Pristina florescencia

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Soraya Iglesias

PRÍSTINA FLORESCENCIA

Serie Poesia


PRÍSTINA FLORESCENCIA


Prístina Florescencia © Soraya Iglesias Colección El libro hecho en casa. Serie poesía © Para esta edición: Fundación Editorial El perro y la rana Sistema Nacional de Imprentas Red Nacional de Escritores de Venezuela Depósito Legal:40220108002737 ISBN: 978-980-14-0966-3 PLaforma del libro y la Lectura Jairo Brijaldo Diagramación : Jesús Castillo Impresión; Frank Torres Correo electrónico: sistemadeimprentasyaracuy@gmail.com

El Sistema Nacional de Imprentas es un proyecto impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la Fundación Editorial El perro y la rana, con el apoyo y la participación de la Red Nacional de Escritores de Venezuela. Tiene como objeto fundamental brindar una herramienta esencial en la construcción de las ideas: el libro. Este sistema se ramifica por todos los estados del país, donde funciona una pequeña imprenta que le da paso a la publicación de autores, principalmente inéditos.


DEDICATORIA A DIOS Todopoderoso A la memoria de mi Madre ANA BELÉN IGLESIAS A mis hijos SORÁNGEL, MARIÄNGEL Y ÁNGEL


PRÓLOGO

Indubitablemente comenzaré tal discurrimiento a mi parecer no hay vía mas plausible-agradeciendo a la autora Soraya Iglesias la suma deferencia de invitarme a escribir un “a manera de proemio” que acompañará la edición de su poemario inicial. Sé muy bien qué la motivó (jugaré con algunas imágenes del poema “El Jardín”): Mi proximidad a este místico jardín de fragantes rosas que he admirado apenas salido de sus manos; el haber sido muy a menudo el primero en palpar “Ese río” cuyo dueño es “El trueno” con la primordial alegría de un advenimiento. Todo gran poeta nos plagia, recuerdo haber leído en Ortega y Gasset, aunque no podría afirmar en cuál libro. La poesía de Iglesias posee ese don. Nos interpela en los tuétanos del caminar existencial por los campos de la inanidad. Alcanza su palabra sonorosa penetrarnos por los intrincados laberintos de la introspección (quizás los mismos recorridos por Orfeo y así recuperar a su amada Euridice) para reflejar en los espejos deformantes de cada lectura las vivencias de un acaecer humano fugaz. En efecto, la autora con su fluido verbal de mágicas resonancias nos sumerge en las oquedades donde en vela palpitan los arquetipos por los que volcamos, en los intensos bocetos de estos lagos interiores, las vivencias de cada tranco personal. “Yo, soy la estrella que transita por la Luna En un viaje infinito a la eternidad Donde nada impide el paso de los tiempos Ni aún la recurrida memoria De las aguas ancestrales”.


Expresa esta voz en sus versos, capaz de propiciar el entretejido semántico de sus poemas, una urdimbre que engulle la trama de la vida perteneciente a cada cual. El ámbito de la mitología cotidiana enroscada en la historia del día a día es el paso donde poeta y lector se abrazan mirándose intensamente a los ojos y reconocen una misma y sola esencia. Cuando digo yo, digo tú. Te interpelo, te nombro, te entexto… “Hipocrite lecteur, mon semblable, mon frère”. Fulminaba Baudelaire asegurándose la complicidad de quien titubeante se acercara a sus versos. Porque el universo es infinito, pero hay que llegar a sus límites; al hurgar Iglesias en las cavernosas redes axionales (aún ignotas y siempre recónditas), da con la inesperada presencia del Omnipotente y exclama: “Adónde irá el hombre En su ancho camino Que tus pasos infinitos No lo hayan recorrido ya”. Hace del creador médula de su médula y la inevitable presencia recorre con planta firme y serena, cada sílaba, posiblemente unida a lo humano con ineluctable fecundidad. Si la inspiración es don de los dioses o del Dios único y verdadero, Iglesias posee en grado casi sin parangón el que las fuerzas magmáticas abisales surjan. Apenas necesitan algunos retoques hecha palabra. Lengua dúctil diestra en la caza de matices y en el embeleso melodioso, que jamás almibará su voz. Vertiente que a veces corre con furia y otras alcanza la placidez de los meandros en la planicie. A medida que crece el caudal se transforma y majestuoso penetra expectantes selvas purificando de su escoria a los sueños colectivos que laten bajo tanto follaje. Entonces el poeta es el “profeta” que “ve”, mas allá de la arena, la roca dura de

