Para ti, Carmina, con todo nuestro cariĂąo. Colectivo Paz y Bien
Enrique y Esther Gaudencio, amigo: Apenas hace tres días desde que partiste y ya te estamos echando en falta. Te has marchado casi en silencio, con la misma discreción y humildad de siempre. Es verdad que al final te faltaba esa sonrisa socarrona que casi siempre se dibujaba por debajo de tus ojos vivaces, pero nos hacemos cargo, Gaudencio. Aunque tú no te quejabas (" Casi no me dejan tener dolores " ), todos sabíamos que estabas disimulando y que tus constantes vueltas en la cama y los esfuerzos que hacías para abrir los ojos, te delataban. Por diversas circunstancias, tuve el honor y el dolor de verte durante algunos momentos de tu última singladura. Y, siempre, cuando abandonaba tu habitación del hospital, con la pena y la congoja de saber que quizás ya no habría otra oportunidad de volver a hablarte, sentía deseos de andar y andar. A mí no me gusta caminar, pero esos días, caminaba un buen rato, y en ese andar cansino, encontraba desahogo y consuelo. El martes anterior a tu partida, con tu mano entre mis manos,, te pregunté que qué era lo que más te apetecía comer , y, entonces, con esfuerzo, abriste tus ojos y me dijiste : " ¡¡¡ Anchoas !!! " Quedamos todos sorprendidos por aquella petición, porque llevabas tiempo sin tomar alimentos sólidos. Luego, al llegar a mi casa, recibo la llamada de tu cuñado Almiro ( ¡ qué gran tipo y cuánto cariño hacia ti, Gaudencio ! ) y, profundamente emocionado, me dice : " ¡¡¡ Enrique, que se ha comido un bocadillo con las anchoas y el queso fresco que le has traído !!! " No sé si ese bocadillo ha sido tu último alimento natural, pero, probablemente, esa fuera una de tus postreras satisfacciones de aquí abajo. Antes de acabar con esta carta, quiero felicitarte, Gaudencio, por algunas cosas que desde donde tú estás pueden parecer nimiedades de la índole humana, pero que desde aquí sabemos de su importancia:
Felicidades por tu impresionante lección de serenidad y entereza para afrontar los temibles momentos de la travesía final.
Felicidades por tu propia familia. Soy testigo de su amor y de su entrega para contigo. Todos los que he podido tratar durante tu hospitalización (tu Carmina, tu Almiro, tus hermanos, tus otros cuñados, tus sobrinos) todos, han demostrado que te querían de verdad, viviendo con angustia la impotencia de lo que se sabía inevitable.
Felicidades también, Gaudencio, por tus compañeros de colegio, por tus exfrailinos, por tu Paz y Bien. Estoy seguro que, incluso tú mismo, estás sorprendido por tantas muestras de profundo afecto. Parece mentira que después de medio siglo, tantos compañeros hayan hecho causa común en el pesar y en la tristeza por tu adiós. Hay que haber sido muy buena gente para recibir tantas muestras de sincero y espontáneo cariño.
Gaudencio, no quiero distraer tu atención por más tiempo. Ahora tienes que ocuparte en echarnos una mano de vez en cuando, porque lo necesitamos, y ya se sabe, que cualquier ayuda siempre será bien recibida. Máxime si la ayuda viene de los buenos amigos como tú. Un abrazo de todos los que te seguimos queriendo PAZ Y BIEN
Olegario y Ana Amigo Gaudencio: nos dejas tan de repente que todavía no hemos tenido tiempo para asimilarlo. Acaba de informarme Alfonso de tu sorpresiva despedida. No me hago a la idea de que no podamos gozar de tu compañía física en el próximo encuentro en Extremadura. Sé que te las arreglarás para acompañarnos. Carmina: intentamos entender cualquiera de los muchos sentimientos que bombardean tu cabeza, tu corazón, tus entrañas... en este y próximos días. Que sepas que desde la distancia estamos muy cerca de ti. Muerte y vida están tan cercanas que son sólo dos caras de la misma realidad, "la vida". De momento comprendo que el sentir la ausencia es demasiado doloroso... toca aprender una vez más a vivir. A mi me ayudó el excluir la pregunta "por qué" y suplirla por "para qué". Un abrazo de Ana y Olegario
Anselmo Ayer tarde los teléfonos no dejaban de sonar. Algo extraño ocurría. Nuestro amigo Gaudencio se nos fue sin apenas hacer ruido. Recuerdo que en una ocasión me hizo una llamada telefónica y la forma de presentarse fue: “Soy el mayor del curso”. Lo tenía muy a gala y de alguna manera nos mostraba casi un cariño paternal. Descansa en paz. Carmina te deseo una fuerza especial: “Te acompaño en la esperanza”. Un abrazo fraternal. Anselmo
Isidro Pascual y Angelines Aunque sabía de su estado, pensaba o quería pensar, que no sería tan pronto. Descansa en paz. Me uno a carmina, su familia y a todos los que conocíamos y queremos a Gaudencio. Estaba en su tierra y en la mía, que es la misma y no he estado en su sepelio, pero sí pensando muy frecuentemente en eél durante todos estos días. Hasta siempre amigo.
