Pohemia, poemas oscuros y rojos de amor

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El Sistema de Imprentas Regionales es un proyecto impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la Fundación Editorial El perro y la rana, con el apoyo y la participación de la Red Nacional de Escritores de Venezuela. Tiene como objeto fundamental brindar una herramienta esencial en la construcción de las ideas: el libro. Este sistema se ramifica por todos los estados del país, donde funciona una pequeña imprenta que le da paso a la publicación de autores.


Pohemia, poemas oscuros y rojos de amor © Urpo Leal Cibrián Colección El libro hecho en casa. Serie poesías © Para esta edición: Fundación Editorial El perro y la rana Sistema Editoriales Regionales Red Nacional de Escritores de Venezuela Depósito Legal: DC2018002130 ISBN: 978-980-14-4384-1 Plataforma del Libro y la Lectura: Jairo Brijaldo

Diagramación Jesús A. Castillo O.

Consejo Editorial: Asociación de Escritores Mariela Lugo, Rosa Roa Aurístela Herrera Orlando Mendoza Luisana Zavarse Moraima Almeida, Be lkis de Moyetones José Ángel Canadell Rosner Carballo Blanco Diosa George Jesús A. Castillo O.


Urpo Leal Cibriรกn

Pohemia Poemas oscuros y rojos de amor

2018


A mi madre Regina del Carmen Cibriรกn de Leal


PRÓLOGO Noche tras noche se construyen los sueños, noche tras noche se traslada al ensueño del mundo de las letras y el amor pasional En sus venas recorren sentimientos que se quedan plasmados en los versos. Un sueño se hace realidad cuando se quiere alcanzar. Pohemia es un trabajo de años, reservado para el público en el momento ideal. Se apuntala como uno de los grandes, evocando al amor. Leer a Urpo Leal Cibrián, es imaginar mediante la descripción perfecta, a la mujer, su interior y sus pasiones. Es un orgullo para ASOPEY y la Editorial El Perro y la Rana, presentar este hermoso trabajo que engalana a la Yaritagua, Ciudad de las Letras. Moraima Almeida


MI POHEMIA

Trazos de tinta indeleble describen en esta pieza la vida y los pesares de una pluma que siente los puñales en palabras dormidas.

Pohemia corazón sin el alma, en tus manos del alma mi vida, mi vida que te ama y te alcanza en los sueños que consumen mis días.

En las noches, eres voraz fiel espanto, Pohemia de las letras dormidas, en su amor, el silencio es el canto, es su amor la verdad prohibida.

Trazos de tinta indeleble describen su cuerpo con líneas altivas, y los temores de una piel insipiente que se niega al amor y a la vida.

Pohemia del carmín de sus labios, el dulce oasis en las tundras pérdidas, donde el agua de su manso regazo ahogan de placer las heridas.


PoesĂ­a a la penumbra y su llanto, oscura silva de roja atrevida, en la bohemia que abrazan sus brazos se esconden la verdad y sus mentiras.


EL OCCIDENTE DE TUS OJOS

El occidente se sumerge con sus mitos sobre el crepúsculo de un flamante atardecer, y los colores que engalanan con sus brillos los misterios de una noche por nacer.

Golondrinos revolotean con sus críos, taciturnos, van y vienen sin cesar y el susurro de la brisa clandestina, evocan los recuerdos de ciudad.

A lo lejos entre nubes y llovizna centelleante del cielo caerá, bajo el velo del arcoíris con su risa, la tarde de occidente brillara.

¡Sean tus ojos! Las primeras luces que se avisten, a lo lejos, sobre el borde sideral; dos luceros, entre pinceles y matices, luz y fuego, maravilla occidental.

Distante estrella bajo el ocaso y sus raíces, fulgente Dama de impoluta majestad, escarcha fina de colores y barnices, resplandeciente, iridiscente despertar.


Dulces besos frente al poniente sumergido y entre la miel de sus escollos, las angustias y el dolor. Arde en llamas el oeste de las sombras que van sanando cicatrices, bajo el embrujo de tu sol.


QUIERO DE TI

Quiero de ti, y no del tiempo. Quiero de ti y morir en ti, dichoso de vida. Quiero de tu alma segundos, de tu cuerpo horas sin aliento y minutos de tu corazón.

Quiero que quieras de mí. Quiero de ti, vivir en ti, sin en el consentimiento timbrado en un papel sin forma.

Quiero volar al viento libre sobre los valles desnudos de tu ser, sin señalamientos algunos, ni cargas morales a los ojos del Señor.

Quiero de tu encanto y mimo. Quiero de ti hasta el final y envejecer en tus manos, niño de amor.

Quiero soñar mis sueños de luna atado y sin ruidos a los pies de tus encantos y realidad; leal a tus besos de ensueños, a los principios y valores que te han hecho Dama, a la bondad y siempre esperanza que habitan en tu nombre.


Quiero de ti, y no del tiempo. Quiero esperarte por siempre junto a mí y lejos del miedo.

Quiero quererte a las anchas y profundidad del precipicio que nos aguarda; quiero y te quiero con fantasía y lealtad.

Lealtad al compromiso del primer beso de los últimos días, y a la fantasía infantil de hadas de querernos como se quiere y nadie haya querido en este mundo jamás.


