Indagaciones modelo neoclásico hacia economia vital

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INDAGACIONES AL MODELO NEOCLÁSICO DE LA MICROECONOMÍA (Hacia la Economía Vital)

1 MARIO BLACUTTT MENDOZA


Los derechos de ley y de propiedad de la presente obra, en sus versiones impresa y digital, están reservados y protegidos por Ley Tercera Edición 2018

Dedico esta obra a todos los grupos humanos excluidos y condenados al hambre por el modelo económico actual, el Marginalismo Neoclásico, al que he denominado La Economía del Vudú

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El Equilibrio Neoclรกsico

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PRÓLOGO

Este trabajo contiene un análisis crítico sobre el modelo neoclásico de la microeconomía y de todos los modelos que usan el principio de marginalidad; está dirigido, principalmente, a los estudiantes universitarios que ya han vencido la asignatura de Microeconomía I. Debo poner en claro que identifico como “marginalistas” a todas las corrientes económicas inscritas en el marco del Principio de Marginalidad. Así, serán marginalistas los neoclásicos, los monetaristas, los de la Escuela Austriaca… por otra parte, he tomado algunos temas de referencia de la obra de Gregory N. Mankiw “Principles of Economics” dado que, al presente, refleja las tesis del marginalismo neoclásico y también sirve de texto en las facultades de economía de varias universidades de Latinoamérica. Los teóricos del marginalismo actual, llámese neoclasicismo, economía de oferta, nueva macroeconomía clásica, monetarismo…, pretenden estructurar un modelo “racional” para que creamos que es científica, aunque no pasa de ser una simple construcción mental, pues la mayor parte de sus “leyes económicas” y los hechos que toman en cuenta no están en el mundo real, son ficticios. Las llamadas “leyes” económicas parecen surgir del ectoplasma que segregan los portavoces del marginalismo en todas sus variantes, tal como los espiritistas en estado de trance. Los más extremistas dicen que el hombre viene al mundo con instrucciones impresas en el cerebro sobre cómo debe comportarse para ganar más, trabajando menos. Dicen que las instrucciones se han grabado en la evolución humana desde que la ameba era ameba (Ludwig von Mises: “La Acción Humana”) De este modo, con la pretensión de aparecer como “científicos” lo que no son, tratan de copiar el método empleado por la física newtoniana. En el intento, siempre fallido, el modelo inventa fórmulas matemáticas, supuestamente “válidas para todo tiempo y lugar” que aplican en un mundo virtual, conformado por los electrones que pululan en la pantalla blanca de una computadora. Allí estructuran sus lucubraciones y luego, con ayuda de programas de simulación, modifican el valor de algunas variables para contemplar los resultados que se expresan en el modelo. Una vez que el modelo muestra los resultados en el monitor de la computadora, al grito del ¡Eureka! Arquimideano, afirman que han segregado una nueva “ley” destinada al bronce, aunque la visión modelada no tiene asidero alguno en la realidad. Ésa es una de las grandes debilidades del marginalismo de todos los tiempos: identificar, como si fueran uno solo, el modelo con la realidad. La Economía Vital considera que el Sistema Capitalista es eficiente y puede ser más equitativo, pero el Modelo Marginalista actual, no importa el nombre con que se disfrace, lo deforma. Por otra parte, considera la pretendida conjunción de “La Acción Humana” con

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“El Individualismo Metodológico” es incompatible con la lógica y el desarrollo de la humanidad. Si el individuo aislado existiera, su acción sería irrelevante. Una Acción relevante es la Acción Interactiva Complementaria o Antagónica. Es cierto que hay individuos, incluso grupos humanos enteros, que son excluidos de la sociedad, por lo que se encuentran incapacitados para ejercer la Acción Interactiva en el marco de la Relación Complementaria. Lograr que la discriminación individual y la exclusión de los grupos humanos desaparezcan es el objetivo principal de la Economía Vital, cuyos rasgos esenciales se inscriben en esta obra. La Economía Vital partirá de una trilogía conceptual como base de su fundamento: El mayor alivio es la cesación del mayor dolor. La pobreza y, con ella, la exclusión, causan el mayor dolor colectivo La tarea de la Economía Vital es eliminar la pobreza y la exclusión. ¿Por qué tratamos de estructurar una ciencia económica cuyo objetivo principal es eliminar la pobreza y mejorar la calidad de vida de la población, tomando a los segmentos más empobrecidos como referentes objetivos? Pues por dos razones principales: Primero Una economía consolidada, debe contar con todos sus recursos potenciales para ser puestos en acción y lograr así, un desarrollo razonable económico, social y cultural, algo que no puede lograrse si en un país existen grupos excluidos e imposibilitados de participar en el proceso productivo Segundo Porque es necesario restituirles sus Derechos de Propiedad. En efecto. La Constitución Política del Estado determina que todos los recursos naturales que existen en Estado o una Nación son de propiedad colectiva de todos los hombres y mujeres que han nacido y criado en un país. En consecuencia, si alguien pone un negocio, compra un bien inmobiliario un bien de lujo… en el territorio nacional, estará usando de los recursos naturales como el suelo, el agua, el aire… es decir, todo lo que existe en la superficie, debajo de ella y en el espacio aéreo que está por encima. El Impuesto es el pago que el Estado cobra para restituir a los habitantes de un país los derechos de propiedad que la Constitución Política del Estado les otorga. La Acción Interactiva Complementaria, a través de la Economía Vital, es el instrumento que garantiza que esos derechos de propiedad sean debidamente cancelados y distribuidos entre quienes conforman la población nacional, bajo el principio de la Equidad Solidaria. No se trata de dar

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limosnas a los pobres; se trata de defender sus derechos de propiedad que les corresponde como ciudadanos de un país. Para consolidar una economía que se ocupe de la calidad de vida de la población, primero debemos conocer cuáles son los rasgos más importantes del modelo económico en boga, el que basa sus postulados en el principio marginalista, a los que le han adjudicado la calidad de “racionales”, deformando el concepto de racionalidad hasta volverlo una caricatura. Esto es particularmente cierto en los países subdesarrollados, marginados por el actual modelo. Para evitar el uso de ese término he concebido una nueva racionalidad: El Principio de lo Razonable, el que se caracteriza por su inflexible oposición a los extremos, para permitirnos encontrar entre ellos el punto que identifique una pauta acertada de comportamiento. El Principio de lo Razonable no acepta las lucubraciones surgidas de alguna neurita santificadamente inspirada por el vudú con tecnología. La Economía Vital, que es la propuesta que da cuerpo a este libro, está inscrita en el Principio de lo Razonable y, al desarrollar sus hallazgos, también tiene la intención de mostrar algunas de las contradicciones en las que cae el actual modelo marginalizado. En las indagaciones sobre los modelos-fantasía, esta obra analiza al grupo humano y al individuo en continua Relación Complementaria, la que sólo es posible en el marco de una Sociedad organizada. En los primeros capítulos cito las percepciones de Gregory Mankiw porque es un conspicuo portavoz del marginalismo neoclásico, aunque no tiene rango de teórico, al igual que todos los simples repetidores criollos de la fórmula marginalista. En esa segunda edición digital he modificado algunos conceptos, he adicionado otros y he tratado de hacer más clara la lectura; sobre todo, he suprimido casi todos los gráficos para dar el realce debido a la conceptualización de los temas.

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Biblioteca del Real Monasterio del Escorial Las bibliotecas mรกs lindas del mundo - Estandarte

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1 LAS PERCEPCIONES MARGINALISTAS

Introducción Los marginalistas de todo cuño, agrupados en la corriente del anarco-capitalismo o neoliberalismo, insisten en que el mercado no debe ser regulado, pues sus mecanismos estructuran un engranaje perfecto que le permite resolver todos los problemas que, por la intervención del Estado, se producen en las economías. En su afán de evitar que el Estado controle las ganancias de las corporaciones empresariales, niegan que las crisis que azotan al planeta sean un producto de la incompetencia del mercado para evitarlas. Afirman que las crisis se deben a las personas que manejan mal la política monetaria y reafirman la pureza virginal del mercado y de sus “sagradas leyes vigentes para todo tiempo y espacio”. También se ha apropiado de una categoría filosófica: la racionalidad, a la que convierten en la irracionalidad más tenebrosa. Los significados de “Racional” y “Racionalidad” están muy desprestigiados, pues estructura una escuela de pensamiento que considera a la Razón como el único instrumento cognitivo del ser humano, dejando de lado el resto de sus facultades: voluntad, sentido de pertenencia, imaginación, cultura, tradiciones, emoción… sobre las cuales ya se estructuran nuevas teorías económicas, basadas en el mundo real y en los rasgos mentales del hombre cuerdo, del hombre normal. Entre esas percepciones citamos, por ejemplo, a la Economía Evolutiva, la Neuroeconomía y otras similares. La lectura de los primeros párrafos del presente capítulo nos mostrará la arbitrariedad con la que los marginalistas actuales tratan de encajar sus lucubraciones a como dé lugar, sobrepasando los límites mismos de la cordura. Empecemos con la primera arremetida de la “racionalidad” marginalista, citando párrafos de N. Gregory Mankiw, representante del marginalismo neoclásico actual, en su pretensión de hacer idénticas las tareas de un ama de casa y las de una corporación transnacional. Los subtítulos en azul son artificios expositivos de esta obra y los ponemos para establecer el significado real del contenido de la cita correspondiente. El texto con sangría, en cursiva es el que designa las citas del libro de Gregory Mankiw El ama de casa como ejecutivo de una corporación transnacional “Un ama de casa enfrenta muchas decisiones. Debe decidir cuáles miembros del grupo familiar realizará ciertas tareas y cuánto obtiene en cambio: ¿Quién cocina? ¿Quién lava la ropa? ¿Quién tendrá el postre extra en la cena? ¿Quién escoge el programa de TV que la familia verá? En resumen, el ama de casa debe asignar sus recursos escasos

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entre varios miembros, tomando en cuenta las habilidades de cada uno, sus deseos y esfuerzos”. En esta propuesta Mankiw no sólo nos traslada a la época del matriarcado, sino que deforma el campo de acción de la economía de una manera pronunciadamente sesgada. Aunque tenemos un capítulo completo sobre la globalización y las corporaciones transnacionales, adelantaremos algunos datos para que Mankiw se ponga al día y se entere de cuáles son las condiciones en el mundo. Para ello, citaremos un párrafo del Ensayo de Todor Petrovic sobre el poder de las transnacionales: “… su ventaja comparativa estriba en el hecho de que son entidades supranacionales que tienen la capacidad de organizar la producción minimizando costos. Logran este objetivo realizando ventas de productos y servicios, distribución, marketing servicio al cliente, asuntos legales, distribución y relaciones públicas, financiamiento de negocios, desarrollo, planificación, política de precios y administración… los capitales son enormes. Ése es un brevísimo resumen de las actividades que desarrollan las transnacionales y el poder que tienen; también son las que Mankiw compara con las actividades de un ama de casa, cuando debe decidir sobre quién prenderá el televisor durante la velada del sábado. A pesar de todo continúa con la deformación extrema. Ahora quiere proyectar la idea de que no son las corporaciones empresariales las que toman decisiones sobre la producción, distribución de bienes y servicios; en su visión neoliberal, esas decisiones son tomadas, nada menos que ¡por la sociedad! Leamos que dice: La Sociedad sería una Corporación Transnacional “Del mismo modo que un ama de casa, la Sociedad debe encontrar alguna manera para decidir que tareas deberán hacerse y quiénes lo harán. Necesita gente para que produzca comida, ropa… Una vez que la sociedad ha asignado a la gente a diversas tareas, también debe asignar los bienes y servicios producidos. También decidirá quién habrá de comer caviar y quién comerá papas. Debe decidir quién conducirá un Ferrari y quién tomará el omnibus”. La idea de que la “sociedad” decide quién comerá caviar y quién, papas, ya sería extraña en la época de Sócrates, cuando “la polis” se reunía para decidir sobre aspectos comunitarios. Ni aun una sociedad comunitaria propiciada por los socialistas utópicos como Fourier, Blanc, Saint Simon… podría hacer una afirmación como ésa, sobre todo, en una fase de capitalismo maduro en el que la competencia por los mercados es realmente feroz. Para traerlo a la realidad de este mundo, tomemos al azar cualquier ensayo actual cuyo tema se orienta al poder de las corporaciones transnacionales; por ejemplo ¿Quién controla la economía mundial? El poder de las transnacionales de Alberto Garzón E.

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“No cabe ninguna duda de que hay una relación directa entre las entidades que concentran el poder económico y político, en la medida que han aprovechado la debilidad autoimpuesta por los Estados por medio de las privatizaciones y desregulaciones, la responsabilidad en la crisis financiera y los beneficiarios del intento de salir de la crisis. Podemos decir, con los datos en la mano, que las entidades financieras son quienes controlan la economía mundial. Pero lo hacen sin necesidad de recurrir a conspiraciones oscuras, porque es la propia dinámica del sistema económico capitalista la que explica que estos sujetos económicos, las empresas transnacionales y su red, operen de acuerdo a una lógica que les lleva a defender sus intereses. Intereses que son antagónicos con los de los ciudadanos, de modo que su propia dinámica lleva al incremento de la explotación sobre los más desfavorecidos. La expresión contemporánea de la dominación económica y política de los países industrializados sobre el Tercer Mundo, apropiándose de fuentes de materias primas, controlando mercados exteriores, eliminando empresas competidoras locales, aprovechando los bajos salarios de los países en desarrollo para su beneficio, drenando las reservas por excesiva remisión de utilidades, distorsionando la producción con tecnologías inapropiadas que imponían a los países receptores, conjuntamente con el modelado, a través de la presión publicitaria, de patrones de consumo inadecuados para el estadio de desarrollo de estos países. Se les criticaba, asimismo, por inmiscuirse en la política interna de los países en desarrollo”. La forma en que las corporaciones manejan sus empresas anula de raíz cualquier intento de otorgar a la “sociedad” las decisiones empresariales. Otra vez la Sociedad como Empresario “La Economía es el estudio de las formas en las que la sociedad administra los escasos recursos que tiene… estudia cómo decide la gente: el tiempo de trabajo, el ahorro… la interacción de unos con los otros.” Hasta no hace mucho se creía que la vieja expresión: “Lo que es bueno para la General Motors es bueno para la Sociedad”, no podría ser parangonada con ninguna otra, en su intención de identificar los intereses de la empresa con los de la nación. En realidad, con el tiempo ocasionó la repulsa conjunta de las instituciones, incluso de los mismos teóricos liberales de la época. Pero Mankiw, uno de los portavoces académicos del neoliberalismo actual, nos asombra nuevamente cuando supera el grado de deformación del viejo liberalismo, al identificar la sociedad y la empresa como una identidad. Los liberales de viejo cuño por lo menos separaban el concepto de empresa del concepto de sociedad mientras que los neoliberales del presente pretenden hacer de ambos uno solo, al declarar que “los escasos recursos…” convirtiéndose en uno de los teóricos comunitarios que las comunidades andinas y de otros pueblos originarios envidiarían. Sigamos No se debe pagar el costo ambiental porque reduce beneficios

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“Al ser más altos los costes, las corporaciones acaban obteniendo menos beneficios, pagando unos salarios más bajos, cobrando unos precios más altos o las tres cosas a la vez. Por lo tanto, aunque la legislación sobre la contaminación tiene la ventaja de conseguir un medio ambiente más limpio y mejorar la salud, tiene el coste de reducir las rentas de los propietarios de las empresas, de sus trabajadores y de sus clientes.” Como todo marginalista, Mankiw cree que los recursos naturales: agua, suelo, aire… son bienes libres, en consecuencia, la incorporación del costo ambiental en el costo del producto le parece un atentado en contra de la calidad de vida de todos. En esta obra se reserva dos capítulos dedicados al análisis del medio ambiente y las consecuencias de la sobre explotación de que es objeto por parte de las corporaciones transnacionales, las que, en su afán de maximizar sus beneficios, se han convertido en víctimas de una extraña forma de antropofagia, pues han empezado a devorarse el planeta. La eficiencia y la equidad como enemigos entre sí “La eficiencia significa que la sociedad obtiene el máximo beneficio de sus recursos escasos. Igualdad significa que esos beneficios son distribuidos uniformemente entre los miembros de la sociedad… Con esta afirmación se pretende aterrorizar a la gente, proyectando la idea de que la igualdad se refiere a lo que se llama “igualitarismo”, es decir, la tesis de que el producto debe ser repartido en porciones exactamente iguales entre los individuos de una sociedad, independientemente de las capacidades, habilidades y esfuerzos. Esta tesis es refutada no sólo por mí, sino por ilustres liberales, por ejemplo, Rawls, quien tiene mucho que decir en cuestiones de distribuciones más equitativas del ingreso, tal como veremos en el capítulo respectivo. En síntesis, los dogmáticos siempre intentan refutar un concepto poniéndonos como única alternativa su extremo, en un mundo de dos dimensiones: blanco o negro. El Impuesto y “el Monopolista Capaz” “…mientras se logra una mayor igualdad las políticas de impuestos reducen la eficiencia... Cuando el gobierno redistribuye el ingreso de los ricos a los pobres, reduce la recompensa que merece el que trabaja más; como resultado, cuando el gobierno trata de cortar la torta económica con rallas más iguales la torta se reduce” El fanatismo de Mankiw es extremo. Ni siquiera dice que el impuesto es un “robo a las empresas”, sino que se refiere al “individuo capaz”. Por este razonamiento reduce las corporaciones transnacionales de hoy al rango de las tienditas de barrio administradas por un almacenero bonachón del siglo XIX. No quiere hablar de las inmensas corporaciones transnacionales, algunas de las cuales tienen ingresos que superan los cien mil millones de dólares anuales. Para rechazar las deformaciones absurdas de los portavoces académicos de

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las corporaciones transnacionales, nos preguntamos: ¿Por qué debemos ocuparnos del bienestar de los pobres? Pues, porque es necesario restituirles sus Derechos de Propiedad. Derechos de Propiedad En efecto. La Constitución Política del Estado, que define las características de todos los Estados Nacionales, establece que el territorio y todos los recursos naturales, renovables y no renovables que existen en la superficie, en el sub suelo y en el espacio aéreo es de propiedad colectiva, pertenecen colectivamente a todos los hombres y mujeres que han nacido y viven en un país determinado. En consecuencia, si alguien pone un negocio en el territorio nacional, tendrá que usar los recursos naturales cuya propiedad es colectiva, por lo que debe cancelar a los propietarios el derecho de propiedad que tienen sobre esos recursos. El Impuesto y las tasas son los pagos que el Estado cobra para restituir a los habitantes de un país los derechos de propiedad legítimos y legales que tienen. La Acción Interactiva Complementaria, a través de un modelo Razonable de Economía ha de ser el instrumento que garantiza que esos derechos de propiedad sean debidamente cancelados y distribuidos entre quienes conforman la población de un país, bajo el principio de la Justa distribución de los derechos de propiedad. En síntesis, cuando exigimos una mayor igualdad en la distribución del ingreso, nos estamos refiriendo a la necesidad de que se devuelva a los pobres, los derechos de propiedad que por ley y por justicia les corresponde. No estamos pidiendo limosnas para ellos. Los neoliberales son los campeones de la defensa de la propiedad privada, pero cosa extraña, se olvidan de sus “ideales” cuando se incluye como propietarios a los pobres. Sigamos. La utilidad de la primera página de un texto es mayor que la utilidad de la segunda “…pedimos consejo a un amigo sobre el número de años que debemos permanecer estudiando. Si comparara el estilo de vida de una persona que tiene el doctorado con el de otra que no ha terminado los estudios primarios, podríamos quejamos de que esta comparación no nos sirve de mucho para tomar una decisión. Ya poseemos algunos estudios y lo más probable es que tengamos que decidir si estudiamos uno o dos años más. Para tomar esta decisión, necesitamos saber cuáles son los beneficios adicionales de un año más de estudios (unos salarios más altos durante toda la vida y el mero placer de aprender) y los costes adicionales en que incurriríamos (las tasas de matrícula y los sala ríos que perdemos, mientras estudiamos) Comparando estos beneficios marginales y costes marginales, podemos averiguar si merece o no la pena estudiar un año más.” Esa propuesta no es de Mankiw; pertenece a Gary Becker y su tesis sobre lo que llama “El capital humano”, un intento de acomodar como sea el principio de marginalidad, traído del mundo del vudú, al mundo real. En primer término, debemos aclarar que la decisión de abandonar o no los estudios para ponerse a trabajar, es algo que tiene relevancia sólo entre los hijos de padres cuyo ingreso es incierto. En cambio, los hijos de los ricos no tienen esa disyuntiva. Por otra parte, cuando un estudiante decide ingresar a la universidad, lo hace

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con un objetivo: lograr un título. Para alcanzarlo, debe cumplir con todos los requerimientos que exige el plan de estudios de la universidad respectiva. En este proceso no se puede afirmar que un año de estudios sea más o menos útil que otro; eso es ridículo. Con la misma lógica podríamos afirmar también, “hablando en el margen” que la primera hora de estudios del novato es más importante que la segunda, lo que nos llevaría a declarar que la lectura de la primera página de un texto es más “útil” que la segunda... los ejemplos serían incontables. En el mundo real, la empresa, digamos petrolera, cuando debe reclutar a un nuevo empleado, no le pregunta si ha vencido el primero o segundo años; no, más bien le pedirá el título de geólogo u otro parecido, pues ese título es una constancia de que reúne los requisitos que le permiten formar parte del equipo técnico de la empresa petrolera. Si no lo tiene no formará parte de la empresa. Una Mano Invisible para un mercado fantasma “La habilidad de la mano invisible para guiar la actividad económica tiene un importante corolario: cuando un gobierno impide que los precios se ajusten a las condiciones naturales de la oferta y la demanda, impide que la mano invisible coordine a los millones de hogares y empresas que constituyen la economía. Este corolario explica por qué los impuestos afectan negativamente a la asignación de los recursos: los impuestos distorsionan los precios... y, por lo tanto, las decisiones de los hogares y de las empresas. También explica el daño aún mayor que causan las medidas que controlan directamente los precios, como el control de los alquileres… Uno de los objetivos de este libro es comprender la magia de esta mano invisible ¡La fantasmagoría en acción! Si Heisenberg hubiera pretendido establecer el Principio de Incertidumbre, siguiendo las pautas del determinismo de Pierre Simon Laplace, en vez de una teoría nos habría legado un absurdo. Lo mismo sucede con la metáfora de la “mano invisible”, sostenida por los defensores del mercado de competencia perfecta, la estructura las teorías de los marginalistas actuales. Nada ha cambiado para ellos durante los dos siglos y medio transcurridos desde A. Smith, por eso es que la economía ha sido identificada como la ciencia que menos ha evolucionado en comparación a las demás. Una revisión de las grandes crisis periódicas que asolan a la humanidad será suficiente para darse cuenta de que la “mano invisible” sigue siendo lo que era: una metáfora vacía y absurdo. Pero no sólo eso, también nos da a entender que los marginalistas están orgullosos de vivir en el pasado; sólo en el pasado. Mankiw continúa sobre el tema: Los precios reflejan tanto el valor que tiene un bien para la sociedad como el coste social de producirlo. Como los hogares y las empresas observan los precios cuando deciden lo que van a comprar y a vender, tienen en consideración, sin darse cuenta los beneficios y los costes sociales de sus actos. Como consecuencia, los precios llevan a cada uno a obtener unos resultados que en muchos casos maximizan el bienestar de la sociedad en su conjunto.

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Indagación Con esta declaración nos enteramos que los monopolios y los oligopolios que rigen la economía del mundo actual, obran en beneficio de la sociedad, con muestras increíbles de un altruismo por nadie igualado en la historia. En su “Noveno Principio” dice que los precios suben cuando el gobierno imprime demasiado dinero. Sobre el particular diremos que es cierto, que algunas veces la inflación se debe al incremento de la oferta monetaria, es decir, al excesivo circulante que fluye en una economía. Nadie discute esa verdad. Pero, la pretensión de hacer que al incremento de circulante sea la única causa que produce la inflación, es mirar el mundo con dos taparrabos en los ojos. En ese intento, no toman en cuenta los procesos inflacionarios que provienen de la especulación financiera que realizan los especuladores haciendo uso de los excedentes de las corporaciones empresariales para aumentar más sus ganancias, tal como veremos en su momento. Tampoco se refieren a la estacionalidad en la oferta de productos agrícolas, al incremento de los precios de los bienes de capital y de los insumos… en fin, a las variadas causas que producen efectos inflacionarios, no sólo el incremento del dinero, per se. En el segundo capítulo, Mankiw, al otorgarse el rango de “científico” declara: “Los economistas tratan de abordar su disciplina con la objetividad del científico. Enfocan el estudio de la economía de una forma muy parecida a como el físico enfoca el estudio de la materia y el biólogo enfoca el estudio de la vida: elaboran teorías y recogen datos y los analizan para intentar verificarlas o refutarlas.” Con relación a esta nueva muestra de pretender ser lo que no se es, hay algo que es preciso hacer conocer, tanto al propio Mankiw, como a todos los marginalistas: nadie, en su sano juicio, puede tomar en serio a un “científico” que habla de la “magia” de la “mano invisible” y escoge un mercado fantasma para lucubrar a discreción, en muestras reiteradas de espiritismo formal.

La Lógica Interna del Modelo Neoclásico Indagación: Los Universalistas Los segregadores de conceptos no se contienen en la tarea de estructurar una idea que abarque el campo acotado de la investigación. Creen que la nueva noción no tendría dignidad suficiente si es que no abarcara el infinito y sus alrededores; universalizan con la eficacia de una fotocopiadora. Pretenden universalizar leyes, partiendo del comportamiento del individuo aislado. El individuo aislado y la universalización hacen de las seseras algo así como una fragua de herrero, de la que parten dardos de una artesanía calibrada en dos prensas: La generalidad y la particularidad absolutas. Esto es muy extraño. “El consumidor siempre quiere maximizar la utilidad del bien que compra”, dicen los neoclásicos, con su-

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ficiencia concentrada y con aires de infalibilidad papal. De esta manera, y de otras parecidas, el herrero de las generalidades, en vez de forjar herraduras, se complace en fundir conceptos universales con devoción sacra. Indagación: Los Singularistas Al otro extremo de la generalidad, habita el que “estudia los hechos y nada más que los hechos. Es el herrero del frente; el que fragua un inventario de singularidades. Su razonamiento es más o menos como sigue: antes de universalizar la maximización de la utilidad, debemos fijarnos cuál es el consumidor tipificado como tal. Será preciso que sepamos que nacionalidad tiene, dónde nació, cuál es su idioma cuánto pesa, su estado civil, su ingreso mensual, su preferencia por lo importado… Nada habrá en el medio entre las dos herrerías del pueblo. Ni siquiera un pedazo de zona oscura con la que el cosmos remienda sus secretos. Nada: si no universalizan un concepto o no lo singularizan al mínimo, seremos un trozo de pulpa para cada moldeador de ideas en el yunque de sólo dos dimensiones. Estos sujetos se parecen a las abejas: todo es percibido o en blanco o en negro. No hay una gama intermedia. Los universalistas de la singularidad dicen, con los bigotes en tren de esgrima, que nada existe, excepto el individuo. Estos defensores del individualismo extremado nos hacen saber que “nadie está por encima de mí”. Cada uno declara: “no aceptaré una opinión que no sea la mía”. La manía generalizadora de los súper individualistas es asombrosa. Pocas veces se ha visto una teoría tan publicitada como ésa. Para empezar, no toman en cuenta la existencia de las grandes corporaciones transnacionales, conformadas por miles de accionistas. No las toman en cuenta, especialmente, cuando dicen que el impuesto es un robo que el “individuo capaz” sufre por parte del Estado. La publicidad que se otorga a estos defensores del individualismo a ultranza los convierte en una especie en gurús de la “libertad del individuo” a nivel TV satelital. El Neoliberalismo, se opone a la participación del Estado en todos los países, especialmente, en los subdesarrollados que sirven de anfitriones a las transnacionales. En realidad, las transnacionales ya no explotan, sino que expolian los RRNN y humanos de esos países, al mismo tiempo que establecen salarios de subsistencia para los trabajadores, aunque Mankiw dirá que si estos salarios de subsistencia están por encima del salario “de mercado” deberían ser reducidos por el bien de la eficiencia económica; de esta manera, las transnacionales, según Mankiw, contratarán cadáveres de obreros. Las Corporaciones Transnacionales La Economía Vital considera que la presencia de las transnacionales es muy importante en los países subdesarrollados, por la tecnología y el conocimiento que portan. A esto hay que añadirle sus respectivas curvas de experiencia, lo que haría insensato oponerse a la acción de las transnacionales en los países sub desarrollados. Pero la Relación entre el Estado y la Transnacional debe estar inscrita en el marco del Principio de Relación Complementaria, la que establece beneficios mutuos razonables. Es preciso que esas relaciones de interacción se expresen en convenios que delimiten los derechos y expliciten los deberes del Estado y

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de la Transnacional. El Individualismo Metodológico pretende hacer del individuo un ente aislado para que forme parte de la masa, que siempre es manipulable. Las intenciones de convertirlo en hombre-masa se llevan a cabo por medio de la publicidad, la que se dirige a cada individuo en particular. Pero, la cantidad de individuos que son influidos por la publicidad, aunque no estén unidos en un grupo, forman la masa que estructura la demanda por un bien. Esa masa, que nada tiene que ver con el grupo social organizado, es manipulable, es una masa que sigue las instructivas de la publicidad. Esa masa no está organizada y es comparable a las hordas de Atila, en las que no hay relaciones interactivas entre los componentes. Lo que sí existe allí, es la relación de jerarquía entre el líder y la masa, tal como sucede con la empresa y el individuo aislado que conforma, a su vez, el hombre-masa. La Versión Marxista y la Populista Los marxistas y populistas no aceptan la importancia del individuo y afirman que “sólo las masas existen”. Los teóricos de las visiones al por mayor también quieren hordas para manipularlas. Los portavoces de ambos bandos quieren que seamos o autistas sociales o soldaditos de plomo de un ejército liderado por la arbitrariedad. A ninguno le conviene saber que, entre ambos extremos, existe una gama de posibilidades para que el ser humano, libre de la alienación, pueda elegir. El Término Medio y el Principio de lo Razonable Hay un sitio en ese espectro para ubicar el Justo Medio, que Aristóteles consagra como guía de todo comportamiento, identificado en algún punto entre los extremos. Para los fines del presente trabajo, ese Justo Medio en el que se basa el análisis, es la Unidad PoblaciónTerritorio, tal como queda descrita en el capítulo respectivo. La identificación de una de estas unidades, como escenarios de estudio y de aplicación de medidas, no significa establecer conjuntos autónomos, sin relación alguna con las otras poblaciones-territorio del país. Precisamente, postula que el Principio de Relación Complementaria es el que rige las relaciones entre las Poblaciones-Territorios y entre los subgrupos y los individuos dentro de cada una. Además, el Principio de lo Razonable es la antítesis de la llamada Elección Racional, a la que considera una entronización de los instintos más oscuros del Ser, en su afán de acumular más y más. La denominada “Elección Racional” es un retorno a la edad en que el Ser aún estaba dominado por sus instintos, nada más que por sus instintos de sobrevivencia. Instintos que le permitieron sobrevivir por la selección natural. Pero hoy, esos instintos han sido convertidos en la imperiosa necesidad de consumir más, más y más… hasta reventar. La “acción humana”, tal como queda planteada en la visión del espiritismo teórico, no responde a ninguna norma, es la renovación de la ley de la selva para modelar la versión moderna del hombre instintivo. El que, presa de una fuerza atávica poderosa, ha vuelto a la edad primera en su afán de satisfacer una feroz antropofagia que ahora le impele a devorarse el planeta. El Individuo en la Percepción Interactiva

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Pero no está en nosotros dejar pasar este retorno al pasado primero; no importa el grado de tecnología que dispongan los sanadores del vudú económico Somos individuos en sociedad, no somos individuos aislados. Percibimos el mundo, nos adaptamos a él y lo transformamos con el trabajo. Para ello, establecemos normas de ética. El Individuo nace en sociedad, vive en sociedad y muere en sociedad, luego de haber cumplido su ciclo y de haber realizado sus aportes al grupo social. Existe una Relación Complementaria permanente entre el individuo y el grupo relación que se expresa en la Acción Complementaria. El individuo, cuando nace, encuentra una sociedad establecida, crece, aprende sus tradiciones y costumbres y, de acuerdo con su talento, transforma al grupo original. La Relación Complementaria posibilita la dinámica del grupo social a lo largo de la historia y el grupo social evoluciona por la Relación Complementaria entre individuos y entre los grupos. El Individuo transforma al grupo por medio de la Acción Complementaria; sabe que una acción aislada no tiene relevancia alguna; para él nada hay fuera de la Sociedad. Por otro lado, el Principio de lo Razonable que propongo en esta primera obra, reúne en uno solo la descripción y la normativa. Por eso es que tiene la capacidad de identificar relaciones y así describir, explicar y pronosticar el comportamiento de la PoblaciónTerritorio elegida. Describe las Acciones Interactivas inter e intra grupos y toma en cuenta la normativa que emerge de las instituciones, del momento histórico y de la cultura de cada uno. Aunque los instrumentos analíticos son generales, sus hallazgos pueden o no ser extrapolado a otras Poblaciones-Territorio, para adaptarlos a cada una de ellas. El Principio de lo Razonable está diseñado para reflejar las formas y las causas de la Relación Complementaria entre el Individuo y el grupo humano al que pertenece. De este modo, la Elección Razonable establece las guías conceptuales que permitirán a cada grupo humano potenciar sus capacidades y llegar a la meta común: Terminar con la pobreza, la exclusión y la discriminación El punto de partida y la meta La “Elección Racional” parte del supuesto de que todos los individuos tienen satisfechas sus necesidades básicas. Para los teóricos del marginalismo lo importante es ocuparse de la elección entre opciones, supuestamente disponibles. En cambio, la Acción Complementaria, que va en pos de una Economía Vital, quiere llegar al punto de partida del modelo neoclásico; esto es, dotar a cada individuo de opciones factibles para que elija. En su horizonte histórico, identifica como punto de llegada lo que la “Elección Racional” considera como el punto de partida. El Principio de lo Razonable tiene la intención de hacer de la Ciencia Económica el instrumento para que el ser humano mejore su calidad de vida. En cambio, los espiritistas del modelo vudú de la economía han reducido a la ciencia económica a un recetario para que las transnacionales ganen más expoliando más. Por eso es que declaran, con renovado énfasis, que el Capitalismo es uno solo y el modelo del vudú para zombis es el único. Por su parte, el Principio de lo Razonable considera que no hay un sistema que se constituya en una alternativa al sistema capitalista. La experiencia

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de la ex URSS ya lo ha demostrado. Pero también considera que no existe un modelo único de capitalismo; afirma que cada país debe adaptarlo a las condiciones históricas y culturales de su evolución. Los pueblos pobres saben que, para llegar a la convergencia, necesitan tener más de lo indispensable y que los ricos derrochen menos. La verdadera dicotomía se plantea en los siguientes términos: Un poco más a cambio de un poco menos.

2 LA OFERTA Y LA DEMANDA

La Gran Contradicción del Modelo Neoclásico El consumidor otorga a la última porción del bien que adquiere, una valoración menor a todas y a cada una de las anteriores. Por su parte, el empresario encuentra que el costo de esa última unidad, la que el consumidor valúa en menos que cada una de las anteriores, tiene un costo mayor que cada una de las anteriores. Ésta es la dialéctica más extraña que uno se pueda imaginar.

El Mercado Todo el análisis del marginalismo en general y del neoclásico en particular, tiene como punto de vista esta contradicción. En este sentido, Gregory Mankiw cuando nos hace saber que Catalina otorga a la última unidad de helado que consume, un valor inferior a cada una las porciones ya consumidas; mientras que el heladero encuentra que esta última unidad, la menos valiosa para Catalina, tiene un costo mayor al de cada una las unidades anteriores ya producidas. Según el modelo, ésa y no otra, es la manera “científica” que el “heladero racional” tiene para maximizar sus beneficios y Catalina, para maximizar su utilidad. Obrando de esa manera, heladero y Catalina son expresiones máximas de la “racionalidad” humana. Gregory Mankiw, uno de los defensores del modelo neoclásico de mayor actualidad y cuyos textos se estudian en gran parte de las universidades, dice que el mercado es un grupo de compradores y vendedores de un bien o servicio. Los compradores determinan

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la demanda, y los vendedores, la oferta. Un ejemplo de la oferta, es el heladero de la esquina, aunque los consumidores escogen los helados entre la oferta que encuentran por parte de varios heladeros, quienes tratan de atraerlos a su negocio. La Competencia Perfecta También dice que los economistas usan el mercado de competencia perfecta para establecer sus “leyes”, por ello es que nos habla del heladero y de Catalina, en vez de hablarnos de la Exxon o de la Apple, corporaciones transnacionales que facturan por encima de los cien mil millones de dólares anuales. Mankiw nos hace saber que a pesar de la diferencia de mercados que hay en el mundo, asumir el mercado de competencia perfecta es muy útil porque son los más fáciles de analizar. Un comentarista dijo las declaraciones de ese tipo, tan comunes entre los que teorizan sobre la Economía de los espíritus, le recordaban al conductor que, guiando en plena oscuridad, pierde su teléfono móvil pero que sólo se detiene cuando encuentra un farol a orilla de la autopista, para buscarlo, “dado que allí hay luz”. La Demanda Individual En primera instancia, vamos a reproducir la Tabla 2.1 que Mankiw incluye en su texto y que contabiliza las porciones de helado que Catalina demanda a cada uno de los precios vigentes. Sobre la información contenida en la tabla, que ahora figura como tabla 2.1 en la siguiente página, se ha diseñado un segmento de la curva de demanda, la que se muestra en la gráfica 2.1. De acuerdo con los datos transferidos desde la Tabla, la demanda de Catalina será de 4 helados cuando el precio es de $us. 2.00 por cada unidad. Su demanda disminuiría a dos porciones si el precio aumentara a $ 2.50 y así sucesivamente. Indagación Para empezar nuestra primera indagación, citaremos a Alfred Marshall, el fundador de la corriente Neoclásica y creador de la curva de demanda y de oferta parciales, las que ahora son utilizadas por los marginalistas de todo cuño. En su obra “Principios de Economía” acerca del análisis de la demanda y la ley de la utilidad marginal decreciente en términos de precios dice: cuanto más grande la cantidad de mercancías que posee una persona, el precio será menor manteniendo constante el poder adquisitivo del dinero. La utilidad marginal de un bien para un consumidor, se convierte en una lista de demanda y después, en una curva de demanda. En contra del Maestro La Afirmación de Marshall es congruente con la “Ley de la Utilidad Marginal Decreciente”. De acuerdo con lo establecido por la “Ley”, la próxima porción de helado será menos útil que la anterior. Por lo tanto, desde la lógica interna de la teoría, la variable independiente en una curva de demanda no sería el precio, sino la cantidad que el consumidor estaría dispuesta a comprar.

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Así lo sostiene en la segunda frase de la declaración citada: La curva que representa la utilidad marginal de un bien para un consumidor, se convierte en una lista de demanda y después en una curva de demanda. Por supuesto que Marshall también cae en el error de generalizar para todo tipo de bien y servicios lo que sólo es relevante para bines de consumo. Mankiw dice que la tabla y la curva de demanda de helado de Catalina han sido formuladas de acuerdo con la metodología de Marshall. Pero, tal como vemos, la curva de demanda de Marshall se deriva de la Curva de Utilidad Marginal Decreciente, mientras que la curva graficada por Mankiw no la toma en cuenta. Por esa razón, con Marshall, el precio sería la variable dependiente y la cantidad demandada por el consumidor, sería la variable independiente. Los neoclásicos, Mankiw entre ellos, afirman que la cosa va al revés; declaran que el precio es la variable independiente y la cantidad demanda, la variable dependiente. Por eso, según sus percepciones, a un precio de $us. 2.00, Catalina quiere 4 helados y al precio de $2.50 quiere sólo 2 y no a la inversa. Eso significa que no es la demanda la que determina el precio; más bien, son los ejecutivos de las grandes corporaciones quienes establecen un precio y el mercado les responde con una cantidad demandada. Por otra parte, la Economía Vital afirma que “la demanda individual de un bien” sería posible, razonablemente, para los bienes de consumo directo, como quedarán definidos en otro capítulo. Pero, la manía de generalizar de los neoclásicos no les permite hacer diferencias de cualidad. Por ejemplo, la generalización de la “Ley de la Demanda Individual” para un bien que no sea de consumo directo es absurda. Una curva de demanda individual para automóviles, no tendría sentido. Supongamos que la demanda se refiere al mercado de automóviles; de acuerdo con la teoría, al precio de $50000 Catalina demandará sólo un automóvil, pero si el precio baja a $45000, demandará dos, y luego cinco, si el precio es de $38000. Lo que es ridículo. El error está en generalizar la ley de los rendimientos decrecientes para todo tipo de bienes y servicios, en vez de circunscribirla al consumo de bienes de consumo. Una generalización así concebida es un despropósito. Los neoclásicos, en principio discípulos de Marshall, en la concepción del mercado y la demanda parcial, derivan la curva de demanda de lo que han dado en llamar “Curvas de Indiferencia” como se verá después. El resultado de esa derivación establece que el precio es la variable independiente y la cantidad sería la variable dependiente. Habría un problema de antecedente y consecuente en la presentación de ambas y con ese problema también habría dos percepciones completamente distintas una de la otra, aunque ambas no son sino dos de las variantes del mismo modelo. En otra dimensión teórica nos encontramos que el Neoclasicismo considera la existencia de cuatro modelos de mercado: “El modelo de mercado de Competencia Perfecta, el de Monopolio, el de Competencia Monopolística y el mercado de Oligopolio, cada uno de los

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cuales tendría características que las diferenciarían de las demás. Los textos de economía que se usa en las universidades exponen las singularidades que los neoclásicos atribuyen a cada uno de estos mercados. El Mercado de Competencia Perfecta: un fantasma revivido Al igual que “Pedro Páramo” de Juan Rulfo, en que la historia del pueblo abandonado es contada por los muertos, así también la Economía del marginalismo hace que el modelo de Competencia Perfecta, cuya existencia es sólo virtual, hable por los vivos de todos los meridianos y paralelos del planeta. Tendría los siguientes rasgos distintivos: Primero, el bien sería homogéneo. Segundo, existiría un precio único para ese bien, el que estaría dado por el mercado; los oferentes y demandantes serían precio-aceptantes. Tercero, habría tantos compradores y tantos vendedores que ninguno de ellos, por sí solo, tendría la capacidad de modificar los precios. Cuarto, libre ingreso y salida de empresas Quinto, se supone que hay información perfecta. Sexto, se supone la movilidad perfecta de factores de producción Eso significa que, si en EEUU hace falta mano de obra, los mexicanos podrán llenar los cupos; por otra parte, si en Angola hace falta capital, se supone que los capitalistas alemanes llevarán sus inversiones a ese país. Esto es ridículo. La insistencia en usar como escenario de análisis el mercado de competencia perfecta, insignificante al momento, sólo puede ser entendido en el marco del afán que se tiene de ocultar la presencia y la expoliación de las corporaciones empresariales sobre los recursos humanos y naturales del planeta. No otra es la intención de pretender igualar al ama de casa, y al heladero de la esquina, con la Exxon, o la Apple, por ejemplo. Indagación En la curva de demanda de helados por parte de Catalina, tal como lo presenta Mankiw y con él, todos los espíritus que moran en el Mercado de Competencia Perfecta, el precio del helado sería mayor que el ingreso marginal, lo que se deriva del hecho de que la curva de demanda individual es diseñada con pendiente negativa, exactamente igual a la curva de demanda, que, según el modelo, existiría en un mercado de monopolio, es decir, de competencia imperfecta. La pendiente negativa de esa curva es causada debido a que si el heladero quiere vender más helados deberá aumentar la cantidad ofrecida y rebajar el precio de cada unidad, que es el principio que los neoclásicos mantienen para un mercado de competencia imperfecta. ¿Quiere decir esto que Catalina paga un precio mayor que el Ingreso

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Marginal de cada helado recibido por el heladero? Con esta lógica, el vendedor de lechuga en los mercados populares encontraría que la demanda individual por su producto corresponde a la de un mercado imperfecto y, como tal, podría cambiar el precio del bien a su libre arbitrio, que es lo que los monopolistas y los oligopolistas hacen rutinariamente Ahora bien, el modelo neoclásico dice que la demanda total, no individual, que enfrenta cada empresario es una línea recta, debido a que el precio es dictado por el mercado y no por el empresario, tal como surge de los supuestos del Mercado de Competencia Perfecta. En este punto, el mundo de los muertos de Rulfo se expresa a todo volumen: el equilibrio el mercado de un bien, en el que la oferta y la demanda igualan debe durar un microsegundo, puesto que todo ha cambiado en ese microsegundo, lo único que ha permanecido en el cementerio de los ecos es el “equilibrio”. Los neoclásicos asumen que el precio elegido por el modelo ha sido establecido para un buen tiempo, única manera de llegar al “equilibrio”, situación a la que los teóricos de la Economía-Vudú consideran algo así como un estado de gracia en el mercado. Es para eso que necesitan un supuesto mercado de competencia perfecta y omiten los mercados reales, los oligopolios internacionales. Indagación sobre el Ingreso y la Insaciabilidad Por lo general, debido al principio de Insaciabilidad que sostiene el modelo neoclásico, si el ingreso del consumidor aumenta, la demanda por el bien que consume también aumentará, fenómeno que el modelo generaliza a todos los bienes y servicios. En este sentido, habrá un desplazamiento de la curva de demanda hacia la derecha, pues éste será un cambio de demanda y no solamente un cambio en la cantidad de demanda. El Postulado de la Insaciabilidad haría que Billy Gates agotara su ingreso anual en la compra de bienes y servicios para marcar el paso con la supuesta “insaciabilidad” que lo motivaría. Si Billy Gates se comportara en el marco de ese postulado, su consumo anual equivaldría al consumo anual de la población de cualquiera de los 165 países del planeta que están por debajo de ese nivel. Esto no es razonable. Por eso es que el Principio de Razonabilidad opuesto al de Racionalidad de los espiritistas neoclásicos, no acepta el principio de Insaciabilidad. Las Expectativas Si se espera que los precios de los automóviles suban en un próximo futuro, es posible que la demanda presente por automóviles aumente. Pero, el ejemplo que pone Mankiw, es realmente asombroso: dice que, si Catalina cree que el precio aumentará en el futuro, consumirá más helados en el presente, pretendiendo que un hartazgo de helados hoy compense la reducción de mañana. Esto es extraño, muy extraño en el mundo real. Sobre todo, no es Razonable. Indagación: El “voto” que castiga al que vota El Modelo del Vudú con tecnología asume que cada consumidor “vota” por un bien consumiendo más o menos de él. En el caso del desplazamiento de la demanda, se debió a que

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Catalina demandó un helado más al mismo precio que antes, seguramente debido a que sus ingresos o sus gustos han variado. El aumento de un helado por parte de Catalina ha hecho que el precio aumentara para todos. De este modo, el “voto” de Catalina a favor del helado se ha vuelto en su contra y en contra de todos los consumidores del producto. Desde ese punto de vista, Catalina, como cualquiera de los consumidores de helados, debería dejar de “votar” por un candidato que convierte su voto en una elevación del precio. Los demás consumidores se lo agradecerían. La Oferta Marginalista Neoclásica Los marginalistas de todo cuño denominan Punto de Cierre al punto mínimo del costo Variable, porque los ejecutivos deben decidir si cierran la empresa o esperan un tiempo para ver si el precio del bien mejora y logra cubrir todo el costo fijo. Algunos pueden cerrar el negocio. Esta relación se llamaría “La Ley de la Oferta”. Es entre la llamada “Ley de la Oferta” y la llamada “Ley de la Demanda” que descansa una especie de acertijo que nos brinda el modelo neoclásico. Por otra parte, el modelo dice que la cantidad que producirá el empresario en el corto plazo será la que corresponda a la intersección de la línea de precios, Po con la curva S, en este caso, la cantidad maximizadora será Q 0, la que corresponde al punto e de intersección. Con esto, la metamorfosis está hecha: se ha convertido la curva del costo marginal en la curva de oferta y, en la intersección con la curva horizontal de demanda, se ha logrado el equilibrio señalado por el precio P0 y la cantidad Q0. Indagación Hay en el modelo neoclásico de la Economía-Vudú paradojas muy extrañas. Una de ellas es el supuesto de que el productor maximiza sus beneficios, produciendo el bien en el volumen que corresponde al rango del segmento ascendente tanto de las curvas del costo marginal, como del costo variable medio y del costo medio; esto es extraño, porque en ese rango el empresario se enfrenta con costos crecientes. Partamos de la afirmación marginalista neoclásica: Costo Marginal Los marginalistas de todo cuño denominan Costo Marginal a la adición del costo total por la última unidad del bien producido. Se supone que la curva de Oferta del empresario está conformada por el segmento de la curva del Costo Marginal a partir del punto de cierre de la empresa. Si eso fuera así, entonces el incremento del precio, al motivar el aumento de la producción, se expresaría tanto en la curva del Costo Marginal como en la Curva de Oferta. Por el lado de la curva de Costo Marginal, la unidad extra tendría un costo mayor; por el lado de la curva de oferta, tendría un precio mayor. Dado que se asume la identidad de la curva del Costo Marginal con la curva de la Oferta, resulta que el costo de la última unidad producida es igual al incremento

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del precio de mercado por esa misma unidad; por lo tanto, el empresario no ganaría absolutamente nada de un aumento del precio de mercado para la última unidad del bien, pues ese aumento sería absorbido por el incremento de su costo. Todo esto es extraño, muy extraño. También vimos que el consumidor confiere a la próxima unidad del bien una valuación menor que la anterior, porque, según la teoría, le es menos útil. Pero eso no tiene importancia para los Caballeros de la Gran Orden del Espiritismo, les basta lucubrar sobre curvas de oferta y demanda para afirmar que se ha logrado el equilibrio. En cambio, el modelo operativo del Principio de Razonabilidad, en vez de la curva del Costo Marginal, identifica el segmento descendente de la curva del Costo Medio como la Curva de Oferta de la empresa, tal como se verá luego. El Equilibrio Neoclásico del Mercado Se supone que tal equilibrio se realiza entre “las fuerzas de la demanda y las fuerzas de la oferta”. La teoría dice que las acciones de los compradores y vendedores hacen que el mercado de helados tienda al equilibrio de la oferta y la demanda de mercado, es decir, al precio de P0 por unidad, tanto la demanda como la oferta de mercado están dispuestas a comprar y vender, respectivamente, Q0 unidades de helados. Este equilibrio se mantendrá hasta que nuevos movimientos en el mercado respectivo determine un nuevo punto de equilibrio. ¿Cómo se supone que se ha llegado a ese punto? De acuerdo con el modelo-vudú, de la siguiente manera. Gráfica 2.1 El Equilibrio Neoclásico

Primero, se afirma que el heladero opera en un mercado de Competencia Perfecta, aunque la curva de demanda individual por helados de Catalina tiene pendiente negativa, esto quería decir que el heladero cobra un precio superior al ingreso marginal, lo que muestra que el mercado en el que opera sea de competencia imperfecta.

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Segundo, dicen que la curva de Demanda que enfrenta el empresario-heladero será la suma de todas las curvas de demanda individuales, las que, como vimos en la anterior conclusión, tienen los atributos que caracterizan a las curvas de demanda de mercados imperfectos, aunque hay una decisión arbitraria que establece la permanencia de un solo precio de los helados dado para siempre. Esta afirmación oculta, sólo en parte, el hecho teórico de que la curva de demanda que enfrenta el heladero tiene también pendiente negativa, al igual que las que se les atribuye a las corporaciones transnacionales. Tercero, la Curva de Oferta del empresario-heladero sería el segmento ascendente de su curva de Ingreso Marginal a partir del punto de cierre, lo que significa que el heladero opera en el rango ascendente de la curva del costo medio y aun así obtiene ganancias. ¡Es admirable las cosas que suceden en el mundo de los espíritus! Cuarto, el ansiado equilibrio de mercado se logra en la intersección de la curva de demanda del mercado y la curva de oferta. La primera está conformada por la suma de las demandas de cada uno de los consumidores, los que otorgan a la última unidad consumida menor valor que a todas y cada una de las anteriores. La curva de oferta resulta de la suma de todas las ofertas de las empresas, en la cual esa última unidad, la menos valorada por los consumidores, tiene para los productores un costo superior a todas y cada una de las unidades anteriores. Estas afirmaciones no son aceptadas ni por el Principio de Razonabilidad ni por las poblaciones de los países subdesarrollados, los que necesita modelos que reflejen la realidad de cada país. La Política Económica El ataque más sistemático de los neoclásicos se centra en la participación del Estado en asuntos de la economía nacional. Portavoces de los intereses de las corporaciones, quieren que el Estado no fiscalice sus operaciones, de esa manera, las empresas tienen poder irrestricto para expoliar libremente los recursos humanos y naturales del planeta, especialmente en los países subdesarrollados, allí donde las corporaciones transnacionales tienen sus filiales. Veamos que tiene que decir Mankiw al respecto. El Control de Precios según Mankiw Cuando el gobierno, movido por las quejas de los consumidores de helados, impone un precio máximo en el mercado de helado, los resultados pueden ser dos… el gobierno impone un precio máximo de 4$ el helado. En este caso, como el precio que equilibra la oferta y la demanda (3$) es inferior al precio máximo, éste no es relevante. Las fuerzas del mercado llevan a la economía al equilibrio, por lo que el precio máximo no tiene consecuencia alguna Sobre el segundo caso …el gobierno impone un precio máximo de 2$ el helado. Como el precio de equilibrio de 3$ es superior al precio máximo, éste impone una restricción activa al mercado. Las

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fuerzas de la oferta y la demanda tienden a llevar el precio al nivel de equilibrio, pero cuando el precio de mercado es igual al máximo, no puede subir más. Por lo tanto, el precio de mercado es igual al precio máximo. A este precio, la cantidad demandada de helado (125 helados en la figura) es superior a la ofrecida (75 helados). Hay una escasez de helado, por lo que algunas personas que quieren comprar helado al precio vigente no pueden. Indagación: Precios Máximos Por supuesto, Mankiw no dice en qué circunstancias el gobierno se ve obligado a imponer precios máximos. Nosotros lo haremos por él. En los mercados del mundo real, donde no existe la “Competencia Perfecta”, los monopolistas, a diferencia de lo que dicen los marginalistas de todo cuño, tienen el poder de establecer precios y cantidades al mismo tiempo. En los mercados más comunes, como son los de oligopolio, los ejecutivos de ponen de acuerdo para incrementar los precios y las cantidades, al mismo tiempo. Ese poder hace que la sociedad se encuentre completamente indefensa ante las arbitrariedades de los empresarios. Precisamente, es en estas circunstancias que el Estado interviene para dictar precios máximos, los que no pueden ser sobrepasados legalmente por las empresas. Si no fuera por el Estado, los empresarios expoliarían aún más a la sociedad. Mankiw dice que una imposición de precios máximos causará escasez porque las empresas ofrecerán menos cantidad del bien a ese precio que, por su propia naturaleza, es siempre menor al que los empresarios imponen. Es en esa declaración que nos damos cuenta de otro asunto: encontramos aquí una de las razones por la que los economistas del vudú insisten en lucubrar sus hipótesis en mercados fantasmas de Competencia Perfecta, en los cuales la “magia de la mano invisible”, en actos de espiritismo compartido, se encargan de solucionar todos los problemas, dado que en ese mercado se supone que “el número de ofertantes es tan inmenso que ninguno de ellos puede por sí solo, modificar el precio de mercado”. Pero sucede que, en el mundo real, el número de ofertantes de prácticamente todos los bienes y servicios ofrecidos al mercado no es infinito; las empresas son relativamente pocas, es decir, pueden tomar acuerdos entre ellas para abusar del consumidor, algo que un gobierno consciente de sus obligaciones, no puede permitir. Los Precios Mínimos según Mankiw En este caso, como el precio de equilibrio de 3$ es inferior al mínimo, el precio mínimo impone una restricción activa al mercado. Las fuerzas de la oferta y la demanda tienden a llevar el precio hasta el nivel de equilibrio, pero cuando el precio de mercado llega a este nivel mínimo, no puede bajar más. El precio de mercado es igual al precio mínimo. A este precio, la cantidad ofrecida de helado (120 helados) es superior a la demandada (80 helados) Algunas personas que quieren vender helado al precio vigente no pueden.

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Por lo tanto, un precio mínimo que imponga una restricción activa provoca un excedente. Al igual que en el caso de la crítica a los precios máximos, los marginalistas no explican son las razones por las que un gobierno impone precios mínimos en un sector de la Economía. Nosotros lo haremos. El gobierno impone precios mínimos legales cuando observa que las empresas en el mercado se han trenzado en una guerra de precios, con el objeto de expulsar del mercado a as empresas rivales y una o dos se ellas se apoderen de ese mercado para manipular precios y cantidades según les convenga. Ésa es la razón de la imposición de precios mínimos, es decir, los que marcan el límite inferior de los precios de manera que ninguna empresa pueda cobrar un precio menor al establecido por Ley. En este ejemplo, encontramos aquí otra muestra de la preferencia de los marginalistas de todo cuño para hacer sus análisis en mercados fantasmas de competencia perfecta, mostrando facetas que no existen en la realidad, sólo con el propósito de facilitar a las corporaciones el monopolio de los mercados, en virtud de que los marginalistas de todo cuño, ya lo dijimos, son los portavoces académicos de las corporaciones. En este caso, Mankiw, en vez de poner como ejemplo, v.g, a las guerras de precios entabladas entre las grandes corporaciones para expulsar a la mayor parte, pone como ejemplo al heladero de la esquina. Esto es ridículo. Los Salarios Mínimos y Mankiw Si éste (el salario mínimo) es superior al nivel de equilibrio… la cantidad ofrecida de trabajo es superior a la demandada. El resultado es el desempleo. Por lo tanto, el salario mínimo eleva la renta de los trabajadores que tienen empleo, pero reduce la renta de los que no encuentran trabajo. Indagación: Salarios Mínimos Esta afirmación ya muestra la barbarie misma en forma de análisis. Antes de analizar las terribles implicaciones de esa proposición, aclaremos que los salarios mínimos son los que Adam Smith, y con él, todos los clásicos, denominaban “salarios de subsistencia”, es decir, aquéllos que permitían la mera existencia del trabajador. Inclusive, A. Smith definió el “Salario de Subsistencia” como aquél que no podía ser reducido en el largo plazo. Dos siglos y medio después, aparecen los marginalistas, entre ellos, para realizar sus análisis oponiéndose a la implantación de los salarios mínimos, esto es, de subsistencia, en los términos con los que Mankiw empieza su anterior alegado: “si el salario mínimo…es superior al nivel de equilibrio…” En esta proposición, Mankiw encuentra muy natural que en el mercado de trabajo se establezcan salarios por debajo del salario mínimo, es decir, por debajo de los niveles de subsistencia del trabajador y que el gobierno se abstenga de solucionar ese abuso que nos lleva

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a las épocas del siervo y la gleba. Como “hombre de ciencia”, término con el cual se autocalifica, afirma que la magia de la mano invisible en un mercado fantasma ha determinado que los salarios estén por debajo del que exige la existencia misma de los trabajadores y eso debe respetarse como un precepto divino y empezar a producir con las almas de los trabajadores muertos. Una Imperiosa Necesidad La Dimensión Descriptivo-Normativa Este es un buen momento para recordar que un sistema económico razonable, a diferencia del marginalismo, es descriptiva y normativa al mismo tiempo, por ello, su razón de ser, como una corriente de pensamiento integral, destinada a eliminar la pobreza surge tanto desde el campo de la Economía misma, como de la concepción ética que la sustenta. También es oportuno retomar su postulado de que la lucha por la pobreza y la misión de otorgar a cada individuo la facultad de escoger libremente entre opciones factibles, no sólo es una tarea del Estado, sino que es un objetivo, un imperativo categórico que debe ser cumplido por la trilogía Estado-Empresa-Sociedad Civil. Desde el punto de vista económico, es razonable considerar el hecho de que la exclusión de los grandes estamentos poblacionales signados por la pobreza no hacen sino restar a la nación la capacidad productiva potencial que tiene; por otro lado, pone de relieve que contar con trabajadores sanos física y mentalmente, por un lado, y emocionalmente libres de la incertidumbre que trae la pobreza, por el otro, fortalece la fuerza anímica que un sistema productivo necesita para cumplir con sus metas y objetivos. En pocas palabras: un trabajador sano es mucho más productivo que un enfermo. Lo mismo puede aplicarse a la educación: un trabajador calificado produce más que uno que no lo es, aunque hay muchos teóricos que no entienden el problema de ese modo. Los impuestos también sirven para modificar modelos de consumo; por ejemplo, si quiere que la población fume menos, impondrá un impuesto fuerte a los cigarrillos. El marginalismo, que vive en un mundo en el que se fomenta la existencia del individuo en extremo egoísta y avara, dicen que el impuesto distorsiona el mercado porque le resta eficiencia. Hay quienes dicen más: que los impuestos son inmorales porque son aportes involuntarios y que el Estado comete un robo al fijarlos. La Creación de Impuestos Un famoso escritor dedicaba todos sus libros del siguiente modo: “Dedico este libro al personaje que estuvo siempre conmigo; que se entristecía con mis fracasos y se alegraba verdaderamente con mis triunfos; al único que realmente le importaba mi situación económica: al recaudador de impuestos” La mayor parte de la humanidad considera que un recaudador de impuestos con sentimientos es un ser antinatural, como podría serlo un tiburón vegetariano. Pero, el gobierno de cualquier país necesita dinero para cumplir con sus deberes y responsabilidades que la sociedad le otorga en lo que se relaciona con la seguridad, la justicia, la defensa, la provisión

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de servicios públicos… por otro lado, el desarrollo económico, social, cultural y ambiental. Los recursos para llevar adelante esas tareas son obtenidos, principalmente, por medio de la creación y cobro de impuestos. Ni la defensa, ni la justicia, ni la emisión de circulante, ni el desarrollo nacional… pueden ser confiados a la iniciativa privada, pues ninguna de esas tareas se encuentra en su dominio, dado que la empresa tiene un solo objetivo: maximizar el beneficio, en el corto plazo, y aumentar el valor de las acciones en el largo. Por estas razones, es imperativo aceptar que nada ni nadie puede reemplazar al Estado en el cumplimiento de estas asignaciones. Mankiw y el Análisis de Costo-Beneficio Dice: el gobierno debe decidir si habrá de construir una nueva carretera. Para determinar si debe o no construirla, deberá comparar, dice, los beneficios y los costos sociales de construirla y mantenerla, pero encuentra que los resultados del análisis serán solamente una aproximación tosca, debido a que los beneficios para los que estén de acuerdo no podrán ser del todo comparables con los costos para quienes no estén de acuerdo con la construcción de la carretera, aunque se haya hecho encuestas acerca de la disposición de pagar por la construcción. Ergo: el fantasma del desequilibrio acecha

La Economía Vital Algunos conceptos Los Objetivos Nacionales El método de los marginalistas, al tomar al individuo como la unidad de análisis de le economía y a la sociedad como una simple suma de los individuos que la componen les lleva a percibir todos los problemas económicos como simplemente mercantiles. De ahí las reservas con las que ven esta clase de problemas, es decir, los que tienen que ver con la sociedad en general. La Economía Vital, al obrar siempre en concordancia con la realidad y en el marco de la complementariedad de las ciencias sociales entre sí, sabe que cada gobierno surge de un proceso eleccionario en el cual los candidatos de los respectivos partidos políticos anuncian sus planes de acción y su política económica. Si uno de ellos ha incluido entre sus planes la construcción de una carretera nueva y ha resultado electo, no hay razón para hacer un análisis de costo-beneficio en términos monetarios, pues el análisis ya fue hecho antes de que el candidato se presente a las justas electorales. Los Objetivos Nacionales y los Precios de Mercado Karl Popper, epistemólogo de la Escuela Austriaca, dice que si se desea averiguar si todos los cisnes son blancos no será necesario comprobar si todos y cada uno de los cisnes que conocemos son blancos; nos bastará aceptar que lo son hasta que encontremos alguno que

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no lo sea. Del mismo modo, si el candidato, en cuya agenda de realizaciones se incluye la construcción de la nueva carretera, ha ganado las elecciones, se debe asumir que, tratándose de un país con un régimen democrático, la mayoría ha dicho “sí” a la construcción de carretera cuando lo eligió como Presidente de la República. En este caso, el gobierno no tendrá necesidad de pedir la opinión de todos y cada uno de los habitantes del país para disponer que la carretera sea construida, a no ser que la Constitución Política del Estado disponga algo diferente. La legitimidad de la construcción viene de la mayoría del voto y, sobre todo, del hecho de que los análisis de costo-beneficio del gobierno no se basan necesariamente en los resultados de tipo monetario o mercantil. En efecto, hay otros parámetros que permiten al gobierno decidir sobre la ejecución de una obra o no. El parámetro más importante es el Objetivo Nacional. Si el Objetivo Nacional de construir una nueva carretera es de prioridad en ese momento, entonces la carretera será construida, independientemente de los resultados monetarios identificados por los teóricos mercantiles. Ésta es una de las grandes diferencias entre la percepción marginalista y la percepción de la Economía Vital: mientras los marginalistas piensan en el beneficio del individuo aislado, la Economía Vital piensa en que esta clase de obras con vistas al Colectivo Nacional o local son de prioridad, aunque es el individuo el que goza de los beneficios de la obra pensada para la colectividad. Esta concepción proviene de una de las categorías de mi obra filosófica La Acción Interactiva, el individuo consolidado, es decir, el que está consciente de que vive en una sociedad debidamente estructurada comprueba que su individualidad sólo se realiza sólo y solo en el seno de la sociedad. A diferencia del anarco capitalismo y sus ramales, la palabra Nosotros es la más eficaz, motivante y hermosa, pues cuando la pronunciamos, sabemos que no estamos solos, sabemos que hay un grupo humano que nos necesita y al que cada uno de nosotros necesitamos. Propuesta: El Empresario y el Desarrollo La Economía Vital considera que la empresa privada, por sí sola, no tiene la capacidad de lograr el mejoramiento de la calidad de vida de la población. Su misión es la de maximizar beneficios para la empresa, independientemente de que en el proceso la población nacional mejore o empeore su calidad de vida. Por su parte, el Estado tampoco puede, por sí mismo, realizar la tarea, pues necesita de la participación de la Empresa privada para el efecto. Para mejorar eficientemente la calidad de vida de la población y eliminar la pobreza, es necesaria la acción conjunta del Estado, la Empresa Privada y la Sociedad Civil, postulado que la Economía Vital establece como un imperativo categórico en cada una de estas tres dimensiones. Sobre el particular, pone de relieve dos conceptos importantes. Propuesta: Crecimiento Económico y Calidad de Vida El crecimiento económico es un indicador que mide el grado en que un país aumenta su FPP, para ello es necesario invertir proporcionalmente más en bienes de capital que de consumo. Sin embargo, el crecimiento económico no es un objetivo en sí; más bien es uno de los medios para lograr algo más importante: el incremento de la calidad de vida de la

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población. Una de las diferencias entre el simple crecimiento económico y el mejoramiento de la calidad de vida de la población, es la forma en que se distribuye el ingreso y la riqueza creados. Al crecimiento económico no le interesa la forma en que se distribuye el ingreso creado, le basta con saber que ha hecho crecer el nivel del ingreso en general, en cambio, a la tesis de la calidad de vida, sí le interesa no sólo cuánto se ha producido sino cómo se distribuirá entre la población los excedentes de lo que se ha producido. Pero el incremento de la calidad de vida sólo puede llevarse a cabo con la participación activa del Estado en las economías de mercado. Los objetivos Nacionales se expresan en metas sociales; v.g: en los próximos 10 años, el índice de desnutrición se reducirá en un 40%; el índice de alfabetización alcanzará el 95%; el índice de mortalidad infantil se reducirá en 60%... Supongamos que las metas establecidas demandan que el producto per cápita nacional deba duplicarse en los próximos diez años. El Estado motivará a la Empresa Privada para programar todas las inversiones y los sectores donde debería invertirse. En resumen, sobre la base de las experiencias acumuladas en el proceso actual de globalización, es posible afirmar que el desarrollo económico, per se, no es suficiente. Además, se ha demostrado que, si no está acompañado de un proceso que permita una mayor equidad en el ingreso, no sólo causa, sino que ocasiona el empobrecimiento de la gran mayoría de la población. Por estas y otras muchas razones, es que la Economía Vital discrepa con el marginalismo de todos los tiempos y, por supuesto, discrepa profundamente en lo que se refiere a los indicadores, parámetros y metas que deben ser utilizados cuando se trata de realizar un análisis de costo-beneficio, en el que deben incluirse como referente algún o algunos Objetivo de Prioridad Nacional. Indagación: ¿Por qué el Impuesto? Por el derecho de Propiedad. Así es. Reiterando lo que afirmamos al comienzo, aclaramos que el territorio de un país, digamos, Albernia, y todos los recursos naturales que hay en él, pertenecen a todos los alberneses, nadie es dueño particular del territorio. Ahora bien, si un empresario ocupa una parte del territorio y utiliza los recursos naturales para producir un bien y ganar dinero en el negocio, se le debe hacer notar que está haciendo uso del territorio y de los recursos naturales que pertenecen a todos los habitantes del país, por lo que el empresario debe pagar el derecho de propiedad que tienen los alberneses por el uso de lo que les pertenece. El pago, de acuerdo con el pacto social, lo cobra el Estado en nombre de todos los habitantes. De esta manera, un sistema impositivo razonable debe tomar en cuenta el derecho de propiedad que la Constitución establece y que conforma uno de los pilares fundamentales del Liberalismo Clásico. Los gobiernos usan los impuestos no sólo para cubrir los gastos que demandan los objetivos propuestos, sino también como instrumentos de política económica. Supongamos que desea redistribuir el ingreso para que los pobres puedan aumentar el suyo y así mejorar sus niveles

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de vida. En ese caso, el gobierno puede recurrir a un sistema impositivo que afecte más que proporcionalmente a los ricos que a los pobres. Incluso, puede determinar que los pobres no paguen impuestos. Parte de los impuestos así obtenidos pueden ser asignados a mejorar el sistema de seguridad social para que los pobres puedan ser atendidos cuando tienen problemas de salud. Los pobres no tienen para pagar las consultas que cobran los médicos, ese es el vacío que los sistemas de seguridad social llena, especialmente en países subdesarrollados, pues sirven para que la atención de salud también sea un servicio que puedan usar los grupos empobrecidos. Sin embargo, los marginalistas se oponen a que el gobierno haga una distribución de este tipo, con lo que no darían la impresión de que es mejor hacer desaparecer, físicamente, a los pobres, que a la pobreza misma. De cualquier manera, no debemos olvidar que los pobres también son propietarios, con el resto de la población, del territorio y de los recursos del país. Tipos de Impuesto Hay varias clases de impuestos; el más conocido es el que se cobra como porcentaje del valor de lo que sirve como base de impuesto; estos porcentajes se llaman tasas de impuestos. Los impuestos de esta clase se denominan impuestos Ad valorem. Tenemos también el impuesto unitario, ya no como porcentaje del valor, sino simplemente como una suma fija por unidad del bien gravado. Desde otro ángulo, los impuestos pueden ser progresivos o regresivos; directos o indirectos. También tenemos el impuesto a productos específicos, como son los impuestos a las bebidas alcohólicas, a los cigarrillos, a los bienes de lujo… Aspectos económicos del impuesto marginalista Según los marginalista, los impuestos tendrán un efecto negativo en la economía, debido a que afectaría al productor y al consumidor por igual. En realidad, lo que ocultan es que el impuesto es el pago por los derechos de propiedad de la población nacional, que surge del hecho de apropiarse de parte del territorio y de los recursos naturales que pertenecen a la población total, les resta algo de sus beneficios. Ya tenemos una prueba concluyente: el marginalismo pretende analizar el mercado de Competencia Perfecta porque en él “pueden demostrar sus leyes”. En este caso, intentan generalizar lo que sucede con el heladero de la esquina para poner en la misma dimensión, cualitativa y cuantitativamente, a las grandes corporaciones que operan en mercados de competencia imperfecta, que son los escenarios en los que se desenvuelven la inmensa mayoría de las transacciones económicas. No olvidemos que las corporaciones operan en mercados de oligopolio o de monopolio, las que, a riesgo de despertar el rechazo marginalista, tienen el poder de fijar los precios y la cantidad al mismo tiempo, en operaciones de prueba y error hasta lograr una combinación preciocantidad que maximiza sus beneficios. Los Recursos de la Sociedad La afirmación de que los recursos pertenecen a la sociedad tiene dos sombras: la primera, lo que es ya una costumbre adquirida por los marginalistas de todas las épocas, esto es, la pretensión de identificar los intereses de los empresarios con los de la sociedad, pretensión

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que se expresa en la famosa frase: “lo que es bueno para la General Motors es bueno para el país”. Por otro lado, si los empresarios usan recursos que son de la sociedad, es decir, que pertenecen a ricos y a pobres por igual, entonces nos preguntamos: ¿Por qué los hombres probos y serenos que ofician de portavoces académicos de las corporaciones mercantiles se oponen a pagar impuestos, esto es, a pagar los derechos de propiedad de la Sociedad, siendo los primeros defensores de la propiedad como tal? La Disposición a Pagar, según Mankiw La cantidad máxima que pagaría un comprador por un bien Indagación Por lo general, esta expresión se usa cuando se trata establecer el interés de un agregado social, digamos, un municipio, tiene con relación a la construcción de una obra pública; por ejemplo, una represa para facilitar el riego. En este caso, dice la teoría, se pregunta a cada vecino cuánto estaría dispuesto a pagar para que la represa sea construida. Para beneficio del análisis, suponiendo que sólo hay dos vecinos en un municipio, el primero de los cuales declara que pagaría $50; el segundo, $40. La suma de ambos es $90. Las autoridades toman en cuenta este total y realizan un análisis de costo-beneficio con variables modificadas y que las empresas privadas no tomarán en cuenta, esto es: los precios sombra, el incremento de la producción, la reducción de las importaciones, la creación de mano de obra, los efectos en el medio ambiente… y otros similares. Pero los marginalistas deforman el concepto, con el fin de llegar a definir lo que denominan el excedente del consumidor. El “Excedente del Consumidor” Según los marginalistas neoclásicos, sería la diferencia entre lo que un consumidor estaría dispuesto a pagar por un helado y lo que tiene que pagar en la realidad. Para visualizar la idea, Mankiw reflexiona del siguiente modo Hay cuatro posibles compradores de CD’s. Cuando el precio es superior a $100, la cantidad demandada en el mercado es O, ya que ningún comprador está dispuesto a pagar tanto. Si el precio se encuentra comprendido entre 80$ y 100$, la cantidad demandada es 1, ya que Juan es el único que está dispuesto a pagar un precio tan alto. Si el precio se encuentra comprendido entre 70$ y 80$, la cantidad de-mandada es 2, ya que tanto John como Paul están dispuestos a pagar el precio. Podemos proseguir este análisis con otros precios. De esta forma obtenemos la demanda a partir de la disposición de los cuatro posibles compradores a pagar… Como los compradores siempre quieren pagar menos por los bienes que adquieren, una reducción del precio mejora su bienestar Llega a la siguiente conclusión. Este aumento del excedente del consumidor está formado por dos partes. Primero, los compradores que ya estaban comprando una cantidad del bien al precio más alto; si el

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precio disminuye, disfrutan de un bienestar mayor porque ahora pagan menos. El aumento del excedente del consumidor de los compradores ya existentes es la reducción de la cantidad que pagan. En segundo lugar, entran algunos nuevos compradores en el mercado porque ahora están dispuestos a comprar el bien al precio más bajo. Como consecuencia, la cantidad demandada en el mercado aumenta. De esta manera, acumulando los “excedentes de cada consumidor” se obtendrá el excedente del consumidor total. Para examinar esta propuesta, sigamos la cadena de lucubraciones de Mankiw. Se supone que alguien posee un CD del primer álbum de Elvis Presley. Como no es un fan del cantante decide venderla. Una manera de hacerlo es realizando subasta. Para lograrlo, la subasta convoca a cuatro fanáticos de Elvis: John, Paul, Jorge y Ringo. A todos les gustaría tener el álbum, pero el precio que cada uno está dispuesto a pagar por él tiene difieren entre sí. Cada comprador desearía comprar el álbum a un precio inferior a su disposición a pagar. Cada uno se negaría a comprarlo a un precio superior y sería indiferente ante la posibilidad de comprarlo a un precio exactamente igual a su disposición a pagar. Mankiw lo explica del siguiente modo: Para vender su álbum, el dueño comienza la puja con un precio, por ejemplo, de 10$. La puja se detiene cuando John ofrece 80$ (o algo más). En este punto, Paul, George y Ringo han abandonado la puja, porque no están dispuestos a ofrecer más de 80$. John le paga y consigue el álbum. Obsérvese que éste ha ido a parar al comprador que le concede el valor más alto. ¿Qué beneficio obtiene John por la compra del álbum de Elvis Presley? En cierto sentido, John ha encontrado una verdadera ganga: estaba dispuesto a pagar 100$ por el álbum y sólo paga 80$. Decimos que recibe un excedente del consumidor de 20$. Ahora supongamos que usted tuviera dos álbumes idénticos de Elvis Presley para vender. La subasta entre los cuatro posibles compradores. Para simplificar el análisis, suponemos que los dos álbumes habrán de venderse por el mismo precio y que ningún comprador tiene interés en comprar más de uno. Por lo tanto, el precio sube hasta que quedan dos compradores. En este caso, la puja se detiene cuando John y Paul ofre-cen 70$ (o algo más). A este precio, los dos están contentos comprando un álbum, y George y Ringo no están dispuestos a ofrecer una cantidad más alta. John y Paul reciben cada uno un excedente del consumidor igual a su disposición a pagar menos el precio. El excedente del consumidor de John es igual a 30$ y el de Paul es igual a 10$. El excedente del consumidor de John es más alto ahora que antes, porque recibe el mismo álbum, pero paga menos por él. El excedente total del consumidor en el mercado es de 40$. Indagación Las cosas han cambiado en la percepción de Mankiw y han cambiado en el mismo texto: ya no se recurre al mercado de competencia perfecta, como era el caso de los helados, sino al de monopolio, pues el subastador es el único que tiene los álbumes originales de Elvis Presley. Si el poseedor de los discos empezó la subasta estableciendo un precio de $10 por

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cada grabación, debemos entender que ése era su costo marginal, por lo que ha ganado $60 por cada disco, esto es, en total, $120, pues esperaba recibir sólo $10 por cada uno. En este caso, el beneficio del vendedor es muy superior al del comprador, lo que sucede siempre en los mercados reales de competencia imperfecta. El ingreso marginal será la multiplicación de 70 x 2 =140 por los dos discos vendidos, es decir, el ingreso marginal será igual al precio. Obsérvese que el vendedor no ha tenido que rebajar el precio de los discos de Elvis Presley, sino más bien, el precio ha aumentado por efectos de la puja entre los que se los llevaron. Este ejemplo de un mundo al revés es traído de los cabellos con la intención de que sirva de escenario para mostrar, una vez más, “la vigencia de las sagradas leyes de la economía”. Absurdo tras absurdo. El Excedente del Productor Se supone que el aumento del excedente del productor tiene dos partes. En primer lugar, los vendedores que ya estaban vendiendo la cantidad Q del bien al precio más bajo disfrutan de un bienestar mayor, porque ahora reciben más por lo que venden. En segundo lugar, entran algunos nuevos vendedores en el mercado porque ahora están dispuestos a producir el bien al precio más alto, por lo que aumenta la cantidad ofrecida de Q. Como muestra este análisis, utilizamos el excedente del productor para medir el bienestar de los vendedores de una forma muy parecida a como utilizamos el excedente del consumidor para medir el bienestar de los compradores. Tal como vimos, los marginalistas utilizan el mercado de competencia perfecta como escenario en el que vierten sus lucubraciones. Dejando de lado la improcedencia de esa actitud, comprobamos que la derivación de la curva de oferta del empresario, tal como lo hacen los marginalistas de todos los tiempos, es realmente entreverada. Veamos. La subasta empezó a partir de la propuesta base del dueño de los CD’s. A medida que los interesados pujaban por obtener uno de ellos, el precio (de mercado) subía y con él, se incrementaba también la ganancia del vendedor. Sin embargo, la curva de oferta del vendedor estaba conformada sólo por dos CD`s, cuyos precios iban en aumento por los esfuerzos de los pujantes. Mientras tanto, no existe ninguna curva de Costo Marginal que aumentara a medida que el precio de los CD`s se incrementara. De este modo llegamos a la conclusión de que, tal como sucede con la subasta de los CD’s, la determinación de los precios nada tiene que ver con curvas de costos marginales o por marginar. Los precios varían por las expectativas de los consumidores y por la capacidad de los oligopolistas y monopolistas por igual, de establecer, al mismo tiempo, precios y cantidades para los bienes y servicios que lanza al mercado. Mankiw, en su afán de demostrar lo que los marginalistas llaman el “Excedente del Productor”, que es otra lucubración más, tuvo que recurrir al mercado de Competencia Imperfecta, que es el que rige en mundo de la realidad; para ello, tuvo que abandonar al de Competencia Perfecta, todo esto en medio de un laberinto espectral.

