Cúpula. Martes 23 de febrero de 2021

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SUPLEMENTO SEMANAL MARTES 23 DE 02 DE 2021

HERALDODEMEXICO.COM.MX

Alfredo Castañeda. ‘De la mano del maestro’

ILUSTRACIÓN: FRANCISCO LAGOS

EN LA CIMA DEL ARTE...


SUPLEMENTO ¦ CÚPULA

• Gonzalo Suárez

MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

¦ Declaraciones •

De corazón, Alfredo Castañeda nos invita a internarnos por sorprendentes vías en su extraño universo Por Gonzalo Suárez g.martingirard@gmail.com

MARÍA CRISTINA MIERES ZIMMERMANN

VICEPRESIDENTA DE DESARROLLO SOCIAL Y CULTURAL

RAFAELA KASSIAN MIERES

DIRECTORA DE SOFT NEWS

BERNARDO NOVAL

DIRECCIÓN GENERAL ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO DIRECTOR EDITORIAL

ADRIÁN PALMA ARVIZU

DIRECTOR CREATIVO

JUAN CARLOS CELAYETA

DIR. COMERCIAL Y REL. INSTITUCIONALES

ARMANDO KASSIAN DIRECTOR DIGITAL

JIMENA SOBRADO DE LA PEÑA

DIRECTORA DE VENTAS

RAYMUNDO SILVA, SALVADOR VERA, MELISSA MORENO CABRERA

C

uando los temas y los lenguajes de la Escuela Mexicana de Pintura empezaron a saturarse y se inició un drástico cambio en nuestro panorama artístico, la Galería de Arte Mexicano enriqueció sus propuestas con la inclusión de nuevos artistas, entre ellos, Alfredo Castañeda. Desde 1969, en que expuso su obra por primera vez, él ha permanecido como uno de los pilares de la galería. En 1976, al relevar a Inés Amor en su dirección, heredamos la magia de sus obras y con ella los lazos afectivos con Alfredo Castañeda. Hoy compartimos una entrañable amistad: su trayectoria como artista y como persona, el mundo que ha andado y la gente que ha conocido, nos han enriquecido profundamente. De nuevo en casa, aunque siempre de corazón, Alfredo Castañeda nos invita a internarnos por sorprendentes vías en su extraño universo y a descubrir en él sus sutiles virajes de sentido e intensidad. Su pincelada imperceptible, su finísimo tratamiento cromático, la perfección de sus composiciones y su minuciosa figuración cuyo centro es el enigma humano bastarían para deslumbrarnos por su inusual calidad, pero el tono narrativo de sus imágenes nos cautiva por su capacidad de provocar un extrañamiento gozoso ante la revelación de lo insólito de las cosas ordinarias, que deriva en reflexión poética. Para nosotras, mostrar la obra de Alfredo Castañeda siempre ha sido un privilegio. Mariana Pérez Amor, Alejandra Reygadas de Yturbe Octubre, 1997

H

ola, Alfredo. El otro día estaba tomando una cerveza contigo y, de pronto, ya llevas seis años muerto. No te perdono. Te fuiste sin decirme nada. Esto no se le hace a un amigo. Lo considero una traición y no me sirve de consuelo compartir tus funerales con tu familia y los amigos reunidos recordándote. Convocándote, diría yo, para tomar con nosotros una copa más. O de más. Como cuando celebrábamos en tu casa aquellos Años Nuevos que, ya hace muchos años, dejaron de ser nuevos. Sigo sin aceptar que murieras, aunque te siga viendo en tus cuadros como en un espejo en el que siempre seguirás vivo. Ese es el mágico privilegio del auténtico artista. Pero, a veces, casi es peor. Porque cada vez que la mirada se sale del marco para reencontrase con eso que tú y yo nos resistíamos a llamar realidad, al mirar alrededor, ya no estás. Como quizás tampoco tuviste en vida el reconocimiento que te correspondía, como si la fama se hubiera mostrado huraña con el que tan secretamente supo guardar su secreto. Pero no voy a hablar de las excelencias de tu pintura. Ya lo he hecho en otras ocasiones y siempre me ha parecido insuficiente. No hay etiqueta para tu obra. Sigue sin haberla. Que cada cual se las arregle como pueda. Un universo interior es tan complejo e inabarcable como los espacios siderales, y el humo de la fama no apaga el fuego de la pincelada. Me cuentan, por cierto, que en tus últimos lienzos utilizabas el cuero de viejas encuadernaciones, y dicen que los hongos, o yo qué sé qué, afectaron a tus pulmones. No deja de ser otra reveladora paradoja el que hayas muerto en combate con tu arte como en un campo de batalla. Has ganado el reposo del guerrero, querido amigo. No volverás a morir nunca más. Gonzalo Suárez Marzo, 2017

DIRECCIÓN EDITORIAL Y CONTENIDOS

ISMAEL ESPINOZA SUÁREZ, EMMANUEL ORTIZ ISLAS, PEDRO ORTIZ LÓPEZ DISEÑO

“PERDÓN Y FLORECIMIENTO”. 1988. Óleo sobre lienzo. Cortesía: familia Castañeda.

