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Guillermo Brown en el combate irse a pique que rendirse…"

al mando de Guillermo Brown y una poderosa escuadra brasileña. Desinteligencias entre sus oficiales hizo que el almirante fue felicitado por el Gobierno, que presentó el hecho como una verdadera victoria argentina frente a su enemigo cercano

Balcarce y el Oriental Argentino, al ver la maniobra de esos barcos, retrocedieron.

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Brown se percató de la situación pero no estaba en sus planes retroceder. Así la 25 de Mayo y la Río se abalanzaron sobre los brasileños que comenzaron a rodearlo y descargaron toda su artillería sobre ellos. Los muertos y heridos en los buques patriotas se multiplicaban.

Los brasileños no quisieron abordar el buque, porque temían que Brown lo hiciera estallar por los aires. El inglés John Grenfell, comandante del Caboclo, lo exhortó a rendirse y lo invitó a tomar té en su recámara. Como respuesta dispararon una salva que mató a varios marineros y que le sacó el brazo derecho al propio Grenfell, que lo obligaría a viajar a Gran Bretaña a recuperarse.

En la 25 de Mayo Espora, su comandante, había sido seriamente herido y no se dejaba curar. Sangrando y afiebrado repetía que si el barco era tomado por el enemigo que arrojasen su cuerpo al agua. Estaba tan mal que el propio Brown lo había dado por muerto.

El barco estaba prácticamente destruido. Tenía 34 impactos en su casco, con agua entrándole por todos lados.

Mástiles partidos, sin timón y casi sin artillería, su cubierta estaba llena de muertos y heridos.

Aún así disparaba con cuatro de sus cañones, mientras la bandera argentina seguía flameando atada al palo de mesana, porque una bala le había destruido la driza.

Las cañoneras la remolcaron, escorada sobre babor, con su comandante Espora tirado en una camilla, en medio del fuego enemigo, escoltadas por las goletas Sarandí y Río, que disparaban a los enemigos que los perseguían.

En la Río, cuando se les agotaron las municiones, los fusileros improvisaron cartuchos con pólvora y con pedazos de telas de sus ropas.

Dos horas después de este combate llegaron las naves argentinas que antes se habían alejado. Brown, herido en su mejilla, pasó al República. Estaba enfurecido. Con su sable en la mano le espetó al comandante Clark:

"Siento tanto verlo con nuestro uniforme, como al frente de este buque. Salga usted de mi presencia porque no reconozco más valientes que Brown, Espora y Rosales".

Como pudo, la escuadra argentina enfiló hacia el fondeadero de Los Pozos, perseguidos por los brasileños, quienes se retiraron cuando vieron que las aguas no eran profundas y sus barcos encallarían.

Solo la 25 de Mayo había tenido 14 muertos y 23 heridos. El almirante fue felicitado por el gobierno, quien presentó este combate como un triunfo, ya que los brasileños habían abandonado cobardemente su posición, proclamaron.

"Debimos haber reportado un triunfo completo en ese día, si no hubiésemos sido abandonados por los demás barcos de nuestra escuadra", se lamentaría más tarde el marino irlandés.

Mientras remolcaban a la 25 de Mayo, se desató un pampero que terminó con ella. Se le sacaron los cañones y quedó amarrada. Una marea alta la inundó y se hundió frente al Retiro.

Guillermo Finley, un tripulante inglés de la 25 de Mayo le dedicó a Brown y al buque una composición poética, en el que relató el combate. El mismo había sido uno de los heridos.

El 20 de mayo de 1836, en su agonía en el pueblo de Carmelo, Rosales le pidió a su amigo el capitán Escola que lo enterrasen en Buenos Aires y, en caso de que hubiera problemas con Rosas, indicó que sus restos fueran puestos en una bolsa con un peso y arrojados en el lugar donde se había hundido la 25 de Mayo.

En 1935, mientras una draga trabajaba en la dársena de Puerto Nuevo, dio con los restos del buque, y se extrajeron 14 cañones, proyectiles y dos anclas, testigos silenciosos de cuando el almirante Brown prefería irse a pique antes que rendir el pabellón.

-Por el historiador Adrián Pignatelli (publicado en Infobae)

-Fuentes: Guillermo Brown, de Felipe Bosch; Guillermo Brown, de Guillermo Oyarzábal; Historia Naval Argentina, de Teodoro CailletBois

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