3 minute read

Respondiendo al Espíritu Santo: Él es quien te da la chispa

Anuncio de la muerte de William Booth El Cruzado - 30 de Agosto de 1912 Número especial dedicado a William Booth Octubre de 1812

Advertisement

pues era el único sostén de su madre y hermanas.

SU CONVERSIÓN

Luego de un tiempo de concurrir a la iglesia hubo un episodio que lo avergonzó, llevándolo al arrepentimiento. Así lo recordó tiempo después:

“En una transacción infantil había logrado sacar ventaja de mis compañeros, aunque les hice creer que mi actitud no era otra sino de generosa amistad. En testimonio de su agradecimiento me obsequiaron un estuche de plata para lápices. Habría sido comparativamente fácil devolverles 1852 el estuche sin decirles nada. Pero confesar que les había engañado era una humillación a la cual no quise someterme por algunos días”.

Tal era su culpa, que esta lo llevo a tomar una decisión liberadora.

“…recuerdo el sitio en el rincón del cuarto debajo de la capilla; recuerdo la hora y como resolví poner fin a esa situación, cómo me levanté y salí corriendo, cómo me encontré con ese joven a quien había perjudicado, recuerdo el reconocimiento de mi pecado, la devolución del estuche para lápices, el sentimiento de que en ese mismo instante era quitado de mi corazón el peso de la culpa; la paz 1889 que experimenté en su lugar y el comenzar desde esa hora servir a Dios y a mi generación”.

( M. L. Carpenter, William Booth, ed.1972 )

AMISTADES QUE INFLUENCIAN

Hay amistades que marcan a fuego nuestras vidas. Amistades que, más allá de las risas y los agradables momentos de diversión, dejan una influencia imborrable en nuestro carácter. En el mejor de los casos duran toda la vida. En otras es como si Dios nos “prestara”, por un breve tiempo, tales amistades; pero su recuerdo es nuestro tesoro imperecedero mientras tengamos memoria. William Samson fue una de esas amistades para William Booth. Aunque muy cercanos, eran de temperamentos diferentes. “Lo refinado de Will Samson – ha dicho un biógrafo- contrastaba con la naturaleza más tosca de su amigo”.

Samson era “fervientemente religioso”. Juntos compartían la pasión por el evangelismo callejero. Aunque al principio solo Samson predicaba- William acompañaba con algún que otro “amén”-. Poco a poco se fue animando hasta llegar a convertirse en un fogoso predicador al aire libre. Fue con él que William también, experimentó el evangelio práctico al ayudar a una mujer en condiciones de miseria deplorable, a la que le consiguieron una vivienda que ellos mismos costeaban. Este ministerio compartido siguió adelante hasta que la muerte sorprendió a Samson, en plena juventud, de tuberculosis, dejando un vacío enorme en su amigo: “¡Que prueba más grande fue esa pérdida para mi joven corazón! “, recordaría años después.

Otra de las influencias de William por aquellos años sería un famoso evangelista norteamericano, de visita en Nottingham, llamado James Caughey, con quien conservaría una relación de respeto y admiración por largo tiempo.

INCIPIENTE LABOR DE PREDICADOR

Para 1852, Booth, con 23 años, ya era un predicador laico de su denominación. Un comerciante de buena posición, E.H. Robbit, no era indiferente al talento oratorio del joven y se comprometió a pagarle un sueldo por algunos meses para que se dedicase de lleno a la predicación; así que William dejó su trabajo y dio rienda suelta su pasión: La salvación de otros. Desde ese tiempo adquirió la costumbre de invitar a los penitentes a acercarse al frente para hacer profesión de fe. Años más tarde -en La Misión Cristiana, primero, y luego en Ejército de Salvación- sistematizaría esta costumbre con el Banco de Penitentes.

VIDA FAMILIAR

This article is from: