “productores y vecinos de Cerro Chato, Valentines y la costa oceánica, el Colectivo de Organizaciones Sociales de Lucha por la Tierra, la Unión de Trabajadores Azucareros (UTAA), la Mesa Representativa de productores y vecinos de la Ruta 7, de Vichadero (Rivera), de la 5a. sección de Treinta y Tres, de Caraguatá y de Sarandí Grande, la Unión de Clasificadores de Residuos Urbanos Sólidos (UCRUS), el Consejo de la Nación Charrúa (CONACHA), Adeom de Tacuarembó y la recién constituida Confederación de Pueblos Costeros (CPC)” (Bacchetta, 2012). El sitio web del Movimiento por un Uruguay Sustentable es (www.movus.org) 8


mos años, generando movimientos hasta ahora desconocidos” (ibid.:11). Como resultado de estos movimientos, dicha central nuclear nunca se concretó (Moreira, 2011). Una década más adelante, a partir del año 2002 pero sobre todo en el 2004, “el reconocimiento del agua como un problema político y social” se instaló como tópico de debate en la agenda nacional. “El plebiscito constitucional de 2004, llevado adelante por la Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida, ecologizó la política partidaria y terminó representando la primera gran victoria a escala nacional en una iniciativa popular de carácter ambiental” (Renfrew, 2006:77). Por otro lado, ya desde fines de la década de 1980, el Estado uruguayo había comenzado a delinear diversas normativas orientadas a la protección del medio ambiente (GEO Uruguay, 2008:113). Renfrew (ob.cit.) considera que el ambientalismo como “categoría de pensamiento” y movimiento político en nuestro país ha sido propiciado, en primer lugar, por la existencia de un “andamiaje legal” basado en tratados y convenios que responden a discursos y marcos jurídicos ecológicos y ambientales globales. Por ejemplo, la filosofía de la Ley General de Protección del Ambiente (año 2000)17 remite al concepto más general de desarrollo sustentable establecido por la ONU en el Informe Brundtland (1987). Fue ésta la primera disposición ambiental de rango constitucional en el país, introduciendo incluso la figura legal de “delito ambiental”18 (Pierri, 2002:334).

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La ley 17.234 del 23 de febrero de 2000, “reglamenta el nuevo texto del Artículo 47 de la Constitución de la República, establecido en la reforma hecha en 1996, y vigente desde enero de 1997. Dicho artículo declara de interés general la protección del ambiente y establece el deber genérico de las personas de abstenerse de realizar actos que lo afecten, previendo sanciones para los transgresores” (Pierri, 2002: 334). Otras disposiciones creadas o modificadas en este período fueron: Ley 16.466 de 19 de enero de 1994 –Evaluación de Impacto Ambiental–; decreto 349/05 de 21 de setiembre de 2005 –Reglamento de la ley de Evaluación de Impacto Ambiental– que exige una autorización ambiental previa para apertura, reapertura o ampliación de minas a cielo abierto, subterráneas o subacuaticas, así como a algunos trabajos de exploración o perforación de pozos otorgada por el órgano competente; Ley 17.234 de 23 de febrero de 2000 – Creación y gestión de un Sistema Nacional de Áreas Protegidas; Ley 14.859 de 15 de diciembre de 1970 – Código de Aguas, Decreto 253/79 de 9 de mayo de 1979 y modificativos: 232/88, 698/89 y 195/91 – Reglamentario del Código de Aguas, aprueba normas para prevenir la contaminación ambiental mediante el control de las aguas; Decreto 89/95 de 21 de febrero de 1995 – Reglamentación sobre seguridad, higiene y salud ocupacional. “El 23 de noviembre de 2000 fue dictada una ley que aprueba el Protocolo de Kyoto (N° 17.279). También se aprobó la ley que regula las relaciones de consumo y la defensa del consumidor (N° 17.250, 11 de agosto de 2000) que tiene implicancias en la cuestión ambiental” (ibid.). En M. Rivas (2010:106-108) se puede consultar con más detalle estos marcos institucionales. 18 Sin embargo, “Estas normativas muchas veces carecen de los seguimientos, controles y fiscalización correspondiente que permitan verificar su cumplimiento, ya que los órganos del estado que deben realizarlos generalmente no cuentan con un número de funcionarios adecuado o de presupuesto para tales fines” (GEO Uruguay, 2008:113). Ya en 1996 se anticipaba la contradicción entre un Estado cuyo marco legal garantiza el cuidado del medio ambiente, pero que en la práctica su actuación se considera insuficiente: “Si bien el gobierno reconoce la existencia de problemas ambientales y plantea la necesidad de enfrentarlos, sus acciones son contradictorias. En el mismo momento que ensaya medidas para reducir algunos problemas, especialmente de contaminación, y que promueve campañas de educación ambiental, varias empresas públicas son responsables de generar problemas ambientales graves. Creó instituciones específicas, pero coarta su acción limitando sus atribuciones, su personal y sus fondos. Creó disposiciones legales para proteger el medio, pero no vigila suficientemente su cumplimiento. Creó ámbitos de participación social pero limita el acceso público a información y sus instancias no son de efectiva consulta. Promueve el Uruguay como ‘país natural’ y se adhiere al objetivo del desarrollo sustentable pero en los hechos promueve un modelo productivo y una política económica que son física y socialmente depredadores” (Gudynas, 1996 en Pierri 2002:330). Son estos antecedentes de las situaciones de conflicto socioambiental que se viven actualmente en nuestro país. 9


Visiones socio-económico-ambientales contrapuestas Al tiempo que se conformaba el imaginario de País Natural, se desarrollaba un proceso de intensificación y expansión agrícola, originado en cambios tecnológicos19, en cambios en los marcos legales sobre el uso y posesión de la tierra20, en el aumento de la demanda en el mercado internacional de materias primas21, y en la formalización de acuerdos que otorgan ventajas impositivas a las empresas (Moreira, 2011). En este período, la forestación para uso comercial y la soja transgénica fueron las modificaciones más importantes en los sistemas de producción del país (Arbeletche, et.al., 2010; Achkar, 2003). Estos cambios profundos en la estructura productiva del país llamaron la atención sobre los efectos del desarrollo económico basado exclusivamente en la inversión extranjera para la extracción de recursos para la exportación, en un contexto latinoamericano donde La alta movilidad de capitales e inversiones, así como los cambios en el comercio internacional, han reducido la capacidad regulatoria de gobiernos y sociedades frente a los mecanismos económicos de la globalización neoliberal. En el caso del medio ambiente, hay una suerte de «guerra» entre territorios que buscan atraer inversión y trabajo a costa de desregulaciones socioambientales (Acselrad, 2003:87).

En la época en que el autor realizaba esta afirmación, el neoliberalismo como modelo de crecimiento económico había entrado en “crisis de hegemonía”, y los estados del Cono Sur se encontraban en un “cruce de camino en la construcción de una alternativa post-neoliberal de reproducción social” (Taks, 2009:8). Esto estaba relacionado con un nuevo fenómeno geopolítico que iba apareciendo en la región, un aparente “giro a la izquierda” relacionado con la llegada al gobierno de fuerzas progresistas de centro-izquierda en varios países de América Latina y especialmente en Sudamérica (ibid.). Sin embargo, la salud del “modelo capitalista” terminó por fortalecerse, y en vez de fomentar “cambios estructurales” hacia una nueva idea de “desarrollo”, los propios analistas de izquierda no vinculados a las instituciones oficiales han aceptado que los gobiernos progresistas sólo pudieron llevar adelante un modelo “neodesarrollista”, basado en el extractivismo de los bienes primarios de exportación en manos “del gran capital”, es decir, en “vastos monocultivos transgénicos, en minería sobre todo a cielo abierto, en la explotación de energéticos como petróleo, gas, hidroelectricidad, y en la expropiación de la biodiversidad. Está basado en el control territorial, con el despojo a cam19

Los principales cambios tecnológicos asociados a este proceso fueron “la adopción de siembra sin laboreo, el empleo de cultivos transgénicos, el cambio de una agricultura basada en cultivos de invierno a una basada en cultivos de verano fundamentalmente soja, la disminución de pasturas dentro de la rotación, la implementación de sistemas de agricultura continua y el desarrollo de sistemas agrícolas en nuevas zonas de producción, no tradicionalmente agrícolas” (Arbeletche et.al., 2010:11). Sin embargo, se advierte que “no está cuantificado aún el impacto de estos cambios en la sociedad y el medio ambiente. Tampoco está precisamente establecido cuánto de este cambio es coyuntural y cuánto es un cambio hacia un sistema permanente” (ibid.). 20 Básicamente, hubo tres normas “que tendieron a liberalizar y desregular el mercado de tierras: la Ley Forestal, la modificación de la ley de Arrendamientos Rurales y la ley que levantó la prohibición a las Sociedades Anónimas para que fuesen propietarias de tierra” (Piñeiro, 2010:517). 21 ibid. 10


pesinos y pequeños propietarios” (Stolowickz, 2010:125). Las corrientes críticas y los ecologistas22 estarían de acuerdo en afirmar que “los países de la llamada izquierda latinoamericana [...] no están pensando en un cambio de modelo económico o de régimen de acumulación. Aún vivimos dentro de la lógica de un desarrollismo senil” (Breda 2009 en Taks, 2009:9). Veamos algunos datos de la situación socioeconómica actual del Uruguay. Según datos oficiales, desde el año 2004 al 2012, el PBI ha crecido casi cuatro veces, de 13.700 millones de dólares a casi 50.000 millones; las exportaciones se han cuadriplicado, aumentando de 3.778 millones a 12.808 millones; la tasa de desempleo ha descendido a mínimos históricos, de 13,1 a 6% en 2011; la pobreza se redujo de 40 a 13%, la indigencia pasó de 4,6 a 0,6%; aumentó también el salario real, el poder adquisitivo y el PBI per cápita, así como otros indicadores que muestran el período excepcional de crecimiento de la economía nacional. Los procesos de recuperación de los indicadores económicos son similares en la región. Los analistas, en general, aceptan que la recuperación se debe en buena medida a la intensificación de la agricultura (el llamado boom agrícola), propiciado por el alto precio de las materias primas en el mercado internacional. La lotería de los commodities ha venido beneficiando la producción de los países del Cono Sur, por lo que “el actual contexto de ‘gran bienestar’” tendría su fundamento en la dependencia de unos pocos rubros de exportación (lo cual, por otro lado, ha sido una característica histórica de nuestras economías). Para las corrientes críticas, la creciente demanda de materias primas de los países industrializados y emergentes, se refleja en Latinoamérica en la generalización “del modelo extractivo exportador, basado en la sobre-explotación de recursos naturales y en la expansión de las fronteras hacia territorios antes considerados como ‘improductivos’” (Svampa, 2011:184). La etapa del “modelo extractivo exportador” se asocia al avance del capitalismo sobre la naturaleza, un fenómeno que forma parte de un modelo que, sin embargo ha posibilitado la inserción de las economías latinoamericanas en el mercado capitalista global a inicios del siglo XXI, [promoviendo] un conjunto de temas como el crecimiento, la urbanización, la infraestructura y los transportes, [...] favoreciendo condiciones para la inversión extranjera directa y la exportación de materias primas. Las políticas de inversión en muchas ocasiones ha significado priorizar macroproyectos de inversión que inciden en vastas regiones donde se ve afectada a la población y la biodiversidad locales. La resistencia de las poblaciones [...] no se ha hecho esperar y los conflictos socioambientales se han multiplicado estos últimos años (Parker, 2012:58).

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Si bien en los debates sociológicos se distingue entre movimientos conservacionistas, ambientalistas y ecologistas, cada cual con sus características particulares, no es el objetivo de este trabajo diferenciar en detalle estas diferentes corrientes, por lo que optaremos por hablar indistintamente de movimientos “ambientalistas”. o “ecologistas”, pretendiendo agrupar bajo este concepto aquellas asociaciones que presentan “una crítica al productivismo, la muestra de los límites al crecimiento, y la argumentación de que el mercado de producción del capitalismo industrial es insostenible”, englobados generalmente bajo el paradigma del riesgo (Riechmann, 1994 en Gualda 2001:8; Beck, 1986). 11


Aparecen también otros debates ante este período excepcional (de cambios pero también de crecimiento), que tienen que ver con la distribución de la riqueza generada. Mientras que desde el gobierno se habla de una disminución de la desigualdad a través de los planes sociales y una mejor distribución de los ingresos23, otra corriente de economistas hace énfasis en datos que muestran que, a pesar de la coyuntura de bonanza (incluso en un contexto de “crisis financiera internacional”), “el acelerado aumento de la actividad económica y en particular, el aumento de los precios de la producción agropecuaria y de la tierra, tuvieron un efecto concentrador del ingreso y de la riqueza”24. Es decir, notan que, al tiempo que crece la economía, se aceleran los procesos de concentración de la superficie y la propiedad de las explotaciones agrícolas25. En este sentido, el último censo agropecuario arrojó que casi la mitad de la superficie agrícola del Uruguay pertenece a sociedades anónimas, al tiempo que unas pocas empresas controlan el 61% de las explotaciones agrícolas en el país26. El aumento sin precedentes en la adquisición de tierras por corporaciones transnacionales se suele denominar “acaparamiento de tierras”27. 24 países, entre los que se cuenta Uruguay, representan el 90% del área acaparada del mundo. Según esta estimación, Uruguay tendría casi 1/5 de la superficie total “acaparado” por las “corporaciones del agronegocio”, ocupando el primer lugar de la lista en proporción a su territorio28 (seguido por Filipinas, con el 17,2% y luego recién por Sierra Leona, con 6,9%). Este proceso se ha acelerado en los últimos años, lo que ha acompañado la continua tendencia de despoblación del medio rural: hoy hay 12 mil productores menos que en 2006, y en los últimos ocho años, 90.000 personas han abandonado el campo, un promedio de 30 personas por día29.

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Diario El País (05/04/2013) “Bajó la pobreza a 13% en 2012 y mejoró distribución del ingreso” [en línea] Disponible en http://www.elpais.com.uy/economia/noticias/pobreza-indigencia-distribucion-ingreso-2012.html [acc. 29/05/2013] 24 La diaria (22/12/2011) “De panes y peces” [en línea] Disponible en http://ladiaria.com.uy/articulo/2011/12/de-panesy-peces/ [acc. 29/05/2013] 25 Datos del Censo Agropecuario 2012 (MGAP). Además, “La distribución de la tierra suele utilizarse como una aproximación a la desigualdad de activos. Un aspecto relevante para analizar la distribución de la riqueza en los países de América Latina, y también en Uruguay, es la concentración de la tierra. Al igual que en el caso de la desigualdad de ingresos, la desigualdad de la tierra América Latina presenta los niveles más elevados en comparación con otras regiones del mundo” [La distribución de la riqueza en Uruguay: artículos para el debate (2010:61) Colección Art. 2, CSICUDELAR, Montevideo]. 26 Diego Piñeiro, agrónomo de trayectoria relacionado al análisis de las dinámicas sociales del medio rural, afirma que siete empresas controlan el 70% de la tierra [La diaria (12/12/2012) [en línea] Disponible en http://ladiaria.com.uy/articulo/2012/12/puerto-madero/) [acc. 29/05/2013] 27 “El aumento de la demanda mundial de alimentos como resultado del crecimiento poblacional y cambios en la dieta está aumentando la presión humana sobre la tierra y los recursos mundiales de agua dulce. El aumento los precios del petróleo, los cambios en la política de Estados Unidos sobre el uso de bioetanol en 2007 y la Directiva de Energías Renovables 2009 adoptada por la Unión Europea han aumentado la demanda mundial para la producción de biocombustibles, lo que aumenta aún más la necesidad de tierras y agua. Como resultado, algunas corporaciones y los gobiernos están invirtiendo en tierras agrícolas como parte de una estrategia a largo plazo para asegurar la comida y la energía . El número de ofertas relacionadas con la tierra viene aumentado dramáticamente desde 2005, alcanzando un máximo en 2009” [Rulli, M. et.al. (2012) Global land and water grabbing. Traducción de P. Modernell] 28 No a su área cultivable, que en Uruguay es cercana al 100%. 29 Según la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada (2004), la población rural en el momento era de 266.289 personas. El Censo Nacional de Hogares del año 2012 contabilizó 175.613 habitantes en el medio rural. Esto da un descenso de 90.676 personas en 8 años, un total de 11.334 personas que abandonan el campo cada año promedialmente. Una proyección estrictamente numérica es que hacia el año 2030 podría no quedar gente viviendo en el medio rural. Pero esto es solo una apreciación. 12


Tanto aquí como en la región, el modelo dominante de producción agrícola se ha traducido en el aumento de las superficies dedicadas a monocultivos, generando un profundo cambio en la distribución de la superficie agraria y en la relación de la sociedad con el ambiente. Ya desde mucho antes que los procesos tomaran estas dimensiones, varios informes académicos y organizaciones privadas30, advertían que la tendencia a la intensificación productiva estaba afectando la calidad de los suelos, produciendo erosión y degradación, debido a la mayor presión por malas prácticas agrícolas como el sobrepastoreo, mayor uso de agroquímicos (fertilizantes y biocidas) y la agricultura continua (sin rotación con pasturas). Se alertaba además de una creciente pérdida de especies nativas de la flora y fauna en áreas de ecosistemas naturales (praderas naturales, bañados, monte nativo), contaminación de recursos hídricos, y efectos sociales como el despoblamiento rural (GEO Uruguay, 2008). Estas cuestiones volvieron a la luz pública en marzo del 2013, debido en parte al mal estado de la cuenca del Río Santa Lucía. La situación se evidenció en un evento que afectó la calidad del agua de los montevideanos por algunos días. Del grifo salía un líquido con fuerte olor y sabor particular, que a algunos le hacía recordar un gusto “a tierra”. Luego la población pudo saber que esto respondía a una alta concentración de nutrientes en el lugar donde se extrae el agua (principalmente fósforo y nitrógeno), más la aparición de ciertas algas que pueden eventualmente liberar sustancias tóxicas. En este caso, debido a su genotipo, dicho problema no ocurrió; afortunadamente no se produjeron toxinas. La OSE, el organismo estatal responsable, aseguró que no existía peligro alguno de que sustancias peligrosas llegaran a la población, que se iban a incrementar los controles, y que se estudiarían formas para un mejor filtrado del agua. Las autoridades dejaron en claro que la calidad del agua potable no está amenazada, y que la institución garantiza y reafirma el compromiso de mantener el estado óptimo de la misma. Sin embargo, algunos agrónomos y otros especialistas argumentan que esta es una situación (la floración de cianobacterias) que ha llegado para quedarse, que ocurre desde hace bastante tiempo y continuará sucediendo debido al incremento de la actividad agrícola y el mal manejo de los suelos31. Si bien la región de la Cuenca del Río Santa Lucía recibe en algunos puntos los desechos orgánicos de los tambos, feed-lots y efluentes de ciudades (lo que tiende a aumentar la concentración de nutrientes en los ríos), el elemento principal que manejan los ambientalistas para explicar el 30

Como la Organización Nacional de ONG’s Ambientalistas, Redes de Amigos de la Tierra, el Centro Latinoamericano de Ecología Social, la ONG Vida Silvestre, Rapal Uruguay, Grupo Guayubira, RelUITA, Centro Uruguayo de Tecnologías Apropiadas. En 1998, Naina Pierri notaba que este tipo de organizaciones no podían influir en las políticas de gobierno, y que en esa época se encontraban mayormente inmovilizadas. Estaban integradas por ”militantes sociales y/o técnicos interesados en el tema, que actúan individualmente o en pequeños grupos instituidos como ONGs. Estas ONGs son muy heterogéneas: hay algunas muy calificadas y de larga trayectoria, y hay muchas con poca calificación y con objetivos y trayectorias más modestos. Logran impulsar o apoyar acciones colectivas de grupos de vecinos movilizados por un problema ambiental concreto pero de manera más permanente funcionan como un lobby que denuncia y presiona a diferentes niveles, y/o como personal no gubernamental especializado, consultado por el gobierno o por otros sectores” (Pierri, 2002:332). En la década del 2000, sin embargo, tuvieron una revitalización manifiesta en varias producciones bibliográficas, y también en las movilizaciones sociales, aunque su incidencia en las decisiones de gobierno sigue siendo marginal. 31 Ver, por ejemplo, GEO Uruguay (2008). 13


desequilibrio es el aumento de las plantaciones de monocultivos - especialmente de soja, pero también de eucaliptus. Es generalmente aceptado que el modo de producción que requieren estos cultivos es poco cuidadoso con los suelos, ya que genera una fuerte erosión (pérdida de nutrientes), la cual es subsanada con la aplicación de fertilizantes químicos32. Los ecologistas visualizan que el modelo de producción atenta contra el suelo y las aguas, drenando los nutrientes del suelo fértil a las otrora aguas “privilegiadas” y “cristalinas”. Debemos notar que ambos recursos naturales (o “bienes comunes”) tienen fuerte presencia en el imaginario de país, tanto la abundancia y calidad de las aguas como la fertilidad excepcional de las tierras. A esto se le suma el problema de la aplicaciones de agrotóxicos, que aumentarían la contaminación química y podrían afectar el medio ambiente y las poblaciones33.

Las focos del conflicto En los últimos dos años, una buena cantidad de problemas de contaminación han llegado a los medios de comunicación, sobre todo escritos, pero también en radio y canales de televisión. El conflicto por el puerto maderero en La Paloma (agosto de 2012) tuvo cierta cobertura en informativos centrales, así como la marcha convocada en Montevideo para esa semana. Las marchas nacionales también obtuvieron algo de atención. La cuestión de la instalación del Puerto de Aguas profundas en Rocha ha confrontado debates televisivos a diputados del oficialismo y la oposición (que en general no genera disensos), y sobre la megaminería se informa ocasionalmente cuando surgen novedades. Sin embargo, al menos que ocurra una situación que genere impacto, como la referida contaminación en el río Santa Lucía, los eventos relacionados con el medio ambiente no emergen a la luz pública, y son mencionados en general de manera poco profunda y como “al pasar”34. Es con32

Un cálculo rápido con la cantidad de estos productos que se importaron durante el año 2011 indica que si el volumen total de lo que ingresó al país en ese año se hubiera aplicado en los suelos, un total de 4.744 kilogramos de fertilizantes hubieran sido esparcidas por kilómetro cuadrado en toda la superficie del país (la cantidad total de toneladas que ingresaron ese año fue de 806.468, según el Anuario 2012 DIEA-MGAP) 33 Ya en el año 2004 una investigación realizada en el departamento de Artigas por un equipo de médicos en una zona rural que recibía diez fumigaciones aéreas por mes, constató “patologías respiratorias en el 15 por ciento de los adultos y en el 63 por ciento de los niños, y trastornos reproductivos en el 40 por ciento de las mujeres (60 por ciento de abortos espontáneos)” [Caillabet, C. (2005) “Uruguay: vuelos y mochilas que matan” [en línea] Montevideo, disponible en http://www6.rel-uita.org/agricultura/agrotoxicos/vuelos-y-mochilas.htm] [acc. 29/05/2013]. Lamentablemente no contamos para nuestro país con más estudios que relacionen la presencia de agrotóxicos con las enfermedades, sin embargo la organización Vida Silvestre detectó en el año 2009 la acumulación de pesticidas en los peces que consume una población pesquera del Río Uruguay, también en los suelos y hasta en la producción apícola [Diario El País (17/19/2010) “Prometen endurecer normas de agrotóxicos” [en línea] Disponible en http://historico.elpais.com.uy/100817/pciuda508931/ciudades/prometen-endurecer-normas-de-agrotoxicos/) [acc. 29/05/2013]. 34 “En Uruguay el tema ha ido ganando una presencia progresiva pero superficial, por lo que su problematización política no ha crecido ni madurado mucho. Si se hace una encuesta, cada vez una mayor proporción de la población se declara preocupada por el ambiente, pero eso no significa propiamente que exista mayor conciencia (SANTANDREU; GUDYNAS, 1998, p. 22-23). La preocupación de la mayoría no pasa de tener cierta idea imprecisa sobre la cuestión manejando alguna información, especialmente sobre problemas globales. En general no se conocen los problemas ambientales nacionales, y cuando se los conoce, no se perciben como un resultado histórico de opciones pasadas y actuales (económicas, tecnológicas, y políticas), ni se visualiza la existencia de beneficiados y perjudicados, y su relación con 14


veniente, en este sentido, tener presente a Boaventura de Sousa Santos (2008), cuando llama a prestar atención a la sociología de las emergencias, es decir, prestar atención a las señales de cosas nuevas, de resistencias nuevas, de luchas que por ahora son locales, no muy desarrolladas, embrionarias, [fundacionales] que traen en sí la aspiración de una nueva sociedad. Son nuevas formas de acción, nuevos actores, y por eso están creando otra radicalidad de lucha. La radicalidad de la lucha hoy no se mide por los medios que se usan –por ejemplo, elecciones – sino por el modo en que aquélla afecta al capitalismo. Cuando el capitalismo se siente afectado –una petrolera, una empresa minera, etc.– hay una lucha radical.

