La cigarra y la hormiga es una de las fábulas atribuidas a Esopo y recontada por Jean de La Fontaine y Félix María Samaniego.
Las hormigas salían cada día de su hormiguero a buscar alimentos. Como era verano y hacía mucho calor, estaban sudorosas.
Mientras las hormigas trabajaban, la Cigarra tocaba su guitarra y se lo pasaba bien.
La Cigarra observó que las hormigas metían en el hormiguero los alimentos que habían recogido y los colocaban muy bien.
El tiempo pasó, llegó el invierno y las hormigas tienen calorcito y mucha comida. La Cigarra se muere de frío y de hambre.
Las hormigas sintieron pena de ver así a la Cigarra, la invitaron al hormiguero y prepararon para ella una estupenda comida.
La Cigarra, muy agradecida, cada noche tocaba la guitarra mientras las hormigas se divertían y bailaban.