El Sótano Revista Nº4

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SAN CARLOS AMANECE VERDE



TAPA - ARTE - DIAGRAMACIÓN CORRECCIÓN - ARMADO: Grupo El Sótano ESCRIBEN EN ESTE NÚMERO: Armando Bonilla Bagre Chico Dayiana Longo Facundo Bonilla Federico Baggini José Correa Lucas Bonilla Luis Canobra Martín de los Santos Martín Cedrés Mr Baru Pablo Rodríguez Stephanie Borche Tamara Portela ILUSTRAN: Facundo Bonilla Flore Malzoni Katiuska Dávila Lenka Suarez Martín Cedrés Pablo Pérez Stephanie Borche Vica Opa FOTOGRAFÍA: Abril Rodríguez Bagre Chico Dayiana Longo Lucas Bonilla Martín Cedrés Pablo Rodríguez Pablo Pérez


07 Amanda 11 Roberto Appratto. Entrevista 15 Foto relato 27 Pama Omi. Cuento 29 Oxygeno 31 Sueños Turbios 33 Vica Opa. Ilustración 37 Sos Tará 39 Tentación 41 El Vuelo. Ilustración 43 Poesía 45 Ensayo 49 Algunas maneras de la maña 51 Cadaver exquisito 53 Loca Certeza 57 Estoy podrido 61 Poesía 65 Diario 67 Al Bulto 71 Dios San Golotea



madera al 贸leo. Lucas Bonilla


ilustraci贸n digital. Lenka Su谩rez


Pocos sabían que Amanda no podía leer.

su primer amor. Por eso hay que levantarse temprano e ir a buscar lo que falta.

Su visión de hermosos ojos de avellana todo lo apreciaban; a través de sus largas pestañas que acariciaban el aire en cortos parpadeos, todo percibía.

Amanda sabe bien. Sube la bicicleta bien dispuesta. Sabe que tiene cien pesos, todo lo que mami consiguió. Es mucha plata.

Pero la tierna Amanda no podía comprender lo que estaba escrito ni podía escribir. De todas maneras y la complicidad de mamá, aunque estaba en segundo y ya cumplía los nueve, Amanda se ajustaba su impecable vincha blanca sobre el pelo retinto y lacio partido al medio y encaraba al mundo con picardía, con tezón, con amor. Todo tenía por ganar.

Mientras vuela en la chiva cerca de la feria mira atentamente los carteles de los precios y los cajones de verduras y frutas, sueña con volar, algún día. Sueña con tener y no tener. Vuela su almita pura buscando paz y felicidad. Cosas ajenas. Nadie se dio cuenta. Había un cartel que decía: peligro, NO TOCAR. Un cartel rojo de chapa, bien brillante. Un cartel lindo que explicaba que era mortal tocar las paredes de ese muro cargado con altísimo voltaje de electricidad. La puta que te parió Amanda: cómo no sabes leer.

El sábado era el cumpleaños de Amanda. El sábado fue clave porque mamá consiguió el asado y viene el tío Fernando y la tía Ema. Seguro venía el primo Jairo. El redondito corazón de Amanda palpitaba por Jairo:

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fotografĂ­a. Lucas Bonilla



foto cedida por Roberto Appratto

Muchas veces, un proyecto audiovisual, nace de una obra literaria que despierta en algún realizador, un interés particular por ver nacer esa idea en la pantalla. Por eso, en esta ocasión, nos interesó realizar preguntas a un amante de la escritura, para que nos cuente sobre ésta. “Te respondo pregunta por pregunta tá?”


¿CÓMO SE INVOLUCRÓ EN EL PROYECTO HUELLAS?

¿UN LIBRO Y UNA PELÍCULA QUE MARCARON SU VIDA?

Me involucré en el proyecto gracias al interés que mi novela “Se hizo de noche” despertó en Álvaro Buela. La consideró un buen estímulo para filmar un corto alusivo a la dictadura, y así lo hizo.

Hay varios libros y varias películas, por distintas razones, que marcaron mi vida. Yo diría que algunas películas de Antonioni de los años sesenta, casi todo Godard, en el cine; y en literatura, “En busca del tiempo perdido” de Proust, “El proceso” de Kafka, “Ulises” de Joyce, “Mientras agonizo” de Faulkner.”

¿CUÁLES SON LAS DIFERENCIAS EN LAS FORMAS DE ADAPTACIÓN DE UNA OBRA LITERARIA A UNA CINEMATOGRÁFICA?