EL TIEMPO ENTRE SUS LABIOS

Una fragancia matinal es el perfume cándido de su piel, inconfundible sensación entre parajes y arboledas que acompañan de la mano mis deseos infantiles. Son una estela de dicha y perpetuidad, la felicidad sublime como el tiempo de sus besos: Edulcorados a su encuentro, enacerados, tímidos y amargos al momento de la despedida.

El ensordecedor embrujo del ambiente se convierte a su voluntad en música y ritual, acompasado por los chasquidos tibios de labios y suspiros encadenados a la fe y a un concierto de palpitaciones profundas como el tiempo de sus besos: Una tormenta anacrónica y fatal que ioniza el paladar y eriza la conciencia con las puntas afiladas de sus dedos.

Así son sus besos, y así es el transcurrir del tiempo entre sus labios, espasmos finitos de sensaciones en la boca que derriten el alma y trasiegan las horas del cuerpo inmóvil con cada lagrima que cae al vacio sin dolor.


El tiempo de sus besos diluye la sangre y los sentidos ávidos de placer, y como el agua, disgregan la miel en sus poros hambrientos, elevando a temperaturas del sol el hielo de su infierno que suaviza mi aliento con licor.

El azul desaparece en los cielos de su mirada y en las nubes cargadas de grises, el blanco pleno de sus sueños, la alquimia pura de luna y estrellas, que cantan al infinito tuteladas por el sol.

El ambiente es la perfección, y las agujas del reloj se detienen sin retrasos como el tiempo de sus besos, que se ahogan en la aurora con los extractos del roció y los jarabes de su boca.

Así es el tiempo justo de sus besos: Embrujo dulce de alma y tiara coralina que seducen cascabel, paralizando su veneno hasta la calma, el tiempo mágico entre sus labios.


TIEMPO

Decirle que no al tiempo si a su paso cansado y lento, entre agujas, arena y péndulos, fiel llega a la eternidad.

Infinito el transitar momentos bajo la luna y el azul del cielo, en compañía del mar y el viento y sus estrellas en la inmensidad.

Decirle que no al tiempo es como apagar del amor el fuego, mutilar de la sensación al ciego y del sonido a quien no sabe callar.

El infinito voraz del tiempo, es una estela de polvo muerto que se acumula como cruel recuerdo, en los rincones de la soledad.

Decirle que no al tiempo, es negar la existencia de un pasado extenso que se aleja muerto de los cuerpos hacia un futuro sin respirar. A cada instante, paso a paso, como tortuga en el desierto camino al mar.


VOY A LLENARTE

Voy a llenar tus paisajes de versos y de besos tibios hasta alcanzar tu corazón, corazón tuyo y mío tímido de rosa, bello de locura e intenso de calor.

Voy acariciar con dulzura cada centímetro de tu cuerpo quieto y que florezcan en él, pimpollos de anhelos tiernos como la fantasía en la bruma de cada amanecer.

Voy alcanzarte en la profundidad del cosmos e inundar el universo oscuro y eterno con la savia dulce de tu piel desnuda. Y resucitarte del pasado amada mía, de ese sueño insignificante y lerdo, marchito y corroído, cruel de dolor.

Y llenar tu amor con mi amor salvaje, y hacerte desde mis manos, pasión y fuego, congraciado y divo en la luz de tu alma, adolorido y pleno por los embates del placer.


Hacerte mĂ­a, luna llena de mis valles y menguar en tu pecho exalto de fatalidad, en la paz que sangra tibia desde tus venas y en el agua que hierve sobre tu vientre dulce de sudor y miel.


ASI ES EL AMOR

El amor llega a su cenit exhausto envuelto y tibio por las caricias del alba, enmarañado de luna y como gato en celo, ebrio por el perfume impregno de su alcohol.

¡Así es el amor! un fulgor distante y eterno, sincero en su tiempo perfecto y puntual a la vida como nuestro reloj…

El amor que huye y regresa por las noches arropa con sus misterios lo dulce de la fantasía, enmarañado de luna como gatos en azotea, retrotraído y sumiso ante sus labios,

¡Así es el amor! El esplendor eterno del mundo, el dolor y la alegría juntos de momentos, y es puntual, como nuestros nombres...

Amor de química atadura, libre como el oxigeno que ahoga al mundo, sofocándolo de vida hasta la exaltación, purificando con sus caricias benévolas el cuerpo y su sangre bañado de fuego.


MARIA DEL VALLE

Dónde estás cielo, techo de mi terruño espacio infinito y azul de mis estrellas... ¡Llévame tiempo! Hasta la mujer con alma y nombre de mi tierra. ¡Llévame recuerdo! En tu río blanco e infinito de momentos. Quiero danzar sobre sus templos, sobre su piel desnuda de maleza virgen y selva tropical. ¡Caribe!... Quiero recorrer sus valles sin miedo y beber de sus labios tibios el agua fresca de la tentación y el mantra;

y volar sin

sombras, sobre los cielos encantados que visten el reino de sus montañas. Tomar de sus manantiales místicos

los elixires

milenarios de sortilegio y sol, encantada

hacerme de su belleza y

esclavo tímido de su cuerpo cautivo; ávido de la pureza eterna, naturaleza madre, corazón y alba...

prisionero


Eleva mi espíritu y hazte de mi alma, sublime flora que germina sobre la piel del campo, alimenta mi aura con el amor de tus manos sanadoras, princesa de mis oraciones indígenas, Guaichia, María del Valle verde, Dama y Señora de la fecundidad y el agua, luz de mágica nobleza, divina bendición… Dónde estás cielo, azul de mi destino espacio infinito y mío, muy mío, y tuyo al amanecer.


