ELACORDEÓN Domingo 11 septiembre 2022 Editor Luis Aceituno | Diseño Estuardo de Paz FILPremioCărtărescu,Mircea2022
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Este extraordinario poeta, narrador y ensa yista –que nació en Bucarest en 1956– podría ser el primer escritor en lengua rumana en ganar el Nobel de Literatura. Para Cărtărescu, lo más difícil es mirarse a los ojos y “decirse lo que las palabras no son capaces de decir”, como cuenta en esta entrevista.
l universo narrativo de Mircea Cărtărescu es insoportablemente bello. Los lectores atraviesan las páginas de sus libros –las novelas Lulu, Solenoide y los dos volúmenes de la trilogía Cegador o los cuentos der Nostalgia, traducidos por Marian Ochoa de Eribe y publicados por la editorial española Impedimenta– como si se sumergieran en las cavernas del alma. Su lirismo melancólico no renuncia a una especie de carcajada siniestra y abismal; la risa fuera de foco de alguien que no puede soñar sino los sueños ya soñados.
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11 septiembre 20222 Guatemala, domingo | ELACORDEÓN |
Mircea Cărtărescu:
¿Qué es la realidad? ¿Qué es el espacio lógico al que podemos acceder (nuestro segundo espacio visual)? ¿Cómo puedes transferir lo ilógico, lo irracional, lo embrionario, lo innombrable e incomunicable a palabras, y las palabras a construcciones poéticas o narrativas? ¿Cómo vas a abarcar en tus textos no solo la literatura, sino todo el cono cimiento: filosófico, teológico, científico, matemático, artístico, erótico, psicodélico, báquico? Esos son, junto a muchos otros, mis problemas de cada día. De la meditación cotidiana han brotado finalmente varios libros. Creo que es la novela breve Lulu conu la que más lejos he llegado en la exploración del yo, un estudio de caso casi clínico sobre
Dick o Richard Sharpe Shaver, funciona como una perforadora, como una sonda que se hunde en las profundidades, ahí donde se encuentran las fantásticas cavernas del alma. Su descripción lúcida, cartesiana, precisa como una purga geométrica (la más siniestra de las locuras descrita por la más lúcida de las mentes) representa una gran
En Solenoide, tal vez el gran libro del sufrimiento humano, pareciera sugerir que la locura es una vía para acceder a la verdad. ¿Por qué le interesa la locura, la alucinación, la paranoia y el delirio?
la locura tan inmenso como Maldoror, enr el que el cerebro humano herido se reve la como un gran escritor, tal y como una ostra herida crea la perfección de la perla.
“Lo más difícil para un escritor es mirarse a los ojos”
— Uno de los libros más extraordinarios que he leído es Memorias de un neurópata, de Daniel Paul Schreber, un panorama de
La locura lúcida, “crítico-paranoica”, de escritores como Nerval o Maupassant (en su terrible relato El Horla), e incluso la dea autores de ciencia ficción como Philip K.
conquista del espíritu humano, mayor, en mi opinión, que la exploración del cosmos o que el envío de sondas al espacio. También yo pienso, como Novalis, “que el camino verdadero va hacia dentro” En su obra de teatro Jonás, el dramaturgo rumano Marin Sorescu imagina a Jonás intentando esca par del vientre de la ballena. Desgarra la tripa de la ballena con un cuchillo, sale, pero se encuentra en el vientre de otra ballena, mucho más grande, que había engullido a la primera. Desgarra de nuevo el vientre y sale a otra ballena mayor aún, y así hasta el infinito Renuncia entonces a la huida al exterior y desgarra su propio vientre. Ese es el camino del escritor en busca de sí mismo
— Mi vida no es fácil. Siempre he sospechado que en su núcleo hay un enigma terrible. Determinados sueños, pesadillas, lecturas, al igual que determinadas lecturas hacia las cuales parece haberme arrastrado una mano ajena (Kafka, Lautréamont, Aloysius Bertrand, Chirico, Mandiargues, Raymond Roussel, Sabato), me han guiado poco a poco, a lo largo de cuarenta años, hacia la habitación prohibida de mi mente. Hoy estoy ante la puerta y me estremezco al pensar que dentro de poco tendré que entrar. Sin embargo, penetrar en su inte rior significa dejar atrás la literatura en aras de algo mucho más verdadero, tal y como Rimbaud abandonó la poesía para convertirse en mercader de armas y de esclavos en África. De esa manera, para un y escritor, encontrar por fin su rostro oculto presupone un sacrificio fatal: renunciar a la escritura Por ese motivo titubeo toda vía ahí, ante la puerta detrás de la cual se oye el gruñido ahogado de la fiera. En la habitación prohibida eres tú mismo, está tu rostro verdadero, el único que te espanta en sueños. El Minotauro es Teseo que se ve en el espejo en el centro del laberinto. Lo más difícil para un escritor es mirarse a los ojos, decirse lo que las palabras no son capaces de decir. Es tu verdad, la que se esconde bajo las palabras. Yo escribo un diario desde 1973, desde que era un adoles cente. Es como una larga entrevista conmigo mismo. Pero lo único que puedo escribir en él es, en general, lo que puedo confesar me a mí mismo, mientras que yo estoy de verdad en eso que no me puedo confesar. No existen, por tanto, diarios íntimos. Los diarios son novelas, no confesiones.
“No escribo un libro, sino que engendro un embrión en el útero triste de mi cráneo y de mi habitación y de mi mundo”, dice el narrador de Cegador, 2 ¿Qué busca en la2 exploración de su propia vida desde la ficción?