NINGÚN LENGUAJE PUEDE MONOPOLIZAR

Las diferencias en las formas de adaptación están en el valor que se le da a la forma fílmica como receptora del texto literario: si es simplemente un vehículo para visualizar lo que ya está en el texto literario o si puede generar nuevos significados por el solo hecho de desarrollar su lenguaje.

SI HABLAMOS DEL “DRAMA” COMO GÉNERO. ¿QUÉ PESA MÁS EN SU BALANZA DE SATISFACCIÓN?, ¿UN LIBRO, UNA REPRESENTACIÓN TEATRAL O UNA PELÍCULA?

¿QUÉ VALORES SE DEBEN RESCATAR DE UNA OBRA LITERARIA?

Es también difícil contestar eso. Cualquiera de las tres formas puede dar alguna satisfacción, o mucha o ninguna. Quiero decir que ningún lenguaje puede monopolizar la representación. Más bien cada uno desarrolla sus posibilidades, siempre teniendo en cuenta su lenguaje específico.

Es muy difícil marcar esos valores porque son muy variados, pero, de acuerdo con mi experiencia, y a efectos de establecer algún común denominador, yo pienso que estarían en la sensación de verdad que producen, que a su vez radica en la conmoción del lector. Es algo que no puede dejar indiferente.

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UNA DIMENSIÓN DIFERENTE DEL MUNDO ¿QUÉ SIENTE AL ESCRIBIR? Una gran satisfacción, una dimensión diferente del mundo que solo así se puede tocar. Y cuando no sale, una frustración de corta duración.

¿LA TEMÁTICA DESARROLLADA EN SUS ÚLTIMAS POESÍAS, ES LA MISMA QUE CUANDO COMENZÓ A ESCRIBIR?

¿ES DE LAS PERSONAS QUE COMPARTE SU OBRA, O GUARDA PARTE DE ELLA PARA SU INTIMIDAD?

Siempre tomé en cuenta el lenguaje como centro expresivo. Todo pasa por ahí. Lo que varió fue la conciencia del lenguaje, su prota gonismo en relación con los temas. Aprendí leyendo y confrontando lo que sabía con lo que sabían otros. Pero sigo situándome igual ante los temas, con lo que puedo decir de ellos.

No guardo nada. Es más, buena parte de mi obra es autobiográfica. Escribir es la mejor forma de conocerse, y si es lo que escribo, lo muestro. ¿COMPARTIRÍA CON NOSOTROS ALGUNO DE SUS TRABAJOS?

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Ahora También puede pasar otra cosa: Que uno quiera a una mujer Porque es mujer. Quiero decir que uno deje de pensar en lo imposible, Que tenga que imaginar algo que, De algún modo, por la vía imaginaria pueda, Eventualmente, realizar, pero siempre Por la vía imaginaria, Lo que siempre quiso: Estar bien. Cuando eso es tan posible, Incluso luminoso, Una mujer. Está ahí, cerca, Mientras escribe la palabra mujer. La perspectiva de la comprensión inmediata Va como una banda sonora sobre la escena: Se puede sentir el perfume.





Su duelo fue de cocaína y alpaca, de nicotina y mañanas estáticas...


manjares de la que insiste e en los suburbios


clase media baja, en soslayarse s de la melancolĂ­a.



cuando se le suicidaron los sue単os, una tarde de domingo,


supo que de aquellas sustancias r y no de los moldes extenuantes q


reemplazantes dependerĂ­a el resto que de ninguna manera contenĂ­an


sus ra por más que fuera obvio, se haría


azones. a llamar por su nombre verdadero.


fotografĂ­a. Dayiana Longo


Quiero ser hija nómade, que va de un lado al otro. Parar en un lugar, contemplar, y seguir. Transformado. Transitar todas las rutas de vida, como estar acá y en todos lados a la vez. Atravesada por el éxtasis de una aurora a la mañana. Por una vorágine de hojas otoñales, que me seducen atinándose a quedar, y se echan a volar. Sin más.

La de estar mirando por una ventana con vista privilegiada, inusual. También sentí irrumpir desde adentro. Cierro los ojos, inhalo, exhalo. Un calor revela mi existencia. Flujo y reflujo. Siento haber descubierto partes de mi cuerpo que no conocía. Soy yo, escurriéndome en un mercado de la India. Atta. Chana. Rai. Sag. Madrás. Soy yo, tratando de buscar la orientación a la Meca. Soy yo, en ese goce de meter suavecito mis pies en un charco con barro. Lo dulce que deja la tormenta.

