Revista Ecos - Número 15

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Revista ECOS Órgano del Instituto de Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) Año XXV, Vol. 1, No. 15 Enero-junio de 2018 RD ISSN 2310-0680

100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana

Ecos está recogida e indexada en el Catálogo LATINDEX (Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal) url latindex: http://www.latindex.org/latindex/ ficha?folio=21792


Revista ECOS Órgano del Instituto de Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) Año XXV, Vol. 1, No. 15 Enero-junio de 2018

100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana Directora: Reina Rosario Traducción: Walkiris Mejía Ortega Cuidado de estilo, edición y diagramación: Eric Simó Diseño de Portada: Melissa Moquete Imagen de portada, foto: Cultura Bolchevique, tomada de https:// www.telesurtv.net/news/Revolucion-Rusa-Todo-el-Poder-para-los-Soviets-20170421-0024.html. Publicada el 21 abril 2017. Incluidos en la portada retratos de Manolo Tavárez Justo, Minerva Mirabal, Aniana Vargas y Picky Lora, obras del artista plástico Miguel Núñez. Amín Abel y Maximiliano Gómez son fotos tomadas de la web. Todos los materiales firmados son responsabilidad de sus autores Publicación semestral de divulgación científica de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) Facultad de Humanidades, Instituto de Historia de la UASD Ciudad Universitaria, D. N. Apartado Postal No. 1255 Tel. 809.535-8273 ext. 3371 Santo Domingo, República Dominicana Correo electrónico: revistaecosih@uasd.edu.do La versión impresa de la Revista Ecos es de distribución gratuita, Facultad de Humanidades, Instituto de Historia, UASD La versión digital está disponible en la página www.uasd.edu.do/Instituto de Historia ISSN 2310-0680 Impresión: Editora Búho, S. R.L Marzo, 2018. Impreso en República Dominicana / Printed in Dominican Republic


Consejo Asesor Lic. Ramón Rodríguez, Decano de la Facultad de Humanidades, Rep. Dom. Dr. Manuel Matos Moquete, Director de Investigación, Facultad de Humanidades, UASD, Rep. Dom. Dr. Roberto Cassá, Director del Archivo General de la Nación, Rep. Dom. Dr. Emilio Cordero Michel, Academia Dominicana de la Historia, Rep. Dom. Dr. José Antinoe Fiallo Billini, docente Dep. de Historia y Antropología de la UASD y del Área de Ciencias Sociales del INTEC, Rep. Dom. Consejo Editorial Dra. Luisa Navarro, Directora Escuela de Historia y Antropología de la UASD, Rep. Dom. Lic. Alejandro Jiménez, Instituto Panamericano de Geografía e Historia IPGH, Rep. Dom. Lic. Juan de la Cruz, docente de Historia, UASD, Rep. Dom. Dr. Raymundo González Peña, Ministerio de Educación, MINERD, Rep. Dom. Lic. Rafael Jarvis Luis, docente de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Rep. Dom. Dr. Iván Ogando Lara, Director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Rep. Dom. Dra. Reina Rosario, Directora Instituto de Historia de la UASD, Rep. Dom. Consejo Asesor Internacional Dra. Sixta Yesenia Martínez, Historiadora docente-investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Dr. Jesús María Serna Moreno, investigador, Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), UNAM, México. Dr. Eliades Acosta Matos, Historiador-investigador, Instituto de Historia de Cuba, La Habana, Cuba. Máster Axel Alvarado Luna, Historiador, docente e investigador de la Universidad de Costa Rica, Sede del Caribe, Costa Rica.


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ECOS, órgano del Instituto de Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) La revista ECOS, órgano del Instituto de Historia de la UASD, publica artículos de investigación y ensayos historiográficos sobre todos los ámbitos de la historia dominicana y, ocasionalmente, del Caribe. Fue fundada en 1993 con un lineamiento editorial de servir como portavoz a las inquietudes de los investigadores e investigadoras. No tiene restricciones temáticas ni de orientaciones teóricas y metodológicas. Desde ECOS se motivan áreas que necesitan mayor cubertura de la historiografía dominicana como la trayectoria social de la mujer o la vida cotidiana, manifestaciones culturales de los sectores populares y relaciones domínico-haitianas, entre otros temas. Se promueve el intercambio con colegas de América Latina y latinoamericanistas, especialmente con la región del Caribe, potenciando con ello el conocimiento mutuo. ECOS se publica semestralmente. Es gratuita y está dirigida a todos los amantes de la historia, entre estos investigadores, historiadores, docentes, estudiantes universitarios, diversos profesionales del ámbito de las Ciencias Sociales y las Humanidades interesados en conocer y reflexionar sobre la realidad histórica dominicana. Está recogida e indexada en el catálogo de Latindex.

Presentación de originales ECOS recibe y acepta para su evaluación trabajos originales, durante todo el año, sobre temas de historia dominicana y caribeña. ECOS cuenta con un equipo de evaluadores nacionales y extranjeros. Los autores de los artículos aceptados se comprometerán a no publicar dichos trabajos en otros medios hasta que se realice la publicación de ECOS. El contenido de los artículos y reseñas son responsabilidad exclusiva de los autores. Los artículos pueden ser llevados al Instituto de Historia de la UASD, Facultad de Humanidades, ubicado en la tercera planta. También al Apartado Postal 1355, Facultad de Humanidades, o remitirlo al correo electrónico de la revista revistaecosih@uasd. edu.do. Se aconseja a los autores revisar las normas de publicación de ECOS que aparece al final de esta edición. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


ECOS Órgano del Instituto de Historia de la UASD Año XXV, Vol. 1, No. 15 Enero-junio de 2018

Índice Presentación Reina Rosario

Palabras de apertura al seminario: 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana

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Reina Rosario

A cien años de la Revolución Rusa Roberto Cassá

Legado filosófico y social de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia

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Rafael Báez Bisonó

A cien años de la Revolución de Octubre: las guerras culturales

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Eliades Acosta Matos

A 100 años de la Revolución de Octubre de 1917: El inicio de un “cambio-de-época”.

109

Pedro Sotolongo

La Revolución Socialista de Octubre en su centenario 1917-2017 Carmen Durán

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Índice

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A 100 años de vida revolucionaria ideológica de la Revolución de Octubre Félix Casas

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Centenario de la Revolución Bolchevique: su impacto y balance César Pérez

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El modelo soviético y la cuestión de las nacionalidades.

177

Las nacionalidades en la URSS, notas para un balance

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Significado e impacto de la Revolución Soviética: en el mundo y en Quisqueya

Josefina Záiter

Aquiles Castro

Narciso Isa Conde

215

Egresados deHumanidades, Ciencias Sociales y Artes de los Países del Este y Cuba Odalís G. Pérez

227

Arqueología del pensamiento político en la obra El proletariado agrícola: fuerza fundamental de la revolución dominicana Amaury Pérez Vargas

259

Centenario de la Revolución de Octubre y visita del profesor Juan Bosch a la URSS en septiembre de 1987 Fernando Morales Billini

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Aporte de los egresados de los antiguos países socialistas al desarrollo socioeconómico de la República Dominicana César Cuello Nieto

285 285 288 294 296

DOCUMENTOS: 1. DECRETO SOBRE LA PAZ 2. Mujeres combatientes en los días de la Gran Revolución de Octubre por Alexandra Kollontai 3. Discurso de Vladimir Ilich Lenin al pisar suelo ruso 4. “Poema a Lenin” de Bertolt Brecht

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Presentación

Una gran aureola se posó sobre el semblante de la especie humana, como si se tratara de una redención, anunciando el final del dominio de la ambición. La Revolución Socialista de Octubre de 1917 despertó la esperanza en la humanidad, sobre todo en las masas explotadas y empobrecidas, como ningún acontecimiento social lo había hecho desde la revolución francesa. Cien años después, más que un hecho bélico, esa revolución es considerada como uno de los grandes acontecimientos históricos del siglo XX. Su impacto fue inmediato: cambió la geopolítica del mundo y abrió una perspectiva distinta para el desarrollo de la humanidad. Por su trascendental alcance a nivel mundial se afirma que es uno de los hechos más memorables que registra la historia contemporánea. El 7 de noviembre del 2017 la Gran Revolución Socialista de Octubre cumplió cien años. En el mundo entero, en especial las universidades, se avocaron a la conmemoración y a la reflexión de lo que fue su impacto mundial y al análisis de su inesperado colapso en la década del noventa de ese siglo XX en que ocurrió este acontecimiento. En la Primada de América, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el 7 de noviembre de 2017 se realizó el seminario “100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por la Facultad de Humanidades, su Instituto de Historia, 7


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y la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. El presente número de la Revista Ecos, la décimo quinta entrega, recoge gran parte las ponencias presentadas en dicho seminario. Se trató de un evento plural y abierto donde participaron como panelistas veinte y tres destacados académicos, todos reconocidos como analistas políticos. Se contó, además, con dos académicos rusos, los doctores Gariev Andrei y Savchenkova Natalia, ambos del Instituto Energético de Moscú. El seminario fue inaugurado con una conferencia magistral a cargo del reconocido historiador Roberto Cassá. A lo largo del día se desarrollaron tres paneles con destacados expertos y expertas en el tema. El seminario cerró con un concierto a cargo de la Orquesta de Cámara de la UASD, dirigida por el maestro Hipólito Javier, la cual interpretó varias piezas de Tchaykovski. Para la academia, la acción de producir conocimientos tiene gran importancia. Y fue en esa dirección que se escogieron los objetivos del seminario, dadas las condiciones existentes del centenario de dicha revolución para reflexionar sobre el impacto a nivel mundial y a nivel local de ese primer ensayo de socialismo y de su inesperada desintegración. Los panelistas del seminario abordaron el tema con serenidad y desde diversas posiciones con la libertad que ofrece la academia, aspecto que le dio rigor y calidad a las ponencias. Por esas razones, y por la carencia de bibliografía al respecto, la dirección de Ecos ha considerado pertinente dedicar un número de la revista al tema. De esta forma una parte importante de las ponencias presentadas fueron recogidas en forma de artículos y componen este número de Ecos, dado que, con ello, se enriquece el acervo bibliográfico sobre el tema. Este número de Ecos reúne catorce trabajos de los que inicialmente fueron presentados como ponencia en el seminario “100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”. El primer trabajo con el que se inicia la revista se titula “A cien años de la revolución rusa”. El mismo fue la Conferencia Magistral con la cual el Dr. Roberto ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Cassá inició el evento. En este escrito el disertante analizó, de forma erudita, las determinantes del proceso, sus contenidos, su relación con el zarismo, los sectores participantes en el movimiento revolucionario y los debates que se suscitaron desde 1917. También se detuvo en las características del modelo soviético, su colapso y la necesidad de analizar con claridad los errores como una forma de reorientar y recuperar la vitalidad perdida de la intención de esa revolución tras las consecuencias de la degeneración del experimento soviético. El evento contó con tres paneles que fueron desarrollados inmediatamente después de la conferencia magistral. El primer panel llevó como título: “Significado humanista y filosófico de la Revolución Socialista de Octubre”, y estuvo integrado por siete panelistas, cinco de los cuales entregaron sus trabajos y son: Rafael Báez Bisonó, Eliades Acosta Matos, Pedro Sotolongo, Carmen Durán y Félix Casas. El segundo trabajo de la revista fue el presentado por el doctor Rafael Báez Bisonó bajo el título “Legado filosófico y social de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia”. En su artículo se analizan los aportes de Marx a la formación de la filosofía marxista. El autor también se propuso demostrar cómo el proceso revolucionario ruso, dirigido por Lenin y que culminó con el triunfo de la Revolución de Octubre, sirvió de laboratorio para demostrar la efectividad transformadora de la ideología del proletariado elaborada por Carlos Marx. El tercer trabajo titulado “A Cien años de la Revolución de Octubre: las guerras culturales”, fue presentado por el doctor Eliades Acosta Matos. En este artículo se analiza el hecho de que hoy, como ayer, se implementan estrategias de guerra cultural para ocultar o manipular lo que realmente sucedió en la Revolución bolchevique y su impacto. También resalta que se intenta desmovilizar a quienes luchan por la construcción de un orden alternativo al predominio del capital. El autor sostiene que esta situación crea la necesidad de incorporar, a las luchas transformadoras de hoy, las esencias y dimensiones ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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culturales de los procesos históricos como el de la Revolución Bolchevique. El cuarto artículo titulado “A cien años de la Revolución de Octubre de 1917: el inicio de un cambio de época”, fue presentado por el doctor Pedro Sotolongo. En este estudio el autor trata de dar respuestas a tres interrogantes que él se plantea; la primera: ¿Por qué conmemorar un acontecimiento ocurrido hace un siglo y que colapsó hace ya un cuarto de siglo?; la segunda: ¿Por qué esa Revolución de Octubre abrió todo un cambio de época que aún hoy en día transcurre? Y la tercera: Que cuando en un siglo emergen los primeros intentos de construir una sociedad diferente a la predominante, es cuestión de tiempo histórico para que emerja, aprendiendo de los errores y fallas de los “experimentos sociales” iniciales. El quinto artículo resultó de la ponencia presentada bajo el título de “La Revolución Socialista de Octubre en su centenario, 1917-2017”, presentada por la maestra Carmen Durán. En su escrito analiza la trascendencia y el humanismo a nivel planetario de la Revolución Socialista de Octubre. Hace su principal hincapié en la afirmación de Lenin cuando expresó que por importancia internacional entiende su trascendencia mundial o la inevitabilidad histórica de que esa revolución se repita a escala universal lo ocurrido en Rusia. En relación al humanismo socialista la autora analiza cómo este fenómeno se expresa en la idea del internacionalismo proletario, en la solidaridad entre los pueblos del mundo y sus sectores oprimidos, y en la moral socialista que sustentaba la equidad. El sexto artículo surgió de la ponencia titulada “A 100 años de vida revolucionaria ideológica de la Revolución de Octubre”, presentada por el doctor Félix Casas. En este ensayo se analiza cómo la Revolución de Octubre encarnó la teoría y la práctica del marxismo que en esencia, para el autor, es el ideal de humanización del mundo. El autor considera que, a pesar del fracaso del modelo soviético, la revolución bolchevique hay que verla como una fuerza transformadora viva que está ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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presente en el pensamiento de los comunistas de hoy, y que estos deben retomar la lucha armada para lograr la justicia social, ya que es el único lenguaje que entiende el imperialismo. El segundo panel llevó como título: “El modelo soviético y la cuestión de las nacionalidades”. Estuvo compuesto por cuatro destacados investigadores, tres de los cuales entregaron sus trabajos y son: César Pérez, Josefina Záiter y Aquiles Castro. En la continuación del orden para esta Revista Ecos, el séptimo artículo es resultado de la ponencia titulada “Centenario de la Revolución Bolchevique: impacto y balance”, presentada por el maestro César Pérez. Para este expositor se trató de la revolución cuyo embrujo fue vivido por la mayor cantidad de seres humanos. Fue, además, la que mayor diversidad de identidades nacionales causó. Por igual, sostiene que concitó la mayor cantidad de países envueltos en torno a ella y, al mismo tiempo, la que con mayor pasión fue defendida por intelectuales, científicos y colectividades en todo el mundo. Del impacto el analista pasa a describir los supuestos básicos del socialismo, y se detiene con una visión crítica en las características del modelo de socialismo instalado y en las causas de su colapso. El octavo artículo se titula “El modelo soviético y la cuestión de las nacionalidades”, y fue presentado por la doctora Josefina Záiter. En el mismo se destaca la importancia de reflexionar sobre el primer intento de organizar un Estado socialista en un amplio conjunto de nacionalidades como las que integraban la URSS. La autora, además, plantea consideraciones acerca de los conceptos de identidad nacional, nación, nacionalismo y nacionalidades. Analiza la visión leninista y estalinista de las nacionalidades, y concluye con la significación histórica de la revolución soviética de 1917. El noveno artículo coincide con el anterior en su denominación, también lleva como título “Las nacionalidades en la URSS, notas para un balance” y fue presentado por el maestro Aquiles Castro. El autor analiza la manera en que el problema de las nacionalidades tuvo como piedra angular a la Revolución de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Octubre, sobre todo cuando se llegaba al momento de tocar lo relacionado con el principio de la autodeterminación. Sobre esa base el autor enfoca el proceso de constitución del modelo estatal soviético, resalta ideas sobre los aciertos históricos verificados en dicha experiencia y plantea interrogantes a tener en cuenta para explicar su colapso. Luego se desarrolló, en el seminario, el tercer y último panel titulado: “Incidencia de la Revolución Socialista de Octubre en la sociedad dominicana”. El mismo contó con la participación de Narciso Isa Conde, Odalís G. Pérez, Amaury Pérez Vargas, Armando Morales Billini y César Cuello. El décimo artículo para esta Revista Ecos surgió de la ponencia titulada “Significado e impacto de la Revolución Soviética: en el mundo y en Quisqueya”, y fue presentado por Narciso Isa Conde. Este artículo recoge de manera sucinta el impacto de la Revolución Bolchevique a nivel mundial y, de manera particular, a partir del momento en que estas ideas germinaron en suelo dominicano. Isa Conde concluye con una lista de lecciones aprendidas de lo que fue el colapso del modelo soviético a tomar en cuenta por los que mantienen la fe en el socialismo. El undécimo artículo surgió de la ponencia presentada con el título “Egresados de Humanidades, Ciencias Sociales y Artes de los países del Este y Cuba”, presentada por del doctor Odalís G. Pérez. Su ensayo recoge la travesía académica de una buena parte de los estudiantes dominicanos y dominicanas, egresados y profesionales de la antigua URSS, los países de Europa del Este y Cuba, en las áreas de ciencia, arte, tecnología y humanidades. Pérez, que también es uno de esos egresados, muestra como estos profesionales han dejado una huella en el camino educativo y cultural en República Dominicana y en otros países de nuestra región. El duodécimo artículo surgió de la ponencia titulada “Arqueología del pensamiento político en la obra El proletariado agrícola: fuerza fundamental de la revolución dominicana”, y fue presentada por el doctor Amaury Pérez Vargas. En este artículo se analiza el libro El proletariado agrícola, fuerza fundamental ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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de la revolución dominicana, de Raúl Pérez Peña. Para ello aplica la metodología establecida por Michel Foucault en su obra Arqueología del saber, donde a través del análisis del discurso se logran determinar los límites del pensamiento en un contexto y espacio determinado. El estudio permite conocer el impacto del marxismo en la década del 70, parte del campesinado y la situación de cómo la izquierda dominicana se manejaba entre las diferentes corrientes marxistas. El décimo tercer artículo es el resultado de la ponencia “Centenario de la Revolución de Octubre y visita del profesor Juan Bosch a la URSS en septiembre de 1987”, presentada por Fernando Morales Billini. En su artículo Morales Billini reseña una visita realizada en 1987 por el profesor Juan Bosch a la URSS, luego aceptar la invitación que el gobierno soviético, encabezado por Gorvachov, le cursara al líder dominicano por intermediación la embajada soviética en Cuba. Sobre dicho viaje el autor detalla que en la Academia de Ciencias de la URSS el profesor Juan Bosch impartió una conferencia donde presentó un análisis sobre la composición social dominicana y las características sociológicas del pueblo dominicano. El décimo cuarto artículo lleva como título “Aporte de los egresados de los antiguos países socialistas al desarrollo socioeconómico de la República Dominicana”. El mismo fue entregado por el doctor César Cuello Nieto, quien fuera moderador del primero de los paneles. En este artículo el autor realizó esfuerzo por documentar y hacer explícitos los aportes de los profesionales egresados del entonces campo socialista y que están contribuyendo al desarrollo socioeconómico de la República Dominicana. Para ello contactó unos 80 egresados del programa de becas que comenzó formalmente en 1966 y se extendió hasta el 1992, el cual fue coordinado por el Partido Comunista Dominicano, PCD, en el ámbito local. El número 15 de la Revista Ecos lo cierra la clásica sección de “Documentos”. A propósito del tema se seleccionaron cuatro documentos que muestran una visión global del carácter de la Revolución Socialista de Octubre de 1917 a saber: ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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1.- El discurso pronunciado por Vladimir Ilich Lenin al pisar suelo ruso el 15 de Abril de 1917. 2.- El “Decreto sobre la paz” aprobado por el II Congreso de Soviets de Diputados Obreros, Campesinos y Soldados de Rusia, celebrado en Petrogrado, el 8 de noviembre de 1917. 3.- Mujeres combatientes en los días de la Gran Revolución de Octubre, escrito por la destacada revolucionaria y feminista Alexandra Kollontai, quien también realizó significativos aportes teóricos sobre el socialismo. 4.- Poema a Lenin, escrito por el célebre poeta alemán Bertolt Brecht (1898-1956). La portada de la revista contiene una imagen alusiva al momento del triunfo de la Revolución de Octubre. Incluye, además, los rostros de tres dominicanos y tres dominicanas; ellos, por sus aportes, son una muestra sumamente reducida de la incidencia de las ideas de esa revolución socialista en la República Dominicana. Ellos son Manolo Tavárez Justo, Minerva Mirabal, Amín Abel Hasbún, Aniana Vargas, Maximiliano Gómez (El Moreno) y Piky Lora. Es necesario señalar que este número 15 de Ecos, por varias razones, no incluye los apasionados debates que se desarrollaron luego de cada panel. La interacción y la activa participación del público asistente al seminario mostró cuan pertinente sigue siendo el análisis y la reflexión sobre la Revolución Socialista de Octubre, su incidencia en la sociedad dominicana, el colapso del modelo soviético, las causas del fracaso, las lecciones aprendidas y, en especial, las oportunidades que se presentan hoy de refundar o crear nuevos movimientos revolucionarios. Esperamos que el contenido de este número 15 de Ecos despierte interés en nuestros lectores y lectoras. Les reiteramos que estamos abiertos a recibir sus trabajos sobre temas de nuestra historia, reseñas de libros o comentarios.. Reina Rosario, Directora Instituto de Historia, UASD

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Palabras de apertura al seminario: 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana “La revolución tiene 40 años. Tiene la edad de una joven madura. Tiene la edad de las madres hermosas. Cuando nació, en el mundo la noticia se supo en forma diferente. —¿Qué es esto? –se preguntaban los obispos–, se ha movido la tierra, no podremos seguir vendiendo el cielo. Los gobiernos de Europa, de América ultrajada, los dictadores turbios, leían en silencio las alarmantes comunicaciones. Por suaves, por profundas escaleras subía un telegrama, como sube la fiebre en el termómetro: ya no cabía duda, el pueblo había vencido, se transformaba el mundo”.1

Señores: Nino Féliz, Vicerrector de Extensión, UASD Ramón Rodríguez, Decano de nuestra Facultad de Humanidades, 1

Poema de Pablo Neruda, Oda a Stalin.

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Palabras de apertura al seminario 100 años de la Revolución.... // Reina Rosario

Antonio Medina, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Carmen Durán, Maestra Meritísima de la Escuela de Historia y Antropología, Roberto Cassá, Maestro Meritísimo de la Escuela de la Historia y Antropología, Autoridades de nuestra Primada de América Universidad Autónoma de Santo Domingo que encabezan la mesa de honor, Docentes, invitados colegas de universidades pares, estudiantes que nos acompañan y que son la razón de ser de todas nuestras actividades en la academia. Gracias por acoger la invitación que le extendimos desde el Instituto de Historia y acompañarnos en esta ocasión tan especial en que realizamos un seminario para conmemorar los 100 años de la Revolución Socialista de Octubre de 1917 y su incidencia en la República Dominicana. La presencia en este encuentro de autoridades de la institución demuestra el valor que nuestra academia le da a esa revolución histórica que marcó el inicio de una nueva etapa para la humanidad y también al hecho de contar en su claustro con cientos de profesores e investigadores egresados de los países socialistas. Hoy, 7 de noviembre de 1917, es el día en que se conmemoran los 100 años de la revolución que conmocionó al mundo, la Revolución Roja, como también se le llama. Esta revolución tuvo lugar mientras regía el calendario juliano utilizado en la Rusia zarista, en la Rusia Ortodoxa. Según ese calendario las acciones revolucionarias se desarrollaron el 25 de octubre. Por esa razón este acontecimiento también es conocido como “El Octubre Rojo”. Pero, una vez triunfó la revolución, fue abolido el calendario juliano y adoptado el calendario gregoriano, que estaba vigente en Occidente y en el resto del mundo; de acuerdo a ese calendario gregoriano, la fecha del evento es el 7 de noviembre de 1917, precisamente un día como hoy. Estamos aquí, pues, para recordar ese gran acontecimiento histórico comparado, por su trascendencia, con la Revolución Francesa ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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que inició la época moderna. Hoy, a 100 años de la Revolución de Octubre, los dominicanos y dominicanas que estudiamos en Rusia queremos agradecer al pueblo soviético su solidaridad y recordar esa gesta heroica del pueblo ruso que marcó un antes y un después en la historia mundial. La conquista del poder de los bolcheviques fue rápida. En la noche del 24 y 25 de octubre, es decir el 6 y 7 de noviembre de 1917, los soviets ocuparon los puestos estratégicos de Petrogrado. El Acorazado Aurora apuntó sus cañones hacia el Palacio de Invierno (antigua residencia de los Zares) en la madrugada del 26 de octubre. El gobierno provisional, que carecía del apoyo del ejército, se vio obligado a rendirse. La revolución bolchevique había logrado derrotar a Kerenski e hizo realidad el lema de “todo el poder a los soviets”. La conformación del primer Estado proletario de la historia se considera la primera acción exitosa y mantenida en el tiempo de toma del poder por parte de la clase obrera, apoyada por el campesinado. La Comuna de París, en 1871, fue el primer ensayo y solo duró 90 días. En ese Octubre Rojo de 1917 se dio paso a la formación y posterior desarrollo de un sistema político-económico que, por ser contrario al de las potencias occidentales, dividió al mundo en dos grandes bloques antagónicos. Por espacio de siete décadas esos dos bloques se disputaron el poder hegemónico mundial. Jhon Reed, el periodista estadounidense que fue testigo ocular de la Gran Revolución de Octubre, en su popular libro Diez días que conmovieron al mundo, narró la siguiente: “Lenin entra al Presídium ataviado con ropa muy degastada, sus pantalones demasiado largos para él. Impávido de ser el ídolo de la muchedumbre, de ser amado y reverenciado como quizá pocos líderes en la historia lo han sido. Un líder popular extraño, un líder meramente por virtud de su intelecto; incoloro, sin sentido del humor, inflexible e imparcial; sin idiosincrasias pintorescas, pero con el poder de explicar las ideas profundas en términos simples, de analizar una situación ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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concreta. Y combinado esto con sagacidad, la más grande audacia intelectual…” Según Jhon Reed, Lenin se dirigió al público y dijo: “…Ahora debemos proceder a construir el orden socialista… La primera cosa es la adopción de las medidas prácticas para lograr la paz. Ofrecemos la paz a los pueblos de todos los países beligerantes sobre la base de los términos soviéticos: nada de anexiones, ninguna indemnización y el derecho de autodeterminación de los pueblos”. Reed narra que, “cuando el grave trueno de los aplausos se hubo extinguido, Lenin habló de nuevo. Había algo de tranquilidad y de autoridad en todo esto, que conmovía las almas de los hombres. Resultaba comprensible por qué el pueblo creía cuando Lenin hablaba”. La Revolución de Octubre provocó una guerra civil que terminó en 1921. Esta había tenido un enorme costo de vidas. El colapso industrial y el desastre en la agricultura provocaron que murieran más de cinco millones de personas. Sobre este particular León Trotsky afirmó: “el colapso de las fuerzas productivas sobrepasó cualquier cosa que jamás se haya visto en la historia. El país, junto con el gobierno, estuvieron al borde del abismo”. Pero en 1921 Lenin salvó a Rusia del abismo al establecer su Nueva Política Económica. En 1922 se conformó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS. Entre las conquistas y logros más relevantes que alcanzó la URSS se pueden citar la industrialización en un país que vivía casi la etapa preindustrial, el desarrollo científico y cultural, la reducción de las desigualdades, la superación de la miseria y del desempleo, la erradicación del analfabetismo, el auge del deporte y la recreación sana, la promoción social de clases y sectores marginados, entre muchas otras medidas. Sin embargo, estos logros no evitaron la crisis final provocada por la dictadura instaurada por el partido comunista, por la burocratización y por el descuido del desarrollo a la industria liviana, que a nuestro entender fueron determinantes en la desintegración de la URSS. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Muchos se preguntarán, sobre todo nuestros estudiantes, ¿por qué conmemorar los 100 años de la Revolución Socialista de Octubre de 1917 si el modelo soviético ya no existe? Lo hacemos por un conjunto de lecciones de la historia de esta revolución que nos permiten afirmar que fue el acontecimiento más trascendente y significativo de los últimos cien años. Citemos solo cuatro de las lecciones de esa revolución que cambió el curso del Siglo XX, que abrió una perspectiva distinta para el desarrollo de la humanidad, y que bien vale conmemorar y reflexionar sobre este hecho y sacar las lecciones de su colapso. 1.– La Revolución Rusa mostró al mundo que era posible cambiar radicalmente el escenario político de un país. Que no tenía sustento la conocida afirmación de que “nada es posible”, que “todo habrá de seguir igual”, que “no hay salida” a los problemas de los pueblos. La Revolución de Octubre de 1917 demostró que la explotación no era perpetua; que la opresión social podía concluir; que la injusticia y el hambre no eran eternos; que en un momento determinado de la historia, podían cambiar las cosas. Ese fue un mensaje de oro para todos los pueblos del mundo. 2.– La Revolución de Octubre fue capaz de sacar a un país del fondo de un pozo y colocarlo a la cabeza de los pueblos en la lucha por una sociedad mejor, más humana y más justa. Hay que recordar que antes de 1917, la Rusia de los Zares era un país atrasado. Casi el 80% de la población vivía en el campo; con altos niveles de pobreza y aún de miseria. El 95% de la población rural era analfabeta. Había, ciertamente, algún nivel de desarrollo industrial, pero muy reducido. No era comparable a otros países europeos. En pocos años la Unión Soviética logró impresionantes niveles de desarrollo. En 1931 puso en vigencia sus Planes Quinquenales que le permitieron, diez años más tarde, enfrentar militarmente la primera potencia mundial (el eje Berlín-Roma,) y vencerlo. Y luego del 1945 se convirtió en una de las cuatro “Grandes Potencias”. En los años 50 superó prontamente a Inglaterra y a Francia y a partir ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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de 1950 comenzó a igualar a los Estados Unidos de Norteamérica, a quien superó en diversos escenarios (como la conquista del espacio) en los años 60. De modo general, en la educación, la ciencia, el arte y la cultura, la URSS alcanzó niveles excepcionales. Ni siquiera sus adversarios más enconados pudieron nunca negar tales evidencias. Si hoy se habla de los adelantos de Cuba en materia de educación, por ejemplo, hay que admitir que esa fue una escuela que dejó el socialismo, desde los tiempos de Lenin hasta nuestros días. 3.– El tercer elemento clave estuvo vinculado a la capacidad de la URSS para salvar al mundo de la barbarie nazi-fascista. Mucho más allá de lo que hoy dice la prensa, fue la Unión Soviética la que derrotó a la Alemania Nazi en la II Guerra Mundial. Portentosas hazañas como la defensa de Moscú, el Cerco a Leningrado, la batalla de Stalingrado y la Marcha hacia Berlín, fueron, una a una, epopeyas que marcaron historia y costaron la vida a 25 millones de soviéticos. Nadie, jamás, pagó tan alto precio por la libertad. Con esto la URSS no sólo se salvó a sí misma. También salvó al mundo del oprobio nazi; incluyéndonos a nosotros, los latinoamericanos. 4.– Gracias a la Revolución de Octubre de 1917, y a la lucha nacional liberadora de los pueblos, se desmoronó definitivamente el régimen colonial. Cayeron (para no levantarse más) los viejos imperios coloniales y asomaron centenares de nuevos países en Asia, África y América Latina. Ahora bien, ese Estado soviético que se convirtió en una potencia militar y en el cual hubo sus deformaciones y desviaciones de los valores socialistas, hechos que no se pueden ocultar, puso en práctica desde el principio el internacionalismo proletario. Y aunque pasó por difíciles situaciones económicas, siempre mantuvo su apoyo a las luchas de los pueblos por la democracia. Fue precisamente dentro de esa solidaridad socialista que se organizó el programa de becas. Es así que la desaparecida URSS dejó un gran legado en muchos pueblos del mundo a través de un amplio programa de becas que abarcaba ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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los cinco contenientes, en especial los países más necesitados. Se estima que actualmente hay unos 180 mil profesionales en diversos países egresados de los centros de altos estudios de la desaparecida URSS. Los países de América Latina están entre los grandes beneficiados de ese programa de becas. En la República Dominicana existe una considerable cantidad de profesionales que somos egresados de los centros de enseñanza de los países socialistas. Las becas hacia los países socialistas iniciaron formalmente en el año 1966, a través del Partido Comunista Dominicano, PCD, y estuvieron vigentes hasta el 1992. En ese lapso de tiempo fueron becados más de 1,500 jóvenes. La maestra Carmen Durán, aquí presente, formó parte del primer grupo de 11 becados que viajaron a la URSS en el año 1966. Aunque ya para el 1964 un grupo de becados dominicanos había viajado a Cuba. En Rusia, al igual que en los demás países socialistas, la formación recibida se destacó por la gran calidad teórico-práctica y por la formación exhaustiva, haciendo énfasis en la integridad y la solidaridad. Por ello pienso que como egresados formados en países solidarios tenemos el deber de sentirnos comprometidos en contribuir significativamente al desarrollo nacional. Desde el año 2006 se ha restablecido el programa de becas para Rusia. En estos momentos hay más de 40 estudiantes dominicanos becados por la Federación Rusa. Es importante señalar que desde el 2008 nuestra Universidad Autónoma de Santo Domingo, bajo la gestión del doctor Franklin García Fermín, firmó un convenio de coloración entre la UASD y la Universidad Rusa de Amistad de los Pueblos, el cual contempla realizar intercambios de profesores y personal para programas de corto y mediano plazo; desarrollar investigaciones científicas, artísticas y culturales conjuntas; y celebrar diplomados, licenciaturas, maestrías y doctorados. Hemos recibido en la UASD varios docentes rusos para los cursos de lengua rusa que se iniciaron desde el año 2012 en la Extensión de Higüey, de nuestra universidad. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En ese mismo año 2008, entre la Universidad Rusa de Amistad de los Pueblos y la Secretaría de Estado de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (SEESCyT), se firmó un convenio con el objetivo de poner en marcha un programa de becas de estudios que permita a estudiantes dominicanos recibir formación a nivel de maestría y cursos cortos de especialización en dicha universidad. En este año de 2017, en julio pasado, viajó a la Federación Rusa una comisión de la UASD, encabezada por los decanos de la Facultad de Humanidades y de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, maestros Ramón Rodríguez y Antonio Medina, aquí presentes. Fruto de ese viaje se firmó un amplio programa de trabajo para los años 2017-2018. En el mismo están establecidas las fechas para iniciar los intercambios de docentes rusos a nuestro país. De hecho para este evento debían venir dos profesores rusos, pero por problemas de calendario académico solo podían llegar el 11 de este mes de noviembre. Sin embargo, el universo conspiró a nuestro favor y permitió que dos doctores rusos llegaran el sábado 4 de noviembre a nuestro país para participar en un proyecto de investigación conjunta que desarrolla el Intec con el Instituto Energético de Moscú, a través de la dilecta profesora Inna Sansom, docente e investigadora del área de física de Intec y de la UASD. Esas circunstancias facilitaron que esos docentes tomaran parte de nuestro seminario hablándonos del desarrollo científico en la etapa soviética y en la actualidad. Quisiera aprovechar la asistencia de estudiantes en este evento para informarles que existe la posibilidad de ser becados para estudiar en Rusia. Los requisitos están en la página de la MESCYT y de la UASD. Creo no equivocarme si digo que nosotros, los egresados de los países socialistas, no vacilamos en recomendar la experiencia de estudiar en Rusia. Además de recibir una formación al más alto nivel, se agrega la experiencia de conocer y convivir con otra cultura, la rusa, y estando allá se abre la posibilidad de relacionarse con cientos de jóvenes de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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diversos países; y todo ello ayuda a enriquecer la comprensión del mundo. El tema de este seminario, “100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana” ha sido planificado no solo para conmemorar dicha gesta histórica, sino para reflexionar y crear conocimientos en torno a ella y recogerla en un una edición de la Revista Ecos, dedicada a este tema, para que quede como acervo bibliográfico. Por ello, el comité organizador, integrado por César Cuello, Jesús Tellerías, Carmen Durán, Inna Sansom, Luis Carvajal, Pedro Valdez, Hipólito Javier y quien les habla, hemos tratado de abarcar las aristas fundamentales de tan amplio tema. Cuando planteamos la idea de abrir el seminario con una conferencia magistral para ofrecer una visión de conjunto, como es natural, surgieron varios nombres, y todos estuvimos de acuerdo en que el doctor Roberto Cassá era idóneo no solo por sus años de estudios en la antigua URSS, sino por ser uno de los pioneros en aplicar un enfoque marxista a su vasta obra, enriqueciendo con ello nuestra escasa historiografía científica. Como bien señaló el filósofo francés Louis Althousser, “Marx dio a los hombres los principios fundamentales de una teoría científica, que permitió comprender y conocer las leyes de este nuevo e inmenso continente: la historia. Estos principios fundamentales de la ciencia de la historia han sido designados tradicionalmente como materialismo histórico”. Ese método científico está presente en las obras del doctor Cassá. Seguido de la conferencia magistral está el panel titulado: “Significado humanista y filosófico de la Revolución Socialista de Octubre”, coordinador por el doctor César Cuello, con panelistas como el Dr. Rafael Báez Bisonó, de la UASD; el doctor Eliades Acosta Matos, el doctor Pedro Sotolongo, la doctora Carmen Durán, el doctor Félix Casas, y doctor Manuel González. El segundo panel tiene como título “El modelo soviético y la cuestión de las nacionalidades”, y estará coordinado por el doctor Jesús Tellerís. Los panelistas son el doctor Luis Carvajal, ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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el maestro César Pérez, la doctora Josefina Záiter y el maestro Aquiles Castro. El tercer panel tiene como título “Incidencia de la Revolución Socialista de Octubre en la sociedad dominicana”, coordinado por quien les habla. Los panelistas son el doctor Sci. Gariev Andrei, del Instituto Energético de Moscú, y la PH.D Savchenkova Natalia, del Instituto Energético de Moscú, Narciso Isa Conde, el doctor Odalís Pérez, el doctor Amaury Pérez, el maestro Fernando Peña y el doctor Fernando Morales Billini. La metodología será la siguiente: cada expositor tendrá 10 minutos para hacer su presentación, les hemos recomendado traer dos hojas, esquemáticas, en la que expondrán la tesis central de su ponencia, las ideas y los planteamientos que crean fundamentales para compartir. Terminadas las exposiciones de 10 minutos de todos los panelistas, habrá 40 minutos para discutir alrededor de todo lo expuesto. Las personas que exponen tendrán turno para contestar las preguntas y comentarios. Cada expositor entregará su ponencia según las normas editoriales de la Revista Ecos y para los primeros meses del 2018 tendremos el número 15 de esa publicación dedicado a los 100 años de la Revolución de Octubre. El éxito del seminario depende de cumplir el horario de cada panel, por ello seremos estrictos con el tiempo. Para cerrar con broche de oro tendremos el concierto de la orquesta de cámara de la UASD, bajo la dirección del egresado de Moscú, Hipólito Javier. Termino mis palabras agradeciendo a los decanos de Humanidades y de Ciencias Jurídicas que nos han apoyado en todo, a Hipólito Javier, a todo el comité organizador, a la Academia de Ciencias de la República Dominicana, a Flacso, a la Fundación Juan Bosch por apoyar este seminario. A Karina Rojas, secretaria del Instituto de Historia, que ha trabajado incansablemente en la organización, y al personal de protocolo de ambas facultades.

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Los temas sobre la Revolución de Octubre son polémicos y nuestros panelistas son personas formadas en el rigor científico y no están convocados para elogiar, ni elevar loas al modelo soviético, sino para reflexionar con base a la objetividad histórica. Pensamos que solo la visión imparcial de esta trascendental revolución podrá cumplir con la tarea de desmitificar ese hecho histórico. Esa tarea, al decir de Antoine Prost, debe ser la postura de quien emprenda la labor de escribir sobre historia. Los historiadores solo debemos aspirar a mostrar la versión lo más cercana a cómo realmente fue el hecho histórico. En La revolución traicionada, hablando de la URSS, Trotsky cita la frase de Spinoza «ni reír ni llorar, sino comprender». En el texto Para una historia de la clase obrera soviética, Pierre Rolle escribe que: «La historia del mundo, cuando admita la historia soviética como uno de sus desarrollos, será seguramente muy distinta de la que se ha construido excluyendo esta experiencia». A todos ustedes gracias por acompañarnos y, en especial, a los estudiantes a quienes les invitamos a intervenir activamente en los espacios de interacción con los panelistas para que formen parte de la construcción del conocimiento sobre la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana. Reina Rosario, Directora del Instituto de Historia; UASD

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ECOS Órgano del Instituto de Historia de la UASD Año XXV, Vol. 1, No. 15 Enero-junio de 2018

A cien años de la Revolución Rusa2 One Hundred Years of the Russian Revolution Roberto Cassá3

Resumen:

En la conferencia se analizaron los antecedentes de la Revolución Rusa, destacando a los naronniki o populistas rusos y su adhesión a las teorías de Marx. Se recogen las diferentes etapas de la Revolución bolchevique, el papel preponderante de Lenin, y de Trotski para este triunfo. Se analiza con visión crítica la conformación del sistema soviético y se precisa que hoy, difícilmente, pueda considerársele como socialista, sino más bien una dictadura del partido comunista, que estuvo de acuerdo en imponerse como garantía de la realización de la revolución. Se sostiene que esto no impidió el alcance directo a nivel mundial de esta

Conferencia pronunciada en el seminario “100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”. 3 Roberto Cassá, Licenciado en Historia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); Doctor en Historia en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Profesor meritísimo de la Escuela de Historia y Antropología, Facultad de Humanidades, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia y director del Archivo General de la Nación. Es autor, entre otros, del libro Historia social y económica de la República Dominicana. 2

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revolución, su novedad e impacto radicó en que persiguió transformar la suerte del género humano. Al analizar las experiencias socialistas fallidas, se plantea que esto no debe significar la negación del camino revolucionario, sino más bien su replanteamiento ante las determinaciones actuales de la realidad. Palabras claves: Revolución, Bolcheviques, socialismo, Lenin, Trotski. Summary: In this article the background of the Russian Revolution was analyzed, highlighting the Narodniki or Russian populists and their adherence to Marx’s theories. The different stages of the Bolshevik Revolution are collected as well as the predominant role of Lenin and Trotsky for this triumph. The conformation of the Soviet System is analyzed with critical vision and it is specified that today it can hardly be considered as socialist, but rather a dictatorship of the communist party, which agreed to impose itself as a guarantee of the realization of the revolution. It is argued that this did not prevent the direct global reach of this revolution. Its novelty and impact was that it sought to transform the fate of the human race. When analyzing failed socialist experiences, it is suggested that this should not mean the denial of the revolutionary path, but rather its rethinking in the face of current determinations of reality. Keywords: Revolution, Bolsheviks, Socialism, Lenin, Trotsky.

La Revolución Rusa ha sido objeto de mitificaciones desde ángulos variados. Reducida, por ejemplo, por historiadores de derecha, al resultado aleatorio de la acción de un conglomerado que únicamente perseguía detentar el poder sin mayor miramiento. En sentido inverso, en la discursiva historiográfica de la extinta Unión Soviética, fue objeto de manipulaciones dirigidas a legitimar un sistema que, si bien había surgido del hecho de octubre, tomó un curso no coincidente en muchos aspectos ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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con el programa de protagonistas iniciales. Hasta el final de la existencia de la Unión Soviética, no obstante la apertura que siguió a la muerte de Iosif Stalin, persistió la deformación de los acontecimientos, lo que se sustentaba en el no acceso de porciones considerables a la documentación, la bibliografía y la prensa de los primeros años del régimen soviético. El lapso transcurrido y los desenlaces habidos permiten perspectivas más abiertas, aunque nunca exentas de miradas valorativas. No se ha alterado hasta hoy la pasión, sin importar el sentido que ha generado la Revolución Rusa. Se recapitulan aquí algunos puntos acerca de los determinantes del proceso, sus contenidos, su relación con el zarismo, sectores participantes en el movimiento revolucionario, debates que se suscitaron desde 1917 y los resultados. Lo que sigue no puede pasar de apreciaciones generales, concebidas más bien como propuestas para el intercambio. Se enfatiza que Octubre de 1917, y se explica en razón de un complejo de determinantes, producto de procesos de larga duración y su conjunción con una coyuntura crítica. No fue tanto el resultado de una contradicción económica derivada del desarrollo capitalista, sino más bien de la posición particular de Rusia en el concierto internacional. Rusia se hallaba a medio camino entre un atraso casi medieval y una potencia moderna sustentada en un aparato industrial, lo que daba lugar a conflictos derivados de los moldes arcaicos de explotación de trabajadores y campesinos. En último caso, pues, la revolución estuvo conectada con un desarrollo capitalista limitado, imbricado con la continuidad de estructuras arcaicas. Lo que Lev Trotski calificó de desarrollo desigual y combinado formó parte de esas condiciones. El imperio ruso conjugaba adelantos indispensables para el esbozo de un nuevo orden, al tiempo que el atraso sempiterno de sus estructuras tradicionales se manifestaba en contradicciones que tendían a hacer crisis. Como antecedente básico, la autocracia y la subordinación de múltiples naciones contribuyeron a gestar un movimiento ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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revolucionario juvenil de clase media que se orientó al socialismo. El ascenso paralelo del proletariado industrial abrió las puertas para una base social de nuevo tipo que proyectó la ideología socialista. La guerra, resultante del fenómeno del imperialismo, repercutió en factores sociales explosivos. A su vez, elementos aleatorios no dejaron de repercutir, como las decisiones que se tomaron por parte de los actores. El acontecimiento requirió que se diesen cita componentes de fondo con otros circunstanciales. Sin guerra mundial, la Revolución Rusa no hubiera ocurrido, puede aseverarse, y lo mismo es aplicable al papel del Partido Bolchevique, instrumento indisolublemente vinculado a la singularidad del hecho. Se desprende la pregunta acerca de la causa de vigencia de un agrupamiento de esa naturaleza, preparado para dirigir un proceso de tales proporciones. Una segunda posible interrogante es el por qué la guerra mundial se saldó en revolución socialista en Rusia mientras en los demás países los intentos en ese sentido no prosperaron. En el mismo orden cabe explorar los resultados. El sistema soviético, salido de la toma del poder por los comunistas bolcheviques, pudo sostenerse, no obstante la hostilidad de las demás potencias. Esto puede ser señal del agotamiento del zarismo, pero también de la debilidad de las otras opciones en 1917. En cualquier caso, resultó patente la diferencia entre los contornos del sistema soviético y los presupuestos programáticos previos del movimiento socialista internacional. El aislamiento y las realidades de Rusia accionaron al respecto, pero no menos una noción del poder revolucionario asentada en el bolchevismo que, a la larga, se trocó en el estalinismo. Desde poco después de 1917 la definición de la naturaleza del ordenamiento forjado por los bolcheviques, terminado de institucionalizar en la Unión Soviética, ha alcanzado ribetes de cuestión fundamental por cuanto sus moldes fueron recuperados por todas las revoluciones ulteriores dirigidas por los comunistas, aunque con matizaciones bastante importantes. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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I Existe cierto consenso entre los historiadores acerca de la trascendencia mundial inmediata de la Revolución Rusa, a pesar de que el Imperio Ruso no se encontraba entre las potencias que marcaban el ritmo de las relaciones internacionales y de las tendencias del sistema capitalista. De todas maneras, este no era desdeñable: era el país de mayor extensión territorial del mundo, el tercero en la cuantía de población (después de China e India) y el quinto en escala internacional por la magnitud de su economía (detrás de Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Francia). De haber sido Rusia un país de escasa importancia, el impacto de la revolución hubiese sido distinto. Junto a esos factores, Rusia ocupaba una posición señera en la cultura y en la potencia de su movimiento revolucionario. La trascendencia inmediata de la Revolución Rusa dio lugar a que, hasta hoy, represente el caso paradigmático de la revolución moderna, lo que se entiende por revolución social, dirigida a la sustitución del capitalismo. Aunque con contenidos inéditos, culminó una cadena de movimientos revolucionarios asociados a los principios de la modernidad: los agrupamientos religiosos contestatarios, la independencia de Holanda, el régimen republicano en Inglaterra, la independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa, la revolución paneuropea de 1848 y la Comuna de París. De todos, con diferencia, el de mayores alcances fue la Revolución Francesa, que torció el rumbo del proceso histórico de Europa. En cambio, la Revolución Rusa tuvo un alcance directo en el mundo, puesto que se proyectó por Europa y Asia. Su novedad radicó en que persiguió transformar la suerte del género humano. No se limitaba a modificar la situación de un país en un momento determinado, como había sido característico hasta entonces, sino que buscaba abrir una dinámica que diera lugar al derrocamiento del capitalismo y a la implantación del socialismo. Se llevó a cabo conforme a un programa ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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esbozado durante largo tiempo, sustentado en la variante del socialismo inaugurada por Karl Marx décadas atrás. Aunque antecedida por la Ilustración, la Revolución Francesa no gozó de un paradigma teórico integrado y resultó de una coyuntura imprevista de agudización de los conflictos de la autocracia. El orden republicano no perduró mucho en Francia, mientras que el sistema soviético se prolongó durante décadas. Como novedad, además, se puso en el tapete de la factibilidad del proceso histórico universal la implantación del socialismo en una dimensión que trascendía la teorización de Marx. Abarcaba un anhelo utópico a lo largo de siglos, conjugado con prontuarios de reivindicaciones universales vinculadas a la modernidad, que habían encontrado concreción en Rusia como resultado de los contornos contradictorios del zarismo. Se abrió un cambio de época: tras el desdén que generó en los círculos dirigentes del mundo industrializado un acontecimiento presuntamente promovido por contingentes anárquicos e improvisados, sin posibilidad de consistencia o continuidad, la opción de la revolución pasó a tomar centralidad en el mundo. Los efectos prácticos fueron variados. De inmediato, el ejemplo ruso sirvió de inspiración para una gran parte del movimiento socialista y obrero en Europa, lo que derivó en una radicalización de sus procedimientos y objetivos. En las clases burguesas advino el efecto contrario de temor a la revolución, y dio origen al fascismo, movimiento de masas que culminó en la implantación de regímenes autoritarios anti-socialistas y de extrema derecha en gran parte de Europa a partir de los casos paradigmáticos de Italia y Alemania. Rusia, por otra parte, abrió una corriente de lucha por la liberación nacional en países sometidos al dominio colonial, otra de las notas distintivas del mundo contemporáneo. Ejerció un influjo sobre el continente asiático, en especial China, donde poco después arrancó un proceso que combinaba la reivindicación nacional y democrática con la socialista. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Tales repercusiones estuvieron conectadas al hecho de que la Revolución Rusa compatibilizaba contradicciones específicas del entorno ruso con las propias de la etapa de expansión del capital financiero, denominada imperialista por tratadistas marxistas, en la que el capitalismo generaba problemas no existentes con anterioridad que explican la vigencia de la revolución en términos antes no ponderados.

II El movimiento socialista en Rusia abonó una preparación de largo plazo de la revolución. Desde los años sesenta del siglo XIX comenzó a surgir una corriente organizada dirigida al derrocamiento de la autocracia zarista. Esto se conectó con las elaboraciones de conspicuos pensadores, como Herzen, Dobroliuvov, Chernishevski y Belinski, quienes se planteaban negar el orden existente. Con el tiempo, las corrientes dominantes de esta movilización se orquestaron en lo que se denominó populismo (de narod, pueblo), basado en la acción del campesinado, considerado fuerza revolucionaria principal. Entre 1873 y 1874, miles de jóvenes urbanos emprendieron lo que fue llamado marcha al campo, dirigida a incorporar al campesinado a la lucha contra el zarismo. En la medida en que esto no surtió resultados prácticos, por la incomprensión de los sujetos interpelados, sectores de los narodniki se orientaron hacia el terrorismo. Se propusieron asesinar a dignatarios, lo que culminó con el atentado exitoso al zar Alejandro II, de inclinaciones reformistas. Llegó un momento en que la generalidad de los populistasnarodniki se adhirieron a las teorías de Marx, que estaban teniendo en Rusia mayores ecos que en cualquier otro país, en la medida en que se percibía que proporcionaban un marco “científico”. Empero, por derivación teórica e histórica, los populistas concluyeron que en Rusia sería posible llegar al socialismo sin necesidad de atravesar por un desarrollo capitalista ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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previo. El sustento de tal propuesta lo hallaron en la comunidad rural (obshina), consistente en que las aldeas organizaban la tenencia de la tierra al margen de la propiedad privada moderna. Otras instituciones daban pie a ese presupuesto, como la familia extendida tradicional (josiastvo), en la que no se dividían los bienes entre sus integrantes. Con esta conclusión, los populistas rusos se alejaban en buena medida del núcleo ideológico al cual se adscribían. Apartándose de los socialistas previos, “utópicos”, Marx y Frederick Engels habían planteado, como centro de su sistema teórico, que el socialismo sería el producto del desarrollo de las contradicciones estructurales del capitalismo. Sus fuerzas productivas conllevaban el crecimiento numérico de la clase obrera, llamada, por su posición objetiva, a cuestionar la apropiación privada sobre los medios de producción. Sorprendentemente, en un intercambio epistolar con la populista rusa Vera Zasulich, Marx aceptó la posibilidad de que el socialismo llegase a Rusia a partir de la obshina. Él mismo cuestionaba con tal conclusión una posible lectura evolucionista de su pensamiento, como era común entre teóricos de la Segunda Internacional, agrupación de los socialistas europeos que se habían adherido al marxismo, deslindados del anarquismo y de otras corrientes. Para Marx el socialismo sería producto de la acción clasista del proletariado y no le concedía importancia a un partido político. Aunque se contó como uno de los promotores de la Asociación Internacional de Trabajadores (Primera Internacional), se mantuvo ausente de las organizaciones socialistas o socialdemócratas. Los populistas rusos, por su parte, encontraron fórmulas variadas de compactación, siempre al margen de cualquier acción clasista del proletariado. A partir de la década de 1880 se produjo una conversión hacia el marxismo ortodoxo de una porción del populismo ruso. Dos de sus principales pensadores y mentores de colectivos organizados, Georgui Plejánov y Piotr Axelrod, llegaron a la ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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conclusión de que en Rusia también el socialismo sería producto del desarrollo capitalista, por lo que desecharon las consideraciones previas acerca de la obshina y se propusieron avanzar hacia la fundación de un partido obrero socialista. Al prever el desarrollo capitalista, propugnaron por la aplicación de los preceptos de los partidos socialistas europeos, entre los cuales el Partido Socialdemócrata Alemán ejercía una reconocida hegemonía.

III La consideración acerca de la evolución particular de Rusia, distinta a la del resto de Europa, no podía ser ajena a los rasgos arcaicos de la sociedad rusa. Insignes historiadores, como el marxista “legal” Piotr Struve y el liberal Alexander Miliukov, llegaron a la conclusión de que Rusia se situaba a medio camino en su desarrollo histórico entre Asia y Europa. Destacaron lo que consideraron “asiatismo” como nota característica de la sociedad rusa. Entre los factores en cuestión se hallaban precisamente la obshina y el jasiastvo, situados en la base de un sistema de explotación de la población campesina, primordialmente por parte del Estado. Las instituciones comunales, expusieron, lejos de provenir de una etapa antigua, se habían desarrollado en la época moderna como componentes del mecanismo tributario de explotación, ya que aseguraban la reproducción de la aldea, que, a su vez, constituía la célula de la subordinación del campesinado. De igual manera, desde el siglo XVI, en un movimiento inverso en el tiempo al del resto de Europa, donde había desaparecido, la servidumbre se fue acrecentando. Su apogeo coincidió con las reformas de Pedro I (El Grande), a finales del siglo XVII e inicios del siguiente, tendentes a asimilar la experiencia europea. En buena medida, la introducción de la manufactura, sobre todo de la industria armamentística, se conectó en esa época con las necesidades de un imperio en fase de renovada ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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expansión territorial. Pero este aparato suponía una fracción diminuta de la base económica, por lo que no alteró las condiciones de atraso, pues el aparato agrícola se caracterizaba por su obsolescencia, de lo que sobrevenía una baja productividad laboral. Desde el siglo XVI el zarismo había logrado subordinar a la antigua nobleza de los boyardos, para lo cual se apoyó en una emergente capa cortesana, los dvarianis, tornada en la base del absolutismo. Cuando, a consecuencia de la Revolución Francesa, se conformó la monarquía constitucional en casi toda Europa, en Rusia se terminó de configurar un rígido régimen autocrático. Los dvarianis se convirtieron en los principales terratenientes y, al mismo tiempo, en los propietarios de los mayores contingentes de siervos, principalmente en las zonas centrales del imperio, el corazón del conglomerado ruso. Empero, los nobles no sustituyeron el dominio estatal y, más bien, fueron engranajes del mismo con función principal en aparatos administrativos y militares. El expansionismo del Estado ruso, tras la expulsión de los invasores mongoles, dio lugar al imperio más vasto del mundo, desde Polonia hasta la costa cercana a Japón. Cohabitaban decenas de pueblos, entre algunos de los cuales habían asomado reivindicaciones nacionales desde inicios del siglo XIX. Una parte de ellos eran eslavos, como los ucranianos, los polacos y los bielorrusos, otros eran caucasianos, bálticos, musulmanes en Asia Central o siberianos. A pesar de constituir alrededor de la mitad de esa abigarrada población, los grandes rusos o rusos ejercían un predominio aplastante, mediante un dispositivo de opresión que constituía la nota característica del imperio. Las reformas modernizadoras no alteraron estas notas dominantes. En algunos aspectos, más bien tendieron a reforzarlas. Al mismo tiempo, se recomponía todo el tiempo la resistencia de diversos agentes sociales. Entre los siglos XVI y XVIII se sucedieron enormes rebeliones campesinas, como las de Razin y Pugachev, en los límites de la zona histórica rusa. Desde el siglo ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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XVIII una porción de la intelligentsia (término acuñado por primera vez en idioma ruso para denotar el sector independiente de los letrados) adoptó posturas resueltamente críticas, que llevaron a movimientos como el de los decembristas en la década de 1820. Inevitablemente se producía cierta modernización, de lo que fue expresión la abolición de la servidumbre en 1861. De la misma manera, se abrió una corriente de industrialización en los años postreros del siglo XIX, por efecto de la inversión cuantiosa de capitales provenientes de Francia e Inglaterra. Pero no hubo un movimiento resuelto en dirección reformista. Por el contrario, la autocracia tendía a reproducirse sobre sus propias bases. Hasta el final de su existencia, en 1917, procuró mantener intactas las estructuras sociales y los mecanismos de opresión política y nacional. A febrero de 1917 el zarismo se resistió a aceptar un régimen de monarquía constitucional. Las reformas del ministro de finanzas, y luego primer ministro Serguei Witte, no supusieron la alteración del absolutismo, sino que se centraron en la economía de mercado y el avance industrial. La concesión de la creación de la Duma, tras la revolución de 1905, no implicó un ordenamiento de división de poderes, aunque se matizó el régimen absolutista. Poco después, la reforma de Piotr Stolypin, también un consumado conservador, tendente al incremento de las relaciones de mercado y de propiedad en el campo, y que se orientaba a fortalecer un campesinado próspero, tampoco alteró la fisonomía del régimen agrario, por cuanto no resolvía la aspiración a la tierra por el grueso de la población rural.

