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El Sistema de Imprentas Regionales es un proyecto impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la Fundación Editorial El perro y la rana, con el apoyo y la participación de la Red Nacional de Escritores de Venezuela. Tiene como objeto fundamental brindar una herramienta esencial en la construcción de las ideas: el libro. Este sistema se ramifica por todos los estados del país, donde funciona una pequeña imprenta que le da paso a la publicación de autores.


Confesionario vivencial © Mario Cordero El libro hecho en casa. Serie poesía © Para esta edición: Fundación Editorial El perro y la rana Sistema Editoriales Regionales Red Nacional de Escritores de Venezuela Depósito Legal: DC2019000509 ISBN: 978-980-14-4463-3 Plataforma del Libro y la Lectura: Jairo Brijaldo Diagramación Jesús A. Castillo O. . Consejo Editorial: Asociación de Escritores de Yaritagua Mariela Lugo, Rosa Roa Auristela Herrera Orlando Mendoza Luisana Zavarse Moraima Almeida, Belkis de Moyetones José Ángel Canadell Rosner Carballo Blanco Diosa George Jesús A. Castillo O.


Mario Cordero

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Confesionario vivencial


Prólogo Una experiencia de lectura poética signada de un amor arraigado en el poeta, ha sido para mí un privilegio al leer estas páginas y soñar a través de los versos de Mario José Cordero. En su poesía he encontrado un alma solitaria que hace loas a un corazón que alberga el sentimiento más hermoso que se pueda sentir como lo es el amor. Y es en su postulado de ¿Cómo admirar la belleza de otro cuerpo que no sea el tuyo? , me lleva a pensar en el amor único que en la lejanía hizo triste su verso. Y que la noche en soledad arrancó los cristos de su pecho. La belleza literaria en la expresión de Mario, toma entidad cuando pide a la amada ausente ser lampo para él ser su cayado y de esta manera soñar que los tropiezos de la vida le sean livianos, siempre con la ilusión de ir de la mano de ese amor que sigue siendo su musa eterna. Del ambiente natural el poeta, dibuja a Cubiro, expresa su amor a los espacios compartidos haciendo un símil del pesebre que vive en su memoria como ritual sagrado del hogar de puertas abiertas. Y es la nostalgia del poeta en su evocación del amor etéreo, una constante que lo lleva a expresar como la muerte de la musa enhebra sus palabras perdidas, para buscar con afán los recuerdos y poder guardarlos en su alma solitaria, y seguir evocando sus palabras solas en el camposanto que solo deja crecer la hierba. La quietud de la noche y su nostalgia no borran de su verso la belleza del sentimiento paternal que salta años de existencia y abraza a la generación que sigue construyendo entre sonrisas, golosinas y pasos cortos su continuidad. Las tradiciones del hogar ancestral reviven cada año en la casa de corredores del poeta, es su estrofa un canto al pesebre, a los aromas de su pulpería, al paso del santo yacente por la vereda de su casa, el brindis amoroso de la familia que en oración sigue pidiendo favores al Cristo de siempre. Y la espera eterna se expresa en el verso cansado por el tiempo “Un limo incipiente comienza a formar cúmulos ”, la nostalgia de los amigos que partieron llevándose con ellos el compartir ideológico y el afecto que traza en sus líneas del adiós a: el Negro Rojas, Alberto Zambrano y Williams Perdomo, dejan ver la capacidad de entrega en la amistad del poeta Cordero.

Prof. Mariela Lugo García Presidenta de ASOPEY


Presentación del autor ¿Quién dijo que escribir era fácil? Para escribir es requisito indispensable, leer; un profesor de andragogía confesaba que no le gustaba la lectura, empero lo hacía por obligación de su profesión, más solo textos alusivos a educación de adultos. Ojalá alguna vez haya tocado a la puerta del verbo universal. En mi caso desde adolescente comencé a tropezarme con libros y revistas de toda índole que mi padre dejaba intencionalmente al alcance, de manera que con los “suplementos”, como denominábamos las revistas cómicas y de aventuras, poco a poco fui explorando mundos descritos por Julio Verne, alternando con Rómulo Gallegos, Miguel Otero Silva, Juan Ramón Giménez, etc. Incluso conocí un poeta cumanés que desde su calabozo en el Castillo de Puerto Cabello navega por los mares de la eternidad a bordo de un “Barco de Piedra”. Próximo a cumplir 70 años, nuestro Señor Jesucristo me concede la gracia de estar en ASOPEY y poder alternar con todos sus integrantes, amén de contar con Mariela Lugo, quien sobreponiéndose a los vendavales corporales empuña firmemente el timón y nos anima a escribir un conjunto de palabras sin pretensiones de por ello creernos poetas. En realidad son estíos e invenciones vivenciales inspiradas por amor, es un confesionario donde ocupa sitio de honor sagrado la madre de mis hijos (Q.E.P.D.) Ella es primavera sempiterna hasta que Dios disponga de ésta su adúltera oveja descarriada.


Agradecimiento A nuestro gran Poder Superior, Padre Omnipotente. A la promesa eterna de ver pasar cada año a Jesús yacente por la puerta del hogar donde creció mi fe en ti.


Dedicatoria A mis hijos y nietos, todos… A mi poeta mayor Mariela Lugo García Al poeta Eliseo Mora, mi primer lector. Al Lcdo. Jesús Castillo Director de la Editorial el perro y la rana, Capitulo Yaracuy. A ASOPEY, Asociación de Poetas y Escritores Yaritagua. A Mercedes Edelmira Blanco Mujica. Editora de ASOPEY allende el mar océano.


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“El amor no se trata de encontrar a alguien con quien vivir, es encontrar a alguien con quien no se pueda dejar de vivir�. Mario Benedetti

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“Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse en un instante el mar; podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor”. Gustavo Adolfo Bécquer

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¿Cómo oficiar a Venus? si no eres tú mi sacerdotisa? ¿Cómo admirar la belleza de otro cuerpo que no sea el tuyo? ¿Cómo abrevar en otro remanso que mitigue mi sed de amor? ¡No!... ¡mil veces no! sólo tú das vida a mi vida, tu savia me alimenta.

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Tú mi musa… ¡Déjame que haga poesía! Dime te amo, que tu voz se grabe en el infinito.

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Estoy contento no lo niego, feliz, Por quĂŠ no decirlo, enamorado siempre. dormirĂŠ con el ovillo en mi pecho, sobre el corazĂłn.

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Poco a poco el silencio de la noche calla los fuegos artificiales que reciben el año nuevo y despiden al viejo. Ritual sempiterno como la soledad de mi existencia. ¡Ah!... si yo tuviese otra compañía que me comprendiese que alabase mi poesía, pero no, eso está negado en la existencia mía.

Medianoche del 31 de diciembre de 2012

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La aurora me hizo un guiĂąo con el primer rayo de luz al sorprenderme cual colibrĂ­.

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Al filo de la medianoche mientras dormías profundamente contemplaba tu bello rostro. La imagen apenas iluminada por un halo de luz que irradiabas del alma, era la felicidad. Mi corazón cual corcel desbocado galopaba incontrolable, quise tocar tu mejilla, lo impidió la beatífica paz de tu sonrisa. No pude más que sucumbir a Morfeo para soñar que tan sublime imagen era realidad. Eres tan dulce, tan atrayente, tan cariñosa, sabes decirme las cosas. Me has atrapado con tu néctar que aún no sorbo en lecho propio. Soy abejorro silvestre, tú, flor tierna que Dios atravesó en mi camino. Deja, que sea presa de tu dogal.

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El Ovillo Brilla, resplandece el ovillo, al momento de la siega una hebra blanca como signo de pureza se mezcló entre las hebras negras. Mis dedos trémulos fueron enlazados hebra por hebra, con besos tiernos y lágrimas. Lo confieso, formé la argamasa que los unió. El ovillo es suave al tacto, muy suave, como vello de niña que inicia la pubertad. Lo presenté al sol y se tornó dorado, por la intensidad de la pasión. He tratado de deshacerlo, es imposible, incluso la hebra blanca es oro de vida; el ovillo sabe a ti, tiene tu olor… Extraño sortilegio.

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Poeta, no hice caso a Serrat, abrí cajones, hube de cerrarlos para no encontrar recuerdos. El cuerpo cobarde sucumbió al negro abismo de la verdad amarga. Busco una dársena o ensenada para reparar el velamen roto, corregir averías y reemprender el derrotero.

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Ayer escribió impersonalmente, ignoré la señal y mi corazón clamó, no lo escuché.

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PensĂŠ que las cartas nĂĄuticas de mi existencia estaban navegadas y mi barca al pairo. Un viento de cola parece hinchar las velas.

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Poeta Eliseo: ÂżQuĂŠ musa ha hecho triste tu verbo?

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Como la flor de mañanita que abre sus pétalos impregnados de rocío, quedé a la espera del colibrí que aletea insistente y sorbe el néctar de mi cuerpo. La espera fue en vano, el sol goloso bebió mi esencia, ahora soy deudo de Venus y Cupido.

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La noche fue tan larga, larguísima, se complació en torturarme negándome el sueño. Al marcharse arrancó los cristos de mi pecho.

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Cual vigía en la cofa, Atisbo tus señales para que los mensajes de Cupido sean por siempre amor recíproco.

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Este viejo barco pesado y bamboleante está de zarpe, enfila la proa a barlovento donde en un cobijo montañoso mirará atardeceres. Creo haber soltado casi todas las amarras, bitas y cornamusas quedan liberadas… Desde la playa atisbo el muelle

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¿A quién le toca? ¿Cuál mantiene la flama que cobra vida? ¿Quiénes usarán sabiamente ese fuego tan propio que solo lo aviva un intenso amor?

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¡Qué bueno! vuelve la primavera después de un prolongado invierno, trinar de aves y aromas florales engalanarán su regreso.

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Es un nuevo dĂ­a, una nueva vida, comienzo a escribir otro capĂ­tulo en la historia de mi existencia.

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Elegía al Negro Rojas ¡Te vi camarada! yertas las manos crispadas. Los ojos cerrados definitivamente para seguir soñando con una sociedad de iguales allá, en el más allá. - Eres otro adelantado camarada Es que hasta la muerte también es camarada, respondiste, solo que muy inoportuna.

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A Eliseo Mora Grato saber que pulsarás la lira en tu génesis, danzarás al compás de la palabra entre diosas timoto-cuicas.

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Hoy los verbos cedieron espacio al infinitivo amar, siempre ocurre en mí para ti. Es tu cumpleaños, conjugo en primera persona ¡Yo amo a su merced!... Tomaré tus manos para renovarte mi verdad, mi amor sincero. ¡Feliz cumpleaños Señora de mi vida!

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No me dejes sucumbir de nostalgias, envuĂŠlveme en tu manto protector, cobĂ­jame, recĂ­beme integralmente, me siento indefenso. Mira que Caronte apresta su barca y no quiero ser pasajero sin retorno

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Pulsar la lira de mi musa, formar un nuevo ovillo con el follaje que guarda la grieta sagrada es dejarme sentirte siempre.