Bombea y corre más sangre. Un fulgor. Un cálido sudor corre por mi carne pálida. Es este caos que me susurra al oído: [estás viva] He experimentado el mirarme a los ojos. Como si por un momento pudiera salir de mí, para observarme desde afuera. Solo los socaires de algunos aires pueden cumplir la promesa.

¿Qué te somete? ¿Que te revoluciona? ¿Por qué esta revuelta? ¡Basta de conmemoraciones! ¡Queremos movilizaciones! 28


Recién caigo o subo reviento inmerso imagino creo sueño mucho aire me suena el vuelo. Me llevo en las manos todo el vacío de la vida que es divina y lo podrido que está el mundo


fotografĂ­a. Lucas Bonilla


ilustraci贸n digital. Lenka Su谩rez


Un control, otro, un tercero. Un pasillo eterno como el tiempo y ahí me encontraba, no respetando las leyes de la gravedad. El pulso continuaba embravecido, el corazón acelerado. Las nubes lo inundaban todo. Rebosando los nubarrones volví a mirar a mí alrededor. ¿Ahí es donde de verdad quiero estar? Llegó la hora, la puerta se abre y solo pude sentir el subidón de adrenalina que recorrió mis venas como una inyección de valentía. Salté al vacío. Ya no recorría la vida con una coraza que me protegiera, no avanzaba cuesta arriba rodeada de desconocidos. Ahora estaba sola. Ya había dejado de subir y ahora solo caía. Caía, sola. Atravesando las nubes sin piedad alguna de herirlas, sintiendo como el aire me dividía en cientos de trozos. Caía, caía sola. Frío, humedad, perdida en mi interior. Azotada una vez más por una colonia de nubes

pude ver el paisaje y el miedohabía armado sus valijas y se había ido. Mi adrenalina era digna de un tranquilizante. Y caía, caía sola. Largos sende/ ros empedrados me esperaban ahí abajo. Era el momento, el reloj se detenía exclusivamente para mí. Surcaba el cielo con espe/ ranzas de encontrarme. La utopía se volvía posible, segundo tras segundo, minuto tras minuto. Mis manos se perdían, mis pies no los sentía. Caía, caía sola. Un ruido molesto invadió el lugar, turbulencias desacele/ raron mi caída. Y volé, volé sola. Una sonrisa luchó por dibujarse en mi rostro y puede que haya sido felicidad la sensación que intentaba invadirme. Inagotable felicidad. Y desperté, era hora. El despertador reventaba mis tímpanos. Y si, era hora de comenzar el día, sola. 32






Si lo que te molesta es el frío, y vas a viajar volando por ahí, en busca de escapar del invierno uruguayo, que aparentemente ahora también está en Full HD, entonces disculpame pero te estás perdiendo de las mejores cosas. La bufanda que no se lava… NUNCA… Sí! Esa vuelve a estar entre las prendas de cabecera a la hora de salir a perpetrar algún delito menor. También sale a la cancha el par de pantuflas que se sospecha trajo algún bisabuelo de Europa. La terna se cierra con la frazada del agujerito… cosa que no importa mucho porque de última va a estar escondida en el medio de la lasagna de cosas que se te arma en la cama.

También llega esa pereza que te hace agarrar un libro, tocar una guitarra, acechar el fotolog de Polino, mirar tele, comer, rajarle a la esponja, estar haciendo todo tipo de actividades complejas pero perfectamente coordinadas desde la cama, comer un poco más, hacer un fueguito en la estufa si la hubiere… y sino en el bidet. El bidet no tiene tanta prensa como merece.

Igual lo mejor es que vuelve el chocolate caliente con crema, las torta fritas y el guiso de mondongo que se queda a vivir en la heladera y quizá, en el próximo invierno, resucite para cobrar venganza contra los estómagos de alguna víctima ingenua.

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Aunque no lo parezca y uno asocie el invierno con el gris, hay cosas del día a día que agarran color en invierno. Salir a esperar el bondi es una de ellas. Debería haber más películas de gente que sale de la casa casi persignándose en deseo de no tener que empomarse 15 minutos en la parada. De gente buscando el otro guante. Esperando a que se enfríe el café pero sin que se haga demasiado tarde. Esas cosas te pasan en invierno únicamente y te querés ir?


Date cuenta que en julio de 2010 un tal Marcelo Acquistapace anunció que Uruguay será la nueva Suiza de América, en julio de 2011 “las exportaciones uruguayas crecieron un 42% dentro en un contexto de proteccionismo y crisis mundial”. Sí, señora. CRISIS MUNDIAL y Uruguay exportando dulce de leche a faz de can.

Finalmente, en agosto de 2012 hasta hubo Puro Sexo publicitado en carteleras. Con estos 3 últimos inviernos en el bolsillo seguro que el de este año se las trae. Quedate. Formá parte de todo esto. Por como se viene la década seguramente en el invierno que viene haya más exportaciones de sexo a Suiza o algo.

http://www.elacontecer.com.uy/8709-uruguay-sera-nuevamente-la-suiza-de-america-anuncio-marcelo-acquistapace.html http://www.uypress.net/uc_30986_1.html http://www.uypress.net/uc_31518_1.html

Fe de erratas: Resulta que era “Puro Saxo” y no “Puro Sexo”. Igual da para quedarse a ver cómo salen buques y buques cargados de saxos Made in Uruguay rumbo a Suiza.

fotomontaje. Leandro Machado


Contar con la total libertad para la expresión, puede devenir en un grillete creativo, que como tal, impide que las ideas remonten vuelo. Es estar en una llanura desértica, que abruptamente se interrumpe por algo más intimidante aún: un despeñadero dantesco, que ve su fin en la forma de una inofensiva hoja en blanco. Luego de tomar impulso una considerable cantidad de veces para deternos al borde del precipicio, nos entregamos a él, víctimas del más espontáneo arrebato. Esa caída libre en un principio aterradora, se convierte en una experiencia placentera, gracias al instinto natural para la supervivencia, que bajo la forma de la libre asociación de ideas, actúa como un paracaídas, que nos ayuda a planear o a disfrazar la caída con estilo de nuestra inspiración.





fotografĂ­a. Bagre Chico


Ahora, no importa el ahora si todo mañana es presente. El alma, lapida sepulcrante al fin, muestra su sol y sombra. La noche con su funebre luto invita a vagar por las penas de un roto corazón. La calle se inunda de terror sin rocanroles ni tangos por llorar. La postal de la ciudad vende, soledades con precio al portador. Muñecas de ojos claros, sin corazón. -Aquí de nada vale la piedadLogo tatuado de perdedor y en el último golpe, campeón. (Los hombres cargan, el cansado mundo)


Cuán incomprendido es el ser humano. Pero más que incomprendido es incomprensible. Contradictorios son sus ideales. Maneja su vida con medios que no llevan a más que mortal codicia. Su producción es contraproducente, pues ha generado durante años alienación, hambre e incertidumbre, y no ha dado más que dinero a unas pocas pobres cabezas. Su evolución, una extraña paradoja. Imposible de resolver viendo el presente, evolución intelectual con fines anti intelectuales. Sus prioridades, cuestionables. A veces prefiere matarse por trabajar, matar a otros por mostrar un punto, matar al mundo en el que vive por vacío capital. El hombre también es un ciego a consentimiento. Puede verlo todo pero elige no hacerlo. Prefiere saber con anticipo la palabra que vendrá a decirla. Es un débil disfrazado de creador. Somos no menos que todo esto que digo. Al hombre le encanta desmerecer, es más fácil que ver lo bueno, y eso hago ahora: desmerezco y critico al maldito hombre moderno Y desmereciendo, digo que el hombre le tiene, le tenemos, miedo al cambio. Cobardes somos, las cosas se ven más nítidas si son incambiables,

necesarias. Se niega erróneamente a ver las cosas con otro color. El miedo al cambio es una abominación. Permite a los dueños del orden, y sí que los hay, regodearse en sus imposiciones. Produce conformismo. Se conforma con lo que tiene que hacer, con cómo se tiene que vestir, con lo que debe, con lo que hay, con lo que no. Conformismo que maquilla con estilo. Suena tan simple e irrelevante y gris. Provisoria forma de vida, que cree eterna. Así consume. Desesperado y desgarrador consumismo. Destructor de creatividades. Y sin creatividad solo le queda creer. Creer en mentiras cómodas, en que no existe la incertidumbre. En deidades improbables que tienen un plan determinado para cada obrar y un fundamento para cada muerte, como si la vida no fuera pura razón y azar y sentir. Pues sin poesía hay que decir que por estos menesteres el hombre moderno tiene miedo a desencajar. Pues sin poesía hay que decir que por estos caracteres el hombre moderno tiene miedo a cambiar.