ERES PRECIOSA

¡Eres preciosa! Como la luna llena cuando llega por el oriente de mis pastos e iluminas a tu paso, el sortilegio encantado de mis montañas y valles. ¡Reina amada de luz tu nombre!

¡Eres preciosa! Como el crepúsculo adormecido que campea con la noche, el que se oculta en tal derroche entre los colores de mi tierra, flora eterna… Fauna en esplendor.

¡Eres preciosa! Como el alba y el roció que bañan con bendiciones y luz cada nuevo amanecer; y como el néctar dulce y frió serán las mieles de tu boca.

¡Eres preciosa! Como las oraciones de tu alma, y las esperanzas renovadoras del agua viva que bañan tus montañas.


Preciosa dama de azul celeste, aura encantada de luna y sol, divino encanto y protectora de almas. De magnificencia belleza es tu esplendor. ยกEres preciosa! Princesa del agua mansa, Doncella del rio bravo, Hija de la mรกgica figura, sortilegio de luz encantado, Madre y azul del cielo, de la fertilidad fecunda y protectora de mi suelo amado.


EL BUEN PINTOR

Hay una línea tenue, brillante y adormecida entre el paisaje ardiente de la tarde que culmina y la noche negra de faroles y estrellas que nace al oriente del horizonte.

Y comienza en su andar el buen pintor por los caminos claros de luz, en busca de sus trazos y la flor de sus labios. Piensa y sueña en ella, en su cuerpo sobre el alba rendido al desnudo y a la voluntad de sus paletas, próximas de oleo a la penumbra y al horizonte palidecido por el ocaso.

En el concierto de lo incierto e juntan rosas y recuerdos, tintas y pinceles, con las añoranzas perdidas en juegos infantiles. Y ante la nostalgia, frente al dolor de la distancia, el temor al espacio se hace tiempo y pintura.

Se abre el cielo majestuoso a la noche negra y sus candiles, que se ufanan con el fuego místico de los rosas sobre la naturaleza muerta y los vivos de las vides.

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Y comienza su andar el buen pintor de la mano eclíptica de Juan Fernández “El Labrador y los embrujos mágicos de Matisse… Cuando hace mella del cielo el resplandor las nubes blancas se degradan fulgurantes, conjugando en trinos trazos el espectador el horizonte ardiente del fiel errante.

Más la eterna bula del buen pintor, saciar su ego sobre los cielos y grises, con líneas finas de uva y color, sobre lienzos rotos y suspiros tristes.


MUSA

Eres el alba del poeta, el alma y espíritu de mil historias inconclusas. Eres el canto, eres la prosa, el fantasma celador de estos viejos manuscritos. Eres el amor y dolor errante, y del alma palpitante, eres la musa, eres su sangre. La de extrañas aventuras, la de signos y lenguajes, la de códigos y escrituras, la de logias ancestrales.

Eres la poesía viva ante la muerte y la razón oscura en un motivo claro; elegía antigua del canto Griego: Safo de Mitilene, Calímaco y Homero.

Eres celeste de azul y cielo musa infinita en la estrella prima, luz que desnuda los atardeceres y viste de aurora las margaritas.

Eres el canto alegre del rio sereno y la fuerza trasegada del mar inquieto. Eres la luz omnipresente del universo, la realidad y bohemia, cándida de placer. Eres la razón de sol para la luna, la del fantasear epopéyico y lirico sin victoria. Eres la musa presente del tiempo en ausencia, distante y cercana, afrenta a la redención.


SON TUYOS MIS VERSOS

Preguntan al viento tus labios inquietos si mi alma bohemia le escribe a la mar, tan igual o distinto a los cantos y versos que destilan mis musas bañadas de sal.

Mujer, universo de bendiciones sublimes paraíso infinito de sensaciones sin igual, envuelve tu divinidad, lo mortal con la gracia elevándola hasta el cielo, en volátiles fragancias.

Preguntan tus ojos de profunda mirada, sonríen y brillan, y cuestionan de nuevo, si mi sangre poética, hierve igual o distinta, cuando tu pluma en mi alma es total desenfreno.

Mujer, naturaleza salvaje de inocencia cautiva rosa poseída por el viento y la tempestad, envenenan tus besos con la verdad de su aliento y el laberinto de espinos que esconde tu piel, . Preguntan a la eternidad y su silencio los suspiros del alma que transpiran ansiedad, si las musas martilladas en odas inconclusas suenan igual o distintas a las voces de la soledad.


Mujer, candil aromático de magnificente figura horizonte en el abismo sin comienzo ni final, eres el jarabe y amargo de mis tormentos el rubí resplandeciente de la alquimia inmaterial.

Mujer… Son mis versos presos de tus besos, y el amor sublime, casto deseo en libertad. Son mis versos tuyos, muy tuyos, como la travesía del ave enamorada que vuela por el horizonte, perdida al atardecer. Son mis musas esclavas de tu alma y dueñas de mis cantares que verso para ti. Son tuyas mis palabras encadenadas al destino de las frases y oraciones por escribir.


POLVO Y FUEGO

Una lluvia interminable de nostalgia cae infinita sobre los recuerdos cadavéricos de una historia pasada y ausente de vida, que desde el polvo de la miseria se levanta cual fénix en fuego, reviviendo la pasión.