donde todo proviene. Aseguraba André Malraux, en las últimas páginas de “Les Voix du silence” “L` Art est un anti-destin”. La palabra obediente como la arcilla en manos del ceramista, refleja traslucida la realidad humana de donde procede por los tumultuosos alambiques de la evolución. Es propio del poeta, utilizarla para que la escapadiza experiencia del hombre, cuya condición es borrarse trasmutándose como las dunas del más inclemente desierto hasta volver a la vacuidad, perviva. La lucha denodada contra el no-ser que busca asfixiar todo en la nada, repunta con asidero. El mísero acaecer de los hijos de Adán toma por instantes consistencia de piedra granítica, retadora de los embates devoradores de las horas inasibles. Esto es obra del poeta, héroe cultural, conjuradores de los dragones que nos acechan. Especie de Beowulf, rasga en la naturaleza impermanente de la materia universal de este mundo. Por otra parte, ineludible se impone resaltar un rasgo por demás interesante en este quehacer artístico de Iglesias. Su poesía es profundamente femenina, sin embargo jamás feminista. Una página que pule con esplendor su condición de mujer que se transparenta con el señorío que otorga el vivir mucho e intensamente, pero con decoro. Ni melifluos melindres, ni impúdicos desparpajos se conseguirán en estos poemas donde es evidente que la vida se asume con la valentía que requieren los retos de existir con entereza. Una forma de ser mujer con integridad que se lee en cada verso. Antes del punto y final, hay que, en forma pertinente, resaltar la ocasión de ser este el poemario de una sublime creadora. Confío que lo mejor de Iglesias está por


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14 venir. Arduo todavía es el camino y amerita dejar huellas indelebles. Mas aquí brota ya obra perdurable que se yergue con sus propios pies por su específica calidad. No desmerita otros intentos y resiste la fuerza abrasadora del crisol. Leonardo DI Luca Hernández

PRIMAVERA Llevo conmigo La destellante alegría De la primavera Donde mis pies inquietos Corrían a tu encuentro Y los tiernos labios de la lluvia Besaban tu candor Tras mi memoria resuenan Los burbujeantes pasos De las ondas Con el fantástico baile Que ardía apacible En la adolescencia Amo esa melodiosa vivencia Y alzo el vuelo lejano Como la trova del ave en fuga Que abre las manos de sus alas Para llegar a su nido Y en momentos como estos Te siento tan cerca Como si estuvieses En cuerpo presente

Añoro bajo la sombra De árboles ancianos Tu oportuna palabra elocuente Esa tranquila sonrisa de tu rostro Cándida luz de tu mirada

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Suspiro al recordarte Con dulces lágrimas Que perforan silencios Acallando el frío de la lejanía Aún así Aguardo la acariciante esperanza De nuestro próximo encuentro Al final de todo Vuelvo a nacer Y sigo siendo una niña Entre tus brazos

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MI NIÑA GRANDE A SORÁNGEL BELÉN Niña grande de mis sueños Contemplo tus tiernos ojos Tenues como la mirada de las olas Que guardan por un instante la tristeza Lloran silenciosamente Al acercarse la hora De nuestra súbita despedida Y el amor levanta sus manos Para el adiós inevitable Niña Nosotras que estábamos tan juntas Como el pétalo a su flor Que nos bañamos Con la sonrisa de la lluvia Tenemos hoy que separarnos Por el azul océano En el abrazo de dos continentes El corazón de la conmovida estrella Se deshace en el llanto oculto Por la solitaria noche Mira el cielo que abre sus alas Y se contentan los destellos De su simiente El tiempo y la distancia No borran de mi alma Tu candidez

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Sandalita Chandi Mi niña grande Por un instante me arropa La angustia de tu partida Sólo encuentro reposo En el ser que habita En mi otro yo Llega la hora Parte un sueño Me quedo y aguardo tu regreso Así como la mar espera el oleaje Para bañar con su espuma La cálida arena

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VIAJE INFINITO A LA ETERNIDAD Yo soy la estrella Que transita por la Luna En un viaje infinito a la eternidad Donde nada impide El paso de los tiempos Ni aún la recurrida memoria De las aguas ancestrales Allí en la enigmática ciudad Llamada La inmemorable y fundadora Sobre excelso vuelo De águila descanso Y palpito al descubrir Que en ella no existe soledad Lleva consigo La historia de otro tiempo En un mar de vidrio Que me cuenta Su principio y final Melodiosas luces Que me impregnan En sus profundas nacientes

