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D. Hoy, a 15 años de su muerte, los textos del escritor chileno siguen siendo el arma más poderosa contra el tiempo y sus olvidos. Brilla como una estrella distante en ese cielo tantas veces contemplado P. 4
BOLAÑO Y EL
LUIS CALDERÓN
TIEMPO
TORTAS DE TAMAL . HOJAS DE PAPEL VOLANDO , JOEL HERNÁNDEZ SANTIAGO PÁG 8
ADENTRO LOS TRABAJOS PARA CONCLUIR EL NUEVO GRAN MUSEO EGIPCIO EN EL CAIRO CONTINÚAN A MARCHAS FORZADAS Pág. 2
UN AGRICULTOR DEMANDA A MONSANTO Y SU HERBICIDA ROUNDUP POR, SUPUESTAMENTE, PROVOCARLE CÁNCER Pág. 7
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OBRAS DESTACADAS
BOLAÑO
ROBERTO BOLAÑO dedicó sus primeros años a escribir poesía. Posteriormente, en su madurez, desarrolló su narrativa para incursionar en géneros como el cuento y la novela.
Y EL TIEMPO
La pista de hielo (1993)
Los perros románticos (1993)
Los Detectives salvajes (1998)
Amuleto (1999)
La literatura nazi en América (1996)
Estrella distante (1996)
Llamadas telefónicas (1997)
Nocturno de Chile (2000)
Amberes (2002)
JOSÉ ANGEL RUEDA
El paso de los años no ha hecho más que darle fuerza al vendaval que supone la obra del escritor chileno. La Ciudad de México, la poesía, la patria y la causa latinoamericana figuran como gritos de guerra en su literatura.
C
uando en 1992 el escritor chileno Roberto Bolaño recibió la noticia de que tenía que someterse a un trasplante de hígado para seguir viviendo, comenzó una dura batalla contra el tiempo. ¿Cómo pelear contra él? ¿Cómo ganarle? Seguramente contrariado, pero sin perder la lucidez, Bolaño no encontró mejor lucha que la de escribir, escribir siempre, tanto como su cuerpo y sus fuerzas se lo permitieran. Hoy, a 15 años de su muerte, su escritura sigue siendo el arma más poderosa contra el tiempo y sus olvidos. El chileno brilla como una estrella distante en ese cielo tantas veces contemplado.
DEMASIADO PRONTO Roberto Bolaño corresponde a esa clase de escritores que fueron valorados demasiado tarde. Su muerte temprana, el 15 de julio del 2003 a los 50 años de edad, cubrió su literatura con una vitrina que se empañó pronto de una bruma un tanto mítica. Una bruma que encuentra su espesor en la certeza de que Bolaño se acabó demasiado pronto. Y en una buena cantidad de hubieras sobre las cosas que el chileno no alcanzó a decir y que quería decir. Más allá de la esperanza de curarse, que no perdió nunca, la posibilidad de una muerte prematura hizo que el escritor latinoamericano forzara la marcha a niveles extraordinarios. Entonces, como si estuviera previamente escrita en sus recuerdos, confeccionó de prisa una obra poderosa, capaz de todo. Fue tanto lo escrito y tan corto el tiempo que los cajones de su casa de Blanes, en la Costa Brava de Barcelona, se quedaron llenos de manuscritos, de piezas sueltas que conforman su universo literario, un universo que es fiel al término y por ende sólo puede comprenderse como un todo, como una telaraña que se entrelaza y crea vínculos indestructibles. A contrarreloj, supo esquivar al tiempo con novelas y cuentos publicados incluso después de su muerte. El objetivo estaba cumplido. Los textos del chileno se asemejan a una fuente que parece inagotable, aunque es cierto que llegará el día en el que todo habrá sido dicho. Entonces sí que comenzará la otra batalla, la de la posteridad. No es difícil encontrar los motivos por los cuales Roberto Bolaño se ha convertido en una de las voces fundamentales de su generación. Su modo de ser funciona como