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3 LOS COSTOS Y LA PRODUCCIÓN Los Costos En la primera parte de este capítulo nos referiremos a los costos a corto plazo, tal como lo describen los representantes del Neoclasicismo. Luego presentaremos el modelo que esta obra sugiere para los países subdesarrollados. El proceso de producción de bienes y servicios requiere de insumos, tecnología, pagar impuestos, know how, en fin, gastos de diversa índole que necesitan ser administrados eficientemente con el objeto de cumplir los objetivos de la empresa en el marco de la política y del espacio que determina el presupuesto. El modelo neoclásico dice que hay dos maneras de ver la eficiencia económica: cuando el empresario no tiene una cuota predeterminada de producción y cuando sí la tiene. En el primer caso, buscará el nivel de producción óptima; en el segundo, la combinación de costo mínimo. Por otra parte, los costos han sido clasificados de diversas maneras, de acuerdo con la importancia que se quiera dar a uno u otro aspecto particular. También se ha definido el Costo de Oportunidad como el beneficio que una actividad determinad ofrece a cambio de alguna otra a la que se tiene que renunciar. Si sumamos los costos implícitos y los explícitos, tal como los hemos definido, tendremos el costo Económico. En el apartado correspondiente hablaremos de la división de los beneficios en normales y económicos; por ahora es importante saber que el beneficio normal es un costo de producción. El modelo neoclásico conserva la división establecida por Alfred Marshall: Costos Fijos (CF) y Costos Variables (CV) Estos últimos, a diferencia de los primeros, tiene relación directa con el volumen de producción, si la producción aumenta, los costos variables aumentarán también. A continuación, se muestra una tabla de costos de la empresa para una gestión determinada, en la que aparecen el Costo Fijo Total (CFT) el Costo Variable Total (CVT) y el Costo Total (CT) Costo Total (CT) Es la suma de los costos fijos totales más los costos variables totales:

CT = CFT + CVT

(3.1)

Los costos, al ser comparados con los ingresos, miden la eficiencia de la empresa, pues de la diferencia entre ambos resultarán los beneficios o las pérdidas. Para tener una mejor percepción sobre el particular reproduciremos, en la tabla 3.1, la tabla 1 del capítulo 13 del libro de Gregory Mankiw. 36


Función de Producción Neoclásica Relación entre el máximo nivel de producto posible y el mínimo costo, emergente de las combinaciones de factores de producción en un proceso productivo completo Tabla 3.1 Tabla de costes de la empresa. Número de Trabajadores 0 1 2 3 4 5 6

Cantidad producida por hora 0 50 90 120 140 150 155

Producto Marginal del trabajo 0 50 40 30 20 10 5

Costos Fijos 30 30 30 30 30 30 30

Costo de mano de obra 0 10 20 30 40 50 60

Costo Total 30 40 50 60 70 80 90

Para establecer una función de Producción, se registra los datos históricos sobre las cantidades de mano de obra y de capital que la empresa utiliza para producir diferentes niveles del bien que lanzará al mercado en sucesivos periodos. Los datos hipotéticos para estimar la función de producción de una empresa determinada están dados en la tabla 3.1, datos que luego serán trasladados para delinear una gráfica que surge de la función de producción implícita en esa tabla. De inmediato, definimos los conceptos principales inscritos en la tabla 3.1 PT = Producto Total PMe = Producto Medio = PT/Q PM = Producto Marginal = ΔPT/ΔQ L = Mano de obra K = Capital En una función de producción la única variable que cambia es la mano de obra, mientras que el capital permanece constante. En el eje de las abscisas se anota el número de trabajadores (L) y en las ordenadas, la cantidad producida por hora Q. Aunque los registros en la tabla corresponden a cantidades discretas, las gráficas se diseñan como si las cantidades producidas fueran infinitesimales, con el objeto de formalizarlos a través de la aplicación del Cálculo Infinitesimal. A la derecha se grafica la Curva del Costo Total Medio a los

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conceptos de función de producción y costo total medio, pasamos a revisar el costo marginal y los otros costos medios. El Costo Marginal Según la versión neoclásica, el Costo Marginal es la adición al Costo Total por la producción de una unidad más del bien Q. Para llegar al concepto de Costo Marginal, los neoclásicos usan el método de la “fila india”; es decir, asume que el empresario contrata a los trabajadores uno por uno, para conocer “cuál es la productividad marginal” de cada trabajador contratado de esta manera. Luego, aplica la llamada “Ley de los Rendimientos Decrecientes” y toma la supuesta productividad del último trabajador contratado para determinar el salario de todos los trabajadores. En este proceso, el modelo neoclásico dice que el empresario divide la producción de “cada trabajador, individualmente considerado” como si éste trabajara en un cubículo aislado sin ninguna clase de interacción con los demás trabajadores y el entorno en general. Esto es extraño; muy extraño. No es Razonable. Los Costos Medios Se refieren a los costos promedio y la Curva del Costo Marginal, tal como lo entienden los espiritistas neoclásicos. En Primer término, la curva del Costo Fijo Medio. La pendiente negativa de la curva reflejaría el hecho de que a medida que la cantidad producida aumenta, el Costo Fijo se va diluyendo en cada nueva unidad producida. La segunda curva es la que corresponde al Costo Variable Medio, es decir, lo que cuesta cada unidad en promedio. Otro aspecto que se debe mencionar en el modelo de costos de la corriente neoclásica es la existencia y la trayectoria de la Curva del Costo Marginal, la que, en su segmento ascendente, corta a las curvas del Costo Variable Medio y del Costo Total Medio en sus puntos mínimos. El Largo Plazo Se asume que la empresa puede realizar las inversiones necesarias queridas para adaptarse a las condiciones del mercado, ampliando la planta de producción, las instalaciones y otros. La curva de costos totales a largo plazo tiene la misma forma que las curvas de costos totales a corto plazo, excepto por el hecho de que las implica. Lo que nos interesa de este concepto del modelo neoclásico es el hecho de que la Curva de Costo Medio a Largo Plazo del modelo, al ser “envolventes” a las respectivas curvas de costo medio de corto plazo, las toca tangencialmente, no en sus puntos mínimos, sino en algún punto a lo largo de sus segmentos descendentes. Volveremos al análisis de ese comportamiento en el capítulo siguiente. Por otra parte, no está de más recordar que cada curva de CMe a Corto Plazo, representa un tamaño determinado de planta de la fábrica: cada curva hacia la derecha es una planta mayor, es decir, tiene más capacidad de producción que la anterior. Las curvas de costos marginales a corto plazo CMaC intersecan a las respectivas curvas de costo medio a corto plazo en sus puntos mínimos, tal como dice la teoría, aunque para no hacer muy complicada la curva, no se las señala explícitamente.

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La Tabla de Producción La tabla de producción neoclásica es la que anota los datos relativos a los factores de producción, al producto total, producto medio, producto marginal y otras variables similares. Tabla 3.2 1 L

2 Q

3 PMa

4 Precio

5 IPMa

1

100

100

10

1000

2

180

80

10

800

3

240

60

10

600

4

280

40

10

400

5

300

20

10

200

En la primera columna de la tabla 3.2 de la tabla se registra el número de trabajadores contratados por la empresa, bajo la modalidad de “Fila India”, es decir, se supone que contrata, en primera instancia, un trabajador; luego de un tiempo en el que es el único que existe en la empresa, se contrata un segundo, luego un tercero… hasta el final. De este modo, se identifica al trabajo como el único factor variable en el corto plazo. En la segunda columna se anota el producto que el total de trabajadores produce, a medida que se los va contratando. En la tercera columna se muestra el producto marginal por trabajador, esto es, la adición al producto total por la contratación del último trabajador, por lo que resulta de la diferencia del producto total cuando se produce con n trabajadores y la producción total cuando se produce con n+1 trabajadores. En la cuarta, se muestra el precio del bien que se produce, dado que se supone un mercado de competencia perfecta, el precio de $10 no varía. En la quinta columna se registra el Ingreso del Producto Marginal, el que resultad de la multiplicación del producto marginal de cada trabajador por el precio del bien que se produce. La Ley de los Rendimientos Decrecientes La curva de demanda de trabajo por parte del empresario en el corto plazo, según los marginalistas, se basa en el supuesto de que entra en vigencia la “Ley de los Rendimientos Decrecientes” de la mano de obra, debido a que habría un factor fijo, el capital, que es el conjunto de maquinaria, equipo e instalaciones asignados al proceso productivo. De esta manera, tal como vimos, el modelo simula una serie de contrataciones de mano de obra por parte del empresario: primero contratará un trabajador, luego otro y así sucesivamente. En el proceso, la supuesta vigencia de la citada “Ley” hará que el ingreso de productividad marginal de la mano de obra (IPM AL) descienda, cuando se contrata una unidad más de

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mano de obra luego de que se ha llegado a una cantidad determinada. En la tabla 3.1, esto sucede después de la contratación del trabajador número seis, cuya productividad marginal es menor a la del trabajador número cinco. A continuación, la productividad marginal de los trabajadores contratados disminuirá consistentemente a medida que el empresario va contratando trabajadores en una especie de cuentagotas o de fila india: uno por uno. Lo que no se sabe en qué tipo de fábricas el empresario, luego de haber adquirido las instalaciones y el equipo para iniciar su proceso productivo, contrata la mano de obra en fila india. Ese procedimiento sólo es pensable en el mundo de los espectros. Rendimientos Decrecientes: Indagación Según el modelo de los neoclásicos, la Ley de Rendimientos Decrecientes tiene lugar cuando se incrementan las unidades de un factor variable sobre otro que es fijo. Por lo general, consideran al capital como el factor fijo, cuya existencia es el que determina el periodo que se conoce como corto plazo. Para indagar sobre las características de la citada ley, tomaremos la definición que el modelo neoclásico tiene del capital: el conjunto de la maquinaria, equipo, instalaciones… es decir, el total de los instrumentos que permiten la producción de un bien. La suma de ese agregado será identificada como “Capital”. ¿Quién contrataría más del factor variable si su factor fijo está a capacidad plena? Pues el empresario fantasmal del espiritismo neoclásico, algo que no sucede en la realidad. Establecemos las siguientes condiciones del factor “fijo”. Propuestas Con el objeto de mostrar el contenido de nuestra propuesta, daremos un ejemplo hipotético, aunque no irrazonable. Vamos a suponer que el “Capital” tiene una capacidad máxima de producción de 20000 unidades mensuales cuando es usado a capacidad plena. Una vez puesto en marcha, la capacidad mínima del “Capital” es de 2000 unidades mensuales (es decir, del 10% de su capacidad total) lo que demanda un mínimo de 10 trabajadores. Asumiremos que la relación entre el número de trabajadores y la capacidad utilizada del “Capital” es lineal: un incremento del 10% del uso de la capacidad del equipo y maquinaria, requiere un trabajador extra. Situación Primera Asumiremos que la Demanda del bien que la empresa lanza al mercado requiere la utilización del 40% de la capacidad del “Capital”, por lo tanto, el empresario deberá contratar a tres trabajadores más. Esta contratación no se realiza utilizando la técnica de la “fila india”, que asume el neoclasicismo, es decir, la de contratar un trabajador después de otro para “estimar su productividad individual”. Al contrario, el empresario contratará los tres obreros que la capacidad utilizada del “Capital” exige, de acuerdo con la demanda del bien que se produce. Ahora bien, un incremento ulterior del número de trabajadores, por parte del empresario, será una

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prueba de que la utilización de la capacidad del “Capital” habrá aumentado, en concordancia con la demanda del bien producido. Lo que será muy Razonable. Pero, nos mostrará algo más: el uso de la capacidad productiva del capital no es fijo. Varía a medida que la cantidad demandada exige mayores niveles de producción. Situación Segunda La demanda por el bien ha aumentado hasta exigir la capacidad máxima de producción del “Capital”; por lo tanto, se ha contratado seis trabajadores más. En estas condiciones, la empresa produce, mensualmente, 20000 unidades del bien y utiliza 19 trabajadores (los 10 necesarios para atender la producción utilizando la capacidad mínima del “Capital”, más los 3 que se contrató cuando el proceso de producción incrementó el uso de la capacidad del “Capital” al 40% y, finalmente, los 6 obreros requeridos por el uso del 60% restante de la capacidad del “Capital”, con lo cual llegó al límite máximo de su capacidad productiva) Hasta este momento, la empresa ha producido el bien en el rango del segmento descendente de su curva de Costo Medio. A partir de ese momento, el empresario razonable no contratará más unidades de mano de obra, aunque habrá una excepción. En todo caso, los rendimientos decrecientes aparecen por negligencia del empresario, no por alguna “Ley”, pues a ningún empresario razonable se le ocurrirá aumentar “el factor variable” cuando el factor es “fijo”. La Actitud del Empresario Razonable Por su parte, el Empresario Razonable, al observar la tendencia creciente de la demanda, decidirá aumentar el tamaño de la planta, con lo que la cantidad ofrecida al mercado volverá a situarse en el tramo descendente de la curva del Costo Medio. Conclusiones De acuerdo con la nueva óptica del análisis, deducimos lo siguiente: Primero: El uso del “Capital fijo” es, en realidad, variable hasta que se lo utiliza a capacidad plena; puede ser usado menos intensamente o más intensamente, es decir, puede usarse diferentes porcentajes de su capacidad máxima. En circunstancias normales y cuando el empresario es Razonable, no hay Rendimientos Decrecientes”, porque en realidad el “Capital” no es fijo, pues a medida que aumenta la necesidad de producir más bienes por un incremento de la demanda, la maquinaria será usada con mayor intensidad hasta alcanzar la capacidad plena. Segundo La supuesta “Ley de los Rendimientos Decrecientes”, que es una burda transferencia de la percepción de Ricardo sobre la renta diferencial que brindan las tierras menos fértiles a las más fértiles, no se da en la fábrica. Inclusive la fertilidad de las tierras menos fértiles también es variable, como lo es el uso de la capacidad de la maquinaria en la fábrica. Su grado

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de fertilidad puede aumentar de acuerdo con el mantenimiento y las técnicas de uso y descanso que debe otorgárseles. La producción en el segmento descendente de la Curva del Costo Medio se comprueba por el siguiente hecho, muy conocido, especialmente en los países subdesarrollados. Un cliente le dice al proveedor de ladrillos que aumentará su demanda semanal en un 40% pero espera que el empresario “le haga una diferencia en el precio” Es muy probable que el empresario acepte; le rebajará el precio y aun así obtendrá beneficios. Eso es posible debido a que el empresario está produciendo una cantidad en el segmento descendente de su curva de costo medio, de manera tal que las unidades adicionales que deberá producir tendrán un costo menor a todas las anteriores.

La producción con dos factores variables El largo plazo, en el modelo neoclásico, es aquél en el que todos los factores de producción varían y cuyo análisis requiere un instrumento que se llama la Isocuanta. La Isocuanta Sería el lugar geométrico que incluye todas las combinaciones posibles de dos factores de producción que rinden el mismo nivel de producto en la empresa. El modelo neoclásico recurre a la Isocuanta para describir el comportamiento de la producción “cuando todos los factores son variables”. El panel izquierdo de la gráfica 3.1 muestra una isocuanta. En el eje de las ordenadas se inscribe las cantidades del factor Capital (K) y en el de las abscisas, las del factor trabajo. La Línea del Isocosto Sería el lugar geométrico conformado por las combinaciones posibles de capital y de mano de obra en consonancia con los precios de cada factor. Está diseñada en el panel derecho de la gráfica 3.3. Según va la teoría, si el empresario quisiera utilizar sólo mano de obra en la producción del bien que lanza al mercado, todo su presupuesto estaría orientado a comprarla, lo que daría la máxima cantidad de mano de obra que podría adquirir en el mercado, esto es, CT/PL, cantidad que se registra en el eje de las abscisas. Pero, si el empresario considerara que está en su interés comprar sólo unidades de capital, prescindiendo totalmente de la mano de obra, maximizaría su compra de las unidades de capital, adquiriendo una cantidad equivalente a CT/PK, cifra que se registra en el eje de las abscisas. Uniendo esos dos puntos, se tiene la Recta del Isocosto con las propiedades establecidas. Por otra parte, la Línea del Isocosto toma en cuenta el precio de los factores. Así, el empresario elige, dice la teoría, entre toda la gama de combinaciones de factores, las que corresponden al punto de tangencia entre la recta de Isocosto y una de sus isocuantas. La Combinación Óptima de Factores del Marginalismo Neoclásico

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Según los neoclásicos, el empresario obtiene una combinación óptima de factores en el punto de tangencia entre la curva Isocuanta y la Línea de Isocosto, tal como se muestra en la gráfica 3.4. La tangencia está representada por el punto a; ese punto nos muestra que el empresario ha escogido la combinación K0 y L0, con la que producirá Q0 unidades del bien. Gráfica 3.1

De este modo, el punto a, que es el punto de tangencia entre la curva de Isocuanta y la línea del Isocosto, puede representar 1000 unidades de capital y 2 de mano de obra, como 1500 de mano de obra y 2 de capital, pues ambas combinaciones le proporcionarán el mismo nivel de producto Q0. Todo dependerá de los precios del capital y del trabajo en el mercado. Esto es extraño, muy extraño. Indagación sobre la Isocuanta Es posible afirmar que, en el modelo del marginalismo neoclásico la Isocuanta es para el empresario, lo que la Curva de Indiferencia es para el consumidor. De esta manera, si la Recta de Restricción Presupuestaria no necesita de la Curva de Indiferencia para que el consumidor escoja la combinación de bienes entre la gama que la Recta le ofrece, la Línea del Isocosto puede prescindir del mismo modo de la Isocuanta, pues en vez de ofrecer al empresario una sola opción, pone a su disposición todas las opciones que el mercado, teóricamente, le ofrece. En este sentido, con la sola Línea de Isocosto, el empresario expresa su preferencia en el acto de decidirse por alguna combinación que ésta le ofrece. Así, las condiciones subjetivas y objetivas se expresan con mayor autoridad. En el panel derecho de la gráfica 3.1 se muestra la ventaja teórica de la Línea de Isocosto, por sí sola. En ella, la combinación a de los factores sólo es una más de la gran cantidad que la Línea de Isocosto pone a disposición del Empresario. El uso de la Curva de Isocosto también tiene otra ventaja: elimina las combinaciones de factores absurdas; por ejemplo, que una fábrica de microchips use una sola unidad de capital y diez mil trabajadores o cualquier otra parecida.

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La Economía Vital: el Largo Plazo Mientras que el modelo neoclásico-vudú define el largo plazo como aquél en el que no existen costos fijos, la Economía Vital la define como un plazo virtual para el que se planifica el tamaño de las plantas y las modificaciones pertinentes; todo ellos, sobre las percepciones que el empresario tiene del futuro. Si el Empresario Razonable decide que las condiciones son adecuadas para aumentar el tamaño de la planta, empezará a estimar sus nuevas dimensiones. Esa decisión se realiza en varios escenarios virtuales futuros, referidos, sobre todo, al tamaño de las plantas. A esta anticipación del futuro es que la Razonabilidad llama el Largo Plazo. Pero, una vez que el empresario ha tomado la decisión respectiva, la empresa se encontrará nuevamente en el corto plazo, pues el proceso productivo concreto se realiza siempre en el corto plazo, independientemente de los tamaños de las plantas con que se opere y la tecnología y el conocimiento que se objetive en el bien producido. El Factor Trabajo El modelo neoclásico lo define como el esfuerzo que despliegan los seres humanos en el proceso productivo, en grados que requieren mayor o menor formación y capacitación. También declaran que la Demanda de Trabajo, como la de todo factor, es una demanda derivada del nivel de producción. La tabla 3.3 muestra el comportamiento del factor trabajo en el proceso productivo en un mercado de competencia perfecta, tanto en el de trabajo como en el bien que se produce en la empresa. En la primera columna se registra el número de trabajadores que la empresa contrata (L) en la segunda (Q) el producto total de todos los trabajadores contratados; en la tercera columna registra “el producto marginal” (PMa) de cada trabajador; en la cuarta, el precio del bien en el mercado y en la quinta, el Ingreso del Producto Marginal de cada trabajador, que es el salario en cada caso. El precio constante de $10 por unidad del bien nos dice que el empresario opera en un mercado de libre competencia. El proceso de contratación de trabajadores “uno por uno”, es lo que el Principio de lo Razonable denomina “La Fila India”, propia de las realidades fantasmales. Por ejemplo, la tabla 3.3 muestra que el primer trabajador contratado produce Q = 100 unidades; como es el único trabajador en la empresa su PMa = 100. El Ingreso del Producto Marginal será $1000. Supongamos que ha pasado un mes, periodo en el que la empresa operaba con un solo trabajador y el empresario decide contratar un trabajador más. En este caso, tendremos los siguientes registros: L = 2; Q = 180; el PMa = 80; el Ingreso del Producto Marginal del segundo trabajador será 80 x 10 = 800. De este modo, el empresario va estimando el Ingreso del Producto Marginal del Trabajador hasta que el último, en este caso, el trabajador número 5, que es “el menos productivo de todos” cuyo Ingreso del Producto Marginal determina el salario de $200.

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Tabla 3.3 1 L

2 Q

3 PMa

4 Precio

5 IPMa

1

100

100

10

1000

2

180

80

10

800

3

240

60

10

600

4

280

40

10

400

5

300

20

10

200

El Ingreso del Producto Marginal (IPMa) del Marginalismo Tal como podemos apreciar, con el objeto de estimar la productividad de cada trabajador, la empresa utilizaría el método de la “fila india” Aquí se nota una nueva faceta del método axiomático usado por los neoclásicos. El método, al que denomino “Fila India”, asume que cada trabajador en la fábrica es un ente aislado de los demás y que logra su “Producto Marginal” encerrado en un cubículo, completamente solo. El modelo que los sustenta no toma en cuenta la interacción que se establece entre todos ellos, lo que permite lograr el bien que debe lanzarse al mercado La contratación de trabajadores, por medio del método de la “Fila India” es una de las expresiones más acabadas de la fantasmagoría del modelo marginalista. Cada trabajador, supuestamente contratado uno por uno, es un espectro que se mueve en su cubículo aislado sin tomar contacto con los otros espectros y segrega, al igual que los espiritistas que lo han creado, las cantidades de bienes que determinan “su productividad” espectral. No hay interacción; los fantasmas no se tocan. Los neoclásicos definen el Ingreso como el “Producto Marginal del Trabajador” lo que llaman el “Producto Marginal” de cada uno multiplicado por el precio de mercado del bien que se produce. Por otro lado, hay algunos aspectos que deben ser debidamente analizadas en el modelo, para ello, recurriremos a Curva de Demanda de Trabajo por parte del empresario, tal como aparece en la gráfica 3.2. La gráfica muestra la curva de demanda de trabajo, DL, por parte de la empresa. En el eje de las ordenadas se registra el Ingreso del Producto Marginal (IPMa) de los trabajadores y en el eje de las abscisas, el número de trabajadores. Según el modelo, al nivel de IPMa1, el empresario contratará un trabajador; al nivel de IPMa2 contratará un nuevo trabajador… así sucesivamente. El IPMa3 es igual al salario establecido en el mercado de trabajo, a ese nivel, contratará tres trabajadores; los dos anteriores y uno adicional.

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Gráfica 3.2

A partir de esa cantidad ya no contratará ningún otro, a no ser que el salario de mercado baje. Uniendo todos los puntos que representan combinaciones entre salarios y mano de obra se obtiene la “Curva de demanda de Trabajo” por parte de la empresa individual. Indagación: La Demanda de Trabajo por el Método de la “Fila India” En la gráfica 3.2 se hace explícita el método de la Fila India y la idea de que empresario contratará, de uno en uno, más mano de obra a medida que el Ingreso de la Productividad Marginal del Trabajo disminuya, es decir, a medida que el trabajo se vuelva menos productivo, lo que contradice no sólo la realidad y la forma de actuar del Empresario Razonable, sino la teoría misma del modelo neoclásico. En efecto; recordemos que el Ingreso del Producto Marginal del trabajador (IPMa) resulta de la Productividad Marginal (PMa) multiplicada por el precio del bien que la empresa lanza al mercado (P) Ahora bien, también recordemos que la tabla y la gráfica anteriores se refieren a la demanda de trabajo en un mercado de competencia perfecta, lo que significa, según el modelo marginalista neoclásico, que el precio del bien producido no varía para el empresario individual; ese precio es constante. Lo único que varía sería la Productividad Marginal del trabajo. En consecuencia, según la tesis de la Economía-Vudú neoclásica de la demanda de trabajo, el empresario contratará más mano de obra en la medida en que la productividad del trabajador disminuya (con la disminución del salario) Mientras más disminuye la productividad del trabajo ¡más mano de obra contrata el empresario! El modelo Neoclásico es un mundo de cementerios. Otro laberinto fantasmal El marginalismo neoclásico dice que el empresario aumenta la contratación de mano de obra a medida que el IPMaL disminuye y con ella, los niveles de salario. También dice que el último asalariado contratado, el de menor productividad, es el que establece el salario que deben recibir él y los demás. Pero sucede que cuando contrata al último de ellos, ya

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está pagando un salario a los demás. ¿Quiere decir esto que a medida que contrate nuevas unidades de trabajo, irá rebajando el salario de los que ya están en la empresa? Esto es ridículo. Muy ridículo. La Razón de Ser de la “Fila India” Ahora ya tenemos certeza del porqué el marginalismo utiliza en su modelo el método de la “fila india” cuando el empresario debe reclutar mano de obra. A medida que contrata un asalariado más, la “productividad marginal” de cada nuevo contratado decrece, de manera tal que cuando ha contratado a todos los que necesita, el marginalista le instruye al empresario que debe pagar un salario común para todos los trabajadores: ese salario estará basado en la “productividad más baja”, que es la que proviene del último trabajador contratado. Ésa es una manera muy burda de explotar la mano de obra hasta llegar al extremo de pagar salarios por debajo de los de subsistencia, tal como lo presenta Mankiw. Gráfica 3.6 Gráfica 3.3

Sinteticemos el proceso de la visión marginalista neoclásica. El empresario contrata al último trabajador y paga a los demás el salario más bajo posible que, según va la teoría, corresponde a la productividad de este último asalariado contratado, cuya productividad, se dice es la más baja de todos los demás. ¿Por qué contrataría el empresario a un nuevo trabajador, si éste tiene la productividad menor que todos los que ya están en el proceso productivo? Pues porque el empresario desea aumenta su oferta, debido a que el precio del bien que produce se ha incrementado. Ésa sería la razón marginalista. En otras palabras, al contratar un nuevo trabajador gana por partida doble: la primera, porque se supone que el nuevo trabajador tiene la productividad más baja que los que ya están en la empresa, por lo que pagará a todos los trabajadores un salario menor. Segundo, porque lo contrata debido a que el precio del bien ha aumentado. Eso es mascar con las muelas de

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ambos lados de la boca. En consecuencia, el último trabajador contratado, el “menos productivo”, es el que permite que el empresario produzca las unidades extra que lanza al mercado a un precio mayor. Eso es: el nuevo trabajador, al que menos valor le asigna el empresario según la teoría, es el que permite al empresario aumentar sus ganancias. No es el trabajador “más productivo” el que permite las nuevas ganancias del empresario; no. Al contrario, es el menos productivo el artífice de la ganancia extra. ¿Quién, en su sano juicio, puede aceptar una teoría hecha a pedradas como la planteada por los marginalistas? Nadie. Excepto los propios marginalistas. La Curva de Indiferencia Según el modelo marginalista neoclásico, la curva de indiferencia del trabajador es el lugar geométrico conformado por todas las combinaciones posibles de trabajo y de ocio que ofrecen al trabajador la misma utilidad. Según va la teoría, en el panel izquierdo se muestra a un trabajador para quien trabajar 10 hs. y tener una hora de ocio es igual que trabajar 1 hora y disfrutar diez horas de ocio. ¡Qué mundo feliz! Gráfica 3.4 Y

Y 96

10

72 Uo 1 1

10

L

0 2 4 6 8 10 12 14 16 1 8 20 22 24

Horas diarias de trabajo

La Oferta Marginalista de Trabajo Pero, la mano de obra ofrecida en el mercado dependería de la actitud de los trabajadores hacia el “ocio”. La preferencia por el “ocio” determinaría la cantidad de trabajo que se ofrece. Si el trabajador tiene una preferencia más consolidada por el ocio, el salario tendrá que aumentar significativamente para que éste aumente su oferta de trabajo. Esta afirmación proviene del supuesto de que el ocio es considerado un bien por el trabajador y como tal, tiene su costo de oportunidad. El costo de oportunidad del ocio sería dado por el salario: si el salario es mayor, el costo de oportunidad del ocio será mayor, es decir al tomar una hora de ocio se estará renunciando a un ingreso mayor y por lo tanto el ocio será “más caro”, se demandará menos cantidad de ocio. De esta manera, lo que hacen los

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marginalistas es establecer las condiciones “subjetivas y objetivas” del trabajo. Las primeras, por la Curva de Indiferencia. La Curva de Indiferencia del trabajador Según el modelo marginalista neoclásico, la curva de indiferencia del trabajador es el lugar geométrico conformado por todas las combinaciones posibles de trabajo y de ocio que ofrecen al trabajador la misma utilidad. Según va la teoría, en el panel izquierdo se muestra a un trabajador para quien trabajar 10 hs. y tener una hora de ocio es igual que trabajar 1 hora y disfrutar diez horas de ocio. ¡Qué mundo feliz! Gráfica 3.5 Y

a

ui

60

b

10

H

Curva de Restricción Lugar geométrico que muestra las combinaciones del Ingreso y ocio dado un nivel de salario, tal como se muestra en la gráfica 3.5. Si el salario es de $6 la hora, teóricamente, el sujeto ganaría $60 si trabajara las 10 horas del día. Si el salario fuera de $3, ganaría 30 trabajando las 10 horas. Los marginalistas están completamente seguros de que las fuentes de trabajo están a la espera de las ganas que el sujeto tenga de trabajar. Se dice que la curva de restricción expresaría las condiciones objetivas del mercado de trabajo, mientras que la curva de indiferencia se referiría a las condiciones subjetivas. La combinación entre ocio y trabajo que brinda la máxima utilidad se encontraría en la tangencia entre la curva de Indiferencia y la restricción presupuestaria de la gráfica 3.5; en este caso, en el punto u1, de la gráfica 3.5. En ese punto se equilibrarían tanto “las valoraciones subjetivas” del sujeto como “las condiciones objetivas del mercado de trabajo”. Los puntos a y b no serían maximizadores debido a que, entre esos puntos y el de tangencia u 1, se podrían inscribir varias curvas de indiferencia superiores a la que los puntos citados expresan, hasta alcanzar la máxima que es tangente a la curva de restricción

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La Curva de Oferta del Trabajador según el marginalismo neoclásico De todo lo expresado, se deduce que la curva de oferta del trabajador individual tiene pendiente positiva, pues aumenta a medida que el salario aumenta. Tal como se muestra en la gráfica 3.9. La curva SL, que es la curva de oferta de trabajo. Gráfica 3.6 W

S

L

En el eje de las ordenadas se registraría los salarios de mercado y en el eje de las abscisas, la cantidad de trabajo ofrecida a cada nivel salarial. Tal como dice la tesis, la cantidad de trabajo aumenta a medida que el salario aumenta, lo que parece ser lógico. Sin embargo, hay un pero en esa propuesta. Si los salarios pueden aumentar también pueden disminuir en la misma curva de oferta. Imaginemos que los salarios empiezan a disminuir porque se ha iniciado un proceso de recesión. De acuerdo con la tesis del Vudú marginalista actual, el trabajador disminuirá su oferta de trabajo. La situación se presentaría más o menos como la que sigue: el marido regresa a su hogar, donde está su esposa y sus tres hijos, para darles la noticia: “cariño, debido a que los salarios se han reducido, he decidido disminuir mis horas de trabajo, pues así lo dicen los economistas”. Con toda seguridad que la esposa le dirá que se olvide de lo que dicen los teóricos del espiritismo, seguramente miembros de los Rosacruces y que más bien ahora, cuando hay una recesión, es necesario trabajar más para conservar el poder adquisitivo del salario. El “Equilibrio” en el Mercado de Trabajo La gráfica 3.7 muestra el pretendido “equilibrio” entre la demanda y la oferta en el mercado de trabajo. De ese equilibrio, establecido por el cruce de las dos curvas, se establecerían el salario de equilibrio (W0) y la cantidad de trabajo de equilibrio (L0) El Modelo-Vudú Neoclásico agrega que la oferta de trabajo del obrero deviene de dos efectos, los que se describen a continuación

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Efecto Sustitución A medida que el salario aumente, el trabajador querrá trabajar más horas, las que restará del ocio; este proceso se conocería como el “Efecto Sustitución”. Gráfica 3.7

Efecto Ingreso A medida que el salario aumenta, el trabajador cuenta con mayor ingreso. Por lo tanto, según la tesis, “comprará más ocio” dado que el ocio sería un bien como cualquier otro. A este proceso es que se denomina Efecto Ingreso. Ambos efectos tienen signo diferente: el Efecto Sustitución aumentaría las horas de trabajo ante un aumento de salarios; el Efecto Ingreso las disminuiría. Efecto Neto El resultante de la diferencia entre los efectos sustitución e ingreso.

Economía Vital Las Curvas de Oferta y Demanda de Trabajo Ante la inexistencia de un mercado de trabajo en la mayor parte de los países subdesarrollados y ante la incongruencia del modelo neoclásico sobre la oferta y la demanda de trabajo, la Economía Vital entrega una Propuesta Razonable que se basa en el marcado desempleo, oculto generalmente por el desempleo disfrazado, que existe en los países subdesarrollados. En los países subdesarrollados, el salario no aporta más del 40% del Ingreso Nacional, pues en la mayoría de los casos no se consolida una relación formal obrero-patronal, dada la gran existencia de campesinos y de los mercados informales de trabajo. Nótese la diferencia con los países desarrollados, en los que el aporte laboral al Ingreso Nacional llega al 80%. Por otra parte, en la realidad de nuestros países la demanda de trabajo no está determinada por la productividad marginal de algo, sino por las evaluaciones que

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hacen los empresarios sobre la cantidad de trabajo que necesitarán, de acuerdo con sus percepciones acerca de las tendencias y de sus expectativas. En los países subdesarrollados siempre hay desempleo y el trabajador no tiene la opción de escoger “entre ocio y trabajo”, más bien se considera con suerte si consigue un trabajo permanente. Economía Vital: Las Líneas de Oferta y Demanda de Trabajo Sobre la base de estas realidades, es que propongo una línea horizontal que cubre tanto la oferta como la demanda de trabajo, a partir de un salario constante en un periodo determinado. Si hay inflación, el nivel wo subirá; en periodos de desempleos, bajará. En la realidad, la oferta de trabajo es siempre mayor a la demanda, esto es, hay alguna clase de desempleo, independientemente del nivel salarial, lo que se refleja en la recta w0-S que muestra la diferencia de la oferta de trabajo LS sobre la cantidad de trabajo demandada LD para un nivel salarial constante. Gráfica 3.8

LD

LS

L

Conclusión El modelo neoclásico del trabajo, no se aplica a los países subdesarrollados. En realidad, no se aplica a ninguno.

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4 INDAGACIONES SOBRE EL BENEFICIO ECONÓMICO

Las Definiciones En primer término, es preciso aclarar que existen dos clases de beneficios. El Beneficio Normal Según Alfred Marshall, a quien tomo como punto de referencia en este tema, el Beneficio Normal es el que forma parte del Costo Medio. El Beneficio Económico El Beneficio Económico de una empresa en un mercado de competencia imperfecta, es la diferencia entre el Ingreso Total y el Costo Total. La omisión de explicitar esa diferencia causa confusión; por lo general, los textos afirman que en el largo plazo el beneficio es nulo. Si el lector no ha sido advertido de que la expresión “beneficio nulo” se refiere al beneficio económico y no al beneficio normal, se preguntará por qué una empresa existe La Elasticidad En el gráfico 4.1 se ha diseñado una curva de Demanda lineal dividida en dos segmentos iguales a partir de m. El segmento superior, dice la teoría, es elástico; el segmento inferior, Gráfica 4.1 La Elasticidad P Rango Elástico

m

Rango Inelástico

Q

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sería inelástico y el punto del medio (m) tiene una elasticidad unitaria. Ahora bien, los libros de texto-vudú explican que el empresario nunca debe aumentar los precios en el rango donde la elasticidad-precio de la demanda es elástica, pues el incremento de precios hará que la reducción de la cantidad demandada sea mayor que la proporción en que los precios aumenten. Esta reducción se mostrará en la tabla del Ingreso Total. Por otra parte, también nos instruye que el empresario nunca debe disminuir los precios en el rango inelástico de la curva, pues el aumento de la cantidad demandada será menor que la proporción en que los precios se han reducido. Reducción que también quedará registrada, como un incremento de los ingresos en la tabla del Ingreso Total. En la gráfica la gráfica 4.2 aparecen las Curvas del costo total y del ingreso Gráfica 4.2 Y, C

CT

YT

q*

Beneficio máximo Por definición, el “Beneficio” es la mayor diferencia del IT con el CT; en términos geométricos, sería la distancia que hay entre las dos curvas. En ambos casos, el beneficio máximo está dado cuando se producen q* unidades del bien La Derivada La derivada de una curva es la pendiente de la curva en el punto dado. En consecuencia, la pendiente de la curva del Ingreso Total es su derivada con relación a la cantidad del bien q.

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En notaciĂłn matemĂĄtica se tendrĂ­a: đ?‘‘đ??źđ?‘‡

Derivada de la curva del Ingreso Total:

(4.1)

đ?‘‘đ?‘ž đ?‘‘đ??śđ?‘‡ đ?‘‘đ?‘ž

Derivada de la curva del Costo Marginal:

(4.2)

Si las pendientes de ambas curvas son iguales entre sĂ­, entonces sus derivadas respectivas tambiĂŠn serĂĄn iguales entre sĂ­: đ?‘‘đ??źđ?‘‡ đ?‘‘đ?‘ž

=

đ?‘‘đ??śđ?‘‡

(4.3)

đ?‘‘đ?‘ž

Para finalizar esta parte, recordemos dos de las definiciones del modelo neoclĂĄsico. El Ingreso Marginal (IMa) VendrĂ­a del aporte que la Ăşltima unidad vendida al Ingreso Total; en tĂŠrminos matemĂĄticos, el IMa es la derivada a la que nos referimos en (1) El Costo Marginal SerĂ­a la adiciĂłn al Costo Total por la producciĂłn de la Ăşltima unidad del bien. En tĂŠrminos matemĂĄticos, el Costo Marginal es la derivada que registramos en (2) De esta manera, los neoclĂĄsicos postulan que, para alcanzar el beneficio mĂĄximo en una empresa, independientemente del tipo de mercado en el que desarrolle sus operaciones, debe producir una cantidad en la que el IM sea igual al CM, definidos en (1), (2) y (3) IndagaciĂłn Primera Traslademos la grĂĄfica 4.1 sobre la elasticidad de una curva lineal de demanda y repitamos lo que se dijo en su oportunidad. GrĂĄfica 4.1 La Elasticidad P Rango ElĂĄstico

m

Rango InelĂĄstico

Q

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“El segmento superior, dice la teoría, es elástico; el segmento inferior, inelástico y el punto del medio (m) tiene una elasticidad unitaria. Ahora bien, los libros de texto-vudú explican que el empresario nunca debe aumentar los precios en el rango donde la elasticidad-precio de la demanda es elástica, pues el incremento de precios hará que la reducción de la cantidad demandada sea mayor que la proporción en que los precios aumenten. Esta reducción se mostrará en la tabla del Ingreso Total. Por otra parte, también nos instruye que el empresario nunca debe disminuir los precios en el rango inelástico de la curva, pues el aumento de la cantidad demandada será menor que la proporción en que los precios se han reducido. Reducción que también quedará registrada, como un incremento de los ingresos en la tabla del Ingreso Total.” Ahora, tomemos dos ejemplos de las gráficas referidas al punto que maximiza los beneficios, es decir a las intersecciones del Ingreso Marginal y del Costo Marginal. El diseño de la curva del panel izquierdo es traído del texto de Hal Varian, El diseño de la curva del panel derecho es una réplica del modo cómo lo concibe Gregory Mankiw. Ambas curvas tienen en común el hecho de que la intersección del IM y del CM establecen los precios que maximizan los beneficios en los segmentos superiores de la curva de demanda Gráfica 4.3 P

P CMa’ CMa CMe

P0 c

d

e

P’

c’

d’

e’

CMe’

a’

a

IMa Q*

D

IMa’ Q

Q’

D’ Q

La Maximización de Beneficios de la Empresa: Indagación Ahora bien; no importa quién trace la curva de maximización de beneficios neoclásica. Todos los intentos de hacer coincidir el CM con el IM, determinarán que los precios se inscriban en el segmento superior de la curva lineal de demanda Indagación: El Caso de la OPEP En sucesivas oportunidades, entre 1974 y 1979, la OPEP (Organización de Productores y Exportadores de Petróleo) instruyó a sus afiliados la reducción de la cantidad producida y el aumento respectivo del precio del petróleo. A pesar de que la OPEP es un Cártel, al

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tomar esa decisión conjunta, adquirió en la práctica, el carácter de una empresa monopolista. Estas reducciones de las cantidades lanzadas al mercado fueron, inicialmente, del 15%, luego del 20% y finalmente, procedió a reducciones sucesivas del 5%, es decir hubo varias ocasiones en las que la OPEP redujo la producción para elevar el precio. Las ganancias provenientes de estas reducciones fueron tan grandes, que el diccionario económico se vio obligado a introducir en su léxico un nuevo vocablo desconocido hasta entonces: El “Petrodólar”. En todo caso, la OPEP no partió desde cero para llegar a los niveles que permitieron un beneficio económico asombroso, dada que no se trataba de aumentar la cantidad, reduciendo para ello, el precio. Al contrario, las ganancias extraordinarias se obtuvieron sobre la base del incremento de los precios por la aplicación de una política concebida para reducir las cantidades lanzadas al mercado. Lo que nos interesa aquí es el hecho de que estos procesos tuvieron lugar en el espacio que cubre el segmento superior de su curva de Demanda, segmento que, de acuerdo con la teoría y lo diseñado en la gráfica 4.1, es elástica: un aumento de precios reduciría el Ingreso Total. La pregunta que surge de inmediato es: ¿Cómo hizo la OPEP para reducir la producción de petróleo, aumentar el precio y, a pesar de ello, obtener ganancias nunca vistas hasta entonces, después de haber obrado en contra de las disposiciones de los modelos marginalistas actuales? Las razones para que esto sucediera provendrían de varias fuentes perceptivas. Podría aducirse que la OPEP habría reducido su oferta, aumentado sus precios y, con ello, sus ganancias, debido a que enfrentaba una curva de demanda perfectamente inelástica. Pero la experiencia ha demostrado que la curva mundial de demanda de petróleo no es perfectamente inelástica: al aumento de precios en las diferentes ocasiones, el planeta respondió con una disminución de la demanda de petróleo, acudiendo a diversas modalidades alternativas para ahorrarlo, entre ellas, el incremento progresivo de la producción de automóviles “compactos”. No sólo hubo reducción de la cantidad, sino que esa reducción se vio acompañada de incrementos sucesivos de precios. Para que la OPEP incrementara sus beneficios disminuyendo el volumen de Q y aumentando P, ha debido tomar decisiones que desvirtúan los postulados más importantes del modelo neoclásico, en lo que se refiere a las condiciones necesarias y suficientes para maximizar beneficios. Más bien, todo hace suponer que la OPEP, al igual que cualquier otra empresa que opera en un mercado de competencia imperfecta, ha debido aceptar el secreto revelado del precio: es una oferta tentativa que la empresa hace al público para tantear las posibilidades de aumentarlo o de disminuirlo; es decir, que la fijación del precio es dada por la voluntad y la sagacidad de la empresa. Con toda seguridad que descubrieron, mucho antes que Laura Fisher y Jorge Espejo que: El precio de un producto es solo una oferta para probar el pulso del mercado. Conclusión sobre la Curva de Demanda del Marginalismo neoclásico Por todo lo expresado y más, podríamos afirmar con David Krepps (“Curso de Microeconomía”, 1995, pg. 238)

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“…en el fondo de nuestras mentes vive un supuesto según el cual podemos escribir, para cada posible precio p, la cantidad que demandarán los consumidores en el mercado y que represen-tamos por D(p). Todas estas cosas permanecen en el interior de nuestras mentes y por eso consideramos la curva de Demanda y… suponemos que esta curva tiene pendiente negativa.” También tenemos el apoyo de los administradores de empresas, quienes declaran que el precio es sólo una propuesta que el empresario hace para ver la reacción de los consumidores y, por prueba-error acertar con el adecuado. Si tomamos esas dos percepciones, llegaremos a la conclusión siguiente, la que podría extenderse a todas las empresas que operan en mercados Imperfectos o Perfectos: En el mundo real, al que el modelo neoclásico no tiene acceso, no existe la curva de Demanda; por eso es que el empresario puede manipular, simultáneamente, el precio y la cantidad del bien que lanza al mercado. Cuando lleguemos al capítulo de la Teoría del Valor Conocimiento, veremos que una de las principales tareas del empresario es, precisamente, elegir los precios y las cantidades del bien que lanzará al mercado. Sin embargo, sería muy razonable que, tanto en la teoría como en la práctica, la fijación de los precios se basara en el comportamiento de la Curva del Costo Medio en cada uno de los niveles de Q, tal como lo propuso Alfred Marshall. Indagación Segunda: El Precio como Valoración Social del Bien en el Monopolio. Apoyándonos, temporalmente, sobre el postulado del espiritismo neoclásico, de que el precio es la valoración que la sociedad otorga a un bien o servicio, observamos que en el mercado de competencia imperfecta el precio es siempre mayor que el costo marginal, ¿Quiere decir esto que la valoración que la sociedad le otorga al bien que produce el monopolista es mayor que el costo marginal de producirlo, tal como lo declaran los marginalistas actuales? Ante una situación como ésta, la pregunta surge de inmediato: ¿Por qué la sociedad otorgaría siempre al bien producido por el monopolista o por el oligopolista un valor por encima de su costo de oportunidad que, se supone, es igual al costo marginal? ¿Qué virtudes tiene el mercado imperfecto para que el costo marginal sea siempre inferior al valor que la sociedad otorga al bien que se produce, esto es, al precio? Es preciso que algún teórico del marginalismo nos aclare este asunto, pues cada vez que le pregunto a alguno de los que conozco, nunca recibo una respuesta. Por otra parte, los textos tampoco dicen nada al respecto. Todo esto sugiere que el precio no es la valoración que la sociedad otorga al bien; al contrario, la determinación de los precios viene dada por la sagacidad del empresario, en cualquier tipo de mercado, determinación que no se basa en una supuesta curva de demanda, la que, por definición, es una representación mental y arbitraria que ordena precios y cantidades. Si el precio fuera las valoraciones que la sociedad hace del bien, tal como lo asevera el marginalismo, estas “valoraciones” al ser igual a la “curva de demanda” siempre serían

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mayores que el costo marginal, lo cual querría decir que el modelo de competencia imperfecta sería muy eficiente, pues siempre produciría a un costo marginal inferior al precio, es decir, a la valoración que la sociedad supuestamente otorga al bien. Los administradores de empresas, tal como lo vimos, tienen menos problemas sobre el particular. Tomemos como ejemplo a Laura Fisher y Jorge Espejo, quienes escribieron una obra titulada "Mercadotecnia", en la que establecen: El precio de un producto es solo una oferta para probar el pulso del mercado. Si los clientes aceptan la oferta, el precio asignado es correcto; si la rechazan, debe cambiarse con rapidez. Si el precio es muy elevado, las ventas serán difíciles y también, el producto y la empresa fracasarán. Por lo anotado, los autores concluyen con la afirmación de que la fijación de precios es la más compleja de las tareas referidas a la administración, tarea que está a cargo de los especialistas en marketing, no del economista. Anotemos bien lo que dicen estos autores y todos los demás profesionales de la administración empresarial: El precio de un producto es solo una oferta para probar el pulso del mercado. Esta afirmación no sólo es cierta, también es Razonable y debería ser aceptada oficialmente; no hay necesidad de esconder hechos. Estas características son las que deberían aprovecharse para establecer un modelo económico en el que participen tanto la empresa privada como el Estado; de esta manera tendríamos una ciencia económica útil en la práctica y no un manojo de abstracciones especulativas que nadie toma en cuenta, pero que sirve para velar los procesos verdaderos. El Monopolista no tiene Curva de Oferta: Indagación El Neoclasicismo afirma que el monopolista, no tienen una curva de oferta, pero esta declaración contradice la propuesta de Alfred Marshall, el fundador de modelo neoclásico, quien afirma que la curva de oferta de la empresa que opera en mercados imperfectos es su curva del Costo Medio, aunque no queda claro si se refiere al segmento descendente o ascendente de la misma. Conclusiones Primera, el modelo neoclásico se contradice a sí mismo al identificar las elasticidades existentes en una curva de demanda y el nivel de producción de bien que maximiza los beneficios, pues se supone que los beneficios máximos se logran en el segmento elástico de la curva de demanda, segmento en el que sería prohibido aumentar los precios o disminuir la producción de bienes, dado que la reducción de la cantidad demanda sería más que proporcional al aumento de los precios, que es lo que afirma el modelo de la Economía-Vudú de los neoclásicos. Segunda En ninguno de los mercados existe la curva de Demanda.

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En realidad, la curva de demanda es una construcción mental, pero no existente en la realidad, tal como lo afirman Kreps y los administradores de empresas, los cuales muestran que son Razonables. Tercera Tal como lo sentenció Alfred Marshall, la curva del costo medio es la curva de oferta para cualquier empresa que opera en cualquier tipo de mercado. Cuarta No es cierto que los precios sean “las valuaciones que la sociedad hace de los bienes que encuentra en el mercado”. En el mercado de bienes y servicios, imperfecto, los precios y las cantidades son, fijados por el empresario, simultáneamente. En el caso de las “commodities”, que se supone están en el modelo perfecto de mercado, los productores se ponen de acuerdo para fijar los precios, tal como sucede, por ejemplo, con el petróleo.

5 INDAGACIÓN SOBRE LA UTILIDAD MARGINAL Los nuevos Sujetos económicos: Propuesta En la evolución histórica de los países del planeta aparecen nuevos personajes que deben ser tomados en cuenta cuando se trata de establecer las bases de un nuevo sistema o modelo económicos. Por ahora, voy a introducir tres nuevos sujetos económicos con características muy distintivas, los que influyen significativamente en el ritmo de los acontecimientos planetarios y en la necesidad de buscar nuevos instrumentos analíticos que permitan mostrar esa influencia. Para dar comienzo a este capítulo, detallaré algunos rasgos característicos de tres de los más importantes personajes de esta obra, a los que he denominado: El Homo Consumidorus, el Hombre Obsesivo y el Ser Razonable, respectivamente. La mayor parte de los representantes del de la Economía-Vudú, segregada ectoplasmáticamente por los Neoclásicos, han dejado de lado la que alguna vez denominaron La Ley de la Utilidad Marginal Decreciente para sustituirla por la llamada Curva de Indiferencia. En el presente capítulo tomamos lo razonable que hay en la teoría, para modificarla y adecuarla a las realidades de los países sub desarrollados del planeta. En el proceso de diseñar una nueva curva sobre la Utilidad, no olvido que la noción fue desfigurada por la pretensión de generalizar sus postulados indiscriminadamente a cualquier clase de bienes, algo que no es razonable, tal como lo veremos de inmediato.

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El Homo consumidorus Hasta el momento, los neoclásicos han tomado como su unidad de análisis al Homo economicus. Pero, con la aparición del capitalismo maduro no regulado, el Homo economicus ha cedido el paso a otros que expresan con mayor autoridad la realidad de los procesos económicos, tanto en los países desarrollados como en las élites de los subdesarrollados. Uno de ellos es el Homo consumidorus. El Homo consumidorus se desenvuelve en un mundo de derroche pleno, en el que la posesión de cuatro automóviles es un signo de gran desarrollo y bienestar, lo que le permite, además, gozar de especial consideración y respeto por parte de la sociedad consumista. En este sentido, la supuesta racionalidad del Homo economicus es reemplazada por el “Prestigio” que obtiene su reemplazante, el Homo consumidorus, apoyándose en el “Principio de Insaciabilidad” que sostienen los neoclásicos. Sobre la base de estas percepciones se construye una escala de valores artificialmente deformada en los grupos humanos de ingresos altos; por otra parte, los convierte en los grandes depredadores del planeta. Pero si el Homo consumidorus ha nacido en las sociedades de mayor grado de desarrollo, no ha sido para limitar su existencia a esas regiones, sino para dispersarse en el mapa planetario, conformando las élites privilegiadas de los países subdesarrollados y completar el accionar del empresario transnacional en su cotidiana tarea de elevar las cuotas de producción y, por ello, la tasa de agravio al medio ambiente, por medio de la contaminación área, acuática, terráquea y subterránea del planeta. A esto es preciso añadir la progresiva desigualdad distributiva del ingreso y su responsabilidad en los procesos inflacionarios que se producen en los diferentes países. El Homo consumidorus modifica constantemente la realidad con su insaciable voracidad por bienes y servicios, especialmente de lujo. La manía consumista de este sujeto es la que acicatea los nervios vitales de una buena parte del empresariado transnacional, en su obsesión de ganar más dinero para ganar aún más, en un maniático afán acumulador que carece de todo sentido. Su existencia real Mientras el Homo economicus era un ente abstracto, concebido como el personaje que obra luego de análisis de costo-beneficio, el Homo consumidorus es un ser de carne y hueso cuyo consumo personal reemplaza, por sí solo, al de centenas de miles de otros seres reales. El Hombre Obsesivo Es el ente-en-sí; una especie de autista ontológico en la sociedad, arquetipo de las grandes mayorías poblacionales de las naciones subdesarrolladas. Su constitución psicológica está estructurada por una sola obsesión: satisfacer sus necesidades esenciales; por ello es que, en la práctica, no percibe las cosas con el cálculo astuto, sino con la urgencia del estómago. Con el Hombre obsesivo no es posible hablar de alguna elección racional, v.g, “entre más horas de trabajo o más ocio”, pues lo único que quiere es ganar lo que pueda para saciar su

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hambre y la de su familia, aceptando cualquier condición que se le imponga. Desgraciadamente, su pobreza extrema es tal que tampoco le ha permitido desarrollar su iniciativa ni su talento, en la adquisición de habilidades y destrezas exigidas por el mercado de trabajo. Con él no existe el supuesto desempleo voluntario de los neoclásicos; al contrario, todo se reduce a trabajar en lo que pueda y por lo que sea. Él conforma una parte significativa de la población mundial, la que es excluida en el análisis del modelo neoclásico, mientras que las empresas lo segregan de sus respectivas agendas de producción, puesto que no constituyen una “demanda efectiva” ni una mano de obra calificada. Tanto para el modelo como para las empresas, este personaje simplemente no existe. La causa más común de las políticas económicas bien intencionadas, se debe al desconocimiento de las prioridades que tiene el Homo obsesivo, el que, con su hambre a cuestas, es el gran marginado de la actual Economía-Vudú. En efecto, con la tajante declaración en sentido de que la “Economía nada tiene que ver con la distribución del ingreso”, los nigromantes de la tasa de beneficio han marginado por completo por lo menos al 40% de la población mundial, es decir al Homo obsesivo en su totalidad. La verdad es que no debería ser así, puesto que, en los países subdesarrollados, la demanda potencial de este sujeto económico es muy grande. En efecto, la ejecución de una adecuada política de empleo y de ingresos, haría que ese porcentaje de la población de cada país se insertara en el mercado, no para demandar celulares ni grabadoras, sino para adquirir artículos de primera necesidad, lo que lo convierte en un gran aliado de los empresarios nacionales, que producen, precisamente, esta clase de bienes El Consumo Neoclásico Se ha definido el consumo como un proceso individual de obtener utilidad de un bien o de un servicio a través de su adquisición como mercancías. Un concepto más amplio lo infiere como un proceso que permite la reproducción del individuo en la sociedad. Desde este punto de vista, el consumo tendrá dos acepciones. El consumo improductivo Es el que no participa de un proceso de reproducción de los bienes y servicios y se refiere, sobre todo, a la reproducción de la especie humana. Incluye todos los bienes y servicios de consumo duraderos y no duraderos. El consumo productivo Es el que se expresa en la utilización de insumos para continuar con el proceso de producción. En esta área se registra el total del trabajo, las máquinas, el equipo, la tecnología, el conocimiento, en general, a todos los insumos y factores de producción, resaltando el papel decisivo del Conocimiento, tanto del trabajador, como del Empresario, en la tarea productiva. En principio, es preciso admitir que hay razones valederas para esa división del consumo, pero no es razonable que se identifique la reproducción de la especie como consumo “improductivo”, pues la reproducción de la especie es la producción más productiva de todas;

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sin las personas nada habría, ni nada tendría sentido. Por ello es que, sobre la propuesta marxista, estructuro una división Razonable de dicha variable: el Consumo que reproduce la especie humana y el Consumo que reproduce el proceso productivo. Consumo fisiológico Es el consumo que se satisface con los bienes y servicios necesarios al bienestar material de la sociedad. Consumo sicológico El que cubre necesidades que no tienen relación directa con el estómago, pero que son las que singularizan al ser humano, diferenciándolo del resto de las especies que forman parte de la escala zoológica. Ambos tipos de consumo están determinados por el grado de evolución histórica, económica y cultural de los grupos humanos. Sobre este particular, es preciso recalcar que, en la actualidad, el consumo está muy sesgado hacia el consumismo, por la publicidad y la aparición de nuevos productos que crean nuevas necesidades, la mayor parte de ellas, artificiales. Así, es posible intuir que el consumo de los estratos de ingresos altos esté más influido por el derroche para lograr status y aumentar la ganancia del empresario, que por la satisfacción de las necesidades legítimas de los individuos. En este proceso el Homo economicus se transforma en el Homo consumidorus, expresado en su versión de consumidor y de productor. La Utilidad: Objetiva y Subjetiva Los neoclásicos actuales tienen dos percepciones de la utilidad: la utilidad objetiva y la subjetiva. La primera sigue la tradición de Jeremy Bentham y la segunda, las de Jevons y Pareto. Los defensores de la Utilidad Objetiva dicen que la utilidad es la capacidad de un bien para satisfacer una necesidad. También afirman que esa capacidad es inherente al bien, esto es, la utilidad es algo que existe independientemente de los deseos del consumidor. Los teóricos de la Utilidad Subjetiva afirman que ésta no es una cualidad innata en el bien, sino que surge de una relación entre el bien y el consumidor. En ambos casos, la utilidad dependería de la cantidad consumida del bien. La utilidad total aumenta con la cantidad del bien, pero la utilidad “marginal” disminuye con el incremento de su consumo. La debilidad de ambas percepciones estriba en que, al parecer, han sido formuladas tomando en cuenta solo los bienes de consumo inmediato, de ahí la aclaración de que la “utilidad marginal disminuye con el incremento de su consumo”, dejando de lado los bienes de consumo duradero tales como los automóviles, las heladeras, las aspiradoras... Con el objeto de no repetir la arbitraria generalización es que haré una distinción razonable entre los conceptos de Utilidad y el de Satisfacibilidad. La Utilidad Marginal: Primeros Marginalistas En 1854 apareció un libro que no atrajo la atención de nadie. Su autor, German Henrich Gossen, tuvo que retirarlo de circulación. Tenía un título largo y enrevesado. Pero allí ya

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se afirmaba lo que constituiría el cimiento de la Teoría de la Utilidad Marginal. Gossen sostenía que la cantidad de uno y el mismo placer disminuye constantemente a medida que experimentamos dicho goce sin interrupción, hasta que se llega a la saciedad. Varios años después, en 1871, salió a la luz una de las obras más importantes en la historia de la disciplina económica actual: “La Teoría de la Economía Política”. Su autor, William Stanley Jevons, reivindicó con ella el nombre del hasta entonces olvidado Gossen y puso de su cosecha el principio de que el valor dependía de la utilidad, definiéndola como la relación de un objeto con un sujeto. De esta manera, la Economía pasó a ser una disciplina subjetivaespiritista que es hoy y los seres humanos fueron definitivamente representados por una abstracción mental llamada Homo economicus, un conjunto de zombis cuyas preferencias fueron reducidas a funciones matemáticas. De este modo, de un solo plumazo, se dejaron de lado los procesos objetivos de la producción y de la distribución, tal como lo habían sostenido los clásicos (Smith, Ricardo...) Se formaliza el modelo del Consumidor Con el objeto de formalizar la teoría de la utilidad, los marginalistas decidieron que la Economía era una ciencia descriptiva, con la capacidad de establecer “leyes universales”, supuestamente válidas para todo espacio-tiempo. En lo que se refiere al consumidor, los Neoclásicos consideraron que era necesario formalizar la teoría de la “Elección Racional”, formalización que se estableció en los siguientes postulados: Completitud Si A y B son dos situaciones cualesquiera, el individuo siempre puede especificar exactamente una de las tres posibilidades siguientes: La preferencia por A es mayor que B La preferencia por B es mayor que A A y B son preferidos con misma intensidad Por otra parte, se excluye cualquier situación en la que la persona prefiera B a A y, al mismo tiempo, A a B. Transitividad Si una persona prefiere A a B y B a C, entonces prefiere A a C. Continuidad Si una persona prefiere A a B también debe preferir las situaciones parecidas que deriva de la elección de preferencia de A y no B Insaciabilidad El supuesto dice que, en todo tiempo y espacio, “más es mejor que menos” tanto en lo que se refiere a bienes individuales como a cestas de consumo

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En el modelo formalizado, las preferencias de los individuos se representan por medio de una función de utilidad de la forma: U(x1, x2,… xn) Al describir de este modo una función de utilidad, los neoclásicos consideraron que la Economía se había convertido en una verdadera ciencia porque sus principios podían escribirse usando las matemáticas. Intensamente motivados por ese descubrimiento lanzaron un nuevo postulado: Los individuos prefieren una cantidad mayor de cualquier bien a una menor. El axioma de la “Insaciabilidad”, así se llama al hecho de consumir más allá de la satisfacción razonable de las necesidades, exige que cada individuo, aún con un pie en el féretro, prefiera más de lo que está comiendo hasta morir encaramado en la mesa utilitaria. No importa que las necesidades ya estén satisfechas en cierto nivel de la función, eso no es suficiente para el modelo marginalista neoclásico, el que sólo puede mantenerse produciendo más y más. Fue de ese “Principio” que nació el personaje al que hemos denominado el Homo consumidorus; aquél ente que por su extremo consumismo se está devorando el planeta. La Economía-Vudú no es Razonable. Con estos axiomas, los neoclásicos afirmaron que la teoría de la “Elección Racional” en un cuerpo analítico formal. Tal como se verá después, la tercera propiedad del supuesto de la Completitud sirve para afianzar la presencia de un nuevo instrumento analítico neoclásico: la llamada “Curva de Indiferencia”. A diferencia de los primeros planteamientos de la utilidad, como medible en unidades cardinales, las funciones de utilidad sólo necesitarían un orden dado de preferencias. Consiguientemente decir que A es preferible a B sería una afirmación que obviaría la necesidad de establecer cuántas veces A es preferible a B. Por ejemplo, si se dijera, al estilo de los primeros cardinalistas, que A es 10 veces superior a B, se tendría los mismos resultados que si se dijera que se prefiere A dos veces más que a B. Lo que interesaría sería saber si A es preferible a B y no los múltiplos de preferencia implícitos. De esta manera, la utilidad pudo ser escrita como una función de bienes x1, x2… xn a disposición del consumidor. Así surgió el siguiente Principio de Insaciabilidad. La “Ley” de la Utilidad Marginal Decreciente Según la teoría, las primeras unidades del bien que consumimos nos brindan una gran satisfacción. Es decir, el bien o el servicio nos serían “muy útiles”. El consumo de las unidades subsiguientes de ese bien o servicio nos irá produciendo menor cantidad de satisfacción o, lo que es lo mismo, nos serán cada vez menos útiles. Recordemos que el consumo del bien proporciona una utilidad total, la misma que resultaría de la suma de las utilidades proporcionadas por las sucesivas unidades del bien consumido, mientras que la utilidad marginal es la que proporcionaría la última unidad consumida del bien. El proceso seguiría hasta que la utilidad proporcionada por la última unidad del bien consumido llegara a cero. En este tren de razonamiento, se supone que el consumidor de jamón encontrará que la primera ralla infinitesimal será la que más utilidad le proporcione; luego vendrán las demás, cada una, ofreciendo menos utilidad que la anterior, respectivamente, hasta que una nueva

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ralla ya no satisface los deseos del sujeto. Los teóricos del modelo Vudú elevaron este proceso a rango de ley, la que, supuestamente, estaría vigente en todo Tiempo-Espacio. De allí emergió la definición formal: La Utilidad Marginal Es la utilidad añadida a la Utilidad Total por la última porción del bien o servicio consumido. La Utilidad Marginal de un bien o servicio es decreciente. Gráfica 5.1. Las porciones de jamón, cada una de las cuales brinda una satisfacción menor que la anterior, fueron reducidas a rallas de grosor infinitesimal, de otra manera no habría sido posible usar del instrumento que más orgullo causa en los espiritistas: el Cálculo Infinitesimal, pues con su ayuda pueden formalizar sus propuestas. Gráfica 5.1

U

B

La Función de Utilidad Neoclásica El uso del Cálculo Infinitesimal requiere que la Utilidad tenga una función, la misma que debe ser continua y derivable cuantas veces se necesite. Siguiendo la metodología propuesta, los espiritistas de la economía toman un bien al azar y designan su Utilidad Marginal con el símbolo UMa, cuyo movimiento queda reflejado en la Gráfica 5.1 En el eje de las abscisas se inscribe el bien B, mientras que en el de las ordenadas, el de la Utilidad que las sucesivas porciones del bien B ofrecen al sujeto que lo consume. Como ya quedó establecido, de acuerdo con los postulados de la Economía-Vudú, a medida que la cantidad del bien aumenta, la utilidad decrece, de ahí la pendiente negativa de la curva y la convexidad de la curva con relación al punto de origen, lo que significa que por cada unidad del bien B que se aumenta, la utilidad que se logra es proporcionalmente menor. Según el modelo, la intersección de la curva con el eje de las ordenadas no tendría sentido matemático y, como no tiene sentido matemático, tampoco tendrá sentido en la realidad. Dado que se supone que la utilidad marginal de un bien es la primera derivada de la utilidad total, el punto de intersección de la curva con el eje de las ordenadas tendría, aparentemente,

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una utilidad infinita, lo que haría que la derivada también fuera infinita, algo que no condice con el modelo matemático. La UMa del bien X sería la variación de la Utilidad Total del bien X debido al consumo de una nueva porción de ese bien, por lo que sería positiva, cero o negativa. Se supone que el sujeto económico consumirá porciones del bien hasta que la Utilidad Marginal llegue a cero, momento en que el bien dejará de ser económico y ya no será consumido. Teóricamente, la UMa, después de alcanzar el nivel de cero, se volvería negativa y el consumo del bien traerá insatisfacción en vez de placer. Con el objeto de visualizar el proceso, observemos el supuesto comportamiento de la UMa de un solo bien, según el modelo, tal como aparece en la gráfica 5.1 Por último, diremos que hay tendencias muy importantes en el concepto de “utilidad”. Los primeros marginalistas afirmaban que un sujeto económico prefería el bien X al bien Y, debido a que el consumo del bien X le brindaba mayor utilidad que el consumo del bien Y. En la actualidad, varios teóricos de la economía dicen que el bien X tiene mayor utilidad que el bien Y, debido a que el sujeto económico lo prefirió y no a la inversa. Ésa es una modificación de fondo, por la que no sabemos el rumbo que tomará el actual modelo. Indagación sobre la “Ley de la Utilidad Marginal Decreciente” En la práctica, lo dijimos ya, la “Ley de la Utilidad Marginal Decreciente” neoclásica se expresaría así: un trozo de jamón debe ser dividido en rallas infinitesimales, el consumo de cada una de las cuales ofrecerá al sujeto económico una satisfacción mayor que la siguiente y menor que la anterior, de acuerdo con una función matemática continua de utilidad. Eso es lo que vimos en la gráfica 5.1. La curva de utilidad marginal decreciente sería una función continua y derivable en todos sus puntos, puesto que así lo exige el modelo matemático formal. Pero sería contradictoria al postulado de la Insaciabilidad. Indagación: La Universalización Irrazonable No considero razonable generalizar cualquier postulado que se nos venga a la mente, sin discriminar las condiciones en las que podría tener vigencia. Desde esa perspectiva, observo que la utilidad marginal decreciente sólo puede ser aplicable a los alimentos y alguno que otro bien, pero no podría ser referida a todos los bienes y servicios. Tomemos el caso de los antibióticos. Si el médico receta cinco millones de unidades de un antibiótico determinado para curar una infección, dosificadas para un tratamiento de cinco días, la dosis del primer día no será más útil que la dosis del segundo día, ni ésta será más útil que la tercera… Todas las dosis del medicamento serán igualmente útiles, puesto que la dolencia no cesará mientras el tratamiento no termine con la aplicación de la última. Por otra parte, cabría preguntarse: ¿Será la segunda aspiradora comprada por la dueña de casa, más importante que la primera? ¿Encontrará la señora que la alfombra nueva le brinda una satisfacción menor que la primera? ¿Será el primer libro más útil que el segundo? ¿El primer automóvil

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que adquiere el sujeto, tendrá una utilidad mayor que los que adquiera después de que el primero ha cumplido su ciclo de vida?... Contradicción. El Principio de la Insaciabilidad del modelo neoclásico, lo dijimos, establece que para el sujeto económico “más es mejor”, es decir, que el individuo siempre querrá consumir más de un bien, sin límite alguno. En cambio, la “Ley de la Utilidad Marginal Decreciente” nos hace saber que más allá del eje de las abscisas, el consumo de un bien ya no satisface; al contrario, es una tortura. Como éstos, es posible encontrar incontables ejemplos de bienes y servicios para los que no será posible aplicar la “ley de la utilidad marginal decreciente”, si es que abandonamos el mundo de los espectros. Pero, antes de presentar una propuesta Razonable sobre la Utilidad, es preciso retomar dos conceptos fundamentales. Propuesta: la Unidad Positivo-Normativa El Postulado: Anular el dolor colectivo mayor, esto es, la pobreza extrema, surge de un código ético y necesita nuevos instrumentos analíticos. Por ello lo positivo y lo normativo conforman una unidad que no puede ser dividida. Al respecto, debo aclarar que no sería Razonable pretender sustituir al sistema capitalista; más bien, sería necesario tratar de adecuar el instrumental teórico a las condiciones históricas y culturales de los países pobres; en su caso, desechando algunos de los instrumentos, en otros, modificándolos en consecuencia y, finalmente, creando otros nuevos. Me parece razonable rechazar el principio de la “Insaciabilidad” para reemplazarlo, por lo menos en el caso de los países pobres, por el de Saciabilidad Razonable. Esto quiere decir que el consumidor, no exigirá consumir más allá de lo que demanda la satisfacción razonable de sus necesidades. Como contraparte, el empresario se bifurca en dos dimensiones, también complementarias entre sí: el Estado, en cualquiera de sus niveles, por un lado, y la Empresa Privada, por el otro. Ambos, Estado y Empresa Privada, en una alianza vital, establecen las estrategias productivas, las que son implementadas en el seno del mercado y en el marco de reglas concertadas. Para ello, contará con los resultados de las investigaciones que confiará a las Universidades, la cooperación Internacional y los gustos y preferencias de la Sociedad Civil. En la percepción de la Economía Vital, la división formal que el modelo de la Economía-Vudú neoclásico hace de la ciencia económica, al pretender dividirla en “Economía Positiva” y “Economía Normativa”, no es sino el intento de dividir un fantasma en dos. El Principio de lo Razonable, al tomar el Conocimiento Complejo como base de la percepción de la realidad, tal como será establecido en el capítulo respectivo, no permite la descomposición de una percepción integral en mini parcelas cognitivas, pues esa reducción eliminaría lo más importante: las interacciones que se establecen entre los constituyentes de un proceso. En este sentido, es preciso reafirmar que una ciencia económica razonable, la Economía Vital, exige un conjunto de percepciones integrales acerca de lo que es y de lo que debe ser, al mismo tiempo. Por otra parte, este requerimiento es consistente con su

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Postulado Básico para su primera fase: anular el dolor colectivo mayor, esto es, la pobreza, la exclusión y la discriminación, postulado que parte de un concepto que requiere ambas aprehensiones de la Economía: Positiva-Normativa. Propuesta: la Asignación de Recursos: En el mercado razonable que propicio en esta obra hay dos indicadores que determinan la asignación de los recursos del municipio: los Precios y los Objetivos Nacionales. La Interacción Complementaria de estas dos variables exige también que ambos determinen la prioridad de las inversiones, el nivel de los beneficios y el de los impuestos. En esta descripción del escenario principal, no olvido mi propia propuesta: en el área económica, el objetivo Gráfica 5.2 Economía Vital: Línea de Satisfacción

S

S

Gráfica 5.2.a

b

S0

0

a

B0

Gráfica 5.2.b

b

S0

B

0

a

B0

B

más importante del Estado es velar por la Calidad de Vida de la población, elevándola y consolidándola continuamente y en coordinación con la empresa privada. En cuanto al concepto de la utilidad, la Economía Vital, encuentro razonable optar por dos percepciones complementarias: el de Satisfacibilidad y el de Utilidad, propiamente dicho. La Línea de Satisfacción El panel derecho de la gráfica 5.2 nos muestra la Línea de Satisfacción del consumidor. En el eje de las ordenadas se inscribe el nivel de satisfacción del bien respectivo, mientras que, en el eje de las abscisas, se registra la cantidad del bien. En el panel izquierdo, la Línea S0→a representa una unidad discreta de un bien que satisface directamente la necesidad de alimento del Consumidor; se denomina Línea de Satisfacción, mientras que la unidad discreta estará conformada por varias unidades de un bien de consumo. El panel derecho se descompone en dos rangos: el primero, S0→a, que reproduce la Línea de Satisfacción del panel de la izquierda, con la que el consumidor satisface razonablemente su necesidad de

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ese bien. Pero, a partir del punto a del panel derecho, empieza a tener vigencia la satisfacción descendente que proporciona la próxima unidad del bien. Esto sucede cuando el consumo va más allá de la satisfacción razonable de las necesidades y empieza el sobreconsumo, propio del Homo consumidorus. La forma de esta curva es de suma importancia para los planes que formularán el Estado y la Empresa Privada, dado que en esos planes se identificará el punto en el que la tarea de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos ya deja de ser un deber del Estado, que es precisamente el punto en el que empieza el segmento descendente de la curva del panel dos; es decir, el Estado, en coordinación con la empresa privada, ejecutará las acciones orientadas para tratar de que el consumidor tenga a su alcance el bien correspondiente en la unidad discreta S0a. Una vez que se ha llegado a ese punto, el segmento descendente ya no estará en la visión del Estado, sino que dependerá exclusivamente del mercado para satisfacer el libre consumo de quienes desean incrementarlo, pues el modelo se aplica a un sistema democrático en el que el Estado no cohíbe los derechos ciudadanos, aunque no siempre los alienta, sobre todo, cuando se trata de la eventual vigencia de un proceso de sobreconsumo. En resumen: sólo una vez que el Ser Razonable está razonablemente satisfecho, entra en vigencia la satisfacción marginal decreciente del bien; es decir, cuando el consumismo reemplaza la necesidad legítima y razonable de consumir. Pero ese segmento ya no es de importancia, por lo que no lo tomo en cuenta para cumplir con los objetivos. A pesar de ello, habrá un segundo tomo de este libro en el que se establecerán los efectos que el sobreconsumo tendrá en el sistema económico y otros aspectos que escapan a la competencia de este primer intento. El máximo consumo se alcanza en el punto Bc punto en el que la satisfacción es cero. Sobre el particular, es razonable sostener que nadie consumirá una porción adicional cuando ya esté completamente lleno, y la satisfacción sea cero, aunque sospechamos que el Homo consumidorus sí podría intentarlo, hasta reventar, en virtud del principio de “Insaciabilidad”. En todo caso, estará en la libertad de hacerlo. Los personajes introducidos en este capítulo están debidamente representados en ambas curvas. En efecto, en el panel de la izquierda, el punto a muestra al Ser Razonable, al que ya tiene sus necesidades primarias satisfechas y no pretende ir más allá. También está representado el Hombre obsesivo, aquél que aún no ha satisfecho sus necesidades más premiosas, y cuyo consumo se determina en algún punto entre S0 y a, tal como b La existencia del Hombre obsesivo será muy temporal, pues, ya se dijo, es el individuo que tiene privilegio en los objetivos que planteará el Estado y la Empresa en un sistema de mercado. En el panel de la derecha la curva tiene dos segmentos. El segmento que parte del eje de las ordenadas y termina en el punto a es el mismo que se muestra en el panel de la izquierda. El segmento que empieza en el punto a con la pendiente negativa, representa el consumo del Homo consumidorus, el que consume más de lo que realmente necesita. Cuando todos los grupos humanos del país se encuentran razonablemente satisfechos por haber llegado ya al punto a de cualquiera de los paneles, en un proceso de consumo sostenible, el Estado

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podrá anunciar que la tarea más importante de su gestión habrá sido alcanzada, esto es, habrá cumplido con la primera fase de su gestión: el Hombre obsesivo ya será un fenómeno del pasado. En este nivel de la exposición, algunos lectores han debido notar que la Línea de Satisfacción no sólo tiene un primer segmento cuya satisfacibilidad es constante en S o, sino que, además, muestra algo que los neoclásicos no aceptan, esto es, que la curva de utilidad (ahora, la Línea de Satisfacción) pudiera intersectar el eje de las ordenadas, tal como sucede con la Recta de Satisfacción de la gráfica 5.2. Vale la pena describir el proceso en ambos casos. Indagación: Intersección de la Curva de Utilidad Neoclásica con las ordenadas Este es un problema que no tiene solución en el modelo matemático de la Economía-Vudú de los neoclásicos, puesto que el hecho de dar una utilidad infinita a una cantidad cero de un bien, que es lo significaría la intersección de la curva de utilidad marginal decreciente con el eje de las ordenadas, no parece muy cuerdo. Así, se llegó a la conclusión de que la curva nunca debería tocar el eje de las ordenadas. Los neoclásicos niegan la pertinencia de esta intersección, debido a que no condice con la fórmula matemática que expresa la función de utilidad del consumidor, esto es, en la visión neoclásica, la Utilidad Marginal queda definida como la derivada de la Utilidad Total con relación a la cantidad de unidades consumidas (q) De este modo, si la curva de Utilidad Marginal Decreciente tocara el eje de las ordenadas, q sería igual a cero y la derivada no tendría sentido. Ahora bien, como los neoclásicos dicen que es racional sacrificar la realidad en pro de la matemática, la intersección de referencia es anulada ipso-facto. Pero el problema no desaparece, puesto que si la curva de utilidad no toca el eje de las ordenadas tendría que volverse asintótica con respecto a ella, a medida que la cantidad del bien (q) se hiciera más y más pequeña (no olvidemos que el enfoque marginal de los temas se refiere a cantidades infinitesimales de los bienes) En otras palabras, a una cantidad realmente infinitesimal del bien, le correspondería una utilidad que tendería a ser infinita (¡Aún el brócoli! ¡Las telenovelas! ¡Los discursos de los políticos!) Propuesta: la Recta de Satisfacción La teoría de la Economía Vital afirma que no hay una contradicción lógica en el punto de intersección de la Recta de Satisfacción con el eje de las ordenadas. Por el contrario, dicho punto es considerado como cualquier otro de la recta, gracias a la introducción de un nuevo concepto en el modelo, esto es, el de la Satisfacción Esperada. (Nada que ver con la probabilidad de que algo ocurra en el futuro) En efecto, ante la perspectiva de consumir un bien, el sujeto le otorga al mismo una importancia que varía con su condición económica y, con diferentes grados de incertidumbre. Por ejemplo, el Hombre obsesivo esperará del bien que habrá de consumir, una mayor satisfacción que cualquier otro. En la gráfica 5.3 se puede diseñar algunos ejemplos de rectas de satisfacción. En el eje de las ordenadas se registra el nivel de Satisfacción Esperada por el bien, designada por el punto S; y en el eje

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de las abscisas, las cantidades del bien respectivo, representadas por la letra B. Claro está que la Satisfacción Esperada no es medible en términos cardinales sino ordinales. El nivel S0, corresponde al Homo obsesivo y, tal como en la gráfica 5.3, la línea representa una unidad discreta que satisface razonablemente al consumidor. La distancia vertical entre el punto de origen y el nivel Si mide el grado de Satisfacción Esperada de los diferentes personajes identificados. Mientras más grande la distancia, mayor será la Satisfacción Esperada del Individuo. Por ejemplo, la distancia del punto de origen al nivel S 0, es la más grande y corresponde a la Satisfacción Esperada del Hombre Obsesivo, pues su ansia de satisfacer sus necesidades básicas es una verdadera obsesión. La sola perspectiva de consumir una cantidad del bien, hasta quedar razonablemente satisfecho, le impone una satisfacción esperada realmente alta. El punto S, al final de cada nivel de satisfacción, es el punto que muestra la cantidad del bien que habrá satisfecho razonablemente su necesidad. Economía Vital: La Satisfacción Esperada Gráfica 5.3 S

S0

S

S1

S

S2

S

B

El nivel S1 refleja la Satisfacción Esperada de un consumidor de ingresos medios, la que es más baja que la del Hombre obsesivo, aunque, al igual que éste, consumirá hasta quedar razonablemente satisfecho, lo que sucede también en el punto S. En realidad, él es el Ser Razonable, horizonte que un modelo de Economía Razonable propone para el Hombre obsesivo. El nivel S2 corresponde a la Satisfacción Esperada del Homo consumidorus, el ente que siempre consume por encima de la satisfacción razonable de sus necesidades, por lo que su Satisfacción Esperada del bien que habrá de consumir será muy baja con relación a

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las anteriores. Algo más, a partir del punto de saciedad razonable S, el consumo del bien estará regido por la tendencia a la satisfacción decreciente, por la que, en el caso del Homo consumidorus una nueva porción del bien consumido será menos importante que la anterior, tal como se vio en párrafos anteriores. Por lo que se infiere de la definición, la Satisfacción Esperada nada tiene que ver con la probabilidad de que el acto de consumo se realice; es un concepto que pertenece a otra dimensión. Esta es una ocasión oportuna para declarar que en adelante nos ocuparemos sólo de las necesidades del Hombre Obsesivo y del Ser Razonable, dejando de lado al Homo consumidorus, porque sus necesidades, más allá de S, no son relevantes para el Estado. El concepto de Satisfacción Esperada no trae aparejado problema alguno en lo que se refiere a la intersección de las líneas de Satisfacción Esperada y el eje de las ordenadas. Al contrario, la intersección se convierte en un instrumento útil de análisis, por lo menos, para un análisis razonable. A continuación, procedamos a establecer las definiciones de los dos conceptos parecidos entre sí, pero con diferentes significados, que el Principio de Razonabilidad introduce como una parte de su propuesta: Satisfacibilidad y Utilidad. Con ese fin, debo aclarar que las necesidades del Ser Razonable están histórica y culturalmente determinadas, aunque siempre son cambiantes. Pero, la capacidad que tiene un bien de ser Satisfaciente le es conferida en el proceso de producción, pues el empresario produce bienes orientados a ser satisfacientes o útiles, antes de lanzarlos al mercado. Ningún empresario producirá cosas que no son ni útiles ni satisfacientes, dado que una de sus tareas principales es diagnosticar qué es lo que quiere el mercado y también anticiparse en la oferta de bienes y servicios que remplazan o complementan los existentes. Así, la capacidad de Satisfacibilidad de un bien es objetiva. Sobre la base de estas particularidades se propone las siguientes definiciones. Satisfacibilidad Capacidad que tiene un bien o servicio de satisfacer directamente una necesidad del Individuo Utilidad Capacidad que tiene un bien de coadyuvar a la satisfacción de una necesidad directa del Individuo En la propuesta del modelo de Economía Vital, la Utilidad es lo que caracteriza al utensilio, aquello que es útil y por eso es usado. En este punto, nos acercamos a la percepción de Martin Heidegger: la “Utensibilidad” de un bien es propio del bien de que se trate y, al igual que la Satisfacibilidad, le fue dada por el proceso productivo cuando se lo producía para el mercado. Esto es, la Utilidad es independiente de la subjetividad. Claro está que hay una diferencia importante entre los conceptos de Satisfacibilidad y el de Utensibilidad: el primero se refiere a la característica de un bien de satisfacer directamente una necesidad del sujeto, una vez que el consumidor satisface su necesidad, la porción consumida desaparece.

