IVÁN RAMÍREZ VILLATORO EDITOR EN JEFE ivan@elheraldodemexico.com
GUILLERMO SILVA AGUILAR DIRECTOR JURÍDICO jose.silva@elheraldodemexico.com
ALIDA PIÑÓN
EDITORA ARTES Y CÚPULA / LUIS CARLOS SÁNCHEZ
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● Polémico en más de un sentido, exhaltado hasta nivel de héroe, el libertador de América aparece bajo la óptica del escritor colombiano, quien otorga al prócer un sentido más humano.
EL ARTE DE VER LAS COSAS
JOHAN BURROUGHS
ERRATA NATURAE
● Incansable caminante y lúcido pensador, Burroughs es uno de los grandes naturalistas de todos los tiempos, sus textos son una pieza clave de la tradición de la nature writing.
LA FIGURA DEL MUNDO JUAN VILLORO RANDOM HOUSE
● Sin afán de hacer una biografía en estricto sentido, el autor evoca la vida singular de su padre, quien fuera filósofo, luchador social, zapatista y autor de una obra fundamental.
LA VISTA DESDE LAS ÚLTIMAS FILAS
NEIL GAIMAN
C OMPILACIÓN UN TANTO DESORDENADA DE ARTÍCULOS, CHARLAS Y PREFACIOS.
MALPASO ● Una reunión de más de 60 ensayos en los que el autor del género fantástico aborda los temas que le interesan: la novela gráfica, la vida de escritores contemporáneos y clásicos, la música, las librerías, los viajes, los cuentos de hadas, América y los fantasmas.
LA MIRADA QUIETA
MARIO VARGAS LLOSA ALFAGUARA
● A partir del análisis de las novelas, obras teatrales y los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdos, Vargas Llosa crea un perfil sugerente, completo y personal del español.
• Rocío Martínez Velázquez ¦ In Memoriam
Por Rocío Martínez Velázquez
Directora editorial de Siglo XXI Editores cupula@elheraldodemexico..com
EDUARDO GALEANO: DESPUÉS
A una década de su partida, el escritor uruguayo sigue siendo un referente de la libertad, la rebeldía de las ideas y la resistencia
SÍMBOLO. Galeano es considerado uno de los escritores más influyentes de la izquierda latinoamericana.
Foto: cortesía Siglo XXI Editores.
ELa historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será.
EDUARDO GALEANO, Las venas abiertas de América Latina.
l pensamiento político latinoamericano del siglo XX no podría entenderse sin la voz inconfundible de Eduardo Galeano, escritor y periodista, nacido en Montevideo en 1940. Una vida marcada por la travesía entre el compromiso y el exilio, la palabra y la denuncia. Adentrarse en su obra es confrontarse con la rebeldía de las ideas y la agudeza del análisis sobre nuestro continente procurando la belleza del lenguaje. Comenzó como dibujante, en sus caricaturas vemos el vestigio de un joven Galeano crítico que muy pronto se decantó por seguir el camino de la palabra escrita y, desde ahí, se convirtió en una figura emblemática del periodismo militante. Dirigió importantes medios como Marcha, Época y Crisis; su pluma perspicaz lo llevó a exiliarse primero en Argentina y luego en España, durante las dictaduras militares. A lo largo de su trayectoria, Galeano supo entrelazar historia, poesía, política y memoria colectiva, desafiando los límites tradicionales de los géneros literarios. Destaca su capacidad única para narrar la historia desde abajo, desde las voces silenciadas por el poder.
En Las venas abiertas de América Latina (1971) ofreció una radiografía lúcida y vehemente del saqueo económico y la dominación imperial que ha sufrido el continente. El libro, prohibido durante años por diversas dictaduras, se convirtió en un símbolo de resistencia y una lectura formativa generación tras generación. Además, obras como Memoria del fuego —una trilogía colosal que mezcla crónica, mito e historia— revelan su talento narrativo y su compromiso con una historia contada desde la dignidad de los pueblos. Galeano no solo escribió sobre América Latina: la materializó con palabras. Su vínculo con México fue hondo y fructífero, y su obra circuló con fuerza encontrando una red de apoyo intelectual y afectivo en tiempos de exilio. México fue escenario de múltiples presentaciones, homenajes y entrevistas donde su palabra encontró eco constante. Galeano halló su casa editorial en Siglo XXI –baste ver la amplitud de títulos que en la actualidad conforman la Biblioteca Galeano–, y desde luego, una interlocución latente con una sociedad que compartía (y sigue compartiendo) sus luchas por la justicia, la memoria y la utopía.
