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la apuesta tecnológica más ambiciosa de Pixar también busca llegar al corazón

El Informador/Agencias

La película Elemental (Pixar), que se el próximo 16 de junio, está considerada ya por sus creadores como el proyecto «más ambicioso» tecnológicamente de este estudio que trabaja a contrarreloj para que el potencial de la historia esté a la altura de la animación.

Después del poco éxito de sus últimas producciones, como Turning Red el año pasado, los creativos del flexo más famoso de la industria del entretenimiento pretenden «revolucionar el sector» con un relato cuyos personajes son efectos digitales en sí mismos.

Animación compuesta de dibujos, colores, texturas, transparencias e imágenes creadas por computadora (CGI, en inglés) que se fusionan, alteran y transforman cada vez que Ember Lumen (fuego) y Wade (agua) interactúan entre ellos o con un entorno conformado también por otros dos elementos de la naturaleza: la tierra y el aire.

«¿Qué ocurriría si todos los elementos que nos rodean tuvieran vida propia?», preguntó retóricamente Peter Sohn, director de Elemental, durante una entrevista con EFE desde el cuartel general de la compañía, propiedad de Disney y fundada por Steve Jobs, situado en la Bahía de San Francisco. Sohn, que aúna más de dos décadas ligado a Pixar y ha participado en filmes como Ratatouille (2007), Up (2009) o

Lightyear (2022), dirige esta cinta que tratará de compatibilizar innovación con un relato cargado de valores.

Una historia de migración como hilo conductor

El cineasta también explicó que la trama está «muy influenciada» por su experiencia personal, al tratar cuestiones como el proceso migratorio de una familia y su posterior adaptación, ya que sus padres son de origen coreano y se mudaron hace décadas a Nueva York.

Aunque todas las interpretaciones son «lícitas y verosímiles» en Elemental, según su director, la mayoría de profesionales que trabajan en el proyecto coincidieron en que constituye una forma de entender que «la importancia de la vida está en las pequeñas cosas». En busca del equilibrio entre una imagen atractiva y un relato potente, los creadores trataron de compensar lo mejor de la animación digital con rasgos que identificaran a los protagonistas y al entorno.

Y es que el cuidado detrás de cada trazo digital en las calles, edificios o tiendas de Element City, como se bautizó a la urbe donde transcurre la trama, refleja un minucioso trabajo cuyos artífices reconocen que bien podría ser «reconvertido a otros formatos como los videojuegos».

«Uno de los mayores retos era aportar ese nivel de riqueza para que cada detalle individual pudiera conformar un universo en sí mismo», dijo el diseñador de producción Don Shank.

Una postura que fue refrendada por el supervisor de efectos especiales de Elemental, Sanjay Bajshi, quien recalcó desde su oficina en Pixar Studios que «Sohn repetía una y otra vez que la animación debía ser tan sólida como la historia».

Entre las decenas de profesionales que trabajan para la consecución de Elemental también hay dos españoles, el animador Jordi Oñate y el supervisor de composición Néstor Benito.

El Informador/Agencias

«No pienso en Hollywood, no me importa Hollywood, no necesito a Hollywood». Así de contundente se mostró Depp en Cannes al ser preguntado por el posible boicoteo que está sufriendo por parte de la industria de su país.

El actor protagonizó un regreso triunfal a Cannes -aunque él rechaza usar la palabra «regreso»-, donde es el protagonista de la película de inauguración del festival, Jeanne du Barry, en la que es su primera gran aparición pública tras cerrarse el juicio con su exesposa Amber Heard, que le acusó de maltrato.

«Cuando te piden que dejes una película -el actor fue retirado de la saga Piratas del Caribe en 2018- porque hay un puñado de vocales y consonantes en el aire, te lo preguntas», dijo Depp al ser preguntado sobre si Hollywood le había boicoteado.

Pero agregó que no tiene esa impresión, básicamente porque no piensa en Hollywood y señaló que aunque el mundo está atravesando una etapa «extraña, curiosa» en la que «todo el mundo quiere ser uno mismo pero nadie lo es», él se siente realmente «del otro lado».

«La verdad es la verdad», dijo el actor, que recordó que «desde hace cinco o seis años» ha leído muchas informaciones sobre su vida, «ficción contada de forma horrible y fantasiosa».

«Ahora se lanzan muchas cosas desde los ordenadores, de forma anónima. Creo que la gente debería reflexionar un poco y preguntarse de qué se trata realmente», afirmó.

El actor no tuvo reparo en contestar a preguntas personales pese a que al llegar a la rueda de prensa -con 40 minutos de retraso y cuando el equipo de la película ya llevaba 20 hablando- había dicho que su comparecencia ante los medios no era para hablar de sí mismo, sino del proyecto de la francesa Maiwenn, que dirige y coprotagoniza Jeanne du Barry, presentada fuera de competición. También se refirió a los numerosos medios que hablan de su regreso al mundo del cine con esta película. «Aparentemente he tenido 17 regresos», bromeó Depp, que aseguró que no se ha ido «a ninguna parte».

Un baño de multitudes para un actor que ha sido recibido en Cannes como una estrella pero que en su país tiene una imagen negativa que no consigue remontar pese a haber ganado el juicio por difamación contra su mujer por haberle acusado públicamente de abusos.

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