un espejo en el cual los seres humanos son capaces de mirarse sin prejuicios, tal como son, con sus sueños y pecados. Con sus rostros envejecidos. El joven que soñaba con ser poeta logró hacer de la vida una poesía. Y es que para él la vida era eso, poesía, por eso era capaz de encontrar versos en una tarde de sol, en una banca de la Alameda del Distrito Federal, en un café con leche, en las montañas que marcan los límites de las ciudades, en las voces desgarradas de las prostitutas. Si he de vivir, que sea sin timón y en el delirio, contaba Bolaño que decía su amigo Mario Santiago, poeta al que conoció en la Ciudad de México en aquellos soñadores años setenta y con el cual aprendió, a base de golpes, caídas y abismos lo que en realidad significaba vivir a todo o nada. Hay algo extraño que pasa con la literatura de Bolaño. Él supo pintar una línea casi invisible entre la realidad y la ficción. Una línea que sólo es posible ver a veces, cuando se pone al sol, como negativos de fotografías que solo existen gracias al contraluz. Es por eso que resulta tan complicado saber qué de lo escrito es verdad y qué no. Lo cierto es que sus libros están repletos de personajes que regularmente viven al límite, y que encuentran en la literatura, como metáfora exacta de todo aquello que nos mueve por dentro y nos representa, motivos para seguir.
ROBANDO LIBROS Roberto Bolaño era un escritor de causas, a veces perdidas, cierto, pero causas al fin. El chileno encontraba en ellas su razón de ser. Quizá fue la causa latinoamericana uno de sus principales motores para convertirse en lo que finalmente fue. Ese aire libertador que, desde muy joven, en su etapa chilena, descubrió y que, tiempo después, con los años, en sus años mexicanos, comprendió como pocos el contexto de lucha y la eterna búsqueda de la libertad. Muchos son los aspectos por los cuales le tomó tanto afecto al Distrito Federal, y es muy probable que la mayoría tengan que ver precisamente con eso, con la libertad. Influenciado por ese idealismo propio de la adolescencia, descubrió en las calles mexicanas el valor de sentirse libre. Libre como las letras, libre como las ideas, libre como las palabras. El joven chileno que llegó a México justo en 1968, y que apenas puso un pie por estas tierras comprendió que algo raro pasaba con los estudiantes, que acá también callaban a tiros. Que acá también había algo por qué pelear.
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Monsieur pain (1999)
OBRAS PÓSTUMAS EL CHILENO solía escribir en pequeños cuadernos historias que por años quedaron guardadas, mismas que han visto la luz con el paso del tiempo y que confirman su fuerza literaria.
ILUSTRACIÓN: LUIS CALDERÓN
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Si he de vivir, que
sea sin timón y en el delirio, contaba Bolaño que decía su amigo Mario Santiago, poeta al que conoció en la Ciudad de México
Bolaño creció en las calles oscuras del Centro Histórico, de la colonia Guerrero. Visitando las ostentosas cuadras de la Condesa, tomando cuanto taller literario pudo, cuestionando la escena literaria del país, enamorándose de las actrices mexicanas del momento, de Angélica María, caminando por los extensos pastos de la Facultad de Filosofía y Letras, en Ciudad Universitaria. Robando, a veces, libros en la calle de Donceles, libros que él mismo reconoció que quizá no leería nunca, pero que le gustaba tenerlos cerca.
El gaucho insufrible (2003)
2666 (2004)
Los sinsabores del verdadero policía (2011)
El espíritu de la ciencia ficción (2016)
El secreto del Mal (2007)
Sepulcros de vaqueros (2017)
La Ciudad de México fue tan determinante para él que, años más tarde, no encontró más remedio que describirla repetidamente en sus novelas. Fue en Los detectives salvajes, ganadora del premio Rómulo Gallegos, donde el chileno aterrizó sus múltiples recuerdos. Dos jóvenes poetas, Ulises Lima y Arturo Belano (Mario Santiago y el mismo Bolaño, respectivamente) y un movimiento literario llamado el Infrarrealismo dan cuenta de aquella fantasía recreada tantas veces por el escritor. El diario de un estudiante de derecho que sueña con ser poeta, y que en su camino se cruza con Lima y Belano y entonces se sumerge en un viaje sin retorno, a todo o nada, por los viejos cafés del centro, por los viejos bares del centro. Por azoteas, por bancas de parque, por vecindades.