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El segundo imprime al bien la capacidad de ser utilizable más de una vez, en cuanto coadyuve a un bien satisfaciente, en el acto de satisfacer una necesidad directa. Como un ejemplo adecuado para diferenciar ambos conceptos, imaginemos un vaso y la leche que contiene. La leche será un bien satisfaciente, porque satisface directamente la necesidad de alimento. En cambio, el vaso será un bien útil, pues gracias a él podemos tomar la leche y utilizarlo nuevamente la próxima vez. En el grupo de los satisfacientes se incluye los alimentos, las medicinas y aquéllos que satisfacen necesidades psicológicas y de recreación. Los grupos de bienes que prestan utilidad, no desaparecen en el instante en que el consumidor satisface una necesidad, sino que pueden ser utilizados nuevamente, para prestar la misma “Utensibilidad” cuando el consumidor satisface su necesidad con el mismo bien (leche) o con otro (café) La influencia subjetiva en las cualidades objetivas del bien La cualidad que tiene un bien de ser satisfaciente o útil, respectivamente, es objetiva; es inherente al bien o servicio de que se trate. Esto es así, porque fue producido con las características que le permitan tener esas cualidades. Cada uno de estos bienes fue producido “para eso”. Es decir, el proceso de producción ha consistido, precisamente, en objetivar esas cualidades, ya satisfacientes, ya útiles, en forma de bienes o servicios. Todo lo que produce el empresario tiene como base las singularidades concretas que hacen que un bien sea satisfactorio o útil. Sin embargo, la teoría del conocimiento que avala la visión Razonable de la Economía afirma que la subjetividad del consumidor es el que percibe esta cualidad y, como en cualquier fase del conocimiento, la modifica. De este modo, lo que es sabroso para alguien no lo será para otro. Lo que es bonito para Juan, será feo para Adriana. Pero, la cualidad que se juzga subjetivamente es objetiva; el empresario fabrica mercancías satisfacientes o útiles; el consumidor decide si esa mercancía es satisfaciente o útil para él. Estos gustos dependen, en gran parte, del grupo socio-cultural en cuyo seno creció el Ser Razonable Ampliación de la Línea de Satisfacción a Cestas de Bienes La Línea de Satisfacción de la gráfica 5.2 está concebida para un solo bien, pero su lógica nos permite ampliar el concepto para cubrir lo que llamaríamos Cestas de Satisfacción, compuesta de bienes y servicios cuya gradación es descendente. En la gráfica 5.5 el eje de las ordenadas registra la Satisfacción Esperada de las cestas por parte del Ser Razonable, cestas que se anotan en las abscisas, también como unidades discretas. En la gráfica de referencia se diseña dos cestas. La primera (CA) incluye los alimentos que satisfacen las necesidades más perentorias del Ser Razonable, tomando en consideración los gustos y costumbres de las Poblaciones-Territorio, aunque tratando de introducir nuevos alimentos considerados nutritivos y sanos. La vivienda, el vestido y la salud, también están contenidos en la primera cesta. La segunda (Cb) está conformada por bienes y servicios que satisfacen necesidades menos perentorias, incluidas las de recreación, espectáculos, libros, viajes y otros similares. La posición de cada Recta muestra los niveles de la Satisfacción Esperada, tal como quedó definida y el hecho de que cada una de ellas es considerada como una sola

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unidad discreta, a pesar de que es una cesta compuesta de varios bienes y servicios. Estas rectas están referidas sólo a las necesidades del Ser Razonable. No se incluyen rectas de cestas de bienes orientadas al Homo consumidorus, porque éste ya tiene cubiertas todas sus necesidades y no demandará esfuerzos ni del Estado ni de la Sociedad Civil, sólo la acción del mercado. Por supuesto, que las Cestas de Satisfacción de mayor longitud, representan una cantidad mayor de bienes Gráfica 5.4 La Satisfacción Esperada: Cestas de Bienes S

S0

CA

S1

CP

CB

Propuesta: La conversión de varios bienes en una unidad discreta Esta conversión teórica es necesaria para poner de relieve que el Ser Razonable satisfará razonablemente sus necesidades si es que consume el total de los bienes (y servicios) que conforman las cestas respectivas, en un periodo determinado. Por esta razón, no será posible fraccionar ninguna cesta; de hacerlo, no se lograría el objetivo propuesto. Del mismo modo que la obtención de un título universitario exige el cumplimiento de todo lo que dictan las normas y procesos de una universidad, la satisfacción de las necesidades básicas del Ser Razonable no puede ser mini-parceladas, pues si se lo hiciera no se cumpliría con el objetivo propuesto. Lo dije ya, lo repito ahora, esa visión deriva del carácter del Conocimiento Complejo, el que trata de evitar en lo posible la mini parcelación de los hechos y, más bien, trata de percibirlos de una manera más integral. Por supuesto, la dotación de los bienes y servicios que conforman las cestas puede variar, en función del reemplazo de bienes antiguos por nuevos. La longitud de las cestas indica el total de bienes y servicios que satisfacen razonablemente las necesidades del Ser Razonable, longitud que puede prolongarse más, en cuanto el desarrollo del país permita añadir nuevos bienes a los ya existentes en las cestas, sin que cada cesta deje de ser una unidad discreta, aunque este conformada por varios bienes y servicios.

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Las Cestas de Utilidad para otros bienes Otro tipo de bienes, tales como la educación, los electrodomésticos, las herramientas caseras y otros similares, no satisfacen directamente una necesidad del Ser Interactivo. Sin embargo, tienen la cualidad inherente de ser útiles, en el sentido de que coadyuvan indirectamente a la satisfacción de las necesidades. El ejemplo del vaso, que es útil porque contiene la leche que satisface una necesidad directa, es relevante para la distinción citada que proponemos. En este caso, en vez de Cestas de Satisfacción, esta clase de bienes serían identificadas como Cestas de Utilidad, las que tendrían las mismas propiedades geométricas que caracterizan a las de Satisfacción. Por lo tanto, la gráfica 5.5 también sirve para representar las Cestas de Utilidad, con la gradación de Utilidad Esperada. El porqué de la Línea de Satisfacción En primer lugar, vemos que la Línea de Satisfacción elimina la supuesta dicotomía entre las categorías “objetivo” y “subjetivo”. Esto se debe a que estamos conscientes de que el bien en cuestión ha sido producido por el empresario para satisfacer una necesidad específica, detectada por él, en el mercado respectivo. Lo dijimos ya, lo repetimos ahora, ningún empresario produce bienes por diversión. Al contrario, los produce porque sabe que satisfarán alguna necesidad detectada adecuadamente por él. Es precisamente este conocimiento, aplicado al proceso productivo, lo que otorga al bien producido la capacidad de satisfacibilidad o de utilidad. Pero es la preferencia del Ser Razonable el que lo escoge. En realidad, es esa preferencia la que determina la cantidad del bien o servicio demandado. Así, en este proceso hay una interacción de lo objetivo y de lo subjetivo, sin que ninguno de ellos elimine al otro ni entorpezca la claridad del concepto. La segunda característica de la Línea de Satisfacción es que no necesita medir el grado de “satisfacción” de ningún bien; basta que, a condiciones iguales, su consumo satisfaga al consumidor en un orden de prioridad con relación a otros bienes. En ese punto no hay diferencia de fondo con la concepción neoclásica. La tercera particularidad es que permite diferenciar adecuadamente al Ser Razonable tanto del Hombre obsesivo como del Homo consumidorus, por medio de los segmentos que estructuran la Línea de Satisfacción, a través de cuyos niveles se identifica a cada uno de ellos. Esta diferenciación es muy importante para la política del gobierno orientada a la

Las relaciones de Satisfacibilidad y de Utilidad no son relaciones entre consumidor y objeto, sino entre las exigencias del consumidor y la capacidad del empresario para detectar y producir lo que el consumidor requiere.

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tarea de velar por la calidad de vida de la población, tarea que es compartida por las empresas, en una alianza que permite el beneficio para el empresario y el logro de objetivos nacionales para el Estado. Esto es posible porque el Conocimiento Complejo integra en uno solo el “qué es” y el “debe ser” en una unidad inseparable, a diferencia del modelo neoclásico, el cual las separa en divisiones muy alejadas una de la otra. Propuesta: La interacción de los grupos sociales La primera tarea del Estado, en coordinación con la empresa, es la conversión del Hombre obsesivo en el Ser Razonable. Aquí se cumple la utopía de los liberales clásicos, con una modificación: no es la suma de los intereses individuales la que coincide con el bien general; más bien es la suma y la interacción de los grupos socio-culturales, en su forma institucional, la que coincide con el bien general, aunque el beneficiario último de estos procesos es el Individuo. Escuchemos una conversación de café sobre los temas que ahora nos interesa −de acuerdo con lo establecido por el Modelo Neoclásico, si introducimos el dinero en esta dinámica, se podría deducir que, si una persona tiene un millón de dólares y otra solamente quinientos, la utilidad que recibe el millonario por el último dólar, será menor que la utilidad que el pobretón recibe del último dólar que posee ‒estoy de acuerdo con la distinción entre “utilidad” para el dinero, y satisfacibilidad para los que satisfacen directamente una necesidad; siguiendo esta línea de razonamiento, habría espacio para que el Estado expropiara unos cuantos cientos de miles de dólares al millonario y empezara a repartirlo entre los pobretones, en una política extrema de pretender una supuesta igualdad del ingreso entre los habitantes de un país −no estoy seguro acerca de la validez de una política igualitaria, en el sentido de forcejear para que cada ciudadano tenga una riqueza igual a la de todos los demás. Hay diferencias de capacidad, de iniciativa e, incluso, de culturas, con relación al confort material ‒muy de acuerdo; es como si un ladrón le robara a un millonario, con el justificativo de que, por los sagrados principios de la Economía, el dinero robado será más útil para el que despoja que para el despojado −lo que resultaría beneficioso para la sociedad en su conjunto, pues si el millonario se queda con menos cantidad de dólares, debido al robo, la utilidad marginal de lo que le resta será mayor que la que tenía antes del robo y la utilidad marginal del dinero apropiado por el ladrón será mayor a la del millonario ‒pero, la utilidad marginal que el dinero robado le brinda al ladrón ya no será tan grande como la que le brindaba los pocos dólares que tenía antes de perpetrar el robo; no lo sería, porque ahora tendría más de lo que tenía antes ‒así es; por lo que se puede ver en el caso hipotético que nos ocupa, mientras la utilidad marginal del dinero que le queda al millonario aumenta, puesto que ahora tiene menos, la utilidad del dinero que tiene el ladrón disminuye porque ahora tiene más dinero −eso quiere decir que mientras la utilidad del dinero del uno aumenta, la del otro disminuye y lo hará seguramente hasta que la utilidad que brindan las cantidades así alcanzadas

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sean las mismas; eso significaría que un país habría ingresado en una etapa de igualdad económica entre todos sus habitantes y se comprobaría también que el sindicato de ladrones pediría asilo constitucional Propuesta: Los Valores Universales: lo Normativo y lo Positivo en uno solo Hay dos puntos esenciales que debemos tomar en cuenta en el diálogo anterior. Primero, La presente obra ha sido concebida para elevar la calidad de vida de la población avalada por un modelo político de Democracia en el marco de un Estado de Derecho y de no Exclusión. Por ello, la figura del ladrón, apropiándose del dinero del millonario para justificar una mejor distribución de la riqueza, es una falacia de argumento. Ésa es la razón principal por la que la Economía Vital rechaza la división entre la dimensión positiva y la normativa. Segundo, La Ética de la Economía Vital respeta los valores universales, como también los propios de una nación, en cuanto no contradigan los alores universales. Sobre estos temas hablaremos en un capítulo posterior. Ahora pasamos al análisis de uno de los instrumentos más artificiales e inservibles que el modelo marginalista neoclásico haya podido concebir: la llamada Curva de Indiferencia.

6 LA CURVA DE INDIFERENCIA INDAGACIÓN

El Homo Economicus: el Zombi Neoclásico Los neoclásicos consideran que el Homo economicus es la unidad de análisis de la microeconomía, pero la realidad nos muestra que éste fue reemplazado, por lo menos en las élites consumistas del mundo, por el Homo consumidorus. La diferencia entre ambos es importante. El Homo economicus es un ente abstracto, ideal, no real y realiza una acción sólo después de hacer un análisis de costo-beneficio de los eventuales resultados. El Homo consumidorus no es un ente espectral; es un ser vivo que tiene la renovada obsesión de consumir más y más. La Curva de Indiferencia Los neoclásicos la definen como el lugar geométrico conformado por todas las combinaciones posibles de los bienes Y y X que bridan el mismo grado de utilidad al consumidor.

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La gráfica 6.1 muestra la forma que dicen que tiene. Gráfica 6.1 Y Y1

a

Y2

b c

Y3

U0

1

2

3

X

Recordemos que el primer economista en introducir la curva de indiferencia al instrumental analítico de la teoría económica, fue Francis Isidro Edgeworth (1845-1926) Los neoclásicos dicen que la curva de indiferencia permitió a la teoría económica librarse del concepto cardinal de la utilidad, al adoptar el principio vigente hasta ahora, que es el ordinal. Según este principio, el consumidor preferirá dos hamburguesas a una, aunque para ello no necesite saber si dos hamburguesas le dan el doble y o el triple de utilidad que una. Aunque hay muchas maneras de presentarla y analizarla, nos dedicaremos a mostrar el concepto esencial que la avala. En el eje de las ordenadas se muestran las diferentes cantidades del bien Y, mientras que en el de las abscisas se registra las que corresponden al bien X. De acuerdo con la teoría subyacente, el consumidor estaría en condiciones de elegir cualquier combinación de los dos bienes, puesto que cada una le reportaría la misma utilidad que las demás. Por lo tanto, cualquiera de las combinaciones le será “indiferente”. En el punto a de la gráfica 6.1, el consumidor tendrá una combinación de Y1 de Y junto a una unidad de X. La combinación “b” estará compuesta por Y2 de Y y dos unidades de X. La combinación “c” tendrá Y3 de Y y tres unidades de X. En el proceso, se observa que, para optar por la segunda unidad de X, el consumidor renunciaría a una cantidad Y1-Y2 de Y. Para lograr la tercera unidad, estaría dispuesto a renunciar sólo a una cantidad equivalente a Y 2-Y3 de Y

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que es menor a la que habría renunciado por la segunda unidad de X. Cada vez que debe optar por una unidad más del bien X, el consumidor tendrá una disponibilidad mayor de X y menor de Y. Ésta es una prueba clara de que la Curva de Indiferencia tiene al principio de la Utilidad Marginal Decreciente como el pivote central de su estructura y concepción. Por eso es que el consumidor estaría dispuesto a renunciar a una cantidad menor de Y cada vez que opta por una unidad más de X. Ésa es la lógica interna de la Curva de Indiferencia, aunque, por razones que no se conoce, los neoclásicos hacen lo posible para presentarnos la imagen de que la Curva de Indiferencia reemplaza a la de la utilidad marginal y que no hay en la primera, vestigio alguno de la segunda. Gráfica 6.2

Y

10 5

a b c

2 U0

11 2 2 3 3

XX

Relación Marginal de Sustitución (RMS) Cantidad de Y que el consumidor está dispuesto a cambiar por una unidad adicional de X en cada caso y se representa como ∆Y/∆X En realidad, sería el costo de oportunidad de X en términos de Y. Con el objeto de hacer más claro el problema, imaginemos que Y representa botellas de Coca-Cola mientras que X representa un conjunto de hamburguesas. Cambiemos la curva anterior y le pongamos valores concretos a las cantidades de Coca-Cola y hamburguesas, respectivamente, lo que logramos con la gráfica 6.2. De acuerdo con la definición de Curva de Indiferencia, el consumidor tiene una variedad infinita de combinaciones para elegir entre unidades de Coca-Cola y hamburguesas. Escojamos la combinación a, que representa 10 Coca-Colas y 1 hamburguesa. Esa combinación le da una utilidad que podríamos establecer en U0. Supongamos que el sujeto desea una

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hamburguesa más; para ello, tendría que renunciar, digamos, a 5 Coca-Colas, de manera que la nueva combinación b será de 5 Coca-Colas y 2 hamburguesas. En este caso, diremos que la relación marginal de sustitución de Coca-Colas por hamburguesas será 5/1. No debemos perder de vista que la utilidad que le proporcionaría la combinación b es U0, la misma utilidad que brindaría la combinación a. Si deseara una hamburguesa adicional, ya no renunciaría a 5 unidades de Coca-Cola, sino solamente a 3 y la nueva combinación, c, estaría conformada por 2 Coca-Colas y 3 Hamburguesas. Observemos que para lograr la segunda hamburguesa habría tenido que renunciar a 5 Coca-Colas; para obtener una tercera hamburguesa, sólo renunciaría a tres Coca-Colas. La relación marginal de sustitución de Y por X será 3/1 y así sucesivamente. El proceso seguiría, de tal manera que por cada hamburguesa renunciaría a menos y menos unidades de Coca-Colas. Según la teoría, cada vez que se logra una hamburguesa más, la utilidad total del conjunto de hamburguesas aumenta, pero su utilidad marginal disminuye. Cada vez que renuncia a unidades de Coca-Colas le quedará una menor cantidad de ellas, por lo que la utilidad marginal de las Coca-Colas aumentará. En síntesis: las hamburguesas se hacen más abundantes y las Coca-Colas, más escasas, por eso es que la utilidad marginal de las primeras sería cada vez mayor y la de las segundas, cada vez menor. Esto no es nada más ni nada menos que la Ley de la Utilidad Marginal Decreciente con otro disfraz, que le queda muy mal, por cierto. Ahora bien, la tesis dice que la utilidad total de cualquier combinación de Coca-Colas y hamburguesas (U0) es la misma, no importa qué combinación de ambas escoja el sujeto. Para que el equilibrio esté vigente, la reducción de la utilidad total de las hamburguesas sería compensada con el aumento de la utilidad total de lasa Coca-Colas. Implica también que el incremento de la utilidad marginal de las Coca-Colas se compensaría con la reducción de la utilidad marginal de las hamburguesas, bien cuya utilidad total ha aumentado, pero su utilidad marginal habrá disminuido. Esta simetría permite llegar a establecer afirmaciones como la que ahora deducimos: El Homo consumidorus otorgaría a la combinación de 10 Coca-Colas y una hamburguesa la misma utilidad (U0) que se concedería a una Coca-Cola y 10 hamburguesas Con este ejemplo, nos encontramos otra vez con la proclividad de extender la generalización a lo que no es generalizable. Indagación sobre la Maximización de la Utilidad Según los neoclásico, el consumidor maximizaría la utilidad de los bienes que consume (X, Y) cuando la utilidad marginal del bien X (UMax) sobre su precio sea igual a la utilidad marginal del bien Y (UMay) sobre el suyo. En otras palabras: en el punto maximizador, cada uno de los bienes comprados por el consumidor debe generar la misma utilidad marginal por cada dólar gastado en él. Por supuesto, ésta afirmación también es generalizada a

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todos los bienes y servicios. Basándonos en esa generalización, cabe la pregunta: si tomamos dos bienes, reemplazando con ello la X y la Y, con automóviles y panes, respectivamente ¿cuál de los dos bienes: el pan o el automóvil tienen una utilidad marginal mayor en cualquier momento? UMax = UMay Px Py

(6.1)

El Extraño Postulado de la Insaciabilidad Establece que el consumidor, en la opción de poseer más o menos de un bien, siempre opta por la mayor cantidad de éste. No importa que tenga que comer hasta reventar, tal como ya lo dijimos. Así, la conducta racional de un consumidor lo llevará a decidir por aquélla que le otorga la mayor utilidad, esto es, la combinación que tenga más de Coca-Cola y más de hamburguesas. La sucesión de curvas de indiferencia se denomina Mapas de Curvas de Indiferencia. De todo lo expresado, deducimos que no importa el status del sujeto económico, la cantidad y la calidad de sus necesidades tienen un límite. El postulado de la Insaciabilidad de los neoclásicos no es un postulado ni lógico ni práctico, ni aún en el caso del dinero, pues tal como vimos, llega el momento en que lo convierte en capital. Pero, el Postulado de Insaciabilidad marginalista se cumple en el caso del empresario, debido a que su necesidad de acumulación de capital y de beneficios no tiene límite. También ha quedado establecido que el Principio de Razonabilidad no permite ejercicios intelectuales basado en axiomas a priori. La Razonabilidad (a diferencia de la Racionabilidad) es un Principio que tiene que ver con las relaciones que los grupos sociales establecen para organizar sus actividades de producción, distribución y consumo y con ello, para reforzar sus relaciones sociales, políticas, jurídicas Queda implícito que la Razonabilidad toma en cuenta, a su vez, la interacción que existe entre las diferentes ciencias sociales, Interacción Complementaria que fortalece a cada una de ellas. En general, la aspiración del Principio de Razonabilidad es velar por el nivel de la calidad de vida de la población, consolidarla y fortalecerla, minimizando los costos, preservando el medio ambiente e interactuando con las culturas de cada grupo humano. Estas actividades están directamente influidas por las culturas, las instituciones, las fuerzas políticas, sociales, jurídicas, éticas… que conforman el marco de la evolución de la especie en sus distintos grados y espacios. Por eso es que la Razonabilidad considera que la unidad de análisis económico es la Población-Territorio para la que se desea concretar los principios de la ciencia económica, grupo que, idealmente, estaría constituido por el Ser Razonable, es decir aquél que se basa en el apoyo mutuo y la emulación como comportamientos que anulan la feroz competencia que implica el modelo neoclásico actual, en todas sus variantes, modelo que convierte al hombre en rival y hasta enemigo del prójimo. Indagación: Mapas de Curvas de Indiferencia

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Es el conjunto de curvas de indiferencia, cada una de las cuales se aleja paulatinamente del punto de origen cuando contiene combinaciones de X y de Y más altas que la anterior, lo que se muestra en la gráfica 6.3. En consonancia con el postulado de la insaciabilidad, el consumidor elegirá siempre la curva más alejada del origen. Gráfica 6.3 Mapa de Curvas de Indiferencia U3

Y U2 U1

X

La curva de Indiferencia pretendió reemplazar a la curva de Utilidad Marginal Decreciente, pretendiendo hacernos creer que es un instrumento mucho más racional. Sin embargo, lo vimos ya, la Curva de Utilidad Marginal Decreciente mostraba puntos de saciedad por parte del consumidor, de tal manera que una nueva porción del bien ocasionaba “desutilidad”. Parece que los neoclásicos se dieron cuenta de este detalle y decidieron que no era posible renunciar al postulado de la “insaciabilidad”, por lo que era necesario otro medio. Les pareció que la Curva de Indiferencia era el remedio adecuado. Pero la Curva de Indiferencia supura Utilidad Marginal decreciente, por todos los costados. En contraposición el Ser Interactivo Complementario, consume sólo hasta que se siente razonablemente satisfecho, en el marco del principio de la Saciabilidad Razonable, opuesto al de la insaciabilidad del Espiritista Neoclásico. Las curvas no se cruzarían entre sí Según el modelo neoclásico, las curvas de indiferencia no pueden cortarse entre sí. Para demostrarlo se recurre a la reducción al absurdo. Si dos curvas de indiferencia se cortaran entre sí, como en el caso de la gráfica 6.4 entonces la combinación de bienes b sería común a las dos curvas. Por lo tanto, esa combinación sería también igual a la combinación a y a la combinación c, al mismo tiempo, pero el punto b representa una combinación mayor que la representada por el punto c. Es mayor, porque para la misma cantidad del bien X que representa c, incluye, sin embargo, una cantidad mayor del bien Y, esto es, mayor utilidad.

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En consecuencia, si dos curvas de indiferencia se cruzaran entre sí, resultaría que los puntos a, b y c representarían el mismo nivel de utilidad, algo que sería absurdo, dicen. Un poco más adelante veremos cómo esta característica de las curvas de indiferencia condena al consumidor a mantener los mismos gustos para siempre, a pesar del teorema de “La Soberanía del Consumidor”. Gráfica 6.4 Y

Uo

U1 Las Curvas de Indiferencia exigen que los gustos no cambien, pues no pueden cruzarse entre sí

a b c X

La Línea de Restricción Presupuestaria Se afirma que la Curva de Indiferencia que el homo economicus puede alcanzar depende de sus gustos, de su ingreso y del precio de mercado de ambos bienes. Por lo tanto, ha llegado el momento en que el Homo consumidorus debe decidir cómo habrá de gastar su ingreso semanal a los precios del mercado. Como ya sabemos hay dos bienes: Coca-Colas y hamburguesas. Conocidos los precios de ambos bienes, el consumidor establecería la estructura de su presupuesto o, lo que es lo mismo, determinaría su Línea de Restricción Presupuestaria. Para ello se identificaría condiciones trascendentales. Entre ellas, el mercado se adapta a sus requerimientos y no responde con una variación de precios a las variaciones de su demanda de las mercancías, X o de Y. De esta manera, el consumidor encontraría que la función por la que su ingreso se distribuiría entre ambas clases de bienes se expresaría en una línea recta: M = PxX + PyY (6.1) Consiguientemente, si gasta todo su ingreso M en el bien X y no compra ninguna unidad del bien Y, podrá adquirir una cantidad M/Px de ese bien. Por el contrario, si decide gastar todo en el bien Y, podrá adquirir un máximo de M/P y como se muestra en el panel izquierdo de la gráfica 6.5. El consumidor unirá ambos puntos por una recta y logrará una serie infinita de combinaciones con la condición de gastar su ingreso sólo en el consumo de esos dos bienes. El consumidor no podrá optar por un punto que se encuentre a la derecha de la línea, tal como el punto a, puesto que representaría una combinación mayor de lo que permite su presupuesto. El punto b tampoco sería permitido, porque el consumidor no estaría gastando

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todo su ingreso en la adquisición de ambos bienes, que es la premisa de la que se parte. Del uso de ambas curvas, surge el equilibrio con la combinación óptima. Gráfica 6.5 Y

Y

M/Py

M/Py

a y1

b

Ui M/Px

X

x1

X

Indagación: La “Combinación Óptima” y el engorde de las gallinas ¿Qué combinación de bienes comprará el consumidor, de acuerdo con el modelo neoclásico? La que se encuentre en el punto e del panel derecho de la gráfica 6.5, dado que esa combinación (x1, y1) es la máxima que puede obtener con el ingreso que dispone. En este punto el consumidor optimizará su elección, una combinación posible de su curva de indiferencia coincidiría con la distribución de su ingreso en la compra de ambos bienes, de acuerdo con los precios de cada uno. Esto nos hace saber que son los precios del mercado los que definen la combinación “que escogerá el consumidor y su soberanía” Precisamente el artificio de las combinaciones que brindan “la misma utilidad” ha sido hecha para que el mercado elija no por los gustos, sino por el precio, al más puro estilo de la alimentación de las gallinas, que los granjeros utilizan para engordarlas al costo mínimo posible por medio de la programación lineal. Pero, a diferencia de las gallinas el individuo tiene gustos y preferencias, las que cambian con el tiempo, el lugar y las circunstancias. Indagación sobre la Curva de Indiferencia Ya vimos que una de las propiedades de la Curva de Indiferencia establece que dos curvas de indiferencia no pueden cruzarse entre sí; de hacerlo, sería un absurdo, pues resultaría que una combinación de bienes superior, sería igual a una combinación de bienes inferior, debido a que en la primera se tendría más de uno o de ambos bienes, que en la segunda. Veamos las consecuencias de esta propiedad, para ello recurramos otra vez a la gráfica 6.5. Razonablemente podemos decir que la reducción al absurdo que se sintetiza en el anterior párrafo, es una prueba que pone al descubierto una de las grandes limitaciones de la curva de indiferencia. Para que la esencia de la curva de indiferencia sea válida, el consumidor

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no podría gozar del privilegio de cambiar sus gustos a medida que aumenta su ingreso. La pendiente de cada curva de indiferencia muestra la preferencia que el consumidor tiene de cada uno de los bienes. Si la pendiente es muy pronunciada, el consumidor tendrá una cierta preferencia el bien X al Y, porque estaría dispuesto a renunciar a una mayor cantidad del bien Y con el propósito de lograr una unidad más del bien X. Si la pendiente de la curva de indiferencia es más plana, querrá decir que el consumidor otorga al bien Y una preferencia mayor que la que concede al bien X, por lo que estará dispuesto a ceder cantidades pequeñas por conseguir una unidad más del bien X. En realidad, las pendientes de las curvas mostrarían las preferencias del consumidor por uno u otro bien. Ahora bien; si la tesis de la curva de indiferencia dice que éstas no pueden cruzarse entre sí, está declarando que todas deben tener la misma pendiente, es decir, está limitando al consumidor en el sentido de que, por el bien de la curva de indiferencia, éste no debe cambiar sus gustos, los que se expresan en la pendiente de cada curva. En este sentido: el veto del cambio de gustos atenta en contra de los postulados de la Teoría de la Elección. En efecto, la teoría de la elección postula que el individuo siempre puede optar entre una y otra alternativa, opciones en las que expresa sus preferencias. Sin embargo, según la Curva de Indiferencia, el consumidor no puede cambiar de gustos para dar paso a una nueva curva con mayores combinaciones, como efecto del incremento de sus ingresos, pues si los gustos cambian, estos cambios se expresarán en la aparición de nuevas pendientes en las nuevas curvas de indiferencia que se alejan del punto de origen, lo que ocasionará que las curvas se crucen, necesariamente, entre sí, algo vetado por la teoría que avala la tesis de la Curva de Indiferencia. De esta manera, la teoría de la elección y la hipótesis de las curvas de indiferencia no pueden coexistir una con la otra. Pero hay algo más: el consumidor no decide la combinación que quiere, lo hace el mercado. Indagación: La curva de indiferencia y la dieta de las gallinas Supongamos una curva de indiferencia que en las ordenadas registra cantidades de botellas de Coca-Cola y en el eje de las abscisas, cantidades de hamburguesas ¿Es razonable pensar que el consumidor encuentre en la combinación 4 hamburguesa y 4 Coca-Colas, la misma satisfacción que una hamburguesa y 9 Coca-Colas? Nadie podría decir que esa combinación sería razonable, pues nadie la consumiría. Pero el espiritismo neoclásico dice que sí; que el sujeto consumirá cualquier combinación dictada por los precios del mercado. ¿Acaso no se ha inventado la “Curva de Indiferencia” para mostrar que cualquier combinación de dos bienes que brinden la misma utilidad, será aceptable por el consumidor, el que tiene que comportarse como las gallinas, que reciben sus porciones de alimento estimadas por la programación lineal que se preocupa de los costos y nada tiene que ver con la llamada “elección racional” del espiritismo marginalista? En el caso de la curva de indiferencia los precios reemplazan al granjero y los consumidores, a las gallinas. En la realidad, cualquier consumidor acudiría a una combinación más acorde con los gustos y el buen sentido. Pero, de acuerdo con la teoría del marginalismo neoclásico, si los precios y su ingreso así lo determinan, el pobre consumidor tendrá que zamparse 1 hamburguesa y 9 Coca-Colas,

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si los precios del mercado así lo determinan, lo con lo que identificamos una nueva arbitrariedad académica en la llamada curva de indiferencia. Pero los espiritistas de la economía suponen que la combinación irracional de 1 hamburguesa y 1 Coca-Colas brindan la misma utilidad al consumidor que la combinación irracional, 9 hamburguesas y 1 Coca-Cola, porque en ese caso, los precios del mercado dirán que la combinación citada será la más barata. Sin embargo, dada las irracionalidades de estas combinaciones, no es probable que en el mercado el precio de esas combinaciones sea la más barata, pues nadie las escogería. En todo caso, el supuesto de que el consumidor maximiza la utilidad del consumo de un bien cuando una de las curvas de indiferencia del mapa es tangente a la recta de restricción presupuestaria muestra que es el precio del mercado y no la preferencia del consumidor, necesariamente, el que determina la combinación que éste debe aceptar. Por otra parte, muestra lo irracional que es el mercado y su “mano invisible”. De todo esto deducimos que la Curva de Indiferencia es un artificio muy forzado para hacer coincidir la llamada Relación Marginal de Sustitución con la pendiente de la recta presupuestaria. La Inutilidad Teórica y Práctica de la Curva de Indiferencia Refiriéndonos a la lógica interna del argumento neoclásico, afirmaríamos que la llamada Curva de Restricción Presupuestaria reemplazaría, por sí y con gran ventaja, a la llamada Curva de Indiferencia. Con la curva de restricción presupuestaria, el consumidor se enfrentaría a combinaciones infinitas, teóricamente, y no a una sola, exigida por la tangencia de las dos pendientes. En este sentido, es lógico y es cierto establecer que la curva de Restricción Presupuestaria, por sí sola, no necesita de ningún otro instrumento conceptual, mucho menos, de la curva de indiferencia, para satisfacer las preferencias del consumidor, sin privarle de su privilegio de elegir libremente, de acuerdo con sus ingresos y de sus gustos. Repasemos este concepto. Gráfica 6.6 Recta de Restricción Y

a b c d

X

Si la Recta de Restricción Presupuestaria incluye todas las combinaciones posibles de Y X, el consumidor puede escoger libremente, la que más le convenga, pero, en este caso, lo hace

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de una gama muy grande de combinaciones. La introducción de la Curva de Indiferencia le impone una y sólo una de las muchas combinaciones que el ofrece la Recta de Restricción Presupuestaria, cuando se independiza de la Curva de Indiferencia. Se supone que la Curva de Indiferencia reflejaría las “condiciones subjetivas” de la elección para que éstas coincidan con las “objetivas” que le ofrece la Recta de Restricción Presupuestaria. Si esa es la razón para crear un instrumento tan falaz y forzado como es la Curva de Indiferencia, es preciso decir que las “condiciones objetivas” que ofrece la Recta de Restricción Presupuestaria, el consumidor elige cualquiera de ellas. En el acto de elegir, ya expresa sus “condiciones subjetivas”. Así, la Economía Vital reitera que lo único que el consumidor necesita en este caso es la Recta de Restricción Presupuestaria, por la limitación de su presupuesto, nada más. La lógica interna de la teoría nos instruye que la Curva de Indiferencia no es una hipótesis necesaria para analizar la conducta del Ser Interactivo Complementario. Indagación sobre la Relación entre la Utilidad Marginal Decreciente y la RMS La mayor parte de los neoclásicos pretenden desmentir por todos los medios la relación entre la utilidad marginal decreciente y la relación marginal de sustitución técnica (RMS) En efecto, tal como recordamos, Marshall, siguiendo a los antiguos marginalistas, dijo que la utilidad marginal de un bien es decreciente. Esto se interpretó siempre con la afirmación de que, a medida que el sujeto consume una nueva porción del bien, ésta le proporcionará una utilidad menor que la anterior, a lo largo de toda la curva. Una Nueva Indagación En su obra “Teoría Microeconómica” (Principios básicos y aplicaciones, sexta edición) Walter Nicholson, en el recuadro con el que inicia la página 56 dice: Si las curvas de indiferencia son convexas (si obedecen el supuesto de la RMS decreciente) la línea que une dos puntos cualesquiera que son indiferentes contiene puntos que se prefieren a cualquiera de las dos combinaciones iniciales. Intuitivamente, las cestas equilibradas se prefieren a las desequilibradas La percepción de Nicholson nos parece Razonable, aunque no litiga en contra del concepto mismo de la Curva de Indiferencia. Para darnos un ejemplo, diseña una gráfica muy oportuna, (3.6 en su obra) la que reproducimos en la gráfica 6.7. Comentándola bajo el subtítulo “Convexidad y equilibrio en el consumo”, Nicholson reitera lo que había afirmado en otro párrafo Utilizando el concepto de convexidad, podemos demostrar que los individuos prefieren que su consumo sea equilibrado. Supongamos que una persona es indiferente entre la combinación (X1, Y1) y la (X2, Y2) Si la curva de indiferencia es estrictamente convexa, preferirá la combinación (X1 + X2)/2, (Y1 + Y2)/2 a cualquiera de las combinaciones

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iniciales. Intuitivamente, las cestas de bienes bien equilibrados se prefieren a las cestas en las que tiene mucho peso uno de ellos. La figura 3.6 muestra este caso. Dado que se supone que la curva de indiferencia es convexa se prefieren todos los puntos de la línea recta que une (X1, Y1) y (X2, Y2) a esos puntos iniciales. Por lo tanto, es el caso del punto (X1 + X2)/2, (Y1 + Y2)/2 que se encuentra en el punto medio de esta línea. De hecho, se prefiere cualquier combinación proporcional de las dos cestas indiferentes de bienes a las cestas iniciales, ya que representará una combinación más equilibrada, tal como se presenta en la gráfica mencionada Al constatar la afirmación de Nicholson, en sentido de que unas combinaciones de la misma curva son preferidas a otras, el modelo PFC se pregunta: ¿Dónde queda el concepto de Curva de Indiferencia? La modificación de Nicholson desvirtúa la esencia misma de lo que es una curva de indiferencia, la que es definida por los neoclásicos como el conjunto de las combinaciones de los bienes Y y X que le ofrecen al consumidor la misma utilidad a lo largo de toda la curva. Pero algo queda del intento de Nicholson, algo que la Economía Vital tiene en gran estima: el concepto de la Curva de Indiferencia debe ser revisado, inclusive, por los mismos neoclásicos. Si la revisión culmina con la anulación de ella y la modificación de otros instrumentos analíticos usados por el modelo neoclásico, habrá empezado una verdadera revolución en la economía teórica contemporánea. Este es uno de los propósitos principales de la Economía Vital para el mundo del subdesarrollo. Gráfica 6.7 Una curva de Indiferencia cortada por a y b Y

a d c

b

Xa

Xb

X

Conclusión Por las razones bosquejadas en esta obra, se llega a la conclusión de que la Curva de Indiferencia no es un instrumento analítico ni útil ni razonable. Es artificial, contradictoria y forzada; en otras palabras, inútil. En todo caso, Razonablemente postulo que la Recta de Restricción Presupuestaria la reemplaza con gran ventaja, puesto que libera al consumidor

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de la obligación de escoger sólo una combinación, dada por la tangente entre la curva de indiferencia y la Recta de Restricción Presupuestaria, al ofrecerle por sí sola una gama infinitamente más amplia que la única combinación que significa la tangencia entre los dos lugares geométricos. La eliminación de la Curva de Indiferencia no elimina las condiciones subjetivas del consumidor, pues éstas se expresan cuando escoge una de las múltiples combinaciones que le ofrece la Recta de Restricción Presupuestaria. Por último, vimos que la Curva de Indiferencia no es compatible con los principios de la Teoría de la Elección, debido a que obliga al consumidor a “elegir” una sola combinación de bienes, cuando el mercado le ofrece una gama múltiple; además no le permite cambiar sus gustos, los que deben ser dados de una vez y para siempre. Ésta es una extraña visión de la “Soberanía del Consumidor” propiciada por el Modelo Neoclásico. Con la Curva de Indiferencia no hay opciones para el consumidor.

7 CONTRADICCIONES DEL MARGINALISMO ACTUAL Introducción Han pasado 236 años desde que Adam Smith escribió su obra “La Riqueza de las Naciones” asumiendo un mercado de competencia perfecta. Sin embargo, nada ha cambiado para los economistas actuales, siguen usando ese mismo modelo como escenario de sus lucubraciones. Han transcurrido 141 años desde que Jevons y Menger introdujeran la percepción marginalista a la teoría económica, y desde entonces la Economía no ha cambiado un ápice. Los de hoy aún se aferran a la idea de que el “consumidor maximizará su utilidad si el último dólar gastado en un bien le ofrece la misma satisfacción que el gastado en otro”. De esa generalización deducen que la “utilidad marginal” del último automóvil adquirido sobre su precio deberá ser igual a la utilidad marginal del pan, sobre el suyo. Los marginalistas

La Economía Vital toma, como su primer punto de llegada, el punto de partida de las corrientes marginalistas del presente. Lo hace con la seguridad de que algún día, también las poblaciones pobres del planeta tendrán el privilegio de elegir entre diferentes opciones factibles. Pero, no lo hará por la senda del marginalismo.

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de hoy están empeñados en demostrar “científicamente” que el principal problema que la ciencia económica debe resolver es el de la Elección. Pero no cualquier Elección, no señor; ahora le Economía se ocuparía de la “Elección Racional”, cualquier significado que le otorguen a esa frase, la Economía marginalista deja de lado el análisis de la pobreza y los modos para remediarla, pues parte del supuesto de que todos han satisfecho sus necesidades básicas. Ocuparse de la Teoría de la Elección puede ser un tema de prioridad en los países cuyas poblaciones ha superado la línea de la pobreza; pero no lo es para los nuestros. Por eso es que esta obra está orientada a la estructuración de un modelo económico que responda a las condiciones imperantes en los países subdesarrollados. No les importa que en el planeta haya más de tres mil millones de personas se debaten en la pobreza, torturados por el hambre, el mayor dolor colectivo. Tres mil millones de personas que no pueden satisfacer sus necesidades básicas porque no tienen el nivel de ingresos que les permita elegir entre opciones racionales. La experiencia demuestra que las culturas y los procesos históricos de los países pobres no responden a las características de los países de capitalismo maduro. Esta afirmación nos conduce a otro postulado importante: la Economía Vital no cree que haya un solo sistema capitalista, dado de una vez para todo TiempoEspacio. Al contrario, la Economía Vital postula que, si bien el Capitalismo es uno, las formas que adopta en cada realidad concreta son variadas. Estas formas se diseñan acorde con las características histórico-culturales de cada país. Por otra parte, la Economía Vital no toma al Individuo aislado como la unidad del análisis económico; más bien adopta la Población-Territorio y sus singularidades. También es necesario reafirmar el hecho de que la Economía Vital es una disciplina que no pretende establecer leyes deterministas para todo tiempo y espacio; más bien se basa en las tendencias probabilísticas surgidas de la experiencia y de la teoría, las que se basan en el estudio de las Poblaciones-Territorio identificadas. Este método de conocimiento se deriva de las nuevas teorías sobre el indeterminismo en las ciencias físicas, entre las más importantes, la Mecánica cuántica, tal como veremos La Teoría Economía Oficial Actual La Economía Vital observa con atención, con escogido sistema y con toda la buena voluntad que tiene de reserva, los postulados de la actuales variantes de le Economía. Al compararlas entre sí, llega a la conclusión de que todas participan de un principio básico que las hace muy similares entre sí: el Marginalismo. No importa el pretendido cambio de palabras con las que exponen sus axiomas, teoremas y teorías; lo cierto es que todas esas corrientes son marginalistas. Son marginalistas los neoclásicos, los keynesianas, en todas sus variedades, los de la Escuela Austriaca, los Monetaristas, los de la corriente de la Economía de Oferta… Es posible que haya quienes no estén de acuerdo con esta generalización. Pero una observación minuciosa de los postulados de las corrientes citadas, nos muestra que, en el fondo, sólo son variaciones formales del marginalismo original. La Economía Vital no pretende constituirse en un juez arbitrario del modelo marginalista del presente, pero, tiene la obligación de expresar las razones por las que rechaza la mayor parte de sus postulados y de su instrumental analítico. Por lo tanto, tampoco trata de sustituir

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el actual sistema con otro diferente, pues la experiencia de la ex URSS nos ha demostrado que ningún país puede obviar la fase capitalista en la evolución de su historia económica. Al percatarse de que en la ex Unión Soviética tres generaciones fueron inútilmente sacrificadas en pos de una tesis errada, “El Socialismo en un solo país”, La Economía Vital afirma que ninguna generación debe renunciar al legítimo gozo de los beneficios que le proporcionan las nuevas oportunidades de elevar su nivel de vida, de cuidar y de mejorar su salud física y mental, de enriquecer su mente con nuevos conocimientos o de emocionarse ante la lectura de viejos y nuevas manifestaciones del arte, todo esto, sobre la base de su esfuerzo y capacidad, en el marco la legislación que le permitan disfrutarlos. Basta que cada generación respete el Principio de la Conservación del Medio Ambiente, de tal manera que la tasa de explotación de los recursos naturales siempre sea inferior a su tasa de reposición. El Cartesianismo Marginalista El modelo marginalista divide la Economía en varias disciplinas y ángulos de percepción. Hasta no hace mucho, se tenía como único paradigma de conocimiento la idea cartesiana de descomponer un Concepto Complejo en unidades simples para llevar a cabo los análisis de cada una de las partes separadas del concepto integral, con la intención ulterior de armar otra vez el rompecabezas conceptual y pretender que el hecho, el fenómeno o el proceso así re-armado se comporte como la simple suma de sus partes, cada una de las cuales el científico creyó conocer al cercenarlas del todo original. En ese intermedio se consideraba que “Complejo” era sinónimo de “Difícil” y cuyo análisis debía recurrir necesariamente a la descomposición del concepto en ideas, en parcelas cognitivas, cada vez más simple. El Recurso de Método cartesiano operaba a todo vapor. Con ese método a cuestas, los marginalistas de ayer y de hoy, cercenaron la visión de la ciencia económica en dos muñones sangrientos: la “Economía Positiva”, que describiría “el qué es” y enunciaría las “leyes económicas”, “anulando cualquier juicio de valor”; y la “Economía Normativa”, que determinaría “lo que debe ser” en el marco de un sistema ético y juicios de valor acerca del bienestar de los grupos humanos. Cada uno de estos muñones fue, a su vez, mutilado en mini esferas de conocimiento, cada uno de los cuales pierde el contacto con el todo integral del concepto analizado. En cambio, la visión de La Economía Vital es integral, no hace divisiones, a no ser que el estudio de una realidad concreta lo determine. Esto se pondrá de relieve con mayor claridad, cuando se defina el concepto de la nueva propuesta. La Economía Vital trata de evitar la separación de las cosas, de los fenómenos y de los procesos en mini parcelas de conocimiento para “analizarlos”, pues considera que mientras más pequeñas son las unidades de análisis, más deformada es la información que prestan. En realidad, la separación minimalista del fenómeno o del proceso convierte el análisis en una especie de autopsia académica. Para enfrentar este problema, La Economía Vital recurre al Conocimiento Complejo. Este tipo de conocimiento le permite analizar la realidad, siempre compleja, en dimensiones integradas por el principio de interacción y percibidas en vórtices más sólidos. La Economía Vital estructura su visión desde una interacción de dimensiones que le permiten constituirse en una perspectiva dinámica e integradora. A continuación, se

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describe cada una de esas dimensiones imprescindibles en la contextualización de una ciencia social que pretenda ser fiel a los hechos, fenómenos y procesos que desea estudiar. “Los Diez Principios de la Economía” Marginalista Empezaré esta sección, indagando las recomendaciones de Gregory Mankiw acerca de los “Diez Principios de la Economía” usando como referente su obra “Principles of Economics”, en su sexta edición y que sirve de base para la enseñanza de la Economía en muchas universidades del planeta. Para empezar, Mankiw asume que hay sólo un modelo económico que reflejaría el sumun mismo del capitalismo. Sobre esta percepción deformada de la realidad, Mankiw dice: …la Economía es “el estudio de las maneras en que la sociedad dispone de los recursos escasos de que dispone” Eso incluiría el estudio de las formas que la gente toma decisiones: cuánto de su tiempo dedicarán al trabajo, qué es lo que van a comprar, invertir y ahorrar; por ejemplo, dice …la multitud de compradores y vendedores juntos determinan el precio de un bien. Finalmente, “los economistas analizan las fuerzas y tendencias de la economía como un todo, incluyendo el crecimiento del ingreso promedio, la fracción de la gente que no puede encontrar trabajo y la tasa a la que suben los precios Es en virtud de todo eso que el capítulo primero de su obra analizará lo que él llama los “Diez Principios de la Economía” Cómo decide la gente, según los marginalistas actuales Para los representantes de la economía marginalista, “la gente” es el individuo aislado, el que toma decisiones en actos solitarios; pero, al más puro estilo de los existencialistas, también dice que lo que hace un individuo lo hace en nombre de todos. Con esta percepción, el individuo queda homogeneizado, indiferenciado, sin personalidad propia y sólo como un robot convertido en el homo economicus, el que supuestamente actúa por medio de análisis de costo-beneficio individual. Por otro lado, podemos darnos cuenta de que los marginalistas empiezan sus alegatos acerca de las formas en que “la gente” toma decisiones en el proceso de elegir, es decir, asume que el verdadero problema económico, el de lograr el ingreso para subsistir, ya ha sido solucionado por “la sociedad” y “la gente” sólo se preocuparía de cómo habrá de elegir entre la compra de un CD o una Coca-Cola o si habrá de invertir en bonos del gobierno o en la producción de un bien. Tal como ya lo dijimos, el marginalismo actual toma como punto de partida, precisamente, aquél al que La Economía Vital quiere llegar: poner a disposición del Individuo opciones factibles entre las que pueda elegir según su capacidad y destrezas.

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Adicionalmente, en el primer párrafo del subtítulo, Mankiw ya hace explícito lo que aún era sólo implícito: “la gente” es el individuo y debido a que “el comportamiento de una economía refleja el comportamiento de los individuos quienes la conforman” empezará el “estudio de la Economía” con cuatro principios de la toma de decisiones individual. Principio Marginalista 1 “La gente” renuncia a algo para lograr otro algo. Indagación Los marginalistas tienen la visión de las abejas: blanco o negro; nada en el medio. De esta manera, supongamos que Mr. Morgan debe decidir entre dos opciones: comprar una isla caribeña para pasar sus vacaciones o comprarla en la Polinesia. Si se decide por la caribeña, tendrá que “renunciar” a la isla de la Polinesia, porque así y no de otro modo lo disponen “las sagradas leyes de la Economía” que serían imperativamente válidas en todo tiempoespacio (El Capitalismo es Único y el Marginalismo, su profeta.) La Economía Vital Hay una gran diferencia cualitativa entre una persona que tiene sus necesidades básicas satisfechas, por ejemplo, el millonario que “renuncia” a la posesión de una isla para comprar otra, y el ciudadano pobre de un país pobre. Esto es, hay una deformación ideológica al pretender comparar las renuncias de los dos como si estuvieran en igualdad de condiciones. Para los marginalistas, la renuncia de Mr. Morgan en nada se diferencia de la del campesino sin empleo en un país subdesarrollado, el que tiene que elegir entre morir de hambre él y su familia o matarlos y suicidarse luego. Para los “científicos”, ambos eligen lo que creen que es mejor; ambos “tienen la libertad de elegir”. Esto no es aceptable para el principio de Racionabilidad de la Economía Vital. Principio Marginalista 2 Lo que “la gente” debe dar a cambio de algo que desea conseguir No existe un almuerzo gratis, repite Mankiw, al iniciar la exposición de este principio. Es la misma frase que acuñó Milton Friedman en su momento. Para lograr algo hay que ceder algo. Consideren, dice, un estudiante que debe decidir cómo habrá de gastar su tiempo. El estudiante puede dedicar todo su tiempo estudiando economía o sicología, pasear en bicicleta, mirando TV… La Economía Vital La inmensa mayoría de los jóvenes en un país subdesarrollado no tiene la ventaja de elegir entre ver TV o estudiar economía. Ese joven tiene que dedicar su tiempo a la tarea de buscar alguna ocupación por lo menos temporal como la de lustrar zapatos en el día y cuidar auto-

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móviles en la noche hasta la madrugada. Sin embargo, para los marginalistas, ambos jóvenes, están eligiendo “como disponer de su tiempo”. “El Elogio a la Locura” de Erasmo, bien podría aplicarse a todos los principios marginalistas. Principio Marginalista 3 La Gente Racional Piensa en el Margen La “gente racional”, dice, realiza pequeños ajustes a un plan existente de acción y que compara costos marginales con beneficios marginales. Un avión cuyo costo medio por asiento es $500, ante la alternativa de volar con 10 asientos vacíos, aceptará que los primeros diez pasajeros en lista ocupen los asientos vacíos, aunque paguen solo $300 cada uno en vez de los $500. Complementa su ejemplo explicando que a pesar de que el costo medio por asiento es $500, el costo marginal es solamente el costo de un paquete de maní y una lata de refresco extra que el pasajero habrá de consumir. Mientras el pasajero en la lista de espera pague más del costo marginal, vender un pasaje produce beneficio. La Economía Vital Los ciudadanos de los países pobres no piensan en unidades infinitesimales, debido a que la pobreza y el hambre son concretas. Su mentalidad percibe los bienes como unidades discretas. Por otra parte, el ejemplo del avión que pone Mankiw es un ataque mortal a la teoría que luego, como buen marginalista, querrá defender; esto es, la empresa de aviación está funcionando en una escala en la que el costo marginal es menor que el costo medio. Ahora bien, este ejemplo tiene connotaciones teóricas que contradicen el modelo que los marginalistas usan. En virtud de que los marginalistas afirman que la curva del costo marginal intersecta la curva del costo medio en su punto mínimo (de la curva del costo medio) la empresa de aviación está operando, como debe ser, en el segmento descendente de su curva de costo medio y no en el ascendente, tal como afirman a rajatabla los marginalistas de todo cuño. Precisamente, uno de los postulados de La Economía Vital es que el empresario de verdad opera en el segmento descendente de la curva del costo medio, no en el ascendente, como peroran los marginalistas, tal como lo veremos en el capítulo respectivo. Después de este pequeño lapsus, Mankiw, sin haber perdido la compostura dice que el mercado en el que se mueven los personajes de la Economía marginalista es el de Competencia perfecta: Sólo existe un mercado: el de Competencia Perfecta “Todos los ofertantes pueden vender la cantidad de bienes que deseen pues el precio está dado por el mercado. Nadie vendería a un precio mayor que el dado por el mercado, pues, como existe plena información la gente no le compraría ni una sola unidad. Por otra parte, un empresario racional no vendería a un precio menor debido a que eso sería irracional La Economía Vital

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Aquí hay una tremenda contradicción con el ejemplo que Mankiw puso sobre el avión; lo traigo para analizarlo otra vez: Mankiw, en la página anterior dice: …. a pesar de que el costo medio por asiento es $500, el costo marginal es solamente el costo de un paquete de maní y una lata de refresco extra que el pasajero habrá de consumir. Mientras el pasajero en la lista de espera pague más del costo marginal, vender un pasaje produce beneficio Ahora bien, si la empresa puede obtener beneficios aun vendiendo boletos cuyo costo marginal es menor que el costo medio, esto quiere decir que está operando en algún rango del segmento descendente de su curva de costo medio. Tal como veremos luego, en la realidad, ya se trate de un mercado de Competencia Perfecta (espurio) ya de uno de competencia imperfecta, la afirmación de Mankiw borra la premisa principal del modelo que él mismo defiende, esto es, que el empresario logra beneficios sólo cuando se encuentra en el segmento ascendente de su curva de Costo Medio y Marginal. En el ejemplo del avión, si la empresa produjera de acuerdo con los cánones del marginalismo no podría ofrecer ni un solo asiento a un precio menor a su costo medio y, al mismo tiempo lograr un beneficio, sobre todo si sólo le falta diez asientos para tener el vuelo completo. Luego veremos que la tesis marginalista asume que la curva del costo marginal, en su segmento ascendente, a partir del punto de cierre, es la Curva de Oferta del Empresario en el escenario en el que se desenvuelve la supuesta Competencia Perfecta, de tal manera, según su teoría, que la próxima unidad a producir siempre tendrá un costo mayor que la anterior. En otras palabras, Mankiw, sin sospecharlo, está avalando la propuesta que hace La Economía Vital: como regla, el empresario produce en el rango descendente de su curva de costo medio y encuentra que no sería racional operar en el segmento ascendente la curva. Principio marginalista 4 “La Gente” Responde a los Incentivos Dice que un aumento del precio en el mercado incentiva a “la gente” a consumir menos y también incentiva a los empresarios a producir; es decir, mientras la gente tiende a demandar menos, el empresario encuentra que es rentable producir más. Y lo dice sin ninguna reserva, como si fuera natural que los dos personajes que deben llegar a un equilibrio espectral, estructurado en un escenario fantasma, tengan intereses tan opuestos unos de los otros. La Economía Vital No sólo hay una espantosa contradicción en estos preceptos, inscritos en un compendio ectoplasmático, sino que, otra vez nos encontramos con la manía generalizadora. La empresa que produce automóviles tales como Lamborginni o Jaguar, nunca va a disminuir el precio para que “la gente” compre más. No lo hará debido a que el precio que el consumidor

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paga por el automóvil es un signo de prestigio. Si los precios de esos bienes disminuirían “la gente” que los compra ya no los adquiriría más, pues perderían gran parte del prestigio que les ofrece la marca y el hecho de pagar esos precios artificialmente altos. Principio Marginalista 5 El intercambio puede mejorar la situación de “la gente” Sin duda alguna, la familia gana mucho de su habilidad para intercambiar bienes con otros. El intercambio permite que cada familia se especialice en actividades para las que tiene sus mejores destrezas, ya se trate de agricultura, o en la construcción… Cuando un miembro de la familia busca un empleo, compite con los miembros de otras familias, los que también están buscando un empleo. La Economía Vital Mankiw nos da una nueva sentencia episcopal: una familia no puede aislarse y producir todo lo que necesita; entonces se ve claramente que la familia gana de su habilidad para intercambiar con las otras familias. Así el intercambio sirve para que cada familia se especialice en las actividades que sabe hacer mejor. Con este ejemplo, Mankiw quiere retrotraernos a la época prehistórica del trueque, en la que las tribus intercambiaban bienes directamente. Pero hace muchos siglos ya, que “la gente” ha abandonado el trueque y compra directamente del mercado, utilizando para ello, el dinero. La Economía Vital sostiene que nadie produce algo para intercambiarlo con algo. En el sistema capitalista actual, el que produce algo lo hace para venderlo en el mercado, no para intercambiarlo con lo que otro ha producido. Los marginalistas tienen que enterarse de que la “familia A” no necesita “especializarse en producir salchichas para intercambiarlas por mermeladas, en cuya producción se habría especializado “la familia B”, pues basta que uno de sus componentes tenga un trabajo y logre el ingreso necesario para comprar en el mercado lo que el poder adquisitivo de ese ingreso le permite de acuerdo con los gustos de la familia. Principio marginalista 6 Los Mercados son una buena manera para organizar la Actividad Económica Dice que, en las economías de mercado, la planificación central está reemplazada por millones y millones de firmas y hogares. La Economía Vital Como sucede con todos los marginalistas actuales, Mankiw confunde el modelo de Competencia Perfecta, al que acude para “establecer las sagradas leyes de la Economía” con la realidad. La realidad es que en el mundo impera la competencia de los grandes oligopolis-

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tas, en cuyos mercados hay millones de hogares, sí; pero no hay millones de firmas compitiendo por el mismo producto. La esquizofrenia marginalista les obliga a confundir el modelo, trazado en el papel, con la realidad palpitante del mundo. Intentan, por todos los medios, de retrotraernos a la época en que el mercado era de libre competencia, allá en el siglo XVI-XVIII. En un mercado de libre competencia, el bien es homogéneo y la cantidad de oferentes de ese bien es tan grande que ninguno, por sí solo, podría cambiar el precio de ese bien. Pero en la actualidad, el mercado de competencia perfecta, en el que hay “millones de firmas que ofertan el bien” es una excepción, especialmente en el mercado internacional. Tomemos el mercado de computadoras, de automóviles o el de celulares. En cada uno hay una cantidad reducida de firmas corporativas que compiten entre sí para logra mayores segmentos de mercado de ese bien; v.g, computadoras. Las numerosas familias, “millones”, están sometidas a las decisiones de las corporaciones, tal como veremos cuando analicemos la alienación del consumidor al mercado, sometimiento y alienación que los marginalistas pretenden encubrir usando como escenario de análisis el mercado de competencia perfecta y no los de competencia imperfecta, en los que operan las corporaciones transnacionales. Principio marginalista 7 El Gobierno puede, algunas veces, mejorar el mercado Mankiw dice que el gobierno puede hacerlo protegiendo los derechos de propiedad de las empresas. Para los marginalistas, ésa es la única razón por la que el Estado podría intervenir en la economía. Con el objeto de mostrarnos en qué situaciones el gobierno puede intervenir, nos traslada a un pueblito en el que hay una sola fuente de agua y que, en tal caso, el gobierno tiene el deber de reglamentar el abuso. Por supuesto, en el pueblito, no en los negocios de las transnacionales. La Economía Vital Esto es ingenuidad pura; la fuente de agua del pueblito no refleja los verdaderos abusos que las corporaciones transnacionales monopólicas y oligopólicas comenten en el mundo real. Su ejemplo del pueblito pretende hacernos creer que no hay monopolios ni oligopolios ni corporaciones transnacionales que expolian hasta la médula los recursos humanos y naturales de los países anfitriones. El intento de poner velos a esta clase de abusos, por medio de ejemplos tan ingenuos, es una muestra de la sólida lealtad con que los economistas del marginalismo pretenden velar los abusos de las corporaciones transnacionales. Por otro lado, dice que una economía de mercado recompensa a “la gente” de acuerdo con la habilidad para producir cosas que otras “gentes” están dispuestas a pagar por ellas. Otra vez pretende trasladarnos a las épocas pre-históricas en las que las tribus se especializaban en producir cosas que otras tribus deseaban y que ahora las personas o familias hacemos lo mismo. También dice que la mano invisible no asegura que cada uno tenga lo suficiente para comer vestir y cuidar de su salud. Estas desigualdades, continúa, dependen de la filosofía política

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del gobierno que interviene. En la práctica muchas políticas públicas, tales como la economía del bienestar se orientan a lograr una distribución más igualitaria de los beneficios de le economía. Ante los abusos de las corporaciones trasnacionales en los países subdesarrollados, el Estado debe intervenir para limitar la expoliación que realizan, tanto de los recursos humanos como de los recursos naturales. Si el Estado no interviene, el país anfitrión estará a merced de los grandes depredadores del planeta y el mundo estará sufriendo los efectos de la depredación planetaria. Principio marginalista 8 El nivel de vida de un país depende de su habilidad para producir bienes y servicios La variación de los niveles de vida entre los países emerge de las diferencias en la productividad de cada trabajador. La tasa de crecimiento de la productividad de una nación, dice, determina la tasa de crecimiento de su ingreso medio. Por otro lado, continua, debemos relacionar los resultados de las políticas económicas del gobierno por la manera cómo influye sobre la habilidad para incrementar la productividad. Esto es innegable y no hay discusión al respecto. La Economía Vital No hay nada que objetar a ese principio; como veremos luego, la productividad del conocimiento aplicado al proceso de producción determina el nivel de vida de la población. Pero, quienes trabajen en condiciones adecuadas, en una atmósfera cómoda y un entorno acogedor, serán siempre mucho más productivos que los campesinos que sin tecnología. Principio Marginalista 9 Los precios suben cuando el gobierno imprime demasiado dinero. La Economía Vital El marginalista dice que, en casi todos los casos, la causa fundamental de la inflación es el exceso de circulante y la reducción del circulante es la causa más importante de la reducción inflacionaria. El incremento de circulante está presente en los procesos inflacionarios, pero no toda inflación tiene como fuente el incremento del circulante. Sin embargo, esta percepción llevada al extremo por una variante del marginalismo, esto es, el Monetarismo, una de las variantes del marginalismo actual, afirma que la única causa de inflación es el exceso de circulante, lo que es completamente falso, pues hay otras causas de los procesos inflacionarios, tales como la inelasticidad de la agricultura, la inflación importada, la inflación estacional, la inflación de costos… la idea de percibir al exceso de circulante como la única fuente de la inflación, está consanguíneamente emparentada con la aversión que el marginalista siente por el papel fiscalizador del Estado, a quien culpa por las “malas políticas monetarias y fiscales” Principio Marginalista 10

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En el corto plazo, la Sociedad enfrenta un intercambio entre inflación y desempleo. Eso se debería al hecho de que el aumento del circulante estimula el gasto en la economía y, con el gasto, la demanda. Ese aumento de demanda hace que las firmas aumentes sus precios y motiva la contratación de más trabajadores para expandir la producción. El mayor número de contrataciones implica menos desempleo. La Economía Vital En este punto, Mankiw se aleja del marginalismo de Milton Friedman y se acerca más al marginalismo de Keynes. Sin embargo, la Economía Vital apoya la visión de Friedman y su propuesta sobre la inadecuación de la Curva de Phillips en el corto plazo, el principio de la inflación esperada y, con ello, la coexistencia simultánea de altos índices de desempleo y de inflación. Este fenómeno, siendo relativamente reciente (fines de la década de 1960) en las economías desarrolladas, ha sido una constante en los países subdesarrollados. El Economista como “Científico” Todo empezó cuando el marginalista tuvo la temeraria idea de que merecía ser llamado “científico” con el mismo rango que los astrofísicos. Gregory Mankiw, continúa con la tradición, pues empieza otro capítulo afirmando que “los economistas tratan de enfocar su campo con la objetividad de un científico” dado que ellos asumen sus tareas tal como lo hacen los físicos teóricos o los biólogos. Dice que eso es así porque ellos, los economistas marginalistas, identifican teorías, coleccionan datos y los analizan en un intento de verificar o refutar las teorías. Por último, afirma que los economistas “son científicos” porque usan el método científico para sistematizar sus observaciones. Nada habría que poner de relieve en este asunto, si no fuera porque hay dos áreas que reclaman ser tomadas en cuenta antes de que se le otorgue a cada economista el rango de físico teórico y a sus generalizaciones el poder pronosticador de la Ley de la Evolución. La Economía Vital Todas las teorías razonables del conocimiento niegan que el hombre puro exista, el que estría libre de la influencia que sus sentidos y su ideología tienen en la realidad. Todo ser humano está sometido a esas deformaciones, las que no deforman la realidad, sino la percepción que de ellas tenemos. Pero, la fuerza más deformante es la ideología. Por ejemplo, cuando la ciencia económica empezó sus primeras tentativas de consolidación, quienes se ocupaban de su estudio, los Mercantilistas, afirmaban que el oro y la plata eran los que conformaban la riqueza de las naciones y el personaje más importante de la sociedad, era el Comerciante, pues él se encargaba de exportar los productos y, a cambio, traer oro y plata. Con los Clásicos sucedió lo mismo. Durante las guerras napoleónicas, Bonaparte cercó los puertos ingleses para que no pudieran abastecerse de granos. El parlamento inglés votó una ley que prohibía la importación de granos, aun después del embargo napoleónico. En esas circunstancias, Robert Malthus, un gran economista de la época, se opuso a que la

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Ley de granos continuara y pidió subvenciones para los terratenientes cuyos intereses representaba, aduciendo que ellos eran los verdaderos productores del valor. En cambio, David Ricardo exigió la abolición de la Ley, pues decía que haría más caros los artículos de consumo de los trabajadores, lo que, a su vez, incrementaría los salarios y con ellos, los precios de los bienes producidos por los industriales. Su preferencia estaba a favor de la clase burguesa que ya se consolidaba como tal, en contra de los terratenientes. En todo caso, Ricardo defendía un capitalismo progresista, vencedor en la lucha contra el feudalismo, lleno de iniciativas y liderado por el capitalista que era también empresario. En la segunda mitad del siglo XIX los marginalistas incluyeron el concepto de “marginalidad” en la Economía, concepto que aún sigue vigente en las diferentes variantes del marginalismo actual. Según este principio, el valor de algo se basa en la valoración que “el consumidor otorga a la última unidad del bien consumido”. Por ejemplo, la primera unidad de pan es más valiosa que la segunda, y ésta, que la tercera… así hasta la última. Lo mismo sucede con el salario: el primer trabajador tiene una productividad mayor que el segundo; la de éste es más alta que la del tercero… y así hasta que la productividad del último trabajador se acerca a cero. Pues bien, la teoría dice que para estimar el salario de todos los trabajadores de la firma, debe estimarse la productividad del “último de los trabajadores contratados”; ahora bien, sucede que el último de los contratados es, usando la terminología de los marginalistas, el “menos productivo”, por lo tanto el salario que se paga a todos resulta de la multiplicación del “producto marginal” del menos productivo de la empresa, por el precio del bien que se produce; de allí vienen las exorbitantes ganancias que obtienen. Por ejemplo, siguiendo la lógica de los marginalistas, suponiendo que el precio del bien en el mercado es de $10 y si el segundo trabajador contratado tiene una productividad de 30 unidades y el último sólo de 2, entonces el salario para ambos y todos los de la gama intermedia, resulta de la multiplicación de 2 x 10= 20 que correspondería a la productividad del menos productivo. De esta manera, el trabajador que produce 30 unidades y que debería ganar 300 debe contentarse con los 20 que determina el menos productivo de sus colegas. A esta uniformización del salario, usando como referente al “menos productivo” de los trabajadores, es que se llama “la distribución funcional del Ingreso”. Se supone que gracias a esa distribución se otorga a cada individuo por separado lo que realmente produce en la empresa. Estas contradicciones son increíbles. Por estas razones no es posible aceptar la afirmación de Mankiw en el sentido de que los “científicos economistas” sean objetivos y tan libres de la deformación ideológica que “ni un rayo de luna filtrado les ha”. Stiglitz reafirma la necesidad de una “economía equilibrada” es la respuesta que se debe dar al “fundamentalismo de mercado”. Éste ha tenido como consecuencia las crisis de los EE. UU y de Europa. Recalcó que estos sucesos han supuesto el fin del fundamentalismo de mercado, del mismo modo que la caída del muro