Podemos hacer referencia a tres de las principales actividades económicas que generan resistencia en los movimientos ecologistas de nuestro país en la actualidad, y que de alguna manera cuestionan al capitalismo y podrían constituir una lucha radical en este sentido. Son conflictos socioambientales en torno a los modelos de desarrollo. En primer lugar, la propia minería de gran porte, la cual, según el proyecto que se ha estado considerando en ámbitos legislativos y ejecutivos, pretende extraer 18 millones de toneladas de hierro al año para el 201535. De esta manera, la presencia del sector minero en la economía nacional se incrementaría al 5,6% del PBI, constituyéndose como el principal rubro de exportación. Actualmente habrían en nuestro país cinco empresas mineras explorando la superficie en busca de minerales en más de 3 millones de hectáreas pedidas, casi una quinta parte del total de la superficie de Uruguay. Desde el gobierno, la minería de gran porte se reconoce como de interés primordial. Las mayoría de las organizaciones sindicales apoyan la idea bajo el argumento de la necesidad de una industria siderúrgica nacional36. En los centros poblados cercanos hay mayor actividad cuando la empresa opera en las etapas de exploración en el lugar. Se incrementan las oportunidades de empleo, con sueldos un poco superiores a los de la región. Los productores rurales de la zona se dividen entre quienes se oponen férreamente porque no quieren renunciar a su forma de vida (en alla estructura de clases. Por eso, la cuestión ambiental aparece más como un problema ético individual, que como un problema político de la sociedad y, por tanto, los caminos de superación se entienden más como una cuestión educativa orientada a estimular las buenas prácticas personales, que como una lucha política en torno a la apropiación de los recursos naturales y la disputa por sus niveles y formas de uso. Gran parte de los mensajes transmitidos por los medios y por la educación escolar contribuyen a alimentar esta visión” (Pierri, 2002:331). 35 Una de las críticas moderadas tiene que ver con la tasa de extracción del recurso: a este ritmo, se estima que las reservas se habrán vaciado al cabo de entre 12 y 20 años. Nos referimos específicamente al “proyecto Aratirí” de la empresa Zamin Ferrous. La información al respecto es abundante pero también confusa. Por ejemplo, el área real de la superficie afectada oscila entre los números que da la empresa en ámbitos públicos, y los números que manejan las organizaciones de la sociedad civil teniendo en cuenta los estudios de impacto ambiental y otras variables. Este espacio de discusión constituye un punto clave de las luchas simbólicas que enfrentan a las visiones productivistas con las ambientalistas. A nivel político, el proyecto se encaminó mediante la constitución de una comisión de estudio multipartidaria en la que se definieron varios “ejes temáticos”, entre los cuales se encontraban la propia definición de “minería de gran porte (MGP)” y sus aspectos “ambientales, sociales, económicos y de gobernanza”, y la puesta en consideración de un nuevo Código de Minería que actualmente lleva media sanción en la cámara de Representantes (17 de abril de 2013). 36 La observación de Pierri (2002: 331) parece adecuada también para estos tiempos: “los trabajadores organizados no ejercen presión para cambiar este estado de cosas porque están principalmente preocupados por el avance de la desocupación y son receptivos al discurso empresarial tendiendo a interpretar que las exigencias ambientales podrían incentivarla. Quiere decir que no han ganado una conciencia clara de la gravedad de estos problemas ni de los lazos que hay entre la explotación del trabajo y la apropiación, uso y explotación de los recursos naturales”. 15


gunos casos tradicionalmente ligada a la ganadería), a aquellos que simplemente han firmado por ceder sus campos a la excavación. Cuando el proyecto esté en marcha, para la etapa de construcción y operación, se pronostican miles de puestos de trabajo, directos e indirectos, y un buen precio del producto en el mercado internacional. La obra está necesariamente vinculada a un Puerto de Aguas Profundas situado en la costa este de Uruguay, a más de doscientos kilómetros de la zona de explotación. Otro de los reclamos ecologistas actuales tiene que ver con el “modelo forestal”, en un territorio donde el suelo y las condiciones climáticas aseguran a las empresas muy buenos niveles de competitividad a nivel internacional debido al rápido crecimiento de las especies forestadas (mayormente eucaliptus, y en menor medida, pinos). Así, la superficie dedicada a la forestación en el año 2010 fue de 950 mil hectáreas, multiplicándose por 30 en pocos más de una década. El área declarada de prioridad forestal alcanza en la actualidad las 4 millones de hectáreas, un 23% del área agropecuaria del país. Esto va ligado a industrias para el procesamiento de la madera y la obtención de celulosa, otro rubro del mercado internacional de los commodities. Al momento, hay una planta de celulosa en funcionamiento, otra en etapa de construcción, más otra que se proyecta para la zona noreste del país. Al estar situadas en zonas francas, las exportaciones que realizan no se cuentan dentro de los números de la producción nacional. Las exoneraciones tributarias forman parte de un marco legal que se comenzó a instituir a finales de la década de 1980, por el cual las inversiones en materia forestal han sido fuertemente estimuladas. Finalmente, otro elemento de controversia para los ambientalistas es la expansión del cultivo de soja, una oleaginosa que obtuvo durante en el año 2012 la mayor producción, el mejor rendimiento y el máximo precio de la historia37; por primera vez, además, se convirtió en el rubro de mayor exportación del país, superando a la estrella tradicional que ha sido la producción agropecuaria, especialmente carne bovina. La totalidad de la soja producida en Uruguay se obtiene mediante el paquete tecnológico denominado “siembra directa”, dependiente de semillas de laboratorio, importación de maquinaria y diversos insumos químicos, que permite trabajar grandes superficies a bajo costo. El área de soja sembrada en Uruguay aumentó de 12 mil hectáreas en 2000 (0,1% de las exportaciones en 2001) a 1,4 millones de hectáreas en 2012 (16% de las exportaciones), abarcando este año un 8,5% del total de la superficie del país38. Colosales inversiones, de capitales extranjeros, propiciadas por marcos legales favorables y con fuerte incidencia en la economía, serían los elementos en común de estos grandes emprendimientos, que corresponden a fenómenos recientes que han cambiado radicalmente la estructura de la producción rural y de las dinámicas del campo en menos de una década. Los ecologistas conside37

Lr21.com.uy (16/05/2012) “Peligra diversificación. Soja 2012: la mayor producción, el mejor rendimiento y el máximo precio de la historia” [en línea] Disponible en http://www.lr21.com.uy/economia/1038248-soja-2012-la-mayorproduccion-el-mejor-rendimiento-y-el-maximo-precio [acc. 29/05/2013] 38 Sobre el “modelo forestal” y el aumento de cultivo de transgénicos, ya Pierri (2002:288) alertaba hace una década acerca de que ambos “suponen altísimos costos ambientales y para la salud de la población, y que la sociedad tendrá que pagar sin haber tenido oportunidad de discutir y decidir”. 16


ran que el aparente crecimiento de la economía se da a costa de una mayor degradación ambiental, lo que lleva a los ecosistemas a enfrentar desequilibrios que afectan o podrían afectar de manera negativa la calidad de vida de los seres humanos, en el presente o en las generaciones siguientes.

Nuevas identidades políticas Lo que hemos reseñado son un conjunto de debates que interpelan intensamente a los sujetos que conforman este universo de estudio, lo que da sentido a la configuración de nuevas identidades políticas. En un estudio sobre la formación del Partido Verde de Río de Janeiro, Celia Dias (1992) identificó tres dimensiones que marcan la emergencia de estas nuevas narrativas: el medio ambiente y la conciencia creciente de su diversidad; la crisis de los modelos de desarrollo económico y tecnológico; la crisis de representación política y el surgimiento de nuevas propuestas de organización de la representación política en el contexto nacional e internacional. Estos tres factores están presentes en la génesis de la agrupación que nos ocupa. El ecologismo “no es sólo un movimiento de concienciación. También puja por penetrar el terreno de la política. Desde sus comienzos, se ha centrado en hacer que las cosas cambien en la legislación y el gobierno” (Castells, 1997). La ecología política “reconoce en el ambientalismo luchas de poder por la distribución de bienes materiales (valores de uso), pero sobre todo de valoressignificaciones asignadas a los bienes, necesidades, ideales, deseos y formas de existencia que definen los procesos de adaptación/ transformación de los grupos culturales a la naturaleza” (Leff, 2003). La emergencia de la conciencia ecológica configura “un rasgo cultural de considerable complejidad” (García, 2006). Es un momento de lucha en el terreno de la palabra, en el discurso, un “conflicto ideológico intenso, librado con informes científicos y reportajes televisivos, con opciones de redacción de las noticias y con debates filosóficos” (ibid.). Para Castells (ob,cit.) son tiempos de “batallas fundamentales sobre la apropiación de la ciencia, espacio y tiempo; en el aspecto político y simbólico, el intentar transmitir una conciencia o implantar una narrativa comprometida con los sucesos de la realidad”. Por ejemplo, una reciente carta abierta de un ex-asesor ambiental del Poder Ejecutivo hace referencia al “Uruguay Natural”39, en contraposición al aumento de la productividad y el crecimiento económico. Esto tiene que ver estrechamente con la elección de los modelos de desarrollo, núcleo central del debate que, en este caso, enfrenta a algunos sectores de la población (los “ambientalistas”) con algunas políticas que se quieren llevar a cabo. La carta contiene algunas claves para comprender la posición de los movimientos ambientalistas actuales, entre ellas la afirmación de que “Uruguay tiene una ventaja comparativa, que es la condición de ser un país natural. Esta es una 39

La problematización de esta imagen es en sí misma un tópico de investigación, ya que no es unívoca y se conforma de diferentes maneras según el contexto de interpretación. Aquí surgiría la discusión sobre a qué nos referimos cuando hablamos de naturaleza, qué es lo natural o lo prístino en el paisaje, o cuál es la cualidad distintiva que queremos conservar del lugar... Para Beck (1998:34) estas preguntas podrían ser: “¿Cómo queremos vivir? ¿Qué es lo humano en el ser humano y lo natural en la naturaleza que hay que conservar?”. 17


característica cada vez más escasa a nivel global y puede ser el sello distintivo de calidad del país en los mercados internaciones”40. Ulrich Beck caracteriza los debates con respecto al modelo de desarrollo como oposiciones entre posturas tecnocráticas y naturalistas. El movimiento ecologista se presentaría como un reclamo naturalista ante la tecnocracia de la ciencia, las empresas y los Estados, constituida como posición hegemónica. Se trata de un momento de luchas de definiciones entre la racionalidad científica versus la racionalidad social, pretensiones de racionalidad que compiten y luchan de manera conflictiva por su preeminencia (Beck, 1986). La discusión de fondo que enfrenta las posturas cientificistas y naturalistas, es acerca del “mito de que la sociedad industrial desarrollada, con su esquematismo de trabajo y vida, sus sectores productivos, su pensamiento en categorías del crecimiento económico, su comprensión de la ciencia y de la técnica y sus formas de democracia, es una sociedad completamente moderna, un punto culminante de la modernidad por encima del cual no se puede pensar en serio un más allá” (ibid.:17). Para Slavoj Zizek (2011:52) “la confrontación de los problemas ecológicos exige elegir y tomar decisiones –qué producir, qué consumir, de qué tipo de energía depender–, lo que en última instancia tiene que ver con la forma de vida misma de la gente; en tanto tales, no sólo no son problemas técnicos, sino que son eminentemente políticos en el sentido radical de que demandan decisiones sociales fundamentales”. Por otro lado, David Harvey considera que “todos los argumentos ambientales-ecológicos... son argumentos sobre la sociedad y, por eso, son refracciones complejas de todo tipo de luchas libradas en otros ámbitos” (en Santos, 2006:77). Para este autor, se trata de “definir aquello en que como especie nos convertiremos, resolver nuestras responsabilidades colectivas no sólo hacia nosotros mismos sino hacia todos los demás” (Harvey 2005:245).

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En el año 2011 surgió una controversia acerca de la posible enajenación de terrenos del Estado en la costa del departamento de Rocha, en una zona de dunas que conforman un entorno particular para el turismo por la mística del lugar, lindera además de un área recientemente declarada dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. La idea que se transmitía desde el centro de poder político era la intención de lotear los terrenos y destinarlos a la construcción de viviendas, formulación que fue rechazada por grupos de vecinos de la costa y motivó también varias “cartas abiertas” al Presidente, una de las cuales estuvo firmada por un reconocido académico, ex-asesor de las comisiones de estudio oficiales. Este tipo de reacciones dan cuenta de la relevancia que adquiere para ciertos actores las señales políticas que presentan la inminencia de los avances del capital sobre los territorios. Nos referimos a la “Carta abierta del Cabildo Popular de Barra de Valizas” (31/07/2011: http://www.espectador.com/noticias/213565/carta-abierta-del-cabildo-popular-de-barra-de-valizas); “Cabo Polonio. Carta abierta al Señor Presidente José Mujica” del guardaparques de la zona, “Juca” Gambarotta (mayo de 2011: http://ecos.elpais.com.uy/cabo-polonio-carta-abierta-al-senor-presidente-jose-mujica); y “Carta abierta de asesor de Mujica”, del biólogo Phd. Álvaro Soutullo (mayo de 2013): http://www.lr21.com.uy/enredados/1057769-carta-abierta-de-asesor-de-mujica) 18


Capítulo II Una reunión del PERI y la primera actividad pública [Diario de campo] 8 de octubre de 2011: El grupo se está preparando porque el domingo 16 se llevará a cabo la primera actividad pública del PERI. El sitio escogido es el Callejón de la Universidad, cuya carga simbólica remite a las luchas sociales de fines de los ‘60 (“los milicos encerraban gente para darle palo ahí”) y, más posteriormente, a las primeras reuniones “por las Plantas de Celulosa”. Ese domingo será el Día Mundial de la Alimentación, una fecha también importante porque representa una de las preocupaciones principales del grupo. Acuden a la reunión 28 personas, entre ellas nueve mujeres. La mayor parte de la gente tiene más de 50 años, y en el rango de 20 a 30 años somos solamente dos. Se habla de la organización de la actividad y se discute el armado de los volantes informativos. El objetivo es captar la atención del transeúnte. Alguien recomienda: “Hay que decir: en este país se importan x litros de endosulfán [un agroquímico de alta toxicidad] al año... en algún lugar se usan”, dando a entender que los residuos peligrosos pueden llegar al propio alimento del consumidor. Esto evidencia preocupación por los riesgos de los pesticidas en la agricultura. Otros opinan que usar más la consigna de “No a la energía nuclear”, ya que es el único programa y Partido que está en contra. “El otro día entró un austriaco a la chacra por el cartel que decía ‘Nuclear no gracias’”, comenta César. Los asistentes van tirando ideas de merchandising. Algunos hacen el logo (traen uno impreso), la bandera (“Ingeniero, la bandera tiene que ser verde, azul y blanca”), pines (traen uno armado). Se muestra un logo del Partido y se discuten las variantes (‘¿estás de acuerdo antropólogo?’, me pregunta César, y bromea: ‘Ahí está el antropólogo, meta sacar apuntes... Eso sirve para después, dentro de muchos años, esto va a quedar todo registrado...’). [Diario de campo] Domingo 16 de octubre de 2011 Día Mundial de la Alimentación Callejón de la Universidad de la República Llegué al Callejón pasadas las 9. En ese momento ya habían un par de mesas, sábanas y bolsas de plastillera, cosidas, para hacer una bandera. También había pintura y pinceles. Cada uno llevaba su propia contribución. Daniel llevó botellas de agua de la canilla, y botellas de agua mineral para comparar. Cholo llevó un parlante, un DVD para pasar música, discos, y libros para armar una mesa. Bethania llevó sábanas, pinceles y pinturas. Ester, una mesa y pancartas. Gastón, los folletos. Corina, los talones para la rifa. En el ínterin que restaba hasta las 10 de la mañana, hora de comienzo del programa, se fue armando el espacio para captar la atención del público. Se pintaron dos banderas, ambas con letras verdes: una en una sábana, de 1.50m de largo y 80cm de alto que decía PERI, y otra de cinco bolsas de plastillera cosidas que decía Partido Ecologista y más chico, Radical Intransigente. Ambas se colgaron a cierta distancia una de otra, en el callejón. 19


Imágenes 1, 2 y 3: Los carteles, el callejón, los militantes, los transeúntes.

César, Guzmán, Gastón y Felipe llegaron más o menos al mismo tiempo. Ahí cobró fuerza la disposición última de los espacios. César llegó con más de 20 cajones de habas y una botella de agua de lluvia de Cerro Largo, negra de mugre. “Así está lloviendo en Cerro Largo, por Candiota”, comenta [una central de carbón del lado de Brasil, a pocos kilómetros de la frontera, que se considera altamente contaminante]. Pronto comenzó el programa, transmitiendo con un teléfono celular de manos libres.

Imagen 4: César haciendo el programa, “en vivo y en directo” desde el Callejón.

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La distribución de las habas fue un gran éxito. Se regalaban y también se vendían, por lo que se agotaron rápidamente. Pronto se vaciaron todos los cajones. Otro elemento llamativo era una radio que funcionaba con energía solar mediante un pequeño panel.

Imagen 5 y 6: Las habas, sus beneficios y la radio a energía solar.

Una de las mesas decía ‘Buffet Tóxico’, y mostraba verduras compradas en la feria y volantes explicativos sobre la posible presencia de agrotóxicos en los alimentos. Había también carteles que exigían el etiquetado de los alimentos transgénicos en Uruguay, una de las principales proclamas del grupo.

Imagen 7 y 8: Las verduras que podrían tener agrotóxicos, la demanda por el etiquetado de los transgénicos y los folletos informativos.

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Imagen 9: Una foto de la dinámica del lugar.

Otra de las mesas mostraba diferentes tipos de agua, mineral, de la canilla, la lluvia de Melo, y se exhibía un filtro de agua que sería sorteado entre los concurrentes. Allí se informaba a los transeúntes sobre los componentes químicos presentes en el agua de la canilla, y los peligros para la salud de la exposición a los mismos (imágenes 9, 10 y 11).

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Imagen 12: La sección literaria.

La mesa de libros contenía varios títulos que tenían que ver con ecología, el cambio climático, la teoría de Gaia, ética ecológica, salud, sociopolítica, microbiología, y varios títulos de autores como Isaac Asimov. Se acercaba gente interesada en la propuesta, por lo que en algún momento estuve repartiendo algunos volantes. Esto contribuyó a una mejor integración con el grupo y con la gente, ya que había cuatro o cinco personas posicionadas estratégicamente para repartir folletos informativos a los peatones. La recepción en general de los transeúntes fue muy buena, y al finalizar la actividad apareció sólo un volante en el suelo en toda el área de actividad. En total se imprimieron 3.000 y restaron menos de 500 por entregar. Conversé con varias personas, entre las que se contaba un “motoquero” argentino que hace 20 años que vive en Uruguay, y que conoce a César de la época de las reuniones por las Plantas de Celulosa en el callejón; una señora mayor que venía de la zona del Hipódromo, que le quería decir de un problema de infraestructura que tenía en el barrio, al lado de su casa, y que el Municipio no se lo podía solucionar; una pareja que me decía que faltaba gente joven entre los integrantes del partido, que no conocían la chacra y que querían ir; otro señor que era de Punta Yeguas y que le parecía raro no conocer a César, siendo casi vecinos; luego otro señor mayor que me decía “yo lo conozco a César, pero se fue del FA, yo no estoy de acuerdo con él”. Una señora estaba muy preocupada por el tema de los transgénicos, pero no le veía futuro al tema del Partido. Esta fue una percepción recurrente entre varios de los entrevistados, que mencionaban la inviabilidad de crear un partido político hoy en día en Uruguay, sin embargo acuerdan en que hay que fomentar un movimiento social de presión para hacer visibles los reclamos. El “viejo Mesa”, un antiguo discípulo del Dr. Rodolfo Tálice, argumenta que “la lucha política ya fue, hoy hay que hacer un ‘cambio de conciencia, un cambio biológico’”. Esto me hizo recordar a una de las reuniones, cuando un exiliado uruguayo, proveniente de Francia, vocero de un movimiento europeo denominado Movimiento Utopía, planteó en una reunión la creación de un denominado Movimiento Ecologista Progresivo Consensual.

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Imagen 13: Volante que se repartiรณ en la ocasiรณn

Imagen 14: Otra toma del lugar.

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Imagen 15: Popurrí de imágenes de lo que fue la primera actividad pública.

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Primer Acto del PERI El primer acto público del PERI fue el sábado 17 de diciembre de 2011 en el Club de Funcionarios de OSE. Se trató de un encuentro en el que acudieron más de cien personas, se discutieron una serie de temas y se escuchó el discurso de la figura central del partido. La audiencia era mayoritariamente de personas mayores, aunque había gente de hasta alrededor de treinta años. En la pantalla se mostró un corto documental y luego el logo del PERI. Transcribimos el discurso de este primer acto, que explica por qué entienden necesario conformar una nueva agrupación política, las razones para la elección del nombre, los principales problemas que despiertan su preocupación, las estrategias que defienden para transformar la realidad... La propuesta de este Partido que se está formando es armar algo que no encontramos en los partidos políticos actuales, para eso nos estamos juntando. La idea de esta agrupación es conservar la individualidad positiva creadora del individuo, reflejar a la ciudadanía lo que queremos, pensando en colectivo sin perder la individualidad. El principal desafío de nuestra fuerza será crear condiciones adecuadas para los niños pequeños. Es pura casualidad que sea aquí en FFOSE (Federación de Funcionarios de Obras Sanitarias del Estado): una de las cosas que más defendemos es la importancia del agua. El régimen pluviométrico en el correr de este mes es raro, no hay registro de lluvias como las que se vienen dando en diciembre. El cambio climático puede ser positivo, pero lo que vivimos es CAOS climático. Hay contaminación por nuestra forma de vida, la que llevamos en las ciudades. La mayor parte del pueblo ignora los basurales, los desechos nucleares dispersos por nuestro país. Pero van apareciendo jóvenes con compromiso, y esta tarea requiere responsabilidad.

Imagen 16: César y su audiencia.

Nos estamos quedando sin planeta y tenemos uno solo. Suerte que la Luna no es habitable, ¡sino pensarían en mudarse allí! En este mundo el 20% de los ricos tienen el 80% de los recursos, por lo tanto los ricos tendrán que pagar el 80% de los impuestos. Estamos ahora en vísperas de la 3era. guerra mundial, hay que ver el caso de Siria, de Irán. Hay tensiones políticas del mundo Occidental y cristiano pero también del mundo Oriental y ateo (China). Promoveremos que los autos chicos no paguen patente; estableceremos una cuota gratis de agua y luz para los hogares, según lo que les corresponda. Pero nuestra estrategia es no decir cosas para que la gente nos vote, por eso nos denominamos Partido Ecologista Radical Intransigente. 26


Estas dos últimas palabras ‘suenan feo’, pero hay que ver la raíz de las cosas. Se trata de dos argumentos que apuntan a la defensa del ser humano. Seremos intransigentes con la energía nuclear. Esto quiere decir que algunas cosas nosotros no las negociamos. ¿Alguno de ustedes está a favor de la energía nuclear? Hay que cambiar la Universidad, cambiar el enfoque de la Agronomía. Tiene que haber una cátedra de la salud, que estudie qué es lo que hay que hacer para no enfermarnos. Debemos usar la ciencia y la tecnología en favor del ser humano, no en contra. Las máquinas dejan sin trabajo a las personas. Gandhi no quería cosechadoras de trigo. Tienen que haber fábricas uruguayas, por ejemplo de hilo, que las medias, calzoncillos y bombachas se hagan acá. Hay un uso exagerado de los recursos. La distribución de los recursos es una responsabilidad que vamos a asumir. La estrategia de los países ricos es correr lo contaminante al hemisferio sur, por ejemplo los eucaliptus, la minería, la energía nuclear. La nuestra es una lucha antiimperialista, pero no vamos a gastar esa palabra. Vivimos el tiempo de las últimas patadas de la bestia: el capitalismo. O se termina el capitalismo o se termina el planeta. Combatir modo de vida del capitalismo está en cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros tenemos un imperialista adentro que hay que combatir.

Imagen 17: El auditorio.

El uruguayo olfatea que algo anda mal. Ya no se puede bañar en los ríos. Somos un homo no sapiens. Lo más triste es que tenemos todo lo que los europeos más quieren, y no lo valoramos. Nosotros sabemos manejar las herramientas: en esta sala hay médicos, psicólogos, ecólogos, antropólogos... Hay que desarrollar estrategias colectivas, la vuelta al campo para paliar la crisis alimentaria y la suba de los precios agrícolas. Hoy hay plantados 1 millón de hectáreas de eucaliptus, 1 millón de soja, 600 mil de trigo. Y sin embargo, con sólo 24 mil hectáreas de eucaliptus es suficiente para la industria de papel local. Con el viejo verso de crear puestos de trabajo quedaron trabajando sólo 35 personas en Botnia. La manera para vivir en el campo es a la manera del campesino. Igual que yo, independiente. Hay que situar a la gente en el campo. La libertad sólo se obtiene del alimento, que es lo primero que una persona necesita. Si no sabe producir, va a ser siempre un esclavo. Y si yo te ofendo con mis palabras, es para que tu reacciones. ¿Ustedes piensan que se están alimentando bien? Entonces, ¿por qué se enferma la gente? A mi me 27


constó mucho conseguir la tierra, pero ahora soy libre. No me importa cuanto sale la lechuga, la papa, la carne. La única manera de saber que es lo que se come es saber cómo se produce. La naturaleza es lo más eficiente para criar los alimentos. Hay que enseñar a los nietos de dónde salen las cosas.

Imagen 18 y 19: César, rodeado por sus seguidores.

Los actuales gobernantes terminarán en el basurero de la historia, en los libros que merecen ser quemados. Nuestra propuesta no se trata de lo ‘revolucionario’. Recuerdo los tiempos de Agrovisión Nacional, con Goyeche y Araujo, que pronto hay que hacerles un homenaje [primeros aplausos del público]. ‘Unidos en la fe’ era el lema de Agrovisión Nacional. Hacia la utopía, unidos en la fe y la esperanza. Hay que sacarse de arriba la runfla de cuarta que gobierna este país [más aplausos], que administran como una porquería este país. La generación del ’30 fue exitosa porque dejó para el país. La otra fracasó porque lo único que ha dejado es deuda [...] La escuela se nos cae abajo, el liceo es un relajo, los estudiantes no saben interpretar un texto. Una porquería de gobierno: como está la educación, la salud, la economía, la deuda, una porquería. Estos ‘gobernantes’ son ineptos, malos, inescrupulosos, y tenemos que luchar contra ellos.

En los capítulos que siguen nos ocuparemos de desarrollar todos estos aspectos. La agrupación surge como una necesidad ante la crisis de representatividad con los partidos políticos, especialmente por la sensación de sentirse defraudados por los actuales gobernantes, que no habrían podido revertir la situación precaria de las instituciones educativas y de la salud, y que habrían sumido a la economía nacional en una deuda externa sin precedentes. El discurso evoca a una figura destacada de la izquierda uruguaya, el comunicador y político Germán Araujo (1938-1993), que es considerado como un emblema de la izquierda ‘auténtica’. La estrategia que promueven para mejorar las condiciones del país es la vuelta al campo, la idea de la ’reforma agraria’ que es una proclama tradicional de las fuerzas de izquierda del Uruguay. El colapso del capitalismo sería inminente, de lo contrario la humanidad misma podría desaparecer. El capitalismo y el imperialismo son los enemigos principales de esta agrupación, porque concentran las riquezas a costa de mayor degradación ambiental. A nivel global se considera válida la idea de Wolfgang Sachs de que se está viviendo un caos climático, e incluso en nuestro país el deterioro ambiental ya estaría sobrepasando parámetros de manera alarmante. La vida en las ciudades es otra de las cuestiones a combatir, por la generación de desechos contaminantes que produce y por la dependencia de quienes viven allí de la 28


energía y la producción de alimentos, por lo que se proclama una forma de vida que busque la libertad a la manera del campesino, haciendo productiva su propia parcela de tierra para la satisfacción de las necesidades domésticas. A la vida en la ciudad, por otro lado, se le atribuye un montón de connotaciones negativas, como la percepción de una mayor predisposición a contraer enfermedades, debido al ritmo acelerado, la polución, la mala alimentación. El enfoque de las instituciones de la salud, y también de la agronomía, no debería ser cómo hacer para curar enfermedades, sino el estudio de cómo hacer para no enfermarse. Sobre el liderazgo carismático en la formación de asociaciones Durkheim fue el primero en postular la anomia como generadora de carisma, es decir, la probabilidad de emergencia de líderes carismáticos en situaciones de crisis o de cambio social. En tiempos de descrédito de los partidos políticos, falta de referentes o la percepción de ‘fracaso’ del sistema, en momentos “de crisis de las estructuras sociales, el carisma puede ser el asidero con el cual afrontar el presente, una forma de reivindicar e intentar transformar el futuro” (Deusdad, 2001:197). La capacidad de convocar una comunidad de sentido se origina en una autoridad carismática, el “poder sobre los hombres al cual se subordinan los gobernados en virtud de su fe en la cualidad excepcional de la persona específica (jefe personal de un partido sobre sus seguidores). La legitimidad de su mando se basa en la fe y la devoción por lo extraordinario (sobrepasa las cualidades humanas normales); en facultades mágicas, revelaciones y culto al héroe. El poder carismático se configura según revelaciones e inspiraciones concretas. [Es ‘irracional’], es revolucionario, no está ligada al orden existente” (Weber, 1999:40). [Darío, 38 años] - Me acuerdo una vez que dijo que había llovido mucho y que iba a subir el precio del arroz. Y dice “compren arroz porque va a subir”. “Vamos a comprar arroz”, y me acuerdo que compré un montón de kilos de arroz, y al poco tiempo, si el arroz valía 24 pesos pasó a valer no sé, 36... Y digo, pahh este loco para las predicciones anduvo bien, porque él se pudo dar cuenta que a raíz de la lluvia iba a escasear el arroz, y con eso le ha acertado 100%.

Bourdieu (1997:171-172) le aporta una nueva profundidad a este concepto, definiendo capital simbólico como una propiedad cualquiera que, “percibida por unos agentes sociales dotados de las categorías de percepción y de valoración que permiten percibirla, conocerla y reconocerla, se vuelve simbólicamente eficiente como una verdadera fuerza mágica: una propiedad que, porque responde a unas ‘expectativas colectivas’ socialmente constituidas, a unas creencias, ejerce una especie de acción a distancia, sin contacto físico”. Es por esto que nos centramos en la producción material y simbólica de cierto tipo de agente especializado, un vocero que trabaja “justificando constantemente la existencia del grupo” (Latour, 2005:53); se trata de un líder carismático cuyo discurso público y prácticas de vida evocan representaciones que hacen efecto y aglutinan una comunidad de sentido. Un análisis centrado en la totalidad 29


de un discurso debidamente contextualizado, tiene el poder de representar el grupo en el individuo; de esta manera, un sujeto genérico es el portavoz de las representaciones de un sector de la población (Spink, 1994). La autoridad carismática es la que de manera privilegiada define “el mapa del ‘contexto social en el que están situados’” los seguidores, y es capaz de conformar el conjunto de asociaciones, propuestas, demandas, valoraciones y percepciones compartidas del mundo de los actores (Latour, 2005). La eficacia simbólica, por otro lado, es una condición del poder simbólico, que consiste en la capacidad de hacer cosas con palabras. En efecto, este agente especializado ha logrado, desde su programa de radio, iniciar el camino para formar un Partido Ecologista que dispute la representación política en las próximas elecciones; en sus Cursos difunde técnicas que se presentan como la solución a los problemas ambientales, económicos, de salud y de libertad. El poder simbólico, en definitiva, “es un poder de consagración o de revelación, un poder de consagrar o de revelar las cosas que ya existen” (Bourdieu, 1993:141), pero esto sólo opera en aquellas estructuras (mentales, políticas) que tengan un “esquema de referencia” dispuesto a asimilar el discurso e incorporarlo como una parte central de sus preocupaciones. El liderazgo carismático contiene la posibilidad de crear una nueva identidad a partir de las cenizas de una identidad dañada o en ruinas. El carisma es un atributo generador de orden, un orden percibido mentalmente por los seguidores que les permite comprender y clarificar la sociedad en la que viven; el carisma provee los “ejes a través de los cuales discurrir y con los cuales sostenerse” (Deusdad, 2001:197). [Daniel, 27 años] - Te forma en una manera de pensar, y es el único programa de la radio, al menos en Montevideo, que tiene este formato, una crítica pero una crítica también desde el corazón. Desde una cosa más visceral, de algo que no es criticar por criticar sino yo creo que tiene algo de eso, de un cariño y un respeto a la vida misma, que se transmite en esas palabras y que mucha gente lo capta y por eso lo sigue.

Los discursos carismáticos presentan una crítica a los problemas estructurales del sistema, pero también generan un discurso reivindicativo orientado a “engendrar o difundir” la esperanza de cambio y mejora. De hecho, para Weber el carisma “hace referencia a innovación, a la modernidad. El profeta genuino impone nuevos mandamientos - transgrediendo el orden establecido, las normas y la cotidianidad - que le pueden ser revelados por distintas vías, por oráculos, la propia revelación, o las puede haber creado él mismo” (ibid.:85). Para Pierre Bourdieu, el carisma es el catalizador de las ideas e intereses de los grupos, puesto que muchas veces éstos no son capaces de expresar su malestar, por desconocimiento o por falta de canales. Incluso el liderazgo carismático puede ser un disparador de movimientos sociales; éstos son en cierta medida una forma de manifestación carismática. Tanto en Weber como en Bourdieu, el carisma se manifiesta en la movilización de un grupo de laicos, pero mientras para el primero el carisma se basa en la fe, en las cualidades extraordinarias del líder, en Bourdieu el caris30


ma consiste en la capacidad de ser el catalizador de las ideas e intereses del grupo; capacidad que se actualiza y que es constantemente puesto a prueba en el discurso de la autoridad. El discurso político ayuda a crear y mantener el carisma. La acción política de los líderes carismáticos está vinculada al mundo de la razón, pero el carisma de la palabra es un método de seducción de los dominados y las masas basado en efectos puramente emotivos. Los seguidores creen en la virtud del líder, en sus cualidades “extraordinarias”, reservadas a solo algunos elegidos dentro de los cuales éste se cuenta. El mando del líder carismático se basa en la confianza, en un comportamiento que se percibe ejemplar y cuyas palabras se perciben verdaderas, ejemplarizantes. Los seguidores responden a sus llamados por valores, razones o cuestiones afectivas. Para analizar el carisma, Weber se basa en la percepción de los adeptos sobre la figura carismática. La construcción del liderazgo se origina en la relación con su grupo de seguidores, en el reconocimiento de los creyentes en las cualidades extraordinarias del líder. Los adeptos se sienten atraídos a su capacidad de retórica y oratoria, se identifican con su discurso, sus ideas y su pensamiento. [Darío, 38 años] - ...sobre todo el gran amor que César le tiene a lo que es el cuidado del medio ambiente, de la naturaleza, el agua, la humildad con la que el loco a veces le manifiesta a la gente. Tiene un gran don de humanidad que es gigantesco.

La teoría de los sistemas simbólicos estudia la distribución de las posiciones de los agentes en las luchas discursivas por la conformación del mundo (Bourdieu, 1997:121). Desde el análisis sociológico de Weber, se “privilegia el estudio de las formas simbólicas que se estudian a través de los agentes especializados, de intereses específicos y de sus interacciones” (ibid.). Entonces, los voceros que mediante su discurso van delineando el grupo constituyen un interés de primer orden, ya que “todas las personas necesitan que definan lo que son, lo que deberían ser, lo que han sido” (Latour, 2005:53).

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Capítulo III Aproximación al campo La estrategia metodológica que adoptamos en este trabajo consiste en dejar a los actores mismos que nos guíen con su conocimiento y sus trayectorias a la comprensión de fenómenos más amplios, que constituyen las dinámicas y las luchas por la composición del mundo (Bourdieu, 1987). A partir de nuestras observaciones y los restos de discurso que se desprenden de las interacciones en los espacios de significación que componen esta comunidad de sentido, podemos acceder a los componentes que la unifica y como éstos se relacionan y se constituyen en el espacio social. Nos enfrentamos a una agrupación que está dejando rastros, que se está formando; y a la vez que se está formando, va formando o educando su comunidad de seguidores. La conciencia ecológica y la producción de una nueva narrativa política es transmitida desde el discurso radial, y aprehendida por algunos de los integrantes de la audiencia, que comienzan a interesarse, a investigar en esas cuestiones, a sentirse representados por los temas que se tratan. Bruno Latuor (2005) considera que la formación de asociaciones es el ámbito privilegiado para estudiar lo social, debido a que ‘la sociedad’ no es una cosa que pueda ser postulada, sino que sólo es visible sólo por los rastros que deja cuando se está produciendo una nueva asociación entre elementos. Las formaciones de grupos dejan muchos más rastros a su paso que las conexiones ya establecidas, porque lo social no existe en sí mismo sino en la asociación en un colectivo de elementos que en sí mismos no son ‘sociales’. Para acceder a lo social, por tanto, hay que “recorrer las huellas” de la formación de las asociaciones, los rastros que se producen al conectar estos recursos no sociales. Estos rastros pueden ser tratados como representaciones sociales, estructuras cognitivoafectivas que deben ser entendidas a partir del contexto que las engendra y de su funcionalidad en las interacciones sociales; son una expresión de una realidad intra-individual, son estructuras estructurantes que revelan el poder de creación y transformación de la realidad social; son, además, productos sociales, que se componen de elementos afectivos, mentales y sociales, y actúan “integrando la cognición, el lenguaje y la comunicación en la realidad material, social e ideativa sobre las que intervienen” (Spink, 1994). El rastreo de asociaciones, por tanto, pretende reensamblar lo social no en una sociedad sino en un colectivo. “Si la asociación es visible” sostiene Latour (2005:52), entonces “se está formando y por tanto generará datos nuevos e interesantes”. La tarea del etnógrafo consiste en “acceder a esos rastros no sociales que aglutinan las asociaciones”, “aportar pruebas de esos rastros”, “identificar estos recursos no sociales que sostienen el colectivo”, “indagar en esos vínculos que forman el grupo”. En este sentido, la sociología de las asociaciones promueve un enfoque etnográfico por el cual se deja a que los actores mismos definan y ordenen su propio mundo, su propia trama de representa32


ciones. Así, el investigador busca que éstos logren desplegar sus propios y diversos cosmos, “por más contraintuitivos que parezcan”; el aporte del analista es el rastreo de los muchos mundos diferentes que los actores están elaborando los unos para los otros, incorporando además de una descripción reflexiva de lo que dicen. Para esto, Hay que restituir [a los actores] la capacidad de crear sus propias teorías de lo que compone lo social. Hay que ‘seguir a los actores mismos’, es decir, tratar de ponerse al día con sus innovaciones a menudo alocadas, para aprender de ellas en qué se ha convertido la existencia colectiva en manos de sus actores, qué métodos han elaborado para hacer que todo encaje, qué descripciones podrían definir mejor las nuevas asociaciones que se han visto obligados a establecer. (Latour, 2005:35)

En este proceso de “dejar desplegar a los actores sus propios cosmos”, se va desentrañando toda una trama de representaciones que se entrecruzan y dialogan a través del productor especializado de sentido y su entorno, y los efectos simbólicos se manifiestan en la capacidad de convocar asociaciones y agrupaciones políticas. La etnografía, a partir la inmersión prolongada en el campo, profundiza en las representaciones de la comunidad de sentido (teorías sociopolíticas, ambientales, económicas, concepciones morales y religiosas) e intenta explicarlas y producir conocimiento antropológico (identificar prácticas y variantes de la relación hombre-mundo, el rastreo de asociaciones), en un campo de luchas simbólicas a nivel discursivo.

Los integrantes de la agrupación Presentamos las primeras actividades públicas del Partido Ecologista en formación y pudimos atisbar algunas porciones de discurso aglutinante. Notamos que el espacio predominante es la audición radial, y el conductor del programa es el abanderado principal del discurso, mediante el cual un conjunto de seguidores se va formando y a la vez da a conocer su voz al público. Ya aquí aparecen varios indicios de lo que compone los aspectos distintivos de esta comunidad de sentido. La preocupación por la salud y el medio ambiente emerge como una cuestión central, y de aquí se deriva la percepción del riesgo sobre los agrotóxicos y la contaminación del agua y los alimentos. César presenta su forma de vida en la Chacra como una experiencia cuyo objetivo es “la búsqueda de la libertad en todos sus sentidos”, por ejemplo: preferir habitar un espacio vital distinto al que ofrece el ritmo cronometrado y la aglomeración “contaminante” de las ciudades; la disposición a asegurarse los alimentos mediante la autoproducción (la tríada seguridad-soberaníasuficiencia alimentaria, pretendida a nivel familiar, local, nacional e internacional); también la autonomía energética y “la recirculación de la energía dentro de la chacra” forman parte del núcleo central de esta cosmología. Un conjunto de representaciones se traducen en demandas ambientales y políticas concretas, en activismo por ciertas causas, ya que se estarían transitando crisis económicas y ecológicas palpables, inocultables, que tienen a la humanidad al borde de una catástrofe; la idea de un inminente colapso económico, energético y la posibilidad de la carencia de alimentos es lo que 33


se justifica permanentemente en esta narrativa. Pero, ¿cómo llegaron los seguidores a ‘engancharse’ con el programa? ¿Cómo conocieron la audición y por qué se sintieron atraídos? [Polaco, 50 años] - Escuchando un domingo de mañana en la azotea, me interesó, no recuerdo puntualmente qué cosa estaba hablando pero me resultó... mejor dicho, compartía lo que estaba diciendo César en ese momento. Y de ahí en más me acostumbré a escucharlo todos los domingos, y más compartía, a medida que iba escuchando los comentarios. El detonante fundamental era como él se animaba a hablar en contra del gobierno de una forma muy simple, cosas que nadie se animaba a decir, y que yo entendía que estaban pasando tal cual él las estaba diciendo. Y bueno, ese fue mi primer acercamiento, por el lado digamos de cómo el loco sin ningún tipo de traba manifestaba el desacuerdo. Entonces digo, “bueno, este loco vale la pena escucharlo porque por lo menos tiene huevo, se enfrenta a la situación y lo dice”. Y el programa delagro tenía un poco de política, un poco de lo que estaba pasando. Ese fue mi primer acercamiento, después claro, empecé a compartir un montón de conceptos en cuanto a las cosas que se podrían hacer, en denunciar las que están mal hechas, darle un sentido a la vida, también pensar un poco en lo que va a quedar, yo tengo hijos, me interesa que estén lo mejor posible. No he logrado que ellos estén casi un 100% con lo que pensamos nosotros, pero tienen muy presente, y de alguna forma ellos van cambiando hábitos. [Daniel, 27 años] - Yo conocí el programa de César cuando estaba en 1410AM Libre y salía de madrugada, salía como a las 5 de la mañana, yo tenía 19 años. Yo escuchaba mucha radio, yo en esa época estaba en el seguro de desempleo, y como siempre fui un tipo nocturno lo enganché un día de casualidad. Y ahí me enganché y entendí que el tipo estaba dando un mensaje, que era lo mismo que yo sentía durante toda mi vida, o durante los últimos años, de la realidad que venía pasando, que venía ocurriendo aquí en Uruguay y en el mundo, y como que no lo podía traspasar a palabras. Hallé eso en el tipo. Un tipo que traducía a palabras lo que yo sentía... Y él en aquel momento hablaba de la putrefacción de la sociedad, sobre lo mal que funciona todo, y hablaba sí también del medio ambiente, digamos, una manera de interpretar y de ver el mundo, tal vez más justa, más humana, un discurso que yo lo veía de esa manera. Un discurso que yo no tenía incorporado, que la educación tradicional no me había incorporado... Yo hallé en el tipo una manera de ver el mundo que era muy parecida a la mía, pero que yo no la asumía, no la tenía clara, no la podía llevar a palabras. Me ayudó a madurar esa parte, más que un programa de radio para mi fue un programa de formación, una manera de ver el mundo... diferente. [Darío, 38 años] - Los programas de César son de educación ambiental, que hoy en día creo que acá, en nuestro país, educación ambiental no recibe nadie... [Antes] no había conciencia, de gurises nadie nos daba, entonces ahora como que [uno] se va formando... Sobre que hay que cuidar, sobre que no hay que depredar, sobre que los animales silvestres hay que vivir en armonía con ellos y no tratar que depredarlos... pero bueno, nadie nos enseñó y ahora uno lo va aprendiendo.

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Dejemos a los actores desarrollar un poco más su discurso. Transcribimos a continuación algunos diálogos acerca de las trayectorias de los participantes en los espacios de circulación de sentido, que se ilustran a sí mismos sobre la relación con las preocupaciones acerca del ambiente y la política: [Gastón, 42 años] - Me gusta escuchar porque es de los pocos programas que se habla de ecología y de cuidado del medio ambiente, y... hay muy pocos programas de eso. Yo cuando lo conocí a él por primera vez, que dijo que iba a haber una reunión, le llevé un libro que se llama “Otro mundo es posible”, de Francisco Fernández Buey, que vine a ser una óptica ehh... bueno, Buey es de izquierda ¿no? Y se habla mucho en ese libro sobre alternativas, y el movimiento ecologista o ambientalista está presente también. Se lo traje justamente para que viera que a nivel mundial hay todo un movimiento, ¿no? Que se preocupan por el medio ambiente y están mucho más avanzados que acá en Uruguay, a nivel de organización. Un día había una reunión y dije “ta, le voy a llevar este libro que le puede interesar”, ¿no? Porque aparte ese libro ya te daba pila de direcciones de Internet, para que vos te pudieras meter, ver otros movimientos que había a nivel mundial, y bueno fue ahí que lo conocí. ¿Le comprabas alimento? - Sí, sí, porque antes de conocerlo incluso yo estaba en el grupo de apoyo a la Feria Orgánica del Parque Rodó, entonces como que siempre me interesó consumir orgánico, ¿no? Y bueno, por supuesto cuando iba a la chacra aprovechaba y... conseguía verduras frescas, orgánicas.

[Polaco, 50 años] - Yo soy muy hincha de llegar a consumir alimentos lo más natural posible, y me gusta todo lo que está relacionado con el hacer. El hacer, aprovechar el tiempo haciendo. Yo me realizo haciendo. Tengo también una parte que en algún momento pienso cosas, pero me desarrollo más haciendo cosas. Entonces, como él planteaba muchas situaciones, muchas posibilidades que se podían gestionar desde el hacer, ya entré a encontrar esa empatía con el tipo. Y vos, esas inquietudes ¿ya las tenías o se te fueron apareciendo, o tu pensamiento se...? - No, no, yo no las tenía no, yo vivía en otra situación, yo estaba en otra cosa. Estaba más en la mía puntualmente [...] Creo que sin saberlo yo intentaba buscar lo más natural posible. Y bueno, una forma de comer natural es comer natural, no comer envasado o enlatado.

[Fabricio, 27 años] - Te forma en una manera de pensar, y es el único programa de la radio, al menos en Montevideo, que tiene este formato, una crítica, pero una crítica también desde el corazón. Desde una cosa más visceral, de algo que no es criticar por criticar, sino yo creo que tiene algo de eso, de un cariño y un respeto a la vida misma, que se transmite en esas palabras y que mucha gente lo capta y por eso lo sigue. Y eso es fundamental, que en la radio haya gente que esté hablando con libertad, que no esté condicionada por los comerciales o por statu quo, andá a saber. 35


No hay muchos programas que hablen de estas cosas... - No, no. No hay. No hay ninguno.

