Deposito Legal PP200901DC1474
Miami, Agosto 09 al 15 de 2012
Agosto 09 al 15 de 2012
Año 2 Nro. 44
Edición 146 24 Páginas
Rif.: J- 31370093-2
Guerra contra Gorra Fundado 1992
S
Circulación semanal en todo el territorio nacional
andra Oblitas y luego Tibisay Lucena, actuando como lo que son en realidad, militantes disciplinadas y obedientes del PSUV, han tomado la absurda decisión de tratar de prohibir al candidato de la Alternativa Democrática, Henrique Capriles Radonski, el uso casual de una gorra que ha estado siendo vendida libremente a cualquier cliente, en la cual se distinguen los colores de la enseña nacional, el escudo y las estrellas. Sin embargo, esta representación utilitaria, como la chaqueta que tiene los colores y estrellas de la bandera, no son el símbolo nacional y no pueden ser objeto de regulaciones, porque pertenecen al ámbito del atuendo privado de un ciudadano, que no puede ser sometido a limitaciones. Llama la atención que las obsecuentes rectoras, tan rígidas en la denuncia de que Capriles Radonski viola el uso de los símbolos patrios, no actúan con igual diligencia para corregir el uso, en material de propaganda, profusamente desplegados en todo el
Bs.F 5,00
país, de un corazón elaborado con los colores patrios, representación de que el candidato oficial es “El Corazón de Venezuela”. Tampoco han querido establecer, como están obligadas a hacerlo, de acuerdo con una sentencia del Tribunal Supremo de 2006, una reglamentación restrictiva del uso de los canales de televisión y órganos de comunicación del gobierno, o de la potestad de convocar a una cadena nacional de radio y televisión, por parte de un presidente que aspire a la reelección. Tampoco ha establecido, como está obligado a hacerlo, y ocurre en muchos países, restricciones a la emisión de créditos adicionales que no se encuentren plenamente justificados por razones transparentes. Por eso, como dice Ramón Guillermo Aveledo, Secretario Ejecutivo de la MUD, “las elecciones son libres, pero no justas”, porque existe un ventajismo a favor del gobierno, que no es corregido oportuna y radicalmente por el árbitro electoral.