1.Portada…………….……………………………....1 2.Índice……………………………………………….2 3.Biografía y obras del autor…………………3 4.Estudio de la época……………………………4 5.Argumento…….…………………………………6 6.Personajes………………………………………...7 7.Temas importantes…………………………...10 8.Estudio de „Las Meninas‟……………………13 9.Mitología en los cuadros……………………15 11.Contraportada…………………...……………17
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Eliacer Cansino Nacido en Sevilla, es catedrático de Filosofía desde 1980. Imparte esta asignatura actualmente en un instituto de su ciudad natal. Ha obtenido diversos galardones, destacando el Premio Internacional Infanta Elena en 1992 y el Premio Lazarillo de 1997 por la siguiente novela:
Otras obras del autor
Retratos de opositores 1991. Tras los ojos de la garza 1992. Un viajante, una ciudad 1995. La metamorfosis de Avellaneda 1998. El Misterio Velázquez 1998. Yo, Robinson Sánchez, habiendo naufragado 1999. La Apuesta de Pascal 2004. El Paraguas poético 2004. El Lazarillo de Amberes 2006. Una Habitación en Babel 2009. Ok, señor Foster 2009. El árbol de la lectura Cinco, cuentos sobre Velázquez 2010. 3
La España en la que vivió Velázquez La España del siglo XVII: · Los Austrias del siglo XVII: Gobierno de validos y conflictos internos · La crisis de 1640 · La España del siglo XVII: el ocaso del imperio español en Europa · La España del siglo XVII: evolución económica y social en el siglo XVII · La España del siglo XVII: esplendor cultural. El Siglo de Oro A Felipe II le sucederá su hijo Felipe, el que será Felipe III el Piadoso (1598-1621). Su reinado supondrá una transición desde los gloriosos tiempos de su padre y de su abuelo (Carlos I) a la decadencia que comenzará con su sucesor Felipe IV, el Grande o Rey planeta, y que desemboca Con Felipe IV (1621-1665), tercero de los hijos de Felipe III, se produjo el declive y la ruina de la Monarquía Hispánica. Pero con Carlos II el Hechizado (1665-1700), su hijo, la cosa iría a más. Terminó, incluso, con la dinastía de los Habsburgo. Su profunda incapacidad fue el resultado de muchos años de matrimonios consanguíneos.
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El Barroco
Durante los años centrales de la centuria se desarrolló en Madrid una pintura de transición, que evolucionó desde el realismo concreto a un estilo de incipiente decorativismo que abrió el camino al pleno barroco. Los maestros activos en este período asimilaron progresivamente la influencia de la escuela veneciana y de las obras de Rubens, que podían estudiar en las colecciones reales, lo que les impulsó a sustituir las sombras por la luminosidad y la riqueza cromática, prefiriendo a la descripción minuciosa del detalle la apariencia de realidad plasmada con una técnica cada vez más suelta y fluida. Esta renovación fue también posible gracias al cambio de actitud de la Iglesia, que, superados los rigores contrarreformistas favoreció una pintura más alegre y alegórica
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Nicolás Pertusato nació en Alessandría de la Palla en 1643 o 1644 (ni él mismo lo sabía). Era un chico italiano y vivía en su casa con su padre y Marina, la mujer que lo cuidó en Italia. Nicolás tenía un pequeño defecto, era más bajo que los otros niños. Su padre lo obligaba a que usase zuecos para así desarrollar su crecimiento pero no daba resultado. Un día el padre de Nicolás lo mandó a España con Del Castillo para allí ser criado en el Alcázar. Para ello, Nicolás tuvo que hacer un largo viaje hasta España y éste adoptó el nombre de Nicolasillo. Al principio, él tenía miedo de lo que le esperaba en el futuro, pero estando en el barco se hizo amigo de un pequeño hombre llamado Diego de Acedo al que le cogió mucho cariño y con el que no se sentía tan solo. Cuándo Nicolasillo llegó al Alcázar tuvo una madre llamada Francisca y un perro llamado Moisés. Iba pasando el tiempo y él iba aprendiendo muy progresivamente el español junto a Manuelillo y Ana con Alfonso, su profesor. También aprendió muchos versos en italiano, que con ellos, dejó sorprendido a un hombre llamado Nerval. Nicolasillo tuvo un pequeño incidente y fue mandado a la casa de Velázquez por Maribárbola y allí fue donde Nerval se fijó en Nicolasillo y quiso que estuviera presente en su cuadro. Pues así fue, Nicolasillo estuvo presente en el cuadro de “Las Meninas” gracias a ese hombre tan misterioso. Velázquez al final acabó falleciendo, no se sabe muy bien si fue por un pacto con Nerval o por una epidemia que al parecer había en el Alcázar. Nicolasillo y Juan Pareja, un ex-criado de Velázquez, cumplieron la última voluntad de este. Le pintaron en su pecho en el cuadro la cruz de Santiago.
