Auristela Herrera
NiĂąos color de mi tierra
Niños color de mi tierra © Auristela Herrera Colección El libro hecho en casa. Serie relatos © Para esta edición: Fundación Editorial El perro y la rana Sistema Nacional de Imprentas Red Nacional de Escritores de Venezuela Depósito Legal: lf: 40220108003154 ISBN: 978-980-14-1194-9 Coordinador de la Palataforma del Libro y la Lectura Jairo Brijaldo Diagramación: Jesús Castillo Impresión Ricardo Domínguez Corrección: Ennio Jiménez Emán Correo electrónico: sistemadeimprentasyaracuy@gmail.com
El Sistema Nacional de Imprentas es un proyecto impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la Fundación Editorial El perro y la rana, con el apoyo y la participación de la Red Nacional de Escritores de Venezuela. Tiene como objeto fundamental brindar una herramienta esencial en la construcción de las ideas: el libro. Este sistema se ramifica por todos los estados del país, donde funciona una pequeña imprenta que le da paso a la publicación de autores, principalmente inéditos.
INTRODUCCIÓN “Niños color de mi tierra”, son relatos de niños, donde cada uno de ellos es su propio protagonista y donde la escritora, le dio vida a través de su imaginación. Empezó con “Mutuk” un niño indígena, que representa nuestras raíces. José, que es un llanero, simboliza a nuestro llano. Isaías caracteriza los bellos Andes. Andrés es el que interpreta a las costas venezolanas. Seguido de Víctor Hugo que nos describe el centro de nuestro país. Julián escenifica la zona del oriente; y Pablo representa el centro-occidente. Estos relatos nos ayudan a identificar a nuestros niños: quiénes son, cómo son. Su lectura invita a la reflexión, son mensajes sencillos donde el amor prevalece, donde no hay espacio para el odio, pero sí para la unión. Una enseñanza de apariencia sencilla que no debemos olvidar, de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos.
DEDICATORIA “Niños color de mi tierra” va dedicado a todos los niños de mi patria Venezuela. A mi hija Ana M. Uscátegui, pilar fundamental en mi vida, mujer luchadora, a mi familia. Al niño más guerrero, Emanuel, mi nieto. Dios siempre está con nosotros. A Carlos y Mariangel, son musas de inspiración para mí, siempre apoyándome, Dios los bendiga.
Relato I
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MUTUK En el medio de una gran sabana, rodeada de árboles, selvas y ríos, aves de diferentes variedades, una bella indígena estaba dando a luz –era su primer hijo-, es un hermoso niño varón. Entre danza y conjuro le dieron la bienvenida a esta linda tierra. Lo bautizaron con el nombre de MUTUK. Que significa “Pájaro De Fuego” en lengua Pemón. Los padres de Mutuk son Chivike y Yetaku; como en toda lengua indígena tienen sus significados: Chivike es “Saliva de Estrella” y Yetaku es “Rocío”. Mutuk va creciendo con las costumbres indígenas con calor, amor de todas sus raíces. Con el correr del tiempo, Mutuk tiene curiosidad y Yetaku –su mamá- lo inscribe en una aldea cercana a la suya, para que aprenda a leer y escribir su lengua. Este bello indígena sale a estudiar todos los días, lo recogen en una canoa para llevarlo río abajo hasta su escuela cerca de la comuna. Un indiecito alegre, inocente, va tan afanado, viendo su hábitat, a su corta edad con su rica imaginación, deseando encontrarse con sus amiguitos y su bella maestra, para aprender sus raíces, los valores y principios de sus antepasados. Mutuk sale a pasear y cazar, es un niño con mucho entusiasmo y felicidad, él es como el árbol en el agua, con la semilla del vientre maternal, tiene ese bello sol de pecho, esa alma de amigos, que hace de sus raíces unos lazos infinitos. Sus padres tienen esa primigenia relación con el mundo de las etnias (en sus lenguajes hacen rituales), danzan bajo la luna pidiéndole buenas cosechas y buena fortuna. Mutuk es como el fuego que ilumina el camino, es la cigarra que calienta los pasos, va danzando como el ventarrón, es el moriche, es como la garza blanca, es la centella de mayo, cuando se torna peligrosa, pero es reluciente. Sus raíces nunca las va a olvidar, con su ingenuidad de niño. Se sumerge en la Gran Sabana a hablar con Churum Merum (en nuestra lengua el hermoso Salto Ángel).