[Darío, 38 años] - Yo integro y me hago muchas caminatas silvestres con un grupo que se llama Vida Silvestre, siempre hacemos caminatas con ellos, siempre uno estuvo vinculado a la naturaleza, sobre todo el gran amor que César le tiene a lo que es el cuidado del medio ambiente, de la naturaleza, el agua, la humildad con la que el loco a veces le manifiesta a la gente. Tiene un gran don de humanidad que es gigantesco...

Los integrantes del grupo son en primera instancia seguidores del programa radial, y luego algunos forman parte de los Cursos de producción de alimentos orgánicos, otros son clientes que compran alimentos; de todos estos conjuntos provienen los que integran la comunidad de sentido. Ellos encuentran en el discurso performativo del productor especializado una manera de interpretar el mundo que los identifica (la construcción de alternativas bajo la premisa de que “otro mundo es posible”), y conforman su conciencia ambiental a través de la narrativa que es puesta en juego, que alerta sobre los riesgos del colapso del sistema y la inseguridad alimentaria. En general parten de “un desacuerdo con el gobierno” y esto es lo que propicia en última instancia la necesidad de generar una agrupación política. Las trayectorias políticas de los integrantes son diversas. Lo que es común entre ellos una profunda desazón con la clase política actual. No se sienten representados por los partidos, en sus decisiones y en el modelo de país que se está llevando adelante. Muchos fueron antiguos votantes o militantes de la izquierda, pero en buena medida provienen también de los partidos tradicionales. Los argumentos que manejan son heterogéneos y responden a múltiples causas, no limitándose exclusivamente a creencias políticas, filosóficas o, incluso de índole ‘espiritual’. No se puede disociar estos aspectos unos de otros, ya que es común que se encuentren relacionados. Las representaciones están compuestas tanto por atributos cognitivos como afectivos. [Gastón, 42 años] - Yo vengo de una familia colorada, batllista, pero ni bien vimos como gobernaban los colorados nos fuimos, no votamos más a los colorados. Después votamos al Frente, y de nuevo, cuando vimos lo que hizo el frente, no votamos más al Frente. Entonces es como que... no sé, estoy descontento con el sistema político. [Darío, 38 años] - Al principio me sentía identificado con el Partido Colorado. Pero ya en las últimas elecciones, voto en blanco, porque no me sentía identificado con ninguno. Y ahora que uno va creciendo en años, uno se va dando cuenta de un montón de cosas, va creciendo, va madurando y va viendo la vida de otra manera, entonces ya... No me siento identificado con ningún partido político de momento. Y en las últimas elecciones para acá tampoco. La verdad que... mirá, uno se va descreyendo de lo que es [...] el sistema político. 36


[Polaco, 50 años] - Yo votaba a Batalla, pero Batalla vos viste lo que era, Batalla era muy particular. Los demás nunca me convencieron ninguno. Cuando tuve que votar después voté a Astori, otro fracaso para mi. Yo lo poco que entendí de economía fue a través de él. Y después un tipo que hace todo lo contrario a lo que promueve en los discursos, esos son como cachetazos que lo sentís. Yo en este momento sería apolítico, yo estaría en pos de un cambio sin bandera, pero de gente que sí realmente quiera un cambio real, un cambio que digas apunta a una mejora de todo, no de grupos que están favorecidos. No sé, viste, no me logro encasillar con una ideología porque veo que fracasaron todas. Fracasaron todas, entonces ¿cómo me voy a alinear con algo que yo se que ya no anduvo? Tengo que estar alineado con algo que es nuevo, que no tiene una definición política de las clásicas, y que veo que puja por un cambio real. Claro, eso es política, pero como no está circunscripta en un área de las clásicas, no es izquierda, no es derecha, no es centro, no es nada... Entonces soy apolítico. Estoy a favor de eso, de esos movimientos, que pueden ser los movimientos de los Sin Tierra. ¿Los Sin Tierra qué son? ¿Son de izquierda, son de derecha? ¡Los tipos luchan por lo que necesitan! Luchan por vivir, por vivir mejor, por lo que les corresponde. Entonces eso yo no lo veo que sea un movimiento político, eso es un movimiento real. Las etiquetas me resultan truchas a esta altura de la vida, porque no se respetan, no cumplen con los principios. Entonces, si vos te autodenominás de izquierda, y estás haciendo cosas que la izquierda por otro lado las negó durante 50 años... No funciona. De derecha, ¿qué es de derecha si se acomodan y ni siquiera son oposición, son acomodaticios? Entonces, ¿dónde están las orientaciones políticas? Yo creo que la orientación te la tiene que dar la necesidad, buscar lo que te corresponde por ley y por ley natural, reclamar las cosas que te sacaron. Reclamar ese tipo de cosas.

Un ex-militante de la izquierda tradicional, integrante hasta hace pocos años del sector político del actual Presidente de la República (el MPP), pero fuertemente desilusionado con el rumbo actual del gobierno. En las múltiples charlas que hemos tenido, siempre recuerda los momentos “pesados” de la dictadura, donde tuvo que mudarse a Buenos Aires. Algunos de sus hermanos están exiliados en Europa, pero él decidió quedarse. Sobre el momento actual del país, reflexiona: - La dictadura cumplió su cometido: una generación aniquilada, otra generación estupidizada... y se salvaron algunas cabecitas, como vos, como vos [señala a mi compañera]. Y estos [los actuales gobernantes] vinieron a poner la frutilla de la torta. Éstos, que se decían los más antiimperialistas, hoy no hablan de eso, se abrazan con ellos. Y antes había una luz en el camino, algo por qué luchar, “¡vamos y vamos a por eso!”. Pero hoy, ¿cuál es la luz?... Este amigo... [señala a César]. Estoy acá porque lo veo como una oportunidad de estar cerca de la tierra, conversar con la gente y transmitir un mensaje.

La percepción del carisma Sólo una autoridad carismática puede ejercer este efecto de ‘resonancia’ su audiencia. Para muchos de quienes asisten, las palabras que se desprenden de la audición generan una serie de reacciones que lo interpelan su subjetividad, argumentos que van “directo a la conciencia” del oyente. 37


Una oyente escribía al programa el día domingo 1 de noviembre de 2009: “cada vez que te escucho siento que estás hablando con mi conciencia...”. A continuación reproducimos algunos publicaciones que circulan en las redes sociales de Internet acerca la figura carismática:

Imagen 20: Impresiones de los seguidores en el blog lavozdelagro.org y Facebook delagro, ejemplos de aportes de los oyentes en las redes sociales de Internet.

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Los sujetos se manifiestan y desenvuelven sus propios cosmos en los espacios de circulación que derivan de la audición. Los extractos que reproducimos anteriormente evidencian la presencia de una figura central, alguien que “enciende lámparas”, es decir, que despierta sensaciones, que convoca de manera privilegiada las asociaciones, que conforma agrupaciones. Esta metáfora, de alguien quien “enciende lámparas” o “emana una luz”, es utilizada asimismo por uno de los asistentes a los cursos, “repetidor” durante varios años: [Darío, 28 años] - Muchas cosas de las que a veces César habla y después uno lo ve por otro lado en otro lugar, y asocia esas cosas y dice “ahh mirá esto” y trata de difundirlo también, un efecto espejo, ¿no? Yo creo que la luz hay dos maneras de difundirla ¿no? Siendo la vela que alumbra, o si no un espejo que la refleje. Y creo que en ese lugar nos sitiamos nosotros. Los conocimientos que uno a veces adquiere en la Chacra bueno, hace un efecto espejo, para reflejar lo que uno fue adquiriendo y lo trata de transmitir.

El discurso carismático Pongamos, por ejemplo, una porción del discurso de la audición del día 01/11/2009: [César] - La rutina se transforma en ignorancia, en cobardía, y en orgullo de gentes que renuncian a su propia potencia por el único placer de constatar la impotencia del vecino. La emancipación de los hombres pobres, [...] es a ellos a quienes hay que liberar de su posición humillada. ¿Hay un atontamiento general? ¡Si! ¿Le tienen miedo a la libertad? ¡Sí! La cosa no consiste en gastar papel para enseñar al hombre a producir en el campo, la cosa consiste en encender a ese hombre, las ganas de ser capaz, de ser independiente, de ser autónomo, y hacerle sentir que es responsable por él y por su entorno, por sus familiares. Mensaje final: despierte juventud, y a militar por el medio ambiente, contra la energía nuclear, plantas de celulosa, contra el uso de la tierra por las multinacionales corporativas, en contra de los transgénicos porque envenenan nuestro ambiente. Hay que tener inteligencia para plantarse en contra del pensamiento único. Hay un proceso de tala indiscriminada de los bosques, monocultivo de la soja para la exportación, con transgénicos y fumigación por arriba de los pueblos. En Internet podemos luchar contra el pensamiento único. Energía, alimentación, cambio climático, se puede estudiar científicamente. Hay que tener información precisa, confiable y detallada. Comprenderla y tomar posición. Para que no se diga que no se dijo. Que el hombre sepa que el hombre puede.

Este pasaje, uno de tantos, condensa aspectos que van dando forma a la comunidad de sentido. Se evoca la idea de la libertad, pero una libertad particular que se obtiene a través de la idea de la suficiencia alimentaria: “sólo puede ser libre aquél que produzca su propio alimento”. La libertad, dentro de los límites de la ciudad, sería imposible. Allí se depende de lo que produzca la gente del campo, la gente en la tierra; también de factores endebles de la cadena de producción y distribución de alimentos. 39


Como veremos más adelante, el estilo de vida preferible es la vida en el campo (o la relación cercana con los productores), y el modo de producción deseable es la autonomía. Autonomía que se consigue al reducir la dependencia de los insumos químicos, en su mayoría derivados del petróleo, que constituyen la base de la agricultura actual. Desde esta narrativa, ir en contra del “pensamiento único” implica oponerse filosóficamente a un modo de producción puede ser rentable en los grandes números (como las cifras alentadoras del crecimiento económico), pero que es rechazado o al que se le atribuyen múltiples defectos, lo que propicia la búsqueda de alternativas. Los argumentos que involucran a la ecología son una parte del problema (la contaminación por agrotóxicos, la pérdida de biodiversidad o la degradación de los suelos derivados de los monocultivos), pero en el fondo se trata de cuestiones sociopolíticas. De aquí que la idea de la libertad apele a “encender a ese hombre”, a “la emancipación de los hombres pobres”, y en definitiva a la reformulación del hombre político. A partir de los comentarios de los propios seguidores, podemos interpretar que el discurso del líder carismático evoca en su audiencia algo parecido a lo que Anthony Giddens (1997:267) define como una política emancipatoria, es decir, “una visión general, interesada sobre todo el liberar a los individuos y a los grupos de las trabas que afectan adversamente a sus posibilidades de vida. La política emancipatoria implica dos elementos principales: el esfuerzo por liberarse de las ataduras del pasado, permitiendo así una actitud transformadora frente al futuro, y el objetivo de superar el dominio ilegítimo de algunos individuos o grupos sobre otros”.

Trayectorias y espacios políticos A partir del desacuerdo por la instalación de la Planta de Celulosa de Botnia en Fray Bentos, hacia el año 2006-2007 surgió una corriente marginal compuesta por preceptos de la izquierda tradicional y nociones ecologistas. Esta postura rompía con la orientación socialdemócrata que estaba tomando el gobierno progresista. En el campo político, marcó la ruptura de los grupos más ortodoxos del Frente Amplio, lo que derivó en un nuevo partido político, la Asamblea Popular, situada en la “izquierda radical” (Moreira, 2011). La agrupación que estamos considerando aparece en el espacio radical pero se desmarca de la Asamblea Popular, intentando conformarse como una identidad nueva con legitimidad electoral. Las concepciones políticas de los seguidores son diversas, pero una clase especial es la trayectoria política del agente carismático, porque es éste quien va delineando los rastros constitutivos de la agrupación. Por otro lado, la conciencia de un fin deseado no tiene por qué ser completa ni universal: “algunos de los miembros de un grupo pueden tener poca o ninguna idea de lo que se está buscando: sólo los líderes pueden tener una idea clara del fin que se está persiguiendo” (Latour, 2005). Para conocer cómo se conforma esta comunidad de sentido, es bueno saber cuáles son las luchas anteriores del productor especializado, ya que éstas se ponen en juego y se actualizan constantemente, dotando de identidad y delineando las fronteras simbólicas del grupo. 40


Siguiendo la categorización de Moreira (2011), el “espacio radical” sería “el sector de los partidos frenteamplistas y movimientos sociales y populares del Uruguay que mejor ha sabido capitalizar en el sentido positivo las consecuencias de una combinación de crisis de los partidos tradicionales (incluyendo el Frente Amplio) y una crisis estatal de grandes proporciones”. Moreira no se explaya en argumentar cuáles son esas crisis ni cómo el sector “radical” ha sabido salir fortalecido de estos procesos, por lo que en este sentido nos deja en ascuas y no podemos concordar totalmente con esta apreciación. Observamos sí que son espacios que están apareciendo, o más bien, que las orientaciones políticas hegemónicas dan lugar a la aparición de nuevas identidades, pero estas nuevas unidades ideológicas aún no han logrado consolidarse aún como alternativas viables. Queda claro, sin embargo, que estas corrientes aparecen como reacción al “perfil moderado”, “centrista”, surgido a partir de la “actualización ideológica” iniciado a mediados de la década del noventa en el Frente Amplio, y representado en “las fuerzas oficialistas” que lo dominan y sus principales figuras (ibid.). En Europa, a raíz de rupturas comparables, emergió una definición “ecosocialista”, dentro de “un nuevo espacio político” en el que convergen ecologismo y socialismo (Valencia, 2005). El “espacio político radical” en nuestro país estaría compuesto por cuatro categorías: organizaciones políticas, sociales, sindicales y gremios estudiantiles, la mayoría de ellos definidos como “anticapitalistas”, opuestas al neoliberalismo y orientadas al socialismo ortodoxo del marxismo clásico. Para Moreira (2008:2), “la escisión del ala radical del Frente Amplio entre los que se fueron a posiciones centristas y los que se mantuvieron en la ortodoxia, es uno de los procesos que explican esta revitalización de los movimientos sociales en los últimos años”. A su vez, coinciden en su emergencia con lo que este autor define como la “tercera etapa” de los movimientos ambientalistas (las primeras etapas las hemos definido en el primer capítulo), que se origina a raíz de la puesta en marcha de “multinacionales de fabricación de pasta de celulosa, específicamente la Empresa Nacional de Celulosa de España (ENCE) y la finlandesa Botnia” (ibid.:6). La trayectoria política del productor especializado de sentido comienza en la militancia por el Frente Amplio en la década de 1980, época de la cual evoca referentes de la izquierda uruguaya como Germán Araujo (integrante de peso del “26 de marzo”, una corriente fundacional de dicha fuerza política). La “ruptura ideológica” con el gobierno progresista comenzó hacia el año 2006 a raíz de la decisión del recientemente iniciado (y en su momento celebrado) mandato de esta fuerza política, suceso que marcó el quiebre de la tradición bipartidista dominante hasta el momento. La puesta en marcha de esta industria, que se presentaba entonces como “la mayor inversión en la historia del país”41, generó agrupaciones de repudio de uno y otro lado del Río Uruguay42. La

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El conflicto por las plantas de celulosa generó rupturas en las relaciones binacionales con Argentina, idas y vueltas con respecto a los estudios de impacto ambiental, y hasta una disputa en la Corte Internacional de la Haya. Para los movimientos sociales, “el conflicto adquirió rasgos novedosos con respecto a otro tipo de luchas políticas, tanto desde la composición de los manifestantes como por el contenido de la protesta, que realiza un movimiento pendular entre nuevas formas de representación y de ejercicio de la ciudadanía” (Mayer y Obradovich, 2006). 41


Asamblea del Callejón fue una de las organizaciones que se formaron en esa época. Las convocatorias comenzaron en enero de 2006, y sus miembros se definían como “un grupo de ecología social” llevando a cabo “acciones informativas” en contra de la instalación de las plantas de celulosa43. En mayo de ese año, unas cuarenta personas del grupo se trasladaron hasta Gualeguaychú a participar en el denominado Foro de las Asambleas de la Costa del Uruguay. Allí realizaron un acto en el Teatro de la ciudad y emitieron una declaración conjunta con la Asamblea local44. César, la figura central del hoy Partido Ecologista Radical Intransigente fue uno de los fundadores de la Asamblea del Callejón, y uno de los oradores el 14 de mayo de 2006 en Gualeguaychú. Su discurso fue el siguiente, según la crónica de un periódico local: “Esto que no parezca una traición a ninguna causa, porque el programa político del Gobierno que yo voté (el de Tabaré) decía no a la forestación con eucaliptos; no a la extranjerización de la tierra; no a la concentración de tierra en grandes extensiones y no a las plantas de celulosa [...] Tenemos que tratar de defender nuestro programa a muerte, y tenemos que sembrar cada día la idea que en cualquier país del mundo, cuando nosotros votamos a un político es para que haga lo que dijo que iba a ser en la campaña". El discurso de Vega, causó mucha emotividad en muchos asambleístas, algunos no pudieron evitar que las lágrimas delaten su emoción del momento45.

Al año siguiente, la Asamblea del Callejón recibió en Montevideo agrupaciones provenientes de Buenos Aires y de Entre Ríos46. En marzo de 2008 la organización estuvo representada en el Documento final de las Asambleas Regionales en Gualeguaychú47. De la mano con este grupo funcionaba también una ‘Coordinadora Nacional contra las Plantas de Celulosa, por el País Productivo y la Soberanía Nacional’, que emitió varios comunicados en repudio de las plantas de celulosa y el modelo forestal. Los principales cuestionamientos pasaban por los beneficios económicos que el Estado le otorgaba a las empresas, las exoneraciones tributarias, las ganancias derivadas al exterior a través de las zonas francas, era una crítica a la ley forestal. Se sostenía además que las promesas de trabajo eran menores a las anunciadas, se denunciaban supuestos impactos en los ríos, acuíferos y en la salud humana, en la distribución de la tierra, y se hacía hincapié en los daños ambientales derivados: “Rechazamos las plantas de celulosa contaminantes con su modelo de monocultivo forestal, la destrucción de los recursos naturales, el plan de las transnacio42

Giovannini, D. (s/f) “Gualeguaychú: para resistir el presente e imaginar el futuro”, en Portal La Fogata (Argentina) [en línea] Disponible en http://www.lafogata.org/06arg/arg5/arg_15-2.htm [acc. 29/05/2013] 43 Diario de Cuyo (21/05/2006) “Asambleístas realizaron un corte sorpresivo de 15 minutos” [en línea] Entre Ríos (Argentina) Disponible en http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=159292 [acc. 29/05/2013] 44 Página 12 (18/05/2006) “Hay uruguayos que desde hace tiempo llevan una lucha antipapelera” [en línea] Disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-67060-2006-05-18.html [acc. 29/05/2013] 45 http://www.diarioelargentino.com.ar/noticias/2324/historico-encuentro-de-dos-asambleas-en-gualeguaychu 46 Diario La República (05/02/2007) “Los piqueteros llegan hoy a la Plaza Independencia” [en línea] Montevideo, disponible en http://www.lr21.com.uy/politica/245450-los-piqueteros-llegan-hoy-a-la-plaza-independencia [acc. 29/05/2013] 47 “Documento Final de la 3era. Asamblea Regional” (15/03/2008) [en línea] Entre Ríos, disponible en http://asamblearegional.blogspot.com/2009/11/documento-final-de-la-3-asamblea.html [acc. 29/05/2013] 42


nales para nuestros países ya que nos siguen manteniendo como colonia con la complicidad de los gobiernos de turno, la extranjerización de la tierra y el mantenimiento del latifundio. Este modelo atenta además contra nuestra soberanía alimentaria. Este proyecto de país productor de celulosa y monocultivo forestal entra dentro de los planes del ALCA y del Plan IIRSA. Los recursos naturales nos pertenecen a todos y las decisiones que los afecten deben hacerse con la participación de los actores involucrados, como lo establece la Constitución. El uso del agua debe de tener fines sociales y no meramente económicos48” [Coordinadora Nacional contra las Plantas de Celulosa, junio de 2006].

Esta oleada de protesta contenía poco de “ambientalismo”, sino que más bien los reclamos venían del lado de los principios tradicionales de “la izquierda radical”: “no a la extranjerización de la tierra”, “no a las grandes concentraciones”, “no a los monocultivos”. Sin embargo, la contaminación producida por la industria también estaba presente, y las críticas se extendían como en cadena hacia los beneficios reales para el país o la calidad y cantidad efectiva de puestos de trabajo generados. Ya aquí se reclamaba una pérdida de identidad con respecto a las decisiones políticas de la propia fuerza de la que en algún momento confiaron. Pero, en el fondo, se cuestionaba quién había tomado las decisiones en realidad y si “el pueblo” estaba representado en ellas. En estos términos discurría César su discurso radial en el momento. Su actividad en el medio se ha mantenido ininterrumpida desde el año 1985 en diferentes emisoras, en una primera etapa ligado al análisis mercado agrario desde su postura de Ingeniero Agrónomo; y a partir del año 2007 más orientado al análisis social (la crítica al “pensamiento único” como lo suele llamar), y a transmitir los saberes de un nuevo sujeto social cuya filosofía es la de el campesino. Ambos momentos contienen rupturas, que emergieron hacia el año 2006 cuando sus opiniones sobre el asunto se hacían públicas en el programa que conducía en una radio afín al gobierno progresista (1410 AM Libre). Éstas eran percibidas como demasiado críticas con lo que tal fuerza política estaba llevando adelante, lo que a la postre marcaría la desvinculación de este medio y el inicio de una nueva etapa en otra emisora, esta vez como un emprendimiento propio. La siguiente nota, que llegó a los medios de prensa, da cuenta de este momento crítico de ruptura y de cambios:

Imagen 21: El comentario de un oyente de la radio en la prensa escrita del diario del mismo multimedio. LR21. Lunes 29 de mayo de 2006 AÑO 12 - Nro.2203 http://www.lr21.com.uy/politica/212236-llamadas-al-director-1184

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“La verdadera cara de las plantas de celulosa y el monocultivo forestal” (05/06/2006) [en línea] Disponible en http://elojodelarazon.blogspot.com/2011/03/las-pasteras-y-lo-que-hacen-y-ocultan.html [acc. 29/05/2013] 43


Sin embargo, otros oyentes se sumaron a la audición en esa época, justamente a partir de la orientación “radical” que estaba tomando el programa: [Gastón, 42 años] - Fue hace años, creo que era el último programa que el tenía en AM Libre, porque mi padre que lo escuchaba en las madrugadas me dijo que había una persona que estaba en contra de las plantas de celulosa, y yo no lo podía creer. Como yo tenía una postura crítica hacia las plantas de celulosa me dijo que lo escuchara. Y bien, bueno, le pregunté el horario y me dijo que era a las cinco de la mañana, entonces como que no, a esa hora yo estaba durmiendo. Pero no me preguntes cómo, agarro un programa a las cinco, ese programa, y era el último programa que salía en la radio, él mismo dijo que era el último programa por esa emisora. Después lo escuché en Radio Fénix y ta, me pareció interesante la postura en contra de las plantas de celulosa cuando acá todo el periodismo y toda la gente estaba a favor de las plantas de celulosa.

