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LÁMPARAS DE MANICURA PODRÍAN SER RIESGOSAS
penetran fácilmente en la piel y no se sabe las consecuencias que esto puede tener.
En anteriores estudios se ha demostrado que la relación entre las lámparas de secado de uñas y el cáncer de piel en la población es escasa o nula. Ahora, este nuevo estudio hecho a nivel molecular arroja resultados no tan benignos.
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El bioingeniero y autor principal Ludmil Alexandrov afirma que antes del estudio “no había ningún conocimiento molecular de lo que estos aparatos hacían a las células humanas”.
Los resultados del experimento sugieren que la luz ultravioleta de las lámparas puede dañar de forma similar el ADN de las células humanas y de los ratones.
En el experimento, los científicos colocaron dentro de una lámpara de manicura placas de Petri con células de humanos y de ratones durante dos sesiones de veinte minutos, dejando una hora de descanso entre ellas. Lo que vieron fue que entre 20 y 30% de las células, tanto humanas como de ratones, murieron.
También probaron a exponer las células durante veinte minutos tres días seguidos. Esto hizo que murieran hasta un 70% de ellas.
Las células que sobrevivieron tras el periodo total de exposición mostraron signos de daños en el ADN y mutaciones relacionadas con el cáncer de piel.
Normalmente, alguien se hace una sola manicura y para ello las manos se meten en la lámpara unos 10 minutos en total. Por tanto, la exposición del estudio se puede considerar extrema.
Los resultados del estudio no aportan pruebas directas que indiquen un mayor riesgo de sufrir cáncer de piel, pero sí indican que podría existir cierto riesgo. Está por determinar exactamente con qué frecuencia alguien necesita visitar un salón de manicura para ponerse en peligro.
Como no se sabe con exactitud con cuántas manicuras a la semana o al mes se empieza a poner en riesgo la salud, algunos expertos recomiendan, si se decide seguir usando, aplicar crema con protección solar en las manos antes de hacerse la manicura.
POR REDACCIÓN redaccion@elexpres.com
El halo de la luna o halo lunar es una ilusión óptica que hace que un gran anillo brillante rodee a la luna. Este sorprendente y hermoso efecto es causado por la refracción de la luz de la luna en los cristales de hielo en la atmósfera superior.
En efecto, estas motas de hielo suspendidas o cayendo hacen que la atmósfera se transforme en una lente gigante que hace que aparezcan arcos y halos alrededor de la luna o el sol, dependiendo de si el efecto se produce durante la noche o el día, respectivamente.
El efecto es tan llamativo que ha dado lugar a una gran cantidad de folclore y superstición, y se utilizó no del todo sin éxito para predecir la aparición del mal tiempo.
Un halo lunar se crea cuando la luz se refracta, refleja y dispersa a través de cristales de hielo suspendidos en cirros o nubes cirroestratos ubicadas a una altitud de 6 mil metros y más, hasta 12 mil metros.
La forma de estos cristales de hielo enfoca la luz en un halo alrededor de la luna o el sol. Como los cristales de hielo suelen ser hexagonales, estos halos lunares son casi siempre del mismo tamaño, con la luna (o el sol) a 22 grados del otro borde del halo, aproximadamente del ancho de una mano extendida con el brazo extendido.
Esta uniformidad en el diámetro surge porque el hielo tiene un