Suplemento del Dakar

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El Tribuno publicó en marzo de este año una primera nota sobre las necesidades del comedor de barrio La Lonja, en San Lorenzo. A partir de ese momento, la historia de los niños que almorzaban en el piso -por falta de instalaciones y materiales necesarios- movilizó el corazón de decenas de salteños que, con sus donaciones, cambiaron la realidad de los pequeños. Hoy, en el comedor “Jesús te ama” almuerzan alrededor de cien niños, como debe ser: bajo un techo seguro, en un ambiente cálido y sobre una mesa tendida.



Nosotros

también queremos hacer mucho lío El año 2013 se va pero nos deja una mirada nueva, diferente y esperanzadora sobre el mundo. Existe una opinión casi unánime sobre que este fue el año del papa Francisco. Los argentinos todavía sentimos la emoción de aquel día del cónclave de marzo cuando la institución más sólida de la historia, la Iglesia Católica, eligió para conducirla a ese argentino, porteño, muchos dicen que peronista, y entusiasta hincha de San Lorenzo. Pero en cada día de los nueve meses que siguieron, Francisco conmovió al mundo con gestos que convocaron a todos, y especialmente al clero, a vivir con humildad, a subordinar el poder al amor y a colocar en el centro de los valores a la persona humana, cualquiera sea su condición social, étnica, religiosa o sexual. Ese hombre no promete una revolución sino que nos invita a “hacer lío”. Es decir, a dejar de lado los acartonamientos, salir del claustro y vivir con autenticidad. Un mensaje que impacta en creyentes y no creyentes.

Con Francisco, la Iglesia sigue sostenida en los mismos valores, pero el Jefe exige que se los viva con la autenticidad de su origen. La mirada política del Papa argentino le permitió además asumir un protagonismo decisivo, tanto en las gestiones por la paz en Siria como las advertencias sobre la necesidad de humanizar la economía, que son escuchadas con atención por las grande potencias. Aunque el Vaticano no tiene industria ni milicias, Francisco es considerado uno de los hombres más poderosos del mundo, junto con el presidente ruso Vladimir Putin, el norteamericano Barack Obama y el secretario general del Partido Comunista chino,Xi Jinping. Su fuerza es la de los valores. En 2013 también murió Nelson Mandela y el mundo le rindió un homenaje conmovedor que coloca al líder de la lucha contra la segregación racial en el lugar de los grandes estadistas del siglo XX y de la historia. Mandela solo fue presidente de su país durante cinco años, pero transformó a Sudáfrica e iluminó al planeta. Es difícil describir los niveles de violencia social que existieron en Sudáfrica durante más de un siglo, que incluyeron la discriminación y la feroz humillación a las personas de raza negra. Mandela, que era abogado y político, pasó 27 años en prisión. Desde allí, su sacrificio le mereció el reconocimiento del mundo entero. Mandela salió de la cárcel y se dedicó a compartir con los que habían sido sus carceleros la construcción de una Sudáfrica sin “apartheid”. En sus funerales, quizá sin proponérselo, Ba-

rack Obama y Raúl Castro, líderes de dos países enemistados desde hace medio siglo, le rindieron el más significativo de los homenajes al estrechar sus manos. Pasaron muchas otras cosas en 2013. Argentina vivió una maratón de elecciones y recibe el 2014 con poca luz y mucha inflación. Por el cepo la gente viaja menos al exterior, pero viaja, y el turismo interno sigue creciendo. En Salta, la pobreza, el desempleo, el narcotráfico y la violencia de género siguen siendo grandes y dramáticas asignaturas pendientes. Por eso El Tribuno trata de construir un espacio donde las personas puedan expresarse y exponer sus problemas, y donde quienes pueden colaborar para resolverlo encuentren cómo tender su mano. El comedor de La Lonja, en Atocha, donde los chicos comían sentados en el suelo, fue noticia con repercusión internacional. Hoy, gracias a las manos generosas, ese comedor transformado es un orgullo para el barrio y una bendición para mucha gente. Nos toca vivir en un mundo en plena transformación y la gran expectativa para este 2014, que ya llega, está puesta en saber si los argentinos, y los salteños en particular, seremos capaces de percibir con lucidez cuáles son los cambios de rumbo que el tiempo nos impone y qué tienen que ver con la economía, la política, la tecnología, pero sobre todo con los grandes valores. Nosotros también queremos hacer lío. Queremos vivir el verdadero al cance de la invitación del Papa y tratar de ponerla en práctica,para bien de todos.

EL STAFF Edición: Fernanda Abad, Verónica Casasola y Carina Costello. Diseño gráfico y Diagramación : Diego M. Broglio.

Edición fotográfica: Víctor Contreras, Ricardo Paz y José Serrudo. Ilustraciones: José Serrudo y Luis Gorosito.

Armado: Diego M. Broglio y Marcelo Gauna.


