Poesía amorosa

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IES MIGUEL ROMERO ESTEO BIBLIOTECA CURSO 2007-2008


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Dedicatoria Si alguna vez la vida te maltrata, acuérdate de mí, que no puede cansarse de esperar aquel que no se cansa de mirarte.

El lugar del crimen Más allá de la sombra te delatan tus ojos, y te adivino tersa, como un mapa extendido de asombro y de deseo. Date por muerta amor, es un atraco. Tus labios o la vida.

Luis García Montero

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Pocas cosas Pocas cosas más claras me ha ofrecido la vida que esta maravillosa libertad de quererte. Ser libre en este amor más allá de la herida que la aurora me abrió, que no cierra la muerte. Porque mi amor no tiene ni horas ni medida, sino una larga espera para reconocerte, sino una larga noche para volver a verte, sino un dulce cansancio por la senda escondida. No tengo sino labios para decir tu nombre; no tengo sino venas para que tu latido pueda medir el tiempo sin soledad un día. Y así voy aceptando mi destino, el de un hombre que sabe sonreírle al rayo que lo ha herido y que en la tierra espera que vuelva su alegría.

Antonio Carvajal

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Me basta así Si yo fuese Dios y tuviese el secreto, haría un ser exacto a ti; lo probaría (a la manera de los panaderos cuando prueban el pan, es decir: con la boca), y si ese sabor fuese igual al tuyo, o sea tu mismo olor, y tu manera de sonreír, y de guardar silencio, y de estrechar mi mano estrictamente, y de besarnos sin hacernos daño -de eso sí estoy seguro: pongo tanta atención cuando te beso-; entonces, si yo fuese Dios, podría repetirte y repetirte, siempre la misma y siempre diferente, sin cansarse jamás del juego idéntico, sin desdeñar tampoco la que fuiste por la que ibas a ser dentro de nada. Ya no sé si me explico, pero quiero aclarar que si yo fuese Dios, haría lo posible por ser Ángel González 7


para quererte tal como te quiero, para aguardar con calma a que te crees tú misma cada día, a que sorprendas todas las mañanas la luz recién nacida con tu propia luz, y corras la cortina impalpable que separa el sueño de la vida, resucitándome con tu palabra, Lázaro alegre, yo, mojado todavía de sombras y pereza, sorprendido y absorto en la contemplación de todo aquello que, en unión de mí mismo, recuperas y salvas, mueves, dejas abandonado cuando –luego- callas… (Escucho tu silencio, oigo constelaciones: existes. Creo en ti. Eres. Me basta.)

Ángel González

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Te quiero Te quiero. Te lo he dicho con el viento, Jugueteando como animalillo en la arena O iracundo como órgano tempestuoso; Te lo he dicho con el sol, Que dora desnudos cuerpos juveniles Y sonríe en todas las cosas inocentes; Te lo he dicho con las nubes, Frentes melancólicas que sostienen el cielo, Tristezas fugitivas; Te lo he dicho con las plantas, Leves criaturas transparentes Que se cubren de rubor repentino; Te lo he dicho con el agua, Vida luminosa que vela un fondo de sombra; Te lo he dicho con el miedo, Te lo he dicho con la alegría, Con el hastío, con las terribles palabras. Pero así no me basta: Más allá de la vida, Quiero decírtelo con la muerte; Más allá del amor, Quiero decírtelo con el olvido. Luis Cernuda 9


Puedo escribir los versos más tristes esta noche Puedo escribir los versos más tristes está noche. Escribir, por ejemplo: «La noche esta estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos». El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. m

Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 10


La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

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Cuando tú me elegiste Cuando tú me elegiste -el amor eligiósalí del gran anónimo de todos, de la nada. Hasta entonces nunca era yo más alto que las sierras del mundo. Nunca bajé más hondo de las profundidades máximas señaladas en las cartas marinas. Y mi alegría estaba triste, como lo están esos relojes chicos, sin brazo en que ceñirse y sin cuerda, parados. Pero al decirme: “tú” a mí, sí, a mí, entre todos-, más alto ya que estrellas o corales estuve. Y mi gozo se echó a rodar, prendido a tu ser, en tu pulso. Posesión tú me dabas de mí, al dárteme tú.

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Viví, vivo. ¿Hasta cuándo? Sé que te volverás atrás. Cuando te vayas retornaré a ese sordo mundo, sin diferencias, del gramo, de la gota, en el agua, en el peso. Uno más seré yo al tenerte de menos. Y perderé mi nombre, mi edad, mis señas, todo perdido en mí, de mí. Vuelto al osario inmenso de los que no se han muerto y ya no tienen nada que morirse en la vida.

