Maracay, Sábado 30 de julio de 2011
Crónicas del Olvido
Elogio de
la otra intemperie -ALBERTO HERNÁNDEZ-
La realidad es, a menudo, un vuelo. -Luis Antonio de Villena-
1.-
D
e antiguo le viene al hombre la miseria líquida y pastosa: la realidad. Posturas ante espejos de agua para levantar el cuerpo. En vuelo. Miradas altivas para intentar apaciguar airadas retaliaciones y levantiscos complejos individuales. Volar no es difícil, apena no tener alas. Como hoy, maledicentes, malquistados, malhadados, malcarados, malmirados por la herrumbre, la humorada de la seudonimia aterra y sacude el espíritu. Acto criminal es someter al hombre -al de las palabras- a una espera que podría significar su alejamiento de la "realidad", cálculo físico que se ha convertido en un poema gótico. Criminal todo, donde las víctimas y los testigos se revelan contra la altura. Así, de viejo, nos viene la manía de querer volar sobre las iniquidades pero, vano afán, quedamos postrados en tierra, rostro a rostro, fealdad a fealdad, mientras Dios baraja el destino de cada uno con la calma milenaria que lo ha caracterizado. Una nueva intemperie, otra mejor para desmitificar esas voces que tratan de hacer novedad de todo, como si las piedras hablaran y los pájaros filosofaran. Otro designio, tan
destacado por la fascinación, por el olvido, porque fascinarse es olvidar que existió el pasado, el atuendo de otros días, los malos olores del cuerpo, los más terrestres del alma, la putrefacción de la historia. 2.La realidad, tan en desuso, provista de espinas, nos ha sido dada para confirmar que estamos, que somos o que no somos. Pero acontece que la realidad ha perdido vigor, ya no es. Palabra sólo para mitigar el cansancio de quienes respiran la fantasía de lo "nuevo", tan nuevo que viene con arrugas y demencia senil. El hombre es tan viejo como el agua. De nada le viene esa novedad tan pregonada. Los buenos y ma-
los sentimientos forman parte de su esqueleto conceptual, de sus enigmas. Quitarle lo viejo al ser humano es convertirlo en un extraño al planeta, a la concepción de su "pureza" original, tan defendida por Rousseau, por los habitantes del Génesis, con la excepción de Caín, el que verdaderamente inventó la realidad. La intemperie de esa imagen geográfica, espiritual y humana levita frente a los ojos de los soñadores, los que creen que el mundo anda a gachas en busca de otro astro que lo alumbre. La otra intemperie, la interior, es más densa que la de afuera, la realidad, la puñalada o el golpe en el cráneo de Adán. La cabeza de burro que usó el primer asesino nos cuestiona. ¿Ya estaban allí los asnos, humilla-
dos por ser lo que son y ahora herramientas del crimen? Queda pensar eso a la sombra del árbol del bien y del mal. 3.Que esté claro: no dejo de creer en esas letras de la divinidad, sólo que la otra realidad, la que me confronta huye y se burla de los padres del primer programa de televisión de suspenso. Porque, veamos, algo pasó para que esos muchachos llegaran a lo que llegaron: uno a matar y el otro a dejarse matar. El destino, casi manifiesto, alberga la esperanza de que Caín estaba predestinado a ser un morboso criminal, mientras Abel a ser un tonto que se dejó matar siendo el protegido de Jehová. Herejía aparte, creo entender que se tra-
tó de un instante de descuido del Creador. No lo juzgo, válgame Dios. Sólo que cabe pensar que la realidad lo confundió. Porque haber creado al mundo y al ser humano es tarea titánica. Y que haya ocurrido esa desgracia es como haber destruido todo lo inventado. La filosofía ha hecho turismo sobre esta idea. La realidad no existe. Y si existe está tan cuestionada que tiende a desaparecer. Es decir, regresaremos a la quijada de burro o al talco sideral. Si polvo hemos sido, por qué no regresar a él una vez previsto que la realidad es un zumbido en las orejas o una ilusión. Un espejismo que se ha quedado mucho tiempo en el espejo. Queda resolver un problema: ¿Qué es la realidad? ¿Importa saberlo? Para la teología no hay discusión: Dios la hizo y la dejó para que el hombre la maltratara. O la biología la perfeccionó, la evolucionó, la cambió, la hizo nueva hasta traernos a estos confines del pensar, del ser. Somos porque pensamos dijo el otro y allí nos hundimos. Al pensar, cavamos la tumba de la biología: dejamos de evolucionar. La ignorancia nos había hecho sabios. Ahora, convertidos en una realidad que piensa, acabamos con ella, con la realidad, con el pensar que es sólo ilusión. En todo caso, amigos lectores, no dejen de vacilarse la especie según la cual este texto no existe y usted es un dibujo de un loco que quiso soñar y no pudo. Lea y sentirá que todo lo que usted hace es un trazo de luz, una mera ilusión. Usted no existe, podría llegar a ser, si la realidad se lo permite.