Por un instante me llevan al valle De los trepidantes corceles Donde ulula el llanto De los pantanos Al ver las dunas del desierto Que florecen 12

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Se hace presente Asoma su rostro El astro de escarcha y destellos Que me acompaña Belén amiga fiel Madre que trae aliento en sus brazos Puerta abierta a incansables Caminos de triunfo Igual aflora la hermosura De mis tres radiantes retoños Centellas en su primer vuelo Llevo luz y elevo el canto Voy cargada de gigante esperanza Hacia el fuego del anhelado amanecer Entonces Puedo decir Que me sumerjo En las alas del viento En profunda mar Sobre la misma tierra Que es la espléndida Luna En tiempo de mis ancestros Y en mi propio afluir Soy la estrella que camina Hacia los brazos impacientes Del Amado En el viaje infinito a la eternidad

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EL JANDÍN La primigenia inocencia del arroyo Posó su mano tierna En el arado del implacable verano Era el valle oscuro De las fieras desnudas Sobre inconmovibles surcos foráneos Muchas semillas sembraba Vergeles frondosos Al paso de la historia Donde el amor veló La aurora y el ocaso Como si fuese su sombra

Y cuando vino a ver El propio jardín Que no guardó No había nada en el Ni una sola rosa Nada hermoso Las esperanzas solitarias Y sin retoños Yacían en los brazos viento Ese río que regó a su tiempo La ajena vegetación Donde implacable selva Detuvo la gratitud Sigue siendo la fuente De agigantados pasos Que corre por otros labrantíos Lleno está el jardín ahora

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Florecidos los pétalos De los anhelos Con el rocío de flores fragantes Rosas risueña Sutiles aromas Que bañan de alegría el alma Árboles que cantan en el valle Amor y victoria al sonar la guitarra Jazmines que caminan sonrientes Hacia coloridas luces de hortensias En el regocijo de los lirios Que corren a su encuentro Ya acercándose el otoño En el seno de la aurora La luz de tu mirada proclama Que esa tierra que sembraste No fue tuya Tampoco del torbellino Dueño de la viña el trueno Quien con sus blancas manos Con su propia voz Labró el místico jardín

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MUCHACHA Conocí una muchacha De ojos cristalinos Bañados con la luz de la dulzura Con la sonrisa serena Y el rostro de manantial Que refleja en el espejo La genuina figura Tenía los sueños Con el velamen presto Dispuesta a volar Adonde pudiese alcanzar Sus nobles ideales Con una encantadora Manera de hablar Que aún los lirios del campo Atraídos se sentían por el embeleso Así dicen algunos que la vieron En ella se quedó dormida Inesperadamente la lozanía Y consigo sus encantos Hasta que la voz del relámpago La despertó de su inexplicable lecho Entonces

La muchacha lloró Como llora la tierra en su desconcierto Venía Por el áspero Camino polvoriento

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Sus pies Sobre la berusca Que el aguerrido vendaval Se llevó Al irrumpir el día en ella Y Revivieron los ojos dulces De la muchacha La sonrisa serena Sus labios proclamaron triunfo Al pasar los años por ella La miran andar por aquella ciudad Y le dicen algunos que la conocieron: “Muchacha sigues siendo La misma risueña Sigues siendo como la primavera”

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CHIQUITICA A MARIÁNGEL SORAYA Decirte con palabras Lo que de ti tú quieres oír Sería insuficiente No bastaría la tinta Ni las letras para elogiarte Definir el fuego de tus pupilas Es más que trazar una llama Sobre papel radiante Es un gozo traído del cielo Es sentir la presencia de un Ángel Que me acompaña Es ver tu rostro fulgente Ver como día a día Crece el ensueño Elevando al firmamento sus alas Eres como la aurora Mimada y silenciosa Audaz y acomedida Soñadora como esas notas Que entonas del re y del fa Con esas respuestas cortas Justas a la medida del buen pensar Te he visto correr como el viento Acortando distancias Para tender tu mano Al corazón de la estrella Dime si bastaría el beso del albor Sus mimos y sus abrazos Dime mi amada chiqui Dime mi toñeca Centella

