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jueves 24 de enero de 2013 Aテ前 VII :: nテコmero 653

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descansando y recordando eleTurf retrospectivo

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Leyendas del Turf SEATTLE SLEW (1974 – 2002) (primera parte) Nota: este relato es compendio, entre otros, de las publicaciones “Thoroughbred Champions, Top 100 Racehorses of the 20 th. Century “y los libros de la serie “The Thoroughbred Leyends “. Ambos publicados por Eclipse Press y The Blood-Horse Inc. La traducción y formato del relato son del autor.

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EATTLE SLEW ingresó al siglo XXI como el único caballo en ganar la Triple Corona América manteniéndose INVICTO. Si bien es cierto que SEATTLE SLEW no ganó posteriormente todas las carreras en las cual participó, él se impuso en todas antes de adjudicarse en forma brillante el Kentucky Derby, el Preakness Stakes y el Belmont Stakes. Este estupendo logro es único en la hípica americana, pues los otros ganadores de la triple corona no consiguieron finalizar sus campañas como dos años sin ser derrotados. Inclusive el gran Man O’ War (1917, Fair Play) que no participó en el Kentucky Derby pero que ganó el Preakness y Belmont Stakes, pudo mantenerse invicto a los dos años.

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EATTLE SLEW nació y fue criado en Lexington, Kentucky en el White Horse Acres de propiedad del turfman Ben Castleman. Este criador logró a este formidable castaño al cruzar una de sus buenas yeguas ganadoras clásicas llamada My Charmer (1969, por Poker) con Bold Reasoning (1963, por Boldnesian), que era un freshman (padrillo iniciante) sire del Claiborne Farm, ubicado en el condado de Paris cerca de Lexington, Kentucky, de propiedad de la familia Hancock. Ben Castleman tenía planes de cruzar su yegua con el padrillo Jacinto, pero éste tenía su libro de montas topado y el Sr. Seth Hancock, gran criador y conocedor de

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pedigríes, recomendó emplear al padrillo Bold Reasoning (1968, Boldnesian), por cuyo servicio pagaron U$S 5,000 (un precio sumamente módico, por decir lo menos, para los estándares de los padrillos del área de Lexington). Los jóvenes esposos Karen y Mickey Taylor, en nombre de su caballeriza Pearson’s Barn Inc., en sociedad con Jim y Sally Hill, adquirieron al aún potrillo SEATTLE SLEW en las subastas de Fasig Tipton Yearling Sales en Lexington, realizadas en Julio de 1975. Pagaron la módica suma de U$S 17,500. Jim Hill que era veterinario revisó al castaño oscuro y recomendó altamente su compra. SEATTLE SLEW fue entregado al también joven entrenador Billy Turner, cuya esposa Paula, se encargó de domarlo y de la primera fase de preparación del potrillo en el centro de entrenamiento de Henry Obre en Monkton, Maryland. El potrillo, a quien cariñosamente le llamaban de “Baby Huey”, mostró gran talento y muchas condiciones corredoras desde el inicio de su entrenamiento y debutó como favorito el 20 de Septiembre de 1976, en el hipódromo de Belmont Park con los sedas negro y amarillo de Karen Taylor y bajo la conducción del jockey francés Jean Cruguet. Se impuso fácilmente por 5 cuerpos en la buena marca de 1:10 1/5 para los 1,200 metros. Dos semanas después, el 5 de Octubre, en el mismo hipódromo, SEATTLE SLEW se impuso de punta a punta por 3 1/2 cuerpos en una condicional sobre 1,400 metros, en el buen tiempo de 1:22 clavados, llevado por Cruguet, quien fue su jinete habitual durante su campaña como dos y tres años, Luego de sus primeras dos victorias, SEATTLE SLEW seguía aprontando excelentemente y ganando peso por lo que fue inscripto en el prestigioso Champagne Stakes, prueba de Grado I y que en esa época era la mas prestigiosa carrera para la generación juvenil. El 16 de Octubre, sobre la distancia de 1,600 metros y con la monta de Jean Cruguet, el crack se impuso de abuso por casi 10 cuerpos, en la excelente registro de 1:34 3/5 para la milla. El potrillo batió el record de pista del clásico por un quinto de segundo. Una semana antes de la carrera el potrillo fue tratado, por primera vez, con Butazolidina, un anti inflamatorio que emplearon para tratar una ligera infección en una de sus cuartillas, cuyo uso era permitido en el estado de Nueva York. Su co propietario Mickey Taylor que pertenecía a la cuarta generación de una familia de rudos leñadores pensó, luego del triunfo de su engreído, que sus sueños de toda la vida estaban por cumplirse. Muy emocionado declaró a la prensa que “si podemos mantener al caballo entero y con buena salud, nunca tendré que cortar otro árbol en mi vida”. Y vaya si se cumplió su predicción!!!