IV El giro del socialismo ruso coincidió con el inicio de la industrialización en la década de 1890. La conformación de los primeros círculos marxistas, generalmente salidos de intelectuales de la pequeña burguesía, la burguesía y la nobleza (al ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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igual que entre los populistas), se conectó paulatinamente con las primeras manifestaciones de un movimiento obrero organizado con protestas, organizaciones clasistas reivindicativas, huelgas y prensa independiente. Pero en muchos aspectos, conforme a lo arriba indicado, la realidad rusa continuaba siendo diferente a la más característica en Europa occidental. La opresión autocrática impedía el surgimiento de un movimiento socialista legal. A lo sumo, una parte de la intelectualidad exponía posturas liberales y socialistas dentro de los marcos permitidos, con escasas consecuencias prácticas. La formación reciente del proletariado urbano, todavía muy próximo al mundo rural, no se avenía con los cánones organizados de la socialdemocracia europea. Pero, paralelamente, se constituían polos industriales en las principales ciudades y en zonas como los Urales, con grandes empresas y concentraciones de operarios, lo que daba pie a protestas espontáneas y a avances de instrumentos clasistas. En los círculos socialistas, compuestos mayormente por intelectuales y con presencia importante de judíos, se debatía la estrategia revolucionaria a seguir. Por obligación, un movimiento de esta naturaleza tenía que operar de forma ilegal. De hecho, la primera reunión para la constitución del Partido Obrero Socialdemócrata, en seguimiento de las ideas de Plejanov, en 1898, fue interrumpida y sus participantes reducidos a prisión. Sin embargo, para muchos resultaba inequívoco que el modelo a seguir no podía ser otro que el de la proclamada ortodoxia marxista de la socialdemocracia alemana. En el llamado segundo congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, realizado en Londres en 1902, se enfrentaron dos posiciones, como es bien conocido. Una tendencia, en realidad mayoritaria, –que quedó circunstancialmente en minoría, por lo que fue designada como minoritaria (menchevique)– encabezada por Yuli Martov, proponía que bastaba con darse de alta para considerarse integrante del partido. A semejanza de Alemania, el partido debía ser de la clase, de masas, ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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sustentado en la representación del interés económico de los trabajadores. El sector en ese momento mayoritario (bolchevique), comandado por Vladimir Ulianov (Lenin), en contrario, abogó por un partido pequeño, rigurosamente clandestino, de vanguardia de la clase, constituido por revolucionarios profesionales. La fuente inspiradora de Lenin fue en buena medida la elaboración del populista Piotr Tkachev, quien desconfiaba de la capacidad revolucionaria del campesinado, por lo que propuso un colectivo selecto de conspiradores. Algunos rasgos funcionales, además, diferenciaban a ambas fracciones. Los mencheviques agrupaban a sectores más estables del proletariado, con presencia de numerosos no rusos, mientras que los bolcheviques atraían a sectores fabriles de más reciente formación, dados a la acción violenta y rusos en su mayoría. Entre los mencheviques, por ejemplo, sonaban nombres caucasianos, como Irakli Tsereteli o Nikolai Chjeidze, mientras entre los bolcheviques predominaban los nombres rusos como Alexander Bogdanov y Leonid Krasin. En ambas tendencias había amplias participaciones de intelectuales judíos, con figuras como Yuli Zederbaum (Martov), Pavel Axelrod, Fiodor Gurvich (Dan), Lev Rosenfeld (Kamenev), Gregori Apfelbaum (Zinoviev), Lev Bronstein (Trotski) y Yakov Sverdlov. Algunos mencheviques se aproximaban a las posturas reformistas que habían ido avanzando en la socialdemocracia alemana, expuestas principalmente por Edward Bernstein, que ganaban cuerpo espontáneamente en la rama sindical del partido, mientras que los bolcheviques encarnaban la posición revolucionaria más beligerante en toda Europa. Para una parte de los mencheviques, el proceso revolucionario demandaba una alianza con la burguesía progresista. Los bolcheviques consideraban que la clase obrera estaba llamada a dirigir la lucha solo en alianza con el campesinado, puesto que la clase media y la burguesía estaban opuestas a cualquier revolución. Lenin emergía como el revolucionario de mayores condiciones, como dirigente en aquel elenco de teóricos, algunos de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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los cuales lo habían precedido, como Plejanov. Él combinaba con mayor propiedad una propuesta teórica con la voluntad de promover la causa del socialismo. En términos prácticos, reivindicaba elementos del populismo adaptados a las condiciones particulares de Rusia, pero solo hasta cierto punto, pues puso énfasis en diferenciarse de los populistas, como expuso en uno de sus primeros libros contra los “Amigos del Pueblo”, un agrupamiento populista de esos años. Si bien desde el inicio de su carrera abogó por la vigencia del socialismo, no lo hacía en virtud de condiciones excepcionales del Estado zarista, sino por lo contrario: por la tendencia, para él dominante, de desarrollo del capitalismo y el subsiguiente protagonismo del proletariado en el proceso revolucionario. Gran parte de sus investigaciones de la realidad rusa se orientaron a demostrar la primacía del capitalismo en las relaciones agrarias desde finales del siglo XIX. Desde luego, tomaba nota de que los conflictos que generaba el zarismo abrían las puertas a un proceso revolucionario. Las diferencias no obstaculizaron que durante una década todos se reconocieran del mismo partido, por lo que la división se alternaba con episodios unitarios y de alianzas. Pero el desenvolvimiento de los procesos, sobre todo tras el estallido de la revolución de 1905, fue ampliando las divergencias. Un punto crucial al respecto radicó en la naturaleza del programa. Los mencheviques, mayoritarios en realidad, se ceñían al supuesto de que el proceso revolucionario se hallaba en la fase democrática. Los bolcheviques, en sentido contrario, plantearon que el programa debía ser puesto en ejecución, en términos de Lenin, por medio de una dictadura democrática de obreros y campesinos, hegemonizada por el proletariado. Este planteamiento resultaba frontalmente contrario al criterio de los mencheviques de aceptar la primacía de la burguesía en una primera etapa. Sin embargo, en un movimiento caracterizado por la ebullición teórica, los campos no estaban del todo deslindados ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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y los matices eran importantes. Entre los mencheviques, por ejemplo, Lev Bronstein (Trotski), basado en Alexander Parvus, recuperó la tesis de Marx sobre la revolución ininterrumpida, para proponer que la etapa democrática debía ser continuada por la socialista como parte de un movimiento único. Esto es, cuestionaba las dos etapas y planteaba la viabilidad de la tarea socialista y de la hegemonía del proletariado. A pesar de las disidencias, la socialdemocracia organizada en partido permitió la integración de la clase obrera. Desde los Urales hasta el Báltico, ambas tendencias lograron nutrirse de capas significativas de trabajadores en los centros industriales. En 1903 se fundó el Partido Socialista Revolucionario, con un planteamiento contrario al de los socialdemócratas, puesto que recuperaba la postura de primacía del campesinado. Se caracterizó por la diversidad de posturas internas, que iban desde el protagonismo terrorista de algunos de sus integrantes a la adopción de un marxismo adaptado a la realidad rusa, como postulaba su líder Víctor Chernov, quien visualizaba al campesinado como la clase revolucionaria fundamental.

V En 1904, con motivo del choque en el noreste de China de los intereses expansionistas de Rusia y Japón, se abrió una guerra entre ambas potencias. La derrota de Rusia conllevó una situación crítica que generó hambre, carestía y malestar generalizado. Los trabajadores de San Petersburg se manifestaron bajo la conducción circunstancial del monje Gueorgui Gapón. Una matanza, en enero de 1905, frente al Palacio de Invierno, el “domingo sangriento”, abrió una fase revolucionaria, sin precedentes en Europa desde la Comuna de París. Su culminación fue la insurrección de trabajadores de Moscú, en diciembre de ese año, en un intento para derrocar el dominio zarista. En los meses siguientes la presión de las masas se mantuvo tan patente que el régimen tuvo que conceder una apertura política y ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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negociar concesiones a los trabajadores y a sectores dirigentes contestatarios. De manera relativamente espontánea, y en buena medida por orientación de los mencheviques, círculos de trabajadores de Petersburgo, Moscú y otras ciudades conformaron consejos (soviets) dirigidos a exponer reivindicaciones de clase. El zarismo tuvo que obtemperar con la existencia de estos organismos, que no tenían precedente en Europa. Los soviets trascendían los objetivos económicos de los sindicatos, se extendían más allá de las empresas y las ramas industriales y asumían tareas políticas que compensaban la debilidad del partido socialdemócrata, explicable por las condiciones de la autocracia. Quedó confirmado que el eje de la lucha revolucionaria se localizaba en Rusia. En la etapa narodnik (populista) del siglo anterior esto hubiese parecido discutible, pero en 1905 amplios contingentes de la clase trabajadora se organizaron en los soviets, existía un partido marxista de clase y la lucha tenía en el proletariado su sector fundamental. Se estaba produciendo una oleada de protestas que tenían connotaciones insurreccionales. Quedaba obvio para los intelectuales marxistas que el combate al absolutismo zarista abría perspectivas para el socialismo. En lo inmediato, sin embargo, el ala liberal de la clase media, la burguesía y de la nobleza desempeñaba una función de primera línea. Surgió el Partido Democrático Constitucional (Kadete) de inclinación burguesa, momentáneamente radical, que contribuyó a cierta apertura política. Esto denotaba la aparición de una disensión significativa en el interior de la burguesía, lo que se añadía a las condiciones para una revolución. El zarismo tuvo que aceptar que se ampliaran las funciones de los zemstvos locales, espacios deliberativos, pero no vinculantes, de la nobleza y otros medios dirigentes. Más importante fue la creación de la Duma, compuesta por representaciones de sectores sociales, un remedo incompleto de poder legislativo que, no obstante, no borraba el régimen autocrático. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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De todas maneras, la revolución de 1905 había creado una situación que presagiaba un cambio profundo y que, habida cuenta de la combatividad de los trabajadores, podría proyectarse hacia el socialismo. Se incrementó la membresía de las dos fracciones del partido marxista, que pasaron a detentar la principal representación del proletariado en la Duma. Tomó cuerpo asimismo el Partido Socialista Revolucionario (eserista), el cual, aunque proponía como componente clave de su programa la distribución universal de la tierra, en esa coyuntura no logró conectarse con el grueso del campesinado. Segmentos importantes de la burguesía y la clase media tomaron distancia del zarismo y pasaron a propugnar por una monarquía constitucional o incluso por una república. Un acontecimiento de tales magnitudes tuvo numerosas consecuencias. La conceptualización hecha por Trotski a posteriori lo visualizó como “ensayo general” que mostraba la continuidad entre la lucha contra el zarismo y por el socialismo. Se generalizó, por una parte, la movilización de los trabajadores urbanos, que anteriormente no traspasaba una dimensión local y reivindicativa. Los soviets significaron una escala inédita en el movimiento obrero europeo. La burguesía liberal obtuvo conquistas importantes que se insertaron en la ampliación de la disidencia. La representación de las corrientes socialistas en la Duma las colocó en el centro de la política. En resumen, la caída del zarismo y la revolución se perfilaban factibles. Quedaba pendiente una nueva coyuntura propicia para que los factores acumulados en 1905 volvieran a ponerse en acción. La primera guerra mundial proveyó esa ocasión.

VI Pese a sus manifiestas debilidades, el Estado zarista no titubeó en involucrarse en la guerra iniciada en julio de 1914. Desde décadas atrás el imperio ruso sostenía una dura rivalidad con Austria y Alemania en torno a puntos álgidos de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Europa central, principalmente Polonia y los Balcanes. Se agregaba la controversia con Turquía, otra potencia involucrada en la guerra, en torno a los Dardanelos y el Cáucaso. El ansia de expansión territorial era consustancial al ordenamiento político ruso, por lo que se manifestaba en todas direcciones. Adicionalmente, obraba la influencia de Francia y Gran Bretaña, las potencias principales de la Entente, cuyos nacionales eran dueños de cerca de la mitad de las inversiones industriales en territorio ruso. Con un desarrollo industrial todavía limitado, Rusia tuvo que compensar sus desventajas sobre la base de una movilización masiva de la población adulta. Todos los recursos se pusieron al servicio de la maquinaria de guerra y varios millones de campesinos fueron enviados a los frentes de combate, lo que conllevó graves perjuicios a la economía. Aun así, Alemania sostenía la iniciativa en las zonas en disputa del centro de Europa. Con el paso del tiempo, después de breves ofensivas relativamente exitosas, Rusia experimentó derrotas desastrosas y entró en una posición defensiva que la ponía a merced del poderío militar alemán, no obstante esta última tener que lidiar también en el frente occidental, contra Francia y Gran Bretaña. Previendo la inminencia de la conflagración, los partidos socialistas de toda Europa se habían puesto de acuerdo en no apoyar a sus gobiernos, pero de inmediato este acuerdo fue violado por la socialdemocracia alemana, cuyos diputados en su mayoría votaron los créditos de guerra al iniciarse el conflicto. El patriotismo pasó a hacerse la tónica dominante de los partidos socialistas, por lo que dejó de operar la Segunda Internacional. De tal manera, el movimiento socialista internacional no hizo nada para detener el estallido. En Rusia la reacción de los marxistas fue totalmente diferente. Los bolcheviques y una mayoría de mencheviques condenaron la violencia, por lo que los diputados a la Duma fueron internados en Siberia. Lenin, exilado en Suiza, adoptó una postura beligerante que llamaba a transformar la guerra imperialista en ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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guerra civil. Contribuyó a lograr que disidentes de los partidos socialistas se reunieran en Zimmerwald y luego en Kienthal para coordinar acciones. Aunque no hubo efectos concretos sobre la contienda, por lo menos quedó la denuncia y se formuló el llamado a los trabajadores para que se insurreccionaran. El planteamiento extremo de Lenin no fue seguido por los mencheviques. Pero entre estos surgió una tendencia internacionalista, conducida entre otros por Martov, que condenó la guerra y que tuvo representación en las reuniones aludidas en Suiza. Este estado de ánimo fue ganando terreno a consecuencia de las derrotas militares. Desde los primeros días de 1917 quedó de manifiesto la necesidad de cambios que condujeran a una reorientación del esfuerzo bélico. Se abrieron disensiones crecientes en los medios dirigentes, que tuvieron su más sonada manifestación en el asesinato del monje Grigori Rasputín, consejero de la familia del zar y partidario subrepticio de llegar a un acuerdo de cese de las hostilidades con Alemania. Una porción dominante de los sectores gobernantes, atizada por las potencias occidentales, mantuvo la postura intransigente, resultado de lo cual el país llegó al borde de la extenuación. Millones de muertos y heridos, carestía, epidemias, hambre y otros flagelos llevaron a una agudización del descontento a inicios del año 1917. Espontáneamente, los soldados anhelaban la vuelta a los hogares, la generalidad de la gente pedía la paz. Entre los movilizados surgió la demanda por la propiedad de la tierra, lo que le confirió gran ascendiente al Partido Socialista Revolucionario. A consecuencia de una protesta obrera en Petrogrado, el zarismo cayó casi por inercia, sin que se gestara un conflicto violento mayor. La refundación de soviets, primero en la capital y luego en otras ciudades, sirvió de zapata para la constitución de un doble poder, el del gobierno provisional y el de los soviets, algo sin precedentes en el mundo, que hacía depender del sector obrero la constitución alternativa de un poder burgués. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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VII La caída del zarismo, que dio en llamarse Revolución de Febrero, no resolvió el problema básico del momento, que era el retorno a la paz. El gobierno provisional se mantuvo impertérrito en cuanto a los compromisos de guerra. Advino la hegemonía del ala liberal de la burguesía, representada por el partido Kadete, fundado una década atrás, que en esa coyuntura asumió una postura hostil a los trabajadores. En términos generales, la burguesía y la nobleza rusas se sentían solidarizadas con las dos restantes potencias de la Entente y no pasó mucho tiempo para que sus expresiones políticas se desacreditasen ante las demandas crecientes de soldados, campesinos y trabajadores. Tras un corto tiempo, entraron otros sectores al gobierno provisional, en particular los laboristas (trudoviki), uno de cuyos dirigentes, Alexander Kerenski, pasó a detentar la condición de primer ministro. El gobierno provisional estaba sometido a una intensa presión desde las bases populares, que se canalizó a través de los soviets, reconstituidos con más fuerza que en 1905. Sin embargo, los mencheviques y socialistas revolucionarios, que inicialmente hegemonizaron los soviets, a través del comité ejecutivo para toda Rusia, consideraron como obligada la supervivencia del gobierno provisional. Juzgaban la situación como muy delicada, temerosos de una restauración imperial, por lo que insistían en la alianza a cierta distancia con los liberales y otros sectores. Por ello, concibieron una función pasiva a los soviets, reduciéndolos a recurso de sostenimiento del gobierno provisional en tanto que garante de un nuevo orden. Ponderaban la situación a partir del supuesto de que la caída del zarismo permitía acometer la etapa democrática de la revolución. Al inicio, en ausencia de Lenin, los bolcheviques se plegaron ante la dualidad de poderes y, de hecho, aceptaron la postura de los demás sectores socialistas. Esto fue expresado desde el inicio por el único dirigente en Petrogrado, Alexander Shliapnikov; y ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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después de su retorno desde Siberia, donde guardaba prisión, también por Lev Kámenev, principal dirigente en el interior, jefe de la fracción bolchevique en la Duma hasta 1914, acompañado por Stalin y Viacheslav Molotov. A distancia, todavía en Suiza, Lenin se opuso a sus compañeros y recuperó de inmediato su tesis de la guerra civil internacional. No obstante, el estallido de febrero le tomó por sorpresa. Basado en escasas informaciones, planteó el tránsito inmediato al socialismo. Suponía que la continuación de la guerra plantearía la agudización de contradicciones, que la burguesía no estaría en condiciones de implementar soluciones y que en otros países estallarían movimientos similares. Sus posiciones las sintetizó en las famosas “Tesis de abril”, en las que criticaba a sus compañeros. Dentro de la cúspide bolchevique el único que apoyaba a Lenin en ese momento era Grigori Zinóviev, exilado junto a él. Empero, el liderazgo de Lenin dentro de su formación, se había consolidado en años recientes, por lo que con su regreso a Rusia logró reconducir la estrategia partidaria. Retornó en un “tren sellado” que atravesó territorio alemán, sobre la base del cálculo de altos funcionarios alemanes de que su presencia en Rusia facilitaría un armisticio en el frente oriental que permitiría el triunfo en el frente occidental. Dirigidos por Lenin, ya en Petrogrado, los bolcheviques lanzaron la consigna de “todo el poder a los soviets”, con la que propugnaban por la superación del doble poder y para que los trabajadores organizados tomaran el control del Estado como preámbulo para el socialismo. Las consignas de la paz y de repartición de las tierras a los campesinos les ganaron un crédito creciente a los bolcheviques. Pero ya los socialistas revolucionarios habían obtenido el respaldo de la generalidad del campesinado sobre la base de su programa agrario. En control de los soviets, los mencheviques y socialistas revolucionarios no fueron capaces de proponer una solución propia. Quedaron atrapados por el temor a una restauración del zarismo, por lo cual no entraron en un conflicto agudo con ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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los bolcheviques. Ni siquiera los mencheviques “internacionalistas”, quienes habían condenado la guerra mundial en 1914, pudieron formular una posición distinta de consecuencias prácticas. Esta pasividad de los otros partidos socialistas resultó crucial para el avance de los bolcheviques, los únicos que demandaban resueltamente la paz inmediata y sin anexiones. Este reclamo les permitió captar una porción amplia del pueblo en las zonas urbanas y la neutralidad de la mayoría campesina, básicamente por la adhesión de los soldados, sensibles al llamado. El ambiente favorable al bolchevismo se fortaleció todavía más a consecuencia de los intentos de sectores monárquicos de eliminar el doble poder y aun el gobierno provisional con la finalidad de instaurar un orden duro que permitiera la restauración de la monarquía. El evento más resonante de ese debate fue el plan de derrocar el gobierno provisional, perpetrado por el general Lavr Kornílov, jefe del ejército, en agosto. El confuso golpe de Estado de Kornílov se sumó al fracaso de la ofensiva bélica de verano que había emprendido Kerenski, alentado por Francia y Gran Bretaña. Los mencheviques y los socialistas revolucionarios consideraron que el principal riesgo para el doble poder provenía de la reacción monárquica, lo que dejó el campo despejado a los bolcheviques. Los partidarios de Lenin fueron ganando terreno con rapidez, al grado de que, de manera aparentemente improvisada, intentaron derrocar el gobierno en las jornadas de julio. La forma en que se desenvolvieron estos hechos condujo a Lenin a afinar la táctica con el fin de que todo el poder pasase a los soviets, lo que equivalía al bolchevismo. A raíz del intento de Kornílov, el soviet de Petrogrado creó un comité militar revolucionario independiente del comité de los soviets de toda Rusia, dirigido por los mencheviques. El control bolchevique del soviet de Petrogrado, capital del país, centro industrial y ciudad con una enorme guarnición, resultó decisivo para los cálculos de Lenin. Poco después de su retorno, llegó ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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a un acuerdo con Trotski, quien ingresó con otros socialdemócratas independientes al Partido Bolchevique. Trotski se puso a la cabeza del soviet de Petrogrado, desde donde cuestionó el doble poder.

VIII La toma de poder por los bolcheviques fue planeada para que se produjera en consonancia con el segundo congreso de los soviets de toda Rusia. En realidad, esta convocatoria de los soviets no fue aceptada por los socialistas revolucionarios y mencheviques, pero los bolcheviques tuvieron éxito gracias a la influencia que habían logrado en las grandes ciudades. Inmediatamente antes del congreso, el gobierno provisional fue derrocado por un levantamiento incruento del comité militar revolucionario del soviet de Petrogrado, y el llamado segundo congreso de los soviets, con representación de soldados y campesinos, validó la toma del poder de los bolcheviques. Para dar este paso Lenin tuvo que imponerse a gran parte de sus compañeros, temerosos de una aventura incorrecta, postura que expusieron en especial Kámenev y Zinóviev. Lenin, acompañado de Trotski en primer término, debió maniobrar con precisión, con el fin de sincronizar todas las fuerzas disponibles. En realidad, la Revolución de Octubre vino a resultar, operativamente, de una imposición de Petrogrado sobre el resto del país. El nuevo sistema tardó en extenderse en todas partes y algunas zonas quedaron fuera de su influencia, como Ucrania, donde se implantó un régimen nacionalista tras la paz con Alemania. Petrogrado contribuyó a inclinar la balanza gracias al tamaño de su guarnición, opuesta a la continuidad de la guerra; incidió también la imposibilidad de movilizar tropas del frente a causa de la presión de los ejércitos de las potencias centrales, Alemania y Austria. En otras grandes ciudades la aceptación de la toma de poder de los bolcheviques fue facilitada por la existencia de contingentes proletarios importantes. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Gran parte de los mandos del ejército acataron el cambio de régimen por consideraciones patrióticas, conscientes de que una guerra interna permitiría a Alemania derrotar a Rusia y someterla a condiciones terribles, además de apoderarse de grandes extensiones territoriales. En muchas unidades los oficiales fueron destituidos por los soldados. Sin control sobre el ejército, las clases burguesas y la nobleza no estuvieron en condiciones de ofrecer una resistencia importante hasta mediados de 1918. Como componente clave del nuevo poder, el comité ejecutivo de los soviets designó un esquema inédito de gobierno, el consejo de comisarios del pueblo, presidido por Lenin. Se cumplía así la realización de la consigna de todo el poder a los soviets. El nuevo régimen se propuso la instauración del socialismo por medio de la dictadura del proletariado. La prolongación de los bolcheviques en el gobierno se mantuvo en forma precaria durante los primeros tiempos, a consecuencia de que su apoyo se circunscribía sobre todo al proletariado urbano, pero diversas circunstancias posibilitaron que se consolidara. Por una parte, los medios burgueses se encontraban divididos tras el descrédito de los monárquicos. El partido Kadete no pudo recomponer una hegemonía y se limitó a reciclar un apoyo de sectores de las clases media y burguesa de las grandes ciudades. El campesinado vio con buenos ojos la toma del poder por los bolcheviques en la medida en que estos se comprometieron a aplicar de inmediato la transferencia de la tierra en propiedad a quienes la trabajaran. Pero esta actitud era inestable, puesto que el grueso de ellos en toda Rusia se orientaba a apoyar al Partido Socialista Revolucionario. Los socialistas revolucionarios y los mencheviques, opuestos al golpe de los bolcheviques, puesto que había sido dirigido en buena medida en contra de ellos por haber tenido participación en el gobierno provisional, fueron desplazados de la dirección del comité de los soviets. Aun así, estos dos agrupamientos, o al menos sus sectores principales, no ofrecieron una ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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oposición violenta al sistema soviético, sino que procuraron mantenerse dentro de los cauces del mismo. A la larga, ambos aceptaron el hecho consumado de la Revolución de Octubre, sobre todo los mencheviques, aunque la percibían como deformada. Algunos dirigentes eseristas intentaron cuestionar el régimen bolchevique sin acudir a la insurrección, aunque sectores menores montaron conspiraciones, como la llevada a cabo por Borís Sávinkov –jefe histórico de ala terrorista– tras la insurrección contrarrevolucionaria en Yaroslavl. Se agregó la división del Partido Socialista Revolucionario, del cual se desprendió un ala “de izquierda” que apoyó la toma del poder por los soviets. Ese sector tenía entre sus dirigentes a María Spiridónova, de gran prestigio como terrorista consumada. La influencia en el área rural de los eseristas de izquierda contribuyó a que los bolcheviques obtuvieran mayoría en varios soviets de importancia. Incidió asimismo en neutralizar a la masa campesina, por lo que gran parte de esta no se sumó a la reacción ulterior de los blancos monárquicos apoyados por las potencias “democráticas”. Dos meses después de octubre, los socialistas revolucionarios de izquierda se insertaron en el gobierno soviético y en aparatos de importancia. Esto facilitó el trasiego de muchos socialistas de otras tendencias al bando bolchevique, factor clave en la consolidación de su régimen. Ni siquiera el hecho de que se rompiera la alianza con los socialistas revolucionarios de izquierda, a mediados de 1918, en los albores de la guerra civil, conllevó la alteración de esta tendencia. Muchos de los eseristas recelaron de la paz con Alemania, al participar del punto de vista de la guerra revolucionaria internacional contra el imperialismo. Pero, en definitiva, como era ese el propósito de los bolcheviques, estos pudieron integrar a otros socialistas. El peso de los otros partidos socialistas, como se puso de relieve en las elecciones a la Constituyente, planteaba un problema, visto por una porción minoritaria de los bolcheviques como evidencia de la necesidad de un gobierno de coalición de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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todos los socialistas organizados. La mayoría de la dirigencia se negó a tal posibilidad, con lo que sellaron un esquema de partido único, intrínseco en adelante al sistema soviético, contrapuesto por naturaleza a un ordenamiento de ejercicio democrático de base, en la medida en que el bolchevismo adoptaba la función inédita de partido de Estado. Los bolcheviques aceptaron no suspender la convocatoria a elecciones a la Constituyente, pautadas para poco después de su toma de poder, sobre la base de la expectativa de que el ala izquierda de los eseristas concitaría una alta votación. No fue así, pues el mismo PSR se alzó con una victoria rotunda, con 40%, aportada por el campesinado de las zonas centrales rusas. Los seguidores de Lenin obtuvieron una votación aceptable, pero menor, de 24%, principalmente proveniente del proletariado urbano y de una porción elevada de soldados. Los mencheviques quedaron opacados con apenas 4%, también de trabajadores urbanos, al igual que los kadetes, con una cantidad similar de las clases burguesas; algunos partidos regionales o nacionales obtuvieron el resto. Reacios a cualquier coalición, los bolcheviques optaron por disolver la asamblea constituyente, al impedir sesionar a sus integrantes. Este paso reafirmó de manera indefinida el convencimiento compartido de los dirigentes bolcheviques de no tener expectativas en la unidad operativa con otros sectores organizados, convencidos de que solo ellos disponían de la voluntad y la claridad para implantar el socialismo. La alianza, pactada poco después, en diciembre, con el ala izquierda del Partido Socialista Revolucionario se reveló efímera.

IX El gobierno soviético implicaba, al pie de la letra, la implantación de la dictadura del proletariado. Pero, en realidad, significó la dictadura del Partido Bolchevique. Esto puede afirmarse por diversas razones. El consejo de comisarios del pueblo estuECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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vo compuesto, salvo unos meses, exclusivamente por bolcheviques, quienes procedieron a marginar a los restantes partidos socialistas de las instancias de decisión. Aunque otros socialistas siguieron teniendo participación en los soviets, perdieron posibilidad de incidir en la marcha de los acontecimientos, a pesar de que representaban porciones del proletariado. El hecho de que, a la larga, se produjera un flujo considerable de otros socialistas a las filas del bolchevismo no significó que se redefiniera la dictadura de partido. Por el contrario, más bien la fortaleció en la medida en que los otros partidos perdieron influencia. Una porción mayoritaria de la dirigencia bolchevique estaba convencida de que solo a través de la virtual dictadura de partido se realizaría la del proletariado y, por ende, el socialismo. Fue sobre todo la postura de Lenin, en la que obtuvo un amplio apoyo. El problema mayor, para que esto operara de acuerdo a lo calculado, devino del hecho de que no se produjo la esperada revolución en Alemania y otros países europeos. Durante el año posterior a la Revolución de Octubre continuó existiendo la monarquía prusiana. Esta cayó en noviembre de 1918, pero, a diferencia de Rusia, los marxistas revolucionarios no se hicieron con el poder. En Alemania el repudio a la guerra no tenía la misma intensidad, a pesar de lo cual surgió una nutrida tendencia de izquierda en la socialdemocracia, que dio lugar al Partido Socialdemócrata Independiente, que poco después, a raíz de una división, confluyó en la tardía fundación del Partido Comunista Alemán. Pero los marxistas revolucionarios alemanes no pudieron imponerse a los socialistas patriotas, quienes procedieron a aliarse a la burguesía y a aplastar los conatos de revueltas socialistas entre 1919 y 1923. En la generalidad de Europa la escisión de los partidos socialistas no tuvo efectos similares a los que se habían producido en Rusia. Operaron al respecto condiciones históricas distintas a las de Rusia y a la ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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ausencia del tipo de los factores subjetivos que acompañaba al bolchevismo. Se puso de relieve la dificultad de la toma de poder por sectores carentes de una tradición aguerrida como la de los bolcheviques. Es lo que se observa con la implantación de un régimen soviético en Hungría, en 1919, que pudo ser aplastado sin mayor dificultad. Como parte de este entramado, la disposición de los bolcheviques a incentivar la revolución europea no tuvo éxito. Lenin pactó la paz con Alemania a costa de aceptar grandes concesiones y a riesgo de una ruptura de sus filas, en gran parte solidarizadas con la postura “de izquierda”, dirigida por Nicolái Bujarin, opuesta a la paz. El aislamiento de Rusia tuvo efectos inmediatos de consideración. La supervivencia del régimen soviético se hizo un fin en sí, lo que conllevó el propósito de construir el socialismo en forma separada. En realidad, hubo escasos debates al respecto, contrariamente a lo aseverado con posterioridad por Trotski y otros opositores de izquierda a la jefatura de Stalin. El debate surgió a propósito de la fisonomía del régimen soviético. Desde los primeros días, las condiciones en extremo difíciles en que se produjo el hecho de octubre contribuyeron a que las respuestas prácticas a menudo se apartaran de los presupuestos originales. Estas tendencias se manifestaron en la aceptación de compulsiones de la realidad, como la continuidad de la circulación del dinero o la existencia de un ejército profesional. A pesar de la calidad intelectual de los cuadros del bolchevismo, la magnitud de las tareas obligó a la incorporación de especialistas burgueses, capaces de mantener la reproducción de las instituciones. La consigna de Marx de destruir las instancias operativas del régimen burgués en buena medida se revelaba irrealizable. Además de la oficialidad militar, resultó preciso contar con la participación de especialistas y administradores, en buena proporción, en el fondo, opuestos al régimen. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Las excepcionales dificultades motivaron que se encontrase una solución en el llamado comunismo de guerra, sustentado en la intervención arbitraria en la distribución de bienes agrícolas, dado que el campesinado no aceptaba vender sus excedentes a los precios determinados por el gobierno. Como medio de supervivencia se implantaron esquemas que contravenían preceptos originales. Fue el caso del sistema administrativo y de gestión de las empresas, del que tuvo que desligarse a los sindicatos. Las filas bolcheviques no solo se nutrieron de otros socialistas, sino de oportunistas que aprovechaban sus capacidades especializadas para mantenerse en posiciones de mando. Poco valió que sectores importantes del bolchevismo impugnaran estos rumbos. Más bien, el grueso de la organización aceptó las compulsiones de la realidad para cohonestar un esquema que extremaba componentes controversiales de la dictadura de partido. En particular, se implantó una deformación burocrática que reforzó la progresiva disminución de la participación de base en las instancias dirigentes efectivas. En la fábrica, por ejemplo, se impuso el mando personal único en contra de los consejos obreros. El propósito de implantar el socialismo, en condiciones en extremo desfavorables, conllevó deformaciones autoritarias. La implementación de pautas forzosas fue la quintaesencia del llamado comunismo de guerra. La lucha con los contrarrevolucionarios, que ganaron mucha fuerza tras la rebelión de la Legión Checa, a mediados de 1918, se acompañó por la aplicación del terror rojo para oponerlo al terror blanco. Al igual que en la Revolución Francesa, en el contexto en que se produjo el hecho de Octubre, un margen de terror parece en retrospectiva como inevitable. Ahora bien, en época de Lenin se dirigió exclusivamente hacia los alzamientos de los “blancos” que pugnaban por el retorno del zarismo y del capitalismo. Pero no se tomaron las precauciones debidas y los mecanismos de ese terror se reciclaron y se hicieron un fin en sí, conectado con la fisonomía ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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del régimen, que por tal razón adoptó un carácter policial. En la misma época de Lenin se prepararon condiciones para el tránsito ulterior a los cánones de Stalin. De la represión a los contrarrevolucionarios “blancos” se pasó a otros sectores de la vieja sociedad, aunque no fueran activos, luego a los demás partidos socialistas, más adelante a las minorías desplazadas del partido bolchevique y, por último, mucho después, al propio grueso del partido, que sucumbió ante el protagonismo unipersonal de la jefatura de Stalin y de su aparato policial de control. En vez de proceder a una reconformación de la democracia de base, las necesidades prácticas se interpretaron en clave autoritaria por los mismos Lenin y Trotski. Este último, como parte de ello, abogó por una burocratización expresada en un dispositivo militarizado de la producción y la vida social. Se fue desdibujando el propósito de una democracia de base, consecuencia de lo cual se consustanció de manera definitiva con contornos no previstos. Se extremó la equiparación de la dictadura del proletariado con la de partido. Se llegó al extremo de prohibir todas las restantes tendencias socialistas, justo después que las tropas soviéticas triunfaron en la guerra civil en 1921. No fue tomado en consideración que, tanto mencheviques como el grueso de los socialistas revolucionarios, habían ofrecido un apoyo explícito al orden soviético durante esa guerra. Los que decidieron no integrarse al bolchevismo debieron marchar al exterior, algunos en una dramática posición hamletiana, como sucedió con Martov. Esta carrera hacia la anulación de la democracia se extendió al propio Partido Bolchevique. En su interior surgieron disidencias importantes en diversas direcciones. El comunismo de guerra y la Nueva Política Económica que le siguió conllevaron burocratización y autoritarismo. Contra estas manifestaciones se pronunció el sector bolchevique de la Oposición Obrera, animado por Alexandra Kollantai, mujer de excepcionales condiciones, y Shliapnikov, entre otros jefes históricos. Estos disidentes objetaban el mando único en las empresas, abogaban ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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por consejos obreros, por la revitalización de los soviets y por la independencia de los sindicatos, como instancias independientes del proletariado a favor de sus intereses. No fue ese el único cuestionamiento, aunque sí el más sonado. Otro fue el del centralismo democrático, que criticaba la deriva burocrática y autoritaria y propugnaba por una democracia de base que rigiese la vida partidaria. El grueso del bolchevismo suscribió la prohibición de las tendencias en su propio interior, un peldaño decisivo de la deformación que sufrió en forma creciente. Al concluir la guerra civil se hizo patente que la economía continuaba lastrada, por lo que se llegó a la conclusión de que resultaba imperativa una apertura a los mecanismos de mercado en el campo. Se abrió la Nueva Política Económica (NEP), que liberaba la producción agrícola de controles estatales, lo que permitió que se estabilizase un pequeño productor salido de la revolución que defendía su independencia como propietario.

X Lenin tenía conciencia de la existencia de problemas graves. Sin embargo, su influjo se redujo tras el atentado que sufrió por parte de una integrante de una célula terrorista del Partido Socialista Revolucionario fuera de la disciplina. Las críticas llovían desde las mismas filas bolcheviques respecto a la ampliación de la incidencia de la burocracia, en parte heredada del sistema zarista y en parte derivada de los requerimientos de control de la economía estatal. En poco tiempo, parte importante de los grandes medios de producción y circulación pasaron a manos estatales, como los conglomerados industriales, los ferrocarriles, la banca y la minería. Se añadía multitud de servicios y actividades administrativas que requerían también un personal profesional. El gigantesco aparato público, a pesar de encontrarse severamente afectado, requería de organismos ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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dirigentes y reguladores, como el Consejo de Economía que aprobaba los planes. El papel directivo del Partido Comunista, nombre que sustituyó al de bolchevique, se manifestó a través de la Comisión Obrera y Campesina, dirigida por Stalin. La muerte de Lenin, a inicios de 1924, dio lugar a una dispersión en el conglomerado dirigente y dejó terreno libre para que avanzara la propensión a la burocratización. Un primer triunvirato, compuesto por Stalin, Kámenev y Zinóviev, logró una mayoría en contra de Trotski, a quien muchos consideraban sucesor natural por ser un segundo al mando. Lenin, en unas notas que fueron luego ocultadas, había recomendado la remoción de Stalin a causa de sus inclinaciones autoritarias. Este triunvirato asumía, supuestamente desde posiciones de izquierda, reservas frente a la NEP y a las críticas de Trostki. En realidad, era Stalin la figura que detentaba un control sobre el aparato administrativo y partidario. Cuando juzgó contar con suficiente fuerza, Stalin rompió con Kámenev y Zinóviev y se alió a Bujarin y otros como Alekséi Rýkov (el sustituto de Lenin en la jefatura del gobierno) y Mijaíl Tomski, el líder de los sindicatos, quienes representaban el ala “derecha” favorable a la continuidad de la NEP. Logrado el objetivo de aislar a la oposición de izquierda y en control del aparato administrativo y partidario, Stalin se viró contra la derecha, con lo que obtuvo una posición hegemónica indiscutible desde el final de la década de 1920 y quedó como heredero de Lenin, no obstante las advertencias de este. Stalin imprimió de inmediato rasgos cruciales del orden soviético. Por una parte, asumió las consecuencias de la burocratización. Culminó la elevación del partido comunista por sobre todas las instancias. Representó la continuidad del bolchevismo y obtuvo un amplio apoyo. Lo que no logró así, lo impuso, por lo que todos los disidentes, uno a uno, salvo muy contados, se plegaron, señal de la eficiencia del ordenamiento implantado con anterioridad. Stalin, en tal sentido, marchó

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hacia una mayor restricción de libertades públicas, aunque al inicio de manera sigilosa. Esta carrera de autoritarismo culminó con el proceso de colectivización forzada de los primeros años de la década de 1930. Cuando Stalin hubo logrado reunificar las filas bolcheviques en torno a sí y la economía se recuperó gracias a los efectos de la NEP, consideró que había que colectivizar el campo como componente crucial del sistema soviético. No solo desconocía la NEP, sino también la cláusula programática de 1917 a favor de la pequeña propiedad campesina. En sustitución de la infinidad de parcelas, se fundaron koljoses y sovjoses, los primeros eran cooperativas públicas, en teoría resultantes de la integración de las parcelas, y los segundos eran granjas estatales similares a las empresas industriales. Una especie de guerra civil resultó de la imposición de la burocracia gubernamental sobre la masa campesina, reacia a la colectivización. Esto conllevó un fortalecimiento adicional del sistema “socialista”, pero también dio lugar a un mayor control dirigente del partido comunista en la medida en que se eliminaba un margen de autonomía económica de la clase productora más importante. Por otro lado, la colectivización forzosa sirvió para financiar la industrialización, puesto que se facilitó el trasiego de valores desde el campo. Este punto era reclamado por la oposición de izquierda, de muchos de cuyos planteamientos Stalin se apropió. Algunos de los administradores bolcheviques más capaces, que habían sido anteriormente descartados, se resituaron como figuras claves en el planeamiento de la industrialización, como Gueorgui Piatakov, primer presidente de la Ucrania soviética y partidario de Trotski. Desde finales de la década de 1920 el énfasis de los planes de industrialización se colocó en la industria pesada, habida cuenta del objetivo de ganar tiempo ante la confrontación bélica previsible. La industrialización se centró en bienes de capital, descuidó los de consumo y la

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calidad del producto. La economía soviética se hizo la de mayor crecimiento en el mundo, a pesar de las dificultades en la agricultura. Ese ritmo era asegurado por elevadísimas tasas de inversión, sin precedentes en la historia. Un componente nada desdeñable de los éxitos económicos radicó en el trabajo forzado. Se conformó una cadena de campos de trabajo, situados sobre todo en zonas lejanas de poca población para la explotación de sus recursos naturales. Logrado estos éxitos económicos, Stalin propició una nueva reorganización de las filas en torno a su persona. Esto comportó la purga de todos aquellos que consideraba no confiables, lo que se registró en varios momentos. Para tal fin se expandieron las funciones de la policía política, que fue tecnificándose y cambiando de denominaciones, desde la Comisión Extraordinaria (conocida como Checa) hasta el Comité de Seguridad del Estado (KGB). El crucial aparato represivo únicamente estaba supeditado al politburó, la escala superior del partido, cuyos integrantes respondían a Stalin. Se cumplía la interpretación ulterior de Trotski de que el partido sustituía a la clase obrera, el comité central sustituía al partido y el secretario general al comité central. Con todo el control sobre el partido, en 1936 Stalin dispuso el inicio de una purga despiadada que llevó a la ejecución de casi todos los compañeros de Lenin, acusados generalmente de espionaje a favor de Gran Bretaña o Alemania. Otros se suicidaron o murieron en prisión en circunstancias espantosas. Trotski, el único dirigente conspicuo de 1917 que salió al exterior, como se conoce muy bien, fue asesinado en 1940 en México por un agente de la NKVD, la denominación del momento de la policía política. El XVII congreso del Partido Comunista se celebró previo a la gran purga, en 1934, para ratificar el ascendiente indiscutible de Stalin. Se calcula que una alta proporción de los delegados a él poco después fueron procesados o expulsados, muchos de ellos fusilados, incluida la mayor parte del comité central. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En medio de la gran purga, Stalin también arremetió contra dirigentes que siempre lo habían apoyado, pero que no le merecían entera confianza por considerarse ante todo integrantes del partido y no tanto estalinistas. Algunos murieron en circunstancias misteriosas, como Sergó Ordzhonikidze, quien había tenido a su cargo la dirección de la industrialización después de Piatakov. La plana mayor del Ejército Rojo fue diezmada, comenzando por su comandante en jefe, el mariscal Mijaíl Tujachevski, un genio de la estrategia que Trotski colocaba en los frentes más riesgosos durante los años de la guerra civil. El caso de los militares antecedió incluso a la fase más espantosa de la represión, bajo la dirección de Nicolái Yezhov, entre 1937 y 1938. Los diversos episodios sangrientos se pudieron cobrar hasta cerca de un millón de vidas, en su mayoría integrantes del Partido Comunista. Surgió una nueva camada en los mandos, asociada al ascenso de la figura de Stalin. Pocos dirigentes de 1917 sobrevivían, como eran las excepciones de Molotov, primer ministro, y Mijaíl Kalinin, presidente nominal de la Unión Soviética. El nuevo grupo era absolutamente leal a Stalin y estaba asociado a los contornos colectivistas de la Unión Soviética. Su referente no era el marxismo y ni siquiera en rigor el leninismo, a pesar de la pareja ideológica codificada, sino la doctrina de Stalin, junto a sus criterios y la sociedad existente, definida como socialista en la Constitución de 1936. La mayoría del pueblo ruso, y en menor medida de las restantes nacionalidades de la Unión Soviética, se integraron con entusiasmo a la construcción del sistema. Se interiorizaron varios preceptos: la autoridad omnímoda de Stalin como garantía superior, los contornos del “socialismo” soviético, la validez de los mecanismos represivos, aunque se desconociera comúnmente muchos de sus rasgos horrorosos, y la confianza ciega en lo que depararía el futuro. En síntesis, en la década de 1930 se concluyó el armazón de una sociedad que sería asimilada como el prototipo del sociaECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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lismo. Comportaba el predominio del partido comunista sobre los demás ámbitos del Estado y la sociedad. Quedaba así excluida la pluralidad de partidos y la competencia de opciones en el sistema político. El partido-Estado constituyó una fórmula a reproducirse en adelante. El marxismo quedaba adaptado a la proclamada ortodoxa del marxismo-leninismo, en realidad el estalinismo, ideología para escamotear la realidad existente en la URSS. Implicaba la codificación de la generalidad de manifestaciones ideológicas y culturales, a fin de que guardasen correspondencia con la vertiente ideológica oficializada. La represión se tornó en el mecanismo clave de reproducción del sistema. El personal dirigente del partido se asimiló a la burocracia. No obstante sus prerrogativas, la burocracia gobernante estaba sujeta al poder del partido, mediante múltiples instancias, y este a la figura omnímoda de Stalin. Ha sido y continúa siendo materia de controversia la definición del contenido del sistema soviético. Para la tradición de los partidos comunistas, organizados en la Internacional Comunista desde 1919, el régimen representaba la aplicación a plenitud de las teorías de Marx, por lo que se le podía definir como socialista o en proceso de construcción del socialismo. Los dirigentes iniciales no tuvieron posturas homogéneas, pero visualizaron el asunto con sentido más responsable. Lenin mismo advirtió un “capitalismo de Estado” como expresión de que las empresas habían sido estatizadas. Después de ser derrotado por Stalin, Trotski llegó a la conclusión de que la Unión Soviética seguía siendo un “Estado obrero”. Algunos trotskistas divergieron y asumieron una conclusión, luego generalizada, en el sentido de que en la URSS se había restaurado el capitalismo. Las variantes interpretativas proliferaron en cualquier caso. Desde el ángulo crítico se puso el acento en la represión criminal de Stalin. El problema está abierto, sobre todo, a partir de la caída del régimen soviético en 1991 y la consiguiente restauración del capitalismo. La forma en que esto se produjo plantea posibles ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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nuevos enfoques, por haber sido obra de una mayoría de dirigentes del propio gobernante partido comunista. Obviamente, lo predicho por Trotski como posibilidad se hizo realidad, a saber, que desde el interés particular de la burocracia se transitase a la renuncia del dominio por la vía estatal colectivista y se optase por una privada. A su vez, la forma en que se llevó a cabo esta restauración, desde dentro y producto de un proceso evolutivo, plantea elementos inevitables acerca de sus contenidos. Puede concluirse que la degeneración extrema del estalinismo no fue inevitable, como muestran otras revoluciones. Dependió de condiciones particulares, de la incidencia de factores intrínsecos rusos, de los resultados no esperados de una primera experiencia y de los efectos del cerco y la guerra civil. En retrospectiva, se aprecia, se conformó un ordenamiento pertinente con el propósito de un socialismo estatista y autoritario. Lenin sentó las bases, en lo que estuvo de acuerdo el grueso de la jefatura. Pero la derivación de Stalin no dependió de ello con exclusividad, sino de resultantes en proceso de correlaciones de fuerza. Otros dirigentes habrían mantenido los rasgos colectivistas y autoritarios básicos, pero de seguro sin el terror del estalinismo. Después del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, en el que Stalin fue denunciado por su sucesor, Nikita Jrushiov, los preceptos claves del estalinismo persistieron, recuperados por la jefatura soviética y la de otros países, en especial China. Los contenidos básicos del sistema no se alteraron, con excepción de la represión despiadada y la hiperbólica concentración del poder en las manos del secretario general. La superación del estalinismo permitía una evolución socialista, pero no estaba en el interés de la cúspide heredera, salida del cogollo del régimen. Su denuncia no traspasó cierta comprensible superficialidad, limitada a la criminalidad y al “culto a la personalidad”. Acaso el componente principal de lo acontecido después de 1953 radicó en un retorno al control orgánico de las instancias ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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superiores del partido comunista, que antes había estado en las manos despóticas de Stalin. Tal “normalidad” conllevó un alivio, al cesar los campos de concentración y los planos desbordados de represión, aunque estos últimos se habían atenuado en varios aspectos desde inicios de la década de 1940, y sobre todo a partir de la entrada a la segunda guerra mundial, en la medida en que habían sido eliminados los integrantes del aparato soviético que todavía podían abogar por un mínimo de legalidad y por la supremacía del partido. Durante cierto tiempo el sector dirigente soviético recicló la legitimidad sobre la base de la observancia de la práctica orgánica por parte de la cúspide del aparato partidario. A pesar del abandono de las manifestaciones del trabajo forzado, que habían estado vinculadas a las altas tasas de crecimiento económico, la economía siguió aumentando de manera aceptable. Pero aparecieron problemas nuevos que la dirigencia soviética no estuvo en condiciones de resolver de manera adecuada. Por necesidad, el desarrollo debía transitar desde la fase intensiva de industrialización pesada a otra diversificada, dependiente en mayor medida de la aplicación de la ciencia, y que pusiera el énfasis en la diversificación, la calidad de los productos y la satisfacción de las necesidades individuales y colectivas de la población. Pero los instrumentos de la planificación centrales se mostraron ineficientes. En las reformas económicas, sobre todo la concebida por Yevsei Liberman, se persiguió introducir paulatinamente elementos de mercado, descentralización e iniciativa de las empresas. Tras una respuesta favorable, se puso de relieve la insuficiencia de tales reformas. La dirigencia soviética cayó en una suerte de inmovilismo. Sectores importantes se fueron orientando por un acrecentamiento de los mecanismos de mercado, sin considerar otros factores de la economía y del sistema político. Pero en los marcos del orden soviético, estos avances no tuvieron efectos mayores. La Unión Soviética entró en una prolongada agonía que se tradujo en un impasse político que llevó a su final. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Lo relevante radicó en que la liquidación de la Unión Soviética, con la consiguiente restauración del capitalismo, fue obra de un sector mayoritario de la jefatura del partido comunista. Resultó del mantenimiento de los componentes del sistema que excluían la participación popular. A pesar de la popularidad que envolvió la tentativa del secretario general, Mijaíl Gorbachov, y luego la acción de su segundo y rival Borís Yeltsin, las reformas emprendidas por Gorbachov, si bien pueden ser ponderadas como pertinentes ante el autoritarismo, no ofrecieron un marco de desarrollo socialista. Al caer en un vacío irremediable, contribuyeron a dar paso al sector capitalista en el partido comunista, que terminó tomando la delantera con un apoyo popular considerable, en contra de la “vieja guardia” aferrada al mantenimiento de la Unión Soviética. Aunque producida mucho tiempo después de la Revolución Rusa, la restauración capitalista no dejó de expresar la lógica contradictoria en que se había desenvuelto el sistema soviético, con su habitual autoritarismo, el aislamiento de la población del mundo político y la pérdida creciente de contenidos auspiciosos de parte del sistema. Todo esto estuvo envuelto en manifestaciones que fueron denotando una agonía. Faltó una pieza que recompusiera un motivo de legitimidad socialista en el seno del pueblo. Se profundizó el burocratismo, se amplió la desigualdad social, fue tomando cuerpo una corrupción antes reducida, el aparato se alejó de la sociedad y asumió una finalidad en sí mismo. La burocracia gobernante terminó de conformarse como una clase social con un interés segmentado del resto de la población. Sus bases de sustento llegaron a sus consecuencias finales mediante la apropiación de una porción del plusproducto generado por los trabajadores. La consolidación de los privilegios condujo a una posible consecuencia final de restauración capitalista. Ese curso, empero, no era inevitable. Pudo haber otros resultados, en particular el reciclaje del esquema soviético o su compatibilidad con un sector capitalista sujeto al control del ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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aparato político. Lo difícil o casi imposible hubiese sido una recomposición socialista, a pesar de que la asociación entre pueblo y Estado se había mantenido durante mucho tiempo y de la existencia de un sector dirigente soviético favorable a la prolongación del “socialismo”.

XI En vista de lo transcurrido y de sus efectos conocidos, urge, como parte de los posibles balances, definir el sistema soviético y sus efectos multilaterales en la historia. Hoy difícilmente pueda considerársele como socialista, si se entiende como tal la gestión de los asuntos públicos por la propia sociedad, en los términos utópicos de Marx de primera etapa del comunismo. Este fue el propósito de la jefatura y el pueblo, pero los resultados no se correspondieron con el mismo. El propio accionar de Lenin y sus compañeros dio lugar a otro orden, desconocido, particular, sin relación con los rasgos que le atribuye Karl Wittfogel de “despotismo oriental”, puesto que las semejanzas entre el pretendido socialismo soviético y el modo de producción asiático no pasaban de superficialidades carentes de historicidad. Un rasgo primario de la Revolución Rusa fue la no implantación de lo que pueda ser designado como dictadura del proletariado. Fue una dictadura del partido comunista, que inicialmente equivalió a la del influyente y capaz sector marxista revolucionario de la intelligentsia, que estuvo de acuerdo en imponerse como garantía de la realización de la revolución. Sobrevino así un orden autoritario sobre el proletariado y el pueblo, gestado sobre la base de la propiedad estatal de los medios de producción. La orientación inicial de esta no propendía a la apropiación de plusproducto por un sector dirigente, pero terminó así por efecto de una dinámica que no conllevó socialización, sino mera estatización. Tal orientación se definió entre imposibilidades de otra opción, la voluntad autoritaria ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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del colectivo comunista dirigente y la marginación progresiva del pueblo de los asuntos públicos. El designio de los impulsores y los desenlaces de los conflictos conllevaron a que en la Unión Soviética se definiera un ordenamiento social inédito en la historia, distinto al capitalismo. Aunque accionaran los determinantes de la sociedad rusa, se edificó un sistema que implicó la negación de lo anteriormente existente, al igual que ocurrió luego en las demás sociedades en que se adoptaron ordenamientos similares, como en China, Vietnam y Cuba, donde se registraron revoluciones populares autónomas. El sistema soviético se sustentó en la ficción de asimilar la propiedad estatal de los principales medios de producción como equivalente al socialismo. Conllevó un modo de producción de control burocrático sobre los medios de producción ejercido con la mediación del partido-Estado. La extracción del plusproducto que era realizado por la capa de funcionarios-dirigentes que terminó por constituirse en clase social definida, con un interés particular, lo que terminó de cristalizar después de la muerte de Stalin. Durante un espacio de tiempo no primó un interés tendente a la privatización. La constitución de la clase burocrática soviética se amparó en las prerrogativas que se desprendían del control del partido. En ningún caso, las experiencias revolucionarias de línea soviética llevaron a una definición socialista propiamente; ni siquiera en el caso excepcional de Yugoeslavia, con la autogestión y la parcial distancia del esquema estalinista, o en el también sobresaliente caso de Cuba, con la compenetración popular y el entusiasmo ideológico de la jefatura. En consecuencia, se abrieron dos caminos fundamentales: el de la restauración política, como se dio en la Unión Soviética y los demás países de Europa Central, o la coexistencia con un resurgimiento capitalista en conjunción de la perpetuación del sistema político, alternativa abierta por China, donde el partido comunista continúa gobernando una sociedad con amplio componente capitalista privado que coexiste con el sector económico estatal. Hasta ahora, la ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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evolución de las burocracias dirigentes en estos países conlleva la perpetuación de la apropiación estatal de los excedentes, pero al mismo tiempo con la novedad de haberse constituido también en burguesías privadas, en la medida en que su base de sustento se ha expandido desde las funciones del Estado hacia la propiedad privada sobre medios de producción. En apariencia al menos, solo Corea del Norte escapa hasta el momento de esta segunda vía. Era la situación también de Cuba hasta hace cierto tiempo, pero en la actualidad se asiste a un proyecto en ciernes con elementos parecidos al chino, aunque con peculiaridades importantes en proceso de definición. En la medida en que el orden soviético se reclamó durante décadas como socialista, tuvo efectos potentes en la proyección de la lucha internacional contra el capitalismo y muchas de sus derivaciones. La Unión Soviética se tornó en faro de las clases trabajadores en pos de cambios radicales o parciales. Por parte de la jefatura soviética no hubo solo mixtificación de la realidad, puesto que su supervivencia se hallaba conectada con la lucha de las clases fuera de sus fronteras. La Revolución Rusa tuvo un efecto similar en la movilización de la intelligentsia a escala mundial, que adoptó mayoritariamente, aunque con variantes importantes, el modelo ruso como el que abría con seguridad la ruta hacia el socialismo. En consecuencia, tomó cuerpo a escala mundial el precedente ruso de alianza entre el proletariado y la intelectualidad de izquierda. La moribunda socialdemocracia internacional se encontró ante la encrucijada de decantarse por la revolución o subordinarse al capitalismo. Ese proceso se completó tras la segunda guerra mundial, en la que el triunfo de la Unión Soviética marcó un pico del prestigio del sistema soviético, con su extensión a Europa central y Asia, así como el tránsito de partidos comunistas de varios países, como Italia o Indonesia, a organizaciones sostenidas por el grueso del proletariado. Ante este panorama, el capitalismo se vio forzado a evolucionar hacia formas novedosas, calificadas como neocapitalismo, ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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con el fin de prevenir la radicalización de las clases obreras y posibles revoluciones. Esto se hizo más patente, tras la segunda guerra mundial, ante el avance de la Unión Soviética. Pero antes hubo otra respuesta al “peligro comunista”, que fue el fascismo, una fórmula de recomposición del gran capital con la intermediación de la clase media a través de aventureros que encontraban en la guerra y el expansionismo la vía de la realización nacional. El reto del fascismo, a partir de los casos modelo de Italia y Alemania, radicalizó a porciones de las clases trabajadoras y otros sectores. El triunfo de la Revolución Rusa y la consolidación del poder soviético en la URSS tuvieron un influjo sobre el desarrollo ulterior del movimiento socialista. Se percibió generalizadamente el caso ruso como el prototipo del socialismo, el único posible porque se adaptaba a la realidad mundial y había probado su factibilidad. Las otras corrientes experimentaron, por consiguiente, un declive que en algunos casos fue prolongado. La socialdemocracia se acopló a los parámetros del capitalismo. El anarquismo quedó barrido de su principal bastión, Rusia, y luego de los países latinos, sobre todo Italia y España. Algo parecido aconteció con la variante anarco-sindicalista. Los seguidores de Trotski no pudieron traspasar exiguas minorías bastante aisladas, salvo casos como China, donde no pudieron en definitiva retar el atractivo de los partidos comunistas pro-soviéticos. Otras propuestas marxistas de izquierda, si bien importantes en determinados momentos, no pudieron tener éxito y menos sostenerse en el tiempo. Los siguientes regímenes denominados socialistas en lo fundamental calcaron el paradigma soviético, si bien a veces con importantes peculiaridades. En Europa del Este fueron resultado de la expansión del Ejército Rojo, aunque en algunos países surgieron como producto de la correlación interna de fuerzas y gozaron al inicio de amplio apoyo, como sucedió en Checoeslovaquia y Yugoeslavia. Los patrones estalinianos conllevaron un desprestigio generalizado ulterior, habida cuenta de que la ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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imposición de normativas de la Unión Soviética chocó con parámetros culturales arraigados. Además de que los denominados países socialistas no se dirigiesen hacia recomposiciones propiamente socialistas, democráticas y participativas, en varios de ellos aparecieron expresiones que culminaban rasgos deformados iniciados en la fase inicial de la Unión Soviética. Para fines prácticos, el estalinismo constituyó una referencia mucho más importante que el legado de los iniciadores de la Revolución. La Revolución Cultural china enarboló motivos irracionalistas, basados en la deificación de Mao y en el rechazo de toda formulación que no se aviniese con la dogmática de este último. El estado policial en Albania reiteró los patrones de Stalin en aspectos como la defenestración del segundo al mando del régimen bajo la acusación socorrida de ser un espía de Occidente. En Camboya la criminalidad de tipo estalinista llegó al paroxismo, como es conocido. En medidas variables, las democracias populares de Europa central se sustentaron en procedimientos policíacos, que a la larga minaron su credibilidad. Cuba constituyó tal vez la excepción más acusada, aunque terminó adoptando los patrones de la Unión Soviética. Tras los fracasos de las intentonas revolucionarias en varios países de Europa, desde la década de 1920 el eje del movimiento revolucionario internacional se trasladó a Asia, en especial China. El triunfo allí del partido comunista en 1949 fue el segundo gran proceso autónomo, tras el de Rusia, producto de las condiciones específicas nacionales y de un prolongado proceso de luchas. La jefatura comunista china estuvo en condiciones de interpretar la gravitación del conflicto social en el campo como especificidad de su proceso histórico. Junto a la autenticidad de esa valoración, se procedió en lo fundamental a calcar la experiencia soviética, algo que no pudo ser casual. Por ello, como lo ha apuntado Isaac Deutscher, Mao Tse-tung jugó simultáneamente los papeles de Lenin y Stalin. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Incluso los típicos movimientos de liberación nacional, acaecidos principalmente tras la segunda guerra mundial, no fueron ajenos al ejemplo de la Unión Soviética y al apoyo que esta y China podían ofrecerles. El cuestionamiento del imperialismo en la periferia contribuyó a ampliar el giro de los centros hacia políticas neocapitalistas. De manera que, a la larga, la Revolución Rusa no incidió únicamente sobre la redefinición del capitalismo en los países desarrollados, sino sobre la reconfiguración del funcionamiento global del sistema.

