EL PRINCIPIO FEMENINO

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Las Reflexiones de Sheraba Tharching

EL PRINCIPIO FEMENINO

Abril, 2013

EL PRINCIPIO FEMENINO EN LA VIA DE LA INMORTALIDAD

Durante muchos años he gastado mí tiempo estudiando el comportamiento de los maestros más que en escuchar sus palabras, tratando de ver en los mismos aquello que sus bocas no me transmitían. La inmortalidad ha sido el fin último al que iban dirigidas la mayoría de las enseñanzas de los que pueden ser llamados maestros. Pocas veces estas enseñanzas han sido claras por la dificultad que entraña su dominio, tanto por parte del que transmite, como por la comprensión de quien las recibe. En la antigua China, donde la sabiduría estaba presente en las manifestaciones de las clases dirigentes, el Emperador era quien vehiculizaba todo el bagaje cultural de ese pueblo. Más dios que hombre, simbolizaba las aspiraciones de todo ser humano, entre las cuales estaba el alcanzar la ansiada inmortalidad. Sabios y chamanes elaboraban pócimas y pautas de comportamiento con el objetivo de que aquel ser se perpetuara en el tiempo. Siguiendo el conocimiento que los sabios tenían del soplo vivificante y de la importancia del elemento femenino, dispusieron que la responsable de que el Emperador se perpetuara en el plano de lo conformado fuera una mujer, a la que dieron el titulo de Emperatriz. En el plano de lo espiritual, o “aguas anteriores”, esa misión se encomendó a las concubinas. La Emperatriz aseguraba mediante su prole que el material genético del Emperador tuviera una continuidad y la dinastía perdurara en el tiempo. En el plano de la forma, esta mujer era lo más importante; su estatus: ser compañera y madre de inmortales. El papel de la concubina, no bien comprendido por la cultura occidental, era incluso más importante que el de la Emperatriz. Educada de manera especial, su misión consistía en ayudar al Emperador en el camino de la inmortalidad en el plano espiritual, o plano de lo no conformado, a través de lo que los hindúes conocen como “tantra yoga” o “yoga sexual”. En estos tiempos, muchos imitadores han surgido tratando de emular los viejos conocimientos. La mayor parte de ellos sólo son vulgares charlatanes, que muchas veces han conducido a sus adeptos a verdaderas orgías de destrucción. Conozco a un hombre, un verdadero maestro, su saber está por encima del resto de los nacidos, su nombre lo voy a dejar en el anonimato ya que no

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Abril, 2013

tengo permiso para revelarlo, una gran mujer por esposa y un buen número de hijos, numerosas discípulas con las cuales se relaciona. Fuera de su círculo esas relaciones nunca serán entendidas en nuestra cultura, pero puedo asegurar que el respeto por esas, llamémoslas, concubinas es máximo. Ese escapar de la dualidad para sumergirse en un estado conocido como “Advaita”, viene descrito en los Upanishads: Al igual que un hombre al abrazar a su amada, no sabe nada de lo de dentro ni de lo de fuera, del mismo modo la persona, en su abrazo con el Alma inteligente, no sabe nada de lo de dentro ni de lo de fuera.

Este hombre, si es que se le puede llamar de esa forma en estos momentos, controla una serie de recursos energéticos de los cuales los mortales somos ignorantes. La sociedad en la que estoy sumergido jamás aceptaría este tipo de enseñanza. Era obligado seguir indagando en la tradición para encontrar un camino paralelo que, sin desviarse del objetivo último, fuera compatible con la moral occidental. Tras años de estudio sobre el movimiento del I Ching celeste, o Ajedrez Orácular, se encontraron cuatro movimientos a realizar en pareja (hombremujer), todos pertenecientes al elemento tierra que es donde tiene lugar la liberación, los cuales culminaban con el hexagrama “Lo creativo”, o “Verbo Creador”, realizado por el hombre, y “La Condescendencia”, o “La Complicidad de lo Femenino”, realizado por la mujer. Estos movimientos producen efectos tan potentes como los aconsejados por el tantra-yoga, sin los inconvenientes que la moral occidental carga con todo aquello que tiene que ver con lo sexual. En un huir de todo aquello que entraña rechazo, el nombre de “concubina” se ha sustituido por el de “musa”, que entendemos más apropiado para aquellas mujeres que sirven como principio de inspiración y guía para quienes buscan la transcendencia. Los ejercicios son muy simples, pero los resultados sólo son asequibles a quienes están preparados para dar el gran salto, para el resto son elucubraciones de un viejo soñador. Sherab Tharching (Aquel que ha perfeccionado la sabiduría)

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