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Hay una actitud egoĂ­sta en tu pensamiento. Mucha soberbia cuando no se hace tu voluntad, arrollas sin mirar a quien, no te importan sentimientos ajenos. No somos tus semejantes precisamente tus victimarios. ÂĄSomos tus vĂ­ctimas!

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Tus miradas tiernas tu conversación sensitiva tus manos suaves, tu boca… El calor de tu cuerpo tus mamas mielosas tu olor de hembra seductora. ¡Oh tálamo altar del amor!

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Timón y velamen roto a merced del vendaval. El corazón cobarde galopa presuroso Y arrolla la razón. ¡Qué amarga es la copa de la soledad!

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ÂżSerĂĄ posible tu palabra escrita antesala de la mirada tierna y una dulce sonrisa llena de pureza?

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Tu cara es reflejo de noches sin amaneceres‌ Mi cara.

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Yo creo que es mejor así, sin fingimiento, sin falsas posturas hipócritas. supe que todo había terminado cuando tus besos dejaron de ser intensos, largos, apasionados; cuando tus manos dejaron de acariciarme y tu boca fue esquiva a recorrer mi piel. Abrigué la esperanza de estar equivocado, pero no, te encargaste de descorrer el velo de la realidad. ¡Acabó la farsa!...

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En cuatro aĂąos justos se lavĂł el pecado original. Dios permita expiar el sacrilegio de unirnos en su altar y sea misericordioso.

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Deseo que las horas Pasen rรกpidamente como nubes llevadas por el viento para mirarme en tus ojos.

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Al igual que Gustavo Pereira “Cuando vi la mañana en el patio dejé la puerta abierta” Junto con ella, entró el trinar de los turpiales, hicieron su nido de amor en el limonero.

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¡Qué desdicha la tuya! Émula de “Florinda en invierno”. tener de pretendiente un ignorante que recién descubre la poesía de Federico García Lorca.

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Las suturas que hiciste en mĂ­ herido corazĂłn necesitan esa tierna y lĂ­mpida sonrisa tuya para sanar plenamente.

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A cinco meses‌ ciento cincuenta días con sus noches inciertas algunos destellos fugaces prestados como los de la luna parecieron indicar‌ mero espejismo.

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Siento que la espera llega a su final ¿O seré tiempo vencido? Ya lo dije todo ¿O realmente he dicho suficiente? Estoy sobreseído de mutismo. Debería tocar nuevamente la puerta antes que el silencio de las palabras se conviertan en mil cerrojos. ¿Y qué hacer con las frases dichas? Guardarlas celosamente espera de respuestas preñadas de sí. ¿Y un no maléfico? Sade lapida latidos postreros.

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Aquí estoy en el patio, ya decidido, huyo hacia adelante, lejos del pasado; dinamito puentes y vadeo ríos para que mis huellas las borre el agua. En algún lugar habrá un refugio para albergue de corazones que agradezcan al Creador cada amanecer.

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Cariño mío, permíteme evocarte pura y casta, de corazón límpido y pensamiento sano… Si puedes mándame un beso Con una libélula que presurosa vuela por mi encargo.

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¡Buenos días mi amor!... Consuelo al cielo que llora de soledades infinitas, las lágrimas disiparon el sueño. Juntos combatimos al monstruoso insomnio para que la aurora nos premie con luz de vida.

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Segundos minutos y horas son sayones que azotan mi espĂ­ritu

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Esperanza de mi vida sueño idílico dulce ¡Señora reina mía! Farola y lampo que aleja la bruma. . Dios bendiga este cumpleaños y todos los por venir.

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Que frรกgil es el amor mi amor, tu amor, como vajilla fina ante el anillo de diamantes.

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Poeta, tengo una novia llamada soledad, está conmigo siempre días y noches. Reímos, lloramos. Alaba mis versos sin fingimiento, no miente, consuela mis tristezas, duermo abrazado a ella, comparte insomnios, respiro su aliento cada instante, no reprocha, permite oficiar a Baco a veces acompaña la liturgia. Poeta, poeta, me caso con mi soledad.

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FustigarĂŠ inclemente los negros corceles de la noche para que galopen incesantes en pos de la aurora. AzuzarĂŠ lebreles que asusten los negros caballos de esta noche sin ti y galopen desbocados al amanecer de nuestras vidas.

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He derrumbado la casa de mis discordias, arrojĂŠ los escombros a un abismo insondable y juntos edifiquemos la morada de nuestro amor.

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Cuando no exista tendrรกs el verbo hecho carne, huesos y sangre. Altanera devocionaria del culto a Cupido

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Estoy enfermo de tu boca, de tu cuerpo, de tu olor a hembra. Enfermedad que revela mis instintos de animal enamorado. La cura es besarte largamente, olisquearte, aspirar lo más profundo de tu rescoldo; mordisquear esos pezones sonrosados mientras mis manos corsarias juntan tus senos en oquedad estrecha para luego, descender a los abrevaderos benditos donde beberé icor, leche y miel que ofrendaré a Venus en liturgia. Y serás sacerdotisa para ungir mi cuerpo con el calor del tuyo y llevarme al éxtasis supremo en todas las formas del amor verdadero, en búsqueda de una sanación que no quiero. Mi gaviera hoy debe poner a punto este corazón averiado por una tormenta que de pronto llegó por sotavento. Hágalo pronto porque mañana zarpamos al mar abierto para navegar por el infinito océano de Dios; Jesús nuestro capitán.

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Sé siempre mi lampo para ser tu cayado, así jamás tropezaremos.

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¡Tú mujer! Razón, pasión, elemento esencial de mi vida. Todos mis versos son tuyos, mi lira solo tañe para ti.