XII A raíz de la destrucción de la Unión Soviética, los voceros del capitalismo, incluidos los socialdemócratas de la Internacional Socialista, han aseverado el final del socialismo con fórmulas variadas, como el “fin de la historia” de un funcionario del Departamento de Estado (Fukuyama), la “superación de las ideologías” o el “choque de civilizaciones” (Huntington). Se trata de recursos apologéticos, justificadores de la prolongación de conflictos y en búsqueda de ratificaciones concluyentes de resultados a su favor. Lo que tales elaboraciones obvian es lo evidente: la reproducción inevitable de contradicciones del sistema capitalista. En la medida en que los países imperialistas se han sentido seguros tras la caída de la Unión Soviética, han abogado por lineamientos que cuestionan la opción neocapitalista, política que se sintetiza con los conceptos de neoliberalismo y neoconservadurismo. En consecuencia, muchas de las concesiones que otorgaron las burguesías frente a la presión de los movimientos obreros y de liberación nacional han sido revocadas. De tal manera, las discordancias plantean la recomposición de la vigencia de su cuestionamiento. A los viejos problemas de siempre se suman otros nuevos como parte del panorama contemporáneo. El poderío de las armas nucleares y la propensión belicista de círculos dirigentes de Estados Unidos ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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presentan un panorama en el que está en juego la supervivencia de la humanidad. La paz ha de transformarse de nuevo en una divisa capital del socialismo, susceptible por sí misma de generar planos inéditos de hegemonías y alianzas. La corrupción se justifica como expresión de una naturaleza humana inmutable. El avance ininterrumpido de las fuerzas productivas se ha hecho en desmedro del equilibrio con la naturaleza, por lo que la problemática ambiental, por sí sola, marca la exigencia de una política antisistémica. Como parte de esa trama, se asiste a la exacerbación del consumismo, que vacía de contenido la existencia e implica un derroche de recursos. Esto se produce en el entorno de una tendencia de agudización de los términos de la desigualdad como mecanismo consustancial. Se comprueba la tesis de Marx acerca del conflicto entre la socialización de los medios de producción y la apropiación privada, aunque en este momento no genere una respuesta revolucionaria. Un puñado de plutócratas controla el mundo a un nivel inusitado para cualquier predicción de antaño. Las ganancias de la clase media y de las trabajadoras en buena medida se han revertido en las últimas dos décadas, al menos de manera relativa en muchos países. Resulta paradójico que, en el entorno de pujanza de la técnica y la ciencia, hayan resurgido amplios sectores empobrecidos, incluso en países centrales. El cinismo y la inmoralidad se apoderan sin frenos aparentes de los altos círculos de la política mundial, al grado que son predicados como sentido común inevitable. No puede ser casual que, bajo la paz americana, hayan surgido tantos enfrentamientos, como los del mundo árabe, y que el sistema muestre facetas aberrantes, como la agresividad militarista de Estados Unidos o el auge de movimientos neofascistas en gran parte de Europa. En América Latina ha sobresalido la emergencia de movimientos y gobiernos de izquierda, que por lo menos han cuestionado las certezas del neoliberalismo. Al mismo tiempo, se presenta por el momento la imposibilidad práctica de una negación global de las relaciones capiECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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talistas, lo que no está desconectado de la caída de la Unión Soviética y la incorporación de componentes capitalistas en los restantes países que se siguen reclamando socialistas. El efecto de la derrota ha sido contundente en bloquear una alternativa radical ajustada a las condiciones del presente. Los gobiernos de izquierda de América Latina, tanto los de vocación reformista, como Brasil, como los revolucionarios radicales, en especial Venezuela, brindan materia de reflexión acerca de los límites actuales en cuestión. En el marco de la realidad mundial presente, resulta imprevisible la reiteración de revoluciones con impacto mundial, como fue en primer lugar la de 1917. Esto no quiere decir que en el futuro no puedan producirse fenómenos de magnitud. De la misma manera, en lo fundamental es imposible la implantación de regímenes nuevos que se planteen la estatización generalizada de los medios de producción, en momentos en que gobiernos como los de Vietnam, China y Cuba se sustentan en fórmulas de recomposición parcial de la propiedad capitalista privada. Opera además el hecho objetivo de la desaparición de la incidencia que tenía la Unión Soviética, simbólica y operativa, y el desinterés en un sentido contestatario de los países “socialistas” que subsisten. Pero esto no significa el final del socialismo. Por el contrario, la proyección de las posturas progresivas remite a una reconfiguración de la política socialista. Resulta pertinente, por tanto efectuar, los balances de las experiencias históricas en clave práctica, lo que remite a redefiniciones teóricas acerca del socialismo. Las experiencias socialistas, fallidas en lo fundamental de sus contenidos, compelen a una reconsideración del socialismo deseable. Por lo menos debe contener una fisonomía democrática y participativa. En esencia, se entiende por socialismo la gestión de la sociedad sobre su propio destino. La exigencia primaria es la democracia participativa, negadora del papel dictatorial, de los partidos comunistas. Esto requiere ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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la redefinición de los partidos y otras instancias consideradas de “vanguardia”, llamadas a subordinarse a las exigencias de los movimientos populares y a tener por norte la construcción socialista como ideología en una dimensión pedagógica tendente al reforzamiento de la conciencia social. Un segundo aspecto a destacar es que no ha de entenderse por socialismo únicamente un sistema deseable, sino también el movimiento que lo propugna. En la actualidad, ante la inexistencia de Estados que puedan conceptualizarse como socialistas, lo crucial reside en el rescate de la ideología por medio de la refundación del movimiento. Sus bases tienen que ser novedosas, a tono con la realidad contemporánea. Un punto de partida está llamado a ser el requerimiento de construcción continua del proyecto, conforme a las situaciones históricas pero desde el seno de la sociedad. El socialismo no puede equipararse, como antes, al movimiento obrero, ni siquiera en una acepción más amplia de la clase trabajadora. La oportunidad de la recuperación de la idea, tras fracasos tan terribles, radica en imprimirle un giro hacia el pueblo en su conjunto. La humanidad está llamada a ser la protagonista de los cambios demandados hacia el desarrollo del colectivo. Las transformaciones acaecidas tras la segunda guerra mundial comportan replanteamientos de la estructura de clases tanto en el centro como en la periferia. Potencialmente, la generalidad de la población tiene motivos de cuestionamiento del capitalismo. Los conflictos se han desplazado a planos antes de menor monta. Puede resultar todo ello un planteamiento difuso, pero precisamente en eso radica su perspectiva, al ser por definición abierto a la diversidad y a nuevos mecanismos democráticos y plurales de una hegemonía ideológica. En ausencia de los “socialismos reales” a la soviética, el movimiento tiene el chance de reconstituirse en función de la obtención de ganancias dentro del capitalismo. De la misma manera, en el ejercicio de instancias variadas de poder, los sectores subalternos activos no tienen otra salida por el momento que ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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coexistir con el capitalismo, tanto a escala internacional como local. No significa esto exactamente la negación del camino revolucionario, sino más bien su replanteamiento ante las determinaciones actuales de la realidad. Lo que se requiere estriba en la recomposición de las claves distintivas de la aspiración a una humanidad en la que cesen o se mitiguen la explotación social, la desigualdad, los motivos de exclusión y discriminación, el no acceso a la alta cultura y en la que se puedan expresar libremente las potencialidades éticas del género humano. El formato actual del movimiento socialista está compelido a integrar las viejas aspiraciones clasistas contra la explotación directa por el capital con un conjunto de aspiraciones que tocan en primer término la cotidianidad: las del género femenino, de minorías variadas, nacionales y étnicas subordinadas, de motivos culturales en respuesta a la alienación en el mundo moderno, de preservación de condiciones ecológicas propicias, de reivindicación del hábitat para la vida digna, de socialización del acceso de todos a la educación de calidad y de cobertura también colectiva de los servicios adecuados para la salud; en fin, las relativas a la reivindicación de la participación en los mayores espacios posibles de los asuntos públicos. Los bolcheviques, y en general los marxistas revolucionarios, tuvieron razón en cuanto a sus propuestas, pero en el presente su reconsideración es cuestión ineludible. Por lo mismo, cabe un reencuentro con tesis de Edward Bernstein, precisamente combatidas por los marxistas revolucionarios, como Rosa Luxemburg, acerca de los cambios en la composición de clases, el requerimiento de la lucha por reformas y la conceptualización prioritaria del socialismo como movimiento y no como sistema. El que la socialdemocracia alemana marchase hacia la colaboración con el capitalismo no fue resultado de las tesis “revisionistas” de Bernstein, como se ha argumentado, sino de realidades más profundas. El mismo Bernstein se apartó del grueso de su partido cuando condenó el belicismo germano. Evidentemente, no es válido hoy recuperar en la ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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práctica los planteamientos de este pensador, pero sí tomarlos como precedentes teóricos, junto con otros en sentido distinto en su momento. No basta, como antaño, con conjugar reformas y revolución, en contra del “revisionismo” o del “izquierdismo infantil”, sino que es necesario imprimir nuevas direcciones al cuestionamiento del capitalismo. Las reivindicaciones palpitantes del presente puedan ser recanalizadas, mediante la educación para el desarrollo de la conciencia social difundida por sectores activos, hacia la población, lo que redundará en la construcción de una conciencia social de colectivos crecientes para definir nuevos planos hegemónicos de la política antisistémica socialista. En cualquier caso, lo que procede es, en primer lugar, la crítica de la experiencia del socialismo en su conjunto, como movimiento y en su aplicación en el poder estatal. Es por eso que resulta fundamental el balance de la Revolución Rusa y los demás experimentos soviéticos. La claridad acerca de los errores y, en general, de los cursos adoptados reviste una trascendencia vital para el futuro de la propuesta. Sin duda se trata de algo difícil, que rompe la necesidad de certezas tangibles, pero en la capacidad de que se efectúen y se apliquen las posibles reconsideraciones de las trayectorias conocidas residirá la recuperación de la vitalidad perdida tras las consecuencias a largo plazo de la degeneración del experimento soviético.

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Legado filosófico y social de la Revolución de octubre de 1917 en Rusia4 Philosophical and Social Legacy of the October Revolution 1917 in Russia Rafael Baéz Bisonó5

Resumen:

El artículo destaca que para 1852 los aportes de Marx consistieron en: Que la existencia de clases está ligada con determinadas fases históricas de la producción. Que la lucha de clases necesariamente lleva a la dictadura del proletariado. Y, que la dictadura del proletariado no es más que una transición a la sociedad sin clases. En el proceso histórico de la formación de la filosofía del marxismo existen dos fases fundamentales: El paso de Marx y Engels del idealismo y del democratismo revolucionario al materialismo dialéctico y al comunismo científico, que culmina a principios del 1844.

Ponencia pronunciada en el seminario “100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”. 5 Rafael Baéz Bisonó es doctor en Filosofía, egresado de la Universidad Estatal de Moscú “Lomonosov”. Profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo; autor del libro La filosofía de la delincuencia. 4

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Se concluye demostrando cómo el proceso revolucionario ruso, dirigido por Lenin y que culminó con el triunfo de la Revolución de octubre, sirvió de laboratorio para demostrar la efectividad transformadora de la ideología del proletariado elaborada por Carlos Marx. Palabras claves: Revolución, Proletariado, Marxismo, Materialismo, Idealismo, Dialéctica. Summary: The article emphasizes that for the year 1852 Marx´s contributions consisted in: That the existence of classes is linked with certain historical phases of production. That the class struggle necessarily leads to the dictatorship of the proletariat and that this dictatorship is no more than a transition to a classless society. In the historical process of the Marxism´s philosophy formation, there are two fundamental phases: The passage of Marx and Engels from idealism and revolutionary democratism to dialectical materialism and scientific communism that culminated at the beginning of 1844. It concludes by demonstrating how the Russian revolutionary process led by Lenin, that culminated with the triumph of the October Revolution, served as a laboratory to demonstrate the transformative effectiveness of the proletariat´s ideology elaborated by Karl Marx. Keywords: Revolution, Proletariat, Marxism, Materialism, Idealism, Dialectics.

Antes de armar un proyecto ideológico social y económico, primero hay que articular la filosofía que va a servir de principio y guía al proceso de implementación del proyecto. La filosofía que le ha servido de fundamento y guía a la iglesia cristiana católica fue preparada por llamados padres de la iglesia (los patriarcas), de los cuales el más importante fue San Agustín; de ahí aparece la filosofía cristiana. En el Renacimiento (siglos XV, XVI y principios del XVIII), los pensadores-filósofos de este período prepararon el adECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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venimiento de la época moderna de la ciencia y la tecnología. La Ilustración del siglo XVIII produjo las ideas que 40 años más adelante prepararon el escenario ideológico y político de la Gran Revolución Burguesa en Francia (1789-1794). Carlos Marx, antes de emprender la tarea titánica de construir una nueva ideología comunista que sirviera de herramienta adecuada a las luchas de los trabajadores en contra de la burguesía explotadora, entendió que primero debía armarse de una filosofía científica que sirviera de principio y guía a ese gran proyecto y así, en base a la crítica de la vieja filosofía, construyó una filosofía nueva: el materialismo dialéctico. Para entender la filosofía revolucionaria marxista-leninista que iluminó el rumbo de la revolución socialista en Rusia se hace necesario comenzar estableciendo un panorama de la génesis y evolución de la filosofía de Marx, que fue el fundamento sobre el que creó Lenin sus principales trabajos filosóficos necesarios para preparar y orientar científicamente la Revolución del Proletariado. En el proceso histórico de la formación de la filosofía del marxismo hay que distinguir dos fases fundamentales: 1.- El paso de Marx y Engels del idealismo y del democratismo revolucionario al materialismo dialéctico y al comunismo científico, que culminó a principios de 1844. Y, 2.- La elaboración de las proposiciones fundamentales del materialismo histórico, que terminó con la creación de las primeras obras del marxismo maduro: Miseria de la filosofía (1847) y El manifiesto del Partido Comunista (1848). Antes de Marx elaborar su propia filosofía, el materialismo dialéctico como guía para la acción se hizo filósofo, estudiando sistemática y profundamente la historia de la filosofía desde los griegos clásicos hasta la filosofía alemana que fue una de las tres fuentes principales del marxismo. En 1837 comenzó a estudiar la filosofía hegeliana y se afilió al círculo de los jóvenes hegelianos, los cuales pretendía hacer conclusiones ateas y revolucionarias. En 1841 escribió su tesis ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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doctoral sobre el tema: “diferencia entre la filosofía natural de Demócrito y la filosofía natural de Epicuro”.6 De 1841 a 1843 estudió las obras de Feuerbach La ciencia del cristianismo, Las tesis preliminares y la reforma de la filosofía, Las fases de la filosofía del futuro, las cuales causaron en él una gran influencia. En 1843, como resultado de su trabajo en la Gaceta del Ring, Marx pasa de ser revolucionario democrático al comunismo. En su estudio profundo de la historia de la filosofía, Marx pudo establecer que desde los clásicos griegos hasta la filosofía clásica alemana, la filosofía tuvo un carácter contemplativo, esto lo expresó de la siguiente manera: “Hasta ahora los filósofos lo que han hecho es interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” (La Tesis de Feuerbach). En la primavera y verano de 1843 Marx, de manera crítica, revisó la Filosofía del derecho de Hegel. En el transcurso de este trabajo en los manuscritos “sobre la crítica de la filosofía hegeliana del derecho”. Por primera vez Marx criticó la base ideal de la dialéctica hegeliana y, contrario a Hegel, llegó a la conclusión de que no es el Estado que determina la sociedad civil, sino lo contrario, la sociedad civil determina el Estado, o sea, que la economía determina la política. Este resultado sirvió de punto de vista a su futura comprensión materialista de la historia. En verano de 1844, en Los manuscritos económicos y filosóficos, Marx intentó generalizar sus primeras investigaciones económicas y dar una conclusión científica a su concepción comunista. En este trabajo Marx llegó a la conclusión sobre el papel determinante de la producción material en la vida social. El primer trabajo escrito por Marx y Engels fue La sagrada familia, escrito trabajado en el otoño de 1844 y editado en 1845. En esta obra se critica a los jóvenes hegelianos y se trabajan unos cuantos principios de la comprensión materialista de la historia. 6

Diccionario enciclopédico filosófico. Moscú, Enciclopedia soviética, 1983. Pág. 98. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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De acuerdo a Lenin, en este trabajo se contiene ya casi toda una concepción acerca del papel histórico mundial de proletariado. En 1845, en Bruselas, Marx y Engels criticaron la filosofía posthegeliana en base a la concepción materialista de la historia; de este propósito surge el tratado filosófico La Tesis de Feuerbach (1845) en el cual además de establecer el papel de la práctica social en la formación del hombre y su conciencia. Marx formuló una de las diferencias principales de la nueva filosófica de todos los pasados: “los filósofos de diferentes manera explicaron el mundo, sin embargo el asunto consiste en cambiarlo”.7 En el otoño de 1845 Marx y Engels elaboraron el plan para la obra La ideología alemana (1845-1846) dirigida contra el idealismo de los jóvenes hegelianos y el movimiento pequeño burgués de “los socialistas verdaderos”. En estos manuscritos, por primera vez como una concepción acabada, fue presentado el gran descubrimiento de Marx: la comprensión materialista de la historia (el materialismo histórico) lo cual actúa como base filosófica directa de la teoría del comunismo científico. En 1847 Marx escribió La miseria de la filosofía. Esta obra fue dirigida contra los puntos de vista económicos pequeños burgueses de Proudhon. En La miseria de la filosofía se desarrollaron las bases de la economía política del proletariado. En 1848 se escribió el Manifiesto del partido comunista, el primer documento programático del movimiento comunista mundial. Este documento le fue solicitado a Marx por el segundo congreso de la “Visión comunista”, celebrado en Londres. De diciembre de 1851 a marzo de 1852 Marx escribió la obra El 18 brumario de Luis Bonaparte. En este libro él llegó a la conclusión de la necesidad de la destrucción de la vieja máquina estatal burguesa como condición del triunfo de la revolución proletaria y de una manera precisa también en este libro Marx formuló la idea sobre la necesidad de la unión del proletariado con los campesinos.

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Marx y Engels, F. Obras completas. Tomo III, pág. 4. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Luego Marx formula de manera concreta la teoría de las clases y la lucha de clase, es cuando él advierte que: “Lo que yo he hecho nuevo consiste en demostrar lo siguiente: 1. Que la existencia de clases está ligada a determinadas bases históricas de desarrollo del proletariado; 2. Que la lucha de clase necesariamente lleva a la dictadura del proletariado; 3. Que esta dictadura por sí misma presenta una transición a la destrucción de cualquier clase y a la sociedad sin clases. “ En 1850 Marx escribió el tratado La lucha de clase en Francia, en el mismo fue desarrolla la teoría de las luchas de las clases y la revolución, aquí apareció por primera vez el término: “Dictadura del proletariado”. En 1858 escribió sus famosos manuscritos Crítica a la economía política como primera variante de “El Capital”. En estos manuscritos Marx hizo su segundo descubrimiento: “la plusvalía”, y en general desarrolló la teoría de la plusvalía. En el prefacio a este trabajo expuso la esencia de la compresión materialista de la historia.

Etapas leninista de la filosofía marxista Para Lenin, el marxismo es un sistema de ideas, dotadas de una admirable coherencia e integridad, que en conjunto representan el materialismo moderno y el socialismo científico moderno como teoría y programa del movimiento obrero de todos los países civilizados del mundo. En este sistema la filosofía se muestra como una de las tres partes integrantes del marxismo, como la base ideológica y metodológica que permite resolver todos los problemas científicos y fija la estrategia y la táctica de la lucha revolucionaria práctica. En los años de auge del movimiento obrero en Rusia, ante la Primera Guerra Mundial, Lenin escribe una serie de obras destacadas, tres de las cuales desempeñaron un singular papel en el desarrollo de la filosofía marxista: tres fuentes y tres ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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partes integrantes del marxismo, las vicisitudes de la doctrina de Carlos Marx y Engels. Una de las producciones más creativas e importantes fue su obra Materialismo y empiriocriticismo, libro escrito en 1908 y publicado en mayo de 1911. Para Lenin, una de las tareas fundamentales que se propone en este libro es poner al descubrimiento el nexo del marxismo con una corriente concreta de la física del siglo xx, al tiempo que mostrar la inconsistencia de las pretensiones del empiriocriticismo de presentarse como la filosofía de la ciencia natural moderna. Lenin denunció la esencia reaccionaria de esta tendencia en esta obra (Materialismo y empiriocriticismo) y además en sus cartas a Máximo Gorki de febrero y abril de 1908 y noviembre-diciembre de 1913. ‘En estos apuntes me he propuesto como tarea, dice Lenin, indagar qué es lo que ha hecho desvariar a esas gentes que predican bajo el nombre del marxismo, algo increíblemente caótico, confuso y reaccionario”.8 Toda una serie de autores que por pretender ser marxista han emprendido en Rusia, en el año que corre (1913) una verdadera campaña contra la filosofía del marxismo, el materialismo dialéctico, (Basarov, Bogdarov, Lwacharski, Sivorovich, Helfond, etc.) Otro trabajo estratégico de Lenin fueron los llamados Cuadernos filosóficos. En sus páginas están contenidos el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, así como la historia de la filosofía y concentra su atención en los problemas de la dialéctica materialista. Junto con su obra filosófica fundamental, Materialismo y empiriocriticismo, los Cuadernos filosóficos constituyen un notable logro del genio creador de Lenin. En estos cuadernos Lenin defiende sistemáticamente el principio del espíritu de partido en filosofía y demuestra el nexo orgánico entre el materialismo dialéctico y la práctica revolucionaria. La obra tiene además resúmenes de otras obras

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Historia de la filosofía. Tomo II, Editorial Progreso. Moscú. 1978. Pág. 97. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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filosóficas, examina la historia de la filosofía desde Heráclito y Demócrito hasta Marx y Engels. Hace una profunda valoración marxista de la obra de los más grandes pensadores, señala cuanto de progresista ha aportado al desarrollo del pensamiento filosófico y a la vez revelara la limitación histórica de su idea. Buena parte del contenido de los cuadernos filosófico corresponde al período de 1914-1916. No es una coincidencia que Lenin dedicara tanta atención a la filosofía, y sobre todo a la dialéctica marxista, precisamente durante la Primera Guerra Mundial, período en el que todas las contradicciones del capitalismo se agudizaron al máximo y en el que maduró una crisis revolucionaria. Solo la dialéctica materialista proporcionaba una base para hacer un análisis marxista del imperialismo para revelar el carácter imperialista de la guerra, para desenmascarar el oportunismo y el social-chovinismo de los dirigentes de la Segunda Internacional y para elaborar la estrategia y la táctica de la lucha del proletariado. La obra de Lenin sobre el significado del materialismo definió las tareas fundamentales de la filosofía marxista en su lucha contra la filosofía burguesa y la religión. Una de las líneas fundamentales del desarrollo de la ciencia filosóficas soviética después de Lenin fue el estudio y la elaboración de los problemas de la etapa leninista en la filosofía marxista. Hasta finales de los años 60 aparecieron cuatro ediciones de las obras de Lenin, así como treinta y siete tomos de recopilaciones leninianas, que incluyeron muchos materiales y documentos del legado literario de Lenin. En 1925 fue publicado por primera vez el famoso fragmento en torno a la dialéctica. En 1929 aparecieron los Cuadernos filosóficos; en 1959 se editó el resumen hecho por Lenin de las correspondencias de Marx y Engels. En 1965 terminó la edición de las Obras completas de Lenin que incluía muchos trabajos suyos inéditos. En cuanto al extranjero, filósofos marxista de una serie de países capitalistas tradujeron y publicaron las obras importantes de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Marx y Engels y las de Lenin. Especial significación tuvo la publicación en el extranjero de Materialismo y empiriocriticismo, libro en el que se educaron los obreros avanzados y la intelectualidad progresista. Los filósofos marxistas extranjeros escribieron valiosas investigaciones dedicadas a la explicación y el desarrollo de las ideas filosóficas de Lenin. A finales de los años 60 y principios de los 70 (del siglo xx), los filósofos soviéticos dedicaron una marcada atención a los problemas de la dialéctica de la revolución científica-técnica moderna, a la elaboración de las bases filosóficas de los procesos sociales y al problema de la investigación científica a la luz de los novismos adelantados de la ciencia natural y la técnica. Sin embargo al robustecimiento de la filosofía marxistaleninista del período post-revolución le hizo mucho daño el surgimiento del culto a la personalidad de Stalin. Desde la segunda mitad de los años 30 (s. xx) hasta el comienzo de los años 50, el avance de la filosofía marxista-leninista chocó con serias dificultades producto del culto a la personalidad de Stalin, caracterización del período apuntado. Por entonces el trabajo de Stalin se tomaba como eje central para el estudio de las ideas filosóficas del marxismo. Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico publicado en 1938. A pesar de los grandes sacrificios humanos, los rusos recuerdan a la Unión Soviética por sus logros. Para muchos, la luz eléctrica y la mecanización de la producción eran verdaderos milagros, los cuales marcaron el comienzo de una nueva era. Los rusos también valoraron a los bolcheviques por facilitar a la población en general el acceso a la educación, a la salud y a la cultura en sentido general, dejando estos bienes de ser una prerrogativa de los “exclusivamente elegidos”. “Hoy, tras el fin de la Unión Soviética, solo una pequeña minoría logró enriquecerse inmensamente, mientras que muchos rusos se empobrecieron, por eso se cree que antes había más justicia. Quizás es por eso que 100 años después de la Revolución ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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de Octubre, los teóricos de los rusos aún no ha decidido cómo evaluar este evento”.9

Bibliografía C. Marx y F. Engels. Obras escogidas. Editorial Progreso. Moscú. Tomo 3 (1974). Diccionario filosófico enciclopédico. Enciclopedia Soviética. Moscú, 1983. H. Montgomery Hyde. Stalin. Historia de un dictador. Ediciones Grijalbo, S. A, México, 1975. La dialéctica y la práctica. Academia de Ciencias de la URSS. Editorial Ciencia, Moscú. 1984. Lenin, V. I. Cuadernos filosóficos, Moscú, Editorial Progreso, 1972. Lenin, V. I. Obras completas T. 2, Akal Editores, Madrid, 1978. Mao Zedong, Cinco tesis filosóficas de Mao Zedong. Ediciones en lenguas extranjeras. Beijing, 1976. María Paula García (editora) El amor y la mujer nueva. Argentina, Ediciones Mala Junta, 2017. Marx, C., Engels F. Obras. T. 13, (en ruso) Editorial Progreso, Moscú, 1980. Ballen, Anche. La Revolución Rusa, una sombra que aún no se extingue. Sputnik Mundo. Artículo 01-11-2017.

Ballen, Anche. La Revolución Rusa, una sombra que aún no se extingue. Sputnik Mundo. Artículo 01-11-2017.

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A cien años de la Revolución de Octubre: las guerras culturales10 One hundred years of the October revolution: the cultural wars Eliades Acosta Matos 11

Resumen:

La conmemoración del centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre ha servido de hito y recuento para evaluar el impacto de las revoluciones en la historia y comprobar que un siglo después, sigue despertando temores y preocupaciones en el pensamiento predominante del mundo unipolar y del pensamiento único emergido tras la desaparición de la URSS y el campo socialista. Hoy, como ayer, se implementan estrategias de guerra cultural para ocultar o manipular lo realmente sucedido y su impacto, y se intenta desmovilizar a quienes luchan por la construcción de un Ponencia presentada en el Seminario “100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la UASD, 7 de noviembre 2017. 11 Eliades Ignacio Acosta Matos. Historiador cubano. Graduado en Filosofía por la Universidad Estatal de Rostov del Don, URSS. Doctor en Ciencias Políticas, por la Universidad de La Habana (2009). Fue director de la Biblioteca Nacional de Cuba. Escritor, historiador, profesor y ensayista. Prolífico autor sobre historia cubana y dominicana. 10

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A cien años de la Revolución de Octubre: las guerras culturales // Eliades Acosta

orden alternativo al predominio del capital. Lo constatado fundamenta la necesidad insoslayable de incorporar a las luchas transformadoras de hoy, las esencias y dimensiones culturales de los procesos históricos, reivindicando la tradición de la que forma parte el enorme acervo legado tras la toma revolucionaria del poder en Rusia, en 1917. Palabras claves: Centenario Revolución de Octubre, guerras culturales, estéticas combatientes, símbolos, nuevas estrategias revolucionarias. Summary: The commemoration of the centenary of the Great October Socialist Revolution has served as a milestone and recount to assess the impact of the revolutions in history and verify that decades later, it continues to arouse fears and concerns in the prevailing thinking of the unipolar world and that of unique thought, emerged after the disappearance of the USSR and the socialist camp. Today, as yesterday, cultural war strategies are implemented to hide or manipulate what has really happened and its impact; and attempts are made to demobilize those who fight for the construction of an alternative order to the predominance of capital. What has been established, bases the unavoidable need to incorporate in today’s transforming struggles the essences and cultural dimensions of historical processes, vindicating the tradition of which the enormous legacy left after the revolutionary takeover of power in Russia in 1917. Keywords: Centennial, October Revolution, cultural wars, combatant aesthetics, symbols, new revolutionary strategies.

En medio de un mundo unipolar tambaleante, pero donde el imperialismo norteamericano y sus aliados aún disfrutan de un dominio ideológico, político, económico, militar y cultural significativo, el balance realizado por sus voceros de los cien años transcurridos desde que obreros, campesinos, soldados y marinos, dirigidos por Lenin y los bolcheviques, tomaran el Palacio de Invierno, es muestra elocuente de una misma indigencia ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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discursiva y decadencia flagrante que, ni siquiera, tras la desaparición de la URSS, el campo socialista y los intentos canónicos de Francis Fukuyama y Samuel Huntington, les ha permitido firmar el acta de defunción de las ideas revolucionarias. En rigor, sería exigir demasiado a los siempre locuaces defensores de las bondades del capitalismo globalizado, que tampoco han podido adelantar, con sus ideas y las prácticas de las fuerzas a quienes sirven, un modelo civilizatorio creíble, no ya funcional, humano, justo y sostenible. Una de las revistas que edita el grupo español Estudios de Política Exterior S. A,12 ha tenido que acarrear de manera atropellada textos de autores clásicos como George Kennan y Zbigniew Brzezinski para poder circular por las redes sociales un extracto de su número 179, una especie de dossier desangelado sobre el significado pasado y presente del hecho que conmemoramos, uniéndolos a autores del presente,13 como Se autodefine como “grupo editorial privado e independiente que analiza desde 1987 la actualidad internacional a través de cuatro publicaciones, una web e informes periódicos del riesgo-país”. Se trata de una versión española de los tanques pensantes norteamericanos, responsables del avance de las ideas neoconservadoras en ese país, basados en el esquema de crear entidades académicas o culturales “privadas e independientes”, que son financiadas por fundaciones, empresa y grupos políticos, para nada apolíticos ni apartidistas, y a los que se encarga la promoción de agendas, por lo general, conservadoras, bajo un manto de imparcialidad. Su director general es el periodista Darío Valcárcel, conde de O Reilly, Gran Cruz de Isabel la Católica, fundador de El País, y contribuyente regular de ABC. 13 Con los “autores del presente” seleccionados, la unanimidad de las críticas a la Revolución de Octubre estaba garantizada: un director internacional de Radio Deutschland, emisora oficial del gobierno alemán; el autor norteamericano de una historia de la disidencia soviética; el director general y el director del programa de política interior rusa del Carnegie Moscow Center. De este último se publican nada menos que tres artículos en el mismo dossier. Y finalmente, el catedrático Juan Pablo Fusi, de la Universidad Complutense, la figura de mayor relieve intelectual del conjunto, discípulo de Raymond Carr. ¿Estaban o no las cartas marcadas desde el inicio? Así se fabrica el consenso, al decir crítico de Noam Chonsky. 12

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intentando protegerlos bajo el ala maternal de pensadores que fueron brillantes en los tiempos ya idos, en que el capitalismo lo tuvo que ser bajo la amenaza de perder la Guerra Fría. Concluida la lectura del “homenaje”, el lector no podrá dejar de sentir un fuerte sentimiento de nostalgia. En el mismo número de esa revista, y formando parte del dossier, el editorial titulado “La revolución de Vladimir Putin”,14 resume las líneas discursivas del resto de los trabajos publicados: se trata de “un enfoque prospectivo, no historiográfico”, lo que no impide que todos los autores emitan sus opiniones sobre lo sucedido en Rusia desde 1917. Curiosamente, dejan fuera del campo visual a la Rusia zarista que engendró en su propio seno a esa revolución; la necesidad que tiene la debilitada Unión Europea de mantener actualmente buenas relaciones con Rusia, en aras de su “seguridad y prosperidad”, y finalmente, el asombro coral ante lo que se denomina como “el poco eco de los acontecimientos de 1917 en los medios de comunicación rusos y en el Kremlin”, lo cual es asombroso. Se sabe, a ciencia cierta, que las sociedades capitalistas, y Rusia lo es, no suelen conceder espacio a las celebraciones por las efemérides de sus levantamientos y revoluciones anticapitalistas, sean estos la Comuna de París o la Revolución de Octubre, en Petrogrado. Tratando de indagar qué podría celebrarse en el año del centenario (2017), los autores del editorial intentaron poner en un mismo plano, olvidando lo prospectivo y recurriendo a lo historiográfico, a la revolución de febrero que derrocó al Zar, y a la Revolución de Octubre, que a su vez, barrió con el fantasmagórico e impopular gobierno de Kerensky. “Ni dentro ni fuera de Rusia –se afirma– hay acuerdo sobre la naturaleza de la Revolución Rusa y su impacto… Lo que nadie niega es Editorial: “La revolución de Vladimir Putin”, Política Exterior número 179, septiembre-octubre, 2017. En: http: //www.politicaexterior.com/artículos/ política-exterior/polext179-la-revolucion-de-vladimir-putin/

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su trascendencia mundial, como origen de una confrontación ideológica que llega hasta nuestros días, acompañada de una iconografía y una semántica poderosas”. Dicho de otra manera, no hay nada definido qué celebrar, y de haberlo se limitaría solo al reconocimiento de lo inocultable: el valor universal de los símbolos culturales de la revolución bolchevique. Ni una palabra sobre la construcción de una nación que enfrentó a 18 potencias interventoras, las que movilizaron un ejército invasor de más de 200,000 soldados; a una cruenta guerra civil; a la colosal invasión nazi, que nadie en Europa había podido antes vencer, y que fue capaz de industrializarse desde el atraso feudal heredado del zarismo hasta alcanzar el segundo puesto entre las economías del mundo y poner al primer ser humano en el espacio. Casi nada, apenas semántica e iconografía. El intento es de antigua data. Por los días iniciales de la construcción socialista en Rusia se escuchaban ya semejantes argumentos. Aparece denunciada en el libro Cartas desde la Revolución bolchevique,15 de Jacques Sadoul, un capitán del ejército francés que formaba parte de la misión aliada en Rusia durante la Primera Guerra Mundial, y que fuese testigo presencial privilegiado de aquellos sucesos que iba contando, con galanura y precisión matemática, a sus corresponsales en París, entre ellos, los escritores Henri Barbusse y Romain Rolland, y al ministro socialista Albert Thomas. Así aparece en el Prólogo al libro escrito por Barbusse: “Tengamos la honestidad intelectual, tengamos el valor de considerar la enorme crisis en toda su grandeza antes de inclinarnos deliberadamente de uno u otro lado de la barrera universal. Porque se trata –debemos acostumbrar a ello nuestra mente– de una lucha mundial de ideas, de hombres y de cosas. Se dibuja en líneas claras y sangrientas entre los reformadores Jacques Sadoul: Cartas desde la Revolución bolchevique”, Turner Publicaciones, Madrid, 2016. La primera edición del libro fue realizada por Éditions de le Sirene, octubre de 1919.

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que han pretendido, por primera vez en la historia, abolir realmente la esclavitud de los pueblos y, por otra parte, la burguesía internacional –engrosada con ignorantes, dubitativos y traidores– que no quieren esta reforma bajo ningún precio. Es el zarismo capitalista con sus taras, sus corrupciones, sus injusticias y sus catástrofes contra el deseo de los hombres…”16 Hasta el venerable Juan Pablo Fusi nos regala en su artículo “El mito de la revolución soviética” un enfoque especulativo y sesgado, mediante el cual ni la derrota del zarismo, ni la Revolución de Octubre “eran inevitables”, obviando explicar a los lectores por qué lo que no era inevitable ocurrió, y absteniéndose de reconocer que cuando un hecho histórico de esa magnitud ocurre y cambia de cuajo la marcha de la humanidad, algo de inexorable, o al menos de grandioso, debió de arrastrar en su seno. Claro que, si lo deseamos, cada hecho histórico puede ser sometido al más desconcertante probabilismo, desde la batalla de Waterloo explicada por la lluvia de las vísperas, o la llegada de Colón al Nuevo Mundo, tras conjurarse un motín a bordo gracias a los chirridos de un grillo, mascota de un tripulante, y salvadora señal de que la tierra firme estaba cerca. “Si las reformas de Stopypin hubiesen triunfado… –nos regala el profesor Fusi– Si la contraofensiva del general Brusilov hubiese concluido con éxito… Si la zarina Alexandra no hubiese sido altiva e impopular…” En efecto, pudo haber sido ligeramente otra la historia, aunque sin desviarse en lo esencial de la línea necesaria de los acontecimientos, que no obedecieron a la lógica de un golpe palaciego, como afirma Fusi, al escribir, con simplismo candoroso, que “… la de octubre no fue una revolución de obreros y campesinos: fue decidida y planeada por el Comité Ejecutivo del partido bolchevique, integrado por unos 12 miembros”,17 lo que no explica cómo Henri Barbusse: Prólogo al libro de Jacques Sadoul, Oport. Cit, p. 48. Juan Pablo Fusi: El mito de la revolución soviética. En Estudios de Política Exterior, Oport. Cit.

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pudo mantenerse en el poder, sobrevivir, expandirse y consolidarse con la sola ayuda de este puñado de personas, y sin la participación popular. Por supuesto que testigos presenciales de los hechos, como el capitán Jacques Sadoul, dejaban para la historia la visión opuesta: “El deseo de una paz inmediata, a cualquier precio, es general. Sobre este punto, sin excepciones, todos los rusos con los que me he encontrado están de acuerdo con los bolcheviques. Que el pueblo ruso sienta aversión y odio por la guerra, que aspire ardientemente a la paz, sea cual sea, que haya podido percibir en la revolución un medio más seguro para alcanzar esa paz, todo eso me parece hoy claro y evidente”.18 En cuanto a la “soledad bolchevique” en los días de Octubre, el testimonio del capitán Sadoul también contradice en este punto al profesor Fusi: “Decididamente, nuestros círculos oficiales no parecen evaluar adecuadamente la potente y ordenada acción de los bolcheviques… De cien rusos, ochenta son bolcheviques confesos, los otros veinte, bolcheviques avergonzados… (En el Smolny, en la sesión del Congreso) ante una sala abarrotada, Lenin, objeto de formidables ovaciones, lee y luego comenta la proclama a los pueblos y los gobiernos de todos los países beligerantes, y el proyecto de ley sobre reforma agraria. Frenéticos aplausos interrumpen sus palabras. ¿Es posible que consideren que unos hombres capaces de semejante entusiasmo están definitivamente fuera de combate?”19 Si en ese momento épico, miles de personas en Rusia, y no una docena de conspiradores en las sombras, consideró que la única salida de la crisis era haciendo uso de la puerta revolucionaria se debió, ante todo, a que los demás ensayos anteriores no respondían al urgente clamor de millones de habitantes Jacques Sadoul: La revolución bolchevique. Oport. Cit, p. 67. Sadoul, La revolución, p. 88.

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de esa nación, cansados tanto de la guerra como del sistema que la incubase y lucrase con ella. Y ahí está, como diría Víctor Hugo “la tozudez de los hechos”. Se trata, desde hace un siglo, de una feroz guerra cultural que buscaba, y sigue procurando, no solo desprestigiar, aislar, erosionar, desvirtuar y demoler el ejemplo del pueblo ruso, como en su momento se hizo con los esclavos haitianos en rebeldía, los comuneros parisinos, los independentistas de las colonias latinoamericanas y caribeñas, la Revolución Cubana, y más recientemente, con la Revolución Bolivariana de Venezuela. Es la misma y tradicional lucha de clases y de ideologías, hoy transfigurada en eternas batallas culturales potenciadas por la tecnología y los medios de comunicación. Entre las líneas de la propaganda destinada a minimizar la significación de la Revolución de Octubre destacó la del diario español El País, supuestamente cercano a círculos políticos y empresariales del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), mostrando de esta manera lo atrás que ha dejado sus ideales primigenios esta agrupación política. Relegada a su página 12 aparece la noticia de la conmemoración bajo el titular deliberadamente equívoco de “Los comunistas recuerdan la Revolución rusa”,20 como si la importancia de este hecho colosal, que transformó radicalmente y para siempre la historia universal, fuese solo un asunto de un partido o una ideología. Muy a pesar de los redactores de El País, se reconocía que para esta “intrascendente” conmemoración de los comunistas rusos, no de los pueblos, habían arribado al país representantes de más de 80 países y delegados de 131 partidos de todo el mundo. Si la gran prensa habla cada año, hasta el hastío, de Halloween y Black Friday, de la entrega de los premios Oscar y Granmy, o de un mundial de fútbol, claro que lo hace inoculándonos la idea de que se trata de conmemoraciones y eventos Pilar Bonet: Los comunistas recuerdan la Revolución rusa, El País, España, 8 de noviembre, 2017, p.12.

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de enorme importancia universal y de obligatoria celebración. Pero jamás lo hará a la hora de hablar, a regañadientes, de la Gran Revolución Socialista de Octubre, de la victoria del pueblo vietnamita en la guerra contra Estados Unidos, de los sandinistas en Nicaragua al derrotar a la dictadura somocista, o de la Revolución de los Claveles de 1975, en Portugal. Son la mezquina lógica y el modus operandi de las guerras culturales en el mundo unipolar, de un sistema como el capitalista, que predomina temporalmente, pero que se desvela temiendo por una hegemonía que es constantemente desafiada, y no solo por los comunistas. En República Dominicana la línea editorial predominante no fue, ni podía ser diferente. “Con pena y poca gloria”21 y “El cañonazo de golpe que cambió la historia”,22 artículos publicados en Diario Libre, se nos hacen partícipes de que una revolución que movilizó a millones en Rusia y el resto del mundo, y que no pudo ser derrotada a pesar de la Santa Alianza interventora y la reacción armada de las clases desplazadas del poder “… no fue una revolución, sino un golpe de Estado”. Finalmente se nos informa que “…los rasgos dictatoriales de las décadas soviéticas abonan la poca devoción al recuerdo de una era que fracasó en el fementido intento de crear un hombre nuevo”, olvidando con toda alevosía que seguimos celebrando a bombo y platillo, cada 14 de julio, la toma de la Bastilla, fecha de inicio formal de la Revolución Francesa de 1879, la misma que atravesó el sombrío período del Terror e instauró el señorío inapelable de la guillotina, mantuvo la esclavitud en las posesiones coloniales del Caribe, y terminó, ahora sí, en el fementido intento de legar al mundo la libertad, igualdad y fraternidad que negaban a cada paso las legiones del Imperio Napoleónico en que desembocó, mientras sojuzgaban las naciones de Europa. Aníbal de Castro: Con pena y poca gloria. Diario Libre, Santo Domingo, 11 de noviembre, 2017, p. 17. 22 José Rafael Lantigua: El cañonazo de golpe que cambió la historia, Diario Libre, Santo Domingo, 11 de noviembre, 2017, p. 16. 21

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¿Qué les sigue doliendo, hasta tal punto, y transcurridos cien años de aquellos hechos históricos? ¿A qué le siguen temiendo, como hace un siglo atrás? Lo explica Henri Barbusse en el mismo prólogo al texto de Jacques Sadoul: “Si quieren destruir al gobierno actual de Rusia, no es porque sea bolchevique, es porque es efectivamente socialista, porque significa la toma directa del poder por el proletariado y porque tiende a la realización de la comunidad universal de los trabajadores. He aquí el fondo de la realidad; lo demás son palabras que utilizan tanto como pueden, pero que no tienen importancia”.23

Dimensión humanista de la revolución de octubre Organizar, desatar, defender y consolidar una revolución socialista de obreros, campesinos, soldados y marinos en un imperio de las dimensiones ciclópeas del zarista, en medio de las ebulliciones nacionalistas de los pueblos sojuzgados, el desastre de la guerra, el atraso económico, la fuerza de la reacción interna y la hostilidad y las agresiones de la reacción internacional, fue tarea de titanes. Ignorarlo o minimizarlo es obra de quienes jamás lo hubiesen logrado, en el caso hipotético, muy poco probable, de haber tenido la estatura e integridad para desearlo. Jamás los bolcheviques hubiesen logrado tomar el poder en Rusia, e iniciar el proceso de constitución del Ejército Rojo, instauración de los soviets y fundación de la URSS, sin un programa de aceptación general. Demasiado desafíos a enfrentar y enemigos qué vencer, en medio de condiciones tan adversas y de una enormidad desconocida en la historia humana. Y lo lograron, en ocasiones, a un precio elevadísimo y no siempre por métodos genuinamente revolucionarios. Henri Barbusse, Prólogo al libro de Jacques Sadoul, Oport. Cit, p. 47.

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Lo que separa la etapa leninista de la Revolución de Octubre de la etapa estalinista es, precisamente, el abandono de los métodos humanistas que deben caracterizar una revolución genuina. No hablo de aplicación de la violencia revolucionaria y del nuevo estado soviético contra sus enconados enemigos irreconciliables y contumaces, lo cual caracteriza al poder estatal en todas las etapas de la historia. Hablo de que la violencia es un medio indeseable y apolítico, que solo debe ser aplicada en un período limitado, contra enemigos flagrantes, y aun así, bajo el imperio de las leyes y el respeto a la libertad, la dignidad, los derechos y la vida humana. La violencia ciega y paranoica del estalinismo, indiscriminada y fanática es, por su esencia profunda, contrarrevolucionaria, anti leninista y anti socialista. Lanzarse a lo desconocido y desatar un torbellino de fuerzas de alcance apocalíptico tras el sueño de instaurar una sociedad nueva de justicia y paz para todos, y no solo para las élites privilegiadas, siempre despertó aprehensiones y dudas, aún entre los más decididos partidarios de la revolución de Octubre. Vladimir Maiakovski, el más apasionado de los poetas revolucionarios, nos legó en su Oda a la revolución las dudas humanas que embargaba a muchos revolucionarios ante el salto a lo desconocido que se intentaba: “¿Qué nombre no te habrán dado? ¿Cómo devendrás aún con el tiempo, recia arquitectura constructiva, o simplemente un montón de ruinas?”24 Como es lógico, la Gran Revolución Socialista de Octubre no fue fruto del azar, sino la respuesta a una necesidad histórica. Vladimir Maiakovski: “Oda a la revolución”, poema de 1918, en http:// www.culturaproletaria.wordpress.com/2016/11/04/oda-a-la-revo lucion-vladimir-maiakovski/

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No fue solo un levantamiento, ni un motín, ni un burdo golpe de mano palaciego, sino la erupción en la vida social de una teoría y unas ideas revolucionarias maduras, que se habían ido acumulando a través de toda la historia de la humanidad. Es por ello que su alcance fue universal, y lo sigue siendo. Uno de los dilemas prácticos que debió enfrentar, y no siempre logró descifrar con acierto y audacia creativa, aún reconociendo las duras condiciones en que debió desarrollarse, en una Rusia autoritaria y autocrática, de casi nula cultura democrática y escaso desarrollo de la educación, fue el de la correlación que debía existir entre lo individual y lo colectivo. Debido a esa limitación de origen naufragó una parte sensible del proyecto socialista soviético y mundial. Lo positivo fue que abrió un debate en sus filas que perdura hasta el presente, y del que no ha podido escapar ninguna revolución. Es interesante hallar los ecos de semejante debate en 1956 en Cuba, una isla del Caribe situada en las antípodas sociales y culturales de la Rusia bolchevique. Así se observa en un documento programático del Movimiento 26 de Julio, liderado por Fidel Castro, que se aprestaba a iniciar la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista, titulado Filosofía revolucionaria: “La filosofía de la Revolución descansa sobre la premisa fundamental de que nadie puede ser feliz sin amoldar su conducta al interés colectivo… El individualismo quiere, en cambio, mantener lo que posee. Es fuerza conservadora. La raíz filosófica del conservatismo está en la idea de que las cosas no cambian, y que por lo tanto, la revolución no tiene sentido… La raíz última de la actitud revolucionaria está en su confianza en el destino humano y en la acción del hombre para transformar y superar la realidad”.25

Enrique Oltuski, Armando Hart, Carlos Franqui: Filosofía revolucionaria, Comisión de Programa del Movimiento 26 de julio, noviembre de 1956. Publicado en Lunes de Revolución, La Habana, número especial del 26 de julio, 1959.

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Al otro lado del espectro, reivindicando el papel indispensable que han de jugar las personalidades libres en el juego de las fuerzas sociales transformadoras y socialistas, está la visión de Simone Weil, al igual que Maiakosvki, una figura épica y atormentada devorada por los telúricos procesos desatados: “Lo que sabemos de antemano es que la vida será tanto menos inhumana cuanto mayor sea la capacidad individual de pensar y actuar. La civilización actual, de la que nuestros descendientes heredarán sin duda por lo menos algunos fragmentos, contiene –bastante lo sabemos– con qué aplastar al hombre, pero contiene también, al menos en germen, con qué liberarlo”.26 Lo que sí estaba, y sigue estando, más que claro para revolucionarios de todas las épocas, y especialmente después del triunfo de la Revolución de Octubre, incluso, como resultado del análisis de su derrota, es que es en el terreno cultural donde se están librando las batallas decisivas entre el capitalismo predominante y sus adversarios, no solo socialistas. Los pueblos que lo han comprendido, en la profunda sutileza que encierra la afirmación, no han podido ser derrotados en la defensa de sociedades alternativas al modelo depredador capitalista. Cuando una cultura nacional auténtica que, por esencia, siempre es popular y humanista, se identifica con los cambios sociales, económicos y políticos imprescindibles que se llevan a cabo por el pueblo, basados en su historia y para el bien común, el proceso puede tener derrotas temporales, pero renacerá una y otra vez. Ese anhelo forma parte de lo profundo de su ser nacional, y no cesará hasta encarnarse. Cuando esta cuestión es subestimada o dejada a un lado, mediatizada por el practicismo ciego de la política partidaria, o el dogmatismo de los doctrinarios, por regla general, personajes grises Simone Weil: Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social. Premia Editora S.A, México, 1982, p. 129. Primera edición en 1934.

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e incultos, entonces esa debilidad puede arrastrar todo el conjunto social, o ver emerger de su propio seno la negación de su proyecto humanista encarnada en versiones aberradas, deshumanizadas y claudicantes de su ser auténtico. Menudean las críticas parciales, cuando no de pura propaganda maniquea, sobre los errores y horrores de la cultura soviética, especialmente de la época estalinista, expresados en las miserias del realismo socialista. Tales posiciones son extremadamente selectivas y ocultan verdades que deben ser recordadas: “El mundo del arte y la cultura, de acuerdo a estos autores, “ámbito propicio para los excesos del socialismo real”, se nutre de una enumeración de artistas y escritores represaliados por Stalin, pero no de otros, (¡qué extraordinario descuido!) como los cineastas Serguei Eisenstein Vsevolod Pudovkin y Dziga Vertov; los poetas Evgueni Yestushneko, Andrei Voznesenski, Serguei Yesenin y Vladimir Maiakovski; los pintores Kuzma Petrov-Vodkin, Isaac Brodsky, L. Russov, V. Teterin, o N. Baskakov; los escritores Boris Polevoi, Konstantin Simonov, Máxim Gorky, Alexei Tolstoy, Julian Semionov, Yuri Olesha, Valentin Kataev, Mijial Bulgakov y Nikolai Ostrovki, junto al mencionado y Premio Nobel de Literatura, Mijail Sholojov. “Y no solo olvidan convenientemente, en su lista de artistas martirizados, a los que no lo fueron y entregaron en la URSS una obra de alcance universal, sino que insinúan que el socialismo es el único ámbito histórico donde la creación, los creadores y el poder han tenido confrontaciones, censuras, represaliados y mártires. Otra vez olvidan, y de nuevo convenientemente, a la Inquisición, la lengua cortada a Giordano Bruno, y él mismo quemado en la hoguera, el proceso contra Galileo, las persecuciones contra Kepler y Erasmo de Rotterdam, las obras de arte de civilizaciones devastadas o robadas por los poderes coloniales e imperialistas, o más recientemente, el destino de Lorca y Unamuno, de Víctor Jara, el McCarthismo en Hollywood, o si prefieren, los abultados expedientes del implacable espionaje ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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y acoso del FBI contra John Lennon, Jimi Hendrix, Ernest Hemingway y Charles Chaplin”.27 Cuando estos críticos nos hablan de “las grandezas de Rusia”, por supuesto que no se iban a referir, y no se refieren, a la institución en la URSS del primer sistema sanitario y de seguridad social gratuito y universal en la historia de la humanidad, ni de un sistema educativo totalmente público y gratuito, por primera vez también en la historia humana, del que surgieron los genios que deslumbraban al actuar con el ballet o los grupos folclóricos populares soviéticos, ni los premios Nobeles, ni los que disputaron el dominio de la energía atómica a los estadounidenses, ni pusieron al primer hombre y la primera mujer en el espacio. ¿A qué reducen estos señores las “grandezas de Rusia”? Pues a “…las grandes edificaciones de la época zarista y las colecciones de pintura y arte de El Ermitage”, dicho sea de paso, erigidas sobre el sudor, el sacrificio y el sufrimiento de los millones de rusos que trabajaban, pero no podían disfrutar de la contemplación de tales tesoros, por primera vez puestos al servicio del pueblo durante la detestable era de “eso que va camino al olvido”.

El Palacio de Invierno en tiempos de Facebook, Netflix y Twitter El centenario de la Revolución de Octubre viene a reflotar un frente que estaba hundido y deliberadamente invisibilizado en las encarnizadas guerras culturales de nuestros días. Hoy, como lo demuestran los sucesos de Charlottesvilles y los enfrentamientos alrededor de la pertinencia de retirar de los 1503 lugares públicos de los Estados Unidos los símbolos confederados que aún enaltecen las “glorias” de los partidarios de la esclavitud, siguen contendiendo, 152 años después del fin Eliades Acosta Matos: “Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”. Cubarte. La Habana, 16 de diciembre, 2016: En: http://www. cubadebate.cu/autor/eliades-acosta-matos/

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de la Guerra de Secesión, concepciones del mundo, ideologías, políticas, culturas y economías en el seno de una misma nación. Son dos proyectos de futuro y dos proyectos de sociedad irreconciliables enfrentados. Esto demuestra la extraordinaria resistencia de las ideas y los símbolos que las expresan. Y lo extraordinariamente importante que es tener conciencia de esta realidad histórica. Con más razón, es en la cultura de nuestro tiempo donde las esencias del humanismo socialista y los sueños redentores de aquellos hombres y mujeres de Octubre encuentran un reverdecido campo de acción y de lucha. Y es aquí, en consecuencia, donde con más ferocidad contraatacan sus enemigos y detractores. Estudiando el movimiento neoconservador norteamericano, proyecto de contrarrevolución de alcance universal y de afianzamiento definitivo de la hegemonía imperialista en tiempos de pensamiento único y mundo unipolar, me impresionó la extraordinaria claridad de sus principales promotores alrededor de la importancia estratégica de la cultura en las batallas del presente; la obsesión que los anima a enfrentar y demoler todas las expresiones contraculturales internas del capitalismo, y su falta de escrúpulos a la hora de fabricar lo que Chomsky ha denominado “el consenso” en la sociedad capitalista globalizada. Irving Kristol, uno de sus Padres Fundadores, no temió aguar la fiesta de sus correligionarios en el discurso pronunciado el 4 de diciembre de 1991, en la cena anual del American Enterprise Institute, en momentos en que la euforia triunfalista procapitalista extendía acta de definitiva defunción al socialismo en la URSS y Europa Oriental: “No es la economía capitalista nuestro principal problema inmanejable. Ese problema se expresa hoy en la cultura de la sociedad y en su intento de sorprender por el flanco a nuestra economía relativamente exitosa. Mientras nuestra sociedad es burguesa, la cultura no lo es de manera creciente y beligerante… Fue en París, en la década de 1820 a 1830, donde la revuelta de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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la imaginación se plasmó en una contracultura embrionaria… Hoy vivimos una revolución cultural que, en algún momento, amenaza con convertirse en revolución política…”28 Los grupos y clases sociales que hoy se enfrentan en el terreno cultural, y en el que algunos, con toda intención, difuminan sus intereses y objetivos con generalidades engañosas tales como la sociedad postmoderna, la sociedad liberal y el mundo globalizado, no adelantan sus objetivos de la forma en que los adelantaban sus partidos y voceros hasta mediados del siglo XX. Los años 60, contraculturales, antirracistas, antibelicistas, antiimperialistas, anticolonialistas, feministas, tercermundistas y antisistemas, marcaron con fuego su conciencia y los escarmentaron, de manera que comenzaron a desplazar el debate a terrenos donde se podían mover con mayor soltura y tener siempre a mano una puerta de escape, como enseña la Doctrina Powell resultante de la tragedia de Vietnam. El terreno escogido fue el de la deconstrucción de la memoria histórica; el desmontaje simbólico de las visiones del mundo de sus oponentes; la fabricación de falsas autoridades académicas usando para ello el laberinto conservador, la urdimbre establecida entre tanques pensantes, la comunidad de inteligencia y las fundaciones conservadoras; ocultando, denigrando, escarneciendo toda figura, líder o pensador revolucionario, no importa si Espartaco, Marx, Lenin, el Che, Fidel Castro, Ho-Chi Minh o Patricio Lumumba; creando un canon artístico y literario occidental e inofensivo que se centraba en los problemas existenciales antes que en los sociales; que exaltaba a George Orwell o Hannah Arendt, antes que a Jean Paul Sartre, Frantz Fanon o Paulo Freire; comprando, destruyendo o falsificando archivos y bibliotecas; corrompiendo, banalizando y desmovilizando al arte y la literatura Irving Kristol: The Capitalist Future, Francis Boyer Lecture, American Enterprise Institute Annual Dinner, 4 de diciembre, 1991. En: http:// www.aei.org/publication/the-capitalist-future

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con su mercantilismo y consumismo envilecedores; domesticando el lenguaje, y con ello el pensamiento, con la aberración del lenguaje políticamente correcto; acelerando hasta el delirio, y mediante las nuevas tecnologías de la información y las redes sociales, el proceso de demolición del carácter objetivo de los medios de comunicación y la instauración de la oprobiosa “posverdad” y “los datos alternativos de la realidad”. Hoy, la cultura, la estética y los valores son las almenas del nuevo Palacio de Invierno a tomar por los revolucionarios del siglo XXI, sin ignorar que la batalla es global y abarca todos los ámbitos de la vida social, desde el económico, el militar, el diplomático, el científico-tecnológico, las mentalidades y los imaginarios. Algo debe decirnos que la novísima concepción de poder imperial en nuestros días se denomine “dominio del espectro total”. Hoy por hoy es en el terreno cultural donde siguen contendiendo las antiguas ideologías y cosmovisiones. Antes se tremolaban en las barricadas las banderas rojas y negras de los anarquistas, que creían acercar con ello el triunfo de le revolución universal anhelada; hoy se desfila en las pasarelas glamorosas bajo el inofensivo slogan de “Revolution”, con el que se designan bolsos, accesorios, zapatillas y ropa de las grandes marcas con las que encandilar y controlar a los millennials. Las estéticas combaten, tanto como los partidos y movimientos sociales. La narcocultura, aberración kitsch, exaltación del culto a la Santa Muerte, a la corta vida paradisíaca de los narcos que morirán jóvenes, a lo relumbrón de las Ak-47 enchapadas en oro, es la negación de todos los valores humanos, y está sustituyendo la estética redentora y popular de la Revolución mexicana. El Chapo o Pablo Escobar son los modelos y paradigmas que se enaltecen con series en Netflix, y detrás de la jugada, se adivina un apresurado ocultamiento de Pancho Villa, Zapata, Madero y Lázaro Cárdenas. También de los murales revolucionarios de Orozco y Siqueiros, las pinturas rebeldes de Frida Kahlo, o las fotografías subversivas de Tina Modotti. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Es la misma lucha ancestral, pero diferente. Es el mismo escenario, con los mismos actores y el mismo libreto, pero otro. Se va del presente al pasado para poder imponer ideas, estrategias y planes para hoy. Se trasladan las demandas del momento a luchar contra los símbolos de ayer que siguen expresando, de manera metamorfoseada, los intereses del presente. Carlos Marx no pudo preverlo, pero estoy absolutamente seguro que lo estaría disfrutando: le hubiese encantado vivirlo. Comparemos la estética y los símbolos del Euromaidan ucraniano, reaccionario y filofascista, con los de la guarimba venezolana, de idéntico signo, y entendamos el sentido profundo de nuestra época y de nuestras luchas. Desentrañemos incluso, cómo ha llegado al montaje visual de los Premios Grammy, la estética de las banderas tremolando, y recordemos que esto ya lo hemos visto antes, en manos de fornidos obreros y campesinos. Porque al igual que en las guerras convencionales, la estética del enemigo derrotado es también un preciado botín de guerra, del que se hace uso invirtiendo sus valores y significados. Por algo el yihadismo genocida de ISIS utiliza la estética pop occidental para transmitir mensajes de odio y captar combatientes en su lucha contra el mismo Occidente que la creó. El pensamiento humano, la creatividad y la cultura profunda de los pueblos del mundo son, por naturaleza, libres y democráticos, ajenos a esta pegajosa ola de embrutecimiento colectivo y de adocenamiento con que el capitalismo decadente y crápula pretende encerrarlos en las más profundas mazmorras del ser colectivo moderno. Su saña contra todo lo revolucionario, y especialmente su odio visceral contra el recuerdo y el ejemplo de la Revolución de Octubre, dan la medida exacta de sus inseguridades y sus temores. De sobra sabe que su futuro está condenado, y que tarde o temprano, bajo otros ropajes, otras consignas, otros líderes y otros símbolos será inexorablemente barrido de la historia. Nunca fue el mismo después de que el verbo arrebatado de Lenin lanzó contra los muros de la vieja Rusia a las mismas oleadas de pobres, humillados y ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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ofendidos a las que antes habían negado por siglos todos sus derechos. Un grafiti en una pared del Berlín reunificado y sin Muro, daba la despedida y la bienvenida a la experiencia socialista en Europa Oriental y la URSS, la misma que se iniciase en Petrogrado décadas atrás: “La próxima vez será mejor”. No hay duda alguna.

Bibliografía citada: 1 Editorial: La revolución de Vladimir Putin, Política Exterior número 179, septiembre-octubre, 2017. En: http: //www. politicaexterior.com/artículos/política-exterior/polext179la-revolucion-de-vladimir-putin/ 2 Jacques Sadoul: Cartas desde la Revolución bolchevique”, Turner Publicaciones, Madrid 2016. La primera edición del libro fue realizada por Éditions de le Sirene, octubre de 1919. 3 Juan Pablo Fusi: El mito de la revolución soviética. En Estudios de Política Exterior, Oport. Cit. 4 Pilar Bonet: Los comunistas recuerdan la Revolución rusa, El País, España, 8 de noviembre, 2017, p.12. 5 Aníbal de Castro: Con pena y poca gloria. Diario Libre, Santo Domingo, 11 de noviembre, 2017, p. 17. 6 José Rafael Lantigua: El cañonazo de golpe que cambió la historia, Diario Libre, Santo Domingo, 11 de noviembre, 2017, p.16. 7 Vladimir Maiakovski: Oda a la revolución, poema de 1918, en http://www.culturaproletaria.wordpress.com/2016/11/04/ oda-a-la-revolucion-vladimir-maiakovski/ 8 Enrique Oltuski, Armando Hart, Carlos Franqui: Filosofía revolucionaria, Comisión de Programa del Movimiento 26 de julio, noviembre de 1956. Publicado en Lunes de Revolución, La Habana, número especial del 26 de julio, 1959.