La composición de una nueva agrupación política El poder simbólico se refleja mejor en la esfera política, arena por excelencia de la lucha simbólica donde se contraponen formas de clasificar diferente (Bourdieu, 1987). Un proceso político tiene que ver con metas públicas, metas que se desean para el grupo como un todo. Estas metas, entre otras cosas, tienen que ver con “un cambio en la relación con el medio ambiente [...], con proyectos tales como construcciones para la irrigación o la roza de tierras para un pueblo entero, etcétera; o asignando funciones, títulos y otros recursos escasos por los que hay una amplia competencia en las que participa todo un grupo” (Swartz et.al., 1966:103). Para que haya política, lo que se requiere es que haya un forcejeo por algo que está en competencia. Como ya se dijo, la política busca acuerdos relativos a asuntos públicos más que a asuntos privados: “La actividad política incluye toda clase de búsqueda-de-metas-públicas, que pueden estar orientadas tanto al desarraigo de las estructuras existentes, los mecanismos y alineamientos, como a su preservación” (ibid.). Siempre involucra alguna clase de enfoque de poder; un campo político es un campo de tensión, lleno de antagonistas inteligentes y determinados, solos y agrupados, que están motivados por la ambición, el altruismo, el interés personal y por el deseo del bien público, y quienes en situaciones sucesivas están vinculados uno con otro a través del interés personal o del idealismo - y separados u opuestos por los mismos motivos (ibid.:105). [Darío, 38 años] - La formación del partido que parece algo descabellado pero bueno, va tomando forma de a poquito y si Dios quiere capaz que de aquí a algunos años se ve realizado. [...] Siempre lo tenía en mi cabeza, sabés. Tuve la suerte de viajar a otros países y lo veía en otros países y veía las cosas que hacía la gente en otros países, y pensaba que estaría bueno que se pudiera hacer algo así y aplicarlo en nuestro país. [Gastón, 42 años] - A mi me parece que es interesante en primer lugar porque me parece que el desastre medioambiental que hay en Uruguay se basa en decisiones políticas, enton44


ces me parece que lamentablemente, no se si lamentablemente... hay que hacer algo a nivel político, y alguien tiene que hacerlo, ¿no? marcar la diferencia. Indudablemente es así. [Fabricio, 27 años] - Tenía que ser el Partido Ecologista, sí o sí, porque los problemas ambientales se nos vinieron encima, forestación, se empezaron a ver los efectos de la forestación, los efectos de la celulosa... bueno... ahora la soja transgénica, la megaminería a cielo abierto que se viene, el puerto de aguas profundas que se vendría, y bueno, todo este modelo de consumo, ¿no? Y la idea de base era formar un partido ecologista porque evidentemente ese pensamiento no está representado en el Parlamento, y me parece que hay una masa crítica interesante que está con ese pensamiento, a partir de la realidad de Internet, que no es menor meter Internet en esto, en todo esto Internet juega un papel fundamental, porque Internet te abre las puertas a un tipo de información que en los grandes medios de comunicación no se manejan. Internet te las abre, se las abre a mucha gente, y bueno, eso lleva a que la gente reaccione, tenga otra formación, y en definitiva se manifieste, y se tenga que abrir una puerta que hoy a nivel político no está y que si hay una masa suficiente de gente, tiene que estar representada esa ideología dentro del parlamento. Y bueno, le tocó a César esa iniciativa, nosotros acompañamos.

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Capítulo IV De luchas simbólicas: la producción de un nuevo sistema de narración La cortina del programa La voz del PERI es la canción Latinoamérica, del grupo puertorriqueño Calle 13. Los conceptos en clave poética que maneja pueden dar pistas la esencia del discurso aglutinante de nuestra comunidad de sentido: Soy lo que dejaron, soy toda la sobra de lo que se robaron. Soy mano de obra campesina para tu consumo Soy el desarrollo en carne viva, un discurso político sin saliva. Soy la fotografía de un desaparecido. Soy la sangre dentro de tus venas, soy un pedazo de tierra que vale la pena. Soy lo que sostiene mi bandera, Soy lo que me enseño mi padre, el que no quiere a su patria no quiere a su madre. Soy América latina, un pueblo sin piernas pero que camina. Tú no puedes comprar al viento. Tú no puedes comprar al sol. Tú no puedes comprar la lluvia. Tú no puedes comprar el calor. Tú no puedes comprar las nubes. Tú no puedes comprar los colores. Tú no puedes comprar mi alegría. Tú no puedes comprar mis dolores. El jugo de mi lucha no es artificial, porque el abono de mi tierra es natural. No puedes comprar mi vida. Mi tierra no se vende Trabajo en bruto pero con orgullo, Aquí se comparte, lo mío es tuyo. La operación cóndor invadiendo mi nido, ¡Perdono pero nunca olvido! Entre otras cosas, esta letra es una crítica al mercantilismo, resaltando la identidad latinoamericana “campesina”, en oposición a la artificialidad de un sistema mundial industrial que la habría oprimido y desplazado. Las tensiones derivadas de los conflictos socioambientales producen rasgos que en su conjunto conforman sistemas de narración puestos en juego en discursos políticos, juicios ciudadanos, debates, cartas abiertas y manifestaciones, escenificadas por diversos actores con distintas posiciones y expectativas en el campo político y en la lucha simbólica. En el espacio de significación conformado por los debates por el modelo de desarrollo, aparecen narrativas y representaciones que disputan el poder de nominación mediante estrategias para lograr legitimación en el campo político y en el espacio social. Hemos afirmado que este conjunto de demandas no atañen sólo a cuestiones “ambientales”, sino que las motivaciones son mucho más diversas, habiendo fundamentos determinantes de carácter político y cultural. Para el caso de nuestra agrupación, hay elementos que podemos identificar como representaciones emblemáticas que la definen: la oposición a la mega-minería, la oposición a la energía nuclear, y la oposición al modelo “industrial” de producción agraria. Estas narrativas se componen a partir de la alerta sobre dichas modificaciones, sobre la percepción del riesgo de los efectos que éstas puedan generar. Los movimientos de carácter ecologista, 46


...se estabelecendo primeiramente com uma posição crítica ao sistema e à cultura política tradicional. [...] A politização da questão ambiental é, antes de tudo, uma "socialização". Começa quando se transcende das preocupações estritamente conservacionistas (proteção de espécies animais e vegetais), para articular discursos, interpelações, práticas organizacionais e intervenções que incorporem as problemáticas da sociedade (Dias, 1992)

Diferentes narrativas se ubican en un campo de disputa, en la lucha por el poder de nominación (Bourdieu, 1987) y la constitución de los sujetos en el espacio político (Días, 1992). El discurso performativo de nuestra comunidad de sentido cobra sentido en las tramas y significaciones del espacio social y político, por lo que tenemos que identificar los componentes de la unidad distintiva de su discurso ideológico; para esto es necesario conocer las rupturas en la trayectoria de los sujetos políticos, (en general, como vimos, fruto de una crisis de identidad sobre la representación), e identificar el “principio unificador” que los convoca. Se a função da ideologia for constituir indivíduos sujeitos, a crise ideológica então se traduzirá em uma crise de identidade dos agentes sociais. Apartir dessa crise, cada setor em luta tentará reconstruir uma nova unidade ideológica, com base na recomposição de um “sistema de narração” (a convocação ecológica em defesa do meio ambiente, por exemplo) (Dias, 1992:102)

Los nuevos sistemas de narración procuran articular un discurso con cierta consistencia, separándose de los discursos de las fuerzas antagónicas a través de la reinterpretación de los mismos “materiales” (que pueden ser datos, acontecimientos). Su crítica está orientada a romper los elementos que componen el discurso antagónico, intentando “deconstruir” un campo de ideas y construir/reconstruir otro (ibid.). Las nuevas narrativas originadas en las crisis de representación política y reconstituidas a partir de la crisis de identidad ideológica, se insertan en un campo de disputas por el poder simbólico: son luchas por la producción de sentido. En este campo de luchas, sólo algunos agentes tendrán el ‘poder de nominación’, el poder de dar sentido a las palabras, a la sociedad de orden, el definir conceptos, dotar de legitimidad o status a ciertas prácticas, creencias o valoraciones (Bourdieu, 1987). La clasificación en el campo social es la que permite a los grupos imponer una visión del mundo. Como ya hemos mencionado, el poder simbólico se refleja mejor en la esfera política, donde se contraponen formas de clasificar diferente, arena por excelencia de la lucha simbólica. Los partidos políticos son las estructuras que se disputan el poder simbólico ante el Estado, y luchan por la capacidad de clasificar en un espacio social determinado. Son las estructuras objetivas las que dotan a los agentes de un lugar en el espacio social, y por consiguiente la posibilidad que haya un cambio en la sociedad. Las luchas simbólicas a propósito de la percepción del mundo social pueden tomar dos formas diferentes: en el aspecto objetivo, se puede actuar por acciones de representaciones individuales o colectivas, destinadas a hacer ver y hacer valer ciertas realidades. Por el lado subjetivo, se puede actuar tratando de cambiar las categorías de percepción y de apreciación del mundo social, las estructuras cognitivas y 47


evaluativas: las categorías de percepción, los sistemas de clasificación, es decir, en lo esencial, las palabras, los nombres que construyen la realidad social tanto como la expresan, son la apuesta por excelencia de la lucha política, lucha por la imposición del principio de visión y de división legítimo, es decir por el ejercicio legítimo del efecto de teoría (Bourdieu, 1987:139).

Las representaciones emblemáticas son producto de estas luchas, negociaciones y renegociaciones entre agentes para promover y producir la identidad (Guigou, 2003). Los emblemas son figuras simbólicas destinadas a representar un grupo, partes de discursos que contribuyen a reconocerse y conformar así una identidad. En el proceso de construcción de identidades sociales, determinados elementos culturales son escogidos para representar al grupo - aquellos que son percibidos como los más “característicos”, tornándose así emblemáticos. En general, esos elementos son buscados en el pasado del grupo, en un modo de vida o una tradición en vías de desaparecer si es que no ha desaparecido ya (Maciel, 2005). Las representaciones emblemáticas son marcadores identitarios de un grupo, pero también son el resultado de las luchas simbólicas en la construcción de una identidad, y de establecer la legitimidad de esa identidad. Son impensables fuera de una dimensión relacional, ya que no pueden ser estudiadas en sí mismas sino en relación con otros signos. No hay identidad sin alteridad (Guigou, 2003). La representación emblemática es una “figura simbólica destinada a representar un grupo, hace parte de un discurso que contribuye al acto de reconocer, diciendo algo sobre el grupo al cual pertenece” (Maciel, 1996 en Guigou, 2003). Nuestra agrupación se conforma en oposición a ciertas tradiciones, pero también reivindica otras: el rechazo a la energía nuclear es una demanda fundacional de los movimientos ecologistas (Pierri, 2002), por lo que promueven un uso más eficiente de los recursos y la transición “hacia un mundo sin petróleo”49; al encontrarse amenazado aquel “imaginario” de “País Natural”, se rechaza la megaminería porque podría atentar contra ese “estatus distintivo”, promoviendo en cambio otro “modelo de desarrollo” orientado a la “soberanía alimentaria”, a la producción de alimentos; finalmente, se rescata la tradición de los pobladores del medio rural, de los campesinos, en contra del “sistema industrial de producción de alimentos” y del modo de vida urbano. “No a la energía nuclear”: una demanda tradicional del ecologismo La oposición a las centrales nucleares ha sido una bandera común de las corrientes ecologistas desde la década de 1960. Sumado a temas de gran alcance político como el crecimiento económico, “los ecologistas se alejaron de las fuerzas políticas tradicionales, pero comenzaron a colocarse a su vez como una nueva fuerza política” (Diegues, 2005:20). La oposición a la energía nuclear es uno de los buques insignia también de esta agrupación. Los agentes saben que son el único partido polí-

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Ver, por ejemplo Hopkins, R. (2010) La transición hacia un mundo sin petróleo, o Rifkin, J. (2011) La tercera revolución industrial. 48


tico que rechaza esta forma de producción de energía, por eso defienden la utilización de las energías alternativas, como la energía eólica y solar.

Imagen 22: En el vivero, dominando todo el predio, la consigna. En el mástil, un generador eólico.

¿Nuclear? No, gracias. No a la energía atómica por los riesgos que tiene para la vida en todo el planeta, y por los residuos milenarios que deja. La energía atómica es siempre muy peligrosa. Tal vez nuestros políticos estén esperando otro Chernobyl u otra Fukushima para empezar a preocuparse. La energía da y de sobra si la utilizamos racionalmente. [spot radial del programa La voz del PERI]

Cierta “mitología catastrofista” o “profetismo alarmista” (Diegues, ob.cit.) es característica de una modalidad del discurso ecologista, y en el caso de la energía nuclear, hunde su sospecha en acontecimientos históricos como el accidente de Chernobyl (1986), al tiempo que se actualiza con nuevos acontecimientos de similar magnitud como la explosión de la central atómica de Fukushima (2011). De esta manera, se refuerzan como evidencias palpables de los efectos nocivos de una forma de producción de energía que consideran irremediablemente contaminante, por los riesgos de la radiación y el problema de los desechos nucleares. El episodio del “Informe Summers” es generalmente puesto en juego para fundamentar la sospecha acerca de los “verdaderos beneficiados” en los avances de las nuevas tecnologías “del capital”. Este suceso se produjo luego de que se hizo público un documento firmado por el director económico del Banco Mundial en el año 1991, en el cual se promovía la migración de las industrias contaminantes a los países subdesarrollados, bajo el argumento de que los países menos poblados “están en gran medida sub-contaminados” en comparación a las grandes ciudades del mundo desarrollado. De hecho, el informe establecía que “la lógica económica detrás del vertido de una carga 49


de basura tóxica en el país de menor salario es impecable”, y el organismo internacional de crédito debía “hacerse cargo de eso”. En un pasaje tal vez enigmático, el documento afirmaba que “el comercio de bienes que representan preocupaciones [...] por contaminación, podrían mejorar el bienestar”. El documento reconoce la posibilidad de riesgos por la contaminación, pero los desestima basado en la baja calidad de vida de los países en donde éstos fenómenos se producen como efecto secundario del desarrollo industrial. Los ejecutivos luego se justificaron alegando que el pretendido tono del documento era ser “sarcástico”, pero quedó como un elemento de importancia en el imaginario del movimiento ecologista50. Basados en cuestiones como estas, algunos ecologistas interpretan que la incorporación de más industrias “contaminantes” y centrales nucleares es una cuestión de tiempo, que de a poco se iría instalando en el territorio. Estos procesos ya habrían comenzado con la forestación, con las plantas de celulosa, luego con la acumulación por desposesión (Harvey, 2005; Santos, 2010) que produciría la producción sojera, y más adelante con la megaminería a cielo abierto, incremento de la logística que en un futuro podría ser justificativo para requerir la energía nuclear. La elección del nombre del Partido responde a la oposición radical e intransigente de, por ejemplo (y sobre todo), la energía nuclear. “Con esto no se negocia”, afirma César, “porque en Chernobyl no preguntan si la energía nuclear es mala. En Fukushima no preguntan si la energía nuclear es mala. Ya lo saben...”.

La oposición al “Uruguay minero” Ya ha sido apuntado que la resistencia a la mega-minería (Minería de Gran Porte, en la jerga oficial) es un tema que ha aglutinado diferentes fuerzas de la sociedad civil durante los años 2011 y 2012. Sin dudas que en este período ha sido el frente de lucha más visible en los debates sobre el desarrollo en Uruguay. La actividad representaría no sólo una fuerte incidencia la fuente principal de ingresos de la nación, sino un cambio en el imaginario colectivo del país: de Uruguay agroexportador al Uruguay minero. Se trata del mayor proyecto jamás presentado al país, la mayor inversión, con gran influencias en la geografía y topografía del buena parte del campo uruguayo51. Esta lucha sería una continuación para los movimientos ambientalistas de Uruguay de la oposición a la implantación de las plantas de celulosa en 2006.

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La relevancia de este informe para las posturas ambientalistas es que aparentemente evidenciaba de forma explícita la lógica de funcionamiento del organismo y su motivación de fondo. El documento continuaba: “Es probable la demanda de un medio ambiente limpio por razones estéticas y de salud tenga una muy alta elasticidad de rentas. La preocupación por un agente que causa un cambio de uno en un millón en las posibilidades de cáncer [...] obviamente va a ser mucho más alta en un país donde las personas sobreviven para llegar a tener cáncer [..] que en un país donde la mortalidad infantil [...] es de 200 por 1000. [...] El problema con los argumentos en contra de todas estas propuestas para más contaminación en los países subdesarrollados (derechos intrínsecos a ciertos bienes, razones morales, preocupaciones sociales, falta de mercados adecuados, etc.) podrían ser invertidos y usados más o menos efectivamente contra cualquier propuesta del Banco para la liberalización”. 51 A partir de estas grandes modificaciones surgen otras preocupaciones, como la integración a un sistema más amplio de expoliación de las materias primas, como el denominado “proyecto IIRSA”. 50


¿Megaminería? No, gracias. La megaminería tiene gravísimos impactos sobre las personas y el ambiente. Contamina y es una amenaza para los bienes comunes como la tierra, el agua y el aire. La megaminería es incompatible con la producción de alimentos, como lo demuestra dramáticamente la experiencia que padecen muchos países. Rechazar la megaminería es defender la vida, es defender la tierra y el agua que debe ser de todos; y defender los modos de producción que aseguren la soberanía alimentaria. Únete a los movimientos contra la megaminería. Juntos podemos. [spot radial del programa La voz del PERI]

La posible implantación de la minería se asocia a efectos “nefastos” que pueda tener sobre el territorio. Competiría además por con otras actividades productivas, y con otros recursos vitales como la tierra y el agua. En otros capítulos hemos hablado de lo que esta actividad representa para los movimientos ecologistas del Uruguay de hoy, una oposición total a la globalidad del proyecto: desde el ritmo de extracción, su localización (“en una zona de praderas”, de relativamente alta biodiversidad, mientras la minería en otros países se llevaría a cabo en regiones “semi desérticas o desérticas”), las consideraciones legales, los aspectos logísticos para la extracción y transporte del recurso. Sobre esto hacen énfasis las organizaciones ambientalistas en nuestro país, y también lo sostienen varios seguidores del programa. En contraposición, se propone el ideal de “soberanía alimentaria”, como una alternativa al método neoliberal que promueve un comercio internacional injusto para solucionar el problema de comida del mundo. La soberanía alimentaria se enfoca en la autonomía local, los mercados locales, los ciclos locales de producción-consumo, la soberanía energética y tecnológica, y la redes de agricultor a agricultor (Altieri, 1999:13).

La oposición a la mega-minería es el ejemplo más representativo de los conflictos socioambientales actuales porque contiene otra idea de desarrollo, Desarrollo entendido no sólo como crecimiento económico, sino como los procesos de transformación material e ideológicos que buscan mejorar las condiciones de vida de las personas en un determinado lugar, tomando en cuenta las herencias históricas y culturales que definen qué es necesario y las formas posibles de satisfacerlo (Taks, 2009:8).

Al respecto, Eduardo Gudynas propone el enfoque “de la transición”, una “alternativa al extractivismo”, por la cual se pasaría de un “extractivismo depredador” (como el que vivirían actualmente las economías de Latinoamérica, con sus consiguientes efectos negativos, sociales, económicos y ambientales), a un “extractivismo indispensable”, orientado a satisfacer las necesidades de la población a través de una economía “vinculada a cadenas productivas más nacionales y continentales, y menos globales”. Esta concepción “busca abandonar la obsesión con el consumismo y es más austero, utilizará menos materia y energía. Se empeña en un uso más juicioso de los recursos naturales y que sea más efectivo en erradicar la pobreza y asegurar la calidad de vida” (Gudynas,

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2012:12). En el capítulo siguiente veremos cómo se conforma la noción de “soberanía alimentaria” y una “nueva idea de desarrollo” en la unidad doméstica y productiva del medio rural.

La oposición a los biocidas en la agricultura Varios autores coinciden en señalar que la alarma inicial sobre el deterioro ambiental proviene del libro Silent Spring de Rachel Carson, en 1962. Allí la autora denunciaba el efecto de los agroquímicos en la extinción de las aves. En adelante se sucedieron múltiples informes científicos que alertaban del agotamiento de los recursos, de la contaminación, de la explosión demográfica, del crecimiento económico continuo en un planeta de recursos finitos (Pierri, 2005; Altieri, 1999). Hasta la aparición del libro de Carson, la ciencia ambiental era una disciplina que no se encontraba definida ni problematizada (Haenn y Wilk, 2006). Se puede afirmar que la conciencia ambiental irrumpió por la comprensión del proceso de producción de la agricultura industrial. Esto es, algunas sustancias de la tecnósfera (pesticidas químicos) fueron inventados para matar algo en la biósfera (pestes animales). Mientras que su aplicación pretendía controlar sólo aquellos animales que comían las cosechas, llevaban enfermedades e infestaban los lugares de vivienda, su impacto era mucho más amplio. Los pesticidas pronto se expandieron hacia toda la ecosfera (tanto la tecnósfera humana como la biosfera no-humana) [Traducción propia de íbid:260]

Esto trajo la atención sobre los efectos involuntarios, imprevistos y no deseados de los avances tecnológicos, lo que constituye una de las principales contradicciones de la actividad humana. La característica distintiva de la humanidad es que el hombre produce, prepara los medios para la vida. A diferencia de los animales, que a lo máximo que pueden aspirar es a colectar (los animales no trabajan sobre su ambiente para cambiarlo), los humanos persiguen objetivos planteados de antemano, pueden hacer que las cosas vayan de acuerdo a un plan. Sin embargo, el trabajo sobre el ambiente generalmente produce consecuencias imprevistas e inintencionadas (Ingold, 2010). Sobre esta contradicción se sustenta la percepción del riesgo sobre un futuro incierto. La oposición a los agrotóxicos, al igual que muchos de estos problemas ambientales, tiene varias dimensiones. La posible afectación a la salud de estos compuestos es uno de los principales argumentos: ¿Glifosato? No, gracias. Destacados investigadores destacaron los efectos negativos del plaguicida agrotóxico más utilizado del mundo. Glifosato es igual a leucemia, malformaciones embrionarias y abortos espontáneos. En algunas localidades argentinas la justicia ya inhabilitó el uso del glifosato al comprobarse que atraviesa la barrera placentaria, generando efectos no deseados en los embarazos y aumentando los casos de leucemia en niños. [spot radial del programa La voz del PERI]

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El concepto de “seguridad alimentaria” tiene que ver con el consumo de alimentos libres de riesgos para la salud. Como vimos en el capítulo 2, la primera reunión pública del PERI hacía énfasis en esta idea. El stand del “Buffet Tóxico” contenía una alerta sobre la inocuidad de los alimentos, una necesidad de controlar los agrotóxicos en agricultura y de etiquetar los productos que contengan elementos transgénicos. Asimismo, muchos integrantes defienden la idea de “comer sano”, “orgánico”, etc. En el ámbito europeo se han llevado a cabo numerosos trabajos en la última década con el objetivo de analizar “la percepción social de la ‘inseguridad alimentaria’ y, en particular, las representaciones sociales del riesgo” (Gracia Arnaiz, 2004:125). La percepción negativa que la población europea tiene de la “alimentación industrial” se basa en la idea de que hoy se sabe poco “acerca de lo que comemos”, y también a algunas alertas y crisis que se han producido Europa en los últimos años, con sus importantes consecuencias en términos políticos, económicos y sociales (ibid.). En materia de alimentación, “la población no parece querer aceptar riesgos innecesarios y considera poco útiles o ventajosas algunas de las aplicaciones de las innovaciones científicas y tecnológicas en el ámbito de la comida” (ibid.:132). Sin embargo, estas preocupaciones no se encontrarían expandidas homogéneamente por toda la población, sino que estos significados aparecen en torno ciertos espacios de significación, tal como el que estamos abordando.

El paradigma del riesgo en el pensamiento ecologista Para pensar las contradicciones subyacentes en los procesos de la modernidad contemporánea, es interesante considerar la noción de Ulrich Beck (1986) sobre la distribución de riesgos y beneficios de la aplicación de las tecnologías para el desarrollo económico. Beck apunta que en un pasado, los peligros eran percibidos por los sentidos, mientras que hoy los riesgos civilizatorios se sustraen a la percepción y más bien residen en la esfera físico química (“elementos tóxicos en los alimentos”, “amenaza nuclear”, “transgénesis”, “agua contaminada”, “polución”). Antes, “los riesgos se daban por el infraabastecimiento de la tecnología higiénica”; hoy, “por la sobreproducción industrial” (Beck, 1986:28). Aparece aquí una nueva contradicción, que es por un lado la certeza de que los avances tecnológicos han mejorado la calidad de vida de las personas (Hobsbawm, 1994; Giddens, 1997), aunque por otro lado se teme a los posibles efectos de algunos de ellos invocando un principio de precaución sobre actividades potencialmente riesgosas. El concepto de riesgo es “fundamental” para comprender “la manera como organizan el mundo social tanto los actuantes profanos como los especialistas técnicos” (Giddens, 1997:12). En los diferentes discursos se ponen cosas distintas en el centro, se mantienen constantes o variables cosas diferentes. Siguiendo a Beck, estas discusiones no son acerca del desprendimiento del ser humano de la naturaleza (ni del aprovechamiento de ésta), sino sobre problemáticas derivadas de la gestión del conocimiento:

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Las cuestiones del desarrollo y la aplicación de tecnologías (en el ámbito de la naturaleza, la sociedad y la personalidad) son sustituidas por cuestiones de la gestión política y científica (administración, descubrimiento, inclusión, evitación, ocultación) de los riesgos de tecnologías a aplicar actual o potencialmente en relación a horizonte de relevancia a definir especialmente (Beck, 1986:31).