FRANCISCO LAGOS ILUSTRACIÓN

AGUSTINA OKÓN

ESPACIOS PUBLICITARIOS

LUIS CARLOS SÁNCHEZ, DIANA CANO, AZANETH CRUZ, SERGIO HERNÁNDEZ, ABRAHAM LEVARIO, MARIAN MOLINA, DANIELA SAADE, MARÍA JOSÉ SERRANO, ALFONSO YEBRA, ISAAC RICHTER, DEBORAH SARFATI STAFF

Diario El Heraldo de México. Editor responsable: Alfredo González Castro. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor 04-2009-060419022100-101. Número de Certificado de Licitud de título y Contenido No.16921. Domicilio de la Publicación: Paseo de la Reforma No. 250, Piso 24, Colonia Juárez, Del. Cuauhtémoc, C.P. 06600, Ciudad de México. Imprenta: Impresora de Periódicos Diarios, S. de R.L. de C.V., con domicilio en Acalotenco No. 80, Colonia Barrio Santo Tomás, Azcapotzalco, Ciudad de México, C.P 02040. Publicación Diaria. Todos los derechos están reservados. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de esta publicación sin previa autorización de El Heraldo de México. El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de los autores.

CARTA A ALFREDO


SUPLEMENTO ¦ CÚPULA

• Martha Delgado ¦

MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

Intercambio cultural • “REAL CONQUISTADOR”. 2007. Dibujo sobre cartulina. Cortesía: familia Castañeda.

Alfredo Castañeda, su

"ASTURIANA". 2007. Dibujo sobre cartulina. Cortesía: familia Castañeda.

Por Martha Delgado Peralta

Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos. Secretaría de Relaciones Exteriores mdelgado@sre.gob.mx

TENGO EL GUSTO DE PODER HABLAR DE QUIÉN FUE ESE HOMBRE Y DE CUÁL ES SU LEGADO

A

PARA NOSOTROS HOY lfredo Castañeda es el artista de quien Alberto Ruy Sánchez dijo: “Su mundo pictórico, tan extraña y profundamente místico, es único, y descubrirlo, entrar en él, en “lo abierto” de su obra, es siempre una sorpresiva experiencia poética… Nada común y corriente lo resume”. Pasé mi adolescencia en compañía de la familia Castañeda, y admiré la relevancia de su obra desde entonces. Hoy quiero dar testimonio de su vida y de su arte y explicar por qué creo que su relevancia adquiere una nueva vigencia. Tengo el gusto de poder hablar de quién fue ese hombre y de cuál es su legado. De joven veía sus pinturas, esas donde plasmó sus hombres barbones que siempre me parecieron su propia imagen. A diferencia de los cuadros, los hombres barbones siempre están serios, circunspectos. Sin embargo, Alfredo Castañeda era un bohemio, un padre cariñoso y un intelectual de conversación apasionada. Compartí mi adolescencia con sus tres hijos de mi generación: Alfredo, Ibiza y Adrián. Hoy nuestra amistad continúa, y ahora, cómo pasa la vida, también me honro con la amistad de su esposa, su gran amor, y su principal promotora Hortensia De la Barrera de Castañeda. Además de la herencia pictórica de Castañeda, el talento y la integridad personal se heredan también. Sus tres hijos son personas excepcionales,

MÁS DE ÉL OBRA Su estilo se integró al surrealismo fantástico. VIDA En 1991 viajó a Madrid, donde trasladó su residencia permanente.

y también, por cierto, sus nietos, una de las cuales, Marina Castañeda, se ha convertido en la curadora de sus exposiciones. Además del hombre, el artista deja una obra que es un baluarte para nuestro país y para nuestros tiempos. La obra de Alfredo Castañeda tiene una elocuente voz propia que habla del arte que se hace en nuestro país en todo el mundo. Su arte ha sido comparado con los más reconocidos exponentes del surrealismo nacional. Sin embargo, hay una idiosincrasia en lo que comunica que se resiste a ser subordinado a una categoría. Al hablar de su obra decía: “Lo que estoy reivindicando (la belleza que revela lo sagrado) no pertenece al tiempo, ni al espacio, sino a lo más interior de todos los seres humanos. Es un regalo”. A 10 años de su muerte ese es su regalo para nuestro país. Hoy es necesario redescubrir, a través de su arte, la belleza, ese sagrado no religioso, sino humano, que es lo más compartido, y que por tanto nos une a todas las personas. Por ese motivo es preciso, en estos tiempos, que su obra se divulgue y se reconozca su renovada vigencia.


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MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

“LOS ABUELOS”. 1993. Óleo sobre lienzo. Cortesía: familia Castañeda.