Dijo Galeano en una entrevista que imaginaba un libro suyo como ¨una casa con muchas ventanas, con ventanas muy grandes y con muchas puertas para que el lector pueda entrar y salir por donde quiera todas las veces que desee. Un libro que no sea una jaula, sino un espacio de libertad”. Así nos sentimos sus lectores navegando por esa obra tejida con fragmentos que combinan la poesía con la política y que permanece como una brújula ética y estética. A través de sus textos, seguimos aprendiendo a mirar la historia con ojos críticos. Leer a Galeano es resistir cualquier amnesia impuesta, como él escribió: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Sus palabras siguen haciéndolo.
LOS INICIOS
El escritor Eduardo Galeano nació en Montevideo, Uruguay, el 3 de septiembre de 1940.
En la juventud ejerció una gran cantidad de oficios, incluido el de caricaturista.
En 1960 inició su carrera como periodista como jefe de redacción en el periódico Marcha
En 1971 publicó su libro Las venas abiertas de América Latina que le llevó a la fama.
El golpe de Estado de 1973 lo llevó a la cárcel y lo obligó a dejar el Uruguay.
• Eduardo Galeano ¦ Novedad editorial
ESTAMPAS
EDITORIAL SIGLO
XXI COMPARTE UN FRAGMENTO DE LA NUEVA HISTORIA INCOMPLETA DE MÉXICO QUE ESTÁ POR LLEGAR A LAS LIBRERÍAS DEL PAÍS
UANA
Como Teresa de Ávila, Juana Inés de la Cruz se hizo monja para evitar la jaula del matrimonio.
Por Eduardo Galeano
cupula @elheraldodemexico.com
Fotoarte
Alejandro Oyervides
PARA EVOCAR
XI CO DE J
Pero también en el convento su talento ofendía. ¿Tenía cerebro de hombre esta cabeza de mujer? ¿Por qué escribía con letra de hombre? ¿Para qué quería pensar, si guisaba tan bien? Y ella, burlona, respondía: —¿Qué podemos saber las mujeres, sino filosofías de cocina?
Como Teresa, Juana escribía, aunque ya el sacerdote Gaspar de Astete había advertido que a la doncella cristiana no le es necesario saber escribir, y le puede ser dañoso.
Como Teresa, Juana no sólo escribía, sino que, para más escándalo, escribía indudablemente bien. En siglos diferentes, y en diferentes orillas de la misma mar, Juana, la mexicana, y Teresa, la española, defendían por hablado y por escrito a la despreciada mitad del mundo.
Como Teresa, Juana fue amenazada por la Inquisición. Y la Iglesia, su Iglesia, la persiguió, por cantar a lo humano tanto o más que a lo divino, y por obedecer poco y preguntar demasiado.
El nuevo libro del periodista y escritor uruguayo aparece con motivo del décimo aniversario de su partida, sucedida el 13 de abril de 2015.
Con sangre, y no con tinta, Juana firmó su arrepentimiento. Y juró por siempre silencio. Y muda murió.
POSADA
Ilustra coplas y noticias. Sus hojas se venden en los mercados y a las puertas de las iglesias y dondequiera que un cantador relate las profecías de Nostradamus, los espeluznantes detalles del descarrilamiento del tren de Temamatla, la última aparición de la Virgen de Guadalupe o la tragedia de la mujer que ha dado a luz cuatro lagartos en un barrio de esta ciudad.
