Miecislao
Dola
Nació en Silesia, Polonia, en 1923. Los avatares de la Segunda Guerra Mundial lo trasladaron a Gran Bretaña, en donde, además de continuar sus estudios libres y secundado por sus colegas, estudiantes de la Academia de Bellas Artes de Edimburgo, aprende pintura. Actualmente se encuentra viviendo en Comodoro Rivadavia. Iniciado en la acuarela, casi toda la obra de Mieceslao Dola se ha realizado al óleo, abandonando los campos de lo clásico, el expresionismo y lo abstracto, pues si bien como todo artista reconoce en su formación la influencia de las escuelas de época, su originalidad no le permite encauzar su creación dentro de esquemas escolásticos. Su obra comprendía un estilo a través de su arte individual y de su consumado buen gusto. Con pleno dominio de la técnica, Dola sabe captar la poesía de los colores para pintar aquello que sacude sus emociones más íntimas. Así juega maravillosamente con las formas insinuando con ellas a la mujer, al hombre, al paisaje y a todo lo que pueda plasmarse a través de la pintura. La rica gama de matices en sus cuadros se destacan en el contraste de vigorosos colores, en los dominios del claroscuro, la sombra y la luz. En algunas de sus obras capta la belleza del movimiento con todo su dinamismo y su maravilla de cambiantes tonalidades. En otras refleja los aspectos relevantes que más han tocado su espíritu dentro de los contornos regionales. Así se destacan en su expresionismo elementos de perfiles netamente patagónicos. En un viaje por Europa en el año 1963 toma contacto en Francia con las corrientes estéticas más modernas, las cuales acrecientan su cultura pictórica. Dedicado a la enseñanza mientras dirige el Taller Libre de Comodoro Rivadavia, deja crear a sus alumnos de acuerdo a la propia inspiración, guiándolos sólo en todo lo que se refiere a la faz técnica. A lo largo de veinte años dedicados a la pintura, lo que más nos sorprende en Dola es que pinta para sí y para sus amistades.. Prueba de ello es que sus mejores obras están colgadas en casas de sus amigos, quienes guardan sus cuadros como el objeto más preciado. Severo autocrítico, su afán de perfección lo lleva constantemente a exigirse algo nuevo y mejor, y como todo verdadero artista trata de superarse en busca de esa perfección que ha hecho florecer su arte a través de su loable trayectoria artística. Aurelio Salesky Ulibarri