Dueño de un oficio impecable y de un sentido innato de la composición, sus obras son productos muy “acabados”, meditados tanto en el aspecto factural como en el iconográfico

EL DISCURSO de Alfredo Castañeda

Texto original publicado en “Diálogos: Artes, Letras, Ciencias humanas” Vol. 16, No. 3 (93) (mayo-junio 1980), pp. 28-29 ©1980. El Colegio de México. Por Teresa del Conde

alfredocastanedaiturbide@gmail.com

C

astañeda es, entre los artistas actuales de México, quien ha sondeado con mayor profundidad el universo de la memoria individual. Puede decirse que la totalidad de su obra arranca de temas que se inscriben en vivencias y recuerdos que el pintor rememora a través de yuxtaposiciones simbólicas que dan lugar a un discurso de primera mano aprehensible, aunque no siempre de fácil lectura. Todo símbolo es polivalente y da lugar por tanto a diversas interpretaciones. En las pinturas de Castañeda, la trasposición simbólica está trabajada mediante imágenes que, si bien son plenamente discernibles desde el punto de vista perceptual, en cambio no lo son tanto en cuanto al mensaje que transmiten. Su temática es presentada en forma ambigua, como si el artista quisiera dar lugar a que el espectador establezca un juego entre sus propias vivencias y los motivos que conforman la representación.

ACERCA DE SU TRABAJO

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En sus pinturas, la trasposición simbólica está trabajada mediante imágenes. Cada una de las obras del artista corresponde a fantasías organizadas. Castañeda frecuentemente ha sido vinculado con la corriente surrealista.


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MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

• Teresa del Conde ¦ Pintor •

“DESAPEGOS”. 2005. Óleo sobre lienzo. Cortesía: familia Castañeda.

Dueño de un oficio impecable y de un sentido innato de la composición (que tal vez tiene su origen en sus estudios de arquitectura), sus obras son siempre productos muy “acabados”, cuidadosamente meditados tanto en el aspecto factural como en el iconográfico. En ellos no hay lugar para el gesto espontáneo ni para el accidente imprevisto. Antes bien, la bienhechura metódica, en algunas ocasiones casi hiperrealista, es inherente tanto a su quehacer pictórico como a su gráfica. Este pintor frecuentemente ha sido vinculado con la corriente surrealista que -principalmente desde la cuarta década del siglo en adelante- tanta vigencia ha tenido en la pintura mexicana, aunque en realidad vengan a ser muy pocos los artistas que –expresándose dentro de esta tónica o tónicas afines- tengan en su haber una producción digna de ser tomada en cuenta. A diferencia de muchos artistas adeptos a un surrealismo “ortodoxo”, Alfredo Castañeda nunca ha

La iconografía de Castañeda, las imágenes y ambientes que él crea, proviene de vivencias introyectadas". TERESA DEL CONDE / HISTORIADORA DEL ARTE

desdeñado la utilización de la razón para organizar en el cuadro sus evocaciones y fantasías. Por lo tanto, si bien su arte presenta claros elementos de raigambre surreal, (…) cada una de sus obras corresponde a fantasías organizadas que tienen su fundamento en un sondeo interior, producido mediante un proceso a la vez introspectivo y asociativo. (….) Hay dos puntos básicos a considerar en la obra de Castañeda. El primero se refiere a los seres que pueblan su mundo pictórico, y el segundo, al tipo especial de actitud que él asume ante estas imágenes. A ambos he de referirme brevemente con el objeto de intentar una aproximación algo más profunda de la que se obtiene a través de un primer enfrentamiento con las obras. La iconografía de Castañeda, las imágenes y ambientes que él crea, proviene, como he dicho, de vivencias introyectadas. Tales vivencias están referidas a experiencias de infancia o de adolescencia, a evocaciones de personajes reales o ficticios que de algún modo han influido en su vida, a sitios vagamente recordados y, sobre todo, a textos poéticos y literarios que han constituido una especie de puntal en su conformación ideológica. Entre éstos, los que se relacionan con la literatura de los místicos españoles y con la literatura romántica y postromántica tienen especial importancia. También la música y el cine dejan fuertes improntas mnémicas en este pintor. Sin embargo, sus representaciones plásticas no guardan una relación directa –de causa a efecto- con las fuentes a que he hecho mención. Al decir que no existe relación directa, lo que quiero dejar explicitado es que Castañeda no es un ilustrador de los textos que evoca, ni un transcriptor que traduce a otro lenguaje las imágenes o sonidos. Tampoco produce una “fachada” que da cuenta cabal de sus ensueños y vivencias interiores. Por eso, sus personajes, inmersos en situaciones generalmente poco comunes, no son susceptibles de ser descifrados a través de una lectura única, ya que no se refieren a un solo contenido simbólico, sino a varios a la vez. (…) Algo diré ahora de la actitud que Castañeda asume ante sus imágenes. Cabe decir que ama a sus personajes y ambientes, no en tanto a que son pinturas u “obras de arte” que han salido de sus manos, sino en cuanto a que para él –como también para todo el que aprende a verlas– adquieren vida propia trascendiendo a su condición de objetos artísticos. Con esto quiero dar a entender que para Castañeda los personajes –sean o no reflejos de su propio yo- han existido o pueden existir en algún lado y por eso conservan la capacidad de transformarse. No a través de modificaciones fisonómicas bien connotadas, sino preferentemente a través de los cambios de atuendo y de ambiente en que están inmersos. Hay algunos cuadros en los que las imágenes pueden situarse, a través del ropaje, en una época precisa: hacia fines del siglo XIX. En otros, un personaje de rasgos casi idénticos se moderniza, lleva el pelo negro y rizado y porta una vistosa camisa floreada cuyo estampado se resiste a ser contenido dentro de la figura, emigrando a otra parte. En fechas muy recientes, el personaje, ahora más maduro, se ha dejado crecer la barba en punta alcanzando una longitud tal que llega a cubrirle el sexo (…). Castañeda ha practicado el autorretrato naturalista, pero es posible afirmar que su Yo está presente con la misma intensidad en aquellas pinturas en las que él es objeto directo de la representación como en aquellas otras en las que su imagen aparece condensada a través de alteraciones que provienen de otros modelos, modelos siempre introyectados y siempre vistos a través de un disfraz arquetípico en el que la expresividad se encuentra propositivamente cancelada para que ésta aflore a través de la concatenación de los diversos elementos que se conjugan en las composiciones.