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Lástima mujer que yo no pueda amarte, lástima mujer, que tú no puedes amarme ¿Y por qué no? Dios creó la vida, con ella el amor.

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Cubiro es un pesebre a horcajadas entre cerros con muchas casitas donde vive la vida. Estรก en el cenit la estrella redentora y solo falta que los reyes magos bajen de la loma para adorar al Dios salvador.

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Mi espĂ­ritu anda en una nube por el cielo de Cubiro mientras la carne exhausta reposa ahĂ­ta de amar.

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Todo el mundo no sabe amar, el amor hay que sentirlo. Para decir te amo hay que tener corazón. El corazón debe sentir amor; y mi amor por ti, ¿Lo comparte tu corazón?

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Esta madrugada de insomnio solitario quise ser el primero en desearte dicha y ventura, empero la razรณn sobre el corazรณn, quizรกs alguien amalgame el vaso roto por la indiferencia.

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Muriรณ la musa de mi vida, muriรณ la musa del amor furtivo, no atino a enlazar fonemas, solo recoger recuerdos y guardarlos en el alma.

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El silencio me hará sucumbir de amor, bebo lentamente esa cicuta; más, no toco tu puerta. ¡Mantén llena la copa!

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Te evoco en la quietud de la noche en la brisa que se insinúa tímidamente y añoro la cálida sonrisa de nuestra última vez.

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Cúndeme de cariño palabras tiernas, da paso a la musa única de mi vida, ámame como te amo transmútame a tu sagrado lecho.

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¡Ayer la vi!... Un hola y su radiante sonrisa fueron lampo cegador, solo atiné a decir -Buenas tardes Ahogándome en mí fingida frialdad.

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Sufro tus silencios, añoro tu presencia, triste cobijo mi soledad. Sueño que duermo abrazado a tu cuerpo… Ahíto de caricias.

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Has de saber que no hay noche en que no te haya deseado bienestar, que no te haya encomendado en mis oraciones porque marxista convencido creo en Dios. Que en cada amanecer te digo; - Buenos dĂ­as y renuevo mis votos de amor por ti.

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Eres tan tierna cuando habla tu corazĂłn, dĂŠjame vivirlo siempre.

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Solo pido mĂĄs espacio en tu cotidianidad y palabras de amor porque no concibo mi vida sin su merced, serĂ­a como acelerar la muerte.

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Madre hoy, hija ayer junta bendita que Dios colocò sobre la tierra para sembrar la vida. Felicidades madres a quien nuestro Creador hizo los seres mås preciados de la existencia.

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Soñaré con ese encuentro de mañana y siempr mirarme en tus ojos bellos, decirte: ¡Amada mía! es mi mayor anhelo.

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Abrigo dudas por un marcado silencio, debe ser que lleguĂŠ tarde o no califico para la vida a tu lado.

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Te tuve en mis brazos con siete meses apenas, organicé tu primer cumpleaños. Después vino el tiempo de la ausencia hasta que una linda niña alegraría mi corazón al compartir amor paterno. Treinta años han transcurrido y gozo la dicha de tener nieta. Sufrimos por este proceso y aquí estamos hoy, atados por amor. Dios nos permita seguir Y navegar en búsqueda de la redención social. ¡Feliz Cumpleaños!

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Fue inevitable, en gesto de mĂ­mico arrebato derramĂŠ la simiente en tu nombre.

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Lástima que tu pragmatismo apoque lo espiritual de la existencia, yo pacientemente espero que me necesites. Pero… ¿Sabes? un limo incipiente comienza a formar cúmulos.

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Cuando yo te necesito, que es siempre, tú no puedes. Cuando me necesites y yo pueda ahí estaré. Esa es nuestra realidad, ¿Entonces para qué amargarnos? Ya aprendí a vivir en la tierra, las letras entraron con sangre. El dolor lacerará mi pecho mientras viva.

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Entre el estruendo de cohetes y silbadores renovĂŠ mi profundo amor por su merced.

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Trato de amalgamar mis versos con un tempranillo tinto. Empero es inĂştil, mi musa los soliviantĂł de maĂąana.

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Tanto tiempo sin verte es difĂ­cil, menos mal que tengo tu imagen grabada en la mente y tatuada en mi corazĂłn.

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Gracias pr dejarme verte sonreĂ­r, permite que mis incipientes versos siempre sean para ti, Ăşnica lira y musa.

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¿Me el privilegio de corresponderme con tu todo? ¿cómo te correspondo yo?

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Hoy Viernes Santo, como los de ayeres, las ovejas del rebaĂąo calmarĂĄn su sed en mi vetusto abrevadero mientras conducen el yerto cuerpo de nuestro SeĂąor.

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La bahĂ­a de Puerto Cabello asemeja una corola hecha con pĂŠtalos de barcos que se aparejan y nace una flor azul.

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Creo que produjiste un buen caldo de tus cepas, es hora de la cata. Incluso el viñedo más joven dará un vino tan bueno como las primeras ciegas Da gracias a Dios por todas las cosas buenas de la vida. ¿Por qué pensar mal ahora?

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Conversa con la noche (A Eliseo) Esta noche la conversa es completa. Dos viejitas con su cortejo añejo están en refriega, su mejor espada es la voluntad de vivir. Sobrevivieron al bisturí y la parca ordena toque de repliegue. Hijas avejentadas montan celosa guardia de corps. Yo, poeta, comparto tu café con esas soldaderas.

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Como un ropavejero toqué diez puertas que guardan corazones. Tres se abrieron de par en par y tres aunque quisieran no es su tiempo. Esos seis corazones laten junto al mío, los otros… cuando necesiten pálpitos llamen a mi puerta abierta.