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UN SOÑADOR Es como un águila Que se hace fuerte Enfrentando la tormenta del vacío Sube a la cumbre Arranca allí su plumaje Y sus garras viejas Destruye luego su pico Golpeándolo con el tolmo Ave rejuvenecida Que sobre el caos aletea Mirando desde la cima su querencia Como una proa que se ensancha Hacia su norte Como un visionario Que hace suyo los sueños Un soñador es como un viento fijo Sobre la arena Que va esculpiendo en el desierto Una talla de palabra Con el cincel del tiempo Unas pupilas Que bajo sus alas cobijan Los anhelos que te llevan a otro cielo Donde solo las alturas evocan La palabra de la roca Un soñador …

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JINETE DEL AIRE ANGELITO Soy el jinete del aire

Solitario cabalgo

Sobre las mágicas nubes Que Trotan En El Éter

Corre mi caballo blanco Sin confines Sobre la pista del audaz gigante Viajo a galope loco Se r o m p e n sus riendas Encumbra ríos y altozanos Corro con los pies del viento Me gusta volar alto V i a j a r

m u y

l e j o s

Sobre mi caballo blanco del aire

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LOS TECHOS ROJOS

RÍO DE MIEL

Desde la terraza de los techos rojos En los médanos donde ahora declina El cautivante ocaso Espesos celajes Van bordando el firmamento Se divisan lontananzas Donde ahora el amanecer reverdece

Corría el mes de la algarabía En la ciudad de los corazones tasajados Y los ojos del crepúsculo se posaban Sobre el atrayente resplandor De alegre canto Que devoraba la tormenta

Una excelsa ciudad a lo lejos sonríe Aviva el suspiro que aletea Y surca mis pasos Con el perfume fresco De sus acariciantes huellas

Sobre la escalera de la casona Un joven De mirada densa Entonaba al son de la guitarra Las mágicas glosas Que la voz de la lejanía escuchaba

Allí florecen todos los sueños Se abren las puertas de la prisión Y vuelan libremente las aves Por el apacible cielo

El me llamaba niña Y tenía la sonrisa de la mañana En sus labios serenos Irradiaba la paz Que guarda el hálito perfumado De las azucenas Con una gracia fascinante Que arrullaba la inocencia El tenía la sonrisa perfecta Un donaire que hoy besa Mi memoria El me llamaba niña Y jamás volví a ver una mirada Como la de aquel joven caballero ¡Río de Miel!

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AÑORANZA

INELUDIBLE SILENCIO

La noche está sola sin ti Sin la discernida lumbre De tu espíritu Deambula por las calles De la inescrupulosa urbe Se sienta en las plazas A contemplar los pálidos rostros Algunos faros tenebrosos Oriundos del lugar

Te estoy amando Bajo el abrigo nocturno Del silencio En ese oasis que acaricia Los sentidos quietos

La noche está sola sin ti Camina con desvelo Ahogada Por los viejos recuerdos De su andar por la luna Tomada de la mano Con el gozo del universo Donde blancos bordados De nubes se entretejen Con el azur del cielo Y se revelan hasta los pies de la tierra La noche está sola sin ti Y acaricia el río Se deleita sumergida entre sus brazos Acallando la sombra de la nostalgia

Te estoy amando Con el desvelo Del titilar de los luceros Como un candente río Que intensifica la búsqueda En la sed de sus aguas Te estoy amando Embriagada del suspiro Que viene y se va Con ese llama apacible Que arde sin quemar las entrañas Te estoy amando Con un sentimiento puro y risueño Dulce aderezo Que no lo ahoga el oleaje Porque nunca muere Te estoy amando en silencio Bajo ese aliento de lluvia Que aviva el pan La cuna y los sueños

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LEJANÍA

LLOVIZNA

Dile al eco que no me busque Siembra la lejanía Deja de amarme Busca en otra La mirada que en mi no encuentras El beso que jamás he de darte

Un suspiro apasionado Envolverme ansía en su regazo Para que siga amando Aún cuando el amor naufraga

No existe sufrimiento Que acorte distancias Las aguas siguen su curso La rueda sigue girando Tus pasos quieren seguir los míos Y yo no se como amarte Dile al eco que no me busque Siembra la lejanía Yo no puedo amarte Mi corazón casi enmudecido Estremecido en el naufragio Recorre el silencio

Esa inusitada llovizna Quiere bañarme en su fragancia Irrigar mi espíritu Con el hálito fresco de su mirada Con esas pestañas vehementes Fijas sobre las mías Con susurros incesantes Que dicen: - te amo ¿Y Qué quieres tú que te diga? Que te añoro Que de cosas posibles Está llena el alma Que nace el embeleso Cuando a mi te allegas Con tu figura delicada Y que existe todo el tiempo Y el espacio para amarnos Sin distancia ¿Y qué quieres tú que te diga?