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MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

• Carmen Virgili ¦ Poeta • ALGO ME ESTÁ HACIENDO FALTA. 1993. Óleo sobre lienzo. Cortesía, familia Castañeda.

POCO CONVENCIONAL No se puede considerar a Castañeda un surrealista en el sentido ortodoxo. Los elementos de sus cuadros no se yuxtaponen al azar.

Q EL ORO Y LA

LA ANUNCIACIÓN. 1978. Óleo sobre lienzo. Cortesía, familia Castañeda.

REA LEZA CASTAÑEDA CREA UN LENGUAJE ARTÍSTICO PROPIO PARA INTRODUCIRNOS EN UN MUNDO PROFUNDAMENTE POÉTICO Por Carmen Virgili

alfredocastanedaiturbide@gmail.com

uizá la obra más original y representativa de Alfredo Castañeda sea el Libro de horas, publicado en 2005 en la tradición de los manuscritos medievales. Se trata de 52 composiciones pictóricas, cada una de ellas acompañada de su correspondiente expresión verbal, es decir, de 52 poemas de aparente sencillez, traducidos en imágenes que el lector debe interpretar. Pintor poeta en la estela de Blake, Castañeda crea un lenguaje artístico propio para introducirnos en un mundo pictórico profundamente poético, ya patente también en los sugerentes títulos de sus obras más conocidas. Títulos evocadores que dan vida a imágenes poderosísimas, imágenes que no son meras ilustraciones, sino la difícil concreción pictórica y formal de una idea, de un estado de ánimo, de una situación… Pintor de su propia visión poética, Castañeda no rechaza el calificativo de “ilustrador” con que lo tachó peyorativamente un crítico poco perspicaz al principio de su carrera; al contrario, lo reivindica. Ya en su momento respondió a ese comentario con una exposición individual en la Galería de Arte Mexicano, titulada precisamente Ilustraciones, para la cual realizó una serie de óleos y dibujos, cada uno de ellos concebido como ilustración de un libro ficticio, aún por escribir. Nos hallamos sin duda ante un pintor que, además de escritor, es gran lector de textos místicos, de Ramon Llull y San Juan de la Cruz —ambos influidos por la mística sufí y la cábala, que los árabes aportaron a la cultura hispánica—, hasta Ibn Arabi y su inspiración en la antigua Persia, con sus visiones de la “tierra intermedia, donde los espíritus toman cuerpo y los cuerpos se espiritualizan…”. Conceptos que Castañeda recrea con títulos tan enigmáticos y evocadores como El lugar de los abrazos o Donde se cruzan todos los caminos, nombres en los que late un anhelo de comunicación, de salvación, en último término. Ese afán de búsqueda a partir del vacío ha llevado a Castañeda a interesarse profundamente por sor Juana Inés de la Cruz, la primera gran poeta de América, que en el México colonial creó una obra de enorme riqueza y diversidad. De esa obra destaca Primero sueño, un poema metafísico de mil versos, en la tradición de Góngora, en el que relata la aventura del alma en busca de conocimiento, exaltando la riqueza de la vida interior. Castañeda discrepa de quienes consideran a ese poema demasiado intelectual, casi nihilista, y defiende que en él sor Juana Inés llegó a relacionar la belleza con la verdad, partiendo de la gnosis pura. No se puede considerar a Castañeda un surrealista en el sentido ortodoxo. Los elementos de sus cuadros, que parecen ciertamente surgidos de un sueño, no se yuxtaponen al azar, ya que poseen una gran coherencia interna. La extrañeza y melancolía que producen no es de naturaleza onírica, porque lo que se representa no son auténticos sueños, sino los sueños de un hombre en estado de duermevela que se interroga y nos interroga desde el vacío, a veces con tres pares de ojos, a veces desdoblándose en varios personajes.



