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Lecturas del Gugualzhumi

De regreso del Bosque Protector Aguarongo, a la altura de la comunidad del Carmen nos orillamos para contemplar al Guagualzhumi (Huahua Zhumi) que, desde este lugar y a lo largo del descenso a Jadán, ofrece la original lectura de “un cóndor levantado el vuelo”, que por el sector repiten como normal y así lo contemplamos largo, a diferencia de la visión desde los miradores del bosque, cual atalaya en el centro del valle y, damos paso a los recuerdos. No recuerdo, con exactitud, cuantas veces he visitado el mítico cerro, pero sí que son muchísimas; con excursionistas, montañistas e investigadores, con familiares y amigos, con mis nietos, en fin, muchas pero muchas veces; como esa ocasión con Jorge Carvallo y las pasantes americanas que se maravillaron con la artesanía de la totora en Paccha; perdidos en un bosque de gáñales, con su nieto Fabián, buscando la laguna de Quituiña nuestro destino de otra mañana; indagando por la laguna de Cochas y el tradicional “pan de Paccha” que desayunamos en un pueblito como pintado al pie del cerro; turisteando con visitantes nacionales y extranjeros que gustan caminar cerca del cielo; y, desde luego, la primera visita, con Jaime Idrovo, su amena y magistral conversación sobre la historia, arqueología y la tradición cañari del mito del origen; con mi nieto Tomás haciendo lugar natal, recreando lecturas, creando escenarios y entendiendo desde su cima la Cosmovisión Andina, nuestra historia, geografía, tradiciones, mitos y leyendas que aportan a una identidad regional.

Cerro omnipresente en nuestra geografía, desde donde se lo mire, ya sea desde el centro de la ciudad y sus miradores o de cualquier hito del cordón montañoso y santuarios andinos de altura que circunscriben el valle de Cuenca. Entorno amenazado por una concesión minera que despertó las alarmas, hace no mucho tiempo, y que por lo mismo debe estar en la mira y centrar la planificación del gobierno parroquial local e instituciones llamadas a preservar nuestro patrimonio cultural, paisajístico y ambiental. (O)

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Edgar Pesántez Torres

Minoría sobre mayorías

Otra vez estamos bajo la lupa de un manojo de compatriotas, conducido por un político que trabaja bajo el pensamiento del mariateguismo que consiste en delimitar el marxismo y el indigenismo en nuestra América, conceptos superados por las variantes del socialismo democrático y el indianismo, pero que los enclaustrados en el pasado no dan paso a la evolución de las ideologías, menos al de la sociedad civilizada.

Este grupo respetable, aun cuando no respetado por el accionar de su líder, viene de chantajear a un gobierno que ciertamente no estuvo a la altura de las expectativas de la mitad de votantes, pero esa fue la decisión de una discutida democracia que aún es vital para la convivencia civil, democracia que se sustenta en una aún más cuestionada Constitución que la impuso otro atrabiliario, pero gobernador legítimo por la voluntad de una mayoría.

Las minorías juegan un papel trascendental en cualquier pueblo educado, porque ellas tienen una voz activa o intervienen en las instancias decisorias del poder, representando a aquellos sectores sociales o fracciones de clase comprometidas con las diferentes modalidades de lucha por la cuestión social. Por eso son consideras minorías los pueblos indígenas, los negros (con perdón del término, porque ahora se dice que este sustantivo en racista y que debe ser sustituido por el eufemismo afroamericano, en nuestro caso afroecuatoriano), los blancos, los homosexuales, las mujeres, los ambientalistas, los minusválidos, los agnósticos y ateos, los antineoliberales, etc. y etc.

Desde el punto de vista de su identificación social, la minoría se presenta siempre IN STATU NASCENDI, es decir, en la condición de una entidad en formación, que se alimenta de la fuerza y el entusiasmo de los estados nacientes. Aun cuando lleve muchos años de existencia, la minoría vive en eterno recomenzar. Pero resulta que estas minorías ahora quieren irrumpir con sus decisiones a la fuerza y soslayar el pensar y actuar de las mayorías que las defienden las democracias modernas, es decir, las minorías sobre las mayorías.

Si la pusilanimidad de este gobernó decadente y sin brújula no reacciona ante las amenazas de grupos terroristas de diferente jaez, corresponde a la ciudadanía defender su sistema de vida e impedir el caos, el desorden y la anarquía. Si la población general sigue pasiva, apática, viendo de lejos los acontecimientos vandálicos, los fanáticos y alienados podrán hacer lo que quieran, y los que sobrevivan se quedarán a contemplar los resultados. (O)

EDITORIAL

Semana tensa

Si bien el libreto de la oposición, aunque con pruebas un tanto insólitas, entre ellas un “meme”; manoseando causales constitucionales para enjuiciar políticamente a un presidente de la república, se cumple según lo planificado, quien sabe desde dónde y entre quienes no más, el país vive días tensos, se profundizan los odios, hasta se buscan sucesores; en lo económico hay repercusiones, y varios organismos internacionales expresan su preocupación.

Una vez aprobado en la Asamblea Nacional el informe del “caso Encuentro”, antes “Gran Padrino”, será un hecho el llamamiento a juicio político al presidente Guillermo Lasso.

Las diferentes fuerzas políticas están alineadas con ese objetivo. Algunas incluso sin importar su servilismo a quienes, desde el 24 de mayo de 2021 buscan sacar a Lasso del poder.

En tal escenario la Corte Constitucional tendrá la última palabra. La posibilidad de echar mano de la muerte cruzada -un recurso en manos del presidente- no deja de mencionarse.

Sea el juicio político y la consiguiente destitución presidencial o la muerte cruzada, no le harán bien al país. Si bien son recursos legales –vaya legalidad-, las consecuencias serán impredecibles.

El Ecuador ya las ha vivido en los últimos 25 años cuando caían presidentes cual cartas de naipe, excepto cuando uno de ellos se alzó con todos los poderes, creó otros, se hizo aprobar una Constitución a su medida y gobernó como quiso.

Eso no implica santificar presuntas corruptelas, cuyas denuncias deben presentarse con pruebas fehacientes, irrefutables, correspondiendo a la Justicia corroborarlas con sus propias investigaciones, comenzado por la punta del hilo hasta desmadejar el ovillo.

Las hechas, a lo mejor hasta forjadas, desde lo político, son eso: políticas, y como tales sirven para todo, menos para la prevalencia de la verdad, de la democracia y de la Justicia.

No queremos predestinar: en la Asamblea nada cambiará la intentona; tocará esperar la resolución de la CC.

CARICATURA DEL DÍA

Amiga tortuga

Jorge L. Durán F.

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