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de Berlín supuso el final del “socialismo real”. Da ejemplos de países, desde Europa hasta el Este de Asia, cuyo éxito se ha basado en el equilibrio entre mercados, administración y otro tipo de entidades, incluyendo a la economía social. La Economía Vital Al contrario de lo que afirma Mankiw, es preciso poner muy claro el hecho de que ninguna ciencia social tiene leyes comparables a las de la Física Teórica; mucho menos la Economía, disciplina que debe bregar con la lucha de intereses económicos, no solo entre grupos humanos o individuos, también entre naciones y regiones en general. Los marginalistas de hoy quieren creer que el hecho de usar las matemáticas para formalizar sus teoremas en su modelo concede a la Economía el mismo nivel de pronóstico que a la biología y, a sus generalizaciones, el rango de la Ley física. De esta manera, quieren ser aceptados en la comunidad científica con los mismos quilates que el astrofísico. Si la Economía fuera una ciencia con la capacidad de pronóstico de la Física, la Bolsa de Valores no existiría, pues todos sabrían que es lo que deberían comprar y qué vender. La existencia de la Bolsa de Valores se debe a la incertidumbre, no a la supuesta capacidad de la Economía de pronosticar con certeza. Sin embargo, hasta los mismos Físicos Teóricos ya han manifestado que no hay una sola ciencia que esté a cubierto de la incertidumbre y que la palabra “Ley” debe ser reemplazada por la expresión “ley probabilística”. Si eso es así en las ciencias verdaderas, qué se puede esperar de la Economía, sobre todo si los marginalistas pretenden estudiar “el comportamiento del individuo” y no de los grupos sociales. La Física moderna, con la Física Cuántica, como cabecera, acepta que existen varios factores aleatorios intrínsecos en la teoría, factores que eliminan el determinismo, el que era sostenido como verdadero en la mecánica clásica. El indeterminismo nos dice: existe una constante universal, la constante de Planck que marca un límite donde los errores ya no son ni despreciables ni eliminables. Por lo mismo, cuando se pretende establecer la posición y el movimiento de un electrón, ya no se puede afirmar ni suponer lo que sucede entre dos actos de observación del "mismo sistema". Es que la serie de procesos que se realizan entre dos actos de observación no es observable, pues siempre son procesos sujetos a perturbaciones. Estos procesos sólo pueden ser aceptados con cierto rango de probabilidad. Desde que Heisenberg estableciera que la posición de un electrón, partiendo de las condiciones iniciales no podía ser determinada, todos los miembros de la comunidad científica mundial, convinieron en que la mecánica cuántica y, con ella, las ciencias físicas y naturales podían generalizar sólo leyes probabilísticas, no determinísticas, tal como sucedía con la mecánica clásica desde las épocas de Newton. Para resaltar aún más lo que sucede en la observación científica (la verdadera) los científicos dicen que la indeterminación no es inherente sólo al experimento, sino a la teoría misma, la que está limitada por la dimensión estadística. Lo más que se puede conocer son regiones y rangos probables de espacio y de velocidad en los que la probabilidad de que la partícula se encuentre ahí sea alta. Pero hay algo más; a esto es preciso añadirle el “efecto

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observador”. Para el economista, el efecto observador es su ideología. El Marginalismo Neoclásico actual es el brazo académico de las corporaciones transnacionales y los portavoces, al estilo de Mankiw o de cualquiera de nuestros “economistas” criollo, son los que repiten como loros lo que los teóricos han hecho e inscrito en los textos sagrados. Por último, es útil concebir que hay una aleatoriedad que es inherente a la naturaleza misma y que lo más que el científico puede hacer es limitar el escenario donde se expresen los eventuales resultados y calcular probabilidades, lo que significa el fin del determinismo en la ciencia (en la verdadera) Si estas son las conclusiones a las que han llegado los científicos de verdad, luego de analizar la materia que no tiene libertad de “obrar como le plazca” ¿qué se puede decir de los aprendices de brujos, de aquéllos que afirman la existencia de Leyes económicas vigentes en todo tiempo y espacio? ¿Qué se puede decir de aquéllos que pretenden analizar al individuo para llegar a ese tipo de leyes? Podría decirse de ellos es que intentan ingresar en un grupo al que no fueron invitados y que, a pesar de golpear la puerta con insistencia, no serán aceptados como científicos. Por otra parte, cuando observamos este proceso en el avance de las ciencias naturales, ¡qué grotesco nos parece la tesis del “comportamiento racional del individuo”. El Principio del Caos Hay discontinuidades en los procesos ordenados que no obedecen a ninguna tendencia previsible y, al mismo tiempo, esas discontinuidades tienen su propio orden. Es como si un orden arbitrario, en un arranque de intención voluntaria impusiera su orden para luego desaparecer y dejar intactos los procesos originales. Los especialistas dicen que se ha identificado lo que se conoce como un “Atractor”, esto es, una especie de conjunto infinito de comportamientos periódicos no estables, lo que permite postular que un sistema será inestable si su trayectoria cambia desproporcionalmente como consecuencia de una pequeña perturbación en las condiciones iniciales. De esta clase de comportamientos derivan lo que el caos es un orden sin periodicidad o un comportamiento recurrente, no necesariamente producto del azar, en un sistema determinista. Lo más extraño es que el comportamiento emergente no es aleatorio, pero es muy sensible a modificaciones en las condiciones iniciales; por otra parte, no hay la mínima posibilidad de predicción a mediano ni largo plazo. El Equilibrio Neoclásico y el Caos La Teoría del Caos ha sido ya sancionada en todos los campos científicos. Veamos un ejemplo del caos, trasladado del campo de la ciencia natural a la economía. Imaginemos un inmenso cubo de vidrio en el que hay 100 millones de pelotas de pingpong azules y 100 millones de color rojo, rebotando sin parar y mezclándose a la deriva. El número de permutaciones o de arreglos que describan todos los posibles movimientos, posiciones y mezclas será espantosamente grande, pero será finito. Bajo el supuesto de que cada pelotita

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puede moverse indefinidamente, tendremos doscientos millones de elementos en plena acción. Podemos concebir uno de los arreglos teóricos: los cien millones de pelotitas azules juntas en un mismo lado del cubo y los cien millones de rojas al otro lado. Para que esa división de los dos conjuntos sea observada, tendríamos que haber sido testigos de innumerables arreglos de las pelotitas, lo que nos habría llevado tal vez siglos. Y conste que el ejemplo está simplificado, puesto que al suponer un cubo de vidrio en el cual las pelotitas de mueven, hemos identificado un sistema cerrado. Es decir, ajeno a la influencia externa, algo que no es posible en el mundo real. Pero, aun tratándose de un sistema cerrado podemos intuir que habrá un número escandalosamente grande de interacciones entre ellos, lo que complicará el estado de cosas. De acuerdo con esas premisas, reflexionemos sobre la tarea de establecer el lugar, la dirección, el impacto y la interacción de esos doscientos elementos en un momento dado, tratando de prever todas esas permutaciones para el próximo minuto… hora… día… con toda seguridad que la tecnología tendrá que avanzar a marchas forzadas para que podamos prever los arreglos que se concretarán sólo en el próximo minuto. La inclusión del ser humano Ahora bien, supongamos que cada una de esas pelotitas es un ser humano y que, en consecuencia, se mueve de acuerdo con sus propios intereses. Supongamos también que el cubo de vidrio es un país. Tratemos de pedirle a la computadora que nos pronostique el comportamiento de cada uno de los doscientos millones de seres humanos durante diez horas; una semana… ¿Terríficamente difícil verdad? Pues bien, el modelo neoclásico otorga a la ciencia económica una gran tarea: Analizar el comportamiento, no de los 200 millones de bolas de pingpong en el cubo de cristal, sino el de ¡cada persona de las 1400 millones que existen en la China! No; no estoy bromeando; a esa manera de imaginar una sociedad es que denominan “El Individualismo Metodológico”, cuyos principios son dados por la corriente austriaca. El Individualismo Metodológico, según Hayek, es un método para el que los fenómenos y procesos sociales son, en principio, explicables por el comportamiento individual. En ese comportamiento se incluye sus objetivos, sus creencias y, en general, sus acciones. Dicen que la sociedad es sólo el agregado de los individuos. También dicen que cada uno de los 8000 millones de habitantes del planeta es un “individuo soberano” y que es preciso formular, para cada uno, sus funciones de utilidad como consumidor. ¿Qué significa esto? El Principio del Caos y la Curva de Indiferencia Se supone que una curva de indiferencia es una función de utilidad para un individuo y un par de bienes, del total de los que consume: X y Y. Ahora bien; de acuerdo con los individualistas, será preciso formular una curva de indiferencia no sólo para cada individuo, sino también para todos y cada uno de los bienes que consume. Esto significa que, si en los EEUU hay 250 millones de habitantes, cada uno de los cuales consume un promedio de 5000 diferentes clases de bienes y servicios en un año, será necesario diseñar 250 000 000

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x 5000 = 1 250.000 000 000. Esto sin tomar en cuenta los cambios que cada consumidor realiza en sus pautas de consumo, debido a la modificación de sus ingresos, el cambio de sus gustos y los nuevos bienes y servicios que el empresario lanza al mercado. Las lucubraciones los representantes del modelo neoclásico son muestras de locura. Locura plena y efervescente. Locura renal, cerebral y linfática… Este inmenso reduccionismo es de por sí, impresionante; pero hay más. Sus defensores niegan que el grupo humano tenga capacidad para tomar decisiones, puesto que éstas serían individuales. El grupo no sería un organismo, sino una masa inerte. Con esta perspectiva, los neoclásicos conforman un modelo pleno de contradicciones formales y, además, aumentan innecesariamente el grado de entropía en una sociedad. En su deseo de organizarla “racionalmente” por medio de “las fuerzas del mercado”, incrementan la anarquía de las variables económicas hasta el máximo Un arreglo teórico Podemos concebir uno de los arreglos teóricos: los cien millones de pelotitas azules juntas en un mismo lado del cubo y los cien millones de rojas al otro lado. Para que esa división de los dos conjuntos sea observada, tendríamos que haber sido testigos de innumerables arreglos de las pelotitas, lo que nos habría llevado tal vez siglos. Y conste que el ejemplo está simplificado, puesto que al suponer un cubo de vidrio en el cual las pelotitas de mueven, hemos identificado un sistema cerrado. Es decir, ajeno a la influencia externa, algo que no es posible en el mundo real. Pero, aun tratándose de un sistema cerrado podemos intuir que habrá un número escandalosamente grande de interacciones entre ellos, lo que complicará el estado de cosas. De acuerdo con esas premisas, reflexionemos sobre la tarea de establecer el lugar, la dirección, el impacto y la interacción de esos doscientos elementos en un momento dado. Reflexionemos sobre lo mismo, pero tratando de prever todas esas permutaciones para el próximo minuto… hora… día…. con toda seguridad que la tecnología tendrá que avanzar a marchas forzadas para que podamos prever los arreglos que se concretarán sólo en el próximo minuto. Ahora bien, supongamos que cada una de esas pelotitas es un ser humano y que, en consecuencia, se mueve de acuerdo con sus propios intereses. Supongamos también que el cubo de vidrio es un país. Tratemos de pedirle a la computadora que nos pronostique el comportamiento de cada uno de los doscientos millones de seres humanos durante diez horas; una semana… ¿Terríficamente difícil verdad? Pues bien, los modelos marginalistas otorgan a la ciencia económica una gran tarea: Analizar el comportamiento, no de los 200 millones de bolas de pingpong en el cubo de cristal, sino el de ¡cada persona de los 1400 millones que existen en la China! No; no estoy bromeando; a esa manera de imaginar una sociedad es que denominan “El Individualismo Metodológico”, cuyos principios son dados por la corriente austriaca. El Individualismo Metodológico, según Hayek, es un método para el que los fenómenos y procesos sociales son, en principio, explicables por el comportamiento individual. En ese comportamiento se

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incluye sus objetivos, sus creencias y, en general, sus acciones. Dicen que la sociedad es sólo el agregado de los individuos. También dicen que cada uno de los 7500 millones de habitantes del planeta es un “individuo soberano” y que es preciso formular, para cada uno, sus funciones de utilidad como consumidor. ¿Qué significa esto? Sus defensores niegan que el grupo humano tenga capacidad para tomar decisiones, puesto que éstas serían individuales. El grupo no sería un organismo, sino una masa inerte. Con esta perspectiva, los marginalistas conforman un modelo pleno de contradicciones formales y, además, aumentan innecesariamente el grado de entropía en una sociedad. En su deseo de organizarla “racionalmente” por medio de “las fuerzas del mercado”, incrementan la anarquía de las variables económicas hasta el máximo. Los teóricos marginalistas generalizan las “Leyes de la Ciencia Económica”, asegurando que son ciertas en todo tiempo y espacio; el grado de locura no tiene límite El Método Científico Gregory Mankiw recomienda al economista observar los hechos, teorizar sobre ello y volver a observar para estructurar una teoría. En este carril de pensamiento, hace de la Economía una ciencia que basa sus generalizaciones en los procesos reales, lo que constituye un punto a su favor, en comparación con la mayoría de los demás marginalistas, los que pretenden deducir “leyes económicas” de axiomas existentes en el cerebro antes de que el ser humano naciera, las que habrían evolucionado con el hombre desde la ameba, según la expresión de uno de los grandes defensores del espiritismo económico, Ludwig von Mises, miembro consagrado de la Escuela Austriaca. En resumen, un gran punto a favor de Mankiw. La Economía Vital: La importancia de los supuestos Dice que los supuestos simplifican la complejidad del mundo, lo que es cierto. Nadie se opone a la necesidad de que el economista recurra a los supuestos para plantear su teoría. Precisamente, una generalización se cumple si es que, a su vez, se cumplen ciertos supuestos o condiciones dadas; no hay problema en ello. En lo que sí encontramos problemas serios es en la clase de supuestos que hace el economista del marginalismo. Por ejemplo, los marginalistas, Mankiw entre ellos, adoptan el supuesto de que en el mundo impera el mercado de competencia perfecta. Es decir, el mercado en el que se supone que el bien que se produce es perfectamente homogéneo, tiene el mismo precio, la cantidad de oferentes y demandantes es tan grande que ninguno de ellos, por sí solo, puede cambiar el precio del mercado. También lo caracterizan porque habría entrada y salida libre del mercado por parte de las empresas y porque habría información perfecta sobre el mercado de cada bien. Añaden que en ese mercado hay movilidad perfecta de factores, es decir, si falta mano de obra en los EEUU y sobra mano de obra en México, los EEUU abrirá sus fronteras para que los mexicanos encuentren empleo en ese país. Esto no es aceptable, pues la casi totalidad de las operaciones en los mercados internacionales son realizadas en mercados de competencia imperfecta, es decir, por unas cuantas corporaciones transnacionales, las que dan

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lugar a los sistemas de Oligopolio, a los que nos hemos referido. En este sistema, los oligopolistas fijan, al igual que los monopolistas, el precio y la cantidad al mismo tiempo, pues la escala de inversiones y la experiencia que tienen en el ramo hace muy difícil que otras empresas ingresen a competir con ellas. Eso sucede en el mercado de computadoras, celulares, automóviles, productos de línea blanca… Precisamente, es en esta clase de mercados en la que los empresarios deben exhibir al máximo sus talentos como tales para ganar segmentos de mercado a costa de sus rivales y tender a la maximización del beneficio. La pregunta es: ¿por qué los marginalistas escogen como escenario un tipo de mercado que ya estaba despareciendo a mediados del siglo pasado? No es razonable generalizar cualquier postulado que se nos venga a la mente, sin discriminar las condiciones en las que podría tener vigencia. Desde esa perspectiva, observo que la utilidad marginal decreciente sólo puede ser aplicable a los alimentos y alguno que otro bien, pero no podría ser referida a todos los bienes y servicios. Tomemos el caso de los antibióticos. Si el médico receta cinco millones de unidades de un antibiótico determinado para curar una infección, dosificadas para un tratamiento de cinco días, la dosis del primer día no será más útil que la dosis del segundo día, ni ésta será más útil que la tercera… Todas las dosis del medicamento serán igualmente útiles, puesto que la dolencia no cesará mientras el tratamiento no termine con la aplicación de la última. Por otro lado, Gary Becker afirma que el primer año de estudios en una facultad, digamos, Economía, es más importante que el segundo y éste que el tercero… El Premio Nobel ignora en este ejemplo que el alumno que asiste a una universidad tiene un objetivo planteado: lograr el título académico que lo habilite a ejercer la profesión. En este proceso todos los requisitos exigidos por la universidad tienen la misma utilidad, pues si el alumno no cumpliera con alguno de ellos, no podría lograr su objetivo. Siguiendo las pautas de Becker habría que preguntarse: ¿Será el primer libro más útil que el segundo? Dado que el modelo aplica el concepto de lo infinitesimal, entonces también podríamos preguntarnos si la primera página de un libro de Economía es más importante que la segunda o si el primer párrafo de una página es más importante que el siguiente… la manía de generalizar tendencias que no son generalizables es otro de los grandes errores de percepción del modelo Otra contradicción. Según el Principio de la Insaciabilidad, el que establece que para el sujeto económico “más es mejor”, es decir, que el individuo siempre querrá consumir más de un bien, sin límite alguno. En cambio, la “Ley de la Utilidad Marginal Decreciente” nos hace saber que más allá del eje de las abscisas, el consumo de un bien ya no satisface; al contrario, es una tortura. Como éstos, es posible encontrar incontables ejemplos de bienes y servicios para los que no será posible aplicar la “ley de la utilidad marginal decreciente”. Pero, antes de presentar una propuesta Razonable sobre la Utilidad, es preciso retomar dos conceptos fundamentales.

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El nuevo Personaje Los neoclásicos consideran que el Homo economicus es la unidad de análisis de la microeconomía, pero la realidad nos muestra que éste fue reemplazado, por lo menos en las élites consumistas del mundo, por otro aún más letal. El Homo consumidorus La diferencia entre ambos es importante. El Homo economicus es un ente abstracto, ideal, no real, y realiza una acción sólo después de hacer un análisis de costo-beneficio de los eventuales resultados. En cambio, el Homo consumidorus no es un ente espectral. Es un ser vivo que tiene la renovada obsesión de consumir más y más. Ello se debe a la concentración progresiva del ingreso, producto de la aplicación de algunos de los conceptos más inicuos del modelo, por esa razón, los bienes de consumo suntuoso reemplazan cada vez más a los de consumo masivo. El Homo Consumidorus actual no compra bienes ni servicios, simplemente compra marcas de prestigio. La producción de esos bienes y servicios quitan recursos a la producción de bienes más útiles y atentan progresivamente en contra del medio ambiente. La aparición del Homo Consumidorus ha convertido a productores y consumidores por igual en víctimas de una extraña antropofagia, pues se están devorando el mundo en actos reiterados de canibalismo ambiental. El Método cartesiano Los neoclásicos han heredado el método cartesiano para lucubrar sobre aspectos económicos. La principal característica del método cartesiano es su proclividad a dividir todo. Al respecto, cuando se ocupa del Análisis dice: «Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible y como requiriese para resolverlas mejor» Cualquier problema que tengamos que estudiar no es más que un conjunto vertebrado de ideas complejas. Analizar consiste en descomponer lo complejo en sus elementos simples, elementos éstos que podrán ser susceptibles de ser intuidos como ideas claras y distintas, esto es: evidentes. Reducimos lo complejo a lo simple y, en el mismo movimiento, accedemos desde lo desconocido a lo conocido: las ideas innatas”. La noción cartesiana no es adecuada al análisis de las interacciones sociales, tal como las que existe en la economía, pues éstas exigen ser percibidas como entidades no divisibles, por lo que el que percibe debe tratar de lograr una interacción lo más integral posible. Ése es el principio del Pensamiento Complejo. Las nuevas formas metodológicas que la ciencia construye para percibir de una manera más adecuada las cosas, los hechos y los procesos del mundo real tienden a ser cada vez más holísticas y cada vez menos analíticas. Es que el análisis de partes marginales deforma la imagen que captamos de la realidad. Los nuevos

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aportes sobre los métodos sistémicos abren nuevas posibilidades lograr una mejor perspectiva de la realidad. Entre las aplicaciones concretas de esa nueva manera de percibir debo citar: el Principio de la Interdisciplinariedad, el Principio del Caos, el Principio de la Incertidumbre, el Proceso de Globalización Planetaria y la Inteligencia Emocional. Esta interacción de diferentes dimensiones conforma el Pensamiento Complejo, el que reemplaza a los viejos sistemas de conocimiento basados en la mini-parcelación conceptual de los hechos, de los fenómenos y de los procesos. El Hombre ha evolucionado y con él, ha evolucionado su pensamiento. No debemos olvidarlo. El Pensamiento Complejo Los racionalistas del extremo asocian la noción de Complejidad con la idea de algo que es difícil de entender. La identifican con lo “complicado”. De este modo, una idea compleja es parangonada a un concepto “difícil”. Por lo tanto, dicen que ese proceso o fenómeno debe ser disgregado en varias mini-parcelas cognitivas, las que serían analizadas, una por una, y luego reintegradas a la idea madre o “Compleja”. Con este enfoque, que extiende su influencia desde hace siglos, el análisis se hace exclusivamente racionalista, por eso es que se realiza sobre las porciones muertas de la realidad que se quiere conocer. El intento final es reintegrarlas al todo original, con la seguridad de que “una vez reincorporadas al todo” se comportarán de la misma manera que lo hacían cuando fueron abstraídas por la mente. Este enfoque no toma en cuenta que la interacción de los elementos que estructuran un fenómeno, una cosa o un proceso, es lo que da vida al comportamiento que cada elemento tiene en el hecho real. Pero, en los últimos tiempos, el periscopio de la mente, siempre en busca de nuevos horizontes, de nuevos modos de conocer el mundo, descubrió la idea del Pensamiento Complejo (Yo prefiero el denominativo de Conocimiento Complejo) el que permite lograr una percepción menos segmentada de un área de la realidad y, por lo tanto, más fiel y confiable. Sobre el particular, postulo que esa fidelidad y confiabilidad es parte inherente del proceso mental, cuando la Razón y la Intuición, en unidad indisoluble, realizan la acción de conocer. La unidad RazónIntuición Percibe el proceso o fenómeno en su condición de síntesis de los componentes que los estructuran, minimizando el cercenamiento en unidades infinitesimales que se hacen cada vez menos útiles. En este sentido, nos damos cuenta de que la Complejidad no yace en la dificultad de alguna realidad que deseamos analizar, sino en el reconocimiento de que cada estructura sirve de escenario activo a todas las interacciones permanentes de sus elementos, lo no permite la desmembración arbitraria de sus componentes si es que ha de ser adecuadamente aprehendido y descrito. Para varios analistas de la nueva concepción, la Complejidad (“El Pensamiento Complejo”) es el producto de nuestra incapacidad mental. Así nos lo ha hecho saber Edgar Morin, el principal promotor de la nueva idea, al mostrarnos que

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la complejidad no es la simplificación puesta del revés; la complejidad no es la complicación… pues lo complicado se puede simplificar, en cambio, la complejidad pretende integrar. Tengo gran admiración por René Descartes, el padre del Racionalismo, de la Geometría Analítica y del principio de la duda en la percepción cognitiva, pero creo que ya ha llegado el momento de abandonar las recomendaciones del “El Discurso del Método”. El Principio de Incertidumbre El principio puede ser expresado de una forma muy breve: Lo que es observado cambia por la influencie del que observa El Principio de Incertidumbre fue establecido por Werner Heidelberg, Premio Nobel de Física a comienzos de los años ’30. Para explicar sus hallazgos de manera simple, dijo que deseamos ubicar a un electrón en su órbita alrededor de núcleo central del átomo, será necesario un microscopio de mucho poder y la proyección de luz o alguna especie de radiación que ayude a identificarlo. Ahora bien, dado que el electrón es muy pequeño, bastará un solo fotón de luz para hacerle cambiar de posición y expulsarlo de su órbita, apenas entrara en contacto con él. Así, en el preciso instante de medir su posición, el fotón de luz la alteraría para transportarlo hacia otras órbitas que, en el momento de ser analizadas sufrirán el mismo efecto del golpe botánico. En consecuencia, nuestra intención de aplicar instrumentos para medir tendrá un efecto decisivo en el objeto medido. Heisenberg dice que podríamos detener el electrón y determinar así su posición en un momento dado. Pero si lo hiciéramos, no sabríamos cuál sería su movimiento ni su velocidad. Según el principio de incertidumbre, ciertos pares de variables físicas, como la posición y el momento (masa por velocidad) de una partícula, no pueden calcularse simultáneamente, por lo que dichos cálculos fluctúan en torno a valores medios. Si el electrón obedeciera las leyes de la mecánica newtoniana, las incertidumbres podrían reducirse a cero y la posición y el momento del electrón se determinarían con precisión. Pero hay algo mucho más extraño. El Principio de la Incertidumbre nos dice que la imposibilidad de medir con precisión absoluta la velocidad o la ubicación de una partícula elemental no es imputable al observador, ni a la vulnerabilidad de los instrumentos que se usa para el efecto, la imposibilidad está en la naturaleza de las cosas. No es posible medirlas con un rango aceptable de exactitud, pues la naturaleza nos lo impide. Por extensión del concepto, el Principio de Incertidumbre se aplica con mayor rigor en el estudio de las ciencias sociales, y, muy especialmente, en la Economía. La deformación de la realidad viene dada, no sólo porque los sentidos deforman la percepción, también, por la Ideología del que analiza. De todo esto deducimos que el “hombre puro” no existe. Por eso es que von Mises piensa de una manera y el secretario de doctrina de una unión de trabajadores piensa de otra. Cada persona percibe los hechos, cosas y fenómenos transformados

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por sus sentidos y por sus intereses particulares o de grupo, es decir, por lo que normalmente llamamos ideología. La Inteligencia Emocional Los nuevos estudios realizados en el campo del Yo interno de las personas, han determinado que no existe la “Decisión Racional”, tal como la presentan los neoclásicos; por el contrario, cualquier decisión en el campo de la Economía está dominado por la dimensión emocional, la que tiene una importancia muy superior al racionalismo del homo economicus, tal como lo han demostrado los investigadores actuales, quienes afirman que cuando un consumidor debe tomar una decisión sobre la compra de un bien, en el mejor de los casos, la Razón sólo conforma el 27% de las fuerzas que lo impulsan a elegir, el restante 73% está determinado por tradiciones, costumbres, afectos y desafectos, es decir, por la Inteligencia Emocional. En este sentido, lo neoclásicos, con su racionalismo a cuestas, sólo se ocupan de ese 27% cuando analizan la conducta del consumidor. Tal un pequeñísimo resumen de algunas indagaciones sobre la teoría neoclásica acerca del comportamiento del Consumidor. En el próximo fascículo nos referiremos a las indagaciones sobre la teoría neoclásica de la producción. Entiendo que el modelo neoclásico es eso, un modelo, es decir una simplificación de la realidad; sin embargo, he sabemos que los representantes del neoclasicismo trasladan el comportamiento que observan en el modelo, v.g, emergente de un ejercicio de simulación, directamente a la realidad, en un proceso al revés: en vez de tomar el modelo desde la realidad, toman la realidad desde el modelo, lo que no es nada, nada razonable.

Los Modelos Económicos Con el objeto de poner de relieve las bases fundamentales de su teoría, un economista debe recurrir, al igual que los supuestos, a la estructuración de modelos, los que son representaciones simplificadas de la realidad. Pero, los modelos usados por los marginalistas están ya sesgados por los supuestos, en este caso, por usar como escenario de operaciones un mercado que ya no es importante, el de competencia perfecta. Es por eso que la mayor parte de sus modelos no tienen ninguna capacidad ni descriptiva ni predictiva. La artificialidad de los supuestos y de los modelos del pensamiento marginalista ha inspirado a varios humoristas, los que despliegan una serie de opiniones sobre la Economía. Vaya el primero de ellos, tomado al azar: Un Economista es una persona que nos dice lo que va a suceder mañana en el campo de la economía y luego nos explica con lujo de detalles por qué no sucedió así. Cuando a comienzos de la década del ’70 apareció en os EEUU el fenómeno de la stanflación, es decir, la coexistencia mutua de altos índice de inflación y de desempleo, algo que

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no había sucedido antes en ningún país desarrollado, el entonces Presidente Richard Nixon convocó la presencia de Paul Samuelson con el objeto de que le guiara en las medidas que debería tomar para acabar con el extraño fenómeno. Paul Samuelson, de la corriente keynesiana del marginalismo y Premio Nobel le dijo: No se preocupe señor Presidente, lo que usted debe hacer es enfocar sus esfuerzos a luchar contra el desempleo; una vez vencido, la inflación desparecerá como por encanto. En cuanto a las medidas que debe tomar es preciso un paquete de acciones que incluyan la reducción de la tasa de interés, el incremento de la oferta monetaria y una política crediticia más abierta. El Presidente Nixon, cuya experiencia en política le había enseñado a pedir siempre una segunda opinión, convocó a Milton Friedman, quien crítico severo del keynesianismo y creador de la corriente monetarista del marginalismo. La respuesta, en síntesis, fue la siguiente: no se preocupe señor Presidente, concentre sus energías en la guerra contra la inflación; una vez concluida, el desempleo desaparecerá automáticamente. Las medidas más importantes son las siguientes: reduzca la oferta monetaria, aumente la tasa de interés y endurezca la política crediticia. ¡Todo lo contrario de lo recomendado por Samuelson! En 1976, cuando Milton Friedman recibió el Premio Nobel, otro humorista comentó: La Economía debe ser la única ciencia que premia a dos de sus representantes por el hecho de que uno diga exactamente lo contrario del otro Economía Positiva y Normativa Tal como sucede con toda la variedad de las corrientes marginalistas, Mankiw también es partidario de dividir los conjuntos en unidades que permitan su análisis al más puro estilo cartesiano. De este modo, aparte de la división tradicional de la Economía en Macro y Microeconomía, también se la divide en Economía Positiva y Economía normativa. Se supone que, con esta división, el economista, en su calidad de “científico” sólo describe “lo que es” omitiendo todo juicio de valor. Éste es el Hombre puro, al que ni un rayo de luna filtrado le ha”. No tiene ideología, ni los sentidos ni la mente deforman su percepción. Pero también es marxista, pues supone que su conciencia, al más puro estilo marxista, refleja la realidad con una perfección que los fabricantes de espejos venecianos envidiarían. De este modo, la Economía Positiva es comparada con la Física Teórica y el economista se autogratifica con la idea de que es un “científico”. La Economía Normativa sería el dominio de quienes dan recomendaciones al gobierno sobre aspectos de Política Económica, recomendaciones en las que se introducen “juicios de valor”. De Este modo, si el gobierno quiere aumentar el salario mínimo, el positivo, es decir el “científico”, dirá que las leyes sobre el salario mínimo aumentan el desempleo, mientras que el otro no hablará como “científico” sino como un simple consejero. El marginalista actual quiere asumir una actitud hacia la Economía Normativa, como la que asume el Matemático Puro con relación al Físico Teórico. El Físico teórico aplica la matemática a la tarea de desentrañar los misterios del universo, por eso es que el matemático puro lo considera como un científico de segunda mano. Me imagino qué

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dirían si se enteraran del título de “científicos” con el que se autoproclaman los marginalistas actuales; seguramente los definirían como extraviados. Tartarín de Tarascón En 1871, Alfonso Daudet publicó su obra, muy conocida, Tartarín de Tarascón. En ella describe a un sujeto que tiene una particularidad extraña: si cree algo intensamente, ese algo se transforma, para él, en realidad. Se imagina lo hermoso que sería ir al África en un gran safari para cazar leones. Poco a poco, la idea de ir a cazar leones, por alguna rara conexión eléctrico-química de su cerebro, se convierte en una realidad: la idea de ir a cazar leones se ha alojado en alguna neurita dislocada y ha hecho que se convierte en realidad. Desde ese momento, Tartarín de Tarascón está seguro de que ha ido a cazar leones. Cuando relata los detalles a un grupo de amigos, Tartarín no está diciendo la verdad; pero, esto es lo fundamental, tampoco está mintiendo. Mentir es decir algo que no es cierto con la conciencia de que no es cierto. Pero Tartarín tiene la certeza de que ha ido. Algo similar sucede con los economistas del marginalismo actual. Se imaginan el status que el ser “científicos” les otorgaría ante el mundo y empiezan a desearlo con intensidad progresiva. Poco a poco esa idea se asila en una neurona parecida a la de Tartarín y desde ese momento el deseo ha pasado a ser verdad en el cacumen marginalista: es un científico con el mismo rango que el físico teórico. No dice la verdad, al igual que Tartarín, pero tampoco miente. De todos modos, ante la existencia de varias percepciones que existen en el mundo sobre la Economía, el capítulo de la obra de Mankiw, “Pensando como un Economista” realmente debería decir: “Pensando como un economista del marginalismo”, de tal manera que no se tome la libertad de incluirnos a economistas que, como Krugman, Stiglitz, a los que acompaño, rechazan ese dudoso “status”. Con eso estaríamos en paz, sin maldad para nadie, con alegría para todos. Resumen La manía de generalizar que tienen los economistas del marginalismo es lamentable, no sólo por lo irreal de sus generalizaciones, sino porque con ellas pretenden poner un velo a la expoliación sin límites de los recursos humanos y naturales que realizan las transnacionales en los países anfitriones. La intención de llevarnos a un mercado idílico en el que hay “millones de consumidores y de firmas” en el que supuestamente consiguen beneficios mutuos, para cubrir la expoliación de las transnacionales es la expresión ideológica de un modelo que deforma el sistema capitalista. El ejemplo de comparar las operaciones de una corporación transnacional con las tareas que realiza un ama de casa, ya es repugnantemente empalagoso. La Economía Vital considera que, si bien el sistema capitalista es uno, las formas en que el sistema se concretan en los países son diversas: van desde el modelo de los EEUU e Inglaterra hasta la República Popular de China, pasando por los países nórdicos y toda la gama

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existente en los países subdesarrollados. Las culturas y los procesos históricos de cada nación hacen que el capitalismo se exprese en formas que se adecúen a esos procesos. Los institucionalistas de las primeras décadas del siglo pasado supieron entenderlo muy bien.

8 EL CONOCIMIENTO COMPLEJO

Introducción Los marginalistas han heredado el método cartesiano para lucubrar sobre aspectos económicos. La principal característica del método cartesiano es su proclividad a dividir todo. Al respecto, cuando se ocupa del Análisis dice: «Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible y como requiriese para resolverlas mejor» Cualquier problema que tengamos que estudiar no es más que un conjunto vertebrado de ideas complejas. Analizar consiste en descomponer lo complejo en sus elementos simples, elementos éstos que podrán ser susceptibles de ser intuidos como ideas claras y distintas, esto es: evidentes. Reducimos lo complejo a lo simple y, en el mismo movimiento, accedemos desde lo desconocido a lo conocido: las ideas innatas. La noción cartesiana no es adecuada al análisis de las interacciones sociales, tal como las que existe en la economía, pues éstas exigen ser percibidas como entidades no divisibles, por lo que el que percibe debe tratar de lograr una interacción lo más integral posible. Ése es el principio del Pensamiento Complejo. Las nuevas formas metodológicas que la ciencia construye para percibir de una manera más adecuada las cosas, los hechos y los procesos del mundo real tienden a ser cada vez más holísticas y cada vez menos analíticas. Es que el análisis de partes marginales deforma la imagen que captamos de la realidad. Los nuevos aportes sobre los métodos sistémicos abren nuevas posibilidades lograr una mejor perspectiva de la realidad. Entre las aplicaciones concretas de esa nueva manera de percibir debo citar: el Principio de la Interdisciplinariedad, el Principio del Caos, el Principio de la Incertidumbre, el Proceso de Globalización Planetaria y la Inteligencia Emocional. Esta interacción de diferentes dimensiones conforma el Pensamiento Complejo, el que reemplaza a los viejos sistemas de conocimiento basados en la mini-parcelación conceptual de los hechos, de los fenómenos y de los procesos. El Hombre ha evolucionado y con él, ha evolucionado su pensamiento. No debemos olvidarlo.

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El Conocimiento Complejo Los racionalistas del extremo asocian la noción de Complejidad con la idea de algo que es difícil de entender. La identifican con lo “complicado”. De este modo, una idea compleja es parangonada a un concepto “difícil”. Por lo tanto, dicen que ese proceso o fenómeno debe ser disgregado en varias mini-parcelas cognitivas, las que serían analizadas, una por una, y luego reintegradas a la idea madre o “Compleja”. Con este enfoque, que extiende su influencia desde hace 24 siglos, el análisis se hace exclusivamente racionalista, por eso es que se realiza sobre las porciones muertas de la realidad que se quiere conocer. El intento final es reintegrarlas al todo original, con la seguridad de que “una vez reincorporadas al todo” se comportarán de la misma manera que lo hacían cuando fueron abstraídas por la mente. Este enfoque no toma en cuenta que la interacción de los elementos que estructuran un fenómeno, una cosa o un proceso, es lo que da vida al comportamiento que cada elemento tiene en el hecho real. Pero, en los últimos tiempos, el periscopio de la mente, siempre en busca de nuevos horizontes, de nuevos modos de conocer el mundo, descubrió la idea del Pensamiento Complejo (Yo prefiero el denominativo de Conocimiento Complejo) el que permite lograr una percepción menos segmentada de un área de la realidad y, por lo tanto, más fiel y confiable. Sobre el particular, postulo que esa fidelidad y confiabilidad es parte inherente del proceso mental, cuando la Razón y la Intuición, en unidad indisoluble, realizan la acción de conocer. La unidad RazónIntuición percibe el proceso o fenómeno en su condición de síntesis de los componentes que los estructuran, minimizando el cercenamiento en unidades infinitesimales que se hacen cada vez menos útiles. En este sentido, nos damos cuenta de que la Complejidad no yace en la dificultad de alguna realidad que deseamos analizar, sino en el reconocimiento de que cada estructura sirve de escenario activo a todas las interacciones permanentes de sus elementos, lo no permite la desmembración arbitraria de sus componentes si es que ha de ser adecuadamente aprehendido y descrito. Para varios analistas de la nueva concepción, la Complejidad (“El Pensamiento Complejo”) es el producto de nuestra incapacidad mental. Así nos lo ha hecho saber Edgar Morin, el principal promotor de la nueva idea, al mostrarnos que la complejidad no es la simplificación puesta del revés; la complejidad no es la complicación… pues lo complicado se puede simplificar, en cambio, la complejidad pretende integrar. Edgar Morin (“Introducción al Pensamiento Complejo”) La reducción y abstracción, cuyo conjunto constituye lo que llamo el «paradigma de simplificación». Descartes formuló ese paradigma maestro de Occidente, desarticulando al sujeto pensante y a la cosa extensa, es decir filosofía y ciencia, y postulando como principio de verdad a las ideas «claras y distintas», es decir, al pensamiento disyuntor mismo (Morin) La percepción de Morin me parece muy Razonable, en sentido de que el análisis exclusivamente racionalista de la realidad se basa en la división arbitraria de lo objetivo; es decir,

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en la formación de mini-parcelas conceptuales, mientras más pequeñas, más simples y supuestamente, más útiles para el análisis. Postulo que los racionalistas se mueven por el afán de simplificar el Todo y esperar que ese Todo salga indemne después del descuartizamiento conceptual de sus partes, reducidas a unidades microscópicas. Los racionalistas del extremo se esfuerzan por analizar cada elemento de un todo constituido; así, cuando pretenden analizar la sociedad parten de la declaración unilateral de que “el individuo es lo único que existe y los grupos son una invención”. Ya sea que el Individualismo Metodológico haya surgido de la concepción disgregadora de la realidad, o la concepción disgregadora de la realidad sea un producto de la aplicación del principio individualista, el hecho es que los resultados son un desastre. Las excepciones a la “Ley” que surge de este extraño método, conforman un conjunto tan grande, que hace del aislacionismo una idea que deambula, solitaria, en el inmenso universo de la realidad. Es en este proceso supuestamente cognitivo, que los racionalistas del extremo establecen, v.g, que la llamada “Ley de la Demanda” es “Compleja”, en el sentido de que puede ser segmentada en cada uno de sus componentes para analizarla a través del análisis de cada consumidor en forma aislada. Una vez que se tiene cada una de las curvas de demanda de todos y cada uno de los consumidores, sólo restará sumarlas para diseñar la curva de demanda del mercado. Esto es, si se desea agregar cada curva de demanda de 200 millones de habitantes que radican en los EEUU, habrá 200 millones de curvas de demanda para un solo bien, las que sumadas nos darán la “demanda total del mercado de ese bien”. Si estimamos que la cesta de consumo promedio de cada familia está compuesta de 3000 diferentes bienes y servicios, nos enteramos de que el mercado de demanda por los bienes y servicios que conforman las cestas deben ser multiplicadas por 3000, lo que nos daría una demanda de mercado por todos los bienes que conforman la cesta familiar, de 600 mil millones de “curvas de demanda” en un solo país. ¿Para qué? Pues para lograr el “Equilibrio”, cualquier cosa que eso signifique, el que además no durará ni un nanosengundo, pues apenas logrado, un nuevo demandante, con su función de utilidad propia, modificará la estructura de la demanda y el fallecimiento de alguien intensificará ese cambio de estructura. El espiritismo tiene extrañas visiones. El Conocimiento Complejo identifica la disecada trivialidad que supone la noción cartesiana de separar lo observado en unidades cada vez más pequeñas, hasta alcanzar la simplicidad necesaria para que el racionalista las analice, una por una, y luego las restituya a la unidad de la cual las había secuestrado, con la seguridad “científica” de que, en la reintegración al Todo del que provienen, se comportarán tal como la autopsia académica habrá pronosticado. Edgar Morin nos legó la idea vital de abordar el conocimiento como un proceso que es a la vez, cerebral, espiritual, lógico, lingüístico, cultural, social e histórico, mientras que la Epistemología tradicional asume el conocimiento sólo desde el punto de vista de la Razón per se. Por otro lado, Platón, hace más de 24 siglos, ya había expresado la misma noción. En “El Sofista” afirma que separar cada cosa de todas las demás supone la destrucción radical de todas... pues el logos surge cuando se entretejen las formas entre sí. Con Platón como un aval indiscutible y Morín como una guía excelente, postulo que el

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ideal racionalista, esto es, el análisis de los elementos de un todo relativo, reducidas a partículas, no logra una visión totalizadora, integradora, pero hace que el ser humano vea “el mundo a cuadritos” desde la celda a la que fue condenado por el racionalismo absoluto. Tengo gran admiración por René Descartes, el padre del Racionalismo, de la Geometría Analítica y del principio de la duda en la percepción cognitiva, es cierto, pero creo que ya ha llegado el momento de abandonar las recomendaciones de “El Discurso del Método”. Sobre la base de los prolegómenos enunciados, debo declarar que esta obra será estructurada sobre la base que nos brinda la percepción de Conocimiento Complejo, como síntesis de la unidad Razón-Intuición, en su tarea de abstraer dimensiones reales Complejas de un mundo real que siempre es Complejo. Desde mi óptica particular, el “Saber” se refiere a una habilidad adquirida y concreta. Enrealidad sería la unidad elemental que conforma ese panal integral, que es el conocimiento complejo. Cuando aprendemos a manejar un automóvil nos familiarizamos con el uso del freno, con la manipulación de la caja de cambios… cada una de estas “habilidades” particulares sería un Saber. Si le preguntamos a alguien: ¿Sabes manejar? y nos responde que sí, entonces estamos englobando el total de esos saberes en un solo Saber un “Saber Integral”. No necesitamos preguntarle si “sabe” manipular la caja de cambios o pisar el freno, pues todos esos saberes, esos alveolos juntos, interrelacionados, conforman “el saber manejar”. No olvidemos de subrayar la frase: saberes interrelacionados, pues cada saber per se no tiene importancia en la definición de la habilidad para manejar un automóvil. A esa idea integral es a la que yo denomino Conocimiento Complejo, el que aprehende el mundo objetivo y subjetivo en forma integral, para lo que necesita de la dupla Razón-Intuición. El instrumento cognitivo que propongo es la IntuRazón y la unidad que transforma la percepción de ese conocimiento es la gravedad Ético-Estética, como se verá después. La Transdisciplinariedad Me gustaría empezar el contenido de este subtítulo con la siguiente imagen: Si estamos en el medio de un remolino, nunca podremos averiguar qué forma tiene ni la interacción de los elementos que hacen posible su formación y movimiento. Por su parte, Edgar Morin en su famosa obra “La Interdisciplinariedad” (pensamientocomplejo@sinectis.com.ar) a la par del Pensamiento Complejo, insiste en la necesidad de evitar la hiperdisciplinariedad, es decir, el error de considerar una disciplina como un sistema cerrado, sin vinculación alguna con los demás. Quienes propician el cercado impenetrable de una disciplina con el objeto de “analizar la esencia pura” que supuestamente lo singulariza, quedan atrapados en una serie de tautologías que no hacen sino deformar con mayor intensidad las aprehensiones del investigador cuanto más conocimiento desea lograr del espacio cerrado. Los detentadores de los modelos económicos basados en el principio de la marginalidad, son los que con mayor celo pretenden “defender” la pureza del escenario en

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el que se mueve el homo economicus, para evitar que sea contagiado por algún virus proveniente del mundo externo, especialmente de la Sociología. Dicen, por ejemplo, que la visión sociológica de la propuesta económica de Marx es la responsable de que ese sistema no sea científico, pues ha violado la pureza de las “leyes económicas” por lo que se espantan, incluso de mencionar o de oír, alguna frase marxista, como si fuera portadora del virus de la lepra o del VIH. Tal como lo pone Morin: “Se ha identificado el origen la palabra disciplina, la que designaba un pequeño fuste que servía para auto flagelarse, permitiendo por lo tanto la autocrítica; ahora, en su sentido degradado la disciplina deviene en un medio de flagelación a los que se aventuran en el dominio de las ideas que el especialista considera como de su propiedad”. Morin estima que una ciencia es una disciplina. Una ciencia debe recibir la información y las perspectivas disponibles en otras ciencias. Así, dice Morin, los físicos como Schrödinger son los que han proyectado en el organismo biológico los problemas de la organización física; en efecto, continúa, de esa integración ha nacido la biología molecular, tan importante en el avance de la ciencia y en sus aplicaciones concretas en la cotidianidad social. Evaluemos otro ejemplo del ensayo de Morin: “Algunos procesos de complejización de campos de investigación disciplinaria recurren a disciplinas muy diversas al mismo tiempo que a la poli competencia del investigador. Uno de los casos más llamativos es el de la prehistoria, cuyo objeto, a partir de los descubrimientos de Leakey en África austral (1959) ha sido la hominización, proceso, no solamente anatómico y técnico, sino también ecológico (el reemplazo del bosque por la sabana), genético, etológico (concerniente al comportamiento), psicosociológico, mitológico “…la prehistoria es hoy una ciencia poli-competente y polidisciplinaria. Este ejemplo muestra qué es la constitución de un objeto a la vez ínter, poli y transdisciplinario que permite crear el intercambio, la cooperación, la policompetencia… Así es en lo que hace al cosmos, que era presa de disciplinas parcelarias, después de las observaciones de Hubble sobre la dispersión de las galaxias en 1930, el descubrimiento de las irradiaciones isotrópicas en 1965, y la integración de los conocimientos microfísicos de laboratorio ha permitido religar conocimientos disciplinarios muy diversos para considerar nuestro universo y su historia… Las disciplinas están plenamente justificadas intelectualmente a condición de que ellas guarden un campo de visión que reconozca y conciba la existencia de las relaciones y solidaridades. Más aún, ellas no están plenamente justificadas a menos que ellas no oculten las realidades globales”. La Entropía Es el grado de desorden o caos que existe en la naturaleza. La energía del espacio tiende a distribuirse en el universo en busca del equilibrio, de la mayor estabilidad y de la mayor dispersión, como también, de la mayor probabilidad posible. Ese proceso ocasiona el caos y la entropía máxima, estado en el que se realiza el equilibrio perfecto y ya no puede haber más cambios físicos ni químicos en la naturaleza. Los únicos “equilibrios perfectos” de que se tiene noticia nacen en las neuronas de quienes la habrían heredado, tatuada en el cerebro

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como “innata”, desde la ameba. Los científicos, los verdaderos, nos dicen que, en el Universo, todo tiende al caos. La entropía define el orden como un ordenamiento improbable de sus elementos, orden que es independiente de la macro-forma que el conjunto, como un todo, adquiere. Llamará “desorden” a la disolución de algún ordenamiento improbable. Todos estos cambios imprevisibles, que no son simples cambios del azar, hacen difícil la tarea de predecir para el futuro, basándonos en lo que sucedió en el pasado. Por otro lado, el principio de la dirección dinámica es cósmico y está orientado al máximo grado de ordenación alcanzable en las condiciones de un sistema. Contradictoriamente, esta tendencia hacia la ordenación es una tendencia hacia la entropía. Habitamos un mundo desordenado en el que las situaciones cambian sin un patrón sistemático y en el que innumerables fuerzas interactúan constantemente. Ese desorden se hace mucho más perceptible en las sociedades humanas. Quienes son víctimas del orden impuesto se expresan a través de acciones caóticas. Quienes pretenden imponer un orden racional van hacia la generación del caos. Compárese el realismo de los verdaderos científicos, entre ellos, los físicos teóricos con las pretensiones de los marginalistas, presentes y pasados, de lograr el “equilibrio”. Los marginalistas de todos los tiempos creen que las matemáticas les permiten el privilegio de ser “científicos”, sin darse cuenta de la incongruencia con que tratan de parecerlo. La percepción newtoniana de un universo perfectamente determinado ya ha sido superada por las nuevas conquistas en el conocimiento del cosmos. Esta afirmación, que refleja los resultados de experimentos reiterados elimina la pretensión de los teóricos extremos del racionalismo que pretenden realizar sus análisis “partiendo de la conducta del individuo” para tratar de generalizarla a los demás “individuos” a cada uno de los cuales, en una contradicción absurda, definen como “irrepetible”. La percepción newtoniana de un universo perfectamente determinado ya ha sido superada por las nuevas conquistas en el conocimiento del cosmos. Claro está que la palabra “superada” no incluye que sus leyes hayan sido anuladas. Laplace a su turno, afirmó que las leyes de Newton eran Universales y Deterministas. El sentido de Universalidad sostenía que el movimiento de cada partícula del Universo estaba determinado por las condiciones iniciales y las fuerzas de otras partículas. Pero el Desmoronamiento del Determinismo se inició cuando las investigaciones científicas en el área de la transmisión del calor llevaron a la conclusión de que no había tal. Fue en esa área que se estableció la necesidad de las leyes Probabilísticas, las que se encuadran en el marco del principio de aleatoriedad. La Mecánica Cuántica debilitó aún más el concepto determinista de la ciencia legada por Newton; v.g, por medio del Principio de la Incertidumbre o Relación de Indeterminación. Ese principio establece el límite más allá del cual, los conceptos de la física clásica no pueden ser referentes autorizados del comportamiento del cosmos. La física newtoniana no puede determinar, simultáneamente y con precisión arbitraria, algunos pares de variables físicas, tales como la posición y el momento lineal de un objeto. De cualquier ángulo que se observe, estos principios niegan el determinismo de las leyes. Si el determinismo no es

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posible en la Física Teórica, mucho menos lo será en las infinitas redes de interacciones que conforman el comportamiento individual de cada ser humano. No es posible la determinación matemática (Fatalista) del comportamiento humano. Un modelo razonable de Economía no es una ciencia fatalista, puesto que el comportamiento de los grupos humanos y de los individuos no está sujeto a leyes “que fatalmente se cumplen”; más bien considera que sólo existen tendencias de tipo probabilístico. El Proceso de Globalización Éste es otro aspecto importante, pues su vigencia intensifica el comportamiento y la interacción entre los sujetos económicos y las interacciones de los comportamientos económicos entre empresas y países. La Inteligencia Emocional Los nuevos estudios realizados en el campo del Yo interno de las personas, han determinado que no existe la “Decisión Racional”, tal como la presentan los marginalistas actuales; por el contrario, cualquier decisión en el campo de la Economía está dominado por la dimensión emocional, la que tiene una importancia muy superior al racionalismo del homo economicus racionalista Las Culturas Fue el Institucionalismo de Velen y sus colegas, quienes pusieron de relieve la importancia de las culturas y las instituciones en el comportamiento socioeconómico, La Elección Razonable, recoge la herencia del Institucionalismo para mostrar su importancia en el mundo de las relaciones económicas entre los grupos sociales. Así, queda establecido, a diferencia de la percepción marginalista actual, que ninguna ciencia social puede obviar el estudio de la cultura de los grupos humanos que conforman la unidad de análisis, en este caso, de la Economía. La Economía no es una ciencia aislada dedicada al estudio del comportamiento de algún Robinson Crusoe en su isla. Su visión pretende ser tan integral como lo permita la capacidad de absorber la realidad por medio del Conocimiento Complejo, el Principio del Caos, el de Incertidumbre y la Inteligencia Emocional. Ahora bien, un modelo económico así concebido no puede ocuparse de la descripción acerca de las maneras en las que el consumidor maximiza su “función de utilidad”, de acuerdo con una supuesta fórmula matemática. Tampoco elaborará recetas sobre las formas deterministas en las que el productor maximizará sus beneficios; ésa es una tarea que le corresponde a la Administración de Empresas. En cambio, para la nueva propuesta que este libro hace sobre un nuevo modelo económico, la descripción del comportamiento de las Poblaciones-Territorio, en una sociedad pobre, sirve de base para estructurar las acciones necesarias que permitan lograr el objetivo propuesto: eliminar la Pobreza y la Exclusión. La propuesta, no pretende describir solamente, sino mejorar la calidad de vida de las poblaciones pobres; incrementar los medios que les permita un confort material cada vez más sólido, hasta alcanzar su primer gran objetivo: eliminar la pobreza y la exclusión de las que actualmente son víctimas. Simultá-

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neamente, lograr que el individuo tenga opciones factibles entre las que pueda elegir libremente, de acuerdo con su capacidad, su iniciativa, su habilidad y su Voluntad de Ser, para acumular riqueza. La Historia de la Humanidad Los teóricos que perciben a la Economía como un ente ectoplasmático dicen que la Historia no es útil a la formulación de las “leyes sagradas de la Economía”. Consideran que los hechos de la historia no son repetibles y, por lo tanto, no son susceptibles de tomarlos como referentes válidos. Lo Razonable, por el contrario, considera que la Historia de la Humanidad es el escenario en el que repercuten y reverberan las voces de todos los tiempos. Dejar de lado la historia en el análisis de los comportamientos humanos presentes es otro de los grandes vacíos de las teorías acerca de los espectros. Precisamente, el capítulo próximo de esta obra resumirá los hallazgos que los antropólogos, biólogos, paleontólogos han identificado en la historia del pasado del hombre. Inclusive, nos enteraremos de que la pre historia ya tiene su historia propia. La Intuición y la Razón La Razón, por sí sola, hace que captemos la cosa percibida, no en su proceso de evolución continua, sino en momentos discretos, en procesos que podríamos llamar “intermitentes”, por lo sistemáticamente discontinuos, tal como captamos las lucesitas ahora si-ahora no; ahora si-ahora no, de los foquitos de un arbolito de navidad. Por supuesto que dejamos a la mecánica cuántica y a la Teoría de la Relatividad la tarea conjunta de complementar las grandes teorías sobre las fuerzas débiles y fuertes, el electromagnetismo y, muy dudoso, la gravedad, pero la sociedad debe ser observada en sus propias dimensiones, de acuerdo con la fase que estimula nuestra reflexión, el TiempoEspacio en que debe ser analizado, el grado de la evolución histórica en que los grupos humanos se encuentran y la evolución social e histórica que transitado en su lucha por la vida y, con ella, por “ser”, no simplemente “estar”. Para empezar, esta obra sostiene que, en el estado actual de evolución del cerebro humano, conocemos la cosa en forma discreta, muy discreta, extremadamente discreta en el TiempoEspacio, por la debilidad cognitiva de la Razón cuando está solitaria, separada “racionalmente” de la Intuición. No es que el científico deje la Intuición a un lado; sus hallazgos son, aunque algunos no lo reconozcan explícitamente, IntuRacionales, pero es la actitud de la mayoría, la de presuponer que obra guiado sólo y solo la Razón en sus investigaciones científicas, la que hace de la ciencia un instrumento todavía débil, siendo, como es, una guía tan importante para conocer el entramado existente entre elementos dentro de un conjunto humano o el entramado de entramados entre conjuntos humanos y su relación con la Naturaleza y el Universo. Un pequeño análisis de nuestras limitaciones cognitivas nos permite descubrir que carecemos de la capacidad suficiente de conocer más allá de lo que ocurrirá en los próximos diez o veinte segundos. Por ejemplo, si vamos a cruzar una calle y vemos que no viene un automóvil, la cruzaremos con la seguridad de que ningún vehículo habrá de atropellarnos. Pero nuestra certeza de ello sólo abarcará hasta la próxima cuadra y sólo tendrá relación con el tránsito de un automóvil que pudiera atropellarnos;

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nada sabremos sobre una bala perdida o un rayo que pueda fulminarnos. Tendremos pues cierta certeza del automóvil y de lo que ocurrirá durante los próximos veinte segundos, nada más. Si tuviéramos la capacidad de prever con la misma seguridad lo que sucederá, no en los próximos veinte segundos, sino en el próximo minuto, la próxima hora, día... tendríamos el poder de anticipar un mayor rango de TiempoEspacio. Esto nos permitiría ampliar en mucho nuestro radio de acción en cualquier actividad que realizáramos. Pues bien: de acuerdo con el proceso de evolución, me parece razonable afirmar que el hombre llegará a un grado tan alto de evolución que podrá anticipar en el TiempoEspacio en más de veinte o treinta segundos; en mucho más, debido al aumento de su capacidad cerebral que incrementará su capacidad IntuRacional. Éste no es un pronóstico que podría considerarse gratuito. Para respaldarlo, escuchemos el testimonio de quienes han tomado cursos de lectura rápida. Nos dirán que el hombre normal no lee más allá de doscientas cincuenta palabras por minuto, pero que hay individuos que pueden leer hasta 25,000 palabras por minuto, lo que es algo que ahora nos asombra increíblemente. El método considera que en la lectura normal aprehendemos de golpe una palabra o dos, pero que del mismo modo bien podríamos captar una línea entera... dos... tres... un párrafo entero y así leer de párrafo en párrafo o de página en página, en vez de hacerlo de palabra en palabra. Vayamos un poco más al fondo del asunto. Supongamos que, dejando de lado el Principio del Caos, por efectos de la evolución cerebral nuestra IntuRazón se ha desarrollado tanto que hemos conseguido anticipar el TiempoEspacio en seis horas. Es decir que hemos conseguido prever lo que ocurrirá en las próximas seis horas, pero no sólo lo que ocurrirá durante las próximas seis horas en la calle, sino también lo que sucederá en el entorno tempo-espacial en el que nos encontremos. Con esta capacidad adquirida, conoceremos la influencia inmediata, la interacción, que las cosas y fenómenos cercanos tienen sobre el fenómeno que deseamos analizar. Debido a que todas las cosas están en interacción continua, el conocimiento que así tengamos de la cosa será más real que el que tenemos al presente. Aumentaremos la capacidad de reproducir la cosa en la conciencia con mayor fidelidad; al hacerlo, habremos captado, por nuestra gravedad Ético-Estética, una porción mayor de la “cosa en sí” en su continuidad y movimiento, no en un haz de flashes estáticos, que es la manera de conocer que la Razón, separada arbitrariamente de la Intuición, nos impone. La nueva vía de aprehender las cosas, los fenómenos o los procesos sólo será posible por medio de la facultad Intuitiva desarrollada, la que, en unión sinérgica con la Razón, tendrá la capacidad de captar el objeto de una forma más integral. Ésa es una ocasión oportuna para adelantar el hecho de que, Razonablemente, el Racionalismo es lo opuesto a la Racionalidad y a la Razón, cuando se siente huérfana de su hermana gemela, la Intuición. Ahora está prisionera del racionalismo, cercada por las antiparras que los espectros de hombres, llamados “racionalistas” han edificado tan arbitrariamente en el afán de situarse como seres del racionalismo y por ello, como entes pretendidamente superiores. Estos espiritistas de la mente no son racionales, son “racionalistas”, es decir, pertenecen a una secta extraña que toma su tótem no de algún animal feroz, sino de una especia de ectoplasma que segregan, a la manera de una radiación que se filtra de un agujero negro. Las piruetas mentales del equilibrista de una sola dimensión han pretendido convertir a la Razón en una especie de doncella

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pura, purísima… quintaescencia de la pureza, la que ahora se encuentra casi sola y por ello, condenada a captar el hecho, el fenómeno o el proceso, sólo en mini parcelas cognitivas. Con el desarrollo de la Intuición y su unidad con la Razón: Poco a poco el TiempoEspacio será anticipado en grados mayores. Poco a poco, el TiempoEspacio será abarcado en rangos mayores. Poco a poco tendremos conciencia del “Espíritu de la Tierra”. Es cierto que el conocimiento continuará siendo absorbido, por mucho tiempo aún, desde las mini parcelas cognitivas, pero la IntuRazón hará que éstas sean cada vez menos “mini”. La evolución de la capacidad IntuRacional der ser humano, como especie, dará como primer resultado el Conocimiento Complejo. El Principio de lo Razonable considera que la Razón, la Intuición y la Voluntad colectivas conforman el trípode en el que se asientan todas las grandes realizaciones humanas en los escenarios sociales, económicos y políticos del planeta. También pone en claro el hecho de que si bien tomo como unidad de análisis al grupo humano en la forma de Población-Territorio, sin embargo, explícitamente declaro que el beneficiario último de todos los esfuerzos será el Individuo. Precisamente, el proceso primordial que persigue es potenciar el Poder de Voluntad en cada ser humano, luego de que haya tomado conciencia de su YO. Pero considera que la emergencia de ese YO sólo es posible en el Nosotros. El “yo” aislado no tiene importancia en esta obra, porque no la tiene en la realidad; en ninguna realidad objetiva. Así, el verdadero desafío no sólo se concreta en generar los nuevos instrumentos analíticos para que la Economía se ocupe de la calidad de vida del Ser, esta labor debe estar complementada con la de lograr el entronque de nuestra percepción con la que tienen los países desarrollados y, sobre todo, con las visualizaciones de las corporaciones transnacionales, para lograr un entorno de Interacción Mutua razonable beneficiosa para cada país y para cada empresa. Considero Razonable imbricar las economías de los países subdesarrollados con las de los países industrializados y con las corporaciones transnacionales. La ligazón de las economías nacionales con los países y las corporaciones transnacionales es una condición necesaria para que se elimine la pobreza en el mundo. Ningún país podrá lidiar con la pobreza de la mayor parte de su población pretendiendo competir con las grandes transnacionales y los intereses de los países grandes. Las transnacionales generan recursos financieros en gran abundancia, pero no los invierten en los países subdesarrollados por falta de “seguridad jurídica”. Nadie puede culparlos por ello. Sin embargo, tampoco es posible desplazarnos al otro extremo y propiciar la propuesta de que el Estado “no se meta” en asuntos de la economía nacional. Entre ambos extremos habrá siempre el Término Medio. Cada pueblo subdesarrollado deberá encontrarlo y obrar en consecuencia. Por eso es que propongo una alianza entre los gobiernos, las empresas transnacionales, las empresas nacionales y las sociedades civiles para encontrar ese Término Medio. Sigamos con el pensamiento de Edgar Morin. “Desde luego, se puede constatar fácilmente que el modo en que pensamos se refleja en la forma que toman nuestras acciones. La complejidad es una actitud generada a partir de otros principios… una forma paradigmática de pensar concurrente al paradigma de

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simplificación. Concurrente pero que al mismo tiempo va más allá de este modelo de pensamiento simplificador… el pensamiento simplificador y disyuntor ha tocado fondo… Por todo ello cabe afirmar que si somos capaces de comprender que la complejidad es ante todo un Paradigma, una forma de pensar, nos daremos cuenta de cómo la cultura general puede cambiar de aspecto… la cultura de la complejidad es aquella cultura que puede acabar con un ser humano hemipléjico desde un punto de vista intelectual: aquel que no tiene sentido de la relación entre lo global y el contexto; aquel que se convierte en un ser inhumano porque carece de la consciencia de que la humanidad es producto de relación y no de la uniformización entre seres humanos, los que son diversos así como diversas son sus culturas. Ahora bien, hay que comprender que la unidad no es la uniformidad. La unidad supone y necesita de lo diverso, porque es producto de relación. La unidad del hombre es la unidad de la diversidad.” El Pensamiento Complejo permite una percepción más cercana al objeto, al fenómeno, al proceso o a la idea en las que enfocamos nuestra intención de conocer. Al aplicarlo en el análisis de la relación entre el individuo y su entorno, encuentro que la separación sujetoque-conoce, por una parte, y objeto-que-es-conocido, por la otra, es artificial e inútil. Que esa manera de percibir es la causa de desarraigo de la naturaleza por parte del Ser, a la que poco a poco tendrá que volver, y en el proceso, fortalecer su potencialidad intuitiva. La percepción de Ciurana sobre la Complejidad me parece acertada. Esta obra se basa, precisamente, en la firme convicción de que un todo, al que deseamos conocer, se compone de partes inter-relacionadas entre sí. Ahora bien, mi obra no toma en cuenta el conjunto de todas estas relaciones; más bien, hace hincapié a las que considera de importancia colectiva en espacios-tiempo determinados, esto es al Principio de la Relación Complementaria, relación en la que se basan mis percepciones. Si entendemos la Complejidad en el sentido anotado, entonces nos daremos cuenta, entre otros, de la grave deformación que von Mises tiene de la Historia, pues la considera como una simple sucesión de hechos aislados que no tienen ninguna relevancia para establecer generalizaciones. Esa impresión emerge del Individualismo Metodológico, el que otorga al individuo toda la responsabilidad de una acción, con prescindencia completa del entorno social y el momento histórico en que esa acción es relevante. En el mismo tren de reflexión, diremos que la identificación del homo economicus como la unidad de análisis para que el modelo neoclásico de la Economía describa “científicamente” el proceso de escoger recursos escasos para fines alternativos, es el límite más extremo al que puede llegar la visión reduccionista de la realidad. Todos sabemos que el ser humano no sólo tiene una capacidad racional, sino que es el sumun interactivo de muchas cualidades, y dimensiones internas y externas, las que deben ser tomadas en cuenta cuando se trata de analizarlo como personaje principal de alguna ciencia social. La racionalidad, por sí sola, es la más irracional de las características humanas en la dimensión competitiva, pues, en su intento de “tener o ser más que el otro”, recurre a un comportamiento astuto, el que utiliza para hacer que el supuesto rival sea “menos” a cualquier precio. En eso estriba la competencia en el modelo neoclásico. Pero hay más: en el intento

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de separar al individuo de los demás, con el propósito de “liberarlo”, lo que hace es convertirlo en un ente que vive en función “del otro” para “superarlo” dentro de la horda a la que nos referimos en acápite anterior. Cada individuo es, en la visión neoclásica, un apéndice de algún otro. El homo economicus no sólo reduce al hombre a un simple holograma que obra exclusivamente por análisis de costo-beneficio, sino que lo hace un ente sin personalidad propia, dado que tiene que competir con “el otro” para ser mejor que él o evitar que “el otro” lo sea. Si dejáramos de concebir lo “complejo” como lo reducible a lo simple para considerarlo como una dimensión de saber más integrado, el conocimiento que tendríamos del mundo y, en especial, de las ciencias sociales, sería mucho más cercano a la realidad. La manía de separar arbitrariamente los escenarios hasta llegar al más simple de todos, está en razón inversa al grado de conocimiento que logremos de esa simplificación y es la causante de la falta de eficacia en el comportamiento cotidiano y en la conversión de las ideas en acciones. La receta cartesiana, que implica la simplificación extrema de los escenarios para el análisis adecuado, no sirve, ni como método ni como guía del pensar; es preciso desecharlo. En este punto se hace necesaria una aclaración: el concepto de Complejidad no tiene la intención de convertir en difícil lo que es fácil, al contrario, trata de acercarse más a los procesos que se desenvuelven en el escenario social, histórico, político, económico… para descubrir, en mi caso, las Relaciones Interactivas que los liga. Esta identificación de los escenarios más integrados no es lograda por la Razón per se. Esta obra se basa en la afirmación de que, para una correcta determinación de las partes en las que pueden dividirse los escenarios puestos como objeto de estudio y el análisis complejo de los mismos, es preciso la Razón-Intuición, es decir, el instrumento cognoscitivo por excelencia. Desde el momento en que los físicos teóricos concluyeron en que la luz participa, al mismo tiempo, de lo corpuscular y ondulatorio, el “fenómeno simple” fue expulsado del análisis serio. En su análisis, Ciurana cita a Bachelard, el que tiene un gran acierto: las ideas “simples”, de tipo cartesiano, no existen, pues el fenómeno es “un tejido de relaciones”. Inclusive, va más allá: el terreno de la microfísica está regado por el concepto de Complementariedad, concepto que fue utilizado por mí, en mi obra Desarrollo Local Complementario, para mostrar la Interacción basada en la Empatía. La Complementariedad es un concepto que también utilizaremos en esta obra, con la previa aclaración de que surge de los estudios antropológicos modernos de los pueblos originarios del planeta, en especial, de la Cosmovisión Andina, en nuestro país. La percepción de Bachelard se hace más lúcida cuando se pregunta: ¿Cómo pensar la relación Individuo-Sociedad o la relación Especie-Individuo si no afrontamos la Complementariedad en un mismo nivel de realidad, de elementos que situados epistemológicamente en el marco de la lógica aristotélica se excluyen? Son estas preguntas, las nuevas, las que dan vida a la estructuración de una visión nueva. En esta visión no debemos perder de vista que la Complejidad, unida a la Complementariedad, son transversales al estudio de cualquier ciencia y, en forma especial, a las ciencias sociales. Claro está que el nuevo paradigma usa un concepto más integral para aprehender la realidad en movimiento.

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En cuanto las ciencias sociales, la acción sería definida como el desorden que origina el proceso de desorden y el sentido sólo puede surgir cuando has relación entre individuos que son diferentes. Ciurana cita las preguntas vitales al respecto: ¿cómo analizar la sociedad sin detener el movimiento? ¿En un fluido constante? La respuesta llega de inmediato: ya no se trata de analizar; el Individualismo Metodológico es un dinosaurio que nunca estuvo vivo; fue hecho para el museo de las ideas muertas. El Pensamiento Organizacional Emilio Roger Ciurana en una de sus obras, “Analisis Sobre El Modelo Organizacional Su Método” Ensayos y Documentos, Buenas Tareas, propone un neologismo para explicar la realidad multidimensional: Organizacción que vendría a servir de base para una ontología de la relación, sobre todo, entre individuos que son diferentes. La palabra Organizacción implica que es una organización en movimiento, esto es, en interacción continua. El devenir. Esta propuesta, que parece muy nueva es, sin embargo, una de las características de la Cosmovisión Andina, la que afirma su interés en el conocimiento de la relación más que en el de la “cosa en sí”. ¡Cosas de la Historia! El pensamiento Andino ya estaba, hace más de mil años, por delante del neoclásico, del neoliberal. De esta manera, la Unidad es organizacional, porque es la única que crea la estabilidad en el proceso; de ahí que me pareció lo más Razonable tomar a la Población-Territorio como unidad de análisis de la Economía. Los movimientos del conjunto humano son los únicos relevantes para el análisis económico, dado que son los únicos que pueden ofrecer estabilidad en el movimiento. Ellos son los que crean las estrategias interactivas, a través de la interacción de los individuos y la interacción entre los grupos humanos y de éstos, con la sociedad en general. Con el objeto de visualizar estas interacciones en la Organización Social de un escenario de estudio, voy a determinar un criterio de selección de una Población-Territorio que servirá de base para escogerlo, entre las múltiples opciones que puedan estar disponibles. La Economía Vital selecciona cada Población-Territorio así concebida en el marco de un concepto estadístico: El Principio de ANOVA. El Criterio ANOVA y la Población-Territorio Es una unidad en la que sus elementos interactúan entre sí y el conjunto interactúa con las demás regiones. ANOVA significa en inglés: Análysis of Variance (Análisis de Varianza) se usa para comparar dos o más conjuntos de elementos y establecer si tienen la misma media aritmética con relación a un referente o si difieren entre sí. Escojamos, hipotéticamente, tres regiones diferentes en un mismo departamento, en cada una de las cuales se asienta una población determinada. Deseamos averiguar si las medias aritméticas de los ingresos de las personas de cada región difieren entre sí. Supongamos que los resultados que nos da ANOVA han determinado que las medias aritméticas del ingreso de esas tres regiones son diferentes entre sí. En ese caso, diremos que las regiones son heterogéneas una con relación a las otras. Si el ingreso anual es la única característica

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que nos interesa, entonces diremos que estaremos ante tres Poblaciones-Territorio diferentes; es decir, ante tres unidades de análisis diferentes. Lo que atrae mi atención, precisamente, es encontrar poblaciones-territorio que difieran entre sí significativamente, aunque las personas que viven en cada población-territorio difieran o no en las medias aritméticas de sus ingresos. En todo caso, las diferencias o similitudes dentro de las poblaciones-territorio serán tomadas como aleatorias y no tendrán importancia en la primera etapa del análisis. Lo que realmente nos interesa serán las diferencia inter poblaciones-territorio. Del mismo modo, podríamos escoger poblaciones-territorio utilizando, como referentes, las costumbres, las tradiciones o la cultura en general. Sea cual sea el referente que utilicemos para comparar las poblaciones-territorio, el criterio será el mismo: si difieren significativamente entre sí en relación al o a los referentes propuestos, cada una constituirá una Población-Territorio. Si no difieren significativamente, serán considerados como una misma población-territorio. Este es el criterio de Varianza que propongo para identificar una Población-Territorio. En el capítulo respectivo, analizaremos con más detalle el concepto de esta palabra compuesta. La importancia de escoger un conjunto de personas en una poblaciónterritorio estriba en que nos propone el escenario dinámico al que deseamos analizar por medio del Pensamiento Complejo, sin descuidar las potencialidades de la vigencia del principio del caos. La aplicación del Pensamiento Complejo al análisis permite un acercamiento más estrecho a la identificación de las interacciones reales que se entrecruzan entre las poblaciones-territorio; en una segunda etapa nos, el análisis será trasladado al interior de cada población-territorio para analizar las causas que determinan la diferencia con las otras unidades. Es con estos conceptos nuevos que la Economía Vital analiza los aspectos más importantes del devenir histórico, cultural, económico y social de los pueblos, especialmente, de los países subdesarrollados.

