1.1 Por aquel entonces...
El origen del trompo se pierde en el alba de las civilizaciones y es difícil de concretar el lugar geográfico o el contexto cultural en que apareció por primera vez. La aparición de diferentes muestras y restos en diversos yacimientos arqueológicos nos permite pensar que fue así.
Si buscamos los orígenes del trompo tal como la Posiblemente, las conocemos actualmente, nos tenemos que remontar culturas primitivas a las culturas de la Edad de Piedra. En los restos que usaban las arqueológicos de los pobladores de las islas se ha observado que algunos instrumentos piedras para cazar Célebes o armas dedicadas a la caza aprovechaban la animales compro- forma y la técnica de la peonza para ser lanzadas baron que si la a mayor velocidad. Lo que no sabemos piedra tenía una es si se aprovechaban forma concreta y piedras de forma a la peonza era lanzada me- parecida o eran piedras diante una cuerda o ligeramente retocadas cordel, éste le para conseguir la forma deseada. imprimía un movimiento de rotación cuyo resultado era un desplazamiento de la piedra más controlable y preciso. Un elaborado dominio de este sistema podría ser el principio de la honda, instrumento que une la precisión a un mayor alcance de la pedrada.
1.2 De Egipto a Roma En el Antiguo Egipto los trompos estaban presentes en ceremonias y juegos, tal como lo demuestran algunos papiros con dibujos de diferentes variedades de trompos. No sabemos muchas cosas sobre estos pequeños objetos porque no ha sido nunca tema de estudio de los egiptólogos. Sólo sabemos que estaban pintados de colores vistosos. En Grecia eran conocidos con el nombre de "strobilo", "strombo" o "bembix". El poeta griego Callimaco los cita y los describe como un juguete muy antiguo. Aristófanes alude a este juego en su "comedia de los pájaros", en la que un personaje dice a otro que tiene un látigo para pegarle y hacerle bailar como un trompo. Platón los toma como ejemplo del movimiento y el reposo simultáneos, cuando habla de un mancebo que se movía con gran suavidad y sin desplazarse de lugar, comparándolo con "un trompo que baila sin cambiar de sitio". En la Ilíada, Homero describe a un personaje que se tambalea Los romanos fomentaban el como un trompo que está dando trompo entre sus hijos como sus últimas vueltas. una fórmula para evitar que el juego de dados -muy popular también por aquellos tiempos- echara raíces en los más pequeños. Según ellos, la habilidad y la destreza que son necesarios para lanzar la peonza tenían más virtudes que el juego de dados, que estaba vinculado a las perniciosas apuestas de dinero
En Roma, Virgilio compara el trompo con la reina Amata, picada por el aguijón del dios Juno y que da vueltas por las calles. Precisamente fueron las legiones romanas las que extendieron, al ritmo de sus conquistas, la tradición del juego del trompo.
1.3 Otros continentes y otras culturas Los trompos fueron introducidas en el Japón hace aproximadamente unos 1200 años, provinentes de China y Corea. Como tantos otros productos importados, al principio fueron un privilegio de la aristocracia pero más tarde se popularizaron y se extendieron al resto de la sociedad. La riqueza formal y decorativa de los trompos de aquel país les confiere la consideración de objeto suntuario y revierte a sus constructores una gran admiración y consideración social. Los trompos japoneses constituyen una significativa muestra de la gran sabiduría en el trato de los materiales y acabados, propios de la artesanía de aquel pueblo. El trompo atravesado por un fino eje es de origen chino pero también se han hallado ejemplares pertenecientes a la antigua civilización de los papúes. En Nueva Guinea y Borneo, los indígenas hacen girar trompos después de la siembra, en un ritual para estimular el crecimiento de los nuevos brotes. También era conocida en América del Sur, mucho antes de la llegada de los europeos, tal como lo demuestran los restos prehistóricos encontrados en el Perú. Los materiales y las formas utilizadas eran muy diversas y abarcaban desde maderas de todo tipo a huesos, marfil de morsa, piedra, cuerno, etc. Estos materiales básicos iban cambiando según el entorno natural de cada pueblo.
Los niñós indios de la tribu Thompson de la Columbia Británica eran muy hábiles en convertir trompos los productos naturales de su entorno: nueces, bellotas e incluso piedras de los ríos o lagos, que hacían bailar sobre el hielo. Los trompos estaban decorados y pintados en franjas concéntricas de colores azul, blanco, negro y rojo. El juego consistía en lanzar el trompo contra el del adversario, con el objetivo de partirlo por la mitad.
