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SE ESCAPA DE LA ISLA DE ELBA Y TOMA DE NUEVO A PARÍS
rrer noticias negativas de Napoleón, más soldades se le unían a este. A tal punto, que Napoleón hizo colgar un cartel en centro de Paris que decía “Luis ya tengo suficientes hombres, no me envíes más”.
Para el 20 de marzo de 1815, el rey había huido del castillo de Telleria temeroso de ser capturado por Napoleón.
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El exemperador había seguido una ruta que los historiadores consideraron perfecta debido que cruzaba por los lugares donde él sabía que obtendría apoyo y los soldados del rey se le unirían. Fue un camino de 300 kilómetros que se conoce hoy como “La Ruta de Napoleón”.
Dos días después, Napoleón Bonaparte entró triunfante a París y el diario El Monitor publicaba en su portada:
“Su Majestad El Emperador hizo su entrada pública y llegó a las Tullerias. Nada puede exceder la alegría universal. ¡Viva el Imperio!
París” publicó en un enorme titular “El tirano está ahora en Lyon” “Cunde el temor en las calles por su aparición”.
Napoleón fue reuniendo a su antiguo ejército y en poco tiempo había conquistado importantes territorios. Miles de soldados del rey Luis XVIII pasaron a las filas de Napoleón voluntariamente. Habían sido sus guerreros y confiaban más en el exemperador que en la monarquía. Napoleón tenía un fuerte apoyo de la población parisina y muchos aliados que le servían desde la capital francesa.
Mientras más el rey hacia co-
El nuevo reinado de Napoleón duró solo cien días. Fue derrotado por las tropas aliadas francesas y británicas en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815 y enviado a la isla de Santa Elena, de donde no pudo escapar.
El Canguro Y El Ping Ino
n un lugar muy lejano, vivía un canguro, al que nadie podía derrotar en ninguna carrera. Tal era su éxito, que empezó a mostrarse demasiado antipático con los demás, ya que para él eran seres inferiores que no podían comparársele. Al que peor trataba de todos, era a un diminuto pingüino que por allí vivía y al que sus patas no le permitían desplazarse tan rápido como a los demás. Harto el zorro de la actitud del can - guro, comenzó a organizar una nueva carrera en la que le otorgaba la victoria al pequeño pingüino, lo que hizo que el canguro se ensañara mucho más con él. Cuando llegó el día de la carrera y todos los participantes llegaron hasta el lugar indicado, comprendieron por fin las palabras del zorro. El circuito elegido para esta ocasión, era un hermoso lago que debían atravesar, para llegar a la otra orilla.
Contento, por poder demostrar su valía, el pingüino se lanzó al agua sin pensarlo y atravesó el lago en un pispas, ganando sin oposición la carrera. El orgulloso canguro, tras mucho sufrimiento, consiguió terminar la carrera en muy malas condiciones.
Cuando todos esperaban que el pingüino se vengara del canguro, este les sorprendió ayudándole y ofreciéndose amablemente para enseñarle a que nadara tan bien como él. Desde aquel bonito día, las burlas cesaron y vivieron felices para siempre.