Por obra de la mano mágica de José Guadalupe Posada, los corridos no dejarán nunca de correr ni los sucedidos de suceder. En sus imágenes continuarán por siempre afilados los cuchillos de los fieros y las lenguas de las comadres, seguirá el Diablo danzando y llameando, la Muerte riendo, el pulque mojando bigotes, el desgraciado Eleuterio Mirafuentes aplastando con enorme pedruzco el cráneo del anciano autor de sus días. Un grabado de Posada celebró este año la aparición del primer
VARIADO. En conjunto, se trata de un crisol sobre la vida política y cultural de este país.
• Eduardo Galeano ¦ Novedad editorial
tranvía eléctrico en las calles de México. Otro grabado cuenta, ahora, que el tranvía ha chocado contra un cortejo fúnebre ante el cementerio y ha ocurrido un tremendo desparramo de esqueletos. Por un centavo se venden las copias, impresas en papel de estraza, con versos para quien sepa leer y llorar. Su taller es un entrevero de rollos y recipientes y planchas de cinc y tacos de madera, todo amontonado en torno a la prensa y bajo una lluvia de papeles recién impresos y colgados a secar. Posada trabaja de la mañana a la noche, grabando maravillas: dibujitos, dice. De cuando en cuando sale a la puerta a fumarse un cigarro de descanso, no sin antes cubrirse la cabeza con un bombín y la vasta barriga con un chaleco de paño oscuro. Por la puerta del taller de Posada pasan a diario los profesores de la vecina Academia de Bellas Artes. Jamás se asoman ni saludan.
DIEGO RIVERA
Pinta a Felipe Carrillo Puerto, redentor de Yucatán, con un balazo en pleno pecho pero alzado ante el mundo, resucitado o no enterado de su propia muerte, y pinta a Emiliano Zapata sublevando pueblo, y pinta al pueblo: todos los pueblos de México, reunidos en la epopeya del trabajo y la guerra y la fiesta, sobre mil seiscientos metros cuadrados de paredes de la Secretaría de Educación. Mientras va cubriendo de colores el mundo, Diego se divierte mintiendo. A quien quiera escucharlo cuenta mentiras tan colosales como su panza y su pasión de crear y su voracidad de mujerófago insaciable.
Hace apenas tres años que ha vuelto de Europa. Allá en París, Diego fue pintor de vanguardia y se hartó de los ismos; y cuando ya estaba apagándose, pintando nomás por aburrimiento, llegó a México y recibió las luces de su tierra hasta incendiarse los ojos.
FRIDA
Tina Modotti no está sola frente a sus inquisidores. La acompañan, de un brazo y del otro, sus camaradas Diego Rivera y Frida Kahlo: el inmenso buda pintor y su pequeña Frida, pintora también, la mejor amiga de Tina, que parece una misteriosa princesa de Oriente, pero dice más palabrotas y bebe más tequila que un mariachi de Jalisco.
Frida ríe a carcajadas y pinta espléndidas telas al óleo desde el día en que fue condenada al dolor incesante. El primer dolor ocurrió allá lejos, en la infancia, cuando sus padres la disfrazaron de ángel y ella quiso volar con alas de paja; pero el dolor de nunca acabar llegó por un accidente en la calle, cuando un fierro de tranvía se le clavó en el cuerpo de lado a lado, como una lanza, y le trituró los huesos. Desde entonces ella es un dolor que sobrevive. La han operado, en vano, muchas veces; y en la cama del hospital empezó a pintar sus autorretratos, que son desesperados homenajes a la vida que le queda.
REVUELTAS
Frida ríe a carcajadas y pinta espléndidas telas al óleo desde el día en que fue condenada al dolor incesante.
Eduardo Galeano
Tiene medio siglo largo, pero cada día comete el delito de ser joven. Está siempre en el centro del alboroto, disparando discursos y manifiestos. José Revueltas denuncia a los dueños del poder en México, que por irremediable odio a todo lo que palpita, crece y cambia, acaban de asesinar trescientos estudiantes en Tlatelolco: —Los señores del gobierno están muertos. Por eso nos matan.