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Tarde nublada como mi alma por desamor. Tarde milonguera a lo Gardel, libo con él. Te llamo y no respondes. ¿Con quién hablo de nostalgias? Será inútil, ni siquiera el consuelo de su voz. Me refugio en las melodías del arrabal. el tango tiene alma, carne y sangre, bálsamo para el corazón.

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Quizรก alguna tempestad me aviente a tierras feraces.

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Fraile Eliseo, poeta amigo y camarada se acerca la hora postrera y aquí estoy aguardándola en la tumba de Inés. ¿Se acuerda poeta? Usted vio brotar mis lagrimas y enderezó el timón anacoreta. Por ello amigo rememoro ese momento. camarada ya está aquí la hora de hace un año, mándeme su palabra, poeta, amigo, camarada. Cementerio, 20-08-2011

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Esas avecillas tiernas posadas en tu pecho, cuyos piquitos aureolados en sepia tengo en mis labios‌ Sus cuerpecillos de suave plumaje se estremecen en mis manos.

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Esa navegación por los mares de la poesía tomado de tus manos fue maravillosa porque estabas ahí. Con la una en la mesana y otra sosteniéndome, guardándome de sirenas y ventiscas. Tú, musa única, ser de mí ser… insustituible latido de mi joven viejo corazón.

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El camposanto es parte de la vida, prolongaciĂłn existencial donde la tierra vuelve al origen y olvido porque solo hierba guarda la seĂąal que alguna vez tuvo vida. l

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Cuanto deseo verte a diario, cuantas ansias de verte, escucharte y sentirte porque solo tú ocupas mi pensamiento. Porque únicamente oficio a Venus en tu altar, mi ara sagrada. Permite la cotidianidad de tu presencia, razón de mi vida.

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Con migajas sobrantes de tu tiempo de sobra hazme un mendrugo. Si te queda tiempo guárdamelo mientras tengas tiempo. Estará duro por el tiempo más sabré ablandarlo para compartirlo contigo en la migajita de tiempo que a veces desdoblas cuando estamos juntos.

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Te imagino cubierta solo con un haz de luz que guíe mi tránsito hacia lugares paradisíacos donde están ocultos preciados dones dignos de un bardo.

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La pulpería huele a queso, a papelón y conservas. Huele a especias; a ruda, a romero y a geranio, el aroma de hallacas hace que el olfato pase trabajo… Huele a tinta, hay pregón. ¿Quién trajo flores? ¿Y ese líquido rubio en botellas ámbar? ¿Por qué la pulpería es peinadora? ¿Quién quiere vida? ¡Vive la pulpería! Hay granjería criolla, Musiúa la gata bosteza en un rincón velando una presa. ¿Alguien tiene un ratón?

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Una flor renueva sus pétalos para extasiarme contemplándola y sorbiendo su néctar, cual abejorro silvestre, como colibrí mañanero en rosal floreciente.

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Palabreo Sagrado ¡Hola, aquí estoy!... Me estas mirando sentado frente al pesebre. Mariela lo hizo el 24 con José Isaías de ayudante; lo sabes, por supuesto, si de alguna forma divina estabas allí. Es un pesebre revolucionario porque el rey negro va al frente, detrás el moreno y el blanco de último. No más el blanco delante, de soslayo miro La poltrona vacía, vacía en cuerpo físico porque tu delicado perfume está en el ambiente Platicamos y sonríes, si, sonríes porque dejarás los reyes magos como están ahora pues nuestro juego finalizó más no el rito de sentarnos frente al pesebre. La noche del 24 nuestra emoción fue indescriptible cuando José Isaías grito ¡Gracias! Niño Jesús ¡Por tantos regalos! El muñeco ese, espacial, un chuchutren, la bicicleta, los carros que trajeron nuestros vecinos chinos. No nos faltó José, seguimos siendo sus tíos y él busca su regalo. Pero todo esto lo sabes, claro que sí pues eres partícipe, como aquella película española que una vez vimos juntos y te gustó tanto. ¿Te acuerdas? Ambos esposos fanáticos del Madrid que no se perdían un juego en el Bernabéu, hasta que el marido falleció y ella

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continuó asistiendo al estadio, al día siguiente iba al cementerio para contarle el partido, sabiendo que él estuvo a su lado en la grada. Así nos ocurre a nosotros, incluso el pesebre de último momento es tu mandato. ¿Cómo dejar al Divino Niño sin cobija otro año? ¿Cómo privarnos de la plática frente al pesebre? ¡Nunca más!

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Se solicita señora seria, honesta, responsable, descomplicada, amable, cariñosa. Que le gusten las Bellas Artes, que tenga nietos con quien jugar, que le agrade el mar y las montañas. Que pueda corear un gol aunque no le guste el fútbol, que se arme de valor para llevarle la corriente a un viejito majadero que le ha dado por escribir lo que él cree son versos. Que no tenga horario preestablecido para oficiar a Venus y pueda pasear tomada de la mano. De antemano se aceptan sus condiciones.

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Creo en la vida porque creo en ti. porque sin ti no podría creer en la vida… Eso creía. Dulces sueños, quien pudiera transmutarse para respirar tu aliento de ambrosía… Igual respiro.

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Estar entre tus brazos, sentir tu calor oĂ­rte muy quedo, sentir tus suspiros, es vivir por siempre nuestra primera vez.

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Buque con velamen roto, maderamen crujiente y cuadernas averiadas solicita fondeadero donde recalar para siempre.