Muchas lunas fueron testigo y compañeras del dolor profundo en mi pesar, no olvide sus besos, por décadas fui su preso, y hoy, con tantos años sin alma vuelven sin temor a mí.

Un suspiro tibio al amanecer anuncia la aurora, y el roció de aliento muerto se evapora con el sol que nace con fuerza, despertando en la conciencia, la vida desde la vida, recordándole que el tiempo pasa sin placer ni prisa, que cuando llega el amor, no avisa, y mucho menos que la muerte, cuando se va.

Una veintena de años astrales marcaron el periplo para la conjunción, y mientras el norte deshoja auroras boreales consumo del néctar dulce, los jarabes del sur, empalagando con sus ganas tibias los años dorados corroídos en los huesos, por el llanto, el misterio y la desolación.


EL OLOR DEL AMOR

Sórdidos gemidos, entre el vacío de la ausencia y las sienes se vuelven el eco encadenado a los minutos del pasado, y el sonido seco y sin aura de sus pies en la tormenta vuelven a recorrer sin permiso, los parajes vetados en mi alma.

La oscura sombra se pasea por los claros del pensamiento, siluetas tenues desbordadas de inocencia brillan, recuerdos tibios por el tiempo ya olvidados van desgarrando con miseria la conciencia.

Dulce fragancia en los jardines finitos de lo eterno, rosas trilladas con aceites almizcleros vuelven con el suspiro, al recordar de sus cabellos el olor del amor sublime cuando se pasea por lo ajeno.

Encadenado a los sabores de la piel se esconde el néctar libido que embriaga la timidez, y las pociones antiguas de labios iracundos se ocultan tras los faroles que desafían sus embrujos.

Recuerdos cálidos siguen plasmados sobre la tez, el tatuaje en fuego de cuerpo entero, luna y mujer, la seda blanca, en sus cabellos de oropel y el lunar secreto sobre sus piernas ávidas al amanecer.


HERMOSO RESPLANDOR

Hermosa la luna y es para ti que sonríe menguada en la inmensidad, y hermosa está, para estas latitudes de la tierra madre que te vio nacer...

Hermosas las montañas del valle azul que intensifican su color, vistiéndose con el verde esperanza que traen las primeras lluvias...

Hermosa la alborada puntual y sigilosa que se posa en mi ventana junto a ti desnuda y plena como el nuevo amanecer...

Más hermoso sea el brillo de las estrellas que caen como gotas centelleantes sobre los cielos de tu pueblo, rasgando el oscuro negro con un hermoso resplandor...

Hermosa la luz de tus ojos y el brillo fulgurante de la sonrisa que dibujan tus labios de ángel, hermosa la pasión cándida de tu boca sofocando con besos dilatados el infierno vivo bajo el esternón.


MAÑANA SERÁ

Mañana será alguna vez cuando las agujas del tiempo nos vuelvan a encontrar.

Cuando los finos olores al viento grabados sobre la piel, retrotraigan en silencio los recuerdos de un ayer.

El futuro que nace hoy crece cansado y sangra de dolor, es el presente marcado de muerte quien reina con tu ausencia, son los instantes silentes que detienen el corazón.

Mañana será alguna vez cuando se encuentren las distancias y hagan presencia los ausentes, llenando con rastros de vida nuestra oscura habitación.

Mañana será el comienzo y el final de mis pasos cuando lleguen a ti, mañana será el presente de un futuro soñado bajo las candilejas titilantes del valle sagrado y de tu gracia.


VALE LA VIDA VIVIR

Vale la vida vivir segundo a segundo, cada momento con intensidad.

Vale la vida vivir y comer de los frutos del tiempo, cada experiencia alcanzada como una sagrada bendición.

Vale la vida vivir y reinventarse del pasado, para un futuro en el presente de los sueños por venir.

Vale la vida vivir y hacer de los instantes pequeños un universo intenso, cargado de satisfacción.

Vale la vida vivir y suspirar por cada paso, cada triunfo y su fracaso de principio a su final. Por que nunca tendrá la pena, el valor y la semblanza misma del vivir en la pureza, en la humildad y la nobleza de existir hasta morir.


BUSCO EN SU BOCA

Busco en la boca una oportunidad, la escusa minúscula de alcanzar sus labios salvajes, quietos y vivos, dormidos para mí.

Hago guardias sin fin en las noches salpicadas de estrellas, me lleno de valor y compañía con la ansiedad y las ganas de un beso.

Un beso encadenado al suspiro rubio del amanecer, solo un beso, anclado en los huesos machitos de sus alas de ángel.

Busco en la boca y en la sed profunda del agua de sus labios, el sabor a dama serena e implacable bañada de hiel amarga y de vida.

Amarga tintura de ocre palidecido y rosa que cae al vacío sin fin, desde sus dientes blancos de cielo y caliza de infierno iridiscente.


Luz de cuarzo y marfil, reflejan sus labios el cuarto creciente, luz de luna llena infantil, desnuda su cuerpo frente al sol en poniente.


ESPINAS AFILADAS

No importa si en esta o en otra vida las espinas afiladas de tu cuerpo destruyan con la garra de su filo, las intenciones benévolas de mis manos y los deseos sanscritos, tatuados sobre mi piel.