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BÚSQUEDA

Me niego a morir A lo que siento Me niego a matar La expresión suprema De mis pensamientos Me niego a cambiar Los furtivos deseos De mi alma

Me dices que por qué Le digo usted Y es que me cuesta Llamarte tú

Me niego ausentarme A los espacios sagrados A los que fueron creados Para esparcir la semilla De los frutos Qué me importa lo que piensen Qué me importa lo que digan Si vivo en el perpetuo rosal Y me cobija el Amado En los momentos de dolor En que lloran las mariposas O en los momentos del acierto En que el gozo se hace presente Qué importa lo que digan Qué importa lo que hagan

Será porque a usted lo envuelve Un aire mágico y profundo Que trasciende su presencia Será porque contempla los abismos Cómo queriendo extraer de ellos Las múltiples formas de sus líneas Será porque usted ama Lo que ha vivido Y espera vivir lo que ha soñado Yo, al igual que usted He experimentado el desierto He viajado en la soledad de la noche He vivido y he muerto En cada suspiro del sueño Yo, al igual que usted He visto nacer el otoño Con grandes alas Que palpitan Llenas de música Colores y palabra

Me niego a morir Vivo y eso basta

Será por eso que ahora me nace Llamarte tú Tú, el artífice que esculpe cada obra Con el pincel de su alma

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Tú, que eres como el rocío de escarcha Que suavemente viene de la nirvana Y llena las manos Tú, que sonríes con mucha gracia Cuando miro tus rayas abstractas Que no entiendo Esas que divagan en el espacio De la penumbra Tú, el que a pesar del frío Le das color a la sombra Un hombre que camina Entre la multitud Impregnado del fascinante misterio De los matices Tú, el artista. . .

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BRISA PARAGUANERA Durante los años que he pasado Por el lugar Te he visto por las calles De tu barrio Tímidamente transitar Envuelto en continuos contrastes Con una vida sin encantos Sin el magestuoso acorde De la brisa Paraguanera Un aliento que susurra a tu oído El llamado al infinito horizonte En un viaje cristalino Hacia un nuevo amanecer Donde fluye el regocijo De la esperanza Azules océanos cargados De luz melodiosa Durante los años que he pasado Por el lugar Te he visto rondar Por las calles de tu barrio Saturado de aguas oscuras Que bañan los pensamientos Acentuando el vacío De aquellos tiempos En que tus ansias de niño corrían Tras las tiernas caricias de tus padres Que llegaban a ti Y se iban como luz fugaz Soy esa brisa que te cobija Entre sus brazos

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Que calma la tempestad de aquella era Que paso a paso recorrían tu alma Y tú humana figura desgastada Soy un canto paraguanero Traído en el vuelo del viento Para llevarte a las alturas De un lugar jamás soñado por ti Y ahora que han pasado los años Te veo por aquellas calles de tu barrio Con la frente en alto El despertar del alba en tu mirada Con el alma serena Como suave brisa de la mar Que atesora la esperanza del “Yo soy” Y mira cómo por las calles de tu barrio Transita la mirada firme De un hombre nuevo

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VENTANA DEL SOL Contemplo desde la ventana del sol Su endeble semblante Que delicadamente se posa Sobre la húmeda alborada del valle Nubes jubilosas esparcen la lluvia Con rocíos que dócilmente revolotean Y esplendorosamente ciñen El verdor de los arbustos Que se enseñorean Oigo la voz de la mañana Exulto al ver que me sonríe Elevo mis pasos por sus sendas Escudriñando sus arcanos Mis vestiduras se deslumbran Con el aljófar de su risa cristalina Que acariciantes me arrebatan A los altozanos crecientes Rompen el mutismo con su canto Engendrando en sus raíces la vida ¡Cómo me gusta Esta espléndida mañana Que me busca y me ilumina Para encontrarla!