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Como todo indígena en su lengua cargada de belleza e imaginación, él es otro niño de nuestra patria, que se deshace en metáforas sencillas con visión poética. Su evocar hace volar su imaginación como un indígena, como otro, juega con sus amiguitos de la misma etnia. Es tan fuerte como el río Orinoco que abre sus brazos, para así darles las bienvenidas a todos aquellos que desean navegar en sus majestuosas aguas con sus agitadas espumas. –Mutuk lo ve como un amigo mas-.Este lindo indiecito con su sabiduría, misterio, su inocencia es como la cascada que surge de lo más profundo de la entraña de la selva. Mutuk es como el roble, representa a esa hermosa selva, en sus venas corren las aguas de esos inmensos ríos. Él representa nuestras raíces, las cuales nunca debemos olvidar. Con su lenguaje hace vibrar, refleja sus tradiciones, sus costumbres no son las nuestras, pero es la esencia real de nuestros antepasados. Mutuk es como todo niño, sabe de sus ancestros, lo místicoreligioso. La ignorancia ya no está en ellos, sus leyendas son tan ricas que se proyectan a otras raíces, a otros países. Mutuk y sus padres saben fábulas, como todo indio conocen y respetan las costumbres de sus etnias, tiene admiración y adoración por la luna, el sol. y los animales, por sus leyendas y mitos representan todas sus vivencias. En nuestra patria viven y existen infinidades de etnias como son: Pemones, Wayús, Parias, Piaroas, Cariñas, Motilones y otras. Están concentradas -la mayoría- en la parte baja, o sea el sur de nuestra tierra venezolana, pero también hay algunas poblaciones aborígenes en oriente y occidente. Las características de este lindo indígena que se llama Mutuk son: piel tostada por el sol, delgado, cabello liso, nariz ancha, ojos negros semilargos; su vestimenta va acorde con su origen, estas varían de acuerdo a sus tradiciones. Al igual que sus padres representan nuestras raíces, recordándonos que no debemos olvidar de dónde procedemos.
Mutuk en su lenguaje poético, lleno de metáforas sencillas le hace llegar a todos los niños color de mi tierra el siguiente poema o recital: E-PI , TUNA TEPI, YENAN EMAPUE CHIRIKE YETACU-EPI-TUNA TEPI- YENAN EMAPUE.
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Relato II
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JOSÉ En esos bellos llanos venezolanos donde Gloria estaba pariendo su quinto hijo, que nació con la comadrona del pueblo, no le dio tiempo a su esposo trasladarla al hospital. ¡Nació un varón! -dijo la comadrona. Ésta le dice a Gloria ¿comai, como lo va a llamar?, ella, un poco cansada, reponiéndose del trabajo del parto, le contesta: se va a llamar José como su pai. Así empieza el relato de este lindo llanerito, que lleva por nombre José, el vive con sus padres y hermanos, en los llanos, donde habitan grandes bandadas de garzas de diferentes tamaños y colores en lindos esteros, donde también habitan los chigüires, cocodrilos, babas y peces de agua dulce (o sea ríos). José es un niño de aspecto delgado, ojos pardos, boca de labios medianos, su pelo es semiondulado, su piel morena, quizás tostada por el sol. Los llanos son tierras maravillosas donde sus habitantes tienen diferentes tradiciones y costumbres. José tiene cuatro hermanos: María, Gloria, Antonio y Carmen, son dos varones, todos ellos asisten a la escuela de su comunidad; tienen un conuco, donde su pai -como le dicen a su papá- siembra maíz, yuca, caraotas y cambures; además poseen un caballo, una mula, gallinas, pollos, gallos, un