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SEATTLE SLEW obtuvo el Eclipse Award y fue nombrado “Potrillo Campeón de Dos Años“. Asimismo, le fue asignado el topweight de 126 Libras en el Experimental Free Handicap. A los siguientes mejores potrillos de su generación Royal Ski y Run Dusty Run les fue asignado 125 libras. Muchos entendidos criticaron el bajo handicap asignado a Slew especialmente cuando al, para entonces futuro ganador de la Triple Corona Americana de 1943, el potrillo Count Fleet (1940, por Reigh Count), que era el caballo referente para asignar el topweight y que había ganado el Champagne Stakes de 1942 en un quinto de segundo mas de tiempo que impuso SEATTLE SLEW, le fue asignado, en aquellos tiempos, el peso de 132 libras. Cabe indicar que el triple coronado de 1973, el gran Secretariat (1970, Bold Ruler), también ganó el Champagne Stakes pero fue descalificado al segundo lugar. No obstante, los propietarios de Slew inmediatamente incrementaron el valor del seguro del potrillo a la suma de dos millones de dólares y le dieron un merecido y reparador descanso. En Diciembre de 1976, SEATTLE SLEW fue enviado a Florida para que descanse y luego prepararlo para las pruebas de la triple corona. El caballo galopó durante dos meses y en Febrero de 1977, empezó un riguroso plan de entrenamiento para afrontar la agotadora campana trazada por sus propietarios y entrenador como tres años. El 9 de Marzo, SEATTLE SLEW que se había convertido en un hermoso y poderoso caballo, reapareció en una carrera condicional en el hipódromo de Hialeah, ganando por 9 cuerpos, al reverendo galope y totalmente sujetado por Cruguet. El castaño oscuro batió el record de la pista de arena al recorrer los 1,400 metros en 1:20 3/5. En esta prueba Slew enfrentó al mejor sprinter de la generación llamado White Rammer, que estaba invicto en tres presentaciones y que era sumamente ligero. Pero, el campeón salió disparado de la gatera, tomo la punta y deshizo a sus rivales al pasar los primeros 800 metros en 44 segundos y los 1,200 metros en 1:08 clavados. Ambos parciales fueron, asimismo, record de pista. Su siguiente compromiso fue el Flamingo Stakes (G1), corrido el 25 de Marzo en el hipódromo de Hialeah. Sobre la distancia de 1,800 metros, SEATTLE SLEW enfrentó una docena de rivales y los ganó fácilmente, por 4 cuerpos, en el buen tiempo de 1:47 3/5. Le bastó a Slew pasar los primeros 1,200 metros en 1:09 minutos para liquidar al lote y ganarse el corazón de los aficionados, que lo aplaudieron a rabiar. Antes de la victoria en el Flamingo los propietarios de SEATTLE SLEW intentaron vender un porcentaje del crack. No tuvieron éxito con la venta e inmediatamente incrementaron nuevamente el valor del seguro del potrillo a U$S 3.5 millones (suma record para entonces). Slew fue enviado a Maryland e instalado en el hipódromo de Aqueduct para completar su ruta hacia la conquista de la Triple Corona Americana.

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Su próxima carrera fue el tradicional Wood Memorial Stakes (GI) que se corrió el 23 de Abril en el hipódromo de Aqueduct. El potrillo ganó por 3 1/4 cuerpos pero no llenó las expectativas de los entendidos. El hecho es que su preparador Turner no ajustó como acostumbraba al crack en los entrenamientos y hasta tuvo un entredicho con el jockey Cruguet quien declaró que el Slew se presentaba a la prueba falto de preparación y que lo sintió agotado luego de la misma. Amén de ello, antes de la prueba, el preparador instruyó a Cruguet para que corriese al potro de menos a más y sin exigirlo demasiado. Turner inteligentemente estaba cuidándolo para su próximo compromiso en el Kentucky Derby. Si bien es cierto, la prensa especializada criticó duramente esta actuación de SEATTLE SLEW dudando inclusive de su calidad corredora, luego de su triunfo en el Wood Memorial los aficionados norteamericanos lo volvieron un ídolo nacional e iniciaron una verdadera “Slewmania”. SEATTLE SLEW se presentó como gran favorito en el Kentucky Derby (GI) el 7 de mayo de 1977. En el hipódromo de Churchill Downs en Louisville, Kentucky, enfrentando a 15 rivales y pagando en la proporción de 1 a 2, el potrillo se fue de manos y casi desmonta a Cruguet en la partida. Slew se recuperó rápidamente y se vino luchando con el ligero For The Moment, conducido por Ángel Cordero Jr., para luego desprenderse de el y ganar por 1 ¾ cuerpos, en el modesto tiempo de 2:02 1/5 para los 2,000 metros. Segundo arribó el potrillo Run Dusty Run llevado por el legendario Bill Shoemaker. Las críticas le llovieron a SEATTLE SLEW y a sus allegados del “Slew Crew “(los Taylor, los Hill, Turner, Cruguet, galopador, etc). Los entendidos alegaban que Slew no le había ganado a nadie y que los rivales que enfrentó en el Derby eran de segunda categoría. Indicaban que SEATTLE SLEW era “un buen caballo dentro de una mala generación”. Hay que pensar que el fenómeno Secretariat, que había ganado la Triple Corona Americana cuatro anos antes, era el punto de comparación y vaya que referencia tan estricta! Pero las siguientes dos pruebas de la triple corona cambiaron totalmente la apreciación de los críticos y catapulto a Slew a la categoría de súper crack. El Preakness Stakes (GI) se corrió en el hipódromo de Pimlico en Maryland el 21 de mayo. Enfrentando a 9 rivales, SEATTLE SLEW, que corría por primera vez tratado con Butazolidina, se impuso de punta a punta por 1 ½ cuerpos sobre Iron