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El tercer reich (2010)
Y es que el chileno
consideraba al oficio de escribir como una condena, una tarea miserable que hundía al escritor en los abismos más profundos, de los cuales solo algunos eran capaces de salir.
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ROBERTO BOLAÑO pasó muchas mañanas y tardes leyendo libros recién comprados, o recién robados, sentado en las bancas de la Alameda de la Ciudad de México. FOTOS: ROBERTO HERNÁNDEZ
LAS LIBRERÍAS de viejo, en la calle Donceles, fundamentales en la vida y obra del escritor.
Años más tarde, cuando el escritor ya se debatía entre la vida y la muerte y México le quedaba demasiado lejos de Blanes, regresó con su literatura al país de su adolescencia. No al Distrito Federal, sino a una Ciudad Juárez rebautizada con el nombre de Santa Teresa, esa ciudad que no por inventada se libró de sus demonios, esa donde miles de mujeres murieron en manos asesinas, y que él retrató con crudeza en las interminables páginas de 2666, su obra total.
LAS TRES VIDAS Suele decirse que la vida de Roberto Bolaño se divide en tres etapas fundamentales. Chile, que fue su niñez; México, su adolescencia y Barcelona su edad adulta. El escritor nació en Santiago, pero creció en el sur de Chile, en Bio Bio. Aquellos días han sido retratados en textos breves en los que el autor vuelve de manera somera a su infancia, como un recuerdo borroso. A los 15 años dejó su país, tomó sus maletas y junto con sus padres viajó al Distrito Federal. A Chile volvió cinco años después, más formado ideológicamente, regresó para integrarse al proceso de Unidad Popular, en aquellos tiempos de Allende y Pinochet, pero la cosa le fue mal, fue encarcelado y vio de cerca la muerte. Luego vino un exilio mucho más prolongado, de 25 años, un exilio que rompió en un viaje fugaz ya como un escritor consolidado. De aquellas visitas posteriores y de su memoria, que no olvidó nunca, surgió una de sus novelas más aclamadas, Nocturno de Chile. Su etapa en Barcelona es igualmente importante. Los textos escritos ahí dan cuenta de un escritor que camina con pasos de gigante hacia la madurez. Llegó a España en 1977 y de ahí comenzó una aventura de supervivencia. Trabajó de todo, lavó platos, fue botones, camarero, vigilante de un camping en Casteldefels, pero nunca dejó de escribir.
LA TRADICIONAL calle Bucareli aparece de manera recurrente en novelas como Los detectives salvajes y La pista de hielo.
Roberto Bolaño corresponde a esa clase de escritores que fueron valorados demasiado tarde. Su muerte temprana, el 15 de julio del 2003 a los 50 años de edad, cubrió su literatura con una vitrina que se empañó pronto de una bruma un tanto mítica. www.elsoldezacatecas.com.mx www.el soldemexico.com.mx
Se mudó a Girona, luego a Blanes, conoció a su esposa Carolina López, tuvo dos hijos, Alexandra y Lautaro, pero nunca dejó de escribir. Y es que el chileno consideraba al oficio de escribir como una condena, una tarea miserable que hundía al escritor en los abismos más profundos, de los cuales sólo algunos eran capaces de salir. Roberto Bolaño escribía con la consciencia absoluta de que la patria de un escritor, antes que otra cosa, es su lengua, son las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere. La memoria, como el cielo reservado para los hombres.
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¿CANCERÍGENO?