Por ejemplo, no se sabe a ciencia cierta de los efectos de los transgénicos y los agrotóxicos sobre la salud. Si bien recientemente un estudio realizado en la Universidad de Caen (Francia)52 motivó la prohibición de la importación de productos modificados genéticamente en Rusia53 y Kenia54, y encendió la alerta de los grupos ecologistas, el Comité de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea no legitimó los estudios por considerarlos carentes de rigor científico55. El estudio del Dr. Eric Seralini mostraba que doscientas ratas alimentadas con raciones transgénicas rociadas con el agrotóxico glifosato, presentaban malformaciones atroces al cabo de un tiempo. Las críticas de las corrientes escépticas no se hicieron esperar, cuestionando la representatividad de la muestra (argumentando que la especie de roedor elegida presenta mayor probabilidad de desarrollar tumores), y el volumen de alimento suministrado en comparación a lo que recibe un humano en su dieta. Sin embargo, en el imaginario de las posturas naturalistas, las modificaciones genéticas y la utilización de agrotóxicos continúan siendo amenazas mortales. A partir de la percepción del riesgo, entonces, de la percepción de inminentes crisis, se van conformando nuevas “alternativas” de vida. Sobre esto profundizaremos en el siguiente capítulo.

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Seralini, E. et.al. (2012)“Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize”. En Food and Chemical Toxicology, vol.50. [en línea] http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0278691512005637 [acc. 29/05/2013] 53 ”Russia suspends Monsanto corn imports” en Phys.org [en línea] Disponible en http://phys.org/news/2012-09-russiamonsanto-corn-imports.html [acc. 29/05/2013] 54 “Scientists torn over Kenya's recent GM food ban” en Nature International Journal of Science [en línea] Disponible en http://www.nature.com/news/scientists-torn-over-kenya-s-recent-gm-food-ban-1.11929 [acc. 29/05/2013] 55 “Final review of the Séralini et al. (2012a) publication on a 2-year rodent feeding study with glyphosate formulations and GM maize NK603 as published online on 19 September 2012 in Food and Chemical Toxicology” en EFSA Journal 2012;10(11):2986 [10 pp.] [en línea] Disponible en http://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/2986.htm [acc. 29/05/2013] 54


Capítulo V La Chacra Mapuche: unidad doméstica y productiva [César] - Acá no teníamos ni luz ni nada, como el campo de ahí enfrente, pura chirca, espinillo y acacia, y no había gramilla porque la gramilla coloniza después. Acá casi no había gramilla. No había luz, no había agua, no había nada. Hicimos un invernadero ahí y mi hermano dormía en una carpa ahí adentro. Y después empezamos ¿no? Nosotros en agosto del ‘96 compramos acá... y esta tierra era virgen, no se le conoce que la hubiera trabajado jamás nunca nadie en la vida, eran unos tambos muy grandes que había acá, y yo entonces dije “bueno vamos a arrancar así y vamos a demostrar que se puede”. Y bueno, se puede. Se puede, siempre y cuando... si vos me decís, “bueno voy a hacer monocultivo de trigo”: no se puede, “voy a hacer monocultivo de manzana”: no se puede. Tiene que ser de acuerdo a las leyes de funcionamiento de la naturaleza, de la ecología, así se puede.

Imagen 23: Toma aérea de la zona, y en el círculo, la zona de la Chacra Mapuche. Al norte aparece el Río Santa Lucía, y al sur, el Río de la Plata (Fuente: Google Maps).

La llegada a la chacra Mapuche es una aventura que, careciendo de automóvil, requiere al menos de dos horas y media de viaje desde el centro de la ciudad: un largo trayecto de ómnibus y caminata que rinde sus frutos si se lo experimenta desde un punto estético y recreacional.

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La zona rural del departamento a esa altura es digna de apreciar. Terrenos amplios y sin alambrar configuran un paisaje agradable a los sentidos por su frugalidad. Fincas familiares destinadas a cultivos de diversa índole, predominando la producción hortícola y fruticultura. De aquí proviene gran parte de los alimentos frescos que se comercializan en la ciudad. El contraste entre la atmósfera a veces viciada del bus y la primera bocanada de aire fresco, se conjuga con la imponente vista panorámica del Río de la Plata a esa altura. La transición de por sí dispone un cambio en el entorno, en la percepción del entorno: ya no existe el continuo rugido del tráfico; en su lugar, predomina el silencio y el oxígeno del aire. Se puede mirar lejos. El viento zumba entre las ramas de los montes de eucaliptus que bordean el camino. El trayecto hasta el destino, de más de 2.500 metros por un solitario camino vecinal, da tiempo para la reflexión y la observación. De ir en compañía, se dan también charlas y bromas sobre la condición física de cada caminante. Al comienzo, se atraviesa un parque bien equipado para acampar, con la arena y el río de fondo. Una pequeña bajada y luego un gran repecho, que es uno de los momentos críticos para los menos preparados; más adelante una curva hacia el lado opuesto a la costa, adentrándose en un tramo primero despejado y luego densamente arbolado. Tras otra curva hacia el interior, emerge un repecho al final del cual desemboca el camino. Sobre la loma, a menos de cien metros, la confluencia majestuosa de dos grandes ríos. Al otro lado, sobre la costa del departamento vecino, un parque eólico con cinco grandes molinos. Hacia el norte, una vivienda camuflada por el follaje de las cassuarinas y un pozo de agua con molino de viento. Al costado, más adelante, una casa de dos plantas con ladrillos a la vista. De fondo, una cuadra de canteros con diversos cultivos en distintas etapas de crecimiento. Mas allá, en la parte alta, una pequeña casa, un ombú y un invernadero. Al encaminarse en esa dirección sobresale un lema, una nítida consigna pintada en las paredes de nailon del invernadero, donde se llega a leer “¿Nuclear? No gracias”. Allí, sobre un mástil, un pequeño molino eólico realiza su trabajo, y a su lado ondula una bandera artiguista. [Diario de campo] El martes 22 de noviembre fuimos con mis amigos a la Chacra Mapuche. Montevideanos, acostumbrados a la vida citadina, los primeros son hijo y padre respectivamente. Juan tiene cerca de sesenta años, Sandro alrededor de 45 y Aníbal tiene 30 años. Ninguno de ellos era escucha de la audición, ni conocía de primera mano la narrativa del programa. Nos esperaban dos ómnibus y una buena caminata, de un par de kilómetros, hacia el destino. Cuando faltaba poco para llegar, el sol ya apretaba y los ánimos empezaban a amainar. Todo cambió cuando percibieron la inminencia de nuestro destino. Arribamos a la chacra, y ya los comentarios venían por el lado de “que lindo”, “me voy a comprar un terreno por acá”. Luego nos sentamos a conversar abajo del techado con César. Les llamó la atención el generador eólico de energía y hablamos un poco al respecto. Luego de un rato de charla, mis amigos encendieron sus pipas de fumar. “Qué lindo, hasta el tabaco se siente

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diferente aquí, como que se disfruta más...” El oxígeno, el sol, y la forma de vida, era vista como algo exótico y a la vez saludable. El anfitrión me preguntó, “y bueno, ¿cuál es la idea?” Le conté pretendíamos registrar los diferentes núcleos de producción de la chacra, las energías alternativas, y el entorno en general. Muy bien, y comenzó a describir el lugar: “Empezando desde allá arriba tienen el tajamar, que tiene los juncos para purificar agua, y que si falta lo utilizo para regar. Ahora le agregué unos bagrecitos que tenía pedidos hace dos años [1]. También están las colmenas, donde se saca miel, cera, productos apícolas en general, y cumplen una función muy importante de polinización en los cultivos [2]. Hoy en día la producción apícola uruguaya perdió el status de calidad, y por consiguiente, su entrada a mercados europeos, porque se encontraron trazas de transgénicos en el material. Luego tienen las ovejitas, donde se saca lana y mantienen corto el pasto [3]. Los cerdos, que proveen de carne y abonan el suelo, son alimentados con restos de la chacra, yuyos, restos de la producción de habas y otras cosechas [4]. En ocasiones son alimentados con cáscara de trigo molido, ración que hay que comprar. Luego están las gallinas, las batarazas ponedoras, que nos dan huevos y también pollitos, y también abono para las plantas [5]. El vivero, donde hacemos los plantines [6], y donde se encuentra el generador eólico que alimenta la bomba para regar los cultivos [7]. Está la pileta para regar, y al lado otra pileta donde armamos el bostol (bosta con agua) para abonar las plantas [8]. Luego están todos los cultivos en general, berenjena, tomate, lechuga, chauchas, arvejas, ajos, girasol, rabanito, rúcula, maíz, zapallo, melón y otras [9]. También están los árboles frutales, que aún son pequeños [10]. Más abajo se encuentra el molino para extraer agua, al lado de la casa [11]”. Distribución de los espacios productivos en la Chacra Mapuche

Luego salimos con Aníbal a hacer las tomas correspondientes. Comenzamos por las plantaciones, el tomate se encuentra encañado, al igual que las chauchas. Luego filmamos los cerditos, que se encontraban comiendo el pasto de al lado de la pileta, cercados por un alambre cuadriculado.

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Seguimos por el vivero, luego las ovejas. Ahí pasó algo curioso, el carnero comenzó a correr a Aníbal, queriéndolo topar. Filmamos los cerdos y finalmente el tajamar, con las abejas. Imagen 24: Toma aérea con la disposición de los espacios productivos.

Volvimos a la casa y nos pusimos bajo techo de un sol que ya estaba siendo abrasador. Charlamos, y después de un rato mis invitados ya querían comenzarse a retirar, a conocer el parque y la playa. Nos dispusimos a partir, y cuando nos íbamos el ingeniero dijo: “¿Y... no vas a grabar unas palabras?” Fue ahí cuando armamos una pequeña entrevista, donde le pregunté por la producción de alimentos en el predio, por las energías alternativas, cuántas personas consideraba que podía alimentar con la superficie que dispone, sobre el curso de los domingos, sobre la formación del partido, sobre la categoría de campesino, y sobre la organización del trabajo en la chacra. 57


1. Tajamar, que asegura la disposición de agua

3. Las ovejas.

2. Colmenas para la extracción de miel y polinización de los cultivos.

“Gordo”, el carnero.

4. Las cerdas y los lechones. El cerdo macho.

5. Las gallinas ponedoras.

6. Los plantines en el vivero.

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7. Generador de electricidad eólica y bandera de Artigas.

9. Los cultivos en este caso vemos chaucha y tomate “encañados”, y también las cintas para riego.

8. Pileta para riego.

Zapallitos y Pablo, un trabajador.

11. Árboles frutales, en este caso, un duraznero.

10. Molino para extraer agua de pozo para consumo doméstico.

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Abordajes antropológicos y caracterización del campesinado Clifford Geertz identificó dos principales enfoques y tendencias de investigación en un estudio de ciento cincuenta trabajos académicos que involucraban el concepto de campesino alrededor del mundo. El enfoque intensivo estaba relacionado con los estudios de comunidad o “estudios micro sociológicos”, cuya tarea es la descripción y análisis del campesinado, la caracterización del todo sociocultural en el cual está inserto. Estos estudios se llevan a cabo en unidades locales, buscando presentar una imagen redondeada y circunstancial de los aspectos principales en la vida cotidiana del campo (Geertz, 1961). El enfoque extensivo trata sobre “las características comunes y los vínculos que conectan y configuran estos diversos segmentos en algo así como una unidad coherente” (Tocancipá-Falla, 2005:19). Esta tendencia se conforma en relación con la caracterización del todo sociocultural dentro del cual la categoría existe, y es quizás “la más obstinada e impresionante de las tareas impuestas a la antropología por el creciente interés en los campesinos” (Geertz, 1961). Las preguntas en este sentido son acerca de la construcción de identidades que configuran los rasgos distintivos de diferentes grupos humanos, y “los medios, mecanismos, estructuras, procesos, por los cuales esas identidades son creadas y mantenidas” (ibid.). Por un lado, se trata de definir las características de “una línea” que se ha configurado a través del proceso de civilización. Tiene que ver además, con rastrear los vínculos socioculturales, diversos y relacionados entre sí, que tienen que ver con la integración de esta identidad, por más frágil que sea. Los trabajos de Redfield, Steward y Wittfogel se han convertido en estudios clásicos sobre “el reciente interés en las sociedades campesinas”, según lo afirmaba Clifford Geertz en 1961. Cada uno de ellos hacía foco en diferentes aspectos del problema del estatus “simbiótico” de la categoría de campesino. El análisis de Redfield era fundamentalmente un estatus cultural definido en términos de “grados de civilización” (“gran tradición”, por ejemplo México, o “escasa tradición”, por ejemplo una villa yucateca), y buscaba descubrir cómo estas dos formas de tradición interactuaban. Wittfogel, en cambio, hacía énfasis en las diferencias de poder resultantes del acceso desigual al aparato de gobierno en las “sociedades agrarias”. El campesino era concebido en su estatus político, y para comprenderlo buscaba analizar el estado tradicional de su organización (Geertz, 1961). Steward, por otra parte, hacía énfasis en lo ecológico y lo económico. Eric Wolf, uno de sus discípulos, definió al campesino en términos de su actividad económica: es exclusivamente un productor agricultor; es el propietario de la tierra con control efectivo del lugar en que trabaja; es un cultivador orientado a la subsistencia aunque puede vender cosecha, pero lo hace en orden de cubrir las necesidades diarias y mantener un cierto estatus establecido (ibid.). En 1948 Kroeber, había establecido que los peasants son “definitivamente rurales, aunque viven en relación con el mercado de la ciudad. Forman un segmento de clase de un sistema más amplio, dentro de los cuales están lejos de ser el grupo dominante. Carecen del aislamiento, autonomía política y autosuficiencia de las poblaciones tribales, aunque sus unidades locales retienen mucha de su vieja identidad, integración, su arraigo al suelo y al culto, sus costumbres parroquianas y su arte folk” (ibid.). 60


Al igual que Kroeber, Wolf enfatiza en las distintas variantes relacionales entre las sociedades campesinas y la sociedad como un todo. De esta manera, “estudia las transformaciones económicas y sociales en las que dichas sociedades se vieron inmersas” (Tocancipá-Falla, 2005:21). Wolf (1955) realizó además una tipología de campesinos, definiendo dos grupos, unos localizados en la parte alta de las montañas de America Latina, y otros en las tierras bajas húmedas y tropicales. La diferencia aquí radicaba en la forma en que se relacionan con el mundo exterior (abiertas: “venden su producción” o cerradas: “estructura comunal organizada”). Luego esta tipología fue ampliamente criticada, incluso por el mismo autor varias décadas después, y por Geertz que consideraba que la síntesis de Wolf es más evocativa que conceptual, y que no logra sistematizar o definir con claridad lo que era el “mundo de América Central” (Geertz, ob.cit.). En definitiva, peasant refiere a actores sociales que a) se reproducen para trabajar la tierra; b) pueden tomar las decisiones productivas para hacerlo; c) dependen de un estado dominante, que los incorpora en el pago de tributos e impuestos a las autoridades conectadas a dicho estado (Tocancipá-Falla, 2005:14). En el caso de Uruguay no se suele emplear el término campesino, utilizando en cambio generalmente la categoría de “productor familiar” (Piñeiro, 2005; Figari, et.al., 2008). Sin embargo, ambas categorías contienen múltiples diferencias. Mientras que la producción familiar produce para los mercados de productos, la producción campesina tiene como objetivo producir para el consumo propio, y luego en todo caso vender los excedentes en el mercado. La primera está fuertemente vinculada al mercado de los insumos y del trabajo; la producción campesina, en cambio, tiene poca dependencia de otros mercados y establece relaciones que hacen que no exista plenamente un mercado de trabajo. Ambas movilizan además capital social (vínculos que establece el productor) y capital cultural (conocimientos y prácticas sobre el manejo de su explotación) (Piñeiro, 2005). Tal vez las unidades domésticas de los inmigrantes españoles e italianos sean las figuras más parecidas a la vida campesina en nuestro país.

La construcción histórica del campesinado Las referencias a la noción de campesino en Europa son poco comunes; esta categoría aparece generalmente asociada a grupos de países “tercermundistas” (Tocancipá-Falla, 2005). Recién luego de la Segunda Guerra Mundial, con la entrada de naciones con grandes sectores de campesinos en el escenario de la política internacional (Latinoamérica, Asia y Oriente Medio), el estudio de la vida campesina cobró un notable interés (Geertz, 1961). “No había campesinos antes de las primeras ciudades”, sostiene Redfield (1953 en Wolf, 1955:1); el campesino es un “nativo rural” cuyo “orden de vida” largamente establecido “tiene mucha importancia para la ciudad”. La vida urbana es imposible sin la producción de un excedente agrícola en el campo (Wolf, ob.cit.) Eric Wolf sitúa la aparición de los peasants (campesinos) en las 61


primeras organizaciones estatales, las cuales atribuye sus orígenes en el 3.500AC en el Cercano Oriente y alrededor del 1.000AC en América Central (Wolf, 1966:11). Sin embargo, la génesis del campesinado como clase social se remonta a la Alta Edad Media (a partir del siglo IX), cuando convergieron en el feudalismo dos categorías del trabajo en el campo: el trabajo libre y la esclavitud (Skerrit Gardner, 1998). La diferencia del campesinado con otras formas “primitivas” de cultivadores (sensu Wolf 1955, 1966) es que, a través del proceso de civilización, las relaciones sociales dejaron de regirse por cuestiones “culturales” (obligaciones de parentesco), y pasaron a estar basadas en la división entre los dueños de los medios de producción y los cultivadores de alimento. La diferencia de éstos con los campesinos, es que en las economías “primitivas” la mayoría de la producción es para uso de los propios productores, o para cumplir de obligaciones de parentesco, más que para intercambiar y obtener ganancia. De esta manera, el control de los medios de producción es descentralizado, local y familiar. De aquí se deriva que las relaciones de coerción y explotación, y las relaciones sociales correspondientes de dependencia y dominación, no están creadas en el sistema de producción. Además, en la ausencia de un incentivo dado por el intercambio del producto en un en un mercado, hay una tendencia a limitar la producción a bienes que sean utilizados directamente por los productores (Sahlins, 1960 en Wolf, 1966). En la “sociedad primitiva” entonces, los productores controlan los medios de producción y su propia fuerza de trabajo, e intercambian sus productos por otros mediante una equivalencia culturalmente definida. En el transcurso de la “evolución cultural”, sin embargo, esos sistemas simples han sido sustituidos por otros en los cuales el control de los medios de producción, incluyendo la disposición del trabajo humano, pasa de las manos de los productores primarios a las manos de grupos que no llevan adelante el proceso productivo por sí mismos, sino que asumen funciones ejecutivas y administrativas. La constitución de la sociedad, en tal caso, ya no se basará en el intercambio directo y equivalente de bienes y servicios, sino que son primero dirigidos a un centro (el mercado) y recién luego distribuidos (ibid.). Por otro lado, los campesinos ya no son los productores primarios de riqueza. La industria y el comercio antes que la agricultura producen los excedentes necesarios para soportar “segmentos” no directamente involucrados en el proceso de producción (Wolf, 1955). Es importante reconocer los efectos de la revolución industrial y del creciente mercado mundial en el campesinado. En otros capítulos hablamos de la etapa actual, caracterizada por el agronegocio y el modelo extractivista, por lo que nos ahorraremos de presentarlo nuevamente; las comparaciones de este modelo “primitivo” y la “industrialización de la agricultura” (Lewontin, 2000 en Oyhantcabal, 2007) aparecen de manera corriente a lo largo del texto. Las empresas agrícolas a gran escala han crecido hasta competir con los campesinos por los recursos económicos y las oportunidades. Esto ha producido una “crisis mundial del campesinado” (Firth, 1952 en Wolf, 1955:453), relacionada con el creciente rol marginal del campesino dentro del sistema económico predominante. 62


Es interesante notar la revitalización del concepto de campesino en nuestro espacio de significación, puesto que Uruguay ha sido históricamente un país mayormente urbano. Las cifras de los últimos años, como hemos apuntado, confirman la tendencia al despoblamiento del campo. Eric Hobsbawm ya lo había observado: el “cambio social más drástico y de mayor alcance de la segunda mitad de este siglo, y el que nos separa para siempre del mundo del pasado”, es la “muerte del campesinado”56 (Hobsbawm, 1994:292). En la mayoría de los continentes “ha habido un silencioso éxodo en masa del terruño” debido al aumento de la productividad por un uso intensivo de capital por agricultor, cuyos aspectos visibles son la maquinización de la agricultura y los logros “cada vez más impresionantes de la agronomía, la cría selectiva de ganado y la biotecnología” (ibid.:295). En las “sociedades primitivas”, los excedentes son intercambiados directamente entre grupos o miembros de grupos. Los campesinos, sin embargo, “son cultivadores rurales cuyos excedentes son transferidos a un grupo dominante que utiliza los excedentes tanto para asegurar su propio estándar de vida como para distribuir a grupos en la sociedad que no cultivan pero deben ser alimentados” (Wolf, 1966:4). El campesinado aparece entonces en relación a otros grupos sociales y, como veremos más adelante, ocupando generalmente una posición subordinada en las relaciones de poder. La categoría indica una actividad económica (cultivar la tierra, producir alimentos), una identificación en espacio, carácter y modo de ser (Tocancipá-Falla, 2005), pero también implica un identificador de clase (Haenn y Wilk, 2006:230). Tanto las relaciones sociales y económicas que establece con otros grupos sociales y con los estados, como las representaciones que evoca en diferentes contextos sociohistóricos, dan cuenta de la complejidad y profundidad del concepto. Sin embargo, hay algunas líneas directrices que atraviesan su genealogía hasta el tiempo contemporáneo: el campesino se constituyó originalmente en oposición a la ciudad; al ocupar una posición subyugada, ha sido tradicionalmente un foco de resistencia a las relaciones de dominación; además, posee una racionalidad no-mercantil, que lo diferencia de la lógica empresarial. La categoría de campesino tiene múltiples dimensiones: económicas, políticas, sociales y también ambientales. Las corrientes que vienen de la sociología rural, por ejemplo, centran sus estudios en el desarrollo del capitalismo en el campo y en la desaparición del campesinado ante su avance. Los abordajes ecológicos, por otro lado, enfatizan en cómo el campesinado se relaciona “de forma más ‘amigable’ con el ambiente en comparación a las empresas capitalistas” (Oyhantcabal, 2007:8) 56

De hecho, según algunas interpretaciones, el pronóstico de Marx era que la industrialización eliminaría al campesinado (Hobsbawm 1994:293). En Japón, por ejemplo, la proporción de campesinos se redujo del 52,4% de la población en 1947, al 9% en 1985. En 1940, el 57% de los finlandeses eran campesinos y leñadores; algunas décadas después, menos del 10% lo eran. La situación era parecida en los países islámicos occidentales. Argelia redujo su población rural del 75% al 20%; Túnez, del 68 al 23% en poco más de treinta años. Siria e Irak aún tenían a media población trabajando la tierra a mediados de los cincuenta, pero al cabo de unos veinte años. Siria había reducido este porcentaje a la mitad, e Irak, a menos de un tercio. En Irán los campesinos pasaron de aproximadamente el 55% a mediados de los años cincuenta al 29% a mediados de los ochenta. Mientras tanto, los campesinos europeos habían dejado de labrar la tierra. En América Latina, el porcentaje de campesinos se redujo a la mitad en veinte años en Colombia (1951-1973), en México (1960-1980) y — casi— en Brasil (1960-1980), y cayó en dos tercios, o cerca de esto, en la República Dominicana (1960-1981), Venezuela (1961-1981) y Jamaica (1953-1981) (ibid.). 63


Aquí conviene señalar un aspecto distintivo de la racionalidad campesina, que lo distingue de la noción anglosajona de farmer. Wolf comenzaba con esta distinción su trabajo clásico sobre la antropología del campesinado, diferenciando al peasant (campesino) con las empresas agrícolas. Éstas funcionan como un negocio consistente en “comprar en un mercado una combinación de factores de producción”, y obtener una ganancia “al vender en un mercado de productos”. Al campesino, en cambio, no le interesa el negocio. No opera una empresa económica; trabaja su unidad doméstica (Wolf, 1955:2). Como dijimos anteriormente, la categoría campesino surge de una posición subordinada, ligada en principio al señor feudal “que establecía un dominio sobre las tierras y las almas” (Skerrit Gardner, 1998). Se trataba de una relación de dependencia mutua pero desigual, ya que el señor feudal extraía el trabajo excedente del vasallo en el cultivo de sus tierras, aunque el campesino tenía a veces para sí una porción dentro del feudo para su reproducción propia (el “manso”). El campesino aparecía en un lugar fijo en la sociedad y formaba una parte integral de un sistema social. El dinero tenía poco lugar en esta organización, por eso se ha hablado del feudo como una economía natural (ibid.). Más adelante, hacia el siglo XIII, la reanudación del movimiento de mercancías a larga distancia, la expansión de una red de ciudades y del comercio acentuó la división del trabajo, lo que propició una mayor oferta de bienes manufacturados en cuantía y variedad. La transición hacia una sociedad urbana promovió un proceso de mayor especialización en los campos feudales, por lo que hacia el siglo XIV las dinámicas del mercado comenzaron a incidir en las explotaciones campesinas. Aquí comenzó la monetarización de las relaciones entre vasallos (campesinos) y señores feudales, que derivó en contratos de renta o medianería, pagos en efectivo o especie (ibid.). Si bien las relaciones de producción se han modificado desde la época feudal, la posición de dependencia del campesinado ha continuado hasta la época actual: los campesinos de hoy estarían subsumidos al sistema dominante de producción industrial y de distribución de alimentos a gran escala. En este “sistema”, los alimentos están producidos para los mercados globales, se transforman en mercaderías que cotizan en bolsa. La incorporación de los campesinos en estas dinámicas aumentarían su dependencia, debido a que requieren una mayor tecnificación y monetarización de los procesos de producción57 (Lutzenberger, 2001). Los procesos de pérdida de libertad y soberanía estarían dados por la aparición de nuevos intermediarios, un conjunto de industrias que años atrás no existían por lo que no mediaban entre la producción de alimentos y su distribución. Esto lleva a los campesinos “al riesgo de perder dinero debido a la creciente dependencia de insumos que tie-

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“Si queremos comparar al agricultor de hoy con los campesinos tradicionales, se deberían sumar todas las horas de trabajo en las industria mencionadas y algunas otras, así como algunos servicios, como los de comidas rápidas, puesto que directa o indirectamente contribuyen con la producción, manipulación y distribución de alimentos. Esta suma debería abarcar las horas de trabajo que corresponden al dinero que ha sido ganado a efectos de pagar los impuestos que a su vez se vierten en las subvenciones. Es significativo que la mayor parte de los subsidios no vaya a los agricultores sino al complejo industrial. El agricultor siempre queda al borde de la ejecución de la hipoteca” (Lutzenberger, 2001). 64


nen que ser comprados a precios cada vez mayores y con la necesidad de vender sus productos a precios cada vez más bajos” (ibid.). La conformación del modo de vida campesino La Chacra Mapuche es presentada como una “estación experimental alternativa”,

Cuya modalidad de trabajo consiste en el continuo estudio de cómo producir alimentos de no existir el petróleo, en todas sus formas, y prescindiendo de la química industrial.

