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La Revista Argentina
NOVIEMBRE 2010
Psicología
Por Liliana Ankonetani
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Liliana Ankonetani
n el artículo anterior describí la enfermedad, sus etapas, los problemas del cuidado y su evolución, además de la importancia del lugar del cuidador familiar, sobre sus problemas frecuentes de salud física y emocional y los factores de riesgo y protección. Aquí veremos lo que sucede con los hijos del cuidador familiar. Muchos problemas surgen por las preocupaciones que tienen los niños sobre la enfermedad; los cambios de comportamiento, personalidad y capacidad del abuelo/enfermo, pueden producir en los niños pena, confusión y temor a desarrollar ellos mismos la enfermedad o que la desarrollen sus padres. Por otra parte, las nuevas obligaciones del día a día en el funcionamiento familiar, la necesidad de repetir instrucciones, respuestas o explicaciones pueden hacer que se sientan molestos y se enfaden con el enfermo. Estas reacciones, a su vez, pueden desencadenar sentimientos de malestar y culpa, celos por la atención que recibe su abuelo/a, que generan problemas en la convivencia. Otros problemas se presentan en cuanto a que el cuidador familiar, al estar más exigido por la demanda de cuidados al enfermo, participa menos en las actividades cotidianas; el niño puede sentir inseguridad, malestar o abandono, interpretar de forma errónea la situación y lo que se espera de él o, simplemente, no disponer de orden y guía suficiente para actuar adecuadamente. Esto provoca malestar por recibir menos atención, desorden en las actividades y rutinas cotidianas y dificultades para que los niños acepten responsabilidades. Esta última complicación es más habitual en los adolescentes, inmersos en su propio proceso de cambio y maduración. Los cambios emocionales del cuidador, ya sean estados de agobio o síntomas depresivos, pueden favorecer a la aparición de diversos problemas en niños y adolescentes, ya sean escolares, académicos, de comportamiento y en sus relaciones afectivas y sociales. La convivencia del niño con un abuelo/a enfermo de Alzheimer, tiene consecuencias en cuanto a su estado anímico, esto hace que el niño se encierre en sí mismo, sienta miedos y evite hablar del problema. Es por ello que es importante ayudarlo para que pueda comprender la nueva situación familiar a la que se enfrenta, es decir, entender la enfermedad, comprender qué le sucede a su abuelo/a, el porqué de sus cambios, identificar los aspectos más importantes, poder expresar sus sentimientos, sentir que pueden ayudar, de acuerdo a su edad, al abuelo/a, y especialmente que pueda expresar sus propios sentimientos hacia él o ella. Conocer y comprender nos ayuda a aceptar y adaptarnos a las situaciones nuevas.©