gato y un perro al que llaman “Nieve” porque es muy blanco. José sale todos los días con sus hermanos, en la mañana en busca de conocimiento, sabiduría, valores de nuestros antepasados y toda buena educación que se imparte en las escuelas de nuestra patria. Este niño ayuda a sus padres al quehacer del conuco, a su corta edad monta a caballo, le gusta pastorear las vacas, su imaginación, como cualquier niño de su edad, la echa a volar, como la hace con su papagayo de muchos colores, con el cual habla, le dice papagayito deseo que le lleves un mensaje a la nube más grande que hay cerca de aquel cerro,
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dile que un día voy a visitarla, junto con Nieve, mi perro, para ver cuál de los dos es más blanco. Por las noches después de hacer las tareas escolares, su pai, acostado en una campechana (hamaca, hecha de cuero de ganado) le cuenta relatos de espantos, ellos se sientan en el suelo a oír. El padre le dice: se cuenta que por los caminos de estas inmensas llanuras sale “El Silbón”, esto es un cuento -le dicese trata de un personaje aterrador que sale por las noches a los hombres parranderos, que les gusta salir especialmente por las noches, dice así: que esto empieza con un silbido espeluznante, se le va acercando y las personas quedan paralizadas de miedo. Según la leyenda es un espanto con las piernas muy largas y sus brazos también, su cara es puro hueso y rechina sus dientes, luego deja salir su silbido muy fuerte y horripilante. Que muchas personas lo han visto, quedan orates o privados. A José y sus hermanos le encantan, como a todo llanero, oír estas leyendas. Los llanos son inmensos, sus gentilicios, su folklore y sus tradiciones hacen a los llaneros personas muy alegres. El llanero es de los que dicen que ellos son del tamaño del compromiso que se les presente, es un decir que son gente aguerrida, de antepasados que hicieron historia. Los llanos están conformados por varios estados de gran potencial agrícola, poseen una de las mejores ganaderías del país, hermosos paisajes, con una leyenda que es un icono de esos lares, como es la famosa leyenda de “Florentino y el Diablo”. José es uno de los “hijos de la espuma, de las garzas, de las rosas y del sol”. Él tiene la nostalgia de las grandes sabanas de esta prodigiosa tierra venezolana, tiene el color del café. Él, es como el horizonte bravío. En sus ojos tiene el brillo del sol que cubre los llanos inmensos, tierra que parió a grandes venezolanos.
En sus ojos, niños, ustedes tienen las lanzas que abren los surcos de muchas esperanzas. José es un llanero orgulloso de sus padres. Gloria es una llanera que le enseña que sus raíces son esenciales, llanera que tiene profunda vivencia. En los llanos nuestro padre Libertador, junto con guerreros compatriotas en la época de la independencia, se dice que hicieron grandes estrategias para dominar a los españoles que imperaron en su hermosa llanura. José es un niño que conforma nuestra patria, representa a esta tierra. Llanura que brilla con luz propia, corazón de nuestro país, tierra de grandes leyendas, inspiración de grandes escritores, tierra de “Doña Bárbara”, de nuestro joropo recio, tierra de grandes cantantes, famosos coleadores de grandes tardes de toros, sus fiestas patronales, donde sus pobladores veneran al “Nazareno Negro”, con sus famosas “fiestas de Elorza”, valles inmensos, ríos, esteros de Camaguán y sus bellas mujeres. José es un llanero de pura cepa, caballero del futuro, es una luz de esperanza, hijo del “alma llanera”.