9 EL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN Evolución del Concepto Los neoclásicos, artífices de las formas vacías de contenido y segregadas de algunas neuritas dislocadas, tienen varias opciones definitorias para identificar el proceso de globalización y las causas principales de su vigencia planetaria. Algunos enfatizan el incremento del capital financiero, industrial y comercial en todos los rincones del mundo, lo que ocasionaría nuevas relaciones entre los países. Otros enfatizan los cambios tecnológicos que abren nuevos canales de producción, distribución y consumo mundial, por medio del uso intensivo del capital. Hay quienes afirman que es una etapa del capitalismo resultante de las nuevas relaciones internacionales surgidas después de la desaparición del conflicto entre

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Oriente y Occidente con la consiguiente desaparición de la amenaza nuclear. Los neoliberales más radicales dicen que la globalización surge después que el capitalismo lograra triunfar sobre la subversión en contra del sistema, subversión que no habría presentado ninguna alternativa significativa al proceso. Dicen que los actores subversivos no tienen la capacidad ni los medios para competir con los ganadores. Estos autores postulan que la globalización es una premisa para lograr el crecimiento económico y erradicar la pobreza. Algunos defensores jóvenes del proceso, con gran imaginación temporal, afirman que la globalización empezó en el día mismo en que Cristóbal Colón piso suelo americano, debido a que se convenció “de que vivíamos en una tierra en forma de globo (“La Globalización como concepto”, Milagros Salvador “Monografías” Internet) Posteriormente, dice la autora, “a través de los últimos cinco siglos, este proceso ha venido acelerándose gradualmente, en la misma medida en que la humanidad ha desarrollado medios más económicos de transportación y de comunicación. La Revolución Industrial, por tanto, sirvió como catalizador de este proceso”. La mayor parte de los autores afines al neoclasicismo se inclina identificar los orígenes de la globalización en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Esta aseveración se basa en el hecho de que los países desarrollados habrían alcanzado niveles muy altos de crecimiento, fenómeno que habría producido una gran expansión del comercio mundial. Pero el proceso necesitaba de una liberalización del comercio a través de la reducción de cuotas y aranceles y la supuesta movilidad libre de capitales. Se ha generalizado la idea de que las causas más importantes del surgimiento de la globalización han sido el avance de la tecnología, expresada, a su vez, en la gran expansión de los servicios de telecomunicaciones, la reducción de costos del transporte y sobre todo, el inmenso caudal de información que se logra a través del Internet. La globalización también sería un producto de la desaparición de la ex URSS y sus satélites, lo que habría permitido la privatización de los bienes del Estado en esos países, “liberando” de este modo, las iniciativas de la gente. A continuación, haremos un resumen sobre lo que consideramos la Globalización en sus diferentes perspectivas. El Fenómeno de la Globalización Los países de la Unión Europea han aumentado su riqueza entre el 50% y el 70% en los últimos 20 años y su economía, en conjunto, ha crecido a un ritmo mayor que el de su población; sin embargo, tiene 30 millones de desempleados, 60 millones de pobres y 8 millones de personas que carecen de techo. En EEUU el crecimiento económico sólo ha enriquecido al 10% más acomodado de la población, la que se ha llevado el 96% de la nueva riqueza producida. En Alemania, los beneficios de la empresa han aumentado desde 1979 en un 90% mientras que los salarios reales han crecido sólo en el 6%; pero, los ingresos fiscales procedentes de los salarios se han duplicado, en tanto que los ingresos fiscales procedentes de las actividades empresariales, se han reducido a la mitad, y ahora únicamente representan el 13% de los ingresos fiscales globales. En los demás países desarrollados se nota un comportamiento similar. La mayoría de las corporaciones transnacionales

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registran beneficios nunca logrados en algún momento de la historia y, al mismo tiempo, ya no pagan impuestos en sus respectivos países, lo que hace que las prestaciones sociales, las pensiones y los salarios se reduzcan notablemente. A la par que las transnacionales eluden al fisco en los estados anfitriones, las pequeñas y medianas empresas, que son las que generan la mayor parte del empleo, se ven sobrecargadas de presiones impositivas. Estos son datos presentados por Ulrick Beck en su obra “¿Qué es la Globalización?”. El crecimiento económico, per se ya no lucha contra, sino que prevé el aumento de la pobreza, lo que causa algunas asperezas entre la alianza del capital con cualquier Gobierno de turno, asperezas que, sin embargo, se arreglan rápidamente con beneficios mutuos entre los representantes de ambas esferas. De este modo, podemos darnos cuenta que una nueva clase de capitalismo ha aparecido en la historia económica del mundo: un capitalismo con impuestos mínimos al capital y con grandes índices de desempleo. Ese es el capitalismo globalizador. La Economía Vital: La Corporación Transnacional Existe desde hace mucho tiempo atrás, pero no ha sido el núcleo fundamental del fenómeno de la Globalización económica del planeta. Así, por ejemplo, la Coca Cola es una corporación transnacional simple, al viejo estilo, y, al igual que las demás transnacionales simples, se singulariza por las siguientes modalidades: Tiene una matriz central en un país determinado (en este caso, en los EEUU) y cuenta con filiales en varios países del mundo Cada una de estas filiales es una unidad productiva que produce el bien completo, produce para su respectivo mercado nacional y su nivel de producción no afecta a las otras filiales Cuando la filial de Londres tiene problemas de abastecimiento de insumos o de mano de obra, las demás filiales no sienten los efectos y continúan produciendo para sus respectivos mercados nacionales Propuesta: La Corporación Transoligopolista. Muy diferente es el caso de, lo que la Acción Complementaria denomina la Corporación Transoligopolista, la que surge en el proceso de globalización. En vez de contar con unidades productivas independientes en el resto del mundo, la Transoligopolista más bien desconcentra sus actividades en diferentes regiones geográficas. Por ejemplo, la Dirección Superior puede estar concentrada en el país matriz, pero las responsabilidades de mercadotecnia pueden estar en otro, del mismo modo que la planificación financiera puede tener otra sede... Por otra parte, la misma planta productiva está desconcentrada en diferentes países, cada una de las cuales produce parte del producto final que sirve de insumo a las otras, en un orden que responde a la lógica del proceso de producción, en cada caso. De esta manera, una fábrica de automóviles, por ejemplo, puede producir el acero en un país, el motor en un segundo, la corona en un tercero, las llantas en un cuarto… y ensamblar el automóvil en

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un enésimo país. Como podemos observar, ninguna de las unidades productivas es independiente de las demás; al contrario, existe una interrelación muy bien definida entre una y las otras, de manera tal que si la división que produce acero y que se encuentra ubicada en un país determinado, no cumple con su cuota, la división que produce los motores no cumplirá con la suya... y el efecto se multiplicará, ocasionando terribles cuellos de botella, en un proceso de retroalimentación que producirá desarreglos en la producción y en los mercados internacionales. Tal como se puede ya deducir, la Transoligopolista no produce para el mercado nacional, sino que lo hace para el mercado mundial, del cual, el mercado nacional, el del país anfitrión, es sólo un segmento. Esta característica es la que causa desajustes internacionales que no sólo adicionan sus efectos, sino que se interrelacionan en dimensiones multiplicativas, causando grandes desequilibrios nacionales que se transmiten en cadena a otras naciones, tanto en el circuito productivo, como en el financiero y en el comercial. Para tener una percepción más completa del fenómeno, añadamos el hecho de que las inversiones de las Ttransoligopolistas en cada país son relativamente significativas para el país en cuestión, especialmente cuando se desconcentra en naciones del tercer mundo. Con el objeto de visualizar mejor el estatus de estas corporaciones, debo definir un nuevo concepto La Acción Interaactiva y el Oligopolio Natural Es una corporación empresarial que conforma, con otras similares, un mercado internacional al que he denominado Mercado Transoligopolista y cuyas inversiones son tan grandes, su tecnología es tan poderosa y su curva de experiencia es tan dinámica, que impide la entrada de nuevas empresas a nivel mundial. Obsérvese que mi definición no se refiere al llamado Monopolio Natural, sino que apunta al Oligopolio Natural. Concepto La Corporación Transoligopolista es el germen donde nace el proceso de globalización económica, que luego se manifestará en otros campos tales como el social, el político, el cultural... Causas de la aparición de la Transoligopolista La aparición de la Transoligopolista se debe a los siguientes procesos. El capitalismo maduro ha ingresado en la fase en que la tasa de ganancia tiende a reducirse, es decir, se encuentra ya en la dimensión económica en que empieza la vigencia de la tendencia a la reducción de la tasa de ganancia, tendencia pronosticada por los cásicos de la economía y por Marx. Esto ha hecho que los excedentes de capital acumulado tengan que buscar otros países para lograr ventajas comparativas y reducir sus costos, algo que se logra principalmente en los países subdesarrollados, en los cuales tanto los recursos humanos como los naturales son abundantes y baratos. A pesar de la vigencia de la tendencia a la reducción de la tasa de ganancia, los excedentes de capital no pueden ser absorbidos en su totalidad, ni por las inversiones en los países desarrollados ni por los subdesarrollados; en estos últimos aún no se tiene lo que los inversionistas llaman “seguridad jurídica”. Los excedentes no invertidos

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en la producción de bienes y servicios se utilizan para especular con las economías de otros países, dando lugar al capital especulativo y, con su crecimiento, a las grandes crisis mundiales. Si la tendencia continúa de esta manera, es muy posible que en el futuro ya no existan razones para hablar de algún imperialismo geográfico, al estilo de la vieja izquierda internacional, pues inclusive las naciones más poderosas serán víctimas de una nueva clase de dominación mundial, a la que podríamos llamar Imperialismo de Empresa. Esto querrá decir que los trabajadores de los países subdesarrollados del mundo ya no tendrán fundamentos para estrellarse, v.g, contra el “Imperialismo Norteamericano”, como lo hacen ahora. Dentro de poco deberán dirigir sus expresiones reivindicativas al “Imperialismo de la Sony, de la General Motors, de la Toyota, de la IBM...” Un imperialismo para el que no existe aún ningún mecanismo de control, ni nacional, ni mucho menos, internacional Causas concurrentes al proceso de globalización Tal como ha sido expresado, el germen del proceso de globalización está en lo que he dado en llamar la Corporación Transoligopolista, la que hace posible que el intercambio comercial internacional se multiplique a tasas extraordinariamente altas; la red de mercados financieros se hace más sólida y se fortifican significativamente los sistemas de información y de comunicación, realimentando el poder creciente de las Transoligopolistas. Tres conceptos del proceso de globalización Hay tres vocablos que debemos identificar, en forma muy concreta, cuando nos referimos al problema que ahora nos ocupa. Globalización Este concepto se refiere al proceso objetivo de unificación mundial emergente de la aparición progresiva de la Corporación Transoligopolista. Este es realmente un proceso irreversible y no depende de la voluntad de nadie. La globalización no es una alternativa. Es un hecho objetivo. Globalidad Es el resultado, cada vez más consolidado, del proceso de globalización, representado por un mundo unificado bajo el concepto de una sociedad planetaria, consciente de su propia mundialidad Globalismo A diferencia de los dos anteriores, este concepto entraña una intención expresa de tipo ideológico, que pretende convertir el proceso de globalización en una especie de evolución lógica del modelo neoliberal. Así, el concepto de Globalismo, al menos tal como lo conocemos hoy, incluye una apuesta explícita por la perpetuación del neoliberalismo y su doctrina, por lo que merecerá un análisis crítico en sus diferentes facetas Pasemos ahora a realizar una revisión sintética de las principales manifestaciones concretas

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del Proceso de Globalización La Globalización en la Economía El problema de la localización y las ventajas competitivas Como ya vimos, la Corporación Transoligopolista desconcentra sus operaciones para localizarlas en diferentes países, especialmente, en los subdesarrollados. La intención es buscar ventajas comparativas y ventajas estratégicas, con el objeto de lograr ventajas competitivas a nivel mundial. En países como el nuestro, es posible que encuentren algunas ventajas comparativas, es decir, aquéllas que reducen costos, tales como mano de obra y recursos naturales baratos. Por otra parte, lograrán seguramente, políticas tributarias blandas, las que serán tanto más favorables, en cuanto la capacidad de negociación de nuestros gobiernos sea más reducida. Pero, para que puedan competir en el mercado mundial, es preciso que añadan a las ventajas comparativas, las ventajas estratégicas, tales como calidad garantizada, desarrollos e innovación en procesos y en productos, diseños adecuados…. Todo esto significa que las Transoligopolistas deberán utilizar tecnologías de avanzada y grandes desarrollos en la organización y administración empresarial, lo que exigirá grandes inversiones en las actividades de investigación y desarrollo. En este punto, al darnos cuenta de la existencia de personas que frecuentemente sufren ataques fulminantes de nacionalismo a ultranza, es imperativo preguntamos: ¿creerán estos buenos señores que el empresario nacional podrá contar con la tecnología necesaria para lograr las ventajas estratégicas que les permitan competir en el mercado internacional sin ayuda de la Transoligopolista? ¿Podrá competir con las Transoligopolistas? Particularmente yo no creo que puedan hacerlo, ni aun teniendo un gobierno de corte ultranacionalista. Otro requerimiento de las Transoligopolistas para localizar eficientemente sus divisiones desconcentradas, es el que se refiere a la atmósfera y a las expectativas sobre la situación política del país anfitrión. Los países subdesarrollados implican un riesgo adicional con relación a los desarrollados: la inestabilidad política. La estabilidad del tipo de cambio es otro factor esencial en el proceso de establecer plantas productivas en las diferentes naciones. Por lo general, una política monetaria que tienda a sobrevaluar sistemáticamente la moneda con relación al dólar, se convertirá en un obstáculo muy serio. Las Transoligopolistas necesitan exportar y para ello, requieren estabilidad monetaria y un tipo de cambio más bien infravaluado, que facilite el flujo de las exportaciones. Sin embargo, debido a que también deben importar insumos, equipo y maquinaria, una moneda infravaluada no representa ninguna garantía, por sí sola. Un tipo de cambio real equilibrado, sí es un factor impulsor para la localización del proceso manufacturero. La política económica que el gobierno ejecute en periodos determinados, es otro factor de gran importancia en este aspecto. Un presupuesto con déficit cada vez mayores, será un signo de alarma para la alta dirección de las Transoligopolistas. Un proceso de inflación de

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más de un dígito será muy inquietante para sus expectativas. Esto se debe a que la inflación es una gran causa de incertidumbre, algo que no rima con la necesidad de identificar adecuadamente los costes de producción. De este modo, vemos que la simple disponibilidad de mano de obra y de recursos naturales abundantes no son los únicos determinantes en el proceso de localizar las plantas de producción de las corporaciones Transoligopolistas. Al contrario, es posible que esas ventajas, comparativas en este caso, sean suplidas con ventajas estratégicas para lograr las ventajas competitivas requeridas, sobre la base de las economías de escala que ambas otorgan. Las Transoligopolistas y el Empleo Como se vio, las Transoligopolistas relocalizan sus plantas productivas con la intención de ganar ventajas comparativas y, sobre ellas, las competitivas, por lo que generalmente exportan empleo. De este modo, los países anfitriones se benefician, en principio, con las inversiones de esas corporaciones. Pero no toda inversión de capital significa creación de empleos. Tal como vimos, el proceso de globalización implica la aparición de un capitalismo con menos impuestos a las empresas y con mayores índices de desempleo para el país anfitrión, esto se debe a que las corporaciones Transoligopolistas producen para el mercado mundial, allí donde la competencia es muy fuerte y exige la adopción de tecnologías de avanzada, pero una tecnología de avanzada es una tecnología que ahorra mano de obra. La Globalización y el Espíritu Nacional Defino el “Espíritu Nacional” como la empatía mutua que existe entre los miembros de un grupo humano por la común pertenencia de origen a una nación. Con esta definición dejamos de lado la idea de que el Espíritu Nacional sería una especie de conglomerado de ectoplasmas. Fue Hegel, sin duda, el primer filósofo que llamó sistemáticamente la atención sobre la existencia del Espíritu Nacional, como una objetivación de la conciencia colectiva de una nación. Por su parte, el marxismo afirmó que, en la mayoría de las veces, eran las escalas de valores particulares de las “clases dominantes” las que se proyectaban, como si hubiesen sido comunes a todos los grupos existentes en un país, independientemente de los antagonismos de clase y de intereses que las separaban. Sostuvo también, que sólo con la dictadura del proletariado, tal como la existente en la entonces Unión Soviética, podría lograrse una verdadera “Conciencia Nacional”. En mi opinión, el Espíritu Nacional es inherente a la existencia de una nación consolidada. Las pruebas no se esconden en ningún proceso esotérico de las relaciones humanas, sino que emergen en forma natural de la convivencia de todos los días, tal como aparecen los vínculos de afecto entre los miembros de una familia, aunque en este caso, claro está, hay una gran diferencia de grado. Para aceptar esta verdad evidente, recurrimos más a la intuición y a la historia de todas las naciones del planeta, que al análisis racional. Sostengo que el Espíritu Nacional ha sido la fuerza fundamental que ha permitido a las naciones consolidadas llegar al grado de desarrollo y de preeminencia que ahora disfrutan

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y que ha sido la ausencia de un Espíritu Nacional, en cada caso, la que más ha erosionado las capacidades volitivas de los países que han quedado a la zaga, en la carrera de postas por la sobrevivencia colectiva. El devenir histórico de cada país subdesarrollado no ha sido capaz de imbuir en los pueblos originarios el sentido de nacionalidad que tanta falta les hace, mientras que las actitudes discriminatorias de la sociedad hacia los pueblos originarios y los privilegios privativos de los estratos altos, no han hecho sino exacerbar los resentimientos. Esos países se están convirtiendo en calderos de alta potencia en los que fermentan, como en una digestión pesada, las voces disonantes de los tiempos. Que nadie dude ni un segundo de la enorme hecatombe que se nos aproxima si es que las cosas continúan como están. Para poner un ejemplo reciente de lo importante que es tomar en cuenta las contradicciones entre las etnias, recordemos que la teoría marxista afirmaba que la dictadura del proletariado solucionaría todas las contradicciones culturales de la ex URSS y de los países de su órbita. Peroraba la supuesta diferencia entre el comportamiento de la gente antes y después de la revolución socialista: cuan sectaria y antagónica había sido antes y con cuánta fraternidad, la misma gente, retozaba en los prados paradisíacos creados por el nuevo sistema. Al estrépito de la caída del Muro, los teóricos y prácticos marxistas se enteraron de que la unidad aparente de sus etnias había sido artificialmente lograda sólo por el sistema de terror que se había impuesto en ese país a partir de 1917, sistema de terror que no hacía sino continuar el que imperaba durante el zarismo. Por más de 70 años, los antagonismos étnicos habían estado madurando en un caldero parecido al que ahora inconscientemente arcillamos en Bolivia. Una vez que el terror fuera depuesto, los odios afloraron causando el desmembramiento de la nación y la lucha armada interna de feroces alcances. Lo mismo en Yugoslavia, Checoslovaquia, Rumania y anexos. La experiencia de la ex URSS en ese aspecto, nos enseña que nada es tan pernicioso para la vida de un país, que la ausencia de vínculos verdaderos de mutuo respeto y reconocimiento entre sus etnias y sus respectivas identidades. Esta ausencia es la causa principal de que no tengamos un “Espíritu Nacional”, de que no tengamos objetivos comunes entre los grupos que conforman la nacionalidad. Ante la ausencia de objetivos comunes, no es posible pensar en la aparición de un “Espíritu Nacional”, por lo que no es posible, todavía, prever que esos Estados Nacionales consoliden sus respectivas naciones. Así, desmembrados espiritualmente, se aprestan a enfrentar el proceso de globalización, proceso en el que todas las naciones no consolidadas desaparecerán ante el empuje de las fuerzas que el proceso habrá de general. La mayor parte de los países menos desarrollados empiezan a emigrar hacia los que tienen tasas más altas de crecimiento y ofrecen su fuerza de trabajo a precios que son extremadamente competitivos con el salario medio del país que los acoge. De esta manera, los países anfitriones sufren presiones hacia la baja del empleo desde dos fuentes complementarias: por la aplicación de tecnologías de punta en sus sistemas de producción y por el ingreso de mano de obra barata, que arrebata el empleo a los trabajadores originarios de las naciones hospitalarias. Esa realidad es ignorada por los neoclásicos, quienes proclaman en su modelo, entre otras barbaridades que proclaman” el supuesto de que hay perfecta movilidad de factores entre todos los países del mundo.

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No es Razonable pretender cambiar la realidad de ese modo. La Globalización y los Estados Nacionales El concepto de soberanía ha venido debilitándose progresivamente, haciéndose cada vez más flexible. Los intereses de un país ya no son considerados aislados de los intereses de otros países; cada vez más, lo que una nación hace afecta a las otras. Por ejemplo, si Brasil quisiera poner una planta nuclear cerca de alguna de sus fronteras, bajo el supuesto de que puede hacer lo que desee si lo hace en su propio territorio, los países colindantes harían escuchar su oposición, la elevarían a los organismos internacionales y lograrían que Brasil reconsiderara su medida, a riesgo de quedar marginado del resto del mundo. Lo mismo sucedió hace algún tiempo con la actitud de los Presidentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia ante la intención del entonces Presidente de Colombia de permitir una base militar de los EEUU en territorio colombiano. Los tres declararon que una base militar de los EEUU en cualquier lugar de Latinoamérica era un problema de todos los países de Latinoamérica. Por otra parte, el concepto de Nación-Estado es relativamente moderno en la historia de la humanidad; se consolida apenas en el siglo XVI. En la Grecia antigua, por ejemplo, la unidad territorial, poblacional, religiosa y cultural era la Ciudad-Estado. Atenas no podía imaginar que sería posible conformar una unidad con Esparta y nadie pensaba que había otro modo de repartir el mundo occidental, si no era usando la ciudad así constituida, como unidad obligada. Ahora nos es difícil concebir una célula territorial, poblacional, cultural y jurídica diferente del Estado-Nación, a pesar que poco a poco el devenir histórico se encarga de mostrarnos la falsedad de esta visión ya demasiado estrecha. Los diferentes intentos de concebir procesos de integración subregional, tal como la Unión Europea, nos muestra el camino que habrán de seguir las otras naciones del planeta, bajo la forma de una nueva unidad: el Estado-Región, cuyas formas, aún muy incipientes, aparecen grupos de naciones identificadas bajo el título genérico de Comunidad Andina de Naciones, MERCOSUR, NAFTA… Pero la novedad no acaba ahí. La evolución actual de la humanidad en su conjunto, nos muestra que vivimos en el marco de la coexistencia de sociedades nacionales y de Transoligopolistas, con los consiguientes roces, imbricaciones y junturas que ya convocan la atención de los analistas. Dentro de algunos años más de maduración, nos enteraremos que la sociedad transnacional será la dominante en todos los campos. Ante este proceso que parece irreversible, es pertinente preguntarse: ¿cuál será la forma en que los estados nacionales habrán de aparecer ante los ojos y ante los intereses de las Corporaciones Transoligopolistas? Pues la más lógica. Cada país será considerado como una empresa, cuya jerarquía y diferenciación será juzgada de acuerdo con su eficiencia, productividad y comportamiento en el mercado mundial. Al respecto, será bueno recordar que ya hemos conocido algunos experimentos incipientes en Bolivia. Esta jerarquización dará lugar a un ensanchamiento tan grande de las desigualdades entre países, que las dimensiones actuales nos parecerán francamente irrisorias. Por si fuera poco, recordemos que las desigualdades entre países implican una desigualdad aún mayor

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entre los estratos sociales dentro de cada país. La eficiencia productiva distanciará aún más a los habitantes de una nación con un sesgo muy marcado, por supuesto, hacia los estratos de bajos ingresos y, sobre todo, hacia los pueblos originarios. La visión neoliberal del proceso de globalización prevé un Estado muy achicado, con funciones dedicadas al cuidado del orden interno, a la administración de la justicia y de los servicios públicos, a la defensa nacional y a una que otra tarea adicional. Podemos prever el proceso de achicamiento del Estado desde dos puntos de vista diferentes, uno del otro. En primer término, creo que todos estamos de acuerdo en que el Estado es un pésimo administrador de empresas productivas y que es preciso que deje de reeditar experiencias pasadas. La inutilidad del Estado como empresario no proviene, claro está, de la atribuida ineficiencia de las personas que se encuentran en función de Gobierno, sino de su propia estructura, tal como ya lo vimos en otra sección. Pero hay otras tareas que el Estado debe cumplir en su rol histórico. Estas se refieren principalmente a la formulación de una función de bienestar social y a la ejecución de las acciones tendentes a lograr los objetivos explícitos en dicha función. Estas labores solo pueden ser concebidas por un Estado que tenga la capacidad de intervenir activa y directamente en el funcionamiento de la economía de mercado, más aún, si el mercado está estructurado sobre la base de monopolios naturales, por lo menos para los bienes transables, tal como yo lo percibo desde ahora. Las políticas monetaria y fiscal serán dos de los instrumentos más importantes para enderezar la economía, cuando ésta tome un sesgo peligroso hacia la concentración excesiva del ingreso y el consiguiente incremento de la desigualdad social. La variación del Tipo de Cambio, los aranceles y las políticas directas de distribución del ingreso, serán también de gran importancia. El desarrollo humano y el desarrollo económico, concebidos en una función de bienestar social de justicia y equidad y dentro de los límites de las restricciones que imponen el medio ambiente y las estructuras culturales, son los fundamentos reales que sostendrán la gran construcción de los Estados Nacionales en los actuales países subdesarrollados. Los más entusiastas se sobrecogen de optimismo cada vez que escuchan propuestas sobre la necesidad de consolidar un Estado de bienestar. Impresionados por los éxitos logrados en, digamos Suecia o la Alemania de posguerra, pretenden copiar ese modelo para aplicarlo sin más ni más a las condiciones que tienen vigencia en los países subdesarrollado. Para que las medidas dictadas por el Estado sean aplicadas exitosamente a la realidad, el Estado debe tener una gran capacidad de negociación con las Transoligopolistas. Ningún gobierno podrá poner límites a las exigencias de las Transoligopolistas si no es lo suficientemente fuerte. Para ello requiere dos condiciones esenciales: una interna y otra externa. La primera se refiere a la necesidad de que un gobierno así concebido sea un resultado verdadero de la voluntad consensuada de las etnias y culturas nacionales, incluyendo, claro está, a los estratos medios que tienen una visión más occidentalizada de los procesos. La segunda, apunta a la urgencia de encontrar el apoyo de los otros países, con los que ha conformado un proceso de integración. Desde este punto de vista, podemos ya tener una visión acertada del verdadero propósito de los movimientos integradores regionales: lograr juntos un poder real para negociar en mejores condiciones con las Transoligopolistas, un poder que ningún gobierno por sí solo podrá lograr jamás. Los puntos tradicionales de referencia que privilegiaban un proceso integrador, tal como

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creación o desviación del comercio deben quedar en segundo plano, ante el reclamo imperativo de conformar cuerpos unificados que permitan salvar sus países de la terrible expoliación de las Transoligopolistas. Sobre este particular, debo afirmar que la siguiente frase representaría muy apropiadamente la esencia de un Estado digno y fuerte para negociar con las Transoligopolistas: Acogemos el capital, pero defendemos nuestros recursos El reordenamiento del mapa mundial y los movimientos de integración exigen la participación de países verdaderamente consolidados como tales, para conformar algo que por el momento podríamos llamar un Gran Nacionalismo hecho de Nacionalidades, es decir, una especie de Gran Nacionalismo Internacional, por más paradójico que esto parezca a primera vista. Las dificultades que han tenido los países europeos para fortificar la Unión Europea y los problemas que aún enfrentan para consolidar el Euro en el Sistema Monetario Europeo, es una muestra de lo que afirmamos. Cada país quiere pertenecer a la Unión, pero, al mismo tiempo desea mantener su identidad como nación y que se la reconozca y se la respete. Por otra parte, nadie quiere recibir en su seno integrador a naciones que se hallen divididas por grandes contradicciones internas que van más allá de las simples discrepancias políticas. Es que Globalización y la regionalización; la vinculación y la fragmentación; la centralización y la descentralización, son caras duales de una moneda multidimensional. La estrategia del Estado para defender a la Nación de la expoliación de las Transoligopolistas, debe entretejerse con las estrategias departamentales y municipales para mitigar ese poder. En este contexto, los municipios podrían formar monopsonios que permitan a los consumidores lograr un poder mayor de negociación con los oligopolios naturales. Los trabajadores podrían unirse en monopolios de oferta de trabajo, para establecer cláusulas favorables al trabajo en los contratos colectivos. La sociedad civil unirse en centros de consumidores que velen por la calidad y el precio de los bienes que circulan en el mercado. Los empresarios medianos y pequeños, los que no hubieran sido absorbidos como filiales de las Transoligopolistas, podrían hacer causa común con la sociedad civil. No olvidemos que los empresarios medianos y pequeños tendrían la responsabilidad de producir bienes no transables, dado que estarán orientadas al mercado nacional, algo en que no convocará el interés de las Transoligopolistas. Pero hay un camino más fácil y efectivo: la institucionalización a nivel nacional del modelo de Desarrollo Local, el que tiene como base los convenios de mutuo interés entre el Estado, la Empresa y la Sociedad Civil. Estas alianzas conformarán las trincheras más efectivas para que Bolivia no sea anulada como nación por la tarea de zapa del proceso de globalización. La Globalización y el Gobierno Mundial El proceso de globalización ya ha iniciado la conformación de una sociedad mundial, aunque sin la presencia de un Estado Mundial que regule el comportamiento de esa sociedad.

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Las opiniones al respecto varían desde la constitución de un Gobierno conformado por representantes de todos los países involucrados, hasta la estructuración de un ente colegiado con funciones ejecutivas, sobre la base de los representantes de las naciones más grandes del planeta. Los representantes de los grandes países ante las NNUU han adelantado ya sus quejas sobre la asimetría de esa organización, da-do que cada una de ellas tiene un voto sin importar las dimensiones de la riqueza y del poder que representa. Así, una flamante nación africana tiene, dicen, el mismo voto que otra, cuya extensión, su población y sus índices de comercio internacional son infinitamente más grandes. Esta es una situación que debe analizarse con mucho detenimiento. En principio, un gobierno mundial debe incluir la presencia de representantes de todos los países para tomar decisiones ejecutivas por simple mayoría de votos, en razón de que una Sociedad Mundial con alguna clase de Gobierno Mundial, será siempre mejor que esa sociedad mundial sin gobierno mundial. La conformación de un Gobierno Mundial, con capacidad de ejecutar acciones y no simplemente de deliberar, servirá por lo menos de palestra activa, donde la voz de los débiles también habrá de ser escuchada. La formación de un Gobierno Mundial sería una reedición de la visión cosmopolita que fue muy activa en el siglo XIX. En efecto, los pensadores sociales de esas épocas tenían una utopía común: la de conformar una especie de súper nación sobre la base de la unión de los intereses de cada país y en el marco de la buena voluntad de sus representantes. A esa inquietud es que se llamó Cosmopolitismo. Como una antítesis al Cosmopolitismo, surgió la idea de la internacionalización del proletariado, bajo el principio de que los intereses de los trabajadores eran los mismos en todos los países y, por ello, contrarios a los intereses burgueses, por lo que ponía de relieve el supuesto hecho de que los objetivos de los trabajadores se cristalizaban en uno solo: instaurar la dictadura proletaria en todas las naciones del mundo. Tal como ordenaba la consigna lanzada por Carlos Marx: Proletarios del mundo, Uníos. En mi opinión, los procesos actuales de integración mundial, deberían tomar los rasgos más relevantes de ambas. Del cosmopolitismo, la necesidad de unirse como naciones, cada una con su propia identidad, bajo el imperativo de alcanzar objetivos comunes. De la versión internacionalista, la exigencia de concurrir a la ejecución de acciones concretas de defensa común, para proteger a cada uno de sus miembros de los abusos emergentes del capital concentrado en la Transoligopolista. Sé que esto es muy difícil, si tomamos en cuenta las percepciones que los estratos sociales y étnicos tienen sobre estos temas, sobre los que me referiré con mayor detalle, cuando exponga el contenido incluido en el acápite La Globalización Paralela, una Propuesta Alternativa, asunto de otra obra. Para autenticar mi propuesta, acudo a la actitud que Napoleón tenía sobre la necesidad de continuar con el proceso de descentralización administrativa en su época; esa actitud se traducía en la sentencia de que se puede gobernar desde lejos, pero que era necesario administrar desde cerca. Nosotros debemos decir: tengamos el ojo puesto en el proceso de globalización, pero concibamos y ejecutemos nuestros objetivos, planes y acciones como locales.

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La Globalización y la Tecnología Mirando en retrospectiva la historia contemporánea de la gran mayoría de los países subdesarrollados, nos damos cuenta que la radiecito a transistores, la que cabe en el bolsillo de la camisa, fue el instrumento más importante de integración social internacional aún antes del Internet. Fue por la radio a transistores que muchos habitantes de regiones alejadas e inhóspitas del mundo, se enteraron de la existencia no sólo de otros países en el mundo, sino también de otras regiones en el propio país, con una gran diversidad de percepciones acerca de asuntos vitales. Al mismo tiempo, la radio a transistores fue uno de los dolores de cabeza más grande que tuvieron los dictadores de la época, en los diferentes continentes. Así, por ejemplo, la población soviética se enteró de que el mundo no había sido como lo habían pintado los zares de la dictadura; también supo que había cosas extrañas tales como la Declaración de los Derechos del Hombre o la Declaración de los Derechos Humanos, ambas consideradas anatemas por la visión de la supuesta dictadura del proletariado. Los acólitos más feroces de Mao Tse Tung, encabezados por su esposa, no encontraron otro medio más contundente para luchar contra la “influencia foránea” que, allanando domicilios, quemando libros (y radiecitos a transistores, por supuesto) apaleando ciudadanos, sometiéndolos a confesiones públicas forzadas, torturándolos y asesinándolos con la criminal impunidad que rubrica la firma de todas las bestias en función de gobierno. Pero la radiecito a transistores siguió con su función de zapa y nada fue suficiente para detenerla. En general, el avance tecnológico se expresó sobre todo en el gran adelanto de los medios masivos de comunicación. Gracias a ellos, el mundo empezó su marcha hacia sí mismo, a través de los deseos de hombres y mujeres por conocer los modos de vida de otros hombres y de otras mujeres en el resto del mundo. Ahora nos encontramos con un nuevo elemento, la telenovela. Yo guardo para la telenovela la peor de las opiniones. Creo que, desde el punto de vista literario, es la expresión más vulgar y degradada del teatro, por su utilitarismo extremo, basado en lo que denomino, el supersentimentaloidismo. Sólo la avanzada demagogia manifiesta en los discursos de nuestros políticos y sindicalistas, puede ser comparable a la intención original de las telenovelas que pasan en los canales televisivos del planeta. Sin embargo, es, también en mi opinión, al igual que en su época fue la radiecito a transistores, uno de los instrumentos de integración social más potentes que existen. La telenovela expresa los sentires de las clases insurgentes de los países latinoamericanos y al hacerlo, concreta un fenómeno raro y en extremo atrayente, por lo menos en nuestro país, pues en los comienzos de su aparición hace que, por primera vez en la historia nacional, patrona y empleada se junten, codo a codo, para estremecerse juntas, siguiendo con toda atención capítulo tras capítulo, la trama en que se desenvuelve el argumento dramático correspondiente. En este proceso, patrona y empleada descubren que sus preferencias son las mismas, el castigo para el malo y el premio para los esfuerzos de la heroína. Por primera vez descubren que comparten los mismos sentimientos, que se alegran por las mismas cosas y que sienten pena por los mismos avatares. Por lo menos, en el corto periodo que dura un capítulo, patrona y empleada han compartido emociones intensas, que de otro modo nunca hubieran tenido la oportunidad de hacerlo. Por lo menos, en el lapso de un nuevo capítulo, empleada y patrona se han descubierto mutuamente en sus más recónditas inquietudes y en sus más íntimas fibras sentimentales. No nos

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sorprenda entonces, que la telenovela latinoamericana se vea en las pantallas de televisión de muchos países no sólo del tercer mundo, sino de los que encabezan la gran carrera de postas del capital, Me imagino que para los escritores, directores, productores y actores de una telenovela colombiana, mexicana, venezolana o brasileña, debe ser motivo de íntima satisfacción escuchar a sus personajes hablando con acento gallego en España, con acento oxfordiano en Inglaterra o con tanta diversidad de acentos en que se expresa la facultad sentimental del ser. Por ello es que la telenovela, por extraño que parezca, es también uno de los medios más eficaces que impulsan el proceso de globalización planetaria. La Globalización y la Juventud Nadie sabe a ciencia cierta la razón por la que el Rock and Roll, los blue jeans, la hamburguesa, el hot dog y la Coca Cola, producen esa euforia en los jóvenes de todos los países del mundo; lo que sí se sabe, es que los jóvenes reaccionan con inusitado entusiasmo a estas expresiones culturales que vienen de un solo país, EE.UU. Un observador que se encontraba de paso por Berlín, en la época en que el Muro aún lo dividía, relato una escena que yo la capto del siguiente modo. A este lado del Muro, se realiza un festival de Rock and Roll, con los mejores representantes del género de la época. Hay iluminación de muchos colores, fuegos artificiales, bailes agitados de parejas vestidas de blue jeans y llenas de alegría de vivir; puestos en los que se venden hamburguesas y hot dogs, desparramados estratégicamente en el ámbito de ese paraíso juvenil, y todo ello al ritmo del chisporroteo de una Coca Cola recién abierta y de la música frenética, como insuflo de vida en la vida, que se desenvolvía dentro de sí misma, para tornar a objetivarse en sonidos de colores, al compás que la hacían sagrada en su fuego vital. Al otro lado del Muro, jóvenes grises, apegados a la pared, tratando de captar desesperadamente los sonidos que traspasaban la frontera arbitraria y pretendiendo adivinar los pasos de baile, imaginar el sabor de una Coca Cola, acompañando el gusto imperial de una hamburguesa o de un hot dog, imaginándose a sí mismos enfundados en el mágico blue jean, cuya tela, de una aspereza celestial, seguramente acariciaba la piel como un pedazo de brisa en la duna del desierto. Las personalidades de los artistas y cantantes famosos tienen una gran influencia en la juventud de todos los países y con ellos, está también las costumbres consumistas de los principales globalizadores del planeta, quienes atiborran los mercados dedicados expresamente a la juventud, con productos tales como, walkman, grabadoras, CD’s, caseteras, aparatos de DVD, modas deslumbrantes, peinados estrambóticos .... y una infinidad de productos destinados a elevar la fiebre imaginativa de la juventud, con las consiguientes influencias en sus visiones acerca de su entorno y del entorno que le presentan en la pantalla televisiva a través de las campañas publicitarias, constituidas en deformadoras de la mentalidad de todo ser que, siendo bípedo con facultad del habla, comete la locura de mirar los programas que se le ofrecen en los canales de la pantalla chica. Esos son otros tantos actos de globalización planetaria. La Globalización y el papel de la Mujer Por lo general, los movimientos feministas de los países subdesarrollados, impulsados por

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lo que hacen en las naciones desarrolladas, han adoptado una estrategia deleznable al afirmar que el varón es el supuesto enemigo “contra el que se debe luchar”, el mismo que ha sido identificado como “el machista”, cuyas características inherentes a su modo de ser, de acuerdo a esta percepción, son poco menos que irreproducibles en una conferencia formal como la presente. De este modo, si en el mundo hay tres mil doscientos cincuenta millones de hombres, cada mujer tendrá tres mil doscientos cincuenta millones de enemigos “contra los que debe luchar”. Esta es una deformación muy mezquina de la realidad y, lo que es peor, impide que el proceso de liberación femenina se desarrolle a los ritmos urgentes que le corresponde. Algo que las feministas tradicionales no toman en cuenta, es el hecho de que ambos, mujer y hombre, no son únicamente entes biológicos, regidos por las leyes correspondientes, sino también seres históricos, esto es, productos de una época y de una sociedad determinada en la historia. Es por eso que las causas del marginamiento de la mujer no deben ser buscadas en la testosterona masculina, sino en el devenir de la sociedad, desde los tiempos en que el matriarcado tuvo que ceder el paso a su contrario, el patriarcado, en la evolución de la especie, proceso que se agudiza con las fuerzas globalizantes a pleno galope. Pero encontramos varias contradicciones entre la idiosincrasia de la mujer de los países subdesarrollados y el modelo que escoge para emularlo, la mujer norteamericana, de por sí neurasténica, conflictiva y conflictual, no por mujer, sino por vivir en un medio que convierte a todos los seres en víctimas constantes de la neurastenia. De este modo, especialmente la mujer de clase media de los países subdesarrollados, en su afán de ser cada vez más independiente del hombre, adoptando modelos estadounidenses, no hace sino estrechar cada vez más esa dependencia, conformando así una contradicción difícil de resolver. De esto puedo dar varios testimonios personales. A lo largo de mi carrera he trabajado con profesionales de ambos sexos; algunos mejores que otros, como es natural. Sin embargo, he notado también que las mujeres profesionales, en su afán de competir con sus colegas varones para lograr una promoción, asumen una personalidad mucho más dura que sus homólogos masculinos. El fenómeno se ha hecho tan perceptible, que ha permitido establecer con un alto grado de objetividad, que la mujer con rango ejecutivo ha llegado a la dudosa conclusión de que asumir un comportamiento áspero, ríspido y en extremo descortés con los otros funcionarios y con el público en general, les otorgaría mejores posibilidades en la carrera hacia esferas escritoriales de mayor importancia. De este modo, no sólo fracasan en sus intentos iniciales de “independizarse” del varón, sino que profundizan su dependencia, al erigirlos como paradigmas de comportamiento, sacrificando a este espejismo la propia personalidad y las cualidades diferenciadoras que las singulariza con relación a su pareja existencial. Si esta actitud se generaliza y se consolida, es de prever grandes modificaciones en la evolución de la sociedad. Sostengo que el deseo, ya irrefrenable, de tener las mismas oportunidades que el varón, hará que la mujer encuentre que su papel de esposa es un impedimento para el logro de su objetivo, vuelto ya primordial. En ese sentido, el matrimonio habrá de ser una de las primeras instituciones que se hará obsoleta y malmirada por la mayor parte de las mujeres, en su intención de realizarse como seres sustantivos, más que como seres adjetivados. En este tren de cosas, es posible predecir que la crianza de los hijos será considerada como otro impedimento discriminador, mayor si se quiere, por las mujeres del

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futuro. Si la pareja respectiva no se aviene a compartir, mitad a mitad, las tareas de la casa, el Estado tendrá que hacerse cargo de la crianza de los hijos de la Nación. Por último, es posible anticipar el repudio, por parte de la mujer, al hecho mismo de gestar al hijo y llevarlo durante nueve meses en las entrañas, por considerar que ese acto es también un serio obstáculo en la con-quista de igualdad de oportunidades con el varón. Con este alejamiento de las responsabilidades biológicas, las generaciones venideras considerarán como algo natural que los nuevos ciudadanos sean engendrados en laboratorio y educados en instituciones estatales. Así, el concepto y la forma de familia que ahora conocemos habrá cambiado tan radicalmente, que no será posible encontrar ningún parecido con la que el futuro parece intentar depararnos. Sobre las bases de estas apreciaciones, es posible afirmar que, si la sociedad continúa en su oposición impertérrita a las reivindicaciones de la mujer, la humanidad se encontrará en un mundo muy diferente al nuestro; en un mundo en el que el distanciamiento mujer-varón hará todavía más triste el des arraigamiento del Ser. En esas condiciones, la incertidumbre y el desamparo existencial llegarán a tales niveles de intensidad, que los desiertos lunares parecerán oasis ante la soledad que el Ser deberá enfrentar. Ante este estado de cosas, creo que debemos acudir en defensa de las reivindicaciones de la mujer, porque son la parte principal de las reivindicaciones de la humanidad misma, en su irreversible proceso de evolución como especie. Si no lo hacemos nosotros por nuestra propia voluntad, el proceso de globalización lo hará en virtud de la suya. El actual proceso de globalización amenaza con destruir nuestra manera de ser, acabar con nuestras más recónditas formas de vida, las que nos singularizan como culturas y pretenden dividirnos aún más y crear seres neurasténicos, solitarios y obsesionados sólo por la idea de tener tres automóviles en vez de uno. En medio de este remolino emocional recordemos que ningún país podrá salir adelante si es que se empeña en marginal al 50% de su población, por ello, repitamos todos juntos: No pongamos trabas a las reivindicaciones de la mujer. La Globalización y las Culturas Nacionales Los países subdesarrollados en general, deben preocuparse por consolidar las identidades culturales de sus grupos sociales para tratar de sintetizar la Cultura Nacional sobre la interacción de todos y cada uno de esos grupos, de lo contrario nadie va a tomarnos en cuenta como ciudadanos de una nación que busca el reconocimiento y el respeto de las demás, en igualdad de condiciones. Percepciones complementarias sobre la Globalización Globalización Financiera, es un proceso que emerge de los avances tecnológicos y la apertura del mercado de capitales, lo que ha permitido que el capital especulativo haya cobrado más importancia y haya causado las crisis mundiales. La globalización de la producción, se ha incrementado la producción, las transacciones de los bienes y servicios producidos, pero ahora, cosa extraña, son los países subdesarrollados los que exigen la anulación de las políticas proteccionistas impuestas por los desarrollados, por aquéllos que claman a todos los horizontes el libre comercio.

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La globalización y el Medio Ambiente, tal como se vio en los capítulos respectivos de la presente obra, el proceso globalizador está deteriorando progresivamente los hábitat y los recursos naturales del planeta, atentando de esta manera en contra de la supervivencia misma de la especie. Por otro lado, se pretende hacer del mercado el único asignador de recursos en todos los ámbitos de una sociedad: desde la producción de bienes hasta la de salud, educación, información y otros, con la consiguiente acumulación de poder por las Transoligopolistas. La globalización del capitalismo no regulado aumenta la desigualdad en todos los niveles de una economía y es fomentada no sólo por los gobiernos de los países desarrollados; no sólo por los empresarios, especialmente de las Transoligopolistas, sino por los mismos organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial, la OMC… por medio de políticas que fomentan las exportaciones sin tomar en cuenta los costos del medio ambiente y la necesidad de satisfacer los mercados internos. Consecuencias sociales del Capitalismo Global No Regulado La desigualdad es hoy mayor que nunca; el 80 % de la población cuenta con menos del 20% de los ingresos; 2000 mil millones de personas pasan hambre en el mundo. Los indígenas son echados de sus tierras para aumentar la mano de obra barata en las fábricas y en las empresas agrícolas; bajo el nombre de “flexibilidad salarial” se rebajan los salarios y se anulan los contratos colectivos. La Globalización aumenta las importaciones de lujo en los países subdesarrollados, pero el comercio entre los desarrollados aumenta más que proporcionalmente que el comercio mundial. Está claro que no es Razonable oponerse al proceso de globalización, pues éste no depende de la decisión personal o colectiva de un grupo humano; pero sí, debemos luchar para que sus efectos sean positivos en los países subdesarrollados del planeta. Podemos aprovechar de las ventajas que la globalización nos ofrece, especialmente a través de la tecnología de las grandes Corporaciones Transoligopolistas, a las cuales debemos atraer y firmar con ellas convenios de beneficios mutuos. La Globalización ha venido para quedarse por mucho tiempo en el planeta; no sería Razonable tratarla como a un invitado indeseable.

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10 EL MEDIO AMBIENTE

Este capítulo y el siguiente están estructurados sobre los conceptos establecidos en mi obra “El Desarrollo Local Complementario (DELC) como una de las dimensiones operativas de la Economía Vital. La Agenda 21 A partir de la segunda mitad del siglo XX se nota el deterioro progresivo del planeta, las que resultan de la aplicación de la feroz expoliación que los modelos capitalista y socialista hacen de los recursos naturales y del medio ambiente. Ante este panorama los científicos del mundo se apresuraron a denunciar el agravio al medio ambiente. Así, en 1972 surge Informe de Roma “Los Límites del Crecimiento” un verdadero grito de alarma acerca de lo que estaba sucediendo con el mundo. En 1987 hubo una conferencia en Estocolmo para ampliar el tratamiento de los temas relacionados al medio ambiente. El documento que surgió de esa conferencia fue conocido como “Nuestro Futuro Común” o también, simplemente, como el Informe Brundtland, nombre de la entonces Primera Ministra de Noruega Gro Harlem Brundtland, que tuvo a su cargo la dirección de la comisión respectiva. Allí nació el Programa del Medio Ambiente de la Naciones Unidas (PNUMA) y en las NNUU se creó la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, bajo el principio del Desarrollo Sostenible. Posteriormente se revisaron estos documentos lo que dio paso al Programa 21, en diciembre de 1989, la que se aprobó en la Conferencia de las NNUU sobre Medio Ambiente y Desarrollo la que se popularizó con el nombre de la Cumbre de Río o Cumbre de la Tierra, realizada entre el 3 y el 14 de junio de ese año. En esa ocasión 179 países decidieron adoptar el programa, excepto los EE.UU. Fue en este evento que se aprobó la definición de Desarrollo Sostenible, la que había sido presentada en el Informe Brundtlan y que está vigente hasta el momento: El Desarrollo Sostenible es el que satisface las necesidades actuales de las personas sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas El contenido sustancial del Desarrollo Sostenible se estructura en cinco principios fundamentales: toma al desarrollo como una dimensión económica, social y ambientas; exige cuidar de la sostenibilidad del proceso; la sostenibilidad implica una mayor disposición de fuentes de trabajo; los beneficios para la humanidad emergerán para la humanidad en el largo plazo, mientras que en el corto, habrá ajustes necesarios; por último, demanda el compromiso instituciones y el consenso social para lograr los objetivos planteados

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La Actitud Actualmente tenemos una actitud de agravio contra la naturaleza; no toda la culpa es nuestra, dado que la herencia del pretérito nos ha estrujado en una especie de pesada coraza psicológica que se interpone entre el ser humano y la naturaleza. Los griegos, por ejemplo, bajo el liderazgo de Protágoras, nos han dejado una concepción antropocéntrica que desde entonces ha servido de punto de referencia en las relaciones hombre-naturaleza en el mundo occidental: El Hombre es la medida de todas las cosas. Con semejante premisa el hombre se creyó con el derecho de erigirse en emperador del mundo para tomar a la naturaleza como a su más odiado vasallo; lo que es peor: desde entonces estuvo en boga hacer del hombre y de la naturaleza dos cosas diferentes y, en el peor de los casos, opuestas. Fue la economía neoclásica la que estuvo más interesada en tomar al ser humano como algo diferente de la naturaleza al pro-clamar al homo economicus como el personaje central de la economía. Por otra parte, como una reacción desesperada contra la concepción antagónica de la relación del hombre con la naturaleza, ha surgido la corriente que trata de identificar al hombre con la naturaleza en una identidad indivisible. El Principio de Razonabilidad no comparte ni los intentos de antagonismo, causantes principales del ambienticidio actual, ni la identificación del Ser y la naturaleza como una identidad. Más bien considera que el hombre es parte de la naturaleza como lo es un río, un cerro, un árbol o un cocodrilo. En este sentido, sostiene que la naturaleza es el conjunto universal del cual la especie humana no es sino un subconjunto circunstancial en las infinitas eras de los tiempos cósmicos. El ser humano vive en la naturaleza, mora y evoluciona en su tiempo-espacio y usa sus recursos. Por otra parte, la naturaleza existió antes y existirá después de la circunvalación humana por el mundo, pero el hombre no tendrá existencia independiente fuera del universo. Estas afirmaciones construidas sobre las teorías de los filósofos que reconocen, como, por ejemplo, La Voluntad de Ser, la existencia del mundo, independientemente de la subjetividad del ser humano, aunque siempre modificado por él, nos llevan a estudiar al hombre como lo que es: un huésped en el planeta; una especie de las muchas que existen. Hay treinta millones de especies en la Tierra; seamos modestos y dejemos de jugar a los emperadores para reconocer que no somos sino una humilde especie entre todas las existentes; una humilde especie, nada más. La Literatura mistificado al depredador humano, el peor, como el hombre-emperador por medio de la idealización de caricaturas; en este caso, la del cazador, el que se adentra en "peligrosos safaris" por las selvas africanas para matar con saña, tecnología y cobardía a inocentes animales que no hacen otra cosa vivir su ciclo de vida. La cabeza disecada de un tigre en una de las pare-des del estudio donde el faunicida se extasía en su contemplación, era considerada como uno de los trofeos que atestiguaba la supuesta valentía del criminal. Luego vendría la concentración del capital y, con el pragmatismo que lo caracteriza, no exterminaría la fauna con el afán de presumir, sino de obtener ganancias. De este modo, los colmillos de

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los elefantes, arrancados por una sierra eléctrica de acero, no adornarían las salas de los hacendados sino que servirían de materia prima para la producción de alhajas y adornos destinados a satisfacer la estúpida vanidad de las "ladies". Sin embargo, en este recuento de lo infame, no olvidemos que fue también la literatura la que creó el primer ídolo ambientalista de la humanidad: Tarzán de los Monos. Aun en la aridez de un tratado sobre Economía, sostengo que Tarzán es el símbolo que representa a todos los pueblos originarios, a los habitantes de los bosques, a los hombres que viven en equilibrio con la naturaleza, a todas esas víctimas de la codicia feroz del hombre-emperador. Ellos son los que luchan por la defensa de la naturaleza contra esos siniestros personajes representados por el dueño de la empresa maderera o por el buscador de oro y de piedras preciosas en la selva. Hoy, los cazadores furtivos del mundo se ensañan en el exterminio de las especies que han vivido por millones de años antes de ser amenazados por la barbarie institucionalizada, la que, provista de rifles de alto poder, incursiona en selvas y lanza cartuchos mortíferos de dinamita en sus los ríos y lagos. Los aserraderos, con indiscriminada criminalidad, cortan toda clase de árboles: útiles y no útiles; grandes y chicos; de diámetro apropiado y no apropiado; de especies en abundancia o en extinción. Con ello ocasionan la pérdida de las cuencas hidráulicas, las que necesitan del oxígeno producido por los árboles para subsistir y así servir de hábitat a una gama infinita de biodiversidad. Las salvajes tecnologías de extracción ocasionan que el derrumbe de un árbol escogido arrastre por lo menos a otros cuatro que no servirán para el mercado, pero que en su proceso de agonía y descomposición dejarán de absorber carbón y más bien lo liberarán para aumentar la cuota de contaminación ambiental. Los dueños de las minas depredan, contaminan y deterioran a un ritmo que solamente la codicia por la tasa de ganancia puede igualar. Las fábricas dejan que sus desechos contaminen el agua y, con ello, maten a docenas de especies de peces y causen la muerte de miles de familias humanas que tienen que usar esas aguas. Las inmensas redes de pesca, cuyas longitudes llegan hasta los 60 Kms. atrapan por igual en los mares peces que irán a vender o que luego tendrán que abandonar como desecho de un sistema que sólo el salvajismo con tecnología puede sustentar. En esas fatídicas redes quedan aprisionados miles de mamíferos marinos y otras especies que nada tienen que ver con el circuito de explotación marina. Las aguas de los mares mueren asfixiadas por la contaminación emergente de los procesos de producción y de consumo. Las aguas de los océanos han empezado a languidecer como un anuncio profético de que allí donde nació la vida se incuba ahora la muerte definitiva. Los cielos han sido perforados con grandes agujeros ocasiona-dos por los aerosoles y los cloro-fluorocarbonos; por esos agujeros se filtra la radiación que trae miles de casos adicionales de cáncer de piel y de cataratas en los ojos. Veinte millones de Hectáreas de bosques son deforestadas anualmente en el mundo y la desertificación ha creado claros de luna que nada tienen que ver con las sonatas, sino con la muerte. El aire ha sido condenado a morir de asfixia y se venga llevándose a la tumba millones de seres que mueren por la contaminación aérea. El faunicidio sistematizado a través de la sobreexplotación más desenfrenada de que el planeta tenga noticia; la extinción de la biodiversidad en los bosques, del agua potable en los ríos, del aire en las ciudades, del suelo en el campo; la masacre de árboles en las cuencas, en los bosques, en los sembrados y en las praderas, todo esto es la muestra más espantosa de que nuestra sociedad ha escalado los grados

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más altos de locura colectiva, en su afán de aumentar la tasa de ganancia. El mundo del capital se ha vuelto loco; loco y antropófago, pues ha empezado a devorarse el planeta. Y toda esta demencia es ocasionada del que hemos identificado como el homo consumidorus, el demente que sólo tiene una obsesión incrustada en el cerebro: producir más y más para consumir más y más. El homo consumidorus, con la tabla de un solo Manda-miento: producir más para consumir más, ha hecho del planeta el manicomio más extraño y peligroso de cuántos hayan podido imaginar los escritores del terror; el gran nuevo espectro finalmente ha convertido a los hombres en espectros. Nuestra actitud para con el medio ambiente tiene que cambiar. Esta es una tarea que compite no sólo a todos los gobiernos y a toda la población del mundo, sino también a todos los sistemas económicos, tanto capitalistas como socialistas que se desparraman en los cuatro horizontes del planeta. Para ello es preciso anular las concepciones extremistas de la visión antropocéntrica del universo, las que han fabricado la silueta del hombre-emperador con resultados tan amenazantes. Debemos adoptar una actitud que declare y haga entender, inclusive, a los que tengan una mínima capacidad de entendí-miento que, siendo el hombre una parte de la naturaleza, cualquier atentado en contra la naturaleza es un atentado contra la especie humana. La Economía del Medio Ambiente Antoyne de Montchrétien publicó, en 1615 su obra "Traité de l'Economie Politique". –fue la primera vez que se utilizó el nombre de Economía Política para identificar una ciencia que se ocuparía "de la producción, la distribución, la circulación y el consumo" de los bienes económicos –los clásicos, Smith, Ricardo J.S Mill… continuaron usando el mismo nombre con el que distinguían una ciencia que tenía que ver tanto con la identificación de las leyes económicas, como con las acciones que el gobierno debería tomar en cada caso –el marxismo amplió el círculo de influencia de la Economía Política, con una visión muy amplia de tipo sociológico –a partir de la escuela de Viena, conocida como la escuela de los "marginalistas", la Política Económica fue perdiendo su contenido normativo y sociológico hasta que en el presente se convirtió en lo que conocemos como "Teoría Económica" o simplemente "Economía". –el keynesianismo fue un intento de devolver a la actual “Economía” su razón originaria de ser; la "Economía" debía ocuparse principalmente de las leyes que determinan los niveles reales del empleo –actualmente se afirma que la "Economía" no es sino la disciplina que tiene que ver con la Teoría General de la Elección, cuyo único objetivo es mejorar el recetario para que las empresas transoligopolistas aumenten sus beneficios sin límite, pues no otro es el objetivo del modelo neoclásico actual, adoptado por el neoliberalismo, el que es la degeneración misma de los principios liberales –con esta última modificación apareció también el burócrata-economista que actual-mente vive parasitando y parasita viviendo en las trincheras escritoriales del Estado o de los organismos internacionales, decidiendo sobre vidas y, destinos y haciendas de la humanidad

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–el modelo marginalista actual, en sus distintas variedades, que ha basado sus tesis en la observación del comportamiento del espectro al que ha consolidado como unidad de análisis de esa disciplina, el homo economicus −sobre ese supuesto, trazó una línea demarcatoria tajante de los bienes, identifican-dolos como "bienes económicos", los que tendrían un valor de mercado, y "bienes libres", los que supuestamente no lo tendrían –como ya vimos, el homo economicus, un ente espectral, ya ha sido reemplazado por el que hemos denominado el homo consumidorus, real, de carne y hueso, el que mantiene los principios de su antecesor, agregándole su monomanía de consumir más, cada vez más, para consumir más aún –recordemos también que el pilar teórico de esa escuela se basa sobre el axioma de la escasez; sin embargo, no toman en cuenta que con la necesidad presente de evaluar el costo ambiental incorporado al producto o al servicio respectivo, los "bienes libres" dejan de ser libres y abundantes –el aire, el agua, el suelo y otros, ya no son bienes libres; la conocida paradoja de los diamantes y el agua, según la cual, siendo el agua un bien que tiene mayor utilidad que los diamantes, sin embargo, vale menos porque es abundante y que los diamantes valen mucho más por ser escasos, aunque no tengan una utilidad real, pierden, progresivamente validez –los campamentos de refugiados azotados por el cólera, valoran mil veces más un litro de agua potable que un filón de diamantes; lo mismo sucede con millones de millones de campesinos en todo el orbe subdesarrollado –tal es el derroche con que se usa el agua, que no está muy lejano el día en que tenga que racionarse a escala internacional; en efecto, debido a que realmente es un recurso no renovable, el agua se agota a ritmos progresivos y no lo hace porque sea atraída por el ultra espacio, sino porque que cada vez mayores cantidades se vuelven inservibles debido a la contaminación que sufre por la acción de la voracidad del homo consumidorus –la necesidad de defender los recursos naturales propios de los países subdesarrollados de la irracionalidad del homo consumidorus, ha hecho que algunos economistas empiecen a imaginar medios no convencionales de medición del aporte que dichos países hacen al mundo entero; por ejemplo, una de las tesis sostiene que siendo la región de la Amazonia la que produce la mayor parte del oxígeno del mundo (aún no se ha calculado el aporte que hacen los océanos) ese oxígeno debería producir regalías que beneficien a los países que conforman esa región –se han hecho cálculos novedosos, según los cuales, si algún país situado en el área del Amazonas, por ejemplo, cobrara sólo un dólar por tonelada/año de oxígeno producido en la parte de la Amazonia que le corresponde, podría cancelar su deuda externa sin mayores problemas y lograr recursos financieros, conocimiento y tecnología para proseguir con sus tareas de mejorar la calidad de vida de sus poblaciones –estos desesperados intentos para defender los recursos naturales no son sino la manifestación más expresiva de la necesidad de dotar a la economía de instrumentos modificados que reflejen los nuevos indicadores de vida que el medio ambiente dicta día tras día

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–la ciencia económica exige ser liberada de la neurona dislocada y tremendamente subjetiva del marginalista actual para convertirse cada vez más en una cuestión de existencia; gran parte de los instrumentos analíticos, tal como los conocemos, ya no son adecuados para lograr esa liberación vital –las percepciones deben cambiar; por ejemplo, debe aceptarse el hecho irrefutable de que ya no hay bienes libres; al contrario, los bienes llamados libres, como el agua, el aire, el suelo… se han convertido en los bienes más importantes cuya mayor o menor disponibilidad decidirá sobre la vida y la muerte de la humanidad –la economía no sólo debe circunscribirse a multiplicar, sumar, restar y dividir los términos cuantitativos de las variables económicas; más bien debe dedicar sus esfuerzos a lograr y administrar los medios que permitan la supervivencia de la sociedad tomada en su conjunto; para ello debe empezar a tomar en cuenta el medio ambiente como la estrella polar que guíe el destino y la vida del hombre –mientras los economistas continúen parasitando en ejercicios que pretenden calcular las variaciones infinitesimales del precio ante las variaciones también infinitesimales de la demanda, las chimeneas seguirán lanzando voluptuosas y asesinas horcas de humo al espacio nebuloso –las centrales de energía, obreras siniestra-mente voluntariosas, continuarán aumentado día a día su cuota de calina espacial, en concierto feroz con la disonancia brumosa del jet y el ritmo sincopado de las máquinas fabriles libres del control decibelino –los ríos retozarán en desechos y los residuos tóxicos seguirán fermentando en las cloacas aliadas al incienso fatal que destilan las plantas nucleares –los automóviles proseguirán tejiendo su velo venenoso hecho de monóxido de carbono y el desierto zarpeará fatídicamente la tierra cultivable a ritmos progresivos –cada minuto miles de árboles, presos de una guerra demente, caerán abatidos por el cable, la sierra o el tractor; cada minuto, un puma ensangrentado clavará la garra agonizante en la roca por el impacto de un proyectil calibre 30-30 y una vicuña, con la paleta atravesada de un balazo, morirá sin saber por qué –cada minuto, docenas de patos iniciarán la última picada para nadar pico arriba en las aguas negras de las lagunas y palomas y torcazas y miles de pájaros serán abatidos por un abanico de perdigones en ofrenda de horror al más humano de los deportes: la caza, el más humano, porque sólo el humano mata por placer –toda esta insania ha sido iniciada por un fantasma: el homo economicus, el que, habiendo surgido del ectoplasma académico, se ha encarnado en la conciencia y en la razón de existencia del empresario –sin embargo, ese espectro no es nada en comparación a su versión aumentada en varios múltiplos: el homo consumidorus, más real, y por ello, más siniestro; para él todo es justificable, incluso el asesinato en masa de la especie, si eso le rinde la posibilidad de producir más para consumir más El Principio de lo Razonable identifica lo irrazonable de este engendro para desterrarlo del mundo, tanto académico como real. La tasa de agravio a la naturaleza no debe continuar.

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Tenemos que adoptar una actitud diferente con relación a la naturaleza, porque mientras vivamos bajo la avaricia extrema institucionalizada, modelado por el homo consumidorus, esto es, por el imperativo de consumir más y más, será inútil que busquemos al eslabón perdido: El eslabón perdido entre el simio y el hombre somos nosotros Algún día, después de la gran evolución, seremos hombres en verdad, con todo lo que ello implica. Esta obra es uno de los testimonios que dirá al Hombre que, siendo todavía eslabones perdidos en nuestra peregrinación hacia la consolidación del Ser, nos dimos cuenta sin embargo de que era preciso iniciar la tarea. La lógica del medio ambiente y la lógica de la economía Los marginalistas actuales hablan de la supuesta racionalidad de la Teoría General de la Elección, oponiéndola a la racionalidad de las relaciones entre los organismos y su medio ambiente; por ello es que en este capítulo abordaremos la actual controversia, arbitraria, forzada y artificial, entre la lógica económica y la lógica ecológica. Las tres definiciones Para sistematizar la exposición citaré las definiciones en boga de ambas ciencias. Economía Teoría General de la Elección. Ecología Estudio de las relaciones de los organismos y de su medio ambiente. Principio de Conservación Consumir ahora sin afectar la disponibilidad para las generaciones futuras. Tal como vimos, el homo consumidorus, en su afán de producir más y más para consumir más y más, no toma en cuenta el costo de los recursos naturales incorporados al producto, por considerarlos libres, siguiendo la senda irracional del zombi mayor, el homo economicus. Ahora bien, ¿Cuál es la racionalidad de las relaciones entre los organismos y su medio ambiente? Pues, el Principio General de la Conservación. Se entiende por Conservación el uso de los recursos naturales que permitan su perpetuación a través de la continua rehabilitación de los mismos, esto es, el proceso de explotación racional de los recursos naturales. Este proceso debe garantizar la satisfacción de las necesidades de las generaciones del presente sin poner en riesgo la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras. Pues bien, las relaciones entre los organismos y su medio ambiente están normadas de acuerdo con ese principio, excepto cuando el hombre ataca. Este comportamiento nos muestra la ley principal que rige el des-envolvimiento de las especies con excepción del hombre: interactúan con el medio ambiente sin poner en peligro su propia supervivencia. Esta ley es

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permanentemente rota por el ser humano actual debido a su desconocimiento del principio de la Conservación, tal como quedó definida en la Agenda 21. De esta manera, el propio hombre el que se convierte en el artífice de la causa que sella la desaparición gradual de su propia existencia. Si usamos la supuesta racionalidad del homo consumidorus como la racionalidad representativa de la actual Teoría General de la Elección, la contradicción de la economía con la ecología parece insoluble. Pero es preciso no olvidarnos que la teoría de la elección debería referirse a la posibilidad de escoger alternativas que ofrezcan un mejor uso de los medios escasos. Tal como lo hemos visto, los recursos naturales son escasos, por lo que la Teoría General de la Elección (la Economía) debe tomarlos en cuenta en su calidad de medios productivos, al igual que la mano de obra o el capital. El hecho de considerar los recursos naturales como bienes escasos marcaría la gran diferencia entre la irracionalidad del homo consumidorus y el contenido Razonable de la Economía con Medio Ambiente, la que considera los recursos naturales como bienes económicos. Sin embargo, lo dicho hasta aquí no debe llevarnos a la conclusión de que la mayor parte de los axiomas neoclásicos ofenden a la naturaleza –es urgente estructurar una teoría de la Elección Razonable consecuente con los principios de sobrevivencia de la especie "Hombre", la que debe poner a nuestra disposición módulos de acción que garanticen la satisfacción de las necesidades presentes sin poner en riesgo la satisfacción de las necesidades futuras y sin tener como objetivo de prioridad el consumir más y más –lo anterior significa que se debe poner énfasis en la necesidad de que los nuevos principios sean reformulados a la luz de las nuevas exigencias que plantea el hecho de introducir los recursos naturales como bienes económicos, como también a los nuevos conceptos que esta introducción demanda para tramar su andamiaje conceptual, de un modo que permita la elaboración de modelos que reflejen adecuadamente los fenómenos rea-les; estos aspectos deberán formar parte de la futura "Teoría General de la Elección Razonable". Uno de los propósitos de esta obra es precisamente estructurar una guía que nos permita adentrarnos en el mundo de posibilidades que nos ofrece el Principio de Conservación, que es una parte constitutiva de primordial importancia en el modelo de una Economía razonable. Una vez establecido el marco general conceptual del Principio de Conservación es preciso pasar al análisis de sus relaciones con los aspectos más importantes del medio ambiente. En beneficio de la claridad de los argumentos, se usará el término "medio ambiente" como sinónimo de "ecología". La Población Aunque el capítulo anterior ha incluido aspectos relacionados con la Población, en este acápite retomamos el tema desde otro ángulo. Debido al crecimiento caótico de la población, muchos de los países subdesarrollados, aun siendo sub-desarrollados, están llegando ya al límite de utilización de sus recursos naturales; el crecimiento no planificado de la población, su

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distribución regional asimétrica, los niveles exageradamente altos de fecundidad, las relaciones de dependencia por edades y las formas de la urbanización y de migración se oponen a todo intento racional de llevar adelante un proceso de crecimiento que permita poner un alto a los atroces efectos del subdesarrollo. Los alarmantes resultados de este caótico proceso claman por el establecimiento de un Nuevo Orden Económico, Social, Cultural y Ecológico a nivel mundial, el que, a su vez, exige en primer término, una Teoría General de la Elección que promueva la conservación de los recursos naturales, en el sentido definido en páginas anteriores. En este marco de referencia es necesario poner de relieve que existe una gran relación entre el crecimiento desmesurado de la población y la degradación del medio ambiente. Por una parte, las empresas producen cada vez más, a medida que la población crece en número y crecen también sus necesidades y sus ansias de consumir más y más; este aumento constante de la producción lleva a un deterioro cada vez más pronunciado del medio ambiente y a la extinción cada vez más rápida de los recursos naturales. En efecto, la producción de cien mil aerosoles por día tal vez no signifique un daño considerable a la atmósfera, pero la producción de diez millones de aerosoles diarios, al aumentar cuantitativamente la emanación de clorofluorocarbonos, cambia cualitativamente la relación emisión/atmósfera y crea el efecto invernadero. Algunos datos nos permitirán captar mejor el desolado panorama existencial que espera a la humanidad. El incremento total de la población ocurrido en los últimos cincuenta años es mayor que el registrado duran-te el medio millón de años que llevan del Homo Sapiens a la Guerra de Corea. Durante el 99% de la existencia de la especie humana, la población mundial máxima fue de menos de diez millones de habitantes. El crecimiento demográfico fluctuó alrededor del 0.001% anual, en tanto que la tasa actual es del 1.7%, es decir, mil setecientas veces mayor. Según los datos publicados por el FNUAP (Fondo de las Naciones Unidas para las Actividades de la Población) el aumento neto por año de la producción de cereales a nivel mundial es del 1%, muy inferior al ritmo con que crece la población planetaria. La gran explosión demográfica también afecta a los niveles del empleo; cada vez hay más gente, pero por cuestiones de la aplicación de tecnologías modernas, cada vez hay menos empleos relativamente. Esto significa que el hambre será cada vez mayor especialmente en los países subdesarrollados, en los que el crecimiento de su población está muy por encima del promedio general –por estas razones, debemos preguntarnos: ¿Puede el homo consumidorus representar el hambre de miles de millones de personas y así ofrecer al análisis económico los instrumentos necesarios para reflejar adecuadamente esa realidad en los modelos conceptuales que postula? –¿pueden los defensores del homo consumidorus aducir conciencialmente afirmar que la Economía es “positiva” y que nada tiene que ver con los aspectos normativos que plantea la realidad objetiva del mundo? –¿pueden atribuirse la facultad de eliminar de la percepción todas aquellas variables verdaderas que no se resuelvan elegantemente en los fantasmagóricos modelos que auspician?

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¿Puede la exigencia formal de un modelo anteponerse a la exigencia de contenido de ese modelo? El modelo neoclásico es tremendamente ofensivo con la naturaleza. Los efectos incontrolados del aumento de la población en el deterioro del medio ambiente se expresan en la siguiente función diseñada por el FNUAP: I = I(P, A, T) la que podríamos llamar la ecuación del deterioro ambiental en la que: I= Los efectos en el medio ambiente P= La Población A= El consumo per cápita (determinado por el ingreso y costumbres T= La tecnología La anterior ecuación nos muestra que los efectos nocivos del crecimiento de la población están bien distribuidos entre los países ricos y los pobres. Si bien P sería un componente más importante en los países pobres, debido a que su tasa de crecimiento está por encima del promedio, el componente A es mucho más importante en los países ricos. Es que los elevados ingresos de sus habitantes ocasionan un mayor consumo per cápita con relación al consumo de los países pobres (recordemos que estamos hablando sólo del crecimiento de la población) En estos niveles de comparación, no olvidemos que la tierra natal del homo consumidorus es precisamente el conjunto de los países desarrollados. El hambre de los países pobres hace que la población recurra a las tierras marginales para producir lo indispensable a la sobrevivencia, puesto que las mejores tierras están en poder del latifundista. La gran concentración de las tierras en manos de los terratenientes no aporta a la producción nacional puesto que no la usan para producir, sino para especular con ellas. Por eso es que los pobres deben recurrir a tierras cada de peor calidad con lo que agotan en cortísimo tiempo lo poco de fertilidad que esas tierras todavía tienen. Esta precariedad les obliga también a realizar una agricultura nómade, por la que explotan los bosques quemando los árboles y la parcela desmontada, acorde con sus costumbres, las que no toman en cuenta los requisitos mínimos de conservación. No hay un tratamiento de suelos adecuado, ni en asuntos de rotación de tierras ni en la protección contra la salinización, la desertificación, la erosión… A esto debe sumarse la progresiva eliminación de los árboles por la recolección de la leña. La recolección de los árboles para usar su madera como leña se ha convertido en una de las causales más importantes de la depredación de los bosques y, como tal, de los fenómenos de erosión y otros –por otra parte, el mayor poder de consumo de los países ricos, debido a su mayor ingreso per cápita hace que el 25% de la población mundial, que reside en estos países, sea responsable de la utilización del 75% de toda la energía producida en el mundo; también es responsable de del 75% del total de las emisiones de dióxido de carbono y de los otros gases que causan el efecto invernadero –esas estadísticas, elaboradas por el FENUAP, nos muestran que la expoliación de los recursos naturales se hace por partida triple: primero, por el aumento constante de la población en los países pobres; segundo, por el mayor ritmo de consumo de los recursos naturales debido al

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mayor ingreso per cápita de los países ricos y tercero, porque en ambas clases de países los recursos son cada vez más escasos y están sometidos a expoliaciones cada vez más intensas, aunque la proporción de esos procesos de expoliación es mucho mayor en las naciones pobres, puesto que son expoliadas no sólo por su gente sino también por las corporaciones transnoligopolistas –mientras esto sucede en el mundo, el homo consumidorus sigue produciendo más y más sin que el modelo que propicia ponga límites a su obsesión desenfrenada de seguir consumiendo más y más –ese depredador extremo, el homo consumidorus se da cuenta que su sobreconsumo ha llegado a un vértice de existencia donde la ecuación del deterioro no exige producir más, sino que demanda de la población la autorregulación de su crecimiento; se da cuenta, pero sigue expoliando los recursos humanos, los recursos naturales y el medio ambiente del planeta –ese equilibrio entre lo que debe producirse y lo que debe usarse racionalmente del medio ambiente y de los recursos naturales nos instruye acerca de que no es la demo-grafía, sino la Ciencia Económica, la que debe poner límites al crecimiento de la población mundial, pues ese equilibrio estará comprendido en el campo de la futura Teoría General de la Elección Razonable, la que nos salvará del terrible dilema en el que ahora nos encontramos: elegir entre la muerte acelerada o la vida prolongada de la especie –la Ética que debemos adoptar es la que postula la necesidad prioritaria de sobrevivir como especie y es, por lo tanto, la que debe forjar los instrumentos analíticos que muestren que los nacimientos no sólo atañen al individuo o a la pareja, sino a la sociedad en su conjunto –es en este campo de análisis donde se muestra que los límites entre la supuesta ciencia económica positiva y la normativa se confunden inexorablemente y que la teoría ajena al mundo real, sin un reflejo del mundo real, sin una base del mundo real, no es sino un pasatiempo de altísimo costo. La Población y el calentamiento de la atmósfera De acuerdo con el FNUAP, los principales gases de efecto de invernadero son: El ozono de bajo nivel, que es producido por la acción de una combinación de óxidos de nitrógeno e hidrocarburos (sobre todo por el escape de los vehículos) en presencia de la luz solar y el oxígeno. Esta combinación es causante del 10% del calentamiento de la atmósfera. He aquí al homo consumidorus en su condición de productor y usuario inmoderado de vehículos de todo modelo y condición Los clorofluorocarbonos, que también son causa principal del agotamiento de la capa de ozono y que causan probablemente el 20% del calentamiento de la atmósfera. Se utilizan en aparatos de refrigeración y aire acondicionado, aerosoles, envases y espumas, con lo que tenemos al homo consumidorus convertido en un Sultán creador de necesidades artificiales bajo el supuesto deformado del "confort". El óxido nitroso, que causa el 6% del calentamiento de la atmósfera.