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Constitution, Run Dusty Run, Carmorant y el campeón europeo J.O. Tobin. El castaño recorrió los 1,900 metros en el tiempo 1:54 3/5, a solo 2/5 de segundo del record de la pista. Los parciales iniciales fueron fortísimos y uno de los mas rápidos en la historia de la prueba, tanto que pasaron los primeros 1,200 metros en 1:09 4/ 5 y la primera milla en 1:34 4/5. La categoría que mostró Slew y la forma en que destroncó a sus rivales cambió radicalmente la opinión de la crítica especializada quien empezó a percibir la real dimensión del potrillo. A SEATTLE SLEW solamente le faltaba una prueba adicional para coronarse como el décimo Triple Coronado Americano y como el único caballo en obtener ese logro en condición de invicto. Esa hazaña incomparable la obtuvo el 11 de Junio, al ganar el Belmont Stakes (GI) corrido en el hipódromo de Belmont Park en Nueva Jersey sobre 2,400 metros. Ocho rivales se le opusieron en esta oportunidad y se deshizo de ellos con extrema facilidad, pagando en la proporción de 2 a 5. Slew ganó de punta a punta, por 4 cuerpos en el tiempo de 2:29 1/5 sobre pista barrosa. Su eterno rival Run Dusty Run llego segundo. Sus más ácidos críticos y los miles de fanáticos lo aclamaron y lo convirtieron en un gran ídolo y la “Slewmania” se apoderó de los americanos. SEATTLE SLEW se había convertido en el caballo del pueblo y demostró que un caballo de origen humilde puede llegar a ser un gran crack. Poco después de este triunfo , su co propietaria la guapa y joven Karen Taylor se presentó en el exclusivo Thoroughbred Club of America en Lexington, Kentucky y declaro ante la crema y nata del turf americano y la prensa mundial que: “yo vivía en una casa rodante, manejaba una camioneta pick up vieja , y ahora tengo el mejor caballo del mundo. Lo más importante de esta hazaña es que SEATTLE SLEW ha demostrado a los americanos que en nuestro país cualquier aficionado puede, con buena visión y muy poca inversión, escoger el caballo correcto y obtener y lograr lo que Slew ha realizado para nosotros. No es necesario ser millonario ni noble para tener éxito en el Deporte de los Reyes”. En lugar de darle al caballo un merecido descanso luego de la ardua campaña, los propietarios de SEATTLE SLEW decidieron enviar al castaño a la costa oeste para correr el Swaps Stakes (GI) en el hipódromo de Hollywood Park en Los Angeles, California. La gerencia de dicho hipódromo incrementó la bolsa del clásico a U$S 300,000 y ello animó a los Taylor y Hills a correr el caballo. El preparador Turner no concordaba para nada con dicha decisión y alegando estar enfermo no viajó con el Slew.

Fernando Rodríguez-Larrain Lexington, Kentucky , USA

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http://servicios.maronas.com.uy/infocarreras/retiros.asp

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es turf en todo el globo Dr. en Veterinaria Enrique Castillo TIPO Y FENOTIPO

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n un articulo escrito en 1945 sobre consideraciones genéticas del caballo, el autor, un estudioso de mente privilegiada, utilizó la siguiente anécdota para ilustrar una característica muy particular de la herencia y la transmisión de caracteres de padres a hijos. Según el propio autor, en una oportunidad recibió una carta de una hermosa y famosa bailarina de la época, en la cual, esta le sugería que concibieran un niño. En dicha carta la bella mujer escribía: “Con mi cuerpo y tu inteligencia nuestro hijo debería ser un ser súper dotado”. A lo cual el sabio respondió, “¿Pero que pasaría si el niño tuviera mi cuerpo y tu inteligencia?”. En otras palabras, la transmisión de los genes que van a definir cada uno de los rasgos, características, habilidades y bondades de un ser vivo, es un hecho regido completamente por el azar y por tanto está enmarcado dentro de un amplio rango de posibles combinaciones genéticas.

Definitivamente la obtención de un caballo de carrera, hoy más que nunca, está basada en hechos y fundamentos científicos, especialmente aquellos que provienen del estudio de la genética, ciencia que se ha convertido en un factor fundamental en la búsqueda de explicaciones, que permitan llevar a cabo la difícil tarea que implica encontrar el “cruce” perfecto para obtener un futuro campeón. Criadores y asesores en materia de pedigrí gastan un gran número de horas definiendo cual es el padrillo que mejor va o “cruza” con su yegua, sin embargo, muchas veces terminan aceptando que lo que lucia perfecto en el papel no lo fue en la práctica. Pero; ¿qué pudo haber sucedido?, ¿dónde estuvo la falla? Quizás la respuesta a este enigma se encuentre en las características físicas o “tipo” de los progenitores que dieron origen al fallido campeón. Considerar el “tipo” o fenotipo de los progenitores, y específicamente evitar variaciones marcadas en el tamaño y características físicas de los mismos, es uno de los conceptos mas recientes que ha sido introducido como un factor importante al momento de planear un “cruce”. En otras palabras, para obtener los mejores resultados un criador debería “mezclar” animales con una conformación física o “tipo” similar.

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Muchos podrán preguntarse, ¿exactamente donde está el valor o la ventaja de todo esto? Sin duda que existen varias, la primera de ellas tiene que ver con la posibilidad de predecir de una manera más confiable el “tipo” o las características de un potrillo, producto del cruzamiento entre un padrillo y una yegua con características similares. Al reducir el rango de diferencia entre los “tipos” de los progenitores, también se reduce la posibilidad de obtener combinaciones genéticas no predecibles, muchas de las cuales generalmente son negativas para lograr el balance que le permitiría al futuro atleta desempeñarse de una forma mecánicamente eficiente. El “cruce” de progenitores extremadamente diferentes resulta, la mayoría de las veces, en potrillos carentes de proporción en lo que respecta a tamaño y forma, evitando que el mismo sea desde el punto de vista de la biomecánica, lo suficientemente “correcto”, para convertirse en un animal de carrera superior. Por otro lado, y es mi opinión muy particular, pienso que este nuevo concepto de proporcionalidad y similitud en el “tipo” de los ancestros que aparecen en un determinado pedigrí, le dan un mayor sentido a algunas de las teorías usadas por mucho tiempo por criadores y asesores de pedigrí a nivel mundial para conseguir “cruces” exitosos. El inbreeding, uno de los métodos más comunes para planificar “cruces”, implica la repetición en el pedigrí de animales superiores. Definitivamente la frecuencia con la que aparecen determinados individuos en un pedigrí, se traduce en una mayor carga o influencia de las características físicas o “tipo” de los mismos en la apariencia que caracterizara al futuro potrillo. Mientras más ancestros similares, considerados corredores superiores, puedan converger en un determinado “cruce”, mayor será la posibilidad de obtener descendientes mejor dotados desde el punto de vista del balance y la mecánica, lo que les permitirá desempeñarse a un más alto nivel de competencia. Para tratar de ilustrar de una forma sencilla lo anteriormente expuesto, pensemos como propietarios deseosos de conseguir el mejor padrillo para cruzar nuestra yegua. Con conocimientos de conformación básicos, nos damos cuenta fácilmente que nuestra yegua no es muy grande, su cuello es corto y sus cuartillas son largas y algo vencidas. Quizás nuestra búsqueda se enfocaría en encontrar un padrillo de gran tamaño, con largo cuello y cuartillas cortas que compensara con su físico