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Diego de Acedo: También conocido como “el primo”. Cuando conoció a Nicolás ya debía de ser de avanzada edad y avezado en todas las intrigas de la corte. Perteneció al servicio de la Estampa y el Escritorio de Su Majestad. Tuvo fama de enamoradizo. Conde de Aguilar: Un cazadotes que andaba por palacio sin nada que hacer y estaba casado con María Angustia Sarmiento. Felipe lV: Rey de España. Casado desde 1615 con Isabel de Borbón. Manifestó siempre gran admiración por el arte y a su pintor de Cámara, a quien apreciaba no sólo como artista, sino también como hombre. Francisca Guijuelo: Cocinera de palacio y durante muchos años actuó como madre de Nicolás. Manuelillo: Era otro niño que servía en Palacio. Iba con Nicolasillo y Ana a aprender las lecciones de Alfonso, su profesor. Maribárbola: Su nombre era Bárbara Asquín. Era criada de palacio y recibió muchas y especiales mercedes del rey Felipe. Velázquez mantuvo siempre una buena relación con ella y, tratándose de gusto, decía dejarse aconsejar por Barbarica. Maribárbola también tenía una relación afectuosa con Nicolasillo y, en muchas ocasiones hubo de meditar en su beneficio. Moisés: Fue propiedad de Nicolás Pertusato.
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Nerval: Es de origen italiano. Poseía la extraña peculiaridad de no permitir recordar su rostro. Se desconocen los motivos de su aparición en palacio. Los que le conocían parecían detestarle. José Nieto: El mayor aposentador de palacio. Siempre sintió una gran animadversión por todos los bufones del Alcázar. Alfonso Ortiz: Era el maestro de los criados. Se esforzaba para enseñar los protocolos de palacio. Hizo ver a Nicolasillo la virtud que hay en combinar la memoria con la poesía. Juana Pacheco: Poseía tantas dotes como su marido, Velázquez. Tocaba el laúd. Se casó a los quince años con el pintor Velázquez y acompañó a su marido durante toda la travesía de su vida. Juan Pareja: Era esclavo de Velázquez. Siempre permaneció al lado del él y creció mucho el afecto entre ellos. Estudió en secreto el arte de la pintura y llegó a ser un excelente artista. Nicolás Pertusato: De origen italiano. Ingresó en palacio en 1650. A lo largo de su vida se encontró en el centro de muchos extraños sucesos. Los que conocían a Nicolasillo decían que estaba “dotado de una visión especial”. Al final de sus días llegó a poseer una importante fortuna que legó en testamento cerrado, para sorpresa de algunos, a una joven llamada Paula de Esquivias. Murió en 1710. Dejó ordenado que, tras su muerte, colocasen en su sepultura este epitafio: Spero in Te Diego Velázquez: En 1623 fue nombrado pintor del Rey. Sus logros en la pintura no necesitan ser recordados. En
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los años que transcurre esta historia se ve inmerso en esa confrontación con la eternidad que es el cuadro de Las Meninas. Solía comentar que la pintura era sólo un tránsito hacia la luz.
1: Infanta Margarita 7: Nerval 2: Isabel de Velasco 8: José Nieto 3: María Angustia Sarmiento 9: Velázquez 4: Maribárbola 10: Felipe lV 5: Nicolás Pertusato 11: Mariana de 6: Marcela de Ulloa Austria El perro: Moisés
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Venta del alma al diablo En el libro, Velázquez pide consejo a Nerval para que su cuadro sea todo un éxito. Éste le indica ciertos cambios que debe hacer y, en efecto, el cuadro triunfó. Pero al final del libro, en la agonía de Velázquez, éste confiesa haber vendido su alma al diablo haciendo este trato con Nerval y suplica a Nicolás que rompa esta condena pintando la cruz de Santiago en el cuadro sobre su pecho, empleando pintura bendita. Cita de Velázquez: “Con la cruz que tú pintarás, ese ingenio quedaría santificado para siempre y mi pacto roto para la eternidad.” Según las creencias cristianas tradicionales, el pacto se establece entre una persona y Satanás de esta forma: la persona ofrece su alma a cambio de favores poderosos. Sin embargo, este trato resulta muy peligroso, pues el precio a pagar por estos favores es la condenación eterna del alma. Es un referente cultural y recurso literario muy extendido en la civilización occidental. En la literatura, suele emplearse en cuentos moralizantes donde el condenado siempre sale perdiendo ( a excepción de algunos relatos en que un campesino termina engañando al diablo) Superación de las dificultades personales A lo largo de todo el libro, Nicolasillo debe pasar por distintas situaciones desagradables ya sea por culpa de su enfermedad, el enanismo, que impide su correcto crecimiento; por falta de cariño; o por otras razones.