Isidro Pascual
Alberto y Basi Te fuiste tan fugaz, como inesperado fue el rencuentro. Después de tantos años, nos reconocimos en la primera cita de exfrailinos en Guadalupe el 2007. Nos pareció que nunca estuvimos separados. Ahora te has ido; pero vivirás en el recuerdo de todos nosotros hasta que llegue el día, en que,
en otra dimensión seguiremos unidos para siempre. La paz sea contigo amigo Alberto
Rufino y Nazaret Paz para el amigo GAUDENCIO Y muchos ánimos para Carmina y toda la familia. Después de todo lo expuesto en PAZ y BIEN, no tengo nada más que decir, me uno al sentir del grupo y le deseo el eterno descanso, que encuentre sitio al lado de San Francisco y nos guarde un rinconcito para nosotros. Descanse en Paz.
Rufino Martín y Nazaret
Jesús y Pilar No suelo visitar la pagina pazybien todos los días, pero si la veo a menudo. Cuando ayer, día 20, me enteré de lo ocurrido a nuestro querido hermano Gaudencio no me lo podía creer. Se me hizo un nudo en la garganta que no podía tragar ni la saliva. No tenia ni idea de que estuviera enfermo. Y cuando estuvimos en Logroño compartimos muchos ratos juntos, pues los dos habíamos ido solos. Se mostró conmigo con una confianza y una amistad tremenda. Gracias a Dios tengo varias fotos con él, y las guardaré en los sitios preferidos. No quiero olvidarlo nunca. A su familia quiero decirle lo que todos le habéis dicho: que aquí nos tiene. Era uno de la familia, pues allí en el colegio, era la única familia que teníamos; después la vida nos separó, pero de nuevo ha vuelto a reunirnos y qué pronto se nos ha marchado. Un abrazo, hermano, y nos volveremos a ver. Jesús
Francisco Javier Hola, Gaudencio. Desde la incertidumbre de saber cómo y dónde estás, no me resigno a pensar que todo haya acabado para ti cuando has abandonado tu condición física. Pienso que estarás gozando de una nueva forma de vida y desde allá, nos observas y agradeces nuestros sentimientos de dolor. Probablente estés con todos y cada uno de nosotros desenado que llegue el momento en que , como tú, nos sintamos liberados de las ataduras de este mundo para iniciar una nueva vida. Deseo también que estés en compañía de Jesús Ropero, de Sabino, del Padre José y de todos los que mutuamente conocimos y que ya no están aquí. También deseo que te hayas encontrado mi compañero Xavi que marchó en diciembre de 2011 y que fugazmente conociste en Sevilla. Para ti y para todos, un abrazo y una eterna felicidad. Francisco Javier
Toño e Inés Descansa en paz, Gaudencio. Carmina: te acompañamos en el sentimiento. Gaudencio permanecerá siempre en nuestro corazón y en nuestro recuerdo para siempre.