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fotografìa. Abril Rodríguez




Ama al libro por sobre el amor mismo. Búscalo, decidido, de la mano de alguien, o bajo el brazo, dentro de alguna mochila o cartera, búscalo acompañado de otros cientos en algún templo donde la mayoría reposan. Tómalo de la mano; una vez que lo hayas hallado tómalo de la mano, aférralo contra tu pecho, cíñelo al compás de tu corazón, tal vez te mimetices tan pronto que ya no puedas abandonarlo. Protégelo, los males que lo agobian también te afectan a ti. La humedad debilita su cuerpo, lo ensancha y contrae. El tiempo le suministra vida de azufre, y a la vez se la quita. Sus formas y nociones, eso que contiene, provoca el disgusto de macilentos detractores. Préstale atención desde el primer instante en que lo descubras, derrama tu mirada sobre él, llévalo a conocer parques, bares, montañas y mares.

No lo asfixies, concédele su espacio, calma su trama. Escúchalo. Abre tus oídos para oír su silencio y ciérralos para recibir su verso; él no renunciará a su voz porque no lo estés escuchando, es su menester atenderse a sí mismo aunque a menudo se converse y no comprenda una palabra de lo que dice. Juega con él, templa con los ojos el calor de su verano y entibia el frío de su invierno; distráelo, corre tras sus hojas al viento como si fuera la última vez, escóndete y llámalo. Si ríes junto a él no envejecerá jamás. Elógialo, sin importar lo mucho o poco que lo hayas vivido, elógialo; menospreciar sus palabras es desmerecer su dignidad. Mientras enalteces tu ego con el juicio vano, él se eleva como un altar sobre tus murmuraciones, como pájaro que anida labios cenicientos.

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Deslúmbrate de sus logros, abrázalos fuerte, átalos a su nombre, respíralos. Decídete y estará contigo, estrena su historia y caerás rendido ante sus márgenes, muerde sus negras venas y reprenderás la soledad, darás sagrada sepultura a la máscara que decora lo primitivo. Confía en él, elude las artimañas del dialecto, ignora la convicción de las metáforas, interviene su tez blanca ahogada de pecas. Confía en él, conmuévelo compulsivamente, confabúlate en contra del entramado que disfraza la comprensión y enfréntalo privado de sus armas. Confía en él. Una vez vencido será remanso y pudor, adscribirás su cosmos a tu constelación. Espera lo mejor de él, pero no la perfección; en cambio aguarda lo peor de ti y él te irá perfeccionando. Hay vidas que solo nacen, él es una de ellas. El deshielo de una mano -como dimensión abocada a la insinuación de un ideal- articuló el engranaje inmóvil que altera la noción establecida de esfuerzo: él permanece sosegado mientras nosotros damos cuerda

a su contextura henchida de sentido y suceso que no alcanzaremos sino hasta el final. No precipites el enojo seleccionando innumerables incorrecciones o incompatibilidades; el desenlace encauzará tu desconcierto. Sé firme con él y algún día le agradecerás lo que puedas imaginar. Esparce sus particularidades entre tus dientes al emplear el parloteo, y contágialo con fervor, con imprudencia, con efervescencia. Convierte la sencillez de tu transcurrir en gota que horada la piedra, al igual que él lo hace contigo. Estate a su disposición con locura. Sobre su cornisa podrás rezar, esperar, amar, avergonzarte. Disciplínalo a la medida de tu alma y así, alivianará su peso y profundizará la levedad. Contesta sus preguntas si pretendes que él acuda ante las tuyas. Ante todo, cree en él; es un jardín en tu bolsillo, una isla frente a tus ojos, un parpadeo de caminos y días. Ama a los libros por sobre el amor mismo.



ilustraci贸n. Katuiska D谩vila y Florencia Malzzoni


vamos a sobrevivir o que para nosotros los jóvenes todos es un “viva la pepa”, vaya a saber uno que significa eso con exactitud o que pasa por sus mentes cuando lo vociferan. Lo cierto es que para ellos la verdad y única verdad es su palabra solo porque son mayores, trabajan, pagan sus puestos y agachan su cabeza resignados porque es así cuando tienes obligaciones, o eso parece.