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las deficiencias que presenta nuestra yegua. Sin embargo en lo que respecta a la herencia, la mezcla de blanco con negro no necesariamente tiene que ser gris. Los excesos de uno de los progenitores, no necesariamente contrarrestaran los defectos del otro. Tampoco sería sensato, por mas similitud que queramos tener entre los progenitores, utilizar un padrillo igual de pequeño y desproporcionado a nivel de su cuello y miembros. Entonces, ¿qué seria lo correcto? Lo correcto sería tratar de servir nuestra yegua con un padrillo “promedio”, bien proporcionado y armónico en lo que respecta a sus características corporales y que entre sus ancestros comparta con nuestra yegua el mayor numero de individuos superiores. Este tipo de padrillos, “promedio” o “average”, van o “cruzar” bien con un gran número de yeguas. Dentro de este tipo se encuentran muchos de los mas populares sementales a nivel mundial y año a año liderizan las estadísticas de todo tipo por el numero de corredores superiores que producen. Sin dudas es un tema de verdad interesante, a partir de ahora y cada vez mas la planificación de “cruces” deberá ir más allá del análisis en el papel o en programas de computación. La observación detallada y el análisis fenotípico de los progenitores, el conocimiento de las características físicas que caracterizan las diferentes líneas o familias y que pasan de generación en generación y la adecuada combinación de las mismas con el fin de predecir de alguna forma lo que nos deparara la herencia, serán de vital importancia. Usando el estudio del pedigrí y las variables biomecánicas, las cuales implican forma y proporcionalidad de los progenitores, los criadores a nivel mundial están alcanzando los mejores resultados en sus programas de cría.

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Leyendas del Turf SEATTLE SLEW (1974 – 2002) (segunda parte) Nota: este relato es compendio, entre otros, de las publicaciones “Thoroughbred Champions, Top 100 Racehorses of the 20 th. Century “y los libros de la serie “The Thoroughbred Leyends “. Ambos publicados por Eclipse Press y The Blood-Horse Inc. La traducción y formato del relato son del autor.

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l 3 de Julio y sobre la distancia de 2.000 metros, SEATTLE SLEW sufrió una humillante derrota y arribó cuarto a 16 cuerpos de J.O.Tobin, sin ser rival en ningún momento de la prueba. Días después del fracaso, los esposos Taylor, que eran oriundos del estado de Washington al norte de California, llevaron a SEATTLE SLEW para una presentación ( Un galope ) benéfico en el hipódromo de Longcrest en Seattle, donde el gobernador del estado declaró feriado el día y coronó al potrillo como “Hijo Predilecto”. Turner tampoco asistió a la presentación y esto fue el inicio del final del “Slew Crew” y de la ruptura del entrenador con los propietarios de SEATTLE SLEW, quienes poco después, en Diciembre de 1977, dispensaron al preparador y le entregaron el caballo y el resto de sus ejemplares al joven entrenador Doug Peterson. Con el transcurso del tiempo, el mismo Billy Turner declaró que durante dichos años estaba enfrentando graves problemas debido a su afición a la bebida y que por ello tuvo muchos encuentros con sus distintos propietarios. Turner luego de someterse a una prolongada desintoxicación, reanudo sus labores como entrenador y la amistad inicial con los propietarios del Slew. SEATTLE SLEW obtuvo dos Eclipse Awards en 1977, el primero como “Caballo Campeón de Tres Años” , lo que era lógico luego de ganar la Triple Corona, y el segundo fue como “Caballo del Año 1977”, batiendo por escasos votos al inmortal Forego ( 1970, Forli ). El Slew fue llevado a las cuadras del entrenador Peterson en el hipódromo de Hialeah para un merecido descanso y luego ser entrenado con miras a su campaña como cuatro años. Sus propietarios subieron el valor asegurado del campeón a U$S 6 millones. El caballo estaba listo para reaparecer el 16 de Enero de 1978 en el Tallahassee Handicap en el hipódromo de Hialeah, cuando días antes contrajo una infección que se pensó inicialmente era la fatal Colitis X. Luego de semanas de intenso cuidado, SEATTLE SLEW se repuso y recomenzó los galopes diarios con miras a la reaparición. Mientras tanto y estando SEATTLE SLEW fuera de peligro, los propietarios del caballo recibieron numerosas ofertas para la venta del potro. Algunas de ellas llegaban a los U$S 15:000.000, pero fueran rechazadas. Como el Slew seguía progresando los Taylor y los Hills decidieron continuar con sus planes de correrlo para luego dedicarlo a la reproducción. Ese invierno los propietarios del crack formaron la empresa equina Wooden Horse Investments y vendieron la mitad de SEATTLE SLEW en 6 millones de dólares.