POR | SILVINA FRIER A
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Mircea Cărtărescu es el ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2022, el máximo galardón que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en México, “por su prosa imaginativa y desbordante que combina elementos fantásticos y realistas, ficciones especulares que indagan en la construcción de la identidad desde un espacio liminal y periférico en el paisaje europeo”. El poeta, narrador y ensayista rumano recibirá el premio en la inauguración de la 36 edición de la Feria, el próximo 26 de noviembre.
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se extienden de hecho por toda la época comunista y, en general, sobre la historia de mi país. En mis otros textos no suelo volver al ámbito sociopolítico porque no quiero “guetificarme”, como tantos de mis colegas escritores rumanos y de Europa oriental, en una única problemática, un cliché del que no hay escapatoria: si eres rumano, tienes que escribir tan solo sobre la Securitate y sobre Ceauşescu. Yo me considero un autor con una problemática universal. No escribo sobre lo que otros quieren que escriba. Me interesa todo lo humano, todo lo que ha interesado a los escritores desde Homero hasta nuestros días, vivieran donde vivieran: el amor, el odio, la fatalidad, la infelicidad, el éxtasis, la locura, el heroísmo, la traición y, sobre todo, el mayor de nuestros dramas, la soledad.
— Nací en Bucarest y he vivido toda la vida en esta ciudad imposible. La conozco como a mí mismo. Su olor ha impregnado mi ropa y ha tatuado mi piel. Más que rumano, me defino como bucarestino, es decir, habi tante de las ruinas. Imaginen la maqueta de una ciudad sumergida en un baño de ácido. Cada edificio, los más antiguos, lle nos de adornos barrocos, los de la época de entre guerras, cúbicos y solitarios, al igual que los más modernos, de acero y cristal, mezclados de forma caótica, sin plan urba nístico alguno, sin lógica, que suben y bajan colinas acercando barrios residenciales a fábricas desiertas y cocheras de tranvías abandonadas cada edificio se corroe en el aullido ácido del tiempo, las fachadas se desgastan, las narices de los ángeles de yeso caen, al igual que los extremos de sus alas, los balcones amarillean, cargados de geranios, y se inclinan peligrosamente hacia la calle. Unas gitanas añosas fuman en las ventanas sin cristales ni marcos Hombres en camisetas de tirantes están sentados en las escaleras de entrada y beben botellas de cerveza. Cuando cae el ocaso, más sangriento que en ningún otro sitio, Bucarest se vuelve en verdad insoportablemente triste. Los raíles del tranvía se tornan entonces rojos, las ventanas redondas de las casas brillan y los ruidos se difuminan. Por esos instan tes desgarradores no he podido abandonar definitivamente Bucarest, aunque me haya sentido bien en otros lugares. Este ha sido mi destino, quedarme aquí, entre ruinas y torres de agua, escuelas viejas, sifonerías y talleres de coches, una periferia infinita donde me siento triste y feliz
Algo muy singular es que la traductora de toda su obra al español es Marian Ochoa de Eribe; no sé si en otras lenguas tiene a los mismos traductores para todos sus libros.
sobre el mundo de la superficie. El Informe sobre ciegos me pareció entonces una piezas literaria inscrita en la pura descendencia rom á ntica, de una g randeza dantesca. Abaddón no alcanzará jamás la altura de la novela precedente, pero se encuentran también en ella algunos elementos muy bellos, como son las cartas a un escritor más joven, sinceras y desbordantes de ver dad. Creo que Sábato ha sido arrinconado hoy en día, poca gente lo ve tal y como es: un gran autor, un explorador estoico del alma humana
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La palabra “comunismo” rara vez aparece en su narrativa; prefiere aludir a ese contexto como “esos tiempos terribles”. Su estilo de frases largas, su exuberancia y barroquismo, ¿fue la estrategia que le permitió escribir sin tener que estar “rindiendo cuentas”, experimentando casi en el precipicio de lo “ilegible”?
“Estaba siempre embarazado de mi propia madre y ella, soñadora, se sobresaltaba a veces en el líquido amniótico de mi sueño”, cuenta en Cegador, 2. ¿Cómo explica el papel que tiene literariamente la figura de su madre?