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Se emite por la rápida descomposición del humus después del desmonte y por la descomposición de los fertilizantes nitrogenados. El metano, causa el 14% del efecto invernadero; las dos terceras partes de las emisiones provienen de fuentes artificiales. La mitad de esa cantidad se emite por la descomposición de los campos de regadío y de los desechos del ganado. El dióxido de carbono, causa aproximadamente el 50% de todo el calentamiento de la atmósfera mundial; la quema de enormes cantidades de combustibles fósiles y la deforestación masiva que libera carbono, normalmente inmovilizado en los bosques actuales y en los restos mineralizados de la vida vegetal prehistórica, es lo que perturba el equilibrio natural, más que ninguna otra causa. Como conclusión, deducimos que más del 98% de las causas del efecto invernadero son producidas por el proceso de producción y de consumo del homo consumidorus. La Población y las Tierras Agrícolas La degradación de las tierras agrícolas es fruto de la explotación excesiva a la que es sometida por las exigencias del consumismo descontrolado y, en parte, de la presión demográfica. ˗la erosión del suelo es una forma de degradación, la misma que si no es frenada podría significar una reducción del 30% de los cultivos en los próximos 15 años ˗con esto, la relación del aumento de la población y del consumo sobre la disponibilidad de recursos sería mucho más intensa aún ¿Qué podría decir el homo consumidorus a todo esto? –la desertificación es responsable de la pérdida anual de 60,000 kms2 de tierras cultivables cada año siendo una de las principales causas el uso excesivo de pastoreo de ganado para dar de comer a más y más gente, en un sistema de precios que no toma en cuenta el costo ambiental –la superficie cultivable media per cápita ha ido disminuyendo de tal manera que el año 2000 fue sólo un 50% de lo que había sido en el año 1950 –en general, la degradación del suelo significa una pérdida anual de 14 millones de toneladas anuales de cereales en el mundo –¿está el modelo neoclásico actual preparado para lidiar con este problema? ¿O es que el modelo "formal" de su economía no puede rebajarse a tomar en cuenta estas cuestiones mundanas? La Población y la calidad de vida Hay un axioma ecológico que debemos tomar muy en cuenta: La calidad de vida es inseparable de la calidad del medio ambiente Por otra parte, es cada vez más evidente que ambas son inseparables de la cantidad de población y su densidad y distribución demográfica. En este sentido, el desarrollo de los recursos humanos es uno de los instrumentos más adecua-dos para mejorar la calidad de vida por los efectos interactivos que tiene con los fenómenos demográficos y ambientales. Por

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ejemplo, mejorar la condición de la mujer, ampliar el acceso a la educación, a la salud y a los medios de planificación familiar no sólo mejoran la calidad de vida, sino que también constituyen el medio más adecuado y más rápido para reducir las tasas de crecimiento demográfico y así disminuir la temible presión sobre el medio ambiente y los recursos naturales, lo que, a su vez, permite una gestión económica más acorde con los principios de optimización. Sobre este particular, es oportuno referirse al informe de las NN.UU sobre “El Desarrollo Humano”, el mismo que toma en cuenta no el sólo el comportamiento de las variables que contabiliza el PIB, sino aquéllas de índole social, tales como: la esperanza de vida, la salud, la alfabetización, la matrícula escolar, la seguridad alimentaria, la distribución de la riqueza, las tasas de crecimiento demográfico, la fecundidad, la prevalencia del uso de anticonceptivos y las reservas de recursos naturales. En este punto debemos compren-der que estas "variables sociales" también tienen importancia económica en cuanto su evolución positiva mejora la calidad de vida de las grandes masas marginales de un país, sobre la base de una distribución más adecuada del ingreso. Este cúmulo interactivo de variables harán que la demanda por lo que un país produce sea más racional, más estable y, por lo tanto, más predecible, lo que reducirá en un grado significativo la incertidumbre, tan propia de una economía de libre mercado. El Empleo El incremento de la población aumenta el desempleo, dada la incapacidad congénita de las economías, sobre todo, de los países subdesarrollados de absorber productivamente la mano de obra nacional. El Homo consumidorus no toma en cuenta la variable empleo, sino solamente la mano de obra que necesita la empresa para lograr un determinado nivel de producto. Este sesgo en favor de los intereses del empresario, por encima del análisis de los problemas del mundo, ha convertido a la ciencia económica, a través de los modelos marginalistas, especialmente en su dimensión microeconómica, en un recetario para que el empresario gane más dinero, independientemente de las prioridades que tenga la sociedad. Esta actitud de los defensores del modelo neoclásico es completamente inmoral, evita que la ciencia esté al servicio de los intereses de la sociedad. De esa manera, los conocimientos heredados por las generaciones, y los aportes que cada una ha hecho, son puestos para servir sólo el interés exclusivo del homo consumidorus, tanto en su versión de empresario, como en la de consumidor. El Principio de lo Razonable aconseja que la microeconomía, en cercana relación con la macroeconomía, oriente al empresario acerca del nivel máximo de producción que puede alcanzar en concordancia con las metas de conservación del medio ambiente. Por otro lado, es necesario cambiar el actual concepto de Densidad Máxima utilizado por el FNUAP, el que afirma que el proceso productivo debe llevarse a cabo tomando en cuenta la población que un país puede mantener, sin que se reduzca irreversiblemente su capacidad o sus medios de mantener esa población en el futuro. En éste, como en todos los casos, el sobreconsumo del Homo consumidorus es el que verdaderamente está acabando con el planeta; el daño que hace al mundo, al medio ambiente y a los recursos naturales es mucho más grande

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que el daño proveniente del crecimiento de la población mundial. La concentración del ingreso en pocas manos produce un sobreconsumo que permite, a uno solo de los supermillonarios, la capacidad de consumir al año, el total del consumo anual de toda la población de un país pobre. Un modelo económico razonable tomará en cuenta estos grandes desequilibrios para modificar el concepto de la Densidad Máxima en los siguientes términos: La Densidad Máxima de la Producción debe tomar como punto de referencia la satisfacción de las necesidades del consumo de los pobres en desmedro del sobreconsumo del Homo consumidorus. Este nivel máximo debe servir de indicador para la planificación demográfica de un país, lo que significa que debe tomar en cuenta la producción de bienes de consumo que satisfacen las necesidades básicas de los grupos humanos, disminuyendo notablemente la producción de bienes de lujo, los que satisfacen sólo a una pequeña minoría de élites. De este modo, el concepto de Densidad Máxima está muy ligado al de desarrollo sostenible, por lo que no será el demógrafo el que decidirá sobre la relación población/producción; al contrario, será el equipo interdisciplinario con una percepción adecuada del conocimiento complejo y de la transdisciplinariedadad, el que debería establecer la cuantía y la calidad de la producción que servirá para satisfacer las necesidades básicas de la población y cuál será destinada al consumo del Homo consumidorus. El consumo per cápita Extenderemos el concepto de densidad expuesto en los párrafos anteriores, originalmente concebido para la cantidad de población, a los niveles de consumo de la población existente. Esa extensión nos permite hacer una afirmación primera: El homo consumidorus consume demasiado; lo peor de todo, es que consume demasiado de lo que es superfluo. Las técnicas de "vender más y mejor" que adoptan las empresas están destinadas, no a informar al consumidor sobre las bondades de un artículo, más bien la intención es crearle necesidades artificiales. Con este propósito realizan grandes ofensivas publicitarias que saturan millones de páginas de periódicos, revistas y de Internet; billones de horas de transmisión radial y trillones de horas televisivas anuales. En esta guerra declarada contra la intimidad del consumidor, los responsables de la publicidad recurren a toda suerte de subterfugios psicológicos para lograr que el consumidor se fije en el producto anunciado. Estos subterfugios van desde el aviso más o menos equilibrado de las características de un producto, hasta la puesta en escena de las urdiembres más espantosas que la tecnología del mensaje puede inventar. La publicidad se ha convertido en el animal más feroz y sutil de cuantos el mercado ha producido, puesto que ataca al hombre y lo ataca desde todos los ángulos infinitesimales proyectados sobre la envoltura anímica que protege su patrimonio psíquico. Es en esta desmesurada ofensiva que el homo consumidorus, en su versión de publicista, despliega sus estrategias más sofisticadas y, por ello, más letales en contra de la libertad del ser humano, puesto que lo confunde, lo obceca, lo obnubila, lo convierte en un ser acondiciona-do y falto de todo vestigio de voluntad, para así acondicionado, ponerlo final-

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mente a disposición del encargado de ventas. Pero el homo consumidorus no considera que esto sea suficiente. El objetivo de producir más y más, hace que vaya más y más allá en la tarea de estrujar el cerebro del consumidor. En medio de la loca rapsodia de colores, música, mujeres bellas en trajes de baño, escenas sugestivas de aventuras de alcoba y gritos estridentes de la música de hoy, el empresario instaura el frente de guerra más agresivo que pueda imaginarse en cualquier operativo de guerra: los sistemas de venta al crédito. El establecimiento de los sistemas de crédito es la puntada final que acaba por completo con la cordura del consumidor, una vez que ya ha sido drogado por la ofensiva publicitaria. Por la venta a crédito, el consumidor compra más y paga más por lo que compra. Pero es preciso reconocer: la venta a crédito no es un invento del empresario, es una exigencia del mercado. En esta ofensiva de los invasores de la psique humana, surge, por último, la bomba nuclear del gran Pentágono mercantil: la Tarjeta de Crédito. La ilusión de poder que confiere una tarjeta de crédito a su poseedor es sólo igualable a la que otorga el privilegio de apretar el botón nuclear. Entre los billones de transacciones que se realizan anual-mente sobre la base de la tarjeta de crédito hay un porcentaje alarmante de compras inmoralmente superfluas que realiza el consumidor. Las necesidades artificialmente creadas por el aparato publicitario de la empresa y la aparente facilidad para adquirir los artículos que supuestamente habrán de satisfacerlas, son los que exigen dar paso a una segunda versión del concepto de densidad: la densidad extra ocasionada por el incremento incesante del consumo de la población de los países ricos y de los círculos de ingresos altos de las naciones pobres. El afán consumista del homo consumidorus es responsable de gran parte de los procesos de inflación que periódicamente azotan a todas las naciones, pero es también el gran depredador del medio ambiente y de los recursos naturales. En síntesis, los estragos producidos en el medio ambiente y en los recursos naturales debidos al aumento de la densidad por sobre consumo es tan mortal como los que resultan del aumento indiscriminado de la población. Esta guerra fatal que el homo consumidorus ha declarado a la naturaleza y, a la humanidad entera tiene que ser frenada. Desgraciadamente la teoría económica actual no está preparada para ello. La supuesta racionalidad del egoísmo no permite tomar en cuenta los avatares que sufre el medio ambiente. La Tecnología Al presente, la producción global aumentó en más de 30 veces con relación a 1900. Este gran incremento de la producción se ha logrado gracias a la introducción de nuevas tecnologías, las que son cada vez más modernas, más competitivas... y más degradantes del medio ambiente. Los efectos negativos de la aplicación de estas tecnologías en el medio ambiente, pueden ser agrupadas en cuatro grandes incisos, de acuerdo con lo establecido por la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo, la que, entre otros, ha editado su obra "La Tecnología y la Economía" (1992) En primer término, recordemos que se debe producir más, tanto para satisfacer las necesidades de una población creciente, como para llenar los requerimientos ascendentes del consumo per cápita. Esta producción masiva se ha basado principalmente

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usando la energía proveniente del petróleo y del carbón, lo que origina la emisión de 250 millones de toneladas de sulfuro y de nitrógeno que son añadidas a la atmósfera cada año. De modo parecido, ese incremento masivo de la producción, a través del uso de las nuevas tecnologías, ha ocasionado la reaparición constante de desperdicios líquidos y materiales imposibles de controlar ambientalmente. En segundo lugar, debemos tomar en cuenta el efecto pernicioso de las industrias químicas y las tecnologías que usan químicos sintéticos en vez de productos naturales. Se ha demostrado que muchos de estos sintéticos son tóxicos aún en mínimas cantidades y que algunos de ellos persisten en el medio ambiente por periodos largos, acumulándose en los suelos, en el agua e inclusive en los sistemas biológicos mismos. Únicamente un pequeño porcentaje de los millones de toneladas de pesticidas que se rocían en el mundo cada año logran su objetivo de combatir una plaga, pero la mayoría de esos residuos se mantienen en la naturaleza por mucho tiempo. Inclusive los químicos que en principio habían sido considerados inofensivos han resultado ser altamente dañinos; tómese como ejemplo los clorofluorocarbonos y su terrible influencia en la capa de ozono. En tercer lugar, es necesario recordar que los problemas de contaminación ambiental no son privativos de los países ricos, sino que han trascendido su vigencia hacia las naciones pobres, donde sus efectos son doblemente perniciosos, pues no vienen acompaña-dos de un incremento de la riqueza, sino por un ahondamiento del hambre y de la miseria. Así, las naciones pobres tienen que soportar los efectos negativos que surgen en su seno por su condición de pobres y, como un grotesco añadido, los problemas emergentes de la aplicación de nuevas tecnologías no sustentables, que son propias de los países ricos. Finalmente, debemos reconocer el hecho de que los problemas ambientales de un país se han vuelto regionales y, por último, mundiales. La lluvia ácida, el efecto invernadero, la destrucción de la capa de ozono… son muestras de la internacionalización de los efe-tos perniciosos de la aplicación de tecnologías no sostenibles en la producción, y del súper consumo en los grupos humanos de altos ingresos. Parece irónico, pero el ansia de integración mundial, buscada por los más grandes escritores hasta los más conspicuos hombres de Estado, se está convirtiendo en una grotesca realidad, la que ha hecho del planeta, al decir de Milán Kundera, escritor checoslovaco, un lugar del que no hay escape posible. Los terribles efectos emergentes de la aplicación de tecnologías han sido examinados por los neoclásicos, bajo el significado de una palabrita de grandes aspiraciones semánticas: externalidades. Habrá una externalidad cuando la producción o el consumo de un bien afecten directamente a empresas o a consumidores que no participan en su compra ni en su venta y cuando esos efectos-difusión no se reflejan total-mente en los precios del mercado. Para los neoclásicos todo se reduce a idear los modos de tomar en cuenta estas externalidades en el costo del producto, de manera tal que el precio de los mismos "reflejen apropiadamente los verdaderos precios sombra". No se preocupan, en absoluto, de la relación progresiva explotación/recursos naturales que poco a poco está acabando con el planeta. La capa de ozono Es el escudo de gas que protege la Tierra de las peligrosas radiaciones del sol.

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Cada año, al llegar la primavera, se abre un agujero en la capa de ozono de la Antártida, tan extenso como el territorio de los EEUU y tan profundo como la altura del Everest. Se estima que, a lo largo de una determinada franja del Hemisferio norte, el promedio de la concentración de ozono ha disminuido en el 1% en los veranos y 4% en los inviernos de los últimos años. Si se calcula que, por cada uno por ciento de reducción de ozono, pasa a la Tierra suficiente radiación UV-B para cegar con cataratas a cien mil personas y para aumentar los casos de cáncer de piel en un tres por ciento, se tendrá una idea del peligro que ese agujero trae para la vida terrestre. Hay varias sustancias químicas artificiales que destruyen la capa de ozono en la estratósfera. Las principales son los clorofluorocarbonos (CFC) utilizados en los aerosoles, en la refrigeración, en los solventes y en las espumas plásticas. A esto es preciso añadir los halones, utilizados como extinguidores de incendio, el tetracloruro de carbono y el metilcloroformo. Aunque los expertos han abogado por la eliminación casi total de los halones y los CFC o por un congelamiento de la producción, los gobiernos y los empresarios de la mayor parte del mundo desarrollado, no quieren saber de tales medidas. Las reuniones que llevan a cabo los países desarrollados no generan acuerdos significativos sobre el particular. El Clima Parece inevitable que el globo terráqueo sufra un proceso de calentamiento a causa de la sobreproducción y el sobreconsumo. Así lo han determinado los científicos, al afirmar que en sólo una generación la Tierra podría calentarse más que en los pasados 12 000 años. Esto causará un cambio en los regímenes de lluvias y temperaturas, lo que afectará a la agricultura. Por otro lado, los niveles del mar ya están aumentando debido a la desaparición paulatina del hielo de los polos. Los científicos saben que el bióxido de carbono (CO2) actúa sobre la tierra como el techo de un invernadero, pues deja pasar el calor del sol, pero no permite que éste escape. Es cierto que hay un efecto invernadero natural que evita que la tierra se enfrié, pero si este proceso se multiplica, por el sobre consumo y la sobre producción, su magnitud será catastrófica. El bióxido de carbono proviene de la quema de combustibles fósiles en las plantas termoeléctricas, las fábricas, los sistemas de calefacción doméstica y la quema de árboles. El desarrollo industrial y agrícola también ha hecho que aumentaran las concentraciones atmosféricas de metano y de óxido nitroso, responsables de una quinta parte del efecto invernadero. Una cuarta parte es provocada por los clorofluorocarbonos. Las actividades productivas y de consumo exagerados, están perjudicando también a los dos principales sistemas de eliminación de bióxido de carbono: las hojas de las plantas y el fitoplanctón de los océanos. Las estadísticas son alarmantes: millones de hectáreas de tierra se quedan sin árboles y sin plantas cada año. Por cada diez árboles que se talan en el mundo sólo se planta uno. Las temperaturas promedio de la Tierra aumentarán un grado centígrado par el año 2025 y tres grados para el 2100. En los últimos diez mil años las temperaturas de la tierra no habían variado en más de uno o dos grados; pero hoy, los ecosistemas que dispusieron de milenios para adaptarse a los cambios, tendrán que hacerlo en apenas unas cuantas décadas. Los científicos estiman que los glaciares se derretirán y las aguas de los océanos se calentarán por lo que el nivel del mar subirá unos veinte centímetros hacia el año 2040. La frecuencia y

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la intensidad de las tormentas aumentarán y extenderán su rango geográfico, algo que ya estamos presenciando como una rutina anual. Un planeta más caliente será más húmedo, pero las zonas secas se volverán más áridas, aunque otras podrían volverse más fértiles. A pesar de que se estima que ya es tarde para detener el calentamiento de la Tierra, también se considera que se lo puede limitar. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha advertido que para mantener en la atmósfera la concentración actual del dióxido y otros elementos, éstos deben reducirse a un ritmo del 60%; en el caso del metano, el ritmo necesario será de un 20%. Con el objeto de mantener esos límites, se recomienda aumentar la eficiencia energética, la adopción de fuentes y tecnologías de energía más limpias, el mejoramiento de la forestación y de la agricultura, como la eliminación los CFC en el corto plazo, más la sistematización de los programas para encarar desastres y emergencias en las zonas de mayor riesgo del planeta. El freno del sobreconsumo de los estratos de gran capacidad de demanda de lo superfluo y la retardación del crecimiento de la población son, asimismo, medidas que deben dictarse por órganos supranacionales de decisión y ejecutarse por todos los países. Para la implementación de éstos y otros programas será necesaria la transferencia de fondos y de tecnología de los países del Norte a los del Sur. En el conocimiento de que las naciones industrializadas son, de lejos, las principales responsables de las emisiones de los gases de invernadero, suyas deberían ser también las iniciativas, acciones y financiamiento de los programas para el mejoramiento de nuestro planeta. Los desechos Aunque sólo una proporción de los desechos industriales son peligrosos, la velocidad a la que crecen día a día en el mundo, hace que su peligrosidad sea mucho más seria de lo que se creía al principio. Si a esto añadimos los desechos extra producidos por el homo consumidorus, tendremos una visión más integral del verdadero problema. Las naciones desarrolladas producen el 90% de los desechos peligrosos (aquéllos que necesitan de un tratamiento especial que disminuya su potencialidad contaminante) entre ellos, 300 millones de toneladas por año o más que provienen de las industrias químicas o petroquímica; además, debe puntualizarse que se han registrado situaciones críticas por fugas en casi todos los depósitos de desechos químicos del mundo. El PNUMA muestra que algunas regiones, como en Denver, EEUU, la tierra que fue devastada por residuos de defoliantes y pesticidas, hace 70 años, aún no está libre de contaminación. Por otra parte, durante las últimas décadas varios países han empezado a trasladar sus desechos a otras naciones con menos controles. Se estima que más de un décimo de los desechos peligrosos de la OCDE es transportado a fronteras poco vigiladas. Con el objeto de poner mayor control en el traslado, se realizó la convención para el Control del Transporte Transfronterizo de los Desechos Peligrosos y su eliminación, con la asistencia de 116 Estados, de los que sólo 53 firmaron los compromisos acordados. El Medio Ambiente Marino Es posible que el Plan de Mediterráneo y el Plan de Acción par Kuwait no sean muy conocidos por la mayor parte de la población mundial, pero son un anuncio de que es posible llegar a la concertación en varios aspectos del medio ambiente. El Mediterráneo ha visto el paso de

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muchas civilizaciones. La mayor parte de los desperdicios de una población se vuelca al mar sin tratamiento previo, en una mezcla de petróleo, desechos industriales, fertilizantes y pesticidas que flotan de costa a costa. La renovación de las aguas del Mediterráneo, a través del Estrecho de Gibraltar, demorará 80 años. La fuga de petróleo de una planta submarina de extracción de petróleo en el Golfo de México, en el primer semestre del 2010 uno de los atentados más graves que se ha hecho a la vida del mar. Los océanos determinan el clima; la vida de la Tierra se debe a ellos. Son una fuente muy importante de alimentos para la mitad de la población del mundo. No se conoce mucho de lo que sucede en las profundidades, pero sí se sabe que las aguas costeras proveen el 90% de la cosecha marítima. La mayor parte de los desperdicios producidos en tierra y que acaban en el mar, son atrapados cerca de la costa. Los arrecifes de coral, que son las selvas tropicales oceánicas y hogar de un tercio de las especies de peces del mundo, son destruidos por esa contaminación y por la explotación excesiva. Es una de las peores formas de contaminación. Más de 120 países se han reunido para participar de diferentes programas sobre utilización y tratamiento de mares regionales. Cada programa tiene en común la inclusión de un Plan de Acción para la cooperación en el desarrollo, la verificación, el control de la contaminación y la explotación de los recursos marinos y costeros, todo esto, en el marco de una convención que consagra, con fuerza legal, compromisos legales y protocolos sobre asuntos específicos, tales como los derrames de petróleo, las operaciones de descargue en situaciones de emergencia y el estable-cimiento de zonas protegidas. Tal vez algunos datos estadísticos nos sean útiles para darnos una idea aproximada sobre lo que está ocurriendo. Casi un cuarto de la proteína animal consumida por los habitantes del mundo proviene del pescado. La captura mundial ha venido aumentando en un siete por ciento al año y por lo menos 25 de las principales pesquerías están devastadas. Unas 160 especies de mamíferos habitan en los océanos del mundo, de ellas, varias especies de grandes ballenas están en peligro, al igual que todas las especies de manatíes y varias otras de focas, delfines y nutrias. Finalmente, nos enteremos de que cientos de miles de mamíferos marinos mueren accidentalmente, atrapados en las inmensas redes de pesca (redes flotantes de hasta 60 kms de largo) los que son desechados por los pescadores. El Problema del Agua Cerca de 2,500 millones de personas viven en zonas donde el agua es escasa y a medida que la tierra pierde su cubierta de árboles, el agua para uso doméstico disminuye. Cada vez más los agrónomos y los especialistas coinciden en que es necesario tomar al agua como un recurso escaso y no renovable. Fue en la década del '80 en la que por primera vez en la Historia de la Humanidad el agua para riego per cápita y la superficie cultivable disminuyeron con relación al pasado. La Revolución Verde ha ido perdiendo impulso debido a la degradación de los suelos y al hecho de que los campesinos ya no disponen de agua suficiente para levantar varias cosechas de arroz por año. Gran parte de este agotamiento del agua se debe a la deforestación de las cuencas de captación. ¿Seguiremos permitiendo que el homo consumidorus continúe considerando el agua y el suelo como "bienes libres", simplemente para asegurar la elegancia de un modelo vacuo e inútil?

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con la actual tecnología sólo una pequeña fracción del agua que cubre la tierra es útil para la humanidad. Otra insignificante fracción está congelada en los glaciares; una porción menor aún está sepultada en la tierra y el resto, el 97 %, es salada y se encuentra en el océano. En la mayor parte de las naciones, este recurso limitado es explotado en demasía. Los desechos industriales, cloacales y de la agricultura llenan los ríos y los lagos de sustancias químicas, envenenando las fuentes de agua limpia. Las emisiones de las plantas termoeléctricas provocan las llamadas “lluvias ácidas”, fenómeno que provoca una secuencia de reacciones que destruye la vida de los lagos y de los ríos vulnerables. La tierra erosiona-da forma sedimentos en embalses, ríos y represas hidroeléctricas. La deforestación aguas arriba trae escasez o inundaciones aguas abajo. Los proyectos hidroeléctricos, de irrigación o de distribución de agua en un país pueden cortar el suministro a países vecinos. Cerca del 40% de la población del mundo depende del agua que fluye desde naciones limítrofes. De más de 200 sistemas fluviales compartidos por dos o más países, varios han sido causantes de disputas internacionales. Se considera la administración de las aguas como parte de un todo ambiental, que abarca suelos, bosques, vida silvestre, energía, asentamientos humanos y fuentes de agua como integrantes de los sistemas hídricos. Dos tercios de la población del planeta no disponen de agua limpia. Como resultado directo o indirecto de esta carencia, 46.000.000 niños menores de cinco años mueren anualmente de diarrea. La Degradación del Suelo Un puñado de tierra alberga millones de microorganismos, los que sustentan y aseguran su fertilidad. Un centímetro de capa fértil puede necesitar de siglos para formarse; sin embargo, puede perderse en un año. Hay diferentes maneras para que esto ocurra: la acción del viento, la acción de la lluvia en pendientes deforestadas, la presencia de sales esterilizantes, el envenenamiento de productos químicos... A pesar de que cada año se debe alimentar a una población mundial que aumenta en 80 millones por año, se pierden más de 20 000 millones de toneladas de suelo útil para el cultivo de alimentos. Las plagas de hambre en los países pobres son síntomas de un desastre ambiental que, poco a poco, se extiende. La degradación de la tierra crea zonas áridas, semiáridas y secas, dando comienzos a muchos procesos de desertificación. Cada año, más de 20 millones de hectáreas, un área equivalente a la República del Uruguay, pierden su capacidad productiva. Muchos países del África han abandonado virtualmente las prácticas de pastoreo y de rotación de cultivos, las que le daban al suelo un tiempo de recuperación entre cosechas. Agotados los pastos, se destruyen árboles y arbustos. La escasa capa de suelo fértil que-da así expuesta a la lluvia, al viento y al sol. El suelo que no es calcinado es arrastrado. Al faltar la leña, se usa como combustible el estiércol, lo que priva a la tierra del único fertilizante que se puede obtener en esas circunstancias. En las zonas secas la tierra productiva se vuelve desierto; en las húmedas, se degrada hasta volverse yerma.

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Los Bosques Parecería que el hombre ha declarado una guerra sin cuartel a los bosques del planeta. Alrededor de 20 millones de hectáreas de árboles, se dijo ya, desaparecen cada año y 100 millones de personas no tienen leña para cocinar. Los bosques cubren casi un tercio de la superficie seca del mundo. Los bosques de pino del Norte, las selvas tropicales del Ecuador y los bosques templados del Sur regulan el clima, protegen los recursos hídricos y dan productos por un valor de $ 100000 millones al año. El desarrollo y la deforestación han avanzado juntos: a mayor desarrollo, mayor expoliación de bosques. Desde el Imperio Romano hasta hoy, más de dos tercios de los bosques de Europa han desaparecido. El 95% de los bosques vírgenes de los EEUU ha sido talado en los últimos 160 años. Cada año se tala más de diez y siete millones de hectáreas de las selvas tropicales, las que son los ecosistemas más exuberantes del mundo. También son eliminados los bosques templados de Chile y Argentina. La reducción de los bosques altera equilibrios climáticos. No debe olvidarse que los árboles reciclan la humedad y absorben el calor solar y el bióxido de carbono. De otro lado, la tala de bosques acelera el calentamiento del planeta porque reduce la absorción del bióxido de carbono y porque libera el gas contenido en los árboles cuando éstos son quemados. Los científicos se han dado cuenta del potencial científico y económico de los bosques como fuentes de nuevas medicinas, sustancias químicas, alimentos, productos comerciales y servicios. En los países en desarrollo están desapareciendo las selvas tropicales y los bosques templados. Se los tala para leña, carbón, madera y se despeja los campos para realizar actividades de ganadería. Un tercio de las selvas tropicales de América Central ha sido talado para criar ganado. Pero la depredación más grande es la que realiza la gente pobre. Urgida por la carencia de tierras aptas, desmonta pequeños espacios para cultivar y sigue avanzando en busca de más suelos. El sistema es conocido como chaqueo. La devastación de estas zonas, que son el hábitat de la mayor parte de las especies del planeta, hace que las selvas tropicales se pierdan a razón de 34 hectáreas por minuto. La deforestación es peor aún que la degradación, puesto que ésta deja por lo menos algu-nos árboles de pie, en cambio la primera significa la destrucción total de la cubierta de árboles. Más de un millón, quinientos mil kilómetros cuadrados de bosques tropicales ya han desaparecido debido al aumento progresivo de la superficie cultivable destinada a alimentar a la población adicional que aparece cada año. En este tren de cosas, he aquí un hecho que debemos recordar: la tan mentada ampliación de la "frontera agrícola", eufemismo con que la burocracia internacional justifica la tala de árboles, se realiza a costa de los bosques; pero esta tala de bosques, cuando se realiza en países pobres, tiene por lo menos una justificación: la lucha por sobrevivir. En este sentido, el Hombre Obsesivo de los países pobres "es tan culpable de quemar los bosques, como lo es el soldado de iniciar una guerra". No hay duda de que aparte del crecimiento demográfico, la pésima distribución del ingreso es otro de los factores que hacen del Hombre Obsesivo un depredador y un desforestador involuntario, desigualdad que la "teoría pura de la elección" no considera digna de merecer un estudio analítico. Todo hace prever que la invasión de las zonas boscosas aumentará a tasas crecientes en el futuro y con ellas, disminuirá a ritmos más intensos la capacidad de sobrevivir de la especie.

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La Leña Dos terceras partes de la población de los países pobres usan la leña y el carbón como principal fuente de energía para uso doméstico; pero esta demanda se encuentra cada vez menos equilibrada con una disponibilidad que se reduce progresivamente. Las estadísticas del FNUAP demuestran que para conservar los bosques del planeta y proporcionar la leña requerida sin disminuir la disponibilidad de árboles hubiera sido necesario plantar, en los últimos tres decenios, una superficie de 750,000 kms2 con variedades de alto rendimiento. Por otra parte, los recolectores de leña deben recorrer cada vez distancias más largas para encontrarla; en algunos lugares, el trabajo agrícola de la mujer disminuye en un 40% debido al tiempo que debe dedicar para juntar leña. Cuando no se encuentra la leña suficiente, se recurre a la quema de estiércol y de residuos agrícolas como sustitutos, lo que reduce la fertilidad y las tierras de cultivo, en desmedro de la economía de las regiones afectadas. Es tal la importancia de la leña en el diario vivir de miles de millones de seres humanos, que bien podría decirse que el palo de leña es un símbolo de vida para esa parte de la población mundial y el símbolo de muerte para el total de la humanidad. La Diversidad biológica El patrimonio natural del mundo no sólo está en el conjunto de las especies, sino también en los códigos genéticos que otorgan a cada ser vivo sus características y las claves de su supervivencia y de su evolución. La ciencia puede usar los genes para preparar medicinas y alimentos, con el consiguiente beneficio para la humanidad. La diversidad biológica del mundo es un recurso enorme y subvalorado. Incluye todas las formas de vida, desde el más pequeño de los microbios, hasta el más grande de los animales, además de los ecosistemas que conforma. Se cree que en la actualidad existen más de 50 millones de especies vivas en el mundo. Al ritmo de su destrucción actual, en una década podrían perderse hasta un millón de especies. Al momento se pierden cerca de 100 especies por día. Esta pérdida significa el empobrecimiento gradual de todos los continentes, puesto que el deterioro del patrimonio biológico global trae consigo la pérdida potencial de productos nuevos y útiles. El universo de este patrimonio es más significativo de lo que hasta ahora se había creído. Por ejemplo, de unas 265 000 especies de plantas conocidas, sólo alrededor de 5.000 han sido utilizadas para alimento. Con el propósito de buscar rendimientos más altos, los científicos han reducido las propiedades genéticas de algunas especies cultivables sacrificando de esta manera la resistencia a plagas y enfermedades. Hoy se reconoce que los genes de las variedades silvestres más fuertes pueden de-volverles esa resistencia. Por ejemplo, un gen de una sola planta de Etiopía está protegiendo a la cebada de California de un virus depredador. El mejoramiento genético aumentó la producción de trigo en Asia. Sin la variedad de un amplio campo genético a nuestra disposición, tales cambios, verdaderos milagros, no serían posibles. La agricultura del futuro depende de esta riqueza. Otro acápite importante es el referido a las especies migratorias, las que únicamente pueden ser protegidas mediante el acuerdo de todos los países que están en sus rutas. Inclusive microorganismos que se asocian a enfermedades, pueden contribuir a mantener la salud del planeta

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mediante la descomposición de desperdicios y la fertilización de suelos. En los países desarrollados se emplean tecnologías microbiológicas para la elaboración de antibióticos y otras medicinas, control de las plantas, fertilización, producción de combustibles biológicos y destrucción de contaminantes. Estas aplicaciones pueden crecer mucho más aún. Las naciones subdesarrolladas pueden encontrar en la biotecnología un medio muy adecuado para aprovechar su diversidad genética en pro de su desarrollo económico. La mayor amenaza a la biodiversidad está en la destrucción de los ecosistemas, especialmente en los trópicos, como resultado del crecimiento de las ciudades, el mal manejo de la agricultura, la proliferación de presas y represas, factores a los que se deba añadir la contaminación, la explotación excesiva y la erosión. La caza furtiva, el exceso de casa y el comercio ilegal amenazan a una gran cantidad de especies. Las pérdidas de la diversidad biológica es uno de los asuntos ambientales y de desarrollo más apremiantes. Para evitar esa pérdida es preciso un enfoque integral conformado por el tríptico Población-Medio Ambiente-Desarrollo. Es preciso recordar que el futuro de la humanidad está ligado, en una irreductible unidad, al destino de todas las especies existentes, considerando que el hombre no es más que eso: una especie más de los 30 millones que hay en el planeta. Las cunas de la agricultura moderna El homo consumidorus no toma en cuenta el aporte de los recursos genéticos al rendimiento agrícola mundial. La producción de arroz, trigo y maíz representa la mitad de la producción mundial de alimentos; si a estos productos le añadimos la producción de papa, cebada, y mandioca, esa participación sube al 75%. Toda esta producción se ve amenazada por nuevas enfermedades. Para contrarrestar este peligro se debe mejorar continuamente la composición genética de estas variedades con infusiones de plasma germinativo silvestre. He aquí un par de ejemplos de lo que se hace, y se puede hacer, con el potencial genético que hay en los bosques: después que una plaga de maíz afectó las cosechas en los Estados Unidos se obtuvo, proveniente de fuentes no comerciales, un plasma germinativo resistente a las enfermedades. Poco después se descubrió en México, en una zona boscosa de las tierras altas que iban a ser taladas, una variedad de maíz parecida a la que se cultiva comercialmente. Esta variedad silvestre, conocida como el "hallazgo del siglo", es resistente por lo menos a seis enfermedades importantes. Además, puede cultivarse en zonas más frías y húmedas que las que tolera el maíz común, de modo que ofrece la posibilidad de ampliar en un 20% la zona actual de cultivo de maíz (Toda esta información proviene del FNUAP) En las tierras yermas existen muchas otras variedades silvestres de los cultivos modernos, pero debido a la destrucción de esos hábitats, se pierden recursos genéticos de valor excepcional. Estas "cunas de la agricultura moderna" se encuentran gravemente amenazadas: México, América Central, la Cordillera de los Andes, las tierras altas de Etiopía, el Oriente Medio y Asia Meridional y sudoriental, entre otras. Es indispensable que, como parte de los esfuerzos por proteger el cúmulo de especies de plantas y animales del planeta, también se adopten medidas para conservar las zonas ricas en plasma germinativo silvestre. Pero esta es una tarea que el homo consumidorus no puede cumplir: porque esas tareas "no correspondería a la Teoría espiritista de la Elección Racional" y porque estos bienes son "libres".

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La Industria Algunos países han demostrado que es posible producir más, contaminando menos. La industria química francesa, redujo los niveles de contaminación a la mitad y, al mismo tiempo, aumentó la producción en un 25 por ciento. Se estima que la clave para un desarrollo industrial sostenido es la tecnología que produce pocos residuos o ninguno, aso-ciada a una dirección cuidadosa de las operaciones para aumentar al máximo la eficiencia y la seguridad. Un objetivo de interés general para la comunidad mundial es alcanzar una producción más limpia, para lo que se hace necesaria la firma de acuerdos entre los países y el incremento de la cooperación de los más desarrollados a los menos desarrollados. La Energía La producción de energía está relacionada, de un modo directo, a la contaminación. Todas Las tomas de energía tienen un grado de riesgo para la salud humana y para el medio ambiente. Chernóbil y Fukushima han reducido en gran medida la confianza de la humanidad en la producción de energía nuclear. El uso de combustibles fósiles provoca contaminación como también la “lluvia ácida” y contribuye en forma significativa al aumento de los gases del efecto invernadero. Se estima que de 300 a 400 millones de personas sufren de enfermedades respiratorias provocadas por el humo de la leña y de los excrementos de animales. De éste y otros fenómenos similares, surge el deber priorizar el uso de la energía en forma más eficiente y a delinear sistemas de conservación en los países en desarrollo. El principal problema energético para los países en desarrollo es la escasez de leña, el que ya afecta a más de 300 millones de personas, por lo que es preciso explorar e impulsar otras alternativas. Senegal, Sri Lanka, Indonesia y Las Filipinas han demostrado que los molinos de viento, las plantas de biogás, las mini turbinas hidroeléctricas, las células solares y la gasificación pueden satisfacer las necesidades energéticas locales. Hay más; mucho más en los cientos de miles de páginas que conforman los libros especializados sobre el medio ambiente. Pero toda esa inmensa mole de conocimientos puede resumirse en dos frases: El hombre es parte de la naturaleza, Cuando atenta en contra la naturaleza, atenta en contra sí mismo, como especie Conclusión De todo esto y mucho más deducimos que es Razonable disminuir la presión negativa que la producción de bienes y servicios ejerce sobre el medio ambiente debido al progresivo aumento del consumo por el incremento de la producción orientada a satisfacer las necesidades de una población creciente; por el incremento de la producción enfilada a satisfacer los caprichos de los estratos de ingresos altos, metaforizados por el Homo consumidorus, que se expresan en la demanda de bienes superfluos. El hecho de tener cuatro automóviles en lugar de tener dos, ya no debe ser un indicador del desarrollo económico y social; finalmente, por la aplicación de tecnologías que sólo se ocupan de maximizar las ganancias o la riqueza sin tomar en cuenta los terribles daños que hacen al medio ambiente. Por todo lo visto, es posible concluir con que no existe una discrepancia entre la lógica económica y la lógica ecológica. Lo que existe es

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una gran contradicción entre el homo consumidorus, con su racionalidad del consumismo y la lógica que impone la necesidad de sobrevivir como especie. La escala de valores de la sociedad tiene que cambiar, a la par que tiene que cambiar su concepción de lo que son los recursos naturales. Éstos no son libres; al contrario, son mucho más escasos que los bienes producidos por las fábricas. La capa de ozono no puede producirse en serie; la biodiversidad perdida ya no puede recuperarse; el reservorio genético desaparecido ya no puede encontrarse; el agua inutilizada ya no puede reciclarse; los efectos de la contaminación ya no pueden revertirse, la muerte ya no puede remediarse. Si entendemos bien lo que esto significa, estaremos listos para enfrentar los obstáculos que se oponen a la búsqueda del ideal prometido: el equilibrio entre las necesidades del hombre y la conservación de la naturaleza. La vida debe garantizar vida. Esta misión es la gran responsabilidad de las instituciones sociales, es cierto, pero es la gran responsabilidad de la ciencia económica moderna dotar a esas instituciones de los instrumentos analíticos para hacerlo.

11 LA POBLACIÓN-TERRITORIO Introducción El concepto de Territorio tiene muchas interpretaciones, en consonancia con las visiones que se postula acerca del espacio, de la región, de la localidad y otros similares. En efecto, términos tan conocidos como suelo, “tierra”, “áreas de conservación, de protección, naturaleza y paisaje, áreas silvestres, ordenamiento territorial, uso de la tierra y capacidad de uso, ecología, medio ambiente y espacio geográfico, son otros tantos conceptos que participan de la noción general de Territorio. Hasta la década de los ’50, el concepto de territorio estaba subsumido en el de la geografía. Desde entonces el contenido del vocablo fue adquiriendo nuevos ribetes que lo fortificaron, hasta estructurase definitivamente. Oscar Lücke Sánchez, que es Consultor del Proyecto SINADES, en su ensayo:” Base conceptual y Metodología para los Escenarios de Ordenamiento Territorial” cita la definición que el geógrafo Olivier Dollfus propone en su libro "El Análisis Geográfico" cuya parte principal dice: ...el análisis geográfico busca comprender los modos de organización en el espacio constituido por la superficie terrestre y su biosfera, empleando un conjunto de técnicas que buscan explicar las relaciones de los seres humanos con el medio y entre sí. Algunas investigaciones geográficas se orientan con mayor énfasis hacia la organización y la evolución de los espacios naturales (se trata de la geografía física) otras hacia la distribución de los seres humanos y sus actividades en el espacio geográfico (la geografía humana)

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Los conceptos acerca del territorio han evolucionado hasta llegar a las percepciones modernas, las más comunes de las cuales identifican al territorio no solamente como un soporte de la actividad, sino como un agente activo en el proceso económico. De este modo, el espacio ejerce una influencia multiforme sobre el funcionamiento económico y las actividades económicas ejercen una fuerte influencia sobre la organización territorial, convirtiéndose en un determinante de la relación de la actividad económica, espacio-desarrollo, tal como lo concibe Hubert Mazurek (Instituto de Investigación para el Desarrollo, Proyecto AIDER CIAT/IRD) Con el objeto de familiarizarnos con los conceptos que nos servirán de instrumentos para la identificación de las variables respectivas, analizaremos, muy brevemente, algunas de las categorías. Algunas categorías necesarias Cada uno de los escenarios intelectuales en los que se mueve el hombre tiene categorías específicas que los singularizan de otros. La Economía Vital, en una de sus versiones operativas, el Desarrollo Local Complementario (DELC) también posee sus propias categorías conceptuales y reconoce la diversidad de concepciones existentes al respecto. A continuación, se citará algunos contenidos de categorías que son necesarias al tema del desarrollo; luego de analizarlos, se propondrá en cada caso, la definición promovemos ahora. Espacio Geográfico La idea más o menos intuitiva que tenemos del Espacio, unido al tiempo, conforma la categoría EspacioTiempo que se utiliza en la física moderna. Sin embargo, cuando hablamos de espacio geográfico, postulamos que se trata de un espacio que resulta de un componente tierra y lo que hay encima de la superficie de ella. A esto agregamos su prolongación aérea, dentro de los límites que traza la porción de “tierra” sobre la que se yergue el “espacio aéreo”. En este sentido, el espacio geográfico será un conjunto conformado por objetos naturales y de aquéllos construidos por el hombre; éste último, comprende una superficie de tierra delimitada y lo que está encima de ella. Territorio Gustavo Montañez Gómez y Ovidio Delgado Mahecha, en su obra “Espacio, Territorio y Región: Conceptos básicos para un proyecto nacional” citan una definición muy actualizada y pertinente del Territorio, dada por Geiger en 1996: “Una extensión terrestre delimitada que incluye una relación de poder o posesión por y organizaciones y de empresas locales, nacionales y multinacionales”. Sobre esta definición han intentado sintetizar algunas características propias de un Territorio; lo han hecho del siguiente modo: “Toda relación social tiene ocurrencia en el territorio y se expresa como territorialidad. El territorio es el escenario de las relaciones sociales y no solamente el marco espacial que delimita el dominio soberano de un Estado. El territorio es un espacio de poder, de

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gestión y de dominio del Estado, de individuos, de grupos y organizaciones y de empresas locales, nacionales y multinacionales. El territorio es una construcción social y nuestro conocimiento del mismo implica el conocimiento del proceso de su producción”. La actividad espacial de los actores es diferencial y por lo tanto su capacidad real y potencial de crear, recrear y apropiar territorio es desigual. En el espacio concurren y se sobreponen distintas territorialidades locales, regionales, nacionales y mundiales, con intereses distintos, con percepciones, valoraciones y actitudes territoriales diferentes, que generan relaciones de complementación, de cooperación y de conflicto. El territorio no es fijo, sino móvil, mutable y desequilibrado. La realidad geosocial es cambiante y requiere permanentemente nuevas formas de organización territorial. El sentido de pertenencia e identidad, el de conciencia regional, al igual que el ejercicio de la ciudadanía y de acción ciudadana, solo adquieren existencia real a partir de su expresión de territorialidad. En un mismo espacio se sobreponen múltiples territorialidades y múltiples lealtades.” Los autores complementan esta lista con la afirmación de que el Territorio incluye soberanía, propiedad, apropiación, disciplina, vigilancia y jurisdicción, y transmite la idea de cerramiento. Correia de Andrade (1966) propone la siguiente definición: “El territorio está relacionado con la idea de dominio o gestión dentro de un espacio determinado; está ligado a la idea de poder político, estatal o privado en todas las escalas” Población Hay una variedad de conceptos referidos a la población, según el ángulo perceptivo y la correspondiente ciencia que la avala. Tomaremos algunos de ellos, citados de las diferentes anotaciones que proporciona Internet, aunque en este caso no es posible identificar la fuente originaria. La definición ecológica, “conjunto de individuos de la misma especie que se encuentra en un hábitat determinado y funciona como comunidad reproductiva.” Desde la ecología humana y la demografía, “es el conjunto de personas que viven en una comunidad geográfica, territorial, administrativa, política, urbana o rural; generalmente se toma en cuenta el número de habitantes de un área” Desde la ecología humana: “Conjunto de individuos de la misma especie que conviven en un mismo lugar y tiempo. Sus rasgos principales son: su nicho, tamaño, crecimiento etc.” Desde la biología: “Conjunto de individuos de una misma especie que coexisten en un área en la que se dan condiciones que satisfacen sus necesidades de vida.” En esta percepción ya surge la variable “condiciones que satisfacen necesidades de vida” aunque sin tomar en cuenta la interacción entre hombre y territorio. En general, todas las

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definiciones de población se refieren a un grupo de personas que coexisten en un ambiente que les permite satisfacer sus necesidades, pero en ninguna, por lo menos de las citadas, se observa la interacción del territorio con el grupo de personas que lo habita. Para nuestros propósitos, se hace necesaria una definición que tome a ambas: población y territorio como una unidad indisoluble, aunque no como una identidad, por lo que voy a proponer dos conceptos. Población Definición: Es el conjunto estable de personas que habitan un territorio determinado en el que se han organizado política, social, cultural y económicamente, para enfrentar las tareas de la producción y desarrollar su identidad histórica, como parte de un todo mayor que es la Nación o el Estado al que pertenecen. Razonablemente, no es posible concebir un grupo humano sin un territorio. Territorio: Definición El territorio es una construcción histórica, cultural, económica, política social y ambiental, resultante de las relaciones interactivas entre los miembros que constituyen un grupo humano y entre ese grupo humano y el espacio geográfico que ocupan, para organizarse social, política y económicamente y enfrentar las tareas de la producción, conformando así la unidad Población-Territorio. Para que exista una Población-Territorio, el grupo humano que forma parte de la misma debe haber desarrollado un sentido de pertenencia, la que es más bien permanente y no transitoria. Un pedazo de naturaleza se convierte en territorio cuando la población que lo habita desarrolla un sentido afectivo de pertenencia a ese espacio geográfico, a través de la creación de una red de Relaciones Interactivas intra e inter tempo-espaciales. Una porción de tierra no utilizada ni influida por el hombre es un pedazo de naturaleza, no un Territorio, tal como queda definido. Estas definiciones parciales de población y de territorio, sirven de base para que definir lo que es la unidad misma de análisis sobre la que descansa la conceptualización y la operatividad de lo que propone la Economía Vital, la Población-Territorio. Población-Territorio Es el escenario espacio-temporal-sociocultural en el que realiza la evolución histórica del ser humano a través del establecimiento de las Relaciones Interactivas y de la realización de la Acción Complementaria; la Población-Territorio se encuentra en continua transformación de sí misma como la unidad primaria del ser humano en su peregrinación hacia la consolidación y fortalecimiento de su identidad histórica. La Población-Territorio y la Historia son las dos categorías existenciales del Ser. Todo lo que se hace para elevar la calidad de vida de la sociedad, bajo el principio de la Acción Complementaria sobre la naturaleza, es concretado en esa unidad; todo lo que se hace en

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esa unidad tiene la intención de elevar la calidad de vida de la Población-Territorio en particular y de la sociedad en general. Esta definición permite mostrar la continua interacción del hombre con el territorio y del territorio con el hombre, interacción que ha permitido que esa unidad, en Relación Complementaria con las demás, haya servido de marco para la consolidación de la cultura y de los sistemas institucionales, económicos, sociales, culturales y ambientales, es decir, de la identidad propia de esa población territorio. Esta unidad es la que interactúa con la región y el país de que se trate, en el marco de la legislación nacional y la propia idiosincrasia. Es aquí donde empiezan los procesos producción, acumulación e innovación. No importa que la población-territorio esté en el sector rural, pues, a diferencia de lo que sucedía en tiempos pasados, no sería Razonable considerar que un proceso desarrollo deba generarse, necesariamente, en las ciudades, aunque sí, es imprescindible contar y, en su caso, crear, las ciudades intermedias como una parte inherente a la población-territorio. La ciudad intermedia es el núcleo que reúne a las instituciones y alrededor de la que se congregan las actividades e interrelaciones entre instituciones privadas y públicas. Por otro lado, es razonable afirmar que ni la ciudad ni la unidad población-territorio conforman, por sí, el total de la demanda de los bienes que se produce, pues la producción está orientada, sobre todo, al mercado mundial, del cual, la población-territorio respectiva y la región o el país correspondientes son sólo una parte. Queda claro que las características geográficas de cada población-territorio determinan los rasgos sectoriales de cada una de ellas, por lo que el sector económico y la Población-Territorio están estrechamente relacionados. La Territorialidad El concepto de Territorialidad aparece cuando se identifica la forma de propiedad, en este caso, de la Población-Territorio los límites que le dan forma, las características del grupo humano y del espacio geográfico que la estructuran. Montañez define la territorialidad como “el grado de control de una determinada porción de espacio geográfico por una persona, un grupo social, un grupo étnico, una compañía multinacional, un Estado o un bloque de estados" (Montañez, 1997: 198) Por su lado, Lobato Correa postula que la territorialidad es el "conjunto de prácticas y sus expresiones materiales y simbólicas capaces de garantizar la apropiación y permanencia de un determinado territorio por un determinado agente social, o Estado, los diferentes grupos sociales y las empresas". De este modo, el concepto de “territorialidad” incluye el de la apropiación, definitiva o temporal, como también el de control y manipuleo social y político, para convertirse en una unidad que permite la regionalización del país. Pero, cuando el control, el poder y el sentido de propiedad, propios de la territorialidad son excesivos la regionalización lleva al “Regionalismo”, el que se asocia con una serie de comportamientos socio-políticos que tienden a desintegrar la unidad nacional. Una vez establecidos los rasgos diferenciadores de la “territorialización”, aparece el de “des territorialización” que define la pérdida de territorio por razones diversas.

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Pero hay coincidencia en la afirmación de que, el territorio se convierte, cada vez más, en una estructura activa en los procesos de desarrollo, es decir, dejan de ser escenarios pasivos para devenir actores de esos procesos. La Región Tomamos la definición de Santos, “son divisiones del espacio geográfico planetario, del espacio nacional o inclusive, local”. Al respecto, propongo la siguiente conceptualización. Es el conjunto de territorios susceptibles de un proceso de ordenamiento territorial en una división territorial que no obedece necesariamente a la división político-administrativa de un país dado. Así, una región que ha sido objeto de un ordenamiento territorial puede incluir porciones territoriales de varios departamentos o provincias, trascendiendo de este modo, los límites geográficos establecidos en la división político-administrativa de un país. La región es abierta a la movilidad de factores y de servicios y su estructura también depende de las características culturales, sociales, ambientales y políticas, tanto de las poblaciones-territorios que la conforman, como de la el Estado o la Nación. Las regiones pueden ser homogéneas en recursos naturales, culturas y costumbres; también puede ser heterogénea, cuando en ella se concentran recursos naturales, culturas y condiciones sociales y políticas diferentes. Una región debidamente consolidada depende de la consolidación y la fortaleza de sus poblacciones-territorio. Como complemento, un país consolidado y en proceso de fortalecimiento, depende a su vez, de las fortalezas de sus regiones. Por eso es que no sería razonable anteponer una región a una Población-Territorio, como tampoco antepone ninguna de éstas al país correspondiente. Aspectos del Ordenamiento Territorial Para que un grupo de gente y un pedazo de naturaleza conformen una verdadera unidad Población-Territorio, es necesario tener una visión integral de sus singularidades y potencialidades, como de la actitud de la población. Esto se logra con lo que los autores modernos califican como un proceso de Ordenamiento Territorial. Marvi Melgar Ceballos, en su trabajo “Ordenamiento Territorial” dice que éste es: Un proceso articulado, estratégicamente planificado, dinámico, iterativo cuyo objetivo es promover el aprovechamiento racional del espacio y recursos naturales; previene, mitiga suprime el “Incrementalismo Desarticulado”, uso y abuso del espacio y sus recurso, siendo lo contrario de los modelos desarrollistas… su fundamento teórico y operativo conduce hacia el desarrollo sostenible e integral de los recursos naturales y la reducción de la vulnerabilidad ambiental, el deterioro del ambiente y los recursos naturales. El Ordenamiento Territorial comprende varias áreas básicas: el ambiente físico y natural, lo social (demografía, cultura, historia, salud, educación y organización) la economía (macro y micro económica, industria, turismo, comercio, económica informal,

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forestaría y agropecuaria) la política (administración, regionalización, legislación, planificación, institucionalidad y toma de decisiones) Entre los beneficios colaterales del Ordenamiento Territorial, se inscribe la oportunidad de ejercer una democracia más genuina, menos formal y más activa, sobre la base de las decisiones conjuntas que la Población-Territorio toma para alcanzar objetivos comunes. Sin duda, la principal ventaja del Ordenamiento Territorial es que permite la utilización adecuada de los recursos disponibles y potenciales, pues sobre la base de sus características se estructuran sistemas económicos, administrativos y sociales que, debido a lo reducido de la extensión territorial y la población relativamente pequeña, se convierten en estructuras interactivas flexibles y oportunas. La Población-Territorio siempre tiene una visión de futuro y es allí en la que se desdobla la visión local-global. Inventariación de las características del territorio La inventariación se refiere a la estimación de características referidas a la ubicación, a la existencia de los principales recursos naturales, a la identificación sectorial de esos recursos y a las potencialidades que tiene. Melgar Ceballos identifica las siguientes áreas de investigación: Situación socioeconómica de las comunidades seleccionadas. Infraestructura comunal y acceso a servicios. Transporte y conexión de la población al tráfico en la región. Acceso a los servicios infraestructurales y de asistencia técnica y social. Ingresos de los agricultores y micro-empresarios. Estructura de asentamientos y de la economía regional. Estado y mantenimiento de los caminos. Impacto ecológico (erosión del suelo, deforestación) Transacciones y la concentración de la propiedad de terrenos. Principales características socio productivas. Identificación de problemas prioritarios por zona. El Regionalismo El sentido de pertenencia a una Población-Territorio determinada puede dar lugar a lo que se conoce como “Regionalismo”, es decir, a la adopción de actitudes centradas únicamente en el interés de esa Población-Territorio, con exclusión, a veces absolutas, de las demás y de los objetivos nacionales. Esta deformación surgiría debido al extremo carácter competi-

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tivo que se desarrollaría entre las diversas poblacciones-territorio, algo que será mandatorio evitar por todos los medios. El regionalismo se basa, principalmente en la creencia de que una población-territorio es “mejor” que la otra, aunque el adjetivo “mejor” nunca queda debidamente aclarado, debido a que el concepto es oscuro por naturaleza. La etnia, las costumbres y los intereses económicos de algunas élites dentro de cada unidad son las fuerzas determinantes de este comportamiento, el que tanto daño hace a la evolución de los países, especialmente, de los atrasados en los que hay una diversidad identificable de grupos humanos. En el afán excesivo de hacer prevaler los intereses locales sobre los nacionales, la regionalización trae, como una de sus secuelas, la “Territorialización”, sobre la cual, la Economía Vital tiene la siguiente percepción. La Territorialización Es el proceso por el cual cada población cree que el territorio en el que se asienta, los recursos naturales y las potencialidades de ese territorio, son algo que les pertenece en forma exclusiva y que sólo ellos tienen el derecho de explotarlos. Esto sucede cuando aparecen élites, en la mayoría de los casos, terratenientes, que quieren medrar de lo que pertenece a la población-territorio y al país. A pesar de la semejanza entre las palabras que designa a la Territorialidad, ya definida, y a la Territorialización, tal como queda identificada, ambas se distancian una de la otra en el aspecto conceptual, de tal modo que la Territorialización queda como una degeneración de la Territorialidad, la que, según se ha visto aparece cuando se identifica la forma de propiedad, en este caso, de la Población-Territorio los límites que le dan forma, las características del grupo humano y del espacio geográfico que la estructuran, mientras que la Territorialización es una actitud de apropiación exclusiva del territorio en el que se asienta una población determinada y el uso, también exclusivo, de los recursos humanos y potencialidades existentes en ese territorio. La Tierra y el Suelo En el sentido económico tradicional, la “Tierra” es uno de los factores de la producción, junto con el trabajo y el capital. Sin embargo, desde el punto de vista sostenible, la tierra es sólo un componente del Medio Ambiente, el que, a su vez, lo reemplaza como factor de producción. En cuanto al Suelo, nos parece razonable adoptar la definición de Buckman y Hardy (Buckman, H., Hardy, N. 1977) Un cuerpo natural, sintetizado en su perfil de una mezcla variable de minerales desmenuzados y modificados atmosféricamente, junto con materia orgánica, agua y aire Uso del Suelo y del Territorio Es la Relación Complementaria inmediata de hombre con la naturaleza convertida en territorio en el proceso productivo, el mismo que toma como referente la definición de “suelo”

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enunciado por Buskman y Hardy. Cuando hablamos de la necesidad de rotar cultivos, proceder a métodos de fertilización y otros parecidos, que tienen una relación directa con la actividad humana y el acto de producir, estamos hablando del uso del suelo. En cambio, la tierra incluye los derechos de tenencia de acuerdo con los regímenes relacionados con la distribución o los aspectos legales. Por otro lado, el uso del territorio se refiere a las tierras, aguas, atmósfera donde se explotan los recursos naturales mediante el uso deliberadamente determinado por el hombre, uso que incluye las zonas a ser pobladas, sobre las que se sentará cierta soberanía y las zonas silvestres y su preservación para el futuro. Así, el uso del suelo es más un asunto perteneciente a la tecnología, mientras que el uso del Territorio se amplía a cuestiones de políticas, soberanía, límites establecidos, propiedad y otros similares. La Población-Territorio y el Desarrollo La interacción que se desarrolla en la unidad Población-Territorio se expresa en diferentes formas de relaciones económicas, sociales, políticas, culturales y medioambientales. Estas relaciones pueden surgir espontáneamente, tal como lo recomiendan los teóricos del neoliberalismo, con la secuela de desigualdades e inequidades que ello conlleva. Por el otro lado, estas relaciones pueden obedecer a los acuerdos que se establecen entre el Estado, la Empresa y la Sociedad Civil, para lograr niveles más altos de vida a través de procesos concertados en cada caso, consenso reflejado en un plan de desarrollo común, en el marco de la legislación nacional. Esta es la modalidad que hemos identificado como un proceso de desarrollo “desde abajo”, es decir, desde el Municipio hasta el país en su conjunto, pasando por el Departamento respectivo. El objetivo principal de esta metodología es el mejoramiento de la calidad de vida de la población involucrada en el proceso de desarrollo, por lo tanto, será necesario definir lo que este trabajo entiende por Calidad de Vida. Una de las funciones más importantes de la trilogía encargada de la formulación y ejecución de los planes de desarrollo (Estado-Empresa-Sociedad Civil) es interconectar eficientemente los aspectos territoriales con los sectoriales a través de las empresas grandes y de los Pymes en busca de la expansión industrial en cualquiera de sus manifestaciones. Esta conexión se consigue a través de las ventajas comparativas existentes o creadas y las ventajas competitivas. Ya se dijo que las primeras tienen que ver con la calidad, cantidad y disponibilidad de los recursos naturales y humanos; mientras que las segundas se refieren a las innovaciones que aumentan las capacidades competitivas de cada unidad productiva en el diseño, la fabricación, la distribución y el servicio de los bienes que produce. Estas dos clases de ventajas deben producir también externalidades positivas para las empresas del territorio y para los otros territorios. La Población-Territorio sirve de escenario para la localización de las industrias y empresas comprometidas; en realidad es allí donde se establecen las coordenadas espaciales y sectoriales en las que se asienta una industria o empresa determinada. La localización depende

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de las condiciones de la Población-Territorio, de las externalidades creadas por la interacción de las empresas, los puntos de servicios necesarios al proceso, la tecnología existente, la potencial y la adoptada desde el exterior, la mano de obra, el conocimiento, las destrezas y todo el cúmulo de activos tangibles e intangibles existentes, potenciales y creados en la Población-Territorio. En todo caso, debe quedar claro que la empresa no es ni el comienzo ni el fin de un proceso; más bien, el comienzo y el fin es la calidad de vida de la población en cuya búsqueda, la empresa es uno de los instrumentos vitales. Este concepto es tan importante que vale la pena repetirlo: la Empresa es sólo un medio para alcanzar los objetivos propuestos en por la trilogía Estado-Empresa-Sociedad Civil, un instrumento, muy apreciado por supuesto, pero instrumento al fin. En síntesis, razonablemente propongo el uso de la Población-Territorio como la unidad de análisis para llevar adelante los proyectos y acciones necesarias a la consecución del objetivo fundamental: elevar la Calidad de Vida de la población. Esta propuesta se basa en el principio del Conocimiento Complejo que permitirá el estudio de la Población-Territorio como un sistema conformado por estructuras y elementos, tomados en su integralidad. El Costo Ambiental El costo ambiental de lo que "producimos", no está incorporado al costo del producto. El sistema capitalista no regulado, encuentra dificultades en incorporar el costo ambiental al costo total del producto, el principal óbice es la imposibilidad de identificar los precios de mercado de la dimensión ambiental. Es-te problema está muy relacionado con la necesidad de contar con un sistema de cuentas patrimoniales en términos monetarios y su inclusión en las cuentas nacionales, problema al que es preciso referirse con algún detalle. El análisis siguiente usará como base los trabajos presentados por Pedro Tsa Koumagkos bajo los títulos "La Economía Política de las Cuentas del Patrimonio Natural" y "Indicadores EconómicoAmbientales para las Cuentas Nacionales", publicados en el documento de la CEPAl, "Inventarios y Cuentas del Patrimonio Natural en América Latina y el Caribe" Nociones corrientes del patrimonio nacional En primer término, se cita a Sunkel, autor que define el patrimonio nacional como el conjunto de los elementos naturales de un país, excluyendo la sociedad. Sin embargo, algunos consideran que esta definición es muy genérica, por lo que se ha hecho algunas aclaraciones. Sejenovich y Sourro-uille, 1980, citados por Pedro Tsa Koumagkos, han destacado que las definiciones elaboradas sobre los recursos naturales no deberían hacer referencia a todos los elementos naturales, sino que debería destacarse la cualidad de algunos de ellos de ser útiles a la sociedad, por la vía de la aptitud de satisfacer necesidades humanas esenciales. Cada etapa del desarrollo de la sociedad ha tenido en consecuencia su propia relación con la naturaleza, derivada de sus propias formas de acumulación, por lo que se hace visible el carácter histórico del concepto de recursos naturales. Las dos definiciones merecen una evaluación comparativa que ocupará los siguientes párrafos de este acápite.

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La definición genérica de Sunkel tiene la virtud principal de considerar al ser humano como parte inherente a la naturaleza y, con el fin de diferenciarlo de lo que llamamos "recursos naturales", define a éstos como todo lo existente con exclusión de la sociedad. La otra definición introduce una noción de carácter histórico del concepto de recursos naturales, concepción acertada desde el punto de vista antropocéntrico, pero que en este caso parece contradecir la necesidad de llevar adelante un proceso sostenible de desarrollo, por el desconocimiento explícito que se haría de la mayor parte de los recursos naturales que sólo tiene una utilidad potencial a ser identificados en el futuro. En efecto, si se ha de definir como recurso natural sólo aquél que es útil a una sociedad concreta en un momento histórico determinado, se deduce que los recursos que en ese momento no son útiles a esa sociedad concreta no son recursos después de todo y que, por lo tanto, no merecen ser conservados. En mi opinión, esto trae una contradicción muy difícil de resolver, puesto que siendo la Ciencia y la Tecnología (C y T) existentes en un momento dado, los que determina los elementos de la naturaleza que serán útiles al hombre, la C y T podrán reputar cono los no útiles, elementos que después podrán ser reconocidos como tales, pero que en el periodo precedente habrían sido descuidados, simplemente por considerarse que no lo habían sido. Este conflicto se ve agravado por el hecho de que ni siquiera la C y T están en condiciones de pronosticar en el corto plazo las bondades potenciales de un recurso. Gligo (1986) dice que el término "Patrimonio natural" no implica necesariamente un contenido más restringido que el de naturaleza y lo define como "...el conjunto de bienes que nos han sido legados por las generaciones anteriores y que nos corresponde conservar en sus atributos fundamentales o transformarlos adecuadamente para poder transmitirlos a las generaciones futuras". Me parece que hay en la forma de esta definición cierta afinidad con la de Sunkel, al tomar como patrimonio natural (recursos naturales) el conjunto de la naturaleza; pero creo que tiene tres características de fondo que la hacen menos confiable que la de Sunkel. Primero: un acercamiento a la definición nos sugiere que el ser humano sería algo aparte de la "naturaleza", con lo que se llegaría a la dicotomía falsa y estrafalaria sociedad-naturaleza, que tanto seduce a la concepción metafísica del mundo, donde la sociedad supuestamente podría existir como algo distinto de la "naturaleza". Segundo: la expresión "el conjunto de bienes que nos han sido legados" parecería más bien referirse a un patrimonio particular o a lo sumo a un ámbito local más que al patrimonio total del planeta, puesto que hasta ahora no existe una sociedad consolidada de sociedades que tengan intereses comunes en garantizar el cuidado del patrimonio planetario, intereses que a lo sumo pueden darse en una región o en un país determinado. Una prueba de ello es que esta denominación se usa en los EEUU para identificar el patrimonio natural de esa nación. Tercero: al identificar el patrimonio como un "conjunto de bienes", implícitamente está otorgando a los recursos naturales la facultad de haber sido apropiados debidamente y de tener cierta valoración económica, dos problemas que constituyen el meollo de la inclusión de los recursos naturales en las cuentas nacionales. Francia distingue entre el patrimonio natural y el patrimonio de la contabilidad nacional, sobre la base de incluir en este último sólo los objetos apropiados y susceptibles de ser

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intercambiados entre agentes económicos, es decir, bienes. España condiciona la definición de recurso natural a todo bien no producido por el hombre y no incluido a la definición que Walrás tienen de objeto económico: “objeto útil, apropiado, valorizado y reproducible”, aunque es preciso añadir que no sólo el hombre sino también la naturaleza tiene la capacidad de producir un bien con esas características. En general, las definiciones amplias del recurso natural incluyen todo lo que existe con exclusión de la sociedad; mientras que las más estrechas, como las que están en función de las determinaciones históricas, suponen también una dicotomía sociedad-naturaleza. Pero creo que no debe perderse de vista que, si bien el hombre es parte de la naturaleza, la naturaleza es también en cierto modo "social", precisamente por la interacción entre el hombre y el mundo externo a él. La concepción histórica de los recursos naturales sería una de las expresiones de la "socialidad" de la naturaleza. En eso estribaría su aporte, pero lo haría más en el sentido gnoseológico que en el que estamos tratando aquí. En todo caso, para ir a lo seguro, estimo que es mucho más adecuada la definición de Sunkel que, si bien no tiene la elegancia de una exposición dialéctica del concepto, posee, sin embargo, la virtud de evitar abusos como los que permitiría la concepción histórica de los recursos naturales. A Continuación, se expone algunas propuestas dadas por diferentes expertos, los que han presentado el problema y también han hecho propuestas relativas a la evaluación del costo ambiental bajo percepciones complementarias. Después de las síntesis pertinentes presentaré la mía. Inventarios y cuentas del Patrimonio Natural En la obra de Nicolo Gligo “Las cuentas del patrimonio natural y el desarrollo Sustentable" se inclye relaciones entre la Economía y la Ecología. Sostiene la idea de que los recursos naturales y las fuentes de energía son limitados en el largo plazo. Esta afirmación motivó a varios economistas, entre ellos, a Nicholas Georgescu-Roegen, a relacionar las leyes de la entropía y de la termodinámica con la economía. Su declaración de que la ley de la entropía es la más económica de todas las leyes naturales ha marcado un punto de partida en la valorización de los recursos. En este sentido, es muy importante, continúa, imaginar métodos que nos permitan evaluar e inventariar integralmente lo que conocemos como recursos naturales, aunque no se debe creer que el problema se reduce a la simple determinación de un precio para cada unidad de recurso natural, puesto que la valoración de los recursos naturales va más allá de lo cuantitativo, para introducir indicadores cualitativos que relacionan el medio ambiente con la humanidad. De cualquier modo, es imperativo un acercamiento intercientífico entre la Economía y otras ciencias naturales para encontrar la verdadera dimensión ambiental. Pocos países han establecido políticas ambiental-mente sustentables, a pesar de que los problemas ambientales que se presentan son cada vez más graves. Por supuesto que los gobiernos no están interesados en mostrar que el relativo crecimiento económico de sus países no se debe tanto a la ejecución de políticas apropiadas, sino a la tremenda sobre explotación

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de los recursos naturales, a los que no se les imputa un precio por considerarlos “bienes libres”. Un elemento de la naturaleza se puede valorar de diferentes formas, ya sea atendiendo a su contribución al ecosistema, a su valor económico, a la importancia que tiene para el mundo, a su aporte a la evolución de la Población-Territorio o a su valor económico. Hasta hoy se ha valorizado sólo el valor económico del recurso y lo que se entiende por patrimonio natural de la región. La Valoración Económica del Patrimonio Natural Esta valoración, por sí sola, tiene serias limitaciones, especialmente cuando hay elementos cuyo valor no puede ser reflejado en los precios de mercado, debido a sus características intrínsecas, de localización y otros. Sin embargo, al no contar con otro método más adecuado, se ha visto por conveniente tomar la valoración económica, preferentemente cuando se trata de efectuar una asignación de recursos que permita un desarrollo sustentable. Nicolo Gligo propone la siguiente división de la valoración económica del patrimonio natural. La Valoración Económica de las Existencias Supongamos que se quiere valorar un bosque. Para el dueño del aserradero el bosque será sólo eso, un conjunto comercializable de madera, pero, para el encargado de valorarlo, ese bosque no sólo será madera, también será capacidad de producción de agua, fauna, diversidad genética, flora con recursos farmacéuticos, turismo, recreación. ¿Cómo se determinarán los precios que reflejan los diferentes usos que tiene el bosque? Los Precios de mercado parecen un gran comienzo, responde Gligo, pero sólo reflejan las preferencias presentes y marginan la importancia de la demanda futura. Para solucionar este problema los economistas han pensado en utilizar los “precios sombra” los que, en estos casos, serían los precios de reposición del sistema boscoso, estimación que, a su vez, trae muchas y grandes complicaciones. Hasta el momento de ha calculado con alguna precisión los gastos en mejora de la fauna silvestre. Se pretende extender estos procedimientos para estimar el valor patrimonial de la diversidad genética, del turismo y de la recreación. Estos estudios muestran el valor del patrimonio sobre la base de los cálculos del mantenimiento de las funciones productiva y ecosistemica. En esta experiencia, el valor patrimonial de la madera alcanza el 83% del valor patrimonial del ecosistema en estudio, valor muy poco sensible a las demás funciones productivas y de mantenimiento del ecosistema. Aunque sólo sea por intuición, nos sorprendemos con el autor ante la ponderación exagerada que se da a la madera sobre la suma de las otras funciones del bosque, como ecosistema. La disponibilidad de la madera es sólo una de las funciones económicas del bosque. Quedan otras tan importantes como la fauna, la diversidad genética, la capacidad de producir agua…a las que el autor se refiere en párrafo anterior. Esas funciones deben ser debidamente ponderadas sin que se las infravalore por algún malentendido de lo que puede ser medible cuantitativamente y lo que supuestamente no puede ser. A continuación, Gligo dice que se propone trabajar en dos tipos de ingreso: el ingreso real, que sería el ingreso bruto menos los costos económicos (No confundir con el Ingreso Real que resulta de la división del Ingreso

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nominal sobre el nivel general de precios) Por otra parte, se tendría el ingreso ajustado, que sería el ingreso real menos los costos ecológicos y sociales. Tanto los ingresos brutos como los costos económicos se calculan sobre la base de los precios de mercado, quedando la tarea, aún inconclusa, de encontrar la metodología que permita calcular los costos ecológicos y sociales. La Valoración de la Fracción del Crecimiento Imputada al Deterioro Ambiental Esta valoración, dice Gligo, descansa sobre el principio planteado por John Hicks, según el cual, el ingreso representa el consumo máximo que puede efectuarse sin que se modifique el patrimonio de una sociedad o individuo. Con ese concepto en mente, se restó del valor bruto de la producción el costo de los insumos y se obtuvo lo que el autor llamó el “Ingreso Económico”. Luego se estimaron los costos ambientales derivados de las distintas actividades económicas sobre la base del cálculo de la erosión, la pérdida del bosque, la pérdida de retención de capacidad hídrica, el incendio de árboles adultos y la pérdida de la masa forestal reproductiva. Con el objeto de estimar la proporción del ingreso económico que representaban los costos ambientales, se calculó un coeficiente de costo ambiental por unidad de ingreso económico. Con el objeto de calcular el impacto de la reducción del patrimonio en la disponibilidad de recursos (agua, bosque, tierra) simplemente se calculó la diferencia de las existencias físicas antes y después del proceso de explotación. La Economía Vital afirma que no basta calcular la diferencia de las existencias físicas antes y después del evento, pues debe tomarse en cuenta el hecho de que un ecosistema sin bosque tiene un valor inferior a uno con bosque en una proporción que excede el simple cálculo económico de los recursos naturales absorbidos en el proceso productivo. Las Cuentas Nacionales Tradicionales No toman en cuenta ni el agotamiento ni el deterioro de los recursos naturales; al momento, dice Gligo, existen dos alternativas teóricas de interés: modificar el producto nacional neto, introduciendo el concepto de “Depreciación Ambiental”. La otra manera sería cargar al PIB los servicios ambientales. En el producto se aumentaría el consumo privado, agregándole el valor de la producción generada por el uso de los recursos ambientales. Sobre el particular, creo que la primera recomendación del anterior párrafo es relevante. Como se sabe, en la actualidad se calcula el PIB neto restando al PIB la depreciación del capital fijo utilizado en el proceso de producción. Sin embargo, esa primera propuesta, sugiere que además de la depreciación del capital fijo, se reste también lo que el autor llama la “Depredación Ambiental” con lo que el producto nacional neto será todavía menor al que se obtiene con los métodos convencionales, por lo que reflejaría de un modo más adecuado el verdadero valor de la producción neta. Por otro lado, la intención de Gligo en su segunda propuesta pretendería establecer la contraparte contable necesaria a la depredación ambiental. Con este método se pondría en vigencia la fórmula que establece que el PIB modificado sería igual al PIB tradicional, más los servicios ambientales y menos los daños ambientales (Peskin,

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1989) Claro está que esta valoración del nuevo PIB se lleva a cabo en moneda, lo que posiblemente no sería aceptado por países o regiones en los que el medio ambiente tiene consideraciones éticas, dice el autor. En todo caso, se trata de evitar el financiamiento del consumo con la depreciación del patrimonio de recursos naturales. Orientaciones regionales A continuación, Gligo propone: incorporar el medio ambiente como una dimensión básica; hacer que las cuentas patrimoniales se constituyan en una herramienta de planificación y gestión del desarrollo ambientalmente sustentable; establecer que cada país desarrolle su propio método con su dotación de bienes y recursos naturales; por último, tomar en cuenta el sistema de cuentas físico (hectáreas cultivables, áreas forestales y otros) a la par que el sistema de cuentas económico. Un sistema de cuentas físico es mucho más que la suma de sus inventarios parciales, pues implica, entre otros, las interacciones ecosistémicas y los niveles de perturbación y deterioro de cada recurso en conexión con los otros. El autor termina su artículo expresando que es imperativa la formulación de las cuentas del Patrimonio natural sobre la base de un programa eficiente de investigación de los recursos naturales. La Metodología de las Cuentas del Patrimonio Natural Ana Christine Waishburger ha hecho una revisión de las metodologías sobre las cuentas del patrimonio natural, explicando que las existentes se reducen a medir el crecimiento económico por medio del PIB y el PIN (Producto Interno Bruto y Neto, respectivamente) pero como sólo toman en cuenta las transacciones del mercado, la medición es incompleta, pues no se contabilizan las economías informales, las de subsistencia, la dimensión ambiental ni la distribución real del ingreso. Arbitrariamente se dice que los recursos naturales (aire, agua, biodiversidad, fauna y la flora silvestre, árboles forestales…) son bienes libres y por eso no tienen precio. Los precios de mercado se rigen por los costos de explotación, transporte y un margen de ganancias; no se toma en cuenta las pérdidas patrimoniales. La autora sostiene que las cuentas patrimoniales podrían ayudar a los países a tomar conciencia de la problemática ambiental, la que incluye el patrimonio natural de cada nación; de otro modo, las cuentas nacionales no podrían ser una medida completa del bienestar nacional. También se ha propuesto la revisión de los ingresos provenientes de algunos recursos naturales susceptibles de ser explotados para comercializarlos, tales como el petróleo, los minerales, la fauna... para restar de estos ingresos sus costos ambientales, contabilizando así la degradación y depreciación del acervo natural. Los expertos en cuentas nacionales se han negado a introducir estas modificaciones aduciendo que: “es imposible contabilizar bienes que no han sido producidos (marcando una diferencia entre depreciación y degradación) y que no es posible introducir medidas normativas a la contabilidad. “Si un país ha aceptado vivir en un ambiente deteriorado no cabe a las cuentas nacionales obligar a que ese país adopte medidas más rigurosas”. Esta clase de actitudes son las que frenan todas las iniciativas para llevar adelante cambios fundamentales en la metodología de las cuentas nacionales, en este caso, en la introducción de las cuentas patrimoniales. Por su parte, el modelo DELC que propongo, toma en cuenta la necesidad de introducir las cuentas patrimoniales; sin embargo, no concuerda con

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la autora en el sentido de que se debe restar los costos ambientales de los ingresos de la comercialización de recursos naturales; al contrario, la propuesta que pondré a consideración de los lectores en este mismo capítulo, más bien cree que es necesario aumentar el precio para incluir los costos ambientales. Las Cuentas Satélite del Patrimonio Natural Estas cuentas reciben el nombre de “Satélite” por su carácter de ser cuentas que derivan del núcleo central: la Contabilidad Nacional. Estas cuentas permiten un estudio más detallado de los comportamientos de un área específica, tales como los aportes del medio ambiente al PIB, la protección social, la Investigación y desarrollo, el turismo y otros. En el caso del medio ambiente, las cuentas patrimoniales satelitales muestran los aportes de los diferentes componentes que los recursos naturales hacen a la creación del PIB, tales como la biodiversidad, la fertilidad del suelo, la capacidad de los árboles de oxigenar las cuencas hídricas… En el caso del turismo, por ejemplo, las cuentas satelitales nos detallan los aportes del turismo a la ampliación de las ofertas de bienes y servicios debido al turismo, pero queque no sólo se dedican a satisfacer las exigencias del turismo, pero que estiman, v.g, la parte del incremento de la oferta de un bien debido exclusivamente al turismo. Hasta fines de la década del ’60, la naturaleza había sido considerada como un obsequio que otorgaba recursos y recibía desechos sin ningún costo. Pero después se descubrió los costos ocultos del desarrollo y se consideró otros factores que definían el bienestar de la sociedad tales como el medio ambiente y la identificación socio-cultural. Los costos de reproducción y de reposición ambientales y los costos de defensa del medio han aumentado progresivamente. Pero se están tomando algunas medidas al respecto. En Suiza, por ejemplo, se propuso al Estado que adjudicara a cada empresa cierta cantidad de equivalentes ecológicos por un valor determinado, los que podrían ser utilizados para contaminar. En Francia hay la renovabilidad, es decir, la capacidad de regeneración de un recurso dentro de un plazo previsible, el que generalmente coincide con el periodo de una generación que es de 25 años. La tasa de uso o deterioro no debe exceder la tasa de reposición. Hay tres categorías de recursos: renovables (viento, corrientes marinas, ciclos de agua) condicionalmente renovables (suelos, bosques, fauna) y no renovables (minerales, petróleo, gas) Se excluyen todos los componentes que están fuera de la influencia humana (rayos solares, geomorfología) En Noruega se considera que los recursos naturales son un bien o capital del Estado el que debe administrarlos con miras a largo plazo. Los ingresos provenientes de esa administración son distribuidos entre la sociedad. El Estado debe asumir un papel regulador sobre la explotación y uso de los recursos para garantizar el desarrollo de las generaciones futuras. Indicadores Económico-Ambientales para las Cuentas Nacionales Pedro Tsakoumagkos, profesor de la Universidad de Buenos Aires reserva la frase “recursos naturales sociales” para los recursos naturales que sólo potencialmente son valores de uso en tanto no han sido objeto de apropiación-valoración; sigue el ejemplo de la mayoría de los

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teóricos que niegan valor a todos aquellos recursos que la técnica actual no les concede un precio de mercado. Las diversas propuestas de indicadores económico-ambientales deben reconocer, dice, la imposibilidad de conocer los precios de la tierra y el hecho de que, con relación al deterioro ambiental, sólo son computados en la medida en que entren en la esfera del valor. En la propuesta concreta se explica que existen elementos naturales que caen fuera de la esfera del proceso de valorización y que por lo tanto no son valores en sí ni va-lores de uso. Se propone incluir, como parte de las cuentas nacionales, los activos físicos naturales como parte del capital. En ese conjunto se contabilizarían los yacimientos naturales, los bosques y otros, pero al modo de un capital fijo incorporado a la tierra y sujeto al proceso de depreciación, como cualquier otro capital. Otras Propuestas para el Análisis de las Cuentas Patrimoniales H. Daly (“Operationalizing susteinable development by investing in natural capital”) propone un nuevo sistema de contabilidad en el que se abandona el PIB como flujo y se crea uno nuevo que se basa en el concepto de existencias de capital, incluyéndose el “capital natural”. El PIB, tal como lo conocemos hoy, sería cambiado con un PIB basado en criterios ecológicos. En vez de sus categorías actuales (gastos, crecimiento de bienes y servicios, consumo…) sugiere las siguientes cuentas: cuenta de beneficios, en la que se incluirían los beneficios ambientales, de una parte; por otra, los gastos y el capital (incluso el “capital ambiental”) En síntesis, cualquiera que sea la modalidad que cada nación adopte, la valoración de los factores ambientales tendrá grandes repercusiones en el concepto no sólo de lo que es el PIB, sino también en términos de cómo debe considerarse, en términos de sustentabilidad, un proceso de desarrollo. Las diferentes propuestas que hemos citado tienen en común el hecho de que proponen la valoración de los recursos naturales, quizás por la dificultad técnica de asignarles precios de mercado. Esta situación obliga a buscar nuevos parámetros, no poniendo el énfasis en la exactitud con que pueda realizarse las respectivas mediciones sino en la necesidad de tomar el medio ambiente como una variable. Crítica a una propuesta La Economía Vital rechaza que los recursos naturales sean objeto de depreciación, dado que los recursos naturales pueden reponerse, con políticas apropiadas, algo que no se puede hacer con el capital fijo. De esta posición, podría inferirse que todo el deterioro ambiental ocasionado por una actividad productiva puede ser reducido a una cantidad determinada de “materias primas básicas”, cuyo flujo, valorado como todas las demás materias básicas, ingresaría en las cuentas nacionales. Tal intento, parece, en principio, muy racional y viable, pero tienen algunos aspectos que le quitan la seriedad que debe tener un método que realmente mida y valore el deterioro ambiental como resultado de una producción productiva. Entre otros, los aspectos negativos de la propuesta se expresarían en que se identificaría como materias primas básicas, sólo las que podrían ser valoradas a precio de mercado, excluyendo todo el deterioro ambiental que no puedan ser identificadas como tales. Por otra parte, se toma en cuenta el costo de las “materias primas básicas” en el producto y no el costo de reposición

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para que el medio ambiente vuelva a ser como era antes de la actividad productiva, lo que es un error. Interpreto esta afirmación en el sentido de que todo el deterioro ambiental ocasionado por una actividad productiva puede ser reducido a una cantidad determinada de "materias primas básicas" cuyo flujo, valorizado como todas las demás materias básicas, ingresaría en las cuentas nacionales. Este intento parece muy racional en principio, y la propuesta parece viable, además, pero tiene algunos aspectos que le quitan la posibilidad de ser un método que realmente mida y valore el deterioro ambiental debido a una actividad productiva. En primer término, se parte de la idea de que las materias primas básicas son ya materialización de valores de cierta magnitud (en otro acápite dice textualmente que muchos procesos de deterioro ambiental caen fuera de sus posibilidades significadoras) es decir, la valorización de esas materias, que para nosotros es el punto fundamental del cálculo, para el autor ya está definida en principio. En segundo término, identifica como materias primas básicas solamente aquéllas que pueden ser valorizadas a valor de mercado, excluyendo todo el deterioro ambiental que no pueda ser expresado en estas "materias primas básicas". Por último, toma en cuenta solamente el costo de las "materias primas básicas" en el producto y no el costo de reposición para que el medio ambiente vuelva a ser como era antes de la actividad productiva. Este es un punto en contra muy importante, puesto que no toma en cuenta en el costo del producto el deterioro ambiental. La Economía Vital establece que, si no se incluye los costos de reposición del medio ambiente en el precio final del producto, ha de llegar el momento en que el planeta, al menos teóricamente, ya estará completamente deteriorado y nada quedará para ser valorizado después. Por todos estos aspectos, reitero la necesidad de tomar parámetros que no sean de mercado para valorizar el deterioro del medio ambiente, como resultado de una actividad de producción o de consumo y reafirmo mi propuesta de que sea el Estado el que impute precios al uso y deterioro del medio ambiente, de acuerdo con las prioridades del país y de la comunidad internacional. La imputación de precios del deterioro del medio ambiente no es una cuestión de mercado, es un asunto de supervivencia de la especie misma y por ello exige instrumentos no convencionales y la participación de la comunidad internacional en su determinación. Un aspecto muy importante de los intentos de contabilizar el patrimonio natural (o los recursos naturales) es la consideración del precio que deberá imputarse a cada uno de ellos en cada caso. Tomemos el ejemplo de Gligo: supongamos que deseamos valorizar un bosque. Para el dueño de un aserradero el bosque es sólo un conjunto comerciable de madera; pero, para el encargado de valorarlo, ese bosque es algo más que madera, es también una fuente de producción de agua, fauna, diversidad genética, flora, recursos farmacéuticos, turismo, recreación; ¿Cómo se determinan los precios que reflejen los diferentes usos que tiene el bosque y la apropiación de esos usos que se lleva a cabo en el momento de la explotación de madera por parte del industrial? Para contestar esta pregunta, el sistema capitalista tiene que aceptar la necesidad de recurrir a otros parámetros diferentes del mercado en el proceso de contabilizar los recursos naturales. En este caso, debería pensarse en la posibilidad de imputar, a través del Estado, precios basados en lo que podríamos llamar "costos de prioridad nacional", los mismos que se expresarían mediante coeficientes de

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ponderación del precio de mercado del artículo en cuestión, periódicamente revisados, los que serían pagados con la devolución que el industrial haría de la parte del incremento del precio de su producto, asociado a los costos ambientales; esto funcionaría como un impuesto a las empresas por uso y deterioro del medio ambiente. Los costos devueltos más un recargo estimado en cada caso, podrían llamarse "ingresos por reposición del medio ambiente", y serían un poco más elevados que los "costos de prioridad nacional". Esa diferencia se explicaría por el costo imputado que implicaría el periodo de espera y los gastos de reposición para que el bosque fuera otra vez lo que había sido antes de la explotación de madera, en este caso. Las devoluciones por parte del empresario, más un porcentaje sobre los mismos, serían contabilizados como un ingreso asignado a la reposición de los recursos naturales insumidos en la producción de los bienes producidos. Por supuesto que los "costos de prioridad nacional" y los "ingresos de reposición del medio ambiente" variarían de país a país, de acuerdo con la dotación de recursos naturales y a las prioridades consiguientes que cada uno tuviera. Estos "ingresos" tendrían que ser mayores a los costos originales, porque un ambiente sin bosque es inferior a uno con bosque, antes de que el bosque haya sido restituido en su totalidad. También queda claro que, en virtud de que el medio ambiente de una nación trasciende el interés nacional y se convierte en un asunto que atañe al planeta en general, debería existir una especie de consenso internacional, para que cada país señale sus coeficientes respectivos dentro de ciertos márgenes elaborados por una entidad técnica mundial, so pena de ser marginados en los acuerdos sobre comercio, aranceles… que en el futuro serán más generalizados y de mayor obligatoriedad. Ahora bien, ¿Qué significa lo anteriormente expuesto? Pues significa que el sistema capitalista deberá adaptarse cada vez más a los requerimientos del medio ambiente, adoptando métodos y procedimientos de valuación de los recursos naturales, en este caso, extraños a la modalidad de un capitalismo mercantil puro. Resumiendo La concepción histórica de los recursos naturales toma en cuenta solamente las cualidades de utilidad del recurso natural, excluye sus cualidades potenciales que serán descubiertas por las próximas generaciones. Es cierto que los recursos naturales tienen un carácter histórico; más aún, se podría decir que la concepción del carácter histórico de los recursos naturales es aplicable sobre todo al sistema capitalista, debido a que nunca como durante su vigencia, ha habido la necesidad de clasificarlos de forma tan sistemática; pero esta concepción no nos brinda los instrumentos necesarios para medir el deterioro del medio ambiente en toda su amplitud; al contrario, únicamente nos autoriza a explotarlos sin tomar en cuenta los preceptos de la conservación. Por su parte, la noción de que "recurso natural es todo lo que existe excepto la sociedad", pertenecería a un sistema más bien comunitario de tipo futurista; pero, si se ha de conservar los recursos naturales y han de ser explotados de forma sostenible, ha de ser imperativo aplicar a un sistema capitalista una definición concebida para un futuro sistema de tipo comunitario en el mundo.