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Los nuevos socios eran comandados por Brownell Combs, gerente del Haras Spendthrift Farm ubicado en Lexington, de propiedad de su padre. El acuerdo fijaba que SEATTLE SLEW continuaría corriendo bajo los colores de Karen Taylor y que luego de finalizada su campaña en las pistas ejercería las labores de padrillo en el Spendthrift Farm. SEATTLE SLEW reapareció el 14 de Mayo de 1978 en una condicional sobre 1,400 metros en el hipódromo de Aqueduct. Conducido por Cruguet se impuso fácilmente por 8 1/4 cuerpos en el buen tiempo de 1:24 4/5. Los aficionados estaban felices con el retorno del crack y su posible encuentro con la rutilante sensación de la nueva generación, el crack Affirmed, que para entonces había ganado el Kentucky Derby de 1978 sobre su eterno rival Alydar. La siguiente presentación del Slew fue en otra condicional en el hipódromo de Saratoga el norte de Nueva York, donde se impuso con gran facilidad por 6 cuerpos, en la excelente marca de 1:21 3/5 para los 1,400 metros a solo 1/5 de segundo del record de la pista de arena. Definitivamente el crack había vuelto a su mejor estado y ahora era el momento de correrlo en los clásicos y enfrentarlo nuevamente a los mejores de las pistas y obtener nuevamente el titulo de Crack absoluto. La carrera escogida fue el Paterson Handicap (G3) a correrse el 5 de Septiembre en el hipódromo de Meadowlands en Nueva Jersey. La distancia era de 1.900 metros y a SEATTLE SLEW le fue asignado el peso de 128 libras, el más alto lomeado por el crack hasta entonces. El lote que enfrentaba no era complicado y el único rival en el papel era el potro Dr. Patches, un hijo de Dr. Fager, que como el padre, era también entrenado por el legendario John Nerud y conducido por el también famoso jockey Angel Cordero Jr. SEATTLE SLEW tuvo una pésima conducción de parte de Jean Cruguet, quien vino corriendo toda la carrera pegado a los palos, que se encontraban muy pesados. En cambio Codero, que conocía como nadie el circuito de Meadowlands, condujo a las mil maravillas a Dr. Patches, quien en el ultimo salto le ganó por media cabeza al Slew en el buen tiempo de 1:48”. Sintiéndose agredido por la prensa quien lo atacó duramente, Jean Cruguet culpó de la derrota a la mala preparación del caballo y criticó públicamente al preparador Peterson, a quien acuso de novato e inexperto. Los propietarios de SEATTLE SLEW declararon que Cruguet no sería mas el jinete del crack y, para añadir insulto al agravio, nombraron al portorriqueño Ángel Cordero Jr, como su nuevo jockey. Por fin, el 16 de Septiembre de 1978, la gran confrontación entre SEATTLE SLEW y el juvenil Affirmed, que para entonces se había convertido en el décimo primer ganador de la Triple Corona Americana, se hizo realidad. El Slew con Ángel Cordero a bordo y Affirmed con la joven sensación Steve Cauthen se enfrentaron en el Marlboro Cup (GI). El escenario fue el hipódromo de Belmont Park sobre la distancia de 1,800 metros y con una bolsa de $ 300,000. El potro de 4 años llevaba 128 libras y el juvenil de 3 años lomeaba 124 libras. Los aficionados apostaron fuertemente en Affirmed, a

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quien hicieron favorito, siendo esta la única oportunidad en que el SEATTLE SLEW no lo fue. Cuatro rivales de fuste completaban el lote, pero los miles de aficionados que repletaron las instalaciones del hipódromo solo tenían ojos para el match entre los dos Triples Coronados. SEATTLE SLEW salio disparado del partidor, tomó la punta y nunca más la dejó. Con Cordero en total control, el crack pasó los primeros 400 metros en 24 clavados y en 23 segundos los siguientes 400. Affirmed, con un enérgico Cauthen, nunca pudo descontarle mas de dos cuerpos y luego de completar los primeros 1.200 metros en 1:10 1/5, el Slew se separó en la recta final para ganar por 3 cuerpos en la excelente marca de 1:45 4/5, a 2/5 de segundo del récord de pista que ostentaba el inigualable Secretariat. Los aficionados nuevayorkinos se rindieron ante semejante demostración de calidad y medios corredores y los Taylors y Hills celebraron el éxito y las buenas decisiones al haber reemplazado tanto preparador como jockey y de mantener a SEATTLE SLEW para la campaña de cuatro años, lo que ciertamente valorizaba más al crack. Dos semanas después, SEATTLE SLEW ganó al galope el Woodward Stakes (GI) por cuatro cuerpos, estampando el tiempo record de 2 minutos clavados para los 2,000 metros de la pista de arena de Belmont Park. Venció entre otros al buen Exceller, unos 5 años que venía de vencer el Hollywood Gold Cup (GI) en la arena y el Sunset Handicap en el césped. Affirmed no participó en este clásico pues su preparador Lázaro Barrera optó por darle un merecido descanso con miras a su participación en el Jockey Club Gold Cup. SEATTLE SLEW estaba en su mejor nivel luego de sus aplastantes triunfos en el Marlboro Cup y el Woodward Stakes, por lo que sus propietarios decidieron enfrentar nuevamente a Affirmed y a Exceller en el Jockey Club Gold Cup (GI). Barrera también inscribió al ligerísimo sprinter Life’s Hope, que iba en misión de sacrificio para hostigar al Slew y favorecer la atropellada de su pareja de stud, Affirmed. Esta vez tanto el crack como Exceller le pasaban 5 libras al juvenil. La carrera fue disputada el 14 de Octubre sobre la distancia de 2,400 metros en la pista de arena del hipódromo de Balmont Park. Favorito resulto SEATTLE SLEW que pagaba en la proporción de 3 a 5. Affirmed y su pareja cotizaban en la proporción de 2 a 1 y Exceller era la tercera opción pagando el ratio de 4 a 1. Como siempre, el Slew, con Angel Cordero Jr, up, salio disparado de la gatera y se hizo de la punta. Pero extrañamente tanto Affirmed como su pareja Life’s Hope le salieron a pelear arduamente el comando. Luego de la carrera Steve Cauthen, jinete de Affirmed preciso que el potrillo “mordió el filete “y no lo pudo sofrenar y menos controlar.