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MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

• Marina Castañeda Matos ¦ Huellas •

ALFREDO NO SÓLO MOSTRÓ SU IMAGINARIO INTERIOR, SINO QUE NOS INVITÓ A ADENTRARNOS CON ÉL PARA ENTENDER LA NECESIDAD DEL SILENCIO Y LA REFLEXIÓN

EL Por Marina Castañeda Matos

IG: @marinacastaneda.art

DE MI

ABUELO A

lfredo Castañeda no podía leer sin un lápiz en la mano. Ahora soy yo, su nieta, quien va descubriendo sus señales en los libros, como si se tratara de la búsqueda de un tesoro. Al leer sus intervenciones, me detengo, hago una pausa para pensar y encontrar qué fue aquello que le llevó a la acción de subrayar. De alguna forma me conecto con él, consigue que esas palabras me subrayen a mí, como si fueran reflexiones vivas. Interiorizo sus líneas de grafito en el papel, pocas intimidades hay más profundas. Mi abuelo fue un creador-pensador y posible profeta. Un artista que no sólo mostró su imaginario interior, sino que nos invitó a adentrarnos con él para entender la necesidad interior del silencio y la reflexión. Sus numerosos personajes –autorretratos barbados con miradas profundas– son una especie de espejo donde nos vemos reflejados. Revelan en nosotros nuestras múltiples personalidades, nuestros “YOS”. El YO aventurero, el YO que ríe, el miedoso, el que ama. Mi YO que busca el éxito, mi YO frustrado, el amigo de mis amigos, el solitario. El YO del mundo de la noche, y es que como dijo Ortega y Gasset: “Yo soy

yo y mis consecuencias”. Para Alfredo, estos autorretratos barbados le sirvieron como búsqueda de su verdadero yo, el único que no cambia y con el que te vas a la otra vida. Un yo omnipresente, penetrante, al que Alfredo se refería con la palabra “alma’’, y este, fue su misterio, su mayor misterio. Cito a Francois Cheng, en su primera meditación sobre la belleza y el párrafo resaltado por mi abuelo: "Así es cómo la gigantesca aventura de la vida ha llegado a cada hierba, a cada flor, a cada uno de nosotros, cada cual único e irremplazable. Este hecho es de una evidencia tal que ya no nos sorprende ni nos emociona. Al envejecer, lejos de sentirme desengañado, este hecho todavía me sorprende y, por qué no decirlo, me felicito por ello, pues sé que la unicidad de los seres, es decir, de cada ser, representa un don inaudito". Alfredo era consciente de este ser y de la complejidad que conlleva estar en ese espacio entre dos planos, el vertical y el horizontal. En esta época que estamos viviendo, en las circunstancias del momento, nuestra carta de presentación es la mirada. Con el cubrebocas puesto, sólo tenemos los ojos al descubierto. Los ojos se convierten en las


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MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

• Marina Castañeda Matos ¦ Huellas •

“HABRÁ QUE ENTRAR O SALIR A NAVEGAR”. 1995. Óleo sobre lienzo. Cortesía: familia Castañeda.

“¿POR QUÉ VOY A SACAR JUVENTUD DE MI PASADO?”. 1983. Lápiz sobre papel. Cortesía: familia Castañeda.

Las obras de Alfredo no son cuadros únicamente, son espejos. MARINA CASTAÑEDA MATOS CURADORA

ventanas de nuestra alma. En la obra del maestro la mirada es profunda, tanto la de sus personajes como la del espectador que la contempla. Alguna vez se han preguntado: ¿cómo miramos una obra de arte? Como curadora de la última exposición de Alfredo, titulada De la mano del maestro, observé cómo algunas personas se alimentaban de las obras. Primero se situaban frente a ella, abrían bien los ojos y con mirada delicada, recorrían el cuadro en pausa y en cada detalle intentaban descifrar el misterio que Alfredo quiso expresar. Del lado inverso, los ojos que pintaba el maestro penetran en el espectador, generando una conversación callada. Invito al lector a experimentar esta música silenciosa. Para el filósofo francés Jean-Paul Sartre es a través de ser mirado como nos revelamos a nosotros mismos. Las obras de Alfredo no son cuadros únicamente, son espejos. En el año 2007, acompañé a mi abuelo a una de sus exposiciones anuales en la Galería Mary-Anne Martin, en Nueva York. Yo tenía 10 años, y recuerdo la primera vez que vi el famoso punto rojo, color perfectamente seleccionado para que los ojos lo

