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Estás en crisis por el
¿Estás en crisis por el coronavirus?
La actual pandemia por coronavirus ha ocasionado, de forma paralela a la crisis sanitaria y económica, una crisis a nivel emocional sin precedentes, provocada por el aislamiento, el miedo a enfermarse, la saturación de responsabilidades en casa, la disminución del ingreso o la pérdida del empleo y la incertidumbre por el futuro. En este artículo se ofrecen algunas claves para salir adelante en medio de una crisis como la actual.
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La súbita aparición del coronavirus (Covid-19) en China a finales del año pasado llevó al mundo a experimentar, tan sólo en unas pocas semanas, una situación extraordinaria, nunca antes vista en la historia reciente. Ante el número creciente de infecciones y víctimas mortales, el confinamiento ha sido obligatorio en la mayoría de los países como medida de contención.
Además de la crisis sanitaria y económica, también hemos sido testigos de una crisis a nivel emocional, caracterizada por la disminución o la restricción total de la libertad para salir de casa por un tiempo indeterminado, el aislamiento, el miedo a enfermarse, la presencia de estrés y otros trastornos del estado de ánimo y la incertidumbre por lo que pasará en el futuro cercano.
El estrés producido por esta pandemia ha llevado a expertos de los países que la han podido controlar, como China, a realizar un análisis de lo ocurrido a nivel emocional con la finalidad de ayudar a la población de los países que todavía se encuentran viviendo una situación de confinamiento y altos números de contagio, como ocurre en México. En este artículo describimos las distintas etapas emocionales que una persona enfrenta al pasar por un evento potencialmente estresante, como esta pandemia, y algunas recomendaciones para afrontarla de manera exitosa.
Primeramente, debemos entender que estamos pasando por una crisis; es decir, por una dificultad momentánea y no permanente. La palabra crisis proviene del griego krísis (“decisión”) y del verbo kríno (“separar”, “decidir”), por lo cual podemos decir que crisis hace referencia al momento en que se produce el cambio brusco y profundo de una situación. Durante la crisis por el coronavirus hemos experimentado un desajuste severo, repentino e inesperado en todas las áreas de nuestra vida. El toque de queda al que se vieron sometidos algunos países, como China, Italia y España, elevó el nivel de ansiedad de la mayoría de las personas y desajustó la vida de muchos. La crisis llegó de manera tan inesperada que generó niveles de angustia alarmantes en un corto periodo de tiempo.
Sin embargo, es importante mencionar que una crisis puede verse como un fracaso o como una oportunidad. Es un fracaso cuando permitimos que la situación externa nos desborde, ya que no contamos con los recursos psicológicos (emocionales) para manejarla adecuadamente; entonces podemos desarrollar altos niveles de ansiedad, estrés, ataques de pánico, depresión o ideación suicida. Durante una crisis el mundo se nos viene abajo: descon
fiamos de lo que antes nos generaba seguridad y confianza y nos vemos obligados a repensar y a evaluar la situación para asimilarla y luego tomar decisiones (kríno: “separar”, “decidir”).
Por otro lado, también es posible convertir una crisis en una oportunidad de cambio, crecimiento y desarrollo. El buen manejo de nuestra capacidad para afrontar la adversidad en los periodos de crisis, algo que todos debemos enfrentar en algún momento de nuestras vidas, es fundamental para salir fortalecidos.
Fases de la crisis psicológica por el coronavirus
Dado el reciente estallido de la pandemia provocada por el coronavirus, no existe “oficialmente” una serie de etapas que describan el impacto psicológico de los afectados, ni todos los países han terminado de pasar por cada una de ellas (incluido México); sin embargo, es posible definirlas a raíz de la experiencia de los países que primero sufrieron los efectos de la pandemia.
Fase de conmoción o shock
La crisis comienza con una sensación de incredulidad, ante la gran cantidad de información imprecisa que se maneja en las redes sociales y en otros medios de comunicación, provocando confusión y miedo. El llanto, la irritabilidad, la aprehensión, la actitud defensiva y el insomnio son reacciones naturales a la experiencia, y es válido y aconsejable permitir su expresión. El enojo, la tristeza, el miedo de enfermar o de que nuestros seres queridos enfermen también son pensamientos recurrentes.