— Ah, yo soy más bien un traductor “de domingo”, por placer, no uno de verdad He traducido mucha poesía, la obra casi completa de Bob Dylan (dos años antes de que recibiera el premio Nobel), libros de Leonard Cohen, letras de Georges Brassens y todo aquello que me ha interesado. Un volumen entero de Charles Simic. Traduzco con facilidad y con un sentimiento de gran alegría. Soy plenamente consciente de que la traducción es un arte al igual que la poesía o la prosa, por desgracia una Cenicienta entre las artes y muy mal pagada. Un gran traductor debería ser reconocido y respe tado como un gran escritor. Lo he dicho en muchas ocasiones: me considero un autor muy afortunado porque estoy rodeado ver daderamente de los mejores traductores de lengua rumana a otras lenguas. Cada uno de ellos es un artista de la traducción Y un trabajador de la traducción al mismo tiempo, porque pasan meses y años incli nados sobre las páginas que reconstruyen en su idioma La traslación no se realiza únicamente de un espacio lingüístico a otro sino de una cultura a otra, de un estilo de vida a otro, de una civilización a otra. Mis traductores y los de otros escritores ruma nos no solo hablan un perfecto rumano, no solo son perfectamente competentes en su lengua, sino que han vivido mucho tiempo en Rumania, conocen bien a los rumanos, su mentalidad y sus peculiarida des, conocen su historia, son competentes en todo lo relacionado con la esfera ruma na. Marian es una persona a la que aprecio profundamente; es ella la que ha tradu cido incluso un libro mío prácticamente intraducible, El Levante, al que ha dotado de una deslumbrante forma en español. Más es imposible porque más que eso sería traducir Finnegans Wake No es la única: a la aventura de El Levante han contribuidoe también otros valientes traductores como Inger Johansson al sueco, Bruno Mazzoni al italiano y Nicolas Cavailles al francés. Pero me gustaría añadir que otros de mis libros, como los poemarios o Cegador, tamr poco son precisamente fáciles de traducir. Para la relativa popularidad de mis libros en español he tenido siempre dos explicacio nes: la excepcional traducción de Marian Ochoa de Eribe y el trabajo increíble de un gran editor, Enrique Redel, el director de Impedimenta. Les estoy muy agradecido a ambos
la criatura humana más compleja y más poética: el adolescente. Sin este libro no habría existido Cegador nir Solenoide. Ahí, en Lulu, llevé a cabo mi primer intento de penetrar en la habitación prohibida y secreta del centro de mi mente. Lo que encontré en ella me marcó, como escritor y como persona, para siempre
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— Mi madre es todavía una mujer enérgi ca y muy despierta, a los 91 años tiene la belleza de los que han sido durante toda la vida gente auténtica, con una concien cia siempre limpia. Es una gran soñadora: tiene, incluso hoy en día, los sueños más intensos y más coloridos, los recuerda con todo lujo de detalles y me los cuenta como si fueran unos relatos fantásticos Su tristeza constante ha sido que, al ser hija de unos campesinos pobres, solo pudo asistir a la escuela unos pocos años. Pero todo lo fundamental que yo sé, lo sé gracias a ella. Ella ha ocupado siempre el centro de mi mundo y, en mi último libro de relatos titulado Melancolía, intento describirla tal y como aparece siempre en mi mente: como una gigantesca figurita de chocolate, de veinte metros de altura, cubierta con estaño sobre el que están dibujados sus trazos, su blusa y su vestido, sus zapatos, acostada bajo la bóveda de mi cráneo. Lo que más me gusta es imaginarla como una mujer joven, una tejedora en una de las fábricas de Bucarest, como aparece en el primer volumen de Cegador, una criatur ra sencilla y luminosa que da sentido a un mundo desaparecido.
Una de las cuestiones de Solenoide, la pregunta sobre cómo se puede salvar la humanidad, hoy resuena con una fuerza inusitada. ¿Cómo está viviendo este tiempo? La gran incertidumbre, la perplejidad de no saber hacia dónde vamos, ¿ha afectado su manera de escribir o continúa escribiendo “como si nada pasara”?
¿Qué importancia tiene la traducción para usted que ha sido traductor?
11 septiembre 2022 3Guatemala, domingo | ELACORDEÓN |
— Leí Sobre héroes y tumbas en los años setenta, cuando se tradujo al rumano. Al principio me interesó sobre todo la historia de amor entre Martín y Alejandra e intenté incluso establecer la cronología anotando los numerosos encuentros y separaciones de los personajes. Yo mismo tenía la edad de Martín y estaba enamorado de una joven bella y extraña, esquiva, sobre la que he escrito después en incontables ocasiones. Me hacía sufrir espantosamente, pero tam bién me inspiraba. Siguiendo las huellas de Alejandra entré en el mundo de Fernando y, finalmente, descendí con él en el paisaje de las profundidades de Buenos Aires, el territorio de la melancolía, de los todopo derosos Ciegos y del mal que ellos vuelcan
— El tercer volumen de Cegador [a puntor de aparecer en español, el próximo 26 de septiembre] trata casi exclusivamente sobre el comunismo rumano, convertido en una siniestra dictadura Preferí concentrar en un solo libro mi visión sobre lo que sucedió en Rumania a lo largo de cuarenta y dos años, tras el cambio de régimen de 1948. Es un libro infinito, una devastadora sáti ra swiftiana, mi venganza contra los que me robaron la juventud. Porque mi vida ha transcurrido mucho más tiempo bajo la dictadura que en la libertad Cegador, 3 es3 mi libro más latinoamericano y, de lejos, el más político. Los acontecimientos tienen lugar durante la revolución de 1989, pero
Uno de sus héroes literarios es Ernesto Sábato, especialmente por su libro Sobre héroes y Tumbas, “las obra más formidable” que conoce. ¿En qué momento leyó a Sábato y que impacto tuvo esa lectura en su escritura?
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— Sufrí la enfermedad con unos síntomas bastante atípicos, pero muy fuertes: unos dolores terribles de músculos y huesos, al igual que una sensación de pérdida de energía vital. He estado hasta ahora sumido en la depresión y en la incapacidad para concen trarme. Pero, incluso sin la enfermedad, vivo un período de mi vida muy extraño. No puedo acostumbrarme a la edad a la que he llegado, mi imagen de mí mismo no tiene nada que ver con ella. No sé cuándo cumplí 65 años. Muchas veces me sorprendo diciéndome: “He entrado en el otoño de la vida”, y luego me enojo conmigo mismo por pensarlo. He publicado recientemente un pequeño volumen de versos en el que intento explicarme todo esto. Se titula Nunca pidas ayuda y es precisamente eso: en los momentos más difíciles de la vida no te puede ayudar nadie, ni siquiera tu mismo.
