¿Y si leemos? Cómo acercar los libros a sus (potenciales) ñectores

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¿Y si leemos? Cómo acercar los libros a sus (potenciales) lectores Primera edición, 2018 Coedición: Libros y Producciones Culturales El Manojo de Ideas, S. A. de C. V. / Secretaría de Cultura © Por autoría: Néstor Ramírez Peña © Por ilustraciones: Irma Bastida Herrera D.R. © 2018, de la presente edición Libros y Producciones Culturales El Manojo de Ideas, S. A. de C. V. Av. Insurgentes Sur 4411, edif. 33, depto. 504 Colonia Tlalcoligia, C.P. 14430 Ciudad de México D.R. © 2018, de la presente edición Secretaría de Cultura Dirección General de Publicaciones Av. Paseo de la Reforma 175 Colonia Cuauhtémoc, C.P. 06500 Ciudad de México www.cultura.gob.mx Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad de Libros y Producciones Culturales El Manojo de Ideas, S. A. de C. V. Todos los Derechos Reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de los editores. ISBN: 978-607-97848-2-9, Libros y Producciones Culturales El Manojo de Ideas ISBN: 978-607-745-875-3, Secretaría de Cultura Impreso y hecho en México


Néstor Ramírez Peña

¿Y si leemos? Cómo acercar los libros a sus (potenciales) lectores



Con todo mi amor para mi madre, Socorro PeĂąa; por su amor incondicional.



Introducción

“Hay dos clases de niños que leen: los que lo hacen para la escuela, porque leer es su objetivo, su deber, su trabajo (agradable o no, eso es igual); y los que leen para ellos mismos, por gusto, para satisfacer una necesidad personal de información (qué son las estrellas, cómo funcionan los grifos) o para poner en acción su imaginación. Para ”jugar a”: sentirse un huérfano perdido en el bosque, pirata y aventurero, indio o cowboy, explorador o jefe de una banda. Para jugar con las palabras. Para nadar en el mar de las palabras según su capricho. Gianni Rodari

Formar lectores y dar acceso a la cultura escrita es una necesidad reconocida por cada vez más y más amplios sectores sociales. Hay una cantidad de programas e iniciativas en favor de la formación de lectores que impulsan diversas instituciones: la Secretaría de Educación Pública (SEP), IBBY México, el Programa Nacional Salas de Lectura y la Red Nacional de Bibliotecas de la Secretaría de Cultura federal o los Libro Clubes de la Ciudad de México, por mencionar algunas. Entendemos a la lectura como un acto social que modifica las conductas, los referentes y las relaciones de quienes están involucrados en su ejercicio. Un hogar donde se lee, es un lugar donde se tendrá acceso más fácilmente a esta cultura: la de los libros. Cultura que nos permitirá el acceso a un ejercicio de convivencia, de tolerancia y respeto a la diversidad. Las acciones que propongo en este libro pueden aplicarse en diferentes espacios (el hogar, la escuela) y por diferentes actores sociales como docentes, bibliotecarios y voluntarios. No es un recetario desde donde quiero “poner a todo mundo a leer”, pero sí son experiencias surgidas de mi trabajo de más de 20 años con docentes de educación básica de todo el país, con alumnos de maternal a bachillerato, con jóvenes en reclusión en centros penitenciarios como el penal Neza-Bordo, la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes de Tlalpan, el Reclusorio Preventivo Varonil Sur y el Centro Social de Atención de las Adicciones en Nezahualcóyotl, Estado de México. Las


10 estrategias que propongo las he desarrollado en capacitaciones a docentes en escuelas públicas, en telesecundarias, escuelas rurales y de migrantes. También fueron puestas a prueba en hospitales como el Centro Médico Siglo XXI, con el Cuerpo de Seguridad de Ciudad Nezahualcóyotl Estado de México y en mi propio espacio de lectura: la Sala de Lectura “Justita Arenas”. Propongo herramientas básicas para acercar la lectura y los libros, para hacer mediación: la lectura en voz alta, la narración oral y un conjunto de estrategias que llamo de arranque porque creo firmemente que este libro puede ser el inicio de un recorrido más amplio y más profundo para el lector o lectora. Mi anhelo es que después, con la experiencia de la lectura, quien hoy lee este libro mañana pueda proponer y realizar otras estrategias aplicables a todo tipo de espacio de mediación, con sus debidas adecuaciones. Para las maestras de educación básica los resultados de las actividades de este libro pueden servir como evidencias del trabajo de fomento de la lectura en el aula. También propongo un recorrido por los diferentes espacios como la escuela, la biblioteca pública, los Libro Clubes y las Salas de Lectura. Y también otro espacios como los hospitales y el hogar, centro fundamental de la mediación de lectura en los primeros años. Y lo fundamental: comparto títulos y breves reseñas de los libros para bebés, niños pequeños, jóvenes, adultos y señoras que más me han funcionado en mi ejercicio profesional y sobre todo comparto mis observaciones en campo sobre las reacciones y las acciones que genera la lectura, así como testimonios de niños y niñas que he visto crecer en mi Sala y que hoy son profesionistas. También propongo diferentes formas de clasificar los libros de un acervo, desde lo incluyente y lo formal hasta otras clasificaciones que responden específicamente al espacio y al público que lo visita.


1. Características del mediador y el espacio de lectura

La lectura nos acerca no únicamente a los libros, sino sobre todo al ser de las cosas y de las personas, a la realidad y a la fantasía, al gravitar del mundo. Si leer libros sólo tuviera el único fin de leer libros sería grato tal vez, pero un tanto estéril. Elogio del libro y alabanza del placer de leer. Juan Domingo Argüelles

Hasta hace unos años el discurso predominante en torno al fomento de la lectura hablaba de “promotores de lectura”. Quien realizaba un trabajo para acercar los libros a los lectores se le denominaba así: promotor de lectura. Esta denominación cambió con el tiempo y sobre todo a partir de los acercamientos de la sociología al acto de leer, sus procesos y sus mediaciones: económicas, sociales, culturales, etcétera. Además, desde mi punto de vista al hablar de mediación se le otorga un papel más activo al lector y el mediador se convierte en un guía, un mediador entre el libro y su posible lector. El mediador de lectura puede ser el docente dentro del aula, el bibliotecario o cualquier persona interesada en la lectura y que tenga interés en conversar y recomendar los libros que le han resultado atractivos. Al final, las conversaciones en torno al libro que surgen de la lectura también son procesos de mediación. De ahí que se hable de mediador: la persona que media entre el libro y sus lectores, entre el libro, la lectura en voz alta y quienes inician su proceso para convertirse en lectores. Así, podemos aventurar una primera descripción del mediador: todas aquellas personas, hombres y mujeres, que logran encuentros significativos entre el libro y el lector. Y las estrategias y las herramientas responderán a los espacios donde se realice la actividad de mediación, es decir, puede ocurrir este acto voluntario dentro del hogar, de un salón de clases, de una biblioteca pública, de una Sala de Lectura o un Libro Club o espacios hasta hace poco tiempo no tan comunes para la lectura como una sala de hospital, un centro de readaptación social, el departamento de seguridad pública de un municipio o los locatarios de un mercado popular. Realmente las posibilidades para la formación de lectores son casi infinitas.