Fase de negación
Algunas personas no pasan por la negación y saltan directamente a la siguiente etapa, la preparación. En la negación se busca evadir la realidad y se le da una explicación a lo que ocurre. Así, podemos escuchar todo tipo de teorías que explican la histeria colectiva: el virus es una conspiración política, una guerra biológica entre Estados Unidos y China, una consecuencia del cambio climático o el fin del mundo. La persona puede actuar como si no hubiera pasado nada o puede no querer pensar en lo que ha pasado; en un intento por comportarse como si todo fuera ficción, algunos llegan a mostrar conductas irresponsables como irse de vacaciones u organizar fiestas en casa.
alimentos, elaborar nuevas rutinas en casa, organizar el trabajo y el tiempo libre.
Fase de adaptación
Con el paso de los días comienza el ajuste gradual a las nuevas circunstancias de vida y a las restricciones por el confinamiento. La nueva situación también tiene aspectos positivos que la gente empieza a descubrir a medida que explora nuevas actividades y desarrolla intereses a los que puede dedicar su tiempo.
Fase de resistencia
Con el paso de las semanas, la tensión provocada por el encierro, las limitaciones de la vida social, la incertidumbre por la duración del confinamiento y las dificultades económicas afectan el estado de ánimo. Los signos de ansiedad y depresión se vuelven más visibles, así como la dificultad para concentrarse o relajarse, el insomnio o, por el contrario, la somnolencia. Al elevarse los niveles de ansiedad, los ataques de pánico son frecuentes y, al compartir algunas características similares con el Covid-19 (dificultad para respirar y escalofríos), mucha gente puede acudir a los hospitales creyendo haberse contagiado con el virus, cuando en realidad se trata de un ataque de pánico causado por estrés excesivo.
Fase de intrusión
Esta etapa la vivirán principalmente los más agraviados por la pandemia; los médicos y las enfermeras que hayan tratado directamente con pacientes enfermos y quienes hayan perdido a un familiar o a un ser querido. Abundan las pesadillas, las imágenes y los recuerdos acerca de lo ocurrido.
Fase de translaboración
Se trata de un proceso en el cual se expresan, se identifican y se verbalizan los pensamientos, los sentimientos y las imágenes experimentadas durante la crisis. Algunas personas serán capaces de hacerlo solas, pero otras necesitarán ayuda profesional.
Fase de terminación
Es la etapa final de la crisis, en la que se lleva a cabo una integración de lo ocurrido en la vida de la persona. La disminución de los contagios, la relajación de las medidas de confinamiento y la posibilidad de regresar a la vida normal permiten albergar sentimientos de esperanza en un mundo como el que alguna vez conocimos. p
Estrategias psicológicas para afrontar la crisis por el coronavirus
• Permite los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones físicas de ansiedad y acéptalos como parte de la experiencia humana. Cuando aparezcan las oleadas de ansiedad, pon atención a la emoción y describe la experiencia, sin emitir juicios. Está comprobado que enfrentar la ansiedad, en lugar de evitarla, ayuda, con el tiempo, a que ésta disminuya. • Evita leer obsesivamente actualizaciones sobre el virus en las redes sociales. La cobertura constante de las noticias contribuye a la sensación de peligro, el miedo se agudiza y la situación se percibe como más peligrosa de lo que es en realidad. • Trata de dormir lo suficiente, haz ejercicio con regularidad, si es posible pasa tiempo al aire libre y utiliza técnicas de relajación cuando estés estresado. En este sentido, las técnicas de respiración (inhalar y exhalar por la nariz de forma pausada y repetitiva, preferentemente durante las mañanas y de manera habitual) son muy efectivas para reducir los niveles de ansiedad. • Enfócate en llevar a cabo aquel proyecto importante que has estado posponiendo desde hace tiempo y toma acción. • Mantén el contacto con las demás personas. Es posible llegar a acostumbrarse a la situación de aislamiento, e incluso a encontrarle ventajas. Las personas con dificultades para relacionarse con los demás podrían encontrar “cómodo” interactuar detrás de una pantalla sin esforzarse mucho por mostrar sentimientos y emociones. El peligro está en permanecer en un autoaislamiento prolongado posterior al confinamiento, pues existe el riesgo de habituarse indefinidamente al ensimismamiento y caer en depresión. • Busca ayuda profesional, especialmente si eres vulnerable a la ansiedad. La terapia cognitiva conductual y algunos medicamentos pueden tratar con éxito los problemas de ansiedad. • Recuerda que cualquier crisis puede ser una oportunidad de crecimiento. Analiza qué lecciones te ha dejado hasta ahora esta situación, qué has aprendido del confinamiento, qué emociones has experimentado y empieza a concretar acciones y cambios importantes en tu vida para cuando todo termine.