Inés y Toño
Manolo y Mª del Carmen Querido Gaudencio, Siento la necesidad de escribirte algo, sé que quizás no es bueno ahondar en el dolor que en estos momentos nos embarga a todas las personas próximas a ti, sobre todo a tu mujer, Carmina. Ella sabe que si nos necesita nos tiene. Hacía ya muchos años que no nos veíamos, cuando quedamos esa fría mañana del 27 de Enero, los dos nos alegramos mucho de reencontrarnos y afluyeron los recuerdos. Lo primero que te pregunté ¿Como estás de salud, Gaudencio? y me respondiste que muy bien, era un tema que a mi me obsesiona quizás influenciado por mis últimas vivencias, visitas frecuentes al hospital La Paz, también ahora cuando durante los últimos quince días tu ya no estabas bien. Nos vimos solo un día, me dijiste que te ibas de viaje con Carmina porque ibais a atender a su madre, que a la vuelta nos llamaríamos de nuevo. Toda una vida siendo vecinos, viviendo a 200 metros el uno del otro y nosotros sin saberlo. Bastó sin embargo un solo día Gaudencio. Tu saber estar, tu prudencia, tal vez en tu interior ya te preocupaba algo sobre tu estado y sin embargo solo me proporcionaste buenos recuerdos. Durante los últimos días estuve muy próximo a ti, en el mismo lugar, tuve 5 o 6 consultas médicas en La Paz, tu estabas allí, pude verte pero querías tu sufrimiento solo para ti, así eras tu. Un solo día y sin embargo has dejado en mi un recuerdo imborrable que perdurará en el tiempo, eras un hombre de principios sólidos y una gran persona. Ahora te echaremos de menos, estarás sin duda presente en nuestras oraciones y muy presente en nuestras conversaciones, de los que podamos asistir al próximo encuentro y a todos los encuentros entre compañeros del Colectivo. La mala fortuna de no haber contactado antes, nos ha privado de una relación de vecindad, amistad y ex-compañeros de Colegio, pero ese solo día que estuvimos juntos, te lo agradezco de todo corazón porque dejaste en mi una profunda huella. Ahora te toca a ti, desde ese rinconcito próximo a San Francisco que tu mencionabas a los compañeros, velar sobre todo por Carmina, ella te va a necesitar porque tu ausencia será muy dura de llevar. Ayer, algunos privilegiados pudimos decirte el último adiós. Sabemos que es un adiós temporal porque esperamos verte de nuevo algún día y estar también cerca de ti. Ahora tenemos un sentimiento confuso, nuestra limitación no nos permite llegar al entendimiento de algunas cosas, por ejemplo ¿Porque ahora si Carmina te necesita? y tus amigos también te necesitamos. El, nuestro Señor debe saber porqué lo ha hecho. Hasta siempre, recibe un fuerte abrazo de todos nosotros. Manolo
Rufino y María Amiga Carmina, solo deseo transmitirte mis sentimientos, que no son otros que los del deseo, como el de todos los amigos comunes, de estar a tu lado en estos momentos. Lamento, como María, que nuestra compañía no pueda ser también física, pero ahí te somos en alma, para desearte ánimos, fuerza y paz mental para soportar los duros e inevitables momentos que te acompañan y agradecerte los felices momentos que nos has permitido disfrutar en vida con Gaudencio y contigo. Desde allí arriba seguro que te dará ánimos, también la ayuda que necesitas. Piensa que nuestros seres queridos no mueren, si se les mantiene en el recuerdo. Pido a Dios por ti, para que te de el tiempo de duelo necesario, que necesites. Ojalá leas los sabios y desinteresados consejos de tantos amigos del grupo, que te sirvan de ayuda, pues algunos de los que he leído tienen un valor tremendo en ese sentido. Como te dice nuestro amigo Olegario entre otros; no te preguntes "porqué", pregúntate "para qué", sabias y procedentes de la experiencia. Para Gaudencio mis oraciones, también la de todos como solicita Enrique. Carmina, un abrazo muy fuerte de: Rufino Y María
Joaquín y María José Mí querido Gaudencio:
Te fuiste sin decirme Adiós.
Me la jugaste en el último momento, pero te perdono porque así de Cauto y Prudente eras tú. No me quisiste decir nada en nuestra última conversación telefónica pero ahora caigo que ya algo barruntabas porque no te encontré con la chispa que tu tenías y eché en falta esos comentarios jocosos que tu siempre me soltabas. Ya no te tendré a mi lado en las próximas reuniones para hartarnos de reír recordando nuestras viejas vivencias y experiencias de aquellos Felices años de Fuente. . .Lucena.....Loreto. Eres un "Pillín". Pero no te preocupes, allí donde estés, estaré contigo hasta siempre para seguir con nuestras confidencias y secretos. Carmina: has perdido a tu Gaudencio, pero has ganado el afecto y el cariño de todos sus compañeros. Un abrazo. Tu Amigo
J. Quiroga
Alfonso y Edurne Tanto Edurne, como yo, sentimos que "El Mayor", ya no esté con nosotros. Un profundo sentimiento por una persona que era todo sencillez, y portador del don de la bondad. Me figuro que tú, Enrique, que has tenido la suerte de convivir últimamente mucho con él, habrás sido de gran acompañamiento. Cuando tengas la oportunidad, traslada a Carmina nuestros mejores deseos. Hoy, hay una estrella más en el cielo.
