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años de su partida
LA OBRA Y FIGURA DEL NOBEL MEXICANO SUSCITA DIVERSOS
ACERCAMIENTOS QUE AÚN
TIENEN MUCHO FUTURO
Por Adolfo Castañón Narrador, miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua cupula@elheraldodemexico.com
Hace casi 25 años murió Octavio Paz. Poco después de su muerte publiqué dos libros. Uno dedicado a él y otro, Tránsito de Octavio Paz, en el que daba cuenta poética de su partida. Aunque se publicaron muchos poemas dentro y fuera de México sobre esa “traducción” a la otra orilla, como los que le dedicaron Elsa Cross, Tedi López Mills, Roberto López Moreno, Francisco Serrano, Víctor Manuel Mendiola, Aurelio Asiain y Malva Flores, entre muchos otros, Tránsito de Octavio Paz fue el único
SOBRE LA OBRA
1 2 ñado de un caudal de poemas, apuntes y ensayos en 758 páginas, en 2014. Esta obra no era una biografía en sentido estricto, como las que publicaron Enrique Krauze, Guillermo Sheridan, Alberto Ruy Sanchez y Christopher Domínguez. Era algo más y algo menos, pues en el libro además de aportar algunos materiales, poco conocidos o inéditos, esbozaba yo, en paralelo y contrapunto, mi propia autobiografía.
Tránsito de Octavio Paz fue publicado por El Colegio de México en 2014. Los textos fueron escritos en distintos momentos y en diversos géneros.
He seguido trabajando en la obra de Octavio Paz, o más bien, dejando que ésta trabaje en mí.
Mas allá de los diversos pliegos que han ido apareciendo para salir al paso de encuestas y peticiones periodísticas y académicas, desde hace años me encuentro trabajando en un andamiaje que hemos llamado “Octavio Paz entre claves”, que guardará los índices de nombres propios y de personajes, los títulos de obras y artículos citados en las dos ediciones de sus obras completas. Esa tarea la he emprendido en colaboración con Eduardo Mejía y un equipo en el que han participado Alma Delia Hernández, Jorge Sánchez Casas, Cristina Villa Gawrys, Verónica Baez y Leticia Gaytán, y saldrá con el sello de El Colegio Nacional.
La obra y el legado de Octavio tienen mucho futuro. La Secretaría de Cultura ha pedido ampliar el plazo para dar a conocer los documentos que conforman el legado de Octavio Paz hasta 2043.
“El presente es perpetuo”, dice un verso del Nobel mexicano.
UN GRUPO INTERINSTITUCIONAL TRABAJA DESDE JUNIO DE 2018 PARA DEJAR LISTO, Y CATALOGADO, EL ACERVO DEL NOBEL MEXICANO
Núñez Bespalova
Veinte años después de la muerte de Octavio Paz, una de las voces poéticas más sólidas y reconocidas del mundo, muere su esposa, Marie José Tramini, el 28 de julio de 2018, en la Ciudad de México. La compañera, musa y celosa guardiana del patrimonio que su marido había depositado en ella como heredera universal, se apagó entre serios problemas de salud, soledad, abandono de bienes, desconfianzas y recelos. Marie Jo, como le decía Paz, murió en su domicilio de la calle Plinio sin testamento, quizá de manera inesperada, dado que la rutina a su alrededor no se había alterado de manera especial: rodeada de más de una decena de gatos, recibos de servicios y correspondencia sin abrir, cajas con ropa y enseres personales, cuadros a medio embalar y un altar de Ganesha que enmarcaba una fotografía de su esposo, joven, sonriente, como le gustaba recordarlo.
Gracias a Héctor Vasconcelos, quien había recibido la alarmante llamada del personal del servicio de Marie Jo, la entonces secretaria de Cultura instruyó a la titular del INBAL, y a mí, en ese entonces directora de Publicaciones, así como al titular de la Unidad de Asuntos Jurídicos, a que nos presentáramos de inmediato en el domicilio para asegurar el orden de las diligencias y los bienes de la pareja. Las mismas instituciones culturales estábamos ante un hecho insólito que nos hizo actuar con cautela, con los instrumentos legales que tuvimos a disposición y con la misma desconfianza con la que posiblemente se fue la viuda del poeta.
Esa tarde firmé el reconocimiento de un cuerpo que hacía casi cuatro años que no veía, recordaba su voz del otro lado del teléfono, que gentilmente me había autorizado usar algunos fragmentos de poemas de Octavio Paz para el programa Salas de Lectura. Ahora yo estaba allí constatando el levantamiento del cadáver, eligiendo la ropa que debía llevar para su velorio, arreglando con el área de protocolo la ceremonia, decidiendo caja y urna, evitando que se tocara un solo papel u objeto a nuestro alrededor —no recuerdo a quién le arrebaté su pasaporte caducado, que ya se estaba metiendo en un bolsillo—. Mientras, los abogados llamaban a las autoridades judiciales y tomaban decisiones para evitar saqueos. Bellas Artes, por su parte, aceleraba el proceso de declaratoria como monumento artístico.
Muy pronto iniciaron los juicios intestamentarios en el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, ante los juzgados sexto y décimo noveno de lo familiar. La acumulación de los juicios en un solo juzgado y la reso-