Turismo marítimo Las costas más bellas para navegar
Fotografía: Pixabay
Islas Baleares
Para quienes tienen la oportunidad de hacerlo, navegar es una experiencia fascinante. A continuación te presentamos algunas de las costas más famosas del mundo por su belleza y su oferta turística para la navegación.
Escritores, filósofos, pintores y artistas de toda índole se han lanzado a la conquista de los siete mares para inspirarse. De igual modo, miles de aventureros se han arrojado a conocer el mundo en una embarcación, con la finalidad de sumar experiencia, aventura y tener tiempo de reflexionar sobre la vida. El placer de llegar a puerto es una de las mejores sensaciones de los navegantes, quienes pueden pasar días, semanas o meses en sus travesías marítimas.
Islas Baleares
Este conjunto de islas, ubicadas frente a la costa mediterránea de España, son perfectas para los amantes de veleros, catamaranes o yates, sobre todo entre la primavera y el otoño, cuando las aguas del Mar Mediterráneo están en calma y son cristalinas.
La ruta puede recorrerse con tranquilidad, disfrutando de la corriente y anclando en las islas del archipiélago para explorar sus playas y puertos, como Palma de Mallorca o Ibiza, donde se pueden disfrutar excelentes vistas desde la costa y gozar el ambiente vital de las ciudades.
Además de las maravillas naturales, la comida mediterránea de España ofrece una deliciosa variedad de platillos para los gustos más exigentes. Así que este destino tiene prácticamente todo.
Costa Azul
Al noreste del archipiélago de Islas Baleares se encuentra la Riviera Francesa, uno de los destinos de mayor élite y belleza en el mundo, debido a la suavidad de su clima y a la belleza de sus paisajes y ciudades.
El litoral mediterráneo del sureste francés es ideal para navegar e ir anclando en puertos y ciudades tan maravillosas como Saint-Tropez, Niza, Aviñón, Montecarlo, Mónaco y Cannes, sede de uno de los más afamados festivales de cine de todo el orbe.
Por ser uno de los centros mundiales del turismo y residencia de numerosas celebridades, la Costa Azul ciertamente es un destino costoso, pero sin duda navegar por sus cristalinas aguas y admirar sus coloridas ciudades es una experiencia única en la vida.
Mar Adriático
Este golfo, que forma parte del Mar Mediterráneo, se sitúa entre la península itálica y la península de los Balcanes, por lo cual cuenta con numerosos puntos por conocer y a los cuales se puede llegar en una embarcación.
La afamada guía Lonely Planet detectó al menos 15 ciudades alrededor del Adriático, entre Italia, Croacia y Eslovenia, a las que calificó como las más bellas del sur de Europa, varias de las cuales incluso pueden navegarse.
Venecia, en Italia, es una de las ciudades más atractivas por su arquitectura y por ser el punto de encuentro de una de las mayores escenas artísticas del mundo, así como por sus canales que atraen a millones de visitantes cada año. Dubrovnik, en Croacia, es la otra “gran joya” del Adriático, una ciudad medieval que maravilla, la cual se esconde detrás de una inmensa muralla que se puede rodear en una embarcación.
El ambiente bohemio de Trieste, en Italia; el romanticismo de Budva, en Montenegro; el misticismo medieval de Piran, en Eslovenia, y la historia y la belleza enclavadas en ciudades croatas como Rovinj, Bale y Zadar, son el aliciente de los navegantes que surcan el Adriático.
Grecia
La cuna de la civilización occidental hoy en día es un referente del turismo marítimo por los siete archipiélagos con los que cuenta el país, conformados por alrededor de 1,400 islas, de las cuales unas 300 están habitadas o habilitadas para ser visitadas.