1.4 Europa: de la Edad Media hasta nuestros días Durante la Edad Media el trompo estaba bastante extendido por toda Europa, principalmente en la Inglaterra del siglo XIV, donde se la asociaba a diversas ceremonias cristianas. Cada parroquia tenía su propio trompo y todos los años, en la última semana En la Alemania medieval nació una tradición judía que se celebra en todas antes de la cuaresma se las comunidades hebreas. Durante los organizaban carreras de ochos días de la celebración del trompos en los caminos que 'Hannukah', a principios de enero, se venden y se hacen girar unos trompos de iban de una a otra. Cuando cuatro caras en las que está escrito un los trompos cesaban de bailar mensaje en hebreo: 'Nes Gadol eran guardados hasta el año siguiente y se decía que dormían. De ahí la expresión 'to sleep like a top' (dormir como un trompo). Hayah Sham' (Allí ocurrió un gran milagro). Según el Lalmud/Talmud, el milagro se produjo cuando los macabeos volvieron a conquistar el Templo de Jerusalén a los sirios el año 165 aC. Casi no había aceite para mantener las lámparas encendidas pero de manera milagrosa éstas siguieron iluminando durante ocho días hasta que llegaron los nuevos suministros
Durante el siglo XVI se fabricaron en Estrasburgo unos trompos llamados 'habergerss'. Rabelais nos lo recuerda en un escrito en el que dejó constancia de este nombre, cuando dice que de niño había jugado con ellos.
En el siglo XVIII es habitual que en las plazas y calles de toda Europa se utilicen las perinolas en vez de dados como forma de juego popular. Eran unas perinolas de seis u ocho caras numeradas; se hacían girar con el dedo pulgar y, al detenerse, mostraban el número ganador en la cara superior. Estos juegos de mesa,junto a los de los chiquillos, son Los que nos han llegado hasta nuestros días.
2.1 Proceso de fabricación Desde siempre la fabricación de los trompos ha sido una tarea artesana no especializada. Los carpinteros, los fabricantes de sillas eran los que acostumbraban a hacer este juguete que solían pedir los chiquillos. Actualmente la fabricación de los trompos es un trabajo especializado que ha ido decreciendo pero que se ha tecnificado más y más. En Cataluña todavía se puede encontrar en la comarca de Osona empresas con procesos industriales al lado de unos cuantos artesanos que no han parado de producirlas. A pesar de su aparente simplicidad, la fabricación de un trompo requiere un proceso ajustado, porque las leyes físicas que las gobiernan obligan a que esté perfectamente equilibrada. El resultado final sobre como bailará el trompo también depende del material usado en su fabricación. Así, una madera más pesada logrará que un trompo sea más bailador, mientras que una madera más ligera la hará más inestable. Por este motivo, los trompos de boj, roble y encina son los más apreciados.
2.2 Tipología de los trompos Como el trompo es un juguete de construcción artesana, sus formas y tipologías han sido muy variadas y extensas: desde las más sencillas, que se construyen aprovechando semillas, hasta las fabricadas en madera o metal de forma industrial.
coronilla
panza
Probablemente, la manera más simple de clasificar los trompos sea según la forma cómo son accionados y se hacen bailar. De ahí que podamos encontrarlos agrupados en tres grandes grupos: Perinolas: Trompos generalmente pequeños que se impulsan mediante un enérgico movimiento de rotación realizado con las puntas de los dedos índice y pulgar. Peonzas Se hacen girar mediante un cordel, a veces atado a un palo y en forma de látigo. Trompos Accionados con un cordel enrollado en su cuerpo y que son lanzados con la mano para hacerlos girar. Además de estas tres definiciones genéricas, podemos encontrar otros tipos de trompos accionados mediante mecanismos diferentes como cremalleras, muelles, etc.
pico
2.3 Los materiales Los materiales para fabricar trompos pueden ser diversos, dependiendo de la finalidad a la que vayan destinadas. Tradicionalmente, la madera ha sido el material más apreciado para fabricar los trompos. El boj, el haya y la encina son los tipos de madera que por sus cualidades de densidad, dureza y resistencia han sido las más utilizadas en nuestro país. Otro material muy utilizado en la contrucción de trompos es la hojalata. En este caso, acostumbran a ser trompos grandes, decorados con vistosas serigrafías de colores y dibujos de temática infantil. Al ser juguetes de producción industrial y no artesana, tienen un amplio abanico de formas, sistemas de accionamiento y efectos sonoros, ópticos y melódicos. Últimamente se han incorporado otros materiales como el plástico, las resinas o el aluminio. En los países no industrializados, los productos naturales que los artesanos tienen a su alcance siguen siendo los más utilizados para construir las peonzas. De esta forma, las podemos encontrar de semillas, caña, hueso, marfil y ámbar
2.4 Las formas y la imaginación En un pasado remoto, los trompos eran objetos considerados mágicos, sólo al alcance de brujos o adivinos que los usaban para predecir el futuro. Sus formas, colores e inscripciones eran cuidadas como parte de la magia que se le suponía al artilugio. Posteriormente perdieron su carácter mágico y se convirtieron en un juego popular tradicional, extendido a todo el mundo. Si de siempre la chiquillería ha suplido con imaginación la falta de dinero, ahora podemos utilizar el reciclaje para hacer trompos con elementos muy simples. Quizás algunos objetos tirados a la basura se podrían reciclar y convertirlos en trompos o perinolas. Sólo es necesario ponerse manos a la obra y probar. Recuperar la imaginación que convierte, con pocos retoques, un tapón de plástico y un carrete de hilo -y con esos, mil otros objetos cotidianos- en una perfecta perinola que nos sorprenderá la mayoría de las veces lo bien que baila. El Japón es el país donde encontramos más formas y variedades. Actualmente se pueden encontrar más de 1000 clases de trompos. Sus formas van desde las más simples que se hacen girar con los dedos hasta las más elaboradas, utilizadas en espectáculos. Sus medidas van desde unos pocos centímetros hasta casi un metro las mayores.