Con movimientos en el Gabinete hubo cambios de aire en la Casa Rosada B

HUGO KRASNOBRODA El Tribuno

Oxigenación en lo político, nuevos roles en lo Ejecutivo y un lavado de cara en lo comunicacional. Esas fueron las tres premisas básicas que buscó Cristina, apenas recuperada de su largo reposo, al cambiar a cuatro de sus principales ministros del Gabinete. Todo ocurría a mediados de noviembre, dos semanas después de una dura derrota electoral del kirchnerismo en las legislativas del 27 de octubre. La incorporación de Jorge Capitanich como nuevo hombre fuerte hacía prever que venían nuevos tiempos en el Gobierno. Nunca antes un jefe de Gabinete había tenido la exposición que se le permitió al chaqueño, quien seguramente será candidato a presidente por el kirchnerismo en 2015. Si a eso se le sumaba la consolidación de Axel Kicillof en el ministerio de Economía, profundizada por el reemplazo de César Fábrega por Mercedes Marcó del Pont en el Banco Central, todo indicaba que habría modificaciones de fondo en la estructura política del oficialismo por primera vez en años. Los nuevos ministros, a los que se le sumó el flamante titular de Agricultura

Carlos Casamiquela, le hicieron recuperar rápidamente la iniciativa política al Gobierno, vapuleado por la falta de conducción derivada de la licencia de Cristina y del golpe en las urnas de días atrás. Sin embargo, la carta más fuerte de la mandataria -quien dio solo dos discursos en más de un mes- aún no había llegado. Cuando nadie lo esperaba, el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro anunció que Guillermo Moreno, el hombre más polémico del Gobierno, había presentado su renuncia. La sensación de que algo se había roto en el kirchnerismo revoloteaba por todos lados. El prepotente exsecretario de Comercio Interior, luego reemplazado por el kicillofista Augusto Costa, había sido amo y señor durante distintas gestiones en el Palacio de Hacienda. El hecho de que Moreno y sus fracasadas recetas no estén más en el Gobierno presuponía que nuevas políticas iban a empezar a aplicarse. La inflación estaba por las nubes, la crisis energética ya daba señales de agotamiento y las reservas del Banco Central se desilachaban a diario. Pese a ese complejo cuadro de situación, la Casa Rosada optó por tomar

medidas aisladas, entre las que se destacó el desconocido acuerdo con Repsol. Los controles de precios volvieron a ser una política oficial y los inspectores “populares” se transformaron en una especie de policía ciudadana. Esa misma receta había usado sin éxito Moreno en reiteradas ocasiones para tratar de bajar la inflación. Al tanto de que las comparaciones estarían a la orden del día, el Gobierno trató de distinguir este acuerdo de precios de los anteriores argumentando que en esta ocasión era “voluntario”. Otra cosa no cambió desde los tiempos de Moreno: la palabra inflación sigue sin escucharse en boca de ningún funcionario nacional. La seguridad, una de las grandes falencias del kirchnerismo, también recibiría cambios en el frenético diciembre. La camporista María Cecilia Rodríguez juró como nueva ministra de Seguridad en reemplazo de Arturo Puricelli. Aquí pasó lo mismo que en el área económica: cambiaron las cabezas pero no las políticas. Sergio Berni sigue siendo el verdadero titular de la lucha contra el delito, pero Cristina necesitaba mostrar que la inseguridad estaba entre sus preocupaciones.

En 2013, los argentinos le hicieron un fuerte llamado de atención al kirchnerismo

Los comicios legislativos de 2013, donde el setenta por ciento de la gente votó en contra del Gobierno, ratificaron la mayoría parlamentaria del kirchnerismo para los próximos años, pero dejaron a Cristina Fernández de Kirchner sin chances de re-reelección y a varios postulantes opositores muy bien colocados de cara a las presidenciables de 2015. Se posicionaron Sergio Massa, Gabriela Michetti, Hermes Binner, Juan Schiaretti y Julio Cobos.

Una vez más, Salta rezagada en el reparto La coparticipación volvió a ser motivo de pulseada entre Salta y la Nación y, una vez más, nuestra provincia quedó rezagada en el reparto de recursos. A lo largo de 2014, Salta recibirá $190 millones menos de los que le habían prometido hace un año. De acuerdo al presupuesto nacional de 2014, a la provincia le corresponden 345,4 millones, cifra sustancialmente más baja) que los $536 que el Congreso Nacional había aprobado para los salteños en 2013.

La salud de Cristina mantuvo al país en vilo El “hematoma subdural crónico” que se le diagnosticó a la presidenta este año, y que derivó en una compleja cirugía, la obligó a estar más de 45 días en inactividad. Desde que asumió Cristina, en 2007, atravesó varios problemas de salud.



EL PANORAMA H EL KIRCHNERISMO PERDIÓ EN LOS DISTRITOS GRANDES Y LA OPOSICIÓN REVALORIZÓ A VARIOS CANDIDATOS DE CARA A LAS PRESIDENCIALES DE 2015. ES EL CASO DE SERGIO MASSA.

