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20 años abrigando a decenas de niños sin familia ni hogar
Jesús Sánchez jsanchez@editorabavaro.com
SAN PEDRO DE MACORÍS. Como una iniciativa del obispo de ese entonces en la Diócesis de San Pero de Macorís, Monseñor Francisco Ozoria Acosta, llega a esta provincia la fundación internacional Hogar Nuestros Pequeños Hermanos.
La motivación principal fue que decenas de niños sin un hogar tuvieran un espacio digno para su desarrollo como persona. El proyecto, que inició en una pequeña casa alquilada en el sector Las Caobas, donde sólo 6 niños recibían atenciones, se ha convertido en una pequeña ciudad con 200 mil metros cuadrados.
En ese lugar, 131 niños reciben las atenciones sin importar su condición. Los infantes se benefician en áreas como la salud, educación, espiritualidad, medio ambiente y servicios comunitarios. El espacio cuenta con 11 casas, las cuales están divididas por sectores, el área para los varones que fue bautizada como Don Bosco y Santa Ana para las niñas.
Además, cuenta con una clínica, que es el primer lugar donde son recibidos los niños que van a ser ingresados en el hogar. Kieran Rigney, un ciudadano irlandés, que llegó a este país hace más de 20 años, es quien dirige la institución, quien al conversar para este medio sostuvo que su presencia en la República Dominicana es para mejorar las condiciones y el futuro de los niños.
La fundación internacional Hogar Nuestros Pequeños Hermanos realiza una labor titánica a favor de infantes desamparados. Los acoge para brindarles casa, comida, salud y educación. Actualmente, más de 500 niños se benefician de las diversas actividades que realizan.
“El ingreso de ellos a este hogar se hace a través de Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani), ellos son la conexión para el ingreso, el método que hemos empleado ha sido exitoso”, sostuvo Kieran Rigney.
Un Gran Impulso
El 58 por ciento de los ingresos que recibe la institución es de parte de empresas e instituciones que se encuentran establecidas en el país. El resto es aportado por la organización, que además tiene centros en otros países como Haiti, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Bolivia y Perú.
En tanto que Rosisert Reyes, quien se desempeña como encargada de Comunicación, sostuvo que además de la asistencia a los 125 niños que residen en el hogar, la institución tiene un gran impacto en las comunidades cercanas, ya que acogen más de 300 niños.
A esos pequeños se les ofrece educación primaria y secundaria en los centros educativos de que disponen, ya que hay varias comunidades cercanas que no tienen un centro del nivel secundario y esa parte es suplida por Nuestro Pequeños Hermanos, que diariamente envía los autobuses para que recojan a los estudiantes y puedan recibir allí su docencia.
Reyes explica que el proceso de ingreso al centro es a través del Conani, como órgano rector de la niñez en el país, institución que se encarga de hacer las evaluaciones, y si se determina que el niño o la niña requieren de las atenciones del hogar, se ponen en contacto con ellos.
“Cuando esto ocurre, que el niño llega aquí, procedemos a evaluarlo en nuestro departamento de trabajo social y el comité de nuevo ingreso, y entonces se le da acceso al niño”, sostuvo Reyes.
Sobre las instituciones públicas, Rosisert Reyes expresó que reciben el respaldo del Ministerio de Educación, Salud Publica y Conani, ya que se encargan de cubrir parte de la nómina del personal de su área.
Estructura Del Centro
Nuestros Pequeños Hermanos cuenta con una matrícula de empleados que sobrepasa las 100 personas, de las cuales algunas de ellas recibieron las atenciones en este hogar y ya están sirviendo en distintas áreas, como es el caso de Joselyn Durbí, quien mostró su agradecimiento al centro por la formación recibida.
“Vine aquí desde los 9 años y ahora en abril voy a cumplir 20 años de edad. Ya estoy trabajando como tera- peuta ocupacional, carrera que estoy cursando a nivel universitario”, manifestó Durbí. Añadió que en el lugar ha sido tratada de manera excelente, y que ha recibido el afecto que no pudo tener de sus padres.
Guadalupe Cruz, quien es la coordinadora de la casa San Marcos, que es el área que acoge a los niños con discapacidad severa, como parálisis cerebral, autismo, retraso mental moderado, síndrome de Rett y de Down, sostuvo que la responsabilidad de ellos es velar por el cuidado de cada uno de los chicos que se encuentran ingresados allí, además de algunos de las comunidades vecinas.
Nuestro Pequeños Hermanos acoge diariamente más de 500 estudiantes en los distintos niveles, donde cerca del 70 por ciento provienen de comunidades vecinas. Están bajo la responsabilidad educativa de Isidro Trinidad, quien es el director educativo de los centros que allí se encuentran.
Trinidad, al conversar para el periódico El Tiempo, sostuvo que ha tenido una experiencia muy bonita, ya que el propósito es que todos los que tienen alguna responsabilidad en el centro se traten como familia, y por tal razón ha sido el éxito en las distintas áreas.
En cada una de las casas que operan dentro de la pequeña ciudad que es Nuestros Pequeños Hermanos, existen cuidadoras a las que se les denomina “tías”. Estas mujeres juegan un papel de gran importancia en la formación de los niños.
El centro cuenta con áreas de esparcimientos y recreo, como son parques infantiles con distintos juegos, cancha de practicar baloncesto, futbol y estadio de béisbol. Tiene igualmente una panadería, purificadora de agua, asi como un gran huerto, donde se les ofrecen orientaciones agrícolas a los niños, y además los productos son utilizados en la alimentación de los internos y el personal.
Nuestros Pequeños Hermanos está ubicado en la comunidad de Batey Nuevo, a unos 8 kilómetros de la ciudad de San Pedro de Macorís. Allí, madres que envían sus hijos a recibir docencia mostraron su satisfacción y agradecimiento a esta institución.
Una de ellas es Mayra de la Cruz, quien manifestó que la administración del hogar se preocupa por la educación de los niños de la comunidad, añadiendo que cuando por una u otra razón el niño no asiste a la escuela, envían a un supervisor para preguntar el porqué de su ausencia.
Otra de los residentes de la comunidad que mostró su agradecimiento a la institución fue Mario Reinoso, quien pidió a las autoridades de Obras Públicas para que reparen la vía de acceso al hogar, ya que ha visto que cuando viene alguien a visitar se encuentra con la dificultad de la vía de acceso en mal estado.