3.1 Los juegos más populares La mayoría de los juegos con el trompo que se practicaban o practican en España son de 'piña', es decir, que hace falta tocar el trompo de otro jugador golpeándolo con el propio. No obstante, existe una gran variedad de juegos según las regiones o las poblaciones. Joan Amades recogió en su libro Folklore de Cataluña las costumbres, las canciones y los juegos más conocidos y populares: 'Al montón': Con el extremo del trompo se traza un amplio círculo en el suelo; todos los jugadores lanzan su trompo dentro del círculo que tiene que salir de él bailando. Si se queda dentro, los otros jugadores, al lanzar la suya, tratan de sacarlo con un golpe ('piña') y quedársela si lo consiguen. 'Avanzar puestos': Se trazan en el suelo dos líneas paralelas a una cierta distancia. Sobre una de ellas se colocan trompos y desde la otra cada jugador lanza el suyo y gana los trompos que toque mientras el lanzado va bailando. Los trompos no pueden bailar fuera del espacio limitado por las líneas. 'Doble círculo”: Se trazan dos círculos concéntricos. Los jugadores han de lanzar el trompo dentro del círculo interior. Si no lo consiguen o si el trompo, al bailar, sale de él, hace falta devolverlo al círculo pequeño y todos los jugadores tienen derecho a intentarlo golpeándolo con sus trompos. 'A la cruz': Se marca una cruz en el suelo. La gracia del juego consiste en lanzar el trompo lo más cerca posible del vértice. Todos los jugadores tienen derecho a atacar el trompo que ha ido más lejos y quien lo consigue se queda con el trompo y gana.
3.2 ¿Cómo jugar? El trompo es uno de los juegos tradicionales que ha perdurado siempre y han sido practicados durante muchas generaciones. En Andalucía nos podríamos perder en el tiempo recordando los buenos momentos de juego en los que el trompo nos ha acompañado bailando sobre el suelo y sobre nuestras manos. ¿Cómo podemos jugar? Para hacer bailar el trompo, se le lía un cordel desde la coronilla hasta la punta, manteniéndolo tirante. Se ha de procurar que las vueltas queden juntas y apretadas entre sí. Se enrosca hasta medio trompo y el cabo sobrante se sostiene con la mano. Una vez adornada el trompo, se aguanta el trompo con la mano colocando el índice en la coronilla y el pulgar, en la punta. Se levanta el brazo y se lanza con fuerza al suelo mientras se estira el cordel. Si todo va bien el trompo queda en el suelo girando velozmente. Cuando el trompo coge la velocidad y estabilidad máximas y queda aparentemente inmóvil, es el momento idóneo para regojerla con la mano sin que deje de bailar. Es, sin duda, un juego para poner a prueba nuestras habilidades. Un juego para mayores y pequeños. Sin baterías, sin mando a distancia. ¿Os animáis a probarlo?
El trompo, un mundo de amigos
3.4 El juego como soporte publicitario El recuerdo del trompo lo asociamos a buenos momentos de la infancia. Esta característica, junto con la receptividad que tiene el juego entre los niños y niñas, ha hecho que sea utilizado como soporte publicitario por parte de empresas de los más diversos sectores. Desgraciadamente, con demasiada frecuencia estos regalos promocionales en lugar de hacer pervivir el trompo deja paso a otro tipo de objetos que imposibilitan el juego tradicional y lo reduce a un juego solitario de contemplación o de adorno inútil. A finales del siglo XX, la globalización de los juguetes infantiles lleva a una progresiva homogeneización. Para luchar contra ello quizás hace falta recuperar aquellos signos de identidad que queremos preservar de nuestra cultura y que queremos legar a las generaciones futuras. Es por esto que estamos en condiciones de reivindicar que el juego del trompo ocupe un espacio en el ocio de nuestros hijos e hijas. Un juego que han practicado tantas culturas a través de la Historia no se merece desaparecer ante la sofisticación tecnológica.