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ECONOMÍA VITAL: PROPUESTA La estimación del verdadero valor del PIB

La siguiente propuesta, que es la que se aplicará al modelo DELC parte de la necesidad de tomar al medio ambiente como un factor de producción en vez del concepto pasivo de “tierra”. La Valuación La locura colectiva que arrastra el planeta deriva también de otro silogismo propio del homo consumidorus: lo que no tiene precio de mercado no tiene valor; no cuenta. Por lo tanto, el medio ambiente, que no puede ser valuado a precios de mercado, no existe para los neoclásicos en todas sus variedades. Pero hay una nueva ola de opinión que ve con gran claridad las fatales consecuencias de no otorgar un valor a los bienes ambientales, independientemente de que el mercado otorgue o no su visto bueno. A la pregunta tradicional ¿cuál será el beneficio de construir un nuevo camino? Se opone la pregunta contemporánea ¿cuál será el costo de construir el nuevo camino y cuál el beneficio de no construirlo? Pero estas personas se dividen en dos grandes grupos: los fanáticos que creen que el medio ambiente debe mantenerse per se, virginalmente intocado por la mano del hombre, por un lado y, por el otro, los que creen que el medio ambiente debe ser conservado para sostener la vida de la especie humana y de la misma naturaleza. Los últimos definen la conservación como el proceso de explotación racional del medio ambiente, de manera tal que se garantice la satisfacción de las necesidades del presente sin poner en riesgo la satisfacción de las necesidades futuras. Yo me encuentro entre los que componen la según-da camada, entre los que definen tan acertadamente lo que es la Conservación Economía Vital: El PIB por el método del Valor Agregado El PIB, medido en su forma actual, es decir, tradicional resulta de la suma de los valores agregados producidos por cada uno de los sectores de la economía; esto es: PIB = A + I + M + ... + S

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Donde, A, I, M... S, significan: Agrigultura, Industria, Minería, Servicios… Al postular que el medio ambiente es un sector productivo cuya razón de ser es proporcionar la posibilidad de que se lleve a cabo cualquier proceso productivo, el PIB debería incluirlo. De este modo, el nuevo PIB(m) resultaría de la suma de los siguientes valores agregados: PIB(m) = A + I + M + ... + S + MA (m) significa que se introduce en el PIB la dimensión ambiental MA = Valor Agregado del Medio Ambiente

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(2)


Por supuesto, que el valor formal de la igualdad (2) será mayor que el de la igualdad (1), aunque en la realidad ambos tendrán el mismo valor, debido a que en la valuación actual no se toma en cuenta el aporte del Medio Ambiente y se subvalora el valor total del producto Economía Vital: Cálculo del PIB por el método del Ingreso En la actualidad el PIB medido por el método del Ingreso se calcula sumando todos los ingresos que reciben los dos factores de producción: el trabajo y el capital; en este sentido, si denominamos: S = Salario, al ingreso recibido por los trabajadores; K = Capital, al ingreso total recibido por los dueños del capital, el PIB de una economía cerrada será: PIB = S + K

(3)

Introduciendo la variable ambiental como un factor de producción, tal como se contabilizará en el modelo DELC, los retornos al medio ambiente se medirían como se miden los retornos al trabajo (salario) y al capital (beneficio) En otras palabras, habría un ingreso percibido por el Medio Ambiente en su calidad de factor de producción; este ingreso estaría representado por RA ("Reposición Ambiental") Con eso, tendríamos la nueva igualdad en los siguientes términos: PIB = S + K + RA (4) Por supuesto que el valor formal de la igualdad (4) sería mayor que el valor formal de la igualdad (3) porque se estaría valorando el ingreso que se destinaría a la reposición del medio ambiente. Aunque, como en el caso de los valores agregados, en la realidad ambas igualdades son equivalentes entre sí, debido a la infravaloración que se hace de RA en (1) Economía Vital: Cálculo del PIB por el método del Gasto En la actualidad el PIB calculado por el método tradicional del gasto para una economía cerrada utiliza la siguiente igualdad: PIB = Cp + Cg + Ik

(5)

donde: Cp = Consumo Privado; Cg = Consumo del Gobierno; I = Inversión en bienes de capital (maquinarias, edificios…) Con la introducción de la variable ambiental, la igualdad (5) cambiaría del siguiente modo: PIB = Cp + Cg + Ik + Ia

(6)

Ia = Inversión en el medio ambiente La introducción de la dimensión ambiental cambiaría la actual estructura de las cuentas nacionales, lo que no sería una tarea fácil, pero permitiría ponernos en la dimensión real del mundo en que vivimos. Por lo expuesto en este acápite es preciso que nos demos cuenta de

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lo importante que es valuar el coste del medio ambiente incorporado en el producto, encontrando en cada caso, la metodología para hacerlo. Sólo cuando lo valuemos correctamente se podrá hablar de costos de oportunidad verdaderos. A pesar del significativo cambio que significa la introducción del medio ambiente como un factor de producción y al mismo tiempo, como una forma de estimar con mayor precisión el PIB y una vez que el DELC se haya consolidado como tal, el medio ambiente será sustituido por la Naturaleza, de tal manera que se identificará otra vez a los verdaderos creadores de la riqueza: el trabajo del hombre y la magia creadora de la naturaleza.

12 SOBRE LA NATURALEZA DE LA ECONOMÍA Algunas percepciones epistemológicas sobre la naturaleza de la economía En primer término, es preciso anotar la diferencia que hago entre lo que es gnoseología y epistemología: al igual que varios autores, guardo la primera para el estudio del conocimiento en general; la segunda, para el estudio del conocimiento científico; en este caso de la ciencia económica. Con esta diferenciación y avalado por mi afirmación de que todos perciben todo de acuerdo con sus intereses y circunstancias, debo hacer pequeños análisis sobre algunas de las principales percepciones que sobre la Economía han sido formuladas en la historia del pensamiento económico. La Visión de los Clásicos (Base de referencia: Sebastián Marotz, “Epistemología de la Economía”) El nacimiento de la Economía Política como una ciencia social, exige la consideración de las percepciones epistemológicas para establecer su campo metodológico. Adam Smith, recurre a las ciencias naturales y, sobre todo, a las leyes de Newton, para aplicarlas a la Economía. Eso es lo que hace, cuando aplica el interés personal en la “Investigación …” y en el principio de la Empatía en “La teoría de los Sentimiento Morales”, aunque lo hace desde una perspectiva típicamente deductiva, que es el principio que singulariza la epistemología de los fundadores de la ciencia económica. Algunos años después, J. S. Mill sigue con atención el debate de Ricardo y Malthus sobre varios temas concernientes a la Economía Política a los que se suman aquéllos que se entablan entre los economistas y los reformadores sociales. Su ensayo “On the Definition of Political Economy” continúa la tradición que había impuesto Bentham y Comte, lo que le exige basar sus percepciones en “la realidad positiva” y desechar el apriorismo kantiano, pues considera que la afirmación de que el conocimiento pueda partir de la intuición, independientemente de la experiencia, es una

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proposición falsa. Pero eso no significa que deje de lado algunos de los fundamentos a priori en sus consideraciones sobre la ciencia económica; así, por ejemplo, cree que el nervio motor de la acción humana sería el deseo de la riqueza, la que estaría limitada por el ocio y los deseos de consumir. Tal como puede verse, aunque estos principios partirían de una observación de la experiencia, no pueden verificarse. Así, el principio abstracto, a priori, obtenido por introspección sólo puede observarse en la realidad en algunas ocasiones y por la presencia simultánea de muchas otras circunstancias. De esta afirmación deduciría que las leyes económicas deben y pueden ser verificadas, pero el hecho de que una circunstancia particular no la verifique no implica que la ley deba ser descartada. Marshall (1948), en sus “Principios” si bien no se refiere con mucha profundidad a las cuestiones metodológicas ni a la comprobación de las teorías, sigue una línea conciliadora con la escuela histórica, aunque la economía que propone es una en la cual se parte de algunos principios básicos derivados de la introspección, que son elaborados matemáticamente, aunque se exponen prescindiendo de esa herramienta, y que luego se verifican con ejemplos, y si bien sostiene el principio de la unidad de la ciencia, atribuye a las leyes económicas el carácter de tendencias, que son mucho más imprecisas que en la física. Se refiere al ejemplo de la ley de la gravedad, que dada la existencia de fricción y de otras fuerzas se transforma en una tendencia, igual que, sostiene, sucede con las mareas, que tienen un componente aleatorio. Pareto, que no puede definirse estrictamente como un continuador de la tradición clásica, realiza tempranamente un análisis del rol de la comprobación empírica que resulta por demás interesante. En su Manual de Economía Política sostiene que hay tres formas de hacer economía: buscando el bienestar de una persona o de una empresa, el de toda la sociedad o “solamente la búsqueda de uniformidades que presentan los fenómenos sin tener como fin ninguna utilidad práctica directa”, es decir que se persigue la finalidad exclusivamente científica de aumentar el conocimiento por sí. Pareto aboga por esta última posición, y -afirma- se separa así de Smith y de Stuart Mill, quienes, si bien se refieren en la mayor parte de los casos al tercero de los enfoques enunciados, también adoptan en varios pasajes de sus obras al primero y al segundo. Cuando se refiere más adelante a la comprobación empírica lo hace de esta manera: “Hay que añadir que las teorías no son sino medios para conocer y estudiar los fenómenos. Una teoría puede ser buena para alcanzar cierto fin. Otra puede serlo para alcanzar otro. Pero de todas maneras deben estar de acuerdo con los hechos, porque si no, no tendrían ninguna utilidad. El estudio cualitativo debe ser sustituido por el estudio cuantitativo, y buscar en qué medida la teoría se aparta de la realidad. De dos teorías escogeremos la que se aparte menos. La Percepción Axiomático-Deductiva (“El Método en la Economía Política” de la obra de Gabriel J. Zanotti) La percepción axiomático-deductiva se construye sobre axiomas (proposiciones “evidentes por sí mismas”) teoremas (proposiciones deducidas de los axiomas) y definiciones y reglas

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de estructuración interna. La singularidad de este modo de conocer es que, en contraposición al método positivista, no requiere, necesariamente, recurrir a “la realidad” para establecer sus bases teóricas, ejecutar sus procesos y llegar a sus resultados, pues confía en que las reglas y el uso adecuado de a deducción sistemática hablarán por sí solos. Nassau William Senior (An Introductory Lecture of Political Economy) En eta obra, Senior afirma que la ciencia económica nos enseña en qué consiste la riqueza, quienes la distribuyen, cuáles son las instituciones y costumbres para dar la mayor riqueza a cada individuo. Al adoptar este procedimiento establece sus axiomas sobre la riqueza, la maximización del beneficio, la formación del capital, la ley de rendimientos decrecientes y sobre los factores limitantes de la población. Posteriormente, en “Cuatro ensayos en Economía Política” determina que el objeto de la economía no es el estudio de cosas materiales, sino de interacciones sociales cuyo sentido depende de la finalidad de los sujetos actuantes. Dice que los términos técnicos de la Economía política, tales como demanda, utilidad, valor… son ideas mentales: mientras que los “objetos” como riqueza, capital, renta, salarios, ganancia…” son resultado de “afecciones de la mente”. Como resultado, surge una nueva definición de Economía Política: la ciencia que expresa las leyes que regulan la producción y la distribución de la riqueza en la medida en que dependen de la acción de la mente humana. Senior estima que los axiomas no son hipotéticos, sino verdaderos porque tienen conexiones con hechos cuya evidencia deriva de la observación y de lo que llama “evidencia mental”. Sin embargo, tal como dice Zanotti, el axioma de la “maximización del beneficio (“las personas tratarán de conseguir la mayor cantidad posible de riqueza”) es una hipótesis asumida. A pesar de ello, Senior rechaza las hipótesis no basadas en la observación, puesto que nadie querría una ciencia basada en hipótesis fabricadas a priori, en premisas arbitrarias y deformadas por la posibilidad de los errores lógicos en su desarrollo. J.Stuart Mill (On the Definition of Political Economy) Conocido como un gran defensor del inductivismo en las ciencias naturales, escoge para la Economía un método hipotético-deductivo, en el sentido de que sus hipótesis reemplazan a los axiomas de los cuales deduce un conjunto de leyes económicas. Afirma que la Economía no puede ser un manual para aumentar la riqueza; más bien sería el resultado de una ciencia. Es que la ciencia no se enfocaría al asunto de fines, medios y reglas sino más bien, se orientaría al conocimiento de los fenómenos y sus leyes. Coincide con Senior al postular que las leyes de la producción y distribución se relacionen con fenómenos físicos, éstos se relacionan, a su vez, con fenómenos mentales que derivan de la conducta humana. De este modo, la definición de Economía sería: “la ciencia que trata de la producción y distribución de riqueza en la medida en que dependen de las leyes de la naturaleza humana”. A partir de un axioma que se podría considerar como el de la maximización, la Economía extraería

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conclusiones haciendo abstracción de cualquier otra consideración y asumiendo que la obtención de la riqueza sería el único fin del hombre, lo que, a su juicio, sería también una buena aproximación a la realidad. En este sentido, la Economía se desarrolla a partir de suposiciones y no de hechos; es decir, sería apriorística. Se basaría en “verdades abstractas” a la que las “circunstancias” convertirían en concretas. Por su parte, el método a posteriori no sirve para descubrir la verdad sino para verificarla. Zanotti dice que, sobre el particular, Mill adelanta el método de falsación, como un proceso que nos indica que estamos omitiendo alguna causa perturbadora. En síntesis: lo que une a Senior con Mill es la concepción hipotético-deductiva, a priori; lo que los separa es la consistencia de las proposiciones iniciales; para Senior, deberán ser “reales”, en cambio, para Mill serán hipotética; pero las premisas serán hipótesis verificables a posteriori. En este sentido, los analistas dicen que el apriorismo de Mill es, en realidad, el deductivismo hipotético, como un antecedente valioso a la percepción de Popper, quien aplicará este procedimiento por él perfeccionado, a todas las ciencias y no sólo a las sociales. Hay pues en Mill un punto intermedio entre el conocimiento empírico y el formal y cuya teoría del conocimiento se funda en la premisa de que puede obtener conocimientos verdaderos de la realidad, aunque ellos se encuentren más allá de la verificación o testeo. John E. Cairnes (The Character and Logical Method of Political Economy) La riqueza, para Cairnes, puede ser considerada desde el punto de vista físico como mental, no importa que esté constituida por objetos materiales, lo importante será que poseen valor; a su vez, el valor será una cualidad mental. El economista describe hechos positivos, pero en condiciones de caeteris paribus, lo que no permite conclusiones con seguridad absoluta, debido a que el método le obliga a omitir circunstancias. Sin embargo, percibe el carácter tendencial de las leyes económicas, aunque no es posible realizar procesos de inducción. Por otro lado, las causas institucionales, políticas y sociales en general, conclusiones de otras ciencias, se constituyen en la fuente de los procesos que crean y distribuyen riqueza. Por ello, el economista se enfrenta a causas últimas y confía más en la solidez de las premisas que en la de los resultados deductivos. ¿Cuál sería la naturaleza de los axiomas en los tres pensadores?: una mezcla de realismo y de un apriorismo racionalista que luego sería perfeccionado por los teóricos futuros. En mi opinión, los esfuerzos epistemológicos de los tres autores citados y, en general, de los clásicos, son un avance muy importante en la teoría del conocimiento; lo son, por la introducción de la hipótesis deductiva, en contraposición al induccionismo exagerado que Francis Bacon había postulado y que había obnubilado casi por completo la capacidad deductiva de los hombres de ciencia. Mi percepción de que ningún hecho o cosa está libre de la influencia de la mente humana, una vez que es puesta a disposición del proceso de conocimiento, tiene muchos puntos de similitud con los métodos resumidos, aunque, claro está, las percepciones sobre “la verdad” y “lo real” serán diferentes por la acción de la ideología en cada caso, tal como lo aclaro al comienzo del presente capítulo.

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Carl Menger (Investigations into the Method of Social Science) Fundador de la Escuela Austriaca, se apoyó en el Individualismo Metodológico y en la supuesta exactitud de las leyes deductivas de la Economía. Dijo que la teoría debe exponer el origen último de los fenómenos, lo que, en las ciencias sociales, significaría la interacción de los individuos. Afirmó también que las instituciones que sirven al bienestar humano surgieron en la historia sin una voluntad concertada de los individuos. Distingue entre las leyes exactas y las empíricas. Se supone que las primeras no admiten excepciones y que las segundas derivan de las regularidades observadas. El intelecto abstrae lo esencial de las cosas; así, de las observaciones repetidas sobre las cualidades de los árboles, extrae la “esencia” de árbol. Pero este conocimiento “abstracto”, general, no puede ser realizado sin el conocimiento de varios árboles. Cuando se ha logrado la abstracción de algo, es decir, cuando se ha logrado establecer “su esencia”, es posible derivar propiedades inherentes a esa esencia. Con estos bagajes analíticos, Menger se dedica a determinar la esencia de los bienes económicos para afirmar que las esencias captadas por la mente no provienen de ningún a priori, pues el fundamento existe en la cosa real. Su percepción concibe al mundo económico aprehendido de una manera abstracta o analítica, que es lo mismo. En este sentido, la ley exacta se cumple siempre, mientras que la ley empírica describe las regularidades entre la sucesión de fenómenos sociales. Postula que es posible establecer leyes exactas en las ciencias naturales, pero no en las sociales, debido al “libre albedrío” de los individuos. Así, la ley exacta en Economía, no está basada en suposiciones empíricas. Menger tuvo variados debates con los representantes de la escuela alemán histórica, especialmente con Schmoller y dio gran impulso al método deductivo de la actual Escuela Austríaca. Lionel Robbins Continuó con la secuencia propuesta por Gabriel Zanotti en su obra “Los Caminos Abiertos”. A Robbins se debe la definición más común de la Economía como la ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios, estos últimos, escasos y con usos alternativos. Dada la naturaleza de su definición, se deduce la gran importancia que le asigna a la teoría del valor. Su método se expresa en el logro de deducciones lógicas partiendo de “primeros principios” establecidos, precisamente, en la teoría del valor. Este procedimiento nos muestra el carácter axiomático-deductivo de Robbins, aunque, siguiendo a Menger, deriva los axiomas de la experiencia; específicamente, de las escalas de valoración de los distintos sujetos económicos, presente en toda conducta humana. Acude a los supuestos subsidiarios, tales como el marco jurídico del mercado, la estructura de la propiedad, las clases de mercado…. para afirmar que las otras leyes económicas: la de los rendimientos decrecientes, la demanda de dinero…. pueden demostrarse a partir de los axiomas de la teoría del valor. Para ello, recurre a los postulados, “hechos simples e indiscutibles”, tales como la existencia de más de un factor de producción o el modo cómo los sujetos establecen sus escalas valorativas. Aunque niega que los postulados fundamentales

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necesiten tiempo y espacio, concede que los postulados subsidiarios tienen alguna relación con la historia, pero rechaza la posición historicista de Schmoller mediante su modelo lógico que se puede expresar en la conjunción (p.q)r, donde “p” es el conjunto de postulados básicos, “q” el de los subsidiarios y “r”, los resultados. Se supone que los postulados subsidiarios son de naturaleza menos general. Su percepción es que las principales leyes económicas son formuladas como previas a su aplicación a la realidad. Pero su postura es débil ante la acusación de que sus postulados “evidentes” no son sino una muestra del comportamiento sicológico de los sujetos. Estas declaraciones son posteriores inclusive a la publicación de Ludwig von Mises, quien había declarado ya que esos postulados eran de orden praxeológico y no sicológico. Con relación a la verificación de las proposiciones de la Economía, Robbins dice que no pueden ser observadas en forma empírica, pero que son evidentes en forma de introspección interna. Con esta afirmación, Robbins se enfrenta a la visión del ultra empirismo, el que exige la verificación, tanto de las hipótesis como de las consecuencias de ellas. En la actualidad, especialmente con Popper, sólo sería necesario testear las consecuencias y no las hipótesis mismas. Pero Robbins insiste en afirmar que la conducta del hombre no siempre es “racional” y que la racionalidad de la conducta no significa que sea siempre exitosa: sólo significa que está encaminada a un fin y que dispone y elige los medios en función a ese determinado fin; de allí surgiría la naturaleza económica de toda conducta. Como se verá después, estas dos afirmaciones no son de Robbins, originalmente, sino de von Mises. En planos semejantes y fiel a su método, postula que la validez de una teoría depende del hecho de que sea derivada lógicamente de sus premisas, pero que su aplicabilidad depende de las circunstancias y de la capacidad de la teoría para reflejarla. Por ejemplo, el valor del dinero debe bajar si es que el monto de circulación monetaria aumenta y los otros factores no varían. Todo parece indicar que el sistema de Robbins es una mezcla de lo axiomático y lo empírico del modo (p.q)r, donde “p” significa “si otros factores no varían”; “q”, “si se aplican tales supuestos auxiliares” y “r”, la ley económica respectiva. Robbins no cree que sea posible predecir las valoraciones humanas, pero sí las consecuencias de esas valoraciones. Un dato curioso y relevante de Robbins es el hecho de haber declarado, cuarenta años después de la publicación de su libro, que si hubiera leído entonces a Popper sus percepciones habrían sido diferentes. En este punto de la exposición, me gustaría hacer otra digresión para referirme a dos conceptos muy importantes sobre el tema: el individualismo metodológico y la elección racional. Aunque en esta ocasión sólo me limitaré a citar sus principales componentes sin una descripción sistemática de ambos conceptos. El Individualismo Metodológico Es una doctrina cuyo pivote principal es considerar que todo lo que hace el ser humano es hecho, en principio el individuo a través de sus creencias, metas y acciones. J. Elster dice

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que es preciso hacer una especie de reduccionismo para entender lo que es la doctrina, puesto que si pasamos de los individuos a las sociedades es como si nos moviéramos de los átomos hacia las moléculas (“El Individualismo Metodológico”) Según Elster el individualismo no presupone el egoísmo ni la racionalidad de las acciones individuales, pues se trata de una consideración metodológica y no de una teoría acerca de la naturaleza humana. Hay ciertas propiedades en los individuos que la descripción de una de ellas en un individuo lleva necesariamente a otro, aunque existiría el peligro de explicar los fenómenos sociales como resultados de motivaciones y creencias individuales, cuando lo opuesto sería lo verdadero: el individualismo metodológico utilizaría las explicaciones intencionales para dar cuenta de los fenómenos individuales. Entre las percepciones opuestas se puede citar la marxista, según la cual los procesos sociales surgen de relaciones entre individuos de tal manera que cada uno de ellos sólo refleja las condiciones históricas y materiales imperantes que sirven de marco a las relaciones. Algunas veces se identifica la propuesta marxista como holista, en el sentido de que el todo de las relaciones sociales es más que la simple suma de los agregados individuales. En mi opinión, la visión marxista lleva a un fatalismo extremo, pues cada individuo estaría condenado a reflejar las condiciones de la clase a la que pertenece, sin tomar en cuenta las múltiples actividades que lleva a cabo en la cotidianidad de su existencia ni la movilidad horizontal y vertical que hay en cada sociedad establecida. Por el otro lado, el Individualismo Metodológico me parece una aberración no sólo de la epistemología y el método, sino del mismo proceso cognoscitivo. La experiencia del hombre nos dice que el individuo llega al mundo y encuentra una sociedad ya hecha a la que puede o no aportar en diferentes escalas de gradación; pero cuando se va, la sociedad se sigue desarrollando sin notar el hueco que el ser singular deja en su familia y en sus amigos. La sociedad no necesita al individuo, puede vivir sin él; por supuesto que necesita a la suma de individuos, en cambio, el individuo no puede vivir fuera de la sociedad, ligazón que se expresa en cada uno de sus actos: come, se viste, disfruta… de las creaciones de la sociedad, las mismas que se producen con su presencia o con la ausencia de cada individuo. A pesar de ello, como veremos después, minimizar la acción del individuo dentro del grupo sería una afirmación muy impregnada de ideología. Teoría de la Elección Racional Los estudiosos, Elster entre ellos, dicen que la Teoría de la Elección Racional puede ser aprehendida desde dos puntos de observación: como la teoría de las normas que nos dicen lo que debemos hacer para lograr metas del mejor modo posible, sin establecer cuáles deben ser esas metas; y como teoría descriptiva que nos ayuda a predecir esas acciones. La característica principal de una elección racional es que exige elegir la mejor alternativa dentro de un conjunto de alternativas factibles Habrá dos clases principales de elección: las paramétricas y las estratégicas. Las primeras se realizan cuando el sujeto enfrenta condiciones y restricciones que ya están dadas, de este

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modo, el sujeto hace una estimación de las restricciones y luego actúa en consecuencia. Una situación estratégica es aquélla en que una elección del sujeto influye en la actividad de los demás, al mismo tiempo que las decisiones de los demás lo afectan personalmente Ludwig von Mises (The Human Action) Es el que sistematiza las percepciones de la Escuela Austríaca y el más conspicuo de todos sus miembros. Postula que las leyes económicas son teoremas que se deducen de un conjunto de axiomas. Los axiomas están incluidos en las categorías de la acción y se las conoce por reflexión interna. La Acción Racional significa que el hombre actúa libre y conscientemente por un fin y que dispone de los medios para lograrlo. “El santo y el avaro obran racionalmente, pues ambos eligen sus fines y usan sus medios”. La danza del brujo para convocar la lluvia es tan racional como la tarea investigativa del científico en su laboratorio, pero ambos podrían errar en la elección de los medios. En la Economía, la Acción Humana se expresa en disponer, del mejor modo posible, de los medios que se tiene. En realidad, es la acción que lleva a sustituir una situación menos satisfactoria por otra más satisfactoria y el análisis de la acción humana consiste en analizar sus consecuencias lógicas. A partir de la noción de “Acción Humana” se desprende un conjunto de teoremas que se constituirían en los puntos de partida del análisis económico. Así, conceptos como la “preferencia temporal”, “la utilidad marginal”, la incertidumbre, dice Zanotti, conforman lo que Mises llama Categorías a priori de la Acción o leyes praxeológicas. La base gnoseológica de Mises parte de un Kant un tanto transformado. Recordemos que las categorías a priori de Kant, tanto las de la sensibilidad como las del entendimiento, son vacías de contenido. Las categorías de la sensibilidad permiten el ordenamiento de los datos sensoriales a través de la Intuición, las que el hombre recibe a través de los sentidos, en primera instancia. Estos datos así transformados son entregados a la Razón, la que los vuelve a transformar a través de las categorías conceptuales. Para Kant, los conceptos sin la intuición sensible son vacíos y la intuición sin los conceptos es ciega. Este concepto hace que Kant sea uno de mis filósofos favoritos, puesto que incluye la Intuición como instrumento cognoscitivo, junto a la Razón. Por todo ello, los conceptos kantianos no implican contenidos racionales a priori de la experiencia sensible, tal como lo proponen los racionalistas a ultranza, sino formas a priori vacías de contenido específico, según los cuales se ordenan los datos de la sensibilidad. Como veremos más adelante, mi interpretación de la percepción marxista tiene puntos de coincidencia con las percepciones kantianas, aunque diferenciadas por algunos rasgos fundamentales. Para Mises, las categorías son conocimientos apriorísticos que tienen una fuerza cognoscitiva muy superior a las simples hipótesis corroboradas, lo que explica su rechazo a todo intento de testear estas categorías en la realidad empírica. La actitud de Mises podría ser

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interpretada como una de las versiones de la derivación de la verdad a través de la adecuación del entendimiento con la realidad. Al contrario, Mises afirma que esos principios a priori están “impresos” en la mente humana, por lo que el hombre no puede concebir de una manera diferente. Su convicción es tan fuerte en este sentido, que niega la necesidad de preguntarse si la realidad pudiera ser distinta a la que se reflejan en esas categorías. Así, la Economía vendría a ser aquella parte de la praxeología que aplica las categorías de la acción al análisis de los fenómenos de mercado practicados sobre la base del cálculo monetario. Algunas veces, especialmente cuando habla de la “Cataláctica” como la Economía en sentido restringido, da la sensación de que percibe a la Praxeología como la Economía en sentido amplio. Los epistemólogos concuerdan en el hecho de que el sistema de von Mises puede ser dividido en dos partes. La primera, en la que desprende las consecuencias lógicas de la acción como tal, esto es, las leyes praxeológicas. La segunda, en la que esas leyes son premisas de las que se deducen las consecuencias de la acción humana en el mercado, es decir, las leyes económicas propiamente dichas. Todo esto da el aval suficiente para asegurar que, según Mises, la economía estudie la acción humana en el mercado y que la praxeología estudie la conducta humana como tal. Pero la praxeología no tendría nada que ver con la Ética, pues, a diferencia de ésta, no se preocuparía de cuáles son los fines que el hombre debe perseguir. Tampoco tendría algo que ver con la sicología, pues no le importa, a la praxeología, las razones por las que el hombre elige tales fines y medios. La percepción intelectual de Mises se complementa con dos construcciones hipotéticas: el mercado de libre competencia y los supuestos sobre las instituciones, tales como la división del trabajo, la propiedad… Von Mises no excluirá algunas condiciones reales: la desutilidad del trabajo, por ejemplo, algo de lo que hablaremos después; sin embargo, von Mises no cree que la alusión a la realidad modifique la naturaleza apriorística de la praxeología. Los colectivos humanos, tales como nación o grupo no existen para él, dado que no son sino conjuntos de individuos, los que a diferencia de las cosas que solamente reaccionan, aquéllos accionarían con libre albedrío. En general, las ciencias de la acción humana se dividen en dos: la praxeología y la historia. La primera utiliza la conceptualización y la deducción lógica. La Historia utiliza la “comprensión”, es decir el acto por el que el historiador se introduce en el interior del individuo para conocer sus valoraciones concretas y del porqué de su conducta; para esto, usa los tipos ideales a los que considera como imprescindibles en las ciencias que no pertenecen a la praxeología. Su sistema deductivo lo llevó a afirmar que todos los teoremas praxeológicos se hallan incluidos en la acción humana; si un teorema económico no estuviera unido a una cadena lógica, no sería admisible científicamente. Pero von Mises plantea otras preguntas muy importantes; v.g: ¿es posible conocer, por lo menos una parte del mundo real con sólo el uso de proposiciones analíticas? ¿O sólo quedan para las ciencias formales, como son las

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matemáticas y la lógica? Estas y otras preguntas han convocado el interés de los epistemólogos, quienes han dado diversas respuestas muy útiles en el mundo de la aprehensión humana. La Acción Complementaria no cree que se deba privilegiar las proposiciones analíticas como las únicas que nos darían una representación fiel de la realidad; considera que es una exageración que lleva al subjetivismo más extremo, sobre todo, si tenemos en cuenta la deformación de la razón debido a la ideología y a los intereses propios del ser que analiza. Por ello es que, sin desconocer la importancia de las proposiciones analíticas, es necesario afirmar la necesidad de que éstas surjan de la realidad concreta que la historia y las culturas determinan en cada periodo y en cada espacio. Pero las conclusiones de von Mises serán llevadas a un punto más extremo aún por su discípulo, Murray N. Rothbard, quien postula que el axioma fundamental y las premisas de la economía son verdaderos; que los teoremas y conclusiones deducidos por las leyes de la lógica, a partir de esos postulados, son verdaderos; que no hay necesidad de testeo empírico ni de las premisas ni de las conclusiones y que los teoremas deducidos no pueden ser contrastables, aunque sería muy útil que pudieran serlo. En cuanto a los axiomas subsidiarios, dice que residen en la variedad de los recursos, lo que motiva la división del trabajo; que el ocio es un bien de consumo y que se parte del deseo de maximizar los beneficios monetarios. Friedrich von Hayek (From Scientism and the Study of Society) (15) Hizo grandes aportes a la Escuela Austriaca de Economía en los campos de la teoría del conocimiento, economía, epistemología general, epistemología de la Economía, historia de las ideas y la filosofía política. En Economía, percibe la diferencia entre los paradigmas sobre el equilibrio en competencia perfecta y el modelo austriaco de proceso de mercado. Al igual que Menger se había enfrentado con el historicismo de Schmoller, von Hayek libra su propia batalla, aunque esta vez, en tres frentes principales: contra el colectivismo metodológico, contra el inductivismo y contra el constructivismo. Su tesis principal se resume en la concepción de que los “objetos” de las ciencias sociales no pueden definirse con independencia de las acciones humanas. Un bien económico, el mercado, la moneda…no tienen identidad propia independientemente de los objetivos para el cual fueron concebidos. Si la moneda sirve para intercambiar bienes será moneda; si es para adornar un ambiente, no lo será. Esta concepción es muy interesante y merece una pequeña digresión. Para mostrar la diferencia con el pensamiento de Lenin, me parece oportuno poner como ejemplo el debate que sobre la utilidad de los sindicatos se llevó a cabo entre Lenin y Trotsky, allá en las épocas inmediatamente posteriores a la Revolución de Octubre. Trotsky opinaba que, en el nuevo sistema socialista, los sindicatos ya no tenían razón de ser, dado que ya se “había establecido la dictadura del proletariado” y que las fábricas ya no tenían

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al patrón burgués. Lenin, en su contraargumento, le mostró un vaso de vidrio y le dijo que ese vaso podía servir como adorno, como pisa papeles o, incluso, como arma contundente en un momento de necesidad. Sin embargo, prosiguió, el fabricante de vasos lo fabrica con un propósito principal: lo hace como recipiente que sirve para beber. Del mismo modo, prosiguió, el papel del sindicato, si bien sirve para lograr reivindicaciones salariales y mejores condiciones de trabajo en el sistema capitalista, en el socialista cambia y se convierte en el instrumento más idóneo para que el trabajador mantenga su conciencia de clase. En este sentido, lo que establece el uso de algo es la práctica histórica. De este modo, si hubiera tenido la oportunidad de intercambiar ideas con Hayek le habría dicho que la moneda puede servir para muchas cosas, pero que los que la creaban lo hacían con un propósito fundamental avalada por la práctica histórica, lo hacían para que sirviera de medio de cambio, unidad de cuenta y depósito de valor en la circulación de bienes y servicios, especialmente en un sistema capitalista de producción. Hayek dice que conceptos como “sociedad”, “economía”, “mercado” no son hechos dados, sino teorías provisionales que explican la conexión entre fenómenos individuales, que se realiza por medio de interacciones humanas conocidas a partir de los objetivos de dichas acciones. En relación al Constructivismo, postula que el conocimiento de los hechos sociales nunca puede estar concentrado en una mente, sino que está esencialmente disperso, de manera incompleta, en muchas mentes. Por otra parte, no cree que sea posible la verificación en las ciencias sociales, por eso su método puede ser calificado como más deductivo que inductivo, aunque no niega la necesidad de apelar al testeo de la realidad por medio de modelos con información incompleta. Hayek, al igual que los otros miembros de la Escuela Austriaca, sostiene que los precios y los costos de los bienes y servicios son una síntesis proveniente de una información muy grande, la que es necesaria para lograr una asignación de recursos eficiente, aunque siempre está muy dispersa en la realidad. Por otra parte, esta información cambia constantemente, por lo que la noción de equilibrio pasa a segundo plano para enfatizar la explicación del proceso de mercado, que es un mecanismo por el que la asignación de recursos se adapta gradualmente a los cambios de información que las fluctuaciones de los precios muestran. Esta visión es diferente a la que tienen los representantes de las escuelas de Cambridge y de Lausanne, para quienes el análisis debe orientarse y centrarse en las situaciones de equilibrio, lo cual se consigue, en forma especial, con la aplicación de las matemáticas, en las que las ecuaciones reflejarían en sus parámetros la información estática en el que los precios equilibran los mercados. Para Hayek, cuyo método es preferentemente deductivo y niega la posibilidad general de testear los axiomas, la cuestión que convierte a la Economía en una ciencia empírica es la tendencia al equilibrio. Hayek afirma que no estamos en equilibrio en el mercado dado que nadie conoce los datos necesarios para saber cuál es el equilibrio. Sin embargo, dice después que aún con la condición de equilibrio, la Economía no tendría que ser una ciencia empírica, dado que la tendencia al equilibrio podría ser desarrollada empíricamente. En cuanto a su gnoseología, coincide con von Mises en modificar una tanto a Kant para afirmar que las abstracciones

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son esquemas o categorías previas con las que se organizan los datos que conforman el contenido del conocimiento sensible. La Percepción empírica de la Economía Vimos las percepciones que enfatizaban el aspecto apriorístico de la Economía; también citamos a quienes aceptan la posibilidad de que en ciertas condiciones se puede aplicar el testeo a los principios abstractos. Ahora veremos dos ejemplos de quienes ponen el acento en el testeo empírico y niegan los aspectos analíticos si éstos no responden a ese testeo. T.W. Hutchison (The Significance and Basic Postulates of Economic Theory) Afirma que hay dos formas lógicas para concebir y expresar una proposición teórica, una de teoría pura y otra de teoría aplicada. La primera adquiere la forma de “si p entonces q” mientras que la segunda adoptaría la forma “dado que p, por lo tanto, q”. De estas dos, sólo la segunda puede ser testeada empíricamente, puesto que es necesario testear si “p” es una premisa verdadera y “q” sería la aplicación de la primera, una vez que se ha establecido empíricamente la verdad de la premisa “p”. De este modo las proposiciones con contenido empírico son falsables y se diferencian de las proposiciones incondicionalmente necesarias; estas últimas pertenecerían al mundo de la lógica, de las matemáticas y de las proposiciones de la teoría pura. No está demás aclarar que las proposiciones incondicionalmente necesarias son vacías de contenido empírico, por lo tanto, la necesidad de las proposiciones de la teoría pura deriva sólo de relaciones entre definiciones sin contenido empírico. Al respecto, recordemos que en Menger las relaciones necesarias entre los conceptos de la teoría económica eran relaciones reales, que se daban en el mundo real. Bajo estas condiciones, Hutchison se identifica con los neopositivistas pues la distinción que hacen éstos sobre las proposiciones fácticas y las formales, se basan en que las primeras nos informarían sobre hechos y serían empíricamente verificables probabilísticamente, mientras que las segundas no informan sobre nada real, pero son lógicamente necesarias. Hutchison dice que la utilidad de las proposiciones lógicas nos permite pasar de una proposición empírica a otra; cuanto más claros sean los conceptos, más claras serán las respuestas de las investigaciones empíricas y porque permiten la verificación. Todo esto podría ser interpretado en el sentido de que Hutchison estaría limitando la aplicación del método deductivo-hipotético al análisis empírico. Destaca, por otra parte, que el análisis a priori de los postulados fundamentales no tiene ningún resultado útil, dado que asuntos tales como: el tipo de conducta de los empresarios, las expectativas, en la determinación de los precios, la experiencia que se logra de errores…. sólo pueden ser aceptadas por la investigación empírica respectiva, aunque no queda claro si el testeo que propone Hutchison deben aplicarse a los supuestos de la teoría o a sus consecuencias. La relación de Hutchison con Popper no queda muy clara, dado que éste otorga al falsacionismo la capacidad de acercarnos a la realidad de los hechos, aunque las hipótesis corroboradas no nos aseguren la verdad, nos ayudan a ir en pos de ella. Hutchison, por su parte rechaza absolutamente cualquier tipo de planteo a priori y exige la

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verificación para las premisas y las conclusiones a las que se arriban. Es el caso extremo del empirismo metodológico en la ciencia económica. Milton Friedman (The Methodology of Positive Economics) En su opinión, la economía positive es independiente de todo juicio de valor; no se ocuparía de lo que debe ser, sino de lo que es. La teoría debe proveer un sistema de generalizaciones que puedan usarse para hacer predicciones correctas y no reconoce una diferencia sustancias entre ciencias sociales y ciencias naturales. La predicción es un asunto muy importante para Friedman; la hipótesis será aceptada si la evidencia empírica no contradice sus predicciones y rechazada si sucede lo contrario. El criterio de sencillez que recomienda se refiere a la necesidad de reducir al mínimo el conocimiento inicial para el acto de pronóstico. La “fecundidad” sería la mayor precisión en el pronóstico. Pero la evidencia empírica no probaría la hipótesis, sólo dejará de desaprobarla lo que nos muestra una aplicación de la falsación popperiana y la imposibilidad de experimentos controlados sería únicamente una diferencia de grado con las ciencias naturales. Cuanto más significativa sea la teoría, más irrealistas serán los supuestos, debido a que una teoría será cierta si explica mucho a través de poco. Así, se aceptará una hipótesis falsa en sus supuestos lo que es una condición para su idoneidad porque se excluye hechos irrelevantes. De este modo, llega a su conocida afirmación de que una teoría debe juzgarse en función a su idoneidad para dar predicciones suficientemente ajustadas. Los ejemplos de este postulado en las ciencias naturales serían muchos; v. g, en la ley física, la caída de los cuerpos presupone un vacío que en la realidad no existe. También dice que se podría suponer que las hojas de los árboles se colocan como si buscaran conscientemente maximizar la luz solar y el jugador de billar se comporta como si conociera las leyes matemáticas que rigen los golpes que da a la bola. Del mismo modo, afirma que las empresas se comportan como si buscaran maximizar sus beneficios y tuvieran información perfecta. En síntesis, el valor del modelo de competencia perfecta no radica en que describa adecuadamente la realidad, sino en las acertadas predicciones que permite realizar en una gama amplia de circunstancias. La validez real de la teoría se aquilata según el método hipotéticodeductivo, testeando las consecuencias de las hipótesis y no contrastando directamente las hipótesis mismas. Las percepciones de Friedman nos llevan a la conclusión de que la teoría económica no vale por lo que explica de la realidad, sino por lo que predice; esto ha causado cierta disconformidad en varios de sus críticos, quienes consideran que una teoría que no explica nada es un instrumento utilitario que no está orientado al conocimiento de la verdad sino sólo a los resultados de una acción.

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13 Los modelos económicos

Por lo general, los teóricos neoclásicos y socialistas de la economía sueñan con hacer de esta disciplina una ciencia con el mismo rango que las ciencias naturales, especialmente de la física, de tal manera que “una ley económica” tenga la misma calidad de explicación, pronóstico y universalidad que la ley de la inercia. En estos delirios de grandezas, marxistas y neoclásicos, disputan el honor de ser los verdaderos y únicos descubridores de las “leyes económicas”. Los primeros, para denunciar la explotación de los trabajadores por parte de los capitalistas y los segundos, para proclamar que sin el capital el mundo no sería mundo. Todos sabemos que las ciencias naturales pueden experimentar sobre escenarios artificiales, pero la economía tiene un escenario mejor: el mercado, por lo que debe acudir a los modelos de mercado para accionar en su campo. Los modelos son simplificaciones de la realidad para explicar y pronosticar sobre los efectos futuros de una acción. Los modelos tienen variables exógenas, aquellas que no están determinadas por el modelo mismo, y variables endógenas, las que resultan de la interacción de las variables tomadas en cuenta en los modelos. La simplificación de la realidad en un modelo se constituye en un instrumento muy apreciado para conocer la situación de los procesos a través del análisis. Un mapa, por ejemplo, es un modelo que refleja las características más importantes de un país; todos lo aceptamos como tal, aunque seguramente no faltarán quienes digan que “ese pedazo de papel no sirve, dado que el Río Amazonas no es tan pequeñito”. El mapa nos ayuda a conocer una región sin que tengamos que recorrerla de punta a punta en una caminata interminable de investigación. Los economistas consecuentes saben que un modelo debe simplificarse e incluir sólo los rasgos más importantes de lo que se quiere analizar. En este sentido, los neoclásicos, que son los que escriben los libros que se usan como textos, en casi todas las universidades del mundo, cuando quieren analizar un punto específico cuyo comportamiento depende de muchas variables, suponen que sólo el movimiento de una o dos de ellas es relevante y asumen que las demás permanecen constantes. Las teorías, leyes y modelos permiten realizar pronósticos para ser contrastados con la realidad, pero es en este punto donde se muestran las diferencias entre las varias corrientes y escuelas del pensamiento económico. Hay quienes creen que las predicciones son determinísticas, es decir, que tienen la misma capacidad de exactitud de las leyes de la física. Otros

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consideran que las predicciones económicas son probabilísticas, en sentido de que no pueden predecir exactamente cuál será el comportamiento de un individuo determinado en situaciones también determinadas, pues hay muchas variables que se suponen constantes en el modelo. Pero, según esta percepción, que es la que se utiliza en esta obra, se podría pronosticar el comportamiento de grandes agregados de sujetos económicos con un rango dado de probabilidad. Esto se consigue con la ayuda de las estadísticas y las matemáticas, es decir, recurre a la abstracción de los fenómenos para analizarlos y luego reintegrarlos al total concreto, tratando de encontrar en sus relaciones con los otras partes del todo y con el todo mismo, la posición que ocupa en el total de las relaciones interactuantes. Otro de los grandes temas de discusión entre los teóricos de la economía es el que divide a quienes creen que los modelos pueden ser construidos sobre la base de axiomas, formulados sin necesidad de consultar la realidad concreta, la que es reemplazada por procedimientos deductivos, por una parte. Por la otra, están los que exigen que las teorías surjan de la realidad y sean contrastadas con éstas en cada caso. En esta obra optaremos por el término medio: si bien, nuestros modelos exigirán que acudamos a las estadísticas, a las costumbres, a las instituciones, a los procesos históricos, a la posición geográfica de cada territorio…. sin embargo, también estableceremos premisas y conceptos teóricos que servirán de guía para la observación adecuada de los procesos y fenómenos. Por último, un problema que preocupa a los economistas que viven en la realidad es la proclividad de los neoclásicos a confundir el modelo con la realidad misma, lo que, claro está, desvirtúa enormemente la razón de ser de los modelos. Eso es algo que siempre trataremos de evitar en este libro. A continuación, sintetizaremos los principales modelos de crecimiento que han sido materia de la Historia del Pensamiento Económico. El Modelo Clásico del Crecimiento Económico Empezaron postulando que todos los seres del mundo “son racionales”, por lo que obrarán “racionalmente”, es decir, tratando siempre de maximizar la utilidad de lo que compran, como consumidores, y tratando de maximizar el beneficio de lo que venden, en su rol de empresarios. El segundo postulado sostiene que el individuo obra por egoísmo, es decir por interés propio, pero que el conjunto de todos los intereses individuales coincide con el interés general. El tercer postulado afirma que los procesos racionales y la transformación de los intereses individuales en el interés general se realizan en el mercado, a través de la competencia. Con estas deducciones, que creen haber extraído de la realidad a través de la observación directa, los clásicos, fundadores de la Economía Política, ya creyeron estar listos para lanzar sus “leyes económicas”, a las que les otorgarían un carácter universal y una supuesta validez en todo tiempo-espacio. Tomemos un ejemplo del método puesto en acción. Ricardo (“Principios de Economía Política y Tributación”) estudió el proceso por el cual, un aumento de la población exigía la producción de más bienes agrícolas. Pero, en virtud de que las parcelas de tierra no tienen

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la misma fertilidad, el incremento del producto agrícola debía realizarse a través del uso de tierras cada vez menos fértiles. Malthus, por su parte, dijo que la población crecía en una proporción mucho mayor que los alimentos. Este desequilibrio terminaría por impedir que la producción de alimentos bastara para satisfacer las necesidades de todos los habitantes del mundo. Unidas estas dos observaciones en una sola, se llegó a la afirmación de que la economía tenía que llegar alguna vez a un estado estacionario, es decir, crecería sólo para satisfacer las necesidades del crecimiento mínimo de la población. Han pasado ya casi dos siglos desde la predicción fatal y, aunque en principio, la amenaza teórica no ha dejado de tener vigencia, el hecho es que la tecnología y la reducción de las tasas de crecimiento poblacional han desvirtuado, por lo menos hasta el momento, la acción de la citada ley. Esto se debe a que los modelos que usaron ambos teóricos no incluían el gran avance de la tecnología agrícola, la producción de insumos sintéticos, la reducción de las tasas de crecimiento de la población……, pero, a pesar de todo, la visión de Ricardo y de Malthus nos muestra que un modelo, por más adecuado que sea, sólo nos permite pronosticar hasta donde sus componentes lo permiten, no más allá, algo que, por supuesto, no quita la importancia de un modelo bien estructurado. Pero, inclusive un modelo bien estructurado, no está libre de sus puntos débiles, lo que vemos en la percepción que Ricardo y Malthus tuvieron de los salarios. Afirmaron que el nivel de los pagos a los trabajadores dependía de un “fondo de salarios” el que tendría relación con el capital acumulado. De esta manera, se calculaba el total del capital existente. Una vez determinada su magnitud, se descontaba lo que tendría que gastarse en insumos y otros gastos, como también lo que deberá ser apropiado por los capitalistas como retorno al uso de sus capitales y experiencia en los negocios. Una vez que todo eso haya sido descontado, entonces lo que quedaba sería asignado al pago de los salarios. Si había muchos trabajadores, el salario se reduciría; si había, relativamente, pocos trabajadores, el salario aumentaría. Como afirmaban que la oferta de trabajo dependía de las variaciones de la población, entonces un aumento de la población reduciría el nivel de salarios. A esta versión de la distribución de los salarios es que se denominó “el Fondo de Salarios”. Pero había algo más, si el salario vigente superara al de subsistencia ocasionaría un incremento de la población, debido a que ésta empezaría a vivir mejor y, por lo tanto, podría reproducirse más. Pero este incremento poblacional, al hacer que la oferta de trabajo se incrementara, haría que el salario bajara nuevamente al nivel de subsistencia, dado que el “Fondo de Salarios” no variaba en la misma proporción. Así, el trabajador estaba condenado a lograr un ingreso que le permitiría sólo un nivel de subsistencia. Al observar estos lineamientos teóricos, vemos que los clásicos no tomaron en cuenta la demanda de bienes y servicios en su modelo; al contrario, creyeron que todo el flujo económico estaba determinado por la oferta; esto es algo que la presente obra considera que es una omisión muy grande. Las conclusiones de los clásicos en estos aspectos son una muestra de que todas las percepciones teóricas están deformadas por la ideología, independientemente de la capacidad intelectual del que teoriza. En el caso del “Fondo de Salarios”, la posición de Ricardo reflejaba los intereses

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de los empresarios industriales. Ricardo creía que había una contradicción insalvable entre el salario y el capital, contradicción por la que un incremento del primero debía significar, necesariamente, una reducción de las ganancias del capital. En este sentido, Ricardo estaba en contra de los intereses de los trabajadores y a favor de los empresarios, por lo menos, desde la percepción marxista. Sin embargo, Ricardo también tenía una pobre impresión de los terratenientes, pues decía de ellos que ganaban la renta que percibían sin hacer nada. Para justificar su opinión, acudió otra vez a su afirmación primera en el sentido de que, a medida que la población crecía, el sector agrícola debía recurrir a tierras cada vez menos fértiles para cumplir sus objetivos productivos. Ahora bien, sobre la base de su análisis, Ricardo afirmó algo que a primera vista sorprendió a dialécticos y lógicos por igual: “el trigo no es caro porque la renta sea alta; la renta es alta porque el trigo es caro”. Luego del primer momento de espasmo intelectual, Ricardo aclaró que su alegato provenía de las siguientes observaciones. En esa época, como en la actual, se consideraba que los factores de producción eran tres: el trabajo, el capital y la tierra, cada uno con sus respectivos retornos: salario, interés y renta. Las tierras que se utilizaban primero eran las más fértiles; una vez que éstas ya estaban en rendimiento pleno, era necesario recurrir a las menos fértiles… y así sucesivamente, hasta llegar a las peores. Ahora bien, el precio al que se vendían los cultivos estaba determinado por las cosechas de las peores tierras, y como su costo de producción era mayor por el hecho de ser menos fértiles, esta ocasionaba una diferencial de precios entre los cultivos acorde con el grado de fertilidad. Según este proceso, resultaba claro que la renta aparecía porque que el trigo era caro (dado que su precio estaba determinado por los costos de las tierras menos fértiles) y no que el trigo fuera caro debido a que la renta fuera alta, como parecía dictar el sentido común. Como conclusión de este análisis, Ricardo criticó el hecho de que el latifundista recibiera una ganancia sin hacer nada, excepto ser dueño de la tierra y alquilarla a precios especulativos. Pero el modelo clásico no era homogéneo; al contrario, tenía sus variantes, las que provenían de las percepciones teóricas y de los intereses de los grupos humanos a los que se defendía. Tomemos el caso de “la Ley de Granos”. El gobierno inglés prohibió la importación de cereales desde Francia, donde eran más baratos. Malthus, que representaba los intereses de los terratenientes, apoyó la medida sosteniendo que la prohibición permitiría que los granos se produjeran en el país y, con ello, aumentara el empleo nacional, aunque los precios podían subir en algo. Ricardo, atrincherado en el bando de los “no proteccionistas”, dijo que el trigo y otros similares conformaban una gran proporción de los alimentos básicos que consumían los trabajadores, por lo que el incremento del precio de los granos ocasionaría el aumento de los salarios de subsistencia y, con ello, la reducción del beneficio de los capitalistas, lo que, afirmaba, sería una pesadilla para la economía inglesa. Ricardo ganó, y el triunfo teórico fue algo así como un símbolo de que el burgués liberal había vencido definitivamente al terrateniente feudal.

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Algunas veces los modelos incluyen razonamientos que podemos llamar “circulares”, debido a que una afirmación depende de otras las que, a su vez, dependen de la primera. Un ejemplo de este modo de razonar es el que pone Celso Furtado (“Teoría y Política del Desarrollo Económico”) refiriéndose a A. Smith, reconocido como uno de los primeros fundadores de la “Economía Política”, (“An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations”) y a su percepción sobre el incremento del producto social. Dice Furtado: “Él pensó que la causa última de tal fenómeno radicaba en los progresos de la división del trabajo, en la cual vio tres virtudes: aumento de la habilidad en el trabajo, economía de tiempo y la posibilidad de utilizar maquinaria. En seguida, afirma (Smith) que la división del trabajo es el resultado de la propensión del hombre al comercio y que la división del mercado limita la división del trabajo. Caemos así en un círculo vicioso, ya que la dimensión del mercado depende del nivel de la productividad y este último, de la división del trabajo la que, a su vez, depende de la dimensión del mercado”. Los modelos también pueden ser contradictorios, tal como sucede con la teoría de la distribución de los clásicos y su afirmación de que la cantidad de trabajo era el que determinaba el valor de los bienes. En efecto, A. Smith dijo que un bien podía ser intercambiado por otro en el mercado, si es que ambos “comandaban” la misma cantidad de trabajo, factor que fue considerado por los clásicos como la causa del valor. Por su parte, Ricardo dijo que no sólo el trabajo presente, sino también el trabajo pasado, congelado en la maquinaria que se usaba en la producción, eran la causa del valor. Pero la cuestión ideológica apareció inmediatamente después de que se lanzara la pregunta: si el trabajo es la causa del valor, ¿por qué el trabajador no podía apropiarse del producto total? A. Smith sintió que empezaba a pisar tierra deleznable y, para no herir los sentimientos de los capitalistas, dijo que…. al fin y al cabo… había tres factores productivos, era justo que…. el producto creado fuera repartido entre los tres, con lo cual convertía su teoría del “valor trabajo” en una teoría del costo de producción, es decir la que anunciaba que el valor del producto resultaba de los costos que su producción requería y que esos costos provenían del uso de trabajo, del capital y de la tierra. Ricardo, por su parte, dijo que el capitalista era dueño de la maquinaria y de los instrumentos de producción, por lo que tenía derecho a una parte del excedente creado, no así los parásitos terratenientes que ganaban sin aportar nada. Lo dijimos ya, lo repitamos ahora: algo que los clásicos tenían en común, aparte de ser portavoces del capitalismo naciente, era su actitud neutral con respecto a la demanda. De acuerdo con sus visiones, los clásicos otorgaban a la producción el mérito de ser causantes de la evolución económica, dejando a la demanda como algo pasivo y condenada sólo a reflejar las luces y sombras del proceso productivo. Un siglo después vendría un señor llamado Keynes, que opinaría todo lo contrario y dejaría mal parados a algunos de los postulados clásicos. En la cuestión del crecimiento económico propiamente dicho, los clásicos no fueron optimistas con respecto al futuro del sistema capitalista; al contrario, vislumbraron lo que se llamó “El Estado Estacionario”. Esta percepción se resume en una oración

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muy corta: llegaría el momento en que las economías ya no podrían crecer más allá de un límite. La aseveración era muy grave y puso nerviosos a todos los capitalistas de entonces. Cuando les pidieron las pruebas del cataclismo por venir, los clásicos, con Ricardo a la cabeza (¡cuándo no!) dijo que a medida que la población y el capital aumentaran, los alimentos serían más escasos y más caros. Ahora bien, si los alimentos se encarecían harían subir los salarios de subsistencia, pues un obrero muerto no contaba. A pesar de ello, este aumento de salarios no mejoraba el nivel de vida de los obreros, dado que se debía sólo a un incremento de precios que únicamente beneficiaría a los terratenientes, tal como se observó. Sin embargo, cada alza salarial reduciría los beneficios del capitalista, por lo que éste tendría menor capacidad de ahorro hasta que ya no sería posible invertir más y hacer que la economía creciera. Para frenar el proceso inevitable, los capitalistas recurrirían a la adopción de métodos productivos que tomarían en cuenta las nuevas maquinarias y, con ello, las nuevas tecnologías. De esta manera, los trabajadores encontraron en la maquinaria un enemigo mortal, pues les privaba de fuentes de trabajo que antes disponían. De ahí la inquina con que los obreros salían a las calles con barras de hierro dispuestos a destruir todo lo que pareciera una máquina o algo similar. Por esas razones extrañas de la historia y del sistema capitalista, la maquinaria, la tecnología, que tendrían que haber sido instrumentos en beneficio de los trabajadores, se convertían en enemigos a los que había que enfrentarse. Pero, lo mismo que ahora, la policía estaba para defender a la máquina, no a la persona. En resumen, diremos que la teoría de la distribución de la riqueza entre Beneficios, Renta y Salarios, pretendía explicar los procesos de crecimiento económico y también, imponer límites a la evolución del sistema capitalista. Obsérvese que la distribución de los ingresos no es individual o funcional como hoy, sino que se realiza entre grupos: empresarios, terratenientes y trabajadores, algo que es mucho más real y racional que la teoría neoliberal que afirma la distribución funcional del ingreso, esto es, acorde con lo que llaman la “productividad marginal” de los factores productivos. El modelo clásico sostenía que el mercado haría que la economía tendiera a auto ajustarse y que la intervención gubernamental no era necesaria, dado que el modelo consideraba que el sector privado era bastante estable y lograría el empleo total por sí solo. Entre los principales mecanismos estabilizadores del mercado citaba a la tasa de interés, los precios y salarios monetarios flexibles, los cuales serían de importancia galaxial para que se diera el pleno empleo. También anunciaba que la producción y el empleo dependían de la población, la tecnología y la formación de capital. La tasa de interés dependía del ahorro y la inversión. Los valores monetarios, como es el dinero, no afectaban al comportamiento de las variables reales; por ejemplo, un aumento de dinero circulante sólo aumentaría los precios, pero no la producción ni el empleo Otros postulados importantes fueron: “la Ley de Say”, de la cual hablaremos cuando lleguemos al modelo keynesiano; también hablaremos de la “Ley de las Ventajas Comparativas”, a la que haremos mención cuando abordemos el modelo del Desarrollo Local.

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Al presente, varios economistas tratan de conciliar la teoría clásica con otras de mayor actualidad, por ejemplo, con el desarrollo endógeno, al pretender una síntesis que tome en cuenta la competencia imperfecta, la gran cantidad de mano de obra no ocupada y los rendimientos crecientes, este último como un desafío frontal al modelo neoclásico. Conclusión En el modelo clásico, el crecimiento se debía a la acumulación del capital, para lo cual era necesario que el trabajador fuera sacrificado por una política que mantendría salarios de subsistencia. Esta tenebrosa asimetría, que condenaba al 90% de la población simplemente a subsistir, sin poder gozar de ninguna ventaja del trabajo de 14 horas diarias que realizaba, es lo que obligó a los obreros a buscar otros sistemas de pensamiento que les permitiera encontrar las respuestas a la pregunta fundamental: si el trabajador creaba el valor ¿por qué los bienes producidos pertenecían a otros? La respuesta más a mano sería dada por un señor de barba y de intelecto abundantes: Karl Marx. El modelo marxista Marx, quien declaraba que su domicilio era el Museo de Inglaterra donde leía todo lo que tenía que leer, que no era poco, sistematizó la teoría del Valor Trabajo, postulando que la fuerza de trabajo era la única posesión que tenía el obrero; en realidad, la única “mercancía” que poseía, la que como tal, tenía su precio en el mercado. Lo dividió en trabajo concreto y trabajo abstracto. El valor de uso del trabajo concreto sería su capacidad de crear valor abstracto, mientras que el de éste, era la capacidad de determinar el valor de cambio entre las mercancías. El precio de la fuerza de trabajo era el salario, cuyo valor como mercancía, estaba determinado por el mercado. La teoría de la plusvalía (“El Capital”) Marx, cuya capacidad de análisis era igualada por muy pocos en su tiempo, estableció que, si la fuerza de trabajo creaba un valor de cien libras esterlinas, pero su salario era sólo de cincuenta, entonces la diferencia era apropiada por el capitalista como ganancia. El valor de lo apropiado por el capitalista constituía la plusvalía, el excedente creado por la fuerza de trabajo que le era arrebatado al trabajador, debido a que el capitalista era dueño de los medios de producción. Con la teoría de la plusvalía, Marx propuso una solución al dilema de A. Smith, aunque tuvo problemas con la tesis de Ricardo. Recordemos que Ricardo aseveraba que el valor era creado tanto por el trabajo presente como por el pasado, el mismo que estaba “congelado” en las maquinarias utilizadas en el proceso productivo. Marx dijo que el trabajo “congelado” en las máquinas no producía valor alguno, pues en las acciones productivas, las maquinarias sólo traspasaban al bien el trabajo acumulado en ellas. Ni una hora más. Por lo tanto, el único creador de valor era el trabajo presente. Pero, con el objeto de negar al capital la capacidad de crear valor a través del aumento de la productividad, postuló que el trabajo presente transmitía el valor de las máquinas, el que crecía al crecer la productividad

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del trabajo. Realmente no hay en la visión de Marx una tesis sobre el crecimiento, sino más bien, una teoría sobre el desenvolvimiento del capitalismo, el que dependía de la acumulación de la plusvalía y de su inversión en los procesos productivos. La tendencia a la baja de la tasa de ganancia Marx dividía al capital en dos ramas generales: el capital constante y el capital variable. En el primero se incluía las maquinarias, insumos y otros; en el segundo, los pagos por la mano de obra. En virtud de la competencia entre capitalistas y con el objeto de mantener los salarios bajos, las empresas acudían cada vez más a los métodos intensivos en capital, con lo que la tecnología y las maquinarias suplantaban paulatinamente a los obreros. Pero, como la plus valía era lograda sólo del trabajo presente, el aumento de la proporción del capital constante sobre el capital variable estrechaba progresivamente la base de la plus valía, con lo que la tasa de ganancia se reducía sistemáticamente. Esto haría que el capitalismo colapsara inevitablemente. Las crisis económicas serían las muestras adelantadas de la inevitabilidad del colapso. A diferencia de la relación población-alimentos de Ricardo y Malthus, que todavía es una amenaza futura, todo parece indicar que la tesis de Marx es una realidad que se cumple sistemáticamente en nuestros días. El hecho de que los inversionistas trasladen una buena parte de sus capitales a países subdesarrollados en busca de ventajas comparativas, sería una muestra adecuada de que la tasa de ganancia tiende a decrecer con la maduración del capitalismo. Pero la agonía del sistema traerá mucha más desgracia, pobreza y explotación que la etapa de su consolidación en el planeta, pues la tasa de ganancia disminuye, pero, al momento, no lo hace la ganancia absoluta, debido a la concentración del capital en cada vez menos empresas. Esto queda claro cuando recordamos que el 5% de 50000 millones invertidos es siempre más que el 15% de 8000 millones. También hay una gran diferencia entre la visión de Marx y la de los clásicos en ese punto. Los clásicos, no olvidemos, creían que los salarios altos disminuían la ganancia del capitalista, pero al presente, la reducción de la tasa de ganancia no se realiza en beneficio del salario. Es cierto que hay una pequeña proporción de obreros altamente calificados que ven aumentar sus salarios, pero los salarios de la inmensa mayoría de los trabajadores, especialmente de los trabajadores de los países subdesarrollados, no mejora. Una prueba de ello es que las transnacionales todavía encuentran redituable usar los recursos humanos de estos países cada vez en mayor proporción a la de los países desarrollados. La Economía Vital postula que la tasa descendiente de la ganancia trae aparejada el descenso del nivel de vida del trabajador en general, por el desempleo que causa la adopción de las técnicas intensivas en capital, desempleo que reduce la demanda agregada. Aquí es oportuno recordar que ninguna de las dos corrientes de pensamiento, ni la clásica ni la marxista, le dio importancia a la demanda agregada, pues sus percepciones y deducciones partían sólo desde la producción. Esto es algo que un empresario moderno vería con curiosidad, al comienzo, y con estupefacción, después.