Qué importancia tendrá vivir la vida sin sentir el dolor de su amor, y el vacío que causa al aire, la falta de su aliento, y el eco enmudecido de su voz, mientras el alma se marchita entre la fría seda de sarga y las paredes oscuras del fino abedul.

¿Cómo regresar vivo a la vida que no te ha visto morir? Si nadie ha regresado de la muerte con espíritu y gracia altiva, y mucho menos ajeno al dolor inmisericorde de una despedida sin adiós.

No importa si las flores salvajes que habitan los valles de tu vientre se desnudan frente a la luna, y si los pétalos de tu rosa mansa consumen desde mi desgracia, el fuego eterno de su sol.

Pero se hace difícil negar las penas y la desesperación frente a una lapida en blanco que nos alejara por siempre en el frio inclemente de la penumbra, sin medidas temporales y fiel a la reencarnación.


Germinarán los Azules de Nilo sobre los poros y juntas de los finos travertinos romanos, así como germinara el carmín en tu cuerpo donde mis besos marcaron su paso.

Y no importara si en vida y sin fe, las espinas afiladas de tu ser destruyan con su filo estas inscripciones sánscritas, hechas por tu entrega y a la medida de mi piel, un negro y extenso epitafio.


EL INSOMNE REFLEJO EN SUS OJOS

Se apodera la noche del alma y el insomne reflejo en sus ojos, permite que beba con gracia y pudor los elixires sumergidos en el lago de sus sueños.

Se hace nuestra la luna poseída y la locura hilvanada en sus reflejos, es el nuevo aliento de paz prolongada sobre los puñales del cansancio y el tiempo.

Se elevan volátiles hasta el infinito las palabras remostadas de escusas. Mientras la reserva que tara la piel, brota pausada sin peso y sabor sobre el alcohol libre de espuma.

Se jacta la noche de su posesión y con su alma desnuda de cuerpo, salpican a la tranquilidad tortuosa con esquirlas filosas de pesadillas sin sueños.

Se hacen las verdades mentiras con el opio cadavérico de la alucinación, mientras la conciencia deambula fugitiva sobre las fronteras finitas, de la noche y el sol.


Se ríe y llora de locura la razón y salta hasta el extremo de las dificultades, apoderándose del alma y sus anhelos con el insomne reflejo en sus ojos.

Se extinguen los faroles de ganas faltos de keroseno, deseos y alcohol, mientras las caricias suaves de sus manos congelan a su paso los latidos del corazón.

Se envuelve la penumbra con la noche y el aliento con la bruma en tempestad, la neblina que se consume fiel reproche cuando las hadas profanan su docilidad.

Se adueña del alma la oscuridad, y el insomne reflejo entre sus ojos de la inocencia perdida en los miedos, del tiempo, la espera y la desilusión. . .


DOS ALMAS

Somos dos almas disímiles envueltas por el vacío y la ansiedad de un amor tormentoso...

Una promesa de vida y realidad hecha por nuestros espíritus desnudos, en una noche sin luna y de profundo sueño.

Somos dos almas al viento que vuelan sin destino, y que se aferran en su vuelo, al sentimiento catatónico y profundo de sus maltrechas almas. ¡Somos! ¿Qué somos Tú, Nuestras vidas difusas y Yo?

Una especie de historia en espiral, vuelta a la vida desde las cenizas como el fénix de Ovidio, envuelto en llamas. Un déjà vu sintáctico de palabras petrificadas en el tiempo y vueltas a florecer.

Somos dos almas benditas por la maldición de un amor imposible y sacro, ingenuo de sueños, que se mantuvo intacto a flor de piel por los besos corroídos de un tiempo pasado, por la satisfacción infinita de ganas de dar sin recibir las mieles de nuestros cuerpos. Somos dos almas disimiles, eso somos Tú y Yo…


EL HOY DE SUS ANGUSTIAS

La nostalgia juega infame con el tiempo, los recuerdos vivos y los también muertos, levigan como polvo en espiral por las aguas oscuras del pasado, que van y vienen como el fuego y la luz, advirtiendo el fondo acanalado de una ventana inmaculada al final del destino.

¡Y justo allí! donde se detiene la vida, donde nace el amor, de las cenizas arde el infierno hasta el infinito mismo de los cielos.

Y quién más que ella en mí, quien guíe mis manos obtusas en la oscuridad, quién más que su nombre y sus ojos negros del alma, quienes lleven a puerto seguro el navío de mi conciencia, la goleta de mi existencia, perdida en el mar de las plagas que reclaman mi ser.

Desaparecerán los años cuando el cuerpo se niegue a caer a los pies de sus pasos, cuando la brisa y el polvo de aliento vuelen al mismo lugar sin prisa, y vuelvan embalsamados por la gracia donde mis labios conocieron sus besos, donde el ocaso se convirtió con el alba


y la neblina fría de fino destino, en su nombre de dulce tempestad. Haciendo del recuerdo y del amor guardado en el pasado, una promesa cumplida que nunca feneció de regreso hacia al futuro; nunca y jamás feneció, aún marchita en vida viviendo el hoy de sus angustias.


MUCHO Y POCO

Mucho es poco para el amor cuando el amor así se siente, pero no lo suficiente para este mundo encantador, porque así es el amor de siempre aún vivo, poco e insuficiente, y aunque grande sea su maleficio, es el amor inmenso, pero poco, aún muy poco como para describirlo en oraciones serenas, y con palabras de sensatez profunda en la universalidad de las lenguas y culturas aún no descubiertas.