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9 Simone Weil: Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social. Premia Editora S.A, México, 1982, p. 129. Primera edición en 1934. 10 Eliades Acosta Matos: Los muertos que vos matáis gozan de buena salud. Cubarte. La Habana, 16 de diciembre, 2016: En: http://www.cubadebate.cu/autor/eliades-acosta-matos/ 11 Irving Kristol: The Capitalist Future, Francis Boyer Lecture, American Enterprise Institute Annual Dinner, 4 de diciembre, 1991. En: http://www.aei.org/publication/the-capitalistfuture

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ECOS Órgano del Instituto de Historia de la UASD Año XXV, Vol. 1, No. 15 Enero-junio de 2018

A 100 años de la Revolución de Octubre de 1917: El inicio de un “cambio-de-época”29 100 Years after the October Revolution of 1917: The beginning of a «change-of-era» Pedro L. Sotolongo30

Resumen:

En el presente trabajo se argumentan tres planteamientos: Uno, el ¿por qué conmemoramos un acontecimiento ocurrido hace un siglo y del cual emergió un tipo de socialidad cuyo proyecto implosionó hace ya un cuarto de siglo?; ¿Por qué esa Revolución de Octubre abrió todo un ´cambio de época´ que aún hoy en día transcurre? Segunda: ¿Qué tales ´cambios de época´, hasta que “maduran” y culminan, y más allá de avances y retrocesos, transitan por etapas diversas y Ponencia presentada en el “Seminario 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la UASD, 7 de noviembre 2017. 30 Pedro Luis Sotolongo Codina (Cuba). Ph.D. en Filosofía. MsC. en Física. Presidente Fundador de la Cátedra para el Estudio de la Complejidad de La Habana. Asesor Fundador del Capítulo COMPLEJIDAD-RD (Santo Domingo). Ha sido Editor Temático de la Revista Internacional Emergence: Complexity & Organization (E:CO). Miembro de la Asociación Nacional de Escritores de Cuba (UNEAC). Orden ´C. J. Finlay´, la mayor conferida a científicos cubanos por la obra de vida. 29

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se van plasmando en ámbitos diferentes de las socialidades que los acometen? La tercera: Que cuando en un Siglo (como fue el Siglo XX) emergen los primeros intentos –“experimentos sociales”– de construir una socialidad diferente a la predominante, es solamente cuestión-de-tiempo, pero de tiempo histórico (que no se mide por meses ni por años, sino por cuartos y medios Siglos), para que emerja, aprendiendo de los errores y falla de los “experimentos sociales” iniciales, una nueva manera de organizar las sociedades. Palabras claves: Revolución de Octubre, Cambio de época, modo tecnológico de producción. Abstract: The article argues three ideas: One of them: Why do we commemorate a process that took place a Century ago, and gave way to a project of a society that has collapsed a quarter of a century ago? Because that October Revolution opened a whole ´change of epoch´, still happening. The second one: That such ´changes of epoch´ until they “ripen” and culminate, besides its advances and backdrops, occur through different phases and actualize themselves in different social domains of the societies that implement them. The third one: That when any Century (as the XXth Century) witness the emergence of the initial intents –“social experiments”– of building a society different from the predominant one, it is only a matter-of-time, but historical time (that is not measured by days or months, but by quarter and half Centuries), until, learning from previous errors and failings, such a new way of organizing society takes place. Keywords: October Revolution, Change of epoch, technological mode of production.

La Revolución de 1917 “de Octubre” –en realidad la de Noviembre por las veleidades del calendario vigente entonces en un lado u otro del planeta– la conmemoramos hoy a los 100 años de ocurrir, a pesar de que el “experimento social” al que

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dio paso implosionó hace ya un cuarto de Siglo31, porque esa Revolución marcó, precisamente con ese “experimento social” inicial, el comienzo de toda una nueva época –un ´cambio-deépoca´– que aún prosigue, pésele a quién le pese…

Épocas de cambios. Cambio-de-Época. Relevo de generaciones Lo primero que tendríamos que preguntarnos es: ¿Cuál época NO es una “época de cambios”?, pues todas lo son… No obstante, no todas ellas constituyen un “cambio de época”, en tanto mutación cualitativa que aspira a la construcción de un nuevo tipo de socialidad, diferente de aquella hasta entonces predominante y tanto unas –las “épocas de cambio”–, como las otras –los “cambiosde-época”– son plasmadas a través de una sucesión, o como suele denominarse, de un “relevo” de generaciones, que “las viven” y que a través de su accionar las impulsan (aunque también pueden resistirse a dicha mutación epocal). Y de generación a generación puede variar –y de hecho lo hace– la proporción de las mismas que impulsan o se resisten a las tendencias primordiales que marcan el cambio epocal. Otra circunstancia que debe tenerse en cuenta es que incluso para uno u otro “cambio-de-época” –como el iniciado por la Revolución de Octubre de 1917– dicho proceso de mutación cualitativa no transcurre sino a través de una serie de etapas –sin dejar de ser un único “cambio-de-época”– lo que es equivalente a su gradual despliegue o si se quiere, a su “maduración”, hasta alcanzar la completa mutación cualitativa epocal que tal cambio significa32: Es decir, la plasmación de una nueva manera de organizar las socialidades. Como resultante de lo cual, el transcurrir de tales procesos histórico-epocales, como el iniciado por la Revolución de Se “desmerengó”, diría en su momento Fidel Castro. Aunque también ocurren etapas de “estancamiento” e incluso de “retroceso temporal” en uno u otro de esos “cambios-de-época”, pero lo que NO se ha constatado en el devenir histórico es el advenimiento

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Octubre, por medio de esas etapas, ocupa todo un periodo histórico que no se mide por unos pocos años, sino por cuartosde-Siglo, medios-Siglos y hasta Siglos enteros, abarcando, por lo mismo, la vida y accionar de múltiples generaciones, por lo que cuando en ocasiones ha ocurrido una de esas etapas de “estancamiento” o “temporal retroceso” en su devenir, las generaciones contemporáneas a ese proceso pueden creer percibir que ya “no están en un cambio de época”, confundiendo dicho “estancamiento” o “retroceso temporal” con algo definitivo. Pero más tarde o más temprano, tal “cambio-de-época” se reanuda, completando las condiciones para su maduración irreversible ya… También es necesario apuntar que tales “cambios-de-época” y esas, sus diversas etapas de despliegue y/o “maduración” en las tendencias predominantes que los caracterizan como tal, NO transcurren siempre en el mismo ámbito social, pudiendo una u otra de tales etapas de uno u otro “cambio-de-época” centrarse más en el cambio epocal ya bien en el ámbito político, o en el económico o en el tecnológico, para mencionar algunos de los ámbitos sociales más comúnmente tenidos en cuenta; aunque también dichas etapas conciernen a otros ámbitos sociales, como el cultural y/o el sociológico y de hecho, aunque el de un “cambio-de-época” que haya sido reversible. Y no se trata de ningún “determinismo” histórico, sino de que cuando se plasman las condiciones (ante todo las tecnológicas, económicas) que lo hacen posible –aunque no necesario– incluso el tipo de socialidad que marcó con su predominio la época a ser trascendida por ese “cambio-de-época” comienza a intentar aprovechar tales nuevas condiciones, y al no poder hacerlo consecuentemente, con el cúmulo de problemas que acarrea por las limitaciones intrínsecas que su “agotamiento epocal” implica, lo que propicia (sin desearlo) es el hacer “irreversible” ese “cambio de época” que pretende inútilmente evitar. Eso precisamente, para “lo(a)s que tienen ojos para ver”, es lo que está aconteciendo hoy en día (crisis globales de varias denominaciones) a 100 años ya de aquella Revolución que conmemoramos hoy, y a despecho de los “ciegos que no desean ver” y que por el contrario nos pintan el florecimiento de “una sociedad del espectáculo”, que, en realidad, ya agotó su potencial creador. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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cambio cualitativo ocurra predominantemente ya bien en una u otra etapa y/o en uno u otro de los mencionados ámbitos, el mismo contribuye a continuar plasmando, cada vez más marcadamente, dicho “cambiar de época” y generalmente su impacto, más temprano que tarde se expande al resto de los ámbitos sociales. No otra cosa está sucediendo actualmente, un siglo después de aquella Revolución rusa y a pesar de la implosión de su modelo social concreto. Hay que decir, que, en dependencia del ámbito social que experimente en el “cambio-de-época” la mayor mutación cualitativa en despliegue –en una u otra de sus etapas– así podrá ser mayor o menor la denominada –y siempre presente– “brecha generacional” que se agudiza; como ocurre en la contemporaneidad, cuando el salto cualitativo tiene lugar, por ejemplo, en el ámbito de la tecnología y su proyección a la producción de bienes materiales y culturales, impactando hasta la vida cotidiana actual, por lo que entonces, como ocurre ahora, la “brecha generacional” es singularmente amplia, lo que queda recogido en las denominaciones de “nativos digitales” e “inmigrantes digitales”, para jóvenes y adultos respectivamente. Y en ese “cambio-de-época”, iniciado por la Revolución de Octubre en 1917, es en el que se insertó el proceso de la Revolución Cubana, con su triunfo en 1959 –hace ya más de medio siglo– que significó, entre otras circunstancias, el arribo al continente americano de la tendencia de este “cambio-de-época” que había ya transcurrido por diversas etapas: La tendencia a producirse los primeros “experimentos sociales” de construir una socialidad diferente a la predominante desde la modernidad.33 Pero no sería la última en ese empeño, incluso en nuestra región latinoamericana… Si bien suele referirse a la Revolución Cubana como integrante de un periodo conocido como “guerra fría”, es necesario enfatizar que el proceso insurreccional en la Isla no fue originalmente parte de dicha “guerra fría”, sino un esfuerzo triunfante por el derrocamiento de una sangrienta dictadura –la batistiana– que en sólo 7 años había asesinado

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Algunas de las etapas previas más fácilmente identificables de la aludida tendencia epocal (originada en el ámbito político, pero con impacto indudable en la manera de organizar la economía –y de distribuir sus resultados– así como en la socialidad en su conjunto) habían sido las marcadas, una, por el inicio –en aquel 1917– del primero de tales “experimentos sociales” (ya implosionado); otra, sobrevenida tras la derrota del nazismo europeo, con la expansión en Europa de Este de tales “experimentos sociales” (asimismo ya no existentes) y su advenimiento ulterior al continente asiático a través del “experimento social” chino, puesto en marcha en 1949 (“experimento social” no implosionado, sino francamente en auge). Con la Revolución Cubana, como ya apuntáramos, dicha tendencia epocal arribó al continente Americano. Otras etapas, esta vez de estancamiento y relativo retroceso del transcurrir de esa dimensión político-social del “cambiode-época” –y pretendida erróneamente por muchos como de su eliminación definitiva– lo ha constituido el ya aludido “desmerengamiento” en el entorno del año 1990 de los “experimentos sociales” este-europeos; si bien tales circunstancias han estado acompañadas por el cambio del modelo del igualmente “experimento social” chino hacia el denominado “socialismocon-características-chinas”, que le ha dado a ese país evidentes buenos resultados.34 a 20,000 (veinte mil) cubanos. Sin embargo, fue la aguda incomprensión del “vecino del Norte” del país caribeño para con esas circunstancias de reivindicación nacional y de recuperación de los recursos naturales (incluso mediante compensación, como lo requiere el orden jurídico internacional vigente) que ocurrían por entonces en la Isla, lo que al irse consecuentemente radicalizando el proceso cubano, lo obligó prácticamente a insertarse en esa denominada “guerra fría”. 34 Semejante renovación del modelo chino de “experimento social” se inserta –lo que ha sido menos divulgado que lo que sería deseable (ante todo por sus adversarios, abiertos o encubiertos)– en una estrategia a largo plazo –de 100 años según los propios chinos (dado el atraso secular del que partió desde 1949 -en el caso chino- el anterior modelo ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Nos parece oportuno el apuntar que la pretendida “eliminación” –como dándola por definitiva– de esta tendencia epocal transformadora de la manera de organizar la sociedad, se basa más bien en una más que dudosa lógica que parte de la premisa de que cualesquiera primeras tentativas de hacer algo diferente a lo acostumbrado estén signadas por el éxito, la perfección y no por los defectos, los errores y hasta los fracasos, como si de todo ello no se pudiera sacar experiencias y aprender a hacerlo mejor.35 No obstante lo anterior, acontecimientos posteriores a los aludidos y en nuestra propia región desde 1998 y durante los tres primeros lustros de este Siglo XXI, como los “experimentos sociales” boliviano, ecuatoriano, venezolano –con todos sus idas y venidas– de un “Nuevo Socialismo del Siglo XXI”, y a despecho del actual “corrimiento” hacia la derecha en ciertos países, parecen avalar aquella frase del clásico de la literatura española que reza: “Los muertos que vos matáis, …gozan de buena salud”. y sus limitaciones)– de acumulación de tecnología y de inversiones, para entonces estar en condiciones –aprovechando lo que denominan los chinos como “la 3ra. Representación” (los “emprendedores”, de los que nadie extrae plusvalía)– de acometer la renovación total de la organización social. Si ello transcurre como prolongación de la tendencia que se constata hace ya varios lustros, y que ha convertido a la República Popular China en la segunda potencia económica mundial, podría no ser demasiado arriesgado el prever que China y su modelo –por analogía con la Inglaterra decimonónica– “se comerá al mundo” en el actual siglo XXI… 35 Aquel primer “experimento social” desencadenado por la Revolución de Octubre, también tendría esos errores y fallos, como fueron la identificación errónea de “propiedad social” con “propiedad estatal”; el no haber sido fiel a la consigna inicial de “todo el poder a los Soviets” (de soldados, campesinos y obreros), circunstancia exacerbada por el denominado ´culto a la personalidad´ de Joseph Stalin, con sus atrocidades; el no pasar cuando sobrevinieron condiciones sociales para ello, de una ´dictadura del proletariado´ a una ´democracia del proletariado´, entre otros, que contribuyeron a la entronización de un modelo de “socialismo estatalizante”, que sería copiado, menos o más, por otros países que emprendieron esa ruta. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Puede afirmarse, en cambio, que cuando adviene un Siglo –y ese ha sido el recién finalizado Siglo XX– en el cuál emergen los primeros intentos –auténticos “experimentos sociales”– de organizar de modo cualitativamente diferente la sociedad (y no otra cosa fue el proceso desencadenado por la Revolución cuyo centenario conmemoramos hoy), esos primeros “experimentos sociales”, imperfectos como suelen ser todas los primeros intentos de hacer algo de manera diferente a la usual hasta el momento, son síntoma, sencillamente, de que esa anterior manera de organizar las socialidades ya agotó sus posibilidades creadoras y es solamente “cuestión de tiempo”, pero tiempo histórico –medible por cuartos y medio Siglos– para que alguno de esos “experimentos sociales”, aprendiendo de las fallas de los anteriores, logre plasmar esa nueva manera de organizar la sociedad. Y por ese camino nuevo siguen, uno tras otros, el resto de los países. Tal como sucediera con la Inglaterra decimonónica… Y precisamente esa aludida Inglaterra decimonónica nos recuerda que, para el advenimiento de tales condiciones epocales que propician el trascender hacia otra manera de organizar la sociedad, son necesarias no solamente circunstancias sociales, sino también circunstancias tecnológicas, aunque estas últimas no sean suficientes. Sin aquel nuevo modo tecnológico fabril-mecanizado de producción que inauguró Inglaterra en el entresiglos XVIII-XIX, no hubiese podido ocurrir tal “despegue” de la sociedad inglesa, y tras ella, Europa entera “se pobló de chimeneas”, para que en medio Siglo esa manera industrial del capitalismo “se le perdiera” a la anterior manera de organizar las sociedades occidentales con las que venía compitiendo al menos dos Siglos ya, competencia socialmente a su favor (las manifacturas capitalistas) pero tecnológicamente similar a los talleres gremiales (el anterior modo tecnológico manual artesanal de producir). Ello arroja particular luz sobre lo que actualmente estamos viviendo. Coincidiendo epocalmente con el aludido “desmerengamiento” de algunos de los principales “experimentos sociales” de organizar de otro modo las sociedades y condicionando ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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en mucho, por otra parte, el mencionado ya cambio de modelo del “experimento social” chino, ocurrió –o está aún ocurriendo– el emerger de: —Un nuevo modo tecnológico de producción (el flexible, automatizado, robotizado36), en sustitución, a partir de los países de mayor desarrollo, pero expandiéndose a otros, del anterior y ya mencionado modo tecnológico fabril-mecanizado37 de producir los bienes materiales y los soportes materiales de los bienes culturales.38 —Una nueva modalidad de obtener y distribuir los bienes culturales, (la cultura de la imagen y la pantalla, que va sustituyendo a la cultura del libro y el concepto).39 —Unos cambios cualitativos en el Saber (el Episteme) y en los valores (el Ethos) contemporáneos, en buena medida condicionados por esas nuevas modalidades de producir los bienes materiales y culturales y que, a su vez, la potencian ulteriormente. Que hace gala de una mayor productividad del trabajo al tomar para sí dichos medios técnicos automatizados y robotizados las funciones productivas LÓGICAS, hasta ahora privativas de los seres humanos. Si bien dicho aumento de productividad viene acompañado por una “economía de rango” (sustituta de la “economía de escala” del anterior modo tecnológico de producción fabril-mecanizado), que está condicionando, junto a esa mayor productividad, el desempleo estructural galopante del que somos –asombrados– testigos contemporáneos. 37 Modo tecnológico fabril mecanizado de producción “montada en cuya ola” de gran productividad (al tomar para sí los nuevos medios técnicos las funciones productivas TECNOLÓGICAS –hasta aquel momento privativas– de los seres humanos) y de avance tecnológico y aplicación tecnológica de la ciencia empírica, fue que la Inglaterra decimonónica, como hubimos de mencionar, “se comió al mundo”. 38 Nuevo modo tecnológico de producción, como salto cualitativo producido en la fuerzo productiva del trabajo humano, del que el “experimento social” cubano quedara relativamente aislado (por el bloqueo de la principal potencia tecnológica, amén de por otras realidades geopolíticas). 39 Nueva cultura de la imagen y la pantalla a la que, por las mismas razones que en la Nota al Pie precedente, la Isla no pudo acceder al unísono con el resto de los países del área. 36

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Todo lo cual puede reconocerse como que ocurre en el momento actual y que, por lo mismo, está haciendo mutar cualitativamente la manera en que cada vez más vivimos cotidianamente. Y todo ello está constituyendo aunque no nos lo dicen cuando los medios de comunicación (devenidos actualmente en “el cuarto poder”) nos la muestran como “la sociedad del espectáculo” la plasmación en el ámbito tecnológico de las premisas necesarias –lo que es distinto a “suficientes”– para poder trascender –cuando y si– se plasman el resto de las condiciones sociales suficientes ya y que lo hagan posible, hacia otra modalidad de organizar la socialidad (llámese como le llamen).40 Una socialidad en la cual, juzgando por los síntomas alarmantes que se constatan actualmente (y las diversas crisis globales), el mercado se supedite al bien común social; las sociedades se orienten primordialmente a la propiedad social, sin identificarla solo con la propiedad estatal y sin satanizar a la pequeña y mediana propiedad privada; la riqueza sea distribuida de manera más justa y equitativa41, y se desarrollen modalidades de convivencia solidaria, de autoridad colectiva y de respeto y comunión con la naturaleza, hoy en día inexistentes. Sería algo así como “el mundo mejor que es posible”42, quizás en ese “mundo multipolar” por el que bregan muchos. La manera preponderante desde la modernidad de organizar las sociedades –todos sabemos cómo se denomina– ha tenido Aunque el desarrollo ulterior de todo “cambio-de-época” esté lejos de poder ser pronosticado, incluso de ser previsto, pues las dinámicas (los cambios y transformaciones) sistémico-complejas –y el desarrollo social es tal– presentan siempre “finales abiertos”. 41 Es imposible no constatar la impresionante CAPACIDAD del capitalismo para crear riqueza, pero igualmente imposible es el no constatar su igualmente impresionante INCAPACIDAD de distribuirla justa y equitativamente, dada su lógica inmanente a la acumulación y concentración del capital, siempre en busca de la mayor tasa de ganancia para sí mismo. 42 Según la conocida afirmación del Premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel. 40

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la “suerte histórica” de, en el momento mismo que emergen las condiciones tecnológicas necesarias (el nuevo modo tecnológico flexible-automatizado-robotizado de producir), pero no suficientes, para ser trascendida epocalmente, implosionaron algunos de los principales “experimentos sociales” de trascenderla (los este-europeos), debido a sus deformaciones y errores (aparte de la dura agresividad para con tales “experimentos sociales” por parte del “adversario” histórico). Ello ha abierto todo un periodo –sumamente agónico– que es el que estamos atravesando y que es de prever dure al menos toda la primera mitad de este Siglo XXI (con “final abierto”) en el cual, la anterior manera de organizar las sociedades –realmente agotada ya en sus potencialidades– y al riesgo de sumir (como lo está haciendo) a la humanidad en graves riesgos, se nos presente en cambio como la ya aludida “sociedad del espectáculo”, “triunfante” y como única alternativa histórica posible (lo que equivale a ´TINA´ o, ´There Is Not Alternative´)…

Acerca del significado de lo instituyente y lo instituido en las sociedades en lo que concierne al cambio social Toda sociedad, sea cual fuere, se está enfrascando en el aludido proceso de “cambio de época” a partir –como no podía ser de otra manera, en tanto socialidades que son, de su institucionalidad y su concomitantes significaciones culturales en su imaginario social (que podrán ser compartidas mayoritariamente– aunque nunca por todo(a)s). Es decir, de LO INSTITUIDO, o sea, lo estructurado socialmente y arquetipizado individualmente en el país; y con toda la marca o huella que los años y décadas más recientes han ido dejando en esas instituciones y en las significaciones socio-culturales de tal imaginario social en tanto país en lo tocante a sus diversas generaciones, menos y más jóvenes. Y por lo mismo, a partir de una mayor o menor concientización del siempre presente –aunque no se reconozca o no se desee reconocer– INSTITUYENTE colectivo e individual, capaz también ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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siempre, aunque sea en principio, de reflexionar críticamente y querer –y hasta intentarlo– incidir en uno u otro sentido desde el acaecer de la vida cotidiana –reproduciendo (morfostasis social) o modificando (morfogénesis social)– lo INSTITUIDO y las instituciones en que se plasma, a partir de otras significaciones culturales generadas generacionalmente por ese INSTITUYENTE actual y el imaginario social de los días que corren, sea el país de que se trate, incluidos los E.U. ¡Y es ese el terreno o ámbito –en última instancia, por supuesto– dónde ´lo cultural´ (en su sentido lato) reviste indudable importancia, y en el que, a juicio nuestro, con lo tecnológico ceteris paribus –asimismo “cultural” en tanto plasma el devenir científico y técnico– se decidirá el aludido “final abierto” del proceso de este “cambio de época” cuando se trate de trascender hacia otra manera de organizar la sociedad. Ante todo, cuando se trate de llevar a cabo ese tránsito por parte de países pequeños y pobres (en comparación con los grandes, ricos y poderosos). En otras palabras, lo que propiciará que una u otra alternativa –entre las posibles y previsibles, aunque nunca pronosticables– más deseable a uno u otro país, pero no a otros o no compartida por ellos, llegue a ser la que se plasme. Y que, como suele suceder, parezca a posteriori como la “única” que existió desde el principio del proceso… Ha sido –y es– a partir de la percepción propia (mejor o peor) –no lo dudemos– de cada país acerca del estado actual y tendencias previsibles de esa su institucionalidad y de ese su imaginario de significaciones culturales ya plasmado(a)s; y por lo tanto de su percepción –mejor o peor– del estado y tendencias de sus respectivos instituyentes colectivos e individuales, que cualquier país y sus países “adversarios” considerarán conveniente o no el involucrase en ese complicado proceso de adentrarse en –o adversar– uno u otro “experimento social” para construir un nuevo tipo de socialidad, hasta ahora inédita, en el que a cada país le esperan “distintos tramos del camino a recorrer”. Y así les irá a unos y a otros países… ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En lo tocante a E.U., su institucionalidad política –mayoritariamente aceptada por su población– aunque actualmente “conmocionada” por la elección del “fenómeno Trump”, implica un bipartidismo que en realidad (en lo concerniente a algunos objetivos y principios nacionales cardinales y por mucho tiempo institucionalizados) funciona como dos alas de un no reconocido monopartidismo, y que en periodo reciente presentaba un debilitamiento notorio del ala del Partido Demócrata (el de Obama y la Clinton) que había perdido aplastantemente las elecciones congresionales de medio término, elevando así mucho las opciones de la otra ala política, la del Partido Republicano, para el triunfo en las elecciones presidenciales del 2016, como efectivamente ocurriera.43 El anuncio de la nueva política de acercamiento a Cuba le proporcionó a Obama –y por carácter transitivo, al ala de su Partido Demócrata y a la siguiente candidata presidencial Hillary Clinton– “un respiro” en las encuestas que mucho necesitaban (al igual que el posterior acuerdo con Irán). Ambas circunstancias actualmente están siendo retrocedidas por el Presidente Trump, lo que forma parte, aunque no única, de la feroz oposición a todo ello por parte de algunos de los principales exponentes del Partido Republicano. Por otra parte, a pesar del deterioro cada vez más evidente del “tejido sociológico” estadounidense (la creciente brecha de ingresos y oportunidades entre el 1% y el resto de la población44 –la reaparición del racismo– incluso durante la presidencia de un no blanco; la “epidemia” de balaceras en escuelas, espectáculos, barrios y hasta iglesias (y que parece no tener fin…); el descontento social generalizado simbolizado políticamente con el emerger del “fenómeno Sanders” y desde el extremo opuesto Aunque el triunfo estuviera mediado no por la cantidad de votos populares, sino por un curioso y obsoleto sistema de votos electorales por cada Estado de la Unión. 44 Stiglitz, Joseph. E. 2015. “La Gran Brecha: Qué hacer con las Sociedades Desiguales”. Taurus, Barcelona. 43

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“el –ya aludido– fenómeno Trump”, etc.), continúa existiendo con fuerza apreciable en el imaginario socio-cultural estadounidense la percepción de ser “el país elegido” (¿por quién?...) para diseminar por el mundo ciertas concepciones acerca de los valores universales, los derechos humanos, la democracia, las libertades individuales. (Todo al estilo de lo(a)s de E.U. y, por lo mismo, llegando hasta la exportación del “american way of life”. Para todos: goma de mascar, jeans, McDonald´s, americanismos del lenguaje y un largo etc.). A lo que se resisten las culturas de diversos países, tanto por la vía legítima, como por la ilegítima (el terrorismo, que tampoco parece tener fin…) Aunque semejantes significaciones culturales y “misiones civilizatorias” auto-proclamadas están erosionándose cada vez más por una creciente multiculturalidad ante los inmigrantes (de ahí, en parte por lo menos, la resistencia social a los mismos), así como ante los recientes fracasos (en ocasiones “disfrazados” como éxitos) de E.U. de “exportar” sus valores en Afganistán, Irak, Libia, Siria y Yemén (y en los que han participado gobiernos de ambas alas políticas), “Atenuación” ahora problematizada o al menos problematizable, para los europeos ante la creciente ola de migrantes hacia su territorio y procedentes, en proporción significativa, de los aludidos países agredidos por E.U. y la OTAN en el Medio Oriente.

O–O–O--O–O–O--O–O–OPero, ¿si estamos en un cambio-de-época?... ¿qué, entonces, nos indica propiciar?

La actual crisis epocal global: Sus características particulares Estamos siendo contemporáneos de una auténtica crisis epocal global, en otras palabras, de lo que cada vez más nítidamente percibimos como lo que es, todo un cambio-de-época y ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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no una mera época de cambios (pues, ¿cuál no lo es?). Y que, al mismo tiempo, constituye la crisis de todo un proyecto civilizatorio, con ese, su patrón o matriz de Poder, instaurado(a) a partir de la modernidad (desde Occidente, pero impelido –por su propia lógica interna– a expandirse continuamente hasta abarcar prácticamente todo el planeta). Esta verdadera crisis epocal, es entonces al mismo tiempo global. Y NO es similar a otras ocurridas a lo largo de la ya larga historia de la humanidad y de sus socialidades. Por el contrario, presenta: Una especificidad, Una excepcionalidad. Un carácter inédito. Abordemos cada uno de estos rasgos que caracterizan a la presente crisis epocal global actual.

Su especificidad La presente crisis epocal global tiene la especificidad de que lo que está en crisis no es otra cosa que los fundamentos mismos del aludido ya patrón o matriz de poder epocal, devenido(a) global. En otras palabras, aquello que constituye y legitima a dicho patrón o matriz. Dicha circunstancia condiciona que tal patrón o matriz de Poder epocal no logre ya “hacer-sistema”. Es ya, en palabras de I. Wallerstein, “un sistema-que-no-hace-sistema”.45 Es decir, que al implementar el mismo en un ámbito suyo precisamente aquello que su lógica inherente le dicta implementar, ello, no obstante, le lleva –y no puede evitarlo– a que en otro ámbito suyo el sistema experimente contradicciones insalvables que minan su capacidad de adaptación y de evolución ulteriores. Wallerstein, Immanuel. 2017. El moderno sistema mundial. Siglo XXI. España, 2017.

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Cuando eso ocurre, como se comprenderá, significa el agotamiento epocal de la dinámica interna propia de ese sistema y de su patrón o matriz de poder que le es concomitante. En este caso que nos ocupa, del sistema-mundo característico de la modernidad y de su patrón o matriz de poder. Lo que no es óbice para que los beneficiarios de semejante patrón o matriz de poder, a pesar de su agotamiento, no intenten perpetuarlo. Es ese, en última instancia, el contenido –sumamente agónico, aunque también esperanzador– de toda epocalidad de transición. La actual no constituye excepción alguna… AGENDA DE INVESTIGACIÓN SOCIAL A PROPICIAR: ¿Cuáles son los fundamentos mismos que constituyen y legitiman a un proyecto civilizatorio, a una u otra socialidad suya y al patrón o matriz de poder que en el mismo se ejerce? ¿Cuál es la particularidad de esos fundamentos para el caso del proyecto civilizatorio, sus socialidades y el patrón o matriz de poder imperante desde la modernidad?

Su excepcionalidad La índole excepcional de este agotamiento crítico de los fundamentos mismos constituyentes y legitimantes del patrón o matriz de poder moderno viene dada porque, a diferencia de lo que ha ocurrido con otros procesos análogos (piénsese en el Imperio Romano, en el Otomano, etc.), en esta ocasión –y por los veleidosos avatares de la historia del último Siglo recién finalizado– su crisis global no está ocurriendo (en estos momentos en que se desencadena con particular fuerza y por lo menos desde la década de los 90), a partir de ser amenazado ese patrón o matriz de poder epocal con ser horadado o incluso destruido por otro patrón o matriz de poder alternativo y exterior al imperante desde la modernidad. En otras palabras, lo excepcional es que en el momento presente esta crisis epocal global es endógena al patrón o matriz de poder que la experimenta. Le viene “desde dentro”, desde sus entrañas mismas, en vez de ser carcomido desde fuera, ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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desde su exterior. Ello la hace, entonces, particularmente inevitable (gústele a quién le guste; y disgústele a quién le disguste. Y ambos ´quiénes´ existen…). AGENDA DE INVESTIGACIÓN SOCIAL A PROPICIAR: ¿Cómo proceder entonces –desde el interior del patrón o matriz de poder en crisis– para propiciar una correlación de fuerzas que permita trascenderlo(a)? ¿Cuáles serían los agentes-de-cambio-social actuantes en el mismo?

Su carácter inédito El patrón o matriz de Poder actualmente en crisis es el primero auténticamente GLOBAL en la historia de la humanidad, es decir, en presentar una escala que abarca, para todos los fines prácticos, al planeta Tierra entero. Es el primer auténtico “sistema-mundo” (a lo Wallerstein)46 que merece en sentido riguroso semejante denominación. Lo que acabamos de expresar no quiere decir que esa escala planetaria presente en todas partes del planeta las mismas características de homogeneidad; sino, por el contrario, que el proyecto civilizatorio moderno y su patrón o matriz de poder han sido capaces de ir subordinando a si todos los remanentes de los anteriores proyectos civilizatorios -o sistemas-“mundo” –en sentido más restringido o más localizado– pero que predominaron durante épocas enteras: el de la reciprocidad (intercambio o trueque equivalente), el de la pequeña producción mercantil, el de la esclavitud, el del despotismo oriental, el de la servidumbre medieval (en Europa), sometiéndolos y subordinándolos a todos, por diversos mecanismos, a su lógica propia –la lógica de acumulación y centralización crecientes– del capital y de la conquista y expansión permanente de mercados (extendiendo este mercado –que le antecediera en su origen– a todo el planeta). Ver nota al pie anterior.

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Al mismo tiempo, ese carácter inédito le confiere al actual sistema-mundo del proyecto civilizatorio surgido en Occidente a partir de la modernidad y ahora planetarizado, a su patrón o matriz de poder y a la crisis epocal global de ambos, particular heterogeneidad, complejidad y gravedad. Esta gravedad llega actualmente hasta situaciones y procesos que ponen en riesgo la supervivencia misma de la humanidad (verbigracia: el cambio climático global –socio y antropogénico como es; la potencialidad de un conflicto nuclear, para nombrar a los más notorios)… AGENDA DE INVESTIGACIÓN SOCIAL A PROPICIAR: ¿Cómo caracterizar toda la complejidad sistémica del patrón o matriz de poder de la modernidad y de su actual crisis global? ¿Cómo conjugar las características legítimas remanentes de socialidades subordinadas a la lógica inherente al mismo –la lógica del capital y del mercado en expansión permanente– pero que pueden contribuir a trascenderla? ¿Cómo conjugar la localidad de tales características con la actual globalización? ¿Cómo trascender la orientación a valores neoliberales de la actual globalización?

La otra cara de la actual crisis epocal global La presente crisis epocal global, por sus nefastas consecuencias sobre las grandes mayorías de las poblaciones de los países afectados por la misma –que de una u otra manera, más directa o indirectamente, son todos los existentes en el planeta– nos presenta, y no puede no presentarnos “su otra cara”: La del descontento explícito de cada vez más gentes, y cada vez gentes más diversas, y en cada vez más diferentes partes del mundo, con las condiciones en que semejante crisis les obliga a vivir. Tales gentes, procedentes de diferentes clases sociales, géneros, razas y etnias, como lo atestiguan los diversos procesos que están teniendo lugar contemporáneamente en diversos lugares, plasman la creciente resistencia –para nada accidental– de esas etnias, razas y géneros, e incluso de algunas de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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las capas de clases sociales (la denominada “clase media” es aquí paradigmática) o clases sociales enteras, que simplemente no quieren continuar viviendo como viven, en condiciones de precariedad creciente, de exclusión creciente, de explotación creciente, en realidad “sobreviviendo”, no viviendo. Con el agravante, por paradójico que parezca, que en muchos casos son las mismas etnias, razas, géneros, capas de clase sociales o clases sociales enteras, que utilizó como “coartadas culturales” suyas el patrón o matriz de poder moderno para “legitimarse”… Por todo lo aludido, tales etnias, razas, géneros, capas de clases sociales, o clases sociales enteras, no desean continuar atrapados dentro de las condiciones creadas por ese patrón o matriz de poder moderno ya en crisis y reclaman –y propician cada vez más– OTRAS formas de existencia social y de autoridad colectiva, e intentan plasmar OTRO “horizonte de sentido” civilizatorio que tenga la potencialidad de hacer emerger OTRO proyecto civilizatorio (que tendría también su propia lógica inherente y su patrón o matriz de poder concomitante, pero más incluyentes y propiciadores de solidaridad y convivencia armónica, y que conduzca a maneras diferentes de organizar sus socialidades). Nuevo proyecto civilizatorio que, como cualquier otro, tendría su emerger, su auge y florecimiento, hasta quedar agotado y ser trascendido, pero que por lo menos “nos saque” de la actual crisis epocal global por la que atravesamos. No otra cosa han constituido, por ejemplo, los “Indignados” del movimiento M-15 españoles (que hicieron emerger a “Podemos” en la Península Ibérica), los ”Occupy Wall St.” newyorkinos, y de otras ciudades estadounidenses, el proceso desencadenado por Siryza, en Grecia, y, dentro de sus otros contextos específicos, los movilizados por los diferentes procesos de la llamada “primavera árabe”, los movimientos sociales bolivarianos en la América Latina, otros movimiento sociales que emergen en muchas partes del mundo contemporáneo. Pero asimismo, fuerzas sociales no constructivas, sino ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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destructivas, como el denominado Califato Islámico (Daesh o Isis), algo “impensable” hace solo pocos años… AGENDA DE INVESTIGACIÓN SOCIAL A PROPICIAR: ¿Hacia dónde avanzan tales fuerzas y movimientos sociales espontáneos? ¿Cuál horizonte de sentido pretenden propiciar, capaz de general OTRO proyecto civilizatorio? ¿Cómo avanzar hacia un “mundo mejor”, evitando un “mundo peor”? ¿Cómo evitar que tales esfuerzos resulten “manipulados” por los que desean mantener un mundo de “más-de-lo-mismo”? Como puede constatarse de todo lo expuesto anteriormente, el “cambio de época” inaugurado por la Revolución de Octubre de 1917, cuyo centenario conmemoramos en este 2017, continúa su transcurso, aunque nos digan lo contrario aquellos a quienes ese “cambio de época” no les venga en gracia. ¡Apliquémonos para que su “tiempo histórico”, sin dejar de serlo, culmine en este Siglo XXI, aunque alguno(a)s de nosotros(a)s no podamos ya ser testigos de ello! ¡Viva –con toda su carga de fallas contextualizables por ser el primer intento– la Revolución Socialista rusa de Octubre 1917! Santo Domingo, Noviembre 7 del 2017.

Bibliografía: Stiglitz, Joseph. E. 2015. “La Gran Brecha: Que hacer con las Sociedades Desiguales”. Taurus, Barcelona. Wallerstein, Immanuel. 2017. El moderno sistema mundial. Siglo XXI. España.

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La Revolución Socialista de Octubre en su centenario 1917-201747 The October Socialist Revolution in its centennial 1917-2017 Carmen Durán48

Resumen:

El artículo analizar la trascendencia y el humanismo a nivel planetario de la Revolución Socialista de Octubre. Para la trascendencia se vale de las palabras del propio líder de la Revolución, Lenin, quien expresó que por importancia internacional entiende su trascendencia mundial o la inevitabilidad histórica de que se repita en escala universal lo ocurrido en nuestro país. Sobre el humanismo socialista se analiza como este se expresa en la idea del internacio Ponencia presentada en el “Seminario 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la UASD, 7 de noviembre 2017. 48 Carmen Durán. Historiadora egresada de la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba de Moscú. Docente meritísima de la escuela de Historia y Antropología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Es miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Historia. Asesora en la dirección de Educación en Género del Ministerio de la Mujer. Es autora, entre otros, del libro Historia e ideología: mujeres dominicanas, 1880-1950 (2010). 47

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nalismo proletario, en la solidaridad entre los pueblos del mundo y sus sectores oprimidos, en la moral socialista que sustentaba la equidad. Palabras claves: Revolución, socialismo, humanismo, bolchevismo, oprimidos. Summary: The article analyzes the planetary transcendence and humanism of the October Socialist Revolution. For the transcendence, it uses the words of the Revolution´s leader, Lenin, who said that because of international importance, he understands its global significance or the historical inevitability of repeating on a universal scale what happened in our country. Concerning to the socialist humanism, it is analyzed how this is expressed in the idea of proletarian internationalism, in solidarity between the peoples of the world and their oppressed sectors, in the socialist morality that sustained equity. Keywords: Revolution, Socialism, Humanism, Bolshevism, Oppressed.

El acontecimiento histórico que desde hace un siglo gravita en la conciencia colectiva de los hombres y mujeres progresistas del planeta marcó una época de esperanza forjada por el heroísmo de los obreros y campesinos rusos que le pusieron nombre a la historia contemporánea. El tema que nos convoca esta mañana en esta tierra colocada justamente en “el trayecto del sol” puede ser analizado desde diferentes perspectivas y ópticas. El resquebrajamiento que trajo consigo la Revolución rusa, revolución bolchevique fraguada en el seno de la primera guerra imperialista mundial, enfrentó los elementos ya definidos por Vladimir Ilich Lenin y otros teóricos del imperialismo con el hegemónico y despiadado sistema capitalista imperialista mundial. El sistema socialista, como expresión dialéctica del desarrollo ascendente de la historia, abrió

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la etapa de transición histórica de esa formación económica social a una nueva forma de organización de las relaciones de producción y de distribución de la riqueza producida por el trabajo del ser humano: el sistema socialista. Ya en la famosa carta a Joseph Weydemeyer escribía Marx: “…Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases solo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases…”49 Desde el punto de vista histórico este acontecimiento de la Revolución Socialista de Octubre de 1917, recreó las luchas centenarias de los oprimidos del mundo, situando a los obreros parisinos de las jornadas revolucionarias del París insurrecto de 1871, como los precursores del combate de proletariado por alcanzar el poder en el glorioso intento de los comuneros “tomar la gloria con sus manos.” La revolución de octubre de 1917 constituyó la expresión de la lucha y el debate ideológico más trascendente de los últimos decenios del siglo XIX y de las primeras décadas del siglo XX, protagonizado por los teóricos del marxismo y por la clase obrera y su destacamento político, el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (partido bolchevique). Su trascendencia como herramienta ideológica alcanza nuestro tiempo porque su esencia profundamente trasformadora, su sentido ético y humanístico sigue hoy teniendo vigencia. Ella enseñó el camino y aun en las actuales circunstancias nos permite de una manera dialéctica aseverar que la experiencia acumulada por los obreros y campesinos del primer Estado socialista del mundo, sus aportes, sus aciertos y desaciertos históricos obligan a los revolucionarios del mundo, a los oprimidos y explotados del planeta, a incorporar esa experiencia en el espíritu de crear nuevas formas, nuevas estrategias, nuevos C. Marx, F. Engels. Obras Escogidas, Moscú: Editorial Progreso, 1969.

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paradigmas que recreando la experiencia histórica posibiliten superar los errores para culminar la obra de la emancipación definitiva y sepultar el sistema capitalista y su vertiente más oprobiosa que es el imperialismo y el neocolonialismo. Bajo el liderazgo de Vladimir Ilich Lenin, estratega e ideólogo la revolución, significó un jalón cualitativamente superior en el contexto de las luchas sociales y políticas conocidas hasta ese momento. Con el triunfo de la revolución rusa de 1917 el sistema capitalista entró en la crisis como totalidad histórica, iniciándose la periodización de la historia contemporánea. “Toda revolución significa un brusco viraje en la vida de las grandes masas populares… y de la misma manera que todo viraje en la vida de un individuo le enseña y le hace conocer y sentir muchas cosas, la revolución brinda al pueblo entero, en poco tiempo, las más profundas y preciosas enseñanzas. “Durante la revolución, millones y millones de hombres aprenden en una semana más que en un año de vida rutinaria y monótona. Pues en estos virajes bruscos de la vida de todo un pueblo se ve con especial claridad qué fines persiguen las diferentes clases sociales, de qué fuerzas disponen y con qué medios actúan.”50 Las etapas, el desarrollo, el reto, el triunfo de los proletarios rusos y su vanguardia el POSDR, dejaron la impronta de la teoría, la estrategia y la táctica políticas que analizadas en el tiempo sirvieron y sirven de referencia al movimiento socialista mundial. La emergencia del primer Estado obrero-campesino vendría a plasmar los supuestos teóricos de la dictadura del proletariado como etapa previa a la desaparición del estado y la construcción del comunismo como etapa superior de la sociedad. Al identificar la lucha de los obreros en las sociedades capitalistas más desarrolladas como los protagonistas históricos de V. I. Lenin, “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”. Obras Escogidas, Tomo III, Moscú: Editorial Progreso, 1961.

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los cambios que demandaba la nueva época, se preveía que la ruptura del capitalismo debía ocurrir en las sociedades de mayor desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas. Sin embargo, el triunfo de la revolución obrera en un país semifeudal y con un capitalismo atrasado como era Rusia, fue una de las revelaciones más importantes que permiten entender el desarrollo desigual, las características específicas de cada sociedad y la condición dialéctica del desarrollo de la historia. En las palabras del propio Lenin, líder y forjador del primer experimento socialista triunfante, al significar la importancia internacional de la revolución de octubre nos dice: “…Hoy tenemos ya una experiencia internacional muy considerable, que demuestra con absoluta claridad que algunos de los rasgos fundamentales de nuestra revolución tienen una importancia internacional. Y no hablo de la importancia internacional en el sentido amplio de la palabra: no son solo algunos, sino todos los rasgos fundamentales, y muchos secundarios, de nuestra revolución los que tienen importancia internacional desde el punto de vista de la influencia de la misma sobre todos los países. “No; hablo en el sentido más estrecho de la palabra, es decir, entendiendo por importancia internacional su trascendencia mundial o la inevitabilidad histórica de que se repita en escala universal lo ocurrido en nuestro país, importancia que debe ser reconocida a algunos rasgos fundamentales de nuestra revolución. “Naturalmente, sería un tremendo error exagerar esta verdad, no limitarse a aplicarla a algunos rasgos fundamentales de nuestra revolución. Sería erróneo asimismo perder de vista que después de la victoria de nuestra revolución proletaria, aunque no sea más que uno de los países avanzados, se producirá seguramente un cambio radical, es decir: Rusia se convertirá poco después de esto no en un país modelo, sino de nuevo en un país atrasado (en el sentido “soviético”) y socialista. “Pero en el presente momento histórico se trata precisamente de que el ejemplo ruso muestra a todos los países algo, y ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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algo muy sustancial, de su futuro próximo e inevitable. Los obreros avanzados de todos los países ya tiempo que lo han comprendido y, más que comprenderlo, lo han percibido, lo han sentido con su instinto de clase revolucionaria De aquí la “importancia “i internacional (en el sentido estrecho de la palabra) del poder soviético y de los fundamentos de la teoría y de la táctica bolchevique”. El contenido humanista de la Gran Revolución Socialista de octubre de 1917, el humanismo socialista, se expresa en la idea del internacionalismo proletario, en la solidaridad entre los pueblos del mundo y sus sectores oprimidos, en la moral socialista que sustentaba la equidad que desde el socialismo de “a cada quien según su trabajo” llevaría a una etapa superior de organización de la sociedad comunista de “a cada quien según sus necesidades”.51 Hoy, al cabo de cien años de ese acontecimiento que estremeciera la historia del mundo, está planteado como un aspecto nodal para la comprensión de su importancia el problema del humanismo socialista, que desde los trabajos de Marx y Engels se viene planteando como la problemática ideológica y de clase frente a los “humanismos” burgueses. El tema del humanismo socialista que se redimensiona en la actualidad ha provocado importantes debates en el seno de los marxistas posteriores a Marx, Engels y Lenin. Entre los filósofos de la escuela francesa y alemana marxistas se han abierto importantes debates concernientes a temas fundamentales del pensamiento y de la práctica marxistas, lo que confiere un carácter y un contenido didáctico y dialéctico a la problemática del pensamiento social marxista y lo confirma en su dimensión científica adogmática. El marxismo, en tanto debate y conflictividad con la ideología burguesa, es una fuente para renovarse en su aplicación teórica y práctica.

V. I. Lenin, “La enfermedad Infantil del “izquierdismo” en el comunismo”. Obras Escogidas, Tomo III. Editorial Progreso. Moscú, 1961.

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El humanismo socialista es un aspecto medular para la comprensión del problema teórico y ético del socialismo como concreción y aspiración emancipadora, el socialismo como aspiración legítima de liberación del proletariado y los nuevos actores sociales constructores de nuevos paradigmas. Su contenido humanístico postula un marxismo no atrapado en el círculo dogmático, sino, amplio en su dinámica social, histórica, filosófica y dialéctica. La discusión renovada de los aspectos esenciales del marxismo enriquece la problemática del mundo actual y plantea las posibles soluciones a la situación de opresión, miseria y exterminio que la clase dominante ha impuesto en su desesperada tarea de dominio mundial y en la equivocada tendencia de revertir el curso ascendente de la historia. La experiencia y el significado de la Revolución Socialista de octubre marca un antes y un después para la historia de la humanidad. Al cuestionar y evaluar históricamente el contenido del concepto “humanismo socialista” los clásicos de la teoría marxista, desde Marx, Engels y Lenin, hacen aportes fundamentales desde la óptica de la historia y la filosofía. Otros teóricos contemporáneos formulan sus tesis filosóficas y políticas partiendo de sus predecesores, pero enriqueciendo con su praxis política los postulados clásicos esenciales. Algunos de los más notables intelectuales marxistas al cuestionar qué ocurre con el humanismo socialista actual plantean que el mismo comporta “rechazo y denuncia” de todas las discriminaciones humanas sean estas raciales, políticas, religiosas, u otras. Rechazo de toda explotación económica y esclavitud política. Rechazo de la guerra. Este rechazo no es solamente una proclama de victoria, una exhortación y un ejemplo dirigidos al exterior, a todos los hombres y mujeres que sufren el imperialismo, su explotación, su miseria, su esclavitud, sus discriminaciones y sus guerras. En su propuesta de análisis sobre el contenido del humanismo socialista en el debate abierto sobre el tema por los teóricos marxistas contemporáneos Louis Althusser sostiene que “el tema del humanismo es uno de los puntos sensibles de la interpretación ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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del marxismo, por lo que sostiene que la polémica sobre el humanismo es un hecho sintomático de la coyuntura teórica e ideológica del marxismo contemporáneo”.52 La relación dialéctica pasado-presente hace del debate del humanismo socialista una cantera, por su contenido didáctico, dialectico, estratégico y crítico, una fuente vigente en la aplicación del internacionalismo proletario. En el epicentro del humanismo socialista está el ser humano como concreción, no como abstracción. El humanismo socialista plantea una ruptura con todas las “ideologías humanistas, precedentes. El internacionalismo proletario como expresión del humanismo socialista se puede apreciar a partir de temas como el problema de las nacionalidades y el derecho a la autodeterminación, sostenido por Lenin como un aspecto estratégico del Estado obrero campesino del que fue gestor y líder. Veamos: “…En mis obras acerca del problema nacional he escrito ya que el planteamiento abstracto del problema del nacionalismo en general no sirve para nada. Es necesario distinguir entre el nacionalismo de la nación opresora y el nacionalismo de la nación oprimida, entre el nacionalismo de la nación grande y el nacionalismo de la nación pequeña. “Con relación al segundo nacionalismo, nosotros, los integrantes de una nación grande, casi siempre somos culpables en el terreno práctico histórico de infinitos actos de violencia; e incluso más todavía: sin darnos cuenta cometemos ofensas. No tengo más que evocar mis recuerdos de como en las regiones del Volga tratan despectivamente a los no rusos, de como la única manera de llamar a los polacos es “poliachishka”, de que para burlarse de los tártaros siempre los llaman “príncipes”, al ucraniano lo llaman “jojol”, y al georgiano y a los demás naturales del Cáucaso los llaman “hombres del Capcas”. Louis Althusser, Jorge Semprún, Michel Simón y Michel Verret. Sobre Marxismo y Humanismo. Traducción de Martha Harnecker. México: Editorial Siglo XXI, 1998.

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Por eso, el internacionalismo por parte de la nación opresora, o de la llamada nación “grande” (aunque solo sea grande por sus violencias, solo sea grande por lo que es un derzhimorda), no debe reducirse a observar una desigualdad que de parte de la nación opresora, de la nación grande, compense la desigualdad que prácticamente se produce en la vida. Quién no haya comprendido esto, no ha comprendido la posición verdaderamente proletaria frente al problema nacional; en el fondo sigue manteniendo el mismo punto de vista pequeñoburgués, y por ello no puede por menos que deslizarse a cada instante al punto de vista burgués. (…) “¿Qué hace falta para el proletario? Para el proletario es no solo importante, sino una necesidad esencial, gozar, en la lucha proletaria de clase, del máximo de confianza por parte de los componentes de otras nacionalidades. “¿Qué hace falta para eso? Para eso hace falta algo más que igualdad formal. Para eso hace falta compensar de una manera o de otra, con su trato o con sus concesiones a las otras nacionalidades, la desconfianza, el recelo, las ofensas que en el pasado histórico les produjo el gobierno de la nación dominante”53. Podemos apreciar la esencia solidaria del internacionalismo proletario en la visión humanista de Lenin, frente al problema nacional y colonial de los pueblos oprimidos; dentro de esa óptica el sentido humanista está planteado en “compensar de una manera o de otra, con su trato o con sus concesiones a las otras nacionalidades, la desconfianza, el recelo, las ofensas que en el pasado histórico les produjo el gobierno de la nación dominante”. Hasta donde nos preguntamos ¿está en capacidad el capitalismo salvaje, el humanismo burgués, el maniqueo sentido de “hermandad “de las diferentes denominaciones religiosas empeñadas en trasladar a otros mundos extraterrenales el sentido de equidad, frente a los pueblos pequeños y explotados de V. I. Lenin. “Carta a los obreros norteamericanos”. Obras Escogidas, Tomo III, Moscú: Editorial Progreso, 1961.

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hacer una realidad tangible y factible el humanismo humano? Los crímenes de lesa humanidad que a nombre del “humanismo” se cometen contra mujeres, niños, niñas, población anciana, son el desmentido de su preocupación por el ser humano y por “humanismo”. Amigos y amigas, este es un espacio para reflexionar y nutrirnos, a la vez que congratularnos por ser hombres y mujeres de este tiempo histórico, de tener la lucidez de entender y sufrir el legado heroico de millones de seres humanos que han hecho de este tiempo la hazaña más hermosa, mostrando con su ejemplo la posibilidad de un mundo mejor donde el ser humano sea hermano del ser humano, experiencia que tuvimos la suerte de conocer y vivir y que fraguó en mi alma la esperanza de superar la utopía de un mundo diferente y hacer la utopía sobre la base de la fraternidad entre los pueblos. ¡Loor a los millones de seres humanos que con su ejemplo y su lucha, nos permiten levantar este 7 de noviembre la bandera roja de los obreros y de los oprimidos del mundo!

Textos consultados: V. I. Lenin, “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”. Obras Escogidas, Tomo III, Moscú: Editorial Progreso, 1961. V. I. Lenin. “Carta a los obreros norteamericanos”. Obras Escogidas, Tomo III, Moscú: Editorial Progreso, 1961. Louis Althusser, Jorge Semprún, Michel Simón y Michel Verret. Sobre Marxismo y Humanismo. Traducción de Martha Harnecker. México: Editorial Siglo XXI, 1998. C Marx, F. Engels. Obras Escogidas, Moscú: Editorial Progreso., 1969.

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A 100 años de vida revolucionaria ideológica de la Revolución de Octubre54 One hundred years of revolutionary ideological life of the October revolution Félix Casas55 Dedicado al pueblo heroico de Cuba no solo por el triunfo de su revolución sino por sostenerla, defenderla con dignidad y fiereza, en el enfrentamiento armado e ideológico, contra el imperialismo y, apoyar en la lucha revolucionaria, a casi todos los pueblos del mundo.

Resumen:

Se analiza cómo la Revolución de Octubre encarnó la teoría y la práctica del marxismo que es, en esencia para el autor, Ponencia presentada en el “Seminario 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la UASD, 7 de noviembre 2017. 55 Félix Casas. Doctor en Medicina y postgrados en Neurología y Medicina Tradicional China; Universidad Patricio Lumumba, Instituto de Medicina China de Moscú. Certificación en Neurología Infantil, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El Dr. Casas es Board Certified Naturopathic Physician en el American Naturopathic Medical Certification & Accreditation Board, Inc. Nevada, USA.Es autor, entre otros, del libro Ensayo de Auriculoterapia. 54

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el ideal de humanización del mundo. Se valora el liderazgo visionario de Lenin y su advertencia de evitar que Josiev Stalin tomara el poder, porque sería la dictadura de un hombre sobre el partido y del partido contra el pueblo, tal cual pasó, fosilizando con ello el socialismo. Sin embargo, se considera la Revolución bolchevique como una fuerza transformadora viva que está presente en el pensamiento de los comunistas de hoy, y que estos deben retomar la lucha armada para logara la justicia social, ya que es el único lenguaje que entiende el imperialismo. Palabras claves: Revolución, Bolchevismo, comunismo, idealismo, humanismo. Summary: This article analyzes how the October Revolution incarnated the Marxism´s theory and practice, which is in essence for the author, the ideal of the world´s humanization. Lenin´s visionary leadership and his warning to prevent Josiev Stalin from taking power is valued because it would be the dictatorship of a man over the party and the party against the people as it happened, fossilizing socialism with it. However, the Bolshevik Revolution is considered as a living transformative force that is present in today’s communists´ thoughts, and that they must resume the armed struggle to achieve social justice since it is the only language understood by imperialism. Keywords: Revolution, Bolshevism, Communism, Idealism, Humanism.

En Octubre del 1917 un gran volcán erupcionó lava ardiente de profundas transformaciones ideológicas, sociales y económicas, esa fue la Gran Revolución de Octubre Rusa. La lava se extendió por todo el mundo y quemó, calcinó las entrañas del sistema capitalista, el cual nunca volvería a ser igual. La Revolución de Octubre encarnó la teoría y la práctica del marxismo, es la idea universal de humanización del mundo, la negación radical de la explotación, el sueño comunista más anhelado ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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hecho realidad, una poesía escrita con tinta de sangre y música de fusiles. Esto se logró con una ideología comunista, una organización de cuadros revolucionarios y la acción de las armas para enfrenta al ejército enemigo. A la Revolución de Octubre debemos verla y vivirla como un proceso de lucha revolucionaria constante, con vigencia actual, es nuestro testimonio comunista a toda la humanidad, nuestra reafirmación y compromiso de acabar con la propiedad privada, la explotación de los seres humanos y la naturaleza, esto es una forma revolucionaria de celebración centenaria. Son cien años de lucha comunista que tenemos que continuar, como lo estamos haciendo en todos los continentes, como nuestros hermanos cubanos, con más logros que errores. E incluso, presencia de los principios de la revolución de octubre, aun en el socialismo, tienen que persistir, por el principio injusto de “a cada cual según su trabajo”. La revolución cubana, aun dentro de sus grandes dificultades por la agresión imperialista, es portadora natural de los principios de la Revolución de Octubre. Nuestra solidaridad hacia ellos debe ser casi incondicional, con acciones prácticas que la fortalezcan cada día. El socialismo cubano es la punta de lanza contra el imperialismo en todos los frentes de lucha. Considero que no debemos celebrar el centenario de la Revolución de Octubre como un certificado de muerte de algo que fue, que sucedió en el pasado, fosilizado para los estudios de arqueólogos e historiadores; no es nada contemplativo tampoco. La Revolución de Octubre es una fuerza transformadora viva, hoy presente en el pensamiento comunista, es el espíritu de los comunistas, la sepulturera del sistema capitalista, oprobioso e inhumano. Cien años de este acontecimiento épico comunista solo nos enseña que hemos llegados a la madurez de la lucha revolucionaria, que somos invencibles, persistentes, abnegados, que somos portadores de la verdad de los principios humanos más valiosos, “a cada cual, según sus necesidades”, sin propiedad privada ni explotación; cuando lo logremos, es entonces cuando ya no tendremos que luchar por los ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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principios y anhelos de la gloriosa Revolución de Octubre. Es así, cuando se convertirá en un libro de historia donde estará plasmado el heroísmo y humanidad de nuestros hermanos comunistas de ayer y hoy que entregaron sus vidas a la idea más pura de todos los seres humanos sobre la tierra. La Revolución de Octubre estará presente en la humanidad hasta el último día del último ser humano explotado, y ese día desaparecerá la lucha ideológica de clases de la cual es portadora. Para llevar a cabo este magno evento, mucho tuvo que ver la sabiduría de Lenin, la cual se consumó en tres certeras decisiones que cambiaron la geopolítica del mundo: a) El descubrimiento del desarrollo desigual del capitalismo, donde se creaba el eslabón débil y se daban las condiciones para el surgimiento de una revolución socialista en los países con clase obrera débil en comparación con los países desarrollados como Alemania, Inglaterra y Francia. Esto fue un gran aporte a la teoría y práctica marxista, creó una gran esperanza en los países pobres y subdesarrollados por mucho tiempo colonizados y explotados por los imperialistas. b) Escogió el día exacto del comienzo de la Gran Revolución de Octubre, y, c) Sus puntuales recomendaciones al comité central del PCUS para que su sucesor natural fuera el compañero León Trotsky, destacando sus dotes revolucionarias de dirigente comunista y gran estratega intelectual. Así se habría evitado que el compañero Josiev Stalin tomara el poder, porque sería la dictadura de un hombre sobre el partido y la dictadura de un partido sobre un pueblo, escrito en los “Paslienie Titrayie” (Los últimos cuadernos). Esta última propuesta de Lenin se cumplió con el tiempo, y tuvieron consecuencias funestas para el futuro de la URSS y todo el bloque socialista. La Gran Revolución de Octubre se fosilizó en un socialismo estatal burocrático con características imperialistas colonialistas e ideológicas castrantes. Más, sin embargo, si nos ubicamos en el momento histórico en el cual se desarrolló la Revolución de Octubre, podríamos ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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valorar mejor la lucha titánica que tuvieron que enfrentar estos súper seres humanos (hombres y mujeres) para hacer realidad el socialismo, una experiencia totalmente desconocida en ese momento, con cero experiencia en la práctica. También el asedio de todos los países capitalistas más poderosos contra el naciente estado socialista. Estos factores adversos se convirtieron no solamente en problemas que forzaban a la gente a reinventar lo ya hecho hacía muchos años, sino que los sometió a una lucha por la sobrevivencia cotidiana, tanto física como emocional y espiritual, debido a la resistencia interna saboteadora dirigida por la iglesia ortodoxa rusa, los terratenientes (Kulak), los grupos oligarcas y la burguesía incipiente. En la II Guerra Mundial hubo una pérdida de 25 millones de rusos y aguerridos comunistas de otros países que luego formarían el bloque socialista; después de costo tan alto sería una mezquindad inhumana no honrar los heroicos comunistas que nos antecedieron. Otra cosa es asimilar de forma crítica los aciertos y desaciertos de esta monumental obra humana. La Revolución de Octubre, aparte de ser una creación rusa, es una identidad rusa; sería muy difícil hablar de ese pueblo omitiendo la Revolución de Octubre. Esto significa que a pesar de los cambios de atraso ideológico en que hoy está sometida, por la contra revolución de carácter oportunista y mafiosa, se ha convertido en algo que no es “chicha ni limoná”, ha cambiado la ideología comunista por relaciones económicas explotadoras y manipuladoras, aliándose a los sectores o países que más le convengan en su afán geopolítico y vocación imperialista. De todas maneras, cada ruso es portador natural del “virus” de esta revolución. Esto es así porque esa tierra fue fertilizada para siempre con la sangre viva, el sacrificio y sueños de los comunistas. Además, fue construida por la ideología de un pueblo que hizo de la revolución algo cotidiano y que escribieron con sus vidas el futuro real de la humanidad; es imposible aplastar históricamente a Lenin, a Trotsky y a tantos otros compañeros inolvidables. La humanidad entera cargará para siempre, en su ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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lomo ideológico, la primera esperanza de un mundo sin explotación, esa realidad tampoco puede ser aplastada ni olvidada. Los pueblos de hoy, sus jóvenes, tendrán que regresar tarde o temprano a la lucha por los principios ideológicos que creó en su desarrollo la Gran Revolución de Octubre. Este encuentro de hoy entre nosotros, en tierra dominicana, que se da a miles de kilómetros de Leningrado, es consecuencia directa de ese acontecimiento glorioso. Yo también me considero, en parte, una manifestación viva de ese proceso de octubre. Llevo en mi corazón, mi ideología y mi vida, los valores humanos y revolucionarios hasta el último día de mi existencia. En el caso de nosotros, los egresados de los países socialistas, los obreros y campesinos trabajaron para darnos la oportunidad de estudiar en las mejores condiciones que ellos nos podían proporcionar en ese momento. Un acto de internacionalismo proletario que rayaba en el sacrificio solidario. El Partido Comunista Dominicano (PCD) hizo esfuerzos extraordinarios para aumentar el número de becas, con la esperanza puesta en nosotros; seríamos parte de la vanguardia revolucionaria que contribuiría en la lucha por la liberación de nuestro país. Se supone seríamos un nuevo modelo de profesionales que educaríamos jóvenes que luego continuarían la obra revolucionaria. Pero la realidad es que la mayoría de los egresados enfocaron todos sus esfuerzos en sus proyectos personales, e incluso, ingresaron a las filas de los partidos corruptos y depredadores de la riqueza de nuestro país. Se han tornado irrespectuosos de la lucha revolucionaria, considerando que el marxismo pasó a la historia, aunque hoy más que nunca el imperialismo es más barbárico y criminal. Esto suena pesado, pero alguien lo tiene que denunciar y yo asumo la responsabilidad de hacerlo. Otros han hecho una gran labor en el plano académico, en las universidades y otros centros de educación. También es preciso tomar en cuenta que la discriminación, descrédito y bloqueo por los gobiernos dominicanos, frustró el alma y la condición mental de muchos egresados, abrumado por la lucha de la ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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sobrevivencia cotidiana, que muchos hasta hoy han quedados marcados. Pero, aun así, entiendo que podemos reflexionar e integrarnos a la lucha revolucionaria; así que, desde esta celebración viva, hago un llamado a todos los egresados de los países socialistas a enfrentar al imperialismo donde quiera que estén, es la mejor forma de honrar y celebrar la Gloriosa Revolución de Octubre. La primera generación que comenzó a construir el socialismo ruso fueron personas que nacieron y se educaron en el sistema capitalista, nacieron dentro de sus entrañas, con deficiencias y vicios producto de sus vivencias personales. Ser comunista en un sistema capitalista no es la misma experiencia que ser comunista y constructor de un sistema socialista. En gran parte los rusos tuvieron que mantener el mismo modelo del sistema de producción capitalista, tanto en las fábricas como en el campo, lo cual, por supuesto, creó deformaciones en la relación de producción con consecuencias de deformaciones ideológicas de consciencia de clase y daños ecológicos nefastos. En realidad, el planteamiento original del marxismo es la destrucción completa del sistema capitalista y sobre sus cenizas y escombros construir la nueva sociedad socialista, suena fuerte o descabellado, pero es que el modelo capitalista de producción es antihumano, anti-vida y anti-naturaleza por su forma explotadora y depredadora. Todas las revoluciones y movimientos revolucionarios después del 1917 tuvieron influencias de la Revolución de Octubre, en grado alguno fueron inspiradas por ella, hijas a distancias de Octubre. Pero también hay que enfatizar que todas fueron apoyadas en todos los aspectos por Moscú, a través del sacrificio del internacionalismo proletario. En estos cien años, es verdad que en la historia ha habido grandes cambios y no para bien de la población mundial oprimida. Las profecías de Rosa Luxemburgo y Antonio Gramsci se han cumplido, mientras más se desarrolle el capitalismo en su fase imperialista monopolista, será más barbárico y controlará todos los medios ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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de información para manipular al mundo. Han creado un caos mundial donde ellos sacan los mejores beneficios, sobre todo en la industria de los recursos naturales: petróleo, oro, plata, cobre, bauxita, litio (Bolivia, Chile y Argentina) y ahora se le agrega Colombia en la región oriental (Boyacá), donde el frente oriental de la FARC-EP, controlaba la región. Todo el saqueo imperialista lo ha realizado con operaciones militares, sembrando la muerte y desolación, sembrando bases militares en todo el mundo. Todas las conquistas revolucionarias se han logrado con las armas, con un enorme costo de sacrificios. En esta situación todavía hay gente que está proponiendo diálogo con la oligarquía, con la burguesía, con militares mafiosos y políticos corruptos criminales. Hay otros que se proponen revivir una democracia podrida, enclenque, un zafacón de basura humana irreciclable, dañino para la ecología humana y todo el universo. Estamos viviendo la podredumbre de los días finales del capitalismo y esto es una exageración para los que consideran que el capitalismo imperialista será eterno. Vietnam, Cuba, Irán, Corea del Norte, Venezuela, la FARC y la Revolución de Octubre, el legado que nos dejaron es que al imperialismo hay que enfrentarlo con las armas, sin cederle “ni un tantito así”, Che. Pero también “tenemos que ser soñadores para hacer lo imposible”, Che. No tenemos que hacer alianza con la contrarrevolución, ni con los demócratas de manitas finas, ni con legalistas burgueses. Regresar a la lucha armada es honrar la Gloriosa Revolución de Octubre, es el único lenguaje que entienden los imperialistas y la resistencia reaccionaria de nuestro país. Es verdad que estamos repitiendo parte del discurso del pasado, pero es mucho más relevante y cierto que también tenemos los mismos problemas del pasado, pero mucho más graves y a estos se le suman la escalada y crueldad de las agresiones imperialistas que son más criminales, sangrientas y oprobiosas que jamás haya experimentado la humanidad. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En este escenario, sectores supuestamente progresistas y a veces hasta comunistas, proponen sentarse a dialogar con los bandidos ladrones pseudopolíticos, tomar el camino legal electorero, respetar y regirse dentro del marco de las leyes burguesas y presionar al gobierno e imperialismo que cumplan y respeten las leyes que ellos mismos crearon para manipular y oprimir al pueblo. Muchos de los valores de la Revolución de Octubre hoy día continúan teniendo más vigencia que nunca, y la lucha armada es una de ellas. No puede haber pacto con los explotadores y los movimientos que se identifican con ellos. ¡Las armas para el pueblo, patria o muerte, venceremos!