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El nombre auténtico
de las cosas
ANTONIO ORTEGA
P
oesía. Fue Joseph Brods ky quien reconoció el inusual vuelo de la poesía polaca, y en reiteradas ocasiones declaró que Polonia estaba dando lo mejor de la poesía del siglo XX. Sólo hay que recordar los nombres de algunos poetas excelentes (Tadeusz Rózewicz, Zbigniew Herbert, Wislawa Szymborska o Adam Zagajewski) para saber que estaba en lo cierto. Pero sin duda la figura de Czeslaw Milosz (Szetejnie, Lituania, 1911-Cracovia, 2004), premio Nobel en 1980, destaca no sólo como uno de los más grandes poetas de ese siglo en el que la historia de su vida y la historia de su tiempo caminaron juntas, sino como una de sus conciencias morales y estéticas más claras: "Un recolector de formas visibles en este amargo / Siglo sin armonía". Su escritura se mece en el filo de la imaginación y la realidad padecida, en esa frontera "entre fuera y dentro, la luz y el abismo", allí "donde termina el yo y el no yo". Obligado por la historia a vivir lo invisible en su forma más literal y obsesiva, entre el gentío de los muertos y de las cosas perdidas, es un superviviente que a veces murmura versos sobrios y terribles: "Y el corazón no muere cuando parece que debería morir". Una voz inconfundible, como un salmodiar seco sobre el hilo del canto que incide como un punzón sobre una tablilla: "Un dialecto rural en algún lugar lejano de las montañas". Y ese dialecto lo encontró en el polaco, lengua en la que siempre escribió a pesar de su exilio en París y Estados Unidos, y aunque su obra fuera prohibida durante años en su país natal.
ILUST.: MARÍA EUGENIA CATONI
Milosz sabía que la poesía es esencial para toda comunidad que desee sobrevivir, que es la única capaz de condensar la experiencia de esa comunidad haciéndola comprensible por todos. Y sólo en ese territorio suspendido donde habita la imaginación es posible el sueño de encontrar un lugar en el que las cosas puedan ser nombradas: "En el sueño desaparece la diferencia entre lo subjetivo y lo objetivo. / Somos a la vez sujeto y objeto, / Es decir, nos miramos a nosotros mismos volar". Es en el poema ¿Ars poética? donde, en un espléndido oxímoron, viene a afirmar negando que "Ésta es la utilidad de la poesía, que nos recuerda / cuán difícil es seguir siendo la misma persona, / pues nuestra casa está abierta, sin llaves en la puerta, / e invisibles huéspedes entran y salen". Pero la verdad se esconde, "pasa a ser una ficción que otros pueden leer", sombras mentirosas en el contorno real del mundo, y sólo en la escritura es donde "Podría finalmente surgir la verdad definitiva". Una escritura que está marcada por una tendencia a la objetivación de la emoción, plena de alusiones e insinuaciones, donde la pasión, la ironía y el sarcasmo quieren transmitir un mensaje moral. Una poesía que, en sus últimos libros, se hace cada vez más concisa y disciplinada, creando no una poesía nueva, sino una nueva dicción que "recorre el mundo / eternamente clara". Cada página es una esquirla, pues "las cosas perduran en sus fragmentos". Un lenguaje sencillo que penetra en la realidad del misterio a través de una poesía nutrida de una profunda y atenta benevolencia, de una grandiosa compasión y una insobornable esperanza: "Para esto he sido llamado: / Para loar las cosas por el hecho de que existen". La gran-
deza de Milosz ha sido no ceder a la cultura de la queja, situándose en medio de los escombros del mundo para dar cuenta del bien cuando todo parecía hundido en el horror y la brutalidad: "Lengua mía fiel, / quizás sea yo quien tiene que salvarte. / Así, te seguiré poniendo delante cajitas de colores / claros y puros, si es posible, / porque en la desgracia es necesario algún orden o belleza". A pesar de las contradicciones y las dudas existenciales, de los abusos y atropellos del poder, siempre entendió que los versos eran, como el título de uno de sus poemas, un "regalo" que le visitó casi como un demonio benigno. Esos momentos de salvación y de esperanza que le fueron concedidos, lo son también para un lector capaz de escuchar ese hilo de voz que, al borde del precipicio, llama a las cosas por su nombre: "Dejó los símbolos para los orgullosos, ocupados en sus cosas. / Quería extraer con la mirada el nombre auténtico de la cosa". Buena parte de su mejor obra ensayística y narrativa ha sido editada en España, pero hasta ahora su obra poética era escasamente conocida y sólo a través de Poesía, una breve muestra temática que Barbara Stawicka publicó en Tusquets en 1984. Coincidiendo con el año de su centenario, la publicación de Tierra inalcanzable, la selección más amplia publicada hasta la fecha en español, está llamada a ser uno de los acontecimientos del año, una magnífica y generosa antología, cuyas ausencias se justifican cabalmente, y en una devota traducción capaz, a pesar de las dificultades propias de la lengua polaca, de hacer sentir la sensibilidad y la fuerza verbal de este enorme poeta que hace grande lo pequeño y abarcable lo inmenso, "afirmadas la humanidad y la ternura".