Poco es mucho para el amor cuando en la sed de la esperanza se le niega beber sus aguas, pero se ahoga su ternura en el tormento y la traición de las almas inseguras; porque segura es la cordura y el amor es total locura, es apego y desenfreno, es el fuego entre dos hielos que se derriten sin calor, es anhelo y fiel sustento, es amor, amor es cierto,


como el viento en alto vuelo que se aleja del dolor.


EL ETERNO INFERNAL DE SUS HUESOS

Se hace el amor del eterno infernal, en los besos salvajes de una fugaz despedida, y no, en el baile acompasado de una vida sin vals que solo vive para morir, cansado de vida.

Se hace el amor víctima del tic tac de las horas y preso sin verdugo en la espera de una caricia infantil y tibia de anhelos. Se hace infiel el amor o se defiende por la indiferencia de muchos besos postergados.

Se hace el amor libido de magia y de luz, tácito de letra y encuentro y sórdido entre viento y gemido. Se hace el amor al amor antes y después de los tiempos, a la falta de mimo y engaño a la piel de las promesas incumplidas y prontas de cumplir,

Se hace el amor del eterno infernal apoderándose de las terminaciones nerviosas del cuerpo con su magia y placer, que sucumben ante el poder de sus labios ocultos y el sabor de su boca, que destila esperanza.


ME ALEJO DE TI Me alejo de ti, en la realidad que naufraga en mis sueños, en los secretos tuyos que guarda mi piel y en los besos profundos que me hacen tu dueño.

Me alejo de ti en esta realidad, mientras mis manos se internan y van, socavando tu flácida piel que aleja de alma, al corazón de mis sueños.

Me alejo de ti sin llorar, enamorado de tu ángel y velo, enamorado de tu piel oropel y del perfume sabor de tu aliento.

Me alejo de ti en el tiempo envejeciendo de amor y tormento, amándote en el sueño real que despierta ilusión y misterio.

Me alejo solo de ti para volver y jamás perderte en el ayer, me voy envuelto en el negro de tus ojos desterrado y sin alma ajena de dolor, me voy para volver lleno de ti sediento del manantial dulce en tus piernas, dispuesto a conquistar tu nombre y su gracia.


EL TIEMPO DEL INSOMNE

Pasan las horas del insomne como los años vivos pasan sobre las almas de la tierra, lentos e incansables en su camino al infinito que van dejando a su paso golondrino musas inconclusas y atrapadas en las polvaredas desdeñables de la historia.

Pasan los segundos serenos frente al universo demudado de los sueños, y entre sus cuatro paredes astrales se difuminan incoloras, las planicies de las almas tristes y los horizontes sin auroras.

Pasan y vienen como maleficios los minutos de pensamientos anclados, anhelos estancados en las profundidades del alba; cuando la desesperación se vuelve calma, la ansiedad es un suspiro vago en la noche sin poder.

Puede más la voluntad del insomnio en el peso de una culpa miserable espantar el sueño de los ojos, puede mas el desvelo y la preocupación atormentar a su antojo los deseos y la fe.


Y cubre Pasítea con su manto de oscuridad tan solo dos de los rincones del mundo y en la somnolencia impaciente, los sueños despiertos del amor y su integridad. Un año se va entre los dedos con musas inconclusas, plausibles a los segundos y a cada gota de café. Un año se va envuelto en cada minuto de loca pasión que persigue sin salida a la utopía en sus pasos. Un año se va encadenado a los momentos y al horizonte degradado por las arenas del tiempo. Un año se va y se vuelve una eternidad, como eterna es la espera de los amaneceres sin dormir.


PALABRAS OSCURAS Un vendaval de palabras oscuras afinan la pluma en el tintero, un suspiro desde el alma profunda seduce con sus musas las líneas del bohemio, y justo en el momento exacto, lo llevan de sus manos astrales por los mundos olvidados y rotos, eclipsando la luz en sus ojos distantes, con la penumbra profunda de su negra oscuridad. Entre los instantes finitos del tiempo y ante su mezquindad exquisita, se dejan seducir las palabras ambiguas por las argucias diminutas que brotan de su lecho, y con la furia aliciente de un idilio anacrónico se ve desconocido y con su alma figurativa, entre fabulas y umbrales, en tabúes y retratos desprovistos de alguna luz inmaculada. Lejos de la absolución del cuerpo la sangre efervescente recorre la piel, y cuando la claridad germina del miedo, firmes son los pasos a seguir ante la duda, de frente al tiempo que hiere con el fuego cruzado entre sus labios.


Un vendaval de palabras afinan la pluma sobre el blanco papel que destila deseos, y un suspiro tibio del alma, seduce el misticismo del tiempo pasado, con las luces tĂ­midas de sus encantos, donde habitan las musas del bohemio y su ser.


EL SOLSTICIO DEL HADA

Por un instante la noche se tiñe de rojo y mis pupilas angustiadas se dilatan con su piel, de frente al norte bayo que trazan mis labios sobre su cuerpo desnudo y tibio de tentación.

Y busco de la nada una aventura entre el cielo y sus cabellos que se cubren de eternidad, eres mi solsticio encadenado a la pasión, fina luz que me guía a tu cuerpo y embriaguez.

Nunca fue perfecto un año en el calendario ni tan puntual en la hora de mis días, la sombra de mujer transparente que se viste con el rayo de luz eterno.