MONSANTO Y EL GLIFOSATO, A JUICIO
Vendido desde hace más de 40 años, el Roundup es uno de los herbicidas más utilizados en el mundo, contiene glifosato una sustancia muy controvertida / AFP JULIE CHARPENTRAT / AFP
Un agricultor estadounidense demanda a la empresa y su herbicida Roundup por, supuestamente, provocarle cáncer; el litigio se decidirá en tres semanas
¿
El Roundup es cancerígeno? ¿Monsanto ha ocultado deliberadamente la peligrosidad de su herbicida de glifosato? Estas son las preguntas que un tribunal estadounidense examina desde el pasado lunes 9 de julio en el juicio por un individuo con cáncer
terminal. Aunque hay cientos e incluso miles de procesos en marcha en Estados Unidos contra el gigante agroquímico, la demanda de Dewayne Johnson, un estadounidense de 46 años que fumigó con Roundup durante más de dos años, es la primera relacionada con este producto y sus posibles efectos cancerígenos que desemboca en un juicio. El proceso se inició oficialmente a mediados de junio con la designación de un juez, pero los debates comenzaron esta semana San Francisco, California, después de una serie de audiencias técnicas. Está previsto que dure al menos tres semanas, hasta el 9 de agosto. Vendido desde hace más de 40 años, el Roundup es uno de los herbicidas más utilizados en el mundo, contiene glifosato, una sustancia muy controvertida que es objeto de estudios científicos contradictorios sobre su carácter cancerígeno. Monsanto, que podría verse obligado a pagar millones de dólares en daños, siempre ha negado cualquier conexión entre el cáncer y el glifosato. El demandante, Dewayne Johnson, “pelea por su vida” después de que le diagnosticaron un linfoma no Hodgkin incurable hace dos años, dice uno de sus abogados, David Dickens, del bufete Miller, especializado en la defensa de personas víctimas de productos defectuosos. “No es culpa de la suerte”, no se debe a un problema “genético”, “es por su exposición continua al Roundup y a Ranger
Pro” (un producto similar de Monsanto), que él roció entre 2012 y 2014 en los terrenos escolares de la ciudad de Benicia, en California, asegura Dickens. “Y eso podría haberse evitado”, afirma el abogado, acusando a Monsanto, que acaba de ser adquirida por la alemana Bayer, de ocultar deliberadamente al público la peligrosidad de sus productos.
INFORMACIÓN CONTRADICTORIA Los abogados aún no han establecido la cantidad que pretenden reclamar, pero hablan de un “juicio multimillonario”. Sin embargo, no será fácil para Dewayne Johnson, cuyos abogados deberán demostrar un vínculo entre su enfermedad, que le causa graves lesiones cutáneas, y la fumigación del glifosato. “No causó su cáncer”, afirma Sandra Edwards, de despacho de abogados Farrella, Braun y Martel, una de las abogadas de Monsanto. Durante el juicio, “verán mucha información y ciencia”, asegura, señalando que ha habido “estudios que han seguido por años y años a personas que han utilizado estos productos” sin concluir que les provocaron cáncer. “Legalmente, es extremadamente difícil responsabilizar a una compañía por casos específicos de cáncer u otras enfermedades relacionadas con pesticidas”, dice Linda Wells, de la ONG de combate a los pesticidas Pesticide Action Network North America. Pero “si el señor Johnson gana este caso, será un gran golpe para toda la industria de pesticidas”, agrega Wells. El caso es tanto más complejo porque hay muchos estudios y decisiones contradictorias sobre el glifosato. Contrariamente a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), California ha puesto al glifosato en la lista de cancerígenos. Y en ese estado, todo fabricante que tenga conocimiento del carácter cancerígeno constatado o presunto de un producto debe obligatoriamente hacerlo figurar en el envase. El glifosato también está clasificado como “probablemente cancerígeno” desde 2015 por el Centro Internacional de Investigación del Cáncer, un organismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS); en cuando a Europa, en noviembre pasado, la Unión Europea decidió renovar la licencia del herbicida por cinco años.