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Relato III
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ISAÍAS Luz María es una linda andinita que estaba pariendo en una medicatura que está enmarcada en los páramos andinos. ¿Sabe, su esposa acaba de parir un niño muy lindo?, le dice la enfermera al señor Juan -marido de Luz- y le pregunta: ¿Señor cómo lo van a llamar? Le tenemos un nombre y es ISAIAS, se llamará como su abuelo. Con la alegría de ser padres y rodeado de la belleza natural de los páramos andinos, en la familia de Isaías estaban felices y contentos por su nacimiento. Isaías es un andinito de color blanco, pelo liso, sus ojos son de color marrón como el café, su boca y cachetes tienen el color rojo de las fresas andinas. Al correr del tiempo Isaías crece con curiosidad. Como todo niño de su edad, va a estudiar, sus padres le enseñan buenas costumbres, valores. Es un andinito muy curioso e inteligente. Ellos viven en un pueblito, su casa está enmarcada en una cima. En su hogar elaboran dulces para la venta, su padre como cualquier campesino de esos lares, aprovecha las tierras en las laderas de las montañas para cultivar papas, lechuga, zanahorias, pepino y otras hortalizas. El señor Juan le enseña a su hijo la faena agrícola, él tiene dos bueyes, que utilizan para arar la hectárea de tierra, le colocan un arado y así cultivan los terrenos de estas cimas que están inclinadas, sólo así las pueden trabajar para sus siembras, pues los tractores tienen mucho riesgo de volcarse en lugares muy inclinados. Isaías viste con su ruana, gorro y botas, ésta es la vestimenta que usan en esos lugares, ya que viven en los páramos y hace mucho frío. Los andes venezolanos constan de tres estados; donde vive la familia de Isa, es uno de los más bellos de esa región. Poseen picos, como el famosos “pico Bolívar” -el más alto del país-; hay épocas en que cae mucha nieve. Tienen varios pueblos que son turísticos, el frío es una de las cosas que
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más atrae a los turistas. Los Andes son muy famosos por sus comidas, dulcería y artesanías, sus gentes son muy amables y cordiales. Los estados andinos son muy famosos porque de ahí han salido infinidad de personajes importantes para la historia de nuestra patria y han dejado huellas que no se han podido olvidar. A Isa, junto con otros “gochitos” -esto se le dice por cariño a la gente andina-, le gusta recorrer los sitios turísticos, para así aprender de su historia local y nacional. La “loca Luz Caraballo” es una leyenda, muy famosa, que a Isaías le gusta que le narren. Cuentan los pobladores, que esta señora procedía de una familia adinerada, tuvo su familia, pero por cuestiones de prejuicios sociales, hubo como una desunión en su familia. Cuentan que ella se fue de su casa a vagar por las calles y caminos de esos poblados. Según cuentan los pobladores ella se puso loca; también se dice que era una mujer inteligente. Es un personaje muy famoso, tanto para los andinos, como para toda Venezuela, Nuestro gran poeta Andrés Eloy Blanco le dedicó uno de sus más bellos poemas que bautizó con el nombre de ella. Isaías es un niño más, con ese bello color de nuestra tierra, que le gusta jugar metras, perinola y volar papagayos. Su familia es gente apegada a sus tradiciones religiosas y culturales, en un pueblo muy cercano a donde ellos viven, veneran la “paradura del niño”. Su mamá, Luz María, hace una “pizca andina” (esta es una sopa muy tradicional de esos lares) y una arepa muy finita (delgada) de trigo. A Isa le gusta como su mamá cocina. Isa, -como cariñosamente le dicen- anda con su risa tierna, llena de la sabrosa miel, tiene ese olor a “frailejón” -un arbusto que únicamente existe en los parajes andinos-, a maíz tierno y a la sabrosa pizca andina. Él es de los andes, es todo corazón, es como el ruiseñor, es la “brisa del Torbes”, es un niño andino hijo de nuestros libertadores.
Relato IV
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ANDRÉS En la costa venezolana nació Andrés, sus padres son Rómulo y la negra Tomasa, como cariñosamente le dicen. Andrés es el tercer hijo de esta pareja. Viven a la orilla de la playa, una bella playa de esas tantas que existen en este hermoso país llamado Venezuela, donde el sol, la arena y el mar le dan una luz de esperanza para recorrer y seguir en el camino de este extremo de nuestra tierra. Donde ellos habitan Andrés va creciendo junto a sus hermanos. Su vida se desarrolla tan natural, como otros niños de esta linda patria mía. El padre de Andrés es pescador, su madre es ama de casa que ayuda en la vida cotidiana con sus ventas de empanadas, dulce de coco, que expenden a la orilla de la playa. Andrés y sus hermanos estudian en una escuela de este pueblo costero donde el amanecer es una bendición para todos sus pobladores, que viven de la pesca. Salen pasada la media noche a pescar en lanchas buscando el sustento para vivir; traen su pesca y la venden en la playa a los pobladores y otras personas que se agrupan para comprar pescado fresco. Andrés es un niño de ojos negros como azabaches, grandes, de expresión inocente, cabellos rizos y su piel es del color del papelón. Tiene la inquietud de cualquier niño de su edad. A Andrés le gusta caminar por la orilla del mar. Sus pensamientos de niño son muchos. Le gusta bañarse en esas playas maravillosas con sus amigos, corretear con su cometa. También le gusta ver la puesta de sol, como se pierde en el horizonte bravío, donde las tardes son tan bonitas. Él se pregunta ¿el sol se está acostando, el horizonte será su cobija? Pregunta que tiene en su imaginación de niño curioso. Es un niño que tiene en su piel el olor a salitre, que va enlazando con sus brazos morenos, esos lazos que nos unen, donde el mar y sus bellas playas tienen la lanza que abre los surcos de todas las esperanzas que pueda llegar a tener un niño. Es un niño color de mi tierra.
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El pueblo donde vive Andrés es muy pintoresco, sus padres son místico-religiosos, creen en la parte mística y también en la religión católica. Como todo pueblito tiene su historia, cuentan que en los días de semana santa se oye el canto de las sirenas. Cuentan los pobladores que cuando llegan el jueves y viernes santos, estos cantos son tan lindos que muchas personas, hombres antes que todo, se meten al mar con el deseo de lograr alcanzar a verlas y muchos se han ahogado en el intento de ver las “sirenas encantadas”, cuentan que es un misterio. El Domingo de Resurrección todos los pobladores se organizan para “la Bendición del mar”, esto es algo muy bello porque los pescadores sacan sus “lanchas pesqueras”, las adornan y ellos visten sus mejores galas. El Cura o el Obispo hacen los rituales cívico-religiosos (celebran una misa y otros ritos) y bendicen al mar a las doce del día. Todos los habitantes aprovechan y se meten al mar para recibir la “Bendición”. Andrés y su familia no se pierden este evento, y todos los pescadores de los pueblos cercanos lo vienen a presenciar con mucha fe. Con la bendición del mar, cuentan que el mar está sereno ese día, como si supiera lo que está ocurriendo. También cuenta el padre de Andrés, el señor Rómulo, que ésta es una tradición muy hermosa, y después los pescadores tienen mejor pesca, salen como más confiados, con esperanza de traer más pescado, su pan de cada día, se sienten cuidados de todos esos misterios que tiene el mar. Andrés es un pedazo de esa bella tradición que los rodea. Él, sus hermanos y padres son esos nudos que nadie ha de desatar, están entrelazados a esta bella patria mía, que ellos nunca pueden olvidar; así es la bella historia de Andrés y ese lindo pueblo costero, con sus tambores, sus parrandas, creencias, comidas y costumbres que hacen de este hermoso país una luz de esperanza.