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ECOS Órgano del Instituto de Historia de la UASD Año XXV, Vol. 1, No. 15 Enero-junio de 2018

Centenario de la Revolución Bolchevique: su impacto y balance56 Centenary of the Bolshevik Revolution: its impact and balance César Pérez57

Resumen:

En el presente escrito se afirma que la revolución de octubre constituyó la más intensa y expandida esperanza de transformación del mundo bajo el signo de la libertad, la igualdad y la fraternidad respecto a todos los procesos de cambio en ese y todos los siglos anteriores de la historia. Del impacto el analista pasa a describir los supuestos básicos del socialismo, y con visión crítica se detiene en las Ponencia presentada en el “Seminario 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la UASD, 7 de noviembre 2017. 57 César Pérez Núñez. Sociólogo, egresado de la Universitá della Sapienza, Roma, Italia. Especialista en los temas municipalidad y urbanismo, sobre los cuales ha realizado diversas investigaciones. Ex director del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD. Fue miembro del Comité Ejecutivo del Partido Comunista Dominicano, PCD. Ha publicado varios libros, además de centenares de artículos, ensayos y ponencias en medios nacionales e internacionales 56

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características del modelo de socialismo instalado. En su balance concluye en que, a pesar de las grandes purgas y la brutal represión, esta revolución transformó a Rusia, convirtiéndola en la segunda potencia mundial. Destaca cómo las ideas emancipadoras del socialismo impactaron en varios países del llamado tercer mundo. Sostiene que, sin embargo, vencida en su guerra económica con el capitalismo, se enrumbó hacia la involución y el trágico colapso, arrastrando con ello al movimiento comunista hacia la completa desorientación y la pérdida de su identidad. Palabras claves: Revolución, socialismo, capitalismo, bolchevismo, balance. Summary: The Bolshevik Revolution was the most important event of the twentieth century. It radically transformed Russia and the other nations that made up the Great Russian Empire. Lenin and Trotsky, together with a plethora of revolutionary intellectuals and leaders of the workers’ movement, led the process of seizing power. Under extremely adverse conditions, they consolidated the Revolution, giving practical solution to many crucial and unpublished problems they faced, which from circumstantial situations, were elevated to the category of theories that became the ideas/guides of a large part of the communist movement to this day. With Stalin´s triumph and his group, the idea of socialism was imposed in one country, establishing a socialist model based on the dictatorship of the single party. The USSR was decisive in the defeat of Nazism, consolidating itself as a great power and with great conquests for its population. It lost the economic battle with capitalism, collapsing tragically. Keywords: Revolution, Socialism, Capitalism, Bolshevism, Balance.

Su impacto inicial Es generalizada la afirmación de que la Revolución Bolchevique fue el acontecimiento más importante del Siglo XX, de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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un siglo en el que hubo dos guerras mundiales, transformaciones sociales, tecnológicas y científicas como en ningún otro siglo de la historia de la humanidad. Esa revolución constituyó la más intensa y expandida esperanza de transformación del mundo bajo el signo de la libertad, la igualdad y la fraternidad de todos los procesos de cambios en ese y todos los siglos anteriores de la historia. Fue la revolución que mayor cantidad de seres humanos vivieron su embrujo, donde la mayor diversidad de identidades nacionales y países se vieron envueltos y la que con mayor pasión fue defendida por intelectuales, científicos y colectividades en todo el mundo, durante sus primeros 40 años de existencia. Eric Hobsbawm, en su Historia del Siglo XX, cita el sorprendente resultado de una encuesta Gallup en los Estados Unidos en 1939, en que a la pregunta sobre a quién quería que surgiese como vencedor entre Alemania y la URSS, un 83% respondió que favorecía a esta última. La humanidad vivía entonces el embrujo de la Revolución Bolchevique que se proponía liberar el mundo como lo predicaron sus principales líderes, Lenin y Trotski, que creían que esta era sólo la antesala de la revolución mundial. Trotski escribió varios textos explicando las razones de la necesidad de esa revolución mundial para poder consolidar la bolchevique. En tal sentido, esa idea involucró a todo el movimiento revolucionario del mundo y contó con el apoyo entusiasta de lo más granado de la intelectualidad de la época. La ilusión de una redención de la humanidad en que se envolvió la Revolución Bolchevique no fue algo exclusivo de ese proceso, los grandes momentos revolucionarios anteriores y posteriores a ella en diversos países se plantearon objetivos liberadores que se justificaban en un ideal redentor que impulsaban a las masas a apoyar esos procesos de cambios. Pero, como todo proceso de transformación, la tensión entre la continuidad de elementos básicos en que descansaban el antiguo orden y los elementos en que se basarían en un nuevo cambio tendían a constituirse en el trasfondo de una sorda discusión ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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entre los principales dirigentes de la revolución. Esa tensión se reflejó en las discusiones en torno al carácter de la revolución, las medidas económicas, la institucionalización, la organización del Estado y del partido, los organismos de seguridad y la revolución mundial. La pronta inhabilitación de Lenin a causa del atentado contra él cometido por una extremista de izquierda y su relativamente prematura muerte determinaron que las discusiones se centraran básicamente entre las facciones encabezadas por Stalin y Trotski, dos personalidades diametralmente opuestas. Este último era el más brillante intelectual del partido, el de mayor rigor y el más visionario sobre los alcances y posibilidades de consolidación y proyección de la Revolución en el mundo. Pero fueron sus grandes luces lo que lo cegaron, las que le dieron ese aire de superioridad que tuvo sobre sus adversarios, que determinó su subvaloración entre su incuestionable talento y la capacidad de perversidad de Stalin. En la lucha entre ambos en torno a concepciones claves sobre las proyecciones y carácter de la Revolución, Trotski salió derrotado, triunfando la idea del socialismo centralizado, de partido único, negador de las más elementales libertades en el plano de la producción de la ciencia, la tecnología, el arte, la cultura y del pensamiento intelectual. Con el triunfo de Stalin se impuso la idea del socialismo en un solo país, idea que en su momento fue acremente combatida por el mismo Lenin. Surgió entonces la incapacidad del modelo para dar respuesta a las más elementales demandas de bienes y servicios de la población, la pérdida de la batalla económica con un capitalismo que luego de la segunda guerra mundial logró los más altos niveles de producción y de transformación social jamás logrados por ese sistema, elevando el nivel de vida de vastos sectores de la población de esos países a niveles altamente significativos. Esos hechos, a la postre, contribuyeron al derrumbe del socialismo soviético. Sin embargo, la revolución logró profundas transformaciones en el orden científico/técnico y de todo el sistema productivo. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Con ellos se logró la incorporación de la gente al consumo, lo que les permitió vencer la embestidla de nazismo durante la segunda guerra mundial y así salvar no sólo la revolución, sino, paradójicamente, salvar el sistema capitalista mundial. Dice Hobsbawm que: “solo la alianza –insólita y temporal– del capitalismo liberal y el comunismo (…) permitió salvar la democracia”. La derrota de la Alemania de Hitler fue esencialmente obra del Ejército Rojo. De los 72.5 millones de muertos durante la segunda guerra mundial, se calcula que 26.5 fueron de la URSS, quizás ese haya sido la mayor contribución de la revolución de octubre para salvar la humanidad de un holocausto que se inició con la limpieza étnica contra un pueblo y que pudo haberse expandido a todo el mundo.

La Revolución y los supuestos básicos del socialismo 1. El fin ineluctable del capitalismo altamente desarrollado, al no poder superar la contradicción que supone el carácter cada vez más social de su producción y la concentración de la propiedad de esa producción en pocas manos. 2. La clase trabajadora, productora de esa riqueza social, se apropiaría de la misma organizándose como clase revolucionaria en un partido como instrumento fundamental no solo para lograr su emancipación como clase, sino para emancipar toda la humanidad. Ese carácter histórico o ineluctable del socialismo presenta varios problemas teóricos que se han demostrado fallidos o insuficientes. En el caso la Revoluciona Bolchevique el primer problema, posiblemente, reside en que esta surgió en medio de la primera guerra mundial, en la cual muchos miembros de la clase obrera rusa, de por sí relativamente poco numerosa, murieron en el frente. Otra parte importante murió defendiendo la revolución contra la contrarrevolución armada; y otra 1921 al 1922. Fue tal el impacto de esa hambruna y la guerra civil que, ciudades como Leningrado y Moscú, perdieron el 57.5% ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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y el 44.5%, respectivamente, de su población. En tal sentido, el sujeto histórico del socialismo: la clase obrera, antes y durante la revolución, tuvo un peso significativamente limitado. Esa limitación de la clase obrera, en términos numéricos, unido al limitado desarrollo de la tradición democrática en Rusia, determinaron que durante su inicio y consolidación la revolución se apoyase básicamente en organizaciones de la clase obrera, como los sindicatos, férreamente controladas por el partido. El otro sujeto de la Revolución, el campesinado, siempre desconfió del ideal comunista, por lo cual fue un sujeto problemático. En tal sentido, durante el proceso revolucionario, la dirección efectiva de la estructura productiva fundamentalmente industrial recayó en los cuadros del antiguo régimen y, en el aspecto relativo al control real del poder coercitivo, el Estado Mayor del ejército recién creado por Trotski fue integrado básicamente por oficiales del ejército zarista. Sectores del campesinado se “proclamaban bolcheviques, pero no comunistas, porque los comunistas no permiten la propiedad individual”, un dicho que según E. H. Carr, en una ocasión se le oyó repetir a Lenin. Un campesinado con esa confusión identitaria y una clase obrera sometida al rigor del sistema de producción intensivo y estresante llamado comunismo de guerra, cansada y casi diezmada por las guerras, no podía jugar el rol que en el supuesto marxista debía jugar como sujeto central de la revolución. Por tal razón, entre otras, fue sustituida por el partido, el cual en los primeros diez años cayó en manos de Stalin, que eliminó física y moralmente todo tipo de disidencia, entronizando un modelo de socialismo que terminó trágicamente, como lo predijeron los más brillantes dirigentes comunistas rusos y de Europa, entre los que se destacaron Trotski y Rosa Luxemburgo, del Partido Socialdemócrata (comunista) alemán. Las organizaciones de los trabajadores sufrieron la militarización del trabajo, no sin que produjeran fuertes voces críticas, que fueron acalladas por los órganos de represión encabezados por ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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la Checa, una temible policía secreta dirigida por Félix Dzerzhinski, bajo el amparo de la dirección del Partido Bolchevique. Fue algo que se hizo como medida excepcional y coyuntural para combatir la contrarrevolución armada apoyada por las potencias extranjeras. La Checa se transformó en un aparato de coerción institucionalizado para combatir la disidencia interna, sin importar signos ideológicos, grupo o clase social ni personas. Tanto Lenin como Trotski defendieron los desmanes de la Checa, bajo la premisa de que al terror blanco (de la contrarrevolución menchevique) había que responder con el terror rojo. En medio de una guerra contrarrevolucionaria podía entenderse esas acciones coyunturales; lo que resulta inaceptable es que estas se convirtieran en principios.

El modelo de socialismo instalado El socialismo soviético se inició en un país de 22 millones de km2, con una producción industrial concentrada sólo en dos ciudades. El atraso de su estructura productiva con relación a la generalidad de los países europeos era enorme, por lo cual era necesario crear una estructura productiva para dar respuesta a las demandas de bienes y servicios de una población hambrienta, de una sociedad vapuleada por guerras y desastres naturales y para lograrlo los recursos materiales y humanos eran limitados. Las medidas heroicas del comunismo de guerra, para sostener un proceso revolucionario, se entendían coyunturales y que terminarían con el estallido revolucionario en la Europa. Pero ese estallido, que era una esperanza de los principales dirigentes de la Revolución, nunca llegó y lejos de eso, en el movimiento revolucionario europeo comenzó un proceso de estancamiento, por lo cual esas medidas entendidas como coyunturales fueron convertidas en principios, en teorías legitimadoras de la Revolución y como injertos al cuerpo teórico del marxismo, pero que nunca pudieron reproducirse como parte que se corresponda con lo que podría llamarse su yema originaria. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Uno de esos injertos fue la concepción de Lenin de la dictadura del proletariado, desarrollada al calor de la Revolución Bolchevique, para el cual “la dictadura de la clase obrera la lleva a efecto el partido bolchevique, el cual, desde el 1905 o antes forma un todo con el proletariado revolucionario”, un principio teórico dictado por las circunstancias que le era ajeno al marxismo y repudiado por la Luxemburgo y Trotski, entre otros dirigentes revolucionarios. Este último decía que la dictadura del partido se expresaba como dictadura de su comité central y, en última instancia, de su secretario general. Sobre la base de esa concepción, los soviets de fábricas y los sindicatos fueron subordinados a los dictados del partido; los derechos políticos fundamentales de esas instituciones y de toda la sociedad estaban limitados a unos “intereses generales” de la revolución que custodiaba el partido. La consecuencia fue: el haber suprimido toda forma de organización política, entronizado el partido único, y no solo el partido único, sino la supresión de las tendencias en su seno, la prohibición de la libertad sindical y el derecho a huelga de los trabajadores; la forma en que se concibió el tema de la dictadura del proletariado, la supresión de la libertad de creación y producción en los planos de la cultura, el arte, lo científico y lo cultural. Lo mismo se percibe en la eliminación de la separación de las esferas públicas y privadas, que fueron grandes conquista de la humanidad, subordinando la sociedad civil a los intereses del Estado, vale decir al partido, entre privaciones de libertad que en sus inicios impuso una dirección revolucionaria que en una atmosfera de guerra civil las condujo hacia el ejercicio de un poder que fue implacable contra sectores enemigos de esa revolución, y que terminó ejerciéndose contra diversos sectores que apoyaban la revolución El marxismo carecía de una sistemática teoría de la política del partido y, sobre todo, de una teoría del socialismo como nueva sociedad. En torno a estas cuestiones existían enunciados generales sobre el proceso de transformación del capitalismo ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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que lo conduciría hacia su destrucción, pero carecían de una sistemática teoría sobre la sociedad que le sucedería, y sobre el papel de las instituciones sociales y políticas en que esta descansaría. En tal sentido, en la solución a los problemas prácticos que encontraron los dirigentes bolcheviques al inicio de la revolución, se evidenciaron los límites de los supuestos teóricos del marxismo. En tal sentido, la solución práctica a muchos problemas cruciales e inéditos que enfrentó la Revolución Bolchevique en su convulso inicio fueron elevadas a categoría de teorías, que desafortunadamente se constituyeron en las ideas guías de un significativo segmento de la militancia comunista hasta el día de hoy. El resultado fue que esas soluciones prácticas a problemas concretos que en sus inicios enfrentó la revolución fueron elevados a principios teóricos injertados a la teoría marxista, que le sirvieron de base al grupo de Stalin para justificar la represión y supresión física de la generalidad de sus oponentes, se convirtieron en una especie de dogmas que repitieron y aun repiten quizás la mayoría de las diversas corrientes del movimiento comunista y son las bases de los regímenes que se reclaman socialista aun existentes. Es posible que esa sea la mayor tara que ha tenido el movimiento revolucionario hasta el día de hoy. Esa tara le ha impedido valorar correctamente el la dimensión de la democracia como escenario fundamental para impulsar procesos de transformación social que permitan conquistas sustantivas a los diversos sectores sociales, fundamentalmente a los pobres. “No hay nada más práctico que una buena teoría”, esta suerte de aforismo que se le atribuye a James Clerk Maxwell constituye una valoración positiva del significado de la teoría en tanto guía para la acción. La inexistencia en el marxismo de una teoría sobre el socialismo y sobre los problemas que, en la época de la Revolución Bolchevique, iniciada en contexto universal y particularmente local de limitado desarrollo de la democracia política, hicieron de una mala práctica de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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los dirigentes de esa Revolución, una aberrante teoría. Lo peor es que en los partidos y movimientos que todavía hoy se reclaman revolucionarios y que son los de mayor relevancia en términos de presencia y número en sus países, muchos de esos conceptos, sobre todo el de dictadura del proletariado, lo mantienen en completo desuso, no plantean una discusión sobre dichos conceptos. Es posible que no hayan formalizado ese desuso porque no tienen ninguna otra propuesta articulada de sociedad, y porque al hacerlo estarían enfrentado a regímenes que se dicen socialistas y que se mantienen sobre la base de unos supuestos teóricos que surgieron para justificar una solución práctica a situaciones no previstas por el marxismo, independientemente que el mismo no tenía por qué preverlas pues las concepciones teóricas en el campo de las ciencias sociales no constituyen taumaturgias o magias para prever y resolver problemas, sino guías para aproximarnos a la esencia de los procesos y poder incidir positivamente en los mismos. Desafortunadamente, el movimiento comunista no ha sido capaz de sacudirse de muchos dogmas creados al calor de una revolución surgida, consolidada y mantenidas en condiciones históricas en extremo difíciles. Podría decirse que en el contexto de asedio internacional y de una lucha contra sus enemigos internos, que se desarrollaba en el plano militar en que se desenvolvía la revolución, parecen aberraciones en el contexto del presente. Pero en el contexto de lucha por su sobrevivencia difícilmente podría afirmarse que no eran ineludibles. Sea, del partido, sirvieron como justificación teórica a Stalin para su bestial ataque a la libertad sindical y para el ahogamiento a toda disidencia. Para fines prácticos, la limitación del derecho a la libertad sindical se justificaba con el principio teórico de que los obreros no podían hacer huelga contra ellos mismos, contra su Estado, algo compartido por los máximos dirigentes de la Revolución, incluyendo a Trotsky. Parecería una paradoja, pero las concepciones de este ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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sobre la necesidad de la disciplina laboral para desarrollar la producción, que terminó con la militarización del trabajo y la absoluta subordinación de los sindicatos a los requerimientos del Estado, sirvieron de justificación a la despiadada y hasta criminal estructura represiva del estalinismo. Fue una de las formas que encontraron para impulsar un proceso productivo semi destruido, por la guerra civil y los desastres naturales con consecuencias desastrosas desde el punto de vista político. La incapacidad de la dirección revolucionaria para crear un aparato productivo con posibilidades de satisfacer las demandas de la población los obligó a diseñar la llamada Nueva Política Económica, NEP, la cual se proponía rectificar los errores del llamado comunismo de guerra, y que consistió en: la colectivización forzada para desarrollar el campo, la centralización excesiva de la producción industrial en grandes unidades productivas, el igualitarismo en términos salariales, el abandono a principios de la comercialización y énfasis en pago en especie, etc. Con la NEP se introducía el capitalismo de Estado, se introdujo una relativa liberalización de la economía y se hicieron concesiones al campesinado para incentivar la producción, pero manteniendo el férreo control del partido sobre la organización del trabajo y del proceso productivo. La liberación económica producida por la NEP produjo un incremento de los precios, agudizó la tendencia individualista del campesinado, la industria pesada mantuvo su relativo estancamiento y eso se traducía en desempleos. La NEP también hizo más complejo el tema de las clases y grupos sociales, se reforzaron sectores de los grandes propietarios del cambio y del sector privado en las ciudades y se redujo el peso específico de la clase obrera en varias instituciones del Estado. Al final, la NEP produjo una evidente recuperación económica, pero también provocó encendidos debates a favor y en contra de ella. Finalmente, los hombres de la NEP: los grandes propietarios del campo y la ciudad, fueron purgados, terminando esa experiencia a finales de los años 20. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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La vuelta a la represión en el ámbito de la economía se conjugó con la supresión de las tendencias en el partido y la entronización del poder absoluto de Stalin y su camarilla, iniciándose las purgas y los procesos contra todo aquel que podía vincularse con Trotsky. Este fue confinado en la Siberia, mandado al exilio en Turquía, luego en Francia y otros países europeos; finalmente en México, donde por orden de Stalin un agente de la KGB lo asesinó. Las purgas no se detuvieron con los llamados trotskistas, sino contra todo tipo disidencia, contra artistas, intelectuales, internacionalista, etc. Esa purga no se limitó a la URSS, sino que se llevó a cabo en el seno de varios partidos comunistas y socialistas en todo el mundo, lastrando el movimiento comunista de manera irremediable. En 1934 se llevó a efecto el XII Congreso del partido. De los 139 miembros del Comité Central elegidos en ese evento, el 70% de ellos fueron arrestados y fusilados; en el 1937-38 Stalin produjo las grandes purgas y juicios sumarios, en las que fueron ejecutados los principales dirigentes de la revolución. Zinóviev, Kaménev, Bujarin, Tujachevski, héroe de la guerra contra los mencheviques, Smirnov, varios se suicidaron, como Tomski, el principal dirigente de los sindicatos soviéticos, y Kirov, uno de los más respetados dirigentes, fue desaparecido. En 1940, como señalara anteriormente, Trotski fue asesinado en México por un agente de la KGB. Con la muerte de Stalin en 1953, sube al poder una troika, de la que formaba parte Nikita Khrushchev, alzándose este con todo el poder. Kruschev organizó el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, PCUS durante el cual hizo la denuncia de esos crímenes de Stalin. Se produjo una enorme conmoción no solo en la USS, sino en todo el movimiento comunista, en todos los países socialistas, sobre todo en el llamado bloque soviético, y también en todo el movimiento comunista a nivel mundial. El XX Congreso del PCUS significó el predominio del grupo de Khrushchev sobre el círculo de Stalin que controlaba la KGB y la llamada Nomenklatura: la burocracia del partido/Estado. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Fue un ajuste de cuenta entre dos facciones que, a pesar de no ser exactamente iguales, ninguna estaba en grado de superar las bases en que descansó el modelo, echadas durante la turbulenta primera década de la revolución. Tampoco la posterior defenestración de Khrushchev de parte del grupo de Brezhnev produjo cambios significativos, porque no tenía un modelo alternativo, como tampoco lo tenía el grueso del movimiento comunista, porque se mantenía repitiendo los dogmas del modelo socialista estalinista. Khrushchev y su grupo aplastaron con sus tanques el intento de renovación del modelo de socialismo soviético en Checoeslovaquia, conocido como la primavera de Praga en 1968. La primavera de Praga planteó una alternativa renovadora al modelo soviético desde la perspectiva de la libertad y la democracia política. La posición del movimiento comunista, en general, apoyó la intervención soviética en Checoeslovaquia; pocos partidos la condenaron, siendo los partidos comunistas dominicano, PCD, y mexicano, PCM, los únicos que lo hicieron en la región de América Latina. En el oeste europeo, el Partido Comunista Italiano encabezó condena a ese hecho, y en su proceso de alejamiento del modelo soviético y profundizando los aspectos esenciales del pensamiento de Antonio Gramsci sobre la particularidad de Italia y el capitalismo en occidente. Inmerso en los dogmas que se crearon durante la dictadura estalinista, el movimiento comunista fue incapaz de analizar sus sociedades con criterios propios, fue incapaz de valorar el significado de la democracia política desarrollada en los países capitalistas, las cuales en gran parte fueron conquistas del movimiento obrero, de la intelectualidad marxista, de la lucha de socialistas y comunistas. Gramsci acometió la búsqueda de encontrar la clave para entender la sociedad italiana, planteando que la política es el escenario fundamental para la ampliación de los espacios democráticos, para la inclusión social de diversos sectores y sujetos que han emergido como tales en la sociedad moderna, y que en la lucha política era donde existía la mejor posibilidad para el establecimiento de la hegemonía ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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de los sectores subordinados al capital. Desafortunadamente Gramsci no fue estudiado en gran parte del mundo y es solo en los últimos tiempos que se ha vuelto la vista hacia él. A inicios de los años 70 se inició la corriente eurocomunista, un serio intento de búsqueda de nuevas vías hacia el socialismo desde la perspectiva del pluralismo político y que fuera duramente denostado por diversos sectores del movimiento comunista, entre ellos los alineados a Moscú, a Pekín y los independientes. El modelo socialista soviético se había agotado y, poco o nada podía ofrecer a una clase obrera de los países capitalistas europeos altamente beneficiadas por el Estado de Bienestar instaurado en la post guerra. Esa circunstancia, unida al hecho de que en el occidente europeo solo existían tres partidos realmente grandes: en Italia, Francia y España, posiblemente determinaron el fracaso del eurocomunismo, el cual se desarrollaba en medio del inmovilismo del grupo de Breznev, que sucedió a Kruschev. Con la muerte de Breznev surgió el interregno de dos años 1982-84 de Yuri Antropov, ex jefe de la KGB, pero de mentalidad liberal y de buenas relaciones con el mundo intelectual. Su muerte en 1984 permite el ascenso al poder de Gorbachov, el cual, apoyándose sectores periféricos al partido, sobre todo gente de la intelectualidad, planteó la perestroika o transparencia que proyectaba un modelo socialista basado en principios claves del modelo social demócrata occidental. Con ello rompía las bases del modelo soviético basado en el aparato de terror del partido, aunque queriendo preservar el carácter dirigente del mismo, pero falló en su intento. El modelo estaba irremediablemente condenado a la muerte.

Conclusiones Sin embargo, en el balance de la Revolución Bolchevique, a pesar de las grandes purgas y fusilamientos de entronización de un modelo político/económico basado en la más brutal ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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represión, esta produjo una profunda trasformación de Rusia y las repúblicas que se constituyeron en Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS. Cuando se inició la revolución, en esas naciones el arado era la principal fuerza de tracción en el campo; y en dos décadas se convirtió en la segunda potencia mundial, el desarrollo de la ciencia la llevó a colocar el primer hombre y la primera mujer en la órbita espacial, decenas de millones de seres humanos, antes marginados, accedieron al derecho a la educación, del transporte, la salud, la vivienda el arte y la cultura. El triunfo de la URSS en la segunda guerra mundial, las ideas emancipadoras del socialismo impactaron en varios países del llamado tercer mundo, provocando movimientos de transformación y de independencia nacional en muchos de ellos. Pero, vencida en su guerra económica con el capitalismo, se enrumbó hacia la involución y el trágico colapso, arrastrando con ello al movimiento comunista hacia la completa desorientación y la pérdida de su identidad. Ese movimiento no estuvo en grado de sobrevivir con relativo éxito ese colapso, en gran medida porque, aparte de Italia, en gran media de Francia, España y Chile, este nunca tuvo una sólida inserción en las sociedades que les servían de contexto. En la actualidad, el capitalismo está inmerso en una profunda crisis, su estado de bienestar colapsó, los nacionalismos exacerbados amenazan la unidad de los Estados nación, los temas migratorios, el terrorismo, la devastación de la naturaleza, el incremento de las desigualdades, etc., le dan vigencia a los valores fundamentales que dieron origen a la Revolución Bolchevique: la igualdad de oportunidades, la emancipación de la humanidad, esos valores y el legado de las diversas experiencias de luchas en todo el mundo, constituyen las bases para la lucha por una sociedad basada en los referidos los valores. A pesar del colapso de la URSS y de los países que constituyeron ese bloque, no se puede dejar de pensar en una sociedad que recoja los valores fundamentales en que llevaron a gran parte ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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de la humanidad a apoyar con entusiasmo ese gran asalto al cielo que fue esa revolución. Sin embargo, del balance que se haga de ese enorme y generoso esfuerzo, puede concluirse que ante la insuficiencia de los supuestos básicos del marxismo sobre la vía hacia el socialismo y su construcción y de los dogmas que en nombre de esa corriente se crearon al calor de la instauración del modelo socialista soviético, es necesario construir otros modelos de sociedad y otras vías para alcanzarla, donde se tengan presentes las diversas experiencia de intentos de construcción de sociedades basadas en la igualdad, la libertad y la fraternidad. La Revolución Bolchevique ha sido una de esas experiencias.

Bibliografía Mínima Anderson, Perry, Los fines de la historia, Barcelona: Anagrama, 1992. Carr, E. H, Historia de la Rusia Soviética: El Socialismo en un solo país, Alianza Editorial, 1964. Carr E. H., Einaudi, Roma, 1917. Deutscher, Isaac, I Sindacati Sovietici, Laterza, 1968. Hobsbawm, Eric, Historia del Siglo XX, Barcelona: Crítica, 1997. Hobsbawm, Eric, Cómo cambiar el mundo, Barcelona: Crítica, 1998. Cómo cambiar el mundo. Marx y el marxismo, 1840-2011 - El Cultural www.elcultural.com/revista/letras/Como...el...Marx-y-el-marxismo-1840-2011/29441 Furet, Francois, El pasado de una ilusión, México: Fondo de Cultura, 1990. Trotsky, León, Storia della Rivoluuzione Russa, Verona: Mondadori, 1970.

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El modelo soviético y la cuestión de las nacionalidades58 The Soviet Model and the Issue of Nationalities Dra. Josefina Záiter59

Resumen:

Se presenta una aproximación al estudio de la problemática nacional de cara al modelo soviético de nación. Plantea consideraciones acerca de los conceptos de identidad nacional, nación, nacionalismo y nacionalidades. La significación histórica de la revolución soviética de 1917 se destaca en todo lo que implicó organizar un amplio conjunto de nacionalidades en un nuevo modelo de sociedad.

Ponencia presentada en el “Seminario 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la UASD, 7 de noviembre 2017. 59 Josefina Záiter. Doctora en Psicología, Universidad Complutense de Madrid. Magíster en Psicología Social y Comunitaria, Universidad Autónoma de Santo Domingo. Profesora Titular Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ex-coordinadora área de post grado en psicología, Universidad Autónoma de Santo Domingo. Miembro del Consejo Directivo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Programa República Dominicana. Miembro del Consejo Nacional de Bioética (CONABIO). 58

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Palabras claves: Modelo soviético, Realidad nacional-nación, Nacionalismo, Nacionalidades. Summary: It presents an approach to the study of the national problem facing the Soviet Model of Nation. It raises considerations about the concepts of national identity, nation, nationalism and nationalities. The historical significance of the Soviet Revolution in 1917 stands out in all that involved organizing a broad set of nationalities in a new model of society. Keywords: Soviet model, National-nation reality, Nationalism, Nationalities.

El estudio de la cuestión nacional es de gran interés para las ciencias sociales contemporáneas. Desde el pensamiento marxista Michael Lowy y George Haupt presentan un análisis minucioso acerca del marxismo y la cuestión nacional (Lowy, Michael y Haupt, George. 1982). En el marco de este evento vamos a presentar un intento de aproximación general a esta problemática, la cual reviste una gran complejidad. Procuramos situar nuestras consideraciones en torno a lo que representó el problema de las nacionalidades en el caso de la constitución de la URSS, lo que devino en una organización social que se denomina el modelo soviético. La complejidad del estudio del nacionalismo ruso es puesto de manifiesto al señalarse que: “El estudio del nacionalismo ruso presenta problemas complejos relacionados con la variedad de manifestaciones que ha adoptado a lo largo de la historia. El problema fundamental, tal vez el más interesante, es dilucidar su grado de conexión, y a la vez su contradicción, con el Estado comunista…”60 En nuestro acercamiento al tema es importante hacer referencias a categorías conceptuales de análisis, mediante las Sánchez García, R. 1999, pp. 333-335.

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cuales nos aproximamos al estudio de la cuestión nacional, a saber: identidad nacional, realidad nacional, nacionalismo. En el proceso de los pueblos constituirse en una realidad nacional (una nación), van construyendo su identidad. Los grupos humanos van asumiendo una manera de ser y de estar en sociedad, unas formas de vivir y de convivir, de organizarse y de luchar. El análisis y la compresión de la identidad nacional implican considerar las características de la realidad nacional, en la que ésta se construye a través de la promoción un proyecto de nación. Surge así como las manifestaciones que va asumiendo el nacionalismo, en el marco de las pugnas de los intereses que se contraponen en una sociedad. El concepto de nación requiere tomar en cuenta que en la realidad nacional, en la cual se realizan un conjunto de personas (una población específica) no tan sólo implica relaciones de orden económico, sino que comparten un proceso histórico en el cual se van conformando representaciones ideológicas complejas que se asumen y reproducen. Al considerar la nación como categoría histórico-social se posibilita superar la concepción de la nación limitada a un territorio y a algunas características étnicas. Es importante destacar que en el estudio de una realidad nacional, como categoría histórico- social, se reconoce que en ésta se conjugan elementos objetivos tales como: condiciones históricas, socio-económicas, culturales con elementos subjetivos como: Conciencia nacional, voluntad de vincularse a una comunidad, y el sentimiento nacional. Desde un análisis psicosocial de la problemática nacional se hace posible integrar las dimensiones objetivas y subjetivas; lo cual permite comprender la integración de los individuos a los grupos sociales y su participación en los procesos socio-históricos que construyen y dan vida a un proyecto de nación. La nación es definida, según Henri Tajfel, psicólogo social, como “una categoría social que está determinada por valores ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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sociales y el consenso social, siendo caracterizada por las funciones socio-cognitivas, evolutivas y emocionales, las cuales tienen connotaciones dinámicas y dialécticas”.61 En relación con lo que implica la práctica nacionalista, es preciso, destacar que estas adquieren connotaciones diferentes, dependiendo de la manera en que el concepto de nación se identifique con el concepto de pueblo. En este sentido, en torno a lo nacional se dan dos tendencias ideológicas claramente diferenciadas: posiciones progresistas y posiciones retrógradas. Las posiciones progresistas expresan una identificación entre nación y pueblo, reconociendo que la constitución y mantenimiento de lo nacional, implica y requiere una práctica popular. Se valora y demanda la participación de lo popular y los intereses de los sectores populares. En este sentido, el proyecto de V. I. Lenin, en todo lo que significó el proceso de constitución del modelo soviético de nación, reconoce y destaca el interés del proletariado y de lo popular; lo cual representa un ejemplo de posición progresista. Las posiciones retrógradas o conservadoras no identifican el concepto de nación con los intereses, con la integración y ni con participación popular. Se sustentan en realidades supra populares como serían la raza, “el espíritu del pueblo”, una voluntad histórica; con lo que se coloca la nación por encima del pueblo. Desde las posiciones conservadoras se manipula lo popular, para el interés de los grupos en el poder; no se asumen los intereses populares, ni una auténtica participación popular. La Unión Soviética, en todo lo que representan sus características y su historia, constituye un escenario interesante al considerar sus procesos de nación, los cuales han transcurrido por una larga historia y por diferentes procesos sociales en cuanto a modelo de sociedad. De ser un imperio autocrático, con la preponderancia del zarismo, a través de luchas y de un proceso revolucionario, pasa a ser el primer Estado socialista Záiter, Alba Josefina 2001. Pp. 19-21.

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del mundo, surgido de una revolución, inspirada en el interés del proletariado. La constitución de URSSS y el problema de lo nacional representan una situación compleja, y por demás interesante, si atendemos a las circunstancias siguientes: 1.- La URSS surge del derrocamiento, mediante una revolución inspirada en el marxismo, del Imperio Ruso, un imperio autocrático dirigido por los intereses del Zar. En un territorio vastísimo, en el cual convergen realidades diversas en cuanto a condiciones de vida, tradiciones culturales, lengua… En la Rusia Imperial, en cuanto a lo que sería una identidad nacional, se ponen de manifiesto dos tendencias que, en el recorrido histórico, se antagonizan: la eslavista y la occidentalita. 2.- A partir de la revolución de octubre del 1917 se avanza hacia la constitución de una realidad nacional sustentada en los principios del marxismo-leninismo y los intereses del proletariado. Lenin, en el 1917, asumió el Consejo de Comisarios del pueblo procurando instaurar una nueva política económica y reformas desde los planteamientos del marxismo. Se propuso la creación de una República de Soviets. Los soviets integraron a campesinos, obreros y soldados. Reformar la tenencia de la tierra fue uno de los principales propósitos con el interés de superar el modelo semi-feudal que predominó en el Imperio Ruso. Se planteó que toda la producción debía estar en manos del pueblo y se asumió la consigna de “pan, tierra y paz”. De 1917 a 1922, en un proceso social de luchas tremendas, se fue consolidando el poder de los Soviets. Lenin fue el máximo dirigente “…en la constitución de la República Socialista Soviética Federada de Rusia, aprobada el 10 de julio de 1918 por el quinto Congreso de los soviets de Rusia. En ella se establecía “la dictadura del proletariado rural y urbano, y del campesinado pobre en la forma de un poderoso gobierno soviético de toda Rusia, con vistas a suprimir por completo la burguesía, ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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aboliendo la explotación del hombre por el hombre, y estableciendo el socialismo…”62 En el 1922 se declaró la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas-URSS. Se va constituir un Estado-Federal en el cual se integraron 15 repúblicas distribuidas en un vastísimo territorio, que pueden considerarse por regiones de la manera siguiente: a) Las repúblicas ubicadas más al oeste formaban un conjunto de siete: -República Socialista Soviética de Rusia, -República Socialista Soviética de Ucrania, -República Socialista Soviética de Bielorrusia, -República Socialista Soviética de Estonia, -República Socialista Soviética de Letonia, -República Socialista Soviética de Lituania - República Socialista Soviética de Moldavia. b) Las repúblicas situadas en la región Transcaucásica son tres: -República Socialista Soviética de Azerbeidshán, -República Socialista Soviética de Georgia, -República Socialista Soviética de Armenia. c) Las repúblicas situadas en la región centroasiática son cinco: -República Socialista Soviética Turkmenistán, -República Socialista Soviética de Uzbekistán, -República Socialista Soviética de Tadshikistán, -República Socialista Soviética de Kazakstán, -República Socialista Soviética de Kirqhizia. En el marco del modelo soviético, y bajo la construcción de una realidad nacional nueva a partir de la Revolución de 1917, se destacaron n las situaciones siguientes:

Fontana, Josep. 2017. p. 69.

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1) Bajo las posiciones de Lenin En la constitución de 1918 se asumió organizar el territorio en forma federal. La URSS se encaminó a constituirse en un Estado plurinacional y multiétnico. En lo que significó, desde una perspectiva marxista, la cuestión de la nación, Manuel Sacristán señala que: “En la tradición leninista, el tema de las nacionalidades quedó claro desde el principio como un problema que no tiene más solución posible que el ejercicio del derecho a la autodeterminación por distintas poblaciones.”63 Es en el sentido de los planteamientos antes señalados que, en el modelo Soviético, el Estado plurinacional y federal reviste sentido. En torno a la cuestión nacional, desde el marxismo, se dieron importantes debates en los cuales se buscaba considerar la importancia de la autodeterminación de las naciones, y el papel que tiene la autonomía en el marco del Estado federal, considerando que lo fundamental era privilegiar los intereses del proletariado. En este sentido cabe destacar la polémica, desde posiciones marxistas, entre Lenin y Rosa de Luxemburgo. En la misma Lenin se ubicaba en la realidad de la URSS y Rosa de Luxemburgo en la realidad de Polonia. El problema de las nacionalidades representó una preocupación significativa en la construcción del modelo soviético de sociedad. Desde una perspectiva marxista Lenin destacó el interés por constituir una república democrática vinculando la autodeterminación a la unificación del proletariado de todas las nacionalidades en todo lo que implicaba el internacionalismo proletario. Fue así como Lenin procuró superar desviacionismos en torno al problema de las nacionalidades.64 Los planteamientos de Lenin y de Rosa de Luxemburgo expresaban posiciones diferentes en cuanto a lo que significaban Sacristán, Manuel. 2017. p. 1. Lenin, V. I. Obras Escogidas. Tomo III.

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la autodeterminación y la autonomía asumidas desde posiciones comunistas. Las diferencias de posiciones se relacionaban con la referencia a situaciones socio-políticas distintas. En este sentido, como ya dijimos, Lenin se situó en el análisis y consideración de la realidad de la nación Rusa y el carácter opresor de ésta. Por su parte Rosa de Luxemburgo se situó en el contexto de una nación oprimida como Polonia. Rosa de Luxemburgo, en su texto El Estado nacional y el proletariado, reconoce y destaca el hecho de que en la nación se integran y designan un complejo conjunto de características y bienes espirituales y culturales como arte, literatura, lengua, religión. Rosa de Luxemburgo, a través de sus planteamientos, señala que: “En base a los presupuestos generales del materialismo histórico, la posición de los socialistas respecto a los problemas nacionales depende, en primer término, de las circunstancias concretas de cada caso, que difieren sustancialmente de una nación a otra, y que además sufren variaciones a lo largo del tiempo en cada país.”65 Lenin, en su texto “Notas críticas sobre el problema nacional”, pone el énfasis en que la nación tiene un significado económico-político, el cual es determinante en última instancia. (Lenin, óp. cit.). Lenin y Rosa de Luxemburgo coinciden en considerar que no hay nación en tanto una entidad sociopolítica homogénea, y que en ella sí existen clases con intereses antagónicos. 2) Período de Stalin Durante la jefatura de Stalin se consolida la URSS como Estado-plurinacional. Esto, en medio de las tensiones de la II Guerra Mundial y el papel destacado de la URSS en esta contienda; así como recibiendo la oposición de posiciones capitalistas, tanto al interno de la URSS como desde los países capitalistas El pensamiento de Rosa de Luxemburgo. Edición electrónica de Lorenzo Peña (España Roja, www.eroj.org/biblio/Luxemburgo.htm.

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de occidente, al avance de un modelo de sociedad, como el modelo soviético, que reivindique los intereses del proletariado y de las clases oprimidas. En estas condiciones, en el modelo soviético, se enfatizó el centralismo, el burocratismo y el autoritarismo, lo cual se contrapone al avance de aperturas democráticas y abrió espacio para directrices de políticas represivas. La URSS surgida de una situación de atraso socio-económico logró avanzar una revolución socialista, con el interés de dar paso a reformas y políticas socialistas en beneficio de las grandes mayorías de su población, llegando a convertirse en una potencia mundial durante décadas. Al analizar, para el período de Stalin, Josef Fontana, señala lo siguiente: “Que desde el exterior se percibiese tan sólo la imagen política de los “procesos de Moscú” y de las confesiones con que los acusados recibían las condenas, ayuda explicar que el modelo soviético siguiese conservando la capacidad de ilusionar amplios sectores de las capas trabajadoras del mundo entero, y que fuese percibido como una amenaza por los dirigentes de un capitalismo en crisis.”66 3) Desintegración de la URSS Luego de períodos de ingentes esfuerzos por mantener el modelo soviético, en 1991 dimitió como presidente Gorbachov, acelerándose de manera estrepitosa la disolución de la URSS. En todo lo que significó la destrucción de la URSS, proceso en el que se conjugaron condiciones internas y externas, se destacó el hecho de que: “…la dimisión del presidente Gorbachov, último acto en el ya vertiginoso proceso de disolución de la URSS. La rápida descomposición del Estado soviético pilló desprevenidas a muchas Repúblicas que, aunque pedían su independencia no estaban preparadas para ella. Esta es la causa de que Rusia sigue controlando en buena medida el antiguo espacio soviético…”.67 Fontana, Josep. 2017. p. 210. González Calvar, Cristina. 2002. p. 141.

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Estudiar el modelo soviético, el significado y la trascendencia de su establecimiento, es de una gran importancia para humanidad; ya que la búsqueda de un modelo de sociedad que persigue poner la organización social al servicio de los intereses y el bienestar de las masas trabajadoras representa una búsqueda relevante en pos de un mundo más equitativo y sin explotación en beneficio de unos pocos. Lo que significa ese primer intento de una sociedad verdaderamente socialista se nos presenta como una tarea encomiable, heroica. Conocer su historia y reflexionar en torno ella, brinda la oportunidad de fortalecernos en la viabilidad de un modelo de sociedad que supere el modelo capitalista, abriendo caminos de esperanza para la construcción de una sociedad más justa, más igualitaria y más humana.

Referencias bibliográficas: Aubert, María José. El pensamiento de Rosa de Luxemburgo. Antología. Barcelona: Editorial Del Serbal, 1983. Fontana, Josep. El Siglo de la Revolución. Barcelona: Editorial Planeta, 2017. González Calvar, Cristina. ¿Por qué surge el fenómeno nacionalista en Rusia? Cuadernos Const. de la Cátedra Frádique Furio Ceriol No.41/42. Valencia: 2002/2003, 2003. Lenin, V. I. Acerca del problema de las nacionalidades. Obras Escogidas. Tomo III. Moscú: Editorial Progreso, 1961. Lowy, Michael y Haupt George. Los marxistas y la cuestión nacional. Barcelona: Editorial Fontana, 1982. Peña, Lorenzo, El pensamiento de Rosa de Luxemburgo. Edición electrónica. España Roja.www. eroj.org/ biblo /Luxemburgo/htm. (Consultada el 4 de noviembre 2017). Sacristán, Manuel. “Sobre la Cuestión Nacional”. Rebelión 0312-2010. www. Rebelión.org. (Consultada el 3 de noviembre de 2017).

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Sánchez García, Raquel. “Nacionalismo ruso y régimen soviético. Espacio, tiempo y forma”, serie V, Historia Contemporánea, t. 12. págs. 303-334. Madrid: Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid, 1999. Záiter, Alba Josefina. La Identidad Social y nacional dominicana: un análisis psicosocial. Santo Domingo. Edit. Taller, 2001.

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Las nacionalidades en la URSS, notas para un balance68 Nationalities in the USSR, notes for a balances Aquiles Castro69

Resumen:

Entre las innovaciones de mayor impacto, tanto teórico como político, emanadas de la experiencia de la Revolución de Octubre, destaca su tratamiento al problema de las nacionalidades que tuvo como piedra angular el principio de la autodeterminación. En el contexto de un país territorio tan extenso y diverso como Rusia, resultaba altamente compleja la intención de reorganizar el país manteniendo vinculado aquel mosaico de naciones y culturas, más aun considerando el carácter internacional y de clase de la revolución en curso. En esta reflexión se realiza el balance de esa experiencia partiendo de los postulados teóricos aportado por la dirección bolchevique sobre la nación y el problema nacional y su relación con la revolución socialista. Sobre esa Ponencia presentada en el “Seminario 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la UASD, 7 de noviembre 2017. 69 Aquiles Castro es docente en los Departamentos de Sociología e Historia y Antropología de la UASD. Miembro del colectivo de trabajo en Archivo Nacional de la Nación. 68

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base se enfoca el proceso de constitución del modelo estatal soviético, se adelantan ideas sobre los aciertos históricos verificados en dicha experiencia y se plantean interrogantes a tener en cuenta para explicar su colapso. Palabras claves: soviets, nación, autodeterminación, revolución, bolchevique. Among the innovations with the greatest theoretical and political impact emanating from the experience of the October Revolution, its treatment of the problem of nationalities whose cornerstone was the principle of self-determination stands out. In the context of a territory as extensive and diverse as Russia, the intention to reorganize the country was highly complex, keeping that mosaic of nations and cultures linked, even more so considering the international and class nature of the revolution in progress. In this reflection the balance of that experience is made starting from the theoretical postulates contributed by the Bolshevik leadership on the nation and the national problem and its relation with the socialist revolution. On that basis the process of constitution of the Soviet state model is focused, ideas are advanced on the historical successes verified in that experience and questions are raised to take into account to explain its collapse. Keywords: soviets, nation, self-determination, revolution, Bolshevik.

I Es digno de celebración el primer centenario de una revolución que, en opinión del conocido historiador Josep Fontana, “con sus conquistas, sus errores y su fracaso final, sigue siendo un fantasma que atemoriza aún las noches de los poderosos”. Evaluando la impronta en la historia de las revoluciones en general y de la revolución bolchevique en particular, el mismo autor afirma que “La historia de la humanidad está… llena de momentos de lucha por la libertad y la igualdad, de revueltas ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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contra los opresores y de intentos de construir sociedades más justas, aplastados por los defensores del orden establecido, que han sostenido siempre, y siguen haciéndolo hoy, que la sujeción y la desigualdad son necesarias para asegurar la prosperidad colectiva, o incluso que forman parte del proyecto divino. Uno de esos intentos de transformación social, que se inició en Rusia en 1917, ha marcado la trayectoria de los cien años transcurridos desde entonces”.70 Otro reconocido historiador del siglo XX, que hasta el final de sus días reivindicó el paradigma marxista como herramienta para el análisis histórico, considerando la importancia del evento que conmemoramos, a propósito del contexto generado con motivo del colapso del llamado “socialismo real”, observó que: “Será imposible eliminar la era soviética de la historia rusa y de la historia del mundo, como si no hubiera ocurrido… La historia del siglo XX no pude comprenderse sin la revolución rusa y sus repercusiones directas e indirectas”.71 Si nos atenemos a esas consideraciones, resulta más que oportuno en el espacio de la Academia detenernos con motivo del aniversario jubilar número cien del acontecimiento que nos convoca, para intentar hacer balances o poner en relieve lecciones y aprendizajes que pudieren resultar de utilidad en el presente como en el futuro de los pueblos. Me corresponde aportar algunas ideas para la reflexión sobre un componente muy específico en el conjunto de la experiencia de la Revolución bolchevique y la edificación socialista en Rusia y la URSS: la cuestión de la lucha por el socialismo y el problema nacional en la revolución rusa. De ahí el panel que da título a esta ponencia. El pacto mediante el cual las naciones que hacían parte del antiguo imperio de los zares decidieron constituirse en fede Josep Fontana, El Siglo de la Revolución. Una Historia del mundo desde 1914, Barcelona: Crítica-Planeta, 2017, p. 11. 71 Eric Hobsbawm, Historia del Siglo XX, Barcelona: Crítica, 1995, p. 90. 70

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ración, en 1922, encierra una de las experiencias de amplio impacto y proyección en el marco de la proeza de los bolcheviques recogida en la Historia como la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917. Ciertamente, considerando la extensión más que continental del territorio y diversidad nacional de la población involucrada, el abordaje acerca de cómo construir las relaciones entre los mismos era una tarea en extremo complicada, especialmente considerando la situación política prevaleciente en la que el poder revolucionario recién instalado luchaba por su consolidación y el régimen derrocado y sus beneficiarios pugnaban por retomar el control del poder. El predominio de los intereses y derechos de los trabajadores y de los pueblos de las diferentes nacionalidades involucradas en ese proceso en armonía con las necesidades de la revolución en curso, era requisito indispensable para una solución sostenible a los dilemas y desafíos que bajo el enunciado sobre el problema nacional se presentaba ante el liderazgo de esa revolución. Una solución que expresara esos intereses y que por tanto fuera sostenible en el tiempo, solo podía resultar de un régimen político efectivamente democrático donde la diversidad se sintiera verdaderamente expresada. La fórmula del poder soviético respondió indudablemente a ese requerimiento y así lo pone de manifiesto su principal dirigente cuando en ocasión del 4º aniversario de la Revolución hacía el siguiente balance: “El régimen soviético es la máxima democracia para los obreros y los campesinos, y al mismo tiempo señala una ruptura con la democracia burguesa y la aparición de un nuevo tipo de democracia de proyección histórica, es decir, la democracia proletaria o dictadura del proletariado… que la canalla y los villanos de la moribunda burguesía y de los demócratas pequeñoburgueses… se burlen de nosotros todo lo que quieran por los reveses y errores que hemos cometido al construir nuestro sistema soviético. Ni por un momento olvidamos que hemos cometido y estamos cometiendo, muchos errores y que ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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sufrimos muchos reveses. ¡Cómo podían evitarse los errores y reveses en una obra tan nueva para toda la historia mundial, como la construcción de un tipo de sistema estatal aún desconocido! Trabajaremos infatigablemente por corregir nuestros reveses y errores, por mejorar la aplicación práctica de los principios soviéticos, que dista mucho de ser perfecta. Pero tenemos derecho a enorgullecernos, y nos enorgullecemos, de que nos haya tocado en suerte iniciar la construcción del Estado soviético…”.72 Ese balance realizado por Lenin, pone en relieve tres puntos: reafirma un concepto sobre democracia no desprovisto de contenido que en esta época no siempre está presente en reflexiones y debates académicos, de ahí el complemento democracia para los obreros y los campesinos, ya que todo sistema o modelo democrático tiene un contenido clasista. La otra cuestión que deriva de esa reflexión de Lenin es que aún en medio de las dificultades marcadas por los acontecimientos hacia 1921, en los que destaca la guerra civil, el proyecto del cambio revolucionario funcionaba, y su balance permitía identificar resultados. Todo lo cual supone unas condiciones en las cuales la empatía o relación armónica vanguardia-masas trabajadoras y populares era efectiva y por tanto esa relación inspiraba y motivaba. La tercera cuestión que resalta es la voluntad y capacidad autocrítica en el principal dirigente del proceso. Estamos hablando de 1921, cuando está fresco todavía el duro flagelo de la cruenta y desgarradora guerra civil que impusieron las fuerzas reaccionarias nacional e internacional a la joven revolución triunfante. Evidentemente que sólo un matrimonio mutuamente consentido entre la dirección del proceso revolucionario y el pueblo pudo hacer posible aquella proeza. Recordemos que fue al calor del desarrollo de la guerra civil que se echaron los cimientos del Ejército Rojo. En medio de la Vladimir Ilich Lenin, “Ante el Cuarto aniversario de la Revolución de Octubre”, en Obras Completas, Tomo XXV, Madrid: Akal, 1978, p. 488.

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dura situación que enfrentaba el poder soviético entre 1918 y 1921, la movilización consciente del pueblo ruso era indispensable para tal hazaña. Si eso es cierto, ¿qué pasó entones durante el avance del proceso revolucionario para que a partir de determinado momento y circunstancias se quebrara esa relación entre la dirección política y las masas? ¿Qué pasó, cómo y cuándo ocurrió para que en los años siguientes la democracia socialista fuera adulterada hasta comprometer el futuro de la revolución en curso? Esa interrogante debe ocupar atención central de todo balance desapasionado y especialmente si el mismo se realiza desde la Academia.

II Durante su vigencia la Revolución de octubre permitió conocer la superioridad del socialismo sobre el capitalismo en todos los terrenos, las conquistas de orden económico, social, político y cultural implicó un gran salto en el proceso de emancipación de la humanidad. Una de las principales realizaciones de esas conquistas se expresó en la liberación de las nacionalidades de la opresión nacional por medio del ejercicio del derecho a la autodeterminación. En efecto, el tema de las nacionalidades oprimidas por el “gran nacionalismo ruso” en el extenso territorio de esta potencia imperial, la cuestión de las minorías nacionales, la lucha por las tareas democráticas de la revolución y la urgencia de una forma de organización estatal que resolviera apropiadamente el legado que en esa materia dejaba el régimen zarista ante la revolución triunfante, era uno de los problemas cardinales que se planteaba a los bolcheviques tras la toma del poder. Desde muy temprano el tema fue objeto de atención por parte de los marxistas rusos y la socialdemocracia europea, al respecto destacan especialmente los escritos de Lenin y Stalin y las divergencias que se produjeron entre el enfoque leninista ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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y la visión propuesta por Rosa Luxemburgo y los socialdemócratas polacos. Por razones de espacio esta reflexión se concentra en explicar los fundamentos teóricos e importancia política de la perspectiva leninista sobre el tema.

