Israel viajó por el desierto hacia la tierra prometida de Canaán. De una roca Dios les dió agua para beber, y cada mañana les suministró pan en forma de maná. Cuando llegaron al monte de Sinaí, Dios les dió los diez mandamientos y la ley de Moisés. Entonces fueron establecidos como el reino de Dios. Se les mandó que hicieran un tienda especial, llamada tabernáculo, en la cual podrían adorar a Dios. Se les dió un sumo sacerdote y sacerdotes que podían ofrecer los sacrificios de ellos a Dios. LA TIERRA PROMETIDA estaba finalmente a su alcance. Fueron enviados 12 espías, diez de los cuales regresaron diciendo que era demasiado difícil poseer la tierra de Canaán. Los otros dos espías, Josué y Caleb, dijeron la verdad –ellos podían poseer la tierra si tenían fe en las promesas de Dios. Debido a que el pueblo compartió la actitud de los diez espías, Israel tuvo que andar por el desierto durante 40 años hasta que hasta que murieran todos aquellos que tenían más de 20 años de edad en esa época