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Las damas que construyen por amor a sus comunidades.

Jenny Saa Ibarra Guachené, Cauca

María Luisa Agualimpia Quibdó,Chocó

Por Alexander Peña Bernal

Gracias a la invitación de PROCEMCO a su reunión del cemento y el concreto en Cartagena, tuvimos la oportunidad de conocer estas dos damas, que desde la construcción encontraron la forma de transcender en la vida de sus comunidades al desarrollar proyectos que llevan bienestar y esperanza a cientos de familias. Conozcamos un poco de sus historias:

Jenny Saa Ibarra Vereda Mingo, Municipio Guachené, departamento del Cauca.

Para hablar de la historia de Jenny en la construcción tenemos que hablar de su abuelo, un hombre ejemplar que era maestro de obra. Él fue el mentor de quien hoy es toda una lideresa ejemplar, pues le dio a Jenny la oportunidad de ser ayudante de la construcción para paso a paso ir la instruyendo en esta noble profesión.

Años más tarde, y por ese carácter nato de líder que Jenny porta en su alma, cosecharía múltiples logros para el bienestar de su comunidad.

Revisa la entrevista de Jenny Saa Ibarra y María Luisa Mosquera en nuestro canal de Youtube

“no es solamente nosotras como mujeres pensar ¿qué nos van a dar? Sino decir: ¡aquí estamos, qué vamos a hacer!

Revisa la entrevista de Jenny Saa Ibarra y María Luisa Mosquera en nuestro canal de Youtube

“Por ser tan perseverantes hoy estamos aquí, queremos ser un ejemplo de vida para todas las mujeres de Colombia”. Afirma Ibarra El impacto de Jenny en su comunidad

Ibarra ha sido gestora de la construcción del centro de salud de su municipio, con el apoyo de la comunidad han hecho alcantarillas, el salón comunal, entre otros proyectos por los que ella agradece el apoyo del municipio a través del alcalde.

Él salón comunal del que nacen las oportunidades

Uno de ellos proyectos que llenan de orgullo a esta mujer constructora es el salón comunal de su territorio, la razón en sus palabras es que: “ahí

capacitamos 60 mujeres en gastronomía y 60 mujeres en elaboración de productos de

aseo”, lo que le brinda a la comunidad oportunidades para generar ingresos para las familias.

Ahora, Jenny se encuentra desarrollando un proyecto con 35 mujeres, en el que cada ya tiene el lote, van a hacer el pozo séptico y necesitan apoyo con los materiales para la estructura de las casas.

“Nosotras como mujeres estamos aportando un grano de arena, porque la construcción de nuestro hogar debe ser tarea de todas” concluye Jenny.

Las enseñanzas de Jenny Saa Ibarra

Con mucha esperanza y fortaleza en sus ojos, Jenny admite que muchas mujeres han sufrido maltratos, pero ella piensa que cuando una mujer tiene tan alto su autoestima, lo logra contrarrestar y salir adelante.

María Luisa Mosquera Agualimpia de Quibdó. Chocó.

La historia de María Luisa en la construcción es un poco diferente a la de Jenny. Ella era socia de la cooperativa agrícola del Chocó. Allí existían unos programas de vivienda, y en la necesidad de que alguien lo liderara, la cooperativa la eligió a ella. Gracias a este programa muchas familias tienen casa en Quibdó y en la zona rural.

Me gusta ver cómo se levantan los proyectos constructivos, cuando pasan de la planta inicial a los pisos superiores. A la fecha se han construido más de 900 casas en la zona urbana y rural en un proceso en el que la misma comunidad construye sus hogares.

“Hay unas mujeres que están deseosa porque le hagamos una vivienda y vamos allá con la ayuda de Dios a ayudarles a hacer su vivienda”

afirma Mosquera.

De la construcción al agro

Con una lógica innegable María Luisa reflexiona: “ya están las casas,

pero y entonces ¿qué

vamos a comer?”. Por este motivo toman en su comunidad la decisión de sembrar plátano, popocho (un plátano muy especial y nutritivo, especialmente para adultos mayores y niños). Entonces a través de esta iniciativa llegan ya incluso a procesar y vender la harina del plátano pocho, demostrando lo importante que es tejer a toda la comunidad bajo el mismo eje, que es la salud y el bienestar de todos.

“Entonces estamos en ese orden de ideas, trabajando en el campo, construyendo viviendas, y permitiendo que muchas mujeres madres cabeza de familia y además desplazadas por la violencia, tengan techo y una forma de subsistir”

afirma Mosquera.

Las enseñanzas de María Luisa Mosquera

No ha sido fácil ser jefa de hombres en estos procesos constructivos, sin embargo María Luisa nos aconseja que: “no

hay que dejarse llevar por las emociones, si yo estoy enojada y la otra persona también está enojada yo espero para llamarle la atención de forma cordial, porque uno como jefe tiene que saber impartir las órdenes”. Concluye María Luisa.

“Aunque algunos no la valoran, es muy bonita ver a una mujer con una pala, con un pico, con las herramientas, porque anteriormente creían que las mujeres no éramos capaces de hacer este trabajo”. María Luisa Mosquera Agualimpia.

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