Aunque la tierra gire y gire marcando líneas a su paso, nuestras almas iracundas al cielo volarán, y sin duda alguna a las dudas, el amor del fuego infierno, nuestro frío calmara.

El solsticio del hada será la santa bendición al eclipse de tu cuerpo, condenado por la pena y el dolor a tres lunas de prisión sin alma,


a vivir el amor en un tiempo muerto sin cura alguna al desasosiego y su maldiciรณn.


LA FLAMA DE SU CUERPO

Una flama crece oxigenada por la esperanza del amor, su cresta ondea libre con la dulce brisa de su aliento y poco a poco sus fuerzas en aumento, van consumiendo del cuerpo, el espíritu y la razón. El fuego se propaga inclemente por un alma abrazada, roja y tibia de escalofríos. Y la llama incontenible del negro sol alcanza hasta la calcinación de los poros inermes e indefensos a los suspiros. Su voracidad lo consume todo, y a su paso, los labios avivan con energía, la flama de su cuerpo. Y los deseos, entre la calma y la desesperación, se disputan frente a la aurora, el beso de despedida. El corazón se consume en un infernal desenfreno y las llamas que son libres de sensaciones hacen estragos con el sudor cándido de su boca, que evaporan con sus movimientos y vibraciones hasta la última gota del esbelto mar. La flama de su cuerpo hace de cenizas al tiempo y las caricias de sus dedos hábiles e inquietos, incineran sin pudor el todo a su paso, elevando con el fuego de sus manos la vorágine inclemente de anhelos infinitos, ocultos de la miseria entre Venus y El Sol.


LAS GRIETAS DEL TIEMPO

Profundas las grietas del tiempo y tenues las marcas a su paso por los jardines serenos de la piel, honda sus huellas petrificadas sobre las horas marchitas e incierto su devenir ante la falsedad.

Y que no se moleste tú alma con el tiempo ni conmigo, siempre estaremos para ti y para la vida misma que se nos va; porque nunca tendrán nuevas chances los amores de sueños proscritos, ante el mundo y sus ojos perfectos de hipócrita moralidad senil, ni antes los celestes supremos del creador del universo.

Sabe cuánto ama quien sufre en silencio al tic tac desnudo de las horas dormidas, sabe Dios cuanto sufre la carne tibia y ajena en el pecado sin cura de locuras interminables, sabe bien esperar la muerte sin esperanzas a la vida al compas de los segundos despiertos sin la redención de los cielos y el perdón de sus infiernos.


Profundas las grietas del tiempo en la piel y tenues sus marcas, efĂ­meras al viento.


RECUERDOS

Recuerdo su aliento y hace falta, recuerdo su voz y hace falta, recuerdo vivo lo vivido en ella y hace falta volverlo a vivir.

Recuerdo en el silencio su amor que deambula como fantasma, y hacen falta en mi egolatrĂ­a hasta sus mĂĄs Ă­nfimas caricias.

Recuerdo sus ojos, perdidos en el infinito y hacen faltas finitas volverlos a ver, justo cuando sus labios se muerden desnudos, justo cuando mis manos desnudan su piel.

Recuerdo su olor, el aroma y sus vicios, recuerdo su alma, envuelta en mi ser, recuerdo sus ganas en el punto preciso, justo cuando los campanarios, anuncian el amanecer.

Recuerdo su mirada perdida en la profundidad oscura del abismo, y de la falta profunda y total aventura, que le hacen mis labios volver a caer.


Recuerdo sus manos desesperadas de auxilio con sus uĂąas clavadas desgarrando mi ser. MĂĄs hoy le recuerdo vivo y sin juicio, muriendo por vivirle, como antes sin despuĂŠs.

Recuerdo su aliento y hoy me hace falta, recuerdo su boca y me hace falta su voz, recuerdo vivo todo lo vivido en ella y me hace falta por Dios y las estrellas, envolverme con ella y volverla a vivir.


HERMOSA LIRA

Hermosa Lira que habita en la ermita musa helada de plausible juventud, la alegría eres, al verte llegar finita, trinando del infinito, música y plenitud.

¡Hermosa Lira! Que hermosa eres, al final del cielo en la tempestad, envuelven las claves los tonos de tu cuerpo y el vaivén sereno, el ritmo de tu majestad.

Hermosa Lira que al bajar celeste al son del canto manso, dulce de libertad; golpean tímidos tus encantos la fuerza recia y el azul del mar.

Hermosa Lira de Polimnia encadenada a Hermes en la oscuridad, tormenta dulce de la suave brisa que acaricia el cielo a su voluntad.

Gozo admirar la luna bajo el eco profundo de tus tonos, oír en tiempo modulante y quieto el oleaje tenso del agua tibia, y sobre los riscos claros de tus rojos pomos, la fragilidad y el morbo que sostienen tu cintura.


Hermosa Lira de rubio denodado, destilan tus cuerdas del oro mĂ­tico los canticos y embrujos de Hipnos a sus deidades, que liberaban del arpa y su mĂşsica el desenfreno espiritual tutelado por las musas y sus ansiedades.