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Quizรกs ese gran puerto que es tu corazรณn tenga muelle disponible para atracar un viejo y destartalado barco solitario.

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Escuchando a Serrat pienso que es mentira que no estás. ¡O si estás, en esencia y en espíritu.! que perdonas mis devaneos porque sabes que eres y serás Irreemplazable. 14/02/2012.

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Mario Cordero

Madre de mis dos nietos, eres hija mĂ­a pues amo profundamente a la madre que te dio vida. Madre de tus hijos, madre de nuestros cuatro nietos. Incansable guerrera que todos los dĂ­as combates por la vida, DĂŠjame ser tu escudero madrecita abnegada.

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Cuando lo mío priva sobre lo nuestro, se vuelve silicio y el dolor lacerante hace que la cruel realidad emerja. Entonces intensos rayos abrazan mis párpados para que nunca más cierre los ojos a la verdad. Necio de mí iré a la zaga de Dante y Hans, hasta el último hálito de vida.

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Mario Cordero

Musa de mi existencia, mi flor de la que hace mucho no sorbo su nĂŠctar debe estar abriendo pĂŠtalos.

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Un pajarillo entró por la ventana que da al oeste, revoloteó y escuché a su merced musitar en el sonido de sus alas. ¿Esa avecilla es tu mensajera de amor? Yo le lancé besos para que te lleguen prendidos en su piquito.

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Mario Cordero

Miento si digo no amarte, miento al decir no te necesito para mi existencia porque es mentira que te miento.

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Abro gavetas, encuentro recuerdos el vino me sabe amargo, muy amargo. Será por el llanto que inunda mi garganta Y aquí estamos: José Isaías, ella, mi tristeza y yo. Cambio de lugar sus cosas que atesoro como avaro, con devoción.

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Mario Cordero

No hay ni habrรก derrotero por el mar de la vida a navegar sin su recuerdo aunque no tenga el valor de Ulises para atarme al palo mayor.

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Dos lágrimas frente a su retrato, mirándome en esos ojos que parecen seguirme por toda la casa, en esa sonrisa o en ese ceño austero con que me recibe cuando otra fragancia es ajena a nuestro eterno Jardín de amor.

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Mario Cordero

“El amor usa colores para expresar su estado de ánimo y el mío hoy se torna color tierra” Expresaste. El color tierra que da vida también es amor. No guardo odios ni rencores, olvidé las ofensas y mi corazón es un templo donde la única deidad después de Dios eres tú.

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Que este día del amor sea propicio para las bendiciones, ojalá una palabra que no llegará, sea bálsamo de alegría a mi triste soledad.

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Mario Cordero

Olvido y silencio… Cometí el pecado de hacer saber que no había matado el amor, ahora deseando en ese tiempo inclemente del amor eterno que se regodea con recuerdos.

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Mientras haya soplos de vida el amor sigue presente, solo estรก un leve letargo mi bella princesa.

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Mario Cordero

Aunque en este tiempo solo te he visto fugazmente, aunque de tus besos solo conservo el lejano e imborrable sabor de los atoles infantiles, aunque mis sentimientos pasaron a vida latente como las semillas porque la fuente dejó de fluir. Aunque ya ni siquiera acaricio la panoja convirtiéndola en ovillo y viceversa, no huelo ni beso sus hebras que son tu cuerpo por temor a morirme de amor y deseo. Aunque tus razones pretendan ahogar mis gritos de reclamo místico, te gustará saber que tus murmullos Y quejidos resuenan en mis oídos torturándome y espantan los sueños mientras llegue

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Qué jamás exploraré otros recónditos lugares donde nacen manantiales para beber de ellos y calmar mi sed insaciable de amor. Que contigo nace y muere cuando ya no esté físicamente un amor sincero, no importa lo que hagas ahora. ¡Solo sé que te amo!...

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Mario Cordero

A dos aĂąos de tu luz fulgurante otras titilan y a veces se apagan para encenderse tenuemente, amarillentas, sin intensidad. Precavida como siempre fuiste, con el permiso de Dios dejaste tres luceros y un lucerito por si nubes espesas impidiesen que sigas alumbrĂĄndome desde alguna estrella.

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Te amo como eres รกmame como soy, es tan linda esa sonrisa bรกlsamo del corazรณn, la necesita mi alma para ser feliz.

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Mario Cordero

Las gotas de lluvia son heraldos que anuncian la buena nueva: La musa cobija su poeta.

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Cuando creí estar salvado del naufragio Y navegar en aguas tranquilas algún viento contrario de vez en cuando quise atracar en puerto seguro ¡Oh desatino! me negaron muelle.

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Mario Cordero

Parece que mi musa quiere hacer florecer nuestro edén. Presuroso, acarreo el vital líquido… mi amor.

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Este nublado jueves santo tu luz de amor ilumina mi sendero.

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Mario Cordero

Yo no sé cuál sería mi derrotero Si tú no fueses mi carta de navegación. Encallaría la proa en cualquier playa algún arrecife averiaría mi quilla. Solo sucumbiré al canto de mi sirena, llévame a las profundidades de tu mar océano y revíveme con tu aliento.

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ArriĂŠ mis velas y quedĂŠ al pairo para que el oleaje me lleve a ti, fondeadero definitivo.

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Mario Cordero

La alborada ha salido timorata de tu luz y las florecillas del camino saludan tu presencia.

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Anoche soñé que nuestros corazones latían juntos, separados sucumbían al infortunio.

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Mario Cordero

Te amo, te quiero, te adoro, te necesito todos los dĂ­as, vivamos la existencia terrena.