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HUGO KRASNOBRODA El Tribuno

La ley de medios fue declarada constitucional, hubo revueltas policiales con once muertos, cambió medio Gabinete, se acordó con Repsol y volvieron los acuerdos de precios. La política argentina es tan dinámica que parece que hubieran pasado años desde las elecciones del 27 de octubre, pero solo transcurrieron dos meses. Los comicios legislativos, donde el setenta por ciento de la gente votó en contra del Gobierno, ratificaron la mayoría parlamentaria del kirchnerismo para los próximos años, pero dejaron a Cristina sin chances de rereelección y a varios postulantes opositores muy bien colocados de cara a las presidenciables de 2015. La rotundas victorias de Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires, de Gabriela Michetti en la Capital, de Hermes Binner en Santa Fe, de Juan Schiaretti en Córdoba y de Julio Cobos en Mendoza fueron el preludio de un nuevo reacomodamiento político en la Argentina. El oficialismo no solo perdió en todos los distritos grandes del país, sino que cayó derrotado en otros más chicos donde tradicionalmente era muy fuerte. Ese fue el caso de Jujuy, La Rioja, Chubut, Santa Cruz y Catamarca, entre otras provincias. Luego de esa elección, en la que la presidenta no intervino por estar recuperándose de una operación craneal, la Casa Rosada dejó de utilizar

Las elecciones 2013 cambiaron el mapa político del país

un cliché muy repetido durante los últimos años para justificar muchas de sus medidas: “Tenemos el 54 por ciento de los votos”. Ese porcentaje conseguido en 2011 cayó casi treinta puntos, al compás de un deterioro de la imagen positiva de la gestión que no fue trasladado del todo a la aceptación de Cristina, que aún goza de índices aceptables ante la opinión pública. La inseguridad y la inflación fueron los dos temas predominantes en la campaña electoral hacia las primarias de agosto y hacia las generales de octubre. Ambos venían siendo fuertemente minimizados por la Casa Rosada pese a que en todas las encuestas aparecían en el primer lugar de las preocupaciones ciudadanas. Tras la derrota en las primarias, Cristina aumentó el mínimo no imponible de Ganancias y trasladó a buena parte de los gendarmes que estaban en las fronteras para custodiar las calles del conurbano bonaerense.

Pese a eso, la derrota de Martín Insaurralde en Buenos Aires fue aún mayor en octubre que en agosto: evidentemente, la ciudadanía interpretó que las últimas medidas eran electoralistas y que no formaban parte de la agenda real del Gobierno. Sin ir más lejos, la presidenta había dicho antes de las primarias que subir el piso de Ganancias como reclamaban los gremios y la oposición “desfinanciaría” al Estado nacional, pero cuando lo hizo no ocurrió nada de eso, lo que fue leído por la sociedad como un reconocimiento de que pudo haberse hecho antes. Tras las elecciones, comenzó rápidamente la lucha por la sucesión presidencial. En el oficialismo comenzó a levantar el perfil Jorge Capitanich, designado en noviembre como jefe de Gabinete, y también Florencio Randazzo, metido exclusivamente en la difícil tarea de mejorar el transporte público de pasajeros. Daniel Scioli, el obediente gobernador bonaerense,

pareció haber perdido terrero en las filas oficialistas pese a haberse puesto la campaña de octubre al hombro. La designación de Capitanich, quien había sacado más del sesenta por ciento de los votos en Chaco, pareció ser la prueba definitiva de que Cristina no elegirá al exmotonauta como su sucesor. Scioli, al igual que siempre, no rompió ni un milímetro su alineamiento con Cristina. En la oposición, el actual diputado Sergio Massa quedó colocado como el peronista no kirchnerista con más chances de llegar a la Casa Rosada. Si bien su Frente Renovador es básicamente bonaerense, el massismo consiguió aliados de peso como Mario das Neves en Chubut, Carlos Reutemann en Santa Fe, Roberto Lavagna en Capital y varios sindicalistas como Héctor Daer y posteriormente Hugo Moyano. Massa deberá a partir de ahora trazarse una estrategia destinada a no perder la iniciativa política y poder conservar los millones de vo-

tos que consiguió hace dos meses. El socialismo fue otro de los grandes ganadores de octubre. Binner consiguió una abultada victoria en su provincia y seguramente disputará una interna abierta con los candidatos del radicalismo para ver quién será la cabeza del espacio progresista no peronista en 2015. Si bien las encuestas lo dan hoy bastante detrás de Massa, Scioli y Macri, Binner sabe que una dispersión de los votos peronistas puede dejarlo con buenas chances de entrar a un ballotage. Contra Binner seguramente disputarán un PASO los candidatos radicales Ernesto Sanz y Julio Cobos, ambos mendocinos. La UCR logró recuperarse en varios distritos donde estaba débil y reposicionarse así como una alternativa viable para 2015 pero deberá sortear las mismas dificultades que tuvo siempre. Sus internas. Sanz es ahora titular del partido y Cobos no logró convertirse en jefe de bloque radical en Diputados. Esa disputa entre ambos promete traer más cola durante el año que empieza. Otra candidatura presidencial que salió fortalecida de octubre es la de Mauricio Macri. El jefe de gobierno porteño se lanzó a la lucha por la presidencia la misma noche en que Michetti ganó cómoda las elecciones en la Capital. La gran apuesta de Macri es polarizar la elección con el kirchnerismo e imponerse en una eventual segunda vuelta.


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