El mundo de ayer, de hoy y el que vendrá tienen algo seguro, siempre están presentes blancos y negros; no hablo del color de la piel, hablo de pensamientos, de opiniones. Hablo de que la diferencia entre generación y generación es abismal. Pensemos en una charla, abuelo, padre, hijo con cualquier tema sobre la mesa. De seguro la frase” pero antes era distinto, nosotros no…” se hace presente. Es entendible la indignación de nuestros padres y abuelos, el miedo que poseen al dejarnos salir a la calle, al dejarnos decidir personalmente que queremos y que no para nosotros mismos, es entendible sí. Pero no me creo fiel reflejo de la “gente joven de hoy”; no encuentro punto de conexión, no me siento parte de la juventud de hoy, no me representan. Entonces se hace imposible una charla con fundamentos e información, con nuestros mayores. Seguro no nos comprenden, piensan que somos vagos, que como

Por otro lado comprendo a las personas mayores, que no tienen más que reproches para con nosotros los jóvenes; obvio ¿cómo nos las van a tener? si la mayoría de ellos vivió la dictadura, sin dudas marco sus vidas, encamino sus mentes, y quito su capacidad de repreguntarse, de cuestionar, de contemplar otras opciones, de elaborar un espíritu crítico. Seguro ellos quisieron tener un poquito de libertad, nosotros nos criamos en un tiempo socio-económico y político diferente, eso sin dudas es una marca fundamental.

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Pero algo importante es que logro encontrar ese espacio de gente que si me representa, esto se da hace algunos años; vengo caminando frente a la galería Machango y , algo me hizo entrar ese día, capaz que era hora de encontrar a esos jóvenes que se sentían un poco como yo, sin punto de conexión con los chicos de hoy. Allí adentro se respiraba juventud, había una especie de alegría en el aire por lo que se estaba haciendo. Y se sentía eh, de verdura hablo, se podía sentir . A cada paso que daba mis ojos parecían abrirse y brillar más, lo que estaba en frente a mí era algo nunca visto, cuadros pintados de tal manera que tenía que pararme a mirar para pensar, respirar, y volver a pensar, otro paso más, proyección en la pared que parecía mostrar el parque de San Carlos de otra manera a como lo veía siempre, con una pizca de poesía maravillosa, mirando para el costado unas chicas colgadas en telas, en el piso de arriba un chico pintando en vivo, un momento de onda

inspiración, en otro rinconcito tres chicos improvisando música sin dudas un momento que invitaba a callarse, respirar y sentir.¿ Porque se estaba dando todo eso? ¿Quién lo generaba?,¿quién lo impulsaba?, ¿qué loco? al entrar nadie me pidió que pagara una entrada. ¿ esta gente estaba acá sin ningún rédito económico?, pronto me respondí, fue un si gigante, esta gente estaba allí por amor, se notaba en sus caras. El asombro no termino ahí, después de un momento el silencio gano el lugar y comenzó la lectura de poesía , un mundo totalmente raro pero hermoso que termino de hacer el click que necesitaba mi cabeza. Y si, escribo esto para contar mi versión de los hechos, porque es verdad, después de estar casi sin esperanzas y pensar que mi cordura ya la había perdido, sintiéndome un loco por el mundo que quería para mi y todos , encontré la puerta al sótano… encontré la loca certeza.

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ilustraci贸n. Facundo Bonilla



Viene el día y por allá sale el sol. Corres sabiendo que ese calor hoy no te alcanzará. Vas derecho al circuito donde todos los simpáticos se tienen asco. Llegas dolorido, pero no te importa, le vas a entrar igual, gastándole el culo y las rodillas a las pocas neuronas que te tienen vivo. Termina de entrar el veneno, la brutalidad te trae sin aire, pero sales y cruzas todas las calles pidiendo auxilio. Para cuando llegan los amigos empiezas a creer otra vez en que todo va a ir mejorando. Todos tomamos un pasaje, todos queremos sanar la herida de la semana. Vamos por celdas de luz saludando a bichos simpáticos, de a poco cedemos y nos hacemos más amenos, perdemos los apellidos y las costumbres hediondas que aprendemos en la dureza del acero del ómnibus. Cuando hablamos sobre el vuelo con los astronautas de la gimnasia, notamos enseguida que volamos porqué de lo contrario estaríamos muertos hace rato. Haciendo cuentas calculamos varios hermanos muertos que nunca pudieron volar, ellos se quedaron enterrados sin querer sentir la potencia del vuelo. Parece que hay parcelas donde el miedo hace bien su trabajo. Hace unos días compramos nuevos trajes, lo estrenamos un día sin tiempo, donde todo anduvo bien. Hay un pila de instrumentos por allá, mariposas con manos de algodón besan surtiendo de buenos efectos las espaldas de mujeres y hombres que se ríen bailando con los ojos cerrados en pleno vuelo volando.