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Empresa polémica Creado en 1901 en Saint-Louis, Missouri, Estados Unidos, Monsanto, produjo en primer lugar la sacarina, un famoso y poderoso edulcorante y, a partir de los años 1940 se lanzó a la agroquímica. La empresa estuvo asociada, a la fabricación del desfoliante conocido como “Agente Naranja”, utilizado por el ejército de EU durante la guerra de Vietnam. En 1976 Monsanto lanzó su herbicida Roundup y luego puso a punto la primera célula de una planta modificada genéticamente, antes de especializarse en estos productos transgénicos (OGM). Las primeras semillas genéticamente modificadas, concebidas para resistir al Roundup, comenzaron a ser fabricadas en los años 90. El Roundup contiene glifosato, sustancia que ha sido objeto de estudios científicos sobre su carácter cancerígeno sin que hasta el momento haya un resultado concluyente. El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo bajo distintas marcas, desde que la patente de Monsanto pasó al dominio público, en el año 2000. En 2012, Monsanto concluyó un acuerdo con las autoridades de la localidad de Nitro, en Virginia Occidental, EU, para indemnizarla con 93 millones de dólares por graves perjuicios a la salud de sus habitantes. En Nitro funcion, en los años 50 y 60, una planta que elaboraba el ingrediente principal del Agente Naranja. En septiembre de 2015 un tribunal de apelaciones francés condenó a la multinacional estadounidense a indemnizar a un agricultor intoxicado en 2004 por los efluvios emanados de otro de sus productos, el Lasso, que luego fue prohibido en varios países. Monsanto emplea actualmente a unas 20 mil personas en todo el mundo y tiene un volumen de negocios anual de unos 15 mil millones de dólares. Este año, Monsanto fue comprada por el grupo farmacéutico y agroquímico alemán Bayer en más de 60 mil millones de dólares; a inicios de junio, Bayer anunció su intención de suprimir el nombre de Monsanto, símbolo para sus detractores de los males de la industria agroquímica.
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D. OPINIÓN
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NOMBRE COLUMNA JOEL HERNÁNDEZ SANTIAGO
Tortas de tamal “Nosotros, de quienes uno es tanto como vos, y juntos más que vos, os hacemos rey para que cuides nuestros fueros y privilegios, y si no: no”
N
o me diga usted que no ha probado las ‘tortas de tamal’. No me diga que se ha privado del manjar cotidiano de miles de mexicanos al grito de guerra que temprano salen de su casa para conseguir casa-comida-sustento y que al paso de ganso piden además su atolito de canela, o de arroz o de piloncillo o avena y que, humeante en un vasito de unicel, es al mismo tiempo sagrado alimento como la solución al día de jornada de trabajo, a la solicitud de empleo, la venta que no llega y para soñar a cada sorbo, mientras se mira al infinito, que aquí todo está bien, que no pasa nada, sana-sana, colita de rana… Una torta de tamal es un mundo en una telera. Es el encuentro de dos mundos. Es el maíz abrazado por el trigo en un solo bocado; es la salsa de chile picante que nos hace recordar la distancia entre el cielo y la tierra y el sistema métrico decimal… Para muchos urbanos del país el desayuno cotidiano va de las famosas ‘guajolotas’ a las quesadillas que no tienen queso y que son de flor de calabaza, o sopecitos, que son memelas en mi tierra oaxaqueña: De salsa verde o de roja, todo depende del gusto del señor, de la señora o del niño que brincotea porque ya le anda del baño… ¿Por qué a la edad de la primaria siempre nos anda del baño? Así que cada mañana, multitudes de mexicanos salen a buscar la vida. Son los hombres y mujeres y niños y perritos del alba; los de la mañana sabrosa en el campo; los que andan por los caminos de México; en la tierra o en la mar; los que trabajan en la fábrica, en la empresa, el comercio o a prestar servicios. Son los que se despiertan con la noche aun sin terminar y salen a chingarle por ‘la patria impecable y diamantina’, que