La ciudad de Bucarest suele aparecer en su narrativa como “la ciudad más triste del mundo”. ¿De dónde viene esa tristeza y a qué la atribuye?
y una cama. A través de la ventana se cola ría eternamente la luz amarilla del ocaso Bajo esa luz de una tristeza desgarradora escribiría, día tras día, unas pocas páginas de un manuscrito infinito, alimentado con los fantasmas de mi mente, manchado con los fluidos de mi cuerpo. Allí estaría todo, el fabuloso engrama de mi mente y de mi vida, el mapa completo de mis complejos, el juego de paciencia de mis reflejos, el vuelo fantástico sobre sí mismo de un destino que me había convertido en una pluma en la mano de un Dios desconocido Eso es lo que quería ser: un instrumento para escri bir, alguien a través del cual se escribe. No publicaría nada, jamás. Caligrafiaría infinita mente, a mano, en unas hojas amarillentas, los bucles de las letras de tinta, menudas, ásperas y apretujadas, que levitarían a un dedo de la página, como dicen que levitaban las letras en las tablas de Moisés, escritas con el dedo de Dios. El manuscrito crecería, aumentaría, con el paso de los años el papel se desmigaría y desaparecería, devorado por los pequeños escorpiones que viven entre las hojas, pero las letras de tinta per manecerían, extendidas capa sobre capa, conectadas entre sí, unidas en horizontal
Nunca quise ser escritor, so lo quise escribir, escribir de verdad, con todas mis fuerzas. Aislado en mi pobre provincia, en un país oscuro, en una ciudad en ruinas, en una casa torcida como las de Soutine, me recuerdo siempre, a todas las edades, leyendo y escribiendo. En la adolescencia me construí una especie de mito personal que, en cierto modo, he conservado como un icono sagrado durante toda la vida: estaría siempre solo, sin familia ni amigos, viviría en una habitación amueblada con una mesa
Para mí, denominarte a ti mismo escritor −tú, un pobre individuo que escribe− es tan grotesco como llamarte profeta, iluminado, sabio, filósofo o teólogo. La ascesis, el genio, la santidad o la iluminación no tienen nada que ver con tu estamento social, no son funciones como la profesión o el estado civil sino regalos inmerecidos que se te han concedido y que debes aceptar con humildad.
11 septiembre 20224 Guatemala, domingo | ELACORDEÓN |
y en vertical a través de dendritas y sinap sis transparentes, comenzarían a vivir y a pensar de forma independiente, como un cerebro textual que reflejara el mundo entero. Algún día me hallarían muerto, bajo esa misma luz amarilla de la ventana, con la cabeza sobre mi manuscrito, descubierto en ese momento con asombro, no como un libro más, sino como un nuevo planeta o un nuevo universo. Solo libre de mí podría por fin mi libro estirar sus huesos, como la hermana de Gregor Samsa al final de La Metamorfosis, para extender después las alas sobre el mundo
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POR | MIRCEA CĂRTĂRESCU
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Más adelante supe que, de hecho, existen individuos que escriben en soledad, con frenesí, como si les fuera la vida en ello. Algunos han alcanzado, paradójicamente, una enorme popularidad, casi todos después de morir y casi siempre sin desearlo: Emily Dickinson, Lautréamont, Kafka, Marcel Proust. O Virgilio, que pidió que quemaran La Eneida a su muerte. Otros siguen siendoa un enigma de una belleza y una envergadura sobrenatural. Entre ellos hay amateurs dota dos de genio, como el aduanero Rousseau o Frida Kahlo, curiosos pintores bicéfalos como Desiderio Monsú, esquizofrénicos
*Fragmento del discurso leído por el autor en el acto de entrega del Premio Formentor de las Letras 2017
vez que se me concede el honor de recibir un premio, ya sea un premio insignificante o uno extraordinario, me siento invadido por la sorpresa y por una especie de horror sacro. Porque siempre he pensado que los premios son para los escrito res, para los autores profesionales de poemas, novelas y obras de teatro. Siempre sospecho que se trata en el fondo de una especie de confusión, que me llamarán enseguida para explicarme que se trata de un error, que en realidad el premio le ha sido adjudicado a uno de esos grandes nombres para los cuales existen los premios. Yo no me he conside rado ni me he llamado nunca escritor. Para mí, denominarte a ti mismo escritor −tú, un pobre individuo que escribe− es tan grotesco como llamarte profeta, iluminado, sabio, filósofo o teólogo. ¿Cómo sería si, retirado en una cueva o en medio del desierto, les dijera a los que vienen a visitarme:”Soy el asceta Cărtărescu”? ¿O si, desde la cátedra de Filosofía de una universidad, les dijera a los estudiantes: “Soy el filósofo Cărtărescu”? La ascesis, el genio, la santidad o la iluminación no tienen nada que ver con tu estamento social, con tu identidad convencional, no son funciones como la profesión o el estado civil sino regalos inmerecidos que se te han concedido y que debes aceptar con humildad.