En México, el poder asimila o aniquila, fulmina de un abrazo o de un balazo: a los respondones que no se dejan meter en el presupuesto, los mete en la tumba o en la cárcel. El incorregible Revueltas vive preso. Rara vez no duerme en celda y entonces pasa las noches tendido en algún banco de la alameda o escritorio de la universidad. Los policías lo odian por revolucionario y los dogmáticos por libre; los beatos de izquierda no le perdonan su tendencia a las cantinas. Hace un tiempo, sus camaradas le pusieron un ángel de la guardia, para que salvara a Revueltas de toda tentación, pero el ángel terminó empeñando las alas para pagar las juergas que se corrían juntos.
TOMÁS LUJAMBIO @tlujambiot SINESTESIA
EL TÉRMINO ACUÑADO POR BAUDELAIRE PARECE SUCUMBIR ANTE EL REINADO DEL ALGORITMO
En 1858, el poeta francés Charles Baudelaire dio forma al concepto de flâneur para describir a aquel artista que disponía del ocio suficiente para vagar por la ciudad y examinar el caos de la modernidad. Baudelaire argumentaba que el flâneur convertía el naufragio urbano en un paseo que permitía comprender la angustia de la época sin necesidad de evadirla. Ahora bien, aunque la idea ha sido adoptada por múltiples artistas, la forma del flâneur ha mutado con el tiempo.
Para 1982, por ejemplo, Walter Benjamin identificó que la homogeneización de la vida urbana acelerada por el capitalismo había precipitado su decadencia. Para el filósofo alemán, las nuevas formas de consumismo y el ritmo de vida promovido durante el capitalismo habían convertido esa misma actitud ociosa y contemplativa del flâneur en una actitud dócil centrada en el consumo y la producción.
Sin embargo, a finales del siglo XX, el navegante del internet volvió a recordar al flâneur baudelairiano que demostraba, según Hugo Friedrich, “la facultad de ver no solo la decadencia del hombre, sino también una belleza hasta entonces no descubierta”. De pronto, la curiosidad del flâneur migró al entorno virtual, las direcciones electrónicas sustituyeron a las avenidas y el navegador reavivó aquel espíritu baudelairiano que encontraba interés incluso en lo aparentemente trivial.
LA FORMA DEL FLÂNEUR HA MUTADO A LO LARGO DEL TIEMPO #OPINIÓN
Desafortunadamente, las herramientas de inteligencia artificial parecen estar domesticando el espíritu aventurero del nuevo flâneur digital. Hoy en día, los usuarios ya no parecen navegar por internet con la intención de asombrarse o comprender su realidad, sino con la resignación de alguien dispuesto a delegar su exploración a un algoritmo que se beneficia de controlarla.
Actualmente, accedemos a internet con la intención de evadir la realidad, no con la curiosidad de entenderla. Por ello, se vuelve indispensable adoptar la misma actitud que Silvia Acierno identifica en Baudelaire: una actitud que no huye de su modernidad, pero que “tampoco se deja arrastrar por sus amenazas”. Aunque no encontremos la forma de escapar de la esfera digital, por lo menos tenemos que encontrar la disposición de habitarla con criterio, integridad y, por qué no, curiosidad artística.
Jugarse
EN SU MAYORÍA DISPERSOS, LOS TEXTOS
QUE GALEANO ESCRIBI Ó SOBRE BALOMPIÉ
SON REUNIDOS EN SU TOTALIDAD POR SIGLO
XXI EDITORES EN CERRADO POR FUTBOL
Por Eduardo Galeano cupula@elheraldodemexico.com
Fotoarte Alejandro Oyervides
OR QUÉ ESCRIBO
PPara empezar, una confesión: desde que era bebé, quise ser jugador de fútbol. Y fui el mejor de los mejores, el número uno, pero sólo en sueños, mientras dormía.
Al despertar, no bien caminaba un par de pasos y pateaba alguna piedrita en la vereda, ya confirmaba que el fútbol no era lo mío. Estaba visto: yo no tenía más remedio que probar algún otro oficio. Intenté varios, sin suerte, hasta que por fin empecé a escribir, a ver si algo salía.
Intenté, y sigo intentando, aprender a volar en la oscuridad, como los murciélagos, en estos tiempos sombríos.
Intenté, y sigo intentando, asumir mi incapacidad de ser neutral y mi incapacidad de ser objetivo, quizás porque me niego a convertirme en objeto, indiferente a las pasiones humanas.
