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Año No. 33 • edición 10257
MaRTeS, 23 de JULiO de 2013 / SanTO dOMingO
NACIONALES (P/5)
REPORTAJE (P/19)
NACIONALES (P/4)
Darán pensiones solidarias: Vejez, discapacidad y sobrevivencia
El sexo, la forma “más espiritual” que puede compartirse
Reactivarán proyecto Cruz de Manzanillo para generar empleo
TOGA
(P/9)
Más interrogatorios por caso bar La Chismosa; citan 2 que involucran
RD podría someter Haití ante la OMC por veda; embajador cree prensa “complica” (P/8)
“NO TRAIGO ORO NI PLATA…”- El papa Francisco fue recibido ayer por la presidenta brasileña, Dilma Roussef, en el Palacio Guanabara, sede del gobierno. El pontífice llegó a Brasil para presidir la Jornada Mundial de la Juventud, donde permanecerá hasta el 28 de julio. A su llegada a Río de Janeiro, el pontífice proclamó: “No traigo oro ni plata, sino algo más valioso, a Cristo”.
editorial
el mensaje espiritual El mundo ha necesitado siempre el mensaje espiritual. Es algo esencial para los seres humanos. Esa es, en esencia, su verdadera riqueza. Ese mensaje ha venido siempre desde el ámbito papal, en que sobreponiéndose a todas sus imperfecciones procura dar alientos a quienes lo necesitan. Juan Pablo II fue un hombre excepcional. Y lo fue, sobre todo, desde su condición de Papa en el Vaticano. Supo muy bien encarnar y asumir una voz solidaria cuando los gobiernos soltaron sus economías al liberalismo más brutal. El incluso definió aquella etapa como el capitalismo salvaje. Y él conociendo muy bien la condición humana, hizo saber que la perfección no existe, pues sólo es de Dios, y el hombre mientras más la busca más se aleja de Él. Era una forma muy clara de dejar establecido los límites de nuestras acciones en la tierra, pero la gran responsabilidad que tenemos frente a la sociedad y al ser. Ahora le ha tocado al Papa Francisco encarnar el nuevo mensaje de aliento y humildad. Su nombre lo adoptó para honrar a San Francisco de Asís, venerable por su sencillez en su estilo de vida y consagración. El Papa está procurando darle un giro a la Iglesia Católica para acercarla más a su verdadera misión de evangelización y solidaridad. Y lo intenta en un momento complicado para la economía mundial y en medio de una situación escandalosa en el banco del vaticano. Es decir, que él sabe que su propia casa necesita ser renovada profundamente de las imperfecciones humanas. Este viaje del Papa a Brasil puede ser el inicio de un periplo mundial por zonas sensibles por sus situaciones sociales, en que el aliento y la solidaridad necesitan de un espacio vital en la agenda y las acciones gubernamentales.