Un fuerte abrazo. Alfonso Blanco
Daniel Se nos ha ido un amigo. Dice la letra de una copla que todos conoceréis: “Algo se muere en el alma cuando un amigo se va”… ¡Qué doloroso es para el que se queda, la partida sin retorno de un amigo! ¡Qué extrañas sensaciones y encontrados sentimientos embargan el ánimo! Y aunque creemos firmemente en los designios de Dios, ¡qué difícil es aceptarlos en determinadas circunstancias! Sobre todo, cuando esa amistad se ha cimentado en los años de nuestra niñez y juventud, en la etapa en la que éramos aspirantes a formar parte de la Orden de San Francisco, compartiendo todo tipo de vivencias. Amistad que, por circunstancias de la vida, había quedado en suspenso, pero que después de tantos años, al encontrarnos de nuevo, ha brotado espontáneamente en nuestros corazones, con la añoranza de aquel tiempo que vivimos, pero compartiendo nuestra realidad actual. Yo no he conocido personalmente a Gaudencio, y poco puedo aportar sobre él en estas líneas; pero si puedo deciros que, a través de los mensajes de los que le conocisteis y compartisteis con él momentos inolvidables, he podido percibir que era una persona entrañable, y que, con su forma de ser, sabía granjearse el afecto de todos los que disfrutaban de su amistad. Siempre encontraba la forma de conciliar opiniones, en vez de generar controversias.
Y con su generosidad sabía ponerse en el lugar de los que sufrían. Sólo las almas grandes generan esos sentimientos en los demás. Cita Tomás, en un correo reciente, algunas estrofas del Himno del Ejército Español a los Caídos por la Patria. Yo me quedo con el título: “La muerte no es el final”. Frase que nos debe servir de consuelo a todos, ya que nuestra Fe se fundamenta en la resurrección de Cristo. Si Cristo ha resucitado, nosotros resucitaremos con Él, y sabemos, con la fuerza que nos da la Fe, que un día podremos abrazar de nuevo a nuestro amigo. Y, con la confianza que nos da nuestra fe, estamos seguros que nuestro entrañable amigo Gaudencio, en el momento de abandonar sus ataduras terrenales, habrá escuchado la dulce llamada de Jesús, diciéndole: ‘¡Ven, bendito de mi Padre, recibe la herencia del reino preparado para ti desde el comienzo del mundo! Porque tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber; era forastero y me acogiste; estaba desnudo, y me vestiste; enfermo, y me visitaste; en la cárcel y viniste a verme. Querido amigo, descansa en paz. Daniel
Antonio e Isabel Han pasado varios días desde que se nos fue nuestro querido amigo Gaudencio. Queremos expresar a Carmina y familia nuestros sentimientos de pesar por una pérdida tan grande y decirles que sentimos mucho no haber podido acompañarles en esos días, aunque sabemos que el colectivo paz y bien estuvo debidamente representado. Gaudencio, descansa en paz.
Besos desde Barcelona.
Antonio e Isabel.
Teo y Fermina “¡Bienvenida la hermana muerte! … Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal, de la que ningún hombre vivo puede escapar… ” (San Francisco de Asís) De forma inesperada nos ha llegado la noticia de la partida de nuestro amigo Gaudencio y todos nos sentimos tristes por su ausencia. La vida y la muerte se entrecruzan en el camino y, a veces, nos coge desprevenidos… Un hecho del que, como recuerdan las palabras de san Francisco, “nadie puede escapar….y hemos de saber aceptar” Un pensamiento que tu si tenías muy claro. Pero en estos momentos de duelo y ausencia, es difícil encajar esta realidad y con nuestros sentimientos, queremos estar presentes y dar un apoyo emocional a tu mujer Carmina y familia. Nos costará asumir el no poder abrazarte, ni gozar de tu presencia en nuestros próximos encuentros, pero siempre estarás presente y seguirás vivo en nuestra memoria. Un abrazo y hasta siempre, amigo Gaudencio Teo y Fermina.