Pedro Salinas

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Sólo tu amor y el agua Sólo tu amor y el agua....Octubre junto al río bañaba los racimos dorados de la tarde, y aquella luna odiosa iba subiendo, clara, ahuyentando las negras violetas de la sombra. Yo iba perdido, náufrago por mares de deseo, cegado por la bruma suave de tu pelo. De tu pelo que ahogaba la voz en mi garganta cuando perdía mi boca en sus horas de niebla. Sólo tu amor y el agua.....El río, dulcemente, callaba sus rumores al pasar por nosotros, y el aire estremecido apenas se atrevía a mover en la orilla las hojas de los álamos. Sólo se oía, dulce como el vuelo de un ángel al rozar con sus alas una estrella dormida, el choque fugitivo que quiere hacerse eterno, de mis labios bebiendo en los tuyos la vida. Lo puro de tus senos me mordía en el pecho con la fragancia tímida de dos lirios silvestres, de dos lirios mecidos por la inocente brisa cuando el verano extiende su ardor por las colinas. La noche se llenaba de olores de membrillo, y mientras en mis manos tu corazón dormía, perdido, acariciante, como un beso lejano, el río suspiraba..... Sólo tu amor y el agua... Pablo García Baena 14


19 de mayo Existe una razón para volver. 6 de la madrugada de la calle Lucena donde los basureros y el sereno tenían su eterna cita con el café con leche y el aguardiente seco, adonde los borrachos concluían la noche soñolienta del vino repetido. 19 de mayo. Pensión Fátima en donde la pregunta del abrazo desnudo supo al fin el porqué de tanta lucha, la clave del sudor sobre las sábanas, y la virginidad redonda, amanecida, reconoció la llave de su casa madura, con una verde mano le puso rumbo exacto y la llevó a su centro y siempre siempre siempre nació allí la tormenta del esperado amor como un racimo. ¿Quién hubiera pensado que la 3ª planta, la habitación oscura, el urinario sucio, las hojas del diario clavado en la pared m

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y la maceta artificial, el plástico de las flores chillonas, iban a ser testigos de aquel incandescente poderío, de tanta luz sin freno, de aquella tempestad acribillada? Después de tantos pájaros persiste en los teléfonos del aire, en alta mar aún vive y es el regreso un tramo de la vida. Existe una razón para volver a la ciudad del gozo, a la pequeña aldea de la pensión barata y las comadres raídas en la esquina. Existe una razón para aquella manzana de casas apagadas, para una turbia calle que fue la geografía de mi primer amor, el mapa donde tuvo mi gran pasión su cuna.

Javier Egea

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Where is my man? Nunca te tengo tanto como cuando te busco sabiendo de antemano que no puedo encontrarte. Sólo entonces consiento estar enamorada. Sólo entonces me pierdo en la esmaltada jungla de coches o tiovivos, cafés abarrotados, lunas de escaparates, laberintos de parques o de espejos, pues corro tras de todo lo que se te parece. De continuo te acecho. El alquitrán derrite su azabache, es la calle movible taracea de camisas y niquis, sus colores comparo con el azul celeste o el verde malaquita que por tu pecho yo desabrochaba. Deliciosa congoja si creo reconocerte Me hace desfallecer: toda mi piel nombrándote, toda mi piel alerta, pendiente de mis ojos, indaga mi pupila, todo atisbo comprueba, todo indicio que me conduzca a ti, que me introduzca al ámbito donde sólo tu imagen prevalece y te coincida y funda, te acerque, te inaugure y para siempre estés.

Ana Rosetti

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Esta imagen de ti Estabas a mi lado y más próxima a mí que mis sentidos. Hablabas desde dentro del amor, armada de su luz. Nunca palabras de amor más puras respirara. Estaba tu cabeza suavemente inclinada hacia mí. Tu largo pelo y tu alegre cintura. Hablabas desde el centro del amor, armada de su luz, en una tarde gris de cualquier día. Memoria de tu voz y de tu cuerpo mi juventud y mis palabras sean y esta imagen de ti me sobreviva.

José Ángel Valente

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Ajeno Largo se le hace el día a quien no ama y él lo sabe. Y él oye ese tañido corto y duro del cuerpo, su cascada canción, siempre sonando a lejanía. Cierra su puerta y queda bien cerrada; sale y, por un momento, sus rodillas se le van hacia el suelo. Pero el alba, con peligrosa generosidad, le refresca y le yergue. Está muy clara su calle, y la pasea con pie oscuro, y cojea en seguida porque anda sólo con su fatiga. Y dice aire: palabras muertas con su boca viva. Prisionero por no querer, abraza su propia soledad. Y está seguro, más seguro que nadie porque nada poseerá; y él bien sabe que nunca vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama, ¿cómo podemos conocer o cómo perdonar? Día largo y aún más larga la noche. Mentirá al sacar la llave. Entrará. Y nunca habitará su casa.

Claudio Rodríguez

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Entre tú y yo no hay ningún no.

Blanca Andreu

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COLOFÓN Esta edición se acabó de imprimir el 14 de febrero con motivo del Día de San Valentín.

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El presente cuadernillo ha sido confeccionado por la Biblioteca del IES Miguel Romero Esteo y aparece el Día de San Valentín como título nº 6 de la colección PUBLICACIONES BE/CREA para ser difundido entre el alumnado y el profesorado del Centro. Esta entrega de Poesía Amorosa ha sido posible gracias a la subvención que la asociación de nuestros alumnos, ADERE, recibe de la Junta de Andalucía. Selección de textos y maquetación: Emilio Lobato Montes.

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