Cada
que escribieron sistemáticamente sus alu cinaciones como el asombroso Daniel Paul Schreber (no conozco una novela de una poesía más oscura y más intensa, de una riqueza semejante en los detalles de una locura extravagante y, sin embargo, lúcida como las de sus Memorias de un neurópata),a en fin, monstruos solitarios como Henry Darger, el autor de la novela más larga y delirante del mundo, espléndidamente ilus trada con mariposas y niñas ensangrentadas. A estos individuos que parecen de otros mundos, que transitan por caminos distin tos a los de la tradición y el gusto común, los he considerado siempre mis herma nos y mis ídolos. En un mundo de copias sin original, en palabras de Baudrillard, ellos son los originales perdidos. Ellos no se denominaron a sí mismos escritores, artistas o pensadores, porque escribieron en soledad, para sí mismos, “para enten der su situación”, como decía Kafka, y para exprimir de su sufrimiento feliz la gota de poesía sin la cual incluso el más complejo y refinado arte no es sino ceniza.
Nunca quise ser escritor
Luego, los desacuerdos entre romanos y judíos llegan al extremo del exilio, cono cido a través de la palabra diáspora, con sólo oírla basta para recordar el destino errante y muchas veces tremendo del pueblo judío; se trata de un destino que se extiende desde el siglo I hasta mediados del siglo XX, cuando la Organización de Naciones Unidas decide y resuelve la creación del Estado de Israel
Cuando Agustín califica y determina el tipo de testigos que son los judíos es que los llama “archiveros”, en la medida en que están destinados, o bien, aceptan como su propio destino vivir entre las reliquias del pasado, como si, de alguna forma, fueran como fósiles vivientes ( y estas son sus propias palabras)
No es casualidad que, la antes capital de los emperadores y los césares, luego llegue a ser la capital de los cardenales y los papas; las instituciones de poder llegan a pasar del poder del imperio al poder de la iglesia a una velocidad, muchas veces, de vértigo y, claro está, dependiendo también de los lugares y las condiciones de cada región.
POR | ROGELIO SALAZAR DE LEÓN
Los archiveros de Dios
En época aún del propio Constantino se promulga el Código Teodosiano, en donde se legisla que los judíos sí podían vivir den tro del imperio (cabría preguntar: ¿dónde si no…?), pero no podían ejercer ciertos oficios, dentro de los cuales estaban el de militar y el de abogado, sin duda, dos de los oficios más influyentes en Roma.
El curso de los acontecimientos llega al inicio del siglo V, justo en el año 410, con el escándalo y el tumulto que pudo significar la invasión y el saqueo de la mismísima ciudad de Roma, por parte de Alarico; ese suceso, ese hecho escandaloso provocó la reflexión de un hombre notable, que por entonces ya roza los sesenta años y que a esas alturas también ha dado muestras de su talento, se trata de Agustín de Hipona, que dedica bastante de la energía que le queda a escribir la monumental Ciudad de Dios: un estudio que, hasta ese momento, no se ha intentado por nadie, porque lo que Agustín busca es una especie de teoría de la historia, como quien dice, un esfuerzo por otorgar un sentido para la historia, como si la historia universal, con todos sus devaneos y vaivenes, pudiese ser entendida como un todo.
El pueblo hebreo, en su negativa a aceptar a Jesús como el Mesías, se convierte en su mejor testigo, ellos están destinados a cuidar la escritura y a persistir como archiveros, porque quien archiva no tiene que entender la densidad o el peso de aquello que archiva; la tragedia de los judíos es que la suya, su propia escritura es algo que ellos no terminan de entender, o bien, no quieren entender.
encuentro entre Pilatos y Jesús, aquel recordado Ecce Homo es muestra de que los romanos y los judíos no se entendieron nunca; cuando el primero de ellos pregunta ¿…y tú quién eres…? El segundo responde –la verdad…– el cónsul romano no entiende nada, no entiende cómo alguien, cómo un individuo puede ser la verdad, y lo más seguro es que tampoco le interese entenderlo
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El
Seguramente, uno de los golpes más fuer tes lo reciben los judíos durante el siglo IV, cuando, al final de su vida, al momento en que ya sólo le queda morir, Constantino, Emperador de Roma, decide bautizarse, es decir, el Emperador de Roma decide morir como un cristiano; con lo cual el cristia nismo inicia una ruta de legitimidad y un crecimiento brutal.
Esta posición para con los judíos perdura la mayor parte de la Edad Media, hasta que surjan las cruzadas, cuando las cosas van a cambiar a tonos más oscuros, van a empeorar mucho para los judíos.
11 septiembre 2022 5Guatemala, domingo | ELACORDEÓN |
Más tarde, ese mismo afán de Agustín, sería también un intento de otros como Vico, Voltaire o Hegel, por mencionar sólo algunos.Hipona, el lugar en donde vive Agustín, debe estar entre la actual Argelia y Túnez, durante el siglo V allí convivían cristianos y judíos, por eso Agustín convive con rabinos, sinag ogas y comunidades hebreas; e ntonces, ese territorio era parte d e la provincia romana de Carta g o, el m á s v iejo enc l ave d e l po d er romano a l sur del Mediterráneo
Esa realidad provoca que, al considerar la historia del pueblo judío, Agustín se pregunte ¿por qué los judíos no se convierten…? Como quien medita y se dice: tendrían que hacerlo, toda vez que han sido ellos mismos quienes han desarrollado una teología profética que anuncia la llegada, el advenimiento, la luz del Mesías; son sus propias escrituras las que lo anuncian De acuerdo con Agustín, los judíos actúan como quien nada a contracorriente del sentido de la historia, como aquel que no se atreve a dar el paso que él mismo ha anunciado; ante lo que Agustín recomienda no oponerse a ellos, no luchar contra ellos ni odiarlos, sino, por el contrario, cuidarlos y protegerlos, en lugar de maltratarlos apreciarlos, porque tienen el valor del testigo (aquí resulta conveniente recordar que en su juventud, antes del episodio de Ambrosio y Milán, Agustín ha sido un eminente abogado), él sabía el valor de un testigo y de un testimonio, por eso, Agustín llama a los judíos pueblo testigo.
