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PROTEÍNAS y vejez

LA FORMA EN LA QUE SE CONSUMEN LAS PROTEÍNAS (NO SÓLO LA CANTIDAD) PODRÍA AFECTAR LA MASA MUSCULAR DE LOS ADULTOS MAYORES

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FOTOS: CORTESÍA

Es muy importante, una vez que nos acercamos a la edad adulta, tener presente el consumo de macronutrientes, como las proteínas. De acuerdo con una investigación realizada por la Universidad de Birmingham no importa cuánto se consuma, sino cómo y cuándo los adultos mayores comen proteínas, ya que el momento en el que las consumen tiene mayor efecto en esta población y en su masa muscular, según Frontiers in Exercise and Sports Nutrition. Te explico. En la Escuela de

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@valeomg

COLOMBIA ES MUCHO, ES COLOR, ES RUMBA, CULTURA, INGREDIENTE, ARROZ CON COCO, HORNOS CURRIPACOS, ES PIPILONGO de Birmingham se evaluaron las dietas, particularmente la ingesta de proteínas, de 120 participantes. Se dividieron entre adultos, jóvenes, de mediana edad y mayores. Se pidió a cada participante que documentara su ingesta de alimentos todos los días durante tres días, y los investigadores concluyeron que, si bien los tres grupos cumplían con las pautas recomendadas para la ingesta de proteínas, los adultos mayores no necesariamente las consumían en los momentos adecuados, para promover una construcción muscular saludable.

En lugar de repartir el consumo de proteínas en cada comida, los adultos de mayor edad (77 años) consumían la mayoría de sus proteínas en una sola comida.

La masa muscular se ve afectada, ya que este patrón de alimentación no promueve ni ayuda a los músculos a repararse y funcionar de manera eficiente. Dado que estos mecanismos disminuyen naturalmente a medida que los adultos envejecen, por lo que es importante que consuman más proteínas de las que podrían haber necesitado años antes.

Lo que se sugiere es que puedan consumir proteína de mayor valor biológico.

Es muy importante que se pueda acudir a un nutriólogo, ya que se necesita saber de forma individual cuánto y que tipo de proteína consumir, sobre todo si están realizando ejercicio, ya que muchas veces no se tiene este complemento, dejando la estimulación de síntesis muscular y reparación del mismo.

Con sus curvas asimétricas y con la sensación de que se van enredando entre sí hasta llegar el cielo.

De ladrillos bogotanos aparentes de los que me contaban de niña elaboraban en los chircales, son quizá las Torres del Parque el primer recuerdo estético -y luego el bambú, las fincas, las carreteras en la selva-, que tengo de Colombia. Porque Colombia es mucho, es contenido, es color, es rumba, es cultura, es ingrediente, es Andes, es arroz con coco, es hornos curripacos, es pipilongo, Colombia es mucho, y, ese mucho, lo retrata y lo proyecta la mujer-artista visual-poder femenino y cocinera que es Leonor. Leo es mucho.

En 48 horas bogotanas estuve dentro del recinto que alberga los proyectos de madre e hija probablemente, la mitad del tiempo. Comí Cundinamarca, el Pacífico, la noche estrellada del Páramo; bebí a Laura entera y su propuesta arriesgada y valientemente elegante.

ESE MUCHO, LO RETRATA LA COCINERA QUE ES LEONOR. LEO ES MUCHO

Leo es mucho. Es una sonrisa generosa y es madre y mujer a la que le gusta dar y contar cuentos. Y su cuento es bueno.

Hablamos de nosotras, de machismo, comimos caramiñolas de pato y me presentó el plátano en tentación cuyo color gaseosa de hecho, ya quiero en un lipstick

Hablamos también de arte popular, de mujeres que son bolsos Birkin y de los uniformes que se nos antojarían para un día de fiesta, diseño de Miyake.

Caminé entre ladrillos, conocí de los amarrabollos y tomé muy buen café.

Me voy con la memoria del discurso duro completamente llena. Quiero más palmitos en sus distintas versiones, quiero repasar los afrodisíacos, quiero más Domingo Torres y vermú de guásimo.

Fue mucha información, me entregaron mucho a reflexionar sobre el papel de una mujer cocinera, o solamente de una mujer pues, ya sea en Latinoamérica o en Japón, lo difícil y lo fácil que la tenemos. Madre e hija, Colombia que sabe a sabor y Leo, que es mucho.

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