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ilustración. Martín Cedrés



fotografìa. Abril Rodríguez


22 DE JUNIO La copa del árbol guarda sorpresas Sumisas al deseo de ser inmortales. Suspiran la receta de seguir latiendo. Cielo infinito de plegarias maravillosas Palpitan la energía de un sinfín de quejas Y dan el beso de la muerte A las dudas, echando a volar los sueños.


18 DE MAYO, 2013 Hoy tengo las manos manchadas de tinta Que se resbala linealmente hasta ahí Y ahí punza, penetra y llega. Lo baña con sus ideas Y este jadeante se deja motivar. Atado en cuerdas nerviosas trasmite Al resto de las células sus emociones Y estas las capturan, Y se siente, Se siente el orgasmo al hacer bailar las palabras, Creando lo permanente en mi mente Con mis ojos inundados De mi.



fotografìa. Abril Rodríguez


Es posible. Sólo hay que probar. Volar debería de ser la palabra que para el humano definiera la acción del regocijo individual, la libertad del ser, quizás asociamos el vuelo a estos sentimientos porque es algo a lo cual no podemos acceder por no poseer alas de pluma y hueso, decir que no podemos volar porque simplemente no podemos físicamente, en realidad, me habla de otras cosas, de que no puede uno, ser libre, o completamente feliz, y me atrevo a decir que directamente se vincula con cosas como el miedo, o la inseguridad, o la inmadurez. Las ataduras del ser. Es necesario llegar al fondo para descubrir lo que se esconde detrás de ese primer salto. Pienso que siempre que se mire con temor no será gratificante, ni liberal y en caso de no tener opción hay que tirarse y meterse para poder descubrir de que se trata, hacerle frente a la tormenta. Entonces tomemos las palabras y cambiemosle el sentido para que sean aplicables a los humanos no dotados de alas de pluma y hueso, de ahora en mas: volar significa regocijo, el Salto podría llamarse coraje, la tormenta miedo y las alas serían la vida misma. 65


ilustraci贸n digital. Stephanie Borche


"Ă?caro y DĂŠdalo" obra de Charles Paul Landon


Volar siempre fue sinónimo de libertad, pero no es tan así. Para cada pájaro hay una jaula y para cada mosquito una chancleta. La libertad no pasa por despegarse del suelo, sino por alejarse de su mayor enemigo. ¿Querés saber cuál es? Acá te cuento. "Libre como los pájaros" dijo alguien alguna vez. "Libre como una hoja de otoño que vuela con el viento" clamó otro, un poquito más drogado que el anterior. "Libre como estos mosquitos chupasangre" profirió otro, bastante más enojado que los dos anteriores. Pero lo cierto es que muchos pájaros están enjaulados, la mayoría de las hojas van a morir a la boca de tormenta (salvo que las prendan fuego, lo cual es bastante peor aún) y millones de mosquitos terminan aplastados por una chancleta.

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Las palomas, sin ir más lejos, la más icónica de las representaciones de la libertad, tampoco las tienen muy fácil. En Montevideo, fueron declaradas plaga, lo cual automáticamente se traduce en "si las matan está todo bien, porque son plaga", con la excusa de que transmiten enfermedades, el mejor motivo para causar la muerte de un ser vivo después de la sospecha de terrorismo. Una persona (me reservo su identidad) me dijo: "Si tenés palomas y te cagan la ventana, poneles pan mojado con alcohol. Caen fritas". "¡Tampoco quiero un genocidio palomeril!" le contesté, y ahí me dijo que le ponga pimienta, así no se acercan. Con el fin de espantar a las palomas de las plazas, la Intendencia había contratado halcones entrenados (1), con su respectivo coach (están entrenados pero tampoco la pavada). Estas aves de presa, abandonaban el brazo de su mentor, sobrevolaban la zona y luego volvían a la extremidad del susodicho. De esa forma, las palomas percibían el peligro y no aparecían ni en forma de foto pegada a una matera. Esos halcones, bien podían irse a la mierda y mandar a cagar todo, pero por alguna razón, por alguna fuerza sobrenatural que se desconoce, terminaban volviendo al brazo de su entrenador. Esos halcones, tenían la libertad en sus alas, y no la usufructuaban. La historia de Voladis