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La palabra es la cárcel de la idea. Yo, en vez de la palabra, quisiera, para concretar mi duelo, la queja musical de una guitarra. Una de esas guitarras cuya música dulce, sencilla casta, encuentra siempre para hacer su nido algún rincón del alma. Nicolás Guillén

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Mario Cordero

Aquí está el dónde y el cuándo de cuando sueño contigo, aquí está donde te digo lo que te digo soñando. Andrés Eloy Blanco

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Tu mi amor, yo tu amor amor tuyo y mĂ­o amor nuestro, bendecido ante el altar de Dios.

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Mario Cordero

Quizás este año sea mi última navegación oficial por el océano de la enseñanza. A remo y vela seguiré bogando en búsqueda del estado docente con el derrotero trazado por los Simones.

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Barigua, bahĂ­a de la Vela de Coro se viste de gris con tornasolados amarillos y blancos. Luisa Elena y yo admiramos su tocado.

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Mario Cordero

Un hilo de luz basta para contemplar tu cuerpo de diosa, mientras agonizo en espera de prĂłdigas caricias, entonces cantarĂŠ aleluyas, ÂĄMi amada esposa, mi gloria!

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¡Señor Dios! Haz que mi sangre me deje vivir el tiempo que tienes dispuesto, que mis menguadas fuerzas no se malgasten en la lucha por la vida. ¡Quiero Vivir!

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Mario Cordero

La primera lluvia del año me trajo nostalgia infantil, corta y torrencial como llanto de recién nacido que saluda al mundo. El lagrimeo celeste empapó al sol Y formó los arcoíris de mi niñez.

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Languidecer de amor cuando Cupido tiene su carcaj preĂąado es como perecer de sed al mirar un riachuelo.

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Mario Cordero

Amor mío, que cada palabra tuya sea una flor perfumada; que tu ternura no sea polizón sino timonel, haz de cada día un paraíso para los dos.

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Amor de mi vida, luz que me guía el transitar cotidiano, sostén de un alma agobiada por Incomprensiones, gracias por estar a mi lado éste y todos los días. 14/02/2013

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Mario Cordero

Para escribirte un poema de amor necesito la tinta de tus labios y el papel de tu piel para que mi boca cual pluma deje constancia escrita.

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Como no ser romĂĄntico con la Ăşnica flor de mi vergel cuya belleza y aroma mantiene encendida la flama de mi corazĂłn.

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Mario Cordero

Gabriel es inquieto, alegre, simpático con siete años de vida intensa. Corre por el puente de tablas quejumbrosas ríe anticipadamente porque un poco más Y caigo al agua junto a mi torpeza. Esta mañana de mañanita lo encontré en el ordeño, embelesado veía brotar los chorros de tibia leche que el diestro ordeñador liberaba de ubres largas como cornucopias. Gabriel anda descalzo, sus diminutos pies van muy de prisa, alados, como mensajero del Dios Llano, no pisan tierra, pasan a ras cual Yaguazo lagunero. Hato Los Apamates, 25/03/2013

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Diálogo - Mario ¿Camarada, qué es de su vida? ¿Ama usted el silencio? - Eliseo, Maestro de la vida, mi existencia es un sufrir eterno, una tragedia… los amores se marchan como los velos de la noche. - Mario, Pero siempre hay auroras y la esperanza de que Cupido sea certero. ¡Crúzate en su camino! - Eliseo, un día de estos apagaré todas las luces y me marcharé a los laberintos del más allá. - Mario: ¡Y qué hacer con las flores que ansiosas esperan por su colibrí! ¿Dejarlas marchitar por estar subsumidos en etéreos?

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Mario Cordero

Recházame, recházame. Cuando quieras estaré dispuesto para ti, siempre dispuesto… Mientras el mímico arrebato 157 La neblina mañanera en El Alto trujillano cede tímidamente a un sol joven que la seduce. 158 Sí soy pródigo cuando riego tu jardín para que siempre haya ofrendas en el altar del amor ¿Por qué no irrigas el mío? ¿Ya no quieres que sigamos de altareros?

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Yo no quiero besos protocolares, besos de dignatarios en boquita cerrada: Insípidos, insinceros, hipócritas. No son besos de amor, tal vez de amigos. Yo quiero besos ardientes de bocas abiertas y lenguas golosas que recorran paladares, encías y labios succionados en entrega mutua. Si tus besos y mis besos no nos llevan al cielo, entonces no me beses por compromiso. Entenderé que murió el amor.

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Mario Cordero

Y otra vez a la mar sin carta de navegaciĂłn, sin derrotero. Sotavento o barlovento, donde sople el viento. Sin timĂłn y arriadas las velas, mi alma al Creador y la envoltura a la pacha mama cuando el amor verdadero permisado por Dios venga por mĂ­.

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Madres abnegadas, abuelitas remedios que hacen pan de la nada. DĂŠjenme sentir aunque sea un poco de su ternura en este maravilloso dĂ­a dedicado a ustedes que junto a millones de madres sostienen el mundo. 12/05/2013

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Mario Cordero

Quisiera ser estoico pero es insufrible el dolor de tu ausencia.

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¡Sí!...mi amada señora, al admirar tus bellas manos percibí el detalle y me sentí desnudo de palabras; en pensamiento musité: ¡Gracias Señor!

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Mario Cordero

Todas las heridas que te causĂŠ pago alto precio por infringirlas, las que me laceraron con ayuda de Dios perdonĂŠ, no quedaron cicatrices ni malos recuerdos en mi alma. mientras puedas hacer otro tanto aprieto el silicio y emulo a PlatĂłn.