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SEATTLE SLEW impuso parciales suicidas pasando los primeros 400 metros en 22 3/5 segundos; los 800 en 45 1/5 y los primeros 1.200 metros en 1:09 2/5! A esas alturas de la competencia ya Life’ Hope estaba liquidado y Afirmmed corría descontrolado a cabeza del crack. Después de la primera milla, a Cauthen se le corrió por completo la montura y Affimed quedo fuera de carrera. Mientras esto sucedía, el legendario jinete Bill Shoemaker venia “tercerito” a 10 cuerpos espectando el duelo con Exceller y cuando el Slew, ya algo contemplado por Cordero, completaba la milla en 1:35 2/5, el “Shoe” inicio una larga atropellada e igualó la línea del crack faltando 400 metros. Todo el mundo, entre ellos el que escribe, pensó que SEATTLE SLEW, luego de tremendo esfuerzo inicial, seria dominado fácilmente, pero el castaño era un guerrero de aquellos y en uno de los finales mas dramáticos registrados, SEATTLE SLEW con un inmenso Ángel Cordero y Exceller con el magnifico Shoemaker se trabaron, durante toda la recta final, en una de las luchas mas titánicas que la hípica ha presenciado. El photofinish declaró ganador a Exceller por mínima. Los críticos aclamaron a SEATTLE SLEW y la opinión general era que su actuación en el Jockey Club Gold Cup, aún perdiéndola, fue la mejor demostración que realizó el campeón. SEATTLE SLEW corrió una vez mas ganando el Stuyvesant Handicap (G3) en el hipódromo de Aqueduct el 11 de Noviembre de 1978. El Slew finalizó su campaña ante miles de sus ídolos cargando el mayor peso que le impusieron de 134 libras. Se impuso de punta a punta ganando fácilmente sobre la distancia de 1.800 metros, por 3 ¼ cuerpos pasándole 19 libras a Jumping Hill, que arribó place. SEATTLE SLEW ganó su cuarto Eclipse Award al ser declarado “Caballo Campeon de Mas Edad“. Al final de su campaña, el crack que es el único caballo en ganar la Triple Corona Americana invicto, participó en 17 carreras, ganando 14 de ellas (7 de ellos de grado I) con dos segundos y un cuarto puesto, totalizando U$S 1: 208.726 en premios. Como padrillo SEATTLE SLEW fue y es una sensación y se ha convertido en Jefe de Raza, pero esto será materia de otro articulo que estamos preparando. Basta decir que hace unos días atrás su nieta Rags to Riches ganó el Belmont Stakes, al igual que su padre A.P.Indy que lo hizo en 1992. Hacia más de un siglo que ninguna potranca ganaba la tercera corona y una nieta del inolvidable SEATTLE SLEW lo realizó. No podía ser de otra manera!!!

Fernando Rodríguez-Larrain Lexington, Kentucky, USA

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Entre el Paddock y la Pelousse

por

Luis Costa Baleta

A la primer nota de “Entre el Paddock y la Pelousse” en la desparecida revista Yatasto, le siguió una acerca de la amistad de Irineo Leguisamo con Carlos Gardel, escrita por el famoso columnista hípico argentino Oscar Lanata que firmaba sus columnas con el seudónimo de N.N, de las Carreras, la que fue publicada en dos partes. Luego ese breve ciclo se cerraría con la siguiente nota que salió a luz a comienzo del mes de noviembre del año 2004. “Esta semana el turno es para el mundo de las anécdotas relacionadas con las carreras de caballos, de las cuales se podrían escribir infinidad de libros, como aquellos tan queridos Memorias de un Turfman pobre, que publicara en nuestro país José Carlos “Chiquito” Sagarra. El Turf y sus era una Anécdotas publicación bimensual cuyo número inicial fue editado en Buenos Aires en Abril de 1963 y de la cual han sido extraídas las tres anécdotas que se publican a continuación.”

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UN LAPIZ, UN RELOJ Y UNA CAMPANA Antonino Ogando -según relato del notable cronista de turf Aga Can- era sacristán de su pueblo. Y como no está reñida la sacristía con el deporte, Ogando era carrerista. Es decir: era timbero. "Timbero" puro. Todo el tiempo que le dejaba libre el párroco, el hombre lo dedicaba a estudiar los programas. Sabía más de "courses" que de misales. Sabía tanto que no acertaba nunca... Desmenuzaba en tal forma las probabilidades de cada caballo que, al final, todos le resultaban candidatos y como era timbero, buscaba el sport grande. De tanto errar se quedó en la vía. Un día entró a mirar el cajón de las limosnas y como se le despertaba el hambre, salió corriendo, asustado de su tentación infame. Se fue a la plaza que quedaba enfrente y, sentado en un banco, entró a mirar al cielo como buscando ayuda. Fue el diablo que le trajo la solución. Ogando volcó su vista a una casa que hacía cruz con la iglesia. Allí estaba el hombre que era su perdición: el que le aguantaba boletos, el que lo empujaba al desquite que no llegaba. El miserable que ni reloj usaba... Y cuando llegó con su pensamiento al redoblonero sin reloj, el diablo le facilitó una chance. "El lápiz" usaba el reloj de la iglesia. Al reloj le daba cuerda él, el sacristán. Por qué no podrá ser esa la solución?... Tenía que hacer la prueba. Era lunes y tenía hasta el domingo para pulir detalles. Llegó el domingo y nunca Ogando empujó con más apuro al párroco en esa misa de doce. "La primera a la una", mascullaba el sacristán y seguía trasladando el misal de un lado al otro con una velocidad que asustaba. Terminó la ceremonia y Ogando disparó para la torre, buscó el reloj y lentamente, muy lentamente, inició su labor. La terminó pronto y bajó corriendo. Una menos cinco. Pasaron uno, dos minutos... Tomó el teléfono y pidió un número. Un minuto más, otro y una voz que cantaba: Siete, tres, palito, media... Colgó y marcó otro número. "Francisco, habla Antonio, cien y cien al siete... "Esperó un segundo y oyó: Van!... Entonces volvió a la torre y reinició su trabajo, pero esta vez al revés..., El trabajo era sencillo. El "lápiz" era "amarra". De tan "codillo" no usaba reloj. Como vivía frente a la iglesia, palpitaba la hora del campanario. El asunto era atrasar el reloj de la iglesia antes de la primera, conocer el resultado, pasar los boletos y volver a poner él reloj en hora... La mosqueta la hizo una vez y otra y otra. Donde no se avivó el sacristán fue en buscar otra carrera. Tanto acertó la primera que el "redobla" entró a sospechar. Sospechando se puso a mirar el reloj de la iglesia y vio que el minutero avanzaba ligero.