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I LUSTRES GRADAS Esa pálida cara De las viejas e Ilustres gradas del Palacio de equidad Día a día estremecen Sus rasgados pasos En los filones sacudidos Por las plumas invernales Mueren y viven en cada respiro De ellas cansadas de si como Llevando sobre sus hombros el Peso eterno de la sala de Justicia Sobre esas viejas e ilustres gradas Marcha al son de trompeta las ideas Triunfos, emociones y argumentos Destilando gotas de júbilo de la cabeza A los pies del barro como azules pájaros Que escarban en el canto del mar para Encontrar la perla añorada de la balanza

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ESPEJO DE LA NADA

DUERMEN LAS CALLES

Me veo en el otro espejo El de la nada Rostros que musitan Que yo no soy Sobre vivo la quimera Que se lacera a zarpazos Una aguja en la miga Que separa el átomo Espejo de laberinto Acucioso, ruidoso Cargado de motores Humo y grasa Unos ojos miran distantes Van erguidos los hombros De la angustia Látigos que asolan La cornisa de las uñas Espectros que pasan Por un Instante En el segundo En que se escapa la vida ¿Qué sembraste? ¿Qué cosechas? ¿Risas? ¿Llanto? ¿Humo? Regálale a la vida un beso Y luego marcha Al lugar donde no hay escombros Poco solitario Busca tu primer espejo Y mira tu sonrisa

Sobre la fría madrugada del pueblo Se asoma la dulce caricia de la llovizna Envuelve con su encanto mi rostro Me habla pausadamente al oído En la taciturna madrugada del pueblo Duermen sigilosamente las calles Moran en su regazo los cuerpos La angustia de oscuros vientos Que impacientemente acechan el alba Y escudriñan sus andanzas Así aturde en unos La algarabía del triunfo En otros El tenue llanto de los pétalos muertos Dura existencia el afán Cansancio de voces Labios que simulan alegría Y ahogan su llanto Vidas que corren al camino ancho Hacia los gritos del vacío Gemir de la soledad Corre entre ellos el comento Duermen una y otra vez las calles Llega el ábrego y sopla el nuevo día Agobiado de su propia experiencia

¿La encuentras?

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LLORAN LOS OCÉANOS

NORTE DEL VALLE

Lloran los océanos Por la soledad de sus muchas aguas Se oye el lamento en las entrañas De las ondas borrascosas

Cae la tarde en la soledad del valle Se siente un silencio impetuoso Profundo Inmerso en la montaña del norte Parece que sus ojos Se van durmiendo Con la dulce sonata De sus nublos

Cegadas están sus lámparas Por la densa espuma de su penumbra Desnuda yace la dilatada gloria Sin abrazo ni consuelo Caen las gotas Esparcidas por el temporal Insuficientes voces del cálido río Para horadar la piedra fría De inescrutables abismos Sobre su efigie una adarga Eufórico devenir Desbordantes cántaros de lluvia Abren las bóvedas de sus ansias Para bañar la inmensidad con su luz

Cae la tarde en la soledad del viento Y me diluyo en sus brazos Como frágil mariposa Como el céfiro luminoso Que contempla El cautivante misterio Rostros saturados De lenguaje inmutable Sumidos en sigilosos afluentes Un día de estos Abrirá su boca El norte del valle Pronunciará la palabra Del agua y de las piedras Un día de estos Esa montaña dirá a la gente Lo que guarda su memoria En el recorrido del tiempo

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DÍAS DE SUEÑO Una blanca paloma salió Del corazón de unos inmigrantes Que un día echaron a volar sus sueños Hacia lejanas tierras

En la tragedia de su historia Hallaron las fuerzas Para remontarse sobre las peñas Una y otra vez En el incansable intento De una nueva patria Sus ojos se ahogaban en llanto Al dejar en el puerto a los seres queridos Levantaron sus manos tristes Para la despedida Sin saber hasta cuando Volverían a encontrarse Por las tablas del muelle Resuenan los recuerdos De un mar que llora por lo que atrás se queda La niñez Parientes Un pueblo Que avizora en el espejo su propia vivencia Paso a paso hicieron suya la nueva tierra El lugar que fueron conociendo Muchos de ellos la amaron Vieron allí nacer y crecer su especie

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Huyeron del otoño Las hojas efímeras de la juventud Y la esperanza sigue tallando Una y otra vez La ardiente piedra de las labranzas Narran su historia De un lugar donde partieron Hasta llegar al día de los sueños En que vieron realizados sus anhelos En una tierra que les sonrió hospitalaria

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CUBIRO DE NUBES

Viajo a esos orígenes

Busco algo entre esas trepidantes montañas Entre el manto de nieve que las cubre Busco algo entre sus lomas Que majestuosamente palpitan Con las húmedas caricias del viento

Hacia el ímpetu indígena

Esa brisa que mana de las cumbres Densamente desanda el desespero Del intranquilo tiempo Lo absorbe la quietud Ese espacio de paz Que se une al universo Y se funde en la esencia De cada cosa o ser Busco algo Allá a lo lejos En la atrayente fuerza Que fluye de sus cimas En esa flora que engalanan Las golondrinas de verano Orquídeas, bucares y nogales Es que busco algo que no sé En el canto primitivo inmerso En las raíces de dos mundos Que abrigan el verdor de la era Mágica puerta abierta al cosmo Que une las aguas Que un día fueron rotas Como el cristal