12 Pero, además de tener iniciativa y entusiasmo, quien desee iniciar un trabajo formal o informal como mediador, quien inicia o incluso quienes ya están trabajando en algún espacio para la lectura, deben considerar un conjunto de características: • Mantener, siempre, una actitud respetuosa para con sus escuchas (potenciales lectores) porque el respecto y la convivencia en la diferencia son las bases de una comunidad de lectores. Habrá lecturas que no gusten a todos y seguramente las respuestas y las opiniones no serán uniformes. Esas diferencias son, precisamente, una buena señal por parte del grupo. Demuestran que los lectores están formando sus propias opiniones. Son los efectos a largo plazo de la lectura y del libro. • Debe ser un buen lector en voz alta, un lector capaz de leer para los demás, pero también leer para sí mismo, como parte de un ejercicio personal y formativo. • Debe ser capaz de leer en voz alta ante cualquier público y en circunstancias no previstas. Incluso ser capaz de alejarse por un momento de situaciones emocionales, propias y de sus escuchas, que puedan afectar su trabajo. Durante la lectura en voz alta, quien lee transmite emociones e imágenes que reelabora y reconstruye quien escucha, de acuerdo con sus propias ideas, experiencias y conocimientos. • Debe ser un lector asiduo, pendiente de las novedades editoriales y estar a la vanguardia de las publicaciones presentes en el mercado. En este sentido, debe ser capaz de hojear a profundidad y conocer historias variadas. • Debe tener una personalidad que impacte en el escenario, no importa que el escenario sea el salón de clases, el patio de la escuela, la biblioteca, o la sala de la casa. Ser capaz de, con su propia presencia y su voz, atraer la mirada de quien lo escucha. • Debe ser dinámico, ágil y responder a cualquier pregunta sobre lo leído. • Debe ser capaz de planear actividades en torno al libro y la lectura. No basta con leer “de corrido”; debemos entonar, darle al texto una buena dicción, adoptar la disposición corporal que nos pida el texto y buscar la empatía con los lectores. Los espacios de lectura también serán importantes para el desarrollo de la promoción o mediación de la lectura. Y la escuela, sobre todo en la educación básica, cumple un papel fundamental porque:


13 “la escuela es otro espacio donde los niños se relacionan con la lectura y la escritura, en el cual aprenden las reglas básicas de estas habilidades, las ejercitan y emplean para la adquisición de conocimientos y en el desarrollo de nuevas aptitudes […] la escuela tiene la gran responsabilidad de apoyar al niño para crear o mantener en él la afición por la lectura. Esto se puede lograr si se establecen condiciones básicas que estimulen su acercamiento a la palabra escrita (Arenzana, 2000: 62).”

En la escuela, además de las características que enumeré anteriormente el maestro debe ser el ejemplo ante sus alumnos. Un maestro que hace mediación debe ser, necesariamente, un maestro que lee. La biblioteca es otro espacio natural para la lectura, y el papel del bibliotecario: “consiste en mostrar a los miembros de la comunidad lo útil que resulta el hacer uso de los servicios que la biblioteca ofrece, las posibilidades de enriquecimiento personal y colectivo que brinda la lectura, así como formar conciencia en el usuario de que contar con una biblioteca pública cerca de su hogar es un privilegio. Su papel de mediador se hace presente al orientar al que hace una pregunta, al proponer pistas, encuentros, acercamientos, al ser un lazo entre el que busca y el que puede ofrecer una respuesta, al brindar claves para entrar al mundo de los libros, etcétera. Con las actividades de animación a la lectura, el bibliotecario puede despertar y desarrollar en el niño y en el adulto el gusto por leer, propiciar que descubran el valor del texto escrito para su vida diaria y acompañarlos en su proceso de formación como lectores autónomos (Arenzana, 2000: 97).”

En la Ciudad de México existen por lo menos tres grandes bibliotecas que tienen actividades continuas de mediación de lectura con programas tan atractivos y vastos que sólo hace falta acercarnos a ellas. Dichas bibliotecas son: • La Biblioteca de México, ubicada en Tolsá núm. 4, Col. Centro, 06040, Cuauhtémoc. • La Biblioteca Vasconcelos, ubicada en Eje 1 Norte Mosqueta S/N, Col. Buenavista, 06350, Cuauhtémoc.