El desdén hacia los judíos ha sido algo que persiste durante la larga historia de occidente y se inicia con una postura tan ingeniosa y, hasta tan noble, como esta de San Agustín, Obispo de Hipona
El pueblo hebreo, en su negativa a aceptar a Jesús como el Mesías, se convierte en su mejor testigo, ellos están destinados a cuidar la escritura y a persistir como archiveros, porque quien archiva no tiene que entender la densidad o el peso de aquello que archiva
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La leyenda urbana de este heterodoxo harakiri ha acompañado al disco durante décadas. El estallido que se escucha en el minuto 9:44 se parece mucho más a un disparo que a lo que en realidad debió de ser, el chispazo de un bafle, un foco que explota, una nota o efecto inesperado en
Se cumplen cincuenta años de Made in Japan, una de las cimas de la música rock y un disco legendario grabado en vivo por Deep Purple, esa bestia feroz e imaginativa, por entonces, que nos entregó uno de los grandes momentos de la cultura contemporánea
Porque Made in Japan y Child in time
lo es, y punto. Desde luego que no tiene nada que ver con lo que hoy día se considera un “live álbum”. Para empezar, su sonido es básico y real, cuando ahora abundan trabajos de estas características retocados hasta el mínimo detalle; para terminar, se trata de una obra que detalla cómo eran muchos de los conciertos de rock que las bandas más exuberantes efectuaban, con pocos temas por show que se alargaban bajo la batuta de la improvisación, más próxima al jazz que al rock tal y como lo disfrutamos hoy. Depende de la época, pero para muchos jóvenes nacidos un puñado de años después de la edición de Made in Japan, meterse en él implica aceptar unas normas que ya no se estilan y que son bastante estimulantes.
Hay
Durante
una forma distinta. No se trataba solo de corear estribillos, sino de escuchar a los músicos en acción, dejándose llevar de una forma que se traducía en un espectáculo único y exclusivo que a la noche siguiente sería diferente. El de Deep Purple no era un show medido, como tampoco lo eran los de Led Zeppelin o The Doors. El rock and roll aún no se había sometido al formato pop de minutajes de canciones similares a las del álbum. Entonces el vinilo era el vinilo y el escenario era el escenario Dos mundos
(que para algunos será ahora la música de un anuncio de loción, japonesa, por cierto), para nosotros eran el disco y la canción del disparo, aquella en la que un espectador se suicidaba, mientras escuchaba interpretar en directo su canción preferida, un tema de más de once minutos a lo largo de los cuales el aullido de Ian Gillan, ese Jesucristo del rocanrol, es capaz de llevarnos del cielo al
No se trata de un grandes éxitos en directo, no es una colección y habrá momentos de improvisación indefinida. Pero ahí está la magiaEldisco
aquel verano, que sería el de 1982 u 83, yo estaba firmemente deci dido a convertirme en estrella del rock, pero lo dejé antes de recibir la primera clase de guitarra, pues el profesor vivía en la otra esquina del barrio y a mí me daba ver güenza atravesar todas sus calles en llamas con la modosita funda de cuadros escoceses a la espalda. Siempre me he parecido más a un seminarista que a Keith Richards y creía que la gente pensaría que iba a catequesis, a ensayar el Alabaré, alabaré, en lugar de aé aprenderme el riff de Satisfaction Así que tuve que conformarme con seguir haciendo solos de raqueta delante del espejo en casa e intentando aprender por mi cuenta los tres o cuatro acordes de Smoke on the water “Pan pan pan, pan pan papán”.
siempre cada punteo de Ritchie Blackmore; cada gorgorito de Ian Gillan; cada entra da con el órgano Hammond de Jon Lord. Incluso el solo de batería de Ian Paice en The mule, que dura varios minutos. Y, por supuesto, el momento exacto en que iba a sonar el disparo, durante el desgarrador Child in time.
