El 19 de agosto del 2011, el graffitero de 16 años Diego Felipe Becerra “Tripido” es asesinado por un policía. El disparo que, a menos de dos metros de distancia y por la espalda, le propició el patrullero Wilmer Alarcón, fue en un principio presentado como fruto de una persecución a un grupo de jóvenes que habrían atracado un bus urbano. Sin embargo, no transcurrió mucho tiempo antes de que saliera a la luz un intrincado montaje que incluía compra de testigos, puesta de un arma en la escena del crimen, falsas acusaciones y un largo etc. de delitos que hoy tienen ante la justicia a un amplio número de altos cargos de la policía nacional.
A partir de entrevistas, testimonios, personajes y lugares reales, lo que a continuación sigue es la recreación de esta historia.