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La primera generación de neoclásicos Esta es una escuela que Marx habría denominado “Vulgar”, pues su intención no sería encontrar las leyes o tendencias que rigen un proceso económico; más bien apuntan, siguiendo a los marginalistas, a demostrar que todo el producto creado es distribuido justicieramente de acuerdo con la productividad marginal del factor respectivo, hasta el agotamiento de lo creado. Pero dicen más, dicen que la economía siempre está en pleno empleo y que si existen personas que no trabajan es simplemente porque no quieren aceptar el salario vigente. Se autodenominan “los científicos” de la economía, por el uso que hacen de las matemáticas, las que, según ellos, otorgaba a la disciplina económica la calidad de ciencia exacta. Es sobre esta presunción que estructuran su modelo con el acopio de funciones de producción de corto y de largo plazo. En el corto plazo, el capital no variará, por lo que el salario será el único factor variable. Al aumentar el número de trabajadores en la empresa, mientras se mantiene constante la tecnología y el capital, se produce el fenómeno de los “rendimientos decrecientes” del trabajo, por lo que el aporte de un nuevo trabajador contratado será menor que el aporte del trabajador anterior. Esto es, la “productividad” del próximo trabajador será menor que la productividad del anterior, por lo que el último contratado tendrá que ganar menos y con él, disminuirá el nivel salarial de todos, puesto que ante la presencia de trabajos iguales no puede haber discriminación salarial válida. En el largo plazo, hacen que los dos factores varíen. De esta manera se tendrá un conjunto infinito de combinaciones de capital y mano de obra que producirán la misma cantidad de un bien. Así, será posible pensar en una combinación de una unidad de capital y mil horas de mano de obra o de quinientas unidades de capital y una hora de mano de obra que “producirán la misma cantidad del bien”. Por ejemplo, cuando el capital “es barato” con relación a la mano de obra, el empresario usará más capital; si la mano de obra es proporcionalmente más barata que el capital, usará más mano de obra. De este modo, para producir un taladro eléctrico usarán más mano de obra que energía si la mano de obra es más barata y, si la mano de obra fuera realmente barata, producirían el taladro, de acuerdo con la tesis, con una cantidad infinitesimal de energía. Lo peor es que todo esto lo dicen en serio; al hacerlo, asumen el aire doctoral de un profesor de física cuántica. También dicen que no sólo la mano de obra tiene su propia productividad, sino que el capital también tiene la suya, independientemente de la participación del trabajador. En este sentido, otorgan a la maquinaria la capacidad de producir por sí sola y demostrar su “productividad” con independencia del trabajo en el proceso productivo. Si el capital crece más que la población, entonces los salarios reales aumentarán, pues una proporción mayor de capital con relación a la mano de obra hace que el capital sea “menos productivo” y que el obrero lo sea más. Pero la locura del teórico neoclásico no se detiene ahí; al contrario, dice que para que exista más capital debe haber más ahorro, por lo tanto, será necesario que haya transferencias de ingresos de los trabajadores a los capitalistas, pues éstos son los “únicos que tienen capacidad de ahorrar”. Esto se realizará por medio de los impuestos regresivos entre otras tribulaciones “académicas.” Todo esto por el “bien de la economía”, a la que consideran prioritaria con relación al ser humano. En este sentido, el neoclásico considera que el ser humano, excepto el capitalista y el empresario, es únicamente un factor de producción y debe ser tratado como tal. Pero,

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como todos sabemos, hay excepciones en todo, por lo que también las hay entre los representantes del modelo neoclásico. En este caso, siguiendo a Celso Furtado (“Teoria y Política del Desarrollo Económico”) citamos a uno de ellos, Wicksell. Knut Wicksell, sueco de nacimiento e inteligente por naturaleza, estableció que la riqueza creada por la producción se distribuiría entre aquellos que ya tenían riqueza, por lo que era necesaria la intervención del gobierno para aumentar el bienestar de la sociedad. Adelantándose a Keynes en varios aspectos, dijo que la variable inestable de la economía era la inversión. Aunque era discípulo de Leon Walras, muy apegado a las matemáticas, el sueco sabía pensar independientemente de las fórmulas y, por lo tanto, tenía capacidad analítica para estudiar los problemas sin deformarlos excesivamente con los modelos, ni mucho menos creer, como hace el neoclásico obsesivo, que el modelo es la realidad. El Keynesianismo Keynes, que luego sería “Lord” según las costumbres de los anglosajones, vio desde el comienzo lo que Wicksell había visto y los demás no: las inversiones, al depender grandemente de las expectativas de los empresarios, eran inestables y, por ello, la causa de la inestabilidad del sistema capitalista. Tomó la idea que había lanzado Schumpeter para convenir en el hecho de que el empresario planificaba la producción sobre la base de las exigencias del mercado, es decir, sobre la base de lo que el mercado demandaba. Así, puntada tras puntada, hilo tras hilo, fue bordando el amplio y colorido tapiz que ahora llamamos keynesianismo. Su ¡Eureka! Inicial fue: La Producción depende de la Demanda Agregada y la demanda agregada es la suma del consumo, la inversión, los gastos del gobierno y las exportaciones netas. A mayor demanda mayor producción y, lo que era infinitamente mejor: a mayor demanda mayor empleo. Quien diga lo contrario o miente o está tuerto. El empleo se volvió en Keynes una obsesión sólo comparable a la intensidad con que un socialista defiende la lucha de clases. Si hay empleo la demanda agregada aumentará, la producción aumentará y todos serán felices… excepto los neoclásicos que vieron a su propio modelo marchitarse en vida. Fue tanta la importancia que Keynes le dio al empleo que su definición de la Economía se trasladó del análisis de los precios, que sustentaban los neoclásicos, al estudio de las causas que motivaban las fluctuaciones en el empleo. Keynes tenía flechas mortales en su carcaj teórico, especialmente contra lo que él denominó “los clásicos”, nombre con el cual identificaba a todos los economistas anteriores a él, incluyendo, claro está, a los nefastos marginalistas, austriacos y neoclásicos. En primer término, disolvió las percepciones que explicaban los movimientos económicos desde la producción: era la Demanda Agregada y no otra cosa la que determinaba los niveles de producción, de inversión y de empleo, entre otras. Luego arremetió en contra de todos los que se oponían a la participación del Estado en los asuntos de la economía nacional. Sus argumentos fueron letales. Si las inversiones privadas eran inestables y causaban los grandes desequilibrios económicos ¿no estaba allí el gobierno para intervenir a través de las políticas fiscales y

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monetarias y poner fin a los desequilibrios? Por otro lado, mostró que la economía prácticamente nunca estaba en pleno empleo y que los equilibrios de los “clásicos” se estructuraban en condiciones de desempleo. Así, estableció como una verdad irrefutable que “el equilibrio con pleno empleo es sólo un punto entre infinitos equilibrios con desempleo”. Su devoción por el empleo hacía que cualquier observación fuera motivo para defenderlo. Se cuenta que en una ocasión se encontraba en una de esas recepciones formales a las que son tan aficionados los ingleses. En medio de la tertulia de trajes negros y vestidos blancos, alguien hizo caer un vaso (de los finos, claro) El sonido del vaso al romperse en el piso sonó como un estruendo volcánico a las delicadas orejas inglesas. De inmediato se hizo el silencio, en el que las miradas escribieron en el ambiente las rúbricas de censura al culpable y de invocaciones de inocencia para cada uno. En ese momento fue que habló Keynes. –la rotura de un vaso significa que la demanda por vasos tendrá que aumentar; eso motivará la mayor producción de vasos: más materia prima, más transporte… en definitiva, más empleo y mayor ingreso para todos. La explicación keynesiana hizo que la calma volviera por los causes por donde se había ido, excepto por la preocupación del anfitrión y dueño de los vasos, quien esperaba que de un momento a otro los invitados se exaltaran y lanzaran al aire la vajilla completa y, ¡quién sabe! hasta los muebles y alfombras. Las preocupaciones del dueño terminaron cuando acabó la fiesta en paz, con lo que el mundo pudo constatar, otra vez, la virtud de la flema inglesa que no se deja llevar por arrebatos que no estén debidamente consignados en los textos del protocolo. Pasados tantos años desde el vaso causante de empleo, uno se pregunta: ¿qué habría pasado si en vez de ser una fiesta de ingleses hubiera sido una de italianos? Conociendo la vena latina, es posible imaginar que la caída del vaso habría solucionado el problema de la nación. ¿Cómo aumentaría el ingreso con un incremento del consumo o de la inversión o del gasto público? Keynes estaba listo para responder a estas preguntas, pues antes de lanzar su teoría había consultado con las hojas amarillas, y encontrado lo que buscaba: el Multiplicador. El Multiplicador del Gasto fue un instrumento analítico diseñado por Richard Kahn, pero el mundo de los economistas lo conoció gracias a Keynes. El multiplicador hace que un incremento en cualquiera de las variables citadas se multiplique a través de un efecto de expansión en la economía. La fórmula respectiva [1/(1 - b)] hace referencia a “la propensión marginal a consumir” (b) es decir a la proporción del ingreso que se gasta en el consumo: mientras mayor es la propensión a consumir mayor será el multiplicador. De esta manera, si el incremento de las inversiones, v.g, es de 100 millones y la propensión marginal a consumir es de 0.8 entonces, el Ingreso nacional crecerá en 500 millones. Ese resultado se logra reemplazando b = 0.8, haciendo la división [1/(1 – 0.8)] lo que da un resultado de 5, el que multiplicamos por los cien millones.

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Los keynesianos se expandieron por el mundo y se dedicaron a dar las buenas nuevas: con la participación gubernamental el desempleo y la pobreza quedarían, para siempre, en el pasado. Pero había algo más, Keynes demostró que las crisis generales de superproducción eran reales, con lo que la “Ley de Say” en la que los economistas habían creído a pie juntillas por más de un siglo, fue borrada de las agendas de discusión. J.B Say fue un economista francés que afirmaba la imposibilidad de que la demanda sea insuficiente para cubrir toda la producción. Su percepción sobre el particular fue la siguiente. Si un fabricante de sillas quisiera producir más sillas tendrían que demandar más madera, más clavos, mas tapices… los aserraderos tendrían que producir más madera, los productores de clavos aumentarían su producción y los tapiceros harían lo mismo con la suya. En suma, cada nueva oferta crearía su propia demanda, por lo que la oferta global nunca sería mayor a la demanda global, con lo que jamás habría una crisis global de producción. La gran depresión de 1929 dio a Keynes la oportunidad para escribir su obra principal (“Teoría General del empleo, el interés y el dinero”) y demostrar que no sólo la práctica había refutado al francés, sino que la teoría también lo haría. Para ello postuló que la gente no gasta todo su ingreso, que una proporción constante de su ingreso lo guarda como ahorro; de esta manera si la producción era de 100 millones, el ingreso nacional sería también de 100 millones, pero si la gente ahorraba, en promedio, 20 millones anuales, entonces la demanda sería sólo de 80 millones, quedando 20 millones como exceso de producción con relación a la oferta. Pero no había por qué preocuparse, pues, ahí estaba el Estado para cerrar la brecha con medidas de política fiscal y monetaria. El mundo estaba a salvo y los “clásicos” habían recibido otra tunda. Pero faltaba algo en la concepción keynesiana, esto es, un modelo de crecimiento. Pero no pasaría mucho tiempo antes de que el keynesianismo también tuviera su modelo. ¡No faltaba más! ¿Acaso los neoclásicos tenían el monopolio de los modelos reducidos a fórmulas matemáticas? No señor; ahí estaba Roy Harrod, inglés de cepa y Epsey Domar de los EEUU, para demostrarlo. El modelo Harrod-Domar Ambos trabajaron independientemente uno del otro, pero llegaron a las mismas conclusiones a través del modelo que hoy lleva sus apellidos: el modelo Harrod-Domar. El resultado de la investigación, con el conjuro de símbolos, coeficientes, proporciones, definiciones…. fue el siguiente: el crecimiento de una economía dependía de la acumulación de capital, es decir, de las inversiones, pero el cambio tecnológico se supone constante. La inversión significa una intensificación del capital por trabajador, es decir de la densidad de capital (Capital/Trabajo = K/L), que los marxistas habían denominado la composición orgánica del capital entre capital constante (máquinas, equipo) y capital variable (el dedicado al pago de salarios) En el modelo de Harrod-Domar, la densidad de capital elevaba la productividad del trabajo, pues con mejores máquinas y herramientas el trabajador produce más; también se elevaría “la productividad del capital”, aumentando los beneficios. El modelo se basa en la tasa de ahorro, la que debe subir para que se incremente las inversiones; por supuesto hay una interacción recíproca entre ambas variables, mediante la cual el cambio de una

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procura el cambio de la otra. Otro determinante del modelo es la relación capital/producto = K/Y; finalmente, la tasa de incremento de la fuerza de trabajo. La “tasa natural de crecimiento” dependería del aumento de la mano de obra, mientras que “la tasa garantizada de crecimiento” dependería del ahorro y de la inversión. En estas circunstancias, dice Solow, otro teórico del crecimiento, cuyo modelo analizaremos también, la producción se realizaría bajo proporcione fijas, dado que no podría sustituirse trabajo por capital. Por otra parte, el proceso productivo, según el modelo, se realizaría en condiciones de rendimientos constantes. Como ya se dijo, el modelo Harrod-Domar relaciona el crecimiento con el ahorro, pues a mayor ahorro habrá mayor inversión, más ingreso y, completando el ciclo, más ahorro. Según sus fundamentos teóricos, para alcanzar el pleno empleo, la tasa de crecimiento del ingreso tendrá que ser igual a la multiplicación de la propensión marginal al ahorro (la proporción del ingreso que se destina al ahorro) por la relación capital/producto = K/Y. De este postulado se infiere que la relación K/Y mide la productividad media del capital. Esas sería las condiciones para el pleno empleo, pero, si se trata del crecimiento de la economía como un todo, entonces la productividad del capital, K/Y debe aumentar como también el ahorro. De allí viene la afirmación de los autores del modelo, en sentido de que “la inversión de hoy tiene que ser siempre superior al ahorro de ayer”, para ello se necesita inyectar, continuamente, flujos de dinero a la economía. La economía tiene que expandirse continuamente. Cuando lleguemos al tema del medio ambiente, veremos que estos modelos conspiran en contra de la supervivencia misma de la especie. El modelo implica que a largo plazo hay rendimientos decrecientes del capital, por ende, del beneficio, y se llega a un estado estacionario. La teoría del “estado estacionario”, lo vimos, ya había sido anunciado por A. Smith y Ricardo, pero por razones diferentes. También había sido previsto por Marx, bajo el argumento de que el incremento de maquinaria desplaza gradualmente el trabajo vivo, por lo que la composición orgánica del capital aumenta, hay menos trabajo vivo del cual extraer plus valía y por consiguiente la “Ley de la reducción de la tasa de ganancia” entra en vigencia, produciendo la crisis final del sistema capitalista. En el modelo Harrod-Domar esta situación se tipifica como “el filo de la navaja”, es decir, en el largo plazo la economía se orientaría a un estado de creciente desempleo o de inflación creciente. Lo que es un gran pronóstico que se cumple cada vez con mayores dimensiones. Por otra parte, el capital y el producto tenían que crecer a la misma tasa; si el capital crecía a una tasa superior a la del producto, habrá capacidad no utilizada, por lo tanto, habrá también desempleo. Si el producto crecía a una tasa mayor que el capital, habría desequilibrios. Pero el progreso técnico era lo esencial. Fue entonces, que el nombre de Joseph Schumpeter empezó a ser escuchado en muchos de los ambientes académicos, pues este economista checo dijo que la principal tarea del empresario era la innovación, la apertura de nuevos mercados, la capacidad de combinar recursos de capital y mano de obra, de acuerdo con las circunstancias del momento. También dijo que el socialismo reemplazaría al capitalismo como sistema, pero no por alguna revolución proletaria, sino por lo que denominó la destrucción creativa, es decir el proceso por el cual lo nuevo reemplazaba a lo viejo. Estaba de acuerdo con los keynesianos en el hecho de que el dinero podía activar la economía, pero,

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liberal de vocación, se declaró antikeynesiano. Las principales fallas de la tesis schumpeteriana en relación a los países subdesarrollados estriban en que “las empresas con alta tecnología disputan la mano de obra con las de menor tecnología” debido a que al haber más tecnología el trabajador es más productivo y tendrá un salario mayor. Esta afirmación toma por sentado que la economía se encuentra en pleno empleo, algo que Keynes nunca habría aceptado. Por otra parte, cree, al igual que los neoclásicos, que un incremento de la productividad del trabajador significa un salario mayor, supuesto contra el cual nos enfrentaremos a lo largo de esta obra. En resumen, el keynesianismo, con todas sus variantes, dio una gran importancia a la demanda agregada, a la existencia de equilibrios macroeconómicos con desempleo, criticando de este modo al modelo al que denominó “clásico”. Hizo temblar de ira vindicativa a todos los neoclásicos al develar ante el mundo que el capitalismo era un sistema inestable, debido a la inestabilidad de las inversiones del sector privado y afirmando la necesidad de que el Estado participara en la economía. Esa intervención debía realizarse por medio de medidas políticas y fiscales para reactivar el proceso económico y para aumentar el empleo. También instó a que se intensificaran los esfuerzos orientados a la investigación. Posteriormente, los neokeynesianos como Harrod y Domar, entre otros, formularon modelos de crecimiento basados, principalmente, en el papel de las inversiones y la relación productocapital. La influencia del keynesianismo fue tan grande, que a principios de la década de los ’60 un gran economista llegó a afirmar que todos eran keynesianos. Sin embargo, el entusiasmo no duraría mucho. El advenimiento de la Guerra de Vietnam traería un fenómeno nuevo: la estanflación, que postergaría la receta keynesiana a segundo plano, tal como veremos después. Nuevos neoclásicos: El modelo de Robert Solow (EE.UU 1924) (“A Contribution to the theory of economic growth”) Se lo conoce como el modelo neoclásico de crecimiento y tomó como punto de partida el modelo de Harrod-Domar. En 1956 afirmó que los determinantes del crecimiento económico eran, por un lado, la mano de obra y el capital y, por el otro, el progreso técnico. Usando esta división, estimó que hasta cuatro quintos del crecimiento del producto por trabajador en los EEUU se debió al progreso técnico. Asimismo, sostuvo que el nuevo capital creado tenía ventajas sobre el viejo, debido a que estaba estructurado con tecnología más avanzada. En su modelo critica al de Harrod-Domar, sobre todo, rechaza el principio “del filo de la navaja” debido a que el sistema, según él, puede ajustarse a cualquier crecimiento de la mano de obra sobre la base de una tendencia expansiva. También critica su estructura según la cual, las condiciones para el crecimiento se basan en el producto de la tasa de ahorro por la relación capital/producto, relación que según Harrod-Domar, mantendría constante el progreso tecnológico. De este modo, dice Solow, para incrementar la tasa de crecimiento simplemente habría que incrementar la tasa de ahorro (Keynes habría considerado esto como una herejía) y, por lo tanto, la inversión, a través, posiblemente, de las

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medidas fiscales. Para mejorar el modelo de Harrod-Domar, Solow dejó de lado la relación K/Y la relación trabajo/producto = L/Y por la relación = Y/L es decir, la relación producto/trabajo, la que sería independiente de la tasa de ahorro y, por lo tanto, de la inversión. Esta nueva relación dependería completamente del ritmo del progreso tecnológico. El modelo de crecimiento de Solow se basa en una función Cobb-Douglas (“Technical Change and The Aggregate Producción Function”) Este modelo y la teoría implícita, da lugar a una segunda fase del neoclasicismo, la que está en vigencia hasta hoy. Esta función de producción fue aplicada a la economía de los EEUU en el periodo comprendido entre los años 1909 y 1949. En los datos pertinentes encontró que la producción por hora de cada trabajador =Y/L, en promedio, había aumentado de 0.623 a 1.272 dólares constantes, lo que significó que la producción se había duplicado en los 40 años transcurridos. También descubrió que la función de producción propuesta por él, se había desplazado hacia arriba en un 80%, en una senda de rendimientos crecientes al comienzo y una de rendimientos decrecientes al final. Sólo el 12% del incremento de la producción sería imputable al aumento del capital por trabajador = K/L, mientras que el 88% se atribuía al cambio tecnológico. Más tarde, otro economista, Edward Denison descompondría los determinantes de crecimiento en sus partes constitutivas, entre ellas, el progreso técnico. Los principales determinantes del crecimiento serían: la calificación del trabajo, el capital, la mejora de la asignación de recursos en la economía, las economías de escala y el progreso tecnológico o conocimiento. Se ratificaban así las pruebas de que el cambio técnico era el principal determinante del crecimiento del producto por unidad de trabajo = Y/L. Antes de estos descubrimientos empíricos, se había considerado que el crecimiento era una síntesis del aumento de la productividad de todos los factores. Como de costumbre, los extremistas aparecieron y dijeron que la acumulación del capital, esto es, la inversión, había perdido su importancia en el proceso productivo. El progreso técnico quedó identificado como un “residuo” dado que no es claramente “observable”, tal como lo es el capital y también la mano de obra. Dennison afirma con gran autoridad, en su tercera obra en importancia, (“Technical Progress, Capital Formation and Economic Growth”) que la formación de capital es una condición necesaria pero no suficiente para el crecimiento de la productividad en el corto y el largo plazo al mismo tiempo que incluye en el “residuo” la salud, la educación y, claro, la investigación. Este punto de vista excluía el crecimiento de los recursos naturales y de la población. Por último, dice que la calificación de la mano de obra y la inventiva contrarrestan la tendencia decreciente de los beneficios. Los neoclásicos dicen que en los EEUU el coeficiente Y/L ha mejorado, esto es, se produce más por cada trabajador, por lo que ha existido un incremento en los salarios reales y en el nivel de vida. Más tarde, Paul Romer y Robert Lucas desarrollaron alternativas al modelo de Solow. El Modelo de Romer Paul M. Romer, de la universidad de Stanford, continúa el modelo de Solow, pero introduce el “capital humano” como un nuevo factor de producción.

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Este “capital humano” sería una nueva forma de “acumulación de capital, sobre la que define tres diferentes clases de capital humano: El capital físico, que comprende la coordinación y la resistencia del trabajador y que es medido a través de la inversión en nutrición, salud y otros similares El capital-educación, ya sea que se adquiera en el sector formal o en la empresa El conocimiento científico, adquirido en la educación superior Estas variables son intangibles y se objetivan en los bienes producidos; no existe depreciación alguna para ellos y, por lo tanto, no varían en el periodo productivo. Incluye también la idea de que las utilidades que la sociedad logra de las inversiones realizadas son mayores que las utilidades que reciben los privados; esto se debería, dice el autor, a las externalidades de tipo tecnológico. En este curso de pensamiento, establece la distancia entre lo que podríamos llamar la investigación básica, diferenciada de la investigación aplicada. Sólo la segunda ingresaría como factor en su función de producción, puesto que la primera sería exógena al modelo. Bajo esta perspectiva, establece una relación entre el crecimiento del producto y el aumento de la inversión, debido a que esta última incorpora la investigación aplicada. Un modo de medir indirectamente la tecnología procedente de la investigación aplicada se logra, precisamente, a través de la inversión. Lo importante de esta afirmación estriba en el hecho de que la tecnología ya no es considerada exógena ni constante como antes. Romer cree que los países subdesarrollados pueden alcanzar los adelantos tecnológicos de los países desarrollados con mayor facilidad relativa, por lo que habría una relación negativa entre el nivel de ingreso de una nación y su capacidad de obtener tecnología. Esta afirmación parecería lógica si no fuera por el hecho de que la tecnología que se usa en un país subdesarrollado no pertenece al país; más bien pertenece a la transnacional respectiva, la misma que cuando abandona el territorio nacional no deja tecnología alguna, pues se la lleva otra vez consigo. Esto se debe a que los ejecutivos y técnicos clave vienen con la transnacional y se van con ella. Si el país en cuestión quiere usar de esa tecnología, tendrá que pagar patentes, derechos y otros similares, lo que hace que el costo de producción sea siempre mucho mayor. También recordemos que una “externalidad” es un beneficio o un daño que una tercera persona recibe de lo que hace otra. Así, por ejemplo, si alguien instala una fábrica en la ciudad y, para ello, hace asfaltar la calle donde funcionará, los vecinos tendrán una externalidad positiva, pues gozarán de las ventajas de la calle asfaltada, aunque no tengan que pagar impuesto extra alguno. La contaminación que eventualmente emergerá de la fábrica en el proceso de producción será una externalidad negativa, pues los vecinos tendrán que soportarla, aunque ellos no participan de las acciones productivas. Una externalidad tecnológica, a la que se refiere Romer, es el aprovechamiento social del uso de las tecnologías producidas por otras fuentes, lo que redundaría en provecho de la sociedad. Otro de los supuestos de Romer es que el capital tiene una definición más amplia que la simple suma de la maquinaria, equipo, infraestructura…. que se usan en el acto de producir

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los bienes. Por último, y esto es lo que nos interesa, dice que el progreso técnico es endógeno y resulta de las tareas de investigación y desarrollo. Ésta es una gran diferencia con nuestro modelo del Desarrollo Local Complementario (DELC), pues el DELC toma en cuenta las externalidades tecnológicas y financieras que provienen de otras fuentes ajenas al territorio donde se ejecuta los planes del Desarrollo Local. Romer también dice que los rendimientos de la producción serán crecientes siempre que se prosiga con las tareas de investigación y desarrollo. Aplicadas las fórmulas que utiliza para respaldar su propuesta, nos encontramos que la utilidad que brindan beneficiaría solamente a los países desarrollados, los que realizan programas sistemáticos de investigación y desarrollo, por lo que, al menos en el corto plazo, excluye a los países subdesarrollados, los que no tienen posibilidades de asignar fondos a esas actividades. Pero, lo que se debe resaltar de ese modelo es su incidencia en la necesidad de elevar el nivel de productividad de la mano de obra a través de la capacitación y la formación progresiva de recursos humanos y en el concepto mismo de Desarrollo Endógeno, generador primero del modelo de Desarrollo Local Complementario que se describirá en este volumen. El Modelo de Lucas Robert Lucas, de la Universidad de Chicago, nació en 1937 y obtuvo el Premio Nóbel de Economía en 1995. Es más conocido por su participación en la formulación de una nueva escuela del pensamiento económico conocido como “La Nueva Macroeconomía Clásica” y el papel de las expectativas racionales, las que sería propias de todo agente económico sobre el comportamiento perfectamente racional de cada uno. Pero también fue uno de los impulsores de lo que luego se llamaría “capital humano”, esto es, la capacidad y las calificaciones que distinguen a un trabajador, tal como lo vimos en el modelo de Romer. Todo el conocimiento que el obrero recibe en la escuela o en la propia empresa es considerado como “un capital”, el que sería de propiedad del propio trabajador, pero que también beneficiaría a la empresa. Lucas plantea un análisis de costo-beneficio entre el tiempo que una persona dedica a la tarea de aumentar sus conocimientos y habilidades, renunciando al salario que podría ganar durante el periodo de aprendizaje, por un lado, y los beneficios que esa educación de permitirá obtener en el futuro, por el otro. De este modo, el costo de oportunidad de estar un año más en el colegio o en la universidad es el salario que el trabajador deja de percibir durante ese periodo. Se supone que una vez que logre mayor conocimiento, el obrero podrá resarcirse del dinero no ganado durante el tiempo dedicado al aprendizaje. Así, el concepto de “capital humano” surge del modo cómo el individuo reparte su tiempo entre la producción y el aprendizaje. En la función de producción escogida por Lucas, se toma en cuenta el capital humano como uno de los factores de producción, junto con el capital físico (K) Para ello, se estima el nivel promedio de la calificación del capital humano que rige en el conjunto de individuos que

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participan en el proceso productivo. Por otro lado, el capital físico resulta del ahorro dedicado a la inversión. Lucas, al formular su modelo dice que los otros formulados hasta entonces no habían logrado establecer las bases fundamentales del crecimiento económico, porque no habrían considerado las diversidades existentes entre países. Esta afirmación es un aporte que ha permitido que Lucas también fuera incluido como uno de los representantes del Nuevo Institucionalismo, el que toma en cuenta las instituciones propias de cada país para elaborar los respectivos modelos, aunque es necesario anotar que aparte del punto señalado, la diferencia entre el “Neoinstitucionalismo” y el Institucionalismo del primer tercio del siglo XX, es abismal, por las bondades que el original ofrece, como veremos más adelante. El modelo que propone Lucas se basa en una función de producción que toma en cuenta la Producción (Y) el trabajo (L) el nivel de habilidades (h) el nivel tecnológico (A) y el tiempo que los trabajadores dedican a la producción. Si no hay acumulación de capital humano no habrá acumulación de ninguna clase de capital. Cuando hay acumulación habrá rendimientos crecientes en la producción. El modelo sigue con la percepción adicional de que la acumulación del capital humano resulta de una serie de actividades sociales. Por eso es que necesita dos sectores en su modelo: el primero, referido a la producción y el segundo a la formación y acumulación de capital humano. Su perspectiva se amplía hasta el punto de afirmar que la calidad del capital humano sería capaz de medir la tecnología disponible en un país, sobre todo, si se tiene en cuenta, como Romer, que cada país subdesarrollado puede ponerse al alcance de la tecnología de punta existente en los países desarrollados (“catchup”) algo que es muy irreal. Lucas dice que las diferencias en el capital humano son las que determinan las diferencias en los niveles y ritmos de crecimiento. El efecto “catch up” haría que los países pobres lograran crecer más rápido. Por último, el modelo supone que el nivel de capital humano afecta la producción; y el tiempo que se dedica a la acumulación de ese capital, esto es, al aprendizaje, modifica el proceso de acumulación mismo. El Modelo de Jones Si bien Romer y Lucas sentaron las bases primeras del desarrollo endógeno, fue Charles Jones, el que en su libro Introducción al Crecimiento Económico se refiere explícitamente al tema en la obra citada. A diferencia de ambos autores, Jones no toma en cuenta, directamente, el nivel de calificación de la mano de obra, más bien se refiere a la capacidad de los trabajadores para manipular las maquinarias y el equipo de alta tecnología, capacidad que sí estaría determinada por la calificación de la mano de obra. Pero habría una variable destinada a la calificación y otra a la habilidad para manipular bienes de capital. Con esta distinción el autor nos hace saber que no cualquier calificación es apropiada para elevar la producción; sólo la que permite manipular los nuevos instrumentos, aunque debe quedar la constancia de que habría una relación muy fuerte entre ambos niveles. En suma, el trabajador tendría que adicionar su calificación y su creatividad para vérselas con el capital físico, el que encierra nuevas tecnologías. La acumulación de capital tendría que realizarse sacrificando el consumo.

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Lo que más nos interesa del modelo de Jones es que toma en cuenta la carencia de tecnología de los países subdesarrollados y la necesidad de que haya un proceso de transferencia de los países que poseen tecnología a los que no la tienen. Nos interesa esta buena intención, aunque también tomamos nota de que Jones no parece darse cuenta de que en el actual proceso de globalización, no son los países los que tienen la tecnología disponible, sino que la tecnología está en poder de las transnacionales, las que no tienen ningún interés en transferirlas a no ser que se les pague regalías muy altas, cuyo pago es prohibitivo para los países subdesarrollados. En realidad, el modelo es una versión del desarrollo endógeno. Aunque parte del hecho de que los países subdesarrollados carecen de tecnologías de punta y de la posibilidad de producirlas, algo que es cierto, supone que los países logran utilizar bienes intermedios de capital. Para probar su punto de vista, asume una economía determinada que produce un bien Y para lo que usará trabajo L, capital K y un conjunto de bienes de capital xj. El nivel de calificación de L limitará el uso de los bienes de K disponibles. También dice que si se dispone de una “unidad bruta de capital” entonces se podrá producir cualquier bien intermedio; para ello, será necesario medir el uso que se haga de la tecnología. En el proceso, identifica la variable “h”, para identificar la cantidad de bienes intermedios que un trabajador es capaz de usar después de un periodo de aprendizaje. Esta “h” es la misma que Romer había usado para designar el grado de educación de la mano de obra. Al aumentar el tiempo de educación o de calificación, aumentará la variable “h”, es decir la cantidad de bienes intermedios de capital que un obrero puede manipular. Como podemos ver, el modelo propuesto es una variante del de Romer, incluyendo el precepto de que para producir más el consumidor nacional debe consumir menos, dado que la tasa de crecimiento económico está en proporción directa al crecimiento de la tasa de ahorro. Por otro lado, el crecimiento aparecerá en un nivel acorde con la capacidad de la mano de obra para usar bienes de capital más avanzados. El autor toma por sentado que el país tiene la suficiente capacidad financiera para cubrir los costos del conjunto de bienes de capital intermedio y para promover la investigación y el desarrollo. En otras palabras, el modelo de Jones quiere hacer desarrollar un país que ya no necesita de su modelo, pues, si reuniera todas esas condiciones, dejaría de ser subdesarrollado. En cuanto al papel del gobierno, creen que éste debe apoyar con políticas económicas que influyan en la tasa de crecimiento a largo plazo. Esa visión a largo plazo difiere del neoclásico, el que anuncia que en el largo plazo la producción per cápita y el capital per cápita ya no crecen, se vuelven constantes. Esto es lo que ya habíamos tomado en cuenta como el “estado estacionario” en el que la tasa de crecimiento de la producción per cápita crece a la misma tasa de crecimiento de la población, con lo que no hay incremento de la tasa de crecimiento de la producción per cápita ni del capital per cápita, aunque el ingreso per cápita pueda crecer (Macroeconomía, Rudiger Dornbush y Stanley Fisher) Por su parte, Robert Barro dice que, si bien los países que invierten más pueden crecer a un ritmo más acelerado, la influencia de la inversión en el crecimiento puede ser solamente

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transitoria. Barro dice que esta es una “convergencia condicional”, es decir, los países convergen en estados estacionarios, los que dependen de la proporción de las inversiones en el PIB y la tasa de inversiones en capital humano. Desarrollo Endógeno y Globalización Antonio Vázquez-Barquero, de la Universidad Autónoma de Madrid, es uno de los teóricos actuales de lo que ya es un Desarrollo Endógeno en plena etapa de institucionalización. Define la globalización como: Un proceso que se caracteriza por el aumento de la competencia en los mercados, lo que implica la continuación de los ajustes del sistema productivo de los países… dado que los empresarios no compiten aisladamente, sino que lo hacen juntamente con el entorno productivo e institucional del que forman parte, el proceso de globalización estimulará la transformación de la organización del sistema de los países, de acuerdo con la nueva división internacional del trabajo”. En este sentido, la globalización condicionaría la dinámica de las ciudades y regiones, dinámica que influiría, a su vez, en el proceso mundial. El autor critica el modelo de Solow desde dos ángulos perceptivos. Primero, el supuesto de que la tecnología es una variable exógena; también die que su concepto de equilibrio sería “mecánico e irreal”, ya que los agentes económicos no actúan de tal manera que el resultado de sus acciones conduzca siempre al equilibrio. También cree necesario abordar el asunto de los rendimientos decrecientes. Al respecto, dice que el crecimiento económico puede continuar a largo plazo debido a que las inversiones en bienes de capital, incluido el capital humano, puede generar rendimientos crecientes, gracias a la difusión de las innovaciones y del conocimiento entre las empresas, y a la creación de economías de escala. Afirma que las formalizaciones modernas de los modelos neoclásicos consideran que el avance tecnológico es endógeno y que las rentas monopolísticas condicionan el crecimiento, pero puntualiza que tales modelos son muy mecánicos. En su análisis establece lo que denomina los “Determinantes del Desarrollo Endógeno” para afirmar que el desarrollo económico se produce como consecuencia de la utilización del potencial y del excedente generado localmente y que los factores de la acumulación del capital serían las innovaciones en el sistema productivo, la organización flexible de la producción, la generación de economías de aglomeración y el desarrollo de las instituciones. Postula que la acumulación de capital es acumulación de tecnología y de conocimiento. Las innovaciones resultarían de las decisiones de inversión, dado que la innovación es un efecto de la necesidad de aumentar los beneficios de la empresa. De esta manera, las innovaciones y las nuevas tecnologías no surgen fuera del sistema económico, sino que serían endógenas al sistema. Como ya vimos, siguiendo a Schumpeter, la innovación incluiría nuevos métodos de producción, nuevas formas de organización y la apertura de nuevos mercados de bienes y de factores. Vázquez-Barquero dice que los procesos de difusión de las innovaciones y del

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conocimiento están condicionadas por el entorno: sistema de empresas, instituciones, actores económicos y sociales. Las innovaciones permitirían a las empresas crear unidades de mayor tamaño y construir plantas más pequeñas, aunque más eficientes, con lo que se fortalecen las economías internas de escala. No se olvida de las integraciones verticales y horizontales entre las empresas. Todo esto crearía externalidades que serían aprovechadas por las otras empresas, por lo que todas se beneficiarían. Dice también que las interacciones entre cambios tecnológicos, escala, la introducción y difusión de las innovaciones permiten tener economías internas y externas de escala y de diversidad que beneficia a los clusters o conjuntos de empresas. Implícitamente afirma que la introducción de las innovaciones es siempre el resultado colectivo de la cooperación tácita de las empresas, la que generaría un aumento de la productividad y de la competitividad de las economías locales. Una percepción de valía en la obra de Vázquez-Barquero es que el tipo de organización del sistema productivo local es más importante que el tamaño de las empresas que lo conforman, dado que es la relación entre las empresas, entre éstas y los proveedores y los clientes, las que determinan las condiciones para lograr un aumento de la producción y de la productividad, lo que resultará en un proceso de retornos crecientes. Además, promoverán también una generación constante de mercados internos y de áreas de encuentro para el intercambio. Inclusive habla de alianzas estratégicas entre las empresas, aunque no toma en cuenta la alianza que yo propongo para el DELC, esto es, la que deberá existir entre el Estado, la Empresa, la Academia y la Sociedad Civil local. Por otra parte, sigue con la idea de la competencia, mientras que yo propongo la emulación, no la competencia entre las empresas. Pero es cierto que la nueva organización empresarial creará ventajas competitivas que al inicio del proceso no existen. El efecto Hanoi La visión de Vázquez-Barquero postula que la actividad conjunta de los factores productivos, institucionales y otros crearán sinergias que reforzarán la acumulación del capital, de ese modo, los factores de acumulación formarán un sistema que permitirá multiplicar el efecto individual de cada uno de los factores. Esto es lo que se llama el “Efecto Hanoi”, el que permitirá los rendimientos crecientes. Esta idea es muy parecida a la que yo denomino la “interacción continua de los factores” cuya síntesis multiplicativa es superior a la simple suma de los mismos. Modelos de Desarrollo Regional El desarrollo Regional se define como un proceso de cambio de las estructuras que existen en una región. Por lo general, el término “región” es muy flexible y puede referirse a una comunidad, un municipio, un conjunto de municipios… lo importante es que, en cada caso, se toma en cuenta el territorio y los grupos sociales que habitan en él. Cada grupo social que habita en un territorio desarrolla un sentido de pertenencia a ese territorio. Toda región identificada como tal, tiene los elementos que permitirán el autodesarrollo; ahora bien, la

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idea de “desarrollo regional” surge precisamente de la identificación de estas potencialidades y las interrelaciones entre ese territorio y la población que se asienta en él. La exigencia desproporcionada de aprovechar los recursos disponibles en una región sólo en provecho de la población que lo habita se convierte en “regionalismo”, es entonces cuando el sentido de pertenencia se vuelve exclusivista y discriminador con relación a los grupos humanos que pueblan otras regiones, lo que es muy negativo para el desarrollo integral del país. Los conceptos de desarrollo regional estuvieron muy de moda, especialmente con el libro de Issard sobre la teoría de la localización. En épocas actuales, Edgar Moncayo Jiménez, consultor de ILPES-CEPAL tiene un ensayo sobre este tema, orientado especialmente a la teoría y los factores determinantes del desarrollo regional. Es de prever que hay una relación complementaria entre el DELC y el desarrollo regional. En la obra de referencia dice que la nueva geografía económica, propuesta por Paul Krugman, es parte del gran cambio evolutivo que sufre la economía desde hace veinte años. Las preguntas básicas que hace Krugman al respecto, son: ¿Por qué emergen en un espacio, bidiminsional y homogéneo, campo dedicado a la agricultura, concentraciones urbanas de actividades industriales o terciarias, en vez de que la producción se reparta de manera uniforme? ¿Qué explica la jerarquía de tamaño, de bienes y servicios, entre estas aglomeraciones? La manera cómo las diferentes escuelas respondieron a estas preguntas es el objeto de la obra de Moncayo que ahora sintetizamos. La Escuela Alemana y Otras Contribuciones Von Thünen, uno de los pioneros más importantes había construido un modelo basado en los precios de la tierra, de su calidad y de los costos de transporte. El objeto del modelo era explicar la división del trabajo entre los centros urbanos y las áreas agrícolas. Pero habría dejado sin resolver la cuestión esencial: ¿por qué surgen las aglomeraciones urbanas de manufacturas y actividades terciarias? A principios del siglo XX, A. Weber (1929) y Christaller y Lösh desarrollaron la teoría de la localización. Pero se atribuye a Walter Issard (“Localización y Economía Espacial, 1956 y “Métodos de análisis regional” 1971) la creación de la Economía Regional. En el proceso, Zipf estableció una regularidad matemática que relaciona las interacciones entre ciudades, viajes y transporte de mercancía, con el tamaño de sus poblaciones y las distancias entre ellas. Tres décadas más tarde surgirían las teorías relativas al papel de la demanda, interna y externa en la determinación del nivel de la actividad económica. Moncayo dice que hay autores que participan de la idea de que algunas ciudades tienen más éxito que otras porque se lo merecen, por lo tanto, las jerarquías espaciales son el resultado y no la causa. Sin embargo, esta afirmación podría sobrevalorar la administración urbana sobre la localización. Recordemos que en la historia universal ciudades y países sobresalieron por su localización estratégica, como Londres o los

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Países bajos. Pero debemos aceptar que, al presente, la administración y la calidad de gente tienen una mayor relevancia en el tema. Otras maneras de aprehender el problema es el que se refiere a la ubicación de las regiones en un sistema de jerarquías en el cual priman las relaciones asimétricas. La corriente incluiría la tesis Centro-Periferia de la CEPAL, teoría que se basa en la división del trabajo inte regional en el planeta. Myrdal dice al respecto, que, a partir de un nivel inicial de aglomeración en una región, la existencia de economías de escala y de externalidades tecnológicas atrae otros recursos los que refuerzan “circularmente” la expansión del mercado. Éste sería un círculo positivo de conglomerados que se refuerzan por atraer a nuevas fuerzas y nuevas fuerzas y nuevas fuerzas que potencian aún más la capacidad del conglomerado citadino de atraer otras fuerzas. El círculo negativo se daría en las regiones atrasadas. La tesis del refuerzo circular da lugar a la idea de un desarrollo necesariamente desequilibrado. Al respecto, uno de los más destacados defensores del desarrollo desequilibrado fue Albert Hirshman (“La Estrategia del Desarrollo Económico”, 1958) La tesis del desarrollo desequilibrado es contraria a la del “Big Push” y dio lugar a otra derivación que tuvo mucho éxito en las décadas de los ’50 y de los ’60, esto es, la “La teoría de los Polos de Desarrollo”. François Perroux fue su principal impulsor, tarea que luego sería complementada por su colega, también francés, Jacques Boudeville, en 1968. La teoría establece los efectos multiplicadores que la concentración industrial en una región puede expandir al entorno inmediato, aunque no necesariamente, en opinión de Boudeville, a toda la economía. Crecimiento Regional y Convergencia Creo que es necesario apoyar decididamente a Krugman en su tesis sobre la pertinencia de los modelos de desarrollo con rendimientos crecientes. Esta percepción es una noble reacción en contra del modelo neoclásico, el que insiste en lo que el buen sentido ya ha desechado hace tiempo, esto es, en promocionar modelos basados en la libre competencia, la movilidad perfecta de factores de producción y la existencia de retornos constantes o decrecientes de escala. Bajo el microscopio neoclásico, que mira la subjetividad del teórico más que la objetividad de la realidad, se supone que, si en el proceso productivo el capital es más caro, entonces, ipso facto, se desechará capital para contratar más mano de obra y viceversa. Esto supone que la máquina industrial puede dividirse en rallitas infinitesimales para que cada “partecita” sea reemplazada por la mano de obra, la que, al parecer, existiría no en la forma de hombres concretos e integrales, sino como una especie de masa homogénea que puede ser anexada a la maquinaria como una parte constitutiva de su estructura. Así, los capitalistas se preocuparán de identificar las áreas donde haya escasez de capital para transferirlo desde las regiones donde el capital sea abundante. Lo mismo sucederá con la mano de obra. De esta manera, dicen los neoclásicos, habrá la movilidad perfecta de factores que harán posible que en el largo plazo todas las regiones crezcan a la misma tasa. Lo más intrigante del modelo así planteado es que nos asegura que bajo este proceso, los ingresos per cápita de los habitantes de todas las regiones involucradas serán iguales. En el manto místico de esta intrigante fantasía, no pasará mucho tiempo antes de que el ingreso

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per cápita de Bolivia ¡se iguale al de los EEUU! A esta maravilla hecha carne es que los neoclásicos llaman “Convergencia” (Esta afirmación corresponde a Robert Barro y Xavier Sala- i-Martin en la obra conjunta “Crecimiento Económico”) La realidad muestra que la pobreza absoluta y relativa del mundo aumenta progresivamente y que la brecha entre países desarrollados y subdesarrollados crece exponencialmente. Pero la realidad, como de costumbre, no es algo que preocupe a los neoclásicos, ocupados como están en extasiarse con sus modelos en defensa de las corporaciones transnacionales. A pesar de ello, la brecha económica no sólo se produce entre países, también lo hace entre regiones, tal como se puede constatar en cualquier país de Latinoamérica, como es el caso de Bolivia. Al respecto, Moncayo dice que inclusive Romer y Lucas, los que plantearon la formalización primera del modelo de desarrollo endógeno cuestionan la validez de la supuesta convergencia entre naciones y entre regiones, convergencia supuestamente originada en la aplicación de la hipótesis neoclásica. Las cosas marchaban de ese modo y cuando creímos que Krugman había recobrado su carnet de neoclásico (en el fondo es neoclásico, pero no tanto) he aquí que reaparece para afirmar que el efecto acumulativo de las externalidades puede conducir a un escenario en el que el atraso del Sur no se habría gestado aisladamente, sino que es un resultado necesario del mismo proceso que hizo posible la industrialización del norte. Esta es una teoría de origen cepalino, denominada “de la dependencia” duramente criticada por los neoclásicos, pero que ahora cobra vigencia nuevamente en la percepción de Krugman, lo que no deja de ser un motivo de satisfacción debido a que permite analizar las relaciones entre la apertura comercial, la aglomeración y la localización de las poblaciones-territorio. Pero en este punto cabe hacer notar la importancia de una palabra en la formulación de una tesis: si Krugman, en vez de la palabra puede, tan débil y concesionaria, hubiera usado directamente el vocablo conduce, lo contaríamos como uno de los nuestros; pero no, eso no es posible; Krugman no puede liberarse de su origen neoclásico; de otra manera, nunca habría recibido un Premio Nobel. El neoclasicismo es una especie de dinastía que, al igual que los reyes y duques y marqueses antiguos, se desarrolla a través de la entrada y salida de sus miembros: los que se van dejan la herencia a los que quedan. Sólo una revolución económica, al estilo de la Revolución Francesa en lo políticos y social, hará que la dinastía termine. Es cierto que algunos países, como Corea del Sur, por ejemplo, han podido crecer a ritmos más apresurados. ¿Se debería esto a un caprichoso designio del azar, tal como lo afirma Krugman o a la bondad del modelo de “la convergencia”? En todo caso, no es posible negar que “La teoría General de la Aglomeración” es un cuento de duendes en un bosque encantado, como sucede con todos los modelos neoclásicos, modelos formulados sólo para preservar los intereses de las corporaciones transnacionales. Pero, tal como lo plantea el Desarrollo Local Complementario (DELC) cada país, cada región, deben ser analizados de acuerdo con su propia evolución y sus relaciones con el entorno externo, caso por caso. La Acumulación Flexible Ésta es una de las teorías del crecimiento, la que asociada a la del desarrollo endógeno, se constituyó en una especie de antesala del Desarrollo Económico Local. Un grupo de expertos italianos investigó en una región a la que se la llamó “La Tercera Italia”, partiendo de

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la idea de que el crecimiento de las regiones se debe a las condiciones internas… La región agrupó a ciudades y regiones de gran éxito, para lo que usaron el concepto de “Distrito Industrial”, nombre que Alfred Marshall había usado en 1909 al publicar sus estudios referidos a dos ciudades industriales inglesas: Lancashire y Sheffield. La visión de Marshall en una época tan temprana, nos parece ahora magistral, pues definió el “Distrito” como una organización industrial en la que primaba la competencia, la emulación y la cooperación entre las pequeñas y medianas empresas que la conforman. Éste es uno de los pilares que apoyan nuestro modelo DELC para los países subdesarrollados. Como veremos después, nuestro modelo se basa no en la competencia sino en la emulación entre las empresas de un municipio o conjunto de municipios. La percepción de los italianos Michael Piore y Charles F. Sabel, en su obra The Second Industrial Divide: Posibilities for Prosperity”, publicada en 1984 y citado por Moncayo, es que la crisis industrial no se debió a la intervención del Estado, sino al agotamiento del modelo de producción en serie, lo que excluyó el esfuerzo conjunto de los artesanos. De allí nació la idea de la Producción Flexible como una antítesis de las grandes empresas y la producción en serie; y como un apoyo a la producción artesanal. Esto es, producir por encargo para un número reducido de clientes en vez de hacerlo para masas supuestamente homogéneas en mercados de bienes estandarizados. La producción se realizaría en fábricas pequeñas que producirían bienes a medida de los deseos del cliente. Se abandonarían las maquinarias grandes y de propósito único para dar lugar a la introducción de equipos diseñados para propósitos múltiples, los que serían manejados por obreros calificados. De esta manera, las empresas pequeñas y medianas ocupaban el lugar que había sido dedicado exclusivamente a la instalación de empresas grandes. En otras palabras, las empresas pequeñas y medianas harían ahora lo que habían hecho sólo los grandes monopolios y oligopolios: producir bienes diferenciados, pero esta vez no para mercados abstractos, sino para clientes concretos. Hay muchos autores que comparten el entusiasmo de los investigadores de la “Tercera Italia”, tanto en Francia como en España, en EEUU y en la propia Italia y Alemania, quienes propician un nuevo modelo de desarrollo: la Acumulación Flexible, llamada también, posfordismo. La tesis citada apunta también a la construcción de mercados, como una prolongación de su ámbito y a las relaciones interindustriales más que a las relaciones intersistemas. Todo cabe en la teoría que ahora analizamos: la importancia de los aspectos sociales e institucionales, la acción colectiva de las empresas, la formación de redes y el factor llamado “medio innovador”. El Modelo DELC que se propone en esta obra, se apoya en ambos conceptos: desarrollo endógeno y acumulación flexible, aunque los modifica y amplia con la inserción de los acuerdos Estado-Empresa-Academia y control de la Sociedad Civil y los objetivos prioritarios nacionales como asignadores de recursos, junto con los precios de mercado. Síntesis del modelo neoclásico en general

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El modelo neoclásico actual se basa en una función de producción que los economistas llaman Cobb-Douglas, en referencia a los creadores originarios del mismo. El modelo supone que los dos factores de producción capital (K) y mano de obra (L) se combinan del siguiente modo: Y = AKαL1-α. En esta función, Y representa el producto creado; α es un parámetro que los econometristas establecen a través de la manipulación de los datos que proporciona la empresa; K es el capital y L es la mano de obra. El modelo asume rendimientos constantes o rendimientos decrecientes de escala. Ya se dijo que cuando el producto Y varía en la misma proporción en que varían los factores K y L, entonces tenemos rendimientos constantes. Ejemplo, supongamos que el capital y la mano de obra aumentan en un 50% cada uno; si el producto creado también aumenta en el 50%, entonces estaremos ante rendimientos constantes de escala. Cuando el producto aumenta en una proporción menor que la proporción del incremento en los factores, entonces tendremos rendimientos decrecientes. En este caso, supongamos que los factores se incrementan en un 50% como en el anterior ejemplo, si el producto aumenta en menos del 50% entonces estaremos en un proceso de rendimientos decrecientes. Los neoclásicos gustan de las fórmulas matemáticas, por ello, usan de la siguiente expresión para representar rendimientos constantes: α + (1 - α) = 1. Por otra parte, cuando quieren representar un proceso productivo con rendimientos decrecientes, lo hacen a través de la siguiente expresión: 0 < α < 1, es decir, el parámetro alfa será mayor que cero, pero menor que uno. Con la manía de generalizar los conceptos, propia de los neoclásicos, afirman que esta función será la misma para todos los países o regiones del mundo, puesto que todos tendrían las mismas oportunidades de acceso al conocimiento y a las nuevas tecnologías, algo que, por supuesto, nada tiene que ver con los países subdesarrollados, en los cuales no existen esos privilegios. El modelo asume también una tasa de ahorro constante, la misma que se expresa como un porcentaje del Ingreso: S = sY, es decir, el total de ahorros S es igual a una proporción s del Ingreso Y. Por ejemplo, si el ingreso Y = 200 millones de dólares, y la proporción del ahorro s = 15%, entonces, el ahorro total S = 0.15 x 200 millones = 30 millones de dólares. Si el ingreso varía, S variará en la misma proporción, pero s seguirá siendo el 15%. La tasa de depreciación del capital, esto es, la tasa de desgaste anual del capital también se considera constante. Constante también será la tasa de crecimiento de la población. En el modelo la tasa de crecimiento de la mano de obra será igual a la tasa de crecimiento de la población y se supone que la economía siempre se encuentra en pleno empleo. También se supone que la tasa de crecimiento de la tecnología es constante. El aumento del capital se expresa como la diferencia entre el ahorro S y la depreciación del capital δ. El estado estacionario Es aquél en el que todas las variables crecen a una tasa constante. La tasa de aumento del capital con relación al trabajo también será constante. Por estas razones, siendo todas las variables constantes, lo único que se espera que varíe es la tecnología. Pero el crecimiento

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de la tecnología no se realiza en el juego de las ecuaciones respectivas, sino fuera de él, por lo tanto, su cambio será considerado como exógeno. Esto significa que el progreso técnico, a pesar de ser exógeno o por serlo, es la única fuerza que permite el crecimiento en una economía de largo plazo. Por otra parte, la tasa de crecimiento de la producción per cápita será proporcional a la tasa de crecimiento del capital per cápita Según el modelo, alcanzado el estado estacionario, la economía se mantendrá en ese estado para siempre. El hecho de que el capital per cápita y el ingreso per cápita crezcan en la misma proporción serviría como una prueba de que habrá un proceso de convergencia entre las diferentes naciones, puesto que las que tienen un ingreso per cápita muy bajo con relación a la que determina el estado estacionario tendrán un mayor crecimiento, mientras que las naciones que se encuentren más cercanas al ingreso per cápita que determina el estado estacionario tendrán un menor crecimiento. Así, la convergencia entre naciones será posible, pues todas llegarán, eventualmente, a un estado estacionario. Este modelo aceptaría variantes relativos a la disgregación del capital y del trabajo en tipos diferentes o calidades diferentes; también al nivel de los diferentes grados del conocimiento y la distinción entre capitales a corto y largo plazo La visión de Joseph Schumpeter Casi en la misma línea de Solow, Schumpeter fue el que más enfatizó el papel del empresario como innovador, por lo que sería el empresario y no el proletario, el verdadero revolucionario y nervio-motor del crecimiento. El siguiente párrafo proviene de una de sus obras más conocidas: “Capitalismo, socialismo y Democracia”, leamos lo que dice: El impulso fundamental que establece y prolonga la máquina capitalista en movimiento viene de los nuevos consumidores, de los nuevos métodos de producción y transporte, los nuevos mercados, las nuevas formas de organización industrial que la empresa capitalista crea Esto se logra, continúa Schumpeter, en la práctica cotidiana de la competencia, pero no sólo en una competencia relativa a las ventas o en la calidad del producto, sino la que se concentra en la innovación, la apertura de mercados y la combinación más adecuada de factores de producción. Luego veremos la importancia de la innovación y la tecnología en el desarrollo local, aunque no en el sentido neoclásico precisamente, sino en una dimensión más amplia. Las Leyes del crecimiento económico de Nicholas Kaldor (Hungría, 1908-1986) Estas leyes, denominadas así por Kaldor, surgieron de las observaciones que el economista húngaro habría realizado en varios procesos de crecimiento en otros tantos países desarrollados. Su objetivo era mostrar las eventuales diferencias que habría entre los respectivos procesos de crecimiento, sobre todo, el efecto positivo que genera la expansión industrial en las respectivas economías, debido a su efecto inductor del crecimiento de los demás

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sectores. A continuación, sinterizaremos cada una de las leyes propuestas por este economista. La primera ley Determinaría que la tasa de crecimiento de una economía se relaciona positivamente con la tasa de crecimiento de su sector industrial. Por ello es que se pone al sector manufacturero como el que genera efectos multiplicadores en la economía de un país. Kaldor dice que eso se debe a que las demandas por manufacturas son elásticas con relación al ingreso; por otra parte, a su encadenamiento productivo hacia atrás, es decir, hacia sus proveedores. Al otro lado, por su vinculación hacia adelante, esto es, de aquellos sectores de los cuales se convertirá, a su vez, en proveedor. No deja de lado los procesos de aprendizaje que la mayor división del trabajo otorga a la economía. La CEPAL tomaría este concepto para formular su teoría estructuralista. La segunda ley Un aumento en la tasa de crecimiento en la producción manufacturera causa un incremento en la productividad del trabajo dentro del mismo sector, debido al proceso de aprendizaje que se deriva de una división del trabajo. Esto se asocia a la expansión del mercado como a las economías de escala que emergen de las mejoras tecnológicas La tercera ley La productividad de los otros sectores aumenta cuando la tasa de crecimiento del producto industrial se incrementa, debido a que acrecienta la demanda por trabajo, atrayendo mano de obra que se encuentra en sectores tradicionales con desempleo disfrazado. Se supone que en esos sectores el empleo disminuye, pero el producto no, lo cual sería una prueba del incremento de la productividad de la mano de obra. Esta transferencia de trabajadores también eleva la productividad total de la economía como un todo. La cuarta ley Las diferencias en las tasas de crecimiento de la industria se deben al consumo, a la inversión, a las exportaciones y a la productividad del trabajo Por otra parte, dice que la tasa de beneficio dependería de la propensión al ahorro del ingreso proveniente de esos beneficios. También enumera las características de un proceso de desarrollo: –Crecimiento sostenido a largo plazo del ingreso per cápita –Crecimiento del capital físico por trabajador –El retorno al capital constante –El aprovechamiento de las ventajas comparativas –La acumulación del capital físico y social –El progreso tecnológico y la especialización del trabajo

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Finalmente, al modo keynesiano, dice que la demanda agregada impulsa el crecimiento económico, algo que los poskeynesianos aceptaron con entusiasmo. Pero como podemos ver, no hay en Kaldor ni el mínimo interés en dedicar algo de su tiempo a la investigación entre el crecimiento económico y la distribución más equitativa del ingreso. Los poskeynesianos Los poskeynesianos vienen después que el monetarismo hubo desplazado a los keynesianos en la década de los ’70. El monetarismo es una de las formas que asume el modelo neoclásico, por eso es que creyeron que Keynes nunca más volvería a insistir en que el Estado participara en la solución de las deformaciones del mercado. Eso con relación a los monetaristas. Por otra parte, las raíces poskeynesianas se nutren de la obra de Keynes con las modificaciones necesarias a los nuevos tiempos; en verdad, grandes modificaciones, por lo menos en lo que respecta a dos de ellas. Los dos temas fundamentales de los postkeynesianos siguen siendo los que fueron con los keynesianos primeros, esto es, la demanda agregada es causa del crecimiento en el corto y en el largo plazos. Como otra percepción derivada directamente de Keynes, dirán que el largo plazo sería sólo una sucesión de cortos plazos. El hecho sobresaliente de los poskeynesianos es su insistencia en afirmar que el desempleo nada tiene que ver con que los niveles de los salarios reales o nominales sean altos, sino con la insuficiencia de la demanda agregada, lo que es una gran mejora con relación a la versión keynesiana original. Sin embargo, dicen más y lo dicen con gran autoridad y principio de realidad: el alza de salarios conduce a mayores niveles de empleo y a mayores tasas de crecimiento. Esta versión se llamó “Salarios de eficiencia”. Estas afirmaciones hacen que las voces keynesianas empiecen a vibrar otra vez en la atmósfera de un sistema económico mundial que lucha a muerte en contra de la realidad y de su propia existencia. Los historiadores del pensamiento económico no están de acuerdo acerca de las diferentes escuelas que uno y otro asignan a los teóricos de la economía; tal el caso, v.g, de Joan Robinson, a quien se ubica ya entre los neokeynesianos ya entre los poskeynesianos. Nosotros no haremos problema al respecto y la ubicaremos en esta sección dedicada a los poskeynesianos. Joan Robinson, De la Escuela de Cambridge en Inglaterra, Joan Robinson fue una de las poquísimas figuras descollantes de la teoría económica que saludó con algarabía la revolución cultural de China en la época de Mao Tse Tung, causando alarma creciente entre sus colegas. Luego dijo, con mucha serenidad, que el espíritu anímico de los empresarios era la causa de las oscilaciones económicas, siguiendo el libreto de Keynes sobre las expectativas. Se ratifica en sus declaraciones cuando afirma que un incremento de la demanda agregada dará como resultado un aumento del empleo y viceversa; pero cae en la trampa de la curva de Phillips, esto es, en creer que habría una relación inversa entre el desempleo y la inflación: a mayor desempleo

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menor inflación y a menor desempleo, mayor inflación. También dice que, si bien hay caos en el capitalismo, la supervivencia del sistema prueba que tiene pilares muy fuertes de sustento. Las expectativas de un beneficio mayor por parte de los empresarios, mostraría que la demanda agregada está aumentando más que la oferta. Se ocupa del principio de aceleración, el que surge de la idea de que un incremento en el ingreso nacional induce a una mayor inversión, si es que hay más recursos naturales, una mejor técnica y un incremento del empleo. Apoya la tesis de que el crecimiento económico se basa en la acumulación de capital físico (aún no había el concepto de “capital humano”) por lo tanto, Robinson orienta sus percepciones en este sentido a las inversiones, al ahorro y a los canales financieros que hacen posible el encuentro de ambos. Un aumento en la inversión aumenta el ahorro y la propia inversión. Ambas variables son importantes en el crecimiento sostenido a largo plazo, no simplemente un cambio de fase de depresión a recuperación en el ciclo económico. Michael Kalecki Uno de sus comentaristas dice que el economista polaco es una prueba de que si se ha de publicar una obra de economía hay que hacerlo en inglés, no en otro idioma. Kalecki clama que había anticipado el pensamiento de Keynes en muchos aspectos, pero que desgraciadamente su obra primera fue publicada en polaco y en francés, de ahí que no fuera debidamente reconocida. Kalecki considera que la inversión es una variable de gran importancia para el crecimiento, sobre todo si se la toma en cuenta como el reactivador del ciclo económico, el que, irónicamente fluctuaría por las oscilaciones en la inversión; el ciclo económico puede ser modificado, dice Kalecki por la inversión, de ahí la necesidad de que todo proceso de crecimiento tome a la inversión como la punta de lanza. En esta senda de acontecimientos, el empresario descubriría, coordinaría y eliminaría desajustes sociales (¡!) También sugiere la posibilidad, muy remota para él, de que el impulso empresarial se detenga, agotadas las posibilidades de ajuste social existente. En mi opinión, la declaración última es muy entreverada, dado que confiere al empresario algo que el empresario no puede hacer, esto es, “eliminar desajustes sociales”. Toda la experiencia del capitalismo no regulado muestra que el sistema más bien crea los desajustes sociales, dado que el empresario responde a sus intereses y, en segundo lugar, a los intereses de los accionistas, ninguno de los cuales coincide, necesariamente, con los intereses de la sociedad. Friedrich A. Von Hayek (1899-1992) Es un miembro destacado de lo que se conoce como “La Escuela Austriaca”. Estaba convencido de que la producción relevante de la economía no se refería a los bienes y servicios sino a la información. Este postulado es congruente con su visión de la sociedad, a la que caracteriza como un conjunto de individuos dispersos, conjunto en el que cada ser humano tiene una parte, sólo una pequeña parte, de la información necesaria para llevar adelante las acciones orientadas a la consecución de sus objetivos personales; tal sería “la esencia del

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proceso social”. La información vital para “la esencia del proceso social” no está ahí para recogerla gratuitamente, pasa por la acción de los empresarios, proceso que debe ser estudiado por los economistas. Rechaza el concepto de competencia perfecta y propone un modelo de competencia en el descubrimiento de información, proceso que, realizándose sobre la base de las acciones interempresariales, llevaría al crecimiento económico. Los desequilibrios no provendrían de algún fallo del mercado, sino que serían inherentes a la realidad misma. Una síntesis de su pensamiento se hace explícita en los postulados que propone: Las variaciones monetarias afectan al proceso porque modifican los precios relativos En esta propuesta está implícita la percepción de que el dinero no tendría ninguna influencia en la variación de la producción, sólo de los precios, algo que es común a todos los neoclásicos. El capital es un conjunto de maquinaria, equipo y edificaciones que se deprecian Esta definición es propia de todos los neoclásicos La dimensión macroeconómica se apoya en el comportamiento de las variables microeconómicas Aunque las razones que expone Hayek para este vínculo, variaciones de los precios relativos, no están de acuerdo con las razones que yo sostengo, el simple hecho de que el Premio Nobel austriaco lo tome en cuenta es algo que tengo en mucha estima, puesto que es una de las características del modelo de desarrollo local que propondré en este libro. El ahorro y la tecnología tienen roles de gran importancia en el crecimiento El asunto del ahorro es algo que debatiremos también en el modelo que presentaremos Los precios del mercado determinan los costos del producto y no a la inversa He aquí un aporte de real valía al que le asignamos todo nuestro apoyo, tal como veremos en el modelo anunciado Por último, junto con sus colegas de la Escuela Austríaca, Hayek dice que los ciclos económicos no provienen de los cambios anticipados emergentes de las expectativas, ni de los salarios rígidos o de eficiencia, sino de los desaciertos del Banco Central y de su política monetaria y crediticia. La Teoría del “Gran Impulso” (“Big Push”) Por la década de los cuarenta apareció una propuesta muy atrayente basada en lo que se llamó “El Gran Impulso” (“Big Push”) cuyo diseñador principal fue Rosenstein-Rodán. La propuesta se afirmaba en la creencia de que el mercado exigía grandes inversiones para la

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producción. La teoría del Big Push es, principalmente, una teoría de la inversión que coincidiría con la fase del despegue de Rostow y la visión de un desarrollo equilibrado. El énfasis se pone en la necesidad de realizar inversiones muy grandes para que logren el “el gran impulso”, de manera que todos los sectores crecieran a ritmos más o menos parecidos. Los montos de inversión permitirían el logro de economías externas, después de haberse invertido en obras de infraestructura, con lo que los beneficios sociales serían mayores que los costos sociales. No creo que la teoría del Big Push sea adecuada a las condiciones de los países subdesarrollados de la actualidad, puesto que, si esos países tuvieran los montos de inversión exigidas, ya no serían subdesarrollados. Por otra parte, y éste es el punto más débil, la teoría del Big Push se refiere, al igual que todos los modelos neoclásicos, al crecimiento sectorial, modelo abstracto que no toma en cuenta la región o el territorio. De esta manera se tiene un crecimiento que parece no asentarse en ninguna parte. La ex URSS, cuyos planificadores consideraban que “mientras más grande mejor” asimilaron este modelo con los consiguientes fracasos registrados. La creencia de que el incremento de la escala de producción traerá siempre y necesariamente economías de escala nunca fue tan rebatida como en la experiencia soviética. Pero si en vez de la idea del “Gran Impulso” sectorial, adoptáramos la de un “Empuje Posible”, tomando en cuenta los territorios y sus capacidades, podríamos tener una versión positiva de la teoría. El modelo del desarrollo con oferta ilimitada de mano de obra En la siguiente década, 1950, los teóricos empezaron a preguntarse sobre las razones para que en los países subdesarrollados hubiera tantos recursos naturales y humanos ociosos y por qué el Estado no tomaba cartas en el asunto, al estilo keynesiano. Sin embargo, la pregunta originó otra propuesta; esta vez, de Arthur Lewis, otro “Lord” inglés, quien dijo que bien podría aprovecharse la mano de obra excedentaria para trasladarla de la agricultura a la industria y lograr así un proceso franco de desarrollo. Su modelo se llamó “Desarrollo con Oferta Ilimitada de Mano de Obra”. Según la teoría, en los países subdesarrollados había un sector rural en el que existía mano de obra excedentaria. Lo único que debía hacerse era convocar a los capitalistas para que invirtieran en las industrias atrayendo la mano de obra redundante. Esta forma de reclutar trabajadores sería muy sencilla: se les pagaría algo más que el salario de subsistencia y, como antes de ir a la ciudad los trabajadores excedentarios prácticamente no ganaban salario, el costo de oportunidad de trasladarse a los centros urbanos tendía a cero. “Go to the city” gritaron los planificadores. Sabemos que los chinos son hartos, lo que no sabemos es si veinte años después escucharon los gritos de Lewis, pero el asunto es que ahora los chinitos dejaron de dedicarse a la producción de proverbios y decidieron que las revoluciones culturales no daban para comer. Los trabajadores acudieron a las ciudades y ahora China amenaza al Japón con quitarle el título de ser la segunda potencia económica mundial, algo que llega al corazón mismo de los japoneses, después de haberlo sentido en los bolsillos y en la competencia por sus exportaciones. El desarrollo con oferta ilimitada de mano de obra podría adecuarse a nuestros países, pero el asunto es que son los capitalistas, no los trabajadores, los que no acuden ni al campo ni a la

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ciudad. Esperemos que algún día, ante las pocas opciones para asignar los excedentes acumulados, se decidan a invertirlos en las industrias de los países subdesarrollados. La CEPAL postulaba que la estrechez de mercado se debía a que los recursos naturales y humanos de nuestros países no eran aprovechados debidamente por la falta de capital, lo que ocasionaba gran desempleo y éste, a su vez, una férrea estrechez de mercado. Sobre el particular, es necesario preguntarse ¿por qué no se utiliza “ni adecuada ni plenamente los recursos disponibles de una economía subdesarrollada? En el caso de Bolivia, hay un indicador que sintetizan la causa principal: El Indígena. Los pueblos originarios fueron esclavizados por 500 años en un grado tal que nunca pudieron desarrollar sus culturas en igualdad de condiciones que las demás. Los pequeños excedentes que por propia iniciativa querían lograr, les era arrebatado sistemáticamente por la Colonia, primero, y por la República, después. Así, el Indio tuvo que refugiarse en su pasado para encontrar las fuerzas que le permitieran sobrevivir, reduciendo su consumo al mínimo; en realidad a una hojita de coca. Por eso es que no conforma, hasta ahora, una fuerza de demanda efectiva; por eso es que los empresarios no invierten, pues se quejan de la estrechez de mercado, causada, precisamente, por la falta de inversiones que pudiera aumentar el empleo y con él, la demanda agregada. Pero los inversionistas nacionales descubrieron que sí podían invertir para el mercado internacional, lo que los liberaba de la reducida demanda interna. Así lo entendieron los llamados “barones del estaño”, los que se dedicaron a expoliar los recursos mineros del país sin dejar nada a cambio; a esto se denominó “El Modelo Dual”. Aplicaron una tecnología de punta sólo en la extracción de minerales, la que no tuvo ninguna repercusión en el resto del país; por otra parte, ni siquiera invirtieron en una fundidora de estaño o de plata que se localizara en Bolivia. La exclusión que se hizo del Indio fue la causa primera para que no pudiéramos emplear “todos los recursos existentes” al proceso productivo y, por ende, al de desarrollo. Desde que el capital extranjero se dio cuenta de que los países subdesarrollados tenían abundantes recursos naturales y humanos, decidieron expoliarlos aplicándolos a la producción de exportación. Decidieron, en extraña muestra de filantropía, considerarnos como reservas activas de insumos y de mano de obra para producir lo que creían que debía producir para el mercado internacional. Ningún modelo que permitiera a los países subdesarrollados salir de su estancamiento podía ser aplicado por los inversionistas: expoliar rendía beneficios mucho más altos que explotar. Pero, tal como veremos después, el planteamiento keynesiano y el de la CEPAL, sobre la necesidad de que el Estado participara activamente en el proceso de desarrollo fue un aporte de valía. Las etapas de Rostow (Nueva York 1913) Walt W. Rostow, que por el nombre de pila habría nacido para poeta, más bien se inclinó por la economía para hacernos saber que había cinco etapas en el desarrollo de todos los países del mundo. No importaba que los países estuvieran en África, Asia, Latinoamérica o en cualquier otro lugar. No importaba las culturas ni las percepciones de los pueblos a los

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que quería desarrollar. Habría cinco etapas, ni una más ni una menos, y si un país quería desarrollar, tenía que pasar forzosamente por todas y cada una de ellas, tal como los esotéricos pasan por rituales determinados para obtener el grado superior. Quienes dijeran lo contrario pecaban de intonsos. Las etapas en cuestión fueron: Primera etapa: La sociedad tradicional Se caracteriza por una economía de subsistencia, no hay excedentes y, por lo tanto, tampoco hay comercio. La agricultura es la principal fuente de producción. Segunda etapa: Transición La especialización del trabajo genera excedentes y aparecen las vías de transporte para el comercio; el ingreso aumenta a la par que el ahorro y la inversión. Tercera etapa: El despegue El crecimiento se concentra en algunas regiones y en pocos sectores industriales. Cuarta etapa: Hacia la madurez La economía se diversifica más sobre la base de la innovación tecnológica, una mayor oferta de bienes y servicios y una menor dependencia de las importaciones. Quinta Etapa Hay un boom de las industrias que producen bienes de consumo duradero; el sector servicios se fortalece rápidamente y el crecimiento exige grandes inversiones de capital. Un pequeño análisis de la tesis de Rostow nos indica que su visión no incluye lo que nosotros llamamos “Desarrollo”, sino más bien, es otra receta para que un país pueda crecer económicamente, sin importar asuntos sociales o de equidad en la distribución de ingresos. Rostow fue Asesor para Asuntos de Seguridad de Kennedy y de Johnson, escribió su obra más conocida “Las Etapas del Crecimiento Económico” con un subtítulo muy sugestivo, el que hacía saber a todos los lectores que lo que estaban leyendo era un “Manifiesto no Comunista”. (Los estadounidenses son cosa seria) Su percepción eurocéntrica le hacía ver a todo ser humano como descendiente directo y poseedor de todos y cada uno de los genes y cualidades de los europeos. La mayor parte de los teóricos del crecimiento están convencidos de que un país subdesarrollado es simplemente un país capitalista atrasado, por consiguiente, sostienen que el proceso histórico es homogéneo en todos ellos y que las recetas para uno son de utilidad similar para todos los demás. La misma ex URSS compartía ese criterio y nada fue suficiente para hacerles saber que el subdesarrollo es una secuela del capitalismo y nace cuando éste ya está en pleno proceso de maduración. El modelo de Heckscher-Ohlin Ambos economistas coincidieron en afirmar que cada país debía exportar bienes cuya producción requiera de las dotaciones que la naturaleza les había proporcionado. Así, los que

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tenían recursos naturales y mano de obra abundante, debían exportar bienes cuya producción no exigiera, proporcionalmente, mucho capital ni tecnología. En cambio, los países que contaban con tecnología y capital, exportarían bienes de alto valor agregado. En otras palabras, reeditaron la Ley de la Ventaja Comparativa de Adam Smith. Eli Heckscher (1879 - 1952) y Bertil Ohlin fueron dos economistas suecos, el segundo de los cuales compartió el Premio Nobel con James Meade en 1979. En su modelo, Heckscher y Ohlin asumieron diferencias en las dotaciones de capital, pero el modelo exigía que se mantuviese la misma tecnología, de este modo la productividad de la mano de obra resultaba emergente del modelo. La idea principal se centraba en el supuesto de que, participando de este modo en el mercado internacional, todos los países atrasados maximizarían sus producciones. Pero también propusieron algo muy importante: que los países atrasados se empeñaran en adquirir ventajas comparativas en los bienes que importaban, lo que era una forma de hablar, como la CEPAL, del modelo de sustitución de importaciones. Este modelo sería complementado por la CEPAL, cuyo director, Raúl Prebich, argentino, le dio el impulso suficiente para lanzar la primera teoría del desarrollo verdaderamente latinoamericana y verdaderamente del desarrollo Síntesis El modelo neoclásico actual y sus secuelas, tales como el monetarismo, la nueva macroeconomía clásica, la economía de oferta, la escuela austriaca… es francamente regresivo y en extremo reaccionario con relación a los clásicos, que eran representantes de un sistema capitalista, en aquella época, emergente y pujante, progresivo y dinámico, lo que les permitió anular el parasitismo del feudal sobre la base de la búsqueda de leyes objetivas que regían los procesos económicos. Pero los neoclásicos se han convertido en los portavoces académicos del neoliberalismo, la última degeneración del pensamiento liberal y, con ello, en los defensores de los intereses de las transnacionales en la presente etapa de la globalización. El modelo neoclásico, al igual que el neoliberalismo como sistema de pensamiento, es la conversión del hombre en personaje de manicomio, afiebrado por la necesidad de ganar más con el fin ulterior de ganar aún más, sin que ni siquiera ellos sepan para qué. Los neoclásicos son enemigos del desarrollo, al que jamás quisieron entender como algo diferente del simple crecimiento. Un puente sólido de transición: Gunnar Myrdal (Suecia: 1898-1987) Fue uno de los primeros economistas que se preocupó por la existencia de las desigualdades y la urgencia de reducirlas. Para ello propuso elevar el consumo como una condición necesaria al desarrollo. Esto lo dedujo al estudiar las condiciones de los países asiáticos de la época, las que fueron plasmadas en su gran obra: El Drama Asiático: una investigación de la pobreza de las naciones y el desafío de la pobreza del mundo. The backwash effect incluía los efectos negativos del atraso económico en un país, tales como la fuga de cerebros y de capitales. Por otra parte, no creía en las teorías concentradas en el equilibrio. Los efectos de una expansión económica, para Myrdal, son causados por movimientos de variables económicas y no económicas a la par, algo que es un gran acierto en su percepción teórica.

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El “spread effects” se refiere a los cambios favorables que se realizan en los lugares lejanos al centro de expansión, en proceso de ondas que podrían identificarse como causación circular. Servían para identificar los factores que promovían el crecimiento por el flujo migratorio, tecnológico y de capital, entre otros, de los países ricos a los pobres. La diferencia neta de uno de estos dos efectos ocasionará el incremento del bienestar o el descenso del mismo en una nación. El predominio del backwash effect es propio de las naciones subdesarrolladas, lo que hace que la brecha con los países desarrollados se magnifique en el comercio internacional. De esta manera, para Myrdal, las fuerzas de mercado no hacen sino empeorar la situación de los países subdesarrollados, incrementando las desigualdades. Afirmó también que una política de industrialización en las naciones pobres ocasionaría una mayor seguridad mundial. Myrdal es uno de los grandes precursores de las teorías del subdesarrollo. Sus percepciones cobran vigencia en un momento en que la seguridad del mundo se ve amenazada por las políticas de expoliación del modelo neoclásico y por el incremento de la pobreza en casi todos los países subdesarrollados del mundo, emergentes de la aplicación de ese modelo. La CEPAL y el concepto del “Centro” y la “Periferia” Para la CEPAL, el “Centro”, producía la tecnología y la “periferia” estaba conformada por un conjunto de países que no producían tecnología sino materias primas. Esto produciría una concentración del ingreso en los países del “Centro” en detrimento de aquéllos de la “Periferia”. Esta exacción de nuestros recursos naturales se producía a través del comercio internacional, el que nos mostraba que la relación de intercambio era, por lo general, contraria a los países periféricos. Con esta asimetría no era posible ningún desarrollo para nosotros. Un economista paraguayo decía lo siguiente en una reunión de economistas latinoamericanos: “nosotros exportamos la mejor madera del mundo e importamos los mejores escarbadientes”. Esta alusión directa a la relación desfavorable de los términos de intercambio entre los países desarrollados y los subdesarrollados apoya decididamente la teoría de la CEPAL. Ante esta verdad revelada, los cepalinos recomendaron una política de sustitución de importaciones. La tesis de la Sustitución de Importaciones, lanzada por la CEPAL para reducir la brecha en la relación de los términos de intercambio fue mal interpretada e injustamente criticada. Se creyó que habría de constituirse en la panacea de todos los problemas del subdesarrollo y algunos países, como Argentina, por ejemplo, la llevaron a grados de franca divinización. La tesis fue deformada en su práctica debido a que la mayoría de los países de Latinoamérica empezó a sustituir bienes de acuerdo con la tecnología disponible en el momento. Esto es, no identificaron los bienes clave que verdaderamente les permitiría desarrollar, sino que produjeron los que no exigían grandes inversiones ni tecnologías de avanzada. Con un modelo así deformado era imposible pensar en procesos significativos de desarrollo, sobre todo si se quiere imponer una planificación centralizada.

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Tal es un apretadísimo resumen de las primeras teorías del crecimiento económico sustentadas por otras tantas escuelas. Ninguna de ellas se adecúa a las condiciones de los países subdesarrollados, pero, con el correr del tiempo, aparecieron nuevas corrientes que enfocaron sus análisis a los problemas del subdesarrollo más que a los de simple crecimiento. Por otro lado, hay varios temas adicionales sobre el modelo neoclásico de la economía, las que serán indagadas en otra obra.

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