perciban como una señal de aviso. Una marca que nos indica que esa obra tiene un nuevo dueño. No comprendía por qué no podíamos volver con los cuadros de regreso a casa, donde pertenecían. Crecí cerca de Alfredo, compartí infinidad de paseos, banquetes y sobremesas, conversaciones que terminaban en un cuento para que yo me quedara dormida. No puedo más que decir que fue un privilegio de mi infancia. Describo a Alfredo como uno de mis maestros, literalmente. Cuando era niña, recuerdo regresar del colegio y dirigirme a su taller; aquel lugar sagrado repleto de objetos y artefactos mágicos donde se escuchaban melodías de Poulenc, Satie o Górecki. Pasaba las tardes observando a mi abuelo con un pincel en la mano pintando grandes manchas azules que después se transformaban en mares. Un punto de partida de historias de ciencia ficción que hacían que me evadiera del plano terrenal. Tengo gran nostalgia de esos momentos, esa felicidad que duele. Hay muchos motivos para esta saudade: la que siente el viajero por su tierra de origen; la que se anhela por una infancia que se recuerda maravillosa o la de una forma de vivir y saber que esas experiencias ya no pueden volver. Menciono los mares de Alfredo como una ventana a nuevos mundos a los que habrá que entrar o salir a navegar. Poesía en una frase, y título de una de sus obras. Tatúo en mi piel esta contraposición, ya que es nuestra mera observación ante la vida. Distintos puntos de fuga que señalan una misma realidad. En este cuadro, un hombre porta a hombros a otro personaje de menor tamaño. El pequeño le cubre los ojos. Curiosamente es la amalgamación, la simbiosis entre los dos, lo que nos permite entender la profundidad del horizonte. El corazón es el protagonista del paisaje. Estoy convencida de que tenemos el deber de salir a navegar y encontrar la estela que nos guía para encontrar la belleza de la vida. Palabra de gran importancia en estos momentos de miserias omnipresentes, enfermedades y devastaciones naturales donde tenemos que reivindicar el silencio y el dejarnos sentir. No me gustaría que perdiéramos la juventud de nuestro pasado, la ingenuidad de sorprendernos con un paisaje, con un azul profundo. Alfredo me dejó huellas, palabras subrayadas dónde encuentro y aprendo sobre esa búsqueda de la paz del alma y la introspección para ser capaz de apreciar dicha belleza.

SOBRE SU OBRA

1

De la mano del maestro fue curada por Marina castañeda Matos.

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Se expuso en Casa de México en España, durante el año pasado.

3

La muestra constó de 32 obras montadas en dos salas del recinto.

4

Ahora se se puede recorrer en casademexico.es


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MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

• Alfredo Castañeda de la Barrera ¦ Sobremesa • EL PIRATA. 1982. Óleo sobre lienzo. Cortesía, familia Castañeda.

PARA LLEGAR V. 2009. Grabado sobre papel, I de I. Cortesía, familia Castañeda.

Su buen

COMER DE INCONDICIONAL AMISTAD, RODEADO DE FILOSOFÍA, POESÍA Y PINTURA, EL ARTISTA ENCONTRÓ EN LA MESA COMPARTIDA UNO DE LOS GRANDES PLACERES

C

omo se rompe el horizonte, también se rompe el cielo. Jugar, pensar, sentir, amar y rezar; hay hombres y mujeres a quienes se les dio y se les dará ese don. Este hombre agraciado con esas cualidades es mi padre. Su entorno familiar, la incondicional amistad de los suyos, la filosofía, la fotografía, la poesía y especialmente la pintura, eran su receta personal en una de las horas del día. Para los que lo conocieron y tuvieron la oportunidad de compartir cenas, comidas e interminables tertulias, sé que habrán entendido su mensaje. El horizonte de la tierra con sus pastizales, esos mares de azul profundo delimitados por la línea que zurce a las nubes con el cielo, y la mirada hacia adentro, manejaban sus coordenadas. Como hijo, contaré algunos secretos de su buen

Por Alfredo Castañeda de la Barrera entresuspiroysuspiro@gmail.com www.entresuspiroysuspiro.com

comer. De niño comía cocina española en casa… Más tarde, con amigos de la carrera de Arquitectura, compartía gastronomías de otras partes del mundo. Se enriquecieron entre ellos, creando un abanico de sabores de otros países que forjaron su paladar. Antes de graduarse, se tomó un año sabático para visitar Europa. Madrid, París, Lisboa: un recorrido por la Península Ibérica, visitada concienzudamente, lo dejó marcado para siempre. La arquitectura vista y oída en primera persona. El campo español, con su variedad de paisajes, pequeños templos, catedrales, viñedos y rincones secretos, acabarían formando parte de su libro íntimo de inspiración. Como anécdota, pasaba mucho tiempo en el Museo del Prado VIDA EN EL ARTE contemplando El jardín de las delicias del Bosco. Un día, el guardia de la sala lo Alfredo invitó a ver la parte de atrás de los paneCastañeda les del tríptico. Tuvo que esperar a que nació en los visitantes abandonaran la sala. la Ciudad Europa lo rompe por dentro, y al de México, regresar a México se quiebra con el en 1938, y nuevo ideario de su vida. Termina el año falleció en Madrid, en de Arquitectura y empieza con seriedad 2010. y profundidad a construir a su propio personaje. Un hombre con barba que se desdobla. Su obra toma un camino Su de no retorno. En los inicios pintaba su primera autorretrato carente de globo ocular, exhibición más tarde evoluciona y se reinventa con individual un personaje que le lleva a ser el artista se dio en de la mirada que te desnuda. 1969, en la Volviendo a la cocina, hay un encanto Galería de Arte Mexicasi infantil... El descubrimiento que cano. rompe todo es el entendimiento profundo que tiene con mi madre. El amor eterno, como dice ella. Las cocinas autóctonas de Puebla, Morelos, Guerrero y Oaxaca. A partir de ese momento, las comidas y las cenas en casa se volvieron banquetes para muchos de sus amigos. Mentiría si no dijera que cada semana teníamos comensales que agradecían las tertulias, la comida y el amor sobre una mesa bien puesta, con una botella, o muchas, de vino. Recuerdo las sobremesas interminables con amigos, que lo son y que lo serán siempre. En familia creamos el restaurante Entre Suspiro y Suspiro. Su arquitectura, junto al edificio donde vivió, son de alguien que entendía las matemáticas racionales y las emocionales. Me quedo con su egoísmo de creador. Su silencio era, para él, algo divino. Sus lecturas no podían ser interrumpidas y sus oraciones de la mañana eran inmaculadas. Pero lo más sagrado era su mujer.