14 • La Biblioteca BS-IBBY, ubicada en Goya 54, Col. Insurgentes Mixcoac, 03920, Benito Juárez. La Red Nacional de Bibliotecas hace mediación en todas las bibliotecas públicas dentro del país, sobre todo en verano. Un espacio importante de mediación es el hogar, la familia. Muchas de las estrategias, ejemplos y recomendaciones que propongo están pensadas en el hogar. El hogar es el espacio social donde tenemos nuestros primeros acercamientos con la palabra. “Existen, en ambientes populares, familias en las que el gusto por la lectura también se trasmite de una generación a otra. E inversamente, en niveles socioeconómicos altos, existen familias en las que la lectura no tiene buena fama. Para que un niño se convierta más adelante en lector, sabemos cuán importante es la familiaridad física precoz con los libros, la posibilidad de manipularlos para que estos objetos no lleguen a invertirse de poder y provoquen temor. Sabemos también cuán importantes son los intercambios en torno a esos libros, y en particular las lecturas en voz alta, en donde los gestos de ternura y los colores de la voz se mezclan con las palabras de la lengua, de la narración… (Chapela, 2012: 14)”.

Existen otro espacios, menos formales pero no por eso menos importantes. Tenemos dos ejemplos. El primero son los Libros Clubes de la Ciudad de México y las Salas de Lectura de la Secretaría de Cultura federal con presencia a nivel nacional. Ambos espacios trabajan con voluntarios que buscan formar lectores. Una de las guías de trabajo que proponen estos espacios es buscar un espacio (físico y temporal) para reunirse y sobre todo tener claridad de las razones por las que el grupo se reúne más allá del evidente gusto por la lectura, de los bienes comunes que buscan lograr pues, como escribió Luz María Chapela, esta conciencia guiará relatos, aconsejará acciones, despertará memorias y dibujará futuros. En general estos espacios brindan la oportunidad a quienes asisten de construir comunidad bajo condiciones donde se pueda leer, dialogar, escuchar, debatir, escribir y reescribir textos derivados de sus propias lecturas. En este sentido, una Sala de Lectura o un Libro Club que ofrece su acervo y que da acceso a la cultura, permite que la casa sea un vínculo donde las personas se familiaricen


15 con el mundo de lo escrito. El individuo se va construyendo a sí mismo y en su contexto. El hogar cumple –a pesar de las condiciones que se presenten– en un sitio en el que los más afortunados (no sólo económicamente) pueden tener acceso a un bien cultural llamado libro.



2. Las etapas lectoras

¿Libros por edades o por etapas lectoras? ¿Cuáles son los libros para niños de cinco años, de diez años? La edad no necesariamente está vinculada con un conjunto de capacidades para leer y escribir. De ahí que en el acto de leer sea mejor hablar de etapas lectoras. A la propuesta inicial de Fondo de Cultura Económica, agrego los comentarios de Juana Inés Dehesa de su libro Panorama de la Literatura Infantil y Juvenil Mexicana. Esta división puede considerarse canónica y establece cuatro diferentes etapas: • Para los que están aprendiendo a leer. Historias breves, destinadas a niños que están familiarizados con el alfabeto y que ya son capaces de disfrutar de una narración. También están dirigidas a los niños que tienen la suerte de contar con algún adulto al que le guste leer en voz alta. • Los que empiezan a leer. Narraciones de mayor extensión, pero también pequeñas y profundamente ilustradas. Este nivel está diseñado para niños que ya pueden leer solos. Poseen una gran dosis de humor, fantasía y problemas cotidianos con los cuales los niños pueden identificarse. • Para los que leen bien. Una colección rica y variada para que niños y niñas encuentren su libro favorito. Así descubrirán nuevos géneros e historias –humor, aventuras, amor, suspenso, fantasía e historia– y diversas temáticas como la familia, las relaciones humanas y las emociones. • Para los grandes lectores. Una rica y variada colección que estimula tanto la inteligencia como la sensibilidad de los grandes lectores y de aquellos que quieren llegar a serlo. Exploración por la diversidad de géneros y temáticas, en ella se abordan todo tipo de geografías, hechos históricos, sentimientos y problemáticas juveniles y la condición humana en general. Otras editoriales especializadas en la literatura infantil y juvenil (LIJ) proponen una división más minuciosa y tomando la edad de los niños como referente:


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• Para bebés (maternal). De cero a tres años. Libros con poesía, nanas y canciones, bellamente ilustrados. Se recomienda acompañar la lectura con caricias y sonidos. En esta etapa la lectura en el hogar es fundamental. • Para los que empiezan a leer (preescolar). De los tres a los cinco años. Libros ilustrados con y sin palabras, que reten y respondan al “¿Por qué…?”, coplas, adivinanzas, trabalenguas, historias absurdas y graciosas. Libros para aprender poco a poco, con letras y números, relatos de la vida cotidiana, sobre animales y la familia, especialmente sobre los abuelos. • Para los que leen poco (primaria baja). De los seis a los ocho años. Libros ilustrados, con texto y letra grande. Historias de ironía y humor, que contengan personajes de la vida cotidiana en situaciones divertidas. Leyendas y fábulas cortas. En esta etapa, el adulto lector es de gran apoyo. • Para los que leen con fluidez (primaria baja y media). De los ocho a los diez años. Libros sobre miedos, libros informativos sobre animales, sexualidad y personajes famosos. Libros acompañados de imágenes para reírse de situaciones de la vida cotidiana. • Para los lectores autónomos (primaria alta). De los diez a los 12 años. Historias largas con pocas imágenes que aborden temas como la muerte, la guerra y los conflictos sociales entre sus pares. • Para los lectores autónomos (secundaria y bachillerato). De los 12 a los 18 años. Obras protagonizadas por adolescentes que los conecta con el mundo y su realidad. Novela fantástica, de ciencia ficción y novela ilustrada. Estas obras responden a sus diferentes expectativas e intereses. Los libros se agrupan, además, por colores que identifican la serie: amarilla, verde, azul, roja, etcétera. Las editoriales pequeñas, pero con gran trayectoria, también han incursionado en ese modelo: • Ediciones Tecolote, que no necesariamente divide su acervo en edades lectoras, pero ofrece colecciones y su personal esta capacitado para proponer de cada colección


19 libros de acuerdo con la etapa lectora. Dentro de su catálogo destaca la colección “Conócelos de cerca” que incluye libros de animales con un gran discurso visual y textual que atrapan a lectores de maternal a secundaria. La colección “Mi primer libro de Arte”, un referente para los maternales y preescolares que están aprendiendo a contar y decodificar. Su colección “Ya verás” involucra al lector con la Historia, principalmente de México. Destaca por su contenido la Colección “Soy igual a ti, pero diferente” que integra historias reales de niños con diferentes discapacidades. • Amaquemecan y la maravillosa colección de libro álbum “Barril sin Fondo” (quizá la primera de este género que se publicó en México), su colección “Alexandrina”, la colección “Historias sin palabras” que nos regaló la edición mexicana de El ladrón de gallinas y una gran variedad de libros especializados para docentes, mediadores de lectura e investigadores. También tiene sus libros infantiles divididos por etapas lectoras: para los que empiezan a leer, para los que leen bien y para grandes lectores. Cuenta, además, con libros en sistema Braille. • Un caso muy particular ocupa Ediciones el Naranjo, que agrupa sus colecciones por niveles de estudio: Preescolar (de primero a tercer grado), Primaria (de primero a sexto grado), Secundaria (de primero a tercero) y Preparatoria. Tanto Editorial Porrúa, Océano Travesía, CIDCLI y Artes de México, cuentan con libros y colecciones que vale la pena conocer. Tumbona Ediciones y Sexto Piso, por su lado, se han especializado en atender a los jóvenes y cuentan con colecciones particulares muy ad hoc con el mercado que persiguen. Como podemos ver, el espectro del libro es muy amplio y cada día surgen nuevas editoriales que ofrecen libros para el público infantil y juvenil. En ocasiones (sobre todo cuando se trata de paquetes para las escuelas o plan lector) los libros se hacen acompañar de guías cuyo contenido pretende despertar el interés de los lectores. Dichas guías son desarrolladas por mediadores que conocen sobre LIJ y sus procesos de mediación. Una guía es una propuesta de trabajo con diferentes aportaciones a la lectura. Bien aplicadas, generan aprendizajes muy estimulantes para los mediadores y los alumnos.