Carta abierta a Gaudencio. “Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando” Rabindranath Tagore.
Querido Gaudencio: Quiero dirigirme a ti para darte un último saludo y recordar al amigo que siempre has sido. Al recibir la noticia de tu partida, una gran confusión y un profundo dolor nos ha invadido a todo el colectivo de “pazybien”. Una noticia que, como un aldabonazo en la conciencia, nos invita a afrontar con paz y serenidad tu muerte y a valorar todo lo que la vida nos depare. Retrocediendo en el tiempo recuerdo los muchos momentos compartidos a lo largo de aquellos lejanos años de formación…Fuente, Lucena, Loreto… Poco a poco fuimos creciendo y acrecentando comunes vivencias: horas de juego, deporte, estudio y rezos, despedidas de colegio, nuestra toma de hábito, la tonsura que tú nos hacías en tu función de peluquero, los paseos y charradas por el claustro y la huerta, las sesiones de trabajo (cavar, segar, limpiar bandejas y desguazar pollos), nuestras idas y venidas a San Telmo y nuestro último adiós en Loreto después de tantas y tantas dudas y vacilaciones no vencidas… fueron muchos y muchos momentos que, sin lugar a duda, nos marcaron como personas y como amigos de por vida. Con aquella despedida llegó la diáspora que, por imprevisible azar, logramos romper después de casi 40 años de ausencias. Una insólita llamada telefónica y un nuevo reencuentro en Barcelona; fue muy grato comprobar cómo detrás de esos cambios aparentes de nuestro cuerpo, permanecía viva aquella llama franciscana llena de
empatía y afinidad de sentimientos por nuestros años de convivencia. Una espontánea y pícara sonrisa inundaba tu rostro y, como el hermano mayor que fuiste, eufóricos y emocionados, nos abrazamos e iniciamos un nuevo espacio de amistad que hemos ido ampliando a lo largo de estos últimos años: Guadalupe, Loreto, Lucena, Logroño... nuevas experiencias que han posibilitado este emotivo adiós. Un nuevo tramo del camino en el que hemos podido comprobar la permanencia en el tiempo de aquel Gaudencio de la infancia: alegre, sencillo, bromista y de nobles sentimientos. Hombre de paz y de arraigados principios con el que resultaba fácil conversar y llegar a un consenso; siempre relativizabas, te divertías y te quedabas con lo esencial evitando enfrentamientos. Acababas de jubilarte y empezabas a disfrutar de un merecido descanso con Carmina, tu mujer, que siempre ocupará un lugar entre nosotros, tus amigos de infancia con los que también tenías nuevos planes y proyectos... De forma inesperada se han truncado tus sueños; una negra e inesperada enfermedad se interpuso en tu sendero y “la hermana muerte”, que nos decía San Francisco, arrebató tu cuerpo y te llevó al descanso. Te has ido, Gaudencio, y no podremos gozar de tu presencia en nuestros próximos encuentros (Mérida, Ponferrada, tu querido Bierzo), pero el rastro de tu presencia no lo borrará “el polvo del camino”. Me cuesta y me resisto a decirte adiós, porque, para mi y para todos los que tuvimos la suerte de compartir contigo algún tramo del camino, seguirás vivo en nuestras vidas y “tu corazón nos seguirá hablando”. Hasta siempre, amigo Gaudencio. Teodomiro. Barcelona 17 de marzo del 2012.
