CAPITULO SEGUNDO Párrafo 1 KARDEC y SU MISION Si lo dado por el Hno. Kardec, fuera la sabiduría del espiritismo, ¡Pobre sabiduría! ... poco había de pesar sobre el error y maldad de los hombres. No era la misión de aquel benemérito hermano, descubrir la verdad total, ni sentar otros axiomas que los de la Vida, después de lo que llamaban muerte; y por lo tanto, la no condenación: y aun no pudo dársele la división y diferencia entre el Alma y el Espíritu: si se le diera, no se librará de la muerte; y si una palabra solamente le dejaran decir sobre la Creación del alma humana y aparición del hombre, ni su obra se hubiera impreso. Su misión fue, exclusivamente, poner en discusión la religión y el espiritismo, lo que era desmentir el milagro, con el fenómeno obrado por los espíritus. ¿Y creéis que era poco?.. La sabiduría y alta política del gobierno del Creador, no permitía darle más. Y aun para que lo oyeran y se librara de las furias religiosas y materialistas (entonces muy exaltadas) se le consintió evocaciones de santos y oraciones, que, sin embargo, si como santos hablaron y el Espiritismo era obra del Diablo o de Satanás como la religión dijo y dice, San Agustín y otros, se habrían salido del cielo, para hablar como espíritus. La misión pues de Kardec fue, poner la discusión entre la religión y el espiritismo y la puso, a la vez que, entre los científicos, entró la duda del milagro y del Dios religioso. ¿Calumniáis (ya que comprender no queréis) esa alta política del Gobierno del Espiritismo?... Vuestra disconformidad. ¿No os acusa de ser aquellos mismos que encendían las hogueras?