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Prohibida su reproducción parcial o total, en cualquier forma, sin permiso previo de ShowPlace Segunda Edición, Bogotá, Enero 2010 ISBN 958-97667-4-9
Ilustración: Maria de Pilar Rodríguez Duplat
Diagramación: Terry J. Escobar G
Contenido Pedagógico
El Cuidado del Cuerpo
En pocas semanas se celebrarían las olimpíadas atléticas por lo que los animales de la granja debían escoger su representante a este gran concurso.
- Sin duda será Box - decían todos, hablando del perro boxer, fortachón y bravucón que había llegado a la granja hace algunos días.
Pero Teodoro, el cerdito alegre y panzón, también quería participar.
- Yo quiero ir, yo quiero irle decía sin cansancio a su mamá cerdita.
Mientras tanto todos se burlaban , - ¿quién estaría tan loquito para escoger a Teodorito?-
La vieja cabra, sabia como el tiempo, puso punto final a la discusión. - Le daremos oportunidad a todos los que quieran participar.- dijo.
Entonces, programaron una carrera dentro de ocho semanas, con todos los animales que estuvieran interesados. Pero sólo Box y Teodoro se inscribieron.
Splinter, el pequeño conejo amigo de Teodoro, decidió ayudarlo.
- Debemos comenzar con la comidadijo. - Menos harinas, más proteínas-
- ¿Qué qué?- preguntó el cerdito.
- Menos harinas, más proteínasrepitió el conejo.
- Las harinas te engordan.
Las proteínas te ayudarán a tener la fuerza y velocidad que necesitas para la carrera - agregó.
- Se acabaron las papitas, los chicharrones, los ponquesitos, los platanitos, los taquitos, las rosquitas y todo lo demás -
- También haremos ejercicio todos los días. Por la mañana saldremos a trotar......y después algo de fuerza y estiramiento para que tus músculos se vuelvan como un caucho super fuerte.-
- Y nada de vicios - le dijo el conejo.
- Se acabaron las gaseosas, sólo jugos.
Comeremos frutas y verduras por montón. Ayudarán a limpiar tu cuerpo.
Puedes comer dulces pero pocos. Y mucha agua, mucha agua, para mejorar tu piel y tu digestión.-
Con el paso de los días y con el apoyo permanente de Splinter el cerdito empezó a bajar de peso y a tener más fuerza y velocidad.
Mientras tanto, cuando Box pasaba a su lado le decía: - Ni te lo sueñes cerdito!-
Algunos días, su voluntad desaparecía y el conejo tenía que animarlo para que no desistiera de esta tarea que se había propuesto.
a pesar de que por algunos momentos Splinter también pensaba que esto era casi imposible.
- Tú puedes ganar - le decía permanente,
Pasadas cuatro semanas, Teodoro había mejorado tanto que increiblemente Box, que hasta ahora se sentía el seguro ganador de la carrera comenzó a sentir que podría tener dificultades.
Entonces, junto con su novia Stella, la gata preferida del mayordomo, diseñaron un fabuloso plan.
Pocos días después Stella invitó a Teodoro a una fabulosa fiesta.
Era en un lugar donde Teodoro jamás había soñado estar, con música, luces y una comida espectacular.
- ¿Quieres una deliciosa banana achocolatada con helado de vainilla y caramelo? - le preguntó Stella al cerdito mientras le ofrecía una gaseosa de fresa, que Teodoro recibió por pura pena con esta niña tan linda que lo había invitado a la fiesta.
Después de bailar, Stella le preguntó a Teodoro
- ¿Quieres estos deditos de chocolate con almíbar y miel de maple?
El cerdito, que estaba feliz, aceptó y permaneció bailando hasta la madrugada.
Al otro día, cuando conejo llegó para hacer el ejercicio de la mañana Teodoro no pudo ni levantarse.
Tampoco pudo al día siguiente, ni al siguiente. Estaba mal, muy mal del estómago y parecía no soportar su peso cuando se levantaba.
Box estaba feliz. Stella había cumplido su misión. Ahora no habría nadie que pudiera ganarle en la competencia.
Pero mientras celebraban, el conejo los vio y pudo darse cuenta de lo que estaba sucediendo.
Inmediatamente corrió hacia donde el cerdito y le contó lo que había visto. En ese momento, Teodoro prometió que le ganaría la carrera a ese perro tramposo. Pero tendría que entrenar mucho más duro pues quedaban solo dos semanas para la carrera.
Desde aquel día, con ayuda del conejo, se levantaba desde muy temprano a hacer los ejercicios. Todos los días corría y saltaba lazo, además comía proteínas, frutas, verduras y mucho agua. Y procuraba descansar y dormir muy bien.
El día anterior a la carrera, Teodoro estaba listo. Su cuerpo no era el de un cerdito corriente. Su fuerza y su agilidad eran envidiables. Y tenía la mentalidad de un ganador, de un cerdito que podría y quería con todas sus ganas
llegar primero en la carrera.
A veces, el final de una historia llega antes de lo esperado.
En este caso, porque Teodoro, no importa lo que pase en la carrera, ya ganó, pues se demostró a sí mismo que con esfuerzo, trabajo y dedicación puede lograr lo que quiera, y esto ya lo hace un gran campeón.