III Los pilares teóricos del leninismo sobre el tema de las nacionalidades La concepción asumida por los bolcheviques para definir una política estatal justa que avanzara en la solución correcta del problema de las nacionalidades fue elaborada teóricamente mucho antes de octubre de 1917 y perfeccionada a partir de entonces. Así se puede constatar en los textos de Lenin y Stalin al respecto, así como en el programa del POSDR, el cual fue fundado como un partido del proletariado de toda Rusia, es decir de todas las nacionalidades de Rusia. Los principales teóricos del bolchevismo partían de la premisa del carácter internacional que atribuían a la Revolución bolchevique dados sus objetivos anticapitalista y socialista. La clase obrera tiene un carácter internacional en la medida que sus intereses de clase son fundamentalmente los mismos, resultado de la explotación capitalista a que es sometida, independientemente del territorio nacional en que luche. Al mismo tiempo sostuvieron que en esta época una revolución socialista sólo puede llevar a feliz término sus objetivos de emancipación de las masas trabajadoras y el pueblo si ajusta cuenta con la opresión nacional allí donde los países imperialistas ejercen su dominación o una nación en virtud de que su poderío oprime y domina a otra considerada más débil. Resulta obvio que ese postulado tocaba muy de cerca la realidad de la Rusia zarista, cuyo régimen político ejercía una opresión feroz sobre las nacionalidades enmarcadas en su órbita en razón de circunstancias políticas, históricas y geográficas. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Esas ideas fueron argumentadas en un texto de Stalin de 1904: “… Para que el proletariado alcance la victoria hay que unir a todos los obreros, sin distinción de nacionalidad. Es evidente que la destrucción de las barreras nacionales y la unión estrecha de los proletarios rusos, georgianos, armenios, polacos, judíos, etc. es condición indispensable para la victoria del proletariado de Rusia”73. Más adelante, en el mismo texto, respondiendo la pregunta: ¿cómo ha resuelto la cuestión nacional el Partido Obrero Socialdemócrata?, aseveró: “Agrupar bajo su bandera a todos los proletarios de todas las nacionalidades de Rusia; la igualdad civil para todas las nacionalidades; libertad de idioma para las nacionalidades de Rusia; la autonomía administrativa para las nacionalidades de Rusia”74. Luego la idea de autonomía fue precisada como autonomía regional y subraya el derecho de las naciones a la autodeterminación. La necesidad de tomar en cuenta la importancia del llamado problema nacional en la estrategia y las tácticas de la lucha revolucionaria en que estaban inmersos, motivó en los bolcheviques la reflexión sistemática sobre esta cuestión, para lo cual tomaron en cuenta toda la experiencia acumulada al respecto por la humanidad a partir de la Revolución Francesa como “parte aguas” que fue de la ruptura con el antiguo régimen. En ese sentido el proceso de constitución de las naciones fue particularmente abordado por Stalin en sus artículos sobre el marxismo, la cuestión nacional y la lingüística publicados en 1913 en los que sistematiza la concepción marxista sobre la nación cuando la define como: “Comunidad humana estable, históricamente formada y surgida sobre la base de la comunidad de idioma, de territorio, José Stalin, “¿Cómo entiende la socialdemocracia la cuestión nacional?”, en Obras Completas, Tomo 1, Moscú: Edición Lenguas extranjeras, 1953, p. 17. 74 Stalin, ¿Cómo entiende, p. 17. 73

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de vida económica y de psicología, manifestada ésta en la comunidad de cultura…”75 Polemizó con Otto Bauer y su concepto sobre la nación cuando planteó que esta: “es el conjunto de hombres unidos en una comunidad de carácter sobre la base de una comunidad de destinos”, Stalin le corrige “Sólo la presencia de todos esos rasgos distintivos forma la nación”.76 Al respecto se preguntaba Stalin: “¿De qué comunidad nacional puede hablarse respecto a hombres desligados económicamente unos de otros, que viven en territorios diferentes y que hablan, de generación en generación, idiomas distintos?”77 En opinión de Stalin, Bauer confundía la nación que es una categoría histórica, con la tribu que es una categoría étnica. Destaca más adelante que “La nación no es simplemente una categoría histórica, sino una categoría histórica de una determinada época, de la época del capitalismo ascensional. El proceso de liquidación del feudalismo y de desarrollo del capitalismo es al mismo tiempo el proceso en que los hombres se constituyen en nacionales”78. De conformidad con esa conceptualización, la estrategia para la acción política está esbozada en las siguientes ideas: “Los obreros luchan y lucharán contra todas las formas de la política de opresión de las naciones, desde las más sutiles hasta las más burdas, igual que contra todas las formas de la política de azuzamiento de unas naciones contra otras. Por eso la socialdemocracia de todos los países proclama el derecho de las naciones a la autodeterminación, (el cual) significa que solo la propia nación tiene derecho a determinar sus destinos…

José Stalin, El marxismo, la cuestión nacional y la lingüística, Madrid: Akal, 1977, p. 23. 76 Stalin, El marxismo, p. 19. 77 Stalin, El marxismo, p. 23. 78 Stalin. El marxismo, p. 26. 75

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“El derecho a la autodeterminación significa que la nación puede organizarse conforme a sus deseos. Tiene derecho a organizar su vida según sus principios de autonomía. Tiene derecho a entrar en relaciones federativas con otras naciones. Tiene derecho a separarse por completo. La nación es soberana, y todas las naciones son ¿iguales en derechos? Luchando por el derecho a la autodeterminación de las naciones, la socialdemocracia se propone como objetivo poner fin a la política de opresión de las naciones, hacer posible esta política, y con ello minar las bases de la lucha entre las naciones, atenuarla, reducirla al mínimo”.79 Al evaluar alternativas entre las que pudieran tener mayor coherencia con los intereses de las masas trabajadoras, si autonomía, federación o separación, Stalin subraya que todos éstos son problemas cuya solución depende de las condiciones históricas concretas que rodean la nación de que se trate, porque “la solución de la cuestión nacional sólo es posible en conexión con las condiciones históricas concretas, tomadas en su desarrollo”. En el caso de Rusia era necesario considerar que “el eje de la vida política no es la cuestión nacional, sino la agraria”. Recuerda que por esa razón los destinos del problema ruso, y con éste también los de la “liberación” de las naciones, están vinculados en Rusia a la solución de la cuestión agraria, es decir, a la destrucción de los restos feudales, a la democratización del país. Remata al final de ese apartado observando que “la cuestión nacional no puede ser abordada fuera del espacio y del tiempo: condiciones históricas concretas como punto de partida y planteamiento dialéctico de la cuestión como el único planteamiento acertado, esa es la clave para la solución del problema nacional”.80 En las condiciones de la Rusia soviética, en el nivel interno, se destaca el proceso de democratización del país como base y Stalin. El marxismo, p. 33. Stalin. El marxismo, pp. 36 y 43.

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condición para solucionar la cuestión nacional; y como factor externo, se percibe la ubicación de Rusia entre Europa y Asia, entre Austria y China; y considerando que el crecimiento del imperialismo en Europa no es un fenómeno casual. Por tanto, el derecho a la autodeterminación era un punto indispensable para resolver la cuestión nacional. La autonomía nacional no resuelve la cuestión. La salida estaba en la autonomía regional, en tanto que expresaba unidades muy definidas: Polonia. Lituania, Ucrania, el Cáucaso, etc. Este criterio no refuerza las barreras nacionales… y permite utilizar del mejor modo las riquezas naturales de la región y desarrollar las fuerzas productivas, sin esperar a que la solución viniera del centro, funciones estas que la autonomía cultural-nacional no concedía.

Definición a detalle del significado de la consigna autodeterminación de las nacionalidades De esa manera la autonomía regional fue un “punto indispensable para resolver la cuestión nacional”, y dado que en una misma región convergieron varias minorías nacionales porque ninguna expresaba una homogeneidad completa, “se puede temer que las minorías sean oprimidas por las mayorías nacionales. Pero ese temor solo tiene fundamento si el país sigue viviendo bajo el viejo orden de cosas. Dad al país plena democracia, y este temor perderá toda base. En ese sentido la igualdad de derechos en todas sus formas (idioma, escuelas, libertad de cultos) es punto indispensable para resolver la cuestión nacional”.81 Pierre Vilar, historiador de fuste, ponderó positivamente el modelo soviético como solución acertada al problema de las nacionalidades e hizo al mismo tiempo un reconocimiento especial a la obra de Stalin sobre el particular. Al respecto nos Stalin. El marxismo, pp. 86-87.

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dice que su éxito se debía a que “han tenido una política de las nacionalidades. Después de los primeros choques determinados por los elementos burgueses o feudales de los confines euroasiáticos, han establecido un nuevo tipo de relación entre los pueblos y poderes revolucionarios, y asegurado un nivel de desarrollo completamente distinto del que los imperialismos permitían a los territorios de sus colonias. Si las cosas fueron así es el pensamiento de Stalin en este dominio el que lo permitió”.82 Vilar respalda la explicación dada por Stalin sobre la cuestión nacional cuando éste destaca que en las diversas épocas ella sirve intereses distintos, adquiere matices distintos, en función de la clase que la plantea, y del momento en que la plantea. En la ocasión polemizó frente a quienes restaban méritos a dicho enfoque: “En cuanto al fondo del artículo, suele escribirse que la definición de la nación es vulgar, pedagógica, empírica, etc. Lo que no se dice es que no es una definición sino un programa de investigación para cada caso concreto... El georgiano Stalin fue el especialista reconocido de la cuestión nacional en el pensamiento leninista y bolchevique que la historiografía especializada en el antibolchevismo (en Francia), le quiere quitar importancia y no duda para hacerlo, en deformar la realidad…”.83 Concluyó sus palabras diciendo que el referido texto era “el mejor estudio sintético sobre el hecho nacional del siglo xix que nunca haya sido escrito”. La idea central de la democracia y la autodeterminación de las naciones como eje teórico, sobre el que se constituyó la política bolchevique desde el Estado soviético, es la misma que encontramos en las obras de Lenin, quien en 1913 escribió: “Para que las distintas naciones convivan en paz y libertad o se separen (si es más conveniente para ellas) y formen diferentes Pierre Vilar, Palabras de presentación a la edición en España de las Obras Completas de Stalin, el 17 de diciembre de 1984, en Tomo I, Madrid: Vanguardia Obrera, 1984, p. 15. 83 Vilar, Palabras de presentación, pp. 15 y 16. 82

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Estados, es indispensable la plena democracia, defendida por la clase obrera. ¡Nada de privilegios para ninguna nación, para ningún idioma! ¡Ni la menor opresión, ni la más mínima injusticia respecto de una minoría nacional!”.84 En julio del mismo año 1913, pero en otro texto, Lenin desarrolló algunos aspectos sobre la relación de los objetivos de mediano y largo plazo de la revolución respecto del problema nacional: “Los socialdemócratas de Rusia deben insistir en el derecho de todas las nacionalidades a formar Estados aparte o a elegir libremente el Estado del que deseen formar parte. El proletariado no puede alcanzar la libertad sin la lucha revolucionaria por derrocar la monarquía zarista y sustituirla por una república democrática. La monarquía zarista excluye la libertad y la igualdad de derechos de las nacionalidades… Esta monarquía solo puede ser derrocada por el proletariado unido de todas las naciones de Rusia. Al defender un sistema estatal democrático, la socialdemocracia exige la absoluta igualdad de derechos de todas las nacionalidades y lucha contra todos los privilegios de una o de varias nacionalidades. “La socialdemocracia exige la promulgación de una ley general del Estado que proteja los derechos de toda minoría nacional en cualquier lugar del Estado. Dicha ley debe declarar nula cualquier medida por medio de la cual la mayoría nacional intente establecer privilegios para sí o restringir los derechos de una minoría nacional (en la esfera de la educación, en el uso de determinado idioma, en los asuntos presupuestarios, etc.) y prohibir la aplicación de cualquier medida de esa índole, considerándola delito punible”.85

Vilar, Palabras de presentación, pp. 16. Vladimir Ilich Lenin, “Tesis sobre el problema nacional. Conferencias pronunciadas en varias ciudades suizas en julio de 1913”, en Obras Completas, Tomo XIX, Madrid: Akal, 1978, pp. 493-494.

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Más tarde, en 1914, responde la campaña que contra este componente del programa del partido desarrollaban todas las corrientes oportunistas que, entonces, se apoyaban en el texto de Rosa Luxemburgo, La cuestión nacional y la autonomía (19081909), a pesar de la intención de la autora. En su conocida obra El derecho de las naciones a la autodeterminación, Lenin reivindica el examen desde una perspectiva marxista de esta cuestión, plantea la interrogante de qué debe entenderse por ella y sugiere la disyuntiva: “¿Debemos buscar la respuesta en definiciones jurídicas, deducidas de toda clase de “conceptos generales” de derecho? ¿O bien hay que buscar la respuesta en el estudio histórico-económico de los movimientos nacionales? En Rusia deben luchar juntos el proletariado de las naciones oprimidas y el proletariado de la nación opresora. Esto crea una dificultad, ante la cual la tarea consiste en salvaguardar la unidad de la lucha de clase del proletariado por el socialismo, repeler todas las influencias burguesas y ultra reaccionarias del nacionalismo”.86 Evaluando las consideraciones de Rosa Luxemburgo, Lenin admite que “la comparación del desarrollo político económico de distintos países, así como de sus programas marxistas, tiene inmensa importancia desde el punto de vista del marxismo, pues son indudables tanto la naturaleza común capitalista de los Estados contemporáneos como la ley general de su desarrollo”.87 Pero al mismo tiempo lanza una advertencia: “Hay que saber hacer semejante comparación. La condición elemental para ello es poner en claro si son comparables las épocas históricas del desarrollo de los países de que se trate…”.88 Para Lenin, Rosa Luxemburgo perdía de vista lo que tenía mayor importancia: “la diferencia entre los países que han terminado las transformaciones democrático burguesas y Vladimir Ilich Lenin, El derecho de las naciones a la autodeterminación, en Obras Escogidas, Tomo I, Moscú: Progreso, 1981, pp. 614 y 654. 87 Lenin, El derecho, p. 614. 88 Lenin, El derecho, p. 614. 86

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los países que no la han terminado. Todo el quid está en esa diferencia”.89 Recordamos al respecto que este punto es el que otorga a la lucha nacional una pertinencia especial en las condiciones del imperialismo, cuando esa lucha comporta un carácter antiimperialista que la lucha por el socialismo no puede obviar, como se confirmó más tarde con las revoluciones y procesos de liberación desarrollados en diversos contextos y países de lo cual China, Vietnam y Cuba son solo ejemplos reconocidos.

IV El proceso de constitución de la URSS El contexto de los primeros años del poder soviético Las bases para la constitución de la URSS se establecieron desde los primeros días del triunfo bolchevique, no obstante para una evaluación integral de la política soviética sobre las nacionalidades y las condiciones en que la misma se llevó a cabo, es pertinente recordar las difíciles circunstancias políticas que, en principio, caracterizaron el contexto. Apenas declarada la victoria, la revolución se vio enfrentada al acoso internacional y a la guerra civil (1918-1922) con apoyo de las potencias. Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Japón y los Estados centroeuropeos mantuvieron un cerco militar, político, económico y mediático. Se debe recordar que durante la revolución de febrero de 1917 los embriones de repúblicas que resultaron de la liberación de las diferentes nacionalidades que se encontraban oprimidas por el imperio zarista descabezado por esa revolución, entraron en contradicción con el nuevo Gobierno provisional central, cuya naturaleza burguesa e imperialista le inducía a una política de expansión y conquista, dando lugar a duras Lenin, El derecho, p. 614.

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contradicciones con los movimientos nacionalistas burgueses que en aquellas condiciones aspiraban a la independencia. El advenimiento del octubre rojo creó un nuevo marco para el desarrollo de esas contradicciones. En dichas nacionalidades la burguesía prosiguió su campaña separatista de las regiones periféricas de la Rusia socialista. A través del separatismo, apoyándose en el legítimo sentimiento nacional, que era efervescente entre las masas de las nacionalidades, ahora la burguesía adelantaba sus planes conspirativos contra el poder soviético. La dirección de la revolución en esas circunstancias tenía ante sí la complejísima tarea de evitar que los trabajadores, campesinos y demás sectores populares en las diferentes nacionalidades, fueran manipulados en sus sentimientos patrióticos y arrastrados por la burguesía para sus objetivos contra revolucionarios. Resultaba imperativo un ejercicio de filigrana capaz de combinar acertadamente el respeto al principio de autodeterminación con la lucha a muerte contra esas burguesías. Lograr ese objetivo de manera eficaz requería la inversión de grandes esfuerzos para impulsar el movimiento obrero y campesino, cuyo protagonismo fuera capaz de “poner las cosas en su lugar” haciendo cada vez más transparente para las masas de la real situación existente al interior de las diferentes sociedades nacionales. La dirección de esa tarea titánica correspondió en el aparato de Estado al Comisariado del pueblo para las nacionalidades, el cual la dirección bolchevique confió a José Stalin. En 1921 se plantearon divergencias sobre la aplicación de la política nacional entre dirigentes del partido en Bakú y Azerbaidzhán. El comité central les orientó en el sentido de tener una actitud sumamente cuidadosa hacia las particularidades de la vida y las costumbres de la población musulmana, y propuso a todos los militantes del partido en esta región, así como a los de Georgia y Armenia, que tuvieran en cuenta estas circunstancias en toda su labor, procurando realizar un trabajo ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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conjunto y armónico, y tratando de impedir la formación de cualquier tipo de agrupamientos en la organización del partido. A esas recomendaciones del CC, se agregaron unas proposiciones de Lenin en el orden siguiente, entre otros: “Exigir con toda severidad que cese totalmente la lucha fraccionalista en Bakú y Azerbaidzhán; ratificar que la lucha fraccionalista será sancionada con la expulsión del partido; encomendar a los camaradas enviados de la RSFSR a esa región que verifiquen el cumplimiento de esta medida; encomendar a Stalin que prepare para el lunes un proyecto de instrucciones para la aplicación de la política nacional del PC en Azerbaidhán…”.90 Hacia fines del año 1922 se produjo un incidente grave, a propósito de las dificultades y obstáculos con la solución dada por los funcionarios bolcheviques responsables locales para hacer efectiva la administración pública unificada del Estado en el Cáucaso y Georgia, y con los términos con que intervino la comisión de alto nivel del gobierno delegada para investigar y aportar solución al respecto. Lenin formuló entonces una crítica incisiva a la solución dada por los comisionados Stalin y Dzerzhinski. La unificación de la administración, al parecer, fue precipitada por la representación bolchevique local, lo que dio lugar a serios conflictos. Lenin entendía que la forma de aplicación de la medida era más bien una expresión del viejo modelo administrativo zarista. En esas circunstancias, plantear como alternativa al conflicto la libertad de abandonar la Unión o la autonomización, era un intento por justificar la conducta chovinista rusa en que se habría incurrido. Entendió que Stalin actuó precipitadamente en aras de condenar la expresión de social-nacionalismo que, ciertamente, había tenido lugar en la referida región y respondió desde una actitud de encono contra dicha desviación.

Vladimir Ilich Lenin, Proyecto de resolución del Buró Político del CC del PC (b) R, en Obras Completas, Tomo XXXV. Madrid: Akal, 1978, 495.

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En el marco del tratamiento de esa situación, Lenin reiteró un concepto que ya había planteado antes en su obra igual que Stalin, pero que éste último al parecer obvió en ese momento: “el planteamiento abstracto del problema del nacionalismo en general no sirve para nada. Es necesario distinguir entre el nacionalismo de una nación opresora y el nacionalismo de una nación oprimida, entre el nacionalismo de una nación grande y el nacionalismo de una nación pequeña”.91 A propósito de este incidente Lenin demandó que “jamás enfoquemos de manera formalista el problema nacional, sino que tomemos siempre en consideración la diferencia obligatoria en la actitud del proletario de la nación oprimida (o pequeña) ante la nación opresora (o grande)”.92 Más adelante se pronunció por “un castigo ejemplar” al principal responsable del partido en la región y afirmó que la responsabilidad política por toda esta campaña de verdadero nacionalismo ruso debe recaer en Stalin y Dzerzhinski. Propuso revisar de nuevo los documentos que resultaron de la investigación realizada por éstos últimos “para corregir la inmensidad de errores y de juicios apasionados” que entendía contenían los mismos. El impacto y gravedad de los errores allí cometidos condujo a Lenin a esbozar entre las alternativas posibles de solución, y retornar sobre sus pasos los adelantos ya conquistados en el proceso de constitución de la URSS, si esto fuere necesario. En ese sentido advirtió que “no se debe rechazar de antemano la posibilidad de que no retrocedamos en el siguiente congreso de los Soviets, es decir, de que mantengamos la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sólo en los aspectos militar y diplomático, restableciendo en todos los demás aspectos la completa autonomía de los distintos comisariados Vladimir Ilich Lenin, Contribución al problema de las naciones o sobre la “autonomización”, en Obras Escogidas, Tomo 3, Moscú: Progreso, 1981, p. 777. 92 Lenin, Contribución, p. 778. 91

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del pueblo”.93 Si valoramos la envergadura de lo que estaba proponiendo, ese planteamiento confirma su gran capacidad crítica y perspicacia política para la flexibilidad táctica. El recuento anterior permite apreciar que todas las iniciativas de Estado en esos años se produjeron en medio de una aguda lucha de clases en la cual se cometieron graves errores, algunos de los cuales, en su momento, fueron denunciados y enfrentados por Lenin en primer lugar y con él toda la dirección bolchevique. De otra manera la revolución hubiera zozobrado.

La ruta institucional hacia la URSS: Acta de nacimiento y desarrollo de la república soviética Con el triunfo de la revolución los territorios de la Rusia central constituyeron un sistema estatal federal expresado en la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR), pero no todas las repúblicas que resultaron de los territorios que hacían parte del imperio ruso integraron el proyecto soviético: Polonia, Finlandia y los Estados del Báltico permanecieron como repúblicas independientes. Estos últimos se integrarían a la URSS como repúblicas federadas en 1940. En el caso de las repúblicas de Ucrania, Bielorrusia y las llamadas repúblicas de Transcaucasia constituidas por Georgia, Azerbaiyán y Armenia, establecieron gobiernos y constituciones de acuerdo con el modelo ruso de 1918. Al calor de esos primeros años del poder soviético instalado en las diferentes repúblicas y la RSFSR, las cuales enfrentaban por igual la agresión y hostilidad enemiga, se fueron soldando vínculos de cooperación y alianza para la defensa común. Se trataba de la supervivencia de la revolución que a duras penas daba sus primeros pasos atenazada por una terrible guerra civil impuesta por los remanentes del antiguo régimen zarista Lenin, Contribución, p. 779.

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con el apoyo beligerante de los principales países capitalistas e imperialistas como ya se indicó. Tras la victoria en la guerra civil la tendencia a la unificación de esas repúblicas cobró nuevo impulso en tanto que todo el proceso revolucionario había sido dirigido por el Partido Bolchevique, cuya concepción político organizativa reconocía por igual a los trabajadores y los pueblos, independiente del territorio o nacionalidad a que pertenecían. El 2do. Congreso de los soviets, inaugurado el 7 de noviembre, el mismo día de la revolución, es el órgano creador del Estado soviético, a través del manifiesto a los trabajadores, campesinos y soldados. Este órgano adoptó una serie de decretos el 8 de noviembre 1917: sobre la paz y sobre la tierra; eligió el CEC, órgano superior del poder entre congresos de los soviets, formó el gobierno soviético, el consejo de comisarios, encabezado por Lenin; y creó el Estado para diferentes nacionalidades. Una serie de medidas se aprobaron en los días siguientes, las cuales estaban relacionadas con el problema nacional: la Declaración de los derechos de los pueblos de Rusia, el 15 de noviembre 1917; el Llamado a todos los trabajadores musulmanes de Rusia y del Oriente, el 3 de diciembre 1917; la Declaración sobre Ucrania, el 17 de diciembre 1917; y, el Decreto sobre la Armenia Turca, del 13 enero 1918. Esas disposiciones fueron generalizadas más tarde por medio de la “Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado”, la cual complementó el acta de nacimiento de la república soviética. Esta declaración, aprobada el 3 de enero de 1918 en el CEC de los Soviets, fue rechazada por la Asamblea Constituyente una vez instalada, con lo cual decretó su propia muerte. La misma fue ratificada el 12 de enero de 1918 por el 3er Congreso de los Soviets de toda Rusia, verdadero órgano supremo del nuevo estado. Sobre este momento crucial de la revolución rusa hay que decir que la disolución de la Asamblea Constituyente por parte de los bolcheviques, a menudo es presentado como un acto antidemocrático por parte de ciertos ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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historiadores, los cuales generalmente silencian la indicada negativa de dicha Asamblea en virtud de la correlación de fuerzas a su interior; esta Constituyente que, obviamente, no representaba el pulso de la sociedad y estado de ánimo e intereses del pueblo que protagonizaba en esos precisos momentos batallas cruciales que definirían el curso de la revolución en marcha. Reivindicar una tal Asamblea Constituyente, en esas circunstancias, es pretender imponer formalismos por sobre la realidad de que el pueblo, verdadero Constituyente, estaba expresándose a través del órgano que fielmente representaba su voluntad y poder, que eran los soviets, tal y como se confirmaría en adelante. La Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado en virtud de lo que estipula, aportó los lineamientos básicos iniciales del que vendría a ser el modelo soviético de organización estatal: “Queda proclamada en Rusia la República de los Soviets de diputados obreros, soldados y campesinos. Todo el poder, tanto en el centro como en las localidades, pertenece a dichos Soviets. “La República Soviética de Rusia se instituye sobre la base de la unión libre de naciones libres, como Federación de Repúblicas Soviéticas nacionales. (…) “La Asamblea Constituyente se solidariza por entero con la política aplicada por el Poder de los Soviets, consistente en romper los tratados secretos, organizar la más extensa confraternización con los obreros y campesinos de los ejércitos actualmente en guerra y obtener, cueste lo que cueste, por procedimientos revolucionarios, una paz democrática entre los pueblos, sin anexiones ni contribuciones, sobre la base de la libre autodeterminación de las naciones. “El poder debe pertenecer íntegra y exclusivamente a las masas trabajadoras y a sus representantes autorizados: los Soviets de diputados obreros, soldados y campesinos… en su propósito de crear una alianza efectivamente libre y voluntaria y, por consiguiente, más estrecha y duradera entre las clases ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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trabajadoras de todas las naciones de Rusia, la Asamblea Constituyente limita su misión a estipular las bases fundamentales de la Federación de Repúblicas Soviéticas de Rusia, concediendo a los obreros y campesinos de cada nación la libertad de decidir con toda independencia, en su propio Congreso de los Soviets investido de plenos poderes, si desean, y en qué condiciones, participar en el gobierno federal y en las demás instituciones soviéticas federales”.94 Otro momento clave en la construcción del modelo soviético de organización estatal lo constituyó el escenario del III Congreso de los Soviets de Rusia, celebrado enero 1918. En el mismo se votó una resolución acerca de las instituciones Federales de la República Rusa, y determinó el sistema de órganos del Estado soviético. Además este congreso recomendó trabajar en el proyecto de Constitución que debería presentarse a la consideración del IV congreso. La agresión alemana perpetrada por esos días, postergó esas tareas hasta después de firmada la paz. La primera Constitución de la RSFSR fue aprobada en el V congreso de los Soviets, celebrado el 10 julio 1918. Este magno instrumento jurídico consolidó la dictadura del proletariado bajo la forma de república de los soviets y consolidó el sistema de órganos del Estado: CEC de toda Rusia, Consejo de Comisarios del Pueblo; órganos de poder de las localidades, congresos de los soviets regionales, provinciales, comarcales y distritales y sus comités ejecutivos; soviets urbanos y campesinos. Esta Documento publicado originalmente en el No. 2 de Pravda el 4 enero 1918, y en el No. 2 de Izvestia, consultado en Vladimir Ilich Lenin, Obras Escogidas en 12 tomos, Tomo 7, (Moscú: Progreso, 1973), 201-202. El proyecto fue presentado el 3 de enero de 1918 en sesión del CEC de los soviets de toda Rusia y, aprobado en principio, su redacción definitiva fue delegada a una comisión. Yákov Sverlov presentó la Declaración en la primera sesión de la Asamblea Constituyente y propuso su aprobación. Pero el sector contrarrevolucionario en dicho organismo rechazó con mayoría de votos el proyecto. Entonces esa Asamblea fue desconocida por los bolcheviques y el 12 de enero 1918 fue ratificado dicho proyecto por el III Congreso de los Soviets de toda Rusia.

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Constitución fue asumida como modelo entre 1919 y 1922 para las constituciones de las repúblicas soviéticas de Bielorrusia, Ucrania, Azerbaidzhán, Armenia y Georgia, en sus respectivos congresos nacionales y regionales. El punto culminante de todo el acumulado en materia de política sobre nacionalidades se expresó en diciembre de 1922, mediante la firma de un Tratado para crear la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El mismo estableció las bases hacia una Constitución fundamentada en el principio de la federación. Suscribieron dicho tratado delegados de las repúblicas rusa, ucraniana, bielorrusa y las transcaucasianas. En julio de 1923, el Comité Ejecutivo Central del Congreso de los Soviets de toda la Unión aprobó un proyecto de Constitución que entró en vigencia de inmediato. En enero de 1924 fue ratificada esa Constitución por la autoridad suprema del nuevo estado, el Congreso de los soviets. Se planteó la necesidad de la unión de las repúblicas soviéticas para poder enfrentar con seguridad de éxito los desafíos: mantener la independencia en la condición de cerco imperialista; asegurar la reconstrucción y el desarrollo económico, construir la amistad entre los pueblos y edificar el socialismo. Se desarrolló un amplio movimiento por la formación de la URSS que estuvo fundamentado en todas las peripecias experimentadas por los pueblos y naciones durante la lucha contra el régimen zarista y la evolución de los acontecimientos durante la revolución y posteriormente. La referida Constitución definió la URSS como un estado federal integrado por entidades nacionales organizadas políticamente en tres categorías que eran: repúblicas federadas, repúblicas autónomas y regiones autónomas. Se debe recordar que en ese momento tanto la república rusa como la Transcaucasia, cada una de ellas, era en sí misma una federación. De esa manera la conformación de la URSS se realizó sobre la base de las realidades nacionales que cada nación había construido por sí hasta el momento de la unificación. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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El reparto federal de competencias entre la Unión y las repúblicas federadas se expresó también en la estructura de gobierno, en el Consejo de Comisarios del Pueblo que respondía a los tres niveles o categorías antes indicados. En ese sentido, en el primer nivel, se establecieron cinco comisariados federales para las materias consideradas competencia exclusiva de la Unión: asuntos exteriores, ejército, comercio exterior, transportes, correos y telégrafos. El segundo nivel correspondió a los comisariados unificados, que se expresaban en la Unión como en las diferentes repúblicas, para las materias en que éstas tenían la competencia y responsabilidad de ejecutar las decisiones adoptadas por la autoridad federal: economía y finanzas, suministros, trabajo, inspección obrera y campesina, y una especie de entidad fiscalizadora, la administración política unificada del Estado. En el tercer nivel, abarcó los comisariados que pertenecían sólo a las repúblicas, para las materias que eran de su exclusiva competencia: educación, sanidad, justicia, asuntos interiores, seguridad social y nacionalidades. Como se observa, es un esquema que no solo garantiza coherencia interna en su funcionamiento, sino que al mismo tiempo ofrece vías expeditas para la complementariedad al combinar autonomía y federación, lo cual supone el reconocimiento de particularidades y potencialidades diversas al interior del conjunto de la Unión que se estaba constituyendo. La Declaración y el Tratado que formalizó el advenimiento de la URSS consolidó la unión voluntaria de las repúblicas socialistas soviéticas en un solo Estado federado, aseguró coherencia entre los derechos de la federación y las repúblicas y entre el sistema de órganos estatales de la URSS y los de las repúblicas, se reconoció el derecho de una república a abandonar libremente la unión, así mismo estableció la apertura a nuevos ingresos. La creación de la URSS como resultado de un proceso democrático, revolucionario, con amplia participación de los pueblos y naciones involucrados, expresó la solución del problema nacional en el marco del internacionalismo proletario. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Después de 1924, en una dinámica que marchó de acuerdo a ritmos pautados por las condiciones particulares en las diferentes repúblicas y regiones, el número de repúblicas constitutivas de la federación habían aumentado de 7 a 11 primero, y luego en 1940 a 16, para quedar finalmente en 15 en 1956. Esta era la composición existente al momento de la caída de los muros en 1989-1990.

V Las lecciones de la derrota A la luz de los hechos, resulta indiscutible que por lo menos durante las primeras décadas, tras la instauración del Poder soviético, dicho modelo de organización estatal, devino en el marco apropiado para el abordaje y solución del candente problema nacional en el marco de un estado plurinacional como el que se estaba diseñando. El modelo efectivamente funcionó, durante un largo, período sin mayores tropiezos porque los preceptos teóricos enarbolados en la doctrina leninista pautaron el diseño y aplicación de la política nacional del Estado soviético, teoría y política que estaban fundamentadas en la democracia y la autodeterminación como garantes incontrovertibles de los derechos de las naciones convergentes en el Estado soviético. Las tesis teóricas argumentadas por Lenin y Stalin para abordar el problema nacional, antes y después del triunfo de la revolución, demostraron su validez por lo menos durante un tiempo prolongado de ejercicio del poder soviético. Si la sombra del viejo espíritu chovinista gran ruso, el desconocimiento de los derechos o la opresión de algunas naciones en el marco de la Federación se impusieron, alterando la relación de igualdad y solidaridad, solo puede encontrar explicación en la violación de los principios teóricos sobre los cuales fuera edificada esa colosal obra política. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Llegado a este punto, de nuevo lo pertinente a propósito de un balance es reflexionar sobre las circunstancias y el proceso que dieron al traste con la democracia y la participación de las masas en el funcionamiento de las diferentes instancias del estado soviético, hasta generar un ambiente hostil en el cual las nacionalidades se sintieran rehenes del estado y la nación que lo controlaba, y por tanto éste aparato estatal conservaba solo en apariencia su carácter federado. ¿Cómo ocurrió ese proceso y a partir de cuándo? Esas son preguntas que la reflexión intelectual responsable, que persevera en la honestidad y en las mejores causas, tiene planteadas hoy. En ese sentido se debe aprovechar el acceso que se comienza a tener a fuentes de archivos de la antigua URSS, descontada toda la manipulación que rodea este recurso en las circunstancias en que su apertura va produciéndose. Lo cierto es que las hipótesis o explicaciones que se pueda ir construyendo deberá guardar distancia de la interpretación unilateral que durante décadas se ha colado en los ambientes intelectuales y la opinión pública: desde los anti estalinistas que “explican” toda la adulteración del régimen soviético a partir de la figura y obra de José Stalin; hasta los considerados pro estalinistas para quienes la “explicación” de todas las desgracias del poder soviético comenzaron con la desaparición de este dirigente. Opino que ambas posturas, por unilaterales y apasionadas, resultan simplistas, carecientes de todo rigor y por tanto no han podido aportar al necesario ejercicio crítico de desvelar el momento, condiciones y factores desencadenantes que condujeron a la alteración sustancial del modelo soviético de gestión estatal desarrollado por la Revolución de octubre hasta culminar en el colapso. Sin pretender desconocer el papel de las individualidades en los procesos sociales, resulta comprensible que, a la luz de la dialéctica, la involución de un proceso con el alcance del que abrió ese acontecimiento, solo puede ser resultado también de un proceso complejo que exigió de un tiempo para su maduECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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ración y desarrollo. Por eso, desde una perspectiva académica crítica, debemos rechazar esas socorridas hipótesis supuestamente “explicativas” y avanzar, en la medida que el acceso a la información lo permita, sin dejar “piedra sobre piedra”. Ese es el desafío que urge confirmar si se quiere como tributo a esos cien años de una proeza sin parangón en la historia de la humanidad.

Bibliografía Consultada Fontana, Josep. El Siglo dela Revolución. Una Historia del mundo desde 1914. Barcelona: Planeta-Crítica. 2017. Serie Mayor. Hobsbawm, Eric. Historia del siglo XX. Barcelona: Crítica. 2009. Lenin, Vladimir Ilich. Ante el cuarto aniversario de la revolución de octubre, Obras Completas, Tomo 35. Madrid: Akal, 1978. Ediciones de cultura popular. _______________ Contribución al problema de las naciones o sobre la autonomización (1922) Obras Escogidas en tres tomos, Tomo 3, Moscú: Progreso, 1981. _______________ Tesis sobre el problema nacional (1913), conferencias pronunciadas en varias ciudades suizas, Obras Completas, Tomo XIX, Madrid: Akal, 1977. _______________ La clase obrera y el problema colonial (1913), Obras Completas, Tomo XIX, 1977, Madrid: Akal, p. 293-294. _______________ El derecho de las naciones a la autodeterminación (1914) Obras Escogidas en tres tomos, Tomo I, Moscú: Progreso, 1981. _______________ Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado, Obras Escogidas en 12 tomos, Tomo 7, Moscú: Progreso, 1973. Stalin, José. El marxismo, la cuestión nacional y la lingüística, Madrid: Akal, 1977. _______________¿Cómo entiende la socialdemocracia la cuestión nacional? Obras Completas, Tomo 1. Moscú: Lenguas extranjeras, 1977. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Vilar, Pierre. Palabras de presentación a la edición en España de las Obras Completas de Stalin, Madrid: Vanguardia Obrera, 1984.

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Significado e impacto de la Revolución Soviética: en el mundo y en Quisqueya95 Meaning and impact of the soviet revolution: in the world and in Quisqueya Narciso Isa Conde96

Resumen:

El presente escrito trata, de manera sucinta, el impacto de la Revolución Bolchevique a nivel mundial y de manera particular cuando estas ideas germinaron en suelo dominicano. Concluye con una lista de lecciones aprendidas de lo que fue el colapso del modelo soviético para los que mantienen la fe en el socialismo. Palabras claves: Revolución, socialismo, Bolchevismo, socialismo real, estatismo. Ponencia presentada en el “Seminario 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la UASD, 7 de noviembre 2017. 96 Narciso Isa Conde. Político y ensayista dominicano. Combatiente contra el tirano Trujillo y los invasores estadounidenses en 1965. Fue miembro del gobierno en armas que presidió Francisco Caamaño Deñó. Fue Secretario General del Partico Comunista Dominicano PCD por varias décadas. Autor de más de una decena libros publicados sobre temas políticos. Actualmente dirige y conduce el periódico Tiro al blanco. 95

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Summary: This article succinctly describes the impact of the Bolshevik Revolution on a global level and particularly when these ideas germinated on Dominican soil. It concludes with a list of lessons learned from what the collapse of the Soviet model was for those who maintain faith in socialism. Keywords: Revolution, Socialism, Bolshevism, Real Socialism, Statism.

Introducción Este breve ensayo analiza el significado y el formidable impacto a escala mundial y en la República Dominicana de la primera revolución obrera, campesina y popular de orientación socialista, incluido su inconmensurable aporte a la derrota del fascismo. La ruptura del dominio absoluto del capitalismo es la primera hazaña de sus protagonistas, para luego coronar su trascendente aporte planetario con su segunda hazaña: la heroica contribución del ejército rojo y el pueblo de la URSS a la victoria de las fuerzas aliadas sobre las huestes nazi-fascistas. En el valor planetario de ambas hazañas se fundamenta en las energías que el proceso soviético transmitió al desarrollo de las ideas socialistas-comunistas y al impulso de las organizaciones y luchas obreras y populares inspiradas en ellas; en todos los confines del globo terráqueo, incluidas comunidades recónditas de nuestra diminuta República Dominicana. Pero esta reflexión no se queda ahí, sino que incursiona también en el impacto depresivo del colapso de la URSS y del denominado “socialismo real” que nos obliga a recoger sus enseñanzas y a contribuir a rearmar el proyecto emancipador llamado a ponerle punto final a esta lúgubre fase de la civilización capitalista, ahora en franca descomposición y crónica decadencia. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Porque solo así es posible transformar en nuevas energías, opciones y victorias las vicisitudes y reveses sufridos por las fuerzas llamadas a sepultar definitivamente esta destructiva y anti-humana dominación.

La Revolución Rusa Hoy, 7 de noviembre del 2017, se cumple medio siglo del inicio de la revolución soviética, la primera revolución obrera, campesina, popular triunfante (incluso con participación de sectores del viejo ejército) de orientación socialista en el planeta tierra. Al referirse a la insurrección que la catapultó, y a ese formidable momento de ruptura del dominio absoluto del capitalismo a nivel planetario, el brillante sociólogo y escritor estadounidense John Reed lo describió como “Los diez días que estremecieron el mundo”.97 Diez días de subversión anticapitalista que habrían de proyectarse por décadas. El principio de toda una época de transición revolucionaria y proyección en grande de las ideas socialistas. Toda una hazaña a escala planetaria, nacional y regional. La impactante y original ruptura del ordenamiento capitalista mundial a cargo del Partido Comunista Ruso (Bolchevique)98, consumada un 7 de noviembre de 1917 (25 de octubre del viejo calendario ruso), pocos meses después de traicionada por la burguesía liberal, la revolución democrática de febrero, fue ciertamente una admirable y admirada hazaña.

Obra publicada por John Reed en 1919 que narra los acontecimientos de la Revolución soviética de Octubre casi en clave de reportaje. 98 Lo de “bolchevique”, palabra comúnmente empleada para denominar el partido dirigente e incluso la propia revolución, significa mayoría y es alusiva la corriente revolucionaria mayoritaria dirigida por V. I. Lenin que logró derrotar las posiciones reformistas al interior del partido, antes de la victoria. 97

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La derrota definitiva de la autocracia zarista en Rusia y sus colonias, y el traspaso de “todo el poder a los consejos o soviets de obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales y soldados”99 inauguró una nueva época en la historia de la humanidad. Creó una democracia popular de nuevo tipo. Una revolución armada que hizo añicos el viejo Estado zarista, incluido su viejo ejército, y refundó desde el poder de los/as de abajo las instituciones estatales en Rusia y sus viejas colonias; anunciando poco después la constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS)100 bajo el genial liderazgo de su forjador: Vladimir Ilich Ulianov (Lenin). Derrotada durante una temprana y desgarradora guerra civil, la feroz resistencia de las fuerzas retardatarias internas junto al intervencionismo inicial de las potencias capitalistas occidentales… y dos décadas después alcanzada la victoria de la revolución soviética frente la devastadora agresión nazi-fascista en su propio territorio y en toda Europa Oriental, la URSS logró consolidar su existencia y emprender su espectacular desarrollo cargado de abundantes logros sociales, científicos y culturales. Sumó, por tanto, dos hazañas más con colosales e inéditos despliegues de heroísmo. Ese ascenso espectacular –decisivo para contrarrestar los designios imperialistas del capitalismo (con inmensos aportes a la lucha anticolonial y nacional liberadora)– perduró Los Consejos o Soviet se formaron en Rusia, en la revolución de 1905, como órganos de poder popular, experiencia que perduró y se extendió hacia todas sus viejas colonias. En 1917 jugaron un papel relevante en la derrota del zarismo y en sus instancias de poder colonial, tanto en febrero como en octubre, intervalo en que los “bolcheviques” lograron cambiar la correlación de fuerza a su favor. 100 La suma de la Rusia y las colonias liberadas al momento de emprender el rumbo socialista asumió el nombre de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la articulación de las estructuras de la vanguardia comunista a todo lo largo y ancho del territorio imperial se denominó Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). 99

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hasta sufrir ese proceso, a consecuencia de un prolongado estancamiento burocrático, el sorpresivo colapso de su poderoso Estado multinacional federativo a finales de los 80 y principios de los 90; a consecuencia de una profunda crisis estructural del modelo de transición que resultó dominante: el denominado “socialismo de Estado” o “estatismo altamente burocratizado”,101 negador del poder de los soviets y de la democracia socialista. La gravitación de la revolución bolchevique, el auge del pensamiento y la acción transformadora socialista-comunista que estimuló, se hizo sentir a todo lo ancho y largo del planeta, incluida nuestra pequeña isla caribeña.

En Quisqueya Una cadena de hechos muy significativos, bajo el impacto del “octubre soviético” y sus consecuencias, precedió la formación del primer partido comunista dominicano y las acciones independientes del movimiento obrero dominicano: –La formación en los primeros años de la década de 1920 de los primeros núcleos que simpatizaban con la hazaña de los bolcheviques, destacándose la labor proselitista de Karen Kohoz y Biolostoski, ambos de origen ruso y propagandistas de la revolución soviética, y ambos radicados en La Vega, República Dominicana. –Las crónicas de Pepito García sobre la revolución bolchevique, publicadas en el periódico “El progreso”, de La Vega. –La labor educativa del maestro y la maestra Pancho Soné y su esposa Elvira García en su escuelita vegana, donde se El análisis detallado de ese modelo de transición y de las causas de su vulnerabilidad y colapso está contenido en el primer capítulo de mi libro Rearmando la utopía. Del Neoliberalismo Global al Nuevo Socialismo, editado por primera vez en por la Editora Tropical (Santo Domingo RD) en diciembre de 1999 y reeditado dos veces aquí y luego en CaracasVenezuela, en su versión ampliada.

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distribuía un manualito marxista manuscrito y se podía observar desde lejos una bandera roja con la hoz y el martillo. –El esfuerzo intelectual de Adalberto Chappuseaux, autor de los ensayos “¿El porqué del Bolchevismo?” y “Revolución y Evolución”, escrito en 1924. –La fundación, el 1 de mayo de 1931, del Partido Obrero Independiente, precedido de la “Unión Obrera Política”, y las diversas actividades y esfuerzos organizativos de la joven generación marxista de la década de 1930, reprimida por el tirano Trujillo mediante la primera ley anticomunista (20 de octubre 1936). –La presencia, a finales de los años 30, de una inmigración española republicana, con significativa presencia comunista, que impulsó la difusión del marxismo entre intelectuales y estudiantes universitarios de la Capital y Santiago (donde operaban sendos Centros Democráticos bajo su influencia) y entre la ya latente rebeldía de los obreros azucareros y portuarios de La Romana y San Pedro de Macorís; traducida luego en núcleos revolucionarios y fuertes movimientos huelguísticos de 1942 en el Este del país, en los que se destacaron Fernando Henríquez (Nando), Héctor Porfirio Quezada (Negrita) y Julio Aníbal García Dickson, de La Romana, y Mauricio Báez y Justino José del Orbe, de San Pedro de Macorís. –Las influencias de la URSS y el correspondiente activismo español confluyeron ese mismo año con la venida al país de Pericles Franco Ornes, Luis Emilio Aybar, Francisco Henríquez (Chito), Freddy Valdez y otros jóvenes revolucionarios (los dos primeros procedentes de Chile, donde militaron en la Juventud Comunista; y los dos últimos de Cuba, donde Freddy optó por la militancia comunista en el Partido Comunista Cubano (PSP) cubano, y Chito en otros movimientos revolucionarios de ese país), lo que aceleró el proceso de gestación del primer partido comunista bajo el nombre de Partido Democrático Revolucionario Dominicano (PDRD); formalmente constituido el 27 de febrero de 1944, denominado en 1946 como Partido Socialista Popular (PSP) y que volvió a cambiar su nombre por

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el del Partido Comunista Dominicano (PCD) en 1965, en plena guerra patria contra el invasor.102

En el mundo: Ni hablar del impacto internacional de la revolución soviética y su evolución (que incluye también su deformación y derrumbe). Primero, en la conformación y el auge del movimiento comunista internacional y muy especialmente en las revoluciones china, vietnamita, camboyana, laosiana, coreana, yugoslava, cubana, argelina, angolana, mozambiqueña, nicaragüense… que influyeron a su vez en forma diversa. Igual el poderoso Estado Soviético, fruto de la evolución de la revolución soviética, determinó –a través de las sucesivas y heroicas victorias del ejército rojo contra las ocupaciones hitlerianas– el viraje de Europa Oriental hacia el llamado socialismo real. Siempre las influencias positivas de acontecimientos revolucionarios de impacto mundial se combinan con los reveses y deformaciones de su matriz, cuando estas se producen. Durante y después de ese estrepitoso e incruento derrumbe, ha tenido lugar una declinación temporal del accidentado ascenso de las luchas anticapitalistas y antiimperialistas, escenificado en un gran trayecto del siglo XX y de paso una fuerte y prolongada depresión subjetiva que ha afectado las posibilidades de nuevas revoluciones; aun en medio de las peores crisis del capitalismo y sus consiguientes cadenas de indignaciones populares e intentos de virajes. Incluso antes de ese gran revés, la dogmatización y burocratización del proceso soviético y sus correlatos, gravitaron negativamente a escala mundial junto a sus influencias positivas. Y El impacto en nuestro país de la revolución soviética está reseñado con más detalles en el Informe al II Congreso del Partido Comunista Dominicano-PCD, realizado en marzo 1979.

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Dominicana, en la medida en que tales fenómenos gravitaron sobre sus sujetos y actores revolucionarios nacionales, no ha sido excepción. El gran revés de finales del siglo XX ha sido en parte formal y en parte real, con serios impactos dispersantes y depresivos de la conciencia revolucionaria acumulada, de las organizaciones y de la lucha por el ideal socialista. En parte formal, porque se presenta como derrota total del proyecto socialista, a pesar de representar solamente el agotamiento y la quiebra de modelos que en el tránsito hacia ese ideal resultaron altamente burocratizados y negadores de democracia y valores socialistas. En parte real, dado que se trató del colapso de regímenes objetivamente enfrentados al capitalismo y al imperialismo, cuyo papel internacional servía, en diferentes grados, de contrapeso a la política imperialista, al colonialismo, al guerrerismo y al neocolonialismo, ahora potenciados. De todo esto, pasado un siglo, vale extraer y asumir las valiosas enseñanzas de una revolución inconclusa, interrumpida por la combinación de múltiples factores adversos, que de todas maneras abrió en grande las compuertas de las luchas antiimperialistas y anticapitalistas, proyectándola hacia un presente capitalista de peor calaña, que pone en riesgo la vida en el planeta y la existencia de la humanidad. Las enseñanzas han sido duras, pero hay que interiorizarlas a plenitud.103 Después de lo acontecido, quedó bien claro: –Que la bandera de la democracia no se puede dejar en manos de los adversarios del socialismo. –Que jamás debe confundirse estatismo con socialismo. Resumen extraído del sub-capítulo “Para que la democracia y el socialismo tengan futuro” del libro En el siglo XXI: ¿Cuál democracia? ¿Cuál socialismo? / págs. 48-49-50, 51,52 y 53), Santo Domingo: Editora Mediabyte S.A., julio del 2006.

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–Que es preciso optar por el reino de los trabajadores libres y no por el reino de la burocracia. –Que el nuevo proyecto no debe ser un rígido molde preconcebido, sino portador de una dinámica creativa y autosuperadora. –Que los cambios revolucionarios hacia una nueva sociedad, que tenga como meta el socialismo y el desarrollo armónico de todos los componentes de la naturaleza, no pueden legitimarse dentro de un sistema de privilegios a favor de cuadros dirigentes y administradores del Estado, ni de la hegemonía de encumbradas minorías burocráticas, ni de la afectación progresiva de la naturaleza a costa de generaciones presentes y futuras. –Que el proyecto transformador no debe volverse contra las identidades nacionales, contra los valores culturales autóctonos, sino que estos elementos deben ser incorporados a plenitud. –Que la renovación generacional debe garantizarse con la participación de la juventud en las grandes decisiones. –Que las concesiones al capitalismo y al liberalismo resultaron un supuesto remedio peor que la enfermedad del burocratismo-estatista. –Que las fuerzas políticas que conduzcan el Estado no deben fusionarse con éste, sino desarrollar una relación de mutua independencia, preservando su papel de vanguardias transformadoras. –Que la doble moral en política de género y las nuevas modalidades del machismo le restan grandes fuerzas emancipadoras a la revolución. Igual el racismo y el adulto-centrismo. Estas lecciones, que vienen siendo apreciadas, son válidas para evitar una descomposición semejante en los países que persisten en transitar hacia el socialismo desde altos niveles de estatización e importantes limitaciones en la participación democrática; y, sobre todo, para evitar la degeneración de nuevos procesos revolucionarios iniciados desde la derrota del predo-

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minio del capitalismo privado, de la estrategia neoliberal del capitalismo y de toda su impronta recolonizadora. Estas lecciones –como también el análisis de las evoluciones del sistema capitalista-imperialista mundial y de las nuevas características y particularidades de las sociedades que engendra– son vitales para reconstruir las nuevas vanguardias revolucionarias, imprescindibles para darle direccionalidad política transformadora a las indignaciones populares, a las rebeldías políticas-sociales y a los cambios en gestación después de la ruptura del viejo régimen.104

El tema de la necesidad y características de las Nuevas Vanguardias fue esbozado en la misma obra En el siglo XXI: ¿Cuál Democracia?, ¿Cuál Socialismo?, págs. 253 a 269.

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Egresados de Humanidades, Ciencias Sociales y Artes de los países del Este y Cuba105 Graduates of Humanities, Social Sciences and Arts of the East Countries and Cuba Odalís G. Pérez106

Resumen:

El ensayo recoge la travesía académica de buena parte de los estudiantes dominicanos y dominicanas, luego egresados y profesionales de la antigua URSS, los países de Europa del Este y Cuba, en las áreas de Ciencia, arte, tecnología y humanidades. Se muestra cómo estos profesionales han dejado una huella en el camino educativo y cultural en República Dominicana y en otros países de nuestra región. Palabras claves: URSS. Egresados, profesionales, países del Este, Humanidades. Ponencia presentada en el “Seminario 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la UASD, 7 de noviembre 2017. 106 Odalís G. Pérez es Doctor en Filología y Semiótica en la Universidad de Bucarest, Rumania. Profesor de la Escuela de Artes y de la Facultad de Humanidades de la UASD. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Lengua. Es autor, entre otros, del libro Nacionalismo y Cultura en la República Dominicana 105

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Humanidades, Ciencias Sociales y Artes en los países del Este... // Odalís G. Pérez

Summary: The essay includes the academic journey of many Dominican students, graduates and professionals from the former USSR, the countries of Eastern Europe and Cuba, in the areas of Science, Arts, Technology, and Humanities. It shows how these professionals have left their mark on the educational and cultural path in the Dominican Republic and in other countries of our region. Keywords: USSR, Graduates, Professionals, Eastern countries, Humanities.

La travesía académica de los estudiantes, y luego egresados y profesionales de los países de Europa del Este y Cuba, han dejado una huella que ha marcado un camino educativo y cultural en República Dominicana y en otros países de nuestra región. Ciencia, arte, tecnología y humanidades, han sido rutarios intelectuales por donde han transitado los hoy profesionales dominicanos que cursaron carreras en los ex países socialistas. En el caso de las humanidades, las artes liberales, la educación, las ciencias del lenguaje, la música, las letras, los estudios históricos y las ciencias sociales, el aporte a la República Dominicana ha sido significativo, si se tiene en cuenta que ya a comienzos de la década de los años 60, se ofrecieron becas asumidas por estudiantes dominicanos para estudiar en la URSS. Ver en este caso los nombres de Rafael Villalona, Carmen Durán, Roberto Cassá y otros, nutriéndose en la academia soviética de la enseñanza de Arte, Historia y más tarde en Educación y Lenguas, como es el caso del maestro Miguel Pichardo, quien haciendo uso de la interdisciplinaridad cursó disciplinas artísticas y filológicas. El contexto especializado y direccional de las universidades de los entonces países socialistas, hizo posible que la acreditación académica a corto, largo y mediano plazo, insistiera en su proceso y por lo mismo acentuara el estudio en el marco de las horas por asignaturas y su validez o validación en el transcurso

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formativo. El humanismo crítico, el aprendizaje programado y las llamadas prácticas productivas en ciencias o disciplinas llamadas puras o aplicadas, fueron algunas de las más importantes cardinales y por lo mismo prácticas educativas que aportaron a la formación de los futuros profesionales en los países del Este, provenientes de la República Dominicana. En efecto, la adecuación de nuestros estudiantes en el ámbito formativo soviético, búlgaro, rumano, checoslovaco, húngaro, cubano, alemán y polaco, hizo posible que se concretizaran nuevas historias académicas, científicas y culturales, siendo así que algunas disciplinas humanísticas, artísticas, culturales y sociales (Filología, Pintura, Música, Historia, Geografía, Sociología de la Educación, Historia del Arte, Pedagogía, Dirección Teatral, Filosofía y otras disciplinas) han influido en el desenvolvimiento aplicativo, formativo instruccional de los nuevos programas de trabajo, informaciones humanísticas, culturales, educativas y sociales. Algunos egresados como César Cuello Nieto (URSS), Jesús Tellerías (URSS), María Hortensia de la Cruz y Juana Díaz (Rumanía), Carmen Durán (URSS), Víctor Hugo de Láncer (Bulgaria), Osvaldo Domínguez (Rumanía), Miguel Pichardo, Julio García, (URSS), han descollado en el ámbito profesional de la filosofía, la historia, la pedagogía, la historia de la ciencia, la sociología de la educación, sociología política, musicología, teatro, cinematografía, entre otros dominios. Es importante destacar que, en el caso de las ciencias humanas, las ciencias sociales y las ciencias del arte, las solicitudes siempre fueron minoritarias, pues el programa de cooperación y ayuda de los Estados socialistas, favorecía más la instrucción técnica y científica, siendo la Medicina, la Genética, la Física, la Matemática, la Biología, la Geografía económica, Economía, las ingenierías, y las disciplinas industriales, las más favorecidas y por lo mismo las que tenían más prioridades en el contexto de la ayuda, amistad, desarrollo y cooperación de los gobiernos socialistas. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En los años 60, las becas para disciplinas liberales eran poquísimas y apenas un 2% de los estudiantes eran admitidos por solicitud para cursar Artes, Letras, Filosofía, Sociología, Comunicación y Música. De ahí que, aparte del artista y egresado Claudio Espejo, no conozco otros egresados dominicanos en Artes Visuales. En teatro –y en los años 60– sólo Rafael Villalona hizo estudios en las (URSS), para seguir más tarde en 1977, y en el área de la Dirección teatral, María Castillo, quien egresó en los años 80 de la Universidad Lomonosov como Directora de teatro. En música, Miguel Pichardo e Hipólito Javier se formaron en centros de estudios superiores soviéticos en la década de los 70, el primero, y el segundo a finales de los años 80 y a comienzo de los 90. Adelso Ortega Castellanos, egresó de un Instituto Superior de Cinematografía en Moscú, en la especialidad de Dirección de cine, adquiriendo un Máster of Art en dicha disciplina y entre 1977 y 1985 Odalís G. Pérez egresó del Instituto de Arte Teatral y Cinematográfico Ion Luca Caraggiale de Bucarest (Rumanía), obteniendo un Máster Of Art en la especialidad Dirección de Teatro, en la Facultad de Cinematografía, Teatro y TV. Más tarde egresa también de la Facultad de Lenguas y Literaturas Extranjeras de la Universidad de Bucarest, obteniendo el título científico de doctor en Filología y Semiótica. Cursos prácticos de Periodismo y Artes Gráficas lo asumieron estudiantes cuyos nombres no tenemos registrados debidamente, pero que en una investigación más afinada registraremos sus datos a su debido tiempo. La labor de sociólogos, educadores culturales, músicos, historiadores y filósofos del arte dominicano en los países socialistas, ha logrado significativos efectos y apoyos formativos en el contexto tanto educativo, como social y cultural de la República Dominicana, toda vez que sus inserciones profesionales han logrado contribuir al desarrollo de sus campos específicos de aplicación y en la educación dominicana de manera operativa y productiva. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En el trabajo artístico y cultural del egresado Dionis Rufino ha logrado sobresalir como educador y formador en la rama del Teatro y como profesor de Historia del Arte y trabajo cultural, dirigiendo entre 2006-2011 la Escuela de Teatro y Danza de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En cuanto a la música, los egresados Miguel Pichardo e Hipólito Javier, han sobresalido como intérpretes, músicos y educadores musicales dentro del alto especialismo artísticomusical dominicano. En la actualidad el egresado Hipólito Javier dirige la Escuela de Música de la UASD. En el caso de las Ciencias Históricas, Carmen Durán (URSS), Julio García (URSS), Reina Rosario (URSS) y Mariela Canó, se han destacado como educadores y educadoras, historiadores, editores y autores de libros, ensayos y otros escritos, ocupando puestos académicos también en instituciones del Estado y en universidades privadas, institutos y colegios. Los egresados de Humanidades, Artes, y Ciencias Sociales han ocupado puestos de relevancia en ministerios del Estado. Tal es el caso de Víctor Hugo De Láncer, en el MESCYT, Reina Rosario en el Archivo General de la Nación (AGN) y en el Instituto de Historia de la Facultad de Humanidades de la UASD. La maestra e historiadora Carmen Durán ha ocupado, en varias oportunidades, funciones de dirección en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en otras instituciones del país. Entre 2003 y 2004, quien esto escribe, ocupó como Secretario de la Comisión Nacional Dominicana para la UNESCO, la función directiva de programas educativos y culturales en el marco del país y de la región. Más tarde, en 2009, ocupó el cargo de Vice-presidente de la AICA-ADCA, (Asociación Internacional de Críticos de Arte y Asociación Dominicana de Críticos de Arte) institución ligada a la UNESCO, y la de Coordinador de la Comisión de Lingüística y Literatura de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. El filósofo César Cuello Nieto (PHD), es especialista en Filosofía de la Ciencia y la Tecnología y ha ocupado funciones ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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de dirección académica y consultiva en el ámbito de la región y en universidades dominicanas como la UASD, INTEC, siendo también director de FLACSO (Facultad Latinoamérica de Ciencias Sociales) y docente del cuarto nivel de la enseñanza universitaria, aparte de contribuir en su dominio con publicaciones especializadas. El filósofo del arte Fidel Munnigh, egresado de la Universidad Carolina de Praga, ha contribuido al desarrollo de la Educación Estética y cultural, publicando libros y ensayos en periódicos y revistas del país. Traductor, esteta, y profesor en la Escuela de Crítica e Historia del Arte de la Facultad de Artes de la UASD, labora también como traductor de textos especializados en el Banco Central de la República Dominicana. Es, además, profesor en la Escuela de Filosofía de la UASD en la Facultad de Humanidades. Rafael Báez Bisonó estudio Filosofía en la URSS, graduándose de doctor en Filosofía como último título, y dedicándose a enseñar Filosofía en diversos centros del país. Su labor como profesor de la UASD ha sido enriquecedora. Ha publicado algunos ensayos filosóficos sobre ética, axiología y gnoseología, entre otros. En el contexto de la Historia del Arte y la Curaduría de Arte es necesario destacar los nombres de Sara Hermann, Ignacio Nova y Paula Gómez Jorge, egresados de centros superiores de artes de Cuba. Los tres han dirigido instituciones de arte (museos, salas públicas y privadas de arte). Sara Hermann dirigió el Museo de Arte Moderno (2000-2004). En la actualidad labora en el prestigioso Centro E. León Jimenes de Santiago. Ignacio Nova es el director de la Revista Contemporanía, habiendo sido también director del Centro Cultural Rodrigo De Bastidas de la Secretaría de Estado de Cultura, en el período 2000-2004. Mientras que por su parte Paula Gómez Jorge dirigió el Museo Bellapart hasta el 2012. Los tres son curadores profesionales que han contribuido al desarrollo del arte nacional, publicando libros, revistas y catálogos de arte. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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El egresado Jesús Tellerías ha contribuido al desarrollo de la investigación sociológica e histórico- filosófica en el contexto de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y de la investigación independiente, organizando encuentros interdisciplinarios en el marco dialógico de las ciencias sociales. Académico y divulgador de modos apreciativos y aplicativos en ciencias sociales. Es egresado de la URSS. Jesús Tellerías ha propiciado también trabajos socio-educativos, históricos y filosóficos, creando posibilidades de investigación social en la línea de nuevas coordenadas productivas e interdisciplinarias desde las ciencias sociales. Osvaldo Domínguez y Carlos Julio Báez Evertz, ambos egresados de Facultades de Ciencias Sociales y políticas de Rumanía, han contribuido desde la Sociología, las Ciencias Sociales y Políticas al conocimiento de dominios y co-dominios, al desarrollo y conocimiento de la sociedad dominicana desde comienzo de los años 70 hasta hoy. De tal suerte que dichos egresados han propiciado el trabajo social y político mediante niveles de intercambio, información institucional y extra-institucional. En el caso de la literatura, la egresada de la Universidad de la Habana Cuba, Minou Tavárez, es ya conocida como personalidad pública, ocupando puestos en instituciones del Estado. Aunque estudió literatura en Cuba, se ha orientado al trabajo político y social. La egresada de Hungría, Mayra Brea, se ha destacado en el área de la Psicología, siendo profesora de la carrera de Psicología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (Facultad de Humanidades). Como especialista en el área de la conducta, sus aportes se han hecho visibles en el contexto institucional y educativo, propiciando un trabajo direccional y científicohumanista en el país. Es egresada de la Universidad Eötvos Forand Tudomány, de Hungría. Es importante señalar que desde la década de los 60 hasta hoy, los egresados dominicanos de los países socialistas en ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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dominios humanísticos, artísticos, sociales y educativos, han hecho una seria contribución a la sociedad dominicana, visible en diferentes dominios de actividad pública y privada, pero también, desarrollando campos de interés a nivel interinstitucional e internacional. Los niveles de inserción profesional de nuestros egresados en las áreas del conocimiento ya destacadas, se explican mediante el valor de sus aportes al país, en un momento en el cual el diálogo interdisciplinario y transdisciplinario conquista espacios insospechados en el contexto actual de la globalización y la competitividad en el mercado académico y científico, en Europa, el Caribe, América Latina y los Estados Unidos de Norteamérica. El marco de desarrollo en el cual han trabajado e incidido los profesionales de los países socialistas, ofrecen referencias científicas, técnicas, humanísticas que, en el caso de las disciplinas sociales, históricas, culturales, educativas y artísticas, deben ser investigadas junto a labores intelectuales y culturales de egresados que llevan hoy una vida socio-cultural activa en el contexto de la República Dominicana de nuestros días. Señalamos como información complementaria en este panorama académico, la presencia como egresados de la ex URSS en el país a Miguel Aponte Viguera en el renglón Comunicación Social. Dicho egresado estudió periodismo y propaganda política en Moscú, en los años 70. De la misma manera Aurelio Henríquez estudió periodismo audiovisual en el 2004, en el instituto José Martí de Cuba, siendo en la actualidad el Presidente del Colegio Dominicano de Periodistas. En el mismo caso se encuentra Ariosto Sosa Mesa, quien egresó de la carrera de Periodismo y luego de Cinematografía, mención Guión, en la Escuela de Famur y en la Universidad Carolina de Praga, de la ex Checoslovaquia, con un doctorado en Mass-Media en los años 90. De allí también egresó Frank Félix Solano, de la carrera de Sociología, de la Universidad Carolina de Praga en 1990. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Los egresados de la República Socialista de Cuba han sumado aportes al desarrollo cultural y científico del país, desde las áreas de Historia, Historia del arte, Literatura y Filología. Sobresalen en este sentido los egresados Andrés L. Mateo en el área de la literatura y luego en Ciencias Filológicas, en la Universidad de La Habana, también Norberto James Rawlings, graduado de literatura en la misma universidad en la década de los 70. En el mismo contexto de estudios graduados y post-graduados, aparece Félix Calvo, quien se graduó de la carrera de Historia en Cuba, Universidad de La Habana, para más tarde obtener el título de doctorado en monetarismo, en la República Democrática Alemana –RDA–, ex Alemania Oriental. A comienzos de la década de los 80, otros estudiantes dominicanos asistieron a centros superiores de los países socialistas para hacer licenciaturas, especialidades, doctorados, o cursos de postgrado. En la URSS, Mariela Canó se graduó de Historia en Moscú en la década de los 90, especializándose en Historia de América. Entre 1978 y 1985, nuestros estudios y contribuciones a los estudios filológicos y semióticos fueron resultado de una beca de doctorado que logramos para realizar nuestros estudios de pregrado y postgrado en la universidad de Bucarest, Rumanía, donde obtuvimos el título de doctor en Filología y Semiótica en la Facultad de Lenguas y Literaturas Extranjeras de dicha universidad. Estos estudios fueron sustentados también por varias pasantías y trabajos en centros especializados de Rumanía. Es importante subrayar el hecho de que nuestro listado de egresados, en cuanto a las Humanidades, las Ciencias Sociales, las Ciencias Culturales y las Ciencias del Arte de la URSS, de los países del Este y Cuba, es aun incompleto, pues por problemas de circunstancias, archivos académicos e institucionales e información, no hemos podidos ser exhaustivos en estos apuntes de contribución al conocimiento de la memoria y hojas ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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de vida de nuestros egresados en las áreas señaladas y asumidas por dichos profesionales. Creemos que estos apuntes, incompletos, servirán de base para escribir una historia más completa y puntual sobre nuestros egresados de los ex países socialistas de la órbita soviética y extra-soviética. Agregamos a esta comunicación un listado aproximativo de profesionales egresados de los países socialistas, con la esperanza de que el mismo sea completado y afinado con más datos y juicios sobre nuestros egresados en las áreas señaladas. La contribución de estos al desarrollo nacional, evidencia un buen estado y nivel de formación en universidades que hasta hoy han sido paradigmas del conocimiento científico, humanístico, artístico y sociocultural.