Relato V
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VÍCTOR HUGO Víctor Hugo es un niño muy lindo, su tez es muy blanca, sus ojos son de color azul como el cielo, sus cabellos amarillos rizados y su boca es tan roja como una linda manzana. Sus padres viven en el centro de nuestro país, son de clase social alta. Su papá es médico con mucho prestigio, trabaja en uno de los hospitales más grandes de esta patria, posee su propia “clínica privada”, su padre se llama Hugo, este señor viene de una familia muy adinerada, con tradiciones. Su mamá es una abogada, trabaja en una institución pública, igual que su esposo posee un bufete, donde su clientela pertenece a cierta élite de los grupos clasistas. Ella y su familia pertenecen a esta bella región. Víctor Hugo va a un colegio privado con todas las comodidades que les brindan sus padres por ser su único hijo. Es un niño muy inteligente, le enseñan varios idiomas, juega en su bella casa. En un jardín que tienen, hay infinidades de flores, de diferentes colores. Tiene una institutriz privada que le ayuda con las tareas del colegio y normas que le exige la clase social a la que pertenecen. Víctor Hugo es un niño maravilloso, como todos los que habitan aquí, en esta bella tierra, tiene esa alma de niño. Sus padres a pesar de ser gente con mucho dinero, le han enseñado a valorar y querer a sus semejantes. Igualmente lo sacan a vacacionar por todo nuestro país. El sabe que existe la Gran Sabana, Canaima, nuestras bellas islas, tales como la isla de Margarita y Coche. Los Andes con su bello pico Bolívar, su teleférico. Los llanos con toda esa bella tierra maravillosa llena de encanto y tradición. A Víctor Hugo le gusta visitar con sus padres, todo lo relacionado con el padre de la patria, Simón Bolívar, su casa natal, el Panteón. Le gusta todo lo relacionado con nuestro Libertador, lee e investiga sobre este personaje que es Simón Bolívar, como él lo llama: “Libertador Latinoamericano”. Según dice él,
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Víctor Hugo, en su corta edad pero con real conocimiento, El Libertador siempre fue un niño grande, pero tan grande, que con su espada y su caballo y todo su cúmulo de conocimientos, le gustaba la libertad y echó afuera a todas aquellas personas que se oponían a una Venezuela libre y ayudó a otros países necesitados de libertad. Él es un gran admirador de nuestro Libertador, a pesar de que viene de una familia adinerada, él ama a su país, tiene la convicción de que su país es el mejor, que todos niños son hijos de nuestro gran Simón Bolívar. Bueno, Víctor Hugo es como el araguaney, tan grande de corazón, de nobles sentimientos, brillante como el sol. él es un niño color de mi tierra. Víctor Hugo a su corta edad, sabe todo lo referente a la gran innovación tecnológica, maneja su computadora personal. Tiene sus hábitos muy bien organizados. Tiene amiguitos iguales a él, le gusta practicar deportes, como tenis de mesa, futbol, ciclismo, todo muy acorde con su personalidad y ese mundo que lo rodea. A Antonieta, su mamá, le gusta el campo, posee una linda finca a pocas horas de donde viven. Es una finca que tiene una bella casa, con todas sus comodidades, tienen varias cabezas de ganado, caballos de paso, árabes, -éstos cuestan una fortuna- hay piscina para niños y adultos, son muchas hectáreas de tierra que tiene la familia de Hugo. A Víctor Hugo le gusta ir de visita a esa finca, él tiene pasión por los caballos, un tío le regaló un bello “poni”, pero a él le gusta montar un caballo que se llama “Ventarrón”. Lo monta, sale a cabalgar por toda aquella belleza de tierra, su imaginación de niño, la hace volar como las aves, es un niño muy sentimental, él conversa con su hermoso caballo, le dice, sabes Ventarrón me gustaría tener amigos en todas las partes de mi país; jugar, correr y comer todo lo que se me antojara. Saber de sus hábitats y tradiciones, hacer una fiesta, donde todos ellos vinieran a mi casa, compartir todo con ellos, juguetes, comidas y todo lo que tengo.
Relato VI
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JULIÁN Julián es un niño que vive en el oriente de nuestro país. Su madre lo abandonó cuando apenas tenía dos años de edad. Cuentan que la mamá era una niña de apenas quince años, de su papá se dice que era un señor que pasó por ese pueblo y embarazó a la madre de Julián, la abandonó o nunca supo que esa niña había quedado en estado. Es lo que le dicen a Julián, él se crió con una señora a quien él le dice “abuela”, esta señora cuenta que al niño lo abandonó su mamá, que ella está junto a su familia y se fueron a otra parte del país, sus padres le pusieron condiciones a esta niña y tal vez por eso tuvo que desprenderse de su hijo. Según el relato de la “abuela” la mamá de Julián se presentó con él en su casa y le pidió el favor de que se lo tuviera porque ella iba un momento a la farmacia a comprar algo y nunca más regresó por Julián. Julián es flaco, sus ojos pequeños, su carita es pecosa, su piel blanca, su risa es espontánea, con un dejo de tristeza en mirada. Julián empezó a ayudar a la abuela a muy temprana edad, vendiendo empanadas, limpiando zapatos, de pregonero del periódico local, vive en una ciudad con su abuela, en una casa-rancho. Es un niño “guerrero”, juega en la calle beisbol con una pelotica de goma junto a otros niños. Hacen trabuco, esto lo hacen después de trabajar. Ya piensa, quizás, como una persona adulta. A Julián lo quieren muchas personas y lo ayudan, hay una señora a quién le llaman “Licha” que habló con su abuela para que Julián vaya a la escuela, y ella le ayuda con los útiles y el uniforme. Su abuela accedió y lo inscribieron, empezó a estudiar pero ya Julián lleva un cumulo de conocimientos, todos estos los aprendió en las calles, es muy inteligente, buen compañero y respetuoso. Después que sale de la escuela ayuda a su “abue” en las
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ventas, también lleva su “cajita” de limpiar zapatos, así reúne un poco de dinero para subsistir en el hogar. Su más grande sueño es llegar a ser un gran pelotero. Él es un niño que sí que lo va a lograr. El oriente es una de las partes más bellas que tiene nuestra linda tierra, se compone de cinco estados, entre ellos está la hermosa Isla de Margarita -que conforma junto con las islas de Coche y Cubagua el estado Nueva Esparta-, con grandes monumentos históricos; Porlamar una de las principales ciudades de Margarita, posee un gran malecón, quizás es una ciudad cosmopolita. Los orientales adoran a la Virgen del Valle, su comida tradicional es el pescado y el casabe, su música es el famoso “galerón oriental”. Julián es un niño que por circunstancias del destino siempre está en la calle. Julián representa la abundancia que hay en cada rincón de esta noble tierra llamada Venezuela, él es un caballero del futuro. Tiene lazos que va uniendo, él es un niño color de mi tierra, que llena todas las esperanzas y todas las grandes emociones de cualquier niño, es como un roble, Dios lo protege por su condición de niño abandonado. Julián simboliza la parte “oriental”, su risa llena de miel. Su vida tiene ese sosiego, quietud y tranquilidad de un niño inocente. Su vestimenta es muy escasa, tiene un solo par de zapatos, que cuida con esmero, nunca pide dinero, es un chico maravilloso, sus juguetes son un bate y una pelota de goma, que cuida con gran orgullo. Julián deja volar su imaginación, se ve en un estadio jugando beisbol. Sé que él es una luz que un día va a darle más brillo a esta bella patria. Es un niño color de mi tierra, representa a la orquídea, al turpial y al araguaney. Él es un pilar fundamental de esta patria, un hijo de nuestros grandes libertadores.
Relato VII
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PABLO Este niño nació en el centro-occidente de nuestro país, su mamá le pedía mucho a Dios que le diera un hijo, tenía varios años de casada. Y no podía concebir. Pablo vino al mundo con mucha dificultad, su mama Teresa y su padre Juan Pablo se sentían muy felices por su nacimiento. Pasó el tiempo, Pablo crecía con limitación, sus padres lo adoraban, le daban mucho amor igual que todas las personas que le rodean. La madre de Pablo lo cuidó con mucho esmero y lo llevó a una “Escuela Especial” para que le enseñaran y así pudiera jugar con otros niños de igual condicion, y aprendiera leer y escribir para que tenga su educación como todo niño. Juan Pablo, su padre, es un obrero en una fábrica, donde trabaja duro, para que a él y a su mamá no les falte nada. Pablo es un niño lindo, blanco, ojos verdes, como la esmeralda, su boca es pequeña, su