La Paloma blanca

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La paloma de La Encarnación Por Lorea Ponte

Curso 2020-2021


Andrés es un niño de primer curso de primaria, tiene 7 años. Su colegio está en Villena y se llama La Encarnación; allí tiene un montón de compañeros.

​Va

muy contento al

colegio porque se siente querido por todos. Además de aprender, se lo pasa genial con sus amigos corriendo y jugando por la pinada.

Juega con ellos a que son

piratas

pirata pata de palo les

persigue.

También

pilla-pilla y al

juega

al

escondite, sus juegos

y

favoritos.

el


Le gusta observar los pequeños insectos: hormigas

y

mariquitas que se

encuentran en el suelo. Un día, la jefa de estudios entró en la clase de Andrés y les dijo a todos ellos, que a partir del próximo mes de octubre se retomarían los viajes de las palomas mensajeras. -​Todos los días, un alumno de primero, por orden de lista, se llevará una paloma en una caja de madera y la soltará desde su casa - dijo la jefa de estudios - las palomas como son mensajeras conocen el camino de regreso, desde vuestra casa al colegio.

Llegó el día que le tocó a Andrés.


Andrés cogió la caja de madera durante el recreo y se fue a por su paloma a la granja. Mientras almorzaba observó que había una paloma blanca y le hizo mucha gracia porque no quería meterse en la caja. Le dieron la caja a Andrés con la paloma blanca. La caja pesaba un poco. Aún así, como no quería dejar la caja con la paloma sola en la fila, decidió quedarse con ella y no jugar en la pinada mientras finalizaba el recreo. Sonó el timbre para ir a clase.

Andrés fue el primero en entrar con la caja de la paloma, la dejó en el suelo junto a su mesa.


Cuando terminaron las clases, su madre le estaba esperando en las pistas rosas del colegio. Como la caja de la paloma pesaba mucho, su madre le ayudó a llevarla. Andrés llegó a casa muy ilusionado, tenía muchas ganas de abrir rápidamente la caja y soltar la paloma. Pero la paloma se resistía a salir por lo que su madre sacudió un poco la caja. Andrés le dijo a su madre: - Mamá, ¡deja de mover la caja, estás asustando a la paloma! - dijo Andrés-. Andrés metió la mano en la caja y la paloma se posó en ella.


La acarició y la soltó.​ La paloma salió volando.

Al día siguiente, Andrés no se encontraba bien, tenía fiebre y su madre decidió que no fuese al colegio. Por otro lado, la paloma estaba ansiosa de que fuera la hora del recreo para ver a Andrés. Pero llegó la hora y Andrés no apareció por el colegio. La paloma desplegó sus alas para volar hacia la casa de Andrés pues ya se sabía el camino. Al llegar al alféizar de la ventana de la habitación de Andrés, se posó sobre ella.


Desde allí miraba a su amigo que estaba dormido. Cuando oía a alguien acercarse a la cama, la paloma volaba hacia el tejado rápidamente para no ser vista. Cuando Andrés se levantó, vio la paloma desde su cama y fue hacia ella, mientras, su madre entraba en la habitación asustando a la paloma que volvía a esconderse. Andrés había intuido que estaba en la ventana desde la mañana anterior o quién sabe si más tiempo. Por la tarde, Andrés se encontraba mucho mejor pero fingía estar enfermo para ver si la paloma volvía. La paloma seguía en el tejado y observaba a lo lejos.


Andrés por la tarde se encontraba mucho mejor y su madre le dejó jugar con la tablet para que

no se aburriera.

Se percató de que la paloma entraba por la ventana sin hacer ruido y se acercaba a su cama, él estaba muy pendiente de ella mirándola de reojo. Sin embargo, tiró con su cola un bote con lápices de colores de su escritorio, haciendo mucho

ruido.​ Andrés continuaba observando los movimientos de la paloma desde su cama. Su madre entró y vio a la paloma en el escritorio. Se extrañó de que la paloma estuviese en su casa. Y le preguntó a Andrés:


- Andrés, ¿ayer no soltaste a la paloma? En el colegio la echarán de menos.

Andrés no respondió y solo se encogió de hombros diciendo: - Mamá, creo que la paloma se ha encariñado conmigo y no se quiere ir. No era muy normal tener una paloma de mascota y Andrés se lo planteaba​. La madre preocupada pensó que tal vez su hijo tenía razón y decidió llamar al colegio. La secretaria cogió el teléfono y le comunicó a la directora del colegio, el interés de Andrés de quedarse con la paloma. Las palomas mensajeras del colegio siempre volvían y era extraño que alguna paloma se quisiera quedar con alguien, pensaba la directora. Hablaron un buen rato sobre eso y la directora le dijo: -Sí, puede quedarse con la paloma ya que al


parecer estrecharon un vínculo muy fuerte, pero yo pensaba que estaba en la granja con las demás palomas. La mamá de Andrés después de hablar con la directora colgó y fue a decírselo a su hijo muy contenta. Pasaron meses desde que Andrés se quedó como mascota, a la paloma blanca del colegio La Encarnación. Andrés y su madre la pasean todos los días con una correa especial para aves; han conseguido adiestrarla en pocos meses; la paloma solo se pone en el hombro de Andrés y nunca se escapa. Tener una paloma de mascota no es muy común, Andrés la quiere mucho y le da igual lo que le digan.

FIN



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