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Gaspar Colón EDUARDO CASANOVA
triunfos, y muchos los que están por venir. Pero para mí, a esos méritos indiscutibles, hay que sumar, insisto, su calidad humana. Considerando que es hijo de Carmencita Moleiro y, por lo tanto, sobrino de "El Ronco" (Moisés) Moleiro y del poeta Federico Moleiro, no queda otro camino que reconocer que hay mucho de cierto en aquello de que la casta le viene del galgo. El destacado barítono venezolano -nacido en Estados Unidos- Gaspar Colón Moleiro, ha desarrollado una fructífera carrera artística…
E
l estreno de la ópera "El Quijote cuerdo", compuesta sobre un libreto mío, adaptación de mi obra "Pancho Maravilla o el Quijote cuerdo", fue algo muy importante para mí. Todo salió estupendamente bien, el trabajo de los protagonistas, Gaspar Colón y Cayito Aponte, fue perfecto, y el Coro de padres y profesores del Colegio Emil Friedman, tal como el desempeño de la Orquesta de los alumnos avanzados del Colegio, que dieron todo y lograron algo admirable. La dirección musical del maestro Víctor Mata fue excelente, y la dirección escénica de José Tomás Angola fue algo que marcará historia en los escenarios venezolanos. Pero en lo estrictamente personal, mi mayor ganancia fue el haber conocido personalmente al joven barítono venezolano Gaspar Colón, de quien sólo tenía buenas referencias, pero no más. Hijo de músicos, nieto de músico, es inevitable que se haya convertido en músico, pero su logro supera todo lo que podría haberse esperado de él, aun cuando se esperara muchísimo. Porque a su calidad profesional y artística hay que sumar una calidad humana como pocas veces me he encontrado a lo largo y ancho de mis 71 años y medio de vida. El día del estreno me enteré, además, de que es y ha sido íntimo amigo de un joven pariente nuestro, Francisco Otero Arocha, hijo de Luis Enrique Otero, que es uno de los hombres que más aprecio y admiro en la vida. He ahí la demostración más palpable de aquello de que el amigo de mi amigo es mi amigo. Gaspar nació en Middletown, Connecticut, en los Estados Unidos. Su madre, Carmencita Moleiro, es una exce-
lente pianista, hija a su vez del Maestro Moisés Moleiro, compositor y músico integral también de altísima calidad, que fue el primer educador musical de su nieto, tal como Carmencita se convertiría en guía de su hijo. Egresó del Conservatorio Pedro Nolasco Colón, de Caracas, como cantante lírico y clarinetista. Estudió
también con los profesores Oscar González y Elio Malfatti, y recibió clases magistrales de Mirella Freni, Katia Ricciarelli. En 2005 participó en el VII Concurso Nacional de Canto Lírico "Alfredo Hollander", y ganó los Premios "La Mejor Voz del Concurso" y "La Mejor Interpretación del Ária de Ópera". Muchos han sido sus
Ha participado en diversos montajes en varios países de América y Europa entre los que se cuentan Estados Unidos, Italia, Grecia, Colombia, Cuba, Ecuador y Venezuela, presentándose en prestigiosas salas tales como el Teatro Bolívar de Quito, el Palacio del Teatro Lírico y la Sala Federico García Lorca del Gran Teatro de la Habana, la Sala Sinopoli del Auditorium Parco della Musica di Roma, el Teatro Degli Arcimboldi en Milán, el Maschio Angioino en Nápoles, el Megaron Concert Hall de Atenas, el Walt Disney Hall de Los Ángeles y en los más importantes Teatros y Salas de Conciertos de Venezuela. Ha participado en numerosos montajes de Ópera entre los que destacan los roles principales de "Enrico" en Lucia di Lammermoor; G. Donizetti, "Rigoletto" en Rigoletto; G. Verdi, "Germont" en La Traviata; G. Verdi, "Alfio" en la Cavallería Rusticana; P. Mascagni, "Marcello" en La Bohème; G. Puccini, "El Almirante Colón" en Los Martirios de Colón; F. Ruíz, "Tonio" en Pagliacci; R. Leoncavallo, "Gianni Schicchi" en Gianni Schicchi; G.Puccini, entre muchos otros. Ha recibido invitaciones para presentarse como solista junto a grandes orquestas tales como la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, la Orquesta Sinfónica de Venezuela, la Filar-