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Como minero horado y socavo para llegar a la veta aurea que es tu corazón. Como el náufrago que clama a Dios por un madero salvador en medio del océano. Como el humilde pescador que lanza su red y pide ribazón. Como el labrador que surquea la tierra y planta semillas regándolas con su sudor. Como el jardinero que cultiva cada flor para ofrendar al amor así es mi esperanza de que volvamos a ser altareros del Señor.

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Mario Cordero

Y entonces amada mía Llegó la lluvia, tenue e insinuante al principio más luego desbordada como nuestra pasión. Yo me senté a contemplarla mientras escuchaba susurrar tu voz entonando un himno al amor, nuestro gran amor

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¡No, no! no hay otro amor porque tengo un solo corazón prisionero tuyo, custodia tuya, dulce condena eterna. ¿Te queda dubitación?

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Mario Cordero

MĂŠrida me ha recibido con un arrullador canto de palomas que oficiaban a Venus en la brumosa madrugada.

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Ante el tribunal del corazĂłn demandĂŠ cambiar tu nombre por Ternura, el juez amor fallĂł ha lugar.

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Mario Cordero

La casa de Luisa Elena es como las de Moguer en Platero y yo con el vino y el pan. Al alba insufla vida a los enseres de la cocina y en sus delicadas manos cual alquimista medieval mezcla los reinos de la naturaleza. Entonces el aroma del condumio se enseĂąorea por las estancias, llega hasta el cuarto Y es un beso tempranero, un canto al amor.

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La parca no pide cuartel, la parca no da cuartel, es inmisericorde, llega sin aviso y sin protesto, al rico, al pobre, al avaro, al santo y al pecador, ÂżPara quĂŠ aferrarnos a lo material?

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Mario Cordero

La luna de Adícora alumbra el arrecife donde se peinan las sirenas mirándose en el espejo de límpidas aguas. Cupido entrelaza las manos de parejas adultas y jóvenes que observan un ritual solo visible a ojos enamorados. En lontananza un faro guía las embarcaciones y vetustas casas le acompañan desde antes para que el amor recale por siempre.

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Es triste cuando prematuramente llegamos al invierno de nuestra vida sin entender que aunque el otoño hace tiempo melló en sus organismos, aun atesoran vestigios de lo que fue su primavera, y guarda celosamente rayos de sol para alumbrar existencias compartidas. Ah, sí tan siquiera alargaran una mano en búsqueda de ese calor antes que el frío inclemente se posesione.

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Mario Cordero

(A Helenita Peña) Dios está en su casa de cristal. Quiero decir que llueve, Platero. Llueve. Juan Ramón Giménez 175 Agua bendita que riegas la tierra dando vida a la vida; en témpanos equilibras mi mundo; como nieve coronas los altos y alfombras de blanco otras latitudes. Con ayuda del sol vuelves al cielo, preñas las nubes y Dios Nuestro Señor contempla satisfecho su creación cuando el ciclo se repite aunque los humanos tratemos de impedirlo sin pensar que destruimos nuestro hábitat existencial.

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Elegía a: Williams Perdomo Alto has volado Williams amigo, camarada, siempre tus alas de pájaro silvestre estuvieron desplegadas para conquistar alturas. En raudos vuelos hiciste formación con las águilas indomables y emulaste a Juan Salvador Gaviota. Ahora vas en pos del infinito, tu arraigo definitivo es el cielo donde moran las almas buenas. Alguna vez espéranos por allá, con el negro Rojas y mi compadre Zambrano.

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Mario Cordero

Musiúa se marchó al cielo de los gatos y dejó su envoltura terrenal para que César la sembrase al lado de un arbolillo que recién comienza a cantar en coro con el viento. Su vetusto corazón era requerido para latir en el más allá para insuflar la vida terrena.

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Podemos despedir al amor como huésped que importuna o someternos al suplicio de seguir amando. ¡Qué dilema para el corazón!

Confesionario vivencial


Mario Cordero

Volver no es pecado, pecado es no cumplir el mandamiento divino de adorar al SeĂąor en los altares del matrimonio: la mesa, el tĂĄlamo y la oraciĂłn.

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Unamos nuestros corazones de esposos enamorados en una plegaria al Creador para que hoy maĂąana y siempre sepamos cĂłmo superar la adversidad.

Confesionario vivencial


Mario Cordero

Llueve tĂ­midamente las gotas acarician con ternura una piel ansiosa y reseca de tanto desamor como la mĂ­a.

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La he llamado Iskra porque tiene un mechón carmesí que recuerda la chispa simbólica de la revolución rusa. Vivaracha y juguetona quiere dormir plácidamente en mi cama. Le preparé un lecho y al acostarla sus pupilas felinas iluminaron la estancia. Despierto con el roce de una suave piel que busca calor.

Confesionario vivencial


Mario Cordero

Son madre e hija, madres a la vez, doble razรณn para que los resentimientos jamรกs tengan cabida en vuestros corazones.

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Versiรณn digital mayo 2019 Sistema de Editoriales Regionales Yaracuy - Venezuela


ASOPEY y la Editorial el perro y la rana, ponen en vuestras manos la obra Confeccionario Vivencial del poeta y escritor yaritagüeño Mario Cordero, libro donde el autor nos muestra sus inquietudes más íntimas y suvisión sobre el amor, la muerte, la soledad, el ser amado y la amistad. La poeta Mariela Lugo, en su prólogo, lo define como “Una experiencia de lectura signada de amor arraigado en el poeta. Ha sido para mí un privilegio leer estas páginas y soñar a través de los versos de Mario José Cordero. En su poesía he encontrado un alma solitaria que hace loas a un corazón que alberga el sentimiento más hermoso que se pueda sentir como lo es el amor”


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