Intenté, y sigo intentando, descubrir a las mujeres y a los hombres animados por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, más allá de las fronteras del tiempo y de los mapas, porque ellos son mis compatriotas y mis contemporáneos, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido.
Intenté, intento, ser tan porfiado como para seguir creyendo, a pesar de todos los pesares, que nosotros, los humanitos, estamos bastante mal hechos, pero no estamos terminados. Y sigo creyendo, también, que el arcoíris humano tiene más colores y más fulgores que el arcoíris celeste, pero estamos ciegos, o más bien enceguecidos, por una larga tradición mutiladora.
Y en definitiva, resumiendo, diría que escribo intentando que seamos más fuertes que el miedo al error o al castigo, a la hora de elegir en el eterno combate entre los indignos y los indignados.
LOS CUENTOS CUENTAN/1 En Bocas del tiempo, conté una historia que en 1967 ocurrió en el principal estadio de fútbol de Colombia. No cabía un alfiler, el estadio hervía. Se definía el campeonato entre los dos equipos dominantes de Bogotá: el Millonarios y el Santafé.
Omar Devanni, goleador del Santafé, cayó en el área, en el último minuto de ese superclásico; y el árbitro pitó penal. Pero Devanni había tropezado: nadie lo había golpeado, ni rozado siquiera. El árbitro se había equivocado, y ya no podía dar marcha atrás ante la multitud rugiente que llenaba el estadio.
Entonces Devanni ejecutó ese penal que no existía. Lo ejecutó muy serenamente, lanzando la pelota muy pero muy lejos del arco rival.
Ese acto de coraje selló su ruina, pero le otorgó el derecho de reconocerse cada mañana ante el espejo.
Unos cuantos años después, recibí una carta de alguien que yo no conocía, Alejandro Amorín. Ya Devanni estaba
EQUIPO. Galeano fue hincha, al igual que su compatriota Mario Benedetti, del Nacional de Montevideo.
PASIÓN. Solía decir que iba al futbol desde que estaba en brazos, para él se trataba del reflejo del mundo.
laVida
MORI LEE A GALEANO
Con motivo del décimo aniversario del fallecimiento del escritor y periodista uruguayo, la Coordinación Nacional de Literatura (CNL) del INBAL invita a la lectura dramatizada "Galeano, 10 años después".
Organizada en conjunto con la Coordinación Nacional de Música y Ópera, la Embajada de Uruguay en México y Siglo XXI Editores, la lectura estará a cargo de la actriz
Bárbara Mori, quien será acompañada al piano por María Teresa Frenk. El acto se llevará a cabo el 13 de abril a las 12:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con acceso libre.
lejos del fútbol, tenía una cantina en algún lugar del mar Caribe, cuando este Alejandro le preguntó sobre el asunto. Al principio, Devanni dijo que no lo recordaba. Después dijo que podía ser, quién sabe, quizás había ejecutado mal ese penal, me salió así, pateé mal, fue sin querer, son cosas del fútbol...
Como disculpándose por haber sido tan digno.
LA PRIMERA JUEZA
Se llama Léa Campos, es brasileña, fue reina de belleza en Minas Gerais y sigue siendo la primera mujer que ha ejercido el arbitraje en diversos campos de fútbol de Europa y de las Américas.
Obtuvo el título tras cuatro años de cursos y exámenes, con diploma y todo, pero más fuerte que sus silbatos suenan todavía los silbidos del público de machos indignados contra la intrusa.
El árbitro había sido siempre árbitro, y nunca árbitra. El monopolio masculino se rompió cuando Léa conquistó el mando supremo en las canchas, ante veintidós hombres obligados a obedecer sus órdenes y someterse a sus castigos.
Algunos dirigentes del fútbol brasileño fueron los primeros en denunciar el sacrilegio. Hubo quienes amenazaron con su renuncia, y otros invocaron dudosas fuentes científicas que demostraban que la estructura ósea de la mujer, inferior a la del hombre, le impide cumplir con tan extenuante tarea.
La guerra contra las guerras
Mientras nacía el siglo veintiuno, murió Bertie Felstead, a los ciento seis años de su edad.