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Cuando frenó alcanzó a palpitar una sombra conocida que bajaba del campanario... Y qué?... Que cuando el "lápiz" se avivó, Antonino se había desquitado y pasado al frente. Se confesó y no jugó más...

USABA CHAQUETILLA Y PANTALONES CAMPANA Escenario: el paddock. Tiempos: cuando Cardoso corría los pupilos del stud Don Gonzalo. Protagonistas: tres vivillos. Y uno de los que nunca faltan... A este último se acercan los vivillos de marras y le informan que Cardoso echaría a ganar con determinado caballo, si le encontraban un capitalista que le diera dos mil pesos para poder jugarse mil ganadores. -Yo los doy, -dijo el candidato, pero en las propias manos de Cardoso. -¿Ud. lo conoce a Cardoso? -No; pero conozco la chaquetilla del Don Gonzalo... Nada les dijo a los vivillos, que dieron, una vuelta y retornaron al candidato: -Cardoso tiene miedo que lo vean recibiendo dinero en público. -Lo está esperando en el segundo water closet. -Vaya y dele el dinero. El hombre fue. Llegó al sitio indicado. Se entreabrió la puerta lo suficiente como para asomarse una cabeza tocada con gorro verde y adelantándose un brazo enfundado en chaquetilla granate. Lo demás, lo adivinará el lector. El Cardoso que recibió el dinero tenía efectivamente chaquetilla granate y gorra verde, pero gastaba pantalones campana a rayas y botines de becerro, color canela...

ARTIMAÑAS Y VIVEZAS Estaban una noche en un cabaret de la calle Maipú varios jockeys. A la hora en que se desatan las lenguas, se hicieron comentarios sobre una prueba de perdedores que se iba a disputar al día siguiente. En esa carrera había una fija imperdible, uno de esos debutantes de precio, contra los cuales nadie se anima a tirarse por creerlos a veces superiores a lo que en realidad demuestran en privado.

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-Si no estuviera Fulano -dijo uno de los jinetes- mi caballo sería una fija; pero, ¿quién se tira contra una muralla semejante? -Bah -aseguró el jinete más vivo de la reunión, si te querés tirar, tirate nomás, que del fenómeno ese me encargo yo. No lo voy a dejar ni mover. -¿Con ese sapo que corres vos? ¿Con ese que costó cincuenta pesos? -Sí, con ese. Para algo tiene que servir el pobre. -Bueno, si vos te comprometes a no dejarlo mover al fenómeno yo me arremango. Y un apretón de manos selló el compromiso, mientras los escasos oyentes que aún no estaban en el limbo, salían a buscar dinero para la "papa" que acababan de descubrir un poco indiscretamente. Al día siguiente se corrió la tercera carrera. Tomó la punta el mancarroncito que había costado cincuenta pesos y detrás de él se colocó el favorito, mientras la fija del cabaret iba tercero. Se salvaban los metros, y ante el asombro del jockey que había decidido tirarse contra la muralla, el puntero, lejos de perder su línea u obstaculizar al favorito con alguna de esas artimañas tan naturales en el turf, seguía al frente con ventaja, exigido a fondo por su jockey, que finalmente lo clasificó ganador con un sport de más de cincuenta pesos. La explicación no fue menos interesante que la carrera. Llegada la hora de "tirar la bronca", el jockey que se había comprometido a no dejar mover al favorito demostró que en realidad era tan vivo como sigue siéndolo en el presente, aunque ahora sea entrenador. -¿Qué tenés que echarme en cara?-le dijo al jockey que había creído en sus promesas-. ¿No te prometí, acaso, no dejar mover al favorito? Y bueno, yo cumplí lo prometido. El otario fuiste vos, que al que no habías tenido que dejar ir era al mío.

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es turf en todo el globo Dr. en Veterinaria Enrique Castillo PREPARACION DEL CABALLO PARA EL EJERCICIO

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l entrenamiento de un atleta, deportista de alto nivel para una competencia, es el producto de meses y hasta años de preparación tanto física como mental, que le permiten al mismo adquirir un tope de condición que alcanza su máxima expresión a escasa horas del inicio de la competencia. El entrenamiento diario prepara a los atletas para que su organismo funcione de una manera eficiente durante el ejercicio, pero sumado a esto, el estímulo de la competencia genera sensaciones tales como el miedo o la excitación, que provocan la secreción de sustancias por parte del organismo, cuya función es generar un estado de alerta que, casualmente, prepara a los principales sistemas corporales para hacerlos más eficientes durante la actividad física. En el caso específico del caballo en su estado más natural, este tipo de sustancias se liberan para estimular en él mismo, una respuesta de defensa a una situación de peligro como puede ser la presencia de algún depredador. Los sistemas corporales se sumarán para que el caballo utilice de la forma más eficiente su principal mecanismo de defensa, la velocidad. ¿Pero qué ocurre en el caballo de carrera?; ¿en qué consiste ese proceso de adaptación o acondicionamiento a la actividad física?; ¿qué sucede a escasa horas del inicio de la competencia? El entrenamiento de un caballo de carrera, consiste principalmente, de galopes diarios sobre distancias que pueden variar entre los dos kilómetros y los tres kilómetros y medio, combinado con ejercicios de velocidad sobre distancias más cortas conocidos como “briseos”. A medida que el caballo se va acondicionando al ejercicio el nivel de exigencia del mismo debe ir aumentando progresivamente; este aumento progresivo en el nivel de entrenamiento es lo que permite la

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adaptación física y mental del caballo al ejercicio. Si al caballo no se le exige progresivamente en el entrenamiento, él puede alcanzar algún grado de condición, pero nunca un nivel que le permita desempeñarse con éxito en carrera. Lograr que el caballo alcance el tope de su condición no es tarea fácil; el ejercicio excesivo, no controlado, denominado comúnmente como “overtraining” puede debilitar y provocar el colapso de los principales sistemas corporales del animal, causándole trastornos tales como inapetencia, depresión y quizás lo más importante, lesiones a nivel de su sistema locomotor. El entrenamiento diario va a influir directamente sobre el sistema respiratorio y cardiovascular haciendo más eficiente durante el ejercicio el aporte de oxígeno y compuestos energéticos a los tejidos, en especial al músculo.