20 ¿Qué pasa con las guías y los libros en paquete de los planes lectrores de las editoriales? Desde mi experiencia, el maestro debería poner atención en lo siguiente: • Los materiales son seleccionados de manera cuidadosa, de acuerdo con el catálogo vigente y las novedades editadas año con año. • Las guías son elaboradas por expertos en LIJ. • En muchos casos, la decisión de adquirir los materiales la toman los directivos, no los docentes, quienes realmente conocen las necesidades de sus alumnos. • Los docentes no cuentan con el tiempo necesario para leer los materiales y las guías de apoyo. • Los sellos editoriales dan por hecho que en cuanto el colegio adquiere los materiales, los docentes tendrán acceso a los mismos y no es así. • Cuando los docentes entregan los materiales a los alumnos, muchas veces no los han leído • El alumno inicia la lectura y el docente se siente presionado para realizar las actividades de mediación. En cierta forma, las casas editoriales también hacen mediación entre los docentes y el alumno; teniendo en cuenta lo anterior, debería considerarse a los docentes para: seleccionar los materiales propuestos, conocer las guías y tener oportunidad de leer los libros antes de que los lean con los alumnos, así podrán preparar una buena lectura, realizar las actividades de mediación y aprovechar otras herramientas que la editorial proporciona como plataformas interactivas, por ejemplo. El buen uso de los materiales que proponen las casas editoriales es una buena propuesta de mediación siempre que los involucrados participen activamente. Un dato importante, que quiero rescatar, es que Fondo de Cultura Económica fue la primera casa editorial en integrar fichas en su carpeta roja “Brújula” Orientaciones para la Formación de Lectores. Ahora quiero hablar del acervo de mi Sala. El Programa Nacional Salas de Lectura de la Secretaria de Cultura federal (antes CONACULTA) me entregó 98 títulos seleccionados aleatoriamente. Hoy esos libros están muy bien cuidados y los acervos se


21 conforman de acuerdo con el interés del público que visita mi espacio. Con ese pequeño fondo más mi acervo personal comencé mi trabajo. Actualmente el acervo se conforma de una buena cantidad de libros (creo tener entre ocho mil y diez mil títulos). Aquí, una selección minuciosa de títulos para bebés. • • • • • • • • •

Gato pinto de Gloria Morales Veyra. Consejo Nacional de Fomento Educativo. El torito (anónimo). Consejo Nacional de Fomento Educativo. El diluvio de Rodolfo Fonseca. Consejo Nacional de Fomento Educativo. El zapatero de Rubén Fisher. Consejo Nacional de Fomento Educativo. Los besitos de Anne Gutman y Georg Hallensleben. Editorial Juventud. ¿Qué te picó la hormiga de los pies a la barriga? de Isaías Isabel. CIDCLI. ¿Qué cosa es? Adivinanzas visuales de Andrés Mario Ramírez Cuevas. Castillo. La pájara pinta de Juan Gedovius. SM. ¿Cuántas palabras? de Isaías Isabel. Castillo.

Buena parte de los libros que están pensados para los bebés tienen características particulares, entre las que puedo destacar: • Por su tamaño y su forma son fáciles de manipular por los bebés. • Están fabricados con materiales resistentes y sobre todo no son tóxicos. • Son historias para conectar al bebé con el mundo que lo rodea: los sonidos, las formas y los colores. • Son muy coloridos. • Sus contenidos son muy cortos, pues responden a la atención que los bebés pueden mantener. • Mi acervo para bebés tiene muchos libros de tela y texturas, todos colocados en canastas y cajas accesibles a los padres y madres que los leerán con ellos. Libros para niños pequeños (libro álbum)

El libro álbum, el higo más dulce de la literatura infantil de acuerdo con Juana Inés Dehesa, es una delicia para los pequeños y entran tantos, que los preferidos son:


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El libro apestoso de Babette Cole. Fondo de Cultura Económica. Mi hermanita es súper de Kes Gray. Ilustraciones de Sarah Nayler. Serres. El ladrón de gallinas de Bèatrice Rodriguez. CELTA Amaquemecan. Gastón de Kelly DiPucchio. Ilustraciones de Christian Robinson. Leetra. Mi papá de Anthony Browne. Fondo de Cultura Económica La oruga muy hambrienta de Eric Carle. Scholastic Arriba y abajo de Oliver Jeffers. Fondo de Cultura Económica. Olivia de Ian Falconer. Fondo de Cultura Económica. Lola de Loufane. Alfaguara Infantil. El hijo del elefante de Rudyard Kipling. Amaquemecan.