Jose María y Marisol Amigos Gaudencio y Carmina Hoy nuestras palabras no son más que de agradecimiento, por tantos y tan bonitos recuerdos como se amontonan en nuestra mente desde que allá por el año 1959 tuvimos la suerte de conocernos, Gaudencio, y a pesar de haber pasado toda una vida y en medio 40 años sin tener noticias uno del otro, volvimos a rencontrarnos hace tres años en este Grupo de Paz y Bien, para volver a revivir aquellos años de Colegio, a la vez que intercambiar todos los aprendizajes de nuestra experiencia laboral y familiar. Ha sido corto este rencuentro, Gaudencio, pero muy provechoso, muy agradable, muy enriquecedor y, sobre todo, muy cariñoso. Tengo un recuerdo muy bonito en la bodega Pérez Barquero de Montilla, donde me decías, sácame bien en esta foto con Carmina. ¡Qué sonriente estabas! Carmina, en estos momentos tan duros, respetamos tu silencio, tus ganas de estar a solas en tus pensamientos con Gaudencio, que no se te apague nunca esa llama de cariño. Que tengas fuerzas para aguantar tantos y tantos malos ratos que en el correr de los días te irán acompañando y que su recuerdo lo veas siempre en aquel rinconcito que quería tener cerca de San Francisco, a quien pedirá para que esas fuerzas no te abandonen nunca. Vive esos recuerdos agradables y bonitos que a lo largo de vuestro matrimonio habéis pasado juntos, en tu silencio, que te servirán para sobrellevar su ausencia. Nuestro recuerdo entrañable para Gaudencio, y nuestro abrazo cariñoso para ti, Carmina. José María y Marisol
Tomás y Amelia HE HABLADO CON CASI TODOS VOSOTROS EN ESTE DÍA TRISTE. EL SENTIMIENTO DE DOLOR COMÚN ES TAN GRANDE COMO EL RECUERDO DE GAUDENCIO. Olegario, ¿recuerdas cuando nos encontramos para el recital de Manantial folk las pasadas Navidades? al salir de la actuación, íbamos en esos debates filosóficos en los que entramos algunas veces. Muy escéptico ante nuestra conversación, Gaudencio me decía,
¿ya estáis hablando de cosas trascendentales? ¡Pero si lo único que hay trascendente es la otra vida...! y ahí fui con él andando un trecho y compartiendo reflexiones sobre LA OTRA VIDA, yo algo agnóstico... tengo que confesarlo, y él asegurándome que no puede ser de otra manera, además…, aseveraba con su gracejo habitual,… que tampoco
creas que aquello es ¡hala! todo el día de cachondeo, no, aquello es ESTAR EN PAZ. Así de fácil. Y para qué más, continuaba, yo lo único que pediré es que me dejen un sitio pequeñito cerca de San Francisco, es que no necesito más...
En ese recuerdo encuentro consuelo y en esa sencilla y franciscana transcendencia dejo en mi mente a nuestro amigo Gaudencio. VIVE EN PAZ. T+
Gaudencio, no te me vas de la mente. Tras volver de Madrid para despedirme de ti, hablábamos Amelia y yo de tus convicciones y compromisos y te recordábamos cuando asistimos, junto a Esther y tu cuñado Almiro, a la concentración que las Víctimas del terrorismo
celebraron en la plaza de la República Dominicana el 20 de Octubre de 2011. Sentías el inmenso dolor de aquellos, adultos hoy, y entonces niños, que nos hablaron de cómo vieron morir a sus padres a manos del terrorismo, de aquellas esposas, hermanos y familias rotas, aún después de los años. Y te recuerdo solidario con ellos, convencido de que sin justicia no puede haber paz, y te recuerdo emocionado escuchando "la muerte no es el final". Hoy comparto con todos tus viejos compañeros del colegio otra parte de ti que tuve el honor de vivir a tu lado. Y lo comparto también con Carmina, solidaria también con ese dolor, pero que hoy, el suyo nos inunda a todos. Por eso cojo esa estrofa que nos emocionó aquel día y la repito para ti:
LA MUERTE NO ES EL FINAL Cuando la pena nos alcanza por un compañero perdido, cuando el adiós dolorido busca en la Fe su esperanza. En Tu palabra confiamos con la certeza que Tú ya le has devuelto a la vida, ya le has llevado a la luz.
Carmina, nos tienes y nos tendrás siempre, Amelia Y Tomás
Alfonso Cruz y Belén Me pongo a escribir y en vuestros correos están recogidos todos los mejores pensamientos dirigidos a nuestro querido amigo Gaudencio. Son palabras que reflejan con acierto el sentimiento de profunda pena, y esperanza, que en estos momentos es común en todos nosotros. Todo el cariño para Carmina, un abrazo para todos vosotros, y uno muy, muy especial para ti, Gaudencio. Siempre estarás entre nosotros. Alfonso Cruz