SUPLEMENTO ¦ CÚPULA

AGRADECIMIENTO CÚPULA, EL HERALDO DE MÉXICO Y MUST WANTED AGRADECEN A HORTENSIA DE LA BARRERA, MARINA CASTAÑEDA MATOS Y A LA FAMILIA CASTAÑEDA POR EL APOYO Y LAS FACILIDADES BRINDADAS PARA LA EDICIÓN DE ESTE NÚMERO DEDICADO AL PINTOR, PENSADOR Y POETA ALFREDO CASTAÑEDA.

LA PROPUESTA DEL ARTISTA DESTACA POR SU IMAGINACIÓN, SU TEMÁTICA MÍSTICA Y PROFUNDA Y POR LOS SERES QUE HABITAN SU OBRA

CAS TANE DA ALFREDO

CDMX, 1938 / MADRID, 2010

MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021


SUPLEMENTO ¦ CÚPULA

MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

• Alfredo Castañeda ¦ Infografía • Redacción

A

cupula@elheraldodemexico.com

lfredo Castañeda se formó en un ambiente familiar: la pintura fue parte fundamental de su educación. Su primer acercamiento formal fue en la adolescencia, cuando se integró al taller del artista costumbrista José Bardasano. Con él aprendió teoría y técnica, pero no determinó su producción: “Aprendí a ver todos los colores que contenían las cosas; pude ver en las sombras de la tierra los verdes, los violetas, los azules, los amarillos. Eran colores que yo no había visto nunca... Él me obligaba a hacer las cosas como él quería, pero yo nunca quise ser ‘bardasanito’. Había mucho que aprender con él, y así lo hice, luego me retiré. Entonces conocí a otro pintor español, Arturo Souto. Frecuentaba su taller, pero con él no fui su alumno; fui su amigo”. En 1956, Alfredo entró a la escuela de Arquitectura de la UNAM, donde conoció a Mathías Goeritz, quien le abrió los ojos a un nuevo universo de “lo poético, lo filosófico, lo espacial y lo mágico”. Después, emprendió un largo viaje por Europa donde aprovechó para conocer instituciones, artistas y técnicas; al regresar, terminó la carrera de Arquitectura, que combinó por un tiempo con su producción

ETAPAS CLAVE 1969: Deja de manera definitiva la arquitectura para dedicarse de tiempo completo a la pintura. 1991: Se establece permanentemente en Madrid con su familia.

artística. En 1967 se casó con Hortensia de La Barrera, con quien formó su familia de tres hijos: Alfredo, Ibiza y Adrián. A partir de 1969, la arquitectura dejó de ser relevante, pero su obra siempre regresó a los temas descubiertos con ella. Ese año presentó su primera exposición individual en la Galería de Arte Mexicano, de la Ciudad de México, espacio que siempre lo representó. También participó en la colectiva internacional “The Mexican Mystique”, en la Galería J. Walter Thompson, en Nueva York. Dos años más tarde, montó su primera exhibición individual en el extranjero, en la galería Lambert, en Los Ángeles, y la exposición “Der Geist des Surrealismus”, en Alemania, donde expuso a lado de Alberto Gironella y Leonora Carrington. En las siguientes décadas ganó visibilidad internacional. En 1991 se muda de forma permanente a Madrid junto con su “tribu” –su familia–, como él cariñosamente se refería. Castañeda era amante de la lectura de textos místicos que enriquecían su imaginación; en su obra manifestaba una solemnidad aparente, un humor como el inglés, un juego con la realidad, sin compromisos y sin seriedad. Con el paso de los años, forjó un nombre que varios críticos ubicaron en el surrealismo mexicano; sin embargo, su propuesta fue más allá, destacando por su mística profunda y por esos seres que habitan en su obra, así como por abarcar y dominar otras disciplinas como la gráfica y la poesía.