Todos estos libros están colocados en libreros, canastas y cajas de colores, y están accesibles para los pequeños lectores. En otro capítulo hablo de las posibilidades teatrales de la voz y el libro álbum es un género ideal para leer en voz alta. Desde sus primeras páginas El libro apestoso convida a los lectores a integrarse al libro: “¿Has pensado cuantas cosas son de veras apestosas?” Desde mi yo lector hago la referencia y los niños inmediatamente comprenden de qué va la lectura, canalizan la información y hacen gestos de asco. Este libro llama mucho la atención a los niños de mi comunidad por dos cosas: 1. La mayoría ha tenido contacto con cerdos y conocen el olor que despiden. 2. Todos, adultos y niños, tienen referencias de los diversos tipos de olores que describe el libro. De Olivia tenemos en la Sala todos sus libros. Lo interesante de esta cerdita radica en que es un personaje animal humanizado: hace travesuras como los niños de su edad, tiene un hermano, mamá y papá. La oruga muy hambrienta fue el libro preferido de Lorena durante mucho tiempo. Lorena es actualmente una jovencita de 20 años y sufre de retraso mental. De niña miraba la portada y le gustaba comportarse como la oruga: intentaba retorcer su cuerpo y avanzar lentamente. Su mamá siempre le decía que no lo hiciera, pero para ella era un


23 ejercicio divertido previo a la lectura. Siempre me preguntaba: “Néstor ¿por qué el sol está tan sonriente?” Veía la imagen del sol casi al inicio de la historia y surgía una nueva pregunta: “¿nuestro sol también se ríe?” Lola y El ladrón de gallinas merecen ser comentados. Tal como pasa con El libro apestoso y Olivia, el entorno de la Sala permite que muchos de sus lectores tengan el referente de las gallinas (Lola) y otros animales como el gallo, la gallina y el conejo (El ladrón de gallinas) pues algunas familias de la comunidad se dedican a la crianza de animales de granja. ¿Qué hace que estos libros sean tan bien recibidos? La humanización de los personajes y la misma historia con sus matices en ambos libros donde una gallina es el personaje principal y detona un final sorprendente para los lectores por “enamorarse de un personaje que no pertenece a su especie” (en ambas historias, la gallina se enamora de un zorro). En el caso de Lola, para Javiersín, que lo disfrutaba a los cuatro años, era muy divertido llegar a la parte donde las demás gallinas se ríen de Lola, o cuando Lola se encuentra en el bosque y el lobo le dice: “¿me buscabas?”, da la vuelta a la página y “¡Fum!” la ilustración final muestra a ambos personajes abrazados. Renata, de tres años, tiene una abuela que cría pollos y los ha visto crecer y convertirse en gallos y gallinas. Disfruta mucho el libro El ladrón de gallinas, y le pide a su mamá una y otra y otra vez que se lo lea. Es un libro sin texto, sólo con imágenes, así que ambas leen las imágenes (los libros de imágenes también generan narrativas), y es una historia diferente cada vez que lo leen. Renata tiene en un par de gallinas, se llaman Laura y Dorotea. Libros plis-plas (pop-up)

Son libros tridimensionales, muy divertidos y con poco texto, lo que hace que las imágenes resalten y se desplieguen al abrir la doble página gracias a un ingenioso mecanismo de doblez del cartón. Debido al material y a la constante manipulación su vida útil suele ser muy corta. Siempre van a llamar la atención de los más pequeños que querrán desprender las ilustraciones. Una variación son los libros de lengüetas donde el lector debe jalar y/o empujar un mecanismo de cartón para que aparezca/desaparezca un elemento de la historia. Algunos ejemplos:



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