Igualmente, procesos tales como la termoregulación y la eliminación de sustancias producto del metabolismo, que causan fatiga muscular, también se ven mejorados. La adaptación cardiorespiratoria al ejercicio ocurre mucho más rápido que la del sistema músculoesquelético; ésto es importante a considerar ya que al mejorar la

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disposición del caballo ante el ejercicio, sin haber alcanzado el acondicionamiento de músculos, tendones, ligamentos y huesos, el caballo estará propenso a sufrir lesiones en sus miembros. El acondicionamiento de músculos, ligamentos y tendones mejora el desempeño del caballo durante el ejercicio, pero también y quizás aun más importante, le da a los miembros la estabilidad necesaria para soportar no sólo el peso del caballo, sino también el del jinete, que al final de la carrera en el animal fatigado, se multiplican varias veces causando lesiones. Cuando el caballo alcanza el tope de condición adopta una actitud de “superioridad”, con ella nos está diciendo que quiere correr, y en su más simple “raciocinio” animal, él se siente preparado física y mentalmente para competir. Esta actitud, en mi opinión personal, ya que no ha sido estudiada en el caballo, la asocio con el “estado de euforia” que provocan en los atletas humanos unas sustancias producidas por el organismo conocidas como endorfinas; altos niveles de las mismas han sido asociados a la práctica de actividad física provocando en las personas que se ejercitan regularmente un estado placentero físico y mental. Como podemos ver el acondicionamiento físico del caballo no sólo implica cambios a nivel cardiorespiratorio y músculo-esquelético; para que estos sistemas sean más eficientes durante el ejercicio, también implica un cambio de conducta, un estado de ánimo que se alcanza bajo un régimen de entrenamiento exigente pero progresivo, que permita la adaptación del animal a los niveles de exigencia sin provocar el colapso del mismo. El día de la carrera el caballo espera calmadamente en su “puesto”, aproximadamente unas dos horas antes de la hora de partida comienza la última fase de la preparación del animal para afrontar la competencia. Desde el mismo momento que su caballerizo abre la puerta del “puesto”, rompe su calma y lo toma de la jáquima para comenzar a

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“vestirlo”, (colocación de los implementos que usa el caballo para correr) se inician una serie de eventos asociados a la liberación de una sustancia conocida como adrenalina, los cuales crecen progresivamente, alcanzando su nivel máximo a escasos minutos de la partida. Apenas el caballo deja su caballeriza, el corazón comienza a latir más rápidamente, alcanzando los 70 a 90 latidos por minuto al momento del ensillaje. El bazo, órgano ubicado en la cavidad abdominal, que en el caballo actúa como reservorio de glóbulos rojos, se “exprime” y lanza al torrente sanguíneo un gran número de células rojas extra, un “doping” sanguíneo que ocurre de forma natural, ambos eventos facilitan el transporte de oxigeno por la sangre hacia los tejidos. La respiración, así como la cantidad de aire inhalado y exhalado van elevándose gradualmente de acuerdo a las necesidades corporales de oxigeno, las cuales pueden aumentar hasta treinta y cinco veces con respecto al reposo. Estos eventos junto a otros más, se van sucediendo gradualmente durante el proceso de “calentamiento” del animal, alcanzando su máximo nivel, cuando el caballo ya dentro del aparato de partida, espera sólo el timbre para comenzar a correr. Nos podríamos preguntar entonces, ¿el caballo corre asustado? Quizás algo de eso puede ocurrir en el potro indócil que hace su debut, igual que cualquier novato en cualquier deporte puede ser presa del nerviosismo, sin embargo el caballo, un animal de habito, se acostumbra a la carrera, a la cercanía de otros caballos en el pelotón, al publico, al terronazo, al látigo, a la victoria. equaid63@hotmail.com

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L

os detalles orgánicos de la lesión de INVASOR, puede usted obtenerlos en todos los medios.

No hacen a la cosa. Fue shockeante la noticia, para quienes le teníamos internamente más que como el Caballo del Siglo, que ya sabíamos que lo era desde hace tiempo, si no como nuestro pingo, aquél que despertó gritos, aplausos, emociones y lágrimas como ningún otro. Y un enorme orgullo de haberlo disfrutado aquí en Maroñas, antes que nadie. La casilla de correo, a la mañana del domingo, tenía la noticia indeseada. Hurgamos en ella, buscando saber sobre la suerte de su vida. La palabra fractura, en pura sangres, está asociada al verbo sacrificar. El primer alivio, fue saber que no sería conjugado en esta ocasión. Luego, un contacto de Pablo Hernández, uno de sus eternos dueños, nos hizo cambiar la perspectiva.

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Al responderle, en un ángulo de pérdida de un ser querido (muy adecuado a la situación), un racconto de los logros de INVASOR, es más que elocuente para concluír que consiguió todo lo que pueda llegar a lograr cualquier otro, que marcha para la Cabaña, destino natural y disfrutable para cualquiera de sus congéneres y que solamente su físico le ganó. Los rivales, ya no le ganarían. De todos modos, iba a comenzar el mismo circuito que ya transitó airoso el año anterior. O sea, nada nuevo para incorporar a una foja que ya tiene rienda suelta a la leyenda. Dicen que los buenos corren hasta romperse. Éste, en las pistas, más que bueno, fue el mejor. Gracias INVASOR, por todo lo que nos diste. ELEEFE

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