dijera López Velarde… Pero qué digo, si Patria es un concepto que ya no se usa. Acaso se dice ‘país’, ‘nación’, ‘República Mexicana’, ‘terruño’. El ideal de patria dejó de ser parte de la esencia mexicana; dejó de ser el lunes de civismo en la escuela primaria o la mano en el pecho cuando se escucha el Himno Nacional o se iza la bandera de los tres colores nuestros: con su aguilita devoradora ahí. Patria viene de padre. Eso es. Pero ya pasó de moda y hoy, sin mencionarla, se vuelve al nacionalismo mexicano. Es que Patria es demodé, cutre, carca, viejita y hasta sin chiste. Pero es. Ahora se le dice Nación y nacionalismo. Ese que incluye amar a la Patria –aunque suene cursi- y cantar rancheras y gritar cuando se es feliz siendo mexicano… “¡Ay, ay, ay, ay: canta y no llores…!” Por estos días, como pocas veces, en la combi, en la camioneta colectiva, en el metro, en el Metrobús, en el taxi o hasta de mesa a mesa o codo con codo se escucha que nuevos vientos barren la basura que se acumuló en México; y se habla de nuevas formas y de nuevas maneras de hacer y participar. Está bien. Y todo esto produce reflexiones profundas frente a una
limonada de naranja y una larga espera en la fila del irás, y no volverás, frente a la burocracia nuestra de cada día. Y la frase más escuchada ya pasado el trago amargo del 1 de julio cuando pensábamos que se repetiría la vieja historia del chanchullo electoral, hoy la frase más repetida es: “¿A ver cómo nos va?” o hasta el “Ojalá” Y desde todos los ámbitos de la vida nacional, los de la gente de a pie y entre una clase media siempre oscilante, se escucha el vibrar de “¡Ay Morena, morenita mía, no te olvidaré…!” Y esto como si los perdedores que suman millones, no existieran, o no quieren aparecer y guardan silencio. Acaso hacen mutis mientras termina la feria y su jugada. Al final de cuentas, quien ganó las elecciones: Andrés Manuel López Obrador con su Morenaza de fuego habrá de ser el presidente de todos los mexicanos: sí: de todos. No nada más de los treinta millones que le dijeron ‘sí’; no nada más de los que se miran al espejo de los triunfadores; también para aquellos que dieron su ‘si’ a otras coaliciones de partidos, o acaso al único independiente que fue una broma macabra del sistema electoral… Y hasta para los que no quisieron ir a votar o no pudieron: somos 127 millones de mexicanos, más los que se acumulan en este mismo momento… “¡Ganamos!” “¡Ya chingamos!” se escucha por aquí o por allá, por donde uno pasa mientras se va por la calle caminando sin parar ‘de arriba-abajo-de arriba-abajo…”: Hoy, como parte del paisaje después de la batalla, hay en la voz y en las miradas de millones esa sensación de triunfo pero también, poco a poco, subyace el “¿Lo hicimos bien?” “¡Ahí va un navío cargado de: ¡sorpresas! Muchos que votaron por Morena, perciben a la política como si cada uno tuviera a un AMLO a su medida; como si él le estuviera hablando a cada uno para decirle que todo está mal pero que todo estará bien. Y sonríen complacientes. La confianza está puesta ahí. Él ha dicho una y mil veces que no defraudará a los mexicanos. Y lo gritó a los cuatro vientos en el mismísimo Zócalo de esta México el asiento la noche del 1 de julio: “¡No los voy a defraudar!”… “¡Amor con amor se paga!”. Y el triunfador habla con los otros como si AMLO estuviera encarnado ahí. Ya hoy no se trata de convencer a nadie. Ahora hay que convencerse, cada uno, de que se decidió lo mejor y que todo saldrá bien… porque al final –dicen- ‘los malos recibieron su castigo electoral por ajenos, por marrulleros, por transas, por dejadez’ y porque “¡Ya estuvo bueno, no?” Y sí. ¿Qué sigue? Se habla de unidad nacional. Se habla de ‘reconciliación’ –aunque debiera ser conciliación-. Se habla de que todos juntos comeremos chicharrón… Y aquí el regreso al futuro: Andrés Manuel López Obrador lo dijo antes y después: “La patria es primero”, con lo que hace suya la respuesta del independentista Vicente Guerrero a su padre, quien le pide que deponga las armas Y AMLO hace alusión, entonces, a esa Patria a la que ha prometido no traicionar, no engañar, no mentir y no abandonar… Cumplirle, pues. Y retoma el viejo concepto. Y dota de color a sus promesas de campaña. Y les da sentido, geografía, tiempo y profundidad… La misma que cantaron Balbuena y su Grandeza