Que evocó el Cuiba Y le dio nombre con su canto A las lomas “Cubiro”, “Cubiro” Pájaro de la alta montaña Oigo tu voz en los portales Que me dice: -“Voz de poeta en asidero de polvo Vienes a mí y contemplas mis arcanos Buscas secretos milenarios Que a ningún mortal le he contado Sólo hablo con mi hermano el viento Que la sed de mi soledad sosiega Aunque viajeros somos en el tiempo Habitantes de épocas distintas Hijos somos de la madre tierra y del sol Hermanos del aire de la lluvia Y del amor Un deseo constante en mí prevalece Que mis lomas se conserven naturales Con el esplendor que irriga la cumbre Con esa energía vibrante que fluye Entre lo divino y humano”. Ahora se esta yendo el encuentro No sé como retenerlo Lo quema la distancia de los pies Que arrastra el vaso de agua

Ahora se queda silente

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Pero la soledad de la sombra Está vencida Aunque el tiempo te vea lejos Y el silencio te sienta ausente Jamás serás olvido Serás para siempre Cubiro Lomas del encanto Eterna terraza del cielo

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ARCOIRIS En el entresijo de los días En el ayer del agobiante respiro Al acecho andaba el negro alazán Con sus saetas de muerte Esparciendo el delirio Como la indolente piedra Que la nada solloza ¿Adonde irá lo Inasible? ¿Adonde irá el viajero? ¿El beso delicado de la madre al infante? ¿La mujer risueña? ¿Lo sublime del cantante? Más allá de lo hacedero Sobre el piso de las campanas doradas Resuena la anhelada libertad Múltiples globos De mágicos colores Escudan la firmeza Del vaso deleznable

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JONA JONA ANA BELÉN Llueve dulcemente En el atardecer tranquilo De tu delicada figura El albo rocío del Amado Sobre tu pecho Suave caricia sus manos Que te abrazan Con la espléndida palabra De la montaña alta Vítrea voz que emerge De los ríos de arena Sobre un corazón de polvo En la súbita morada de su ocaso Baña los sentidos De apacible consuelo Los viste de lino fino Con la fragancia de ramilletes blancos

Jona Jona Niña de mis ojos Mis infinitos brazos te cubren Donde quiera que tú vayas Como antorcha de la mañana Guío tus pasos Y mi amor te sustenta por siempre

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GENERACIÓN AMADA Cuando el soplo de blancos destellos Haya dejado mi ligero cuerpo Vendré a ser como el árbol milenario Que rocía sus frondosas ramas Con el aroma perpetuo de su esencia Cuando mi generación amada Me encuentre Vendré a ellos con la dulce caricia de la brisa sobre la aurora Grato recuerdo de mis memorias La cosecha en añejados tiempos El éxito de la luminosa espada Sobre la arrogante selva Sobre el inefable valle Comprenderán la fuerza de su raíz Que se esparce por todo el cuerpo Los viajes por la escuela del desierto La marcha de un candente triunfo Y la gracia en todos sus tiempos Que eleva el espíritu hacia el Sol Cuando el último respiro Salga de mi trajinado polvo Oiré la voz que me llama En las alturas Subiré La escalera De las cumbres Llegaré a la cima de sus ojos Abriré la cortina de las nubes

Prístina Florescencia

Y contemplaré en el claro espejo La maravilla que continúa siendo el milagro de la vida En la infinita trascendencia Del espacio y de los tiempos Los vientos aún suspiran Y acarician con su voz A los hijos de los sueños Y en el andar de la existencia Sabrán que mi corazón Ciertamente les amó sin medida Estuvieron conmigo presentes Aún sin conocerlos Benditos hijos del albor Benditos hijos de mis sueños

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CIUDAD NOSTÁLGICA

AROMA DE LA NADA

Un inusitado aliento Traído como de otra atmósfera Cubría el rostro nostálgico De la ciudad que me vio crecer Aquel lugar clamoroso se sumergía En la presencia de las épocas Musitaba el enigma Y sus pies corrían titubeantes Como una cuna estremecida por el oleaje de los años A la espera de un gran acontecimiento

Un mar como la lluvia Se escurre como la chispa De la luna entre los dedos Así como los pétalos del clavel Que se rompen e irrumpen En las veredas del péndulo Hojarascas trémulas que descienden En el atardecer de la estancia Dejando el aroma de la nada

Débil brisa Tardía luz No llovía El viejo árbol que adornaba La avenida y su entorno Estaba triste Y allí otra dimensión Cubría la legendaria escuela de música Caminé sus calles Contemplé las casas y su gente Y los arbustos que ligeramente se movían Con el palpitar de esa urbe Entonces comprendí Que ella se había ido Hace mucho tiempo Y que yo me estaba yendo En ese momento Ella me dio… la mano fría de la distancia

La vida es como el sol Que agita los sentidos De sus ondas para hallarse Es como el piélago Que abriga los riachuelos Líricos labios De una lluvia temprana Con melodiosas notas de luna Que dan brillo a la mies

¿Y ahora qué?

Así es la vida que florece Así es la vida que se esfuma Imposible retener su aliento Deja el aroma de la nada ¿ Y ahora que?

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GOLONDRINO Un suspicaz golondrino De apresurados pasos Y demacrada figura Avanza sobre la arenisca de la noche Y va esparciendo las semillas De sus crueles cicatrices En su presagio Intuye Que ha llegado el momento De navegar hacia la gloria Siente el cansancio de su esfuerzo Años laboriosos en desvelos Alimentando el pensamiento Que cruelmente acortó sus remos Sorpresivamente se quedó solo Vacío Mudo Sordo Como sin jadeo Contemplando el oscuro dilema Voces de innumerables fantasmas Que llegan de las cuatro auras Sanguinarias corrientes Que ahogan aun más su pena Mira el reloj Inquieto espera Quiere encontrar el azul De su ensueño Un huracán que perfore la piedra De sus deseos

Prístina Florescencia

Paso a paso Avanza el golondrino Por la inevitable tormenta Y va dejando tras de sí Lágrimas ocultas En el agobiado andar De su respiro

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Soraya Iglesias

SE VIVE PARA SIEMPRE Se vive una sola vez Y para siempre En la esencia de lo infinito En el respiro del niño cuando nace Y también en el adiós De un ser querido Se vive una vez y para siempre Cuando el hombre renace Y el corazón se estremece Con agigantados pálpitos Que hacen libre su sendero Se vive una vez y para siempre En la sonrisa del infante En el vuelo de los pájaros En una mirada enamorada Que evoque la tuya En los anhelos de tu alma Se vive en el polvo de las cosas En ese espíritu que trasciende más allá del horizonte En ese devenir Y en este entonces Solamente Se vive una vez y para siempre

Prístina Florescencia

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DIOS Eres La espléndida Columna de fuego Que de noche iluminas El andar de un pueblo Por el inexorable camino Del desierto. Eres la columna De humo, que de día guías el Gentilicio y vas dejando legibles Huellas de tu sempiterna sabiduría. Adónde irá la historia y la ciencia que Que tus sandalias inmortales no las haya Recorrido ya, si visitas los mares y al mismo Tiempo estas sobre la tierra. El cielo es tu trono Y la tierra estrado de tus pies. Tu espíritu sustenta El orto y la tarde. Tus manos han creado al hombre Como alfarero que va moldeando el légamo de su propia Existencia. Milagroso cántaro que siempre lleno del agua De vista está. Subes al monte sagrado, brazas de fuego Consumen los estragos del viento, serenas los mares con la Apacible voz del silencio y en los siglos no hay nadie como tú, Jehová, palabra de trueno que estremeces. Adónde irá el hombre En su ancho camino que tus sandalias Inmortales no lo haya recorrido ya.


Primavera Mi niña grande Vive infinito El jardín Muchacha Chiquitica Un soñador Jinete del aire Los techos rojos Río de miel Añoranza Ineludible silencio Lejanía Llovizna Búsqueda Tú Brisas paraguanera Ventana del sol Ilustres gradas Espejo de la nada Duermen las calles Lloran los océanos Norte del Valle Días de sueños Cubiro de nubes Arcoiris Jona Jona Generación amada Ciudad nostálgica Aroma de la nada Golondrino Se vive para siempres Dios

Índice

15 17 20 22 24 26 27 28 30 31 32 33 34 35 36 37 39 41 42 44 45 46 47 48 50 53 54 56 58 59 60 62 63


Este libro se terminó de imprimir en marzo de 2011 en el Sistema Nacional de Imprentas Capítulo Yaracuy República Bolvariana de Venezuela La edición consta de 500 ejemplares


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