mónica Nacional, la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho, la Sinfónica Juvenil de Caracas, la Orquesta Sinfónica de Lara, la Orquesta Sinfónica de Carabobo, la Orquesta Sinfónica de Mérida, la Filarmónica de Medellín y recientemente en Los Ángeles Philharmonic bajo la dirección de destacados Maestros como Rodolfo Saglimbeni, Ángelo Pagliucca, Pablo Castellanos, Tony Delgado, Alfredo Rugeles, Felipe Izcaray, César Iván Lara, Dante Ranieri, Elisa Vegas, Ditrich Paredes y el brillante director Gustavo Dudamel. Como Barítono Solista sobresalen sus presentaciones en la Novena Sinfonía de Beethoven, en el Réquiem de Fauré, en el Requiem de Mozart, Belshazzar´s Feast de William Walton, en la Cantata Criolla de Antonio Estévez, además de numerosas galas líricas y recitales en los que interpreta continuamente el repertorio operístico y destaca su labor en la difusión del repertorio venezolano y latinoamericano en general. En el mes de Abril de 2010 Gaspar cumplió un compromiso muy especial, el cual, fue interpretar el rol protagónico de "El Diablo" en el montaje al estilo de Hollywood de la Cantata Criolla de Antonio Estévez junto al Tenor venezolano Aquiles Machado, acompañado por los Ángeles Philharmonic, los Ángeles Master Chorale y la Schola Cantorum de Venezuela, con la participación de la ganadora del Oscar le actriz norteamericana Helent Hunt y los actores venezolanos Edgar Ramírez y Erick Wildpret quienes tuvieron la tarea de dramatizar el texto escrito por el guionista y cineasta mexicano Guillermo Arriaga, todos magistralmente dirigidos por el maestro Gustavo Dudamel en el Walt Disney Hall de Los Ángeles, donde Gaspar obtuvo críticas muy positivas por su participación.
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Poemas de
Ricardo Jesús Mejías H. LA CASA
MARACAY
No somos dueños de la casa que habitamos. Mi casa tiene vocación de pájaro agita su techo a dos aguas y vuela; alcanza la estatura del sol y con un guiño de sus ojos deja entrar ramos amarillos.
He envejecido junto a ti. Es justo que pague mi deuda con letras y palabras.
Juegan las nubes en el patio y el verde se enamora del azul. El carpintero toca la puerta se oye sentenciar al cristofué.
te amo con tus celdas de formas caprichosas con tus dos vestidos de esperanza y soledad
Te amo con tu nombre de grito o de dolor
Son los sueños de la casa que la habitan.
con los polvos de tus viejas cales y esos ruidos de antiguos cantos con los animales raros que te habitan dentro y fuera de las rejas con la tiara en llamas con los pájaros de acero con el sol y sombra y el toro de tu sangre.
PALABRA
SED
VIAJE
EXTRAÑO VECINDARIO
El beso es danza o deseo o poema de la boca.
Llueve por dentro la soledad.
Mis manos caminan extensos recorridos. Me detiene la palabra de tu nombre en la misma página; me llevan largos trenes pronunciarlo.
Es extraño este vecindario. El vino va cantando por las calles mientras me habitan los demonios de las nubes.
Llego a la frontera donde se mezcla el agua con el fuego y hago de humo la memoria.
Casi siempre vuelan los caballos de madera y el viento hace música en sus crines.
Arribo a tu país y tomo sus frutos caídos con el peso de la noche.
Y los postes ¡esos locos! hacen rondas infantiles hasta caer a tropezones de borrachos.
La boca menudo espacio para la palabra. Palabra siempre con trenes cargados de los soldaditos del alfabeto; te espero donde siempre para quebrar el silencio.
El agua baja por las rendijas de la pobreza. Baja hasta el fondo del abismo donde incendio la alegría. Hay humo hay hambre y esa sed que se tiene después de morder al sol.
Aquí es de oro la basura y viceversa.