11 En este capítulo nos ocuparemos de dichas características, dimensiones que conforman un particular modo de vida y de relación con la naturaleza. Lo primero que emerge de esta cosmovisión, es la proyección de un escenario hipotético (actual, pasado o futuro) donde se prescinde (forzada o voluntariamente) de la fuente de energía primordial de la sociedad industrial contemporánea: el petróleo. Podemos inferir que este interés responde a la elección de un modo preferible de practicar la agricultura. Pero, en el fondo, ¿a qué se debe la decisión de trabajar de esta manera, “como si” la principal fuerte energética de las sociedades contemporáneas, no fuera a estar disponible?, ¿Por qué prescindir del petróleo y “de la química industrial”? ¿Qué significan para los actores estas nociones? Al respecto, César nos cuenta que - Después de la crisis [la crisis económica del 2002], algo pasó ahí. Ta, puede ser que subió el petróleo, ¿no? Que uno se puso a pensar como van a comer los hijos y todo lo demás. El petróleo hace poco valía 24-25 dólares el barril, y hoy vale 100110. Llegó a los tres dígitos. Eso para mi me marca en pila, la suba del petróleo.

La experiencia personal es evocada como un acontecimiento que marca la toma de conciencia sobre una situación que se percibe riesgosa. Es que no existe acontecimiento sin interpretación: “un acontecimiento no es simplemente un suceso fenoménico, aun cuando como fenómeno tenga razones y fuerzas propias, aparte de cualquier esquema simbólico. Un acontecimiento llega a serlo al ser interpretado: sólo cuando se lo hace propio a través del esquema cultural adquiere una significación histórica” (Sahlins 1997 en Guigou, 2003). Es decir, no se puede aislar el fenómeno concreto del marco de interpretación por el cual es asimilado. Por tanto, en este caso, el hecho fáctico del aumento del precio del petróleo, pasa inadvertido para quienes no poseen el “esquema de referencia” por el cual este suceso cobra sentido y se instala como tópico de preocupación. Posiblemente su trayectoria como comentarista radial de los precios del Mercado Agrícola, ocupación que comenzó en 1985 y que desarrolló durante varios años, tuvo que ver con “sentar las bases” de este esquema de referencia. Pero por más que las circunstancias personales de la vida del sujeto lo hayan interpelado en la forma que concibe la producción de alimentos, y en definitiva, su modo de vida, estas preocupaciones no surgen aisladas “en el individuo” sino que forman parte de discursos que circulan en el espacio social desde hace décadas. Por ejemplo, los ecologistas se 65


hacen eco de la teoría del pico de Hubbert, predicción por la cual probablemente se haya llegado a un máximo de producción global de petróleo, lo cual podría significar cambios drásticos en muchos aspectos de la vida cotidiana de buena parte de la población mundial. Comenzamos a identificar aquí la mitología que subyace el discurso performativo del agente especializado de sentido. Los mitos se conforman con restos de discursos sociales y de acontecimientos (Guigou, 2003; Levi-Strauss, 1990), y lejos de ser considerados como ficciones, los mitos son vividos como historias verdaderas, significativas, ejemplares, que orientan y fundamentan el comportamiento y toda actividad del hombre. El mito “no es una narración que se cuente sino una realidad que se vive” (Malinowski, 1948:36); el mito “tiene vida”, en el sentido de “proporcionar modelos a la conducta humana, y conferir por eso mismo significación y valor a la existencia” (Eliade, 1991). Los mitos son un componente fundamental en la formación de asociaciones, ya que establecen “los principios de visión y división comunes” que otorgan “una visión única de su identidad y una visión idéntica de su unidad” (Bourdieu 1985 en Guigou, 2003). Las agrupaciones se conforman a sí mismas en oposición a otras, y es el componente mítico el que las define, unifica e identifica. Bajo la óptica de estas cosmologías, la predicción del colapso petrolero es una más de las crisis que se le avecinan a la humanidad de continuar por el rumbo (de crecimiento, de despilfarro) del capitalismo avanzado. La crisis energética se extendería a una crisis alimentaria (porque la cadena entera, desde la producción hasta la distribución depende del hidrocarburo), que derivaría en una crisis socio-política, al tiempo que la crisis económica aparece ya como algo palpable (aunque ocultado o manipulado por los intereses financieros del capital), y la crisis ecológica (a través del cambio climático, la alta tasa de extracción de recursos, la contaminación y la erosión de los suelos) amenaza el bienestar del ser humano en el planeta. Estas nociones aparecen cotidianamente puestas en juego en las audiciones: [César, audición delagro] - Se comenzará a notar la falta petróleo, la erosión del suelo y la falta de agua por las malas prácticas agrícolas. Estas y otras cuestiones llevarán a la sociedad al hambre. Pronto habrán cosas que van a faltar, va a haber problemas con la alimentación, “el camioncito con los alimentos no va a venir”. Lo que yo leí esta mañana en la audición ahora anda circulando por el mundo: “los gobiernos tienen que enseñar a la gente a producirse su alimento”. No dicen a los productores, dicen a la gente ¿Por qué? Porque este sistema va a colapsar, cualquiera se da cuenta que estamos usando cualquier cantidad de energía...

La percepción de “crisis alimentaria” es compartida por varios de los asistentes. Por ejemplo, Polaco nos dice: - Yo visualicé durante mucho tiempo que se desencadenaba en un caos alimenticio. De repente de una forma que no era la más real, digamos, pero una forma que uno se imagina que puede pasar. [...] Tuve mis locuras de acaparar alimentos y la forma era comprar enlatado, tipo sardina o algo, previendo una situación complicada. Eso también lo tuve presente mucho tiempo, porque tenía latente que en algún mo66


mento se desencadenaba algo medio grosso, y yo quería estar cubierto por lo menos un mes, ser autosuficiente, y después ver como resolvía.

“La sociedad industrial está en crisis, y pronto todo puede cambiar”, es el axioma básico de esta manera de ver el mundo. De hecho ya estaría cambiando: el fenómeno del despoblamiento del medio rural, la tendencia de emigración campo-ciudad, que se ha profundizado en los últimos sesenta años, es otra de las razones que se argumentan para pronosticar la próxima subida de los alimentos; “La pérdida del hombre en el campo”, señala César, implica que “donde hace 50 años, una persona producía para tres o cuatro, hoy, en Estados Unidos, produce para 100; pero hoy se depende del petróleo y de la mecanización”. Por eso se elige y se reivindica esta forma de vida. Desde estas posturas se argumenta que el modo de producción predominante en agricultura, dependiente de la industria de fertilizantes y plaguicidas, de paquetes tecnológicos, es un sistema que requiere grandes superficies de tierra y pocos puestos de trabajo a cambio de mayor concentración de la riqueza, pérdida de soberanía, y un daño ambiental considerable, con efectos adversos también sobre la salud humana. Estas críticas a la sociedad industrial desarrollada se basan en que el crecimiento de la economía pareciera estar relacionado íntimamente con la tasa de extracción de los recursos, lo que a mediano plazo se vería reflejado en la disminución de la fertilidad de la tierra, en la pérdida de la calidad de las aguas, en el deterioro de los ecosistemas y la biodiversidad, etc.. En las ganancias que se reflejan a la población (que aparentan ser negocios muy lucrativos), no estarían considerados los daños medioambientales derivados de utilizar inadecuadamente recursos y afectar su capacidad de regeneración. El ecólogo brasilero José Lutzenberger es una de las referencias de la comunidad de sentido para comprender estos procesos58. Sus principales inquietudes tenían que ver con los problemas del sistema de agricultura utilizado a gran escala, los efectos sobre las poblaciones humanas y la biodiversidad, con resultados nefastos que son atribuidos a la llamada Revolución Verde: El sistema de producción y distribución de alimentos de hoy (incluidas las fibras y otros pocos artículos no alimentarios) comienza en los yacimientos de petróleo y todo tipo de minas de metal y otras materias primas, pasa por las refinerías, los establecimientos de fundición de estaño y aluminio, etc., la industria química, la industria de maquinaria, el sistema bancario, el sistema de transporte que todo lo abarca (mayoritariamente consumiendo combustibles fósiles), las computadoras, los supermercados, la industria empaquetadora y todo un nuevo complejo de industrias que casi no existían antes ! la industria de manipulación de alimentos que Lutzenberger “era un funcionario de la industria de los agroquímicos hasta que se dio cuenta de lo que estaba produciendo en el medio ambiente. Abandonó su trabajo y partió en la defensa de medios no agresivos y sustentables para el desarrollo”. Su formación fue en Ciencias Naturales, especializado en agronomía y edafología (disciplina que estudia el proceso de formación de suelos) en la década de 1950. Trabajó durante varios años en industrias agroquímicas como Novartis y Basf, hasta que tuvo una “crisis de valores” a partir de la lectura de los primeros libros con inquietudes ecológicas, que iban apareciendo a lo largo de los ‘60. En la década de 1970 sus intereses científicos y sus intereses empresariales “dejaron de ser compatibles”, y se encaminó en la búsqueda de formas de vida más “sustentables”. En 1990 fue nombrado Secretario Nacional del Medio Ambiente de Brasil. Lutzenberger prolífica producción escrita durante los años 1980 hasta principios de los 2000. 67

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más bien merece el nombre de industria desnaturalizadora o contaminadora de alimentos (con aditivos y residuos de agrotóxicos) (Lutzenberger, 2001)

La idea del progreso y el “mito de la edad de oro” Podemos ir un poco más allá y situar el origen de estas discusiones en el desvanecimiento del mito de la “edad de oro”, entendido someramente como progreso y crecimiento infinitos, siendo cuestionado por nuevas oleadas de pensamiento. Veamos cómo se configuran estas diferentes posturas. Para Eric Hobsbawm (1994), el imaginario de “la edad de oro” se originó en el período de post-guerra (sobre todo en la década de 1950), donde “el mundo capitalista desarrollado había atravesado una etapa histórica realmente excepcional, acaso única”: aumento de la industrialización, crecimiento económico, exportaciones y esperanza de vida. Aunque fue un fenómeno mundial, “la generalización de la opulencia quedó lejos del alcance de la mayoría de la población”. Sin embargo, la población del “tercer mundo” creció a un ritmo espectacular. Al mismo tiempo, la producción de alimentos aumentó aún más deprisa que la población, tanto en las regiones desarrolladas como en el mundo no industrializado. La economía, pues, crecía a un ritmo explosivo, al igual que la población. En los ’60 era evidente que nunca había existido algo semejante. La producción agrícola mundial se disparó gracias al aumento de la productividad derivada de una mayor tecnología. El efecto secundario de esta profunda transformación fue la creciente contaminación y el deterioro ecológico. El smog y los productos químicos que afectan la capa de ozono fueron las primeras preocupaciones ambientales que comenzaron a aparecer. En la edad de oro, “la ideología del progreso daba por sentado que el creciente dominio de la naturaleza por parte del hombre era la justa medida del avance de la humanidad” (Hobsbawm, 1994:264). El motor aparente de la expansión económica fue la revolución tecnológica. Ésta contribuyó a la multiplicación de los productos de antes, ahora mejorados, y a la aparición de productos desconocidos que nadie se imaginaba antes de la guerra. Este “terremoto tecnológico” transformó la vida cotidiana. En el terreno laboral, las tecnologías “empleaban de forma intensiva el capital y eliminaban mano de obra (con la excepción de científicos y técnicos altamente cualificados) o llegaban a sustituirla” (ibid.:269). Con la maquinaria a disposición, emergieron “los sueños de abundancia gracias a la mecanización de la agricultura”. En la agronomía hubo logros cada vez más impresionantes gracias a la biotecnología. En concordancia con esto, se dio un proceso de decadencia y caída del campesinado. Aquí aparece la contradicción de que, sin la revolución agrícola (la llamada “revolución verde”) (por más controvertidas que puedan ser a largo plazo sus consecuencias), gran parte del mundo subdesarrollado hubiera sido incapaz de alimentar a una población en rápido crecimiento. La crisis aparece en nuestro espacio de significación como componente fundamental de un discurso orientado a cuestionar las “formulaciones conceptuales en vigencia, junto a la emergencia 68


de nuevos interrogantes y necesidades” (Gravano, 2011:59), constituyéndose como miradas críticas sobre diferentes problemáticas que tienen dimensión pública. La noción de crisis contiene una condición de valoración negativa y de ruptura con respecto a un estado anterior (Santamarina, 2006). Estos dos aspectos se encuentran interrelacionados. En base a una situación riesgo sobre determinados atributos de la realidad actual (por ejemplo, los efectos sobre la salud de los residuos industriales o derivados de la producción agrícola basada en insumos potencialmente tóxicos), respecto al deseo de un estado ideal de la situación (ya ocurrida o proyectada a futuro, pero que indefectiblemente se ha perdido y por la cual vale la pena luchar), surge una mutación a través del cuestionamiento de las representaciones dominantes sobre las que se erigen el pensamiento y las prácticas de vida hegemónicas. Este proceso de crisis y reconstrucción da lugar a nuevos planteamientos y nuevas estrategias para incidir o transformar esa realidad. El segundo aspecto de esta percepción de crisis es la valoración negativa, una “sensación de peligro” que contiene varios aspectos. La dependencia del petróleo como energía preponderante genera varias reacciones, entre ellas la convicción de una pronta escasez del recurso, o también de los costos derivados de beneficiarse del recurso, una variable palpable que se notaría en el incremento del precio de los combustibles y que deriva en todos los productos que participan de la cadena de distribución. Eric Hobsbawm (1994:265) observa que No se puede negar que el impacto de las actividades humanas sobre la naturaleza, sobre todo las urbanas e industriales, pero también, como pronto se vio, las agrícolas, sufrió un pronunciado incremento a partir de mediados de siglo, debido en gran medida al enorme aumento del uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural, etc.), cuyo posible agotamiento había preocupado a los futurólogos del pasado desde mediados del siglo XIX. Una de las razones por las que la edad de oro fue de oro es que el precio medio del barril de crudo saudí era inferior a los dos dólares a lo largo de todo el período que va de 1950 a 1973, haciendo así que la energía fuese ridículamente barata y continuara abaratándose constantemente.

Los años de postguerra fueron claves en el sentido instalar la conciencia “de amenazas generadas por la propia humanidad”; y por otro lado, “fue el comienzo de un desarrollo económico también inédito” (Pierri, 2005:32): La conciencia ambientalista se va a conformar a partir de la percepción de los efectos negativos de ese proceso y, particularmente, como continuación natural del movimiento pacifista y antinuclear que se levantó en los países desarrollados a instancias de la amenaza nuclear, la carrera armamentista y las sucesivas guerras locales o regionales que enfrentaban indirectamente a las grandes potencias mundiales de la época.

Del Ingeniero Agrónomo al campesino Una de las primeras preguntas que realicé en las reuniones iniciales fue bastante técnica y tal vez ingenua: ¿cuál es la lógica que subyace al manejo ecosistémico del predio?, le pregunté a César. 69


“La búsqueda de la libertad”, respondió rápidamente. “Crecimiento a través del trabajo con la naturaleza”, - [porque] yo no tengo un sistema pa’hacer plata acá, porque un sistema pa’hacer plata me esclaviza. Sin embargo veo que con este sistema... yo recuerdo que cuando arrancamos esto era una selva, y hoy por hoy... En cambio veo que el que se metió en un crédito en un banco fue para atrás. Porque por tener tecnología, el tipo resulta que se esclavizó y de repente ni el campo es de él.

En la Chacra Mapuche, esta forma de libertad consiste, en primer lugar, en el la administración doméstica, es decir, en el principio de “producir y almacenar para satisfacer las necesidades de los miembros del grupo” (Polanyi, 1989:100). Los excedentes que derivan de la producción, (generalmente rubros planificados y del que se espera obtener un buen rendimiento y buenos precios), son destinados al mercado; muchas veces también, a la alimentación de los animales. La búsqueda es “la libertad”, que comienza “sólo cuando uno es capaz de producirse su propio alimento”. La libertad es entendida también como la posibilidad ordenar el tiempo de una manera particular, noconvencional, basada no en horarios prefijados, sino que un día de trabajo - ...lo pone la naturaleza. Y... es muy libre, eso es lo que le gusta a la gente que vive así como yo. Vos hacés lo que querés, estás trabajando todo el día, como es para vos... Y se hace lo que hay que hacer, la naturaleza manda. [...] La naturaleza te va poniendo el ritmo. Ahora empieza el calor fuerte: buena siesta, pero arrancás más temprano, dejás más tarde....

En este aspecto, la libertad es la posibilidad de organizar el tiempo en un ritmo que no funciona bajo la estructura “ocho horas, cinco días a la semana”, sino que va de acuerdo a los ritmos biológicos de reproducción. La libertad económica es otro de los elementos principales. César considera que la formación en agronomía está formulada para reproducir ese modelo de dependencia de “la industria de los alimentos”: - En Facultad enseñan al agrónomo a ser el médico de las plantas. Para esto tiene que suministrar químicos para combatir enfermedades. Sin embargo, la función de la agronomía y la medicina debería ser el estudio de cómo hacer para que los seres vivos no se enfermen, en vez de qué productos sintéticos utilizar para paliar las enfermedades. “¿Qué es necesario para que el mal prospere?”, se pregunta César. “Un huésped, una enfermedad y un ambiente. Si el ambiente no es el adecuado, la planta se enfermará”.

Es que, a pesar de todos los avances tecnológicos de la industrialización, - ...resulta que al fin y al cabo las plantas se le siguen apestando. Es un problema de desequilibrio... El animal lo mismo, el animal uno ve, después que tiene los animales en contacto con la tierra, como deben de estar, y no se enferman... A mi me dijeron que los lechones había que vacunarlos, no existía otra, vacunarlos contra lombrices, darles hierro, y todo, y yo cuando arranqué haciendo lo mío lo hice, el primer año, y ya el primer año me lo cuestioné. Y bueno, entonces no lo hice nunca más y nunca tuve ningún problema. Y las vacas lo mismo, las gallinas también, y todo bah... Enfermedades, ya te digo, para mi aparecen muy pocas [...] En los fru70


tales claro, concentran tanta cantidad de plantas en los montes [vecinos] que hay enfermedades...Yo siempre pongo el ejemplo del ómnibus, vos te enfermás en el ómnibus en invierno, porque van todas las ventanillas cerradas, 40 o 50 tipos ahí adentro, uno estornuda y ¡pum! En las plantas, es el caso de la roya, una especie de pústula que quema la hoja a causa de la humedad. Pero para tratar estos síntomas existen alternativas ecológicas. Para las garrapatas o las hormigas, por ejemplo, hay un veneno potente que está al alcance de todos: bolillas u hojas de paraíso, anacahuita, palma imperial y transparente. Se junta en un montoncito y se hierve en 10L de agua. Para eliminar las moscas se confeccionan trampas, se caza la primera generación y luego se la da a las gallinas. Las trampas consisten en una botella con el pico invertido, donde el insecto ingresa atraído por una carnisa. En cada botella se puede colectar 1kg. de moscas, con tripas y otras larvas.

Cuando egresó de Facultad se consideraba un experto en el manejo de los agroquímicos, pero hubo algunas cuestiones que le hicieron cuestionar esta forma de producción: - Una vuelta yo fui a visitar un viejo, el viejo Mastoriani. Campesino muy viejo, de la época en que trabajaban de tamangos de madera porque no existía la bota de goma (pa’ nosotros la bota de goma es fundamental, pero no existía la bota de goma, se morían de frío... tenía unos tamangos de madera, él siempre cuenta eso). Y yo fui a visitarlo a la casa, y él me había encargado a mi un producto que se llama bromuro de metilo, parecido al fosfuro de aluminio, funciona más o menos igual. Un elemento que al estar en contacto con el aire, produce gas, y mata todo. Se usa en las cámaras frigoríficas, se usa en los graneros, en las bodegas de los barcos... entonces cuando yo lo fui a visitar al viejo, estábamos comiendo, queso, pan y vino, miro para abajo de la cama de él, en el cuarto de él y... ¿qué tenía? el bromuro de metilo que yo le había llevado. “Juan Carlos, ¿no lo usó? ¡sáquelo de ahí urgente!” Se le reventaba una garrafa y marchaba... Ahí puede haber hecho el click viste, ¿porque qué pasa? Yo lo mataba, yo iba a ser responsable de la muerte de ese hombre... a mi no me interesaba que fuera a ir en cana, eso no me interesaba, [a mi lo que me importaba era] la vida de él. “¡Saque eso de ahí!”... Y estamos trabajando con estas cosas... Eso puede haber sido. Después otra cosa: yo, un poco más adelante, dando una mochila de 15 litros de Glifosato, de Roundup... Touchdown era (una competencia de Roundup, de [la compañía] Syngenta es ahora)... Resulta que yo adentro de un invernadero la di para matar el pasto, porque ahí se hacían los plantines. Y yo ahí vi que me intoxiqué con eso, levemente pero me apareció una... o sea, me picaba todo, las axilas, donde me apretaba el cinto, todos lados. Y yo fui al CIAT en el Hospital de Clínicas, y las médicas no me creyeron porque me mostraban la computadora, decían “no, este producto categoría 4, menos tóxico que la sal”. “Mire yo soy Ingeniero Agrónomo y yo se que fue eso, si Uds. dicen que no, ta macanudo”. Una discusión científica, la computadora en el medio. Estuve como un mes o dos con la picazón.