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Egresados de los países socialistas en Humanidades, Artes y Ciencias Sociales EGRESADO • Rafael Villalona • César Cuello Nieto • Reina Rosario • María Castillo • Odalís G. Pérez • Fidel Munning • Jesús Tellerías

PAÍS (URSS) (URSS) (URSS) (URSS) Rumanía Checoslovaquia (URSS)

ÁREA DE ESTUDIO Teatro. Filosofía. Historia. Dirección Teatral. Filología, Semiótica, Artes. Filosofía del Arte y Estética. Filosofía, Historia.

• María Hortensia De la Cruz • Carmen Durán • Víctor Hugo De Lancer • Dionis Rufino

Rumanía (URSS) Bulgaria (URSS)

• Sara Hermann • Paula Gómez Jorge • Ignacio Nova • Carlos Julio Báez Evertz

Cuba Cuba Cuba Rumanía

• Osvaldo Domínguez • Roberto Cassá • Adelso Ortega Castellanos • Hipólito Javier • Minou Tavárez • Julio García • Miguel Pichardo • Miguel Aponte Viguera

Rumanía (URSS) (URSS) (URSS) Cuba (URSS) (URSS) (URSS)

Pedagogía. Historia. Sociología de la Educación. Trabajo Cultural, Historia del Arte. Historia del Arte. Historia del Arte. Historia del Arte. Ciencias Políticas. Sociología. Historia. Dirección de Cine. Música (Violín). Literatura. Historia Música. Periodismo y Propaganda Política. Periodismo, Dirección de Cine y MASS MEDIA. Literatura, Ciencias Filológicas. Literatura. Historia, Monetarismo.

• Ariosto Sosa Mesa • Andrés L. Mateo • Norberto James Rawlings • Félix Calvo • Frank Feliz Solano • Mariela Canó • Juana Díaz • Rafael Báez Bisonó • Orlando Polanco • Claudio Espejo

Checoslovaquia Cuba Cuba Cuba y Rep. Democrática Alemania Checoslovaquia (URSS) Rumania (URSS) (URSS) (URSS)

Sociología. Historia. Pedagogía. Filosofía. Historia. Artes Plásticas.

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ECOS Órgano del Instituto de Historia de la UASD Año XXV, Vol. 1, No. 15 Enero-junio de 2018

Arqueología del pensamiento político en la obra El proletariado agrícola: fuerza fundamental de la revolución dominicana107 Archeology of Political Thought in the Work The Agricultural Proletariat: Fundamental Force of the Dominican Revolution Amaury Pérez Vargas, Ph.D108

Resumen:

En este artículo implementaremos una especie de arqueología del pensamiento político de Raúl Pérez Peña –Bacho–109 Ponencia presentada en el “Seminario 100 Años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la Sociedad Dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); Santo Domingo, 7 de noviembre de 2017. Retrabajado para Ecos. 108 Es doctor en Historia de la Universidad La Sorbona, París, Francia. Licenciatura y Maestría en Ciencias Sociales y Económicas en la Universidad Católica de París. Bachiller en Osceola High School, Missouri, Estados Unidos y en el Colegio Loyola de Santo Domingo. Actualmente profesor-investigador en la Escuela de Sociología y en la Escuela de Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. 109 El autor de la obra El proletariado agrícola, Raúl Pérez Peña (Bacho), es un reconocido militante político de la izquierda revolucionaria dominicana que fue guerrillero en el frente Gregorio Luperón, el cual operó bajo las órdenes de Juan Miguel Román en las lomas de El Limón, Altamira, 107

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en la obra El proletariado agrícola, fuerza fundamental de la revolución dominicana110, siguiendo lo establecido por el filósofo francés Michel Foucault, quien en su famosa obra publicada en 1969 titulada “L’archéologie du savoir”, nos desarrolla un método analítico a los fines de establecer cómo los sistemas de pensamiento y conocimiento (véase “epistemes” o “formaciones discursivas”) están regidos por reglas que operan sobre la conciencia de los sujetos individuales y definen a la vez un sistema de posibilidades conceptuales que determinan los límites de su pensamiento en un contexto y espacio determinado. Summary: In this article we will implement a kind of archeology of the political thought of Raúl Pérez Peña –Bacho– in the work The Agricultural Proletariat, Fundamental Force of the Dominican Revolution, following the established by the French philosopher Michel Foucault, whom in his famous work published in 1969 “L’archéologie du savoir”, develops an analytical method in order to establish how the systems of thought and knowledge (see “epistemes” or “discursive formations”) are governed by rules that operate on the conscience of individual subjects and define at the same time a system of conceptual possibilities that determine the limits of their thinking in a given context and space. Puerto Plata, durante la insurrección del Movimiento Revolucionario 14 Junio, en noviembre de 1963. Posteriormente fue miembro del Buró Político del Comité Central de esa organización, formando parte de la máxima dirección del 1J4 hasta el momento de su desintegración en 1968, conjuntamente con Amaury Germán Aristy, Baby Mejía, Homero Hernández, Roberto Duvergé, Fidelio Despradel y otros destacados dirigentes de la lucha popular dominicana. 110 Esta obra –según nos dice su autor– surge como parte de una experiencia investigativa de “observación participante” desarrollada en una finca arrocera en el año de 1969, en el municipio de Villa Vásquez, provincia de Montecristi, prácticamente en el mismo escenario en el que fue apresado y posteriormente desaparecido en julio de ese mismo año, el dirigente del Movimiento Popular Dominicano Henry Segarra Santos. Este último hecho refleja un poco de las difíciles condiciones de trabajo que existían cuando se llevó a cabo esta investigación, ya que había una férrea persecución política por parte del gobierno de Balaguer y a la vez explica el carácter descriptivo y/o antropológico que se refleja la obra en sus párrafos finales. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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A modo de introducción El proletariado agrícola es un ensayo de teoría política que al igual que el texto del inmenso Amín Abel Hasbún, América Latina de busca su camino, toma como base o punto de partida los principios generales del marxismo-leninismo, pensamiento Mao Tse Tung111. Es evidente que las ideas que aparecen en ambos textos no pueden comprenderse sin adentrarnos en los elementos básicos que desarrollan los cuatro principales exponentes de la teoría política marxista112 ni en el contexto político, económico y social de la Republica Dominicana de principios de 1970.113 En ese orden, consideramos necesario empezar señalando que la mayoría de la población dominicana (más del 60%) habitaba todavía en las zonas rurales del país, tal como lo reflejan los datos estadísticos establecidos por la Oficina Nacional de Estadística –ONE– en el Censo de población y vivienda de 1970. Este dato es muy revelador ya que desde el punto de vista sociológico114 se nos hace más comprensible las preferencias del Según nos dice Amín Abel en su referida obra “aprenderse de memoria las obras de los clásicos marxistas y las historias de las revoluciones cubana, rusa o china no nos dan la línea política concreta a aplicar en nuestros países; y que hasta el pensamiento de Mao Tse Tung –que es el marxismoleninismo de nuestra época y que es una guía correcta particularmente para los países coloniales y semi-coloniales– tiene que ser interpretado a la luz de nuestra realidad concreta”. In. A. Abel, América Latina busca su camino, Santo Domingo: CEMIFOR, 1972, p. 39. 112 Nos referimos a Carlos Marx, Federico Engels, Vladimir I. Lenin y Mao Tse Tung. 113 El proletariado agrícola: fuerza fundamental de la revolución dominicana fue publicado en febrero de 1970 por Ediciones 1917, en Santo Domingo, República Dominicana. En este mismo año tuvo lugar la conmemoración del “primer centenario del nacimiento del Gran Lenin” 1870-1970 como nos dice el autor en la primera página del material que se ilustra con una foto de Vladimir Lenin. 114 La invocación a esta disciplina científica obedece a que la misma (siguiendo los planteamientos formulados por Max Weber) nos ayuda a explicar o comprender la racionalidad de la acción o del pensamiento en el individuo a los fines de visualizar el “sentido de la acción social”. 111

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autor por los siguientes tres elementos: el proletariado agrícola; el pensamiento de Mao Tse Tung y el método de la guerra de guerrillas.115 TABLA I: Porcentaje Población entre 1960-1970 por zona urbana y rural Ambos Sexos AÑO

URBANO

%

RURAL

%

1960

929,940

30,52

2,117,130

69,48

1970

1,593,299

39,74

2, 416,159

60,26

Fuentes: Oficina Nacional de Estadísticas-ONE, Censos Nacionales de Población y Vivienda 1960 y 1970.

Teniendo en cuenta que para finales de 1969116 se habían contabilizado cerca de 400 muertos en la lucha contra el gobierno Amín Abel destaca que “entre preparaciones y levantamientos los jóvenes latinoamericanos estudiábamos el marxismo clásico y la historia de la Revolución Rusa, conocidas casi de memoria por los viejos “teóricos” de los partidos comunistas. A partir de 1963 y a raíz del surgimiento a la luz pública de las divergencias chino-soviéticas comienzan además a conocerse la historia de la revolución China y las obras teóricas de Mao Tse Tung. La guerra de guerrillas es ahora guerra popular y tiene sus leyes específicas que pueden resumirse en las tres varitas mágicas de la revolución: el partido, el frente unido y el ejército popular”. In. A. Abel, América Latina busca su camino, op. cit., p. 38. 116 Según nos relata el historiador Alejandro Paulino Ramos, en el comunicado del Comité de Madres y esposas publicado en el periódico El Nacional el 25 de noviembre de 1969: “El manifiesto del Comité de familiares registró con nombres y fotografías la lista de los muertos inventariados entre 1966 y 1969, la que se incrementó a partir de 1970. La cifra, que no incluía los miles de dominicanos que guardaban prisión o habían sido heridos por disparos de desconocidos, llegaba a los 366 muertos: 120 muertos por años, 11 muertos por mes. De los más conocidos y sonados casos se destacaban Juan Castro Arias, Luis Parrish, Ramón Emilio Pichirilo Mejía, Miguel A. Fortuna, Henry Segarra, Guido Gil, Geovanny Gutiérrez, Orlando Mazara y el Profesor Eladio Peña de la Rosa”. In A. Paulino, Familiares de los presos, muertos y desaparecidos: 115

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balaguerista, y que las lucha durante la revolución de abril de 1965 y sus etapas anteriores habían costado la vida a cerca de 3,000 personas117, es evidente que la confrontación política por la vía militar todavía tenía alguna importancia en los sectores progresistas y revolucionarios de la sociedad dominicana, quienes a pesar de las circunstancias y obstáculos todavía no la habían descartado por completo. Se sabe que en el campo de la política la proposición de Carl Von Clausewitz que nos refiere a que “la guerra es la continuación de la política por otros medios118”, fue interpretada de manera distinta por Lenin y por Mao. En efecto, para este último, “la guerra es la política y como tal, un acto político” por lo que “La tarea central y la forma más alta de toda revolución es la toma del poder por medio de la lucha armada, es decir, la solución del problema por medio de la guerra”119.

inventario del crimen, 1966-1970. Disponible en: http://acento.com. do/2016/politica/8342296-familiares-los-presos-muertos-desaparecidosinventario-del-crimen-1966-1970/ 117 Alejandro Paulino en su artículo “La guerra de abril de 1965: los muertos que nunca se pudieron contar” destaca el comentario que hace Hamlet Hermann en su libro Eslabón Perdido; gobierno provisional 1965-1966, página 89, publicado en el 2009, [donde] reconstruye una parte de las estadísticas de aquellos cinco meses de lucha civil-militar: “Parecía no bastar a los militares que durante los primeros 85 días del reciente conflicto armado, entre el 24 de abril y el 17 de julio de 1965, la Cruz Roja Dominicana comprobara y registrara 2 mil 850 civiles dominicanos muertos”. En: A. PAULINO, La guerra de abril de 1965: los muertos que nunca se pudieron contar. Disponible en: https://acento.com.do/2014/cultura/8139885-la-guerrade-abril-de-1965-los-muertos-que-nunca-se-pudieron-contar/ 118 Esta cita aparece en el libro De la guerra, de Karl Von Clausewitz, cuya influencia sobre la concepción de la guerra no sólo constituyó la base del pensamiento militar alemán, sino que sigue en vigor en la actualidad. Disponible en: http://www.elartedelaestrategia.com/clausewitz.html 119 Escrito en chino y fechado el 6 de noviembre de 1938, Problemas de la guerra y de la estrategia. Es parte de las conclusiones presentadas por Mao Tse-Tung en la VI Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional del Partido Comunista de China. M. Tse-Tung, Obras escogidas, T. 2, ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, 1976, p. 225. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En el primero encontramos una radicalización de la visión de Marx, quien señala que “Las instituciones de la sociedad civil son el escenario de la lucha política de clases, el campo en el que las masas deben desarrollar la estrategia de la guerra de posiciones”120, las cuales se transforman posteriormente en guerra civil abierta a través de donde se instalaría la dictadura del proletariado. Para Lenin, la legitimidad suprema de este mandato y de la guerra civil revolucionaria se desprende de una sociología de la guerra que reposa sobre un análisis conducido con rigor y método científico sobre una determinada realidad social y económica. Así pues, según Lenin, en una “situación concreta”121 habría que determinar cuál es la clase o fuerza motora que podría caracterizar e impulsar las guerras o luchas revolucionarias en función de su significación para la lucha de clases. En ese sentido, para febrero de 1970, en la República Dominicana Raúl Pérez Peña señalaba como “conclusión categórica” con relativos grados de objetividad (tal como se aprecia en los gráficos sobre los porcentajes de la población dominicana por zona rural o urbana entre 1960 y 1970) que el proletariado agrícola122 debía “jugar un papel estratégico fundamental en la revolución dominicana”.123

J. C. Portantiero, “Los usos de Gramsci”, Cuadernos de Pasado y Presente. México. 1977. p. 57. Disponible en https://kmarx.wordpress. com/2013/05/26/gramsci-estado-y-sociedad-civil/ 121 Según nos decía Vladimir I. Lenin en 1920: “Lo que es la esencia misma, el alma viva del Marxismo: el análisis concreto de una situación concreta.”. Cita extraída del sitio web: https://www.ellibrepensador.com/2012/02/29/ las-tesis-de-febrero-un-analisis-concreto-de-una-situacion-concreta/ 122 Según nos dice Roberto Cassá “en el medio de la izquierda de los finales de los sesenta los campesinos tomarían bastante mayor importancia que los trabajadores industriales o de ramas modernas, no solo en las organizaciones partidarias, sino en la lucha social activa de la época”. En R. Cassá, Los orígenes del Movimiento 14 de Junio, Santo Domingo: Editora Búho, 2007, p. 67. 123 R. Pérez, El proletariado agrícola, Santo Domingo: ediciones 1917, 1970, p. 5. 120

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Fuentes: Oficina Nacional de Estadísticas-ONE, Censos Nacionales de Población y Vivienda, 1960.

Fuentes: Oficina Nacional de Estadísticas-ONE, Censos Nacionales de Población y Vivienda, 1970.

El pensamiento de Mao Tse Tung en la estrategia y método de la guerra de guerrillas La teoría política del gran timonel chino Mao Tse Tung le otorga un lugar central a la lucha armada, pero a diferencia de la visión de Lenin su estrategia política no se enfoca en desarrollar una “insurrección armada”, sino una “guerra popular

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prolongada”124 (como nos refiere Pérez Peña en su texto) mezclando, como veremos más adelante, los elementos de la guerra tradicional y la guerra de guerrilla. La preferencia por la visión maoísta se explica por un lado, por la asunción del método de la guerra de guerrillas en un entorno rural. Por otro lado, en el esquema que nos presenta la Revolución Rusa con un golpe de Estado en el centro al que le sigue posteriormente una guerra civil en la periferia, no es precisamente lo que nos desarrolla Pérez Peña cuando nos expone que “la revolución dominicana debe tomar el “camino del campo que rodea la ciudad”, con el establecimiento de bases revolucionarias en las zonas rurales que progresivamente socaven el poderío enemigo, momentáneamente fuerte, hasta convertirlo en débil, y desarrollar finalmente la ofensiva que culmine con la toma de poder político por el pueblo”.125 En ese sentido, el pensamiento político del autor se encuentra en continuidad con la toma del poder desarrollada por Mao Tse Tung, quien alcanzó la conquista militar del poder central a partir de la periferia.126 El análisis histórico de la experiencia China recobra en Raúl Pérez Peña un valor paradigmático, pues como se sabe, la guerra de guerrilla de los comunistas chinos contra el Kuomintang comienza desde finales de los La guerra popular prolongada es una estrategia político-militar inventada por Mao Tsé-Tung cuyo plan básico consiste en mantener el apoyo de la población y atraer al enemigo al interior donde la población puede desangrarlos por medio de una mezcla de guerra móvil y guerra de guerrillas. 125 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., p. 7. 126 Vale destacar lo que señala el historiador Alejandro Paulino Ramos en su artículo “La izquierda y la lucha armada: la guerra del “campo que rodea la ciudad”, 1966, publicado en el medio digital Acento en fecha 26 de mayo 2017 cuando expresa que “terminada la revolución, la decisión de la dirección del 1J4 [organización a la que perteneció Raúl Pérez Peña] fue la de reiniciar la lucha armada, “esta vez desde bases campesinas, construidas pacientemente”. Disponible en: http://acento.com.do/2017/ politica/8460241-la-izquierda-la-lucha-armada-la-guerra-del-camporodea-la-ciudad-1966/ 124

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años 20, seguida por “la gran marcha”127 con el ejército popular de liberación que se implanta en la periferia, mientras que los japoneses y el Kuomintang controlaban las grandes ciudades, las regiones costeras e industriales. Además del proceso de desestabilización y de deslegitimadad preconizado por los comunistas en contra de las elites tradicionales chinas, la victoria de Mao Tse Tung en 1949 tiene como uno de sus principales factores explicativos en su capacidad de presentarse como un nacionalista tanto en los sectores intelectuales como en el campesinado más victimizado por las atrocidades japonesas durante la guerra sino-japonesa.128 En ese orden, se puede comprender el énfasis que Pérez Peña le adjudica a la injerencia norteamericana en nuestro país cuando nos subraya que “La lucha será principalmente contra el imperialismo yanqui”. A partir de este criterio, referente a un proceso de lucha con un fondo o carácter nacionalista, se puede entender mejor lo expresado por Raúl Pérez Peña en el siguiente párrafo: “La dominación neo-colonial que ejerce el imperialismo norteamericano sobre la República Dominicana se traduce en un estorbo permanente para el desarrollo económico social y político del país. De aquí que si bien el contenido económico fundamental de la revolución en el presente lo es la lucha contra los remanentes del feudalismo, la lucha democrática, esta no puede verse ni podría librarse al margen de la lucha independentista por la soberanía nacional”.129

Se conoce como la Gran Marcha, al trayecto que siguieron las tropas del Ejército Rojo en el interior de China, véase las fuerzas armadas del Partido Comunista de China (PCCh), entre los años 1934 y 1935, huyendo del ejército de la República de China. Este proceso de lucha supuso la subida al poder de Mao Tse Tung. 128 Nos referimos a la segunda guerra sino-japonesa que se libró entre el 7 de julio de 1937 y el 9 de septiembre de 1945, en el marco de la Segunda Guerra Mundial. 129 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., pp. 9-10. 127

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No obstante, si bien eso que Raúl Pérez Peña designa como imperialismo mantiene estrecha relación con el famoso texto de Lenin titulado: El imperialismo, fase superior del capitalismo,130 es importante destacar que en dicha obra se observa un gran esfuerzo por parte del político ruso en hacer ilegítima las luchas nacionales entre países industrializados por lo que nuevamente se produce una ruptura entre el autor y las concepciones de Lenin, favoreciendo en ese orden las posiciones adoptadas o asumidas por Mao. De igual forma, aunque sin mencionarlo, pero por hacer referencia a la “violencia revolucionaria”, se puede decir que sobre la mente del autor gravita la famosa fórmula de Mao Tse Tung: “Todos los comunistas tienen que comprender esta verdad: «El Poder nace del fusil.» Nuestro principio es: el Partido manda al fusil y jamás permitiremos que el fusil mande al Partido”131. Es evidente que Mao Tse Tung comprende que el fusil es el instrumento para la conquista del poder. Desde esta perspectiva de análisis, el Estado se concibe como un aparato de violencia que debe ser conquistado por la violencia. De igual modo, nos permite comprender que mezclada a la teorización de la guerra de guerrilla, la doctrina del dirigente chino pudo servir de referencia a importantes exponentes de la izquierda política en la República Dominicana durante los años 60 y 70. Incluso el propio Caamaño (aunque no El imperialismo, fase superior del capitalismo es un libro escrito por Vladímir Lenin en 1916 donde explica, entre otras cosas, que la época del capitalismo de libre cambio estaba llegando a su fin. 131 Escrito en chino y fechado el 6 de noviembre de 1938, Problemas de la guerra y de la estrategia, es parte de las conclusiones presentadas por Mao Tse-tung en la VI Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional del Partido Comunista de China. La traducción al español está tomada textualmente de «Ediciones en Lenguas Extranjeras», Pekín, 1967. La Red Vasca Roja la ha tomado del libro: Mao Tse-tung: Problemas de la Guerra y la Estrategia, La Revolución China y el P. Comunista de China, Sobre la Nueva Democracia, Buenos Aires: Editorial Abraxas, 1972, 115 páginas.\ 130

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de forma explícita, citando a Mao) hace alusión a estas ideas en 1965 cuando, durante una de sus alocuciones en el Altar de la Patria nos indicó “que los hombres empezaron con las armas la lucha”.132 De allí se quedó tan arraigada en nuestro pueblo la consigna aquella que decía: “el poder nace del fusil, así lo demostró la guerra de abril”.133 En ese orden, la violencia revolucionaria también se explicaba fácilmente en aquel contexto o periodo de los 12 años de Balaguer por la naturaleza de clase del enemigo. Véase la política criminal implementada por el imperialismo yanqui en Santo Domingo y sus aliados locales, justificando así la insurgencia de la guerra de guerrilla la cual –como dijimos anteriormente– mezclaría en sus motivos invocados la guerra de liberación nacional y la guerra social ya que “de las fuerzas del campo, el proletariado agrícola es la que posee las mejores condiciones para el desarrollo de la lucha estratégica contra el imperialismo”.134

El pensamiento de Carlos Marx en la creación de la conciencia de clases Para constituir el grupo o vanguardia para la lucha revolucionaria, Raúl Pérez Peña se circunscribe en el análisis marxista tomando como elemento de apoyo la génesis de la conciencia de clase, la cual se alcanza por medio de la lucha de clases. Según nuestro autor “las zonas rurales constituyen el escenario fundamental de la revolución dominicana. Allí es que existen los más profundos antagonismos sociales y, por ende, donde ha de librarse la más enconada lucha de clases: allí se encuentra el grueso de la población dominicana y el conjunto de las Fragmento del discurso de Francisco A. Caamaño Deñó en el Parque Independencia el 14 de Junio de 1965. En audiovisual de R. Fortunato, Abril: La trinchera del honor, video-cine Palau, Santo Domingo, 2005. 133 Esa es parte de la memoria oral del pueblo dominicano. 134 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., p.10. 132

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fuerzas principales blancos internos de la revolución; allí existen las mejores condiciones geográficas para el desarrollo de la guerra popular prolongada, etc.”135 En efecto, los obreros agrícolas confrontan a los patrones, los cuales son siempre idénticos a pesar de su diversidad nominal. Estos se visualizan idénticos los unos a los otros en tanto que son radicalmente distintos del otro con el que se confrontan. Esta situación permitiría, tanto al proletariado agrícola como al campesinado, encontrarse en una misma posición social por medio de la conciencia de clase pues tal como nos dice Pérez Peña: “El proletario agrícola, por haber surgido precisamente del cascaron del feudalismo, tiene arraigados vínculos con el campesino pobre, conoce a fondo sus problemas y se torna altamente sensible ante su justa lucha contra los terratenientes feudales”.136 Así pues, en el Manifiesto del partido comunista de 1848, Marx nos expone los diferentes estados sucesivos del desarrollo del proletariado, el cual se ve atravesado por procesos de contradicciones sucesivas: Al principio, se producen las luchas de los “obreros aislados; luego, los de una fábrica; luego, los de todas una rama de trabajo, los que se enfrentan, en una localidad, con el burgués que personalmente los explota”.137 No se trata todavía de una conciencia de clase, sino más bien de una confrontación inmediata donde el burgués existe como tal, no como miembro de la clase burguesa, pues como nos dicen Marx y Engels, la acción de los obreros es violenta cuando rompen las máquinas, destruyen las mercancías, etc.138 En síntesis, de eso se trata la lucha de clases. Ibíd., pp. 7-8. Ibíd., p. 15. 137 C. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Disponible en https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm. 138 En el Manifiesto comunista, Marx y Engels refieren a las acciones de los proletarios cuando señalan que “Sus ataques no van sólo contra el régimen burgués de producción, van también contra los propios instrumentos de 135 136

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En ese orden, Raúl Pérez Peña nos subraya las dificultades que posee el campesinado para desarrollar en su conciencia la lucha de clases, pues en el minifundio observaba: “el encadenamiento forzoso a la tierra del señor feudal, el sojuzgamiento de que es víctima por medio de la usura, el trabajo rutinario utilizando los más atrasados métodos, etc., dejan como secuela en la mente del campesino pobre, toda una red de trabas ideológicas que lo entorpecen mucho en su lucha política, quedándose rezagado en comparación con el proletario agrícola”.139 En ese contexto podemos comprender que los campesinos constituyesen una masa diseminada a través de todo el país y esparcida por la competencia. Al final, en el marco de esta dispersión, parece imposible que se pueda materializar la lucha de clases ya que los campesinos están separados y se hacen la competencia los unos contra los otros. El cambio, en tanto que existencia de clase, encuentra su punto de partida tal como lo desarrolla la teoría marxista, no en los obreros sino en la burguesía y no según la causalidad de tipo económica, pero sí en una causalidad política. En ese orden, Pérez Peña nos señala que “Los nuevos terratenientes capitalistas, la burguesías monopolista del campo y los comerciantes intermediarios (muchos de éstos operando a cuenta de grandes casas comerciales urbanas) vienen adquiriendo tanto poder en nuestras zonas rurales, que si no son allí las fuerzas predominantes, no falta mucho para que adquieran tal predominio. A este poderío, hay que agregar el poder directo que, en sus respectivas localidades, ejercen las compañías imperialistas y las empresas del estado reaccionario, como el central romana y el consejo estatal de azúcar”.140 la producción; los obreros, sublevados, destruyen las mercancías ajenas que les hacen la competencia, destrozan las máquinas, pegan fuego a las fábricas…”. C. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, op. cit., Ídem. 139 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., pp.14-15. 140 Ibíd., p. 19. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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La multiplicidad de los obreros agrícolas, o como nos dice el autor, “la masa de antiguos campesinos pobres explotados por el feudalismo, se convierte en una masa de nuevos proletarios agrícolas”141 pasando a la unidad de clase en un proceso mediatizado por la burguesía y cuya razón es eminentemente política. En el párrafo siguiente, después de indicarnos el aumento de la fuerza del proletariado, Raúl Pérez Peña nos explica de forma detallada la reducción de las diferencias entre los proletarios cuando nos indica que “La vida de estos deja de depender del pedacito de tierra para depender en lo fundamental de salario, del dinero. Y es que el desarrollo social los ha llevado a las garras del capitalismo, donde han adquirido la “libertad” de elegir al amo que ha de esclavizarlo con las cadenas del trabajo asalariado”.142 Al mismo tiempo en que se fueran reduciendo las diferencias en las condiciones de los obreros agrícolas, los conflictos entre los obreros y la burguesía, tomaría cada vez más forma de conflicto entre dos clases, pues en la sociología marxista la lucha es bien lo que produce la clase. En ese orden, el proletariado en tanto que clase, no preexiste a la lucha de clases, pero la clase es animada por la lucha. Es por esa razón que el autor instaba a “Combatir pues, en forma conjunta a los terratenientes feudales, rompiendo por la vía de la violencia revolucionaria sus latifundios, y a los señores de gran capital que bajo riquezas, es la línea justa de los marxistas-leninistas en el campo, a diferencia de la de los populistas criollos que solo se proponen combatir a los caciques de la llamadas “zonas atrasadas”.143 Sin embargo, la institución de la clase no se deriva únicamente de una lógica de la lucha entre fuerzas antagónicas: ella es también dependiente de los medios de comunicación creados Ibíd., pp. 19-20. Ibíd., p. 19. 143 Ibíd., pp. 20-21. 141 142

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por la gran industria y que desarrollan la movilidad geográfica de los obreros, tal como nos dice Pérez Peña: “Fíjese que desde La Vega hasta Nagua, desde Santiago hasta Dajabón, el valle de San Juan de la Maguana, las distintas aéreas donde se ubican los centros cañeros, etc., son zonas en las que trabajan obreros agrícolas predominantemente”.144 En la lógica marxista “toda lucha de clase, es una lucha política”.145 Es por eso que la lucha que requirió de siglos para la burguesía durante la edad media se ha ido acortando ya que “Las ciudades de la Edad Media, con sus caminos vecinales, necesitaron siglos enteros para unirse con las demás; el proletariado moderno, gracias a los ferrocarriles, ha creado su unión en unos cuantos año”.146 Esto nos lo dice Marx y Engels en el Manifiesto del partido comunista, donde también explica que el proceso de constitución de la clase y de lucha de clases reposa sobre un doble mecanismo, donde los obreros entretienen vínculos entre ellos que se desarrollan desde la competencia y la dispersión hasta la unión, al tiempo que el proletariado adquiere una independencia cada vez mayor con la burguesía. Así pues, tan solo basta con este vínculo para centralizar en una lucha nacional, una lucha de clases, ya que como nos dice Pérez Peña: “Al trabajar en forma concentrada, a pesar del traslado constante de una finca a otra, se le desarrolla un espíritu Así lo explica Federico Engels en Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, capítulo IV (1886) donde dice: “Todas las luchas políticas son luchas de clases y que todas las luchas de emancipación de clases, pese a su inevitable forma política, pues toda lucha de clases es una lucha política, giran, en último término, en torno a la emancipación económica.” In F. Engels, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/ feuer/4.htm 145 C. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm Edición digitalizada para el Marx-Engels Internet Archive por José F. Polanco en 1998. Retranscrito para el Marxists Internet Archive por Juan R. Fajardo en 1999. 146 Ídem. 144

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y una capacidad organizativa que no se registran en ningún otro sector rural”.147 En ese orden, los obreros empiezan por ser elementos aislados, movilizados por la burguesía, y al final del proceso el proletariado está movilizado contra la burguesía. La conciencia aparece primero como conciencia por el proletariado de su fuerza: la conciencia de clase es fundamentalmente conciencia, no de la clase sino de la conciencia de la lucha de clase por la clase. Es en este sentido que podemos decir que la consciencia de clase y la clase no son primeras, pero son derivadas: la lucha de los obreros es la que hace nacer la consciencia de clase del proletariado. Así pues, la conciencia que toma el proletariado es primero, mientras que el desarrollo de la industria aumenta el número de los proletarios y su concentración, aquella de su fuerza que aumenta. En efecto, si la masa dispersa de los obreros agrícolas se vuelve una masa coherente, es porque la “burguesía” debe movilizar el proletariado entero para alcanzar sus fines políticos propios. Así pues, como nos lo explica Marx, la unidad de clase del proletariado sería un resultado de la lucha de clases del proletariado, pero también de la lucha de clases de la burguesía, que es en el fondo una lucha de clase política.148 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., p. 13. Los siguientes párrafos del Manifiesto comunista, elaborado por Marx y Engels, nos ayudan a entender estos planteamientos: “En esta primera etapa, los obreros forman una masa diseminada por todo el país y desunida por la concurrencia. Las concentraciones de masas de obreros no son todavía fruto de su propia unión, sino fruto de la unión de la burguesía, que para alcanzar sus fines políticos propios tiene que poner en movimiento –cosa que todavía logra– a todo el proletariado. En esta etapa, los proletarios no combaten contra sus enemigos, sino contra los enemigos de sus enemigos, contra los vestigios de la monarquía absoluta, los grandes señores de la tierra, los burgueses no industriales, los pequeños burgueses. La marcha de la historia está toda concentrada en manos de la burguesía, y cada triunfo así alcanzado es un triunfo de la clase burguesa”. “Sin embargo, el desarrollo de la industria no sólo nutre las filas del proletariado, sino que las aprieta y concentra; sus fuerzas

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En ese orden, el autor explica que “el gran capital nativo se desarrolla en base al subdesarrollo capitalista de nuestro país contando con la coparticipación y el apoyo del imperialismo yanqui; y patrocinados por el Estado burgués –terrateniente que les sirve–”.149 Por tanto, es la dimensión y la naturaleza de la unidad política donde esta se desarrolla, la que condiciona la existencia de la lucha de las clases, por ende, no existe lucha de clase local, pero solamente a la escala de la nación que es la forma política adecuada de la gran industria. En síntesis, podríamos resumir algunas proposiciones fundamentales del pensamiento de Marx que se encuentran presentes en la obra Proletariado agrícola… en relación a la creación de la conciencia de clases: a) Los proletarios están comprendidos en una lucha de clase en una unidad en tanto clase; b) La burguesía contribuye a la producción de la lucha de las clases; c) La clase es un producto del desarrollo de los medios de comunicación y de la gran industria; d) El proletariado no preexiste en la conciencia de clase del proletariado, ya que no es el proletariado quien la forma sino la lucha de clase del proletariado. crecen, y crece también la conciencia de ellas. Y al paso que la maquinaria va borrando las diferencias y categorías en el trabajo y reduciendo los salarios casi en todas partes a un nivel bajísimo y uniforme, van nivelándose también los intereses y las condiciones de vida dentro del proletariado. La competencia, cada vez más aguda, desatada entre la burguesía, y las crisis comerciales que desencadena, hacen cada vez más inseguro el salario del obrero; los progresos incesantes y cada día más veloces del maquinismo aumentan gradualmente la inseguridad de su existencia; las colisiones entre obreros y burgueses aislados van tomando el carácter, cada vez más señalado, de colisiones entre dos clases. Los obreros empiezan a coaligarse contra los burgueses, se asocian y unen para la defensa de sus salarios. Crean organizaciones permanentes para pertrecharse en previsión de posibles batallas. De vez en cuando estallan revueltas y sublevaciones”. In C. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/me/1840s/48-manif.htm Edición digitalizada para el Marx-Engels Internet Archive por José F. Polanco en 1998. Retranscrito para el Marxists Internet Archive por Juan R. Fajardo en 1999. 149 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., p.24. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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El pensamiento de Vladimir Lenin en la construcción del partido proletario El cambio de los obreros desunidos en la lucha de las clases por la centralización y concentración está designada por Marx como “organización de los proletarios como clase, que tanto vale decir como partido político”.150 No obstante, el sentido que Marx le asignaba en 1848 a la palabra “partido” dista mucho de los agrupamientos que buscan obtener algunos objetivos políticos hoy en día.151 En aquel contexto histórico, el proletariado se organizaba en partido cuando los obreros en su conjunto accedían a la existencia política de una clase separada distinta, y los comunistas se definían como la parte más resuelta de los partidos obreros de todos los países y ellos estiman inevitable el derrocamiento por la violencia de todo el orden social antiguo. No obstante, el Partido Comunista en el pensamiento de Marx no aparece como un Estado mayor de la revolución, ya que este indica la dirección sin pretender dirigirla.152 C. Marx y F. Engels, Manifiesto comunista. Disponible en: https://www. marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm 151 Tal como nos explica F. Caudin en su obra Marx, Engels y la revolución de 1848, No hay que perder de vista toda la ambigüedad que el término «partido» tiene en esa época. Lo mismo designa una organización estructurada de modo estricto [... ] que un conjunto poco conexo de elementos con más o menos afinidades ideológico-políticas [... ] que la tendencia representada por una publicación, que los seguidores de una personalidad, que una clase o fracción de clase, tomada en su comportamiento frente a las otras, etcétera.” Marx y Engels hacen este uso ambiguo del término igual que los demás escritores de su tiempo. In F. Caudín, Marx, Engels y la revolución de 1848, Madrid: ed. Siglo XXI de España, 1975, p. 71. 152 En el Manifiesto comunista Marx y Engels nos señalan que “los comunistas no forman un partido aparte, opuesto a los otros partidos obreros [...] los comunistas sólo se distinguen de los demás partidos proletarios en que, por una parte, en las diferentes luchas nacionales de los proletarios, destacan y hacen valer los intereses comunes a todo el proletariado, independientemente de la nacionalidad; y, por otra parte, en que, en las 150

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Para este destacado autor alemán, forjador del marxismo científico, los comunistas tienen la ventaja de conocer la naturaleza del proceso histórico, pero esto no les da derecho de actuar sobre los otros obreros. Una concepción totalmente distinta se desarrolla en la doctrina del partido de Lenin, quien caracterizaba los partidos políticos en términos de clase (partido obrero, burgués), pero también según su estrategia (oportunista, revolucionaria) y su modo de organización.153 Para Lenin el partido revolucionario debía ser un partido organizado, siguiendo un modelo centralizado, que se corresponda con la psicología del obrero educado en la fábrica, y cuyo objetivo es instaurar la dictadura del proletariado.154 Así pues, Lenin inventó un nuevo tipo de partido y de estructura política que debía conducir al triunfo de la revolución. Esta idea aparece reflejada en la obra de Raúl Pérez Peña cuando nos señala que “el papel dirigente de la revolución le toca al partido marxista leninista”.155 diferentes fases de desarrollo por que pasa la lucha entre el proletariado y la burguesía, representan siempre los intereses del movimiento en su conjunto. Prácticamente, los comunistas son, pues, el sector más resuelto de los partidos obreros de todos los países, el sector que siempre impulsa adelante a los demás; teóricamente, tienen sobre el resto del proletariado la ventaja de su clara visión de las condiciones, de la marcha y de los resultados generales del movimiento proletario. El objetivo inmediato de los comunistas es el mismo que el de todos los demás partidos proletarios: constitución de los proletarios en clase, derrocamiento de la dominación burguesa, conquista del poder político por el proletariado”. C. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Disponible en: https://www. marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm Edición digitalizada para el Marx-Engels Internet Archive por José F. Polanco en 1998. Retranscrito para el Marxists Internet Archive por Juan R. Fajardo en 1999. 153 Estos calificativos se pueden visualizar con mucha claridad y frecuencia en varias obras de Lenin, como en su famoso ensayo de 1902: ¿Qué hacer?, también en Problemas candentes de nuestro movimiento, pero especialmente en Un paso adelante, dos pasos atrás. 154 Además de visualizarse en las obras ¿Qué hacer? y Un paso adelante, dos pasos atrás, también se observa este objetivo en lo que desarrolla la obra de Lenin Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática. 155 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., p.28. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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La validez que Raúl Pérez Peña le asigna a la teoría de la organización de Lenin, lo conduce a seguir su mismo esquema, pues el punto de partida del político ruso –figura esencial en la revolución de octubre de 1917– consistió en un análisis de la especificidad rusa al final del siglo XIX y principios del siglo XX, marcado por una contradicción: el carácter irreversible del desarrollo capitalista y la hegemonía social de la autocracia zarista.156 Dicha comprensión se observa en la obra de Pérez Peña cuando nos señala que “los comunistas no pueden olvidar por un instante sus objetivos estratégicos, ni la orientación concreta de clase que deben dar a los distintos tipos de lucha que se libran en el campo, aunque pongan especial énfasis en la lucha de todos los sectores por los objetivos nacional-democráticos, comunes a sus intereses en esta etapa de la revolución”.157 Al igual que Lenin en la Rusia de principios del siglo XX, Raúl Pérez Peña considera en su escrito de 1970 que las estructuras económicas y sociales dominicanas, aunque marcadas por el feudalismo, estaban dominadas por el modo de producción capitalista, la cual debería seguir la vía que va del feudalismo al capitalismo y hacia el socialismo.158 Así pues, nos explica que “En el caso del azúcar y del arroz, las relaciones capitalistas son casi absolutas en el proceso de su producción; en los demás productos, sin dudas dichas relaciones juegan un papel fundamental, exceptuando el caso del tabaco, en cuyo proceso de cultivación y semi-elaboración en el campo, se entrelazan en forma interesante y muy equilibrada, las relaciones capitalistas u las reminiscencias feudales, siendo las primeras predominantes a juicio del autor del presente trabajo”.159 Ambos elementos constituyen el núcleo central de la crítica de Lenin para promover el cambio político en la sociedad rusa de principios del siglo XX. 157 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., p.28. 158 Estas ideas aparecen expuestas en la obra de Vladimir Lenin El desarrollo del capitalismo en Rusia. 159 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., p.32. 156

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La demostración de la penetración del capitalismo en la República Dominicana se obtiene a fortiori de los datos económicos que nos expone, ya que no es solamente la industria que es capitalismo, sino que el mundo rural se encuentra profundamente penetrado por la economía de mercado, pues los principales productos agrícolas que producía el país en aquel entonces se orientaban hacia la exportación. Por eso, el autor nos dice que: “La riquezas de los enormes del gran capital agrario en unos obedece básicamente a la explotación típicamente feudal que por largo tiempo ejercieron, y en otros, a una explotación predominante de tipo capitalismo, pero con la incidencia efectiva de determinadas reminiscencias feudales; estos señores consolidan y hacen crecer su capital en base a un capitalismo deformador y atrasado, en el que tienen fuerte presencia rasgos precedentes del feudalismo, como la usura, el antagonismo. Es sencillamente monstruosa la extorción que sobre los pequeños productores ejercen los señores de gran capital y las grandes compañías con sede en las ciudades que comercian con los productos agrícolas”.160 Si bien para Lenin, la Rusia es un país atrasado ya que el zarismo y la autocracia actuaron como freno para el desarrollo del capitalismo, para Raúl Pérez Peña ese papel que él denomina como “retranca del desarrollo social y aliado básico del imperialismo” lo desempeñaban en nuestro país “el gran capital agrario”, tal como se ve reflejado en el siguiente comentario: “De esta manera, estos señores del gran capital sirven de retranca al desarrollo capitalista, frenan el desarrollo de nuestra economía, especialmente de nuestra producción agrícola, manteniendo el país en la categoría de los dominados países subdesarrollados”.161 Partiendo de la visión leninista, la autocracia zarista dificultó la aparición en Rusia de una burguesía civilizada y civilizadora. Ibíd., p. 21. Ibíd., p. 23.

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El diagnóstico formulado en la obra antes mencionada sobre el desarrollo del capitalismo en Rusia en 1899 fue reforzado por la revolución de 1905, cuando la burguesía rusa se mostró dubitativa, contrariamente a lo que ella fue en Francia e Inglaterra.162 Es por esa razón que la burguesía rusa no emprendió nunca su revolución de 1789. De allí que, para Lenin, al proletariado ruso le tocó cumplir con las tareas históricas de la burguesía y las suyas propias. Por tanto, no puede espontáneamente elevarse hasta la conciencia de su misión histórica a la burguesía rusa, pues fue inconsecuente en la lucha contra el despotismo zarista. Siguiendo el esquema establecido por Marx en el Manifiesto del Partido Comunista, Lenin le asignó al partido la misión que Marx le había consignado a la burguesía como clase que contribuiría a parir la revolución. Para Lenin, la conciencia revolucionaria no puede ser engendrada por la lucha de clases en Rusia, por lo que entiende que esta debe ser importada entre los obreros que se convierten en una clase (ya que conciencia de sí misma) y que llevan desde entonces, no más combates sindicales pero una lucha de clases. En ese orden, la teorización de la lucha de las clases elaborada por Marx en 1848 es –evidentemente, sin decirlo abiertamente– revertida por Lenin, ya que para este autor el partido precede la clase y es el motor de la historia. En ese orden, para Lenin no es más la lucha de clases, pero el partido es quien hace el productor de la lucha de clases. Por eso Raúl Pérez Peña, sin entrar en la polémica establecida entre Marx y Lenin, sostiene que la “garantía del éxito” de la revolución estaba en la “construcción del partido proletario” cuya idea o anhelo163 Este análisis se desprende de lo que es la lucha de clases en la visión leninista, tal como se refleja en la compilación de V. Lenin, Obras escogidas, Tomo 1, Edición Progreso, Moscú, 1960, p. 15. 163 Fíjese que el autor planteaba la realización de un estudio profundo sobre el proletario agrícola, cuyos resultados producirían “una importante contribución a la lucha por la formulación de una línea política justa 162

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nunca se llegó verdaderamente a materializar en República Dominicana, a pesar de múltiples esfuerzos como fueron los realizados por el Movimiento Popular Dominicano (MPD), el Partido Comunista de los Trabajadores (PCT), o el Partido de los Trabajadores Dominicano, (PTD) marxista-leninista, entre otros proyectos políticos de la izquierda revolucionaria. Por otra parte, como se puede constatar en el texto El proletariado agrícola, Raúl Pérez Peña le asigna al Partido del proletariado una alta dosis de legitimidad al conferirle la misión de dirección para “desarrollar finalmente la ofensiva que culmine con la toma de poder político por el pueblo, encabezado por la clase obrera a través de su partido clasista”.164 Para Pérez Peña, la República Dominicana contaba, a principios de la década del 70, con una mayoría de proletarios y semi-proletarios agrícolas, lo que desde su punto de vista hacía posible y deseable la revolución en el país. En ese orden, la revolución socialista tendría una predominancia rural que se impondría con la adición de los obreros de la industria y de los pobres en los campos, teniendo en cuenta que “el proletario agrícola es el escenario social ineludible y fundamental para la construcción del partido comunista en las zonas rurales de nuestro país, y el encargado directo de dirigir la lucha de los campesinos pobres, y combatir junto a ellos, contra los terratenientes feudales. Este papel de fuerza dirigente en el campo se lo asigna su condición social de clases no explotadora, que lo convierte a su vez, en un sector social de más conciencia política, y de más sentido de organización y de disciplina, que el campesino pobre, pequeño propietario”.165

y científica, factor básico para la construcción del partido marxistaleninista, del frente unido, y para el desarrollo de la guerra popular prolongada”. En R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit. p. 29. 164 Ibíd., p. 7. 165 Ibíd., p. 30. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En ese sentido, “el análisis concreto de la situación concreta” para emplear el vocabulario de Lenin, garantizaba, según Raúl Pérez Peña, la correlación de fuerza en favor del proletariado agrícola cuando nos señala que “estas afirmaciones categóricas podrían ser objetivizadas por los camaradas que con un PUNTO DE VISTA PROLETARIO desarrollan la actividad revolucionaria en las zonas rurales del país”.166 Finalmente, en lo referente a este capítulo, se observa en el texto de Raúl Pérez Peña la visión leninista referente a la unidad de las voluntades en los sectores proletarios y del centralismo político en la organización revolucionaria, pues aunque el proletariado agrícola constituía “el sector social fundamental en nuestras zonas rurales”167 este debía jugar “bajo la dirección del proletario urbano, el papel estratégico más importante en la revolución dominicana”.168

El pensamiento de Carlos Marx en la determinación de la política por la economía El análisis político de la sociedad dominicana de 1970 que realiza Raúl Pérez Peña se fundamenta sobre las bases del marxismo científico, específicamente en los términos que desarrollan los conceptos de infraestructura y superestructura. En ese sentido, podemos señalar que la infraestructura se identifica con la esfera económica a la que Marx considera como el lugar real de la historia. Por otra parte, la superestructura se visualiza como un reflejo de esta que se puede observar en los diferentes estamentos de la sociedad como el Estado, la ideología, el derecho y la religión. En efecto, en el capítulo El proletariado agrícola: soporte principal de la economía nacional, Raúl Pérez Peña sigue la reflexión Ídem. Ibíd., p. 37. 168 Ídem. 166 167

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marxista sobre la forma en la que se desarrolla la conciencia de clase, la cual, como nos decía Marx, se establece con una lógica simple donde “No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia”.169 La importancia otorgada por Raúl Pérez Peña al proletariado agrícola, en su esfuerzo militante por inspirar y promover la revolución en el país, obedece fundamentalmente al importante porcentaje cuantitativo que representaba esta franja en el sector productivo nacional, pues se debe tomar en cuenta lo que el autor señalaba cuando nos decía: “que la exportación de azúcar representa un 60 por ciento aproximadamente de la entrada de divisas al país”.170 De igual forma podemos señalar que la confianza que el autor poseía en el proletariado agrícola residía especialmente en el hecho de que como sector social ocupaban “un lugar predominante en las relaciones capitalistas de explotación, lo que quiere decir que su producción descansa fundamentalmente en los hombros del proletariado agrícola”.171 Por esa razón escoge y le otorga una importancia preponderante al proletariado agrícola como agente implicado en posición de dominado-explotado dentro de las relaciones de producción y reproducción, las cuales desarrollan a la vez como relaciones naturales y sociales que constituyen la base material de la sociedad, aquello que Marx calificaba frecuentemente como la “vida”. Al subrayar la determinación de la económico en lo político cuando nos dice “Como se sabe, el poder político reaccionario descansa en el poder económico de las clases que lo

C. Marx y F. Engels, La ideología Alemana, Crítica de la novísima filosofía alemana en las personas de sus representantes Feuerbach, B. Bauer y Stirner, y Del socialismo alemán en las de sus diferentes profetas. Disponible en: https:// www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/feuerbach/1.htm 170 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., p. 31. 171 Ibíd., pp. 31-32. 169

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sustentan”,172 Raúl Pérez Peña intenta demostrar cómo lo revela Federico Engels en su introducción a la obra Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850173 que “los acontecimientos políticos [son el producto] de causas, en última instancia, económicas”.174 En ese orden la tesis del autor mantiene una primacía significativa por la práctica social del proletariado agrícola sobre su conciencia afirmando así la importancia capital que posee la economía sobre el conjunto de las otras esferas sociales. En efecto, al otorgarle la primacía al trabajo como espacio decisivo de la lucha del pueblo para su liberación, Raúl Pérez Peña se inscribe en continuidad del pensamiento de Marx expuestos en su obra Miseria de la filosofía cuando, al enunciar su tesis sobre la determinación de las estructuras políticas y sociales por los dispositivos técnicos, explica que “Las relaciones sociales están íntimamente vinculadas a las fuerzas productivas, [por lo que] los hombres cambian de modo de producción, y al cambiar de modo de producción, la manera de ganarse la vida, cambian todas sus relaciones sociales”.175 Desarrollando un verdadero enfoque antropológico del trabajo agrícola, Raúl Pérez Peña nos señala que: “En resumen los obreros agrícolas son la fuerza más importante de la producción en el campo, y en consecuencia de la economía nacional. Son los máximos productores de divisas, las cuales son consumidas en grandes ciudades, especialmente en la capital. Ellos producen para que la oligarquía pueda ingerir whiskey tener carros lujosos, viajar al exterior con dólares, usar las prendas Ibíd., p. 31. La «Introducción» a la obra de Marx «Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850» la escribió Engels para una edición aparte del trabajo, publicado en Berlín en 1895. 174 C. Marx, Las luchas de clase en Francia de 1848 a 1850. Disponible en: https:// www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/francia/francia1.htm#fn0 175 C. MARX, La miseria de la filosofía, ed. alemana, Moscú, 1939, p. 71. In M. Harnecker, Los conceptos elementales del materialismo histórico, Madrid: Siglo veintiuno de España editores S.A., 1976, p. 184. 172 173

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deslumbrantes, vestir al último grito de la moda, quemar la enorme cantidad de gasolina que consumen, y en fin llevar la vida de derroche que les caracteriza. Mientras esto ocurre, el obrero rural no recibe ni una parte insignificante de las divisas que produce los alimentos que consumen son estrictamente de subsistencia, la ropa de vestir escasamente llega a “una remúa” para los domingos y los pantalones rotos del trabajo diario. Esas masas de hombres son los que cortan la caña, siembran el arroz, recogen el cacao, el café y el tabaco. Sin ellos no hay finca que prospere. Además evitan la salida de divisas, porque son los que laboran en siembra, recolección y transformación de algunos productos del campo actualmente industrializándose, como el tomate, el coco, la leche y diversas frutas. “Unos trabajan por días, otros prefieren trabajar por ajustes pero en cualquier forma son explotados inmisericordemente. Pasan el día con batata asada o yuca sancochada, y en la tardecita es que concina arroz, acompañándolo (cuando aparecen unos chelitos) con cazabe, y arenque, o “pica-pica” espagueti sin salsa, o salchichón. “El agotamiento surte sus efectos y al llegar las siete de la noche comienza a acostarse sin tener a su alcance ningún medio de diversión sana que no sea hacer cuentos y jugar domino. La desnutrición unida al exceso de trabajo los aventaja prematuramente cayendo entonces en la peor situación: se les rechaza por poco rendimiento; es que los señores del gran capital están totalmente deshumanizados. Antes se acostumbraba a darles la comida a los trabajadores, pero hoy todo ha cambiado, ahora se exige más rendimiento aun cuando no tengan que comer. Los grandes propietarios tienen sus capataces, y no existe ningún trato con el proletario del campo, lo consideran un ser inferior”.176 Es así como estos planteamientos que hace el autor se encuentran basados en la concepción que Marx desarrollara sobre R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., pp. 32-36.

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la sociedad, ya que para este último la economía constituye el fundamento de todas las otras instancias, tal como nos explica en el prólogo de la obra Critica de la economía política, publicada en Berlín en 1859, cuando dice: “en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes…”.177

A modo de conclusión En el análisis marxista que se desprende de la obra El proletariado agrícola, se puede interpretar que cuando las fuerzas productivas entraran en contradicción con las relaciones de producción, una nueva era de revolución social se iniciaría en el país ya que “solo por ese camino podrá nuestro pueblo darse un gobierno revolucionario, con el sello de la democracia de nuevo cuño que a su vez sirva de antesala a la construcción socialista, único camino para alcanzar un verdadero bienestar y progreso constante para todos los dominicanos”.178 C. Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol. htm Publicado en el libro; Zur Kritik der plitischen Oekonomie von Karl Marx, Erstes Heft, Berlín, 1859. 178 R. Pérez, El proletariado agrícola, op. cit., p. 39. 177

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Así pues, en la tesis presentada de El proletariado agrícola: fuerza fundamental de la revolución dominicana, Raúl Pérez Peña, siguiendo los esquemas o matrices del marxismo-leninismo pensamiento Mao Tse Tung, defiende en efecto la capacidad transformadora de la sociedad por la acción organizada, indicándonos finalmente la importancia de una investigación más exhaustiva de carácter científico “que determine a fondo el valor que representa [la masa trabajadora del proletariado agrícola] y la explotación que padece; analizarle sus desgracia actual y las causas que la generan, sus función en nuestras relaciones agrarias y el papel decisivo que la historia le ha reservado para el enrumbamiento de la patria hacia un futuro feliz”179.

Bibliografía A. Abel, América Latina busca su camino, Santo Domingo: CEMIFOR, 1972. R. Cassa, Los orígenes del Movimiento 14 de Junio, Santo Domingo: Editora Búho, 2007. F. Caudín, Marx Engels y la revolución de 1848, Madrid: ed. Siglo XXI de España, 1975. F. Engels, Introducción» a la obra de Marx: «Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850». M. Harnecker, Los conceptos elementales del materialismo histórico, Madrid: Siglo veintiuno de España editores S.A., 1976, p. 184. H. Hermann, Eslabón Perdido; gobierno provisional 1965-1966. V. Lenin, Obras escogidas, Tomo 1, Edición Progreso, Moscú, 1960, p. 15. C. Marx, La miseria de la filosofía, Moscú: ed. alemana, 1939, p. 71. R. Pérez, El proletariado agrícola, Santo Domingo: ediciones 1917, 1970.

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Ibíd., p. 38. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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J. C. Portantiero, Los usos de Gramsci, México: Cuadernos de Pasado y Presente. 1977. M. Tse-tung, Sobre la Nueva Democracia, Buenos Aires: Editorial Abraxas, 1972. M. TSE-TUNG, Obras escogidas T. 2, ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, 1976.

Webgrafía K. Clausewitz, De la guerra. Disponible en: http://www.elartedelaestrategia.com/clausewitz.html F. Engels, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/me/1880s/feuer/4.htm C. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48manif.htm Edición digitalizada para el Marx-Engels Internet Archive por José F. Polanco en 1998. Retranscrito para el Marxists Internet Archive por Juan R. Fajardo en 1999. C. Marx y F. Engels, La ideología Alemana, “Crítica de la novísima filosofía alemana en las personas de sus representantes Feuerbach, B. Bauer y Stirner, y del socialismo alemán en las de sus diferentes profetas”. Disponible en: https://www. marxists.org/espanol/m-e/1840s/feuerbach/1.htm C. Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/me/1850s/criteconpol.htm C. Marx, Las luchas de clase en Francia de 1848 a 1850. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/francia/fr ancia1.htm#fn0 A. Paulino, Familiares de los presos, muertos y desaparecidos: inventario del crimen, 1966-1970. Disponible en: http://acento.com. do/2016/politica/8342296-familiares-los-presos-muertosdesaparecidos-inventario-del-crimen-1966-1970

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A. Paulino, La izquierda y la lucha armada: la guerra del “campo que rodea la ciudad”. Disponible en: http://acento.com.do/2017/ politica/8460241-la-izquierda-la-lucha-armada-la-guerradel-campo-rodea-la-ciudad-1966/ A. Paulino, La guerra de abril de 1965: los muertos que nunca se pudieron contar. Disponible en: https://acento.com.do/2014/ cultura/8139885-la-guerra-de-abril-de-1965-los-muertos-quenunca-se-pudieron-contar/

Audiovisual R. Fortunato, Abril: La trinchera del honor, video-cine Palau, Santo Domingo, 2005.