Santorini, Mykonos, Rodas, Ítaca, Zacinto y las Islas Jónicas son sólo algunas ínsulas enclavadas en los mares griegos a las que se puede llegar navegando, las cuales tienen una amplia oferta de maravillas naturales, como playas paradisiacas e infraestructura turística para los navegantes.
Mykonos, Grecia
Dubrovnik, Croacia
Fotografía: Pixabay
Asimismo, navegar por el Golfo Sarónico, el Mar Egeo y el Mar Mediterráneo constituye una experiencia pletórica de historia y de mitología, al recorrer las mismas aguas por las que durante miles de años se han llevado a cabo épicas batallas, comercio e intercambio cultural.
Y además del bagaje histórico y cultural que ofrece cualquier rincón de este país, los navegantes pueden bajar de sus embarcaciones para tomar el sol en las blancas arenas de las islas griegas o para practicar algún deporte como buceo o kayak.
El Caribe
No sólo Europa cuenta con maravillosas costas para navegar. Sin duda, otra de las regiones más atractivas para los viajeros náuticos es el Caribe.
Esta zona del planeta, ubicada en la costa este de Centroamérica y en el norte del Cono Sur, es famosa por sus aguas turquesa, su arrecife de coral (el segundo más grande del mundo, que se extiende hasta las costas del sureste mexicano), sus playas de fina arena blanca y las ciudades y puertos coloniales que la rodean, varias con cascos antiguos situados en medio de murallas, que hace algunos siglos servían como protección contra piratas.
Con más de 4,200 kilómetros de litoral, esta región ofrece una incontable oferta de playas, algunas inhabitadas, así como puertos y destinos llenos de cultura y diversión, y una vasta oferta gastronómica.
Colombia, México, Panamá, Jamaica, República Dominicana, Puerto Rico y Cuba son sólo algunos países que se pueden recorrer navegando por esta porción del mar.
Es importante tener en cuenta que la época de lluvias y de huracanes en este territorio se extiende de junio a noviembre, por lo cual no es recomendable navegar en esas fechas. No obstante, entre
Acapulco, México
diciembre y mayo la región caribeña es un verdadero paraíso para cualquier tipo de recreación náutica.
El Pacífico Norte
Entre las múltiples joyas naturales de México se encuentra la costa del Pacífico, una extensión de litoral que se puede recorrer en embarcación para visitar paradisiacos destinos desde Chiapas hasta California, en el sur de la costa oeste de Estados Unidos.
Puertos y destinos como Huatulco, en Oaxaca; Acapulco e Ixtapa, en Guerrero; Manzanillo, en Colima; Puerto Vallarta, en Jalisco; la Riviera Nayarita o Mazatlán, en Sinaloa; Los Cabos y Todos Santos, en Baja California Sur; Ensenada, en Baja California, y San Diego, en California, pertenecen a este litoral.
Los navegantes no sólo disfrutarán aguas de un color azul profundo, hermosas playas y destinos llenos de fiesta y tradición, sino que también podrán admirar algunos de los atardeceres más bellos del mundo.
Incluso en el trazo de su ruta hacia el norte, o hacia el sur, los navegantes pueden desviarse y adentrarse para recorrer el Mar de Cortés, un estrecho golfo que baña las costas de la península de Baja California, de Sonora y del norte de Sinaloa, al que Jacques Cousteau bautizó como “acuario del mundo”, por la diversidad de fauna marina que habita en él. Fotografía: Pixabay
El Pacífico Sur
Hacia el sur, el Océano Pacífico también tiene mucho qué ofrecer a los amantes de la navegación. Basta con recorrer las costas de Australia, Nueva Zelanda, Nueva Guinea y la Polinesia Francesa, entre miles de islas que componen esta extensa región.
Estas islas ofrecen parajes impresionantes que han sido escenarios de grandes producciones cinematográficas por su esplendor y su magia.
Montañas de intensa vegetación, playas vírgenes, atardeceres y amaneceres espectaculares, iluminados con las más intensas tonalidades, además de una fauna marítima, vasta en tamaños y en colores, con aguas que van del turquesa al azul más profundo, constituyen sólo una pequeña parte de la oferta que tiene este paradisiaco territorio para sus navegantes. El problema con esta región es que, de acuerdo con diversas organizaciones, muchas de estas islas, como Tuvalu, están en peligro de extinción debido al cambio climático y a la elevación del nivel del mar.p