Por estos sucesos ya no los llama agro-químicos, sino agro-tóxicos, pero aclara que - No soy fundamentalista de los químicos, sé lo que doy. Por ejemplo, si la vaca tiene mastitis, o un ternero está abichado, tengo que usar químicos. Pero en esta 71


cuestión entra también el planteo económico: es muy cara la dependencia de los insumos químicos.

Una de las características de los campesinos es que no reciben un salario regular (Haenn y Wilk, 2006). La cuestión monetaria, de todas maneras, pasa a un segundo plano para César. Recordemos que, coincidentemente, “el carisma puro aparece contrario a toda racionalización económica, en este sentido es antieconómico. Su vocación no está ligada a una tarea para el sustento económico. Sin embargo, no renuncia a otras formas lucrativas, o formas de conseguir ingresos” (Deusdad, 2001:208). Los Cursos de producción de alimentos orgánicos son otro rubro de ingresos, configurado a través de la transmisión de los conocimientos del campesino.

El campesinado como agente de transformación Teodor Shanin (1983) estudió las diferentes tradiciones por las que se fue construyendo la categoría de campesino. La Antigua tradición se ha denominado narodnismo (“populismo ruso”), y se compone por tres etapas: primero, la idea de la “vuelta atrás”, “algo así como el retorno al colectivismo campesino como ideal socialista” (Oyhantcabal, 2007:6); luego, “la idea del salto al socialismo sustentado en la comuna rural sin pasar por las destrucción del campesinado” (ibid.); y, finalmente, la “expresión práctica” en organizaciones revolucionarias. La segunda tradición de la época era el anarquismo agrario propuesto por Bakunin y Kropotkin, cuya idea del campesinado era la de un agente revolucionario destinado a reorganizarse “en una federación de comunidades rurales libremente unidas” (ibid.). Finalmente, el marxismo ortodoxo, que según Sevilla y Guzmán (en Oyhantcabal ob.cit.) habría malinterpretado el marco teórico general elaborado por Marx, dado que no se discutía el problema de la desaparición del campesinado, sino su forma y velocidad (Shanin, 1983 en Oyhantcabal, 2007). Si bien la categoría no es común en el imaginario de nación, ni aparece regularmente en la historiografía nacional, nociones similares hacen referencia al pensamiento artiguista, especialmente el “Reglamento de Tierras”, que establecía el reparto equitativo a las unidades familiares59. Más adelante, con la actividad de Raúl Sendic, la lucha por la tierra nuevamente pasó a ser un reclamo social, encarnada en las luchas sindicales de “los cañeros de Artigas” y de las primeras demandas de algunos sectores de izquierda. Los campesinos han estado como actores “de primera fila” en revueltas, rebeliones y revoluciones a lo largo de la historia, tanto en Alemania en el siglo XVI, en la Revolución Francesa, en las revoluciones mexicana, rusa y china, y en las luchas anticoloniales después de la Segunda Guerra Mundial en Argelia, Vietnam, Camboya o Cuba (Skerrit Gardner, 1998:19). Esta es una etapa im-

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Blanca Paris de Oddone señala que “Artigas apuntaba así contra el latifundio improductivo, procurando afincar una numerosa clase de campesinos libres, emancipados de la dependencia del patrón y de sus resabios coloniales” (Frega e Islas (coord.), 2001:65. Nuevas miradas en torno al artiguismo. Departamento de Publicaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, Montevideo). 72


portante para comprender la resistencia a los procesos económicos y al modo de producción agrícola que comenzó en la post-guerra. [César] - Termina la segunda guerra mundial. Tienen todos los clavos de la guerra y ahí nacen los fertilizantes químicos y los plaguicidas, ¿ta? La industria del armamento se pone a ver cuál era su negocio y dice ¡pah! “el negocio es la agricultura”.

Los movimientos campesinos atribuyen el origen de la utilización de agroquímicos en la agricultura a los restos de armas químicas que sobraron en la postguerra. Los ciudadanos y los “campesinos” habrían quedado subyugados por este “sistema” dominante, al que se le atribuyen orígenes y consecuencias nefastas. La llamada Revolución Verde, cuyas premisas eran el incremento de la productividad, mayor disponibilidad de alimentos y una menor utilización de agrotóxicos, para los movimientos campesinos e indígenas implica mecanización, monocultivos y dependencia de los insumos químicos. En la década de ’90, el “paquete tecnológico” se completó con la implementación de semillas manipuladas genéticamente. Este modelo de producción en agricultura sería el perfecto ejemplo de la acumulación y la expansión, dinámicas intrínsecas a la lógica capitalista y al proceso civilizatorio (Elias, 1986). El período de post-guerra trajo aparejado un proceso de industrialización y de uniformización de los sistemas de producción agrarios a escala planetaria, asociado a la adopción del modelo tecnológico conocido como Revolución Verde. Este modelo, surgido como respuesta al incremento poblacional, se desarrolló bajo el supuesto que los problemas de la pobreza y el hambre mundial eran básicamente problemas de producción y productividad. Desde este enfoque se promovió la utilización de variedades de alto rendimiento, la mecanización de las tareas agrícolas, la expansión de monocultivos y el uso de sistemas de irrigación, de fertilizantes y de otros insumos químicos (herbicidas, insecticidas, y fungicidas) que posibilitan alcanzar los potenciales de rendimiento de dichas variedades (Chiappe, 2009:338).

Por otro lado, la categoría de campesino aparece en las investigaciones latinoamericanas generalmente asociada a los trabajadores o a los pueblos originarios. Estamos en un contexto donde “en los últimos treinta años ha habido una extensión, profundización y aceleramiento de la separación de las personas (indígenas, campesinos, trabajadores) de la posesión y/o control de sus ambientes, que pasan a ser gestionados por corporaciones motivadas por el lucro y el poder político. Esto genera concentración de la riqueza, desplazamientos de población y degradación ambiental” (Taks, 2009:4; ver también Achkar, 2006; Alimonda, 2011; etc.). Esto propicia que en América Latina haya movimientos campesinos e indígenas organizados que se basan en la agricultura, como el movimiento campesino internacional La Vía Campesina y el Movimiento de Trabajadores sin Tierras (MST) de Brasil (Poth, 2008). Su reclamo es la tierra para producir alimento, y proponen verdaderas reformas agrarias para controlar los recursos que les permitan satisfacer las necesidades alimentarias. Se oponen al control de la cadena por las grandes compañías agroindustriales, y defienden “el concepto de soberanía alimentaria como una alternativa al método neoliberal que promueve un comercio internacional injusto para solucionar el problema 73


de comida del mundo” (Altieri, 1999). Desconfían de la premisa fundamental de la revolución verde, que es, coincidentemente “alimentar al mundo” a través de los cultivos biotecnológicos. Para ellos, esto representa una mayor dependencia, por lo tanto buscan “la autonomía local, los mercados locales, los ciclos locales de producción- consumo, la soberanía energética y tecnológica, y la redes de agricultor a agricultor” (ibid.). Ésta sería el arma principal para revertir la pobreza. Recordemos aquí, a efectos de nuestra etnografía, la relación de estas concepciones con algunas de las ideas centrales del ecologismo, pensamiento que ha estado tradicionalmente ligado a la propuesta de regreso al medio rural y la protección de la naturaleza. El ecologismo, de hecho, se ha conformado en oposición a la “sociedad tecnológica industrial” (Diegues, 2005:19), y presenta “una crítica al productivismo, la muestra de los límites al crecimiento, y la argumentación de que el mercado de producción del capitalismo industrial es insostenible” (Riechmann en Gualda 2001:8). En este sentido, nuestros agentes tendrían algunos elementos de la corriente humanista crítica, con raíces en ideas y movimientos anarquistas y socialistas, la cual entiende que el “desarrollo sustentable” requiere “un cambio social radical, centrado en atender las necesidades y calidad de vida de las mayorías, con un uso responsable de los recursos naturales” (Pierri, 2002:28); y también en posturas radicales de la llamada “ecología profunda”, que promueve una vuelta “hacia comunidades autosuficientes y con una relación más estrecha con la naturaleza” (ibid). La categoría “campesino” ha sido reducida en diferentes momentos socio-históricos a una “esencia”, tanto en su interpretación positiva (romantizada) como negativa (la “inferioridad” de los habitantes del medio rural). Esta última se popularizó en la época de la ilustración, donde se acentuaron las diferencias entre lo urbano (moderno/avanzado) y lo rural (tradicional/atrasado). Sin embargo, estas moralidades convivían con su cara opuesta, es decir, también era común la asociación de lo urbano como “disoluto”, y de lo rural como “virtuoso” (Skerrit Gardner, 1998:8). La visión pesimista de los campesinos, como “un freno a las posibilidades de avanzar de una etapa de la humanidad”, o “enterrados en sus atavismos y su lenguaje rudo, se encuentran [con] otras versiones durante el periodo revolucionario en Francia que destacan las virtudes de esa cultura rústica y las relaciones directas con la tierra y la naturaleza” (ibid.). Incluso en el mundo designado como clásico, tanto en el período helenístico como en tiempos romanos, “los campesinos surgen de manera anecdótica, describiéndolos como un ‘tipo ideal’, asociado a lo saludable, lo simple”, ligado a la autosuficiencia, que “llamó la atención de escritores clásicos de la elite como un ideal moral” (Tocancipá-Falla, 2005:12).

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Capítulo VI La relación con la naturaleza y el funcionamiento de la unidad productiva Kay Milton sostiene que el estudio antropológico “puede revelar qué formas de ver el mundo fomentan prácticas benignas o perjudiciales a la vez que son fomentadas por ellas” (Milton, 1997), La antropología puede por lo tanto ayudar a desarrollar una comprensión de lo que podría implicar un modo de vida sostenible no sólo desde el punto de vista del trato físico que recibe el ambiente sino desde el punto de vista de qué tipos de valores, creencias, estructuras de parentesco, ideologías políticas y tradiciones rituales podrían contribuir a estas prácticas sostenibles (ibid.).

Para esto, es necesario comprender las percepciones de los humanos sobre el ambiente y también la relación que establecen con el entorno (Cárdenas, 2002; Ingold, 2010). La relación entre el hombre y la naturaleza constituye un aspecto relevante en el trasfondo de esta comunidad de sentido, y constituye en factor fundamental por el cual los seguidores le atribuyen legitimidad a su líder. En la Chacra Mapuche se ve que la producción vegetal y el alimento de los animales presentan un flujo de interacción constante. No es tanto de dependencia, sino de reutilización, de deposición y disposición inteligente aprovechando los recursos ecosistémicos, los ritmos de los procesos biológicos. En una recorrida por el campo, César comenta: - Cada organismo tiene su función y entre ellos se complementan. Los hongos de la raíz [un montón de partículas de color blanco] ayudan, trabajan en conjunto con la planta para cargar nutrientes. Los agrotóxicos no dejarían nada de ese trabajo sinérgico. Las mosquitas se refugian en la flor del zapallo (“miren como se esconden, deben haber como 100”), las mismas que se comen las hojas de la acelga y las habas (no afectan, porque lo importante es la semilla), y a su vez son comidas por el San Antonio.

Los desechos orgánicos, por ejemplo, pueden ser utilizados de múltiples maneras. Los restos de cocina y de poda pueden ser compostados para generar tierra fértil, o bien aprovechar el metano de su descomposición para obtener biogás; el césped cortado puede hacer de mulch para proteger los canteros de siembra, los fardos de las cosechas pueden ser utilizados como bloques de viviendas o más bien casi exclusivamente, como ración para los animales. En el caso de la chacra Mapuche, los desechos de los cultivos son generalmente aprovechados de este modo. Por ejemplo, un cantero de remolachas puede estar lleno de yuyos. Una labor intensa de desmalezamiento genera montañas de material vegetal que se da como alimento a los cerdos o a las vacas. Los primeros pueden llegar a comer el equivalente a su propio volumen de pasto o restos de cultivo en el correr de un día. Ocasionalmente se recurre a la compra de ración, lo que no es preferible. Lo que se busca es limitar esta dependencia, mediante el aprovechamiento del material vegetal que compite por el espacio, o que no estaría destinado a la alimentación humana. 75


También hay rotación del ganado, por ejemplo, las vacas son generalmente introducidas en los canteros luego de la cosecha60. Las plantas, ya casi al fin de su ciclo, son comidas por el vacuno, que a su vez va preparando la superficie para un nuevo laboreo. Las deposiciones de los animales incorporan materia viva al suelo, por lo que incrementan su fertilidad con el paso de los meses. A mayor exposición de los animales al terreno, mayor será la carga de componentes orgánicos beneficiosos para el suelo. Así, el corral de los cerdos rota cada cierta cantidad de tiempo, y donde antes estaban los suinos se pasan a preparar canteros para el cultivo de verduras. Eventualmente, las deposiciones de los vacunos se incorporan en una pileta con agua, generando una mezcla de fertilizante orgánico denominado bostol. Esta forma particular de producir y de relacionarse con la naturaleza es atribuida al conocimiento, los saberes y la práctica tradicional de la gente del campo hasta hace pocas décadas. Sin embargo, César considera que - Uno encuentra que estaba todo escrito y que hay gente en el mundo, Fukuoka lo propuso en Japón y la permacultura lo propone, y los cultivos biológicos, orgánicos, biodinámicos lo proponen... Al fin y al cabo la vida campesina era eso, nada más estamos regresando a lo de antes. Si hace 100 años se hace todo así. Se buscaba agua con una ramita, se plantaba un montón de cosas, las gallinas andaban sueltas, a los chanchos se les daba la manzana que caía al suelo. Y era así, pasa es que ahora cambió. Todo se volvió industrial, vos tenés que ir a comprar la comida de los cerdos porque parece q es la q está mejor formulada...

El mito del progreso fracasa en la cosmovisión campesina, por lo que se pretende retornar a esta tradición: - La gente de 86 [años y más] tiene arriba toda aquella historia. Claro, cuando ellos se mueran, se llevan la historia. Habemos unos pocos que hablamos con esa gente, a mi siempre me gustó, yo iba, y hablaba, los buscaba... para peor son medio parcos, me tenían confianza por ser los que pasaba los precios del mercado y era el único que los pasaba. Entonces me tenían confianza, yo decía “Vega” y en seguida… no precisaba más nada. Entonces, después cuando esos paisanos fueron jóvenes, muchos, la mayoría... por ejemplo, llegó la urea, derivado del petróleo al 100%. Y vos echás urea y ves un resultado inmediato, y que parece re resultado positivo, súper. Entonces ¿que pasa?, así con muchas cosas... Que la gente se agarró de eso y después se empezó a enterar con el tiempo... [...] Es como el tipo que se droga pa’ correr una carrera de 100 metros. Johnson le ganó a Lewis, ¿no? [...] Entonces Johnson estaba drogado y le ganó, pero le ganó porque estaba drogado. El que corre bicicleta o lo que sea, drogado, gana,

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Con los animales se pueden limpiar los canteros, cuidando de no incorporarlos luego de la lluvia porque el terreno se arruina. Esta es la técnica que se recomienda en el curso, o es más bien una etapa del proceso experimental. Es conveniente apuntar que desde otras corrientes como la agricultura sinérgica, o la permacultura, que también se menciona en el texto, se desaconseja comprimir la tierra con cualquier peso. Esto le quitaría el aire suficiente a las raíces para que se desarrollen adecuadamente. Estas posturas prescinden de la fuerza motora del tractor, y se basan en el aprovechamiento de la microbiología del suelo, su cuidado y reproducción. Para ellos, el arado excesivo destruye los procesos de descomposición del suelo, reduciendo la regeneración de las sustancias beneficiosas. 76


pero gana de entrada pero después se hace pomada y no gana nunca más. Funciona así. Vos querés reventar la tierra, y no dejársela a tus hijos y a tus nietos y a toda la humanidad que la va a usar, entonces usá químicos, ya está. Funciona así. A la vista está, acá en Punta Espinillo, esto fue colonizado, fue subdidivido en los 60, o sea que tiene 40 y algo de años... y acá hay pedazos de tierra que no sirven para más nada. O sea son un desierto.

La comercialización de los productos es otro aspecto de la unidad productiva. A modo de ejemplo, se puede describir una situación cotidiana de producción y comercialización en la Chacra Mapuche: [Diario de campo] Hay 8 filas de 50 metros de zapallito: “se tienen que cosechar en su momento justo, sino se pasan. El punto es cuando están verde clarito, no verde fuerte”. El primer día de la cosecha se sacaron cinco cajones, se venden a 20 pesos el kilo. Cada cajón sale 100 pesos. El precio en el mercado es de 34-35 pesos el kilo. Lo venden en un almacén cercano.

En algunos rubros, la producción se mezcla con la de otros productores en el mercado; en ocasiones llega de esta manera al consumidor final, sin el valor diferencial que le puede aportar la calidad de ser un producto sin químicos. Hay algunas certificaciones reconocidas institucionalmente, pero César prefiere legitimarse en esos ámbitos. En cambio, durante un tiempo puso en marcha un circuito de comercialización de productos que se promocionan como frescos y orgánicos, del que participaban alrededor de treinta consumidores. [Diario de campo] Involucra a dos trabajadores en la preparación de los productos y un distribuidor. El funcionamiento es el siguiente: el Ingeniero difunde la propuesta en el programa radial y configura una lista de interesados. La oferta se arma con los rubros disponibles en la chacra, pero también con la producción de los productores vecinos. La cantidad y variedad depende de la época y la disponibilidad, pero cuenta con una variada oferta de hortalizas y frutas en menor medida, huevos, conejos, miel y otros productos. La demanda es muy importante. Hay interesados en lista de espera.

En pocas semanas se agotó la mayor parte de los productos propios y hubo una creciente necesidad de recurrir a los productores vecinos. El interés que generó superó los ciclos biológicos de reproducción. En este caso, la propuesta configuró un mercado y la unidad productiva comenzó a funcionar como una verdadera empresa.

Los cursos de producción de alimentos orgánicos “Curso de producción de alimentos orgánicos, 100% orgánicos. Hortalizas, frutas, aves, cerdos. Sábados de mañana y de tarde. Lo que va a aprender no está escrito”. Spot radial

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Imagen 25: Dinámica de una tarde de trabajo en el Curso. En este caso, se está preparando la tierra y sembrando.

Imagen 26 y 27: Diferentes formas de preparar la semilla para luego ser conservada. A la izquierda, zapallo, de semilla grande, y a la derecha, simientes más chicas que están siendo “limpiadas” por el viento.

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En las audiciones se promocionan los Cursos, instancias semanales de acercamiento al modo de trabajo que se practica en la Chacra. Es un espacio de significación que constituye en sí mismo una agrupación de seguidores, un momento de transmisión de saberes que generalmente tiene lugar los sábados a la tarde. Los participantes son adultos de diferentes edades y ocasionalmente algunos jóvenes, aunque el público varía entre los que se acercan por primera vez y aquellos que concurren hace varios años. Éstos se llaman a sí mismos “los repetidores”. Se puede decir que muchos de quienes asisten están interesados en tener una chacra o “cortar con todo”, es decir, reducir la dependencia de la ciudad, cambiar de hábitos. Polaco, uno de los “repetidores”, describe los Cursos de esta manera: - El conocimiento es súper valioso y variable. Ningún curso es idéntico, todos se van ajustando a la situación del momento, como el clima, las estrategias se van modificando también. Los grupos también son bastante heterogéneos, no son, nunca fueron. Acá hubo una cosa que a mi me interesó desde un principio y que me lo propuse y creo que lo logré, que era la parte de formar el carácter a través de las inclemencias del tiempo. Llovía, veníamos; hacía sol, veníamos; hacía frío veníamos. No me arrepiento de ninguna de las veces que vine, ni aún de las peores que me he ido muerto, cansado, de estar cansado y venir igual, de estar con dolor de cabeza y estar igual... Digo, porque me parece que si mi objetivo es en algún momento vivir en esta condición, no ameritaba el dolor de cabeza una excusa para dejarlo, porque en el momento que yo esté viviendo, voy a tener el dolor de cabeza voy a tener que estar, no me voy a poder ir. De todo, de todo, una experiencia sacás. Y de las experiencias vas construyendo algo. Siempre, construís a través de lo que experimentás.

La tónica general del predio puede ser descripta como un centro experimental de producción sostenible, basado en la práctica de la agricultura orgánica y la utilización de energías alternativas. Subyace la filosofía de “limitar la circulación de energía dentro de la chacra”. De esto se desprende que la reutilización de los desechos, la dependencia mínima de insumos externos, y la mantención de la diversidad vegetal y animal como medio de favorecer el equilibrio ecosistémico, serían los fundamentos teóricos o los principios básicos del proyecto. Para César, el primer objetivo es “que uno achique el camino de la observación en el campo”, es decir, preparar gente para que pueda producirse su alimento. Una de las aseveraciones principales es que “hoy en día es más urgente que nunca conseguir un pedacito de tierra, de una hectárea. Con una hectárea es suficiente para una persona”. Producir en una hectárea requiere de mucho trabajo, y es suficiente para una familia. [César, programa La voz del PERI 09 /11/2011] - Uno se pregunta, “tengo que invertir mucha plata, corro riesgos, el clima, etc. ¿¿para qué me voy a meter en una chacra??” ¡Al pedo!... ¡porque no va a haber alimento! Va a haber escasez de alimento, y vamos a pasar hambre, y no se confíe Ud. que tiene plata, porque la plata (está demostrado en los países donde ya sucedió), es un papel pintado y cuando hay caos no sirve para nada”.

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Conclusión Félix Guattari (1990) sostiene que “la ecología cuestiona el conjunto de la subjetividad y de las formaciones de poderes capitalísticos, los cuales no tienen ninguna garantía de continuar triunfando; […] la crisis permanente actual, financiera y económica, puede desembocar en importantes transformaciones del statu quo social y del imaginario ‘mass-mediático’”. La noción de crisis es un elemento que atraviesa esta aproximación etnográfica de principio a fin. Crisis múltiples, que derivan en la conformación de nuevos sistemas de narración, en la apropiación de “emblemas” que van definiendo las agrupaciones en oposición a dinámicas que se perciben injustas o negativas. La totalidad de las trayectorias que hemos analizado contienen rupturas con un estado anterior. Así, pudimos conocer de primera mano no sólo la conformación de una nueva unidad ideológica, sino también una manera distintiva de relación con el medio manifestada en la unidad doméstica y productiva denominada Chacra Mapuche. Tal vez estemos, como sostiene Parker (2012), en una época de tránsito de paradigmas, de un paradigma cientificista, ilustrado, cartesiano y “modernista” hacia un nuevo paradigma más integral, holístico y ecológico. Pero no elegimos realizar este trabajo en función del éxito que pueda llegar a tener este Partido que aún hoy se encuentra en proceso de consolidación. Nos interesaba conocer la globalidad del discurso y sus múltiples aspectos para incorporar, a través de la etnografía, a los sujetos ambientales como productores de categorías. Estas categorías surgen en procesos de resistencia-hegemonía, y se configuran no sólo a través de la tradición sino también en la forma en que los sujetos perciben y valorizan el entorno. La transformación del ambiente está relacionada con su representación. Contemplar y visibilizar los saberes de los grupos humanos es una parte central de nuestra investigación. A lo largo de este trabajo hemos estudiado la reconstrucción de identidades políticas y la revalorización de determinadas “formas de vida”, concepciones ligadas a diferentes tradiciones que confluyen en una comunidad de sentido, y, en especial, en su figura carismática. Pudimos visualizar todo este fenómeno en un espacio etnográfico particular, en una asociación que se está formando y de la cual pretendimos abarcar sus diferentes dimensiones. En cierto sentido, pretendimos desarrollar tanto un enfoque intensivo como extensivo (Geertz, 1961), ocupándonos de la “microsociología de la vida en el campo” pero también, y sobre todo, de cómo se constituye ésta en relación al “todo sociocultural” que propicia la emergencia de este tipo de asociaciones.

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