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fluye porque al grupo le daba igual que se estuviera grabando el concierto. Confiaban en ellos mismos como instru mentistas, pero un álbum en vivo no era ninguna prioridad. Sin embargo, hoy día el nombre de Deep Purple se asocia antes a Made in Japan que a obras de estudio fun damentales como In rock (1970), Fireball (1971) o Machine head (1972). Y lo ciertod es que es tan importante como ellos. No es un disco accesorio, es la esencia de Deep Purple, es la esencia misma de una época en la que el rock and roll se escuchaba de
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Humo, agua, leyenda y disparos en Japón
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POR | JUAN ORDÁS
POR | PATXI IRURZUN ILUNDAIN
11 septiembre 20226 Guatemala, domingo | ELACORDEÓN |
infierno, de matarnos y resucitarnos en varias ocasiones
Luego, uno crece y las cosas cambian, aunque no del todo, precisamente gracias al poderío del que podemos denominar como el disco en directo por antonomasia. Uno podrá decidir si los Deep Purple que grabaron este álbum son los mejores posibles o si tal vez son superados por sus dos formaciones siguientes, si los setenta fueron una década tan alucinante o el paraíso perdido es una alucinación y si las leyendas sobre Made in Japan son ciertas. Sin embargo, nunca se cuestionará nadie si Made in Japan es tan buen disco como siempre se pensó. Porque
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Deep Purple publicaron Made in Japan a regañadientes, sin imaginar que miles de adolescentes y jóvenes nos lo acabaríamos aprendiendo de memoria. Como se aprendían los discos entonces. En nuestra cabeza (en la mía al menos, lo sé porque ayer escuché el cedé en el coche y lo recordaba al dedillo) esculpimos para
Hecho en Japón
Todo el que alguna vez haya soñado con tocar la guitarra eléctrica sabe que Smoke on the water, de Deep Purple es elr abecé del rock. Todavía lo sigue siendo y lo siguen aprendiendo las nuevas hornadas de guitarristas. Lo sé porque mi hija, que no tiene vergüenza —no al menos tanta, o tan enfermiza como yo—, ni pintas de semi narista, ni mucho menos funda de guitarra con cuadros escoceses, vino el otro día de la escuela de música trasteando sus notas Smoke on the water se publicó por primera vez en el disco Machine Head, de 1972,d aunque la mayoría lo conocimos gracias a uno de los directos más famosos de la historia del rock, Made in Japan, grabado entre Osaka y uno de los templos del hard rock: el Budokan de Tokio, en agosto de 1972 (Made in Japan, por cierto, no fue el primer directo del grupo, antes, en 1969, habían grabado Concerto for the Group and Orchestra, junto a la Royal Philarmonic Orquestra, anticipándose varias décadas a los conciertos sinfónicos con grupos de rockCuriosamente,).
un momento en la vida de todo joven amante del rock and roll en el que Made in Japan es el disco que hay que escuchar. Porque se trata de Deep Purple que es un nombre mítico, porque Made in Japan (1972) está grabado en una década tan excitante y auténtica como los setenta y por toda la leyenda que el álbum arrastra consigo desde el mismo día de su edición, hace ya cincuenta años
Así las cosas, el heroísmo cultural parece consistir, al contrario que hace un siglo, en salvaguardar la cultura misma, concebida ahora como resistencia a la barbarie; en dotarla de elementos no tanto conservadores como, por así decirlo, “conservantes”, capaces de resistir los efectos disolventes de la barbarie establecida. Se diría que, hoy más que nunca, de lo que se trata, en efecto, es de alinearse con esos “grandes movimientos anónimos cuya función es que las cosas sigan en marcha, sigan existiendo”. Claro que está por ver –y aquí empieza el lío– qué cosas, y por cuánto tiempo.
Conservación
En una vieja y admirable entrevista del año 1976 (recogida en Poder, política y cultura, ed. Debate) le preguntaban a Edward W. Said su opinión sobre Harold Bloom. Said se extendía en una apreciación sustancialmente elogiosa del crítico norteamericano, al que sin embargo objetaba su tendencia a pensar “que la poética o la historia cultural son exclusiva o preeminentemente una lucha entre poetas fuertes y débiles”. A Said, por el contrario, le parecía que “gran parte de lo que es importante en la historia cultural no es lo que se podría llamar revolucionario, sino lo conservador; la cultura no se compone ni exclusiva ni principalmente de héroes y radicales, sino de grandes movimientos anónimos cuya función es que las cosas sigan en marcha, sigan existiendo”.
el órgano de Jon Lord… Y, por otra parte, esa versión romántica y arrebatada del suicidio conviene mucho más a la épica de la canción, que aborda temas como el mal, el bien, la justicia o la propia muerte, con versos que hablan de hombres ciegos disparando al mundo, balas que rebotan y trozos de plomo que vuelan. Pero lo cierto es que no hay nada que pruebe la teoría del disparo, y nunca se encontró, como se decía, ningún cadáver en las gradas, tras acabar el concierto, a no ser que un gran manto de silencio lo cubriera como un sudario y con él esta macabra historia, que por lo demás, se convirtió en todo un reclamo para el disco, cuya comercialización, sin embargo, como hemos dicho antes, Deep Purple inicialmente no acogió con mucho entusiasmoHayvarios detalles que ilustran esta des gana. Por ejemplo, los conciertos se reali zaron en horario japonés, es decir, a media tarde, algo a lo que no estaban demasiado acostumbrados los miembros del grupo británico, de hábitos más bien noctámbulos, como demuestra que el cantante Ian Gillan saludara al público con un irónico “Good morning!”. O el hecho de que el virtuoso guitarrista Ritchie Blackmore fallara en dos de los tres conciertos con el riff de Smoke on the water, el abecé del guitarrismo: “pan pan pan, pan pan papán” ( la toma que se utilizó finalmente fue la del 15 de agosto, y Smoke on the Water la única canción aprovechable
La cuestión que así se plantea queda lejos de resultar sencilla, y la terminología empleada por Said se presta a deslizamientos y malinterpretaciones. Pues a nadie le gusta sentirse partícipe de un movimiento conservador, y sí en cambio resulta halagador reconocerse en el bando de los “revolucionarios” o vanguardistas; de los héroes, en definitiva.
muy separados que hacían del lanzamiento de un álbum en vivo algo especial. No es una crítica al presente ni al reseteo que se produjo según los setenta concluían. Son dos tipos de planteamientos con sus ventajas e inconvenientes, pero si Made in Japan va a sonar, hay que saber que se trata de un concepto del pasado que en la actualidad resulta emocionante
de aquella tarde). Claro que el despiste de Blackmore pudiera deberse, entre otras cosas, al extraño comportamiento del cívico público japonés, que cuando el músico lle vaba a cabo el numerito en que destrozaba su guitarra y la arrojaba al foso, insistía en devolvérsela una y otra vez (cabe, por eso mismo, dar una oportunidad a la leyenda del disparo de Child in time, pues tal vez los fans japoneses fueran tan educados que respetaran el ceremonioso suicidio de uno de ellos, al que dejaron matarse en paz).
