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Tratamiento ayuda a dejar los analgésicos opioides adictivos para dolor crónico

MISSION, KS — (NOTICIAS NEWSWIRE)

— Ahora, más de tres años después del inicio de la pandemia de COVID-19, los impactos se pueden ver con mayor claridad. Por ejemplo, el aumento en el número de muertes por enfermedades cardiovasculares (ECV) en 2020, el primer año de la pandemia de COVID-19, representa el mayor aumento en un solo año de muertes por ECV desde 2015 y superó el máximo anterior registrado en 2003, según a los últimos datos disponibles de Estadísticas de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares: actualización 2023 de la American Heart Association.

Los mayores aumentos en muertes relacionadas con ECV se observaron entre las personas asiáticas, negras e hispanas, las poblaciones más afectadas en los primeros días de la pandemia y puesto en evidencia por las crecientes disparidades estructurales y sociales.

“Sabemos que el COVID-19 tuvo un costo tremendo y los datos preliminares de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE. UU. (CDC, por sus siglas en inglés) muestran que hubo un aumento sustancial en la pérdida de vidas por todas las causas desde el comienzo de la pandemia”, dijo Michelle A. Albert, MD, MPH, FAHA, presidente voluntaria de la American Heart Association, quien también tiene la Cátedra de Cardiología Walter A. Haas-Lucie Stern, es profesora de medicina en la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y decana de admisiones de la Facultad de Medicina de la UCSF.

“Que esto probablemente se tradujo en un aumento en las muertes cardiovasculares en general, aunque desalentador, no es sor- prendente. De hecho, la Asociación predijo esta tendencia, que ya es oficial”.

“El COVID-19 tiene impactos directos e indirectos en la salud cardiovascular. Como aprendimos, el virus está asociado con nuevos coágulos e inflamación. También sabemos que muchas personas que tenían una enfermedad cardíaca nueva o existente y síntomas de accidente cerebrovascular se mostraron renuentes a buscar atención médica, particularmente en los primeros días de la pandemia. Esto dio como resultado que las personas presentaran etapas más avanzadas de afecciones cardiovasculares y necesitaran un tratamiento más agudo o urgente para lo que podrían haber sido afecciones crónicas manejables. Lamentablemente, esto parece haberles costado la vida a muchos”.

Según Albert, quien también es directora del Centro para el Estudio de la Adversidad y Enfermedades Cardiovasculares (Centro NURTURE) en UCSF y líder en investigación de equidad y adversidad en salud, los mayores aumentos en el número de muertes por enfermedad coronaria entre adultos asiáticos, negros e hispanos parecen correlacionarse con las personas infectadas con mayor frecuencia con COVID-19.

“Las personas de las comunidades de color se encontraban entre las más afectadas, especialmente al principio, a menudo debido a una carga desproporcionada de factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión y la obesidad”, dijo Albert. “Además, existen consideraciones socioeconómicas, así como el impacto continuo del racismo estructural en múltiples factores, incluida la limitación de la capacidad de acceder a una atención médica de calidad”.

Programa de intervención de investigadores de Reino Unido contiene técnicas de afrontamiento, manejo del estrés y atención plena para dejar analgésicos

NotiPress.- Investigadores de Reino Unido proponen un nuevo tratamiento que ayuda a dejar los analgésicos opioides adictivos recetados para el dolor crónico. Esta situación se dio debido a que, en esa región del mundo, más de 1 millón de personas consumen opioides recetados.

Actualmente, no existen tratamientos alternativos disponibles para ayudar de manera segura a las personas que están saliendo de los opioides por dolor crónico no relacionado con cáncer. Además, en Reino Unido hay más de 1 millón de personas que toman opioides recetados, de los cuales más de 50,000 los han estado tomando durante 6 meses o más.

Existe evidencia sobre los daños que puede llegar a causar el consumo de opioides a largo plazo. En dicha región se estima que tomar opioides recetados a largo plazo puede tener un costo de entre 500 millones para el Servicio Nacional de Salud anualmente. Asimismo, NotiPress ha informado que el uso de opioides puede causar adicción, mientras el sentimiento de improductividad por el dolor crónico posiblemente desencadene depresión y ansiedad.

Dentro de este contexto, investigadores de la Universidad de Warwick y el Hospital Universitario James Cook, Middlesbrough desarrollaron un ensayo clínico sobre un tratamiento alternativo a los analgésicos. El estudio titulado I-WOTCH, tuvo más de 600 participantes que, al comienzo del ensayo, habían estado tomando opioides fuertes de forma regular durante al menos tres meses. I-WOTCH comparó dos tratamientos, dividiendo a los participantes aleatoriamente en dos grupos, un grupo tuvo acceso a la atención de su médico de cabecera existente, además de un folleto de autoayuda y un CD de relajación. Mientras el segundo grupo tuvo lo mismo y también participó en un programa de intervención especialmente desarrollado por el equipo de estudio. El programa de intervención contenía sesiones sobre técnicas de afrontamiento, manejo del estrés, establecimiento de objetivos y atención plena, así como consejos sobre postura y movimiento, cómo manejar cualquier síntoma de abstinencia y control del dolor después de los opioides. Los resultados del estudio arrojaron que el 29 por ciento de las personas que participaron en el programa de intervención pudieron dejar por completo los opioides. Sin embargo, sólo el 7% de los pacientes tratados con la atención médica existente, el folleto de autoayuda y el CD pudieron lograr dejar de consumir opioides para el dolor. En México, el 80% de la población mexicana tiende a automedicarse, siendo los analgésicos los medicamentos más usados para esta acción, según datos de la organización Soy Paciente. Cabe mencionar que en México se ha propuesto el uso de otros analgésicos como alternativa para ofrecer alivio farmacológico al dolor. Entre ellos, la primera etapa de la sustitución del fentanilo en el tratamiento del dolor crónico.

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