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Cuando todavía vivía en Italia, su padre le obligaba a llevar unos incómodos zuecos para combatir su enfermedad, y Nicolás sufría con ellos y por las regañinas de su padre. Cuando recién llegó a Madrid estaba muy triste no articulaba palabra. Aunque cuando entró a palacio su vida mejoró, como él mismo dijo: “no todos estuvieron de mi lado”; el Conde Aguilar se burlaba de él… Aun así, a pesar de sus dificultades para encajar con los demás, Nicolás pudo superarlas y llevar una vida feliz en palacio. Lucha por la vida Este tema se puede interpretar de dos maneras distintas. La primera haría referencia al tópico literario “Militia est vida hominis super terra”, que se refiere a que la vida de los hombres sobre la tierra es una continua lucha frente a todo. Sin embargo, este tema sería más conveniente incluirlo en el anterior, “Superación de las dificultades personales”, por lo que a continuación redacto la segunda interpretación. La segunda interpretación a este tema sería la lucha de Velázquez que, en su agonía, trata desesperadamente de salvar su alma para la eternidad. Como ya mencionado en el tema “Venta del alma al diablo”, a cambio de consejo para el cuadro, Velázquez condenó su alma al diablo por la eternidad, pero finalmente consigue salvarla. Cuando Nicolás aceptó pintar la cruz, Velázquez dijo “Ahora creo que ya no me importa morir”
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Lo que puedes ver:
El tema del cuadro parece trivial, la infanta y sus damitas de compañía (meninas en portugués) irrumpen en el estudio de Velázquez, pintor de cámara del rey Felipe IV, que se encuentra pensativo y observa los modelos que se dispone a pintar. De izquierda a derecha tenemos a María Agustina Sarmiento que está haciendo una reverencia y ofreciendo en una bandeja plateada a la infanta Margarita de Austria. Un poco más a la derecha vemos a otra menina, Isabel de Velasco. La siguiente es Maribárbola, que nos mira y, finalizando este plano, Nicolasillo Pertusato. Un poco más atrás, a la izquierda, está el pintor Velázquez. Delante de él está la parte posterior del lienzo sobre un caballete. Ahora pasas a la zona derecha y, en un segundo plano, ves dos personajes: la dama Marcela Ulloa, y un caballero sin identificar que sería un sirviente de la corte. Al fondo, una puerta de madera con cuarterones se abre a una estancia posterior muy iluminada y José Nieto, aposentador de la corte, está en las escaleras. Colgado en la pared ves un espejo que refleja la luz y donde el rey y la reina aparecen con un cortinaje rojo. La técnica: Técnicamente el cuadro es insuperable. El conjunto de perspectivas utilizadas es único y produce un efecto “atmosférico” en el ambiente representado. La primera perspectiva que observamos es la lineal, diversas líneas imaginarias o no guían nuestra vista hacia el fondo y nos hacen creer en una fuerte tridimensionalidad. Este
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asombroso efecto se refuerza con un suelo neutro. La otra perspectiva es la aérea, la difuminación progresiva de los contornos y la degradación de las gamas tonales con el aumento de la distancia y el alejamiento. Finalmente, Velázquez pone la puerta abierta iluminada en el centro que da a una estancia donde no vemos el fin. La gama cromática empleada por Velázquez en esta obra es limitada y contenida, predominan los grises y los ocres, pero también aplica colores fuertes. Lo que no se ve: Por otra parte, el espejo es la burla espacial por antonomasia, nos engaña y confunde, crea espacios ilusorios. Cuando contemplas el cuadro directamente, tu vista es dirigida hacia el fondo y el espejo te devuelve la imagen. La aparente trivialidad del tema es también engañosa ya que Velázquez estuvo toda su vida reivindicando la superioridad de la pintura por encima de las actividades puramente artesanales entre las que estaba incluída. Lo que puedes descubrir: el perro, tan real que sólo le falta ladrar, o en la cara delicadísima de la infanta, o en el cabello de Nicolasillo, brillante y recién lavado, o apostura de Velázquez con su cuidado bigote, su peinada melena y su esbeltez anatómica. O bien en los cuadros de la estancia, identificados como Minerva y Aracne (Rubens) y Apolo y Pan (Jordaens) y que vuelven a incidir en el tema de la superioridad de lo intelectual sobre lo manual.Hay que señalar que la obsesión del pintor por demostrar la superioridad de la pintura sobre otras artes perseguía.Interesante es también el espejo iluminado y las ventanas laterales, una abierta, las tres siguientes cerradas y la última abierta. 13
Velázquez compone una serie de obras relacionadas con temas mitológicos. Por orden cronológico son las siguientes: - El Triunfo de Baco - La Fragua de Valcano - Marte - La Venus del espejo - Las Hilanderas - Mercurio y Argos También cuenta entre sus obras con unas figuras de la mitología griega denominadas Sibilas. EL TRIUNFO DE BACO (los borrachos)
El lienzo representa a Baco, hijo de Júpiter y Selemé y a sus cofrades. También aparecen copas de vino y en general un ambiente transgresor. Esta obra siempre se ha relacionado con una visión Caravaggista de la mitología que introduce lo vulgar en la pintura aproximando ésta a lo humano.
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LA FRAGUA DE VULCANO
MARTE
VENUS DEL ESPEJO
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Alejandro Ciudad Sara Écija Laura Espín Miriam Picón 3ºA IES Alquipir, Cehegín
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