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ECOS Órgano del Instituto de Historia de la UASD Año XXV, Vol. 1, No. 15 Enero-junio de 2018

Centenario de la Revolución de Octubre y visita del profesor Juan Bosch a la URSS en septiembre de 1987180 Centennial of the October Revolution and Professor Juan Bosch´s Visit to the USSR in September 1987 Dr. Fernando Morales Billini181

Resumen:

El presente artículo reseña la visita en el 1987 del profesor Juan Bosch a la URSS, luego aceptar la invitación que el gobierno soviético, encabezado por Garvachov, le cursara por intermediación la Embajada Soviética en Cuba. En la Academia de Ciencias de la URSS el profesor Juan Bosch impartió una conferencia donde presentó un análisis sobre Ponencia presentada en el “Seminario 100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, organizado por el Instituto de Historia de la UASD, el 7 de noviembre 2017. 181 Fernando Billini Morales. De origen cubano, médico cirujano general y de trasplante de órgano. Ha publicado varios libros sobre diversos temas de la salud y de bioética. Fue representante del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en Cuba y para el resto de los países socialistas desde el 1981 a 1988. Actualmente reside en Santo Domingo y es colaborador de la Fundación Juan Bosch. 180

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la composición social dominicana y las características sociológicas. Palabras claves: Revolución rusa, Gobierno soviético, URSS, Juan Bosch, Garvachov. Summary: The article reviews Professor Juan Bosch´s visit to the USSR in 1987, after accepting the invitation that the Soviet Government headed by Gorvachov made to him through the Soviet Embassy in Cuba. At the USSR Academy of Sciences, Professor Juan Bosch gave a lecture where he presented an analysis of the Dominican social composition and the sociological characteristics of the Dominican people.

La Revolución de Octubre es el proceso político que se inicia en la etapa final del imperio zarista en 1905 y culmina en octubre de 1917. Este fenómeno social, político y económico constituyó, quizás, el más importante evento del siglo XX. Un inmenso imperio fue transformado en la República Federal Socialista, y con él se estableció el inicio de un nuevo modelo político-económico llamado a revolucionar el mundo. La fecha 25 de octubre de 1917 corresponde al calendario juliano vigente en el imperio ruso, el cual fue abolido por el nuevo gobierno bolchevique y se asumió, igual que el resto del mundo, el calendario gregoriano que sitúa el inicio de la Revolución el día 7 de noviembre de 1917. En abril de 1917, Vladimir Ilyich Ulyanov, Lenin, llegó a Rusia de desde Finlandia. El líder bolchevique llevaba tres demandas: • El final de la guerra, • Toda la tierra para los campesinos, • Todo el poder para los soviets (agrupaciones o asambleas de obreros, soldados y campesinos rusos). Estas demandas y la insistencia del gobierno provisional en continuar la guerra permitieron que los partidarios del partido bolchevique, ya para el otoño de 1917, ganasen simpatía rápidamente. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Con la Revolución de Octubre se abrió una nueva etapa en la historia de la humanidad; fue el gran referente de las revoluciones china, vietnamita y cubana; su influencia generó un espacio por el cual viajaron los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo, de toda América Latina y los procesos de descolonización en África y Asia. Ante la necesidad de poner en marcha y difundir en el mundo los objetivos y logros de la revolución socialista, Lenin y el partido Bolchevique convocaron La Tercera Internacional, también conocida por Internacional Comunista o Komintern, celebrada el 2 de marzo de 1919. Promovía crear una república mundial de sóviets y terminar, consecuentemente, con el sistema capitalista imperante en Occidente. Estos objetivos conllevaban lograr establecer, sin dilación, en todas las naciones posibles, la dictadura del proletariado a través de los Sóviets, debidamente organizados y centralizados. Fue sin lugar a dudas el mayor experimento socialista de la historia, empezó como una revolución contra un régimen opresor y logró convertirse en una inmensa unión de repúblicas. La Unión Soviética llegó a ocupar un sexto del territorio del planeta. Como en todas las revoluciones, se presentaron convulsiones sociales, políticas, económicas y niveles de violencia importantes. Lo mismo ocurrió en la Revolución Francesa. Este movimiento pudo ser por momentos violento, pero era necesario para cambiar un régimen y establecer otro completamente diferente y constructivo. El principio político que dio origen a la Revolución de Octubre fue lograr un sistema justo y solidario sobre la base de una revolución en el plano social, político y económico donde la clase del proletariado fuera la vanguardia y dirección del proceso. En un principio el partido, que pretendió ser democrático desde su inicio, y debido a las diversas fuerzas que cohabitaban y atentaban contra la revolución naciente, diferencias conceptuales entre los dirigentes y la ambición de poder, convirtieron esta fuerza en un partido radical con las consecuencias que esta postura arrastraba, creándose el stalinismo. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En la década de los ochentas existía un sistema de sanidad, educación gratuita y vivienda de bajo costo, la alimentación del ciudadano soviético y la esperanza de vida eran de las mejores del mundo. La agricultura era eficiente, aunque con dificultades en la distribución de los productos, existía el pleno empleo, no había pobreza extrema. Estos indicadores hacían del ciudadano de la URSS, en general, una persona que gozaba de una vida digna.

La Perestroika y la Glasnot La Perestroika es una reforma basada en la reestructuración del sistema económico llevada a cabo en la URSS, cuando en 1985 Mijaíl Gorbachov fue elegido Secretario General del Partido Comunista, con la intención de flexibilizar las políticas stalinistas. El gobierno de Gorbachov, en abril del 1985, lanzó la consigna de restructuración y mayor transparencia, lo que en un principio concitó interés y apoyo entre los revolucionarios del mundo, que consideraron dichas medidas como necesarias para flexibilizar el ejercicio político y la economía. Hasta mediados de los ochenta, el Estado era el administrador de todos los medios de producción, industria y dueño de la tierra en su totalidad, sin existencia de propiedad privada, excepto de artículos personales básicos, como lo presentaba la teoría marxista de la propiedad colectiva de los medios de producción administrada por el estado. Este programa consistía en convertir a la URSS en una economía socialista de mercado. Para algunos autores, como Serguéi Kara-Murzá, este proceso constituyó una revolución desde «arriba», llevada a cabo por la nomenklatura soviética (grupos dirigentes del partido) que realmente querían justificar su estilo de vida burgués, puesto que el grupo gobernante gozaba de privilegios a los que no podía disponer el ciudadano común. Para este autor, el sistema colectivista se había transformado en un obstáculo, pues no les permitía fungir como una nueva clase social de forma abierta. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En el plano productivo fue un severo proceso de desindustrialización y privatización a base de la venta de las propiedades estatales (propiedad de la totalidad del pueblo en su conjunto) pasando a manos privadas. Un proceso que fue llamado «terapia de choque» por Boris Yeltsin (primer presidente de la Rusia post-soviética), pasando de un estado socialista basado en un sistema económico solidario a un estilo capitalista neoliberal de tipo occidental. Abel Aganbegián fue rector de la Academia de Economía Nacional en Moscú y director de la Novosibirsk Instituto de Economía y primer consejero económico de Gorbachov, y en gran parte responsable de la base teórica del programa de cambio. Este hombre influyente afirmó que en un 40% de la industria se habría producido una disminución de la producción y que, además, existía una degradación de la agricultura. Para inicios de la década de 1990, la URSS se encontraba sumida en una profunda crisis económica sin precedentes, puesto que no existía a la fecha una teoría o metodología académica de cómo un Estado de economía planificada centralmente, pasa a convertirse en una economía de mercado libre. “Según José Luis Rodríguez.182 Al cierre de estos dos primeros años los resultados económicos mostraron una tendencia al retroceso con un crecimiento de ingreso nacional que bajó de 2,3% en 1986 a 1,6% en 1987; la producción industrial descendió de 4,4 a 3,8% y la producción agropecuaria de 5,3% se contrae un 0,6%”. Se dislocó completamente todo el complejo entramado industrial y agrícola de la URSS, el país virtualmente se paralizó, la inflación se disparó y las condiciones de pobreza (prácticamente inexistentes en la antigua la URSS) se propagaron significativamente en la población al punto que la misma URSS desapareció como Estado y como superpotencia mundial en el año 1990.

La desaparición de la URSS 25 años después: José Luis Rodríguez.

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Actividades durante la visita de Juan Bosch a la URSS septiembre 1987 Tres años antes del derrumbe de la URSS, a principios de 1987, nos comunicaron la intención del Gobierno soviético de cursar una invitación al Profesor Juan Bosch a la URSS. La invitación llegó desde la Embajada Soviética en Cuba y el profesor Bosch vio con agrado la misma. Se iniciaron los preparativos de dicho viaje, escogiéndose el mes de septiembre para su realización. Días antes del viaje, el profesor Bosch, en su calidad de ex presidente de la República, notificó al presidente, Dr. Joaquín Balaguer, de la invitación recibida. El Dr. Balaguer le solicitó pasar por su despacho antes del viaje, y le pidió al profesor Bosch mediar con el gobierno soviético la posibilidad de establecer una línea de comercialización del azúcar y otros productos dominicanos. El profesor Bosch le señaló que creía que eso solo era posible si se reanudaban las relaciones diplomáticas. A su llegada a La Habana el profesor me dejó saber los pormenores de la reunión con el Dr. Joaquín Balaguer, y se les informó, a por igual, a los responsables de la coordinación del viaje de la Embajada Soviética, y funcionarios cubanos con los que conjuntamente se realizaron los ajustes en la agenda para lograr dichos objetivos. Las actividades fundamentales fueron: • Reunión con el Comité de Solidaridad con los Pueblos de América Latina con su presidente Karén Jachaturov • Ofrenda floral al Mausoleo de Lenin, y Memorial al soldado desconocido, en la Plaza Roja. • Reunión con el Secretario de Relaciones Internacionales del Comité Central del PCUS, Dobrynin Anatoly Fedorvich. • Reunión con el Presidente del Soviet Supremo en funciones en el Kremlim, Rafik Nishonov. • Reunión en el Ministerio Comercio Exterior, con el Ministro Aristov Boris Ivanovich. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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• Reunión con el rector Stanis Vladimir Francevich, en la Universidad Patricio Lumumba. • Conferencia en la Academia de Ciencias de la URSS y reunión con Gury Ivanovih Marchuk, su director. • Visita a Leningrado, Museo Hermitage, Palacio de Verano, y paseo por el Río Nieva entre otras actividades. La agenda se desarrolló según lo planeado, y el gobierno de la Unión Soviética mostró gran interés en el intercambio comercial y diplomático. En la Academia de Ciencias de la URSS el profesor Juan Bosch impartió una conferencia donde presentó un análisis sobre la composición social dominicana y las características sociológicas de la República Dominicana, las cuales compartía con casi toda la región, sustentaba que la gran mayoría de los países latinoamericanos eran países del tercer mundo caracterizados por un capitalismo de desarrollo tardío y poco desarrollo de la clase obrera, lo que hacía difícil que los procesos revolucionarios pudieran sustentarse en los mismos. Explicó que antes de iniciar una revolución socialista en la región era necesario lograr la liberación nacional del imperio norteamericano. A nuestro regreso del viaje a la URSS nos quedó la encomienda de coordinar con las autoridades de la Embajada Soviética y los funcionarios cubanos los preparativos para que una delegación de ambos países viajara a nuestro país, la fecha seleccionada fue octubre del 1988, invitados por la Universidad Autónoma de Santo Domingo a la celebración del 450 aniversario de la fundación de nuestra universidad Primada de América. La delegación cubana estuvo encabezada por el Ministro de Educación Superior, Ingeniero Fernando Vecino Alegret, y una nutrida representación de rectores, artistas y funcionarios que nos acompañaron a nuestros festejos.

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La delegación de la Unión Soviética estuvo integrada por Tereshchenko Leonid Ivanovich, Rector de la Universidad de Leningrado, Gury Ivanovih Marchuk, Director de la Academia de Ciencias de la URSS, ambos miembros del Comité Central de PCUS, quienes fueron condecorados por el Estado Dominicano y otros dos funcionarios del Comité Solidaridad con los Pueblos de América Latina. Al finalizar la visita se acordó restablecer las relaciones con la Unión Soviética y los países del Bloque Socialista Europeo, así como las relaciones consulares con Cuba.

Bibliografía John Reed, Diez días que conmovieron al mundo, ORBIS, Madrid, 1985. Alfred Rosmer, Moscú bajo Lenin. España, Fundación Federico Engels, 2017.

Reunión Comité Solidaridad con los pueblos de América Latina, septiembre de 1987.

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Septiembre de 1987, ofrenda floral Plaza Roja.

Septiembre de 1987, Tumba del soldado desconocido.

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Palacio de Verano, septiembre, 1987, Ciudad Pushkin.

Plaza Roja, Juan Bosch y Fernando Morales Billini.

Reunión con delegación cubana. Octubre 1988, de izquierda a derecha Hamlet Herman, Fernado Rojas, rector de la Universidad de La Habana, Fernando Morales, Ing. Fernando Vecino Alegret J. de la delegación cubana, el profesor Juan Bosch, Luis Céspedes y parcialmente oculto Omar Córdoba.

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ECOS Órgano del Instituto de Historia de la UASD Año XXV, Vol. 1, No. 15 Enero-junio de 2018

Aporte de los egresados de los antiguos países socialistas al desarrollo socioeconómico de la República Dominicana183 César Cuello Nieto 184

Resumen:

Entre los años 1966 y 1992, cuando se derrumbó la Unión Soviética y el llamado campo socialista, el Partido Comunista Dominicano (PCD) llevó a cabo un ambicioso programa de becas a jóvenes dominicanos para estudiar en esos países. Durante ese período, cientos de profesionales dominicanos egresaron de universidades y centros de educación superior de dichos países. El presente trabajo es un esfuerzo por documentar y hacer explícitos los aportes que los profesionales egresados del entonces campo socialista El presente artículo fue solicitado por la dirección de la Revista Ecos al doctor César Cuello Nieto por su condición de egresado de la URSS y, además, por haber sido moderador del primer panel en el seminario sobre los “100 años de la Revolución Socialista de Octubre”. 184 César Cuello es Egresado de Filosofía de la Universidad Estatal de Moscú «Lomonosov». Tiene un doctorado en Urbanismo y Políticas Públicas con énfasis en desarrollo sostenible de la Universidad de Delaware, Estados Unidos. Fue director de la Facultad Latino Americana de Ciencias Sociales, FLACSO. Es profesor investigador de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD. Es autor, entre otros, del texto Ética, ciencia y tecnología. 183

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han estado haciendo al desarrollo socioeconómico de la República Dominicana. Palabras claves: Programa de becas a los países socialistas, profesionales egresados del campo socialista, aporte de los egresados al desarrollo socioeconómico de República Dominicana. Summary: Between the years 1966 and 1992 when the Soviet Union and the so-called socialist camp collapsed, the Dominican Communist Party (PCD) carried out an ambitious scholarship program for young Dominicans to study in these countries. During this period, hundreds of Dominican professionals graduated from universities and higher education centres in these countries. The present work is an effort for documenting and making explicit the contributions that the professionals graduates of the then socialist field have been doing to the socioeconomic development of the Dominican Republic. Keywords: Scholarships Program to the socialist countries, professionals graduated from the socialist field, contribution of the graduates to the socioeconomic development of the Dominican Republic.

Introducción En 1966, un año después del estallido popular del 24 de abril de 1965 y de la subsiguiente intervención de los Estados Unidos a la República Dominicana, el Partido Comunista Dominicano (PCD) inició un ambicioso programa de becas de estudiantes dominicanos hacia los antiguos países del campo socialista. Vale señalar que, antes de esa fecha, varios dominicanos viajaron a cursar estudios en estos países, enviados por el Partido Socialista Popular, organización de donde surge, luego de la contienda de abril de 1965, el PCD. Durante el período de 1966ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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1992, tiempo que duró el programa de becas, más de 1000 (mil) dominicanos y dominicanas egresaron de universidades e institutos superiores y técnicos medios de estos países. El programa se inició con 12 becados el primer año (1966); luego, este número fue aumentando con los años gracias, tanto al buen desempeño de los becados, como a las permanentes gestiones de la dirección del PCD para ampliar la cobertura del programa a la mayor cantidad posible de estudiantes dominicanos. Este crecimiento vertiginoso llevó a alcanzar cifras récords de más de 100 becados por año, específicamente durante los años ochenta. Otra circunstancia que a nuestro entender contribuyó a la ampliación rápida del número de becados fue la condición de legalidad en que se desarrolló el programa de becas luego de la caída del régimen represivo de los doce años de gobierno de Joaquín Balaguer (1966-1978). Hay que registrar que, durante ese régimen, el reclutamiento, selección y envió de los becados se hacía en las difíciles condiciones de la clandestinidad, debido a la oprobiosa prohibición oficial que impedía a los y las dominicanas viajar libremente a aquellos países. Difícil y tortuoso era también el retorno al país de los profesionales que egresados y, desde luego, su consiguiente inserción al mercado laboral. En muchas ocasiones, el egresado tenía que vivir por varios años en terceros países hasta que se consiguiera que el gobierno le levantara el impedimento de entrada al país. Afortunadamente, al caer el régimen balaguerista, y legalizadas las actividades de las organizaciones de la izquierda, el reclutamiento y selección de los becados se hizo abierta y masiva, ampliándose el acceso a las becas de jóvenes de los más diversos estratos sociales, muy particularmente, de lugares apartados y condiciones económicas precarias, que les impedían muchas veces realizar estudios en el país. El presente artículo recoge la evolución y resultados de este programa de becas, pero de manera particular, el desempeño y aporte de los profesionales egresados de los países socialistas ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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al desarrollo socioeconómico de la República Dominicana. El soporte empírico del presente artículo lo constituye una consulta realizada a una muestra de 82 profesionales egresados de los referidos países, insertos en distintas esferas de la vida económica, académica y social del país, así como un conjunto de entrevistas a un número de destacados profesionales de este grupo.

La visión estratégica del programa de becas La visión estratégica del programa de becas hacia los entonces países socialistas era formar profesionales del más alto nivel, con capacidad para dar su mejor aporte al desarrollo del país en distintas esferas del hacer y el pensar. Sin embargo, a pesar de que en principio el programa estaba abierto a todas las disciplinas, era obvia la orientación desarrollista y tecnocrática que le imprimió la dirección del PCD, lo que se expresaba en un amplio predominio de las carreras ingenieriles y tecnológicas en general (ver Tabla 1). En una consulta realizada a una muestra de 82 egresados de los países en cuestión, se encontró que el 68.3% pertenece a distintas ramas de las profesiones tecnológicas e ingenieriles. La carrera más numerosa de esta muestra, luego de las tecnológicas e ingenieriles, corresponde a ciencias de la salud, con un 11%, seguida de las ciencias sociales y humanidades, con un 8.5%. Por último, están las ciencias naturales y matemáticas, artes y negocios, con 7.3%, 3.7% y 1.2% respectivamente (Ver Tabla 1). Debido a la orientación tecnocrática del programa de becas, como ya se indicó, es muy probable que la tendencia de esta muestra se mantenga al acercarse al universo de todos los egresados. El énfasis estratégico del programa estuvo en el otorgamiento de becas para carreras ingenieriles y tecnológicas que no se impartían en el país o en aquellas a las que tenían poco acceso

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los sectores sociales de menores ingresos económicos como ingeniería de aviación, ingeniería de minas, ingeniería química, eléctrica, mecánica, electrónica, tecnología de alimentos, petróleo, entre otras. También se hizo énfasis, si bien en menor medida, en carreras de ciencias básicas y aplicadas como la física, matemáticas, biología, bioquímica, microbiología, alimentos, zootecnia, economía agrícola, etc. En el campo de la medicina, el programa tenía una línea estratégica clara de enviar becados sólo a realizar estudios de postgrado, particularmente en especialidades como pediatría, urología, neurocirugía, cirugía torácica, cardiología y cirugía cardiovascular, ortopedia y traumatología, psiquiatría, entre otras. Con esta estrategia se buscaba que, al volver al país, estos egresados pudieran hacer un aporte relevante al desarrollo del conocimiento en las ciencias de la salud. Vale decir, no obstante, que, a pesar de esta línea de solo enviar estudiantes de posgrado en la carrera de medicina, una vez en el país donde iban a estudiar, algunos becados de pregrado se las ingeniaban para cambiar a la carrera de medicina, lo que por lo general conseguían sin mucha dificultad. Dentro de la visión del programa, las ramas menos favorecidas fueron siempre las ciencias sociales y las humanidades, si bien egresaron algunas personas de carreras como historia, filosofía, economía, sicología y derecho internacional. Importante es señalar, sin embargo, que una gran parte de los que estudiaban en estas áreas llegaron originalmente a realizar estudios en carreras ingenieriles o tecnológicas, pero fracasaban en ese empeño por deficiencias en su formación sobre todo en matemáticas y física, por lo que automáticamente las autoridades educativas les recomendaban irse a realizar estudios de nivel técnico medio o una disciplina de las áreas de ciencias sociales o humanidades. Esta circunstancia no cuestiona, desde luego, la calidad de los egresados que llegaron por esta vía a las ciencias sociales y las humanidades, ya que, en fin de cuentas, todo de-

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pendía de la dedicación y del esmero particular de cada quien. El PCD tampoco objetaba estos cambios, ya que se consideraba más beneficioso para el país que un becado estudiara una carrera social, humanística o de nivel técnico medio a que regresara totalmente fracasado. Cierto que de todos modos hubo algunos fracasos, pues en ocasiones la persona no tenía real vocación por las disciplinas sociales y humanísticas, pero se decidían solo por no estudiar una carrera de nivel técnico medio, lo cual, en la mentalidad de muchos era considerado como una formación profesional de menor prestigio social.

Los procedimientos para la selección de los becados Como se expuso más arriba, una vez legalizadas las actividades de izquierda en 1978, el proceso de reclutamiento y selección de los becados se comenzó a hacer de manera legal. Se anunciaba por los medios de comunicación la apertura del proceso y los requisitos que debían cumplir los aspirantes a becas. Primeramente se hacía una preselección a partir de las calificaciones, que debía ser sobre 80 puntos. Luego, se convocaba a los preseleccionados a tomar pruebas escritas y orales. A los que resultaban seleccionados se les hacían estudios médicos para asegurarse que estaban en perfecta salud física y mental. Todo este proceso lo llevaba a cabo la Comisión de Becas, conformada por profesionales afines al PCD, muchos de ellos egresados de las antiguas repúblicas socialistas.

La formación recibida La educación superior en los antiguos países socialistas y en Cuba se destacó por su calidad. La formación teórico-práctica en todas las carreras garantizaba un profesional del más alto nivel, capaz de continuar aprendiendo por sí solo y de competir con éxito no sólo en la República Dominicana, sino en

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cualquier país del mundo. Prueba de ello son todos aquellos que se han destacado en el país, tanto en las áreas tecnológicas como en las artes, en las ciencias médicas, en ciencias naturales y matemáticas, en las ciencias sociales y las humanidades. Esto se percibe, también, en todos aquellos que realizaron estudios ulteriores de postgrados en los Estados Unidos, Europa y otros países. Digno de mencionar es también la sólida formación integral y la amplia visión del mundo, así como los valores de integridad, de solidaridad, trabajo en equipo y compromiso social y humano recibido por la mayoría de los egresados de aquellos países. Esto último se pone de manifiesto en los importantes aportes profesionales y en la trayectoria de vida personal de gran parte de éstos. La fuerte disciplina de trabajo y los sólidos principios metodológicos obtenidos, así como la amplia formación teóricoconceptual, expresa la mayoría de los consultados, les ha permitido adaptarse a los cambios a que se han visto sometidos en distintos contextos y momentos de su vida profesional. También valoran la riqueza del ambiente cultural en el que vivieron, el dominio de otro idioma y el fácil acceso al mundo y los medios culturales de estos países. Durante las numerosas prácticas de campo, muchos tuvieron la oportunidad de conocer mejor la forma de pensar de los pueblos y comunidades que los acogieron, lo que les permitió compenetrarse con ellos y enriquecerse culturalmente. Otro elemento que muchos valoran positivamente es la oportunidad que tuvieron en algunos países de trabajar junto a la gente local, lo que también les ayudó a conocer mejor su cultura y formas de vivir. Otros ponderan como altamente positiva la manera sistematizada de aprender en que estuvieron inmersos, el entrenamiento en la capacidad creativa y en la actividad de pensar en función de la aplicación de conocimientos y la solución de problemas. Asimismo, valoran como muy provechosa la disciplina y la inmersión a tiempo completo en el estudio, el respeto

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por el conocimiento y la humildad para reconocer las fallas cometidas, valores éstos muy arraigados en la cultura académica de los antiguos países socialistas.

La inserción en el país La inserción de los profesionales no fue fácil para muchos. Durante el tiempo de los gobiernos balagueristas, la discriminación y exclusión fueron notorias, comenzando por la dificultad para reingresar al país. Luego, venía el estigma por haber estudiado en los países socialistas, de los cuales, además del gran desconocimiento de su verdadera realidad por parte de la mayoría de la población, se decían por lo general más cosas negativas que positivas. Obtener trabajo en esas condiciones era realmente difícil. La excepción a la regla lo fue siempre la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en donde, si bien existían algunos prejuicios ultraizquierdistas y derechistas que se oponían, por lo general se respetó y se dio cabida a los profesionales egresados del campo socialista. La reputación y el espacio ganados por los egresados en la comunidad académica de la Universidad Autónoma de Santo Domingo han llevado a cuatro de ellos a alcanzar la máxima posición de esta alta casa de estudios, la de Rector Magnífico. Me refiero al Dr. Julio Ravelo Astacio, al Dr. Edylberto Cabral, al Ingeniero Miguel Rosado y al Dr. Porfirio García. Otros son y han sido decanos, directores de escuelas y departamentos, funcionarios administrativos, directivos de asociaciones de profesores y de la Federación de Asociaciones de Profesores de la UASD, como es el caso del eminente médico y científico Dr. Dionisio Soldevila. Otra dificultad que han tenido que sortear los egresados ha sido la enorme diferencia entre las realidades socioeconómicas, educativas y culturales de los países socialistas y la de República Dominicana. La mayoría de éstos, tanto del nivel ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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de postgrado como de pregrado, fue formada no sólo para aplicar conocimientos y habilidades, sino también para investigar y escudriñar la realidad. Sin embargo, el país no les ha ofrecido muchas condiciones para desarrollar esta parte de su formación, debido a la conocida debilidad en materia de investigación científica y en investigación y desarrollo tecnológico (R&D). Es importante tomar en cuenta que muchas de las carreras y especialidades que estudiaron una gran parte de los egresados se enfatizaban y estimulaban, dentro de la estrategia del programa de becas, con una visión de futuro, pensando en la inminencia de un cambio de la sociedad dominicana al socialismo, lo que provocaría de inmediato una gran demanda de estos profesionales. Este viraje al socialismo sin embargo nunca sucedió, y estos profesionales, de muy alto nivel, regresaron a una sociedad con unas débiles estructuras técnico-productivas y científicas y por ende, con una muy escasa demanda de sus conocimientos y habilidades. Esto explica, en parte, por qué muchos egresados se han ido del país en busca de mejor suerte dado que no pudieron integrarse satisfactoriamente al mercado laboral local; otros emigraron de carrera y se encuentran desarrollando actividades muy alejadas de lo que estudiaron, en tanto que otros, con carreras tecnológicas, ingenieriles y científicas, entre otras, han ido a parar a las universidades, en donde su principal labor es la docencia, muchas veces en condiciones deplorables y con auditorios estudiantiles con grandes deficiencias. Haber estudiado en otra cultura y en otro idioma fue, para muchos, otro obstáculo a superar, pues estaba de por medio la transferencia de conocimientos, habilidades y destrezas que se operativizan a través del lenguaje, más específicamente, de la comunicación oral y escrita. Pero resulta que muchas de las expresiones y términos técnicos y científicos aprendidos no tenían necesariamente un equivalente en idioma castellano, haciendo más difícil el proceso de adaptación e inserción al medio dominicano. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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En el campo de la salud, nos dice el Dr. Dionisio Soldevila, sobresale, desde siempre, el escaso interés gubernamental por la solución de los problemas. Existe, según él, una pobre disciplina laboral y gran ausencia de competencia académica y científica en los centros laborales en el área de la salud, lo que sin dudas hace más difícil a los egresados aplicar sus conocimientos y continuar desarrollándose profesionalmente. (Soldevila, 2008). A pesar de todos estos obstáculos y de que más de un 40% de los egresados consultados para este estudio expresa haber confrontado problemas para insertarse al mercado de trabajo en su área, la reválida o convalidación de los títulos obtenidos no ha encontrado muchas dificultades para la mayoría. Sólo un 22% indica haber tenido dificultades para completar este proceso (Ver Tabla 2). Esto último tiene sentido si tomamos en cuenta que la mayoría de los egresados son de las áreas tecnológica e ingenieril, las cuales caen por lo general dentro de los dominios del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores, (CODIA), una entidad profesional bien organizada y con requisitos claros de pertenencia y la cual, hasta donde pudimos indagar, nunca puso obstáculos para revalidar y reconocer los títulos de los egresados de los países socialistas.

Los aportes al desarrollo nacional Las dificultades que se acaban de exponer, sin embargo, no han sido óbice para que los profesionales egresados de los antiguos países socialistas hagan su mejor esfuerzo y den lo mejor de sí en aras del desarrollo del país. Ello no ha impedido que una gran parte de éstos se destaque en sus respectivas profesiones. De la muestra consultada, más del 60% indica haber transferido los conocimientos adquiridos, lo que significa que han tenido la oportunidad, primero, de trabajar en su área de especialidad y, segundo, adaptar y aplicar de forma innovadora y creativa lo aprendido (Ver tabla 3). ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Así, tenemos ingenieros y tecnólogos destacados en el área de la construcción de obras civiles, en minería, en la producción de alimentos, en energía, entre otras. Tenemos eminentes médicos que se han destacado en ramas como la neurología y neurocirugía, en cardiología, traumatología, urología, oncología, etc. Contamos con destacados científicos sociales y artistas de gran talento y creatividad, que han hecho y continúan haciendo importantes aportes al país. Contamos con eminentes científicos investigadores y educadores que son ejemplos de creatividad, dedicación y compromiso con el avance del conocimiento y con la formación de las nuevas generaciones de profesionales de la sociedad. Pero los profesionales egresados de los antiguos países socialistas no se han quedado estancados en lo aprendido durante sus estudios allí realizados, pues una buena parte de ellos ha continuado estudios de postgrado o especialización dentro o fuera del país. De la muestra consultada, aproximadamente un 33% dice haber realizado estudios adicionales. (Ver tabla 4) Los egresados que se han dedicado a la educación, particularmente en las mejores universidades del país, han contribuido a la formación de miles de nuevos profesionales en todas las carreras que en ellas se imparten. En estas academias destaca el trabajo de prominentes matemáticos, físicos, químicos, biólogos, microbiólogos, ingenieros, médicos, economistas, historiadores, sociólogos, sicólogos, entre otros, que prestigian no sólo a estas instituciones, sino también a todo el conglomerado de los egresados dominicanos de aquellos países. Muchos egresados han sido o son altos funcionarios del Estado, en tanto que otros son emprendedores y creadores de sus propias empresas y negocios. Como emprendedores se destacan algunos empresarios exitosos e innovadores, como es el caso de César Aybar, egresado de la Universidad Lomonosov de Moscú en el área de química. Aybar ha desarrollado y/o participado en unos 20 proyectos de investigación, dentro de los cuales se han graduado unos 50 estudiantes de la Escuela de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Ciencia e Ingeniería de diferentes Universidades. Ha realizado unas 10 transferencias tecnológicas que han resultado en innovaciones de nuevos procesos y productos y ha construido, con la colaboración de algunos amigos, dos empresas que hoy se encuentran realizando su trabajo y aportando de alguna manera su fruto a la economía y al desarrollo del país. Otros egresados han realizado importantes trabajos de fortalecimiento del sector público, dejando su impronta en diversas instituciones, como es el caso del Ingeniero Héctor Radhamés, quien laboró por varios años en la Dirección General de Minería, donde realizó un mapa geológico de los yacimientos de Ámbar en la Región del Valle, Sabana de la Mar y contribuyó a la formación de la cooperativa minera para la extracción de ámbar en esa región. Fue, además, el constructor de la planta de tratamiento de flujo invertido en Maguana, San Juan de la Maguana, y participó activamente en la elaboración del ante-proyecto de ley para la creación de la Secretaría de Estado de la Vivienda, Asentamientos Humanos y Edificaciones. En el campo de la salud, según expone el Dr. Dionisio Soldevila: “practicando lo aprendido en lo relativo a la disciplinaestudio-trabajo hemos contribuido a formar centenares de profesionales de la salud, quienes al encontrarnos nos expresan su agradecimiento porque aprecian el empeño que hemos puesto en su preparación como médicos”. Como parte de su contribución al desarrollo de las ciencias médicas en el país, el Dr. Soldevila destaca el Departamento de Anatomía y Cirugía Experimental en el hospital Salvador B. Gautier del IDSS, que, según indica, ha permitido formar cirujanos críticos y conocedores eficientes de la anatomía humana y de la patología quirúrgica, elementos básicos para egresar en calidad de cirujanos bien formados. Señala, además, como su aporte más sobresaliente, el presentado en París ante los académicos de la Sociedad Anatómica de París, en el Instituto de Anatomía de la Universidad René Descartes, en Francia, en Febrero de 2006. Los primeros ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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descubrimientos en el área de anatomía desde el Congreso de Basilea de 1895. El Tríceps de Soldevila y el Tendón de Soldevila del extensor común de los dedos. Por su parte, el Dr. Osvaldo Marté Durán, otro eminente médico, quien realizó sus estudios de postgrado en Neurocirugía en Bulgaria y orientó su práctica profesional tanto a la formación de nuevos profesionales como al desarrollo de la neurocirugía en el país. Al regresar a la República Dominicana, el Dr. Marté Durán inició la enseñanza de un programa actualizado de Neuroanatomía en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Aquí introdujo, además, la práctica de la neuroanatomía, que no existía en ese entonces en la carrera de medicina de esa universidad. Introdujo nuevas metodologías de la enseñanza de la neuroanatomía en la universidad, estimulando a las nuevas generaciones de médicos de la institución a inclinarse por estudiar y especializarse en esta rama de la medicina. El Dr. Marté Durán también organizó e introdujo el servicio de neurocirugía en el Hospital Dr. Darío Contreras y se convirtió en Jefe de este servicio. Dentro del Servicio de neurocirugía se creó el Programa de Residencia en Neurocirugía, introducido y coordinado también por el Dr. Marté Durán. Fue además jefe de enseñanza del Hospital Dr. Darío Contreras y es miembro de la Sociedad de Neurocirugía. No cabe duda de que los profesionales egresados de los antiguos países socialistas han hecho y continúan haciendo un importante aporte al país y a aquellos países donde han tenido la oportunidad de aplicar sus conocimientos. No exageramos si decimos que somos parte muy significativa del patrimonio profesional e intelectual con que cuenta nuestro país y cuyos frutos se muestran no sólo en los ejemplos que hemos mencionado, sino en muchos otros que se encuentran dispersos en toda la geografía nacional.

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ANEXO Relación de tablas

Tabla 1. Áreas profesionales Área Profesional

Frecuencia

Porcentaje

Ingenierías Ciencias de la salud Ciencias Sociales y Humanidades Ciencias Naturales y Matemática Negocios Artes

56 9 7 6 1 3

68,3 11,0 8,5 7,3 1,2 3,7

Total

82

100,0

Fuente: elaboración propia (CC).

Tabla 2. Dificultades al revalidar el título ¿Ha tenido usted alguna dificultad para revalidar su título? Respuesta

Frecuencia

Porcentaje

Sí No Sin respuesta

18 40 24

22,0 48,0 29,3

Total

82

100,0

Fuente: elaboración propia (CC).

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Tabla 3. Transferencia de los conocimientos adquiridos ¿Ha tenido usted oportunidad de transferir los conocimientos adquiridos? Respuesta

Frecuencia

Porcentaje

Sí Sin respuesta

51 31

62,2 37,8

Total

82

100,0

Fuente: elaboración propia (CC).

Tabla 4. Evolución profesional ¿Ha realizado usted estudios adicionales luego de finalizar en el país socialista? Respuesta

Frecuencia

Porcentaje

Sí Sin respuesta

27 55

32,9 67,1

Total

82

100,0

Fuente: elaboración propia (CC).

Referencias César Aybar, entrevistado por César Cuello, octubre de 2008, Santo Domingo, República Dominicana. Narciso Isa Conde, entrevistado por César Cuello, octubre de 2008, Santo Domingo, República Dominicana. Dr. Osvaldo Marté Durán, entrevistado por César Cuello, octubre de 2008. Santo Domingo, República Dominicana. Ing. Héctor Radhamés, entrevistado por César Cuello, octubre de 2008, Santo Domingo, República Dominicana. Dr. Dionisio Soldevila, entrevistado por César Cuello, octubre de 2008, Santo Domingo, República Dominicana. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018



ECOS Órgano del Instituto de Historia de la UASD Año XXV, Vol. 1, No. 15 Enero-junio de 2018

DOCUMENTOS: Decreto sobre la paz185 Aprobado por el II Congreso de Soviets de Diputados Obreros, Campesinos y Soldados de Rusia Petrogrado, 8 de noviembre de 1917

“A los pueblos y los gobiernos de todos los países beligerantes: el Gobierno obrero y campesino instituido por la Revolución del 24-25 de octubre (6-7 de noviembre) de 1917 y apoyándose en los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos, propone a todos los pueblos en guerra y a sus gobiernos entablar inmediatamente conversaciones con vistas a una paz democrática y equitativa. • El Gobierno considera como una paz equitativa o democrática, tal como la desea la inmensa mayoría de los obreros y las clases trabajadoras agotadas, abrumadas y martirizadas por la guerra en todos los países beligerantes –paz que los obreros y los campesinos rusos han reclamado de la manera más categórica y tenaz desde el derrocamiento de la monarquía zarista–, una paz inmediata sin anexiones (es decir, sin conquistas de territorios extranjeros, sin la incorporación violenta de pueblos extranjeros por la fuerza) ni indemnizaciones.[…] Fuente: John Reed, Diez días que conmovieron al mundo, Madrid: ORBIS, 1985, págs. 126-127.

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• Por anexión o conquista de territorios extranjeros, el Gobierno entiende –conforme a la concepción del derecho de la democracia en general y de las clases trabajadoras en particular– toda incorporación a un Estado grande o poderoso de una nacionalidad pequeña o débil, sin el consentimiento o deseo formales, clara y libremente expresados por esta última, independientemente de la época en que esta incorporación violenta haya sido efectuada, independientemente también del grado de desarrollo o retraso de la nación anexionada o retenida por fuerza en los límites del Estado en cuestión; independientemente, en fin, del lugar donde esta nación resida, en Europa o en los lejanos países transoceánicos. Si una nación cualquiera es mantenida por la fuerza dentro de los límites de un Estado; si, a pesar del deseo por ella expresado –bien sea a través de la prensa, en las asambleas populares, en las decisiones de los partidos, o por medio de motines e insurrecciones contra la opresión nacional–, no se le concede el derecho a decidir mediante votación libre, después de la retirada completa de las tropas de la nación conquistadora o que sea en términos generales más poderosa, de decidir sin la menor restricción la cuestión de las formas políticas de su existencia, la incorporación de esta nación al Estado constituye una anexión, es decir, una conquista y un acto de violencia. • El Gobierno estima que continuar esta guerra para dilucidar la cuestión de saber cómo dividir entre las naciones fuertes y ricas los pueblos débiles conquistados por ellas, sería cometer el más grande de los crímenes contra la humanidad, y proclama solemnemente su voluntad de firmar inmediatamente un tratado de paz que haga cesar esta guerra en las condiciones indicadas, igualmente equitativas para todos los pueblos sin excepción. El Gobierno declara, al mismo tiempo, que en modo alguno considera las condiciones de paz más arriba señaladas como un ultimátum; consiente en examinar cualesquiera otras condiciones de paz, e insiste solamente en que sean propuestas lo más rápidamente posible por cualquier país beligerante, y ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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redactadas con toda claridad, sin el menor equívoco ni el menor secreto. • El Gobierno ha abolido la diplomacia secreta; expresa, por su parte, la firme intención que tiene de llevar todas las conversaciones en forma totalmente abierta, ante el pueblo entero, y de proceder inmediatamente a la publicación íntegra de los tratados secretos confirmados o concertados por el gobierno de los grandes terratenientes y capitalistas, desde el mes de febrero hasta el 25 de octubre de 1917. El Gobierno proclama totalmente anuladas, desde ahora, todas las cláusulas de estos tratados secretos, en la medida que tiendan, como ocurre en la mayoría de los casos, a procurar ventajas y privilegios a los grandes terratenientes y capitalistas rusos- o a mantener o acrecentar las anexiones de Rusia • El Gobierno invita a todos los gobiernos y los pueblos de todos los países en guerra a concertar inmediatamente un armisticio; considera deseable que este armisticio sea de tres meses por lo menos, plazo en el cual es perfectamente posible llevar a término las conversaciones de paz con la participación de los representantes de todos los pueblos o naciones sin excepción, empeñados en la guerra u obligados a tomar parte en ella, y convocar asambleas autorizadas de representantes populares en todos los países, para ratificar definitivamente las condiciones de paz…”

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Mujeres combatientes en los días de la Gran Revolución de Octubre Alexandra Kollontai186 ¿Quiénes fueron las mujeres que participaron en la Gran Revolución de Octubre? ¿Fueron casos aislados? No; hubo multitudes de ellas: decenas, centenas de miles de heroínas anónimas que marcharon –codo a codo– con los obreros y campesinos, bajo la Bandera Roja y la consigna de los Soviets, pasando sobre las ruinas de la teocracia zarista hacia un nuevo futuro… Si uno mira hacia atrás, al pasado, uno puede verlas: masas de heroínas anónimas que Octubre encontró viviendo en ciudades desfallecientes, en aldeas empobrecidas saqueadas por la guerra… Una bufanda en la cabeza (raras veces una pañoleta roja), un vestido gastado, un abrigo de invierno remendado. Jóvenes y adultas, obreras y campesinas esposas de soldados y amas de casa pobres de la ciudad. Muy raro, mucho más raro en aquellos días: mujeres trabajadoras de oficina y profesionales, educadas y cultas. Pero hubo también mujeres de la intellingentsia –entre las que llevaron la Bandera Roja a la victoria en Octubre– maestras, empleadas de oficina, jóvenes estudiantes de las escuelas secundarias y universidades, doctoras. Marchaban alegres, desprendidas y resueltas. Iban a donde se les enviara. ¿Al frente? Se ponían una gorra de soldado y se convertían en Artículo publicado en 1927 por Alexandra Kollontai, una revolucionaria de primer orden. Fue la primera mujer que participó en un gobierno y la primera en ejercer la función de representante de su país en el extranjero. Destacada militante, sobre todo, por haber sido una de las figuras más importantes de la revolución rusa y por su aporte teórico y práctico a la lucha inseparable por el socialismo y la igualdad de la mujer. Rusia soviética fue el primer país del mundo donde se estableció total libertad de divorcio y donde el aborto fue libre y gratuito. Para eliminar las bases económicas de la familia tradicional se establecieron una serie de decretos que ayudaron a la mujer a librarse de las tareas tradicionalmente asignadas a ella.

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combatientes del Ejército Rojo. Si portaban el brazalete rojo, entonces iban con prisa a las unidades de primeros auxilios para ayudar al frente Rojo contra Kerensky en Gatchina. Trabajaban también en las comunicaciones del ejército. Trabajaban alegres, con la convicción de que algo trascendental estaba ocurriendo y que todos éramos pequeños engranajes de una revolución única en su clase. En las aldeas, las campesinas (sus esposos habían sido enviados al frente) tomaron la tierra de los terratenientes y sacaron a la aristocracia de los nidos donde habían vivido durante siglos. Cuando uno recuerda los eventos de Octubre, no ve rostros individuales sino masas. Incontables masas, oleadas de humanidad. Dondequiera que se mire se ve hombres –en reuniones, mítines, manifestaciones... Todavía no están seguros de lo que quieren, por qué están luchando, pero saben una cosa: no soportarán más la guerra. Tampoco quieren a los terratenientes y a los ricos… En el año 1917, el gran océano humano se levanta y se mueve, y en gran parte ese océano está formado por mujeres. Algún día, la historia escribirá sobre las proezas de estas heroínas anónimas de la revolución que murieron en el frente, que fueron asesinadas por los Blancos y que soportaron las innumerables privaciones de los primeros años de la revolución, pero continuaron enarbolando la Bandera Roja del poder soviético y el comunismo. Es a estas heroínas anónimas que murieron por conquistar una nueva vida para el pueblo trabajador durante la Gran Revolución de Octubre, ante quienes la joven república ahora se inclina en reconocimiento, mientras su juventud, alegre y entusiasta, emprende la construcción de la base del socialismo Sin embargo, de este mar de mujeres en bufandas y gorras desgastadas, emergen inevitablemente las figuras de aquellas mujeres a quienes el historiador dedicará una atención especial, cuando dentro de muchos años escriba sobre la Gran Revolución de Octubre y su líder, Lenin. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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La primera en emerger es la figura de la fiel compañera de Lenin, Nadezhda Konstantinovna Krupskaya, en su vestido gris claro, esforzándose siempre en permanecer en segundo plano. En las reuniones, ella se deslizaba inadvertidamente y se ubicaba detrás de una columna; veía y escuchaba todo, observando todo lo que pasaba para así poder hacerle un resumen completo a Vladimir Ilich, añadiendo acertados comentarios propios y aportando alguna idea razonable, apropiada y útil. En aquellos días Nadezhda Konstantinovna no hablaba en las numerosas y candentes reuniones en que la gente discutía sobre una gran cuestión: ¿Tomarán los soviets el poder o no?; pero trabajaba incansablemente como la mano derecha de Vladimir Ilich, haciendo ocasionalmente comentarios breves pero elocuentes en las reuniones partidarias. En los momentos de mayor dificultad y peligro, cuando muchos camaradas más fuertes perdieron el ánimo y sucumbieron ante la duda, Nadezhda Konstantinovna permaneció siempre la misma, totalmente convencida de la justicia de la causa y de la certeza de la victoria. Ella irradiaba una fe inquebrantable; y esta fortaleza de espíritu, oculta detrás de una rara modestia, siempre tenía un efecto alentador sobre quienes tenían contacto con la compañera del gran líder de la Revolución de Octubre. Otra figura emerge, de otra compañera fiel de Vladimir Ilich, compañera de armas durante los años difíciles de la clandestinidad: la secretaria del Comité Central del Partido, Yelena Dmitriyevna Stassova. Culta, con una precisión sin igual, una excepcional capacidad de trabajo, y una habilidad única para “descubrir” a la persona adecuada para cada tarea. Su figura alta y escultural se vió por primera vez en el Palacio Táurida, luego en la mansión Kshesinskaya y finalmente en el Smolny. Con un cuaderno en sus manos, mientras alrededor sus compañeros de la prensa del frente, obreros, guardias rojos, mujeres trabajadoras, miembros del partido y de los soviets, buscan una respuesta u orden rápida y clara. ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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Stassova tenía bajo su responsabilidad muchos asuntos importantes; pero si un camarada necesitaba algo o tenía algún problema en aquellos días tormentosos, ella siempre respondía con una respuesta breve, aparentemente cortante, pero haciendo todo lo que podía. Estaba sobrecargada de trabajo y siempre en su puesto. Siempre en su puesto pero sin pretender pasar a la primera fila, a la notoriedad. No le gustaba ser el centro de atención. No se preocupaba por ella misma sino por la causa. Por la noble y querida causa del comunismo, por la que Yelena Stassova sufrió exilio y prisión en las cárceles zaristas que la dejaron con la salud quebrantada… En nombre de la causa, era firme, dura como el acero. Pero ante los sufrimientos de los camaradas, demostraba una sensibilidad y una capacidad de respuesta que sólo se puede encontrar en una mujer de corazón noble y cálido. Klavdia Nikolayeva era una mujer de origen muy humilde. Se unió a los bolcheviques en 1908, en los años de reacción, y soportó el exilio y la prisión… En 1917, regresó a Leningrado y se convirtió en el alma de la primera revista para mujeres trabajadoras, Kommunistka. Era aún joven, llena de pasión e impaciencia. Pero sostuvo la bandera con firmeza, y defendió enérgicamente la idea de que las obreras, las campesinas y las esposas de soldados debían ser atraídas al partido. ¡A trabajar mujeres! ¡Por la defensa de los soviets y el comunismo! En las reuniones, ella hablaba todavía nerviosa e insegura pero atrayendo a otros a que la siguieran. Fue una de las que llevó sobre sus hombros todas las dificultades relativas a la preparación del camino para la amplia y masiva participación de las mujeres en la revolución; una de las que luchó en dos frentes: por los soviets y el comunismo, y al mismo tiempo por la emancipación de la mujer. Los nombres de Klavdia Nikolayeva y Konkordia Samoilova –que murió en su puesto revolucionario (de cólera) en 1921– están indisolublemente ligados con los primeros y más difíciles pasos dados por el movimiento de ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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mujeres trabajadoras, particularmente en Leningrado. Konkordia Samoilova fue una militante con un desprendimiento sin igual, una oradora brillante y experimentada que sabía cómo ganarse el corazón de las obreras. Aquellos que trabajaron a su lado, recordarán siempre a Konkordia Samoilova. Era simple en su trato, sencilla en el vestir, exigente en la ejecución de las decisiones, y estricta consigo misma y con los demás. Especialmente notable es la figura dulce y encantadora de Inessa Armand, quien realizó un importante trabajo partidario en la preparación de la Revolución de Octubre, y contribuyó con muchas ideas creativas para el trabajo entre las mujeres. Con toda su femineidad y delicadeza, Inessa Armand era firme en sus convicciones y capaz de defender lo que creía correcto, incluso cuando se enfrentaba con adversarios temibles. Después de la revolución, Inessa Armand se dedicó a organizar el movimiento amplio de mujeres trabajadoras, y la Conferencia de delegadas es creación suya. Enorme fue el trabajo realizado por Varvara Nikolayevna Yakovleva, en Moscú, durante los difíciles y decisivos días de la Revolución de Octubre. En la batalla de barricadas, demostró una resolución digna de un líder central del partido… Muchos camaradas dijeron que su resolución y su inquebrantable coraje dieron fuerzas a los vacilantes e inspiraron a aquellos que habían perdido el ánimo. “¡Adelante! ¡A la victoria”. Cuando uno recuerda a las mujeres que participaron en la Gran Revolución de Octubre, más y más nombres y rostros se vienen a la memoria, como por arte de magia. ¿Podríamos dejar de honrar hoy la memoria de Vera Slutskaya, que trabajó generosamente en la preparación de la revolución y fue asesinada por los cosacos en el primer frente rojo, cerca de Petrogrado? ¿Podríamos olvidar a Yevgenia Bosh, con su temperamento apasionado, siempre lista para la batalla? Ella también murió en su puesto revolucionario. ¿Podríamos dejar de mencionar aquí dos nombres estrechamente ligados a la vida y a la actividad de V. I. Lenin: sus dos ECOS, Año xxv, Vol. 1, Nº 15, Enero-junio 2018


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hermanas y camaradas de armas, Anna Ilyinichna Yelizarova y María Ilyinichna Ulyanova? ...¿Y la camarada Varya, de los talleres de ferrocarriles de Moscú, siempre vivaz y con prisa? ¿Y Fyodorova, la obrera textil de Leningrado, con su rostro agradable y sonriente, y su valentía a la hora de luchar en las barricadas? Es imposible mencionarlas a todas, y ¡cuántas quedan en el anonimato! Las heroínas de la Revolución de Octubre fueron todo un ejército, y aunque sus nombres se olviden, su entrega vive en la victoria misma de esa revolución, en todas las conquistas y logros que ahora disfrutan las mujeres trabajadoras de la Unión Soviética. Es un hecho claro e indiscutible que sin la participación de las mujeres la Revolución de Octubre no hubiera llevado la Bandera Roja a la victoria. ¡Gloria a las mujeres trabajadoras que marcharon bajo la Bandera Roja durante la Revolución de Octubre! ¡Gloria a la Revolución de Octubre que liberó a la mujer!187

Basado en la versión en inglés de marxists.org/archive/kollonta/1927/ fighters.htm.

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Discurso pronunciado por Lenin al pisar suelo ruso188 15 de Abril de 1917 «Queridos camaradas, soldados, marineros y trabajadores: me siento feliz al saludarlos en nombre de la victoriosa revolución rusa; de saludar en vosotros a la vanguardia del ejército proletario internacional. Ya no está lejos la hora en que, al llamamiento de nuestro camarada Karl Liebkchnet, el pueblo volverá sus armas contra los capitalistas que lo explotan. La revolución rusa, hecha por vosotros, ha abierto una nueva era. ¡Viva la revolución socialista mundial! No estoy muy seguro de que ustedes estén de acuerdo con el Gobierno provisional. Pero sí estoy seguro de que cuando les dicen dulces discursos, y los llenan de promesas, ellos los están engañando y con ustedes a todo el pueblo ruso. El pueblo necesita pan y tierra. Y ellos dan guerra, hambre, falta de comida, y las tierras se quedan para los terratenientes. Marineros, camaradas, tienen que luchar por la revolución. ¡Luchemos hasta el final! Camaradas, trabajadores y campesinos. El momento del que tanto hemos hablado los bolcheviques, por fin ha llegado. ¿Qué significa la revolución de los trabajadores y los campesinos? Primero, que tendremos un gobierno soviético, nuestro propio órgano de poder en el cual la burguesía no tendrá lugar. A partir de ahora comienza una nueva fase en la historia de Rusia. La tercera revolución Rusa será la cumbre de la victoria socialista. La relevancia histórica que tuvo este discurso fue que Lenin comprendía que la experiencia de la guerra estaba preparando inevitablemente nuevas oleadas revolucionarias. La crisis finalmente estalló en Rusia en febrero de 1917, el “eslabón más débil” de la cadena del capitalismo mundial. Las protestas y huelgas se convirtieron en una revolución que derrumbó el edificio milenario del zarismo. Como ocurrió en 1905, aparecieron los sóviets al lado del gobierno provisional, constituyendo un régimen de “doble poder”, al principio dominados por los partidos reformistas, los mencheviques y los social-revolucionarios.

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Una de nuestras primeras tareas es poner fin de inmediato a esta guerra. Está claro para todos que en la medida en que acabemos con esta guerra, que está sostenida por el presente sistema capitalista, el capital también será combatido. Necesitamos la ayuda de movimientos mundiales de la clase trabajadora que ya están organizándose en Italia, Inglaterra y Alemania. La propuesta que nosotros hacemos a la democracia internacional para la paz inmediata, será recibida ardientemente por las masas proletarias del mundo. Todos los tratados secretos deben ser publicados para fortalecer la confianza del proletariado. En Rusia, un gran número de campesinos ha señalado que ya trabajó suficiente para el capitalismo. Ahora marcharemos con los trabajadores. Un decreto que ponga fin a la propiedad de la tierra fortalecerá la confianza de los trabajadores. Vamos a constituir un control genuino de los trabajadores sobre la producción. La revolución que acaba de comenzar es evidencia de esto. Poseemos la fuerza de las masas organizadas capaces de superar todos los obstáculos y de conducir al proletariado a la revolución mundial. Ahora hay que construir un Estado del proletariado en Rusia. ¡Larga vida a la revolución socialista del mundo!»

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Bertolt Brecht Alemania -1898 - 1956 Poema a Lenin 1 Al morir Lenin, un soldado de la guardia, según se cuenta, dijo a sus camaradas: Yo no quería creerlo. Fui donde él estaba y le grité al oído: “Ilich, ahí vienen los explotadores. No se movió Ahora estoy seguro que ha muerto. 2 Si un hombre bueno quiere irse, ¿con qué se le puede detener? Dile para qué es útil. Eso lo puede detener. 3 ¿Qué podía detener a Lenin? 4 El soldado pensó: Si oye que los explotadores vienen, puede que estando solo enfermo se levante. Quizás venga con muletas. Quizás haga que lo traigan pero se levantará y vendrá para luchar contra los explotadores.

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5 El soldado sabía que Lenin había peleado toda su vida contra los explotadores. 6 Cuando terminaron de tomar por asalto el Palacio de Invierno, el soldado quiso regresar a su hogar, porque allí se habían repartido ya las tierras de los propietarios. Entonces Lenin le dijo: Quédate. Todavía hay explotadores. Y mientras haya explotación hay que luchar contra ella. Mientras tú existas, tienes que luchar contra ella. 7 Los débiles no luchan. Los más fuertes quizás luchen una hora. Los que aún son más fuertes, luchan unos años. Pero los más fuertes de todos, luchan toda su vida. Estos son los indispensables.

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La mesa de honor del seminario estuvo integrada, de derecha a izquierda, por la Maestra Meritísima de la Escuela de Historia Carmen Durán; por la doctora Reina Rosario, directora Instituto de Historia; por el maestro Nino Féliz; Vicerrector de Extensión; por el doctor Antonio Medina, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas; por el licenciado Ramón Rodríguez, Decano de la Facultad de Humanidades, y por el doctor Roberto Cassá.

Parte del público que asistió al Seminario “100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”.

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Momento en que la doctora Reina Rosario expone los objetivos del Seminario durante la apertura del mismo.

Primer panel titulado “Significado humanista y filosófico de la Revolución socialista de octubre”, integrado de izquierda a derecha por el doctor Félix Casas, el doctor Rafael Báez Bisonó, el doctor César Cuello, coordinador de panel, el doctor Eliades Acosta, y la maestra Carmen Durán.

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Segundo panel titulado “El modelo soviético y la cuestión de las nacionalidades”, integrado de izquierda a derecha por el maestro Aquiles Castro, la doctora Josefina Záiter, el doctor Jesús Tellerías, coordinador de dicho panel, el maestro César Pérez y el maestro Luis Carvajal.

Tercer panel titulado “Incidencia de la Revolución Socialista de Octubre en la sociedad dominicana”, integrado de izquierda a derecha por el doctor Odalís Pérez, el doctor Amaury Pérez, el doctor Fernando Morales, la doctora Reina Rosario, coordinadora del panel, el señor Narciso Isa Conde y doctor Gariev Andrei, invitado del Instituto Energético de Moscú. Oculta en la foto, y parte del panel, la doctora Natalia Savchencova.

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El Decano de la Facultad de Humanidades, licenciado Ramón Rodríguez, entrega un diploma de reconocimiento a la doctora Natalia Savchencova, del Instituto Energético de Moscú, por su exposición sobre los aportes de la ciencia soviética al momento actual. Le acompaña la doctora Reina Rosario, quien hace la labor de intérprete y también le entrega el Pin de la Facultad de Humanidades.

El Decano de la Facultad de Humanidades, licenciado Ramón Rodríguez, después de haber entregado un diploma de reconocimiento al visitante ruso Dr. Gariev Andrei, expositor en el seminario. Los acompaña la doctora Reina Rosario, organizadora del Seminario.

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Desde la derecha la doctora Reina Rosario, la doctora Inna Sansom, docente de la UASD y quien gestionara la participación de los doctores rusos Gariev Andrei y Natalia Savchencova. Completan la foto el hijo de la doctora Savchencova y la acompañante del consulado ruso.

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Normas editoriales revista ECOS La Misión del Instituto de Historia es “Fomentar y desarrollar la investigación histórica a nivel nacional e internacional, con una visión humanística que contribuya al perfeccionamiento de la enseñanza en los valores que establece la Universidad, logrando desarrollar una conciencia histórica crítica en la sociedad dominicana”. Desde el 1993, el Instituto de Historia cuenta con la revista Ecos, como canal idóneo para difundir la investigación histórica. Esta publicación está indexada por LATINDEX desde el 2013. 1) La revista Ecos publica artículos de investigación y ensayos historiográficos sobre todos los ámbitos de la historia dominicana y, ocasionalmente, del Caribe. 2) Los autores se comprometen a enviar artículos originales que no hayan sido publicados con anterioridad, ni estén siendo considerados en otras publicaciones. 3) Tanto los artículos de investigación como los ensayos serán valorados por dos evaluadores pares, mediante un sistema doble ciego (anónimo tanto para el evaluador como para el autor del texto). 4) La revista se compromete a adoptar una decisión sobre la publicación de originales en el plazo de tres meses. Se reserva el derecho de publicación por un plazo de un año, acomodando la aparición del texto a las necesidades de la revista. 5) Los autores remitirán su texto a la dirección institucional de la revista o del Instituto de Historia en soporte informático a revistaecosih@uasd.edu.do en programa Word o similar. Igualmente enviarán un resumen que no sobrepase las 150 palabras en español e inglés; más cinco palabras claves, y una breve nota curricular, que no debe superar las 100 palabras. 6) Los trabajos enviados para su publicación pueden tener un tope máximo de 35 páginas, a espacio y medio, en letra Times New Roman, o su equivalencia a unas 14,000 palabras. Las reseñas de libros y testimonios pueden tener una extensión de 5 a 8 páginas o su equivalente a unas 800 palabras. 7) Las referencias van al pie de página, según los criterios del estilo Chicago 16. 8) Las tablas y gráficas, cuando existan, serán colocadas al final del artículo debidamente numeradas y tituladas. 9) La bibliografía incluirá únicamente los/as autores/as citados/ as en el texto, será colocada al final del artículo y seguirá el estilo Chicago 16. La revista ECOS es gratuita y se distribuye a nivel nacional. Los articulistas reciben cinco ejemplares.


Esta revista ECOS, órgano del Instituto de Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Año XXV, Vol. 1, No. 15, “100 años de la Revolución Socialista de Octubre y su incidencia en la sociedad dominicana”, Enero-junio de 2018, consta de una tirada de mil ejemplares y fue impresa en el mes de marzo del año 2018 en los talleres gráficos de Editora Búho, S.R.L., Santo Domingo, República Dominicana.


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