Todo esto me hizo acordar a la historia de Voladis, un joven que vivió en la Mesopotamia, más precisamente en la ciudad de Babilonia, por allá por el año 550 antes de Cristo. En esos tiempos el Imperio Persa se expandía a gran velocidad. Liderados por Ciro II el Grande, los persas conquistarían Babilonia, derrotando al Rey precedente llamado Nabónido (y si, con ese nombre, era claro que soplarle el reino era raspar y ganar). Voladis era un joven que trabajaba como mensajero. Una tarde, cuando volvió a Babilonia, la encontró en medio de un caos total: los persas habían tomado la ciudad. Lo primero que atinó fue ir hasta su hogar y buscar a su padre. Vivían cerca de un acantilado. Cuando Voladis llegó, encontró a su padre desnudo, correteando gallinas. En bolas estaba siempre, pero ¿correteando gallinas? ¿GALLINAS? Si fuera una chancha todavía. “Padre, ¿que estáis haciendo? Nos invaden los persas y tú pensando en copular con gallinas” (puede que estas palabras no sean las exactas, pero la idea creo que se capta), a lo que el padre respondió: “Te estoy haciendo unas alas para que puedas escapar, mocoso de mierda” (ídem anterior, esta es una interpretación libre del autor). Sí, emulando al mitológico Dédalo (2), el padre de Voladis estaba fabricando unas alas con plumas y cera. Pero Voladis no era boludo. ISabía que lo de Ícaro había salido como el culo, y enseguida le dijo “Ni en pedo me pongo esas alas”. En eso el ejército persa ya estaba sobre ellos, ya que lo habían seguido a Voladis hasta su casa.

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Sin dudarlo, antes de ser capturado y probablemente violado, Voladis se tiró por el acantilado. Su padre no lo siguió porque la idea de la violación después de todo no le sentaba tan mal (por algo vivía en cueros). Ahí fue cuando el joven Voladis, en un acto desesperado, cayendo al vacío, comenzó a agitar sus brazos como si fuera un pájaro, y comenzó a volar. Si, a volar. Voladis podía volar y no sabía, porque nunca lo había intentando. La costra formada bajo de sus axilas producto de meses sin pasarse agua se había endurecido, formado una especie de aleta que le permitía agitar sus brazos y surcar los cielos. El problema fue que se cansó, porque no es changa aletear. Acá tenemos idealizado volar como Superman, sin esfuerzo alguno, pero volar es como caminar, pero con los brazos en vez de las piernas. CANSA. Igual pudo llegar a tierra firme, sano y salvo, pero enseguida aparecieron los persas para capturarlo. Los brazos de Voladis no podían más, porque para colmo ese día se había bajado una mano como cuatro veces espiando a una joven que se estaba bañando en el Río Éufrates. Estaba liquidado. Una vez capturado, fue obligado a poner su capacidad para volar al servicio del ejército persa, sobrevolando lugares para pasar información sobre los enemigos y llevando mensajes como buen paloma. Así fue hasta el fin de sus días, cuando chocó contra un árbol, por causas que se desconocen según el Nano Folle de la época.


¡Dale pibe! ¿Y la moraleja? A lo que quería llegar es: volar no te hace libre. La libertad no es fantástica (3), es una actitud. En los papeles, libres somos todos, en la medida de que todos tenemos la opción de actuar libremente, independientemente de que haya normas, personas o circunstancias que nos quieran arrebatar ese albedrío. Sin embargo, los principales enemigos de nuestra libertad no están en la oración anterior. El mayor enemigo de nuestra libertad es el miedo. El miedo al qué dirán, a lo que nos podría pasar, a arrepentirnos, etc. Por ejemplo: para volar, primero hay que animarse a despegar los pies de la tierra y asumir los riesgos. El miedo está en la esencia de los seres humanos. Siempre habrá un "miedito" ahí, latente.

Incluso si estás en el momento de mayor felicidad posible, padecerás el miedo a dejar de ser feliz, a que algo te cague la fruta. Y en el mejor escenario posible, donde nada ni nadie te provoque miedo, estará la parca, esperándote al final del trayecto, y contra ese miedo no hay nada que se pueda hacer. Lo esencial es asumir que siempre habrá un miedito ahí, latente, pero no dejar que te domine. Ignoralo. “Ningunealo” (¡gracias por tanto Moria!). Pensá en cosas que te hagan feliz. Dejá volar tu imaginación. El miedo no se va a ir, pero vos seguramente te alejarás lo suficiente de él como para disfrutar más tu vida.

(1) El halcón esperando la órden para salir a “patrullar” los cielos. (2) Dédalo empujando a Ícaro, innecesariamente desnudos, para ayudarlo a volar. (3) Blues de la libertad. Hermoso tema de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. http://youtu.be/kmMVSV8F_ZY

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CUALQUIER COSA


fotografía. Martín Cedrés


fotografía. Pablo Pérez


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