INFOGRAFÍA: FRANCISCO LAGOS


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MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

• Jorge Virgili ¦ Homenaje •

Pane gírico a Alfredo Castañeda SU OBRA ES EL ITINERARIO QUE SE DIRIGE HACIA LAS FRONTERAS DEL SER; SE DESPRENDE DE ÉL PARA CONOCERSE A ÉL Por Jorge Virgili

virgilijorge77@gmail.com

H JUGAR A LA VIDA (SERPIENTES Y ESCALERAS). 1990. Litografía sobre papel. Cortesía, familia Castañeda.

ace poco más de 10 años que escribí sobre el maestro Alfredo Castañeda, amigo, artista, poeta, filósofo, místico y mortal temeroso de Dios. Alfredo fue un hombre vertical que navegó en un mundo horizontal, y encontró el camino a lo infinito, al cielo, a las estrellas, a un universo encantado. Cuando observo la Vía Láctea con la luz y el silencio de la noche, comulgo con su obra y su alma, con su esencia vital que me une al todo. Él es Ulises, reencarnado en un hombre moderno. Un hombre de este tiempo. Castañeda explora México y España. Busca la esencia del vivir que no es igual que la vida. Lo bello y lo mágico. Lo humano del mito. Su obra es el itinerario que se dirige hacia las fronteras del ser. Alfredo se desprende de él para conocerse a él. Alfredo se autocomprende. Toma posesión de él. Su viaje no sólo es hacia las fronteras o los límites... su viaje es la auto comprensión para su propio reconocimiento, que se refleja siempre en su obra. Él es un hombre libre, un hombre con una voluntad inquebrantable con la cual forja y crea mitos. Su viaje le llevó al norte, a Estados Unidos y a España, para luego volver a su origen y regresar nuevamente a Europa. Aquí, tierra de sus ancestros, lo han definido como “Navegante” en su exposición retrospectiva Tratado Nave-Gante en el emblemático Museo de Santa Cruz, Toledo, en 2018. Su mascarón de proa fue una diosa y un dios –posiblemente Afrodita y Proteos abrazados en una metamorfosis circular sin fin– en un acto creativo contundente,

ENTRE TRAZOS Y PINTURA

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Alfredo Castañeda estudió dibujo y pintura con J. Ignacio Iturbide, hermano de su madre.

2

LA SUERTE SUPREMA O LA MUERTE SUPREMA. 1994. Óleo sobre lienzo. Cortesía, familia Castañeda.

1972 EXHIBE EN EL MUSEO DE ARTE MODERNO.

final. Su barco ha dejado escrito el rastro de su vida y de su creatividad en la superficie del mar. Sigamos e interpretemos su derrota con la única esperanza de unirnos a él, a su mundo mágico y espiritual. Yo no soy el coleccionista en este relato; este no es mi derecho. Es Alfredo el único coleccionista del trazo, de los colores, de las formas, del alma, de lo bello y digno del hombre. Alfredo reúne en un cuadro los matices de cada color y cada sombra; los unifica, los ordena, los guarda para fijarlos en nuestra memoria colectiva. Es por esto que el águila y el cóndor se enamoraron de su esencia para llevarlo al cielo en un vuelo vertical, dejando atrás un mundo cambiante, donde el bien y el mal luchan incesantemente. Yo veo a Alfredo y toda su obra dibujada en el agua, el aire y en el cielo estrellado. Su arraigo es su centro, su corazón, de dónde nace su obra. Su obra es una constelación de mitos, ahí su complejidad; toda obra recorre universos incompresibles, pero con el único fin de SER, de existir... Este texto es el final de mi panegírico a Alfredo Castañeda. Ustedes esperarán su regreso a su querida Ítaca, como Penélope y Telémaco esperaron a su héroe después de haber superado la frontera final –esa línea sutil que se define entre el mar, la tierra y el aire– ¡y que se pinta en el cielo con un trazo vertical! Sin muralla, sin degeneración, sólo el bien y el amor divino. La serpiente sublimada que regresa a su origen con conocimiento y sin pecado original. Madrid, febrero, 2021.

Después, se formó en arquitectura en la UNAM, pero interrumpió los estudios para viajar.

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Luego de alternar como arquitecto, a partir de 1971 dedicó todo su tiempo a la pintura.


SUPLEMENTO ¦ CÚPULA

MARTES ¦ 23 ¦ 02 ¦ 2021

• Alfredo Castañeda ¦ Poemas • Por Alfredo Castañeda

alfredocastanedaiturbide@gmail.com

ADEMÁS DE SER UN TALENTOSO ARTISTA PLÁSTICO, CASTAÑEDA DESTACÓ EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, PRINCIPALMENTE DE LA POESÍA

“PRESENCIAS REALES”. 2008. Óleo sobre cubierta de libro. Cortesía: familia Castañeda.

HORA CON LO PEQUEÑO TOMADO DEL LIBRO DE HORAS Pequeño es el soplo, que inicia el giro, que rompe la razón, de nuestra naturalidad. Muy pequeño es el silencio escondido en el minuto, en que se abre la puerta del secreto de la creación. Y pequeña es también la sonrisa que acaricia toda la existencia, cuando finalmente has abierto la ventana.

“ANIVERSARIO”. 1987. Litografía sobre papel. Cortesía: familia Castañeda.

POESÍA PARA HORTENSIA Nuestras manos; se entrelazan, descienden, se abren y cierran, descubren. Nuestros dedos; encuentran, recorren, vibran, se juntan de nuevo. Nuestros ojos; cerrados.

EN EL LUGAR DE ESTAR Estoy en el lugar de estar, en este estar. Despierto, temporal, postrero. En soledad, vencido. Pero estoy solo por hoy, amigos míos. Mañana podré decir que ya no estoy. Podré decir que soy.



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