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Valor agregado del jengibre incentiva el emprendimiento
Karla Alcántara
Las Galeras, Samaná
Para los productores de agricultura familiar, el turismo puede convertirse en una estrategia para integrarse en la cadena de valor a través de la comercialización de productos libres de químicos.
Clasificar los trozos de jengibre, picarlos y secarlos al sol es el inicio de un proceso de duración 10 a 15 días para elaborar vinagre, cerveza, vino o polvo. Los precios de los artículos derivados del rubro agrícola oscilan entre RD$100 y RD$300, siendo asequible para los 11.1 millones de habitantes dominicanos y los potenciales ocho millones de turistas extranjeros. Para una de las socias de la coopeativa, María Cristina
Corporán, al colocar nuevos productos en los anaqueles del país se agrega valor al jengibre.
“Esto quiere decir que si una botella de vino cuesta RD$150, con el proceso agregado costará RD$350”, indica. El costo de producción es el 60% de los ingresos de cada producto. Esto significa que si venden una botella de cerveza por RD$250, RD$100 son ingresos netos.
El vino se fermenta durante 15 días, siendo un digestivo que cuesta RD$250. Francisca Medina es una de las 10 mujeres que encuentran en el jengibre la oportunidad de diversificar sus finanzas personales. Comenta que se capacitó en cursos técnicos para elaborar los productos y luego venderlos en Santa Bárbara de Samaná.
Detalla que luego de poner el líquido en un envase con agua y levadura, toma su consistencia y se fermenta durante una semana hasta que el turista lo degusta.
Mientras que Pascuala Moreno ve la elaboración y comercialización del jengibre como una alternativa de trabajo en su vida personal. “Nuestro ingreso económico no solo depende de eso, sino aumenta con varios trabajos”, afirma.
Las mujeres representan el 40% de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres. Esto es posible debido a su papel fundamental en el desarrollo socioeconómico de los paises y, además, contrinu- yen a la disminución de la pobreza cuando se emplean. “Las mujeres encontramos en la agricultura el empoderamiento para sacar adelante nuestras familias. Todas estamos viviendo y colaborando con la cooperativa para sacarla adelante y buscando un mercado para nosotros poder vender”, agrega Corporán.
Para Balbuena, estos subproductos podrán venderse de 1,000 unidades en supermercados y potenciales clientes.
En una proyección de cinco años, desde la cooperativa, consideran incursionar en el sector de la belleza, con tratamientos capilares, cremas y aceites, lo que permitirá una mayor diversificación y aumentar los ingresos.