Había atravesado tres siglos, y era el único sobreviviente de un insólito partido de fútbol, que se jugó en la Navidad de 1915. Jugaron ese partido los soldados británicos y los soldados alemanes, en una cancha improvisada entre las trincheras. Una pelota apareció, venida no se sabe de dónde, y se echó a rodar, no se sabe cómo, y entonces el campo de batalla se convirtió en campo de juego. Los enemigos arrojaron al aire sus armas y corrieron a disputar la pelota.
Los soldados jugaron mientras pudieron, hasta que los furiosos oficiales les recordaron que estaban allí para matar y morir.
Pasada la tregua futbolera, volvió la carnicería; pero la pelota había abierto un fugaz espacio de encuentro entre esos hombres obligados a odiarse.
LA PELOTA COMO INSTRUMENTO
En las Copas del Mundo de 1934 y 1938, los jugadores de Italia y de Alemania saludaban al público con la palma de la mano extendida a lo alto. Vencer o morir, mandaba Mussolini. Ganar un partido internacional es más importante, para la gente, que capturar una ciudad, decía Goebbels.
En el Mundial del 70, la dictadura militar de Brasil hizo suya la gloria de la selección de Pelé: Ya nadie para a este país, proclamaba la publicidad oficial.
En el Mundial del 78, los militares argentinos celebraron su triunfo, del brazo del infaltable Henry Kissinger, mientras los aviones arrojaban a los prisioneros vivos al fondo de la mar.
En el 80, en el Uruguay, la selección local ganó el llamado “Mundialito”, un torneo entre campeones mundiales. La publicidad de la dictadura vendió la victoria como si hubieran jugado los generales. Pero fue entonces cuando la multitud se atrevió a gritar, por primera vez, después de siete años de silencio obligatorio. Se rompió el silencio, rugieron las tribunas:
Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar...
ESCRIBIR CON LUZ
#OPINIÓN
CONCURSOS FOTOGRÁFICOS
CYNTHIA MILEVA
@cynthiamileva
AÚN CUANDO LOS CERTÁMENES TIENEN MUCHOS PUNTOS FRÁGILES Y CUESTIONABLES, ES DISFRUTABLE EL INTERÉS QUE DESPIERTAN
DEL FOTÓGRAFO
BORIS ELDAGSEN
AUTODENUNCIÓ
HABER HECHO
UNA IMAGEN
ELEGIDA CON IA
ebo confesar que yo también he caído en la tentación de participar en concursos fotográficos y, aunque no me ha ido mal, soy consciente de la controversia que suele haber alrededor de ellos. En estos días de concursos democráticos o dedocráticos y la noticia de que “el Tío Richie” ofreció 50 mil pesos a quien publique la fotografía más bonita de un árbol de jacaranda, desató el color violeta en las redes sociales, capturando el espectáculo natural que cada año disfrutamos principalmente los chilangos, la floración del sakura mexicano. Un premio gordo es la promesa que mueve el ánimo de profesionales, amateurs o instadictos a enviar su mejor foto y chicleypega Aunque son varios los puntos frágiles de estos concursos como su vinculación a intereses comerciales o publicitarios, los cuestionables parámetros para calificar qué foto es mejor, los favoritismos o los sesgos e influencias externas que empañan los resultados, la oportunidad de ver públicamente el interés por capturar la mejor imagen, es disfrutable. Las anécdotas que surgen son muchas y estas líneas pocas, pero una muy actual es la del fotógrafo Boris Eldagsen, quien ganó una categoría del Sony World Photography Award con
Pseudomnesia: The Electrician, para luego autodenunciarse y renunciar al premio, confesando que había sido hecha con IA, acto que puso en jaque los criterios de evaluación y que fue sofocado por los responsables del concurso. Otra victoria, esta vez en sentido contrario, de Miles Astray, quien inspirado por el antecedente de Boris, metió, con toda la intención, su fotografía FLAMINGONE, hecha a la manera tradicional digital, en la categoría de IA de los 1839 Awards para demostrar el poético revés del ojo humano versus el algoritmo de un programa y, por supuesto, la dificultad para distinguir entre una y otra.