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A lo que añadía: “No todos los escritores grandes o poderosos son rebeldes; casi todos los escritores, de hecho, mantienen una armonía básica con lo que identifican como cultura dominante […] El último Foucault vino a darse cuenta de que las cualidades perdurables de la cultura son, justamente, que perdura, y cómo perdura, y no tanto la contribución a la cultura de grandes héroes culturales como Milton y Goethe”.Porobvias que pueda resultar para algunos, estimo importante, hoy más que nunca, reflexionar sobre las palabras de Said, que vienen a contrariar un prejuicio ampliamente extendido, que yo mismo comparto. Un prejuicio consolidado ya en el umbral mismo de la modernidad, allí donde un jovencísimo Baudelaire –él mismo uno de esos “grandes héroes culturales” a los que Said hace referencia– proclamaba “esa alegría singular de celebrar la llegada de lo nuevo”. Conforme a ese prejuicio, tanto el crítico como el lector exigente se erigen en oteadores de todo cuanto quebranta o más bien desborda la cultura establecida, y en correspondencia tienden a desdeñar o simplemente desentenderse de cuanto contribuye a perpetuarla.
Made in Japan es, a pesar o por todo ello, una de las cimas del hard-rock, bajando de la cual Deep Purple se diseminó en una saga de memorables grupos como Rainbow o Whitesnake y de proyectos personales de cada uno de los miembros (por el grupo han pasado músicos como Joe Satriani, David Coverdale, Don Airey…).
Así que, quién sabe, después de todo la catequesis igual tampoco habría sido un mal paso hacia el camino de perdición del rocanrol: de hecho, a mi hermana, que sí aprendió a tocar la guitarra, las monjas la llevaron a tocar una vez a una residencia de abuelitos y volvió de allí muy contenta, entre otras cosas porque como agradecimiento los anfitriones les ofrecieron unas cuantas copas de champán y moscatel. Lo que ya no sé es si les tocó el Alabaré, alabaré o elé Smoke on the water.
“Pan pan pán, pan pan papán”
La tradición moderna estableció una razonable pero peligrosa equivalencia entre cultura dominante y cultura sin más. Y derivó de ello una suspicacia radical, que encuentra su expresión más extrema y perturbadora en la célebre frase de Walter Benjamin: “Todo documento de cultura es un documento de barbarie”. A partir de esta constatación, hasta cierto punto inapelable, ¿cómo pretender que uno se haga solidario de ningún proyecto cultural sin hacerse al mismo tiempo cómplice de la barbarie en que se funda? En lugar de eso, el “héroe” moderno optó demasiadas veces por convertirse él mismo en un Entretanto,bárbaro. sin embargo, la disyuntiva parece haber cambiado de signo. Pues la barbarie, ya sin tapujos, va camino de convertirse en la cultura dominante. Y su signo distintivo es el total desentendimiento por su parte de toda perspectiva de continuidad, menos aún de perduración. Le basta mimetizar la lógica del mercado e imponer, mediante una enloquecedora dinámica de recambio permanente, la constante repetición de lo mismo.
En su edición clásica, se trata de úni camente siete canciones más un par de bises en revisiones posteriores ahora aumentados para la de aniversario aun que repitiendo canciones. Pero esos siete temas producen en el cerebro la mágica combinación química que alimenta la imaginación, una herramienta de la que los propios Deep Purple se sirven para dar forma a este disco, una herramienta importante para que el oyente se una a ellos. No hay límites, estan todos en el mismo barco hacia mares musicales de horizontes prehistóricos y modernos en
los que el tiempo no significa nada. Made in Japan es el disco que va de mano en mano en círculos de amigos, el álbum que tiene tu padre en la estantería junto a The dark side of the moon, ese arte facto que ha sido parte de tu vida desde siempre aunque no lo escucharas. Más que un tesoro del rock and roll, es un tesoro de la humanidad debido a la ampliación de ideas que supone
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OPINIÓN Ignacio Echevarría
Por lo demás, no me gustaría acabar sin comentar que precisamente, una de esas aventuras, uno de esos tentáculos de la saga acaricia de refilón la modosita funda de cuadros escoceses de la guitarra que nunca llegué a tocar, pues Ian Gillan, el cantante de Deep Purple, puso voz a Jesucristo en la ópera rock Jesus Christ Superstar (que en realidad es de 1970, previa por tanto a Made in Japan, y que en mi casa teníamos en una cinta doble, que despertaba en mí una extraña e intuitiva atracción, previa al descubrimiento del hard-rock). Para redon dearlo todo, a Ian Gillan le ofrecieron ese papel después de escucharle interpretar Child in time, que se grabó por primera vez en otro de los grandes discos de Deep Purple, In rock (1970)
Era un gran momento para Deep Purple, cuando Blackmore introducía influencias de música clásica y las batía con blues e Ian Gillan cantaba lo que quería. Hoy día la banda es una leyenda desgastada cuyo nombre se arrastra aunque hayan conseguido seguir tocando para buenas cantidades de público, pero en 1972 eran un animal muy distinto, una bestia feroz e imaginativa, no lo olvidemos. Y cuesta desligar el pasado de lo que son hoy, pero Made in Japan lo consigue cada vez que lo haces sonar
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