LA TRINIDAD El Tao originó el Uno El Uno originó el Dos El Dos originó el Tres El Tres originó todas las cosas (Tao Te King, cap. 42)
De esta manera simple el Libro del Tao explica la Creación. La pregunta es: ¿cuántas de las personas que han leído estas sencillas líneas han llegado a comprender el profundo misterio que encierran? Si los taoístas seguidores de Lao Tse han llegado a la comprensión de estas cuatros líneas ¿por qué no lo explican a la comunidad científica, puesto que de esa manera desistiría del diseño y construcción de complejas y costosísimas instalaciones, cuyo único objetivo es llegar a comprender como se originó todo el proceso creativo? ¿Son los taoístas los únicos en acudir a la Trinidad para explicar la Creación? En el hinduismo, cuna del saber humano, Brahman, el Sin Principio, el Supremo, el que está más allá de lo que es y de lo que no es, se personifica a través de Shiva, el dios creador; de Vishnú, el preservador de lo creado y de Shakti, la Divina Madre que representa la energía femenina del Universo; tres personas distintas: Shiva, Vishnú y Shakti, y una sola esencia última: Brahman. Mucho tiempo después, los cristianos retoman estas enseñanzas rebautizándolas como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; tres personas distintas y un solo Dios verdadero. El problema de la Trinidad no debería radicar en su catalogación por los diferentes sistemas o nombres recibidos en su transmisión por la tradición, sino en saber realmente cual es el misterio que encierra esta enseñanza, la cual acepto sin importarme el nombre ni la fuente originaria. Los saltos que doy de una a otra fuente muestran mi respeto hacia todas ellas y un esfuerzo por rescatar los
puntos de las enseñanzas que me lleven a una mejor comprensión de las mismas. Según el libro de Bereshit (Génesis) de la Toráh hebraica, en el Día Primero: Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos y las tinieblas cubrían el abismo, pero el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. Entonces dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz. Vio Dios que la luz era buena y la separó de las tinieblas, y llamó a la luz, día, y a las tinieblas, noche. Hubo así tarde y mañana: día primero. (Génesis 1, 1-6)
Cielo El Uno, Dios, crea el Dos Tierra Aún no ha comenzado el verdadero proceso; en la tierra todo era soledad y caos. Entonces Dios agrega el tercer elemento, la luz, y en ese preciso momento se desencadena el complejo y maravilloso proceso de la Creación. Entre Cielo, Tierra y Luz se dan una serie de interacciones o interferencias que los antiguos chinos nos las transmitieron por medio del Octograma de Fushi, consistente en un conjunto de cuatro pares de fuerzas contrarias y opuestas
Después dijo Dios: “Haya un firmamento entre las aguas que separe las unas de las otras”. Y fue así, e hizo Dios el firmamento separando por medio de él las aguas que hay debajo de las que hay sobre él. Y llamó Dios al firmamento cielo. De nuevo hubo tarde y mañana; día segundo.
El ideograma de Chi nos describe perfectamente este segundo día de la Creación. Ideograma de Chi, soplo vivificante Aguas Anteriores Firmamento Aguas Posteriores Este ideograma nos dice muchas más cosas, algunas ya explicadas con anterioridad y otras que iremos explicando. Por mi parte lo voy a simplificar de la siguiente manera Aguas anteriores Firmamento Aguas posteriores Las aguas anteriores estaban representadas por cuatro pares de fuerzas (trigramas) opuestas. Cada par de fuerzas o trigramas constituye un campo, luego existirán cuatro campos que las ciencias modernas han convenido en denominar: - Electromagnético. - Gravitatorio. - Interacción fuerte. - Interacción débil. En un momento determinado, que los judíos llaman Pecado Original, estas fuerzas se unen y dan lugar al plano vital o manifestado. A todo esto, la ciencia del siglo XX se pronuncia a través de Albert Einstein en los siguientes términos: Podemos, por tanto, considerar a la materia como constituida por regiones de espacio en los cuales el campo es extremadamente
intenso. En este tipo de física no hay lugar para “campo” y “materia”, pues el campo es la única realidad.
Resumiendo: El Uno (el Creador) crea el Dos (el cielo y la tierra). Entre estos opuestos se intercala el Tres (la luz), que es también dual (ondapartícula). Entre ellos aparecen interferencias (Octograma de Fushi), que dan origen a los campos. Cuando su concentración adquiere cierto grado de intensidad aparece lo manifestado (I Ching). Entre lo manifestado se vuelven a dar interferencias, dando lugar a la telaraña de relaciones cada vez más complejas y estructuras que se escapan a nuestro nivel de percepción. Al igual que una de nuestras células no percibe e ignora que pertenece a nuestro cuerpo, tampoco nosotros sabemos si somos integrantes de un organismo superior, constituido por los millones de galaxias existentes. El número de interconexiones e interpretaciones seguirá creciendo mientras siga actuando la fuerza expansiva, conocida como Big Bang, que dio origen a la manifestación del Universo, hasta que éste reciba la orden de volver sobre sus pasos e invierta el proceso en un presumible Big Crunch que le lleve a disolverse en el Mente del Creador. Las reflexiones de Sherab Tharching Octubre. 2010