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Mexicana, como también Ramón López Velarde y La suave patria. Porque a la Patria-padre, se le ha cantado en México aun antes de la independencia. Cuando se atisbaba lo que sería un país, nación, Estado, soberanía, cultura, historia, tradición, hombres y mujeres de trabajo, y amor patrio. Melchor de Talamantes en 1808 ya vislumbra a un país emancipado; Hidalgo y su lucha por una “¡Patria!”; Morelos… y de ahí para adelante, con altibajos, con guerras, con traiciones, con avances paso a paso, con la consolidación de la República Mexicana y con el ideal de que la patria es suave y diamantina, que es nuestra casa, que es nuestro sustento y nuestro arrobo. Que es nuestros viejos y nuestros niños: y que es nuestros muchachos rezongones, vitales, echados para adelante. Caminar nuestra patria es caminar suelo propio. Muchos escritores, músicos, pintores, arquitectos, cineastas… han cantado a la Patria: su patria. Dos orgullos de las letras hicieron la apología de lo que aquí se veía y que sería la permanencia serena y firme de un país que habría de construirse sobre bases culturales e históricas. Nadie: Morenos o no, abjuran de su origen mexicano, y de su orgullo nacional y patriótico: y esto es el punto de unión, el axel de los caminos distintos. Ahí nos encontramos todos. Es nuestro México en una nuez, en un piñón, en un respiro y es un ‘pájaro de oficio carpintero’. Bernardo de Balbuena (1568-1627] hace en una epístolapoema la apología de la Ciudad de México en la que se resume el orgullo patriótico de todo un territorio aun colonia y al que se muestra proclive y ufano: “De la famosa México el asiento Oh tú, heroica beldad, saber profundo, que por milagro puesta a los mortales en todo fuiste la última del inundo” … Por supuesto hubo cantos a la Patria durante las guerras de intervención y, sobre todo cuando el país se desmembró primero a la pérdida de Texas (1836) y por la mutilación del territorio mexicano en 1848; la patria estaba en la boca de los liberales del siglo XIX, entre los reformistas y aún durante el porfiriato. La Revolución Mexicana fue fruto de intereses económicos y políticos, pero una cosa queda clara, entre la multitud la idea de defensa de su patria y de sus privilegios estaba en juego y por ello murieron más de un millón de mexicanos al comenzar el siglo XX y otro tanto salió del país… Y de ahí en adelante, la patria ha sido lo mismo pretexto para exaltar lo nuestro y nuestro origen, como también para ruindades como cuando ocurrieron las muertes históricas de Carranza, Felipe Ángeles, Lucio Blanco; o como cuando la unidad le dio sentido patrio a las decisiones soberanas, como ocurrió en 1938 por la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas. Cada quien a su modo entiende a la patria. Y aunque no la nombra con este apelativo, la quiere si se es de aquí; la ensalza; se ufana de ella; se entrega a ella; y mienta madres por ella. Los que viven fuera también lo saben. Y de ahí en adelante se desgrana el orgullo por una patria que se construye día a día, que se cae y se levanta, la misma patria que ha sido eterno botín y la eterna espera. Hoy, en nombre de la patria construida por todos, y desahuciada por muchos, está a la expectativa, y se mira a sí misma en el dilema del futuro de uno y de todos. “La patria es primero”. ¿Y qué es la patria en este caso? Y así, en la reflexión profunda, se terminó la torta de tamal, las quesadillas de picadillo, el atole de piloncillo y se sigue la marcha hacia el futuro inmediato: la jeta del jefe y el “¡Otra vez tardeeee!” y uno sin poder explicarle que venía en la reflexión profunda del “ser o no ser”; “el ser, o la nada”… del “soy, o me hago”. jhsantiago@prodigy.net.mx