EL ALMA SILENTE DE TU AMOR

Un rayo de luz se adentra por el campanario triste y solitario se desprende del paisaje de un radiante y hermoso atardecer que desembruja perenne frente a los ojos, ¡Son las seis! Y a la distancia se oye el trinar de las campanas del tiempo. El cielo se oscurece con un puñado de palomas aturdidas que revolotean sin cesar y angustias, por los parajes del templo bizantino; sus valles, sus ríos y su verdel se duermen. La sombra de la tarde en despedida alcanza los tejados corroídos por el tiempo, y el eco de una tonada sacrosanta, anuncia la llegada de otra noche de invierno sin vos. Parecen que divagan en la eternidad mis pasos agotados por los temores al tiempo, y hoy, cansados, envejecidos y lerdos, siguen tras el alma de tu amor silente. La noche se hace plena y oscura de luna, las estrellas, cantan su silencio a la infinidad del cielo menguado por lágrimas fugaces; meteoros que caen al vacio sin control sobre la tierra que aún guarda tus huellas.


El silencio enmudece a las aves en el campanario, el mochuelo rapaz sobrevuela los tejados en busca de aventura y presa fĂĄcil, mientras dos gatos en celo rayan las sombras y cruzan salvajes sus instintos prisioneros en la domesticaciĂłn del alma. Y danzan su ritual a la penumbra, bailan el gozo con las luces pardas de luceros, el mismo ritual que alguna vez te hizo mĂ­a al paso de luz de luna, desnuda de tu amor silente y sin destellos de alma impura.


PINCELADAS DE OLVIDO

El silencio cómplice del olvido, el oscuro misterio de la soledad, el orgulloso y repugnante vacio, el infame desconsuelo de la terquedad.

El eco de un suspiro adormecido, el latido de un amor sin palpitar, la pena del pasado sin destino, las palabras de un principio sin final.

El presente de un ausente maleficio en las ganas de un anhelo despertar, el tangible malestar del sacrificio, el deseo ya satírico, vuelta atrás.

El tiempo encapsulado en el vacío, el viento al infinito viene y va, la noche del insomnio matutino de sueños sin paletas dibujar.

La luz que se marchita del ocaso, la penumbra entre tus ojos libertad, y mil dudas pinceladas al olvido en tus nombres de infinita soledad.

Agua dulce y cristalina en su destino, labios frescos que ahogan la verdad,


gracia y luz al final de los caminos, paletas rosas deshojando libertad.


POR MOMENTOS

Por momentos… El vacío sereno que fustiga mi cuerpo tiempo, y la ansiedad y sus dagas desisten de roer mi alma en desgracia, pálida y fría por momentos.

El desatino madura con la experiencia justificando la falta; nada es perfecto sin causa, nada es concreto sin efecto, y el amor es nada, ni nadie en el, sin anhelos, dolor o desgracia.

Duele saber que no estás en la humedad de un beso travieso, ni en las caricias encadenadas a los secretos de la pelvis.

Duele amarte en la oscuridad de los días radiantes de luz, sin el brillo vivo de tu vida paseando de mi mano en libertad.

sucumbe ante el


Y sin el palpitar centelleante de tus ojos frente a mis ojos cansados de placer. Por momentos… El vacío en el alma se llena con el mar hasta desbordar con lágrimas del cielo el dolor y los deseos de tenerte junto a mí, mucho más allá del pensamiento y el espíritu, al recordar que mis sentidos por momentos necesitan mucho más que tu piel.


1991

Vuelven los vientos del norte, anunciando con sus brisas remolinadas las lluvias gélidas del tibio Agosto; tormentoso, estruendoso y brillante como el rubí, pincelado por la fuerza natural del relámpago y el fuego eterno de su furia y mágica ancestral.

Evocan con ella y en ella las mieles dulces del valle que se impregnan de la nada con los perfumes disimiles de sus verdes extensiones; flor añeja de la caña, chicha dulce de sus mallas, caramelo, beso y papelón.

Desde el azul del Caribe soplan fuertes y puntuales los alisios de la luna y del sol a nuestros tiempos, retornando junto a ellos las vivencias colectivas experiencias selectivas, de todo y poco, de mucho y nada. “Hay tesoros que se guardan con recelo y se envuelven con las nubes a la eterna juventud”.

Experiencias coetáneas que se retrotraen al pasado, los recuerdos son presentes para el futuro recorrer, allí convergen la alegría y la fidelidad devota a la nostalgia, como tormentas electrificadas por el nuevo renacer.


Se cuentan en centenas las negras y las llenas que al recorrido de su trazo van menguando en su intensión, se abre el cielo a las perseidas y en los recuerdos de sus sombras, ve el tenorio su dolor; romántico, loco y frio, hueco, eterno y callado.

Las imágenes fotográficas que detuvieron el tiempo siguen allí y de los cuerpos y sus almas, ya no queda ni calor, en la conjunción de la vida y la muerte la paz y la melancolía son recuerdos y razón: “Donde retozan los espíritus vivos no germina el dolor”.

Los vientos traen de sus alas tomada la poesía, sentimientos edulcorados que brotan a flor de piel; es la historia de los días que se guardan en el tintero, la declaración en un te quiero, el desplante y la ansiedad.

Se oye el murmulló del segundero revive su aliento la soledad, del norte las lluvias evocan a los besos y las huellas perdidas a la orilla del mar.

Gruesa es la raíz de la vid que nos une hermandad y pureza de fino bouquet, selección exquisita de jarabes y frutas, elixires añejos en roble y café.


Versiรณn digital noviembre 2018 Sistema de Editoriales Regionales Yaracuy - Venezuela



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