pelo es muy liso. Pablo tiene una limitación es “sordo mudo”, pero esto le impidió realizar sus tareas, su papá y su mamá aprendieron a usar el método para interpretar las señas y así comunicarse con su hijo. Pablo es un niño muy tremendo, le gusta subirse en los árboles, su pasión son los animales. Le gusta escribir y pintar, es un niño que tiene mucho “amor”, esto lo hace un niño muy seguro de sí mismo. Ellos viven en una ciudad, tienen una casa en un barrio, que tiene un patio grande. Pablo tiene pájaros, gato, perro, sus amiguitos del barrio lo adoran y le dicen cariñosamente “el silencioso”. Pablo representa “el Tamunangue”, las geatas, ese bello atardecer, es como la música tan fresca y llena de alegría. El centro-occidente se compone de varios estados, con grandes riquezas tanto naturales como culturales, especialmente musicales que son orgullo para todos nosotros los venezolanos. Sus gentilicios, sus vivencias hacen vibrar a cualquier visitante de esos lugares. Son tierras mágicas, encantadas, con prodigiosos lugares
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que son tan bellos. Poseen montañas y valles con excelentes tierras para la producción tanto de caña de azúcar, cuya dulzura empalaga, como de maíz, que tierno con su color, olor y sabor nos brinda grandes y exquisitos manjares. Pablo tiene esa paz interna, como todo niño hace volar su imaginación, tiene la esperanza de que un día va a ser un gran pintorescritor, desea escribir un libro cuando sea grande, dedicado a todos los niños color de su tierra. Pintar cuadros con toda la belleza de la naturaleza dentro de cada una de ellos. Sus padres le relatan cuentos a través de señas, que lo estimulan, lo arrullan con canciones, que él sabe leer en los labios de cada uno de ellos. Pablo es un muro tan fuerte que nada le impide hacer de ello pilares de esta tierra bendita. Él, es un niño con el olor a caramelo, con pasos seguros, este niño hará de nuestra patria, como todos los niños bellos que habitan en ella, los lazos infinitos que nos darán unión, que nos darán esa paz que tanto anhelamos. Pablo no podrá oír o hablar, pero sabe interpretar que para salir adelante debemos estudiar, andar confiados que lo que hagamos lo debemos hacer con amor, vocación y convicción, mirando siempre al horizonte. Él, como muchos niños especiales, sabe que tiene el mismo derecho y respeto cómo cualquier otro niño de esta noble tierra. Espacio es lo que tenemos y ahí cabemos todos, sin importar de dónde somos, ni cómo somos. Pablo es otro niño color de mi tierra, que representa esa luz infinita de esperanza, uniéndonos desde todos los rincones de esta patria mía. Él es la semilla que simboliza nuestra patria, esa semilla a la cual debemos darle el cuidado necesario para que la sembremos y germine y ella crecerá con amor.
REFLEXIONES “Niños color de mi tierra” representa para mi todos los niños esta patria noble, porque ellos son el futuro y la esperanza de esta tierra santa, tan fuerte como un roble. Los niños son la nostalgia de las grandes sabanas de esta prodigiosa tierra venezolana. Tienen ese color del café de cada mañana. Por sus venas corren las aguas de esos inmensos ríos, en sus brazos morenos tienen las selvas que nos unen con el horizonte bravío. Niños, sus ojos son el brillo que tiene el sol, que ilumina los inmensos llanos, esa tierra que parió a grandes venezolanos. En sus ojos, ¡niños! tienen ustedes las lanzas que abren los surcos de nuestra esperanza. Sus piernas morenas, como el color de la tierra representan la abundancia que hay en cada rincón de esta noble tierra llamada Venezuela. Desde la Guajira hasta el Puerto de Paria, andan con sus risas llenas de miel, con el olor a la caña -de donde sacan la melaza- al maíz tierno y la sabrosa naranja. En cada uno de ustedes, niños color de mi tierra, abriga la orquídea, florece el araguaney, trina el bello turpial que representan esta tierra bendita. Son los caballeros del futuro, ricos, pobres, morenos, blancos, negros y mestizos son los pilares de esta tierra que un día, niños color ocre, harán de ella una bella patria, harán los lazos de unión para darle esa paz a nuestro gran Libertador. La Autora
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN DEDICATORIA RELATO I MUTUK RELATO II JOSÉ RELATO III ISAÍAS RELATO IV ANDRÉS RELATO V VÍCTOR HUGO RELATO VI JULIÁN RELATO VII PABLO REFLEXIONES
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Se terminó de imprimir en agosto de 2010 en el Sistema Nacional de Imprentas San Felipe estado Yaracuy República Bolivariana de Venezuela La edición consta de 500 ejemplares